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Enfermedad neumocócica




Enviado por daniell



    1. Epiemiología
    2. Agente
      etiológico
    3. Vacuna polisacarídica no
      conjugada 23-valente (PPV)
    4. Vacuna polisacarídica
      conjugada
    5. Recursos sobre Vacunas en
      Internet

    EPIEMIOLOGIA

    La enfermedad neumocócica constituye una de las
    diez primeras causas de muerte en los
    países desarrollados. La infección
    neumocócica es la causa de 40.000 muertes anuales en los
    EE.UU., cifra superior a la de cualquier otra enfermedad
    bacteriana prevenible con vacunas. Se
    estima que el 15-30% de todas las neumonías son debidas al
    neumococo, siendo el agente etiológico más
    frecuente de las neumonías de origen comunitario. Los
    niños
    pequeños (menores de 2 años) y las personas mayores
    de 60 años son los que presentan una mayor susceptibilidad
    a la infección, con una letalidad elevada (28% en la
    neumonía grave y 50% en la neumonía
    bacteriémica) en este último grupo.

    La máxima incidencia de las infecciones
    neumocócicas tiene lugar en los niños
    menores de 2 años por la incapacidad para responder a
    antígenos polisacáridos debido a la inmadurez de su
    sistema
    inmune.

    AGENTE
    ETIOLÓGICO

    El neumococo (Streptococcus pneumoniae) es un coco
    grampositivo, anaerobio facultativo, en general capsulado, que
    presenta bordes adyacentes redondeados y extremos puntiagudos,
    que le dan un aspecto ovoide o lanceolado. Suele agruparse en
    parejas, de ahí que le conozca también como
    diplococo (de hecho, fue clasificado antiguamente como
    Diplococcus pneumoniae), o bien en cadenas cortas.

    La cápsula contiene un polisacárido
    complejo responsable del tipo serológico que contribuye a
    la virulencia y a la patogenicidad. Existen cerca de cien
    serotipos diferentes. De los que 84 son patógenos para
    el hombre, los
    mas comúnmente aislados en infecciones son los 1,3,4,7,8 y
    12 en adultos y los 6, 9, 14, 18, 19 y 23 en los
    niños.

    Reservorio

    El único reservorio del neumococo es el hombre. Este
    microorganismo forma parte de la flora habitual de la rinofaringe
    de los individuos sanos, sobre todo durante el invierno y el
    principio de la primavera. Los niños de edad preescolar
    están colonizados entre un 30 y 60%, los escolares el 20-
    30% y los niños mayores un 15-20%. Los adultos que
    conviven con niños preescolares están colonizados
    más frecuentemente que los que no lo hacen (hasta 30% vs
    5%).

    Mecanismo de transmisión

    Se transmite de persona a
    persona por
    las secreciones (gotitas) respiratorias, siendo los pacientes mas
    susceptibles a las infecciones neumocócicas graves e
    invasivas aquellos con linfomas o mielomas, esplenectomia,
    sida y otras
    deficiencias inmunológicas. La lesión previa del
    epitelio respiratorio por bronquitis crónica o virus
    respiratorios comunes, en especial el virus de la
    gripe, parece predisponer a la invasión
    neumocócica.

    Se considera una bacteria fundamentalmente invasora
    debido al polisacárido capsular, del que depende su
    virulencia por la capacidad de escapar a la fagocitosis y a la
    acción del complemento.

    Precisamente, la causa de esta resistencia a la
    fagocitosis está en los polisacáridos capsulares,
    que protegen a la bacteria de la acción de los fagocitos.
    Además, la presencia de fragmentos de ácido
    teicoico en la pared celular parecen ser responsables de
    desencadenar una intensa reacción inflamatoria en el
    líquido céfalo-raquídeo (LCR) de pacientes
    con meningitis.

    Desde la nasofaringe, el neumococo puede infectar las
    vías respiratorias superiores, originando cuadros de
    otitis media y sinusitis. También infecta las vías
    respiratorias inferiores por microaspiración desde la
    orofaringe, pudiendo alcanzar la cavidad pleural y el corazón.
    Si las defensas pulmonares no son capaces de detener la
    infección, esta puede llegar hasta los ganglios
    linfáticos y, desde estos, puede invadir el torrente
    sanguíneo.

    El neumococo es el principal agente etiológico de
    la otitis media aguda bacteriana, causando algo más del
    50% de los casos. Debe tenerse presente que casi la tercera parte
    de los niños sufren un episodio de otitis media
    neumocócica aguda en los dos primeros años de vida,
    y es frecuente la otitis recurrente debida a neumococos. La
    frecuencia de la otitis media producida por neumococos
    multirresistentes ha aumentado en muchas comu-nidades.

    Asimismo, el neumococo es responsable de un tercio
    aproximadamente de los casos de sinusitis aguda, aunque esta es
    mas frecuente en adultos que niños, puesto que los senos
    maxilares, frontales y esfenoidales no se hallan totalmente
    desarrollados hasta la adolescencia.
    La infección de los senos etmoidales o esfenoidales se
    puede extender a las meninges para producir meningitis
    bacteriana. La sinusitis se puede convertir en crónica y
    polimicrobiana.

    Los neumococos constituyen el agente etiológico
    identificable más común de neumonía
    bacteriana y causa alrededor del 60% de las neumonías
    adquiridas en la comunidad en
    adultos y el 25% en niños. La neumonía
    neumocócica suele ser esporádica y se produce sobre
    todo en invierno.

    El neumococo es una de las bacterias que
    más frecuentemente pueden causar meningitis

    neumocócica en niños, junto con el
    meningococo (Neisseria meningitidis). Hasta hace algunos
    años, el Haemophilus influenzae tipo B era la causa
    más común de meningitis en niños menores de
    2 años (raramente en adultos), pero la vacunación
    ha reducido drásticamente su incidencia.

    Solo el 20% de los casos de meningitis
    neumocócica se presentan como una infección
    primaria. El resto es secundario a otitis media aguda (30%),
    sinusitis (5%), neumonía (20%) y fístula
    pericraneal postraumática o posquirúrgica
    (30%).

    La presentación de la meningitis
    neumocócica suele ser aguda, su progresión es
    rápida y la afectación neurológica es en
    general más grave que la observada en las meningitis de
    otras etiologías.

    La artritis neumocócica es una forma infrecuente
    de artritis séptica, y generalmente supone una
    complicación de la bacteriemia desde otro foco. Es
    más frecuente en niños y en ancianos y suele
    presentarse en forma de monoartritis aguda, sin otras características diferenciales.

    La presencia del neumococo en la sangre o
    bacteriemia es detectable en cerca del 25% de los pacientes con
    neumonía neumocócica, que llega hasta el 50% si el
    paciente tiene además SIDA.
    Posiblemente, aunque de forma transitoria, llega a producirse
    bacteriemia en la gran mayoría de los pacientes infectados
    por neumococos.

    Puede acompañar a la fase aguda de la
    neumonía neumocócica, meningitis, endocarditis o
    infección de los senos paranasales, del oído
    interno o de la mastoides, aunque también constituir una
    infección primaria en pacientes susceptibles. Igualmente,
    puede ocurrir incluso en pacientes normales durante el curso de
    un resfriado común.

    Resistencia a los antibióticos

    Aunque Streptococcus pneumoniae (Sp)ha sido bastante
    sensible a numerosos antibióticos, incluyendo penicilinas,
    cefalosporinas, tetraciclinas, cloranfenicol, macrólidos,
    lincosanidos, vancomicina, etc., en las dos últimas
    década han ido apareciendo de forma progresiva neumococos
    resistentes a algunos antibacterianos, e incluso cepas
    multirresistentes. El incremento de la prevalencia de Sp
    resistentes a penicilina (SpRP) ha provocado un renovado interés en
    la epidemiología de este microorganismo.

    En el año 1963, en Boston, se observó por
    primera vez resistencia
    moderada a la penicilina en algunas cepas de Sp. Cuatro
    años mas tarde aparecieron cepas con igual grado de
    resistencia en Australia y posteriormente en Nueva
    Guinea.

    A comienzos de la década del 70, en EE.UU. se
    informaron varios casos de infecciones por SpRP, principalmente
    en niños crónicamente enfermos. En 1977, comenzaron
    a aparecer en Sudáfrica infecciones por Sp con alta
    resistencia a penicilina y múltiple resistencia a otros
    antibióticos.

    Ya en la década del 80, el incremento de la
    prevalencia del SpRP se convirtió en un problema mundial,
    aumentando en la última década a una velocidad
    alarmante, observándose variaciones en las tasas entre
    distintas regiones geográficas y entre diferentes
    hospitales en una misma región
    geográfica.

    Actualmente, la máxima incidencia mundial de SpRP
    se encuentra en Corea, con 89% de resistencia a penicilina; sin
    embargo esta situación merece algunas consideraciones, ya
    que ha habido diseminación en nosocomios de un clon
    resistente.

    Las tasas mas altas de SpRP en Europa se
    comunicaron en España
    (45%), Hungría y Rumania (mayor del 50%).

    Por el contrario, la resistencia a la penicilina sigue
    siendo comparablemente baja en otras zonas de Europa
    Occidental. En Inglaterra,
    más del 98% de los aislamientos fueron sensibles a la
    penicilina. También se comunicaron tasas bajas de
    resistencia en Italia, Alemania y
    Dinamarca.

    En Sudamérica, datos del
    Uruguay y
    Argentina indican
    que el 36% de los aislamientos son RP, en Brasil, la tasa
    de RP es de aproximadamente el 18% y en Colombia, del
    12%.

    La resistencia en EE.UU. se mantiene baja (6,6%) excepto
    para algunas áreas que excede el 20%. En contraste con
    otros patógenos bacterianos, la resistencia del Sp a la
    penicilina no está mediada por la producción de betalactamasas; el mecanismo
    de resistencia involucra el desarrollo de
    formas alteradas de las proteínas
    ligadoras de penicilina (PLP), determinando la disminución
    de la afinidad a los antibióticos betalactámicos.
    Se especula que los genes de PLP alterados surgen del intercambio
    de material genético con otras bacterias.

    En las cepas susceptibles a la penicilina se
    identificaron 6 PLP, que incluyen: 1 , 1b, 2 2b, 2x y 3 de alto
    peso molecular. El Sp puede adquirir genes exógenos que
    alteran la afinidad de las PLP por los betalactámicos,
    generando diferentes grados de resistencia.

    Las alteraciones de PLP 2b provocan la
    penicilinorresistencia en la mayoría de las cepas
    resistentes.

    La multirresistencia se define como resistencia a tres
    grupos
    diferentes de antibioticos o más. Sp puede adquirir
    resistencia a otros antibióticos por conjugación
    con otros Streptococcus, como los del grupo
    viridans.

    Los dos principales factores que contribuyen en forma
    reconocida a la aparición de resistencia a la penicilina
    son: 1) presión
    selectiva por la
    administración excesiva de antibióticos; 2)
    exposición a numerosos individuos que
    pueden estar colonizados; ej.: en las guarderías. Los
    lactantes y los niños pequeños son especialmente
    susceptibles a la colonización por neumococos y las
    infecciones por cepas resistentes son más prevalentes
    entre los niños que entre los adultos.

    Levine y colaboradores, encontraron asociación
    entre la asistencia a jardines maternales, la ocurrencia de
    otitis y el tratamiento antibiótico previo en los
    últimos tres meses y la infección por cepas
    resistentes.

    Chen y col., discuten la importancia de los factores
    socioeconómicos y el uso de antibióticos en e!
    desarrollo de
    la resistencia a Sp.

    En España,
    Ramos y col encontraron asociación significativa entre la
    RP y la administración de antibióticos
    beta-lactámicos en el mes previo.

    Esto destaca la necesidad del uso prudente y racional de
    antibióticos en niños, fundamentalmente en las
    áreas ambulatorias, en donde los antibióticos
    beta-lactámicos son frecuentemente usados. Sin embargo, si
    bien la presión de
    selección asociada al uso de
    antibióticos favorece el aumento de aislamientos de SpRP,
    se observó que los neumococos también se diseminan
    a partir de regiones endémicas y provocan enfermedades en poblaciones
    en las que no prevalece el consumo de
    antibióticos. Muñoz y col., aislaron una cepa de
    SpRP que se propago desde España hacia EE.UU.

    VACUNA POLISACARIDICA NO
    CONJUGADA 23-valente (PPV)

    Composición

    Es una vacuna polivalente compuesta por
    polisacáridos capsulares de 23 serotipos distintos de
    neumococo (25 pg de cada uno) en una suspensión total de
    0,5 mI, que causan aproximadamente el 90% de las infecciones
    neumocócicas graves en Estados Unidos y
    en otros países. Los serotipos incluidos en la vacuna son
    los siguien- tes: 1,2,3,4,5, 6B, 7F, 8, 9N, 9V, 10 11 12F, 14,
    15B, 17F, 18C, 19 19F, 20, 22F, 23F y 33F.

    Los polisacáridos capsulares presentes en la
    vacuna, promueven la producción de anticuerpos
    específicos para cada tipo capsular neumocócico.
    Sin embargo, no inducen inmunidad frente a las infecciones
    causadas por otros tipos capsulares no presentes en la vacuna, ni
    frente a otros patógenos no relacionados.

    Inmunogenicidad y eficacia

    Más de un 80% de los adultos sanos presentan una
    respuesta específica de antígeno que se manifiesta
    a las dos o tres semanas por un incremento de dos o más
    veces en las concentraciones de anticuerpos prevacunales. La
    respuesta inmunitaria no parece ser de igual magnitud para todos
    los serotipos incluidos en la vacuna. En los adultos
    jóvenes y sanos los anticuerpos persisten, como
    mínimo, 5 años. La inmunogenicidad varía en
    función
    de la edad y de determinadas enfermedades de base: en los
    niños menores de 2 años no es inmunógena y
    en los mayores de 65 años y en los afectados de
    enfermedades inmunosupresoras es menos inmunógena. En
    niños con síndrome nefrótico o asplenia, en
    personas inmunodeprimidas y en los esplenectomizados, los
    anticuerpos comienzan a disminuir a los 3-5 años de la
    vacunación. Entre los 2 y 5 años de edad, la
    respuesta es todavía escasa, la mayoría de las
    veces poco intensa y de corta duración, a pesar de ello la
    vacunación está indicada en personas con factores
    de riesgo.
    Sólo a partir de los 8-10 años la respuesta es
    equiparable a la obtenida en la población adulta. La eficacia de la
    vacuna en la prevención de la enfermedad invasora es del
    56-8 1 %.

    Efectos secundarios

    El 50% de los vacunados presentan efectos secundarios
    locales leves tales como inflamación, induración y
    eritema en el lugar de la inyección, y sólo en
    menos del 1 % se han descrito reacciones locales intensas. La
    incidencia de reacciones anafilácticas es muy rara, aunque
    pueden presentarse reacciones alérgicas leves. En los
    niños suele ser frecuente la aparición de
    febrícula, siendo más raro en los adultos. Se han
    descrito casos ocasionales de trombocitopenia, alteraciones
    neurológicas y síndrome de Guillain-Barré,
    aunque la relación de causalidad con la vacuna no ha
    podido ser establecida.

    Indicaciones

    La indicación aceptada en la actualidad es la
    prevención de neumonías neumocócicas y de
    infecciones sistémicas neumocócicas producidas por
    los serotipos incluidos en la vacuna, en sujetos con alto
    riesgo, a
    partir de los dos años de edad:

    Está indicada en los siguientes grupos de
    riesgo:

    • Personas mayores de 2 años inmunocompetentes
      con enfermedades crónicas tales como
      cardiopatías, EPOC, alcoholismo,
      cirrosis, insuficiencia renal, síndrome
      nefrótico, diabetes
      mellitus, fístula de LCR, tabaquismo.
    • Personas mayores de 2 años inmunodeprimidas,
      con asplenia anatómica o funcional (incluyendo pacientes
      a esplenectomizar), mieloma múltiple, insuficiencia
      renal crónica, síndrome nefrótico, anemia
      falciforme, drepanocitosis, linfoma, enfermedad de Hodgkin,
      infección por el VIH y trasplantes de
      órganos.
    • Pacientes con infección por VIH,
      asintomático o sintomáticos.
    • Personas mayores de 65 años.
    • Personas que residen en instituciones cerradas.
    • Todas las personas mayores de 2 años de edad
      que estén tomando algún medicamento o

    estén en un tratamiento que reduzca la
    resistencia del cuerpo a las infecciones, tales como:

    – esteroides a largo plazo

    – terapia de radiación

    – ciertos medicamentos contra el
    cáncer

    • En niños menores de 2 años no
      está indicada, ya que los polisacáridos
      capsulares se comportan como antígenos independientes de
      los linfocitos T, por lo que la respuesta inmune es
      débil, de corta duración y no induce memoria
      inmunológica.
    • Esta vacuna no está indicada en las
      infecciones recurrentes del tracto respiratorio superior,
      particularmente la otitis media y la sinusitis.

    Pauta y vía de
    administración

    La vacuna se administra por vía intramuscular (en
    músculo deltoides) o subcutánea. Se administra una
    dosis de 0,5 ml. La revacunación, con una sola dosis,
    está indicada en los siguientes casos:

    – A los 3 años de la primera dosis en
    niños menores de 10 años y con alto riesgo de
    infección neumocócica (asplenia anatómica o
    funcional, síndrome nefrótico, insuficiencia renal,
    trasplante renal).

    – A los5 años de la primera dosis en personas de
    edad igual o mayor de 65 años, si habían recibido
    la primera dosis antes de los 65 años.

    – A los 5 años de la primera dosis en personas
    que pertenezcan a los siguientes grupos de alto

    riesgo (asplenia, leucemia, linfoma, enfermedad de
    Hodgkin, infección por VIH, mieloma, neoplasia diseminada,
    insuficiencia renal crónica, síndrome
    nefrótico, tratamiento con quimioterapia y
    trasplantados).

    Contraindicaciones y advertencias

    La reacción anafiláctica tras la
    vacunación es una contraindicación absoluta para la
    vacunación. La seguridad de la
    vacuna durante el primer trimestre del embarazo no ha
    sido evaluada. No hay pruebas de que
    la vacuna sea dañina ni para la madre ni para el feto,
    pero las mujeres embarazadas deben consultar a su médico
    antes de vacunarse. Si es posible, las mujeres en alto riesgo de
    contraer la enfermedad neumocócica se deben vacunar antes
    de quedar embarazadas.

    Interacciones

    La vacuna antineumocócica puede administrarse al
    mismo tiempo que la
    vacuna antigripal, inyectándola siempre en lugares
    anatómicos diferentes. No presenta interacciones con
    ninguna vacuna ni producto
    inmunobiológico.

    El tratamiento con Inmunosupresores y la radioterapia
    pueden reducir o anular la respuesta inmune a la vacuna. Este
    fenómeno no se aplica a los corticoides utilizados como
    terapia de reemplazo, a la terapia sistémica de corto
    plazo (menos de dos semanas) o por otras vías de administración que no causen
    inmunosupresión.

    Por lo tanto, los pacientes que deban ser tratados con
    drogas
    inmunosupresoras, incluso aquellos que son candidatos a
    transplantes de órganos, deben recibir la vacuna por lo
    menos 10 días y preferiblemente 14 días antes de
    iniciar el tratamiento inmunosupresor; caso contrario, es
    preferible posponer la vacunación hasta haber concluido el
    tratamiento.

    Los pacientes con enfermedad de Hodgkin no deben recibir
    la vacuna durante el tratamiento inmunosupresor o durante la
    quimioterapia y/o irradiación dado que la
    inmunosupresión causa depresión
    de los títulos de anticuerpos a niveles por debajo de los
    previos a la vacunación. Según algunos estudios los
    pacientes con linfomas, especialmente con enfermedad de Hodgkin,
    deben ser inmunizados al menos 10-14 días antes de
    instaurar el tratamiento antineoplásico.

    El intervalo entre la interrupción del
    tratamiento inmunosupresor y la recuperación de la
    capacidad del paciente para responder a un agente inmunizante
    activo depende de la intensidad y del tipo de tratamiento
    imunosupresor utilizado, de la enfermedad subyacente y de otros
    factores. Se estima que este intervalo puede variar de 3 meses a
    1 año.

    Conservación

    La vacuna debe conservarse entre + 2 y + 8 y no se puede
    congelar.

    VACUNA
    POLISACARÍDICA CONJUGADA

    Es una vacuna fabricada a partir de polisacáridos
    capsulares de diferentes serotipos de S. pneumoniae, conjugados
    con una proteína transportadora con el objetivo de
    transformar la respuesta inmune inducida de T-independiente a T
    dependiente.

    Otras vacunas
    conjugadas 9-valentes y 11 valentes están en fase de
    experimentación.

    Composición

    La vacuna actual contiene polisacáridos
    capsulares de 7 serotipos (4, 6B, 9V, 14, 18C, 19F y 23F),
    conjugados individualmente con una proteína
    transportadora, una mutante no tóxica de la toxina
    diftérica (CRM 197). La
    vacuna contiene por cada 0,5 ml los siguientes componentes: 2
    microg de cada uno de los polisacáridos capsulares,
    excepto del serotipo 6B del que contiene 4 microg, 20 microg de
    CRM1 97 y 0,125 mg de fosfato de aluminio como
    adyuvante.

    Inmunogenicidad

    La relativa incapacidad que tienen los niños para
    generar anticuerpos frente a los glúcidos contenidos en la
    cápsula que rodea a bacterias de las especies Neisseria
    meningitidis, Haemophillus influenzae y Streptococcus pneumoniae,
    hace que estas especies constituyan los tres principales
    causantes de las meningitis bacterianas y otras infecciones
    bacterianas invasivas infantiles.

    Tales glúcidos capsulares (polisacáridos y
    oligosacáridos, ligados en ocasiones a lípidos)
    presentan unas características únicas desde el
    punto de vista inmunogénico, muy diferentes de las
    proteínas. Entre ellas, la más
    importante es la de no requerir la presencia de linfocitos T para
    inducir la respuesta inmune.

    Frente a esa importante ventaja, los antígenos
    bacterianos de tipo glucídico presentan inconvenientes no
    menos importantes, desde una perspectiva terapéutica, como
    es la incapacidad para inducir la memoria
    inmunogénica y tener una baja inmunogenicidad en
    niños pequeños, ancianos e
    inmunodeprimidos.

    Estas propiedades de los glúcidos capsulares
    bacterianos condujeron al abandono del desarrollo de vacunas a
    base de glúcidos puros. Sin embargo, estas limitaciones
    fueron superadas con la tecnología de las
    vacunas conjugadas, en las que un antígeno de tipo
    glucídico es acoplado químicamente (conjugado) con
    una proteína que sirve como soporte. Las proteínas
    habitualmente utilizadas para actuar como soportes de estos
    glúcidos provienen de Corynebacterium diphtheriae o de
    Clostridium tetani generalmente en forma de variantes atoxicas de
    sus toxinas.

    El extraordinario éxito
    alcanzado por las vacunas conjugadas de Haemophillus influenzae
    de tipo B y de Neisseria meningitidis ha puesto de manifiesto el
    valor de esta
    tecnología, que ha permitido desarrollar
    esta vacunas conjugada con Streptococcus pneumoniae.

    La vacuna conjugada induce la formación de
    anticuerpos específicos de tipo que se unen a los
    polisacáridos capsulares de la bacteria y producen su
    opsonización, fagocitosis y muerte. Su
    conjugación a una proteína convierte al
    polisacárido en timo-dependiente, confiriendo una mayor
    respuesta de anticuerpos, memoria
    inmunológica y una mayor afinidad por el microorganismo.
    Al inducir una respuesta timo-dependiente es eficaz en
    niños a partir de los 2 meses de edad.

    Aunque se presenta cierta respuesta de anticuerpos a la
    toxina diftérica. la Inmunización con la vacuna
    conjugada no sustituye a lo inmunización rutinaria contra
    la difteria.

    Eficacia

    La eficacia
    clínica de la nueva vacuna ha sido contrastada en un
    amplio ensayo
    clínico realizado en California (Estados Unidos),
    sobre cerca de 38.000 niños menores de dos años. El
    estudio fue multicéntrico y se utilizó como
    control la
    vacuna meningococica C, investigándose la inmunogenicidad
    y la reactogenicidad de la vacuna.

    Después de la serie primaria (tres dosis),
    más del 97% de los niños alcanzan concentraciones
    de anticuerpos iguales o superiores a 0,15 microg/ml para todos
    los serotipos incluidos en la vacuna, presentando valores
    superiores a 1 microg/ml después de la dosis de recuerdo.
    Estas cifras son las usadas con mayor frecuencia para definir la
    protección a corto y largo plazo frente a la enfermedad
    invasora por neumococo. Además de valorar la
    concentración de anticuerpos específicos hay que
    considerar su avidez por el antígeno, ya que este
    parámetro se correlaciona con la capacidad bactericida.
    Algunos estudios en los que se ha utilizado vacuna conjugada como
    dosis booster han detectado una mejor respuesta en
    relación con la avidez de los anticuerpos. En los
    niños mayores de 2 años afectos de drepanocitosis
    se ha demostrado que después de la inmunización con
    la vacuna heptavalente seguida a las ocho semanas de la vacuna
    23-valente se alcanzan concentraciones de anticuerpos frente a
    los 7 serotipos incluidos en la primera vacuna más
    elevadas que las alcanzadas por los niños que sólo
    reciben vacuna no conjugada. Estudios realizados en niños
    infectados por el VIH también demuestran una mayor
    inmunogenicidad de la vacuna conjugada. Según datos del
    ensayo
    clínico realizado por el Northern California Kaiser
    Permanente Vaccine Study la eficacia de la vacuna es del 97,4% (
    para la prevención de las formas invasoras de la
    infección neumocócica causadas por los serotipos
    incluidos en la vacuna; al considerar todos los serotipos de
    neumococo, la eficacia se sitúa en el 89,1%
    (1C95%:73,7-95,8). Según datos del mismo estudio, se
    estima que la vacuna previene el 7% de los episodios de otitis
    media, disminuye un 8,9% el número de visitas por esta
    causa, un 20,1% la necesidad de colocar tubos de
    timpanostomía y un 22,8% los casos de otitis media
    crónica. En relación a la neumonía, la
    eficacia de la vacuna es del 13,8% en los casos de diagnóstico clínico con estudio
    radiográfico de sospecha, del 73,1% si se considera como
    criterio diagnóstico la imagen
    radiológica de consolidación, y del 85,7% en la
    neumonía bacteriémica. Un hecho destacable es la
    existencia de protección cruzada entre los serotipos
    vacunales y otros serotipos. Además, las vacunas
    conjugadas reducen el estado de
    portador nasofaríngeo y por lo tanto la circulación
    del neumococo, ya que generan inmunidad a nivel de las mucosas.
    Después de la inmunización con vacuna conjugada se
    observa una disminución significativa de la
    colonización por los serotipos contenidos en ella, y un
    aumento del porcentaje de portadores de los serotipos no
    vacunales. No se conoce la importancia epidemiológica de
    este fenómeno, aunque, según los datos disponibles
    en la actualidad, no parece observarse un incremento de casos de
    enfermedad invasora por serotipos no vacunales.

    Efectos secundarios

    No se han descrito reacciones adversas graves. Entre el
    7% y el 23% de vacunados presentan manifestaciones locales,
    aunque éstas son leves en la mayoría de casos. La
    fiebre superior a 39°C sólo se presenta en menos del
    3% de los vacuna dos que recibieron simultáneamente vacuna
    DTPa. Las convulsiones febriles como complicación de la
    inmunización sólo se han descrito en niños
    que han recibido simultáneamente vacuna DTP, en su
    mayoría DTPa. La reactogenicidad de la vacunación
    secuencial, aunque poco estudiada, no parece ser importante. La
    frecuencia de reacciones locales parece ser similar a la de la
    vacuna no conjugada.

    Indicaciones

    Las recomendaciones de la vacuna conjugada son las
    siguientes:

    • Niños entre 2 meses y23 meses de vida.
      Según las recomendaciones de la ACIP (Advisory Comittee
      on lmmunization Practices) de los EE.UU. la vacunación
      se considera de aplicación universal en este grupo de
      edad. En España, en estos momentos, su
      utilización queda limitada exclusivamente a los
      niños de esta edad afectos de patologías de base
      que se consideran de riesgo para la enfermedad
      neumocócica invasora. Estos grupos de riesgo son los
      siguientes:

    a) Niños con enfermedades cardiovasculares o
    respiratorias crónicas (excepto el asma), diabetes
    mellitus o pérdida de líquido
    cefalorraquídeo.

    b) Niños con asplenia anatómica o
    funcional, enfermedad de Hodgkin, leucemia, linfoma,
    insuficiencia renal, síndrome nefrótico o
    trasplante de órganos.

    c) Niños con infección por el VIH
    sintomáticos o asintomáticos

    • Niños de 24 a 59 meses de edad con riesgo
      elevado. Las recomendaciones de la ACIP incluyen también
      como candidatos a recibir la vacuna a los niños de este
      grupo de edad afectos de las patologías de riesgo
      descriptas en el apartado anterior.
    • Niños de 24 a 59 meses de edad con riesgo
      moderado. Se consideran en este apartado los niños que
      asisten a guarderías, los afectos de otitis media
      recurrentes, los que viven en condiciones sociales
      desfavorables y los pertenecientes a determinados grupos
      étnicos (nativos de Alaska y descendientes de indios o
      afroamencanos).

    La seguridad y
    efectividad de esta vacuna en niños menores de 6 semanas o
    después de los 10 años de edad no ha sido
    establecidas.

    Esta vacuna no se recomienda para su uso en poblaciones
    adultas y no debe ser empleada como un sustituto de la vacuna de
    polisacáridos de neumococos no conjugados en poblaciones
    geriátricas.

    Pauta y vía de
    administración

    – Niños de 2 a 6 meses: 3 dosis con un
    intervalo

    de 4-8 semanas, y una dosis de refuerzo a los

    12-15 meses.

    – Niños de 7 a 11 meses: 2 dosis con un
    intervalo

    de 4-8 semanas, y una dosis de refuerzo a los

    12-15 meses.

    – Niños de 12 a 23 meses: 2 dosis con un
    intervalo

    de 8 semanas.

    – Niños de 24 a 59 meses (con riesgo alto): 2
    dosis con un intervalo de 8 semanas.

    – Niños de 24 a 59 meses (con riesgo moderado):1
    dosis.

    La vacuna se administra por vía intramuscular en
    zona anterolateral del muslo en lactantes y en deltoides en los
    niños mayores.

    Contraindicaciones y advertencias

    La vacuna conjugada está contraindicada en caso
    de hipersensibilidad al látex o a algún componente
    de la vacuna, incluyendo el toxoide diftérico. El uso de
    la vacuna en adultos no se recomienda por el momento, hasta
    disponer de los resultados de estudios realizados en población adulta.

    Los niños con enfermedades leves, como un
    resfrío, pueden ser vacunados.

    Como con cualquier inyección intramuscular, la
    vacuna conjugada deberá ser administrada con
    precaución a lactantes o niños con trombocitopenia,
    con cualquier trastorno de la coagulación, o que
    estén bajo tratamiento con anticoagulantes.

    Interacciones

    Se puede administrar simultáneamente con las
    otras vacunas del calendario de inmunizaciones
    sistemáticas, excepto con la antimeningocócica C
    conjugada y con la vacuna hexavalente, hasta que se disponga de
    resultados de los estudios en marcha. El tratamiento con
    Inmunosupresores (por ejemplo, corticosteroides, antimetabolitos,
    agentes alquilantes, y citotóxicos) y la radioterapia
    pueden reducir la respuesta inmune a la vacuna.

    Conservación

    La vacuna debe conservarse entre + 2 y + 8 y no se puede
    congelar.

    Recursos sobre Vacunas
    en Internet

    King Pharmaceuticals www.kingpharm.com

    Merck Vaccine Division www.merck.com

    Pasteur-Merieux Connaught www.cannaughl.com

    Glaxo Smith Kline www.gsk.com

    Wyeth www.wyeth.com/

    American Pharmaceutical Association
    www.aphanet.org

    American Society of Consultant Pharmacists www.ascp
    com

    American Society of Health-System
    Pharmacists www.ashp.org

    ASHP Research and Education Foundation
    www.ashpfoundation.org

    lmmunization Action Coalition
    www.immunize.org

    CDC www.cdc.gov

    Facts and Comparisons www.immunofacts.com

    Healthcare Association of New York State
    www.hanys.org/immunize/policy/htm

    Bibliografia

    Bifase, vol 15 N° 3 (2002) 57-68

    Pal VB, Heyneman CA, Erramouspe J Conjugated Heptavalent
    Pneumococcal Vaccine. Ann. Pharmacother. 2002;
    36:1403-13.

    Cada DJ, Baker DE, L.evien T. Pneumococcal 7-valent
    conjugate vaccine. Hosp. Pharm. 2000; 25:

    750-60

    Grabenstein JD, Bonasso J Health-system
    pharmacists’ role in immunizing adults against pneumococcal
    disease and influenza. Am. J. He Pharm. 1999; 56:
    S3-25.

    Bakir J, de Gentile AS, Holtmann GL, Procopio A, Vas
    quez M. Perfil epidemiologico de las infec ciones invasivas por
    Streptococcus pneumoniae. Aichargenti. Pediatr. 2001; 99:
    111-118

    www.cdc.gov

    www vacunas.net

      

    DR. DANIEL LONGO

    Farmaceutico

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