Lineamientos de Política de
Juventud
Gerencia de Desarrollo
Humano
- Oficina de
Juventud - Introducción
- Antecedentes
- Contexto
poblacional - Retos que enfrentan las personas
jóvenes - Principios de la
política de juventud - Objetivos de
política - Estrategias
- Lineamientos
Lima, Junio de 2001
Oficina de Juventud
Equipo Técnico responsable:
Soc. Juan Carlos Pacora Huatuco: Jefe
Econ. Miluzka Garay Rodríguez
Soc. Patricia Sandoval Jiménez
Soc. Delfina Varillas Varillas
Psic. Luis Vélez Huatay
Jr. Camaná 616 Lima
Teléfonos 428- 9800
Aprueban Lineamientos de Políticas
de Juventud
DECRETO SUPREMO
Nº 018-2001-
PROMUDEH
EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
CONSIDERANDO:
Que de conformidad con el Decreto Legislativo Nº
866, modificado por Decreto Legislativo Nº 893, el
Ministerio de Promoción de la Mujer y del
Desarrollo
Humano asume entre otras funciones la de
velar por el cumplimiento de los programas y
plataformas de acción suscritos por el Perú en las
Conferencias Mundiales relativas al desarrollo
humano, encargándose para el efecto la dirección, coordinación y supervisión de la política nacional en
materia de
población y juventud,
entre otros, en concordancia con la legislación nacional y
los convenios internacionales vigentes;
Que, de acuerdo a lo establecido en el Programa Regional
de Acciones para
el Desarrollo de la Juventud de
América
Latina 1995-2000, aprobado en la IV Cumbre Iberoamericana de
Jefes de Estado y de
Gobierno
(Colombia,
1994), el Programa de
Acción Mundial para los Jóvenes hasta el Año
2000 y Años Subsiguientes, aprobado por la Asamblea
General de las Naciones Unidas
(1995) y la Declaración de Lisboa sobre Políticas
y Programas
Relativos a la Juventud, adoptada en la I Conferencia
Mundial de Ministros Responsables de Juventud (Portugal, 1998),
el Gobierno Peruano
a través del PROMUDEH, promueve las actividades que
favorezcan el desarrollo humano de la población, destacando la necesidad de
colocar la equidad social y de género en
el centro de las políticas públicas bajo un enfoque
de transversalidad de las mismas;
Que, teniendo en cuenta que la población joven
constituye un actor estratégico en los procesos de
desarrollo y ante la ausencia de un marco normativo integral que
posibilite la articulación de políticas que
contribuyan de este grupo
poblacional, se hace necesario trabajar integralmente con los
sectores que mantienen competencia en el
tema de juventud tales como: Salud, Educación, Trabajo y
Promoción Social, Justicia e
Interior, con el objeto de lograr metas comunes de desarrollo
humano;
Que, asimismo en la perspectiva de construir
democráticamente las políticas públicas, el
Ministerio de Promoción de la Mujer y del
Desarrollo Humano, con la participación activa de organizaciones
gubernamentales, no gubernamentales, organizaciones
juveniles, y de la sociedad civil,
ha elaborado el documento denominado "Lineamientos de
Políticas de Juventud", por lo que resulta necesario
aprobar el citado documento;
De conformidad con lo dispuesto en el Decreto
Legislativo Nº 560 – Ley del Poder
Ejecutivo, Decreto Legislativo Nº 866 – Ley de Organización y Funciones del
Ministerio de Promoción de la Mujer y del
Desarrollo Humano y modificatorias, su Reglamento aprobado por
Decreto Supremo Nº 012-98-PROMUDEH y
modificatorias;
DECRETA:
Artículo 1º.- Aprobar el
documento "Lineamientos de Políticas de Juventud", el
mismo que consta de siete acápites, el mismo que forma
parte integrante del presente Decreto Supremo.
Artículo 2º.-
Constitúyase una Comisión Especial
conformada por representantes de los Ministerios de Salud, Educación, de Trabajo
y Promoción Social, de Justicia, del
Interior, y de Promoción de la Mujer y del Desarrollo
Humano, encargados de elaborar el programa de trabajo conjunto
dentro de los lineamientos aprobados mediante el presente Decreto
Supremo.
Artículo 3°.- El presente
Decreto Supremo será refrendado por el Presidente del
Consejo de Ministros y por la Ministra de Promoción de la
Mujer y del Desarrollo Humano.
Dado en la Casa de Gobierno, en Lima, a los
ventiséis días del mes de julio del año dos
mil uno.
VALENTÍN PANIAGUA CORAZAO
Presidente Constitucional de la
República
JAVIER PÉREZ DE CUELLAR
Presidente del Consejo de Ministros
SUSANA VILLARÁN DE LA PUENTE
Ministra de Promoción de la Mujer y del
Desarrollo Humano
Los intentos por establecer un marco de políticas
para la población juvenil, no datan de fechas recientes.
Se puede observar algunas iniciativas que, no lograron
constituirse en marcos normativos para orientar las decisiones
dirigidas a este grupo
poblacional. Y es que han sido los propios jóvenes,
quienes desde sus prácticas cotidianas, han logrado
erigirse en "nuevos sujetos sociales", susceptibles de ser
escuchados; de aquí la fuerza de sus
reclamos y propuestas, que creemos firmemente deban ser atendidos
porque el futuro de un país se construye en el
presente.
En este sentido, y conforme al mandato asumido por el
Promudeh referido a la formulación de Políticas,
Planes y Programas, la Gerencia de
Desarrollo Humano inició la tarea de abordar la
temática juvenil desde una perspectiva integral que
coadyuve a mejorar las condiciones de vida de los y las
jóvenes, comprometiéndolos en la tarea de
participar protagónicamente en el desarrollo del
país.
Como parte de este proceso,
durante los últimos años, el Promudeh
elaboró materiales que
constituyen antecedentes importantes de mencionar. Así,
tenemos el "Directorio de Programas, Proyectos y
Acciones para
la Juventud implementadas por el Estado, las
Organizaciones No Gubernamentales y las Agrupaciones Juveniles"
en el que se identifican la oferta social
orientada a esta población. Debemos mencionar el documento
"Balance de Programas y Proyectos
dirigidos a Jóvenes, desde el Estado", en
el que se presenta un análisis preliminar de la oferta de
acciones, a cargo de los diferentes sectores del Estado,
dirigida a la población juvenil entre 18 y 25 años.
Cabe señalar la elaboración del documento
"Situación de las Personas Jóvenes", que presenta
los aspectos demográficos de empleo,
educación, salud sexual y reproductiva, violencia y
drogas, y
participación ciudadana; temas que forman parte de la
agenda social de la juventud, incorporados en la propuesta de
Lineamientos.
Con este propósito se impulsaron diversas
actividades como el "Conversatorio con Expertos en el tema de
políticas de Juventud" en el que se motivó la
reflexión sobre el tema, involucrando a especialistas del
Sector
Público, Organizaciones No Gubernamentales y de la
Academia. Se realizó el Foro Internacional "Experiencias
en Políticas de Juventud", en el que participaron expertos
de Chile y
Ecuador,
jóvenes representantes de cuarenta organizaciones
juveniles de Lima Metropolitana, profesionales especialistas de
la sociedad civil,
funcionarios y directivos del sector
público. De igual manera, se organizó la
"Mesa Redonda
sobre Experiencias de Trabajo con Jóvenes", en el que se
discutieron algunos avances sobre lineamientos de
políticas de juventud, con un panel de expertos de la
sociedad
civil, realizándose finalmente "Mesas Departamentales
de Consulta Juvenil", a través de las cuales se recogieron
necesidades, demandas y propuestas de jóvenes de siete
departamentos: Arequipa, Cuzco, Huánuco, Ica, Lima, Piura
y Puno que nos permitieron identificar a los actores directos de
este proceso
así como percibir el reconocimiento de parte de ellos
hacia la instancia rectora en el tema de políticas de
juventud.
Este proceso demandó la necesidad de nutrirse de
referentes internacionales tales como las experiencias de los
procesos de
formulación de políticas de juventud en
países latinoamericanos como Chile,
Ecuador,
Paraguay y
Bolivia, entre
otros. Igualmente, para la elaboración de los fundamentos
se recogieron las pautas contenidas en los compromisos
internacionales referidos a la juventud respecto a la
formulación de políticas, como el "Programa
Regional de Acciones para el Desarrollo de la Juventud de
América
Latina" PRADJAL, elaborado por la
Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ), y el
"Programa de Acción Mundial para los jóvenes hasta
el año 2000 y Años Subsiguientes" elaborado por las
Naciones
Unidas.
Continuando con el proceso participativo para la
formulación de los Lineamientos, se llevó a cabo el
Taller de Discusión ampliada, realizado el año
pasado en la ciudad de Lima, al cual concurrieron alrededor de
150 participantes vinculados a la temática.
Finalmente, durante los meses de abril y mayo del
presente se realizaron diez Talleres de Consulta en 9 ciudades
del país: Lima, Cajamarca, Cuzco, Iquitos, Trujillo,
Tarapoto, Tacna, Huamanga y Tumbes, con la participación
de cuatrocientos cuarenta y siete (447) representantes de
sectores del Estado, instituciones
públicas, gobiernos locales, Organizaciones No
Gubernamentales y Organizaciones juveniles, estas últimas
con una participación aproximada del 30 %.
A nivel metodológico, la elaboración y
formulación de políticas requirió la
revisión de fuentes
estadísticas y bibliográficas, la
realización de consultas inter-sectoriales, así
como el desarrollo de espacios de debate y
reflexión que lograron un fructífero intercambio de
opiniones, propuestas y sugerencias en los que participaron
funcionarios de gobierno central y local, especialistas de
organizaciones no gubernamentales, profesionales expertos en
temas específicos, y principalmente jóvenes
representantes de organizaciones de diversas regiones.
Como resultado de este proceso caracterizado por un
amplio debate y
reflexión a nivel nacional, se presenta la propuesta final
del documento "Lineamientos de Políticas de Juventud",
fruto de los esfuerzos concertados entre Estado y sociedad civil,
el mismo que ha merecido menciones favorables de parte de quienes
han sido partícipes del proceso.
Lima, julio de 2001
En octubre de 1996, mediante Decreto Legislativo Nº
866, se crea el Ministerio de Promoción de la Mujer y del
Desarrollo Humano-PROMUDEH, teniendo como una de sus finalidades,
según Decreto Supremo Nº 012-98-PROMUDEH,
"diseñar políticas públicas dirigidas a los
sectores con mayores grados de vulnerabilidad, problemas y
demandas específicas".
En este marco, la Gerencia de
Desarrollo Humano, órgano de línea del PROMUDEH, a
través de la Oficina de
Juventud, ha desarrollado un proceso de diagnóstico, análisis, consultas, reflexión y
debates con representantes de entidades públicas,
organizaciones no gubernamentales y colectivos juveniles, para la
formulación de los lineamientos de política de
juventud. El presente documento es resultado de dicho
proceso.
Los criterios para definir la juventud son muy variados,
sin embargo, existe coincidencia en considerar que las características, así como el
tiempo entre
el período de niñez y la etapa de adulto
varía en cada sociedad, culturas, etnias, clases
sociales y géneros. Sin
embargo, como lo afirma CEPAL "el criterio más
simple, e intuitivamente el más adecuado, para identificar
la población joven es la edad". Al respecto, y
considerando que el criterio de la edad, como concepto
operativo no resuelve el asunto en la definición de los
límites, se entiende como población
joven, -para efectos del presente documento- la propuesta por
Naciones Unidas, que refiere un rango de edad entre los 15 y 24
años.
El presente documento recoge como grandes áreas
de preocupación: educación, salud, empleo y
capacitación, y
ciudadanía.
En lo referente a educación, la oferta
pública se basa en un mejoramiento de la calidad desde un
enfoque de competencias,
para potenciar las áreas de formación integral en
las que el y la joven demuestran tener ventajas comparativas.
Además, la preocupación del Estado se dirige a la
construcción de una cultura
ciudadana para inculcar valores que
garanticen una convivencia democrática.
Con respecto a salud, la prioridad se orienta en
disminuir las tasas de mortalidad y morbilidad, mediante el
incremento de los hábitos y conductas saludables,
modificando los comportamientos de riesgo y
ofreciendo una atención oportuna. Identificando como tema
prioritario la salud sexual y reproductiva, las infecciones de
transmisión sexual – ITS, incluyendo el VIH/SIDA, y los
embarazos no deseados.
En el ámbito del empleo y capacitación para acercar al joven al
mercado laboral, el
Estado busca identificar necesidades técnicas
que el mercado laboral
esté solicitando, según localización
geográfica, a fin de ofertar programas y proyectos
respondiendo a la demanda
regional, adecuando así la formación técnica
según sus necesidades.
En el ámbito de ciudadanía, el Estado
orienta sus esfuerzos a promover mecanismos que propicien
la
organización y participación juvenil en las
distintas áreas de interés y
en distintos niveles. Estos mecanismos deberán apuntar a
propiciar una participación ciudadana consciente que les
permita plantear propuestas y soluciones.
Las observaciones anteriores fundamentan la pertinencia
de concebir a las personas jóvenes desde dos
ángulos complementarios: el primero, como destinatario de
una gama de servicios
orientados a enfrentar la exclusión y vulnerabilidad
social; y la segunda, como actores estratégicos del
desarrollo y sujetos de derechos.
En tal sentido, la política de juventud
buscará mejorar las actuales condiciones de vida de las
personas jóvenes, defendiendo y promoviendo el ejercicio
de sus derechos
individuales y colectivos, con la finalidad de incorporarlos
activamente a la sociedad y a la economía. En este
marco, se hace imprescindible incorporar a los jóvenes
como actores principales del cambio; y
conjuntamente con las instituciones
dar seguimiento a los avances en la aplicación de las
políticas públicas dirigidas hacia
ellos.
Desde 1985, año declarado por las Naciones Unidas
como el Año Internacional de la Juventud, se han realizado
diferentes esfuerzos desde el sector público orientados a
la población joven. Sin embargo, dichos esfuerzos no han
significado la articulación de los sectores involucrados,
ocasionando que las propuestas no logren constituirse en una
política integral de juventud.
En este marco, se identifican iniciativas parlamentarias
presentadas al Congreso de la República como fue el
Proyecto de Ley 1564/83-S sobre Promoción Educativa,
Recreación y Empleo Juvenil
(1983).
Posteriormente, desde 1985 y a partir del Año
Internacional de la Juventud, el Gobierno Central, por medio
de sus dependencias, las Iglesias, y múltiples organismos
no gubernamentales, en el ámbito local y nacional
desarrollaron planes y programas específicamente dirigidos
a jóvenes.
Un ejemplo de ello lo constituye la elaboración,
en el año 1990, del Programa Nacional de Juventud,
como parte del Plan Nacional de
Población 1991-1995, a cargo del Consejo Nacional de
Población-CONAPO, en el que se priorizó como
líneas de acción la salud sexual y reproductiva de
jóvenes, la promoción del empleo juvenil, la
prevención del uso indebido de sustancias psicoactivas, la
educación
sexual en primaria y secundaria, y el fortalecimiento de la
organización juvenil y de las redes nacionales de
jóvenes.
Más reciente, el Plan Nacional de
Población 1998 – 2002, considera a las personas
adolescentes y
jóvenes como un importante segmento poblacional que
"presiona principalmente, aunque no exclusivamente, sobre cuatro
tipos de servicios:
educativos, laborales, de salud y recreacionales". Asimismo,
propone como objetivo
específico, "enfatizar entre adolescentes y
jóvenes las acciones de educación
sexual y promoción de estilos de vida saludables, en
especial la prevención del embarazo no
deseado, la promoción de la equidad de género,
así como el análisis y difusión de su
realidad socio demográfica".
En 1992, se promulga el Código de los Niños y
Adolescentes (que entró en vigencia en junio de 1993),
actualizado en agosto del 2000 mediante Ley Nº 27337, que
vela por la protección y promoción de los derechos
de los menores de edad.
En 1996 se elaboró el Plan Nacional de
Acción por la Infancia 1996
– 2000, que contiene múltiples referencias y
objetivos
dirigidos a adolescentes, en especial en el campo de la educación, la
salud y el
trabajo.
En 1998, se identificaron propuestas orientadas a dar
institucionalidad particular al tema de Juventud. Así, en
el Congreso de la República, la Comisión
Especial que investiga las Causas y Consecuencias de la Violencia
Cotidiana, elaboró y aprobó, en
Comisión, el Proyecto de Ley Nº 3749, referido a
la creación del Instituto Nacional de la Juventud
(INJU), como organismo público descentralizado
adscrito al Ministerio de Promoción de la Mujer y del
Desarrollo Humano. Esta iniciativa, sin embargo, no pasó a
pleno, quedando pendiente su debate y eventual
aprobación.
Asimismo, en el marco de las actividades de dicha
Comisión se realizó una Audiencia Pública
con las principales Coordinadoras Juveniles que suscribieron el
Acta de Lima. A través de este documento las
organizaciones juveniles solicitaron al Estado la creación
del Instituto Nacional de Juventud (INJU) encargado de la
política nacional de juventud, y exhortaron a la sociedad
civil a elaborar la Carta de los Derechos de la
Juventud.
En el ámbito internacional, en 1994, la
Organización Iberoamericana de la Juventud – OIJ,
por encargo de la III Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y
de Gobierno diseñó el Programa Regional de
Acciones para el Desarrollo de la Juventud de América
Latina – PRADJAL 1995-2000, el cual establece las
orientaciones que permitan la creación o desarrollo de
políticas nacionales de juventud en la Región. El
Informe de la
evaluación final del PRADJAL ha sido
discutido en el marco de la X Conferencia
Iberoamericana de Ministros de Juventud en julio del 2000, en
Panamá,
en la que también se suscribió la
Declaración de Intenciones de la Carta
Iberoamericana de Derechos de la Juventud.
En 1995, durante el X Aniversario del Año
Internacional de la Juventud, la Asamblea General de las
Naciones Unidas aprobó el Programa de Acción
Mundial para los jóvenes hasta el año 2000 y
años subsiguientes – Programa 2000. Las conclusiones,
propuestas y recomendaciones, obtenidas en la fase de evaluación
del PRADJAL, se articularán proyectivamente a las
líneas fijadas por el Programa 2000 de las Naciones
Unidas, a fin de garantizar su continuidad en el marco de los
nuevos desafíos de las políticas de
juventud.
En 1998, durante la Conferencia Mundial de Ministros
responsables de la Juventud (NNUU), se elaboró la
Declaración de Lisboa sobre Políticas y
Programas Relativos a la Juventud, que señala ocho
campos de aplicación (políticas nacionales de
juventud, participación, desarrollo, paz,
educación, empleo, salud, uso indebido de sustancias
psicoactivas). Pocos días antes, en el III Foro Mundial de la Juventud del
Sistema de
Naciones Unidas (1998), que agrupó a los
representantes de los jóvenes, de las organizaciones al
servicio de
éstos, de las organizaciones del sistema de NNUU,
y otras organizaciones intergubernamentales, se aprobó el
Plan de Acción de Braga sobre la Juventud, que
representa un compromiso colectivo para lograr la
participación de los jóvenes en el desarrollo
humano.
A éstos, cabe agregar un conjunto de instrumentos
jurídicos de carácter
internacional que conforman la denominada Doctrina de
Protección Integral que rige los derechos de los
niños y
adolescentes. A saber: Reglas Mínimas Uniformes de las
Naciones Unidas para la
Administración de la Justicia de Menores –
Reglas de Beijing (Milán 1985), Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño (1989),
Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención
de la Delincuencia
Juvenil – Directrices de Riad (Habana 1990),
Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de
Menores Privados de Libertad (Habana 1990).
Asimismo, en las siguientes conferencias de NNUU:
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente
y el Desarrollo – Agenda 21 (1992), Conferencia
Internacional sobre Población y Desarrollo – Programa de
Acción del Cairo (1994), Cumbre Mundial sobre
Desarrollo
Social – Programa de Acción de Copenhague (1995),
Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer – Plataforma de
Acción Mundial (1995), se inscriben aspectos
vinculados al tema de jóvenes.
En relación al peso poblacional,
estimaciones al año 2000, señalan que el 20,4
por ciento del total de la población peruana son
jóvenes cuyas edades fluctúan entre los 15 y 24
años de edad. En números absolutos se habría
llegado a 5’240,383 personas jóvenes.
Según las mismas proyecciones oficiales se estima
que el porcentaje de personas del mismo rango de edad para el
año 2005 llegará a 19,6%. No obstante, en
números absolutos habrán 234,284 jóvenes
más que en el año 2,000.
En este sentido, la población juvenil
continuará presionando por servicios sociales de salud y
educación principalmente. Asimismo, mantendrá su
demanda por
una mejor y mayor participación económica,
política, social y cultural. De ahí la
preocupación para priorizar y ampliar las oportunidades de
desarrollo
social y personal de este
grupo poblacional, garantizándoles la vigencia, ejercicio
y goce de sus derechos.
Respecto al proceso de envejecimiento de la
población, se observa que en el año 1980 los
18.7 años constituían la edad mediana poblacional.
Las proyecciones oficiales señalan asimismo en 23.1
años la edad mediana en el año 2000 y en 31.7
años, la edad mediana para el 2025. De esta manera la
importancia de la población joven radica también en
la potencialidad de lo que significan estas personas al ingresar
a la vida adulta. Debe advertirse así, que de la forma
como transcurran los años de formación y de las
oportunidades de crecimiento personal y
social, que tengan estas personas jóvenes dependerá
su vida futura, su comportamiento
como adultos y el desarrollo del país.
En relación al lugar de residencia, las
personas jóvenes se concentran en zonas urbanas, en
especial en los conglomerados urbanos de la región de la
costa o en las principales ciudades capitales de la sierra. Hay
que advertir al respecto, que los procesos de migración
interna del campo a la ciudad, han incrementado progresivamente
esta proporción de jóvenes en áreas urbanas.
En el año 2,000 el 74 por ciento de la población
joven reside en zona urbana, mientras que la diferencia, (26%) en
zona rural.
Respecto a la concentración poblacional,
se observa que en el 2,000 Lima concentró el 29,2 por
ciento de la población joven (1’529,145
jóvenes entre 15 y 24 años). Además de la
capital, otros
departamentos de importancia por migración
juvenil, que en conjunto agrupan a más de la mitad (51,35
por ciento) de los jóvenes del país son: Piura, La
Libertad,
Cajamarca y Junín. Por el contrario, los departamentos de
Madre de Dios, Moquegua, Tumbes, Pasco, y Tacna, sólo
reúnen al 3.80 por ciento de los
jóvenes.
En relación a la composición sexual de
la población joven, se observa en el año 2000 a
nivel nacional, según datos del INEI,
que ésta se compone en un 49,6 por ciento de varones, y un
50,4 por ciento de población femenina, destacándose
un ligero predominio de los segundos.
III . RETOS QUE
ENFRENTAN LAS PERSONAS JÓVENES
La importancia de la población joven se sustenta
en sus diversas potencialidades: como personas individuales y
como grupo social con derechos; como sector estratégico
para el desarrollo del país; y como grupo poblacional con
peso específico.
En este contexto, se presentan los retos que enfrentan
las y los jóvenes, lo que permitirá la
identificación de los riesgos y
potencialidades de esta población, a fin de asumirlos
colectivamente con una visión integral y teniendo en
consideración los aportes que los propios jóvenes
hacen para su desarrollo.
- Dificultades para acceder a un puesto de
trabajo
La situación general de acceso al mercado de
trabajo resulta crítico para todos los grupos
poblacionales, sin embargo para la población juvenil, y
especialmente para las mujeres jóvenes, la realidad es
más compleja.
En este sentido, las dificultades de la población
joven para acceder y permanecer en un puesto de trabajo, se deben
a la escasa oferta laboral, y a la deficiente calificación
que muestran las personas jóvenes, empujadas a ingresar
tempranamente al mercado por necesidades individuales y
familiares. Se añade a ello, las escasas oportunidades que
tiene esta población para entrenarse laboralmente,
limitando así el aprendizaje de
competencias y
desempeños, especialmente para jóvenes urbanas y
jóvenes de ambos sexos provenientes del campo. Cabe
agregar, como otros factores que dificultan su acceso al trabajo,
que los jóvenes son objeto de discriminación por género, raza,
lugar de residencia, y centro de estudios de origen, entre
otros.
Concentración de jóvenes en puestos de
trabajo de baja remuneración y baja productividad
Esta situación responde, entre otras, a las
limitaciones del sector productivo de absorber anualmente la
nueva fuerza
laboral, generando una alta incidencia de subempleo y de
precarización del empleo, particularmente en la
población juvenil. En este sentido, las personas
jóvenes se enfrentan a un mercado de trabajo que oferta
pocas oportunidades de empleo productivo, creativo, y
adecuadamente remunerado, siendo los varones quienes reciben
mayor presión
social, lo que afecta su disposición hacia el trabajo.
Generalmente se encuentran con puestos de trabajo desprovistos de
significado propio, relacionados con la informalidad, la
eventualidad, la segregación de género, y el
incumplimiento de sus derechos laborales. Mención especial
requieren las mujeres jóvenes de escasos recursos y en
situación de pobreza que en
gran número se concentran dentro de la categoría de
trabajadoras domésticas.
Limitada cobertura de los programas de
capacitación laboral, y escaso apoyo a las iniciativas
productivas de los jóvenes.
A pesar de su incremento en los últimos
años, los programas públicos y privados de
capacitación laboral no alcanzan a cubrir las demandas
existentes del colectivo juvenil. Asimismo, la potencialidad
productiva y la creatividad
emprendedora de los y las jóvenes cuentan con limitados
mecanismos de identificación, asesoramiento y
promoción, perdiendo de esta manera oportunidades de
generación de puestos de trabajo, y un significativo
capital humano
para el desarrollo en el ámbito local, regional, y
nacional. De otro lado, se observa que las oportunidades de
capacitación y calificación de las mujeres son
menores, dando como resultado el que éstas sufran mayor
discriminación al desempeñar
funciones consideradas como de segundo orden.
- Analfabetismo, inequidad, y acceso diferenciado al
sistema educativo por género, condición
socioeconómica y lugar de residencia.
Mientras en el nivel de la educación
superior, la brecha entre hombres y mujeres viene
disminuyendo, ésta se mantiene alta en los primeros grados
de educación primaria. Así, respecto a
jóvenes analfabetos, la gran mayoría son
mujeres.
En el contexto actual, son evidentes las dificultades de
los jóvenes para acceder al sistema educativo,
situación que se agrava en jóvenes que se
encuentran en situación de pobreza,
limitando de esta manera las propuestas de desarrollo juvenil y
reproduciendo el círculo de pobreza, lo cual se
acentúa más en el contexto rural.
Asimismo, existe una marcada diferencia, con
relación al lugar de residencia. Así, del total de
jóvenes analfabetos, casi la totalidad se encuentran en el
campo. Esta situación afecta sobre todo a las
jóvenes rurales, quienes mayormente no acceden o abandonan
tempranamente la escuela por causa
de la pobreza, el
inicio precoz de la nupcialidad, la carga familiar, o por
situaciones de discriminación.
- Limitaciones en la calidad del
sistema educativo
A pesar de los esfuerzos emprendidos por el sector
público y privado, se mantienen marcadas diferencias en
los contenidos, tecnología, y
servicios brindados por los establecimientos educativos,
así como, entre la que se imparte en Lima, con la de
provincias. Esta inequidad se ve reflejada en el acceso al nivel
técnico ocupacional, y nivel superior, en el que se
observa una mayor participación de las y los
jóvenes urbanos, con respecto a sus similares del campo,
lo cual incide en la migración juvenil
campo-ciudad.
De otro lado, las entidades educativas no cuentan con
personal suficientemente preparado ni mecanismos de
articulación con el entorno social, cultural, y laboral,
que fomenten una educación por competencias, una cultura
emprendedora para el trabajo, así como valores y
actitudes
necesarias para una cultura de paz y convivencia
democrática y de respeto por el
medio ambiente.
- Limitado acceso a los programas y servicios de
salud.
Los programas y servicios de atención a la salud orientados hacia los
jóvenes son aún insuficientes, teniendo
además limitaciones para alcanzar una amplia cobertura.
Algunos factores que limitan el acceso a una salud de calidad
son: desconocimiento de la oferta pública especializada,
predominio de un enfoque asistencial en detrimento de los
programas preventivos promocionales interdisciplinarios e
intersectoriales, ausencia de mecanismos oportunos y abordajes
técnicos apropiados, falta de una práctica
cálida y confidencial de algunos profesionales de la
salud, comportamiento
estereotipado de género de la mayoría del personal
de salud, baja asignación presupuestal en los programas
dirigidos a adolescentes y jóvenes y la baja cobertura de
la seguridad
social. Esta situación se dificulta más en los
casos de jóvenes que se dedican a la prostitución, jóvenes seropositivos,
recluidos en prisión, consumidores de sustancias
psicoactivas y residentes en el ámbito rural.
- Ejercicio responsable de la sexualidad,
embarazo
precoz, aborto,
infecciones de transmisión sexual (ITS), y SIDA.
Algunos de los factores que vulneran el derecho a una
sexualidad
sana, plena y responsable son: la baja autoestima, la
falta de un proyecto de vida,
la tendencia al inicio temprano de una sexualidad activa bajo
presión
social o directamente forzadas, la falta de habilidades sociales
en algunos jóvenes, la deficiencia en las estrategias
comunicacionales apropiadas que garanticen un conocimiento
oportuno de las protecciones adecuadas y de las responsabilidades
que conlleva el ejercicio de la sexualidad, la extendida imagen social que
enfatiza los aspectos problemáticos de la sexualidad y que
excluye al varón de las responsabilidades con su pareja,
la discriminación de las opciones sexuales diferentes a
las socialmente aceptadas, las dificultades de los menores de 18
años para acceder a información y métodos
anticonceptivos, el embarazo precoz
asociado con diversos problemas de
salud para la gestante y el feto y la probable
interrupción de su permanencia en el sistema
educativo.
Las complicaciones del embarazo
adolescente, el aborto, las
infecciones de transmisión sexual (ITS) y el SIDA, ocupan
los primeros lugares entre las causas de enfermedad y muerte de las
mujeres en edad reproductiva, siendo las adolescentes y las
jóvenes uno de los grupos más
susceptibles, debido a su vulnerabilidad biológica y
psicosocial, a las inequidades económicas que enfrentan y
a las condiciones socioculturales de su entorno, que se ven
acentuadas cuando no hay un rol activo y responsable de los
varones en el enfrentamiento de estas situaciones debido, entre
otros aspectos, a su formación sexual inducida hacia
patrones machistas, aún predominantes. En esta
situación, la mayoría de mujeres jóvenes no
conoce la existencia de servicios o desconfía de ellos,
por lo cual no accede oportunamente a ser atendida por los
profesionales de la salud.
- Consumo y abuso de sustancias
psicoactivas
El consumo y
abuso de sustancias psicoactivas como el alcohol y el
tabaco, entre
otras, se ha incrementado entre la nueva generación,
situación que afecta no sólo a varones sino,
también en forma cada vez más creciente a mujeres
jóvenes. Igualmente, pese a que el consumo de
sustancias psicoactivas ilegales no se ha incrementado
notablemente, el impacto que tiene entre los jóvenes es
preocupante. Un resultado de esta situación son los
accidentes de
tránsito que ocupan los primeros lugares entre las causas
de enfermedad, invalidez y muerte de los
adolescentes y jóvenes.
Entre los factores que fomentan el consumo y abuso de
sustancias psicoactivas se encuentran problemas intrapersonales;
(pérdida de valores, baja autoestima,
baja tolerancia a la
frustración, ausencia de proyecto de
vida); sociales (presión social y grupal, medios de
comunicación); familiares (familias disfuncionales,
deficiente comunicación, violencia
familiar); y económicos (preocupaciones laborales y
económicas).
- Centralismo, migración, exclusión
social y pobreza
En zonas urbanas y urbano marginales se ubican
jóvenes afectados por una situación de
exclusión social que enfrentan altos niveles de pobreza.
Una de las causas de esta situación, la constituye el
centralismo
que estimula la migración campo-ciudad, realizada por un
grueso sector de jóvenes rurales, que en la
búsqueda de una mejor situación se ven obligados a
integrarse marginalmente a los ámbitos urbanos,
participando en economías de sobrevivencia y en
desigualdad de condiciones respecto a sus pares.
Los jóvenes migrantes consideran que en sus
lugares de origen no existen condiciones adecuadas para
desarrollar su proyecto de vida, sintiéndose obligados a
migrar, originando así, cambios en la estructura de
las familias rurales y en sus comunidades de origen, pues pierden
a sus miembros más jóvenes.
- Imagen estereotipada de las y los
jóvenes
Algunos adultos y medios de
comunicación en particular, tienden a
resaltar los comportamientos de las y los jóvenes,
prevaleciendo un estereotipo femenino de
niñas-casamenteras-y-frívolas y masculino de
joven-problema, en el que se resalta el comportamiento violento y
antisocial", lo cual favorece la generación de medidas de
control social en
lugar de políticas y programas promocionales, limitando su
pleno ejercicio de derechos. Esta estigmatización tiende a
generalizarse y no permite un reconocimiento a las contribuciones
y los aportes que realizan los jóvenes en distintos
ámbitos, afectando principalmente a aquellos que se
encuentran en situación de pobreza, lo que refuerza la
segmentación espacial y social y su
reconocimiento en el espacio público. De la misma manera,
esta imagen negativa
contribuye a consolidar la inadecuada auto-percepción
de algunas personas jóvenes.
De otro lado, aún en programas y proyectos del
sector público orientados a jóvenes, se les asigna
un rol de beneficiarios, mas no como sujetos protagónicos
y actores estratégicos que promuevan la sostenibilidad de
los resultados esperados.
- Escasas herramientas
y mecanismos que promuevan la participación
juvenil
Muchos jóvenes al iniciarse en espacios de
participación juvenil o en el ejercicio de su derecho a
intervenir en las decisiones que los afectan, no cuentan con los
conocimientos ni las herramientas
necesarias que les faciliten un eficaz desempeño. Esta carencia de
preparación, suele estar vinculada entre otros factores,
al limitado impulso que el sistema educativo otorga a la
capacidad de organización y liderazgo
juvenil, circunscrita en el mejor de los casos, a una
participación específica, puntual y condicionada al
ámbito educativo. De otro lado, un significativo
número de adultos no apoya la implementación y
consolidación de los mecanismos de participación
juvenil existentes, porque sienten que las opiniones de los
jóvenes son distintas a las suyas y porque los consideran
inmaduros o que no saben lo que quieren.
En el sector rural -donde los jóvenes
desempeñan actividades similares a las de los adultos- son
pocas son las agrupaciones juveniles y por lo general, las
existentes se encuentran adscritas a las organizaciones de los
adultos, no contando los dirigentes juveniles con espacios para
identificar sus problemas propios y desarrollar sus propuestas de
solución.
- Limitado apoyo social al fortalecimiento de las
organizaciones juveniles
Son pocas las organizaciones juveniles representativas
de los jóvenes. El trabajo de la mayoría de
éstas es atomizado y con duplicación de esfuerzos.
No cuentan con las necesarias herramientas conceptuales y
metodológicas de gestión, que las dote de un adecuado nivel
de convocatoria y representatividad, tampoco realizan esfuerzos
para construir relaciones de género equitativas.
Además, la mayoría de las veces sus lógicas
son poco comprendidas, obteniendo como resultado un limitado
reconocimiento a sus contribuciones culturales, insuficiente
apoyo para sus iniciativas y para la articulación y el
fortalecimiento de sus organizaciones.
De lo anterior, se tiene como resultado una débil
participación de los jóvenes en los procesos de
formulación, implementación y evaluación de
las políticas y programas orientados hacia ellos,
aunándose a ésto dificultades en la
interlocución de demandas y propuestas entre la
población joven y los sectores del Estado.
- Desinformación o limitada oferta
informativa de actividades, acciones, y oportunidades de
interés juvenil
No existen mecanismos que permitan una fluida información al grueso de la
población joven sobre aspectos de su interés, como
oportunidades educativas, laborales, culturales,
artísticas, sobre todo entre los jóvenes no
organizados, de modo tal que el acceso a estas oportunidades se
vuelve bastante restringido, no llegando en la mayoría de
casos a aquellos a quienes iba especialmente dirigido,
principalmente en el interior del país. De la misma
manera, los canales o medios para
dar a conocer las propuestas y actividades realizadas por los
jóvenes tienen una limitada cobertura, lo que restringe su
participación en actividades de su
interés.
- Dispersión en la oferta pública de
programas y servicios.
En las dos últimas décadas han sido varios
los sectores de la administración
pública que han orientado sus esfuerzos hacia los
jóvenes. Incluso el poder
legislativo se ha ocupado del tema elaborando proyectos de
ley para dotar al sector público de una sólida
institucionalidad referida al tema. Así pues, a pesar de
que en la esfera de políticas y programas se ha avanzado
en el diseño
de políticas y en la implementación y
diversificación de programas y servicios dirigidos a la
población joven, estos esfuerzos no han alcanzado una
eficiente intersectorialidad, ni la necesaria vinculación
con los gobiernos locales y regionales, resultando insuficientes
en contenido, metodologías y cobertura frente a la
heterogeneidad de las necesidades y demandas juveniles. Asimismo,
los insuficientes mecanismos de monitoreo, seguimiento y
evaluación de las políticas y programas no permiten
superar la visión sectorial del tema joven.
- Limitaciones en el proceso de integración regional
A pesar del proceso de globalización y de los desarrollos
tecnológicos consecuentes, son muy pocos los
jóvenes que se pueden incorporar favorablemente y en
condiciones de ventaja a los múltiples procesos de
integración regional iniciados por el
país, siendo también muy pocos los municipios que
cuentan con programas dirigidos a jóvenes, limitando su
perspectiva y dificultando el intercambio de experiencias que
permita generar un sentido de identidad que
fortalezca los lazos de solidaridad y
reciprocidad entre los jóvenes. Esta limitada movilidad
para el intercambio de conocimientos y experiencias con sus
pares, atenta contra una visión de conjunto y de largo
plazo, que promueva la interculturalidad.
IV . PRINCIPIOS DE LA
POLITICA DE JUVENTUD
Los principios que
sirven de fundamento a la política de juventud toman como
referencia los criterios generales que orientan las
políticas sociales en el país y los compromisos
adoptados en los eventos
internacionales.
La política de juventud es parte integrante de la
política de desarrollo humano, cuyo objetivo es
elevar la calidad de
vida de las personas, logrando su plena participación
en el proceso de desarrollo
sostenible en todas las regiones. Reconoce que los
jóvenes son sujetos de derecho con voluntad, asegurando su
libertad y
asumiéndolos como actores sociales que formulan,
implementan y evalúan las políticas dirigidas hacia
ellos.
La política de juventud se orienta a mejorar las
condiciones de vida de las y los jóvenes, fomentando la
equidad generacional y de género en su acceso a las
oportunidades, promoviendo el desarrollo de sus capacidades y
respetando sus derechos políticos, económicos,
sociales y culturales, priorizando a aquellos que se encuentran
más desprotegidos.
Esta política reconoce que la juventud es una
etapa de la vida condicionada por sus propios procesos
biológicos, psicológicos, sociales y culturales que
requiere para el buen entendimiento de sus manifestaciones, un
abordaje respetuoso, participativo, integral, multidisciplinario
y con un enfoque que priorice los aspectos preventivos
promocionales. El Estado reconoce que cada joven es único
y cualquier intervención se adecuará a su realidad
personal, familiar y social, respetando su autonomía y la
diversidad de sus manifestaciones propias, apoyando en esa medida
su identidad, su
cultura e intereses.
La política de juventud cultiva y promueve entre
los jóvenes un conjunto de valores y actitudes
democráticas: la búsqueda de la igualdad de
oportunidades, el respeto a la
diversidad, la tolerancia a las
diferencias, la cooperación y la solidaridad
mutua, el fortalecimiento de las organizaciones y la
búsqueda del consenso, el espíritu de paz y
convivencia, el respeto de los derechos humanos
y del medio
ambiente, las alianzas estratégicas y el liderazgo
funcional y sinérgico.
Para el diseño,
ejecución y evaluación de sus acciones, la
política de juventud propicia la convocatoria y el
consenso con las comisiones encargadas del congreso, los
gobiernos regionales y locales, las organizaciones no
gubernamentales, las organizaciones de jóvenes, las
iglesias, las instancias de la sociedad civil vinculadas a los
jóvenes, las agencias de cooperación, el sector
privado, y los expertos en el tema. Asimismo, busca articularse
con las propuestas para niños/niñas y
adolescentes.
El gasto
público necesario para implementar la política
de juventud se considera una inversión en capital humano a
futuro, toda vez que la generación joven es un actor
estratégico para el desarrollo de la sociedad y de la
economía.
Asimismo, para su eficaz implementación, la
política de juventud, guarda coherencia y
complementariedad con las políticas nacionales en
curso.
Promover la incorporación de las y los
jóvenes a la vida política, económica,
social y cultural del país, en especial a los que se
encuentran en situación de pobreza, como forma de mejorar
su calidad de
vida, desarrollando en ellos/ellas y en sus organizaciones,
habilidades para el análisis, la
comunicación y la creación, así como
capacidades autónomas de organización y gestión.
Contribuir a la formación de una opinión
pública favorable, responsable y respetuosa de la
dignidad y de los derechos de las personas jóvenes,
erradicando las imágenes
sociales fragmentadas, distorsionadas y estereotipadas por
género de las y los jóvenes.
Brindar, en alianza con las organizaciones de la
sociedad civil, el sector empresarial, las agencias de
cooperación y las propias organizaciones de
jóvenes, una atención de calidad a las necesidades
específicas de los jóvenes, enfatizando la
capacitación para la generación de ingresos, la
promoción de estilos saludables de vida y los programas de
formación ciudadana, el fortalecimiento de sus
organizaciones y de los mecanismos de participación, la
prevención de la violencia y la protección y mejora
del medio ambiente, con
una perspectiva de equidad de género.
Asegurar el acceso, la cobertura y la calidad de los
servicios en materia de:
educación, ciencia,
cultura y tecnología,
capacitación para el empleo y salud, atendiendo
principalmente a las personas jóvenes en situación
de pobreza, exclusión y marginación social,
cultural y étnica.
Desarrollar estilos de vida saludables en los
jóvenes a través del fomento del deporte, la recreación, el uso adecuado del tiempo y del
medio ambiente, la educación, la
capacitación y la cultura, promoviendo los valores de
solidaridad y responsabilidad y respeto, previniendo la
morbi-mortalidad por violencia, accidentes de
tránsito, consumo y abuso de sustancias psicoactivas, ITS,
SIDA y abortos.
Generar y promover mecanismos que permitan a los
jóvenes, particularmente aquellos en situación de
pobreza, la utilización de recursos
públicos y privados, monetarios y no monetarios, que
favorezcan su desarrollo integral.
Incentivar los aportes e iniciativas de la
generación joven, respetando su voluntad decisión y
preferencia, fomentando su participación a través
de espacios y mecanismos adecuados, que les permitan expresar sus
opiniones y propuestas a la sociedad, promoviendo al joven como
sujeto de derecho.
Fomentar la integración generacional e
intergeneracional entre los jóvenes dentro del país
y la región, a través de la
comunicación, el intercambio y la acción
conjunta con otros jóvenes de diferentes organizaciones
nacionales e internacionales.
Desarrollar entre los jóvenes una mayor conciencia y
conocimiento
sobre sus deberes y derechos, la importancia de las relaciones de
equidad de género, la solidaridad, la tolerancia y el
respeto hacia la persona en
general, sin distinción de etnias, religiones,
ideologías, culturas y opciones sexuales.
Fortalecer la capacidad de gestión de las
organizaciones civiles y de las instituciones públicas
nacionales, regionales y locales involucradas, para formular,
implementar y evaluar tanto políticas integrales,
como programas intersectoriales orientados hacia los
jóvenes, canalizando apoyo de la cooperación
nacional e internacional.
Desarrollar mecanismos para la participación, la
concertación y la interrelación con los gobiernos
regionales y locales, las organizaciones de la sociedad civil,
las organizaciones juveniles y el sector privado, para gestionar
las políticas y programas para la juventud.
Implementación de un marco legal que favorezca la
incorporación activa de las organizaciones juveniles,
promoviendo su creación y participación
autónoma y sostenible en el proceso de formulación,
implementación, seguimiento y evaluación de las
políticas y programas de juventud.
Incorporación del enfoque de Desarrollo Humano y
género en la gestión de políticas y
programas orientados a la juventud, a fin de promover la igualdad de
oportunidades, desarrollo de capacidades e impedir la
discriminación de las jóvenes en la
educación, el empleo y la salud.
Coordinación multisectorial e interinstitucional
con representantes del congreso, sectores gubernamentales,
gobiernos regionales y locales, iglesias, organizaciones no
gubernamentales, organizaciones juveniles de base, universidades,
agencias de cooperación y sector privado, para la
formulación, implementación y evaluación
descentralizada de las políticas y programas sostenibles y
sustentables, dirigidos a las y los jóvenes
Desconcentración de los esfuerzos en la
formulación, implementación y evaluación de
políticas integrales,
programas y servicios multisectoriales dirigidos a
jóvenes, en las diferentes regiones y localidades,
concertados entre las instancias locales públicas y
privadas y las propias organizaciones juveniles, priorizando
acciones en favor de las y los jóvenes en situación
de pobreza y pobreza extrema.
Fortalecimiento de las instancias públicas
locales, regionales y nacionales encargadas del tema y
capacitación del personal en sus niveles de
decisión y en las áreas directamente involucradas
en la atención de jóvenes, para mejorar la
gestión de políticas, programas y servicios
orientados a este grupo.
Propiciar la formación de redes comunitarias y
alianzas estratégicas en los niveles locales, regionales y
nacionales para la gestión y evaluación de
programas y servicios orientados a jóvenes, con
énfasis en aspectos formativos, laborales, de salud, de
justicia, culturales, deportivos y recreacionales.
Promoción permanente de la investigación cuantitativa y cualitativa
acerca de la naturaleza,
potencialidades y problemas propios de los jóvenes, a fin
de generar bases de datos en
aspectos de salud, educación, empleo, ciudadanía y
desarrollo humano, que sirva de base para el diseño de
medidas y acciones de política.
Identificación, sistematización y
divulgación de las experiencias locales, regionales,
nacionales e internacionales, priorizando las experiencias
autosostenibles y los enfoques innovadores y
replicables.
Trabajo conjunto con los medios de
comunicación para propiciar y estimular la
transmisión de mensajes, contenidos y formas que apoyen
los principios sobre los que se basa la política de
juventud.
EDUCACION
La educación es un derecho universal de las
personas y está garantizado por la Constitución y las leyes. No
obstante, existe inequidad en el acceso y en la calidad educativa
que reciben las personas jóvenes.
Oportunidades para el acceso de las personas
jóvenes al sistema educativo
La educación es el canal más eficaz de
modernización y movilidad social que posibilita el
desarrollo humano, científico y tecnológico. En
este sentido, los jóvenes que puedan acceder a una
educación de calidad no sólo estarían
adquiriendo conocimientos para la producción o la industria,
sino para el ejercicio ciudadano, una cultura de equidad,
cooperación y solidaridad. Para esto se
propone:
- Garantizar el acceso a la educación
básica de calidad en todos los niveles y modalidades
para todas las personas jóvenes. Asimismo, promover la
recuperaciòn de los y las jóvenes en
situación de deserción del sistema educativo, a
fin que culminen su enseñanza básica y
superior. - Garantizar a las y los jóvenes
indígenas una adecuada educación bilingüe
intercultural con énfasis en la comunicación, que
rescate y valore su identidad idiomática y cultural de
origen y los inserte en su contexto local, regional y
nacional. - Priorizar la erradicación del analfabetismo entre jóvenes, sobre todo
en las zonas rurales y urbanos marginales, con énfasis
en las mujeres. - Fomentar y ampliar el uso de las nuevas
tecnologías de la comunicación e
información, para potenciar y generar capacidades y
competencias necesarias para enfrentar exitosamente el mundo
moderno y para la difusión de programas culturales y de
educación
a distancia, con énfasis en la capacitación
técnica, en todos los niveles y modalidades.
Mejora de la calidad del sistema
educativo
El sistema educativo debe ofrecer una educación
de calidad, así como una adecuada formación para el
trabajo en consonancia con los requerimientos del
mercado.
- Actualizar y diversificar el currículo existente, de acuerdo a las
necesidades de un desarrollo integral, personal y
autónomo, a las innovaciones científicas actuales
y las exigencias de la
globalización, adaptándola a las diversas
realidades locales o regionales y adecuándolo a las
tendencias del desarrollo y el mercado. - Favorecer la formación crítica y
creativa, la capacidad de auto-aprendizaje e
inter-aprendizaje, la
autonomía personal y la actitud
emprendedora de las personas jóvenes, así como la
asimilación y ejercicio de valores, eliminando cualquier
forma de discriminación, marginación y
exclusión social. Al mismo tiempo, desarrollar las
habilidades, las destrezas y las actitudes que permitan a los
jóvenes contar con mayores oportunidades para ingresar
adecuadamente al mundo laboral. - Impulsar la institucionalización de mecanismos
de participación, apoyando la formación de
sólidos liderazgos juveniles y la capacidad para
organizarse autónomamente. - Diseñar y fortalecer los mecanismos orientados
a eliminar la situación de repitencia, el desfase entre
edad cronológica y grado de estudios (extra edad), y
deserción de los y las jóvenes del sistema
educativo, así como políticas de estímulo
para jóvenes destacados en diversas áreas,
tomando en cuenta sus potencialidades. - Identificar y sistematizar experiencias de
educación experimental y de metodologías
innovadoras para jóvenes, utilizadas por entidades
educativas públicas y privadas, con miras a adaptarlas y
replicarlas en el sistema educativo. - Incorporar los siguientes aspectos en la calidad del
sistema educativo: buen desempeño ético y profesional del
docente en el aula, infraestructura que facilite el aprendizaje
de acuerdo a las diferentes realidades, materiales
educativos y didáctico-tecnológicos pertinentes y
al alcance de todos para posibilitar el logro de las metas de
las estructuras
curriculares, clima educativo
favorable al aprendizaje y una gestión de la Comunidad
Educativa que propicie la incorporación del/la joven
como actor principal del sistema. - Fortalecimiento de la institucionalidad del
sistema educativo - Las instituciones encargadas de la educación,
a pesar de las acertadas acciones que vienen realizando, no
resultan suficientes para responder a las exigencias actuales.
En esta medida se requiere: - Diversificar las opciones académicas y
técnicas del nivel secundario y afianzar
las actitudes y aptitudes hacia el trabajo, posibilitando que
las y los jóvenes puedan obtener mayores probabilidades
de acceso al mercado laboral. - Mejorar la articulación entre los distintos
niveles del sistema educativo, facilitando la transición
exitosa de los estudiantes hacia el nivel secundario y el nivel
superior y/o tecnológico, tanto en la educación
pública como en la privada, acortando las brechas que
existen entre ambos sectores. - Desarrollar el modelo de
comunidad
educativa, para integrar a los esfuerzos de cambio, a
todos los actores involucrados en la problemática,
promoviendo la formación de redes de comunicación
y apoyo, con empresas e
instituciones de la sociedad civil.
SALUD
No obstante ser básicamente sana, la
población joven presenta considerables tasas de morbilidad
y mortalidad asociadas a las complicaciones del embarazo
adolescente, el aborto, las
infecciones de transmisión sexual (ITS), el VIH/SIDA, los
accidentes de tránsito, y las conductas
violentas.
Promoción de estilos de vida
saludable
Las condiciones y estilos de vida, en conjunto, afectan
su salud en sentido integral. Muchas de sus actividades son
realizadas en condiciones poco saludables, con horarios
extenuantes, espacios insuficientes, relaciones
humanas poco gratificantes y prácticas escasamente
beneficiosas para su desarrollo integral.
- Fomentar en la familia
urbana y rural hábitos y actitudes orientadas a una
cultura de salud integral para sus miembros en armonía
con su medio ambiente, utilizando los medios de
comunicación disponibles. - Incentivar la práctica de valores de respeto,
tolerancia, equidad, responsabilidad y solidaridad, como bases para
la promoción de estilos de vida saludables y
prevención de la violencia y otras conductas de riesgo que
afectan a las y los jóvenes. - Desarrollar acciones dirigidas a la
prevención, recuperación y reinserción de
los y las jóvenes con conductas violentas. - Incrementar y optimizar los espacios físicos y
los recursos institucionales, para un uso saludable del tiempo,
a través de la recreación, el deporte, el arte, la
cultura, el turismo y otros
espacios. - Ampliar los contenidos de los programas educativos
para que se incorporen objetivos referidos a sexualidad,
educación sexual, paternidad y maternidad responsable,
prevención de ITS y VIH/SIDA, violencia sexual y
democratización de las relaciones de
género. - Promover mecanismos orientados a fomentar el uso
adecuado del tiempo, adecuándolos a los intereses,
capacidades y gustos de los y las jóvenes, así
como el respeto a las normas, a fin
de prevenir situaciones de riesgo.
Mejora en el acceso a programas y servicios de salud
de calidad.
No obstante haberse incrementado la oferta de programas
y servicios de salud, los jóvenes se mantienen distantes
de los establecimientos de salud. Frente a esta situación
recomendamos:
- Ampliar la cobertura y mejorar la calidad de los
servicios de salud especializados para jóvenes y
diferenciados de los servicios generales, haciéndolos
accesibles, oportunos, confidenciales y cálidos,
eliminando todo tipo de discriminación y organizando
redes sociales en su localidad, principalmente en las zonas
rurales y urbano marginales, localizándolos en lugares
de tránsito y concurrencia de jóvenes. Especial
atención se tendrá en el acceso de las y los
jóvenes con conductas violentas y de jóvenes que
se dedican a la prostitución. - Incorporar la estrategia de
pares y otras estrategias
eficientes para el abordaje y con recursos
humanos suficientes, calificados e identificados con los
jóvenes, promoviendo la utilización de los
servicios de salud entre la población
juvenil. - Promover el bienestar integral, procurando disminuir
las tasas de morbilidad y mortalidad asociadas a las
complicaciones del embarazo adolescente, el aborto, las
ITS, el VIH/SIDA, las conductas violentas, los accidentes de
tránsito y otras conductas de riesgo. - Propiciar una política de capacitación
permanente, de estímulos e incentivos para
el personal calificado de las entidades que atienden
directamente a las personas jóvenes, con énfasis
en los que se desempeñan en áreas urbano
marginales y rurales, así como una supervisión de su
desempeño. - Promover la identificación,
sistematización y divulgación de programas y
servicios innovadores y exitosos dirigidos a jóvenes,
desarrollados por el sector público y el privado a nivel
local, regional, nacional e internacional, así como
también las actividades desarrolladas por
jóvenes.
Promoción de la salud sexual y
reproductiva
Parte significativa de los problemas de salud de los
jóvenes proviene de su actividad sexual y reproductiva.
Muchas personas jóvenes inician su actividad sexual de
manera espontánea, poco informada y sin protección
alguna, en un contexto de relaciones de pareja ocasional o
escasamente formal. Algo similar puede señalarse sobre las
formas violentas que muchas veces dan inicio y acompañan
la actividad sexual de los y las jóvenes.
La ocurrencia de infecciones de transmisión
sexual como el SIDA ha
cambiado las costumbres sexuales de los jóvenes que son
conscientes del peligro, generando temor en esta etapa de
crecimiento y desarrollo juvenil. Sin embargo, otro tanto sigue
practicando conductas de riesgo. De igual manera, el riesgo al
embarazo no deseado en las mujeres jóvenes, que suele
estar asociado a la interrupción de la etapa de juventud,
afecta su proyecto de vida.
- Sensibilizar a la comunidad en torno al
respeto de los derechos sexuales y reproductivos de los y las
jóvenes y promover la vigencia, ejercicio y goce de
éstos. Asimismo, favorecer la igualdad de oportunidades
de las madres jóvenes en sus posibilidades de empleo,
estudio y asistencia médica. - Promover una amplia y responsable educación
sexual en las personas jóvenes a través de sus
grupos familiares, sus pares, la comunidad educativa, los
medios de
comunicación y otros espacios sociales no formales,
posibilitando que adquieran conocimientos, valores, actitudes y
prácticas para una sexualidad saludable, plena y
responsable. - Establecer y difundir marcos legales contra
situaciones de violencia sexual de la que son objeto los y las
jóvenes en las familias, centros educativos, centros de
salud, centros laborales y organizaciones en general,
así como velar por el cumplimiento de los
mismos. - Fortalecer la labor informativa, de
orientación y consulta de los servicios de salud,
especialmente en el nivel de atención primaria, en
áreas rurales y urbano marginales, en materias de
sexualidad para jóvenes, planificación familiar, prevención
de las infecciones de transmisión sexual y VIH/SIDA, y
difusión de derechos sexuales y
reproductivos. - Promover y financiar investigaciones
en el tema de salud sexual y reproductiva de los
jóvenes, abordando los factores políticos,
socio-económicos y culturales que inciden en sus
comportamientos.
Prevención del consumo de sustancias
psicoactivas
La prevención del consumo de sustancias
psicoactivas se orienta a evitar que la población joven
ocasione daño a su salud física, mental y
social. Los esfuerzos para hacer frente al problema
deberán orientarse hacia lo siguiente:
- Informar y educar a las personas jóvenes y a
sus familias respecto a la prevención del uso indebido
de sustancias psicoactivas, mediante programas comunitarios y
de comunicación masiva adaptados a la realidad
sociocultural de las y los jóvenes, resaltando el
modelo de
participación activa juvenil y los programas
alternativos que fomenten conductas saludables para el
desarrollo integral de las personas. - Desarrollar y fortalecer entre los jóvenes, en
especial los que se encuentran en situaciones de riesgo,
factores de protección tales como la autoestima, la
comunicación, la asertividad,
y la toma de
decisiones, entre otras habilidades sociales. - Fomentar mecanismos de prevención y defensa
colectiva frente al consumo de sustancias psicoactivas, como la
promoción del liderazgo juvenil.
EMPLEO Y
CAPACITACION
Acceso al empleo
En el contexto actual las personas jóvenes
encaran serias dificultades para acceder a un puesto de trabajo
pues enfrentan serios problemas de desempleo y
subempleo, principalmente las mujeres jóvenes, en
situación de pobreza, que viven en zonas urbano
marginales, ciudades de provincias o zonas rurales. Como
resultado de ello, una proporción importante de
jóvenes están inmersos en economías de
sobrevivencia.
Se evidencia asimismo, dificultades para la
incorporación adecuada y oportuna en el mercado de trabajo
de aquellas personas jóvenes que abandonaron la
educación formal, o para aquellas con acreditación
de educación pública.
Una mención específica merece las
limitaciones planteadas por la segmentación del mercado laboral, que
reducen las oportunidades de desarrollo laboral al determinar
espacios y funciones femeninas y masculinas, ocasionando serias
restricciones al potencial económico y de trabajo de las
mujeres jóvenes.
Entre las líneas de acción se deben
considerar las siguientes:
- Incentivar la generación de empleo adecuado
para jóvenes, eliminando todo tipo de obstáculos
y discriminación, en particular la de género y de
la que son objeto los egresados de la educación
pública. - Promover programas de apoyo y asesoría para la
gestión, comercialización y financiamiento de las PYMES
gestionadas por jóvenes y sus organizaciones,
favoreciendo su acceso al crédito formal, a fin de estimular sus
iniciativas económicas. - Promover la contratación laboral adecuada de
personas jóvenes por parte de entidades públicas
y privadas, ampliando y promoviendo programas laborales para la
incorporación de practicantes y de jóvenes sin
experiencia laboral previa. - Ampliar y diversificar la información sobre
los requerimientos del mercado de trabajo disponible para las
personas jóvenes, promoviendo además la
inserción de mujeres en puestos no
tradicionales. - Fomentar y estimular la creación de formas de
auto-empleo juvenil, dotándolos de apoyo crediticio,
capacitándolos y asesorándolos
técnicamente para el desarrollo de sus iniciativas
productivas, enfatizando aquellas que se orienten a eliminar
estereotipos de género. - Fomentar espacios participativos de
concertación y negociación, entre el sector
público, privado, ONGs, organismos internacionales y
organizaciones juveniles para formular planes y estrategias
encaminadas a generar empleos de calidad. - Fomentar programas nacionales, regionales y locales
de generación de empleo juvenil, que favorezcan la
incorporación adecuada de las personas jóvenes al
mercado de trabajo, dinamizando los nichos económicos
con mayores posibilidades en el mercado local y
global. - Promover medidas de atención integral
orientadas a conciliar las responsabilidades familiares y
laborales de parejas jóvenes o personas jóvenes
que trabajan, eliminando de esta manera las barreras que les
impiden acceder o mantenerse en el empleo en mejores
condiciones.
Mejora de la calidad del empleo
Los empleos ofrecidos a las y los jóvenes en el
mercado de trabajo, resultan escasos y precarios la
mayoría de las veces. En este sentido, la población
joven, particularmente aquella de menores recursos y con escasa
escolaridad y capacitación para el trabajo, se inserta
generalmente en empleos de baja productividad y
baja remuneración, sin ningún tipo de seguridad social,
con deficientes condiciones de trabajo.
Asimismo, la oferta laboral orientada a las personas
jóvenes se caracteriza por la eventualidad, lo que genera
situaciones de inestabilidad que vulnera los derechos laborales y
económicos de la población joven, recortando en la
práctica las expectativas y proyectos personales y
sociales.
En este marco, son las y los jóvenes rurales e
indígenas y sobre todo las mujeres jóvenes, las que
en mayor medida deben enfrentar este conjunto de situaciones que
poco o nada contribuyen al desarrollo juvenil
integral.
Entre las líneas de acción a seguir,
pueden contemplarse las siguientes:
- Fortalecer, descentralizar y ampliar la cobertura y
las instancias de defensa y difusión de los derechos
laborales orientadas a la población juvenil, a fin de
hacerlas más accesibles a sus denuncias y mejorar las
condiciones de trabajo en la que se insertan las personas
jóvenes, especialmente en los empleos de
riesgo. - Fomentar mecanismos de supervisión de empleos
ofrecidos a la población joven, a fin de enfrentar y
corregir situaciones de discriminación laboral que
afectan a las personas jóvenes por razones de
género, origen étnico, procedencia de
educación pública u otras, así como para
enfrentar la situación de precariedad
laboral. - Regular y supervisar toda forma de
subcontratación laboral, a fin de evitar la
vulnerabilidad de hecho de los derechos económicos y
sociales de las personas jóvenes. - Promover la capacitación y entrenamiento
de las y los jóvenes en sus empleos, incentivando la
capacitación en los centros laborales, que posibilite su
perfeccionamiento y mejore sus oportunidades. - Incentivar la productividad, innovació,
creatividad
y calidad en las empresas
juveniles, así como la participación activa de
las y los trabajadores jóvenes en la gestión de
sus unidades productivas. - Promover en las zonas rurales, medidas para el acceso
y la regularización de la tenencia de la tierra y
el manejo de agua,
involucrando a la población joven. - Promover en las zonas rurales, mecanismos orientados
a facilitar el acceso de las y los jóvenes al crédito, tecnología e insumos, a
fin de propiciar el desarrollo
económico de esta población.
Capacitación para el empleo y la
generación de ingresos
La oferta de capacitación laboral para las
personas jóvenes en el momento actual resulta poco
accesible para la mayoría de ellas, insuficiente en su
contenido y limitada cobertura local, regional y nacional. De
otro lado, las oportunidades de acceder oportunamente a una
capacitación apropiada y de calidad, están
condicionadas a la situación socioeconómica,
ámbito geográfico y cargas familiares de las
personas jóvenes, lo que genera serios problemas y
restricciones para la promoción y el fortalecimiento de
sus potencialidades.
La capacitación técnica y superior
ofrecida, generalmente está orientada a jóvenes con
mínimos recursos económicos, sociales y familiares,
en virtud del costo, tiempo de
duración y tipo de ocupaciones que conlleva. Asimismo,
tiende a ser convencional y presenta escasos vínculos con
las técnicas de producción e innovaciones y cambios
tecnológicos y organizacionales, así como con la
alta tecnología y herramientas informáticas
actualmente en uso.
Debe enfatizarse además que a esta
capacitación, con las características antes señaladas, se
suma una insuficiente educación para el trabajo en el
sistema educativo formal, en el que todavía se plantea
contenidos estereotipados de formación laboral
desvinculada de la realidad socioeconómica, lo cual
impiden una estrecha relación entre educación,
empleo y desarrollo.
En este contexto, la población joven,
principalmente aquella de escasos recursos, proveniente de zonas
rurales y de ciudades de provincias, migrante y con carga de
familia,
enfrenta una mayor dificultad para capacitarse e insertarse
adecuadamente en el mercado de trabajo.
Entre las líneas de acción se proponen las
siguientes:
- Revalorar socialmente las ocupaciones y los oficios
técnicos, artísticos y agropecuarios como
vía de capacitación y formación para el
trabajo, incorporando componentes de gestión
organizacional, productividad, alta tecnología e
informática, a fin de constituirse en una
nueva alternativa empresarial. - Crear y ampliar programas de capacitación
laboral para jóvenes que realizan prácticas
laborales, de modo que les permita desarrollar conocimientos de
alta tecnología, competencias básicas para el
trabajo y experiencias demandadas y reconocidas en el mercado
de trabajo. - Mejorar la capacitación técnica
superior, orientándola a los requerimientos del mercado
de trabajo y vinculándola a la realidad
socioeconómica y cultural de cada localidad. - Crear y mejorar los mecanismos de acreditación
de la capacitación, posibilitando que el aprendizaje
realizado por los jóvenes tenga valor real
en el mercado ocupacional. - Fomentar mayores posibilidades de capacitación
laboral, en particular para las mujeres jóvenes en
situación de pobreza de zonas rurales y de ciudades de
provincias, consolidando y sosteniendo mecanismos que permitan
su participación efectiva en el mercado, fomentando el
uso de nuevas
tecnologías. - Propiciar modalidades de capacitación
coordinadas con las empresas tanto privadas como estatales,
involucrando financiera y pedagógicamente, al sector
empleador en la realización de estas
acciones.
Reversión de los efectos de la carencia de
empleo
Las secuelas de los cambios sociales y transformaciones
estructurales desarrolladas durante la década, agudizaron
las difíciles condiciones socioeconómicas y de
empleo en las familias, impactando negativamente en las
posibilidades de desarrollo de los jóvenes.
De otro lado, las dificultades para incorporar a las
personas jóvenes al mercado de trabajo, afectan el
desarrollo
económico tanto local, como regional y nacional,
generando condiciones sociales negativas en la población
joven, especialmente entre la que se encuentra en
situación de pobreza y pobreza extrema, alterando su
proyecto de vida y posibilidades de integración en su
propia comunidad, provocando altos índices de
migración y vulnerabilidad social.
Entre las líneas de acción pueden
señalarse las siguientes:
- Priorizar en el presupuesto
público, los programas de capacitación en
gestión, formación técnica, orientada a
jóvenes desempleados y de escasos recursos, provenientes
de zonas marginales y rurales principalmente, con miras a
fomentar actividades de auto-empleo. - Crear y/o mejorar los sistemas de
apoyo financiero para jóvenes y parejas jóvenes,
permitiéndoles acceder a créditos con tasas preferenciales,
fomentando a la vez la generación de micro y
pequeñas empresas familiares. - Promover la descentralización fomentando polos de
desarrollo cuyas condiciones socio-económicas incentiven
la migración de las parejas jóvenes. - Favorecer el retorno parcial o definitivo, de los y
las migrantes jóvenes a sus localidades de origen, de
manera libre y voluntaria, promoviendo en éstas,
actividades económicas y socio-culturales que les
permitan aportar las capacidades adquiridas. - Desarrollar estrategias preventivas y de
consolidación de desarrollo económico y social en
las comunidades locales, para desalentar la migración de
jóvenes.
CIUDADANIA
Participación Juvenil
La ausencia de mecanismos que promuevan la
participación juvenil afecta la comunicación de las
personas jóvenes con otros actores sociales, ocasionando
que las demandas, aspiraciones y propuestas de las personas
jóvenes no sean consideradas prioritarias en los espacios
que se toman las decisiones.
Ante la escasa influencia en los espacios de
gestión y dirección social de los jóvenes y
sus organizaciones, es importante desarrollar un proceso
descentralizado de promoción del liderazgo juvenil
democrático y de fortalecimiento y articulación de
sus organizaciones en el ámbito local, regional y
nacional, estableciendo redes y alianzas estratégicas con
entidades públicas y privadas, orientadas a formular un
proyecto de desarrollo integral para las personas
jóvenes.
Entre las líneas de acción consideramos
las siguientes:
- Impulsar la plena y efectiva participación
política, económica y social de los
jóvenes, para garantizar el ejercicio pleno de sus
derechos y responsabilidades y fomentar la igualdad de
oportunidades para las y los jóvenes. - Fomentar y desarrollar espacios, canales y mecanismos
formales y no formales de participación juvenil en las
entidades públicas y privadas, especialmente en el
ámbito local, para posibilitar la participación
de las y los jóvenes en las decisiones que les
afectan. - Fomentar mecanismos, espacios de diálogo, consulta y concertación,
entre autoridades y representantes de las y los jóvenes,
donde prime una actitud
democrática y una comunicación
horizontal. - Incentivar el protagonismo y liderazgo de los
jóvenes en organizaciones vecinales, sociales,
políticas, educativas, religiosas, entre otras, para
optimizar la representación de sus intereses,
sensibilidades y puntos de vista. - Promover un proceso descentralizado de
promoción del liderazgo juvenil democrático, que
propicie y motive la participación juvenil en las
instancias de decisión relativos a las políticas
y programas, y a los proyectos de desarrollo local, regional y
nacional.
Organización Juvenil
No obstante el aporte realizado por las organizaciones
juveniles exitosas, éstas enfrentan serias limitaciones
para su desarrollo, organización, de representatividad y
proyección en el tiempo. La dificultad para comprender sus
particulares perspectivas de acción y la escasez de
recursos económicos y materiales con los que cuentan, son
factores que entorpecen su desarrollo.
Entre las líneas de acción se pueden
considerar las siguientes:
- Propiciar el fortalecimiento, participación,
articulación y el reconocimiento de las organizaciones
juveniles y sus redes, en torno a los
intereses comunes de los propios jóvenes, respetando su
autonomía y transfiriéndoles herramientas
conceptuales y metodológicas además de los
recursos necesarios para su desarrollo integral. - Fomentar entre las y los jóvenes no
organizados, la creación de nuevas organizaciones
juveniles, o su incorporación a las existentes,
reconociendo su autonomía, desarrollando sus capacidades
y promoviendo mecanismos para facilitar su
participación. - Promover la coordinación entre organizaciones
juveniles, fomentando el intercambio de capacidades y
experiencias, el desarrollo de acciones conjuntas, la
formación de redes juveniles y espacios de
concertación para la acción, el seguimiento y
monitoreo de las políticas y programas orientados hacia
ellos. - Fomentar la formación y capacitación de
líderes, en coordinación con las organizaciones
juveniles, mejorando la capacidad de gestión de sus
organizaciones, en un marco de relaciones
democráticas. - Estimular las relaciones intergeneracionales,
promoviendo el intercambio de experiencias y conocimientos
entre adultos y jóvenes a fin de propiciar la
formación de nuevos modelos de
liderazgos juveniles en sus organizaciones. - Promover la sistematización y difusión
de las experiencias organizativas juveniles innovadoras y
exitosas, incorporando los códigos comunicacionales,
estilos y modos organizativos de las y los
jóvenes. - Canalizar y difundir las propuestas innovadoras y
creativas presentadas por las organizaciones juveniles, con la
finalidad de fortalecer y apoyar sus iniciativas.
Revaloración de la Imagen de los
Jóvenes
Actualmente, en la opinión
pública, la imagen de las personas jóvenes
está identificada con aspectos negativos. Una
proporción importante de adultos los considera inexpertos,
irresponsables e inmaduros, configurando de esta manera una
situación de marginación y exclusión social,
que afecta mayormente a jóvenes de las zonas urbano
marginales. Asimismo, se tiende a resaltar situaciones vinculadas
con la delincuencia,
la
drogadicción, el pandillaje, las barras bravas, la
apatía, la desorientación, lo que genera una imagen
del/la "joven problema".
Entre las líneas de acción se deben
destacar las siguientes:
- Propiciar la valoración e importancia de
manifestaciones, iniciativas productivas, culturales y
prácticas positivas individuales y grupales de las
personas jóvenes, en concertación con las
organizaciones de la sociedad civil y la empresa
privada, particularmente los medios de comunicación, en
especial de los sectores urbano marginales y
rurales. - Promover y fortalecer los espacios de encuentro y
reconocimiento mutuo, entre jóvenes de distintos
sectores sociales y ámbitos geográficos,
respetando su carácter
autónomo, favoreciendo el diálogo y la identidad generacional,
así como impulsando el intercambio cultural. - Desarrollar entre las y los jóvenes, actitudes
democráticas y solidarias con perspectiva de
género, respetuosas de los derechos ciudadanos y de la
diversidad cultural, propiciando que las personas
jóvenes rechacen toda forma de discriminación,
exclusión social, violencia y otras.
Institucionalidad Pública
A pesar de los esfuerzos de articulación entre
las instituciones del Estado que abordan el tema de juventud,
éstos resultan aun insuficientes, haciéndose
necesaria la creación de mecanismos que permitan una mejor
coordinación entre los diferentes sectores, a fin de
comprender, procesar y atender, con enfoque multisectorial y en
forma satisfactoria, las demandas juveniles, concertando
eficientemente la acción del Estado y de la sociedad civil
en una política integral de juventud.
Entre las líneas de acción a
implementarse, se sugieren las siguientes:
- Fortalecer el rol promotor, normativo y coordinador
de la instancia encargada del tema de juventud al interior del
sector público, articulando las diferentes
políticas sectoriales, formulando políticas
integrales de juventud y propiciando el contacto con
instituciones internacionales especializadas. - Incorporar a las organizaciones de la sociedad civil
involucradas en el tema, especialmente a las organizaciones
juveniles, en el nivel de toma de
decisiones, así como en el diseño,
implementación y evaluación de las
políticas y programas dirigidos a jóvenes,
respetando sus iniciativas y propuestas. - Promover una legislación que beneficie a la
juventud asegurando su participación en el proceso, de
modo que promueva su desarrollo integral y defienda sus
derechos individuales y colectivos. - Promover la creación y actualización de
un Sistema de
Información Nacional de Juventud con relación
a los múltiples aspectos de la vida de los y las
jóvenes, que permita diseñar acertadamente e
implementar eficientemente las políticas y los programas
orientados hacia ellos/ellas.
Identidad e Intercambio
Las personas jóvenes, al igual que muchos
adultos, sienten que nuestro país presenta limitados
horizontes de futuro, lo que despierta sensaciones de alejamiento
respecto a la visión de una identidad
nacional.
En este marco, resulta fundamental establecer acciones
orientadas al intercambio de experiencias y propuestas, el
conocimiento mutuo y el diálogo entre los propios
jóvenes, fortaleciendo una conciencia
nacional.
Entre las líneas de acción se pueden
enunciar:
- Generar y fortalecer los espacios de encuentro e
intercambio de experiencias entre las organizaciones juveniles
de diferentes localidades y ámbitos geográficos
del país, para propiciar el
conocimiento y análisis de la realidad nacional y el
respeto y valoración de la diversidad
cultural. - Promover la creatividad de los jóvenes, a
partir del incentivo y difusión de las iniciativas y
expresiones culturales juveniles, incorporándolas como
aporte a la formación de su identidad local, regional y
nacional. - Promover la valoración de las culturas locales
y regionales entre las personas jóvenes, a fin de
fortalecer la identidad
nacional. - Promover el respeto a la diversidad y la
interculturalidad en la juventud, propiciando la
participación de los jóvenes en los sistemas de
intercambio cultural con sus pares de los países de la
región.
Juan Pacora