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Inmigración a la Argentina – Sacerdotes y frailes



    1. Italianos
    2. Irlandeses
    3. Franceses
    4. Belgas
    5. Alemanes
    6. Polacos
    7. Eslovenos
    8. Notas

    En esta monografía
    me refiero a algunos de los sacerdotes y frailes que llegaron a
    la Argentina entre
    1850 y 1950. Incluyo entre ellos a Don Orione ya que, aunque
    vivió sólo algunos años en nuestro
    país, en ese tiempo
    llevó a cabo una obra de gran importancia.

    Formados en la Argentina y en el
    extranjero, los sacerdotes y frailes inmigrantes brindaron su
    aporte a la tierra que
    los recibió, dedicándose no sólo a la
    religión,
    la caridad y la defensa de los desprotegidos, sino también
    a la
    educación, las ciencias y las
    artes.

    Italianos

    Lorenzo Cot fue un "sacerdote venido
    de Chambons de Fenestrelles, Piemonte. Ejerció su
    apostolado durante la Presidencia de Urquiza en la Capilla San
    José de su residencia. Desde este lugar concurría
    asiduamente a la Colonia San José para visitar a los
    colonos, muchos de los cuales fueron traídos por él
    desde su patria. En 1859 fue enviado a Europa para traer
    más inmigrantes. Luego fue designado sacerdote en la
    Colonia y Villa de Colón. Siempre tuvo mucho aprecio de
    los compoblanos europeos pues veían en él a su
    defensor y protector de los derechos que les
    correspondían por contrato. Pero
    esta defensa le valió grandes enemigos en la esfera
    política
    de Colón, quienes lo persiguieron en forma incansable. Un
    cúmulo de acusaciones no hacían impacto en su
    fuerte personalidad,
    y si bien tenía el apoyo de las altas autoridades
    eclesiásticas, llegó un momento muy difícil
    para su tranquilidad de parte de algunos hombres colonenses.
    Falleció asesinado el 27 de septiembre de 1868. Este
    crimen quedó sin aclarar hasta el día de hoy ya que
    no ha sido estudiado aún en su profundidad"
    (1).

    Pablo Lantelme "nació en Piamonte en 1814
    y llegó a San José en 1860. Era pariente del padre
    Cot. Ejerció varios cargos públicos, y en especial,
    fue maestro de escuela. Mucho
    mérito ha tenido por sus diplomas de pedagogo, pero
    más, por haber escrito un libro en
    italiano para la enseñanza primaria. Las autoridades locales
    consideraron su traducción al castellano. Todo
    esto hizo de él un hombre muy
    especial en el seno de la Colonia. Cuando enviudó se
    trasladó a Santa Fe donde cursó estudios
    eclesiásticos en el seminario de
    dicha ciudad, ordenándose de sacerdote a los sesenta
    años de edad. En 1875 fue nombrado Capellán
    efectivo en Colón, y luego fue Cura Vicario de dicha
    parroquia. Entre sus actividades, aparte de su apostolado,
    figuran: el enfrentamiento con los sacerdotes de San José
    por los problemas de
    jurisdicción, y la construcción de una de las torres de su
    iglesia. En
    1885 renunció a sus funciones
    trasladándose a Concepción del Uruguay desde
    donde siguió atentamente el desarrollo de
    los acontecimientos de Colón y San José. Sus
    escritos sobre el uso del castellano en las
    escuelas explican en parte por qué los hijos de
    inmigrantes no conservaron el idioma de sus padres"
    (2).

    Luis Giorgi, nacido en 1821, "Fue el arquitecto
    de la orden Franciscana caracterizado por su sentido
    escenográfico. En Salta hizo las reformas del interior de
    la Iglesia de San
    Francisco y luego de la fachada, en 1870; allí como
    escultor plasmó las imágenes
    de ‘San Severo’, en cera; ‘La
    Purísima’ ubicada en el altar mayor, realizada con
    pasta y tela encolada; y ‘San Diego de
    Alcalá’, confeccionada en madera tallada
    y tela encolada". Falleció en Catamarca en 1905
    (3).

    La Catedral Basílica de Salta, que fue declarada
    Monumento Histórico Nacional en 1947, es un testimonio de
    su talento: "A partir de 1858 se construye reemplazando a la
    antigua Catedral dañada por un incendio, quedando
    finalizada en 1882. (…) La fachada se enmarca en un estilo
    italiano clásico, con frisos y cornisas muy trabajadas
    sobre las que se asientan dos campanarios con arcos que rematan
    en una cruz de hierro
    forjado. Es uno de los ámbitos religiosos de mayor
    fastuosidad en el país. Se veneran las imágenes
    del Señor y la Virgen del Milagro, patronos tutelares de
    Salta desde 1692, y cada quince de septiembre esta Catedral es
    testigo de la procesión multitudinaria de la Virgen
    Coronada de las Lágrimas y de la Cruz Primitiva del
    Señor del Milagro. Se destacan dos pinturas americanas
    entre varias de gran valor:
    ‘La Asunción de María Santísima’
    y ‘Nuestra Señora de los Dolores’. En ella,
    ubicado a la izquierda de la entrada, también se erige el
    ‘Panteón de las Glorias del Norte de la
    República’, que guarda las urnas funerarias del
    General Martín Miguel de Güemes, entre otros
    importantes héroes salteños, como así
    también de Antonio Alvarez de Arenales, Rudecindo
    Alvarado, y además el de una mujer llamada
    Doña Martina de Gurruchaga quien organizó con sus
    propios recursos un
    escuadrón que entregó al Gral Belgrano y
    obsequió al Ejercito del Norte una bandera que ella misma
    había tejido. Este Panteón fue declarado Monumento
    Histórico Nacional en 1947".

    "La Catedral, en su interior, posee tres naves y un
    crucero con cúpula, destacándose por su
    ornamentación en colores ocre,
    verde y azul, además del dorado que resalta al observar el
    llamativo altar mayor, que es una manifestación del
    barroco
    tardío obra del arquitecto franciscano Luis
    Giorgi"..

    Trabajó asimismo en la construcción de la iglesia salteña
    de San Francisco: "Esta Iglesia perteneciente a la orden
    franciscana tuvo varias reconstrucciones. Concluyó la
    primera etapa en 1625, y posteriormente se construyó un
    segundo templo en 1674, que fue destruido por un incendio a
    mediados del siglo XVIII. Luego se comenzó a erigir la
    actual iglesia bajo la dirección del español
    Fray Vicente Muñoz, nacido en Sevilla, quien
    construyó además la Iglesia de San Francisco de
    Buenos Aires y
    la magnífica cúpula de la Catedral de
    Córdoba. Como la Catedral anteriormente nombrada fue
    también decorada por el arquitecto italiano Luis Giorgi en
    otra reforma que presentó en 1870, donde se levantó
    la esbelta torre que acompaña al templo. Con su campanil
    separado de la nave central de cincuenta y tres metros de altura,
    la convierten en la más alta de Sudamérica. La
    campana de la torre del campanil llamada ‘Campana de la
    Patria’, fue realizada mediante la fundición de los
    bronces de los cañones utilizados en la batalla de Salta,
    donde venció el Ejercito del Norte a las tropas realistas.
    El mismo Gral. Manuel Belgrano asistió iniciado el siglo
    XIX a la misa fúnebre oficiada en memoria de los
    vencedores y vencidos en la mencionada batalla de Salta en 1813.
    (…) La iglesia San Francisco fue declarada Monumento
    Histórico Nacional en 1941" (4).

    Juan Cagliero nació en Italia en 1838 y
    falleció en su tierra natal
    en 1926. "Dirigió la primera expedición de la orden
    de los salesianos al Río de la Plata, en 1875, enviada
    desde Italia por Don
    Bosco, fundador de esa congregación religiosa. En 1884 fue
    nombrado primer obispo-vicario apostólico en la Argentina,
    cargo que ejerció hasta 1904. Ese año se
    trasladó a Italia como arzobispo y allí fue
    ordenado cardenal, en 1915. En 1964, sus restos fueron
    trasladados a la ciudad de Viedma, en honor a su labor en el
    país y en gran parte de América
    del Sur" (5).

    Monseñor Cagliero supo apreciar las virtudes de
    Ceferino Namuncurá. El padre del joven "se presenta ante
    el ex presidente Sáenz Peña. Éste, gran
    amigo de los aborígenes, le aconseja que lo inscriba en el
    colegio de los salesianos donde seguramente sería muy bien
    recibido. Allí lo recibió Monseñor Juan
    Cagliero, vicario apostólico de la Patagonia,
    enviado del mismo Juan Bosco, hoy santo. (…) En el cuarto
    año de su estadía en Buenos Aires,
    Ceferino comenzó a experimentar una tos insistente y
    rebelde a todo cuidado que le atacaba los pulmones.
    Monseñor Cagliero pensó en llevarlo a un ambiente
    más natural y saludable. Monseñor tenía su
    sede en Viedma, distante a 900 Km. de Buenos Aires, cerca de la
    desembocadura del Río Negro. Allí también
    había un colegio salesiano, donde Ceferino gozaría
    de un clima más
    parecido al de Chimpay, donde naciera. Monseñor Cagliero y
    Ceferino llegaron a Viedma a fines de 1901. (…) En abril de
    1904, monseñor Cagliero es nombrado arzobispo, y llamado a
    Roma por el Papa.
    Ceferino le pide que lo lleve con él. En agosto de 1904
    desembarcan en Génova, y suben a Turín, donde lo
    recibe Don Rúa, hoy beato y primer sucesor de Don Bosco.
    En septiembre del mismo año, Monseñor va a Roma, y presenta
    a Ceferino al Papa. Pío X se siente por unos instantes
    conmovido ante aquel joven araucano. Luego hace pasar a los
    misioneros a su despacho, y conversa larga y afectuosamente con
    ellos como un viejo amigo" (6).

    En "Las fronteras históricas del legalismo",
    Mariano Gutierrez reproduce una carta, fechada en
    Villa Merced en septiembre de 1879, en la que el fraile
    Donati "le advertía a su compañero de las
    trampas en que el gobierno
    pretendía hacer caer a los indios". Donati escribe al
    M.R.P. Moysés Alavez: "Mi querido padre Prefecto:
    Recibí la apreciable de V.P.M.R. fecha 28 de presente. Con
    respecto á Ramón,
    consideratis considerandis, nosotros me parece que no
    debríamos más que aconsejarle á que se
    reduciese entre Cristianos á una vida civil para que
    despues consiguiésemos su conversión. Por ahora no
    usan otros términos que se entendiese con los Gefes o con
    el Gobierno, en
    cuanto á las propuestas que se hiciesen que después
    no se hubiesen de cumplir caeriamos en su desgracia. Según
    la carta de
    V.P. me confirmo siempre más que los actuales gobernantes
    no quieren reducciones, pero si la sumisión de los indios
    por medio de dispersiones de ellos. En una palabra reducirlos en
    un estado como se
    halla en los tiempos presentes la nación
    hebrea que no forma población reunida. Es de dura necesidad
    mostrarse indiferente con ello, que haga expontáneamente
    lo que les parezca mejor. Por el contrario se nos
    sublevaría si viniesen con propuestas que probablemente no
    serán fielmente realizadas. Me buscan que vaya para hablar
    ellos conmigo, por que gracias a Dios me creen; pero yo no tengo
    datos seguros que el
    futuro Presidente quiera favorecer á nosotros y á
    los indios. Ygnoro los proyectos de
    él y las instrucciones que tienen los Gefes. Yvanoski me
    ha comunicado que Sarmiento no quería pagarle este
    último trimestre. Es más fácil evitar el
    pantano que salir caído en el. Muéstrese neutral
    con Ramón
    dígale que se entienda con el Coronel Roca. Me es doloroso
    usar estos términos (…). también V.P. tenga la
    advertencia de reflexionar bien sobre el racionamiento de
    Nicolás, no sea que este pobre caiga en la red como han quedado
    estampados aquí una cuadrilla de cautivos que comenzaron
    á racionarles con el título de Vaqueanos prestando
    servicios. A
    poco á poco, de vez en cuando los mandaban a descubrir el
    campo, en seguidos que estuviesen vestidos de paisanos reunidos
    en tal Fortín, la conclusión fue que ahora
    están gobernados por un oficial como militares veteranos.
    Nicolás debería pensarlo bien y determinar si
    él mismo quiere carne de la Patria. Se me han desaparecido
    un par de botas; Marquito me asegura que las ha visto en mi celda
    puede ser que alguno de los Padres las haya ocupado para ir a
    cazar; me parecía que no estuviesen allí;
    pregunté de ellas, son botas casi nuevas. Entró el
    Padre Luis, algo ha de haber sucedido. En lo que tengo encargado
    que no me dejen la llave a nadie. Saludo con toda la
    expansión de mi corazón
    á los compañeros, en particular á V.P. Fray
    Marcos Donati" (7).

    El misionero salesiano José Fagnano
    nació en 1844 y falleció en Chile en 1916.
    "Luchó en Italia junto a Garibaldi y, tras abrazar la vida
    religiosa, llegó al país en 1875 con la primera
    expedición enviada por el fundador de la orden salesiana,
    Don Bosco. En 1876 asumió como director del colegio de esa
    congregación en San Nicolás de los Arroyos. En 1883
    fue nombrado prefecto apostólico de la Patagonia
    meridional, y desarrolló una importante labor como
    protector de los indios. En 1893 fundó la misión de
    Nuestra Señora de la Candelaria, en el área que hoy
    ocupa Río Grande, Tierra del
    Fuego, donde se afincaron numerosas familias de indios onas.
    Incansable explorador de la Patagonia, estableció la
    ubicación del lago fueguino que lleva su nombre"
    (8).

    En "El cura y el cowboy" se recuerda a monseñor
    Fagnano: "La Patagonia tuvo en aquellos lejanos tiempos muchos
    aventureros. ¡Hasta los misioneros que recorrían
    leguas a caballo, como el padre Mascardi, el padre Quiroga, el
    padre Falkner y otros tantos aventureros de la Cruz! ¿Por
    qué no recordar también a Monseñor Fagnano,
    cuando cruzaba Tierra del Fuego en 1886 a lomo de mula? … o al
    padre Angel Savio, remontando en 1885 el río Santa Cruz,
    rumbo al lago Argentino pasando por las chozas de los tehuelches.
    Y no olvidemos al padre Bonacina quien en 1892, en pleno invierno
    cruzó con un baqueano y una tropilla de Viedma a Rawson
    para fundar allí una iglesia salesiana" (9).

    El sacerdote y arquitecto Ernesto Vespignani
    nació en 1861; falleció en Buenos Aires en 1925.
    "Realizó numerosas obras religiosas en su país. En
    la capital de
    Argentina, inició las obras del Santísimo
    Sacramento y se destacan la iglesia de San Carlos y el Santuario
    de Nuestra Señora de Buenos Aires, el Santuario de Nuestra
    Señora de Itatí (Corrientes), la iglesia del Rodeo
    (Mendoza), la iglesia de Viedma (Río Negro), el colegio
    San José (Santa Fe), la iglesia de Nuestra Señora
    de la Merced (Tucumán), la iglesia de María
    Auxiliadora (Córdoba) y numerosos colegios y parroquias de
    la congregación salesiana en el país"
    (10).

    Rafael Gobelli nació en Casalcermelli en
    1862; falleció en Salta en 1944. Historiador y religioso
    franciscano, "llegó al país en 1874 y, cuatro
    años después, tomó los hábitos en el
    convento de San Diego, Salta. Se ordenó sacerdote en
    Córdoba, en 1885 y, en 1890, fue designado definidor
    general de la orden. Dictó cátedra de materias como
    Teología y Derecho Canónico y fue misionero en las
    provincias del norte y en el Chaco. Publicó trabajos como
    Los indios tobas y asistió al Primer Congreso de Historia Nacional (Jujuy,
    1924). Colaboró en la formación del Museo
    Provincial de Salta" (11).

    En su trabajo "Caza de subsistencia en la provincia de
    Salta: su importancia en la economía de
    aborígenes y criollos del Chaco semiárido",
    Francisco Ramón Barbarán y Carlos Javier Saravia
    Toledo se refieren a este sacerdote: "A fines del siglo XIX, la
    aparición del ferrocarril y la iniciación de la
    industria
    azucarera, determinaron el aprovechamiento de los
    aborígenes como mano de obra, llegando a trasladarse
    tribus enteras con la colaboración del ejército, a
    los ingenios de Tucumán. Posteriormente la actividad
    azucarera se expande a las Provincias de Salta y Jujuy, que
    atraen grupos
    aborígenes mediante el sistema de
    contratistas de indios. Los indígenas también se
    empleaban en los ingenios voluntariamente, al recibir en pago
    cuchillos, hachas e incluso escopetas, que los hacían mas
    eficientes en la caza y la recolección. Las armas de fuego
    fueron artículos codiciados porque las usaban
    además en los continuos enfrentamientos que
    mantenían con unidades del ejército, lo cual es
    corroborado por diversos autores. Gobelli (1912) manifestaba que
    "hasta ahora las armas que los
    ingenios y obrajes han dado a los indios les han servido para
    matar a los oficiales y soldados del ejército’ "
    (12)

    Don Orione nació en Pontecurone en 1872;
    falleció en San Remo en 1940. "En 1885 ingresó al
    convento franciscano de Voghera y, luego a los salesianos de
    Turín, donde conoció a Don Bosco. Ordenado
    sacerdote en 1895, fundó la obra de los Primeros
    Ermitaños de la Divina Providencia. En 1921 vino a la
    Argentina y, al año siguiente, inauguró en Victoria
    (Buenos Aires) la primera casa de la obra. Volvió a Italia
    y regresó en 1934 en ocasión del Congreso
    Eucarístico Internacional. En 1935 colocó la piedra
    fundamental del Pequeño Cottolengo Argentino en Claypole
    (Buenos Aires). Luego fundó hogares para discapacitados,
    centros para niños
    abandonados, escuelas y parroquias. Regresó a Italia,
    falleciendo en 1940. Beatificado en 1980 por Juan Pablo II, en
    1984 su corazón
    fue traido en un relicario que, tras recorrer las comunidades, en
    2000 fue depositado en el Cottolengo de Claypole. En la
    actualidad hay centros asistenciales (hogares o cottolengos) de
    las Obras de Don Orione en Córdoba, Corrientes, Mendoza,
    Chaco y Provincia de Buenos Aires" (13).

    "Don Orione fue un sacerdote todo de Dios y todo de los
    hombres. Dedicó su vida entera a amar y servir al
    Señor en los más humildes, en los más pobres
    y desposeídos. ‘Sólo la caridad
    salvará al mundo’ fue la convicción que
    marcó su vida; una caridad necesaria y urgente para
    ‘llenar los surcos que el odio y el egoísmo han
    abierto en la
    tierra’. Hoy, Don Orione, sus obras y sus opciones
    siguen teniendo vigencia y son un testimonio claro de que la vida
    sólo es tal cuando se comparte solidariamente con el
    prójimo, especialmente con aquel más necesitado y
    abandonado, pues en él ‘brilla la imagen de
    Dios’ " (14).

    José Zaninetti nació en Novara en
    1874 y falleció en Paraná, Entre Ríos, en
    1941. "Llegó a Paraná en 1886 e ingresó al
    Seminario de
    Santa Fe, ordenándose sacerdote en 1897. Cultor de la
    música
    sacra, en 1908 viajó a Roma donde estudió con el
    abate Perosi. Profundizó sus estudios en Francia y
    España,
    en los centros benedictinos de Solesmes y Silos, respectivamente.
    De regreso al país en 1911, fue inspector de parroquias y
    capellán de hospitales en la diócesis de
    Paraná, en la que llegó a alcanzar la dignidad de
    deán de la Catedral. Compuso la Misa en honor de San
    José, Te Deum, Tantum ergo, Tu est Petrus, la misa Mater
    Misericordiae, Sacratissimi Cordi Jesu, una colección
    inédita de Salmos y también su inédita misa
    In hon, beata Mariae Virginis. Autor, también, de
    composiciones folklóricas inspiradas en el cancionero
    argentino" (15).

    Artémides Zatti nació en Boretto en
    1880 y falleció en Viedma en 1951. Fue laico de la
    Sociedad
    Salesiana. "Legó a la Argentina como parte de una familia de
    inmigrantes y se instaló en Bahía Blanca en 1897.
    Ingresó al seminario salesiano de Bernal (Buenos Aires) y
    enfermó de tuberculosis.
    Trasladado a Viedma, pidió a la Virgen su curación
    y prometió dedicarse a los enfermos. Cumplió su
    promesa cuidando convalecientes en el Hospital San José
    (entre otros a Ceferino Namuncurá), donde murió en
    1951. Llamado ‘El enfermero Santo de la Patagonia’,
    fue beatificado en 2002 por Juan Pablo II" (16).

    José Sobrero sdb resume la vida del beato: "El
    Hno. Artémides Zatti es un salesiano coadjutor de la
    Congregación Salesiana que desplegó un trabajo de
    promoción entre los enfermos de la ciudad
    de Viedma y cuya vida consagrada ha sido propuesta para el
    estudio de sus virtudes en la causa de beatificación y
    canonización".

    "Italiano, nació el 12 de octubre de 1880 en
    Boretto. Su familia trabajaba
    en el campo: trabajadores que conocen del sudor para arrancarle
    los frutos a la tierra. Son ocho hermanos junto a papá
    Luis y mamá Albina. Artémides Joaquín
    Desiderio María ocupa el puesto 3. De Boretto emigraron
    hacia la República Argentina invitados por un tío
    para largarse a la aventura de América. En 1887 se establecieron en la
    ciudad de Bahía Blanca. Y continuaron trabajando.
    Artémides tuvo varios empleos al estilo de
    ‘changas’ hasta que aterrizó en una
    fábrica de baldosas. Comenzó a frecuentar la
    Parroquia salesiana ‘Nuestra Sra. de las Mercedes¿.
    Participaba de la Misa y de las actividades comunitarias.
    Allí nació su vocación: codo a codo con los
    salesianos".

    "Con 19 años ingresa al Aspirantado salesiano en
    Bernal, provincia de Buenos Aires. Quiere ser sacerdote. Sus
    padres le ayudan mucho. En Bernal, por su edad y por su
    contextura física, lo invitan a
    realizar todo tipo de trabajos domésticos. Digamos que es
    un verdadero factótum. Así en enero de 1902 le
    proponen cuidar a un sacerdote enfermo de tuberculosis. El
    final de esta tarea es trágico: fallece el sacerdote y
    Artémides contrae la tan temible enfermedad. Con esa
    dificultad a cuestas lo envían a Junín de los Andes
    para curar o morir. En Bahía Blanca cambia Junín de
    los Andes por Viedma. Con esta circunstancia se quiebra la
    ilusión de aspirar al sacerdocio".

    "En Viedma se encuentra con el P. Evasio Garrone,
    conocido como el ‘Padre Dotor’, quien lo invita a
    realizar una promesa a María Auxiliadora: pedirle la
    gracia de la salud y ofrecerle como
    respuesta el cuidado de los enfermos para toda la vida. Y el
    milagro se dió. Soportó la grave enfermedad con la
    sonrisa en los labios y al final quedó totalmente curado.
    Entonces le tocó cumplir la promesa: Creí,
    Prometí, Sané. Allí mismo, en el Hospital
    ‘San José’ de la ciudad de Viedma,
    comenzó a trabajar por los enfermos. En 1904 se incorpora
    a la botica ‘San Francisco de Sales’ anexa al
    Hospital".

    "Su camino salesiano continúa. El
    ‘noviciado’ fue un poco largo. Hasta 1910 aparece en
    los registros como
    ‘ascritto’. Con 27 años hace sus votos
    trienales el 11/1/1908.En 1911 fallece el P. Garrone y ese mismo
    año hace los votos perpetuos. En 1913 se hace cargo del
    Hospital realizando diversas tareas. Artémides no se
    santificó solamente por su infatigable trabajo. Su vida de
    oración, la vivencia de los votos, su inserción
    comunitaria, ha sido tan rica como su labor apostólica en
    bien de los enfermos".

    "Lo podemos imaginar rodeado de jóvenes, rezando
    con sus hermanos, compartiendo la mesa, en los Ejercicios
    Espirituales…".

    "La vida de estos santos nos ayudan a caminar con
    esperanza precisamente por la vida escondida, en silencio, desde
    lo cotidiano, en lo concreto y con
    los pies sobre la tierra".

    "Y así Artémides nos dejó un 15 de
    marzo de 1951.Tenía 70 años y la convicción
    que debía morirse para seguir viviendo. El pueblo lo
    lloró y lo proclamó santo antes de tiempo porque en
    la memoria de
    ese pueblo estaban todas las gauchadas que le prodigó el
    ‘enfermero santo de la Patagonia’ " (17).

    "El 14 de abril de 2002, en Roma, el Papa Juan Pablo II
    declara Beato a Don Artémides Zatti, el enfermero de
    Viedma" (18).

    "Alberto María De Agostini nació en
    Pollone, pequeño pueblo de Piamonte, en las
    cercanías de Biella, el 2 de noviembre de 1883. Fue
    ciertamente la feliz ubicación de la región natal,
    al pie de los Alpes, y la vecindad de Biella, cuna del alpinismo
    italiano, las que influyeron, desde la juventud, en
    el ánimo y las preferencias de De Agostini. La
    pasión por la montaña, por los grandes espacios y
    las zonas inexploradas creció con él, y ya sobre
    los Alpes supo destacarse como experto alpinista que
    acompañaba, junto a la acción, la investigación, los escritos y la documentación
    fotográfica".

    "En 1909, a los veintiséis años,
    consagrado sacerdote en la orden salesiana, abandonó
    inmediatamente Italia y partió como misionero hacia una de
    las regiones menos conocidas y más inhóspitas del
    globo: la Tierra del Fuego. ¿Qué era lo que lo
    impulsaba hacia allá? Ciertamente, la vocación
    sacerdotal y las exigencias de su orden, pero también, sin
    duda, ese espíritu de exploración en el cual apenas
    se ha mencionado la influencia de su hermano Juan, fundador del
    Instituto Geográfico que lleva su apellido".

    "Ya Don Bosco, fundador de la orden de los salesianos,
    hablaba de aquellas lejanas tierras con conocimientos superiores
    a los comunes. En sueños había tenido la
    visión de las riquezas y bellezas naturales aún
    ocultas en las regiones interiores de la Patagonia y de la Tierra
    del Fuego. En la obra de exploración de De Agostini
    podemos entrever por cierto también una voluntad
    permanente que tendía al propósito de demostrar en
    forma cabal que el sueño de Don Bosco era verídico,
    lo que, ante la magnitud del material reunido puede considerarse
    logrado".

    "Fue con estos antecedentes que inició una de las
    más completas obras misioneras que se conozcan: el
    eclesiástico se conjugó con el antropólogo,
    con el fotógrafo, con el geólogo, con el
    etnólogo y con el montañista, y todos estos
    aspectos, actuando como fuerzas conjuntas, permitieron a De
    Agostini alcanzar aquella estatura humana y espiritual que todos
    le reconocen".

    "El joven sacerdote llegó a Punta Arenas en 1910
    y halló a sus hermanos de orden empeñados en la
    tentativa de sustraer de la declinación y de la
    destrucción a los últimos núcleos de los
    indios fueguinos. Desde varios anos atrás esa obra era
    llevada adelante con tesón por el prefecto
    apostólico de los territorios magallánicos,
    monseñor José Fagnano. Con gran habilidad
    diplomática, Fagnano logró obtener el apoyo de las
    más importantes familias de colonos, los Menéndez y
    los Braun, pero la situación era ya comprometida y se
    precipitaría muy pronto. La introducción de la cría de ganado
    desencadenó la caza del indio y dio definitivamente el
    golpe de gracia a la cultura
    indígena. Los salesianos se empeñaron
    esforzadamente en preservar de la invasión de la cultura
    occidental a los indios, agrupándolos en misiones
    adecuadamente construidas, pero la empresa no era
    fácil, dado que se debía también mantener
    una buena convivencia con los colonos y con los ricos
    propietarios que habitaban en los grandes centros".

    "En este cuadro De Agostini inició su obra,
    enseñando en las misiones y en los centros salesianos. Tan
    solo en el tiempo libre se dedicaba a las exploraciones que lo
    hicieron tan famoso. No obstante, ese escaso tiempo fue
    suficiente para permitirle documentar de manera completa todos
    los territorios magallánicos".

    "Punta Arenas fue la base de partida para las
    primeras exploraciones de Alberto De Agostini, quien no por
    casualidad mostró muy pronto su interés
    por la cordillera fueguina conocida como Cordillera Darwin"
    (19).

    El sacerdote Mario Pantaleo nació en
    Pistoia en 1915 y falleció en Buenos Aires en 1992.
    "Debido a la crisis
    provocada por la Primera Guerra
    Mundial, la familia de
    Mario Pantaleo emigró a la Argentina, radicándose
    en Córdoba. Mario estudió en un colegio salesiano
    y, luego, junto a su familia, volvió a su país
    natal. Allí concurrió al seminario de Arezzo y fue
    ordenado sacerdote en la catedral de Mattera en 1944.
    Volvió al país en 1948, afincándose en
    González Catán. En esa localidad, en 1975,
    inauguró la iglesia Cristo Caminante. Era el núcelo
    de una obra que incluye un área educativa y otra dedicada
    a la discapacidad,
    centros de día, un policlínico y un museo. La Obra
    del Padre Mario, integrada por dos fundaciones, tiene su sede en
    González Catán e instalaciones en Capital
    Federal, La Rioja y Santa Fe" (20).

    "Además de su obra benéfica para la gente
    carencia de su barrio, lo que dio fama al padre Mario fueron las
    largas ‘filas de la esperanza’ como se llamó a
    la gran cantidad de gente que desde la madrugada se juntaba en
    González Catán y dos veces por semana en los fondos
    de una panadería del barrio de Floresta para buscar alivio
    a sus enfermedades y
    problemas,
    porque como ya dijimos, el Padre Mario era un Cura Sanador. Se
    calcula que atendió en los últimos treinta
    años un promedio de 2.000 personas por semana. Sus
    seguidores eran principalmente los humildes, pero también
    muchos famosos y de renombre, como el pintor Raúl Soldi,
    Amalia Lacroze de Fortabat, el escritor Ernesto
    Sábato, el ex-Presidente Arturo Frondizi, el
    empresario Francisco Macri (padre del Presidente del Club Boca
    Juniors), e incluso el propio Ex-Presidente de la
    República, Carlos Menem"
    (21).

    "Monseñor Eduardo Gloazzo, párroco
    durante 35 años de Nuestra Señora de la Merced de
    Caseros (…) Había nacido el 17 de agosto de 1923 en
    Castions di Strada, provincia de Udine, Friuli (Italia) y
    niño aún viajó con su padre a la Argentina,
    donde hizo todos sus estudios. Los estudios sacerdotales los
    inició en el seminario de los padres salesianos de Bernal,
    donde cursó los cinco años de humanidades.
    Posteriormente fue recibido en el Seminario Mayor San
    José, de La Plata. Ordenado sacerdote, celebró su
    primera Misa en Santa Juana de Arco, de Ciudadela, cuyo
    párroco era el casi legendario padre Agustín B.
    Elizalde, quien ofició de orador sagrado. El 8 de
    diciembre de 1956, el Arzobispo de La Plata, Mons. Antonio
    José Plaza, lo nombró párroco de la Merced.
    El 17 de marzo fundó el Instituto Secundario Nuestra
    Señora de la Merced, del que fue rector hasta 1984. Creada
    la diócesis de San Martín, fue su primer presidente
    del Colegio de párrocos, miembro consultor, miembro del
    Consejo presbiteral y primer decano de la zona de Caseros. Entre
    1971 y 1973, asesor de los Jóvenes de la Acción
    Católica y profesor del Seminario Catequístico de
    San Martín. El 13 de octubre de1979, fiesta de San
    Eduardo, Juan Pablo II lo designó Prelado de Honor. El 15
    de agosto de 1989, Asunción de la Santísima Virgen,
    puso en el aire la radio Regina
    Coeli, de transmisión ininterrumpida las 24 horas.
    Según la Agencia Católica Argentina (AICA) "estas
    son unas muestras de su celo apostólico, que tuvo otras
    muchas expresiones también, no siendo de las menores el
    brillo que año tras año supo imprimir a las fiestas
    patronales, como una ocasión de ampliar el Reino de Dios"
    (22).

    Lucio Gera nació en Treviso en 1924. Se
    ordenó sacerdote "en Buenos Aires en 1947 y profesor
    emérito en Teología en el Seminario de Buenos
    Aires. Fue prelado de honor del papa Juan Pablo II en 1998. Se
    doctoró en Teología en la Universidad de
    Bonn (Alemania). En
    las décadas de 1960 y 1970, sus escritos inspiraron al
    movimiento de
    los Sacerdotes para el Tercer Mundo. Entre otros textos, es autor
    de Pueblo, religión del pueblo e
    Iglesia, compilación de documentos de
    reflexión teológica sobre la evangelización
    y la acción social de los sacerdotes" (23).

    Antonio Quarracino nació en Pollica en
    1924 y falleció en Buenos Aires en 1998. "Radicado junto a
    su familia en la Argentina, fue ordenado en 1945. Fue elegido
    obispo de 9 de julio en 1962, desempeñándose en esa
    localidad hasta 1968, cuando fue trasladado para ejercer como
    obispo de Avellaneda y secretario general (1978-1982) y
    presidente (1983-1987) del Consejo Episcopal Latinoamericano, con
    sede en Colombia. De
    regreso al país en 1985, fue promovido a arzobispo de La
    Plata, tomando posesión de esa sede el 5 de abril de 1986.
    En 1990 fue designado arzobispo de Buenos Aires y, un año
    más tarde, fue ordenado cardenal por Juan Pablo II. Fue
    presidente de la Conferencia
    Epsicopal Argentina entre 1990 y 1996" (24).

    El 5 de marzo de 1998, se publicó esta noticia:
    "Con la presencia de obispos, sacerdotes y fieles argentinos, el
    día de ayer el Obispo-Coadjutor de Buenos Aires, Mons.
    Jorge Mario Bergoglio, presidió la misa exequial y
    posteriormente el entierro del Cardenal Antonio Quarracino. Luego
    de la celebración eucarística, que empezó a
    las 11 de la mañana, el cuerpo del Cardenal Quarracino fue
    sepultado en la Catedral a los pies del altar de la Virgen de
    Luján, sobre una nave lateral opuesta a aquella donde se
    encuentra el mausoleo de San Martín. En esta misma
    Catedral descansan varios obispos de Buenos Aires, entre ellos
    Mons. Juan Carlos Caggiano, que falleció el 23 de octubre
    de 1979, a los 90 años, así como los restos del
    Arzobispo Fermín Emilio Lafitte" (25).

    Españoles

    Los claretianos "llegaron a la Argentina en 1901.
    Los primeros misioneros eran sacerdotes españoles que se
    ubicaron en la periferia de las grandes ciudades. En 1956, el
    presbítero Alfonso Milagro fundó la Editorial
    Claretiana, que desarrolla hasta la actualidad una intensa labor
    en el mundo del libro
    religioso. Hay comunidades claretianas en Buenos Aires, Florencio
    Varela, Mendoza, Rosario, Córdoba, Chascomús,
    Bahía Blanca, el Noroeste y la Patagonia" (26).

    El sacerdote jesuita y escritor Ismael Quiles
    nació en Valencia en 1906 y falleció en Buenos
    Aires en 1993. "Se doctoró en filosofía en 1930 en
    el Colegio Máximo de San Ignacio, en Barcelona (España).
    Enfermo de tuberculosis, sus superiores lo enviaron en 1932 a la
    Argentina en búsqueda de un mejor clima. En 1936 se
    licenció en Teología en la Facultad de San Miguel
    de Tucumán, donde dictó la cátedra de
    Filosofía. Se desempeñó como director del
    seminario de Historia de la
    Filosofía y fue profesor, decano y vicerrector de la
    Facultad de Filosofía de la Universidad del
    Salvador. Se especializó en el estudio de la
    filosofía oriental y su vinculación con el cristianismo.
    Fundó y fue el director de la Escuela de
    Estudios Orientales de la Universidad del Salvador desde 1967 y
    director del Instituto Latinoamericano de Investigaciones
    Comparadas Oriente y Occidente (ILICOO) desde 1973.
    Ejerció el periodismo y
    dictó numerosos cursos en el
    país y el extranjero" (27).

    El presbítero J.I. Ferro Terrén
    pronunció la "Homilía en el aniversario del
    nacimiento del Reverendo Padre Ismael Quiles Sacerdote Jesuita",
    en la que dijo: "En un nuevo aniversario del nacimiento del
    querido Padre Quiles, nos reunimos hoy junto al altar del
    Señor para recordarlo con cariño. En este
    día cumpliría 95 años, ya que su nacimiento
    a la vida del cielo, su dies natalis, fue el 8 de febrero de
    1993. Recordamos al sacerdote, nacido en Valencia, que vino de
    España a estas tierras como Santa Isabel de Portugal que,
    nacida en Aragón, vivió con su marido el rey de
    Portugal. Realizó un admirable apostolado en el
    ámbito universitario, con unción académica
    ad maiorem Dei gloriam como deseaba el insigne San Ignacio de
    Loyola. (…) Como sacerdote cultivó la amistad y el
    discernimiento espiritual, ya que fueron muchas la personas que
    concurrían a pedirle consejo, a lo cual respondía
    con sabiduría y paz. La Universidad del Salvador, de la
    cual fue cofundador y Rector Emérito, tiene por Patrono al
    Sagrado Corazón de Jesús, una de cuyas jaculatorias
    más célebres "Jesús manso y humilde de
    Corazón, haced mi corazón semejante al tuyo",
    sintetiza el testimonio que supo darnos a lo largo de su vida"
    (28).

    Irlandeses

    El sacerdote dominico Antonio D. Fahy
    nació en 1805; falleció en Buenos Aires en 1871.
    Arribó "a Buenos Aires en 1844 para actuar como
    capellán de la comunidad
    irlandesa en el país. En 1848 fundó el Sanatorio de
    Inmigrantes Irlandeses e impulsó la llegada de sacerdotes
    de ese origen a la Argentina. En 1864, Antonio Fahy fue designado
    en el cargo de canónigo honorario de la Catedral de Buenos
    Aires" (29).

    "Los primeros inmigrantes irlandeses llegan al
    Río de la Plata a fines del siglo XVIII y principios del
    XIX. La reunión de una Sociedad
    Católica Irlandesa aparece por primera vez e el año
    1830. A partir de 1844, no se cuenta con documentación alguna que certifique la
    existencia de una institución irlandesa organizada. Es en
    ese año que llega desde Irlanda el padre Antonio Fahy,
    figura que cobra singular importancia para la colectividad
    irlandesa no sólo por su inagotable y férrea tarea
    evangelizadora, sino por su preocupación y acciones en
    beneficio de niños,
    enfermos, ancianos y huérfanos".

    "Por su iniciativa surgen una Enfermería
    para inmigrantes irlandeses, que luego se convertirá en
    hospital, un colegio orfanatorio para niñas y un convento
    para las Hermanas de la Misericordia irlandesas. Durante su vida
    el Padre Fahy se preocupó en forma personal por el
    sustento de estas obras, en las que colaboraron generosamente los
    irlandeses más pudientes. El 20 de febrero de 1871 fallece
    víctima de la fiebre amarilla. Su desaparición
    dejó un vacío de liderazgo que
    afectó profundamente toda la vida de la Comunidad
    irlandesa, de la cual era alma, motor y aliento.
    Aparecen entonces dentro de la colectividad intentos de organización institucional, que preserven
    las obras iniciadas y consolidadas por el Padre Fahy"
    (30).

    En 1889 arribó el SS City of Dresden, con
    alrededor de dos mil pasajeros irlandeses. Ellos se dirigieron a
    Napostá, cerca de Bahía Blanca, desde donde, en
    1891, quinientos veinte colonos regresaron a Buenos Aires,
    "broken in spirit, uterly destituted". Los adultos quedaron
    librados a su suerte. Las niñas fueron enviadas al
    orfanato irlandés y los varones a la primera Fahy School
    (31).

    El Dean Patricio Dillon ocupó, "entre
    otros cargos el de diputado por la Provincia de Buenos Aires y
    presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales de
    la Cámara de Diputados, cargo desde el cual propuso y
    defendió la conveniencia de que la provincia de Buenos
    Aires se desprendiera de la Capital".

    El 16 de enero de 1875, Dillon fundó The Southern
    Cross, "primera publicación católica (en ese
    entonces íntegramente en inglés)
    que circulara en el Buenos Aires del 1875 y aún lo
    continúa haciendo. Es la voz de una comunidad fuerte,
    pionera, que llegó al país cuarenta o cincuenta
    años antes que las inmigraciones masivas, para anclarse
    definitivamente en su nuevo destino. En sus ciento veinticinco
    años de vida, sigue viendo la luz todos los
    meses. Uno de sus secretos radica, precisamente, en que este
    periódico (por haber sido sus integrantes
    desplazados de su propia patria, buscaron afanosamente otra) supo
    asumir su condición de ser Plenamente argentino y el otro,
    en el de sostener a lo largo de los años uno de los
    tesoros más comunes a la cultura irlandesa y a la
    argentina, que es indiscutiblemente la religión
    católica. Como tal, este mensuario la ha defendido y
    difundido y lo sigue haciendo, consciente de su misión".

    "Durante todos estos años de generación en
    generación, se transmitieron los lineamientos e ideales de
    los iniciadores, haciendo posible que continúe vivo,
    representando a la comunidad argentino-irlandesa y a todos sus
    amigos, y nos enorgullece que las séptimas generaciones,
    están comenzando a tomar la posta para continuar con su
    misión de formación e información, manteniendo nuestras
    tradiciones, siendo éstas las bases de nuestra identidad y
    dignidad".

    "El
    periódico cubre tanto la parte de actualidad como la
    cultural, social y es la voz de los integrantes de esta
    comunidad, vivan en la Capital Federal, en el interior de nuestro
    país o en el exterior, priorizando lo argentino sin
    desmedro de lo que ocurre en la patria de nuestros ancestros,
    como así en el resto del mundo. Esta es pues nuestra tarea
    como católicos, como argentinos y como herederos de la
    cultura irlandesa" (32).

    "En 1879, surge, por primera vez el nombre de Irish
    Catholic Asociation ("The Irish in Argentina" – Tomás
    Murray). En esa fecha el Arzobispo de Bs. As. Monseñor
    León Aneiro, realiza una Asamblea que será el
    antecedente inmediato de la futura Asociación
    Católica Irlandesa, finalmente fundada el 5 de junio de
    1883, por los auspicios del Dean Monseñor Patricio J.
    Dillon, capellán de la ciudad de Buenos Aires".

    "Esta institución tendrá el poder de
    administrar no sólo el Orfanatorio Irlandés y el
    hospital sino toda donación o legado que en el curso del
    tiempo llegase a ser propiedad de
    la comunidad Irlandesa. La A.C.I., la más antigua de
    lacios católicos de Bs. As., desde entonces, estará
    presente en todas las actividades e iniciativas de la comunidad
    irlandesa y se constituirá en la entidad lider de los
    irlandeses y sus descendientes en Argentina. Ingresa en el siglo
    XXI, celosamente guardiana de las traducciones, fe y patrimonio
    heredados de sus antepasados e históricamente integrada a
    la Comunidad Argentina. En las aulas de sus Colegios, Santa
    Brígida y Monseñor Dillon, se educan cientos de
    niños y jóvenes, sin distinción de origen. A
    través de ambos, cumple su alta y actualizada función
    educativa" (33).

    Franceses

    "El 19 de marzo de 1858. Un sacerdote, Diego
    Barbé
    , un seminarista, Juan Magendie y un hermano,
    Joannés Arostegui, religiosos de una joven
    congregación francesa fundada por San Miguel
    Garicoïts, abren en el barrio de Balvanera el
    histórico Colegio San José. Los porteños los
    llamarán: Padres Bayoneses".

    "La ciudad es capital del Estado de
    Buenos Aires, separado de la Confederación Argentina. Es
    solamente una aldea alumbrada a kerosén, sin servicios
    sanitarios y con escasez de centros educativos".

    "El Colegio San José aplica ya la
    tradición francesa de formación integral con
    catequesis y culto, estudio intensivo y deportes. El General Mitre visita
    repetidas veces el colegio para conversar con el P. Barbé
    y en 1863, sobre la experiencia acumulada por el Colegio San
    José, creará los primeros colegios nacionales del
    país".

    "En 1880 el Colegio San José fue el primer
    instituto privado incorporado a la enseñanza oficial. A lo largo de los
    años el Colegio ha ido adaptando a la realidad cambiante
    del país y del mundo las instalaciones, los métodos y
    los planes de estudio, en un proceso de
    actualización permanente".

    "Muchos exalumnos se han destacado en los distintos
    campos del quehacer nacional. Entre ellos: los políticos
    Hipólito Yrigoyen, Benito Villanueva, y Ricardo
    Balbín. Los prelados Juan Nepomuceno Terrero y Santiago
    Luis Copello, primer cardenal argentino y latinoamericano. Los
    generales Mosconi y Riccieri. El perito Francisco P. Moreno. El
    jurista internacional Luis María Drago. Los historiadores
    Ernesto Quesada, Diego Luis Molinari, José María
    Rosa y Félix Luna. El novelista Ricardo Payró. Los
    destacados Pedro Luro, Patricio Peralta Ramos, Pedro Lagleize, el
    artista plástico
    Angel Della Valle" (34).

    "La vida y obra del padre Salvaire es desde hace
    tiempo motivo de estudio de monseñor Dr. Juan Guillermo
    Durán. Apasionado y comprometido con el tema, ha
    emprendido una cuidadosa investigación recurriendo a archivos de
    distinta naturaleza para
    dar cuerpo a dos de los tres volúmenes dedicados a su
    figura". El obispo se refirió en una entrevista a
    la
    personalidad que nos ocupa: "Salvaire llega en octubre en
    1870, año de la fiebre amarilla. Viene destinado por la
    congregación de los padres lazaristas como docente al
    colegio San Luis Rey de Francia, en
    Buenos Aires, ubicado entonces en lo que es hoy Paraguay y
    Libertad, al
    lado de la Iglesia de las Victorias. Cuenta con 24 años y
    recién ordenado ha venido de Francia para comenzar sus
    tareas en el colegio como docente. En 1872, dos años
    después de llegar, cuando el arzobispo de Buenos Aires,
    monseñor León Federico Aneiros, le encarga a los
    padres lazaristas la atención del Santuario, el padre Salvaire
    pasa a Luján hacia fines de ese año. El primer
    párroco de los padres lazaristas es el padre Eusebio
    Fréret; entonces Salvaire ayuda a Fréret en la
    parroquia y comienza a desarrollar su actividad en Luján,
    en el Santuario, con la atención pastoral; repara también en
    la necesidad de restauración del antiguo templo de Lezica
    y Torrezuri, sobre todo la cúpula, y comienza a trabajar
    con el tema del hospital, la posibilidad de un colegio y
    demás. Un año y medio más o menos el padre
    está trabajando en Luján, hasta que en diciembre de
    1873 recibe una carta del
    provincial de los padres lazaristas donde se le comunica que la
    congregación lo destina al trabajo misionero con los
    indios en Azul".

    "Se forma un primer equipo compuesto por el padre Juan
    Fernando Meister y Salvaire, dos lazaristas que en enero de 1874
    se instalan en Azul para intentar evangelizar la tribu de
    Cipriano Catriel, acantonada desde hace muchos años entre
    Azul y Olavarría, en torno al Cerro
    Negro, en un campo de aproximadamente 60 mil hectáreas que
    había donado a la tribu Juan Manuel de Rosas".

    "Un grupo de
    indios vivía ya en Azul, más inculturados, que eran
    indios de Catriel y de dos caciques menores que son Cachul y
    Mayca, formando una especie de barrio indígena del otro
    lado del arroyo Azul, camino a Tapalqué, en lo que se
    llamó y hasta hoy conserva el nombre de Villa Fidelidad,
    que es un repartimiento de pequeñas chacras que hizo el
    general Escalada".

    "Entonces, los padres tienen en Azul a un grupito de
    indios que viven en Villa Fidelidad -incluso Catriel tiene casa
    en Azul-; así que cerquita de Villa Fidelidad instalan su
    escuelita para niños indígenas y la capilla. El
    padre Salvaire cada 15 días o a veces todas las semanas,
    visita los ranchos, los toldos del Cerro Negro".

    "Para comprender un poquito estos libros que yo
    he dedicado al padre Salvaire, es necesario tener en cuenta esto.
    El primer libro de la trilogía que voy a dedicar al padre,
    rescatando momentos fundamentales de su vida hasta su muerte, se
    editó en 1998 y lleva por titulo El padre Jorge
    María Salvaire y la familia
    Lazos de Villa Nueva. Un episodio de cautivos en Leubucó y
    Salinas Grandes. Transcurre entre 1866, que es cuando el
    malón toma cautivos a doña Jacinta Rosales de Lazos
    y a sus cinco hijos en Villa Nueva, Córdoba, cerquita de
    Villa María, y son llevados a Leubucó por los
    ranqueles, hasta l875 cuando el padre Salvaire visita las
    tolderías de Namuncurá. El primer tomo es la
    relación entre Salvaire y esta familia, porque Jacinta
    Rosales es liberada con un hijo que tiene en las tolderías
    en 1874 por el padre Donati; ella vuelve a su pueblo, Villa Nueva
    y ahí comienza las gestiones para rescatar a sus cuatro
    hijos, dos mujeres y dos varones. Precisamente, doña
    Jacinta Rosales, sus hijos y el padre Salvaire son recordados en
    un placa colocada en la Basílica, con motivo del
    centenario del padre Salvaire".

    "Doña Jacinta, ayudada por vecinos de Villa Nueva
    viaja a Buenos Aires en busca de fondos para poder rescatar
    a sus hijos, y a través de una persona amiga de
    monseñor Aneiros, el vicentino José María
    Lozano, logra ponerse en comunicación con el padre Salvaire en Azul.
    Y entonces Aneiros le pide a Salvaire si alguno de los dos
    misioneros podría hacer el viaje a Salinas Grandes. Con
    él se podrían cumplir tres objetivos:
    rescatar los hijos de esta mujer y otros
    cautivos, en la medida que hubiese fondos: los indios no
    pedían dinero, sino
    trueque, objetos, por el valor
    equivalente a determinada cantidad de dinero, como
    platería, talabartería, yeguas, vacas, etc. Ese
    sería el primer objetivo por
    el cual se invita a los misioneros a ver si se animan a viajar a
    las tolderías de Namuncurá en Chilhué,
    ubicadas a 750 kilómetros de Azul, entre lo que es hoy la
    ciudad de Macachín y General Acha. Segundo, para que el
    misionero hablara con Namuncurá y lo aconsejara que
    firmara cuanto antes un tratado de paz, porque si no la
    solución armada -que es la que finalmente se llevó
    a cabo-, se iba a precipitar; y tercero, para que
    Namuncurá, como un modo de salvar un poco a la tribu,
    aceptara la presencia de un misionero en señal de
    protección".

    "Cuando llega la carta del
    arzobispo Aneiros, entre los dos misioneros deciden que
    irá Salvaire, que era más joven y hablaba mejor el
    castellano que el padre Meister, que era alemán y apenas
    lo hablaba. Además, Salvaire tenía interés y
    ya había aprendido a expresarse en araucano, así
    que es él quien realiza el viaje".

    "El primer tomo sería la radicación de los
    misioneros en Azul, el comienzo del trabajo con la tribu de
    Catriel y el viaje de octubre de 1875 a Salinas Grandes. El valor
    del libro reside además, en que por primera vez se publica
    su diario y apuntes sobre el viaje de Azul a Salinas Grandes. El
    libro está trabajado a partir del archivo del padre
    Salvaire".

    "El segundo tomo se inicia con el regreso del padre a
    Azul en noviembre, después de un viaje de aproximadamente
    23 días, cuando logra traer a tres de los hijos -uno
    había escapado a Bahía Blanca y después se
    reencuentra en Villa Nueva con su madre- y otros seis cautivos
    más. Allí permanece trabajando con los indios de
    Catriel a la espera de que Namuncurá diga sí a la
    invitación del misionero, porque le dijo que lo iba a
    pensar. El segundo tomo se llama En los Toldos de Catriel y
    Railef. La obra misionera del Padre Jorge María Salvaire
    en Azul y Bragado, y es el estudio detallado de los dos
    años de misión del padre Salvaire y Meister en Azul
    y un viaje que hizo Salvaire para misionar en los meses de julio,
    agosto y parte de septiembre en Bragado, en la tribu,
    también acantonada, del cacique José María
    Railef".

    "Ellos, tristemente, tuvieron que dejar la misión
    de Azul en febrero l876 por haberse quedado sin indios: en la
    Navidad de
    diciembre de 1875, Azul es asolado por un malón que llega
    hasta Benito Juárez, Tapalqué, que se llama el
    Malón Grande por su magnitud. Los indios permanecen 12 o
    13 días en la zona del Azul saqueando estancias, quemando
    y tomando cautivos, y Namuncurá logra que Juan José
    Catriel, que es el cacique porque a Cipriano lo asesinaron en
    noviembre del `74, se subleve contra el gobierno -en ese momento
    era presidente Avellaneda y ministro de Defensa Adolfo Alsina-,
    deje Azul con toda la tribu y se vaya al monte pampeano. Entonces
    los misioneros, de pronto se encuentran sin indios ya que Juan
    José Catriel no quiso tampoco que los misioneros siguieran
    a la tribu. Es así como los padres Meister y Salvaire en
    febrero dejan Azul. Salvaire pasa a Luján otra vez en
    1876, y trae el propósito de cumplir el voto que le
    había hecho a la Virgen cuando su vida corrió
    peligro en las tolderías, en su viaje de octubre,
    noviembre de 1875. Ante un serio peligro de muerte,
    prometió que si la Virgen intercedía por su vida
    escribiría la historia,
    contribuiría a la difusión del culto e
    intentaría construir un nuevo santuario que
    reemplazaría al de Lezica y Torrezuri. Ahí comienza
    el tercer tomo que estoy tratando de construir y que
    llevaría el titulo El Padre Jorge Maria Salvaire en
    Luján. Cura y capellán del Santuario. Ahí
    reconstruiremos el momento en que escribe la historia de la
    Virgen de Luján que publica en 1884 en dos tomos, las
    gestiones del padre para comenzar la construcción del
    nuevo santuario, su viaje a Europa para
    lograr la coronación pontificia de la Imagen, la
    colocación de la piedra fundamental del Santuario, cuando
    es nombrado párroco hasta su fallecimiento, el 4 de
    febrero de 1899. Serían tres libros que
    abarcarían la vida de Salvaire en la Argentina, desde su
    llegada, como docente, misionero y luego cura y capellán
    de Luján".

    "Yo me propongo estudiar de manera científica su
    vida porque creo que se dan las características fundamentales en su
    personalidad
    sacerdotal como para introducir su causa de beatificación.
    Eso es lo que quiero demostrar, sobre todo en el tercer tomo;
    después habría que ver quién asumiría
    el proceso de
    iniciar la causa. Yo creo que sí. El padre tiene
    suficientes virtudes como para ser considerado santo. Pero todo
    tiene un proceso; primero es necesario que alguien asuma el
    estudio científico y serio de su vida. El perfil de su
    vida sacerdotal y sus virtudes hacen pensar de que vivió
    de tal manera la hondura del Evangelio, su compromiso, su gran
    amor a la
    Virgen. Eso posibilitaría intentar introducir el proceso
    de beatificación, que tiene diversas instancias: primero
    sería aquí en la Argentina y después una
    segunda instancia en Roma. Como ejemplo, le comento que una de
    las causas por las que está demorado el proceso de
    beatificación del cura Brochero es porque no había
    escrito una buena base histórica, hubo que rehacer todo.
    Para evitar eso, he tratado de presentar a quienes tienen que
    estudiar luego el caso, una panorámica de la vida de
    él, demostrando que existen posibilidades"
    (35).

    Juan Bréthes nació en 1871;
    falleció en Buenos Aires en 1928. "Llegó al
    país a los diecinueve años, dedicándose a la
    entomología. Fue miembro de las Escuelas Cristianas del
    Colegio La Salle y corresponsal de Fabre en la Argentina,
    manteniendo contactos con otros científicos de renombre,
    como Lynch Arribálzaga, quien lo convenció para
    abandonar los hábitos a fin de dedicarse por entero a los
    insectos. Fue encargado de la sección entomológica
    del Museo Argentino de Ciencias
    Naturales Bernardino Rivadavia, profesor de Zoología
    Aplicada en La Plata y, además, dictó
    cátedra en el Colegio del Salvador. Sus actividades no le
    impidieron escribir unos doscientos trabajos, algunos de
    divulgación" (36).

    Belgas

    Raúl Agustín Entraigas relata la biografía del padre
    Segers: "¡Qué hombre
    extraordinario fue don Polidoro A. Segers! Nació el 7 de
    mayo de 1852 en Gante, Bélgica. Era oriundo de una noble
    familia flamenca, los condes de Van Laer. Su abuelo,
    Adrián Segers, fue uno de los que se jugaron por la
    independencia
    de Bélgica. Estuvo a punto de ser quemado vivo por los
    enemigos, lo que le valió las medallas de la Legión
    de Honor y la de la Orden de Leopoldo".

    "Cuando, después del 70, en Buenos Aires se
    respiraba paz y se vivía de Ia abundancia que
    proporcionaban nuestros campos ubérrimos (era nuestra era
    augustana … ) los argentinos pensamos en la buena música. Y nuestros
    abuelos tendieron la vista hacia París. Solicitaron un
    cuarteto clásico. Y vino. Tocaba el piano un joven de 22
    años, de buena presencia, cabello rubio, ojos celestes,
    mirada penetrante, frente amplia y además cordial: era
    Polidoro A Segers".

    "El director del conservatorio a quien se había
    pedido el cuarteto, puso los ojos en él, lo invitó
    y Polidoro aceptó. En Buenos Aires fue maestro de
    música y canto. Las jóvenes más distinguidas
    de nuestra sociedad aprendieron de él a interpretar a
    Liszt, a Beethoven y a Chopin. Pero no lo sedujeron. El
    había dado palabra a una joven parisina, María
    Craemers, la hizo venir y el 20 de febrero de 1875 se desposaron
    en la iglesia de San Ignacio".

    "Y era feliz. Ganaba dinero. Era querido por cuantos lo
    trataban. Pero a su espíritu inquieto esto no le bastaba.
    Se empeñó en estudiar medicina. Junto
    con el doctor Gutiérrez, Ramaugé y Milone
    estudiaban de noche la ciencia de
    Hipócrates. De día, trabajo; de noche estudio hasta
    caldearse los cascos".

    "Segers tenía ya 34 años. Cuando se
    trató de dar examen, se encontró con que necesitaba
    título habilitante para ingresar en la Facultad…
    ¿Qué hará? ¿Plantará todo?
    ¡Qué esperanza! Esperará. El tiempo y el
    ingenio le darían medios para
    llegar. Entre tanto se le cruzó una oportunidad
    magnífica para conocer Tierra del Fuego".

    "Iba don Ramón Lista a explorar aquellas regiones
    y a sentar definitivamente nuestra soberanía sobre ellas. Necesitaba un
    médico. Ningún profesional criollo quiso
    arriesgarse en esa "patriada". El poeta Olegario V. Andrade,
    padre político de Lista, lo exhortó e embarcarse y
    Segers no se hizo de rogar…".

    "Con los conocimientos científicos que
    poseía no le pareció imposible ser ‘cirujano
    de segunda’ en la expedición… Y en noviembre de
    1886 lo tenemos sobre el Villarino rumbo a Tierra del
    Fuego".

    "Como capellán iba el padre José Fagnano,
    salesiano. Se hicieron grandes amigos. Cuando pisaron tierra
    firme en San Sebastián, y los 25 hombres de Lista y del
    capitán Marzano hicieron fuego sobre los onas, dejando
    sobre la virgen tierra fueguina 28 cadáveres, el sacerdote
    y el médico se levantaron, coléricos, en nombre de
    la justicia y de
    la humanidad".

    "En su interesante obrita Hábitos y costumbres de
    los Aonas describe don Polidoro la impresionante muerte de un
    joven de 18 años, atrincherado en una roca, con
    sólo su arco… Recibió 28 balazos, sin contar el
    tiro de gracia. Su perro estuvo llorando toda la noche al lado
    del heroico ona. Cuando a la mañana siguiente fueron el
    capellán y el médico para enterrar el
    cadáver del mancebo, vieron un espectáculo macabro:
    el perro se había comido todo lo que pudo de su amo, como
    para que esos despojos queridos no cayeran en manos
    enemigas…".

    "Desde aquel día, siempre que había que
    vérselas con indios, eran Segers y Fagnano los encargados
    de parlamentar. La primera vez que les tocó la no
    fácil misión, se vieron en figurillas cuando
    toparon de buenas a primeras con una tribu. Estaban ambos
    perplejos. Entonces el médico -narra Fagnano-
    comenzó a hacer piruetas, a dar saltos y otras
    niñerías. Fue la salvación de ambos. Los
    indios bajaron sus arcos y se acercaron, riendo, a los
    embajadores. Desde entonces fueron los amigos de los
    onas".

    "Y cuando a principios de
    enero de 1887, en Bahía Thetis, se levantó la
    primera capilla, donde celebró monseñor Fagnano,
    fueron las manos piadosas de Segers las que más trabajaron
    en los rudos menesteres de albañil y carpintero. El fue
    quien juntó flores en la selva y aderezó
    admirablemente aquella humildísima Casa de
    Dios".

    "Se trataba de bautizar a los indios. Para ello
    había que vestirlos, antes. Pues bien: la carpa de don
    Polidoro se transformó en sastrería y él,
    tijeras en mano, cortaba y cosía mientras Fagnano
    instruía a la indiada".

    "El 3 de enero: primera misa del Prefecto
    Apostólico en sus tierras. Hasta entonces no había
    podido celebrar misa por falta de altar
    portátil".

    "El 25 de enero estaban de nuevo en Carmen de Patagones.
    De ahí a Buenos Aires".

    "Sin duda el doctor Segers en el Sur comió
    calafate. Dice la leyenda que el que come calafate siempre vuelve
    al Sur. El hecho es que a fines de junio de ese año, ya
    encontramos a don Polidoro embarcado en un funesto barco, el
    Magallanes, que hacía su primer viaje al
    Austro".

    "¿A dónde iba con su esposa y sus hijos
    Carlos, Alfredo y Graciela? Volvía a la Tierra del Fuego.
    Había ahorrado unos 8.000 $ y los iba a invertir en
    ovejas. De paso estudiaría a los onas, yaganes y
    alacalufes del punto de vista de su especialidad. Para vivir: el
    sueldo de médico de ese territorio nacional".

    "Pero sucedió que el golfo de San Jorge los
    recibió con una de esas borrascas que sólo
    conocemos los que hemos viajado por ahí… Al llegar a
    Puerto Deseado, el viento amainó. Pero la marea bajaba. Y
    cuando en esa ría, la marea baja, tiene el agua una
    fuerza
    exorbitante. Cosa que el capitán del barco, Teniente de
    Navío Méndez, ‘el gallego
    Méndez’ como lo llamaban, parecía
    ignorar".

    "El hecho es que cuando entró en la ría y
    quiso dominar al Magallanes, la tremenda violencia de
    las aguas lo arrojó sobre la famosa Piedra del Diablo.
    Eran las 14. El barco crujió. Los pasajeros ruedan por la
    cubierta. Las mujeres y niños lloran. Se descuelgan los
    botes. Estaban repletos de víveres. Al agua con
    ellos. Cunde el pánico. El barco se escora a
    estribor…".

    " ‘Primero las mujeres y los
    niños…’ Segers coloca a su mujer y a sus hijos en
    el bote que hace agua. Mientras
    unos reman, otros baldean… Luego corre a su camarote. Va a
    buscar sus 8.000 nacionales. Un guardia, con rémington, le
    impide entrar. Vio don Polidoro que a otro que insistía,
    lo dejaron sentado de un culatazo… Se retira dando el
    adiós a sus ahorros…".

    "Perdió también 40 cajones de equipaje que
    llevaba. Allá, a lo lejos, se divisaban techos.
    Habría población… Pero no: eran galpones para la
    lana. Eso y unas cuevas, viviendas primitivas de la Colonia que
    fundaron los españoles en el siglo XVIII, serán las
    moradas de los casi 200 náufragos".

    "A las 16, el Magallanes se acostaba pausadamente,
    dejando apenas ver el trinquete que afloraba como un brazo que
    pidiera auxilio a los navegantes. El Subprefecto cedió su
    lecho a la señora Segers, que dividió sus penurias
    con la esposa del marino. El padre Beauvoir hizo cama redonda con
    el teniente Villarino y el comisario Segovia. Y así 34
    días… Y los más crudos del invierno
    patagónico…".

    "Cinco hombres se ofrecieron para navegar hacia el Norte
    y llevar la noticia. Bordejeando, llegan en un mal
    lanchón, tras veinte días de viaje. De Patagones
    telegrafían a Buenos Aires. Acá la gente se alarma.
    Los amigos del doctor Segers están en ascuas. Su compadre
    Arturo B. Paz, a fuer de buen cristiano, le escribe una carta
    emocionante y con criolla generosidad le gira 300 $ a Patagones,
    creyendo que desistiría de su viaje".

    "Pero Paz no conocía los puntos que calzaba
    Segers. Desde Bahía Blanca llegan dos barcos de la armada:
    el Azopardo y el Uruguay. Uno
    de ellos llevaba un cajón de ropa para la familia Segers,
    obsequio de Alejandro Sorondo. Dos días después de
    estos, llegó el Mercurio, barco enviado por el gobierno
    chileno. Lo habian pedido de Punta Arenas".

    "En éste se embarcaron: el doctor Segers y
    familia, el padre Beauvoir y algunos otros que se animaron a
    proseguir viaje. El resto volvió a Buenos Aires. Pero
    ¡qué invierno el de 1887 para aquella gente! …
    Faltaba de todo. Narraba el doctor Alfredo Segers, médico
    del Hospital de Niños de Buenos Aires hasta hace pocos
    años, y entonces sólo el mimado Tití de
    siete años de edad, que fue una fiesta para las
    señoras, el día en que él, corriendo por la
    playa, encontró un peine desdentado… Ya tenían
    las damas por lo menos algo con qué
    acicalarse…".

    "Y llegaron a Ushuaia. Allí hubo que crearlo
    todo. Levantar una choza, hacer ropa para los niños,
    plantar legumbres, cuidar animales. Y a
    todo se avino el animoso belga. Su señora se
    enfermó a poco de estar allá: ¡la dama de
    París en aquel Ushuaia!… Hay una fotografía
    en que aparece ‘la mansión Segers’: adelante
    se ven los surcos del sembrado. Hay otra foto en que está
    la familia con el indiecito Keppenau, luego cacique y
    médico de la tribu y una chinita ya domesticada.
    Ahí está Tití, con un par de botas que un
    buen amigo le había conseguido en Punta Arenas, y que
    él cuidaba como la niña de sus ojos".

    "Ahí Segers sufrió mucho. Pero no fue poco
    lo que aprendió… Fruto de sus observaciones y
    experiencias médicas son unos artículos que
    publicó La Prensa de julio y
    agosto de 1891 y La Semaine Médicale de París en
    noviembre. Ambos trabajos ingresaron al Congreso Médico de
    Burdeos de 1895. Sus trabajos fueron citados por médicos
    tan famosos como Hanot, Tissier y Planté. Y Bouchard en su
    Pathologie Générale lo menciona
    especialmente".

    "Las autopsias realizadas lo llevaron a encontrar una
    nueva causa de la extinción de los aborígenes: una
    enfermedad de hígado, hipertrofiado por la
    absorción de tomainas y toxinas de mejillones en estado de
    putrefacción que frecuentemente se hallaban entre los
    moluscos que juntaban los indios en la playa y que ellos
    ingerían grandes cantidades".

    "El pastor anglicano John Lawrence da un hermoso
    testimonio de la seriedad de los trabajos del todavía no
    laureado médico belga".

    "¡Y allá estuvo dos años y medio
    Segers sin poder cobrar un céntimo como médico de
    la Gobernación! Cuando se le ofreció la oportunidad
    se vino a Buenos Aires. Y como no podía cobrar sus
    honorarios, ganados en buena ley, y ¡en
    Tierra del Fuego! tuvo que dar el 50 % a un quídam para
    que los rescatara…".

    "Pero no tenía título oficial.
    Venía también por eso. ¿Cómo
    hará? Emprende un viaje a Bolivia, se
    inscribe en la universidad de Chuquisaca y el 19 de mayo de 1890
    se gradúa de médico. Su tesis oral
    abarcaba tres temas: el vómito, el
    dipsomanía y la melancolía. Por escrito, en
    cambio,
    desarrolló el tema: tomainas y lucomainas. Legalizó
    su diploma en La Paz y en Sucre, operó al obispo de
    aquella ciudad (a tanto llegaba la fe que tenían al
    neolaureado … ) y regresó a Buenos Aires".

    "Y no trajo solamente el diploma. Visitando un
    día el taller de un carpintero notó que usaba como
    hule de una mesa un cuadro al óleo … ¡Era nada
    menos que una tela de Sneyders el gran colaborador de Rubens! En
    la actualidad lo tienen sus nietos…".

    "En esta capital dio exámenes de reválida
    y comenzó a ejercer".

    "Pero él no quería aburguesarse sobre el
    asfalto. Y enderezó hacia el interior. Fue médico
    de Las Flores en la provincia. Allí se mezcló en
    las luchas políticas
    y resultó herido por un "matón" de esos que nunca
    faltaban en las luchas de antaño…".

    "De Las Flores volvió a Bánfield. Era cura
    de ese pueblo el padre Juan Bernardino Lértora. El
    médico y el poeta trabaron íntima
    relación".

    "En 1906 se embarcó para París. No fue a
    pasear. Fue en busca de más amplios horizontes. En el
    Instituto Pasteur alterna con los grandes profesores de medicina. Y tuvo
    el insigne honor de ser nombrado ayudante de cátedra del
    doctor Eugenio Doyen".

    "A su regreso fundó la Cruz Roja en
    Bánfield, el Círculo Médico junto con el
    doctor Paz, recibió un premio por un porta-esponias de su
    invención, etc".

    "En 1909 va de nuevo a París. Desde allá
    colaboró en La Prensa.
    Trabajó de nuevo junto al maestro Doyen. Pero la Argentina
    lo atraía. Los amigos de acá, que eran
    legión, lo reclamaban. Y volvió…".

    "Ya al filo de los sesenta años, un día
    sus hijos lo vieron pasearse con un libro en la mano declinando:
    rosa, rosae, rosam… Se alarmaron: ¿estaría
    chocheando el papá? El les explicó: había
    resuelto hacerse sacerdote. Viudo desde hacía unos
    años, reverdeció la vocación que acariciara
    allá en Gante en sus mocedades".

    "El 1° de mayo de 1911, mientras una rugiente
    manifestación se arremolinaba en el Congreso, un hombre
    golpeaba a la puerta del colegio Don Bosco. El padre Picabea le
    abrió y el médico se presentó con una carta
    de monseñor Espinosa… Se le recibió con los
    brazos abiertos: ¡era el compañero de
    monseñor Fagnano en Tierra del Fuego!".

    "Fueron sus maestros en esa ‘escuela de
    fuego’ el padre Picabea y el padre Ciolfi. Fue al colegio
    Pío Latino Americano. Pero allá se enfermó
    gravemente. Tuvo de volver a Buenos Aires… al seminario
    conciliar y a sus dos maestros de la calle
    Solís…".

    "El 19 de diciembre de 1914 era ordenado sacerdote por
    monseñor Espinosa. En Navidad
    cantó su primera misa en el colegio de las Hermanas del
    Huerto de la calle Rincón. Padrinos el doctor Arturo Paz y
    el señor Miguel Meroño con sus esposas. Orador: el
    padre Lértora. Un coro a ocho voces formado por más
    de sesenta personas y artistas de los conservatorios Melani y
    Rosseger ejecutaron trozos litúrgicos. La primera misa
    rezada por su esposa fue de intensa emoción".

    "Y el que fuera médico de las Hermanas del Huerto
    fue su capellán. A sus hijos les daba pena verlo en
    invierno, salir todavía oscuro para rezarles la misa de 6.
    ¡Pero él iba gozoso porque marchaba de cara al
    deber, el ideal de su vida!".

    "El 9 de octubre de 1916 bautizó a un nietecito
    que lleva el nombre del bisabuelo del clérigo:
    Adrián…".

    "Y un día gris del mes de mayo de 1917, el 14, al
    regresar de su sagrado miniscrio, después de haberse
    servido el desayuno, se sentó en el sillón. Se
    respaldó bien, cerró los ojos y se durmió en
    la paz del Señor Ese el apacible ocaso de este gran hombre
    de carácter
    de acero y voluntad
    inquebrantable".

    "Tierra del Fuego tiene una deuda con él. Estoy
    seguro que la
    saldará, porque los fueguinos son así: pueden
    ignorar, pero no saben olvidar" (36).

    En Fuegia, de Eduardo Belgrano Rawson, un sacerdote
    afirma: "Uno llega repleto de ilusiones. Como usted dice: con la
    Revista del
    Misionero en el bolsillo. Al final nos contentábamos con
    que juntaran las manos y repitieran Misericordia, Jesús,
    varias veces. Pero no era seguro que lo
    recordaran al día siguiente". Acerca de los anglicanos
    expresa: "Pobres diablos. ¿Cómo no van a sentirse
    desengañados? Ya sabemos cómo hacen para
    reclutarlos. ¿Acaso no les pintan todo esto como un
    paraíso repleto de aldeas? Me imagino las fantasías
    que traen. ¿Y qué encuentran a su llegada?"
    (37).

    Alemanes

    El sacerdote Federico Grote nació en
    Munster en 1853 y falleció en Buenos Aires en 1940.
    "Llegó al país en 1884 y se vinculó a los
    sectores católicos liderados por Pedro Goyena y
    José Manuel Estrada. En 1892, para contrarrestar la
    influencia de las ideas socialistas entre los trabajadores,
    fundó los Círculos de Obreros Católicos.
    Intervino en apoyo de la jornada laboral de ocho
    horas y otras leyes
    obreras".

    "En 1892, el padre Federico Grote fundó el primer
    Círculo Obrero Católico. Nacido bajo la
    inspiración de la encíclica Rerum Novarum del Papa
    León XIII (1981), estaba destinado a contrarrestar la
    influencia de las ideas socialistas y anarquistas entre los
    trabajadores. Era el primer intento de la Santa Sede para esbozar
    una doctrina social. En 1912, los círculos ya eran 77. En
    1912, el padre Grote fue reemplazado por monseñor Miguel
    De Andrea, entonces secretario del arzobispo de Buenos Aires. Los
    círculos fueron absorbidos por la Acción
    Católica Argentina" (38).

    "Luego de que León XIII diera a conocer la
    encíclica Rerum novarum, el sacerdote Guillermo Grote
    fundó en 1894 los Círculos de Obreros
    Católicos. Con ellos organizó un periódico
    La Defensa, que más tarde fue sustituido por el diario El
    Pueblo (aparecido hasta 1960) en los que difundía los
    Principios de la Doctrina Social de la Iglesia".

    "En el año 1902, el padre Grote fundó la
    Liga Democrática Cristiana. En 1911 se transformó
    en Unión Democrática Cristiana. Esta se
    disolvió en 1919 y a principios de la década del
    '20, se reunieron nuevamente los integrantes de la ex
    Unión Democrática Cristiana, bajo el nombre de
    Unión Democrática Argentina" (39).

    Polacos

    En la provincia de Santa Cruz, "En el año 1904 el
    padre Ludovico Dabrowski, polaco de nacionalidad y
    salesiano de religión comenzó sus correrías
    apostólicas. Con su valentía, sus chifladuras y con
    conocimientos de medicina se dirigió hacia el Sur. Anduvo
    por las comarcas tehuelches, recorriendo siempre a lomo de
    caballo los toldos de los aborígenes y los ranchos de los
    puesteros para llevar a todos la luz del
    Evangelio.

    Él no se manejaba con armas, aunque siempre le
    habían advertido que la zona era peligrosa porque andaban
    muchos bandoleros… pero solo decidió llevar consigo un
    crucifijo bendecido porque no le preocupaban esta clase de
    hombres. Tampoco le preocupaban las inclemencias del tiempo… al
    curita no lo detenía nada" (40).

    Eslovenos

    "Está documentada la presencia de sacerdotes
    salesianos en la Tierra del Fuego, hacia 1850"
    (41).

    …..

    Formados en la Argentina y en el extranjero, los
    sacerdotes y frailes inmigrantes brindaron su aporte a la tierra
    que los recibió, dedicándose no sólo a la
    religión, la caridad y la defensa de los desprotegidos,
    sino también a la educación, las
    ciencias y las
    artes.

    Notas

    1. Vernaz, Celia: La Colonia San José. Santa Fe,
      Colmegna,
    2. ibídem
    3. Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina.
      Buenos Aires, Clarìn, 2002.
    4. S/F: "Argentina Salta. Paseos por la
      ciudad".
    5. Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina.
      Buenos Aires, Clarìn, 2002.
    6. S/F: "Ceferino Namuncurá", en
      www.cunadeceferino.com.ar.
    7. Gutiérrez, Mariano: "Las fronteras
      históricas del legalismo", en
      derechopenalonline.com.
    8. Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina.
      Buenos Aires, Clarìn, 2002.
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    Trabajo enviado por

    Marìa Gonzàlez Rouco

    Licenciada en Letras UNBA, Periodista Profesional
    Matriculada

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