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La mejora continua de la gestión de la seguridad e higiene ocupacional



    La mejora continua de la gestión
    de la seguridad e
    higiene
    ocupacional

    Una propuesta
    teórica

    1. Resumen
    2. El enfoque estratégico
      como herramienta de dirección
    3. La Gestión de los Recursos
      Humanos en el marco del enfoque
      estratégico
    4. La gestión de la
      Seguridad e Higiene Ocupacional. Enfoques teóricos
      actuales
    5. La mejora continua y la
      gestión de la Seguridad e Higiene
      Ocupacional
    6. Evaluación del
      desempeño mediante indicadores de
      gestión
    7. Mejoramiento continuo de
      la condiciones de trabajo. Factor clave para la gestión
      de la Seguridad e Higiene Ocupacional
    8. Factores que inhiben la mejora
      continua de la gestión de la Seguridad e Higiene
      Ocupacional en la empresa
    9. Nivel de recursos destinados para
      la Seguridad e Higiene Ocupacional
    10. Nivel de competencias en
      materia de Seguridad e Higiene Ocupacional
    11. Nivel de motivación por
      la Seguridad e Higiene Ocupacional
    12. Enfoques prácticos de
      gestión de la Seguridad e Higiene Ocupacional.
      Características y limitaciones
    13. Conclusiones

    Resumen

    Esta monografía
    tiene como finalidad el análisis de las principales concepciones
    teóricas que sustentan un modelo para la
    mejora continua de la gestión de la Seguridad e
    Higiene Ocupacional (SHO). Se inicia con la valoración
    de los criterios sobre el enfoque estratégico como
    herramienta de dirección pues este constituye una de las
    premisas fundamentales para la implementación del modelo.
    Se enfatiza, además, en la importancia del factor humano
    en la formulación e implementación de las estrategias por
    lo que resulta de gran importancia el estudio de los sistemas de
    Gestión de Recursos
    Humanos (GRH) que se reflejan en la literatura consultada.
    Posteriormente se analizan las concepciones teóricas
    actuales sobre la gestión de la seguridad y su integración con el sistema de GRH.
    Especial énfasis se hace al estudiar los diferentes
    enfoques sobre la mejora continua y se analizan los elementos que
    la caracterizan a la luz de su
    aplicación en el ámbito de la SHO. Por
    último se valoran las características y principales limitaciones
    de los programas de
    gestión de seguridad reflejados en la bibliografía.

    Palabras clave: Mejora continua, Seguridad e Higiene
    Ocupacional

    El enfoque
    estratégico como herramienta de
    dirección

    El cambio
    organizacional se ha convertido en uno de los conceptos
    más en boga en los últimos años, a partir de
    las condicionantes que el entorno agresivo y turbulento de hoy
    impone a las empresas.
    Múltiples modelos para
    conducir el cambio
    exitosamente se han reflejado en la literatura gerencial (Stoner,
    1984; Robbins, 1993; Menguzzato, 1991). La mejora continua,
    equipos autodirigidos, organizaciones
    inteligentes, reingeniería son ejemplos de las respuestas
    que la ciencia de
    la Dirección ha brindado para contribuir a dicha
    conducción.

    El hecho de que las organizaciones deban aprender a
    vivir en el cambio, anticipándose con decisiones
    transformadoras que permitan su supervivencia y desarrollo, en
    medio de un entorno tan turbulento y competitivo conduce a una
    concepción esencialmente estratégica de la gerencia. Este
    enfoque estratégico en la dirección aún no
    constituye una práctica generalizada en las organizaciones
    empresariales, donde enfrentar la urgencia y la dinámica permanentes no es asunto
    fácil (Certo, 1994; Boyett, 1999).

    En 1994 aparece publicado en español el
    libro de John
    Kay Fundamentos del éxito
    empresarial. El valor
    añadido de la estrategia, el
    autor señala que el éxito de una empresa
    radica en su habilidad para combinar las características
    singulares que posee una empresa, tales
    como reputación, estructura de
    relaciones, innovación, etc. Estas
    características debían ser combinadas de manera tal
    que estas fueran sostenibles e inapropiables y crear una ventaja
    a través del uso estratégico de estas lo que
    permitiría crear más valor añadido a
    la empresa
    (García Vidal, 2002). Esta consideración refuerza
    la importancia y actualidad de la utilización del enfoque
    estratégico en la dirección de las
    empresas.

    Este enfoque ha transitado por varias escuelas, desde la
    clásica (Chandler,1962) hasta la reciente basada en los
    recursos. El
    análisis de sus postulados permite extraer las principales
    áreas de convergencia sobre el pensamiento
    estratégico:

    • Abarca la
      organización y su entorno.
    • Es complejo, poco estructurado y asociado a
      decisiones no repetitivas.
    • Abarca tanto el contenido de las decisiones
      estratégicas como el proceso para
      ponerlas en práctica.

    El proceso de Dirección Estratégica
    comprende desde la creación de las estrategias como
    resultado integrado de las aspiraciones de la entidad, sus
    características, capacidades y limitaciones y los eventos
    potenciales favorables y desfavorables del entorno hasta la
    implementación consecuente. Varios autores (Blanco, 2000;
    Menguzzato, 1991; CCED, 2000) sugieren diversos enfoques
    metodológicos para el proceso de Dirección
    Estratégica, constatándose que la mayoría
    coinciden sobre las fases y contenidos de cada una de ellas de la
    forma siguiente:

    Fase 1 Planeación
    Estratégica

    • Formulación de misión.
    • Análisis interno y externo.
    • Fijación de objetivos.
    • Formulación de estrategias.

    Fase 2 Implementación de estrategias.

    Fase 3 Evaluación
    y control de
    estrategias.

    A continuación se hacen las consideraciones
    necesarias sobre estos elementos con vista a su
    utilización en el desarrollo de esta investigación. Según Hax(1992) se
    define como estrategia al proceso por cuyo intermedio se
    establecen la misión y objetivos básicos de la
    organización y de las restantes
    subdivisiones estructurales, es decir, mediante la estrategia la
    organización utiliza sus recursos para lograr sus
    objetivos. Según Stoner(1984), la misión de una
    organización es su finalidad específica que la
    distingue de otras de su tipo, siendo un concepto
    más limitado que el propósito, pues dentro de los
    límites
    amplios del propósito, cada empresa escoge su
    misión que puede describirse en términos del
    producto y
    mercado o del
    servicio y de
    la clientela a quien sirve. La declaración de la
    misión le proporciona a la empresa una dirección
    general. Constituye la base para determinar objetivos,
    estrategias y planes operativos y a largo plazo (Weihrich, 1990).
    Luego que una organización tiene definida su misión
    general es necesario que cada una de las subdivisiones que la
    compongan elaboren sus propias misiones, las cuales deben estar
    encaminadas en su conjunto al logro del objetivo
    supremo de la empresa.

    El éxito de este proceso depende en gran medida
    del factor humano y de los sistemas que posea la empresa para su
    adecuada conducción. Según Menguzzato (1991) el
    impacto del factor humano es determinante en la
    formulación e implementación de las estrategias. De
    ahí la importancia del establecimiento de sistemas de
    gestión estratégica de los recursos humanos que
    aseguren el adecuado desempeño de todos los integrantes de la
    organización y su compromiso con todas las acciones que
    se desarrollen y su integración armónica en la
    estrategia empresarial. Esta consideración constituye uno
    de los basamentos teóricos fundamentales de este
    trabajo.

    La Gestión de los
    Recursos Humanos en el marco del enfoque
    estratégico

    En la etapa actual de desarrollo de la humanidad en el
    campo de la dirección, las organizaciones se ven sometidas
    a retos, desafíos y presiones a los cuales tienen que
    responder con alto grado de creatividad y
    realismo. Los
    planteamientos resumidos en el Informe del
    Massachussets Institute of Technology, titulado: "Retos
    gerenciales para los años 90", indica que los directivos
    de las empresas estarían ciegos si no entendieran que el
    mensaje más importante de los años 90 es que el
    desafío más significativo está relacionado
    con las personas y no con la tecnología (Herrero,
    1995). Esto ha sido motivado por diversos factores tanto de orden
    económico, político, ecológico,
    tecnológico como social, entre los que por su
    repercusión cabe destacar la dinámica en la
    aplicación de los logros
    científicos-técnicos, que implican una
    extraordinaria reducción del tiempo que media
    entre los descubrimientos y su aplicación en la
    práctica social, lo que se traduce en cambios
    tecnológicos constantes quedando obsoletas las
    tecnologías muy rápidamente, por lo que se hace
    necesario contar con el personal apto
    para asumir estas tareas (Biosca, 1995; Pucik, 1997).

    Estos cambios que se operan afectan a los individuos,
    modificando rápida y totalmente su visión de la
    vida, sus valores y
    creencias, sus actitudes,
    expectativas y conductas, dándose una influencia
    recíproca entre los individuos y las organizaciones en las
    que se desempeñan.

    Todos estos aspectos, ejercen impacto inmediato o
    mediato en las organizaciones y necesitan ineludiblemente de una
    respuesta de adaptación a las nuevas condiciones en que
    deben operar. Es por ello que las empresas de éxito a
    nivel mundial, se ven obligadas a estar de alguna forma
    involucradas en algún tipo de proceso formal para mejorar
    su desempeño, estableciendo políticas
    y estrategias entre las que se encuentran: poner en primer
    término al cliente, cambios
    en las estructuras
    organizacionales, nuevos sistemas de dirección,
    nuevos sistemas de
    calidad y como el elemento humano es esencial en cualquiera
    de las respuestas anteriores, un lugar importante en estas
    políticas lo ocupa la gestión estratégica de
    los recursos humanos (Paez, 1991; Vásquez, 1988;
    González, 1994; Byrne, 1996; Galgano, 1996; Cuesta,
    1997).

    El sistema de Gestión de Recursos Humanos
    constituye un sistema cuya misión fundamental es concebir
    al hombre dentro
    de la empresa como un recurso que hay que optimizar a partir de
    una concepción renovada, dinámica y competitiva en
    la que se oriente y afirme una verdadera interacción entre
    lo social y lo económico. Esta concepción
    sistémica de la GRH concibe como su objeto a todas las
    decisiones y acciones directivas que afectan a la relación
    entre la organización y los empleados (Beer, et.al.,
    1989).

    Esto quiere decir que las funciones de la
    GRH tienen que estar interrelacionadas con las demás
    funciones de la empresa para asegurar que la empresa
    pueda:

    • Contar con trabajadores habilidosos, entrenados para
      hacer el trabajo
      bien, para controlar los defectos y errores y realizar
      diferentes tareas u operaciones.
    • Contar con trabajadores motivados que pongan
      empeño en su trabajo, que busquen realizar las
      operaciones de forma óptima y sugieran
      mejoras.
    • Contar con trabajadores con disposición al
      cambio, capaces y dispuestos a adaptarse a nuevas situaciones
      en la organización del trabajo y de la empresa
      (Páez, 1991).

    Un recurso humano con las características
    anteriores es imprescindible para que la empresa pueda hacer
    frente a todos los factores que condicionan su actividad y la
    obligan a adoptar programas de mejora en todas sus
    funciones.

    La GRH no es un fin en sí mismo, sino un medio de
    alcanzar la eficacia y la
    eficiencia de
    la organización, de ahí que el establecimiento de
    los objetivos de la organización (a corto, mediano y largo
    plazo) sea un factor determinante en la conducción de los
    recursos humanos en general y específicamente en la
    definición de sus políticas. Según Beer
    (1989) las políticas de GRH se estructuran en cuatro
    áreas: influencia de los empleados, flujo de recursos
    humanos, sistemas de trabajo y sistemas de recompensas dentro de
    la cual se encuentra el sistema de SHO formando parte de las
    compensaciones que recibe el trabajador.

    En los diferentes autores consultados se aprecia una
    percepción común acerca de las
    actividades claves que forman el flujo de recursos humanos, el
    cual se inicia por el inventario de
    personal y la evaluación del potencial humano (Harper
    & Lynch, 1991), seguido del análisis y descripción de cargos u ocupaciones,
    planeación de recursos humanos, reclutamiento,
    selección e integración inicial,
    evaluación
    del desempeño, formación-desarrollo y
    estimulación (Besseyre, 1990; Dessler, 1996; Páez,
    1991; Louart, 1994; Chiavenato, 1993; Cuesta, 1997;
    Gómez-Mejía, 1999). Entre estas actividades y la
    gestión de la SHO debe existir un alto nivel de
    integración que permita la garantía de condiciones
    de trabajo óptimas, contribuyendo de esta forma a que el
    recurso humano sostenga la competitividad
    de la organización (Velázquez, 1998). Los
    principales vínculos que garantizan la integración
    son los siguientes:

    • El diseño de los cargos incluye como
      elemento importante las condiciones de trabajo necesarias para
      el buen desempeño.
    • Para la selección del personal es necesaria la
      consideración de los riesgos a
      que estará expuesto el trabajador y se realizan los
      exámenes pertinentes.
    • En la evaluación del desempeño debe
      constituir un factor a evaluar el cumplimiento de las funciones
      y responsabilidades con respecto a la SHO.
    • La actividad de formación-desarrollo debe
      asegurar la adquisición de las competencias
      necesarias en materia de
      SHO.
    • El sistema de compensación debe considerar las
      mejores actitudes en cuanto a la SHO, además que la
      mejora continua de las condiciones de trabajo constituye una
      recompensa dentro del enfoque sistémico de esta
      actividad (Cuesta, 1997).

    La misión principal del área de recursos
    humanos es la gestión de recursos que se perciben cada vez
    más como primordiales en la batalla por la competitividad
    (Johnson, 1997), siendo necesario para ello no solo la
    adquisición de estos recursos, sino también su
    estimulación con el objetivo de optimizar los resultados,
    teniendo un gran aporte en este sentido la SHO; es por ello que
    los responsables de ambas áreas deben expresar más
    claramente que antes, su voluntad de participar de lleno en la
    elaboración de la estrategia de la empresa y que esta tome
    en consideración la implementación de adecuados
    sistemas de gestión de la SHO. Estos sistemas para que
    puedan responder a las exigencias del sistema de GRH y de la
    estrategia empresarial en general deben considerar las tendencias
    mas actuales que desde el punto de vista teórico y
    filosófico se han desarrollado a nivel nacional e
    internacional.

    La
    gestión de la Seguridad e Higiene Ocupacional. Enfoques
    teóricos actuales

    El sistema de Gestión de Seguridad e Higiene
    Ocupacional, como parte del sistema de GRH juega un papel
    directivo en el proceso de mejora de las condiciones de trabajo,
    por lo que se hace necesario clarificar sus metas en el contexto
    empresarial. Son muchos los autores que ofrecen definiciones en
    este sentido, tanto del ámbito nacional como internacional
    (Corrons, 1979; Castro, 1982; Viñas, 1987; Clerc, 1987;
    Goyenechea, 1994; Vaca, 1994; Chiavenato, 1993; Louart, 1994;
    Montero, 1995; García, 1986; Goetcsch, 1998; Walsh, 1999).
    A partir de este análisis para la presente
    investigación se definió la Gestión de la
    SHO como la función
    concebida, ordenada y establecida en una empresa que tiene por
    fin básico despertar, atraer y conservar el interés,
    el esfuerzo y la acción de todos los integrantes de la
    organización bajo un plan determinado
    para prevenir los accidentes del
    trabajo y enfermedades profesionales y
    la mejora sistemática de las condiciones de trabajo
    (Velázquez, 1998).

    De forma general el sistema de gestión de la SHO
    contribuye a la mejora de la Calidad de
    Vida en el Trabajo, entendiendo esta como el impacto que
    ejercen sobre los trabajadores tanto su marco profesional como
    los diversos entornos de su trabajo. Es importante, entonces, ver
    si estos últimos facilitan su acción, son
    gratificantes y contribuyen a implicar más al trabajador
    en la labor de su colectivo (Louart, 1994).

    Al objetivo de mejorar la calidad de vida
    en el trabajo y emplearla como fuerza
    movilizadora contribuyen también los enfoques del Marketing
    Interno (Quintanilla, 1991; Barranco, 1993) donde se aplican los
    conceptos de marketing clásico a la GRH, empleando como
    "producto" a promover y vender las condiciones que ofrece la
    organización a sus empleados para desarrollar su labor.
    Esta concepción también conlleva a la mejora
    continua de las condiciones de trabajo.

    A continuación se sintetizan los rasgos que desde
    el punto de vista teórico caracterizan a la gestión
    de SHO contemporánea y que permiten el cumplimiento de su
    misión.

    1- La gestión de la SHO se encuentra enmarcada
    dentro de los sistemas de GRH, formando parte del enfoque
    sistémico de las compensaciones, elemento este de gran
    importancia en lo referente al mantenimiento
    de un nivel de motivación
    adecuado en los trabajadores, pudiéndose apreciar este
    rasgo en el análisis realizado a los modelos propuestos
    por diversos autores para la GRH. (Besseyre, 1989; Beer, 1989;
    Werther y Davis, 1991; Chiavenato, 1993; French, 1995; Louart,
    1994; Dessler, 1996; Gómez-Mejia, 1999).

    2- La gestión de la SHO influye de forma
    significativa en la consideración del recurso humano como
    el factor competitivo más importante. Esto se debe a que
    el cliente ha adquirido un gran protagonismo, se ha vuelto muy
    exigente, presionando sobre el mercado para adquirir productos de
    mayor calidad y como consecuencia, el mercado presiona sobre la
    empresa, la cual trata de buscar la rentabilidad a
    toda costa. El recurso humano es capaz de accionar o impedir el
    desarrollo de los otros factores que determinan la rentabilidad,
    por lo que los niveles que se logren alcanzar, estarán en
    función del tratamiento del factor humano. Las condiciones
    de trabajo ocupan un lugar importante en este sentido, pues de no
    prestarle la debida atención se producirá un aumento de
    los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, trayendo
    consigo una disminución de la productividad,
    rompiéndose de esta forma la posibilidad de que la empresa
    pueda responder de forma exitosa a los requerimientos del
    mercado, de ahí la gran relevancia que adquiere en
    nuestros días el recurso humano (Denton, 1989; Dessler,
    1996; Seabrook, 1999).

    3- La gestión de la SHO es una inversión y no un costo, pues
    aunque la seguridad es básicamente humanitaria lleva
    afortunadamente ligada, aún cuando no se quiera, una
    indefectible ganancia económica para la empresa, ya que la
    prevención generalmente es más económica que
    la compensación, reforzando el criterio anterior de que
    constituye además un medio para lograr aumentar la
    productividad y calidad del trabajo. Las principales inversiones en
    seguridad se enmarcan en acciones ingenieriles, de
    formación, participación e información (Cavassa, 1996; Walsh,
    1999)

    4- La gestión de la SHO es una función
    integrada de la organización. Debido a que con el viejo
    estilo de la seguridad específica, en la práctica
    la responsabilidad se asignaba al departamento de
    prevención, sin embargo el mando y los medios se
    asignaban a otros departamentos, los resultados que se
    obtenían no podían ser satisfactorios,
    dándose con ello la necesidad de pasar a un nuevo enfoque
    (Seguridad Integrada), el cual consiste en concebir que la
    seguridad es intrínseca e inherente a todas las
    modalidades de trabajo, por lo que las responsabilidades de
    seguridad están en función de las competencias
    asumidas en el puesto de trabajo. El responsable del trabajo
    también lo es de la seguridad necesaria para realizarlo.
    Bajo este enfoque todos los procedimientos de
    operación deben contener las medidas necesarias para
    evitar daños personales y materiales y
    se deben definir las funciones de seguridad atribuidas a cada una
    de las áreas que conforman la organización,
    incluyendo los poderes y responsabilidades de cada uno. (MAPFRE,
    1992; Chiavenato, 1993)

    5- El objetivo del sistema de gestión de la SHO
    es contribuir a lograr la satisfacción laboral mediante
    la prevención de accidentes y enfermedades profesionales y
    la mejora continua y sistemática de las condiciones de
    trabajo, para favorecer al incremento de la productividad del
    trabajo (Louart, 1994; Cavassa, 1996).

    Estos son de forma general los rasgos teóricos de
    la moderna gestión de la SHO como se puede apreciar estos
    no consideran explícitamente la filosofía de la
    mejora continua como herramienta para el mejor desempeño
    del sistema de gestión de la Seguridad e Higiene
    Ocupacional. A continuación se hace una valoración
    de esta filosofía y los principales elementos que permiten
    su utilización en esta esfera.

    La mejora continua y
    la gestión de la Seguridad e Higiene
    Ocupacional

    El mejoramiento continuo, más que un enfoque es
    una estrategia y como tal constituye una serie de programas
    generales de acción y despliegue de recursos para lograr
    objetivos completos en todos los procesos en
    que se aplique. Múltiples son los modelos de mejora
    continua existentes en la realidad empresarial actual, la mayor
    parte de estos se asocian al mejoramiento de la calidad de
    productos o servicios pero
    de forma general sus pasos o etapas pueden ser aplicados a
    cualquier función o proceso empresarial que se desee
    perfeccionar (Pacheco, 1993). A pesar de las diferencias
    existente en cuanto a nivel de complejidad, número de
    pasos o etapas y técnicas a
    aplicar pueden observarse un conjunto de puntos comunes entre
    diferentes modelos de mejora continua.

    Desde el Método
    General de Solución de Problemas
    (considerado el más simple y antiguo) hasta los
    contemporáneos como el Programa
    Permanente de Mejoramiento de la Productividad (Pacheco, 1993);
    el Programa de Mejora de Jurán (1993); de Karl Albrech
    (1990); la Teoría
    de las Restricciones de Golddrat (1992); el Procedimiento de
    la Corporación Andina de Fomento (1991); y el proceso
    recomendado en las NC ISO 9004
    – 4 (1996) y el proyecto de norma
    del 2000 presentan como puntos comunes los siguientes:

    1. Carácter cíclico.
    2. Demandan participación activa y compromiso del
      recurso humano.
    3. Recorren el camino síntoma – causa
      – solución, reforzando la necesidad del diagnóstico.
    4. Contribuyen a la creación de una cultura
      organizacional.
    5. Marcado énfasis en el desempeño
      vinculado a los objetivos.
    6. Papel preponderante la dirección con un
      enfoque estratégico.
    7. Requieren del control y evaluación de los
      resultados mediante indicadores.

    Este análisis evidencia la necesidad del enfoque
    estratégico y de un sistema adecuado de GRH para la
    aplicación práctica de la filosofía de la
    mejora continua. Ambos aspectos fueron objeto de análisis
    en los epígrafes anteriores.

    Como se aprecia en los puntos comunes, se hace
    referencia a la necesidad del diagnóstico como punto de
    partida de los programas de mejora. La determinación de
    indicadores de
    gestión para la evaluación del desempeño
    del sistema constituye una herramienta importante con este
    fin.

    Evaluación del
    desempeño mediante indicadores de
    gestión

    El perfeccionamiento de cualquier proceso debe partir de
    un diagnóstico que permita determinar los principales
    problemas que afectan su desempeño. Diversos autores
    abordan la temática refiriendo la necesidad de establecer
    o diseñar indicadores, patrones o medidores que permitan
    apreciar el comportamiento
    del proceso (Chiavenato, 1993; Denton, 1985; Taggart, 1999;
    Birkner, 1999).

    Un indicador de gestión es la expresión
    cuantitativa del comportamiento o desempeño de una empresa
    o departamento, cuya magnitud al ser comparada con algún
    nivel de referencia podrá estar señalando una
    desviación sobre la cual se tomarán acciones
    correctivas o preventivas según el caso (Gómez,
    1991).

    En la determinación de indicadores de
    gestión se deben tener en cuenta los elementos
    siguientes:

    Definición: Esto significa darle un nombre
    al indicador y especificar como se realizará su cálculo.
    En esta definición se recomienda incluir los atributos que
    definirán dicho indicador (Alvarez, 1993).

    Objetivo de un indicador: Debe expresar el
    ¿para qué? se quiere utilizar el indicador
    seleccionado, expresa el lineamiento político, la mejora
    que se busca y el sentido de esa mejora (maximizar, eliminar,
    minimizar). El objetivo en consecuencia, permitirá
    seleccionar y combinar acciones preventivas y correctivas en una
    sola dirección. Esta combinación dependerá
    de la magnitud de los problemas y el momento (oportunidad) de
    intervención.

    Niveles de referencia de un indicador: El acto de
    medir se realiza a través de la comparación y esta
    no es posible si no se cuenta con una referencia contra la cual
    contrastar el valor de un indicador. Esa desviación es lo
    que realmente se transforma en el reto a resolver. Más
    aún, un mismo valor actual de un indicador puede
    señalar varios tipos de problemas si se compara contra
    diversos niveles de referencia (Rodríguez, 1991). Los
    niveles de referencia se fijan teniendo en cuenta algunos de los
    siguientes niveles: comportamiento histórico,
    estándar, teórico, requerimiento de los usuarios,
    competencia,
    consideración política,
    técnicas de consenso y planificado.

    Sistema de procesamiento y toma de decisiones:
    Dará respuesta a las preguntas ¿dónde
    medir?, ¿cómo medirlo? y ¿con qué
    medirlo? (Álvarez, 1993).

    Responsabilidad: Dará respuesta a las
    preguntas ¿quién lo mide? y ¿quién
    actuará en consecuencia con el resultado cuando hay
    desviaciones?.

    Periodicidad: Da respuesta a la pregunta
    ¿cuándo medirlo?, diario, semanal, mensual,
    etcétera; incluso en la realización del
    diagnóstico debe definirse cómo recoger la
    información.

    Los indicadores así diseñados pueden ser
    empleados en la evaluación del desempeño del
    proceso o sistema. Existen tres criterios comúnmente
    utilizados en la evaluación del desempeño de un
    sistema, los cuales están muy relacionados con la calidad
    y productividad del mismo (Pacheco, 1993; Gómez, 1991;
    López, 1993; Alvarez, 1994):

    La eficacia, valora el impacto de lo que se hace,
    del producto o servicio que se presta, muy relacionado con lo que
    se ha definido como calidad (adecuación al uso,
    satisfacción al cliente).

    La efectividad es la relación entre los
    resultados logrados y los resultados que se habían
    propuesto, y dan cuenta del grado de cumplimiento de los
    objetivos que se han planificado. La efectividad se vincula con
    la productividad a través del impacto en el logro de
    mayores y mejores resultados (según el objetivo), sin
    embargo adolece de la noción del uso de
    recursos.

    La eficiencia se utiliza para dar cuenta del uso
    de los recursos o cumplimiento de actividades en dos acepciones,
    la primera, como relación entre la cantidad de recursos
    utilizados y la cantidad de recursos que se había
    programado utilizar; la segunda como grado en que se aprovechan
    los recursos utilizados, transformándolos en productos. El
    concepto de eficiencia lleva a tener siempre presente la idea del
    costo a través del uso que se haga de los
    recursos.

    Estos criterios pueden ser aplicados en el campo de la
    SHO (Velázquez, 2000) de la siguiente forma:

    • Efectividad de la seguridad: Medida en que el
      sistema de SHO cumple con los objetivos propuestos en el
      período evaluado relacionados con la prevención
      de accidentes y enfermedades profesionales y el mejoramiento de
      las condiciones de trabajo.
    • Eficiencia de la seguridad: Medida en que el
      sistema de SHO emplea los recursos en el período
      evaluado y estos se revierten en la eliminación y/o
      reducción de riesgos y el mejoramiento de las
      condiciones de trabajo.
    • Eficacia de la seguridad: Medida en que el
      sistema de SHO logra con su desempeño satisfacer las
      expectativas de sus clientes
      (trabajadores y organización) en el período
      evaluado.

    Se hace necesario definir indicadores para cada uno de
    estos criterios, que permitan medir el desempeño de este
    proceso, los cuales deben de establecerse según los
    objetivos del mismo y estos a su vez responder a los objetivos
    generales de la organización.

    De la revisión bibliográfica efectuada,
    acerca de los sistemas de evaluación de la seguridad que
    se utilizan actualmente a nivel mundial, se debe destacar que la
    mayoría de ellos recurren a la utilización de dos
    parámetros fundamentales como son la frecuencia y la
    gravedad de los accidentes (Corrons, 1979; Denton, 1985; OIT,
    1988; Rodriguez, 1991 Chiavenato, 1993; Taggart,
    1999).

    Esto presenta dos inconvenientes principales: el primero
    es que los accidentes graves que causan incapacidad, no son lo
    bastante frecuentes y previsibles como para constituir un
    índice válido de la eficacia de un programa de
    seguridad (inclusive las lesiones más benignas, que
    requieren primeros
    auxilios o un tratamiento médico, aunque son
    más frecuentes, no proporcionan una base sólida
    para medir la seguridad, debido a las inexactitudes que abundan
    en las declaraciones y los informes de
    accidentes y a la índole subjetiva de la percepción
    de su gravedad); el otro inconveniente es que solo permiten una
    evaluación más relacionada con las consecuencias
    del problema que con los medios de evitarlo, y contribuyen poco a
    dilucidar lo que puede hacerse para que los accidentes no se
    reiteren. Debido a estos inconvenientes, es que se precisa
    diseñar otros indicadores que complementen la
    evaluación mediante los índices de frecuencia y
    gravedad, tan utilizados en otros países y establecidos
    por la legislación del país y que tengan un
    carácter más preventivo. Los
    indicadores para evaluar el desempeño del sistema de
    gestión de seguridad debe considerar en primer lugar los
    riesgos asociados a las condiciones de trabajo.

    Mejoramiento continuo de la condiciones de
    trabajo. Factor clave para la gestión de la Seguridad

    e Higiene Ocupacional

    La atención constante a las condiciones de
    trabajo para convertirlas en agradables y confortables, es una
    premisa que contribuye a conformar el escenario para que el hombre
    pueda trabajar y constituye uno de los elementos que influye en
    la insatisfacción laboral. En estudios realizados acerca
    de esta temática (López, 1994 y Álvarez,
    1993), se llegó a establecer un desglose de estas
    condiciones en cinco grupos, la cual
    de forma general responde a otras que aparecen en la literatura
    consultada (INCOHINSA, 1990; Gómez, 1994; OIT, 1988;
    Cavassa, 1996):

    • Condiciones de Seguridad (Se):

    1- Estado de las
    superficies de trabajo.

    2- Estado técnico de los medios de
    trabajo.

    3- Protección contra incendios.

    4- Protección contra riesgos
    eléctricos.

    5- Existencia y estado técnico de los medios de
    protección individual (MPI).

    6- Presencia de medios técnicos de seguridad en
    equipos.

    • Condiciones Higiénicas
      (Hi):

    1- Condiciones microclimáticas.

    2- Grado de contaminación.

    3- Niveles de ruido.

    4- Niveles de vibración.

    5- Niveles de iluminación.

    • Condiciones Ergonómicas
      (Er):

    1- Facilidad que ofrece el diseño para la toma de
    información.

    2- Facilidad que ofrece el diseño para ejecutar
    el control.

    3- Distribución de equipos, muebles y
    espacios.

    4- Carga física y
    mental.

    • Condiciones Estéticas (Es):

    1- Forma y color de los
    medios de trabajo.

    2- Distribución de los colores.

    3- Limpieza de los equipos de
    trabajo.

    4- Utilización de la música.

    • Condiciones de Bienestar (Bi):

    1- Servicios médicos.

    2- Instalaciones sanitarias.

    3- Suministro de agua
    potable.

    4- Custodio de bienes.

    5- Lugar de descanso.

    6- Alimentación.

    Estas condiciones existen objetivamente en los puestos y
    áreas de trabajo pero son percibidas por los trabajadores
    en función de sus necesidades individuales y de las
    características del trabajo que desarrollan. Por esto al
    estudiar la satisfacción de los trabajadores con las
    condiciones de trabajo debe valorarse la percepción que
    estos tienen sobre las mismas, quedando definidas las Dimensiones
    Esenciales (DE) asociadas a la satisfacción con las
    condiciones de trabajo de la forma siguiente:

    Seguras: Grado en que es percibido por el
    trabajador que en el ambiente de
    trabajo no existen riesgos (posibilidad de daño), o si
    existen, están debidamente controlados.

    Higiénicas: Grado en que es percibido por
    el trabajador que las condiciones ambientales no tienen
    afectación alguna para la salud o incluso, no afectan
    su concentración o su estado anímico.

    Estéticas: Grado en que el trabajador
    percibe un ambiente adecuado, limpio, armonioso, agradable, con
    un uso correcto de la decoración y colores, áreas
    verdes y otros elementos estéticos.

    Ergonómicas: Grado en que el diseño
    de equipos, herramientas,
    asientos, etcétera; se ajusta de acuerdo al propio
    criterio de los trabajadores, a sus condiciones
    psicofisiológicas. Es decir, no se siente fatiga derivada
    de estos elementos.

    Bienestar: Grado en que el trabajador percibe que
    la organización se preocupa de crear las condiciones
    necesarias para su correcto desenvolvimiento relacionadas con la
    política de recompensas de los recursos
    humanos.

    El diagnóstico de estas dimensiones constituye un
    arma poderosa como parte de una metodología de cambio, que en manos de una
    administración guiada por la
    búsqueda de constantes soluciones
    permite lograr el incremento de la productividad del trabajo. El
    criterio básico es el de que, si se introducen cambios
    guiados por los resultados de los valores de
    algunas de las DE (las críticas), las personas se
    sentirán satisfechas con las condiciones en que
    desarrollan su trabajo y con la labor del sistema de
    gestión de la SHO. De esta forma se obtendrán
    ganancias tanto en la productividad de la organización
    como en el bienestar personal de los trabajadores. Los
    indicadores de gestión al ser evaluados deben reflejar los
    problemas a resolver para lograr la mejora continua, la cual
    puede ser inhibida por tres factores fundamentales los cuales son
    analizados a continuación.

    Factores que inhiben
    la mejora continua de la gestión de la Seguridad e Higiene
    Ocupacional en la empresa

    Según Pacheco(1993) y Álvarez(1993) los
    factores que inhiben el desempeño adecuado de cualquier
    proceso son el Tener con que hacer, relacionado con los medios
    (tanto duros como blandos) de que se disponen para desarrollar
    las tareas; el Saber hacer, relacionado con las competencias
    necesarias para desarrollar el trabajo y el Querer hacer,
    relacionado con el nivel de motivación que posean los
    recursos humanos para desarrollar todas las tareas necesarias. A
    continuación se realiza una valoración de estos
    factores para el proceso de gestión de la Seguridad e
    Higiene Ocupacional (Pérez, 1997; Serrano,
    1999).

    Nivel de recursos
    destinados para la Seguridad e Higiene Ocupacional

    El tener con que hacer las cosas significa contar con
    los medios duros y blandos de trabajo que permitan obtener
    más y mejores resultados. Para el sistema de
    gestión de SHO los recursos pueden clasificarse como se
    muestra en la
    tabla 1.

    Clasificación

    Definición

    Facilidades administrativas

    Equipamiento que requiere el departamento
    funcional, como son: archivos, sillas, mesas, murales,
    pancartas, papel, material para dibujo, entre otros.

    Medios de seguridad

    Equipamiento y recursos materiales necesarios
    para la protección de los trabajadores y la toma
    de medidas técnicas. Entre ellos se encuentran:
    medios de protección individual (MPI), donde se
    incluyen botas, guantes, cascos, orejeras, gafas, fajas
    de seguridad, equipos impermeables, entre otros y medios
    de protección colectiva (MPC), donde se incluyen
    los sistemas de iluminación, ventilación,
    cubiertas protectoras, equipos de protección
    contra incendios, etcétera.

    Presupuesto financiero

    Recursos monetarios que son asignados al sistema
    de gestión de SHO para su uso.

    Medios blandos

    Documentación normalizativa y legal de la
    SHO, resoluciones, reglamentos y reglas de seguridad.
    Dentro de esta clasificación se encuentran las
    metodologías de: investigación de
    accidentes, evaluación de puestos y para la
    realización de auditorias; procedimientos para:
    evaluación y control de riesgos, inspecciones de
    seguridad, comunicación de riesgos y
    determinación de costos
    de accidentes; además de las reglas de seguridad
    por puestos, reglas de protección especiales,
    normas
    y reglamentos de régimen interior, programas de
    formación en seguridad, políticas, entre
    otros.

    Tabla 1. Clasificación de los recursos para la
    gestión de la SHO. Elaboración del
    autor.

    Debido a la importancia que revisten estos medios para
    el logro de un desempeño adecuado del sistema de
    gestión de seguridad, es necesario determinar si estos
    constituyen un factor que limita o que permite el logro de
    mejores resultados.

    Nivel de
    competencias en materia de Seguridad e Higiene
    Ocupacional
    .

    El tener o no tener competencias es una visión
    más operativa y cuantificable que la visión de
    disponer o no de un recurso humano (Canteras, 1995). Estas
    competencias en el campo de la SHO son las combinaciones de tres
    vectores de
    análisis:

    Saber: Conjunto de conocimientos acerca de la
    SHO.

    Saber hacer: Conjunto de habilidades fruto de la
    experiencia y el
    aprendizaje.

    Saber estar o ser: Conjunto de actitudes en
    relación a la SHO.

    La actividad clave de formación es precisamente
    la que permite el logro de estas competencias enmarcada en el
    sistema de GRH, ya que constituye el medio indispensable para
    lograr actuaciones correctas en el lugar de trabajo y desarrollar
    satisfactoriamente las funciones asignadas, a todos y cada uno de
    los miembros de la empresa. Esto reviste gran importancia sobre
    todo en los momentos actuales, donde el progreso
    científico-técnico, unido al incremento de la
    mecanización y automatización hace necesario que el nivel
    de competencias de los trabajadores en esta materia sea cada vez
    más elevada y actualizada (Seabrook, 1999; Janicak, 1999).
    Por ello es imprescindible dedicar más recursos a este
    asunto, no suficientemente atendido en la mayoría de las
    organizaciones, y además ofrece una alta rentabilidad,
    como toda inversión en el factor humano.

    Para lograr una mayor calidad en la formación de
    competencias en esta materia es necesario adecuar la misma a las
    necesidades de los diferentes grupos de interés implicados
    en la actividad, es decir, directivos , mandos intermedios ,
    especialistas en seguridad e higiene y trabajadores.

    • Nivel de competencias en los directivos

    El que la seguridad sea una de las funciones de la
    dirección es una afirmación real que se deriva de
    diversas razones (todas ellas esenciales para el ejercicio de la
    función directiva). Por ello se concibe que en la empresa
    ,como organización jerárquica, resultaría
    imposible la seguridad si no es querida ni promocionada por la
    dirección que es la que tiene los recursos y la autoridad
    (Heinrich, 1961; Corrons, 1979; Velázquez, 1991;
    Pérez, 1997).

    Para lograr el interés y el apoyo de la
    dirección es necesario realizar una acción
    informativa-formativa que haga asimilable por la alta
    dirección los principios y las
    posibilidades de la seguridad. De acuerdo con los nuevos enfoques
    de seguridad integrada (MAPFRE, 1992), donde se definen las
    funciones atribuidas a cada uno de los niveles, incluyendo
    también poderes y responsabilidades, la SHO pasa a ser una
    función intrínseca de la empresa,
    adoptándose para ella los mismos principios de
    dirección y gestión que para el resto de los
    objetivos. La seguridad se concreta en la ejecución del
    trabajo y este se realiza dentro de un departamento
    específico, que está bajo la autoridad de un mando
    que es responsable de la seguridad en esa área concreta y
    del trabajo que en ella se realiza, es decir, bajo este enfoque
    la dirección de la SHO corresponde en su grado
    máximo a la dirección y al resto de los mandos, de
    ahí la importancia de que cada cual conozca cuales son sus
    funciones y responsabilidades en lo referente a este
    aspecto.

    • Nivel de competencias en los mandos
      intermedios.

    La aplicación de las medidas de seguridad depende
    en gran medida del mando intermedio de la empresa, por lo que se
    le debe convencer de que los accidentes pueden evitarse, que
    pueden prevenirse las pérdidas materiales y debe saber
    exactamente que medidas ha de aplicar según las
    circunstancias; debiendo proporcionársele un asesoramiento
    adecuado por parte de un representante de la dirección de
    la empresa o del personal de seguridad (Velázquez,
    1999).

    Sí el mando intermedio prefiere dedicar toda su
    actividad a la producción o considera que tiene que hacer
    cosas más importantes que fomentar la seguridad en el
    trabajo, su departamento registrará con toda probabilidad un
    buen número de accidentes (Corrons, 1979). Para los
    trabajadores, esta persona
    representa a la dirección de la empresa y en este sentido
    ha de velar por que los planes e instrucciones de dicha
    dirección se cumplan, mediante el ejemplo de su autoridad
    e influencias personales. Es por tanto evidente la importancia
    que reviste la competencia que debe tener esta persona para
    lograr un comportamiento seguro de sus
    subordinados.

    • Nivel de competencias de los especialistas de
      seguridad.

    Un lugar esencial para lograr la cultura en
    seguridad que se requiere lo ocupa el dispositivo de SHO, que es
    el encargado de llevar a vías de hecho las diferentes
    misiones que se le confieren dentro de la organización
    productiva o de servicios, para lo cual los encargados de esta
    tarea deben poseer competencias suficientes, que le permitan
    cumplir todas sus funciones entre las que deben destacarse las
    siguientes (Velázquez, 1997):

    1- Evaluación y control de riesgos
    laborales.

    2- Determinación, propuesta y control de los
    MPI.

    3- La reglamentación, es decir el establecimiento
    de normas de seguridad.

    4- Participar activamente en la formación en SHO
    de todo el personal, fiscalizando su adiestramiento.

    5- Planificar y controlar la realización de
    exámenes médicos preempleo y periódicos y
    registrar en el expediente el historial de salud del
    trabajador.

    6- Garantizar la divulgación sobre
    seguridad.

    7- Sistematizar la
    comunicación con los trabajadores y metodizar su
    participación en el programa de seguridad.

    8- La investigación estadística.

    9- Análisis permanente de la puesta en marcha de
    nuevos procesos tecnológicos y sus riesgos
    inherentes.

    10- Investigación y análisis de los
    accidentes del trabajo.

    11- Organización y control de la actividad en
    general.

    12- Asesorar a todo el personal.

    • Nivel de competencias en los trabajadores

    Los trabajadores no son los responsables principales de
    la seguridad en las empresas, ellos trabajan como se les manda y
    con los medios que se les da, y sufren en sus carnes los defectos
    de la seguridad, pero no tienen en sus manos los recursos
    necesarios, ni la autoridad para implantar condiciones materiales
    seguras (O¢
    Rourke, 1999). Sin embargo, sin la participación y
    aceptación de estos, sería imposible alcanzar
    éxitos en cualquier programa que se ponga en
    práctica, pues de su comportamiento depende los resultados
    a alcanzar. El objetivo que se persigue con la formación
    de los obreros es dotarlos con las competencias, que favorezcan
    una conducta segura
    en el trabajo.

    Nivel de
    motivación por la Seguridad e Higiene
    Ocupacional

    Los valores y actitudes que sustentan las personas son
    variables
    motivacionales básicas de la
    personalidad, y resultan determinantes de la
    orientación o dirección que toma el comportamiento
    en cada contexto o situaciones en que opera la
    persona.

    Los valores que sustenta una persona vienen a ser
    aquellos elementos que ella reconoce como importantes, con
    prioridad para la satisfacción de una o varias de sus
    necesidades, si una persona desea o aprecia mucho algo, esto
    será para ella un valor. Estos impulsan las acciones de
    las personas en una cierta dirección. Las actitudes, por
    su parte, son orientaciones básicas de la personalidad
    que llevan a que la persona sienta, piense y tienda a reaccionar
    de cierta manera ante los hechos, situaciones y elementos de su
    realidad social (García, 1986). Debe tomarse en cuenta que
    los valores y actitudes que asume todo el personal de la
    organización se manifiestan de forma diferente en cada
    grupo de
    trabajadores, por lo que las vías para lograr motivarlos
    serán diferentes para cada grupo de interés
    (Cavassa, 1996; Goetsch, 1998).

    • Nivel de motivación en los
      Directivos.

    Para que haya seguridad en las empresa, esta se ha de
    implantar desde arriba por los canales jerárquicos que
    tienen autoridad y medios de disponer condiciones materiales
    seguras, y de exigir y vigilar el correcto desenvolvimiento del
    trabajo de los obreros. Interés que condiciona el apoyo,
    es lo que se exige a la alta dirección en materia de SHO.
    El interés puede considerarse que siempre existirá,
    pero es necesario que este sea consciente y activo, es decir que
    además de tener en cuenta las motivaciones humanas de la
    SHO (interés inconsciente y pasivo) considere sus motivos
    económicos.

    La manifestación fundamental de la insuficiente
    motivación de los directivos radica en el insuficiente
    nivel de jerarquización que se le brinda al
    análisis y solución de los problemas de seguridad
    (Velázquez, 1995), lo cual va a estar determinado por los
    siguientes factores:

    1. Competencia en la temática : Este factor, ya
      valorado con anterioridad es de gran importancia, ya que un
      directivo que no haya logrado conformarse una concepción
      acerca de la importancia de la seguridad de los trabajadores,
      carecería de los elementos necesarios para valorar de
      manera integral sus responsabilidades en cuanto a la
      preservación de la salud e integridad física de
      sus subordinados.
    2. Fundamento de economicidad y eficiencia en su labor :
      Si se parte de que un objetivo primordial de la
      dirección de la empresa, es lograr el incremento de la
      productividad, y de esta forma alcanzar la eficiencia
      económica, salta a la vista la necesidad de que todas
      las funciones empresariales se involucren en el logro de estos
      objetivos. La SHO como se mostró en epígrafes
      anteriores tiene su aporte en este sentido, siendo considerada
      una inversión, aspecto este que debe ser dominado por
      los directivos.
    3. Asesoría recibida del personal de SHO : El
      personal de SHO es el encargado de asesorar en todo momento a
      la alta dirección. De la calidad, continuidad y
      efectividad de dicho asesoramiento, dependerá en gran
      medida el grado de interés que muestren los directivos
      por la SHO (Velázquez, 1991).
    • Nivel de motivación en los mandos
      intermedios.

    Los mandos intermedios son los que tramitan y aplican
    las normas prácticas y efectúan la seguridad por
    medio de las personas a su cargo. A estos mandos hay que
    convencerlos de participar en la prevención de accidentes
    con motivaciones distintas a las utilizadas en otros niveles de
    la empresa. Si el mando toma a la ligera las normas de seguridad,
    aquellas personas que se encuentran a sus órdenes
    adoptaran la misma actitud, al
    igual que si el obrero ve que sus mandos se preocupan de mejorar
    las condiciones de seguridad de su trabajo, el mismo se
    preocupará de su seguridad personal, poniendo mayor
    atención en la realización de su trabajo y llegando
    a crearse un clima de
    comprensión más profundo entre la empresa, los
    mandos y los obreros; por el respeto que se
    tiene a su personalidad (Corrons, 1979).

    Las causas de una insuficiente motivación de
    estos mandos por la seguridad pueden ser (Pérez, 1997;
    Serrano, 1999):

    1. Nivel de competencias en SHO: La pasividad e
      indiferencia de los mandos ante los problemas de SHO pueden ser
      función del bajo nivel de conocimiento
      que estos posean tanto acerca del contenido de sus funciones
      como de conocimientos más específicos de
      seguridad, aspectos estos anteriormente valorados.
    2. Actitud de los directivos : La actitud de los mandos
      ante los problemas de seguridad, depende en alguna medida de la
      valoración que estos realizan de la preocupación
      y ocupación de los directivos en las cuestiones de SHO,
      ya que si toda la empresa, pero especialmente sus mandos,
      conocen del interés y apoyo de la alta dirección
      por la SHO, estos tratarán de que esta progrese aunque
      sea exclusivamente por el natural deseo de satisfacer y halagar
      a los de arriba.
    3. Labor desplegada por el personal de seguridad: Los
      mandos son los responsables de la seguridad en sus
      áreas, pero deben recibir en todo momento la ayuda y
      cooperación necesaria, para cumplir con todas sus
      funciones de forma adecuada, y esta ayuda solo la pueden
      recibir del personal especializado en la materia.
    • Nivel de motivación en los
      trabajadores.

    Cualquier actividad o acción que se desarrolle en
    el campo de la SHO para ser efectiva, debe contar con la
    cooperación de los trabajadores, en el caso contrario
    estará condenada al fracaso y en el mejor de los casos a
    la indiferencia, sin resultados positivos. Si tenemos en cuenta,
    que son los trabajadores el personal que mayoritariamente se ve
    involucrado en los accidentes y que además, en un gran
    porcentaje de los accidentes que ocurren a diario, entre las
    muchas causas que se identifican con el factor humano, el
    comportamiento del hombre directamente relacionado en espacio y
    tiempo con el accidente, está presente como la causa
    principal o como una causa con un peso específico dentro
    del conjunto que pueden provocar el mismo.

    Teniendo en cuenta que todo comportamiento tendrá
    mayor probabilidad de repetirse, si es seguido inmediatamente por
    un hecho satisfactorio puede inferirse lo difícil de
    motivar con éxito las conductas seguras, ya que estas se
    asocian en grado considerable con las desventajas, todo lo
    contrario de las inseguras.

    Entre las razones que pueden instar a un obrero a
    comportarse de manera insegura en el trabajo, se encuentran:
    aumentos en la producción, evitar los esfuerzos que en
    ciertos casos se requieren para trabajar conforme a condiciones
    de seguridad, evitar incomodidades, economía de tiempo,
    razones psicológicas: deseo de llamar la atención,
    emoción de correr riesgos y superarlos, antipatía a
    sus superiores y rebeldía contra las normas establecidas,
    entre otras (Ozavi, 1996; Stanton, 1996).

    La insuficiente motivación e interés de
    los trabajadores por la SHO, se relacionan con los aspectos antes
    definidos para los mandos intermedios, teniendo en cuenta que
    sobre ellos ejercen influencia, además, del personal de
    SHO, los mandos que son los encargados de llevar a cabo la
    seguridad en las áreas de trabajo.

    Para conseguir la eficaz colaboración del
    personal, esta tiene que ser voluntaria, y para llegar a la
    colaboración voluntaria; es necesario primeramente el
    pleno convencimiento de cada persona de que la eliminación
    de los accidentes redunda en beneficio propio (principio del
    interés recíproco). Es necesario además, dar
    un mayor grado de participación a los obreros en las
    tareas de la SHO, ya sea, en la detección y
    eliminación de riesgos, toma de medidas en cuanto a MPI,
    confección de normas de seguridad, etcétera
    (principio de la participación) (Burkadt,
    1988).

    El análisis realizado de los factores que
    determinan el nivel de motivación por la SHO permite
    definir las interrelaciones que se establecen para este factor
    inhibidor de la mejora continua de la SHO entre los diferentes
    grupos de interés. Estas interrelaciones se han denominado
    CADENA DE MOTIVACION (ver figura 1) donde se refleja que el
    dispositivo de SHO es el elemento gestor fundamental, pues es el
    encargado de lograr niveles de motivación adecuados en la
    alta dirección (elemento de máximo compromiso), que
    a su vez retroalimenta al dispositivo con su interés y
    apoyo. Estos dos elementos influyen sobre los restantes grupos:
    mandos intermedios (elemento ejecutor) y los empleados (elemento
    principal a motivar).

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     Figura 1. Cadena de motivación por la
    Seguridad e Higiene Ocupacional. Elaboración del
    autor.

    1. La Auditoría como herramienta de control
      de la Gestión

    Como se vio anteriormente el control es otro de los
    elementos comunes de los diferentes modelos de mejora continua
    consultados. La Auditoría constituye una herramienta vital
    con este fin.

    La Auditoría, es un proceso de
    investigación y evaluación independiente que posee
    las características siguientes:

    – Es la expresión de una
    opinión.

    – Es la aplicación de unas normas y
    procedimientos establecidos.

    – Es llevada a cabo por personal
    especializado.

    – Contiene: objetivos, programas, ejecución,
    organización.

    – La finalidad es triple: determinar lo que se ha hecho,
    apreciar lo que se está haciendo y recomendar las posibles
    acciones futuras. (Velázquez, 1996; Spangeberg,
    1997)

    Por tanto, auditar no es solo diagnosticar el pasado,
    sino apreciar el presente y asesorar sobre la evolución futura. Esta visión
    implica un desarrollo dinámico y cíclico de la
    realidad empresarial y más que una radiografía es
    un vídeo de seguimiento (Canteras, 1995).

    En general las auditorías de gestión de la
    prevención se realizan con el fin de valorar la
    gestión preventiva y comprobar las acciones y medios
    desarrollados, asegurando que el esfuerzo de seguridad sea
    realmente efectivo dentro de la empresa. Su objetivo general es
    determinar tanto la eficacia de los métodos
    empleados, como la idoneidad de los medios concretos adoptados
    para la mejora de las condiciones de trabajo en la
    empresa.

    En definitiva, estas auditorías tanto iniciales
    como de conveniente aplicación periódica; permiten
    la detección de un estado de situación, con la
    finalidad de incorporar las mejoras oportunas (Bestratén,
    1995b; Avila, 1996; Clark, 1999, Velázquez,
    2000a).

    La realización de un plan periódico
    de auditorías de gestión preventiva constituye una
    de las principales herramientas de que disponen las direcciones
    de las empresas para controlar y mejorar la eficacia de sus
    programas preventivos, en la medida que se analiza la propia
    estructura de control sobre los riesgos en el trabajo. La
    metodología para la ejecución de este tipo de
    auditoría abarca el análisis de ciertas
    documentaciones e informaciones de carácter interno de la
    empresa, así como el cumplimiento de una serie de
    cuestionarios y entrevistas.

    Si bien estos cuestionarios deberían adaptarse a
    las particularidades de cada empresa, existen en la literatura
    especializada diversas muestras de ámbito universal
    (MAPFRE, 1992; Bestratén, 1995a; DNV, 1995). Estos
    cuestionarios ofrecen una guía para evaluar el grado de
    cumplimiento de las prácticas de una empresa (ya sea
    productiva o de servicios) en materia de organización y
    gestión de la prevención de riesgos laborales. A
    través de su cumplimentación se permite verificar
    la situación en que se enmarca la empresa, partiendo de
    las hipotéticas situaciones que en cada uno de los
    aspectos claves, determinan una eficaz gestión preventiva
    de acuerdo a criterios empresariales y sociales actuales
    .

    Enfoques
    prácticos de gestión de la Seguridad e Higiene
    Ocupacional. Características y limitaciones

    Al analizar la literatura sobre los diferentes programas
    de gestión de la SHO, se distinguen tres niveles en su
    enfoque. Un grupo de trabajos aborda el problema de la
    gestión desde el punto de vista conceptual lo cual no
    brinda significativos aportes para su aplicación y
    generalización (Burkardt, 1988; O’ Brien, 1996;
    Bestratén, 1995; Mansdorf, 1999); otro nivel profundiza
    mas en los enfoques metodológicos, que si bien acercan la
    gestión en mayor medida a la realidad empresarial no
    permiten la obtención de resultados cuantitativos
    objetivos que confirmen su utilidad, dejando
    un amplio margen a la apreciación subjetiva del usuario
    (MAPFRE, 1992; Chhokar, 1987; Rodríguez, 1992; Seabrook,
    1999). El tercer nivel, mas útil desde el punto de vista
    práctico, es el más escaso pues son pocos los
    autores que brindan las técnicas y herramientas para una
    adecuada gestión de la SHO (Montero, 1995;
    Concepción, 1996; Baber, 1996; Rico, 1998; Parra, 1998;
    Hale, 1991; O¢
    Rourke, 1999).

    En la actualidad de forma general se pueden apreciar dos
    tendencias generales para la gestión de la Seguridad e
    Higiene Ocupacional. La primera de estas tendencias está
    vinculada con el incremento de la participación, lo cual
    se refiere al desplazamiento de las políticas de
    prevención, del macronivel del estado, al micronivel de la
    empresa, transmitiendo de esta forma una mayor responsabilidad y
    capacidad de decisión a los órganos que en su base
    se enfrentan a los riesgos laborales. (MAPFRE, 1992)

    La segunda tendencia trata de una ampliación del
    área de Seguridad e Higiene en sí misma, al
    observarse la incidencia que tienen otros factores organizativos
    y sociales hacia una mejora cualitativa o calidad de vida en el
    medio laboral, en lo que se viene denominando
    "Humanización del Trabajo". Dentro de esta tendencia se
    ubican los programas de mejora de la calidad de vida laboral,
    programa de control total de pérdidas, gerencia de riesgos
    y tratamiento integral del riesgo
    profesional, programas de marketing interno basado en condiciones
    de trabajo, intervenciones ergonómicas, programas basados
    en divulgación y programas basados en formación y
    participación. (MAPFRE, 1992; Martínez Hinojosa,
    1989; Martínez Martínez, 1991; DNV, 1995, Montero,
    1997). Otras experiencias en la gestión de la
    prevención se han desarrollado en el mundo, todas poseen
    aspectos positivos y limitaciones para su generalización
    de ahí la necesidad de su estudio y análisis. Estos
    sistemas, según Montero(1997), necesitan todavía de
    un desarrollo que permita modelar los procesos de toma de
    decisiones relativas a ello. A continuación se realiza
    el análisis de los principales programas de gestión
    que se reflejan en la literatura consultada, precisándose
    sus limitaciones en cuanto al empleo de los
    elementos que garantizan la mejora continua de la gestión
    de la SHO:

    • Presencia de enfoque estratégico.
    • Integración con el sistema de GRH.
    • Pilares del sistema de gestión: ingeniería, formación,
      participación e información.
    • Evaluación de los resultados mediante
      indicadores de gestión.

    En Cuba se han
    desarrollado experiencias interesantes en cuanto a la
    gestión de la SHO tales como: Metodología para la
    evaluación de riesgos en la Industria
    Azucarera (Ledo, 1994), Programa de reducción de
    accidentes mediante el cambio de conducta hacia la seguridad
    (Montero, 1995) y el Modelo de Gestión de la Seguridad y
    la Bioseguridad para centros Biotecnológicos
    (Concepción,1996).

    Ledo(1994) muestra una metodología para la
    evaluación de las condiciones laborales en la industria
    azucarera cuya esencia radica en la elaboración de los
    listados de riesgos específicos para esta industria
    permitiendo obtener los problemas y las causas de accidentes y
    enfermedades. El estudio se centra en el campo más
    trabajado de la gestión de la seguridad tanto en el plano
    conceptual como en el práctico, es decir, el enfoque
    ingenieril para la eliminación de los riesgos existentes.
    Este método propone un sistema de indicadores que permite
    evaluar de forma parcial las medidas propuestas para la
    eliminación de los riesgos. Las técnicas propuestas
    son válidas para una primera etapa de la gestión y
    no se incluye el enfoque estratégico, ni se aprecia la
    integración con el sistema de GRH. Las bases de los planes
    de medidas están en la ingeniería y parcialmente en
    la formación sin considerar la información ni la
    participación.

    Concepción (1996) presenta un Modelo de
    Gestión de la Seguridad y la Bioseguridad para centros
    Biotecnológicos donde se enfatiza en la relación
    entre los procesos de validación utilizados en la
    industria farmacéutica actual y los estudios de seguridad
    aprovechando la gran potencialidad de sinergia que
    existe entre ambos. Si bien este constituye el más
    abarcador de los consultados no se aprecia la integración
    requerida con el sistema de GRH, tiene un carácter
    bastante específico para la industria
    biotecnológica y no se evalúan sus resultados
    mediante indicadores de gestión.

    Por su parte Montero(1995) presenta un programa de
    reducción de accidentes mediante el cambio de conducta
    hacia la seguridad. Este programa hace énfasis en la
    participación de los trabajadores como factor vital para
    modificar su conducta con respecto a la seguridad, constituyendo
    uno de los enfoques que refiere mejores resultados a
    través de formación y participación; sin
    embargo no se aprecia el enfoque estratégico ni la
    integración con el sistema de GRH.

    Con estos sistemas se obtienen resultados positivos,
    pero su diseño en algunos casos es muy particular hacia
    una rama o solo abordan un aspecto de la gestión de la
    Seguridad e Higiene Ocupacional.

    En el plano internacional también se aprecian
    numerosas referencias sobre diferentes programas de
    gestión de seguridad. A continuación se analizan
    sus principales limitaciones.

    Los programas basados en la selección del
    personal son descritos como los menos efectivos en la labor
    preventiva (Guastello,1993), cuestionando la hipótesis antigua de que algunos individuos
    son más propensos a accidentarse que otros. Este enfoque
    carece de carácter estratégico y no considera los
    pilares de la gestión de la SHO: ingeniería,
    formación, participación e
    información.

    Los programas de intervención ergonómica
    se centran en la realización de estudios para la adopción
    de medidas ingenieriles de eliminación de riesgos
    considerando parcialmente la formación y
    participación pero sin abarcar los restantes elementos
    evaluados.

    Los programas basados en campañas de propaganda se
    centran en el suministro de información para la mejora de
    la conducta respecto a la seguridad, considerando parcialmente la
    formación de los trabajadores pero no tiene en cuenta los
    restantes elementos por lo que constituye uno de los más
    limitados.

    Los círculos de calidad pueden ser una
    alternativa para la solución de problemas de SHO en el
    marco de la calidad total,
    pero su carácter eminentemente operativo conspira contra
    la mejora a largo plazo de las condiciones de trabajo y no
    permite la evaluación de los resultados del sistema
    mediante indicadores de gestión.

    El programa de control total de pérdidas incluye
    de forma parcial los principales elementos de la gestión
    de la seguridad y evalúa los resultados mediante
    indicadores, sin embargo su marcado carácter
    económico y operativo se contrapone con el enfoque
    estratégico y la integración necesaria con el
    sistema de GRH.

    Como se puede apreciar tanto en las experiencias
    nacionales como foráneas hay un insuficiente empleo de los
    elementos que garantizan la mejora continua de la gestión
    de la SHO. El tratamiento de esta función es muy operativo
    con marcado énfasis en la ingeniería como
    solución a los problemas del sistema o el empleo de un
    solo elemento. Se observa también la carencia de un
    enfoque estratégico en la gestión y la no
    integración con el sistema de GRH.

    Conclusiones

    • El enfoque estratégico de la dirección
      de empresas constituye un marco propicio para el logro de los
      objetivos, permitiendo la cohesión de todas las
      funciones empresariales en la consecución de la
      misión. En este enfoque reviste importancia cardinal la
      Gestión de los Recursos Humanos por el impacto que tiene
      este factor en la formulación e implementación de
      cualquier estrategia de mejora.
    • La Gestión de los Recursos Humanos
      contemporánea tiene como objetivo asegurar que la
      empresa cuente con las personas competentes, flexibles y
      motivadas para lograr las metas propuestas. El sistema de
      gestión de la Seguridad e Higiene Ocupacional contribuye
      a este empeño formando parte del sistema de
      compensación que la empresa ofrece a sus recursos
      humanos.
    • La gestión de la Seguridad e Higiene
      Ocupacional se integra metodológicamente a las
      actividades claves de la Gestión de Recursos Humanos,
      fundamentalmente en el diseño de cargos,
      selección del personal, evaluación del
      desempeño, formación-desarrollo y
      estimulación.
    • La filosofía de la mejora continua puede ser
      empleada en el ámbito de la gestión de la
      Seguridad e Higiene Ocupacional con el propósito de
      elevar el desempeño del sistema mediante la
      aplicación de técnicas y herramientas de
      gestión que garanticen su efectividad, eficiencia y
      eficacia.
    • La determinación de indicadores de
      gestión constituye una herramienta para el
      diagnóstico de los principales problemas que afectan el
      sistema, pudiendo determinarse las causas a partir de la
      evaluación del nivel de recursos, competencias y
      motivación como los factores que inhiben la mejora
      continua de la gestión de la Seguridad e Higiene
      Ocupacional. Se precisa además del control de la
      gestión del sistema, constituyendo la auditoría
      una herramienta vital con este fin.
    • El análisis de los programas de gestión
      de la Seguridad e Higiene Ocupacional, tanto los desarrollados
      en Cuba como en el extranjero, evidenció la insuficiente
      utilización del enfoque de la mejora continua, de la
      Dirección Estratégica y una baja
      integración con el sistema de Gestión de los
      Recursos Humanos.

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    Autor:

    Reynaldo Velázquez
    Zaldívar

    Doctor en Ciencias Técnicas. Ingeniero
    Industrial. Máster en Gestión de Recursos Humanos.
    Vice-rector de Economía y Administración. Profesor
    de Gestión de Recursos Humanos, Ergonomía y
    Seguridad e Higiene Ocupacional. Universidad de Holguín
    "Oscar Lucero Moya". Cuba.

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