Palabras Claves: Gestión
Empresarial, Dirección.
En este trabajo, mediante el uso de un lenguaje
metafórico se realiza toda una caracterización de
un conjunto de personajes que se pueden encontrar en cualquier
organización y que dificultan el logro de
la misión de
estas a la vez que se realiza una comparación entre este
tipo de entidades y las que han alcanzado una cercanía a
la excelencia empresarial.
Cuentan que cuando el hombre se
decidió a vivir en sociedad y crear
sus primeras empresas,
comenzó por estudiar a sus similares: los otros animales. Fue
así que se interno en lo más hondo de la selva
africana y vio que:…
El león a veces con melena y otras sin ellas,
fungía como el rey de las manadas, prefería
aparentar ser manso, humilde, colaborador, siempre y cuando los
otros hicieran lo que él deseaba. Podía soportar
que cualquier animal le llevara la contraria, pero que al final
lo obedeciera, sin embargo, si sentía en peligro su corona
montaba en cólera, rugía como todo un león y
no paraba hasta ver, a quien consideraba su enemigo, reducido a
muy poco o a la nada. La bestia, vestida de cordero, sabía
o aparentaba conocer del poder de la
mayoría, por eso se cuidaba de parecer peligroso, mientras
simulaba ser participativo, resultaba tan fiero hacia adentro
como manso hacia fuera, prefería darle la razón a
los foráneos que defender a sus súbditos,
consideraba muy importante no buscar discordia con otras tribus
más poderosas que pudieran eliminarlo en una posible
contienda. Cuando deseaba salirse con la suya, optaba por
convencer de forma individual que hacerlo en colectivo, tal vez
de él surgió el principio de divide y
vencerás, así, una vez que había convencido
o confundido a cada uno por separado vendía la idea como
aprobada por todos.
El rey de los animales, no era
corto en sus rugidos aún cuando se esmeraba en que sonaran
musicales, hablaba a todos de lo importante de pagar los tributos para
la supervivencia, exhortaba a ser moderados en los gastos pero
olvidaba serlo, al fin y al cabo para algo era el monarca. Su
fidelidad a los demás duraba tanto como los beneficios que
estos les reportaran, tan pronto olfateaba que sus
súbditos no estaban dispuesto a seguirlo recordaba ser
familia de los
felinos e ignoraba el pasado para acertar su zarpazo.
Invertía la mayor parte de su tiempo
planificando las cazas futuras y los nuevos métodos
para realizarla, aunque luego olvidará controlar los
resultados de la captura por encontrarse dentro de su madriguera
ocupado en los nuevos planes o escuchando los encantos de la
serpiente.
De esta no se sabe si era una cascabel, una culebra, una
boa o simplemente una majá, pues lo mismo encantaba a
algunos con sus silbidos y bailes como mordía a otros con
su veneno siempre oculto, adoraba enroscarse en la cola del
león, esto le aseguraba mantenerse cerca de la corana, si
algo había de cierto para todos era su afición al
descanso, a bailar al compás de los sonidos del rey y a
acechar a los demás para tener luego que
contar.
El lobo, antecesor del perro, se caracterizaba por ser
fiel a sus amigos y modo de pensar, trabajador y capaz de
arrastrar a otros con sus aullidos, pero a su vez, terco,
orgulloso y confiado, fue amigo del león mientras hizo lo
que este quiso, pero cuando se atrevió a pensar diferente
terminó por ser expulsado del grupo.
La cotorra, parecía tener como misión
entretener a todos con sus cuentos y
charlas, adoraba realizar arengas en las que nadie creía
pero todos tenían que oír, sabía aprovechar
cualquier fallo de los otros para enseguida emprender su proceso verbal
al respecto aunque siempre se cuidaba de no ser la que se ocupara
de la correspondiente medida, para ella eran más
importante el parecer que el ser, el modo que el fin.
El elefante, ya un poco más apartado y cansado,
había ocupado en otros tiempos la posición del
león, pero cuando su peso y tamaño lo tornaron
lento para vivir a tono con su tiempo
terminó por ser reemplazado, entonces se volvió
apático, indiferente, procuraba a toda costa no buscarse
problema, por lo que se limitaba a lamentarse y a asentir, para
él todo el mundo parecía tener
razón.
El topo, adoraba el jugo del maíz
fermentado y los números, aunque en realidad eran sus
compañero de cueva quienes se encargaba del trabajo con
los ábacos, para él se reservaba la función de
anunciar los resultados. Era adicto a emitir su opinión
siempre y cuando con ella llamara la atención y no se buscara problemas.
El mono, no siempre estuvo en la manada, pero cuando
llego enseguida se hizo notar por todos por sus chistes y
desenfreno, con ellos encantó a la mayoría: al
león, la serpiente y hasta las propias hormigas. No era
muy propenso a trabajar. Con el tiempo comenzó a ser
rechazado pues gustaba de ir dejando cáscara de
plátano por doquier con las cuales resultaba muy
fácil resbalar y caer.
La jirafa, trabajadora como pocos, resultaba una de la
más estricta observadora de las normas, con ella
todo se volvía lento pues debía ser hecho
según las reglas establecidas, para comunicarse necesitaba
dos días en lo que los demás consumían
apenas minutos.
Las hormigas, eran quienes sostenían a toda la
comunidad con
su trabajo y esfuerzo, aunque casi siempre como premio
recibían la exhortación a trabajar más. El
león si lograban llenar un granero quería dos y
aún sin llegar a dos ya estaba pidiendo tres. Cierto es
que no siempre todas trabajaban por igual, que algunas resultaban
remolonas y otras hormigas locas, que sin haber llegado al final
de una tarea, ya querían comenzar otras y siempre estaban
pretendiendo romper las reglas.
Otro grupo de
trabajo eran los grillos, no hacían mucho pero se
encargaban que lo poco hecho fuera notado, y si a alguien se le
ocurría protestar por su música entonces si
tendrían serenatas de chirridos.
La lechuza, siempre con su mal genio, rara vez
trabajaba, se dedicaba a buscar noticias de afuera, de las otras
selvas, a jugar con el trabajo de
los demás, y a traerle nuevos silbidos a la
serpiente.
La tórtola, resultaba muy trabajadora y buena en
lo suyo, rechazaba a la mayoría pues se creía
distinta, le resultaba imposible trabajar en colectivo, adoraba
la crítica a los demás para de esta forma disfrazar
sus pretendidas diferencias.
Todo lo anterior no pasaría de ser un simple
cuento si
muchas de las empresas actuales
no estuvieran llenas de personajes como los anteriores, algunos
de los cuales se analizaran a continuación.
No son pocos los directivos, a cualquier nivel, que
actúan como puros leones aún cuando han recibido
cursos de
dirección y gestión
de recursos
humanos donde le han hablado del poder del
empowerment.
Se empeñan en tratar a sus trabajadores como piezas de
recambio, creen que lo único importante es la planificación y la definición de los
métodos e
ignoran la fuerza de
la
motivación del personal, del
control
día a día y hombre a
hombre
pretendiendo lograr este mediante papeles, detrás del
buró o a través de la red. Desconocen el valor de la
integridad personal y de la
fidelidad a los demás realizando promesas que luego no
cumplirán, emitiendo largos discursos que
todos están obligados a oír pero pocos creen en
ellos. Aceptan cualquier cambio o
imposición expuesto del exterior sin valorar los efectos
que traerá esto sobre el personal de la empresa.
Exigen ahorros y esfuerzos mientras llenan a la empresa de
personal no productivo y se exceden en gastos de
dirección o personales que no aportan al esfuerzo
colectivo. Adoran estar rodeados de personas que siempre le den
la razón y nunca le lleven la contraria por lo que colocan
en los mejores cargos, dan facilidades a sus súbditos
fieles y se deshacen de cualquiera que no quiera bailar al
compás de su música, desconocen la
importancia de las diferencias como fuente de desarrollo.
Prestan oído
sólo a aquellos que dicen lo que desean
oír.
Las serpientes, son aquellos que ascienden en la
pirámide jerárquica, no gracias a sus capacidades
de trabajo sino a la de aludar a quienes lo dirigen, se
convierten en los "lleva y trae" información de todo lo que sucede en la
entidad, son la fuente más importante de retroalimentación de la máxima
dirección, esta función le
roba tanto tiempo que carecen de la posibilidad de ser eficiente
en lo que se supone hagan en el puesto para el que han sido
designado. No son capaces de realizar la crítica de frente
sino que la enmascaran con par de sonrisas, la intercalan entre
halagos o la realizan a nombre de otros, al tiempo que son
incapaces de aceptar cualquier señalamiento sobre si
mismo. Cuando desean lograr imponer sus deseos no utilizan su
autoridad sino
que invocan a la de alguien superior, así pretenden evitar
que se dañe su nivel de aceptación por parte de los
demás.
No son pocos, los que un día fueron y ya
prefieren no ser, se apartan para no ser notados, renuncian a dar
su aporte con el único objetivo de
vivir más cómodo y sin buscarse problema, privan a
los demás de disfrutar su experiencia y conocimientos, se
sienten resentidos y por lo tanto se tornan totalmente
indiferentes, en realidad son verdaderos elefantes de retorno a
las tierra que los
vio nacer.
Los lobos, no abundan pero siempre se encuentra uno que
otro, fuera magnífico que su especie aumentará en
número de no ser porque su arrogancia y orgullo, en
ocasiones, les lleva a tomar decisiones que en nada favorecen al
colectivo, su tozudez no siempre le permite divisar cuál
es la mejor estrategia y una
vez que toman una decisión la mantienen sin importar las
consecuencias.
Las cotorras se empeñan en que las cosas se
cumplan al pie de la letra aún cuando dicho cumplimiento
perjudique al colectivo al que pertenece y se deben, pierden
credibilidad al abusar de su verborrea de igual modo los topos se
reconocen por sus deseos de ser uno de los primero en opinar en
las reuniones cuando su opinión no les compromete y por su
mutismo cuando la toma de partido entraña algún
peligro.
Los monos en sus inicios alegran la vida de los
demás, pero con el tiempo se descubre su espíritu
de intriga, su doble cara en las relaciones y entonces se vuelven
un problema para alcanzar una adecuada cohesión grupal y
la alineación de valores, pues
nadie confía en ellos.
Las lechuzas, con sus juegos y falta
de atención en el trabajo
estimulan a los demás a no trabajar, son fuente de
discordia con todos por lo que tampoco facilitan la unidad del
grupo, al igual que las serpientes carecen de autocrítica
y les sobra para criticar.
Todos los personajes antes descritos de una u otra
forma, por lo general, ocupan cargos de dirección, aunque
como se saben no son los únicos pues también en
cualquier empresa se
encuentran simples trabajadores (jirafas) que pretenden seguir al
pie de la letra lo establecido en las normas sin
sentarse a valorar hasta que punto estas resultan obsoletas y
frenan el buen desempeño; carecen de creatividad
para proponer mejoras y dificultan la
comunicación por su falta de adaptabilidad a las
circunstancias siempre cambiantes y su falta de
concreción.
Los grillos generalmente no son de los que más
trabajan, pero si de los que más protestan, son
susceptibles de mejorar su desempeño, pero su nivel de autosuficiencia
no le permite reconocer sus errores con lo que se niegan su
perfeccionamiento, no admiten evaluaciones deficientes aún
cuando para todos sean las más justas.
Las tórtolas realizan un excelente trabajo,
resultan eficientes y eficaces, fueran perfectas si no poseyeran
esa ansia de criticarlo todo y de obstaculizar el trabajo del
colectivo, su buen nivel de desempeño la lleva a que en
ocasiones tampoco acepten sus deficiencias, por lo que
también dificultan cualquier intento de optimizar su
desempeño.
Las hormigas, por suerte la mayoría, generalmente
trabajan tanto como se le estimule a hacerlo, constituyen el
sostén de cualquier empresa y la principal fuente de
conocimiento y
creatividad,
pero no todas se esfuerzan de igual forma, algunas las más
liberales viven deseando romper las normas lo que, aunque no
siempre es bueno, facilita la innovación y el desarrollo,
estas si bien contagian entusiasmo no pocas veces decepcionan por
su falta de constancia y concreción en lo que
emprenden.
Si los personajes se presentarán en la
práctica de forma tan pura y nítida como
aquí se describe serian muy fácil de identificar y
trabajar con ellos, en aras de un crecimiento humano y
organizacional, pero la vida diaria es mucho más rica que
lo aquí expuesto, en realidad los rasgos de muchos de
estos personajes se enmascaran, se mezclan entre sí o no
siempre se manifiestan con igual intensidad. En la medida que un
mayor número de personajes de estas clases se presenten en
una organización más difícil le
resultará a esta mostrar y mantener un desempeño
competitivo.
Las empresas que se han acercado a la excelencia
empresarial o tienden a la mejora constante lo han logrado ante
todo por haber podido liberarse del lastre que usualmente
constituyen la mayoría de estos estereotipos. Estas han
logrado la existencia de un acertado liderazgo
basado ante todo en la integridad personal de sus dirigentes, en
la congruencia entre lo que dicen y lo que hacen, en su confianza
en sí mismo y en consecuencia en el colectivo, la que se
materializa en la aplicación de una dirección
realmente participativa y una acertada gestión de los
recursos humanos,
en el reconocimiento de que más importante que los planes,
procedimientos
y normas son la capacitación, motivación
y exhortación a la mejora de todo el personal, en la
interiorización de que más vale hacer que decir,
que la comunicación es más efectiva en la
medida que es más concreta, en la fomentación de un
clima donde no
tengan cabida los comentarios mal intencionados. Donde cada
posición que se ocupe este en correspondencia con lo que
se haga y no con lo que se diga o quien se sea.
El personal de estas empresas no se retira sino
concuerda más bien estimulan la diferencias y
discrepancias, por lo general abunda más la
autocrítica que la crítica. La experiencia no se
aparta se aprovecha. Las normas se rompen tan pronto como se
demuestra la existencia de una nueva vía para hacerla. El
reconocimiento de las posibilidades de mejora es una constante de
todos en su trabajo.
Como conclusión de todo lo dicho se presenta esta
tabla donde se exponen alguno de los diferentes tipos de
personajes que pueden coexistir en una empresa,
así como sus características y consecuencias.
Caracterización de los personajes de una | ||
Personajes | Características | Consecuencias. |
León |
|
|
Serpiente |
|
|
Lobo |
|
|
Cotorra |
|
|
Elefante |
|
|
Topo |
|
|
Mono |
|
|
Jirafa. |
|
|
Hormigas |
|
|
Grillo |
|
|
Lechuza. |
|
|
La tórtola |
|
|
Partiendo de la tabla anterior se puede construir otra
donde se comparen las entidades en las que abundan tales
elementos y las entidades de excelencia.
Comparación entre las | ||
Parámetros. | Mediocre. | Tendientes a la |
Nivel de Comunicación | Deficiente | Perfeccionado. |
Nivel de Motivación | Bajo | Alto |
Trabajo en grupo. | Pobre | Elevado |
Posibilidades de Mejora | Baja | Alta |
Eficiencia en el desempeño | Baja | Alta |
Liderazgo de la dirección | Bajo | Alto |
Nivel de Participación de los | Baja | Alta |
Eficacia de la evaluación del | Baja | Alta |
Autor:
Reyner Pérez
Campdesuñer.
Ingeniero Industrial, Master en Dirección,
Profesor del Centro de Estudio del Turismo,
Dirección del Centro de trabajo. Universidad de
Holguín. Ave XX Aniversario.
.
Gelmar Garcia Vidal.
Ingeniero Industrial, Profesor del Centro de Estudio de
Gestión
Empresarial,
Dirección del Centro de trabajo. Universidad de
Holguín. Ave XX Aniversario.
Margarita de Miguel Gúzman. ,
Profesora del Departamento de Ingenieria
Industrial.
Dirección del Centro de trabajo. Universidad de
Holguín. Ave XX Aniversario.
Adria Rosa Sain.
Licenciada en Psicologia. Especialista en Gestión
Tecnológica.
Centro de Trabajo: Centro de Información y Gestión
Tecnológica. Calle 18 % ! y Maceo. Nuevo Llano
Holguín.