En esta monografía
me refiero a algunos de los sacerdotes y frailes que llegaron a
la Argentina entre
1850 y 1950. Incluyo entre ellos a Don Orione ya que, aunque
vivió sólo algunos años en nuestro
país, en ese tiempo
llevó a cabo una obra de gran importancia.
Formados en la Argentina y en el
extranjero, los sacerdotes y frailes inmigrantes brindaron su
aporte a la tierra que
los recibió, dedicándose no sólo a la
religión,
la caridad y la defensa de los desprotegidos, sino también
a la
educación, las ciencias y las
artes.
Lorenzo Cot fue un "sacerdote venido
de Chambons de Fenestrelles, Piemonte. Ejerció su
apostolado durante la Presidencia de Urquiza en la Capilla San
José de su residencia. Desde este lugar concurría
asiduamente a la Colonia San José para visitar a los
colonos, muchos de los cuales fueron traídos por él
desde su patria. En 1859 fue enviado a Europa para traer
más inmigrantes. Luego fue designado sacerdote en la
Colonia y Villa de Colón. Siempre tuvo mucho aprecio de
los compoblanos europeos pues veían en él a su
defensor y protector de los derechos que les
correspondían por contrato. Pero
esta defensa le valió grandes enemigos en la esfera
política
de Colón, quienes lo persiguieron en forma incansable. Un
cúmulo de acusaciones no hacían impacto en su
fuerte personalidad,
y si bien tenía el apoyo de las altas autoridades
eclesiásticas, llegó un momento muy difícil
para su tranquilidad de parte de algunos hombres colonenses.
Falleció asesinado el 27 de septiembre de 1868. Este
crimen quedó sin aclarar hasta el día de hoy ya que
no ha sido estudiado aún en su profundidad"
(1).
Pablo Lantelme "nació en Piamonte en 1814
y llegó a San José en 1860. Era pariente del padre
Cot. Ejerció varios cargos públicos, y en especial,
fue maestro de escuela. Mucho
mérito ha tenido por sus diplomas de pedagogo, pero
más, por haber escrito un libro en
italiano para la enseñanza primaria. Las autoridades locales
consideraron su traducción al castellano. Todo
esto hizo de él un hombre muy
especial en el seno de la Colonia. Cuando enviudó se
trasladó a Santa Fe donde cursó estudios
eclesiásticos en el seminario de
dicha ciudad, ordenándose de sacerdote a los sesenta
años de edad. En 1875 fue nombrado Capellán
efectivo en Colón, y luego fue Cura Vicario de dicha
parroquia. Entre sus actividades, aparte de su apostolado,
figuran: el enfrentamiento con los sacerdotes de San José
por los problemas de
jurisdicción, y la construcción de una de las torres de su
iglesia. En
1885 renunció a sus funciones
trasladándose a Concepción del Uruguay desde
donde siguió atentamente el desarrollo de
los acontecimientos de Colón y San José. Sus
escritos sobre el uso del castellano en las
escuelas explican en parte por qué los hijos de
inmigrantes no conservaron el idioma de sus padres"
(2).
Luis Giorgi, nacido en 1821, "Fue el arquitecto
de la orden Franciscana caracterizado por su sentido
escenográfico. En Salta hizo las reformas del interior de
la Iglesia de San
Francisco y luego de la fachada, en 1870; allí como
escultor plasmó las imágenes
de ‘San Severo’, en cera; ‘La
Purísima’ ubicada en el altar mayor, realizada con
pasta y tela encolada; y ‘San Diego de
Alcalá’, confeccionada en madera tallada
y tela encolada". Falleció en Catamarca en 1905
(3).
La Catedral Basílica de Salta, que fue declarada
Monumento Histórico Nacional en 1947, es un testimonio de
su talento: "A partir de 1858 se construye reemplazando a la
antigua Catedral dañada por un incendio, quedando
finalizada en 1882. (…) La fachada se enmarca en un estilo
italiano clásico, con frisos y cornisas muy trabajadas
sobre las que se asientan dos campanarios con arcos que rematan
en una cruz de hierro
forjado. Es uno de los ámbitos religiosos de mayor
fastuosidad en el país. Se veneran las imágenes
del Señor y la Virgen del Milagro, patronos tutelares de
Salta desde 1692, y cada quince de septiembre esta Catedral es
testigo de la procesión multitudinaria de la Virgen
Coronada de las Lágrimas y de la Cruz Primitiva del
Señor del Milagro. Se destacan dos pinturas americanas
entre varias de gran valor:
‘La Asunción de María Santísima’
y ‘Nuestra Señora de los Dolores’. En ella,
ubicado a la izquierda de la entrada, también se erige el
‘Panteón de las Glorias del Norte de la
República’, que guarda las urnas funerarias del
General Martín Miguel de Güemes, entre otros
importantes héroes salteños, como así
también de Antonio Alvarez de Arenales, Rudecindo
Alvarado, y además el de una mujer llamada
Doña Martina de Gurruchaga quien organizó con sus
propios recursos un
escuadrón que entregó al Gral Belgrano y
obsequió al Ejercito del Norte una bandera que ella misma
había tejido. Este Panteón fue declarado Monumento
Histórico Nacional en 1947".
"La Catedral, en su interior, posee tres naves y un
crucero con cúpula, destacándose por su
ornamentación en colores ocre,
verde y azul, además del dorado que resalta al observar el
llamativo altar mayor, que es una manifestación del
barroco
tardío obra del arquitecto franciscano Luis
Giorgi"..
Trabajó asimismo en la construcción de la iglesia salteña
de San Francisco: "Esta Iglesia perteneciente a la orden
franciscana tuvo varias reconstrucciones. Concluyó la
primera etapa en 1625, y posteriormente se construyó un
segundo templo en 1674, que fue destruido por un incendio a
mediados del siglo XVIII. Luego se comenzó a erigir la
actual iglesia bajo la dirección del español
Fray Vicente Muñoz, nacido en Sevilla, quien
construyó además la Iglesia de San Francisco de
Buenos Aires y
la magnífica cúpula de la Catedral de
Córdoba. Como la Catedral anteriormente nombrada fue
también decorada por el arquitecto italiano Luis Giorgi en
otra reforma que presentó en 1870, donde se levantó
la esbelta torre que acompaña al templo. Con su campanil
separado de la nave central de cincuenta y tres metros de altura,
la convierten en la más alta de Sudamérica. La
campana de la torre del campanil llamada ‘Campana de la
Patria’, fue realizada mediante la fundición de los
bronces de los cañones utilizados en la batalla de Salta,
donde venció el Ejercito del Norte a las tropas realistas.
El mismo Gral. Manuel Belgrano asistió iniciado el siglo
XIX a la misa fúnebre oficiada en memoria de los
vencedores y vencidos en la mencionada batalla de Salta en 1813.
(…) La iglesia San Francisco fue declarada Monumento
Histórico Nacional en 1941" (4).
Juan Cagliero nació en Italia en 1838 y
falleció en su tierra natal
en 1926. "Dirigió la primera expedición de la orden
de los salesianos al Río de la Plata, en 1875, enviada
desde Italia por Don
Bosco, fundador de esa congregación religiosa. En 1884 fue
nombrado primer obispo-vicario apostólico en la Argentina,
cargo que ejerció hasta 1904. Ese año se
trasladó a Italia como arzobispo y allí fue
ordenado cardenal, en 1915. En 1964, sus restos fueron
trasladados a la ciudad de Viedma, en honor a su labor en el
país y en gran parte de América
del Sur" (5).
Monseñor Cagliero supo apreciar las virtudes de
Ceferino Namuncurá. El padre del joven "se presenta ante
el ex presidente Sáenz Peña. Éste, gran
amigo de los aborígenes, le aconseja que lo inscriba en el
colegio de los salesianos donde seguramente sería muy bien
recibido. Allí lo recibió Monseñor Juan
Cagliero, vicario apostólico de la Patagonia,
enviado del mismo Juan Bosco, hoy santo. (…) En el cuarto
año de su estadía en Buenos Aires,
Ceferino comenzó a experimentar una tos insistente y
rebelde a todo cuidado que le atacaba los pulmones.
Monseñor Cagliero pensó en llevarlo a un ambiente
más natural y saludable. Monseñor tenía su
sede en Viedma, distante a 900 Km. de Buenos Aires, cerca de la
desembocadura del Río Negro. Allí también
había un colegio salesiano, donde Ceferino gozaría
de un clima más
parecido al de Chimpay, donde naciera. Monseñor Cagliero y
Ceferino llegaron a Viedma a fines de 1901. (…) En abril de
1904, monseñor Cagliero es nombrado arzobispo, y llamado a
Roma por el Papa.
Ceferino le pide que lo lleve con él. En agosto de 1904
desembarcan en Génova, y suben a Turín, donde lo
recibe Don Rúa, hoy beato y primer sucesor de Don Bosco.
En septiembre del mismo año, Monseñor va a Roma, y presenta
a Ceferino al Papa. Pío X se siente por unos instantes
conmovido ante aquel joven araucano. Luego hace pasar a los
misioneros a su despacho, y conversa larga y afectuosamente con
ellos como un viejo amigo" (6).
En "Las fronteras históricas del legalismo",
Mariano Gutierrez reproduce una carta, fechada en
Villa Merced en septiembre de 1879, en la que el fraile
Donati "le advertía a su compañero de las
trampas en que el gobierno
pretendía hacer caer a los indios". Donati escribe al
M.R.P. Moysés Alavez: "Mi querido padre Prefecto:
Recibí la apreciable de V.P.M.R. fecha 28 de presente. Con
respecto á Ramón,
consideratis considerandis, nosotros me parece que no
debríamos más que aconsejarle á que se
reduciese entre Cristianos á una vida civil para que
despues consiguiésemos su conversión. Por ahora no
usan otros términos que se entendiese con los Gefes o con
el Gobierno, en
cuanto á las propuestas que se hiciesen que después
no se hubiesen de cumplir caeriamos en su desgracia. Según
la carta de
V.P. me confirmo siempre más que los actuales gobernantes
no quieren reducciones, pero si la sumisión de los indios
por medio de dispersiones de ellos. En una palabra reducirlos en
un estado como se
halla en los tiempos presentes la nación
hebrea que no forma población reunida. Es de dura necesidad
mostrarse indiferente con ello, que haga expontáneamente
lo que les parezca mejor. Por el contrario se nos
sublevaría si viniesen con propuestas que probablemente no
serán fielmente realizadas. Me buscan que vaya para hablar
ellos conmigo, por que gracias a Dios me creen; pero yo no tengo
datos seguros que el
futuro Presidente quiera favorecer á nosotros y á
los indios. Ygnoro los proyectos de
él y las instrucciones que tienen los Gefes. Yvanoski me
ha comunicado que Sarmiento no quería pagarle este
último trimestre. Es más fácil evitar el
pantano que salir caído en el. Muéstrese neutral
con Ramón
dígale que se entienda con el Coronel Roca. Me es doloroso
usar estos términos (…). también V.P. tenga la
advertencia de reflexionar bien sobre el racionamiento de
Nicolás, no sea que este pobre caiga en la red como han quedado
estampados aquí una cuadrilla de cautivos que comenzaron
á racionarles con el título de Vaqueanos prestando
servicios. A
poco á poco, de vez en cuando los mandaban a descubrir el
campo, en seguidos que estuviesen vestidos de paisanos reunidos
en tal Fortín, la conclusión fue que ahora
están gobernados por un oficial como militares veteranos.
Nicolás debería pensarlo bien y determinar si
él mismo quiere carne de la Patria. Se me han desaparecido
un par de botas; Marquito me asegura que las ha visto en mi celda
puede ser que alguno de los Padres las haya ocupado para ir a
cazar; me parecía que no estuviesen allí;
pregunté de ellas, son botas casi nuevas. Entró el
Padre Luis, algo ha de haber sucedido. En lo que tengo encargado
que no me dejen la llave a nadie. Saludo con toda la
expansión de mi corazón
á los compañeros, en particular á V.P. Fray
Marcos Donati" (7).
El misionero salesiano José Fagnano
nació en 1844 y falleció en Chile en 1916.
"Luchó en Italia junto a Garibaldi y, tras abrazar la vida
religiosa, llegó al país en 1875 con la primera
expedición enviada por el fundador de la orden salesiana,
Don Bosco. En 1876 asumió como director del colegio de esa
congregación en San Nicolás de los Arroyos. En 1883
fue nombrado prefecto apostólico de la Patagonia
meridional, y desarrolló una importante labor como
protector de los indios. En 1893 fundó la misión de
Nuestra Señora de la Candelaria, en el área que hoy
ocupa Río Grande, Tierra del
Fuego, donde se afincaron numerosas familias de indios onas.
Incansable explorador de la Patagonia, estableció la
ubicación del lago fueguino que lleva su nombre"
(8).
En "El cura y el cowboy" se recuerda a monseñor
Fagnano: "La Patagonia tuvo en aquellos lejanos tiempos muchos
aventureros. ¡Hasta los misioneros que recorrían
leguas a caballo, como el padre Mascardi, el padre Quiroga, el
padre Falkner y otros tantos aventureros de la Cruz! ¿Por
qué no recordar también a Monseñor Fagnano,
cuando cruzaba Tierra del Fuego en 1886 a lomo de mula? … o al
padre Angel Savio, remontando en 1885 el río Santa Cruz,
rumbo al lago Argentino pasando por las chozas de los tehuelches.
Y no olvidemos al padre Bonacina quien en 1892, en pleno invierno
cruzó con un baqueano y una tropilla de Viedma a Rawson
para fundar allí una iglesia salesiana" (9).
El sacerdote y arquitecto Ernesto Vespignani
nació en 1861; falleció en Buenos Aires en 1925.
"Realizó numerosas obras religiosas en su país. En
la capital de
Argentina, inició las obras del Santísimo
Sacramento y se destacan la iglesia de San Carlos y el Santuario
de Nuestra Señora de Buenos Aires, el Santuario de Nuestra
Señora de Itatí (Corrientes), la iglesia del Rodeo
(Mendoza), la iglesia de Viedma (Río Negro), el colegio
San José (Santa Fe), la iglesia de Nuestra Señora
de la Merced (Tucumán), la iglesia de María
Auxiliadora (Córdoba) y numerosos colegios y parroquias de
la congregación salesiana en el país"
(10).
Rafael Gobelli nació en Casalcermelli en
1862; falleció en Salta en 1944. Historiador y religioso
franciscano, "llegó al país en 1874 y, cuatro
años después, tomó los hábitos en el
convento de San Diego, Salta. Se ordenó sacerdote en
Córdoba, en 1885 y, en 1890, fue designado definidor
general de la orden. Dictó cátedra de materias como
Teología y Derecho Canónico y fue misionero en las
provincias del norte y en el Chaco. Publicó trabajos como
Los indios tobas y asistió al Primer Congreso de Historia Nacional (Jujuy,
1924). Colaboró en la formación del Museo
Provincial de Salta" (11).
En su trabajo "Caza de subsistencia en la provincia de
Salta: su importancia en la economía de
aborígenes y criollos del Chaco semiárido",
Francisco Ramón Barbarán y Carlos Javier Saravia
Toledo se refieren a este sacerdote: "A fines del siglo XIX, la
aparición del ferrocarril y la iniciación de la
industria
azucarera, determinaron el aprovechamiento de los
aborígenes como mano de obra, llegando a trasladarse
tribus enteras con la colaboración del ejército, a
los ingenios de Tucumán. Posteriormente la actividad
azucarera se expande a las Provincias de Salta y Jujuy, que
atraen grupos
aborígenes mediante el sistema de
contratistas de indios. Los indígenas también se
empleaban en los ingenios voluntariamente, al recibir en pago
cuchillos, hachas e incluso escopetas, que los hacían mas
eficientes en la caza y la recolección. Las armas de fuego
fueron artículos codiciados porque las usaban
además en los continuos enfrentamientos que
mantenían con unidades del ejército, lo cual es
corroborado por diversos autores. Gobelli (1912) manifestaba que
"hasta ahora las armas que los
ingenios y obrajes han dado a los indios les han servido para
matar a los oficiales y soldados del ejército’ "
(12)
Don Orione nació en Pontecurone en 1872;
falleció en San Remo en 1940. "En 1885 ingresó al
convento franciscano de Voghera y, luego a los salesianos de
Turín, donde conoció a Don Bosco. Ordenado
sacerdote en 1895, fundó la obra de los Primeros
Ermitaños de la Divina Providencia. En 1921 vino a la
Argentina y, al año siguiente, inauguró en Victoria
(Buenos Aires) la primera casa de la obra. Volvió a Italia
y regresó en 1934 en ocasión del Congreso
Eucarístico Internacional. En 1935 colocó la piedra
fundamental del Pequeño Cottolengo Argentino en Claypole
(Buenos Aires). Luego fundó hogares para discapacitados,
centros para niños
abandonados, escuelas y parroquias. Regresó a Italia,
falleciendo en 1940. Beatificado en 1980 por Juan Pablo II, en
1984 su corazón
fue traido en un relicario que, tras recorrer las comunidades, en
2000 fue depositado en el Cottolengo de Claypole. En la
actualidad hay centros asistenciales (hogares o cottolengos) de
las Obras de Don Orione en Córdoba, Corrientes, Mendoza,
Chaco y Provincia de Buenos Aires" (13).
"Don Orione fue un sacerdote todo de Dios y todo de los
hombres. Dedicó su vida entera a amar y servir al
Señor en los más humildes, en los más pobres
y desposeídos. ‘Sólo la caridad
salvará al mundo’ fue la convicción que
marcó su vida; una caridad necesaria y urgente para
‘llenar los surcos que el odio y el egoísmo han
abierto en la
tierra’. Hoy, Don Orione, sus obras y sus opciones
siguen teniendo vigencia y son un testimonio claro de que la vida
sólo es tal cuando se comparte solidariamente con el
prójimo, especialmente con aquel más necesitado y
abandonado, pues en él ‘brilla la imagen de
Dios’ " (14).
José Zaninetti nació en Novara en
1874 y falleció en Paraná, Entre Ríos, en
1941. "Llegó a Paraná en 1886 e ingresó al
Seminario de
Santa Fe, ordenándose sacerdote en 1897. Cultor de la
música
sacra, en 1908 viajó a Roma donde estudió con el
abate Perosi. Profundizó sus estudios en Francia y
España,
en los centros benedictinos de Solesmes y Silos, respectivamente.
De regreso al país en 1911, fue inspector de parroquias y
capellán de hospitales en la diócesis de
Paraná, en la que llegó a alcanzar la dignidad de
deán de la Catedral. Compuso la Misa en honor de San
José, Te Deum, Tantum ergo, Tu est Petrus, la misa Mater
Misericordiae, Sacratissimi Cordi Jesu, una colección
inédita de Salmos y también su inédita misa
In hon, beata Mariae Virginis. Autor, también, de
composiciones folklóricas inspiradas en el cancionero
argentino" (15).
Artémides Zatti nació en Boretto en
1880 y falleció en Viedma en 1951. Fue laico de la
Sociedad
Salesiana. "Legó a la Argentina como parte de una familia de
inmigrantes y se instaló en Bahía Blanca en 1897.
Ingresó al seminario salesiano de Bernal (Buenos Aires) y
enfermó de tuberculosis.
Trasladado a Viedma, pidió a la Virgen su curación
y prometió dedicarse a los enfermos. Cumplió su
promesa cuidando convalecientes en el Hospital San José
(entre otros a Ceferino Namuncurá), donde murió en
1951. Llamado ‘El enfermero Santo de la Patagonia’,
fue beatificado en 2002 por Juan Pablo II" (16).
José Sobrero sdb resume la vida del beato: "El
Hno. Artémides Zatti es un salesiano coadjutor de la
Congregación Salesiana que desplegó un trabajo de
promoción entre los enfermos de la ciudad
de Viedma y cuya vida consagrada ha sido propuesta para el
estudio de sus virtudes en la causa de beatificación y
canonización".
"Italiano, nació el 12 de octubre de 1880 en
Boretto. Su familia trabajaba
en el campo: trabajadores que conocen del sudor para arrancarle
los frutos a la tierra. Son ocho hermanos junto a papá
Luis y mamá Albina. Artémides Joaquín
Desiderio María ocupa el puesto 3. De Boretto emigraron
hacia la República Argentina invitados por un tío
para largarse a la aventura de América. En 1887 se establecieron en la
ciudad de Bahía Blanca. Y continuaron trabajando.
Artémides tuvo varios empleos al estilo de
‘changas’ hasta que aterrizó en una
fábrica de baldosas. Comenzó a frecuentar la
Parroquia salesiana ‘Nuestra Sra. de las Mercedes¿.
Participaba de la Misa y de las actividades comunitarias.
Allí nació su vocación: codo a codo con los
salesianos".
"Con 19 años ingresa al Aspirantado salesiano en
Bernal, provincia de Buenos Aires. Quiere ser sacerdote. Sus
padres le ayudan mucho. En Bernal, por su edad y por su
contextura física, lo invitan a
realizar todo tipo de trabajos domésticos. Digamos que es
un verdadero factótum. Así en enero de 1902 le
proponen cuidar a un sacerdote enfermo de tuberculosis. El
final de esta tarea es trágico: fallece el sacerdote y
Artémides contrae la tan temible enfermedad. Con esa
dificultad a cuestas lo envían a Junín de los Andes
para curar o morir. En Bahía Blanca cambia Junín de
los Andes por Viedma. Con esta circunstancia se quiebra la
ilusión de aspirar al sacerdocio".
"En Viedma se encuentra con el P. Evasio Garrone,
conocido como el ‘Padre Dotor’, quien lo invita a
realizar una promesa a María Auxiliadora: pedirle la
gracia de la salud y ofrecerle como
respuesta el cuidado de los enfermos para toda la vida. Y el
milagro se dió. Soportó la grave enfermedad con la
sonrisa en los labios y al final quedó totalmente curado.
Entonces le tocó cumplir la promesa: Creí,
Prometí, Sané. Allí mismo, en el Hospital
‘San José’ de la ciudad de Viedma,
comenzó a trabajar por los enfermos. En 1904 se incorpora
a la botica ‘San Francisco de Sales’ anexa al
Hospital".
"Su camino salesiano continúa. El
‘noviciado’ fue un poco largo. Hasta 1910 aparece en
los registros como
‘ascritto’. Con 27 años hace sus votos
trienales el 11/1/1908.En 1911 fallece el P. Garrone y ese mismo
año hace los votos perpetuos. En 1913 se hace cargo del
Hospital realizando diversas tareas. Artémides no se
santificó solamente por su infatigable trabajo. Su vida de
oración, la vivencia de los votos, su inserción
comunitaria, ha sido tan rica como su labor apostólica en
bien de los enfermos".
"Lo podemos imaginar rodeado de jóvenes, rezando
con sus hermanos, compartiendo la mesa, en los Ejercicios
Espirituales…".
"La vida de estos santos nos ayudan a caminar con
esperanza precisamente por la vida escondida, en silencio, desde
lo cotidiano, en lo concreto y con
los pies sobre la tierra".
"Y así Artémides nos dejó un 15 de
marzo de 1951.Tenía 70 años y la convicción
que debía morirse para seguir viviendo. El pueblo lo
lloró y lo proclamó santo antes de tiempo porque en
la memoria de
ese pueblo estaban todas las gauchadas que le prodigó el
‘enfermero santo de la Patagonia’ " (17).
"El 14 de abril de 2002, en Roma, el Papa Juan Pablo II
declara Beato a Don Artémides Zatti, el enfermero de
Viedma" (18).
"Alberto María De Agostini nació en
Pollone, pequeño pueblo de Piamonte, en las
cercanías de Biella, el 2 de noviembre de 1883. Fue
ciertamente la feliz ubicación de la región natal,
al pie de los Alpes, y la vecindad de Biella, cuna del alpinismo
italiano, las que influyeron, desde la juventud, en
el ánimo y las preferencias de De Agostini. La
pasión por la montaña, por los grandes espacios y
las zonas inexploradas creció con él, y ya sobre
los Alpes supo destacarse como experto alpinista que
acompañaba, junto a la acción, la investigación, los escritos y la documentación
fotográfica".
"En 1909, a los veintiséis años,
consagrado sacerdote en la orden salesiana, abandonó
inmediatamente Italia y partió como misionero hacia una de
las regiones menos conocidas y más inhóspitas del
globo: la Tierra del Fuego. ¿Qué era lo que lo
impulsaba hacia allá? Ciertamente, la vocación
sacerdotal y las exigencias de su orden, pero también, sin
duda, ese espíritu de exploración en el cual apenas
se ha mencionado la influencia de su hermano Juan, fundador del
Instituto Geográfico que lleva su apellido".
"Ya Don Bosco, fundador de la orden de los salesianos,
hablaba de aquellas lejanas tierras con conocimientos superiores
a los comunes. En sueños había tenido la
visión de las riquezas y bellezas naturales aún
ocultas en las regiones interiores de la Patagonia y de la Tierra
del Fuego. En la obra de exploración de De Agostini
podemos entrever por cierto también una voluntad
permanente que tendía al propósito de demostrar en
forma cabal que el sueño de Don Bosco era verídico,
lo que, ante la magnitud del material reunido puede considerarse
logrado".
"Fue con estos antecedentes que inició una de las
más completas obras misioneras que se conozcan: el
eclesiástico se conjugó con el antropólogo,
con el fotógrafo, con el geólogo, con el
etnólogo y con el montañista, y todos estos
aspectos, actuando como fuerzas conjuntas, permitieron a De
Agostini alcanzar aquella estatura humana y espiritual que todos
le reconocen".
"El joven sacerdote llegó a Punta Arenas en 1910
y halló a sus hermanos de orden empeñados en la
tentativa de sustraer de la declinación y de la
destrucción a los últimos núcleos de los
indios fueguinos. Desde varios anos atrás esa obra era
llevada adelante con tesón por el prefecto
apostólico de los territorios magallánicos,
monseñor José Fagnano. Con gran habilidad
diplomática, Fagnano logró obtener el apoyo de las
más importantes familias de colonos, los Menéndez y
los Braun, pero la situación era ya comprometida y se
precipitaría muy pronto. La introducción de la cría de ganado
desencadenó la caza del indio y dio definitivamente el
golpe de gracia a la cultura
indígena. Los salesianos se empeñaron
esforzadamente en preservar de la invasión de la cultura
occidental a los indios, agrupándolos en misiones
adecuadamente construidas, pero la empresa no era
fácil, dado que se debía también mantener
una buena convivencia con los colonos y con los ricos
propietarios que habitaban en los grandes centros".
"En este cuadro De Agostini inició su obra,
enseñando en las misiones y en los centros salesianos. Tan
solo en el tiempo libre se dedicaba a las exploraciones que lo
hicieron tan famoso. No obstante, ese escaso tiempo fue
suficiente para permitirle documentar de manera completa todos
los territorios magallánicos".
"Punta Arenas fue la base de partida para las
primeras exploraciones de Alberto De Agostini, quien no por
casualidad mostró muy pronto su interés
por la cordillera fueguina conocida como Cordillera Darwin"
(19).
El sacerdote Mario Pantaleo nació en
Pistoia en 1915 y falleció en Buenos Aires en 1992.
"Debido a la crisis
provocada por la Primera Guerra
Mundial, la familia de
Mario Pantaleo emigró a la Argentina, radicándose
en Córdoba. Mario estudió en un colegio salesiano
y, luego, junto a su familia, volvió a su país
natal. Allí concurrió al seminario de Arezzo y fue
ordenado sacerdote en la catedral de Mattera en 1944.
Volvió al país en 1948, afincándose en
González Catán. En esa localidad, en 1975,
inauguró la iglesia Cristo Caminante. Era el núcelo
de una obra que incluye un área educativa y otra dedicada
a la discapacidad,
centros de día, un policlínico y un museo. La Obra
del Padre Mario, integrada por dos fundaciones, tiene su sede en
González Catán e instalaciones en Capital
Federal, La Rioja y Santa Fe" (20).
"Además de su obra benéfica para la gente
carencia de su barrio, lo que dio fama al padre Mario fueron las
largas ‘filas de la esperanza’ como se llamó a
la gran cantidad de gente que desde la madrugada se juntaba en
González Catán y dos veces por semana en los fondos
de una panadería del barrio de Floresta para buscar alivio
a sus enfermedades y
problemas,
porque como ya dijimos, el Padre Mario era un Cura Sanador. Se
calcula que atendió en los últimos treinta
años un promedio de 2.000 personas por semana. Sus
seguidores eran principalmente los humildes, pero también
muchos famosos y de renombre, como el pintor Raúl Soldi,
Amalia Lacroze de Fortabat, el escritor Ernesto
Sábato, el ex-Presidente Arturo Frondizi, el
empresario Francisco Macri (padre del Presidente del Club Boca
Juniors), e incluso el propio Ex-Presidente de la
República, Carlos Menem"
(21).
"Monseñor Eduardo Gloazzo, párroco
durante 35 años de Nuestra Señora de la Merced de
Caseros (…) Había nacido el 17 de agosto de 1923 en
Castions di Strada, provincia de Udine, Friuli (Italia) y
niño aún viajó con su padre a la Argentina,
donde hizo todos sus estudios. Los estudios sacerdotales los
inició en el seminario de los padres salesianos de Bernal,
donde cursó los cinco años de humanidades.
Posteriormente fue recibido en el Seminario Mayor San
José, de La Plata. Ordenado sacerdote, celebró su
primera Misa en Santa Juana de Arco, de Ciudadela, cuyo
párroco era el casi legendario padre Agustín B.
Elizalde, quien ofició de orador sagrado. El 8 de
diciembre de 1956, el Arzobispo de La Plata, Mons. Antonio
José Plaza, lo nombró párroco de la Merced.
El 17 de marzo fundó el Instituto Secundario Nuestra
Señora de la Merced, del que fue rector hasta 1984. Creada
la diócesis de San Martín, fue su primer presidente
del Colegio de párrocos, miembro consultor, miembro del
Consejo presbiteral y primer decano de la zona de Caseros. Entre
1971 y 1973, asesor de los Jóvenes de la Acción
Católica y profesor del Seminario Catequístico de
San Martín. El 13 de octubre de1979, fiesta de San
Eduardo, Juan Pablo II lo designó Prelado de Honor. El 15
de agosto de 1989, Asunción de la Santísima Virgen,
puso en el aire la radio Regina
Coeli, de transmisión ininterrumpida las 24 horas.
Según la Agencia Católica Argentina (AICA) "estas
son unas muestras de su celo apostólico, que tuvo otras
muchas expresiones también, no siendo de las menores el
brillo que año tras año supo imprimir a las fiestas
patronales, como una ocasión de ampliar el Reino de Dios"
(22).
Lucio Gera nació en Treviso en 1924. Se
ordenó sacerdote "en Buenos Aires en 1947 y profesor
emérito en Teología en el Seminario de Buenos
Aires. Fue prelado de honor del papa Juan Pablo II en 1998. Se
doctoró en Teología en la Universidad de
Bonn (Alemania). En
las décadas de 1960 y 1970, sus escritos inspiraron al
movimiento de
los Sacerdotes para el Tercer Mundo. Entre otros textos, es autor
de Pueblo, religión del pueblo e
Iglesia, compilación de documentos de
reflexión teológica sobre la evangelización
y la acción social de los sacerdotes" (23).
Antonio Quarracino nació en Pollica en
1924 y falleció en Buenos Aires en 1998. "Radicado junto a
su familia en la Argentina, fue ordenado en 1945. Fue elegido
obispo de 9 de julio en 1962, desempeñándose en esa
localidad hasta 1968, cuando fue trasladado para ejercer como
obispo de Avellaneda y secretario general (1978-1982) y
presidente (1983-1987) del Consejo Episcopal Latinoamericano, con
sede en Colombia. De
regreso al país en 1985, fue promovido a arzobispo de La
Plata, tomando posesión de esa sede el 5 de abril de 1986.
En 1990 fue designado arzobispo de Buenos Aires y, un año
más tarde, fue ordenado cardenal por Juan Pablo II. Fue
presidente de la Conferencia
Epsicopal Argentina entre 1990 y 1996" (24).
El 5 de marzo de 1998, se publicó esta noticia:
"Con la presencia de obispos, sacerdotes y fieles argentinos, el
día de ayer el Obispo-Coadjutor de Buenos Aires, Mons.
Jorge Mario Bergoglio, presidió la misa exequial y
posteriormente el entierro del Cardenal Antonio Quarracino. Luego
de la celebración eucarística, que empezó a
las 11 de la mañana, el cuerpo del Cardenal Quarracino fue
sepultado en la Catedral a los pies del altar de la Virgen de
Luján, sobre una nave lateral opuesta a aquella donde se
encuentra el mausoleo de San Martín. En esta misma
Catedral descansan varios obispos de Buenos Aires, entre ellos
Mons. Juan Carlos Caggiano, que falleció el 23 de octubre
de 1979, a los 90 años, así como los restos del
Arzobispo Fermín Emilio Lafitte" (25).
Los claretianos "llegaron a la Argentina en 1901.
Los primeros misioneros eran sacerdotes españoles que se
ubicaron en la periferia de las grandes ciudades. En 1956, el
presbítero Alfonso Milagro fundó la Editorial
Claretiana, que desarrolla hasta la actualidad una intensa labor
en el mundo del libro
religioso. Hay comunidades claretianas en Buenos Aires, Florencio
Varela, Mendoza, Rosario, Córdoba, Chascomús,
Bahía Blanca, el Noroeste y la Patagonia" (26).
El sacerdote jesuita y escritor Ismael Quiles
nació en Valencia en 1906 y falleció en Buenos
Aires en 1993. "Se doctoró en filosofía en 1930 en
el Colegio Máximo de San Ignacio, en Barcelona (España).
Enfermo de tuberculosis, sus superiores lo enviaron en 1932 a la
Argentina en búsqueda de un mejor clima. En 1936 se
licenció en Teología en la Facultad de San Miguel
de Tucumán, donde dictó la cátedra de
Filosofía. Se desempeñó como director del
seminario de Historia de la
Filosofía y fue profesor, decano y vicerrector de la
Facultad de Filosofía de la Universidad del
Salvador. Se especializó en el estudio de la
filosofía oriental y su vinculación con el cristianismo.
Fundó y fue el director de la Escuela de
Estudios Orientales de la Universidad del Salvador desde 1967 y
director del Instituto Latinoamericano de Investigaciones
Comparadas Oriente y Occidente (ILICOO) desde 1973.
Ejerció el periodismo y
dictó numerosos cursos en el
país y el extranjero" (27).
El presbítero J.I. Ferro Terrén
pronunció la "Homilía en el aniversario del
nacimiento del Reverendo Padre Ismael Quiles Sacerdote Jesuita",
en la que dijo: "En un nuevo aniversario del nacimiento del
querido Padre Quiles, nos reunimos hoy junto al altar del
Señor para recordarlo con cariño. En este
día cumpliría 95 años, ya que su nacimiento
a la vida del cielo, su dies natalis, fue el 8 de febrero de
1993. Recordamos al sacerdote, nacido en Valencia, que vino de
España a estas tierras como Santa Isabel de Portugal que,
nacida en Aragón, vivió con su marido el rey de
Portugal. Realizó un admirable apostolado en el
ámbito universitario, con unción académica
ad maiorem Dei gloriam como deseaba el insigne San Ignacio de
Loyola. (…) Como sacerdote cultivó la amistad y el
discernimiento espiritual, ya que fueron muchas la personas que
concurrían a pedirle consejo, a lo cual respondía
con sabiduría y paz. La Universidad del Salvador, de la
cual fue cofundador y Rector Emérito, tiene por Patrono al
Sagrado Corazón de Jesús, una de cuyas jaculatorias
más célebres "Jesús manso y humilde de
Corazón, haced mi corazón semejante al tuyo",
sintetiza el testimonio que supo darnos a lo largo de su vida"
(28).
El sacerdote dominico Antonio D. Fahy
nació en 1805; falleció en Buenos Aires en 1871.
Arribó "a Buenos Aires en 1844 para actuar como
capellán de la comunidad
irlandesa en el país. En 1848 fundó el Sanatorio de
Inmigrantes Irlandeses e impulsó la llegada de sacerdotes
de ese origen a la Argentina. En 1864, Antonio Fahy fue designado
en el cargo de canónigo honorario de la Catedral de Buenos
Aires" (29).
"Los primeros inmigrantes irlandeses llegan al
Río de la Plata a fines del siglo XVIII y principios del
XIX. La reunión de una Sociedad
Católica Irlandesa aparece por primera vez e el año
1830. A partir de 1844, no se cuenta con documentación alguna que certifique la
existencia de una institución irlandesa organizada. Es en
ese año que llega desde Irlanda el padre Antonio Fahy,
figura que cobra singular importancia para la colectividad
irlandesa no sólo por su inagotable y férrea tarea
evangelizadora, sino por su preocupación y acciones en
beneficio de niños,
enfermos, ancianos y huérfanos".
"Por su iniciativa surgen una Enfermería
para inmigrantes irlandeses, que luego se convertirá en
hospital, un colegio orfanatorio para niñas y un convento
para las Hermanas de la Misericordia irlandesas. Durante su vida
el Padre Fahy se preocupó en forma personal por el
sustento de estas obras, en las que colaboraron generosamente los
irlandeses más pudientes. El 20 de febrero de 1871 fallece
víctima de la fiebre amarilla. Su desaparición
dejó un vacío de liderazgo que
afectó profundamente toda la vida de la Comunidad
irlandesa, de la cual era alma, motor y aliento.
Aparecen entonces dentro de la colectividad intentos de organización institucional, que preserven
las obras iniciadas y consolidadas por el Padre Fahy"
(30).
En 1889 arribó el SS City of Dresden, con
alrededor de dos mil pasajeros irlandeses. Ellos se dirigieron a
Napostá, cerca de Bahía Blanca, desde donde, en
1891, quinientos veinte colonos regresaron a Buenos Aires,
"broken in spirit, uterly destituted". Los adultos quedaron
librados a su suerte. Las niñas fueron enviadas al
orfanato irlandés y los varones a la primera Fahy School
(31).
El Dean Patricio Dillon ocupó, "entre
otros cargos el de diputado por la Provincia de Buenos Aires y
presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales de
la Cámara de Diputados, cargo desde el cual propuso y
defendió la conveniencia de que la provincia de Buenos
Aires se desprendiera de la Capital".
El 16 de enero de 1875, Dillon fundó The Southern
Cross, "primera publicación católica (en ese
entonces íntegramente en inglés)
que circulara en el Buenos Aires del 1875 y aún lo
continúa haciendo. Es la voz de una comunidad fuerte,
pionera, que llegó al país cuarenta o cincuenta
años antes que las inmigraciones masivas, para anclarse
definitivamente en su nuevo destino. En sus ciento veinticinco
años de vida, sigue viendo la luz todos los
meses. Uno de sus secretos radica, precisamente, en que este
periódico (por haber sido sus integrantes
desplazados de su propia patria, buscaron afanosamente otra) supo
asumir su condición de ser Plenamente argentino y el otro,
en el de sostener a lo largo de los años uno de los
tesoros más comunes a la cultura irlandesa y a la
argentina, que es indiscutiblemente la religión
católica. Como tal, este mensuario la ha defendido y
difundido y lo sigue haciendo, consciente de su misión".
"Durante todos estos años de generación en
generación, se transmitieron los lineamientos e ideales de
los iniciadores, haciendo posible que continúe vivo,
representando a la comunidad argentino-irlandesa y a todos sus
amigos, y nos enorgullece que las séptimas generaciones,
están comenzando a tomar la posta para continuar con su
misión de formación e información, manteniendo nuestras
tradiciones, siendo éstas las bases de nuestra identidad y
dignidad".
"El
periódico cubre tanto la parte de actualidad como la
cultural, social y es la voz de los integrantes de esta
comunidad, vivan en la Capital Federal, en el interior de nuestro
país o en el exterior, priorizando lo argentino sin
desmedro de lo que ocurre en la patria de nuestros ancestros,
como así en el resto del mundo. Esta es pues nuestra tarea
como católicos, como argentinos y como herederos de la
cultura irlandesa" (32).
"En 1879, surge, por primera vez el nombre de Irish
Catholic Asociation ("The Irish in Argentina" – Tomás
Murray). En esa fecha el Arzobispo de Bs. As. Monseñor
León Aneiro, realiza una Asamblea que será el
antecedente inmediato de la futura Asociación
Católica Irlandesa, finalmente fundada el 5 de junio de
1883, por los auspicios del Dean Monseñor Patricio J.
Dillon, capellán de la ciudad de Buenos Aires".
"Esta institución tendrá el poder de
administrar no sólo el Orfanatorio Irlandés y el
hospital sino toda donación o legado que en el curso del
tiempo llegase a ser propiedad de
la comunidad Irlandesa. La A.C.I., la más antigua de
lacios católicos de Bs. As., desde entonces, estará
presente en todas las actividades e iniciativas de la comunidad
irlandesa y se constituirá en la entidad lider de los
irlandeses y sus descendientes en Argentina. Ingresa en el siglo
XXI, celosamente guardiana de las traducciones, fe y patrimonio
heredados de sus antepasados e históricamente integrada a
la Comunidad Argentina. En las aulas de sus Colegios, Santa
Brígida y Monseñor Dillon, se educan cientos de
niños y jóvenes, sin distinción de origen. A
través de ambos, cumple su alta y actualizada función
educativa" (33).
"El 19 de marzo de 1858. Un sacerdote, Diego
Barbé, un seminarista, Juan Magendie y un hermano,
Joannés Arostegui, religiosos de una joven
congregación francesa fundada por San Miguel
Garicoïts, abren en el barrio de Balvanera el
histórico Colegio San José. Los porteños los
llamarán: Padres Bayoneses".
"La ciudad es capital del Estado de
Buenos Aires, separado de la Confederación Argentina. Es
solamente una aldea alumbrada a kerosén, sin servicios
sanitarios y con escasez de centros educativos".
"El Colegio San José aplica ya la
tradición francesa de formación integral con
catequesis y culto, estudio intensivo y deportes. El General Mitre visita
repetidas veces el colegio para conversar con el P. Barbé
y en 1863, sobre la experiencia acumulada por el Colegio San
José, creará los primeros colegios nacionales del
país".
"En 1880 el Colegio San José fue el primer
instituto privado incorporado a la enseñanza oficial. A lo largo de los
años el Colegio ha ido adaptando a la realidad cambiante
del país y del mundo las instalaciones, los métodos y
los planes de estudio, en un proceso de
actualización permanente".
"Muchos exalumnos se han destacado en los distintos
campos del quehacer nacional. Entre ellos: los políticos
Hipólito Yrigoyen, Benito Villanueva, y Ricardo
Balbín. Los prelados Juan Nepomuceno Terrero y Santiago
Luis Copello, primer cardenal argentino y latinoamericano. Los
generales Mosconi y Riccieri. El perito Francisco P. Moreno. El
jurista internacional Luis María Drago. Los historiadores
Ernesto Quesada, Diego Luis Molinari, José María
Rosa y Félix Luna. El novelista Ricardo Payró. Los
destacados Pedro Luro, Patricio Peralta Ramos, Pedro Lagleize, el
artista plástico
Angel Della Valle" (34).
"La vida y obra del padre Salvaire es desde hace
tiempo motivo de estudio de monseñor Dr. Juan Guillermo
Durán. Apasionado y comprometido con el tema, ha
emprendido una cuidadosa investigación recurriendo a archivos de
distinta naturaleza para
dar cuerpo a dos de los tres volúmenes dedicados a su
figura". El obispo se refirió en una entrevista a
la
personalidad que nos ocupa: "Salvaire llega en octubre en
1870, año de la fiebre amarilla. Viene destinado por la
congregación de los padres lazaristas como docente al
colegio San Luis Rey de Francia, en
Buenos Aires, ubicado entonces en lo que es hoy Paraguay y
Libertad, al
lado de la Iglesia de las Victorias. Cuenta con 24 años y
recién ordenado ha venido de Francia para comenzar sus
tareas en el colegio como docente. En 1872, dos años
después de llegar, cuando el arzobispo de Buenos Aires,
monseñor León Federico Aneiros, le encarga a los
padres lazaristas la atención del Santuario, el padre Salvaire
pasa a Luján hacia fines de ese año. El primer
párroco de los padres lazaristas es el padre Eusebio
Fréret; entonces Salvaire ayuda a Fréret en la
parroquia y comienza a desarrollar su actividad en Luján,
en el Santuario, con la atención pastoral; repara también en
la necesidad de restauración del antiguo templo de Lezica
y Torrezuri, sobre todo la cúpula, y comienza a trabajar
con el tema del hospital, la posibilidad de un colegio y
demás. Un año y medio más o menos el padre
está trabajando en Luján, hasta que en diciembre de
1873 recibe una carta del
provincial de los padres lazaristas donde se le comunica que la
congregación lo destina al trabajo misionero con los
indios en Azul".
"Se forma un primer equipo compuesto por el padre Juan
Fernando Meister y Salvaire, dos lazaristas que en enero de 1874
se instalan en Azul para intentar evangelizar la tribu de
Cipriano Catriel, acantonada desde hace muchos años entre
Azul y Olavarría, en torno al Cerro
Negro, en un campo de aproximadamente 60 mil hectáreas que
había donado a la tribu Juan Manuel de Rosas".
"Un grupo de
indios vivía ya en Azul, más inculturados, que eran
indios de Catriel y de dos caciques menores que son Cachul y
Mayca, formando una especie de barrio indígena del otro
lado del arroyo Azul, camino a Tapalqué, en lo que se
llamó y hasta hoy conserva el nombre de Villa Fidelidad,
que es un repartimiento de pequeñas chacras que hizo el
general Escalada".
"Entonces, los padres tienen en Azul a un grupito de
indios que viven en Villa Fidelidad -incluso Catriel tiene casa
en Azul-; así que cerquita de Villa Fidelidad instalan su
escuelita para niños indígenas y la capilla. El
padre Salvaire cada 15 días o a veces todas las semanas,
visita los ranchos, los toldos del Cerro Negro".
"Para comprender un poquito estos libros que yo
he dedicado al padre Salvaire, es necesario tener en cuenta esto.
El primer libro de la trilogía que voy a dedicar al padre,
rescatando momentos fundamentales de su vida hasta su muerte, se
editó en 1998 y lleva por titulo El padre Jorge
María Salvaire y la familia
Lazos de Villa Nueva. Un episodio de cautivos en Leubucó y
Salinas Grandes. Transcurre entre 1866, que es cuando el
malón toma cautivos a doña Jacinta Rosales de Lazos
y a sus cinco hijos en Villa Nueva, Córdoba, cerquita de
Villa María, y son llevados a Leubucó por los
ranqueles, hasta l875 cuando el padre Salvaire visita las
tolderías de Namuncurá. El primer tomo es la
relación entre Salvaire y esta familia, porque Jacinta
Rosales es liberada con un hijo que tiene en las tolderías
en 1874 por el padre Donati; ella vuelve a su pueblo, Villa Nueva
y ahí comienza las gestiones para rescatar a sus cuatro
hijos, dos mujeres y dos varones. Precisamente, doña
Jacinta Rosales, sus hijos y el padre Salvaire son recordados en
un placa colocada en la Basílica, con motivo del
centenario del padre Salvaire".
"Doña Jacinta, ayudada por vecinos de Villa Nueva
viaja a Buenos Aires en busca de fondos para poder rescatar
a sus hijos, y a través de una persona amiga de
monseñor Aneiros, el vicentino José María
Lozano, logra ponerse en comunicación con el padre Salvaire en Azul.
Y entonces Aneiros le pide a Salvaire si alguno de los dos
misioneros podría hacer el viaje a Salinas Grandes. Con
él se podrían cumplir tres objetivos:
rescatar los hijos de esta mujer y otros
cautivos, en la medida que hubiese fondos: los indios no
pedían dinero, sino
trueque, objetos, por el valor
equivalente a determinada cantidad de dinero, como
platería, talabartería, yeguas, vacas, etc. Ese
sería el primer objetivo por
el cual se invita a los misioneros a ver si se animan a viajar a
las tolderías de Namuncurá en Chilhué,
ubicadas a 750 kilómetros de Azul, entre lo que es hoy la
ciudad de Macachín y General Acha. Segundo, para que el
misionero hablara con Namuncurá y lo aconsejara que
firmara cuanto antes un tratado de paz, porque si no la
solución armada -que es la que finalmente se llevó
a cabo-, se iba a precipitar; y tercero, para que
Namuncurá, como un modo de salvar un poco a la tribu,
aceptara la presencia de un misionero en señal de
protección".
"Cuando llega la carta del
arzobispo Aneiros, entre los dos misioneros deciden que
irá Salvaire, que era más joven y hablaba mejor el
castellano que el padre Meister, que era alemán y apenas
lo hablaba. Además, Salvaire tenía interés y
ya había aprendido a expresarse en araucano, así
que es él quien realiza el viaje".
"El primer tomo sería la radicación de los
misioneros en Azul, el comienzo del trabajo con la tribu de
Catriel y el viaje de octubre de 1875 a Salinas Grandes. El valor
del libro reside además, en que por primera vez se publica
su diario y apuntes sobre el viaje de Azul a Salinas Grandes. El
libro está trabajado a partir del archivo del padre
Salvaire".
"El segundo tomo se inicia con el regreso del padre a
Azul en noviembre, después de un viaje de aproximadamente
23 días, cuando logra traer a tres de los hijos -uno
había escapado a Bahía Blanca y después se
reencuentra en Villa Nueva con su madre- y otros seis cautivos
más. Allí permanece trabajando con los indios de
Catriel a la espera de que Namuncurá diga sí a la
invitación del misionero, porque le dijo que lo iba a
pensar. El segundo tomo se llama En los Toldos de Catriel y
Railef. La obra misionera del Padre Jorge María Salvaire
en Azul y Bragado, y es el estudio detallado de los dos
años de misión del padre Salvaire y Meister en Azul
y un viaje que hizo Salvaire para misionar en los meses de julio,
agosto y parte de septiembre en Bragado, en la tribu,
también acantonada, del cacique José María
Railef".
"Ellos, tristemente, tuvieron que dejar la misión
de Azul en febrero l876 por haberse quedado sin indios: en la
Navidad de
diciembre de 1875, Azul es asolado por un malón que llega
hasta Benito Juárez, Tapalqué, que se llama el
Malón Grande por su magnitud. Los indios permanecen 12 o
13 días en la zona del Azul saqueando estancias, quemando
y tomando cautivos, y Namuncurá logra que Juan José
Catriel, que es el cacique porque a Cipriano lo asesinaron en
noviembre del `74, se subleve contra el gobierno -en ese momento
era presidente Avellaneda y ministro de Defensa Adolfo Alsina-,
deje Azul con toda la tribu y se vaya al monte pampeano. Entonces
los misioneros, de pronto se encuentran sin indios ya que Juan
José Catriel no quiso tampoco que los misioneros siguieran
a la tribu. Es así como los padres Meister y Salvaire en
febrero dejan Azul. Salvaire pasa a Luján otra vez en
1876, y trae el propósito de cumplir el voto que le
había hecho a la Virgen cuando su vida corrió
peligro en las tolderías, en su viaje de octubre,
noviembre de 1875. Ante un serio peligro de muerte,
prometió que si la Virgen intercedía por su vida
escribiría la historia,
contribuiría a la difusión del culto e
intentaría construir un nuevo santuario que
reemplazaría al de Lezica y Torrezuri. Ahí comienza
el tercer tomo que estoy tratando de construir y que
llevaría el titulo El Padre Jorge Maria Salvaire en
Luján. Cura y capellán del Santuario. Ahí
reconstruiremos el momento en que escribe la historia de la
Virgen de Luján que publica en 1884 en dos tomos, las
gestiones del padre para comenzar la construcción del
nuevo santuario, su viaje a Europa para
lograr la coronación pontificia de la Imagen, la
colocación de la piedra fundamental del Santuario, cuando
es nombrado párroco hasta su fallecimiento, el 4 de
febrero de 1899. Serían tres libros que
abarcarían la vida de Salvaire en la Argentina, desde su
llegada, como docente, misionero y luego cura y capellán
de Luján".
"Yo me propongo estudiar de manera científica su
vida porque creo que se dan las características fundamentales en su
personalidad
sacerdotal como para introducir su causa de beatificación.
Eso es lo que quiero demostrar, sobre todo en el tercer tomo;
después habría que ver quién asumiría
el proceso de
iniciar la causa. Yo creo que sí. El padre tiene
suficientes virtudes como para ser considerado santo. Pero todo
tiene un proceso; primero es necesario que alguien asuma el
estudio científico y serio de su vida. El perfil de su
vida sacerdotal y sus virtudes hacen pensar de que vivió
de tal manera la hondura del Evangelio, su compromiso, su gran
amor a la
Virgen. Eso posibilitaría intentar introducir el proceso
de beatificación, que tiene diversas instancias: primero
sería aquí en la Argentina y después una
segunda instancia en Roma. Como ejemplo, le comento que una de
las causas por las que está demorado el proceso de
beatificación del cura Brochero es porque no había
escrito una buena base histórica, hubo que rehacer todo.
Para evitar eso, he tratado de presentar a quienes tienen que
estudiar luego el caso, una panorámica de la vida de
él, demostrando que existen posibilidades"
(35).
Juan Bréthes nació en 1871;
falleció en Buenos Aires en 1928. "Llegó al
país a los diecinueve años, dedicándose a la
entomología. Fue miembro de las Escuelas Cristianas del
Colegio La Salle y corresponsal de Fabre en la Argentina,
manteniendo contactos con otros científicos de renombre,
como Lynch Arribálzaga, quien lo convenció para
abandonar los hábitos a fin de dedicarse por entero a los
insectos. Fue encargado de la sección entomológica
del Museo Argentino de Ciencias
Naturales Bernardino Rivadavia, profesor de Zoología
Aplicada en La Plata y, además, dictó
cátedra en el Colegio del Salvador. Sus actividades no le
impidieron escribir unos doscientos trabajos, algunos de
divulgación" (36).
Raúl Agustín Entraigas relata la biografía del padre
Segers: "¡Qué hombre
extraordinario fue don Polidoro A. Segers! Nació el 7 de
mayo de 1852 en Gante, Bélgica. Era oriundo de una noble
familia flamenca, los condes de Van Laer. Su abuelo,
Adrián Segers, fue uno de los que se jugaron por la
independencia
de Bélgica. Estuvo a punto de ser quemado vivo por los
enemigos, lo que le valió las medallas de la Legión
de Honor y la de la Orden de Leopoldo".
"Cuando, después del 70, en Buenos Aires se
respiraba paz y se vivía de Ia abundancia que
proporcionaban nuestros campos ubérrimos (era nuestra era
augustana … ) los argentinos pensamos en la buena música. Y nuestros
abuelos tendieron la vista hacia París. Solicitaron un
cuarteto clásico. Y vino. Tocaba el piano un joven de 22
años, de buena presencia, cabello rubio, ojos celestes,
mirada penetrante, frente amplia y además cordial: era
Polidoro A Segers".
"El director del conservatorio a quien se había
pedido el cuarteto, puso los ojos en él, lo invitó
y Polidoro aceptó. En Buenos Aires fue maestro de
música y canto. Las jóvenes más distinguidas
de nuestra sociedad aprendieron de él a interpretar a
Liszt, a Beethoven y a Chopin. Pero no lo sedujeron. El
había dado palabra a una joven parisina, María
Craemers, la hizo venir y el 20 de febrero de 1875 se desposaron
en la iglesia de San Ignacio".
"Y era feliz. Ganaba dinero. Era querido por cuantos lo
trataban. Pero a su espíritu inquieto esto no le bastaba.
Se empeñó en estudiar medicina. Junto
con el doctor Gutiérrez, Ramaugé y Milone
estudiaban de noche la ciencia de
Hipócrates. De día, trabajo; de noche estudio hasta
caldearse los cascos".
"Segers tenía ya 34 años. Cuando se
trató de dar examen, se encontró con que necesitaba
título habilitante para ingresar en la Facultad…
¿Qué hará? ¿Plantará todo?
¡Qué esperanza! Esperará. El tiempo y el
ingenio le darían medios para
llegar. Entre tanto se le cruzó una oportunidad
magnífica para conocer Tierra del Fuego".
"Iba don Ramón Lista a explorar aquellas regiones
y a sentar definitivamente nuestra soberanía sobre ellas. Necesitaba un
médico. Ningún profesional criollo quiso
arriesgarse en esa "patriada". El poeta Olegario V. Andrade,
padre político de Lista, lo exhortó e embarcarse y
Segers no se hizo de rogar…".
"Con los conocimientos científicos que
poseía no le pareció imposible ser ‘cirujano
de segunda’ en la expedición… Y en noviembre de
1886 lo tenemos sobre el Villarino rumbo a Tierra del
Fuego".
"Como capellán iba el padre José Fagnano,
salesiano. Se hicieron grandes amigos. Cuando pisaron tierra
firme en San Sebastián, y los 25 hombres de Lista y del
capitán Marzano hicieron fuego sobre los onas, dejando
sobre la virgen tierra fueguina 28 cadáveres, el sacerdote
y el médico se levantaron, coléricos, en nombre de
la justicia y de
la humanidad".
"En su interesante obrita Hábitos y costumbres de
los Aonas describe don Polidoro la impresionante muerte de un
joven de 18 años, atrincherado en una roca, con
sólo su arco… Recibió 28 balazos, sin contar el
tiro de gracia. Su perro estuvo llorando toda la noche al lado
del heroico ona. Cuando a la mañana siguiente fueron el
capellán y el médico para enterrar el
cadáver del mancebo, vieron un espectáculo macabro:
el perro se había comido todo lo que pudo de su amo, como
para que esos despojos queridos no cayeran en manos
enemigas…".
"Desde aquel día, siempre que había que
vérselas con indios, eran Segers y Fagnano los encargados
de parlamentar. La primera vez que les tocó la no
fácil misión, se vieron en figurillas cuando
toparon de buenas a primeras con una tribu. Estaban ambos
perplejos. Entonces el médico -narra Fagnano-
comenzó a hacer piruetas, a dar saltos y otras
niñerías. Fue la salvación de ambos. Los
indios bajaron sus arcos y se acercaron, riendo, a los
embajadores. Desde entonces fueron los amigos de los
onas".
"Y cuando a principios de
enero de 1887, en Bahía Thetis, se levantó la
primera capilla, donde celebró monseñor Fagnano,
fueron las manos piadosas de Segers las que más trabajaron
en los rudos menesteres de albañil y carpintero. El fue
quien juntó flores en la selva y aderezó
admirablemente aquella humildísima Casa de
Dios".
"Se trataba de bautizar a los indios. Para ello
había que vestirlos, antes. Pues bien: la carpa de don
Polidoro se transformó en sastrería y él,
tijeras en mano, cortaba y cosía mientras Fagnano
instruía a la indiada".
"El 3 de enero: primera misa del Prefecto
Apostólico en sus tierras. Hasta entonces no había
podido celebrar misa por falta de altar
portátil".
"El 25 de enero estaban de nuevo en Carmen de Patagones.
De ahí a Buenos Aires".
"Sin duda el doctor Segers en el Sur comió
calafate. Dice la leyenda que el que come calafate siempre vuelve
al Sur. El hecho es que a fines de junio de ese año, ya
encontramos a don Polidoro embarcado en un funesto barco, el
Magallanes, que hacía su primer viaje al
Austro".
"¿A dónde iba con su esposa y sus hijos
Carlos, Alfredo y Graciela? Volvía a la Tierra del Fuego.
Había ahorrado unos 8.000 $ y los iba a invertir en
ovejas. De paso estudiaría a los onas, yaganes y
alacalufes del punto de vista de su especialidad. Para vivir: el
sueldo de médico de ese territorio nacional".
"Pero sucedió que el golfo de San Jorge los
recibió con una de esas borrascas que sólo
conocemos los que hemos viajado por ahí… Al llegar a
Puerto Deseado, el viento amainó. Pero la marea bajaba. Y
cuando en esa ría, la marea baja, tiene el agua una
fuerza
exorbitante. Cosa que el capitán del barco, Teniente de
Navío Méndez, ‘el gallego
Méndez’ como lo llamaban, parecía
ignorar".
"El hecho es que cuando entró en la ría y
quiso dominar al Magallanes, la tremenda violencia de
las aguas lo arrojó sobre la famosa Piedra del Diablo.
Eran las 14. El barco crujió. Los pasajeros ruedan por la
cubierta. Las mujeres y niños lloran. Se descuelgan los
botes. Estaban repletos de víveres. Al agua con
ellos. Cunde el pánico. El barco se escora a
estribor…".
" ‘Primero las mujeres y los
niños…’ Segers coloca a su mujer y a sus hijos en
el bote que hace agua. Mientras
unos reman, otros baldean… Luego corre a su camarote. Va a
buscar sus 8.000 nacionales. Un guardia, con rémington, le
impide entrar. Vio don Polidoro que a otro que insistía,
lo dejaron sentado de un culatazo… Se retira dando el
adiós a sus ahorros…".
"Perdió también 40 cajones de equipaje que
llevaba. Allá, a lo lejos, se divisaban techos.
Habría población… Pero no: eran galpones para la
lana. Eso y unas cuevas, viviendas primitivas de la Colonia que
fundaron los españoles en el siglo XVIII, serán las
moradas de los casi 200 náufragos".
"A las 16, el Magallanes se acostaba pausadamente,
dejando apenas ver el trinquete que afloraba como un brazo que
pidiera auxilio a los navegantes. El Subprefecto cedió su
lecho a la señora Segers, que dividió sus penurias
con la esposa del marino. El padre Beauvoir hizo cama redonda con
el teniente Villarino y el comisario Segovia. Y así 34
días… Y los más crudos del invierno
patagónico…".
"Cinco hombres se ofrecieron para navegar hacia el Norte
y llevar la noticia. Bordejeando, llegan en un mal
lanchón, tras veinte días de viaje. De Patagones
telegrafían a Buenos Aires. Acá la gente se alarma.
Los amigos del doctor Segers están en ascuas. Su compadre
Arturo B. Paz, a fuer de buen cristiano, le escribe una carta
emocionante y con criolla generosidad le gira 300 $ a Patagones,
creyendo que desistiría de su viaje".
"Pero Paz no conocía los puntos que calzaba
Segers. Desde Bahía Blanca llegan dos barcos de la armada:
el Azopardo y el Uruguay. Uno
de ellos llevaba un cajón de ropa para la familia Segers,
obsequio de Alejandro Sorondo. Dos días después de
estos, llegó el Mercurio, barco enviado por el gobierno
chileno. Lo habian pedido de Punta Arenas".
"En éste se embarcaron: el doctor Segers y
familia, el padre Beauvoir y algunos otros que se animaron a
proseguir viaje. El resto volvió a Buenos Aires. Pero
¡qué invierno el de 1887 para aquella gente! …
Faltaba de todo. Narraba el doctor Alfredo Segers, médico
del Hospital de Niños de Buenos Aires hasta hace pocos
años, y entonces sólo el mimado Tití de
siete años de edad, que fue una fiesta para las
señoras, el día en que él, corriendo por la
playa, encontró un peine desdentado… Ya tenían
las damas por lo menos algo con qué
acicalarse…".
"Y llegaron a Ushuaia. Allí hubo que crearlo
todo. Levantar una choza, hacer ropa para los niños,
plantar legumbres, cuidar animales. Y a
todo se avino el animoso belga. Su señora se
enfermó a poco de estar allá: ¡la dama de
París en aquel Ushuaia!… Hay una fotografía
en que aparece ‘la mansión Segers’: adelante
se ven los surcos del sembrado. Hay otra foto en que está
la familia con el indiecito Keppenau, luego cacique y
médico de la tribu y una chinita ya domesticada.
Ahí está Tití, con un par de botas que un
buen amigo le había conseguido en Punta Arenas, y que
él cuidaba como la niña de sus ojos".
"Ahí Segers sufrió mucho. Pero no fue poco
lo que aprendió… Fruto de sus observaciones y
experiencias médicas son unos artículos que
publicó La Prensa de julio y
agosto de 1891 y La Semaine Médicale de París en
noviembre. Ambos trabajos ingresaron al Congreso Médico de
Burdeos de 1895. Sus trabajos fueron citados por médicos
tan famosos como Hanot, Tissier y Planté. Y Bouchard en su
Pathologie Générale lo menciona
especialmente".
"Las autopsias realizadas lo llevaron a encontrar una
nueva causa de la extinción de los aborígenes: una
enfermedad de hígado, hipertrofiado por la
absorción de tomainas y toxinas de mejillones en estado de
putrefacción que frecuentemente se hallaban entre los
moluscos que juntaban los indios en la playa y que ellos
ingerían grandes cantidades".
"El pastor anglicano John Lawrence da un hermoso
testimonio de la seriedad de los trabajos del todavía no
laureado médico belga".
"¡Y allá estuvo dos años y medio
Segers sin poder cobrar un céntimo como médico de
la Gobernación! Cuando se le ofreció la oportunidad
se vino a Buenos Aires. Y como no podía cobrar sus
honorarios, ganados en buena ley, y ¡en
Tierra del Fuego! tuvo que dar el 50 % a un quídam para
que los rescatara…".
"Pero no tenía título oficial.
Venía también por eso. ¿Cómo
hará? Emprende un viaje a Bolivia, se
inscribe en la universidad de Chuquisaca y el 19 de mayo de 1890
se gradúa de médico. Su tesis oral
abarcaba tres temas: el vómito, el
dipsomanía y la melancolía. Por escrito, en
cambio,
desarrolló el tema: tomainas y lucomainas. Legalizó
su diploma en La Paz y en Sucre, operó al obispo de
aquella ciudad (a tanto llegaba la fe que tenían al
neolaureado … ) y regresó a Buenos Aires".
"Y no trajo solamente el diploma. Visitando un
día el taller de un carpintero notó que usaba como
hule de una mesa un cuadro al óleo … ¡Era nada
menos que una tela de Sneyders el gran colaborador de Rubens! En
la actualidad lo tienen sus nietos…".
"En esta capital dio exámenes de reválida
y comenzó a ejercer".
"Pero él no quería aburguesarse sobre el
asfalto. Y enderezó hacia el interior. Fue médico
de Las Flores en la provincia. Allí se mezcló en
las luchas políticas
y resultó herido por un "matón" de esos que nunca
faltaban en las luchas de antaño…".
"De Las Flores volvió a Bánfield. Era cura
de ese pueblo el padre Juan Bernardino Lértora. El
médico y el poeta trabaron íntima
relación".
"En 1906 se embarcó para París. No fue a
pasear. Fue en busca de más amplios horizontes. En el
Instituto Pasteur alterna con los grandes profesores de medicina. Y tuvo
el insigne honor de ser nombrado ayudante de cátedra del
doctor Eugenio Doyen".
"A su regreso fundó la Cruz Roja en
Bánfield, el Círculo Médico junto con el
doctor Paz, recibió un premio por un porta-esponias de su
invención, etc".
"En 1909 va de nuevo a París. Desde allá
colaboró en La Prensa.
Trabajó de nuevo junto al maestro Doyen. Pero la Argentina
lo atraía. Los amigos de acá, que eran
legión, lo reclamaban. Y volvió…".
"Ya al filo de los sesenta años, un día
sus hijos lo vieron pasearse con un libro en la mano declinando:
rosa, rosae, rosam… Se alarmaron: ¿estaría
chocheando el papá? El les explicó: había
resuelto hacerse sacerdote. Viudo desde hacía unos
años, reverdeció la vocación que acariciara
allá en Gante en sus mocedades".
"El 1° de mayo de 1911, mientras una rugiente
manifestación se arremolinaba en el Congreso, un hombre
golpeaba a la puerta del colegio Don Bosco. El padre Picabea le
abrió y el médico se presentó con una carta
de monseñor Espinosa… Se le recibió con los
brazos abiertos: ¡era el compañero de
monseñor Fagnano en Tierra del Fuego!".
"Fueron sus maestros en esa ‘escuela de
fuego’ el padre Picabea y el padre Ciolfi. Fue al colegio
Pío Latino Americano. Pero allá se enfermó
gravemente. Tuvo de volver a Buenos Aires… al seminario
conciliar y a sus dos maestros de la calle
Solís…".
"El 19 de diciembre de 1914 era ordenado sacerdote por
monseñor Espinosa. En Navidad
cantó su primera misa en el colegio de las Hermanas del
Huerto de la calle Rincón. Padrinos el doctor Arturo Paz y
el señor Miguel Meroño con sus esposas. Orador: el
padre Lértora. Un coro a ocho voces formado por más
de sesenta personas y artistas de los conservatorios Melani y
Rosseger ejecutaron trozos litúrgicos. La primera misa
rezada por su esposa fue de intensa emoción".
"Y el que fuera médico de las Hermanas del Huerto
fue su capellán. A sus hijos les daba pena verlo en
invierno, salir todavía oscuro para rezarles la misa de 6.
¡Pero él iba gozoso porque marchaba de cara al
deber, el ideal de su vida!".
"El 9 de octubre de 1916 bautizó a un nietecito
que lleva el nombre del bisabuelo del clérigo:
Adrián…".
"Y un día gris del mes de mayo de 1917, el 14, al
regresar de su sagrado miniscrio, después de haberse
servido el desayuno, se sentó en el sillón. Se
respaldó bien, cerró los ojos y se durmió en
la paz del Señor Ese el apacible ocaso de este gran hombre
de carácter
de acero y voluntad
inquebrantable".
"Tierra del Fuego tiene una deuda con él. Estoy
seguro que la
saldará, porque los fueguinos son así: pueden
ignorar, pero no saben olvidar" (36).
En Fuegia, de Eduardo Belgrano Rawson, un sacerdote
afirma: "Uno llega repleto de ilusiones. Como usted dice: con la
Revista del
Misionero en el bolsillo. Al final nos contentábamos con
que juntaran las manos y repitieran Misericordia, Jesús,
varias veces. Pero no era seguro que lo
recordaran al día siguiente". Acerca de los anglicanos
expresa: "Pobres diablos. ¿Cómo no van a sentirse
desengañados? Ya sabemos cómo hacen para
reclutarlos. ¿Acaso no les pintan todo esto como un
paraíso repleto de aldeas? Me imagino las fantasías
que traen. ¿Y qué encuentran a su llegada?"
(37).
El sacerdote Federico Grote nació en
Munster en 1853 y falleció en Buenos Aires en 1940.
"Llegó al país en 1884 y se vinculó a los
sectores católicos liderados por Pedro Goyena y
José Manuel Estrada. En 1892, para contrarrestar la
influencia de las ideas socialistas entre los trabajadores,
fundó los Círculos de Obreros Católicos.
Intervino en apoyo de la jornada laboral de ocho
horas y otras leyes
obreras".
"En 1892, el padre Federico Grote fundó el primer
Círculo Obrero Católico. Nacido bajo la
inspiración de la encíclica Rerum Novarum del Papa
León XIII (1981), estaba destinado a contrarrestar la
influencia de las ideas socialistas y anarquistas entre los
trabajadores. Era el primer intento de la Santa Sede para esbozar
una doctrina social. En 1912, los círculos ya eran 77. En
1912, el padre Grote fue reemplazado por monseñor Miguel
De Andrea, entonces secretario del arzobispo de Buenos Aires. Los
círculos fueron absorbidos por la Acción
Católica Argentina" (38).
"Luego de que León XIII diera a conocer la
encíclica Rerum novarum, el sacerdote Guillermo Grote
fundó en 1894 los Círculos de Obreros
Católicos. Con ellos organizó un periódico
La Defensa, que más tarde fue sustituido por el diario El
Pueblo (aparecido hasta 1960) en los que difundía los
Principios de la Doctrina Social de la Iglesia".
"En el año 1902, el padre Grote fundó la
Liga Democrática Cristiana. En 1911 se transformó
en Unión Democrática Cristiana. Esta se
disolvió en 1919 y a principios de la década del
'20, se reunieron nuevamente los integrantes de la ex
Unión Democrática Cristiana, bajo el nombre de
Unión Democrática Argentina" (39).
En la provincia de Santa Cruz, "En el año 1904 el
padre Ludovico Dabrowski, polaco de nacionalidad y
salesiano de religión comenzó sus correrías
apostólicas. Con su valentía, sus chifladuras y con
conocimientos de medicina se dirigió hacia el Sur. Anduvo
por las comarcas tehuelches, recorriendo siempre a lomo de
caballo los toldos de los aborígenes y los ranchos de los
puesteros para llevar a todos la luz del
Evangelio.
Él no se manejaba con armas, aunque siempre le
habían advertido que la zona era peligrosa porque andaban
muchos bandoleros… pero solo decidió llevar consigo un
crucifijo bendecido porque no le preocupaban esta clase de
hombres. Tampoco le preocupaban las inclemencias del tiempo… al
curita no lo detenía nada" (40).
"Está documentada la presencia de sacerdotes
salesianos en la Tierra del Fuego, hacia 1850"
(41).
…..
Formados en la Argentina y en el extranjero, los
sacerdotes y frailes inmigrantes brindaron su aporte a la tierra
que los recibió, dedicándose no sólo a la
religión, la caridad y la defensa de los desprotegidos,
sino también a la educación, las
ciencias y las
artes.
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Trabajo enviado por
Marìa Gonzàlez Rouco
Licenciada en Letras UNBA, Periodista Profesional
Matriculada