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Policía y Comunidad




Enviado por rmcheves



    1. Cuadro de
      Situación.
    2. Profundización.
    3. Corolario.
    4. Referencia
      Bibliográfica.

    I. Introducción.

    Fortalecer las relaciones con su mandante que es la
    Comunidad, es
    un tema central, al cual nos dedicaremos muy especialmente. Por
    ello, veremos algunos aspectos a tenerse en cuenta, que
    representan las bases de la Policía Comunitaria, una
    propuesta y práctica necesarias, que en términos
    generales no son nuevas en Latinoamérica, sino olvidadas y/o relegadas
    a un segundo plano.

    Pero esta Policía Comunitaria, para no quedar
    fuera de contexto, aislada y fracasar; debe accionar en el marco
    de toda una Gestión
    Comunitaria en Seguridad, que
    implica la integración de su personal como la
    disposición de sus medios, en los
    programas de
    trabajo con participación (que no necesariamente son los
    foros o consejos vecinales), tendientes a la reducción de
    la vulnerabilidad social de la población, fundamentalmente aquélla
    en especial y delicada situación de riesgo. Esto es
    muy importante para el cumplimiento eficaz y eficiente de su
    misión,
    pues le brindará una progresiva asociación con el
    grupo
    sociocomunitario de pertenencia que le da origen, legitimidad y
    sustento.

    II. Cuadro de
    Situación.

    Se:

    • Acercará la Institución policial a
    los barrios.

    • Fortalecerá la confianza del vecino con la
    Policía.

    • Facilitará la llegada del vecino a la
    autoridad
    policial.

    • Receptarán las inquietudes vecinales
    para el futuro accionar policial. Unidades de
    asesoramiento.

    • Construirán modelos de
    prevención del delito, acordes
    con cada barrio.

    • Cumplirán tareas de supervisión y no exclusivamente de
    represión.

    • Transformará el Perfil del Policía
    Típico real en ideal. Persona
    situada.

    III.
    Profundización.

    Las relaciones con la comunidad es una
    de las principales funciones que la
    policía debe llevar a cabo para la prevención del
    delito y la
    protección ciudadana. Por ello estarán
    convenientemente programadas y formando parte importante de la
    planificación general de cada agencia
    policial.

    La Policía debe abandonar su tradicional
    aislamiento y abrirse a la Comunidad, desde una
    modificación edilicia de sus bases operativas,
    transformándolas en dependencias más receptivas a
    la concurrencia de los vecinos y no exclusivamente para la
    entrada y salida de delincuentes, hasta una fluida vida de
    relación entre los vecinos y sus funcionarios. Y esto se
    logra, caminando por los barrios, conversando con la gente,
    conocerla y demostrarle que una de las formas de
    prevención del delito es también reconocerse como
    parte, y estar para velar por ella.

    Los titulares de estas dependencias, responsables de la
    protección ciudadana, se apoyarán en las diferentes
    entidades, asociaciones, clubes, etc., de cada barrio, llegando
    inclusive a considerar la posibilidad o necesidad de fijar
    periódicamente su despacho en las mismas para escuchar y
    receptar las inquietudes y opiniones vecinales, respecto al
    accionar policial como para la ejecución de
    medidas.

    En su condición de operador de contacto y
    referencial, la policía, representada por sus funcionarios
    que cumplen servicios en
    las diferentes dependencias, participará inexcusablemente
    de las actividades escolares, sanitarias y/o vecinales en general
    como parte misma e importante de su función
    policial cotidiana. Recíprocamente, tiene necesariamente
    que compartir y hacer conocer algunos aspectos de su vida y labor
    institucional con los escolares; autoridades de educación, de la
    salud, de las
    organizaciones
    no gubernamentales como de los vecinos en general, mediante
    reuniones regulares de carácter
    social.

    De esta manera, se irá construyendo el despliegue
    policial barrial que ya no será de diseño
    policial exclusivo sino producto de la
    interacción con los vecinos e instituciones
    intermedias, permitiendo la puesta en marcha de un modelo
    diferente de prevención, en función de
    cada área, flexible y sustentable.

    Entonces, los vecinos, per se o, a través de sus
    distintas asociaciones barriales o profesionales, además
    de comprobar el fácil acceso a la Policía, se
    constituirán en sus potenciales unidades de asesoramiento
    con lo cual, fortalecerán también su
    confianza.

    Recuerdo que a fines de 1993, un colega de
    Policía me solicita al menos un ejemplo de cómo
    llevar a la práctica la tan aparentemente teórica
    relación Policía-Comunidad. La respuesta fue
    inmediata y le dije entre otras alternativas:

    1) ¨… se puede comenzar con la elección de
    una escuela primaria
    del área de responsabilidad; tomando contacto con su autoridad y
    para su próximo festejo escolar, enviar la bandera con el
    abanderado y la escolta de la dependencia policial a los actos
    que correspondan.¨;

    2) ¨… se selecciona personal de la
    dependencia para que periódicamente tome contacto en aula
    con los chicos de la escuela y en
    conjunto conversen sobre temas de seguridad.¨;

    3) ¨… nada impide que al menos una vez por semana
    o mes, o periódicamente, el titular de la dependencia
    policial constituya despacho en diferentes sociedades de
    fomento de su ámbito de responsabilidad para atender a la gente y resolver
    desde el mismo terreno o al menos contener, los problemas que
    se le planteen y/o la realización de trámites
    varios con el propósito de evitar su concurrencia a la
    dependencia policial.¨;

    4) ¨… indicarle al personal policial que en
    oportunidad de patrullar los barrios, se detengan con frecuencia
    a conversar con la gente y responder sus
    preguntas.¨;

    5) ¨… concientizarse que el lugar del funcionario
    policial es preponderantemente en la vía pública y
    en permanente contacto con la comunidad y no en los despachos u
    oficinas de las dependencias policiales.¨.

    Cada dependencia policial conocerá su real Perfil
    del Policía Típico, elaborado profesionalmente y
    que en la mayoría de los casos no se ajusta a las
    necesidades comunitarias ni a las institucionales pero que es
    remediable. A partir de lo señalado, la interacción
    con los vecinos dará pautas de orientación que
    permitirá convertir ese perfil real, en el ideal para que
    los funcionarios policiales sean verdaderamente personas
    situadas, es decir, quienes están compenetradas con el
    espíritu comunitario, brindándoles una eficaz y
    eficiente protección a la vez que colaborando en su
    desarrollo y
    progreso. Tradicionalmente ha imperado un perfil policial, que
    nos muestra a un
    funcionario recio y duro como osadamente agresivo; claro, tiene
    que responder al modelo
    hegemónico, donde el ciudadano común, o es
    delincuente o puede serlo con lo cual le permitirá actuar
    en un espectro de permanente desconfianza (que por supuesto; fue,
    es y será recíproca); pero en realidad necesitamos
    y pretendemos que nuestro agente policial, sea una persona de
    notable sensibilidad y receptiva, para actuar fácil y
    convenientemente en un tejido social, donde la población en general puede ser
    víctima del delito, o si lo es, responder con suficiente
    capacidad de contención para reconfortarla.

    Muchos barrios en América
    Latina se han organizado en torno a su
    necesidad de seguridad integral y ante la persistente conducta
    delictual y la desidia oficial, en particular, la policial.
    Aunque no sea novedosa, la constitución de foros, asambleas o consejos
    barriales, orientados a la seguridad y conformados a nivel
    ciudad, es sin lugar a duda una medida necesaria que el Estado debe
    fomentar pero sin desgastar, como instrumento independiente y de
    apoyo a la gestión
    legislativa, a la vez que permite el
    conocimiento de la realidad criminológica y de las
    posibilidades del sistema policial.
    Muchas experiencias de esta clase, no tuvieron éxito
    pues manifestaron un componente ideológico muy fuerte y
    emparentado con las fuerzas políticas
    locales de cada país, tanto del oficialismo como de la
    oposición que desvirtuaron su cometido pues se dedicaron a
    lograr espacios de poder,
    llevándolas al fracaso.

    Ahora bien, debe tenerse también en cuenta, que
    nada impide, mediante un pensamiento
    analógico, la constitución de foros de asistencia a la
    gestión gubernamental con incumbencia en diferentes
    áreas de interés de
    la sociedad, como
    foros de salud, foros
    de educación,
    foros de trabajo, foros de acción social, etc.

    Cuando la gente se agrupa alrededor de un tema de
    interés, mediante un foro, asamblea o consejo por
    ejemplo, es fundamentalmente porque no tiene respuesta oficial
    que la satisfaga acerca del mismo, y consecuentemente, existe
    algún sector del Estado que no
    esta funcionando como debiera. Esto quiere decir, que el
    ciudadano no está recibiendo respuestas ni representado
    convenientemente por quienes integran los cuerpos legislativos de
    nivel local, provincial-estatal o nacional; por lo cual, amerita
    un compromiso oficial de seriedad donde no cabe la mentira o el
    juego con la
    comunidad, a la vez que cumplirse con las pautas que ésta
    fije, a través de tales consejos o foros y que
    éstos, no sean convertidos en la excusa estatal, ante su
    ineficacia de combatir el delito, de pretender que el vecino,
    además de llevar a cabo estos trabajos adicionales que
    implican el sacrificio de su descanso y tranquilidad, se haga
    cargo de una cuota importante de responsabilidad que no le
    corresponde. Entonces, los requerimientos formulados
    objetivamente por los vecinos como por ejemplo, en materia de
    personal policial, medios
    logísticos, etc., no deberán sufrir demoras bajo la
    excusa de no contarse con las partidas presupuestarias, porque en
    ello debió pensarse antes de haberlos convocado. Promover
    una convocatoria y constitución de foros o consejos
    comunitarios, ya sea por el tema de la seguridad o por cualquier
    otro, para luego no cumplirse con las exigencias y requerimientos
    que éstos formulen, provocará una situación
    por demás frustrante y de peores dimensiones que
    aquélla por la cual los convocara.

    Tampoco se propondrán y alentarán
    fáciles medidas salvadoras, sobre todo en períodos
    preelectorales como son las innecesarias creaciones de nuevas
    dependencias policiales, en cuyos funcionamientos se citan
    sentimientos e intereses comunitarios, pero que en la realidad y
    generalidad, no van más allá de la letra de la
    norma que las contempla, debido a la carencia de recursos que en
    el mejor de los casos, se obtienen segregándolos de otros
    elementos policiales. Por otra parte, estas creaciones por
    corresponderse con el perimido esquema de la eliminación
    de oportunidades por saturación de objetivos, no
    guardan relación con la disminución de la delincuencia
    con lo cual sostenemos que podrán construirse todos los
    elementos policiales que el presupuesto
    oficial y/o la ayuda comunitaria permitan; pero, si no se atacan
    las causas generadoras del delito, virtud a un sistema integrado
    de seguridad, además de una mala inversión financiera, el sentimiento de
    inseguridad de
    la población será incontenible. Muchas agencias se
    encuentran colapsadas en virtud de sostener un despliegue
    operativo estático y atomizado por la cantidad innecesaria
    de elementos policiales, cuando el futuro accionar policial no
    pasa por estos asientos fijos sino por la dinámica planificada de sus potencialidades
    humanas, logísticas y tecnológicas.

    Ahora bien, en este esquema, es conveniente que los
    funcionarios policiales cumplan preponderantemente tareas de
    supervisión social, además de las
    tradicionales tareas de represión del delito; y en esto,
    la estética cumple un papel
    preponderante. El funcionario policial, en sus relaciones con la
    comunidad para la prevención del delito, mantiene un
    cotidiano contacto, que lo convierte en su referente; su
    presencia y porte, su manera de pararse y caminar en la
    vía pública, su forma de contestar preguntas o de
    dirigirse por señas o palabras a las personas, su uniforme
    en cuanto a diseño,
    conservación y uso como el colorido, estado y
    mantenimiento
    de sus auxiliares logísticos (vehículos
    patrulleros, por ejemplo); es decir, su conducta y equipo
    en general; son partes fundamentales de tales actividades. El
    funcionario policial debe ser ante todo una persona con corazón y
    sentir a la gente y que ésta lo sienta a él como su
    protector, debe ganar su confianza y dejar de ser alguien
    inalcanzable o misterioso de quien se tiene reservas o temor al
    contacto. Por ello, la
    organización policial resguardará celosamente,
    mediante una adecuada capacitación y contralor, el manejo
    integral de la estética y las formas de relación
    pública, personal e institucional, por parte de sus
    agentes en todo momento y circunstancia del devenir comunitario,
    a la vez que evitará el deterioro o mal estado, la
    multiplicidad y diversidad de colores tanto en
    los uniformes como en los auxiliares logísticos, dado que
    inciden negativamente en la opinión de la
    población, la cual construye y define la imagen personal
    del profesional policial como la institucional, en función
    de tales presupuestos.
    Asimismo, esta diversidad en el vestir profesional, produce
    algunos inconvenientes en la rapidez que los administrados tienen
    que poseer para la identificación de quienes son sus
    servidores
    policiales y por otra parte, se pierde el concepto de
    uniformidad.

    IV.
    Corolario.

    Las relaciones Policía y Comunidad se apoyan
    necesariamente en las relaciones existentes entre Estado y
    Comunidad. En vano sería, promover y aún llevar a
    la práctica, políticas
    institucionales para mejorar la proyección comunitaria de
    la Policía; dentro de un espectro social deteriorado y en
    donde los diferentes gobiernos, impulsan y/o carecen de
    políticas de desarrollo o
    fomentan modelos de
    exclusión que, además de generar reclamos y
    conflictos,
    los mismos se dirimen y concluyen generalmente con la
    solución estatal de enfrentar en la vía
    pública, a la policía con su gente.

    Dicho esto, deben constituirse en el pilar fundamental
    en toda Planificación Policial y orientadas a
    evitar que desde ningún concepto, los
    vecinos ante su desesperación por estar o considerarse
    desprotegidos, adopten actitudes o
    ejecuten acciones de
    índole policial de impredecibles consecuencias. Estas
    acciones, van
    conformando una política criminal
    informal y de hecho sumamente perjudicial para el bienestar
    social, dentro del cual se ubica la seguridad. Una típica
    medida es la compra de armas de fuego
    por los particulares que deriva en su portación,
    exhibición y uso, circunstancia que debe neutralizarse
    severamente a la vez que generar un programa de
    recuperación del armamento en poder de la
    ciudadanía.

    Referencia
    Bibliográfica.

    Cheves, Raúl Marcelo; Policía en naciones Unidas
    II, Segunda Edición Actualizada (2000).

    Por

    Raúl Marcelo Cheves

    www.way.com.ar/rmcheves

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