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Aprender a pensar el texto como instrumento de conocimiento




Enviado por almipaz



Partes: 1, 2

    1. Enseñanza de la
      Lectoescritura
    2. Proposición
      tesis-
    3. Enseñar a
      Pensar
    4. Pensar para
      Crear
    5. Comprensión y
      teoría de las seis lecturas
    6. Cómo
      ayudar a los niños a amar la lectura
    7. Perfil del
      profesional que necesitan las empresas
    8. Texto y
      argumentación
    9. El texto y el
      concepto
    10. El texto y la
      lógica proposicional
    11. Texto y
      competencia Moral
    12. Pensamiento y
      escritura proposicional
    13. El
      Razonamiento en el Párrafo
    14. EL
      Análisis y la Síntesis
    15. El texto y
      la puntuación
    16. Taller de
      producción de Ensayo
    17. Bibliografía

    "El intelectual tiene, pues, la tarea
    más difícil
    que se haya presentado nunca en la historia
    de la cultura:
    resistir a todas las fuerzas que
    degradan la reflexión y ser capaz de dirigir su
    reflexión hacia las aportaciones capitales de las
    ciencias
    contemporáneas con el fin de intentar
    pensar el mundo, la vida, el ser humano, la
    Sociedad".

    (Edgar Morín, Mis demonios,
    1995)

    1.0
    Introducción

    La mejor experiencia que puede tener un estudiante que
    ingresa por primera vez a la universidad, sin
    duda, es el familiarizarse con las disciplinas propias del
    área por las que opta. Por lo tanto, debe iniciarse en la
    lectura y
    relectura de los textos y escritos que le permitan acceder al
    conocimiento
    específico y general de la carrera que ha elegido. Durante
    esta primera etapa, no es corriente que los catedráticos
    de las llamadas Áreas profesionalizantes acompañen
    a los estudiantes en los procesos de
    leer, interpretar, comprender y producir discursos
    escritos. Ellos sólo se limitan a desarrollar o planear
    sus cátedras con métodos
    tradicionales y prácticas consuetudinarias como la
    magistral, la conferencia de
    expertos, los talleres de impacto, las lecturas obligadas, las
    consultas bibliográficas y las dinámicas de
    salón, experiencias que no van más allá de
    la simple transmisión de información y no contribuyen a la producción de nuevos
    conocimientos.

    Los alumnos que inician estudios superiores, en general,
    evaden los textos filosóficos, científicos y los de
    profundidad cultural, por la infundada creencia de que los
    escritos filosóficos son aburridos; los
    científicos, pesados y los de profundidad cultural, poco
    prácticos. De todos modos, EN realidad no logran develar
    su saber y, mucho menos, interpretar sus hipótesis. Ignoran que los instrumentos
    más importantes en los procesos del
    aprendizaje
    universitario son: la deducción, la inducción, el análisis y la síntesis y
    que dichas operaciones
    intelectuales sólo son posibles potencializando las
    habilidades de lectoescritura.

    Los procesos de trabajo lecto-escritural confirman que
    el estudiante cuando aborda ensayos o
    artículos científicos, (cuando se trata de hallar
    en ellos sus hipótesis o
    tesis)
    demuestra una sorprendente incapacidad de comprender e
    interpretar, que se refleja, también, en la imposibilidad
    de escribir textos argumentativos. Es a través de la
    lectura y de
    la escritura como
    se ejercita la interpretación y el pensamiento
    lógico. Es por medio de ella como se forman los
    investigadores. Un buen lector de textos científicos es
    aquel que sabe leer literalmente un texto y agrega
    su saber de escucha.

    La lectura es un proceso
    productivo entre el texto, que es fuente de conocimiento,
    y el interlocutor, que aporta saberes en la medida en que ha
    realizado una interpretación en el sentido fuerte, como
    diría Estanislao Zuleta.

    Las áreas del Proyecto
    Educativo de la Universidad
    tienen el compromiso de la formación de la persona y le
    corresponde al componente de Construcción del Pensamiento
    acompañar al estudiante en esta dura tarea de alfabetizar
    en la competencia
    lectora y promocionar la escritura como
    máxima manifestación de la inteligencia
    humana.

    El docente de Construcción del Pensamiento debe persuadir
    al estudiante de las disciplinas con componente
    científico, social, económico, político,
    administrativo y de las ramas de la salud, para que asuma el
    texto no como simple documento de información, sino como instrumento de
    conocimiento, de tal manera que aprenda a descubrir lo mejor de
    la vida y abrir la mente al conocimiento y, sobre todo, abrir los
    ojos a la cultura de la
    humanidad.

    El gran propósito, es entregar herramientas
    para que el joven estudiante ingrese al mundo del texto y pueda
    salir de él sin lastimarse; es decir, sin
    imposición, pero, eso sí, descubriendo sus hipótesis, descubriendo el edificio
    conceptual que subyace al interior del ensayo y que
    lo determina. El objetivo
    general, enseñar a pensar el texto como instrumento del
    conocimiento. Por lo tanto, es preciso comprender que él
    se construye a partir de macroproposiciones; unas, denominadas
    argumentales, que tienen la tarea de explicar y sustentar las
    tesis; otras, que por su naturaleza de
    causalidad, concluyen y se desprenden de las proposiciones
    mayores; y otras, que simple y llanamente definen términos
    o conceptos.

    El proceso
    didáctico y de aprendizaje
    contemplar que el texto se codifica a partir de ideas mayores y
    también se decodifica o se desentraña por medio del
    análisis de las mismas. Todo texto presenta
    una organización gramatical: fonemas, morfemas,
    palabras, frases y oraciones y siendo las proposiciones las que
    constituyen el tejido lógico y coherente de pensamientos
    del autor.

    Leer y escribir es utilizar el diálogo
    con el otro o con otros en la solución de problemas, de
    modo que sea a través de la argumentación como se
    logran acuerdos, y son las hipótesis y las sugerencias las
    alternativas de solución. De cualquier forma, la competencia
    racional y argumental es el fundamento para alcanzar el
    conocimiento; premisa esencial para la superación de
    los problemas.

    Abordar el texto como instrumento del conocimiento es
    hacer de la lectura y
    la escritura una actividad esencial en función de
    construir conceptualizaciones sobre la naturaleza, la
    sociedad y
    sobre los proyectos de
    vida. Para pensar, bien hay que leer y escribir bien; es decir,
    para construir simbólicamente el mundo, reconstruir la
    cultura, expresar emociones y
    sentimientos, debemos usar la lectura y
    la escritura como actividades que confronten nuestro mundo
    cultural y social; o como herramientas
    para conocer sus problemas, o medios para
    expresar soluciones.

    Las clases de primaria y del bachillerato, se realizan
    talleres de Lectura y Redacción; generalmente se ejercitan en
    función
    de memorizar o retener el sentido de lo que el autor quiso decir.
    También se conocen las nuevas propuestas de Lectura
    Rápida, fundamentada en la técnica de cómo
    leer un amplio grupo de
    palabras en pocos minutos y lograr una vasta información:
    ¿Qué personajes había, cuál era el
    nombre del protagonista, en qué secuencia se encontraban,
    qué quiso decir el autor, etc.?, Método que
    no trasciende por su baja competencia interpretativa.

    Zuleta, citando a Nietzsche en
    la conferencia
    "Sobre la Lectura", afirma que este tipo de profesores y sus
    alumnos no sólo están de afán, sino que
    también tienen la ilusión de haber aprendido sin
    haber interpretado todavía. Y frente a esta
    ilusión, plantea que los libros buenos
    no han sido escritos para lectores fáciles o que
    estén de afán, sino para lectores que tengan
    temperamento de vacas y sean capaces de ejercitar la paciencia de
    rumiar.

    Dice Zuleta: "Leer, interpretar es trabajar; es someter
    el texto, un libro,
    párrafo
    por párrafo
    a una interpretación en el sentido fuerte y no propiamente
    examinar cuál es la intención del autor, para
    acomodarnos a su ideología. Cuando enfrentamos un texto
    efectivamente tenemos un código,
    el del texto, pero no tenemos un código
    común. Al iniciar no podemos identificar un código
    propio del texto. Las palabras tienen, sin duda, un sentido, pero
    en un libro cada
    palabra se define por las relaciones con las demás, es
    decir, el contexto".

    Leer no es fácil, lo recuerda Zuleta, y cada
    libro tiene su enigma y sólo lo descifra el buen lector;
    por eso dice que hay que leer a la luz de un
    problema, hay que trabajar e investigar; por tal razón
    toda lectura es una búsqueda para aclarar un interrogante
    que nos debe interesar. En nuestra época, hay muchos
    libros en
    busca de lectores y parece que los lectores se extinguen. El
    problema es también cultural. En el siglo XIX sólo
    unos cuantos sabían leer; en el siglo XX con todos los
    esfuerzos civilistas no fue posible que todos lo hicieran; en
    este nuevo milenio no es suficiente leer, se requiere de
    interpretación, de aprehensión del conocimiento y,
    sobre todo, de producción de nuevo conocimiento y
    éste no es posible sin la escritura como medio de
    divulgación del conocimiento.

    Nacemos y aprendemos a hablar como lo hacen nuestros
    padres, vecinos y profesores. Vamos al jardín de infantes;
    luego, a la escuela;
    posteriormente, al colegio y, allí, seguimos campantes y
    tranquilos; vemos los libros como cosas raras. Ingresamos a la
    universidad y todo sigue igual, nos gusta vivir del cuento y la
    tradición oral. Nos disgusta la lectura y la escritura.
    Esta es una de las causas de nuestro atraso industrial,
    comercial, científico y tecnológico. No tenemos
    muchos investigadores; a los jóvenes no les gusta leer,
    menos escribir o discutir las ideas; y en todos los casos nos
    conformamos con los informes del
    profesor o de los medios de
    comunicación.

    No podremos superar el atraso tecnológico con los
    pobres conocimientos que adquirimos en las escuelas, colegios y
    las universidades que no tienen como fundamento la investigación, la lectura y la escritura.
    Sin compromiso con el texto como instrumento del conocimiento,
    estaremos alejados de la realidad. Los jóvenes creen que
    los conocimientos no requieren de esfuerzo y que se pueden
    adquirir en la cafetería, en Internet, en el
    supermercado, en los pasillos o en la
    televisión; por esa razón, no critican, no
    interpretan y no crean conocimiento.

    Jaime Alberto Velez referiéndose a las
    dificultades de lectura y la producción de ensayos
    plantea: "La incapacidad académica para acceder a esta
    forma de escritura no debería entenderse como falta de
    información sobre sus técnicas
    específicas, sino como un fracaso del sistema educativo
    en general. Para escribir un ensayo se
    requiere un ser humano bien informado, con sensibilidad y
    criterio propio".

    La lectura, la comprensión y la
    interpretación son ejes esenciales del que hacer
    universitario, pero no hay lectura sin escritura y es el Ensayo la
    más importante forma de producción intelectual. El
    estudiante que no se atreve a ensayar, no arriesga, y quien no
    arriesga, sólo reproduce el discurso del
    establecimiento o, como diría Zuleta, la ideología dominante.

    Quiero destacar, en síntesis,
    que el maestro universitario, cualquiera que sea su disciplina:
    académica, científica o tecnológica debe
    mostrarse dispuesto a acompañar a los estudiantes en los
    procesos de formación de la competencia lectora y
    escritural. Él debe asumir el compromiso de enseñar
    a pensar el texto como instrumento de conocimiento, debe motivar
    a la producción de escritos. En tal sentido, debe ser un
    indagador permanente, un investigador, un provocador de
    interrogantes, un analista y, sobre todo, un profesional
    ético, comprometido en la construcción de una Nueva
    Sociedad.

    2.0 Enseñanza de la
    Lectoescritura

    "Ninguna imaginación para
    innovar,

    poca voluntad para trabajar y completa

    falta de audacia para investigar, forma

    una receta infalible para producir pobreza"

    Komosuke Matsushita

    Todos los docentes, independientemente de su área
    específica de formación, por el hecho de ser
    profesionales comprometidos con la educación humanista e
    integral, tienen una inmensa responsabilidad ética con
    los estudiantes y con la sociedad. Les corresponde preparar y
    educar, no sólo en lo referente al conocimiento
    específico, sino también en lo moral y en el
    humanismo; es
    tarea de todos: educar para la autonomía intelectual y,
    sobre todo, para la formación de los cuadros que la
    sociedad necesita.

    El estudiante por el hecho de ser joven es poseedor de
    un inmenso potencial creativo que, desafortunadamente, no
    aprovecha por la falta de acompañamiento por parte de los
    docentes de las áreas profesionalizantes, y que en la
    práctica, empieza a perder desde el momento de su ingreso
    a la escolaridad. Desde que aparece la oralidad, nos empobrecemos
    en el ámbito de la lectura y de la escritura, porque
    pensamos que con hablar es suficiente; en tal sentido, nos
    llenamos de una cantidad de categorías prestadas; no
    dejamos que la realidad nos exprese sus secretos; no somos
    sensibles a toda gama de mensajes que podríamos descubrir
    sólo con interpretar un texto. Cuando aparece el "discurso de
    opinión", perdemos la potencialidad de leer y de escribir,
    creemos que con hablar es suficiente. Propongo en este escrito
    hacer un llamado a que recuperemos de una manera plena la
    posibilidad de edificar conocimientos a partir de ver el texto
    como instrumento de conocimiento. Sólo aprendiendo a leer,
    aprendemos a interpretar, y es ésta es sin duda, la forma
    más elevada de creatividad
    para la construcción de un nuevo pensamiento.

    Álvaro Díaz reconoce que en el medio
    académico es motivo de preocupación, el serio
    problema que enfrentan muchos estudiantes, e inclusive algunos
    profesionales respecto a los procesos de lectura y escritura.
    Partiendo de esas dificultades lanza su propuesta
    "Aproximación al texto escrito" y pretende acercar al
    lector a la utilización eficaz del lenguaje como
    medio de adquisición, apropiación y
    aplicación de todo conocimiento.

    La escritura la define como una labor difícil
    para la mayoría de las personas, por factores
    psicológicos, cognoscitivos, lingüísticos y
    retóricos. Es decir, por la falta de confianza, por
    carencia de conocimientos, la baja competencia analítica y
    retórica. El mismo Alvaro Díaz hace referencia al
    proceso de la construcción del texto en el que se da la
    invención, redacción, evaluación, revisión y
    edición. Culmina diciendo que "La lectura y la
    composición son dos actividades estrechamente
    relacionadas, de modo que lo afirma en una de ellas tiene que ver
    con la otra. Por eso, antes de aprender a escribir es preciso
    aprender a leer". Si no se fomenta el hábito de leer, no
    es posible dominar los protocolos de la
    competencia de la composición de escritos.

    Dado que los enfoques y metodología tradicionales no han
    contribuido a resolver el problema, creemos que mediante el
    desarrollo de
    pensamiento, como herramientas para mejorar la comprensión
    lectora y para motivar la producción de escritos que
    expresen propósitos claros, argumentos coherentes y
    sustenten hipótesis, es como se deben interpretar las
    nuevas estrategias
    encaminadas a considerar los textos como instrumentos de
    conocimiento.

    Las tipologías discursivas: (la reseña,
    la entrevista,
    el artículo periodístico, el ensayo;
    la novela, el
    cuento, la
    poesía…), van desde la opinión
    hasta las formas híbridas (investigación y la literatura) como el ensayo, hasta
    la escritura artística como la poesía.
    Todas ellos son escritos que exigen una buena lectura. Veamos,
    por ejemplo el caso del ensayo. Esta forma discursiva es
    utilizada desde hace muchos años y sus grandes maestros en
    el mundo son: Francis Bacon considerado el más grande
    ensayista, y Michel de Montaigne inventor de éste género
    entre los clásicos; en el ámbito de América
    Latina tenemos a Jorge Luis
    Borges, Alfonso Reyes, Pedro Enríquez Ureña,
    José Carlos Mariátegui, Octavio Paz;
    en Colombia sin
    duda, están Baldomero Sanín Cano y Gustavo Cobo
    Borda, quienes han cultivado en forma destacada esta
    tipología discursiva.

    El Ensayo es un sistema de
    escritura híbrido, porque exige del autor indagar,
    investigar con detenimiento sobre el tema a expresar y, sobre
    todo, calidad en la
    argumentación de las tesis. Los buenos ensayos se cuidan
    de lo que dice y cómo lo dicen. Como técnica hay
    que seguír algunos pasos en su elaboración. De
    acuerdo con Fernando Vásquez Rodriguez, "El ensayo, diez
    pistas para su composición" presentamos una
    síntesis en forma propositiva del documento
    citado:

    P1. Un Ensayo es
    una mezcla entre el arte y la
    ciencia.

    P2. Un Ensayo no es un comentario, sino una
    reflexión.

    P3. Por eso, el Ensayo se mueve más en los
    juicios y en el poder de los
    argumentos.

    P4. Un Ensayo es un discurso pleno y
    coherente.

    P5. El Ensayo requiere del buen uso de los
    conectores.

    P6. Los conectores son como las bisagras, los engarces
    necesarios para que el Ensayo no parezca
    desvertebrado.

    P7. Existen conectores de relación, de
    consecuencia, de causalidad; Los hay también para resumir
    o para enfátizar.

    P8. Gracias a la coma y al punto y coma, el ensayo
    respira.

    P9. Cuando un Ensayo es de dos o tres páginas
    sobran los subtítulos.

    P10. Al escribir ensayos, comprobamos nuestra "lucidez"
    o nuestra "torpeza mental".

    P11. El Ensayo " cuestiona y diluye" las verdades
    dadas.

    P12. El Ensayo saca a la ciencia de su
    "excesivo" formalismo y pone a la lógica
    al alcance del arte.

    P13. La esencia del Ensayo radica en su capacidad de
    juzgar.

    P14. Los ensayistas de oficio saben que las verdades son
    provisionales.

    P15. Las partes del Ensayo deben estar
    interrelacionadas.

    P16. El Ensayo –puro ejercicio del pensar- es
    el reflejo del propio pensamiento. –

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