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Programa de intervención familiar para evitar necesidades educativas especiales




Enviado por Dora Mola Rojas



    1. Dificultades en el
      aprendizaje
    2. Palabras
      obscenas
    3. La malacrianza
    4. La
      agresividad
    5. La timidez
    6. Alteraciones en el
      sueño

    Introducción

    Existen lineamientos pedagógicos y
    psicológicos que pueden ser aplicados a las distintas
    manifestaciones de la conducta
    infantil, y que coadyuvan a un desarrollo
    más adecuado de una forma de ser, o realizar una
    acción pedagógica más afectiva hacia
    aspectos de la conducta infantil no totalmente
    positiva.

    Estas orientaciones educativas se refiere a
    comportamientos habituales del niño, que necesita ser
    orientado de modo correcto para un adecuado desarrollo emocional,
    y que, de ser erróneamente tratado, puede determinar que
    se arriesguen y se hagan estables en el tiempo,
    contribuyendo alteraciones de conducta que requieren una atención especializada por parte del
    psicólogo y/o psiquiatra infantil.

    A veces, nos encontramos con niños
    que tienen una o varias alteraciones de conducta, como pueden
    ser: timidez, agresividad, alteraciones del sueño, malas
    palabras y otras. Estos niños no deben ser considerados
    "enfermos", ya que las alteraciones citadas surgen, en su gran
    mayoría, debido a errores en la educación o
    crianza del niño por parte de los adultos que los rodean.
    Dichas alteraciones pueden desaparecer con la acción
    educativa realizada por esos mismos adultos.

    Es importante advertir que si este trabajo educativo no
    se efectúa a tiempo y correctamente, se corre el riesgo que las
    alteraciones de conductas se conviertan en verdaderos trastornos
    psicológicos, que son más difíciles de
    erradicar y que si necesitan la intervención de un
    especialista.

    Se hace, pues imprescindible hacernos la siguiente
    interrogante: ¿ Qué tipo de errores en la
    educación
    de los niños y adolescentes
    provoca el surgimiento de alteraciones en su conducta
    ?

    El primero y fundamental error es no darle al
    niño todo el afecto y seguridad que
    él necesita. Hay adultos que piensan que demostrando
    cariño al niño lo malcría, y por eso, no son
    cariñosos. Esto es una gran equivocación, pues para
    el desarrollo de una personalidad
    sana, lo más importante es sentirse querido y seguro.

    Segundo: El adulto es en ocasiones
    cariñoso y en otras frío y seco con el niño
    o adolescente e incluso indiferente. Esta ambivalencia efectiva
    es muy dañina también para la salud mental del
    chico, pues éste nunca tiene la seguridad que es
    verdaderamente querido por los que los rodean.

    Tercero: Los adultos rígidos, que
    controlan excesivamente a los niños, impidiéndoles
    desarrollarse o, por el contrario, los adultos permisivos, que
    los dejan hacer todo lo que quieren, logrando así que los
    niños se crean que pueden hacer lo que le
    parezca.

    Cuarto: La conducta sobreprotectora de algunos
    adultos es otro error muy negativo para la educación de un
    niño emocionalmente sano, esto conduce a la poca confianza
    en sí mismo.

    Quinto: Muchas veces observamos adultos que
    pegan, gritan y ofenden, con lo que obtienen los niños
    agresividad y en otros timidez.

    Sexto: La inconsistencia en la disciplina y
    socialización del niño es otro
    factor causante de estas alteraciones, esto provoca que el
    niño no cree patrones internos estables de su comportamiento
    y se deje llevar por los impulsos o por estímulos del
    medio.

    Cualquiera de estas conductas erróneas del adulto
    provoca alteraciones emocionales en le niño y/o
    adolescente, y la única forma de hacerlas desaparecer es
    cambiándolas por comportamientos positivos, que sean
    verdaderos métodos
    para educar a nuestros hijos.

    De aquí la importancia de poseer a mano una
    literatura que
    nos guíe en esta temática y por ello, además
    de poner a la disposición de la familia las
    siguientes orientaciones, brindo un sistemas de
    actividades para educar a los padres por el personal docente
    de cada centro o institución.

    Escuelas de padres: Se realizan bimestralmente
    con el objetivo de
    educar, instruir y corregir patrones en el seno familiar, se
    escoge el tema adecuado a la caracterización de la
    comunidad, se
    deberá invitar a los futuros padres y a los noveles y de
    esta forma enseñarlos a recibir a sus hijos en un ambiente de
    armonía y de amor. Escoge
    la técnica participativa acorde para cada grupo de
    participantes, profundizar en los aspectos que causan estas
    alteraciones emocionales. Si existen padres con niños con
    alteraciones ya instauradas se deberá insistir en el
    tratamiento en sus hijos.

    DIFICULTADES EN
    EL
    APRENDIZAJE:

    Previo a la Escuela de
    Padres, el Psicopedagogo deberá impartir el tema
    seleccionado en la preparación metodológica con el
    claustro profesoral, insistiendo en el debate para
    que los docentes no queden con dudas para poder
    impartirlo a los padres de sus alumnos.

    ¿Cómo se manifiestan estos
    niños?

    En las instituciones
    infantiles, escuelas" podemos encontrar algunos niños que
    presentan dificultad en asimilar las actividades que se les
    enseña. Estos pequeños y escolares a menudo
    reclaman de los educadores y maestros una dedicación
    especial, porque figuran siempre en la lista de las necesidades
    de trabajo individual.

    – De lactantes presentan generalmente dificultades en
    sostener la cabeza, sentarse, caminar, o son muy torpes en la
    manipulación de los objetos; la sonrisa suele aparecer en
    etapas muy tardías. En los de más edad, vemos que
    no hacen uso adecuado de los juguetes, no saben estructurar un
    juego" se
    mantienen indiferentes y pasivos ante el juego de otros
    niños, o se inmiscuyen en lo que ellos hacen, solo para
    desbaratarlos torpemente. Generalmente prefieren jugar con
    niños más pequeños que los de su
    edad.

    Siempre tienen dificultades en la asimilación de
    actividades, son retardados en lenguaje, les
    cuesta trabajo expresarse y no pronuncian bien, no entienden el
    significado de los relatos aunque sean muy sencillos y se toman
    mucho más tiempo que los demás para memorizar una
    poesía
    o una canción, aunque sea muy fácil. También
    se les dificulta en el cumplimiento de ordenes sencillas ya la
    formación de hábitos, demoran 'mucho en dominar la
    cuchara, no son capaces de lavarse ni vestirse o calzarse, e
    incluso tardan en aprender a decir "pipi " y caca .

    – Además, el satisfacer sus necesidades
    fríamente, como una obligación impuesta. sin
    brindar afecto al pequeño, es otra de las causas que el
    niño tenga dificultades en su aprendizaje.

    Conflictos que
    se producen en el hogar en presencia de los menores y entonces
    este crecerá en este ambiente preñado de insultos,
    gritos. agresividad, etc. Este menor no podrá atender a
    las actividades escolares al igual que sus compañeritos,
    no asimila lo que se le enseña y sin embargo cuando es
    analizado por los especialistas descartan la conservación
    de la inteligencia.
    La mayoría de estos niños reciben un diagnóstico de bloqueo emocional o. mal
    manejo pedagógico y de la familia. Muchos
    llegan a retardarse en su desarrollo psicomotor

    ¿Cómo podemos ayudar a
    estos niños?

    – Debemos garantizar que los niños, durante las
    horas de vigilia, tengan al alcance juguetes diferentes que
    puedan tocar, golpear y tirar. Los juguetes colgaran de la cuna,
    con colores
    brillantes y llamativos, que. se cambiarán con
    frecuencia.

    – Brindarles un trato muy afectuoso y protector;
    rodearlo de cariño para que se sienta seguro.

    – Estos niños necesitan de la frecuente presencia
    del adulto, hablándoles, cantándoles, para
    ayudarlos a desarrollar el
    lenguaje.

    – Organizarles juegos para
    desarrollarles sus movimientos y el lenguaje, es necesario que
    estas actividades sean atrayentes, orientándole lo que
    deben hacer para lograr que participen con
    satisfacción.

    – Darles encargos fáciles, que sean capaces de
    realizar con éxito.
    para que se sientan útiles, a la vez que se incorporen a
    las actividades del grupo.

    – Hacer un trabajo individual sistemático y muy
    paciente para superar las dificultades presentes en los
    niños pequeños y escolares.

    – Ayudarlos en la formación de hábitos;
    enseñarlos a valerse por sí mismos; esto necesita
    de un trabajo muy sistemático por parte de los
    educadores.

    – Las actividades independientes son muy útiles
    con estos niños porque a la vez nos permiten analizar su
    comportamiento espontáneo y a desarrollar los procesos
    psíquicos superiores. Estimularlos en su
    aprendizaje.

    – A los escolares se les sentará delante en el
    aula, brindándosele actividades diferenciadas en las
    áreas donde confronta mayores dificultades.

    – Si después de tomar las medidas o estrategia
    pedagógica con estos escolares, y mantienen las
    dificultades se deben remitir al equipo multidisciplinario del
    Centro de Diagnóstico y Orientación para su
    investigación y ubicación de acuerdo
    a los resultados que se obtengan después de la minuciosa
    investigación.

    – Debemos ser muy cuidadosos de no hacer comparaciones
    entre estos escolares y el resto del grupo, ni hacer comentarios
    negativos que puedan oír, esto les afectaría y
    lejos de ayudarlos, fijarán los patrones negativos en el
    aprendizaje.

    – Es útil elogiar las actuaciones positivas de
    estos niños para estimularlos a que
    avancen.

    Estos niños, escolares y adolescentes requieren
    una atención especial y ayuda individualizada, para que
    puedan vencer sus dificultades; se observarán
    cuidadosamente para detectar defectos y descubrir adelantos y
    sobre todo, tener paciencia y no desesperarse ante la lentitud de
    su asimilación.

    PALABRAS
    OBSCENAS

    Todos los niños, en alguna ocasión, dicen
    malas palabras, sin embargo, no todos lo hacen de la misma forma.
    Algunos las dicen solo como una palabra más que han
    oído, y a
    veces no saben que no se debe repetir, mientras que otros las
    emplean como medio de agredir a sus compañeros o a los
    adultos, con pleno conocimiento
    de que su conducta es censurable. En el primero de los casos,
    esto no es un problema para preocuparse; la segunda
    situación se presenta diferente.

    ¿Qué hacer con las malas palabras o
    palabras obscenas?

    En la corrección de las malas palabras
    debemos tener en cuenta dos aspectos: uno dirigido a que el
    niño no aprenda estas palabras y otro encaminado a su
    eliminación en caso de que las utilice en
    exceso.

    – El primer paso es impedir que el niño las
    aprenda; para ello es necesario no decirlas en su presencia, ya
    que esta sería la vía ideal para que el las imite;
    ahora bien, peor aun, es alabar al niño que las diga, como
    sucede en algunos casos, argumentando que las dice muy gracioso.
    Esto solo logra reforzar el mal hábito, ya que el
    niño las repetirá primero para agradar a los
    adultos, y luego como una costumbre establecida.

    – Cuando el niño es pequeño y dice estas
    palabras, los adultos deben hacer como que no los comprenden y
    decirle que así nadie los comprenderá. Como
    generalmente el niño sabe que estas palabras no son
    aceptables, adecuadas, etc. no tardará en entender lo que
    le sugieren, o simplemente ignorarlos.

    – No debe regañarse al niño que dice
    ocasionalmente una mala palabra y mucho menos castigarlo, esto
    solo conseguirá que se esconda del adulto para decirlas;
    además, no debe formarse alboroto por esta causa, porque
    el niño puede entonces incorporarlas como medio de atraer
    la atención de los mayores.

    – Es conveniente también que no se enseñe
    al niño a designar partes genitales con palabras que no
    sean "usuales", lo que trae como consecuencia que el niño
    al mencionarlas no se haga entender y pueda recurrir
    fácilmente a decirlas en su forma más vulgar. Lo
    mejor es utilizar el nombre socialmente aceptado más
    generalizado para designarlos. o las variantes características de cada zona territorial
    específica.

    – También es importante considerar que las
    personas, generalmente dicen alguna expresión que no
    significa nada, pero que indica o reafirma el tono de voz con que
    se expresa, la alegría, el enojo, la irritación,
    etc. Muchas veces estas palabras se representan por una "palabra
    obscena" y los niños por imitación, lo hacen
    también. Cuando el adulto descubra esto, debe desviar
    estas formas vulgares hacía otras frases más
    aceptadas que no tiene que enseñar al niño, sino
    solo decirlas para que el niño las oiga y las incorpore
    como sustituto de las otras; estas frases pueden ser "vaya'. ,
    "caramba" . o cualquiera otra similar.

    Analicemos ahora los casos verdaderamente preocupantes.
    Si la mala palabra es dicha en forma de agresión,
    no hay duda que es porque el niño se siente molesto por
    algo, hay que analizar qué es, y una vez eliminada la
    causa, darle cariño, comprensión y seguridad. lo
    que será suficiente para que no vuelva a agredir de esta
    forma.

    Pero también puede usarse la palabra
    obscena como malacrianza para faltarle el respeto al
    adulto, en este caso será necesario regañar al
    niño o adolescente por su mala conducta, y en casos
    extremos incluso separarlo del grupo por unos minutos para que se
    serene, se sede con el objetivo de explicarle el error que comete
    y ayudarlo a que comprenda que su maestra lo quiere y que el no
    debe tratarla así.

    En el caso de los pequeñitos, rara vez
    usarán la mala palabra en esta forma, pero si lo
    hacen no podrán comprender la explicación anterior,
    por lo que se le debe desviar la atención hacia otra
    actividad que le resulte agradable, y por supuesto mucho
    más positiva a su educación. Pues esta conducta,
    con relativa seguridad, obedece a una imitación del
    hogar.

    LA MALA
    CRIANZA

    La malacrianza se manifiesta con desobediencia y
    falta de respeto, con todas las
    características que estos elementos pueden contener
    (intranquilidad, agresividad, perretas, malas palabras,
    falta de atención, dificultades en el aprendizaje,
    y
    en fin, desorden general).

    Esta alteración de la conducta está dada
    por la incorrecta educación que ha recibido el niño
    o adolescente y esto por supuesto, es culpa de los
    adultos.

    Ningún niño nace bien o mal educado, el
    responsable de guiarlo y mostrarle lo que puede o no puede hacer,
    lo bueno y lo que no lo es, es el adulto.

    Pero la educación no es cosa de un día, se
    necesita de un trabajo continuo y consistente, es decir,
    constante, con una línea definida que se cumpla en todo
    momento y en cualquier circunstancia y que responda a las
    necesidades del niño en desarrollo. Esto además,
    debe hacerse con amor, para que el niño lo asimile como
    algo necesario que le da apoyo y seguridad.

    Es importante además, que esta educación
    se sitúe en el justo medio, los extremos siempre son
    malos; el exceso de exigencias o la falta total de esta, conducen
    a malos resultados. Si dirigimos correctamente su
    educación, lograremos que el niño aprenda a
    controlar sus impulsos, a obedecer y respetar a las personas
    mayores sin quitar la independencia
    infantil y su posibilidad de crear.

    ¿Qué provoca que un niño sea
    malcriado?

    – Empezar tarde la educación del niño,
    pensando siempre que todavía es pequeño para
    aprender, cuando el niño es ya un malcriado, es muy
    difícil su educación.

    – Cuando se le prohiben al niño cosas absurdas,
    también puede volverlo malcriado. porque no puede
    comprender lo que se le exige que cumpla. Por ejemplo: Exigirle
    que se mantenga sentado para no ensuciarse, que no pregunte
    cuando le asalte una inquietud, una duda, etc.. esto va en contra
    de la naturaleza
    infantil, que se revela contra la injusticia y termina por no
    resistir.

    – Además, aunque el niño sea
    pequeño, es una persona y como
    tal debe respetársele. Si el niño siente que se le
    considera y se cuidan sus derechos, no tendrá
    motivos para oponerse a los adultos; ahora bien, si no ocurre
    así, se sentirá molesto y no se comportará
    correctamente. Dicho de otra manera: se debe respetar la premisa
    social del niño.

    – Es fundamental también la uniformidad de
    criterios sobre la educación del niño en el hogar,
    es decir, que se mantengan en todo momento lo que se prohibe y lo
    que se permite, ej.: Si se ha dicho al niño que no toque
    los adornos, no se le puede permitir que lo haga cuando estamos
    apurados, con el objetivo de que no moleste. Además, todos
    los mayores que rodean al niño deben permitir y prohibir
    lo mismo. Si la mamá no deja que el niño se suba a
    la cama con zapatos, el papá tampoco puede permitirlo. Si
    no es así, Cómo el niño va a aprender
    qué se debe y qué no se debe hacer?

    – Pero lo más importante es el ejemplo del
    adulto, el niño aprende más lo que ve, que lo que
    se dice. Si decimos al niño que no debe mentir" pero luego
    en presencia del niño nos excusamos para no realizar
    alguna actividad con argumentos falsos que el niño sabe
    que no son ciertos, él no comprenderá si realmente
    es malo o no, decir mentiras.

    Si evitamos estos errores, podremos educar correctamente
    a nuestros hijos.

    La educación del niño debe comenzar desde
    que nace, y cuando empiece a desenvolverse por sí mismo,
    es importante mostrarle lo que puede no hacer, enseñarle
    lo que podría ser peligroso para él como, coger
    tijeras, cuchillos, meter los dedos en el tomacorrientes,
    etc.

    Además, iniciar la formación de los
    hábitos de higiene y de
    orden, como el no pintar las paredes, no tocar los adornos,
    recoger los juguetes, etc., y darle las primeras normas de
    disciplina, tales como: no arrebatar las cosas de otro
    niño, no faltarle el respeto a los mayores, ayudar a los
    demás, saludar y despedirse. dar gracias cuando se recibe
    una atención, etc.

    … Y qué hacer con el niño
    malcriado?

    – Lo primero es tratar de cumplir todas las normas,
    exigencias, etc., que irán aumentando con la edad. pero
    siempre tratando de no pedirle más de lo que puede dar.
    respetándolo y permitiendo que exponga sus opiniones para
    discutirlas entre todos y poder orientarlo más adecuado y
    correcto en su conducta. Además, siendo siempre constante
    en lo que se le permite y lo que se le prohibe, y
    poniéndose de acuerdo todos los adultos para hacer las
    mismas exigencias, de modo que el niño tenga claro
    qué es lo bueno y qué no lo es, porque así
    le exigen todos los mayores y, por último y muy
    importante, porque así lo hacen para darle el ejemplo y de
    esta forma comenzar la transformación de los patrones
    educativos incorrectos que posee.

    Con estos niños debemos ser muy rectos y
    exigirles que cumplan la disciplina, pero a la vez ser muy
    pacientes y cariñosos. Explicarles las razones por las
    cuales se prohibe algo, no imponerles una orden diciendo "porque
    sí", o "porque me da la gana'. , ya que con este método el
    niño no llegará a comprender el por qué debe
    hacer o el por qué no debe hacer determinada
    cosa.

    – Además, no se les debe nunca mentir, siempre
    decir la verdad, aunque no sea completa, o tan complicada como es
    realmente. A veces se oye: "No grites porque los ratones te comen
    la lengua"; por
    qué mentir si se les puede explicar que no se debe gritar
    porque eso molesta a los demás.

    – Utilizar premios, halagos y regaños es
    también un método muy beneficioso con los
    malcriados. Es conveniente señalar que los premios y
    halagos son más útiles que los regaños,
    aunque a veces son muy necesarios.

    Cada vez que el menor haga algo que se destaque o supere
    un error por el que se le había regañado. debemos
    halagarlo, resaltando su actitud frente
    al grupo. digamos: "Que limpia está la mesa!", o
    quizás, "Que bien ha trabajado Yunior, vamos a poner su
    dibujo en el
    mural!".

    – Al ofrecer un premio debemos cuidar que se pueda
    cumplir, ya que a veces se ofrecen cosas que después no se
    cumplen y esto conduce a que la próxima vez el niño
    no crea en nuestras promesas.

    – Ahora bien. hay momentos en que es necesario
    regañar al niño, pero siempre teniendo en cuenta
    que si se abusa de los regaños llegará el momento
    en que no tendrán ninguna significación para
    él. Además, el regaño debe hacerse
    manifestando disgusto, pero sin gritar ni hacer gestos
    agresivos.

    – Si el niño o adolescente no responde ante un
    regaño mostrándose irrespetuoso repitiendo la
    conducta negativa y desobediente, es conveniente conversar con
    él, apartarlo del grupo unos momentos, tranquilizarlo,
    para que razone lo que se le está explicando acerca de su
    conducta. Esto no se debe hacer con frecuencia porque se
    acostumbraría a ello y no le resultaría efectivo en
    lo absoluto. Se conversará fuera del grupo, de forma firme
    y tranquila y con afecto para que no se sienta agredido, se
    aprovechará en la conversación sobre su conducta,
    ya que lo fundamental es hacerle comprender sus
    errores.

    – Después de está conversación, el
    adulto deberá tratar al niño como si nada hubiera
    pasado, acariciándolo y dirigiéndose a él.
    como a cualquier otro del grupo.

    Si queremos tener niños bien educados y capaces
    de convertirse en adultos socialmente adaptados y aunque un
    niño sea malcriado. nunca se deben usar estos
    métodos para tratarlos:

    • No se le puede decir que no se le quiere.
    • No se le puede pegar.
    • No faltarle el respeto ni ponerlo en ridículo
      burlándose de él, poniéndole nombretes
      como: "ciclón" , " bola de humo", u otros por el
      estilo.
    • No compararlo con otros.

    – No engañarlo ni asustarlo con el médico,
    la inyección y el cuarto oscuro, etc.

    – No amenazarlo ni castigarlo .con el sueño, como
    por ejemplo: acostarlo a dormir como castigo, "te vas a quedar a
    dormir en el círculo, seminternado, etc.", porque el
    sueño es una necesidad fisiológica necesaria para
    todos y con esto no lo debemos castigar.

    LA
    AGRESIVIDAD

    La agresividad es una conducta común en los
    niños, y la podemos considerar positiva o negativa
    según la edad del niño que la manifiesta, la
    frecuencia y el tipo de situación que la
    provoca.

    Una respuesta agresiva en un niño de edad
    temprana no la vamos a considerar agresiva porque en esta edad el
    niño tiene pocas posibilidades de expresarse por medio del
    lenguaje articulado para darle solución a una determinada
    situación conflictiva, y es normal que acuda a acciones que a
    veces son agresivas, como por ej.: empujar a un amiguito que le
    quiere quitar un juguete.

    Pero si el niño de edad temprana que
    constantemente de respuestas agresivas como: morder
    reiteradamente, se deberá tener en cuenta la frecuencia de
    la conducta agresiva.

    En relación con las situaciones, debemos analizar
    el por qué de la conducta agresiva en el niño, ya
    que puede ser por defenderse de un ataque o peligro, por defender
    a uno más pequeño que está siendo agredido
    por uno mayor, etc., lo cual se considerará como una
    conducta agresiva positiva. Si por el contrario, reacciona
    violentamente con patadas, mordidas, gritos, golpes, etc., ante
    situaciones a las que los otros niños reaccionan de forma
    normal, esto sería una conducta agresiva
    negativa.

    ¿Qué factores provocan el desarrollo de
    una agresividad negativa?

    El adulto, como guía y ejemplo de la
    educación del niño y el adolescente, consideramos
    el primer factor que influye en su conducta.

    Un niño al que se le consiente todo sin
    señalarle nunca qué debe y lo qué no debe
    hacer; no aprenderá a enfrentar situaciones que le son
    desagradables, reaccionando ante ellos como puede reaccionar otro
    niño o adolescente que sea tratado con frialdad, sin
    afecto, intentando reclamar por este medio o manifestación
    ese cariño que le falta.

    Se presenta este tipo de conducta también en
    niños que se relacionan con adultos agresivos y en
    adolescente que están observando estas manifestaciones que
    posteriormente imitarán, sobre todo en las escuelas con
    sus compañeros.

    También el adulto, a veces, estimula conducta
    agresiva a cualquier edad, diciéndole "que no se deje
    quitar lo que él quiere, o dándole siempre
    respuestas de este tipo : "Dale un piñazo para que no
    fastidie" , etc.

    Puede ser que el niño no había presentado
    conductas agresivas y empieza a manifestar constantes respuestas
    de este tipo. Esto puede ser debido a un problema que tenga, como
    celos, por mal manejo de la familia en el nacimiento de un
    hermanito, divorcio de
    los padres, conflictos familiares, etc.

    Como medidas profilácticas para el desarrollo de
    la conducta agresiva desde que el niño es bien
    pequeño, es necesario evitar las situaciones antes
    mencionadas, pero una vez que las presente debemos tratarlas de
    inmediato para erradicarlas.

    ¿Qué hacer con la agresividad?
    (Tratamiento)

    – Demostrarle al niño desde su nacimiento,
    cariño y afecto siempre para evitar la agresividad por
    falta de afecto, independientemente de la edad y el sexo; que se
    sienta una sólida confianza para desarrollar las
    siguientes medidas.

    – Si el niño que presenta esta alteración
    de la conducta es pequeño, se le explicará que eso
    no se hace, que ese otro niño a quien le da es su
    amiguito, y le duele; si continua se le debe regañar y
    decirle que el adulto va a sentirse mal con él.

    – El adulto no debe permitir que el niño le
    pegue, demostrándole con una conducta seria lo reprobable
    de su conducta, al mismo tiempo que le pide que se siente unos
    minutos para que piense. reflexione sobre lo incorrecto de su
    proceder.

    – Es necesario que la conducta del adulto sea ejemplo de
    las relaciones entre las personas, que no grite o tenga
    manifestaciones violentas, sino que solucione los conflictos
    conversando de la mejor forma.

    – No estimular la agresividad ni con palabras ni con
    juego de manos ni mordidas.

    – El adulto debe estar vigilante ante cualquier
    situación que se presente, que pueda originar una conducta
    agresiva y tratando de evitarla.

    – Si un niño o adolescente agrede a otro, el
    adulto le dirá en un tono de voz baja, para que el resto
    del grupo no lo oiga, al otro a que se defienda. El agredido, al
    defenderse, lo hará con las manos y una sola vez, para
    lograr que el agresor comprenda que siempre que le pegue a otro
    le van a devolver el golpe.

    – Cuando un niño tímido manifiesta sus
    primeras conductas agresivas, debe actuarse con mucha prudencia,
    y no regañársele, pues podría frenar sus
    iniciales intentos de defensa, que son una señal de que
    está sobrepasando su timidez. Esta conducta no
    deberá ser muy frecuente, si es así se
    tomarán algunas medidas para impedirle que se consolide
    una conducta negativa.

    – El niño deberá estar entretenido,
    empleando sus energías en cosas útiles,
    dándole pequeñas responsabilidades, sugerirle
    actividades variadas y atractivas que desarrollen acciones
    positivas.

    – Nunca se les debe decir que son niños malos, ni
    hablar de su agresividad con otras personas delante de
    ellos.

    Es recomendable una relación directa entre los
    educadores y los padres de estos casos para establecer donde
    están las causas, y sobre esta base, decidir las medidas a
    tomar entre todos para lograr erradicar esta alteración
    conductual.

    LA
    TIMIDEZ

    Este tipo de niño o adolescente no es
    difícil de descubrir, si lo observamos con
    atención, pues presenta una serie de manifestaciones,
    comportamientos característicos, que es necesario tener
    presentes.

    A veces, como padres y educadores estamos preocupados
    ante niños intranquilos, desobedientes, que andan de un
    lado para el otro constantemente, sin embargo, en nuestro
    hogares, barrio, círculos infantiles y escuelas nos
    encontramos con otro niño que por ser excesivamente
    tranquilo y no molestar a los demás, pasa inadvertido,
    cuando en realidad tras esta quietud, inmovilidad del niño
    muy tímido se esconden generalmente alteraciones
    psíquicas y emocionales.

    ¿Cómo se manifiesta la
    timidez?

    – Mantenerse fuera de los grupos de
    niños que juegan; el niño o adolescente
    tímido prefiere estar solo, se aparta del grupo, de los
    demás.

    – Se siente inferior, o sea, no se cree capaz de hacer
    las mismas cosas que otros niños o adolescentes de su
    edad.

    – Como le cuesta trabajo jugar o incorporarse al grupo,
    se crea un mundo imaginario, lleno de fantasías, por eso
    siempre se le ve pensativo, abstraído, aislado.

    – Habla poco, aunque conozca muchas palabras, a no ser
    con personas con las cuales se sienta seguro.

    – Es más serio que otros de su misma
    edad.

    – Parece sentirse mejor con los adultos que con sus
    compañeros o coetáneos, por eso se acerca
    más a los primeros, sobre todo cuando son cariñosos
    y comprensivos con él.

    ¿Cuáles son las causas que originan la
    timidez?

    Esta alteración conductual surge de acuerdo con
    el trato que los adultos le dan al niño, ya sean los
    padres, educadores, maestros y en general todas las personas que
    están cerca de el y dirigen sus actividades, el
    niño o adolescente se comportará tímido o
    no.

    – Le tiene miedo a las persona extrañas, lugares
    y cosas desconocidas, aunque en el hogar no

    manifieste esta conducta

    El niño es un ser muy activo y su actividad es
    indicio de salud, solo el
    niño enfermo juega poco, por desdicha hay ocasiones en que
    la comodidad del adulto, o por temor a que todo le haga
    daño, o simplemente por ser dominante y querer que
    él haga nada mas lo que deseamos, se le limita la
    actividad, tanto en la casa como en la escuela o círculo
    infantil.

    • "¡ No hables alto¡".
    • "¡Sièntate ahì, y no te muevas
      hasta que te toque el turno del
      baño¡".
    • "¡ No juegues con esa muñeca que la
      puedes romper!".
    • " ! Que bobo tu eres por no saber eso tan
      fàcil¡".

    No, no debemos actuar así con el niño.
    Claro, todo esto es más difícil e incómodo
    para el adulto, pero si supiéramos cuanto molestamos al
    niño y cuanto daño le estamos haciendo a su futuro,
    seguramente no actuaríamos así.

    ¿Qué debemos hacer?

    – Permitirle mucha libertad de
    acción al niño. Dejarlo comer, correr, saltar,
    tirar, tocar, curiosear e investigar sus alrededores; debe
    dejársele realizar estas actividades de la forma que
    quiera, dándole tareas que son fáciles para que
    vaya tomando seguridad de sí mismo.

    Darle cariño en caso de situaciones de
    miedo o de peligro, demostrándole que estamos con
    él para ayudarle y defenderle si hiciera
    necesario.

    Cada vez que lo veamos inactivo, que no juega ,
    o estudie, ofrecerle juguetes , llamarlo, conversar con
    él.

    – Embullarlo a que se incorpore al grupo. Esto lo ayuda
    a vencer la timidez. Para lograr que la venza, el adulto debe
    primero jugar o conversar con él, y a medida que la
    actividad avance, incorporar otros niños hasta formar un
    grupo. No abandonará el grupo hasta que el niño
    tímido se relacione con otros, no se debe nunca llevarlo
    directamente al grupo para que se incorpore, así no
    lograremos nada.

    – Enseñarlo a defenderse, siempre se le
    dirá que responda a las agresiones que recibe de los
    demás.

    – Ser suave con él en la disciplina y dejarlo, a
    veces, que haga algunas travesuras.

    – Darle responsabilidades dentro del grupo, si el
    niño no las quiere, se debe embullar, nunca
    obligarlo.

    ALTERACIONES
    DEL SUEÑO

    Desde que nace el niño, el sueño es algo
    muy importante y fundamental en su vida. Es una de sus
    necesidades básicas que le permiten descansar y recobrar
    las fuerzas que ha perdido durante el día. La
    duración, la frecuencia, en fin, todas las circunstancias
    que rodean el sueño, crean preocupaciones en los padres,
    pues pueden presentarse en ocasiones, algunas dificultades que
    son fáciles de solucionar si se tratan
    adecuadamente.

    Las alteraciones más frecuentes del sueño
    son las siguientes:

    – Llanto al ponerlo en la cama.

    – Negarse a acostarse para dormir. Es cobarde, no se
    defiende de las agresiones de otros niños aunque sean
    más pequeños que él.

    – Desvelarse, despertarse con o sin llanto durante la
    noche

    – Algunas manías al acostarse para
    dormir.

    Las alteraciones del sueño menos comunes y
    màs crìticas que pueden observarse, sobre todo en
    los niños, tenemos:

    – El levantarse dormido y caminar en forma lenta, con
    los brazos extendidos, lo que se conoce por sonambulismo. Esto
    suele suceder en niños muy activos o
    ansiosos. Aunque casi siempre encuentran el camino sin tropezar
    con los objetos, en ocasiones pueden ocurrir accidentes
    graves, por lo que es necesario vigilar al niño para
    despertarlo suavemente si esto le sucede, y llevarlo de nuevo a
    su cama a dormir.

    – Las pesadillas pueden ocurrirles a niños de
    cualquier edad y consisten en sueños con hombres y
    animales
    monstruosos que lo agreden; durante el sueño hay
    movimientos bruscos y de defensa; que duren algunos
    segundos.

    Después que se despierta el niño puede
    reconocer todo lo sucedido y nombrarlo. En muchas ocasiones. las
    historias de aventuras peligrosas y terroríficas y algunos
    programas de
    televisión, donde se presentan escenas
    sangrientas y agresivas, de miedo, o un gran estado de
    excitación, son las causas de las pesadillas.

    • Los temores nocturnos son más graves que las
      pesadillas y pueden durar hasta casi media hora. El niño
      no se despierta y, sin embargo, grita, se sienta en la cama, se
      agarra a los que lo rodean; y por mucho que se intenta no se
      logra despertarlo ni calmarlo. Los terrores nocturnos van
      acompañados de agitación, sudoración,
      palidez, temperatura
      baja y ojos muy abiertos. El niño no reconoce a sus
      padres ni a otros familiares, y cuando se despierta no puede
      recordar nada de lo ocurrido.

    ¿Por qué ocurre esto?

    • Por cualquier cambio en la
      vida del niño, una situación nueva que trae
      alteraciones del sueño transitorias, como: la
      adaptación del niño al círculo, la llegada
      de un hermanito, etc. Por enfermedad, accidente u
      otras.

    Además pudieran señalarse las que ocurren
    durante el proceso de una
    enfermedad, una intervención quirúrgica,
    etc.

    – Diferencias individuales: El sueño puede variar
    de acuerdo a la edad y a las condiciones ambientales. Cada
    niño necesita una cantidad de horas de sueño en
    particular, y no podemos obligarlo a dormir determinado tiempo en
    el día sin tener en cuenta estas características.
    Por ejemplo: un niño dormilón puede dormir
    ampliamente la siesta y dormir bien a su vez en la noche, mas un
    niño activo y dinámico duerme mucho menos y si
    duerme la siesta no resistirá para el sueño
    nocturno.

    – El abandono y la falta de cariño traen como
    consecuencia que el niño tema dormir porque el
    sueño significa para él, en cierta forma, la
    separación de sus padres o de los adultos que lo cuidan y
    lo protegen.

    ¿Qué debemos hacer?.

    – Brindar afecto y protección al niño,
    sobre todo en el momento en que va a dormir, estar a su lado y
    arrullarlo. El papel de los
    adultos en estas situaciones toma una gran
    importancia.

    – No reprimir al niño, ni regañarlo con
    frecuencia durante el día ya que cuanto más feliz
    se encuentra el menor, cuanto mayores sean sus sentimientos de
    seguridad y menores los regaños, mayores serán las
    posibilidades de que no haya dificultades especiales por la
    noche.

    – Cumplir el horario de vida correcto acorde a la edad
    del niño, tanto en el hogar, instituciones infantiles,
    escuelas, etc. En los casos que necesiten menos tiempo de
    sueño por las diferencias individuales que existen, se
    sacarán del salón del Círculo Infantil para
    que no interrumpan el sueño de los demás y en el
    hogar se le harán actividades de acuerdo a su
    edad.

    – Establecer una hora fija para la siesta y para el
    sueño nocturno, por hábito el niño
    aceptará la hora de acostarse a dormir como natural.
    Antes, debe dársele una actividad sedada, tranquila, como:
    leerle un cuento, ver
    programas infantiles de televisión, etc.

    – Cuando el niño duerme no debe haber ruidos
    fuertes o conversaciones en alta voz. Hay que evitar que el sol de al
    niño, y arroparlo si hay temperatura fresca. La siesta no
    debe prolongarse más tiempo de lo debido y se le
    deberá despertar en el horario señalado.

    – Si el niño tiene costumbre de coger un trapito,
    juguete u otros objetos, debe permitírsele, pero luego, en
    cuanto se haya dormido, quitárselo. Si se despierta y lo
    reclama, volvérselo a dar.

    – Establecer una hora fija para la siesta y para el
    sueño nocturno, por hábito el niño
    aceptará la hora de acostarse a dormir como natural.
    Antes, debe dársele una actividad sedada, tranquila, como:
    leerle un cuento, ver programas infantiles de televisión,
    etc.

    – Cuando el niño duerme no debe haber ruidos
    fuertes o conversaciones en alta voz. Hay que evitar que el sol
    de al niño, y arroparlo si hay temperatura fresca. La
    siesta no debe prolongarse más tiempo de lo debido y se le
    deberá despertar en el horario señalado.

    – El despertar de los niños debe hacerse
    dulcemente, sin brusquedades ni ruidos fuertes.

    – En las instituciones infantiles con régimen
    interno, el personal que trabaja con los niños deben ser
    muy vigilantes con el sueño nocturno, ya que existen
    algunos casos con desventajas social y presentan situaciones
    difíciles en su vida familiar, tienden a ser niños
    de por sí excitados, nerviosos. Por lo tanto, el personal
    debe extremar su cuidado y ser muy cariñosos y atentos con
    ellos, sobre todo, no dejando el dormitorio solo en las horas
    nocturnas, donde el abandono y el desamparo se sienten más
    intensamente.

    – En el hogar se deben mantener también las
    condiciones adecuadas para lograr un favorable proceso de
    sueño.

    – La intensa actividad cuando se produce en las horas
    anteriores al sueño provoca un estado de excitación
    tal, que el niño no puede dormirse.

    – Por mal manejo de los adultos, esto es debido a varios
    factores, como: a veces los padres, por salir a pasear o comer
    tranquilamente, obligan a los niños a dormir, y estos se
    resisten, otras veces amenazan al niño con ponerlo en la
    cama y esto hace que asocie la cama con el castigo; por no tener
    quien los cuide se los llevan para las fiestas de adultos hasta
    altas horas de la noche; por características personales de
    los padres, que trasmiten al niño una preocupación
    exagerada que tienen en cuenta al sueño, sacándole
    de la cama a la menor alteración.

    Autora:

    Dora Mola Rojas

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