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Perfil docente




Enviado por mgiuliet



    1. Desarrollo
    2. Compromiso
      Ético
    3. Ética y
      Transposición
    4. Bibliografía

    Introducción

    En un mundo donde la
    globalización cobra cada vez mayor fuerza se hace
    necesario la preparación de un individuo que pueda recibir
    cualquier información y procesarla de manera
    consciente sin que esto afecte en nada a su desarrollo.
    Por eso es vital la formación de un hombre con
    cualidades positivas en su personalidad
    para enfrentar todos los fenómenos que suceden a su
    alrededor.

    La docencia va más allá de la simple
    transmisión de conocimientos. Es una actividad compleja
    que requiere para su ejercicio, de la comprensión del
    fenómeno educativo. El sólo dominio de una
    disciplina, no
    aporta los elementos para el desempeño de la docencia en forma
    profesional, es necesario hacer énfasis en los aspectos
    metodológicos y prácticos de su enseñanza, así como en los sociales
    y psicológicos que van a determinar las características de los grupos en los
    cuales se va a ejercer su profesión. La docencia como
    profesión se ubica en un contexto social, institucional,
    grupal e individual, de ahí que un docente no puede
    desconocer las relaciones y determinaciones en ninguno de estos
    niveles, pues no todos los obstáculos a los que se
    enfrenta el docente en el salón de clases se originan
    ahí solamente, sino que son reflejo de un problema social
    más amplio que repercute en la institución y por
    supuesto en el aula en el momento de la
    interacción.

    A continuación intentamos desarrollar un marco
    teórico que fundamente el perfil docente acorde a
    nuestras expectativas, que quedara reflejada a modo de
    conclusión en la transposición didáctica del presente trabajo.

    Desarrollo

    La ética es
    la parte de la filosofía que trata de la moral y de
    las obligaciones
    que rigen el comportamiento
    del hombre en la
    sociedad.
    Aristóteles dio la primera versión
    sistemática de la ética.

    Es el compromiso efectivo del hombre que lo debe llevar
    a su perfeccionamiento personal. "Es el
    compromiso que se adquiere con uno mismo de ser siempre
    más persona". Se
    refiere a una decisión interna y libre que no representa
    una simple aceptación de lo que otros piensan, dicen y
    hacen.

    En el habla corriente, ética y
    moral se manejan de manera ambivalente, es decir, con igual
    significado. Sin embargo, como anota Bilberny analizados los dos
    términos en un plano intelectual, no significan lo mismo,
    pues mientras que "la moral tiende a
    ser particular, por la concreción de sus objetos, la
    ética tiende a ser universal, por la abstracción de
    sus principios". No
    es equivocado, de manera alguna, interpretar la ética como
    la moralidad de la conciencia. Un
    código
    ético es un código
    de ciertas restricciones que la persona sigue
    para mejorar la forma de comportarse en la vida. No se puede
    imponer un código ético, no es algo para imponer,
    sino que es una conducta de
    "lujo". Una persona se conduce de acuerdo a un código de
    ética porque así lo desea o porque se siente lo
    bastante orgullosa, decente o civilizada para conducirse de esa
    forma.

    En términos prácticos, podemos aceptar que
    la ética es la disciplina que
    se ocupa de la moral, de
    algo que compete a los actos humanos exclusivamente, y que los
    califica como buenos o malos, a condición de que ellos
    sean libres, voluntarios, conscientes. Asimismo, puede entenderse
    como el cumplimiento del deber. Vale decir, relacionarse con lo
    que uno debe o no debe hacer. La moral debe
    definirse como el código de buena conducta dictado
    por la experiencia de la raza para servir como patrón
    uniforme de la conducta de los individuos y los grupos. La
    conducta ética incluye atenerse a los códigos
    morales de la sociedad en que
    vivimos.

    Con el estado
    actual de la sociedad, casi se ha perdido todo el tema de la
    ética. En realidad la ética es racionalidad (el
    ejercicio o uso de la razón) hacia el más alto
    nivel de supervivencia para el individuo, el grupo, las
    generaciones futuras y la humanidad.

    Como ejemplo de conducta no ética: decirle al
    jefe que estoy enfermo y acto seguido el "enfermo", va rumbo a la
    playa.

    Por perder la ética queremos decir, una
    acción o situación en la que el individuo se
    involucra, o algo que el individuo hace, que es contrario a los
    ideales.

    Recordemos que ética significa estudio de la
    ordenación de los actos humanos, no como son, sino como
    deberían ser. La ética es el "bien moral" de
    Aristóteles, es la "recta razón" de
    los estoicos, es estar en posesión de la "virtud" lo que
    hoy llamamos valores.

    La ética
    profesional o moral profesional, se suele definir como la
    "ciencia
    normativa que estudia los deberes y los derechos de los
    profesionales en cuanto tales". Es lo que la pulcritud y
    refinamiento académico ha bautizado con el retumbante
    nombre de deontología o deontología
    profesional.

    El concepto de la
    ética
    profesional es el concepto de
    moralidad. Todos los principios
    normativos y las aplicaciones prácticas de sus
    casuística deben estar impregnadas e impulsadas por la
    moral. Pero erraría quien hiciera objeto de la
    ética y responsabilidad profesional solamente a las
    obligaciones
    impuestas por la moral o el derecho
    natural, con exclusión de cualquier otra exigencia de
    índole jurídica o social.

    Hablando ya en un sentido menos amplio, y como se
    entiende por lo general, las profesiones son el resultado de un
    proceso de
    formación a nivel superior de calidad
    universitaria, ya que ésta es la forma en que se puede
    garantizar a la sociedad que un individuo que ostenta la
    certificación de sus estudios mediante un título,
    sabe y puede hacer algo dentro de un marco ético-social y
    que su actividad es productiva y beneficiosa para la misma
    sociedad.

    Ahora bien, como ya se explicó, el hombre
    dedica la mayor parte de su tiempo a la
    actividad profesional (preparación, preocupación),
    tanto para obtener los satisfactores básicos como los de
    nivel más elevado consistentes en deseos, ambiciones y
    temores. El elemento compensatorio de toda esta actividad es
    el dinero,
    representado por sueldo, emolumento u honorarios, además
    de otros beneficios que, aunque no expresados en metálico,
    si contienen satisfactores que pueden ser convertibles o
    equivalentes.

    El cumplir con las condiciones dentro de las cuales
    el trabajo
    profesional ha sido contratado, y el percibir un sueldo por el
    mismo, se pone al servicio de
    otros el "saber hacer", pero de ninguna manera la dignidad
    humana. El sueldo o salario no compra
    al hombre, solamente compra las habilidades del hombre. La
    persona no está obligada a desempeñar funciones que no
    estén de conformidad con la escala de
    valores
    morales que respalden su condición de profesional
    digno. Es algo así como comprometer lo que antiguamente se
    conocía como el honor.

    Los deberes profesionales no comienzan al recibir el
    Diploma o el Título. Desde el mismo momento en que se
    decide la actividad profesional que se va a ejercer el individuo
    adquiere una responsabilidad moral muy especial. El estudiante
    de una determinada profesión no puede sustraerse a los
    deberes que corresponden a la misma, alegando que aún no
    la ejerce, ya que en el momento en que empieza a estudiar, se
    obliga a los deberes que la misma profesión ha
    establecido.

    La ciencia, por
    muy vasta y profunda que sea, no implica en quien la posee,
    idoneidad, o sea la aptitud para el ejercicio de la
    profesión, a modo de ejemplo tomamos el caso en que un
    impedimento físico obstaculizara el normal desempeño de la profesión. Si
    ésta falta de idoneidad se produce cuando ya está
    desempeñando la actividad, es ético que considere
    retirarse.

    El requisito mas difícil de detectar es la
    vocación, o la inclinación del espíritu
    hacia una actividad que produce en el sujeto satisfacción
    y gusto, generalmente supone ciencia e idoneidad, pero no siempre
    es así. La ciencia, a
    veces origina la vocación, otras, la vocación lleva
    a la adquisición de la ciencia. En
    pocas profesiones, la vocación es tan importante como en
    la tarea educadora.

    Difícilmente se puede estar enseñando y
    educando durante mucho tiempo si se
    carece de vocación; pero lo mas pernicioso es que la falta
    de vocación se refleja en casi todas la conductas
    habituales del docente.

    El educador es una autoridad en
    sentido científico, y debe transmitir sus conocimientos
    con veracidad, puesto que sus alumnos están dispuestos a
    creer lo que el les diga respecto a una amplia gama de
    temas.

    La conciencia de la
    responsabilidad no se adquiere al ingresar en el profesionalismo
    sino que va naciendo y creciendo con el desarrollo
    paralelo de la inteligencia y
    de la voluntad.

    El tema de la responsabilidad del educador ante los
    fines de la educación
    está plasmado en la "Recomendación relativa a la
    situación del personal
    docente"

    Aprender a conocer, aprender a actuar, aprender a vivir
    juntos y aprender a ser son los cuatro pilares que la
    Comisión de la UNESCO ha señalado e ilustrado como
    bases de la educación.

    Aprender a conocer. Dada la rapidez de los
    cambios provocados por el progreso científico y por las
    nuevas formas de actividad económica y social, es menester
    conciliar una cultura
    general suficientemente amplia con la posibilidad que los
    estudiantes ahonden en un reducido número de materias, de
    modo de alcanzar adecuados grados de especialización en
    áreas ocupacionales específicas.

    Aprender a actuar. Más allá del
    aprendizaje de
    un oficio o profesión, conviene en un sentido más
    amplio, adquirir competencias que
    permitan hacer frente a nuevas situaciones y que faciliten el
    trabajo en
    equipo. Estas competencias y
    calificaciones pueden adquirirse más fácilmente si
    los estudiantes tienen la posibilidad de ponerse a prueba y de
    enriquecer su experiencia participando en actividades
    profesionales de diverso orden, mientras cursan sus estudios.
    Esta situación permitiría el desarrollo de una
    formación polifuncional en un área determinada,
    vale decir, no se prepara para un puesto de trabajo (que con el
    rápido avance de la tecnología puede
    desaparecer), sino que se le brinda la posibilidad de movilizarse
    dentro del área ocupacional.

    Esto justifica la importancia cada vez mayor que
    debería darse a las diversas formas posibles de
    alternancia entre la escuela y
    el trabajo, o
    la que tiene la realización de pasantías en las que
    los estudiantes deben poner a prueba las capacidades y
    competencias adquiridas.

    Aprender a vivir juntos. Es aprender a
    desarrollar el
    conocimiento personal aceptando el enriquecimiento
    proveniente de los saberes y experiencias de los demás y
    brindando los propios de modo de crear una nueva mentalidad que,
    basada en la aceptación de nuestra mutua interdependencia
    y en los riesgos y los
    desafíos del futuro, impulse la realización de
    proyectos
    comunes que tengan por objetivo el
    mejoramiento de la calidad de
    vida.

    Aprender a ser. El siglo XXI exigirá a
    todos una mayor capacidad de autonomía y de juicio, que va
    a la par del fortalecimiento de la responsabilidad personal en la
    realización del destino de la humanidad.

    Otro aspecto a tener en cuenta es que la sociedad ha
    perdido la sensibilidad solidario, debido a las crisis
    ideológicas, las mutaciones culturales, las dictaduras
    militares, la cultura de
    mercado, etc, han
    llevado al individuo a replegarse sobre sí mismo en la
    búsqueda de su propia identidad.

    La solidaridad:

    responde a la realidad antropológica de la
    persona humana.

    se construye a partir de la empatía y se hace
    realidad en el compartir.

    es la síntesis
    ética entre el amor y la
    justicia.

    reconoce la igualdad
    fundamental de todas y cada una de las personas humanas, junto al
    respeto mutuo por
    las diferencias.

    busca la eficiencia al
    servicio de la
    persona y la superación de sus problemas.

    Una verdadera y auténtica cultura de la solidaridad
    significa una preocupación de todos los miembros de una
    sociedad para que aquellos que no gozan de su bienestar ni
    participan de sus decisiones, sean considerados partícipes
    activos.

    Esto no significa una mentalidad paternalista sino una
    dinámica de ayuda para la superación
    y el cambio de
    aquellos que lo necesitan.

    Además, todo individuo tiene derecho a la vida
    que se relaciona y complementa con el derecho a la libertad y la
    seguridad. La
    libertad de
    cada individuo es la que otorga a la vida humana una dignidad
    especial. La vida de cada persona tiene un valor por
    sí mismo que nadie tiene derecho a revocar. La vida
    individual es un proyecto que se
    llenará de contenidos; cada uno lo diseñará
    según criterios mas o menos éticos.

    La dignidad obliga a considerar a cada persona como un
    "fin en sí mismo" y no sólo como un objeto
    susceptible de manipulación por otros. Es a lo que aspira
    la justicia: a
    que la dignidad sea un bien para todos.

    En estos tiempos, la manía de la unidad nos ha
    impedido aceptar de buen grado, lo diverso.

    En la práctica cotidiana, éstas
    diferencias se toleran mal, considerándose como buenas las
    propias y no tan buenas las ajenas.

    La Tolerancia bien
    entendida es una expresión de la moral mínima
    exigible a un ser humano, que ponga freno al egoísmo que
    impide ver al otro con compasión. Compasión en el
    sentido de sentir lo que el otro siente y entender su forma de
    comportarse. La dificultad de aceptar al otro como es, se da a
    todos los niveles desde lo más cotidiano del entendimiento
    entre culturas e ideologías distintas.

    Los motivos o las razones de la intolerancia son
    variados: pueden ser de creencias y opiniones de diferencias
    económicas, de diferencias físicas. Es sabido que
    no hay razones objetivas para excluir a nadie de la
    categoría de ser humano. No obstante, las exclusiones
    están ahí y existen cínicas justificaciones
    para ellas.

    Son problemas
    diferencias que exigen respuestas e intentos de solución
    diferente. La lucha contra los prejuicio es, en cambio, un
    problema de la educación y la
    cultura.

    La práctica de la tolerancia es el
    respeto a la
    libertad de cada cual a ser como quiere ser. Este respeto debe
    estar unido a la exigencia de que no se pierdan los principios
    que deben tener valor
    universal.

    La tolerancia, no ha de confundirse con la indiferencia
    que acabaría siendo la negación en la ética
    misma. No todo debe ser tolerado. El objeto de la tolerancia son
    las diferencias inofensivas que no atentan contra la dignidad
    humana.

    Los derechos universales son el
    límite.

    Los educadores son delegados y deben mantener una
    estrecha y cordial relación con la familia de
    los alumnos,

    La familia y la
    escuela
    constituyen una comunidad
    educativa cuyo centro es la familia y
    cuyo fin es el desarrollo de los valores
    positivos de la persona, niño o adolescente.

    Basándose en que la familia es
    la
    célula de la sociedad política, y de que la
    estabilidad familiar es la condición para la estabilidad
    del país, se forman ciertas asociaciones muchas veces
    poderosas denominadas "Sociedades
    Cooperadoras", que cumplen tareas supletorias que
    corresponderían al estado. La
    labor docente en cuanto a las cooperadoras, es apoyarlas,
    difundirlas y favorecerlas, convencidos de que el trabajo en
    conjunto de docentes y familia redundará en bien de los
    alumnos.

    El bienestar nacional debe ser prioridad para el
    gobierno
    nacional y los gobiernos provinciales. Si la familia es la
    célula de
    la sociedad política, que es la
    Nación,
    educar al niño y al adolescente es educar a la Nación.
    Así, el buen o mal pasar nacional, dependen de la educación que reciben
    los niños y
    la juventud.

    Los educadores son delegados y deben mantener una
    estrecha y cordial relación con la familia de los alumnos,
    para colaborar con ella en los pedidos que les haga,
    concernientes al desarrollo de su hijo, y para que ella colabore
    con los educadores en el mismo sentido. Así, esta
    colaboración mutua, afirma al educando respecto de lo que
    debe hacer y de lo que debe evitar. Debe haber una fluida
    comunicación entre docente y familia, ya
    que los dos se ayudan mutuamente al dar a conocer características propias del alumno en
    cuestión, las que ayudan a evaluar a la persona y
    así realizar la mejor tarea posible
    educándolo.

    La familia y la escuela constituyen una comunidad
    educativa cuyo centro es la familia y cuyo fin es el desarrollo
    de los valores
    positivos de la persona, niño o adolescente.

    Basándose en que la familia es la célula
    de la sociedad política, y de que la estabilidad familiar
    es la condición para la estabilidad del país, se
    forman ciertas asociaciones muchas veces poderosas denominadas
    "Sociedades
    Cooperadoras", que cumplen tareas supletorias que
    corresponderían al estado. Se
    hallan en algunos establecimientos educacionales, sobre todo en
    las grandes ciudades, organizadas y sostenidas personalmente por
    padres de algunos alumnos, con generosa dedicación. La
    labor docente en cuanto a las cooperadoras, es apoyarlas,
    difundirlas y favorecerlas, convencidos de que el trabajo en
    conjunto de docentes y familia redundará en bien de los
    alumnos.

    El bienestar nacional debe ser prioridad para el
    gobierno
    nacional y los gobiernos provinciales. Si la familia es la
    célula de
    la sociedad política, que es la Nación, educar al
    niño y al adolescente es educar a la Nación.
    Así, el buen o mal pasar nacional, dependen de la
    educación que reciben los niños y
    la juventud.

    Es en la escuela donde debe inculcarse la conciencia
    política, sobre bases éticas; la conciencia social,
    sobre bases tradicionalmente cristianas. Así el ciudadano
    adulto tendrá capacidad suficiente para elegir bien a sus
    gobernantes honestos, que con leyes honestas y
    conducta personal honesta conduzcan honestamente los destinos de
    la Patria.

    Es en la escuela donde debe inculcarse la conciencia
    política, sobre bases éticas; la conciencia social,
    sobre bases tradicionalmente cristianas. Así el ciudadano
    adulto tendrá capacidad suficiente para elegir bien a sus
    gobernantes honestos, que con leyes honestas y
    conducta personal honesta conduzcan honestamente los destinos de
    la Patria.

    Compromiso
    Ético

    Sabiendo que el docente es un profesional, debe
    contemplar ciertos requisitos y cualidades Éticas y
    morales que se exigen para ejercer honestamente su
    profesión.

    Consideramos que una verdadera transferencia didáctica se logra cuando lo
    enseñado se convierte en un feliz aprendizaje.

    El objeto de la ética profesional es mucho
    más amplio de lo que comúnmente se supone. No es
    otra cosa que preguntarse (como docente, profesor, pedagogo,
    licenciado) frente a su alumno(a), a la sociedad y al
    país. "¿estoy haciendo con mi trabajo lo propio que
    beneficia a este alumno(a), lo necesario que beneficia a la
    sociedad donde estoy inserto, lo trascendente para mi país
    y para la raza humana?." Consecuencialmente, ¿estoy
    participando de lo que tengo derecho?. Una confianza que se
    entrega a una conciencia, a una conciencia
    profesional.

    A manera de conclusión consideramos más
    específicamente algunos aspectos que a nuestro parecer
    comprometerían un ideal de perfil docente.

    Ética y
    Transposición

    Para lograr esto, un docente deberá tener todas
    las cualidades éticas enunciadas
    precedentemente.

    El educador deberá conocer los métodos
    científico y pedagógicos modernos, pero
    además tendrá en cuenta la historia de su
    profesión, una actitud seria,
    sensata, equilibrada y libre de prejuicios consistiría en
    extraer de los hechos y principios sustanciales que le presenta
    la historia de la
    educación, aquellos valores que
    por su sólida racionalidad, resisten los embates de todos
    los tiempos, para seguir educando en esos valores.

    Señalar los defectos didácticos y
    metodológicos para evitarlos en el ejercicio de su
    profesión.

    Deberá salvar los sanos principios
    filosóficos de la educación y así eliminar
    los erróneos, actualizar los instrumentos técnicos,
    siguiendo el cambio de los tiempos en la medida que juzgue
    necesario para ayudar a perfeccionar y agilizar la acción
    educadora sin desmedro de la finalidad a que apunta la
    educación libre.

    Debe adoptar una actitud
    crítica con respecto a su metodología y práctica perdiendo
    evaluar y revalorizar los contenidos y formas de enseñanza. Un docente conciente de su
    dignidad humana, valorará la dignidad de sus semejantes
    fomentando a generar libremente proyectos
    individuales de características éticas y
    morales.

    El educador debe cumplir con todo aquello que sea
    necesario para formar al educando con honestidad
    intelectual, o sea: buscar, aceptar, amar, vivir y transmitir la
    verdad.

    La única verdad, éticamente hablando, es
    que siempre que se debe decir la verdad, hay que decir la
    verdad.

    La obligación del educador consiste en formar al
    educando para que sea un digno miembro de la sociedad en que
    vive, para que sepa actuar como integrante de la comunidad
    política, como gobernado o gobernante

    El docente así tiene obligación de educar
    al alumnado con los valores esenciales de la nacionalidad, pero
    sin tomar posiciones extremistas; con la tradición y la
    herencia
    cultural, pero sin cerrarse en los adelantos modernos; con el
    legado de nuestras gestas históricas, de la
    cosmovisión occidental y cristiana que nos legaron
    nuestros mayores, ellos deben inculcar en sus alumnos un
    acendrado patriotismo, ese patriotismo que consiste sobre todo en
    defender a la Patria no sólo de enemigos exteriores, sino
    también de los enemigos interiores que amenazan su
    libertad, socavan su economía y corrompen
    el ejercicio de la función
    pública.

    Una enorme responsabilidad pesa sobre los hombros de los
    educadores. Son responsables de sus palabras, del tono con que
    las dicen; de sus silencios, de sus gestos, de los contenidos de
    sus enseñanzas, de las experiencias en las que hacen
    participar a los educandos, de los ejemplos que dan con su propia
    conducta, de su vida pública. El niño y el
    adolescente ven muy alto al maestro o al profesor, lo admiran, lo
    idealizan y el docente debe ser conciente de todo eso.

    Por lo tanto, el docente debe ser responsable en el
    sentido de tener la capacidad de tomar en su propio nombre una
    decisión que compromete el futuro y de tomar a su cargo
    las consecuencias verdaderas de un acto. No será
    responsable del alumno, sino con él de un bien
    común.

    Si no se logra esto, el docente no será culpable,
    sino incapaz ante la sociedad, pero en su conciencia moralmente
    culpable.

    Toda persona que aspira a entrar a la carrera docente,
    tiene la obligación de un examen de conciencia que valore
    su equilibrio
    psicofísico y que sepa organizar las demás
    manifestaciones de su conducta.

    En equilibrio
    psicofísico supone un firme dominio de la
    función
    volitiva sobre los sentimientos, las emociones, las
    palabras, los gestos y los movimientos del cuerpo en general. El
    educador tiene la obligación de ofrecer en sí mismo
    el ejemplo de lo que enseña, manifestándolo en lo
    corporal mediante el decoro, adecuándose a las
    circunstancias de lugar y tiempo. Debe poner cuidado, entonces,
    en su aseo personal, su forma de vestir, su voz, su vocabulario,
    etc.

    Cuando un docente se inicia en su profesión, un
    impulso vital arrasa con todas las dificultades que salen al
    paso, y lo llevan a la perseverancia en el obrar bien, que
    éticamente debe mantenerla durante toda su carrera
    educadora.

    El educador no debe ser indefinido respecto a los
    problemas vitales que afectan a la existencia y al quehacer del
    hombre. Para esto debe tener su propia cosmovisión para
    tomar una postura acerca del origen y sentido de todo el Universo, pero
    no una visión de naturaleza
    científica, sino filosófica para que cuando el
    alumno lo interrogue, pueda dar respuestas y servir de
    guía.

    El maestro-educador tiene la obligación de estar
    informado de los principales movimientos que obedecen a
    determinadas concepciones filosóficas sobre la
    educación.

    Cuando se sorprenda a sí mismo en un error o
    ignorancia, estará éticamente excusado, teniendo en
    cuenta la limitación humana, si tiene la sana humildad de
    reconocer su error y consultar a sus colegas.

    En el caso que fuera consultado por temas expuestos por
    un colega, por ética profesional, debe mantener el respeto
    hacia el otro sin emitir juicios de valor frente al alumno, en
    ese caso, se puede plantear el tema con el colega.

    Debe ser solidario al conocer las diferencias culturales
    de su entorno, tratando de transmitir sus conocimientos en forma
    humanista e igualista, ayudando a que sus alumnos logren el
    razonamiento que los llevará a la superación de la
    condición que la diferencia cultural, (restándole
    oportunidades de tener una vida digna) y no razonando por
    ellos.

    La tolerancia en el ejercicio de la docencia parte de la
    interiorización de los derechos universales
    considerándolos como el límite entre lo tolerable y
    lo intolerable.

    El docente debe tolerar las diferencias individuales,
    siempre que éstas no perjudiquen el buen desempeño
    grupal. Así logrará tener un grupo
    heterogéneo que generará propuestas innovadoras que
    apuntarán a un mismo fin educacional.

    Las conductas del docente deberán ser coherentes
    con sus enseñanzas, que no sólo se basen en
    conocimientos sino en modos de vida; esto lo otorga autoridad
    moral y hace que sus alumnos lo consideren un referente
    ético con autoridad en lo que enseña.

    Bibliografía
    Usada:

    Educar de Frigerio G .

    Los Valores de la educación de Tony
    Mifsud

    Los Valores un desafió Permanente de
    Ibáñez M.

    Ética y Deodontologia Docente de Ruiz
    D.

    Revista de Teología Latinoamericana.

    Aporte hacia un perfil docente para el siglo XXl de la
    Lic. Cecilia Trueba

    Trabajo de De odontología Pedagógica de Enrique
    Estrella

    La ética en el contexto educativo de Lic. Juan
    Kujawa Haimovici

    El presente trabajo fue realizado por :

    Analia Berreta

    Cecilia Brandoni

    Marcelo Giulietti

    Graciela Ponce de León

    Alicia Testa

    En el marco de la materia
    "Perspectiva Filosófico Pedagógica" del 1er
    año del Profesorado de Matemática.

    Técnico Electrónico y en
    Telecomunicaciones

    6to año de Ingeniería en electricidad
    1er año del profesorado de matemática

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