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México: Un futuro incierto




Enviado por erikiux_3



    A través del tiempo México ha
    tenido que poner orden económico, y esto debido a que
    somos un país en el cual necesitamos subsistir como en
    otros países, sin embargo, es curioso pero al mismo
    tiempo triste,
    que el modelo
    neoliberal que intento adoptar nuestro país, durante el
    sexenio de Miguel de la Madrid, hasta la fecha, ha traído
    grandes crisis al
    país. El neoliberalismo
    que por sus características estructurales, basado en la
    libre empresa, en el
    comercio y la
    apertura demasiado precipitada a las exportaciones,
    nos ha llevado a un proceso de
    empobrecimiento creciente a la clase media, quienes según
    estudios del banco mundial
    en Washington " anteriormente era una de las más
    relevantes de Latino América".

    Cabe decir que los programas de
    ajuste estructural y estabilización económica
    -apegados a las recetas preconizadas por el Fondo Monetario
    Internacional (sintetizadas en el Washington Consensus) y
    aplicados con ejemplar perseverancia desde 1983 hasta el
    presente- significaron un viraje radical en la estrategia
    económica sobre la cual se había fincado el
    desarrollo
    mexicano durante los cincuenta años previos.

    Todos los gobiernos anteriores que estuvieron han dicho,
    que el no intervenir y la dependencia a EEUU, eran parte
    significante de nuestra política con el
    exterior, sin embargo, las condiciones internacionales cambiaron
    y por tanto México
    tuvo la necesidad de pensar en cambiar sus planes, para hacernos
    ver que en el inicio de este siglo XXI implica las relaciones
    Internacionales como un reto "no tanto como un peligro, sino
    como una oportunidad".

    Pero aquí cabria preguntarnos,
    ¿oportunidad de que? ¿tal vez se refieran a la
    oportunidad que las empresas
    trasnacionales han tenido estos últimos 15 años? No
    obstante, es bueno aclarar que las nuevas oportunidades y los
    cambios, surgieron porque se originaron tres circunstancias. En
    primer lugar el rompimiento del bloque socialista en 1989, con lo
    cual México pudo luchar por obtener una
    participación en el mundo, pues esto como menciona
    Bernardo Sepúlveda, produjo reducción de tensiones,
    concediendo el surgimiento de iniciativas políticas
    de terceros países. En segundo lugar los cambios del
    país en relación al mundo desde hace10 años,
    sobre todo en materia de
    economía,
    tuvieron como principal impulso la firma del TLC, que
    permitió a México una inserción diferente en
    el mundo y con el cual el Plan Nacional de
    Desarrollo
    1989 -1994 del gobierno que
    presidió Carlos Salinas de Gortari, manifestó
    conciencia de que
    "En los albores del siglo XXI, se perfila una nueva
    concepción de las relaciones
    internacionales y, a partir de ésta, una
    configuración distinta en las alianzas
    estratégicas. México debe participar activamente en
    ese cambio a fin
    de iniciar el próximo siglo con una posición de
    firmeza" .

    Y aquí es precisamente donde este programa
    neoliberal tenía que llevarse a cabo, nuestro país
    tenía -según ex-presidentes de México– que
    ponerse a la altura de otros países, aunque ellos nos
    lleven 20 años en adelantos tecnológicos. Aunque es
    cierto que tal vez, ningún programa
    económico que haya adoptado nuestro país, en su
    inicio se haya instrumentado con el objetivo
    declarado de arruinar a la nación,
    empobrecer a las mayorías nacionales, disminuir la
    inversión de capital fijo,
    aumentar el desempleo abierto
    o encubierto, acentuar la vulnerabilidad financiera externa o
    quebrantar las bases del desarrollo futuro de México. Por
    el contrario, todas las estrategias
    económicas se han aplicado con la promesa de lograr el
    crecimiento sostenido, la prosperidad nacional, el bienestar para
    la familia;
    siendo presentadas siempre, en cada caso, como la mejor
    opción, atendiendo siempre las circunstancias de su
    tiempo.

    Pero cuando Miguel de la Madrid asume el poder,
    después de unas elecciones tranquilas, el sistema
    financiero que estaba en manos del estado,
    enfrentaba graves problemas de
    desintermediación y los capitales se fugaban cada vez en
    mayor cantidad hacia el extranjero. De ahí que el gobierno tomara
    medidas de apoyo a todas las empresas,
    mediante el Ficorca, por medio del cual las empresas endeudadas
    recibían subsidios cambiarios, que les ayudaron a pagar
    sus deudas con el extranjero, y sirvió pues para finales
    de 1983, las empresas habían cubierto el 65% de su deuda.
    Todo esto obviamente era con una finalidad en mente, no se
    podía esperar que el gobierno diera algo en buena onda, la
    finalidad de que las empresas se recuperaban era, que cuando el
    capital
    extranjero llegara, ellas se encontraran con un alto indice de
    producción que les permitiera alzar las
    ventas al
    extranjero. Recordemos que es un punto fundamental del neoliberalismo, incrementar exportaciones no
    lo olvidemos.

    Sin embargo esto no era suficiente, el país
    necesitaba un acuerdo y una reestructura en mayor medida, por
    ello es que para ese mismo año, en base a un acuerdo con
    el Fondo Monetario
    Internacional (FMI), se
    realizó un cambio, donde
    el gobierno mexicano aplicó "un programa de ajuste de
    corte neoliberal, el cual proclamaba como objetivo
    controlar la inflación y reiniciar el crecimiento
    económico sobre las bases más estables", esas
    bases estables eran las empresas, como se menciono
    anteriormente.

    "Este modelo estaba
    orientado hacia la exportación, abierto a la economía mundial,
    desregulado, menos estatificado, mayormente basado en las fuerzas
    del mercado y donde
    la inversión privada fuera el motor de la
    acumulación del capital", lo que nunca explicaron fue
    quienes eran las personas que iban a recibir los beneficios de
    estar en estar en este modelo, quienes salían beneficiados
    y quienes saldríamos perjudicados. Ahora ya
    parecería más claro para nosotros explicar quienes
    salieron perdiendo, pero esto después de haber sufrido las
    siguientes crisis. Y
    prueba de ello es que durante esta apertura comercial unilateral
    y abrupta y en la reducción de la participación del
    Estado en el
    desarrollo
    económico- el PIB per
    cápita se contrajo a una tasa promedio de 0.2% anual; la
    inversión fija bruta per cápita decreció a
    una tasa promedio de 0.75% anual, y los salarios
    mínimos perdieron 69%.

    Nada fácil para las clases bajas, pues en lugar
    de que con nuevas empresas, ellos ganaran más, fue todo lo
    contrario, vinieron únicamente porque existía una
    gran desregulación de permisos y una inmensa cantidad de
    mano de obra barata. Todo ello drenó las arcas del
    gobierno y condujo a un déficit fiscal
    crónicamente creciente, no regulatorio del ciclo
    económico y, por tanto, reductible una vez lograda la
    reactivación, sino un déficit que se ensanchaba
    aceleradamente y era, por tanto, insostenible en el largo
    plazo.

    En primer lugar porque existía un manejo
    irresponsable de las finanzas
    públicas que había aparecido desde los
    años setenta y condujo a una creciente brecha
    ingreso-gasto
    público insostenible en el largo plazo,
    existiendo:

    a) un derroche de recursos fiscales
    en subsidios innecesarios e indiscriminados a la actividad
    productiva (bajas tarifas ferroviarias, eléctricas, de
    combustibles, etc.), incluso a actividades altamente rentables
    que no requerían tales apoyos;
    b) estatizaciones inconvenientes (que incluyeron empresas que
    nunca debieron estar en manos del Estado, como cabarets,
    fábricas textiles, etc.);
    c) inversiones
    azarosas (en elefantes blancos o en áreas donde no era
    indispensable la inversión pública, sino
    sólo el apoyo a la inversión privada o social);
    d) un crecimiento desmedido del gasto corriente en programas
    superfluos, o en programas ordinarios y convenientes pero
    artificialmente encarecidos por la corrupción
    y las ineficiencias de gestión.

    Y en segundo lugar, porque se omitieron ajustes en la
    estrategia
    general de industrialización, cuya conveniencia no fue del
    todo medida, pues cuando comenzaron a crecer de modo acelerado
    las exportaciones manufactureras comenzaron a reducirse
    más de prisa las exportaciones agrícolas,
    originando presiones estructurales sobre el sector externo, lo
    cual indicaba una conveniencia de pasar de la estrategia
    sustitutiva de importaciones,
    unilateralmente concebida, a una estrategia mixta de
    industrialización, que combinara agresivo fomento de
    exportaciones con sustitución de importaciones.

    De ahí que el Plan Nacional de
    Desarrollo 1982-1988 se plantearía, como "una
    reestructuración profunda del sector externo de tal forma
    que sea capaz de generar las divisas para el funcionamiento
    eficiente del aparato productivo a altos niveles de actividad
    económica. Para ello se requiere fortalecer las
    comerciales con el exterior, fomentando de manera sostenida las
    exportaciones". Pero además de esto era necesario una
    reestructuración en cuanto al gasto y papel del
    gobierno, por ello es que otras de las medidas que se tomaron
    durante este periodo destacan: la reducción del gasto
    público, el reforzamiento de los controles salariales,
    el incremento de los impuestos al
    consumo, un
    ajuste de los precios y
    tarifas de bienes y
    servicios,
    así como la fijación de tasas de
    interés.

    Y como resultado de estas medidas que se tomaron tenemos
    que para julio de 1986 nuestro país se adhirió al
    GATT,
    descendiendo drásticamente el número de fracciones
    arancelarias del 83% al 27.8%, los aranceles
    bajaron del 27% al 22.6%, las grandes empresas, reorientaron sus
    actividades hacia la exportación, debido a la
    subvaluación del peso, la caída en los salarios reales y
    la contracción del mercado interno,
    las maquiladoras se extendieron como los hongos,
    creció de 600 a 1 259, esto debido a los cada vez
    más bajos salarios reales de los trabajadores, eso no era
    lo peor, debido a que estas maquiladoras no eran mexicanas,
    más del 53% contaban con el total de capital extranjero,
    mientras que el 42% eran de capital mexicano con extranjero.
    ¿Hasta que punto nos llevo esta nueva política
    expansionista que se suponía elevaría nuestro nivel
    de vida?

    La respuesta ya la sabemos, sin embargo, no hay que
    olvidar que el protagonista de este modelo neoliberal, fue
    nuestro presidente Carlos Salinas de Gortari (1988 – 1994),
    quien lo plantea desde su primer año de gobierno, era un
    reacomodo del modelo pero en la misma línea base del
    neoliberalismo, un neoliberalismo social que no es otra cosa, que
    el famoso PRONASOL (Programa Nacional de Solidaridad), el
    cual fue base para dar inicio a los demás proyectos que
    llevaron a México a una desestabilizad económica,
    pues este neoliberalismo, planteaba en primer lugar una
    reprivatización de la economía, para que
    posteriormente se hiciera una globalización económica, que nos
    homogeneizara con todos los demás
    países.

    La reprivatización de la economía
    significaba en un amplio sentido, la no intervención del
    gobierno en los medios de
    producción y con esto la venta de empresas
    paraestatales, de ahí que por ello anteriormente hayamos
    dicho que las funciones del
    estado se estaban delimitando o reestructurando.

    Su segundo punto, la
    globalización económica, trajo muy pronto como
    consecuencia la firma del TLC, en el
    año de 1994, con lo cual quedaron liberados los mercados, debido
    a una reducción de impuestos en
    entradas y salidas de mercancías, se fomento la
    formación de mercados
    regionales, y por supuesto la oportunidad para
    Norteamérica de que muchos extranjeros trajeran sus
    capitales, con facilidades de exportar, y por si eso no los
    terminara de convencer, se les hizo la entrega de materia prima
    y mano de obra a costos casi
    regalados. Con la esperanza siempre de aumentar la competencia y el
    mercado, justificando además que esto se planeo para
    satisfacer el mercado interno. Pero en lo personal, esto de
    satisfacer el mercado interno todavía no me queda claro,
    pues yo después de la investigación para redactar este
    artículo, no encuentro mejoras a nivel México, solo
    a nivel Estados Unidos de
    América
    y si acaso Canada.

    Los resultados perniciosos del experimento neoliberal en
    México están a la vista. Hoy día, como
    señaló recientemente Jesús Silva Herzog, en
    el
    periódico la Jornada con fecha 18 de enero 2003, "es
    insensato seguir montando en el macho del modelo
    económico". Después de dieciséis años
    en que "el ingreso por habitante ha caído y el
    número de desempleados ha aumentado", "la posición
    de voy derecho y no me quito no se vale".

    Lo cual trata de decirnos que si bien,
    constituiría un error regresar al modelo económico,
    que se desplomó en 1982, resulta más erróneo
    todavía mantener a toda costa el modelo económico
    neoliberal tan nocivo para las mayorías nacionales y que
    condujo ya a un desastre financiero peor que el de
    1982.

    No puede admitirse el imperativo categórico de
    mantener a toda costa el modelo neoliberal. Por el contrario,
    México debe pasar a una nueva estrategia económica
    que supere tanto las limitaciones del modelo unilateralmente
    sustitutivo de importaciones como los excesos del modelo
    neoliberal, erradicando los "errores y horrores" (JLP) de
    política
    económica que México ha padecido durante los
    últimos veinticinco años.

    Sin dogmatismos, la inteligencia
    colectiva de los mexicanos, como lo mencionan algunos autores y
    expertos en la materia, debe
    explayarse creativamente para rediseñar el futuro de
    México, abriendo los cauces de un nuevo contrato social
    que permita la inserción digna de México al tercer
    milenio.

    Atendidas las evidencias empíricas de nuestra
    historia
    económica contemporánea, las realidades del entorno
    económico internacional y las experiencias de naciones de
    desarrollo
    económico exitoso, tendrían que ser seis los
    principios
    fundamentos de una nueva estrategia económica viable y
    adecuada para México:
    1) una política industrial que combine efectiva
    sustitución de importaciones con vigoroso fomento de las
    exportaciones, desplegando instrumentos de fomento
    económico general (recursos
    humanos, infraestructura, ciencia y
    tecnología, etc.) y de fomento sectorial
    (agrícolas, manufactureros, turísticos, etc.)
    análogos a los que aplican países con desarrollo
    exitoso.
    2) una política comercial pragmática que utilice,
    resuelta y hábilmente, los márgenes de maniobra en
    aranceles,
    normas
    técnicas, salvaguardas y disposiciones
    contra prácticas desleales de comercio (tal
    como hacen los países exitosos, incluyendo a nuestros
    socios comerciales de Norteamérica, campeones del
    proteccionismo moderno), sin transgredir de entrada nuestros
    compromisos en la OMC y en el
    TLCAN, pero
    sin demérito de futuras renegociaciones en áreas
    del comercio y la inversión prioritarias para nuestro
    país.
    3) una política cambiaria competitiva, que evite futuras
    sobrevaluaciones, manteniendo como piso cambiario aquella paridad
    peso/dólar bajo la cual la balanza
    comercial sin maquiladoras se encuentra en equilibrio,
    señal de que la planta productiva mexicana, agregadamente
    considerada, es competitiva con esa tasa de cambio.
    4) un manejo prudente, pero flexible, de las finanzas
    públicas, que permita utilizar los instrumentos de
    ingreso-gasto público para regular el ciclo
    económico y promover el desarrollo, pero sin caer en
    excesos voluntaristas o populistas.
    5) subordinación del sistema
    financiero a los intereses de la economía real,
    manteniendo la banca comercial
    en manos privadas pero sujetándola a la vigilancia y
    regulación del Estado (como representante del interés
    común), a fin de atender las áreas prioritarias del
    desarrollo nacional, privilegiando la inversión productiva
    sobre la especulativa.
    6) último en orden, primero en importancia: colocar el
    empleo y el
    bienestar social, es decir al ser humano, en el centro de la
    estrategia económica y no como objetivo constante de cada
    una de las grandes políticas
    económicas (industrial, comercial, cambiaria, fiscal y
    financiera), sin demérito del despliegue de
    políticas sociales específicas.

    Con todo lo anterior, no cabe duda que a
    dieciséis años del experimento neoliberal, con
    más mercado y menos Estado, la prosperidad ofrecida por
    los reformadores neoliberales, como hemos visto a lo largo de
    éste artículo, está cada vez más
    lejos de la realidad. Más aún, los resultados
    reales del modelo neoliberal contrastan con los observados
    durante el modelo económico precedente. No se trata de
    regresar o mantenerse aferrado, mas bien considero que se trata
    de buscar alternativas, haciendo análisis realmente a fondo, que permitan
    emitir ese nuevo contrato social
    en materia económica que nuestro país necesita para
    salir adelante.

    Bibliografía

    • GREEN, Rosario. Ensayos
      sobre la modernidad
      nacional. México y sus estrategias
      Internacionales. Ed. Diana. 1989.
    • MURRAY, Alan. La riqueza de la Nueva Economía.
      Ed. Deusto. España
      2001. pag. 224
    • DE FERRANTI, David. E. PERRY, GUILLERMO. OTROS.
      Asegurando el futuro de una economía globalizada. Ed.
      Banco Mundial
      Washington D. C. EUA 2000
    • GUILLEN, R. Arturo. México hacia el siglo XXI.
      Crisis y modelo económico alternativo. Universidad
      Autónoma Metropolitana Ed. Plaza y Valdes. México
      2001

     

     

    Autor:

    Erika Tapia Bobadilla

    4º. Semestre de Ciencias de la
    Comunicación
    Tec de Monterrey Campus Toluca
    Edad 20 años
    Fecha de elaboración 10 de noviembre 2003

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