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Sistema Político Mexicano



    Sistema Político
    Mexicano


    1. Plan
    nacional de desarrollo

    2. Lucha contra la
    corrupción.

    3. Politica exterior.
    4. Tratados de libres
    comercio.

    5. TLC Con México Mas Ilusiones Que
    Realidades
    6.
    Globalización y regionalización

    7. La integración de México
    al mercado mundial

    8. El sector agropecuario
    mexicano y el Tratado de Libre Comercio

    9. Sexenio Ernesto Zedillo Ponce de
    León

    1. Plan nacional de
    desarrollo

    Este plan fue publicado en mayo de 1989, en el cual se
    establecía, el principio que el estado
    mexicano debía modernizarse para garantizar el estado de
    derecho, armonizar los intereses de todos los intereses de
    todos los grupos
    sociales y promover las condiciones de crecimiento que
    permitan un avance significativo en el bienestar de todos los
    mexicanos y con ello fortalecer la soberanía y colocar a México
    entre las vanguardias de las naciones.

    Este plan se dividía en cuatros puntos:
    A)soberanía seguridad y
    promoción de los intereses de México
    en el exterior.
    b)ampliación de la vida democrática.
    c)recuperación económica con estabilidad de
    precios
    d)mejoramiento productivo del nivel de vida

    Objetivos generales de este plan

    • Diversificar las relaciones políticas y economizas de México,
      con objeto de crear condiciones mas equilibradas en las
      relaciones con el exterior
    • Negociaron firmeza y responsabilidad la deuda
      externa
    • Pugnar por que se respeten las reglas de un comercio
      exterior amplio y justo
    • Combatir de manera decisiva el narcotráfico
    • Preservar el estado de
      derecho y la seguridad nacional
    • Perfeccionar los procesos
      electorales y ampliar la participación política
    • Impulsar la concertación con las organizaciones
      sociales en la conducción del desarrollo

    una política de ingresos
    públicos capaz de permitir el financiamiento
    equilibrado de las actividades del sector publico
    Una política de gasto publico orientada a determinar el
    nivel de los gastos, de
    acuerdo con la disponibilidad de financiamiento no
    inflacionario
    Una política de concertación tendente a mantener
    certidumbre en la evolución de precios,
    mediante compromisos de los diferentes sectores
    Una política de ingresos públicos capaz de permitir
    el financiamiento equilibrado de las actividades del sector
    publico
    Una política recambiaría que apoye la estabilidad
    de precios, para evitar en lo posible ajuste cambiarios abruptos,
    con base en un comportamiento
    favorable de la economía,
    principalmente de la balanza de pagos
    Estos son los objetivos
    primordiales de este plan y los de mayor importancia y mas
    transcurrentes en este sexenio
    El gobierno de
    Carlos salinas de Gortari planteo, como parte de la visión
    modernizadora, la necesidad de hacer trasparentes las relaciones
    del estado con la iglesia
    católica, con base en la idea de que la sociedad
    demandaba la anulación de preceptos constitucionales que
    ya no tenían razón de ser, por que generalmente
    eran ignorados en la practica.
    En consecuencia el ejecutivo federal envío al congreso la
    iniciativa de reformar los artículos 3º,5º,24,27
    y 130 de la constitución, la cual fue aprobada y
    convertida en ley de
    asociaciones religiosas y cultos públicos.
    En el sexenio de Carlos salinas de Gortari se reformo el articulo
    27 y de manera especifica esta reforma buscaba
    alcanzar:

    1. Establecer flujos de capital
      hacia la producción agropecuaria e impulsar una
      organización eficiente para la
      producción
    2. Impulsar la inversión publica en infraestructura y
      desarrollo
      científico y tecnológico
    3. impulsar en beneficio del productor y el consumidor,
      la creación de sistemas de
      comercialización Mas modernos
    4. Poner al alcance de los productores insumos
      competitivos y de alta calidad,
      necesarios para la agricultura
      moderna
    5. Procurar el bienestar rural otra vez del programa
      nacional de solidaridad
      para mejorar el nivel de salud y
      educación
    • En junio de 1990 fue creada, por decreto la
      comisión nacional de los derechos
      humanos, respaldada en 1992 por la reforma ala ley federal
      delos servidores
      públicos, para obligar a funcionarios federales y
      estatales a rendir informes que
      dicha comisión les solicite, con exclusión de las
      materias electorales, laboral y
      jurisdiccional.

    También se modificaron otras leyes con el fin
    de mejorar la protección de los derechos humanos, entre
    ellas la relativa a los derechos de las comunidades
    indígenas , la de código
    penal.

    Respectos alas comunidades indígenas, fue
    modificado el articulo 4o constitucional, al que se
    añadió un primer párrafo
    en donde se reconoce en que la composición pluricultural
    esta basada en sus pueblos indígenas y que por lo tanto la
    ley deberá proteger y promover sus lenguas, culturas ,
    usos, costumbres, recursos y formas
    especificas de organización social, además de
    garantizarles el acceso efectivo ala jurisdicción del
    estado.

    La reforma electoral persistió hasta el ultimo
    año del sexenio. En 1992 se acordó la
    expedición de una nueva credencial con fotografía
    para votar, en su cuarto informe de
    gobierno el presidente salinas anuncio una nueva reforma para el
    siguiente año, esta reforma especificaba órganos
    específicos para el D.F y el nombramiento de un jefe para
    este distrito.
    Reforma al articulo 82 constitucional. A raíz de una
    campaña encabezada por el panista Vicente fox Quesada
    – hijo de padre Mexicano y madre Española que
    aspiraba a ser candidato de su partido para la presidencia se
    discutió en la cámara de diputado una propuesta de
    reforma articulo 82 constitucional, en su fracción 1 en
    relación con la posibilidad de eliminar el requisito de
    ser hijo de padres mexicanos por nacimiento para aspirar ala
    presidencia de la republica. En septiembre de 1993 se inicio el
    procedimiento
    de reforma y, tras acalorados debates ante las fracciones
    partidistas en el congreso, la fracción 1del mencionado
    artículo quedó como siguiente:
    Ser ciudadano por nacimiento, en pleno goce de sus derechos, hijo
    de padre y madre mexicanos y haber residió en el
    país al menos durante veinte años.
    Entro en vigor el 31 de dic, 1991.

    2. Lucha contra la corrupción.

    En la cual se inscribo el sorpresivo golpe a
    Joaquín Hernández Galicia alias la Quina el 10 de
    enero de 1989 la procuraduría general de l
    república dicto orden de aprensión por acopio de
    armas y otros
    delitos contra
    quien aparte del control que
    ejercita sobre el sector petrolero en calidad de líder
    sindical.
    En el mismo operativo contra la corrupción sindical fueron
    detenidos los principales dirigentes del sindicato
    petrolero entre ellos Salvador Barragán
    Camacho.

    Acciones economicas.
    Fueron: la renegociación de la deuda externa, en el
    saneamiento de las finanzas
    públicas la privatización de empresas
    estatales la desregularizacion arancelaria el inicio de los
    tramites para el tratado del libre comercio el
    ingreso ala OCDE, la búsqueda de la integración iberoamericana y los encuentros
    con jefes de Estado y jefes de gobiernos de múltiples
    piases
    El triunfo del candidato del PAN ala gobernatura de Baja
    California

    3. Politica
    exterior.

    Durante EL sexenio de Carlos Salinas de Gortari,
    México tuvo una intensa actividad en política
    exterior.
    Salinas se propuso dar continuidad al proyecto
    económico que se había dado en el sexenio
    anterior
    SAI la política exterior salinista pretendía llevar
    a la practica la idea que la inserción de México en
    el mercado
    internacional, unida a la capacitación de inversiones
    extranjeras constituía el medio mas adecuado para salir de
    la crisis y
    encaminarse luego hacia el desarrollo nacional.
    El fin de la guerra
    fría y en consecuencia a la rivalidad bipolar este
    –oeste, dio paso aun nuevo tipo de relaciones
    internacionales en las que México habría de
    verse involucrado, dada su inmediata vecindad con Estados
    Unidos.

    El fin de la bipolaridad contribuyó ala
    formación de un nuevo fenómeno geopolítico y
    económico sin precedentes la cual se deriva el nombre de
    globalización . Se trata de un
    fenómeno que a un que característico del fin del siglo XX es el
    resultado de un proceso
    iniciado en Europa durante
    los años inmediatamente posteriores a la segunda Guerra
    mundial. Hecho realidad a principios de los
    noventa, en coincidencia con la caída del socialismo.
    Al principio del sexenio la
    administración Salinista tenia ante si un gran reto de
    reducir el monto de la deuda que en su momento alcanzaba la suma
    de 81 003 millones de dólares como una de las metas para
    lograra la recuperación económica que permitiera
    recuperar la confianza de los inversionistas nacionales y
    extranjeros.

    Renegociación de la deuda externa.
    Una de las primeras acciones del
    gobierno de Carlos Salinas de Gortaris concisito en celebrar una
    nueva renegociación de la deuda externa publica, con el
    propósito expreso de lograr una disminución
    sustancial de las transferencia de recursos al exterior, que a su
    vez permitiera el logro de tres objetos, esenciales para la
    recuperación económica:

    1. Disminuir la carga gubernamental del servicio de la
    deuda

    2. Alentar la repatriación de
    capitales.

    3. Atraer la inversión
    extranjera.

    El reto implicado en este proceso consistía en
    convencer al sector privado, nacional y extranjero, de que la
    política
    económica del nuevo gobierno era variable y digno de
    confianza; Pero también implicaba convencer al gobierno de
    estados Unidos, pues su apoyo era necesario para , llevar a cabo
    la renegociación.
    L as negociaciones empezaron en febrero de 1989 en mayo y junio
    se firmaron los primeros acuerdos con FMI. El banco mundial
    ( BIRF) y el club de Paris.
    El valor
    económica de la deuda histórica acumulada se redujo
    en mas de 20 000 millones de dólares, y con ello se logro
    disminuir la deuda en relaciona con PIB. ,pues en
    terminaos de su impacto económico equivalía a pasar
    de 60% del producto
    nacional, a fines de 1988, alrededor del 40% en Marzo 1990.
    A lo largo del sexenio se realizo Salinista México
    participo en tres reuniones : la segunda cumbre Iberoamericana
    celebrada en Madrid, España en
    1992 ; la tercera en Bahía, Brasil y la
    cuarta en Cartagena de Indias, Colombia en
    1994.

    Participación de méxico en foros
    internacionales.
    Participación de México en la GATT EN 1985, México
    PARTICIPO EN LAS NEGOCIACIONES DE LA RONDA URUGUAY, cuyo
    existo considerado indispensable para impulsar el comercio
    mundial de bienes y
    servicio y cuyos acuerdos se concluyeron en diciembre de
    1988.
    Ingreso de México a la OCDE. El interés
    del gobierno Salinista por el ingreso de México a la
    organización para la cooperación y desarrollo
    economito (OCDE) se interesaba en la orientación
    internacional de su política económica en el
    contexto de la
    globalización.

    Relaciones con los Estados Unidos. Negociaciones hacia
    el TLC.
    George Bush
    Política económica
    El logro de la estabilidad económica alcanzado por el
    gobierno de salinas llego a considerarse como un nuevo "milagro
    mexicano", elogiado en el ámbito internacional donde
    incluso se habla de una "salinastroika", comparando, en cuanto a
    la magnitud de los cambios, las reformas de ese presidente
    mexicano con el viraje experimentado en la URSS gracias a la
    perestroika de Mijael Gorbachev.
    Todavía en 1994, no obstante los graves signos de
    desestabilización política interna y su consecuente
    efecto sobre los mercados
    financieros, México seguía proyectado hacia el
    exterior la imagen favorable
    de una economía sana y en crecimiento: la inflación
    se había reducido a un digito, con forme a lo planeado,
    además de que el PIB había mostrado un promedio de
    crecimiento de 3 porciento anual entre de 1989 y 1993, y las
    finanzas
    publicas se había mantenido superavitarias por casi todo
    el sexenio.

    Reforma económica
    Primeras medidas hacia la recuperación económica:
    desde principios del sexenio, Carlos salinas de Gortari
    manifestó que su política económica
    estaría orientada a continuar las reformas de
    liberación comercial iniciadas por el gobierno anterior,
    conducentes a la adopción
    del modelo
    neoliberal.
    En buena medida , la recuperación económica
    había sido obstaculizada por la gran transferencia de
    recursos al exterior, es decir, el envió de divisas en
    razón del pago del servicio de la deuda, que México
    se veía obligado a hacer cada año desde la crisis
    de 1982. para reducir esa transferencia, se considero necesario
    el cumplimiento de tres objetivos : 1) disminuir la carga del
    servicio de la deuda; 2) alentar la repartición de
    capitales, y 3) atraer la inversión extranjera.

    En 1990, el gobierno salinista hizo dos anuncios: la
    reprivatización de los bancos y la
    búsqueda de un tratado del libre comercio con EE.UU.,
    agregando al que este país tenia ya con Canadá. la
    iniciativa para acuerdo de libre comercio con estados unidos,
    anunciada en agosto siguiente, fortaleció la confianza de
    los empresarios porque demostraban que el gobierno
    mantenía su propósito de liberación
    económica.
    Esas medidas, a las que se agrego la respuesta positiva del
    gobierno EE.UU., anunciada en ante la propuesta de negociación del TLC parecía indicar
    que por fin había comenzado la recuperación
    económica de México.
    Renovación del pacto de sectorial: el proyecto de
    continuidad del modelo neoliberal implicaba la renovación
    del pacto de solidaridad económica-firmado en diciembre de
    1987 entre los sectores sociales y el gobierno de la republica- ,
    con el fin de acelerar los mecanismos de liberalización,
    incluyendo la desregulación, es decir, la
    eliminación de los reglamentos establecidos en la etapa
    proteccionista, que obstaculizaban el nuevo modelo
    económico de apertura comercial.

    A principios de enero de 1993 fue creado el pacto para
    la estabilidad la competitividad
    y el empleo
    (PECE).
    Como resultado de las medidas de recuperación, el gobierno
    salinista logro la meta de
    reducir la inflación a un digito, misma que pudo alcanzar
    en 1993 cuando el INCP general se redujo de 11.9 por ciento en
    1992, a 8.0 por ciento en 1993, llegando a 7.1 por ciento en el
    ultimo año del sexenio.
    No obstante, desde 1992 persistían entre los economistas
    dos motivos de preocupación: uno erala inflación,
    que a pesar de haberse controlado estaba muy lejos de alcanzar
    tasas similares a las de estados unidos principal socio comercial
    de México; el otro motivo preocupante se debía a
    que el peso mexicano había estado apreciándose
    –es decir, sobrevaluándose- , con el consecuente
    efecto negativo en la balanza de comercial.

    Sin embargo, la cuenta de capitales mostraban un efecto
    favorable debido sobre todo a la reducción de
    transferencias de recursos por concepto de la
    deuda externa y al flujo de inversiones extranjeras totales que,
    entre 1989 y julio de 1994, ascendieron a casi 50000 millones de
    dólares; en consecuencia, el superávit de la cuenta
    de capital de la balanza de pagos
    fue de 31000 millones de dólares en 1993, cifra a la que
    se suman los 12000 millones de dólares que ingresaron al
    país en el primer semestre de 1994.
    Reforma financiera: los objetivos de estabilidad
    macroeconómica y promocional de ahorro interno
    implicaron la reorganización de las instituciones
    financieras del país, principalmente en cinco
    áreas:

    a)     liberalización
    financiera, destinada a continuar la reforma de octubre de
    1988, que buscaba sustituir el rígido esquema anterior,
    basado en controles de crédito , por un sistema de
    mercado abierto.

    b)     Innovación financiera, mediante la
    creación de instrumentos financieros que
    permitirán al publico transferir recursos y financiar
    proyectos al
    costo mas
    bajo posible, los cuales estarían protegidos contra los
    riesgos de
    inflación o devaluación.

    c)      Fortalecimientos de
    intermediarios financieros, con la adopción de medidas
    que permitan a las instituciones financieras captar el mayor
    numero de clientes y
    darles acceso a una variedad de servicios al
    menor costo posible, al tiempo que
    dichas instituciones mantienen su salud financiera.

    d)     Privatización de
    banca
    comercial, en el contexto de la reforma del estado fue enviada
    al congreso una iniciativa presidencial para modificar la
    constitución con el fin de permitir la
    privatización de los bancos, nacionalizados en
    1982.

    e)     Financiamiento del
    déficit gubernamental, en la reforma financiera cambio la
    manera en que se había financiado hasta entonces el
    déficit gubernamental, al utilizar el mercado de
    dinero a
    travez del banco de
    México con el fin de buscar la transición del
    hacia un financiamiento no inflacionario.

    Reforma fiscal. Entre
    1989 y 1991 se llevo a cabo un reforma al sistema tributario que,
    además de buscar una mayor recaudación de ingresos
    públicos.
    La tasa del ISR a las empresas se redujo de 42 por ciento a 35
    porciento ajustado por inflación, mientras que la tasa
    máxima pagada por las personas individuales bajo de 50 por
    ciento a 35 por ciento, indicado al comportamiento del INPC.
    Otras reformas fiscales fueron: la que buscaba simplificar los
    mecanismos del proceso de repatriación de capitales, para
    dar confianza a los nacionales interesados en traer su dinero de
    regreso al país; y la relativa a deducciones y exenciones,
    que consistió en un examen cuidadoso de la racionalidad
    económica de las amparadas por la leyes anteriores y la
    eliminación.
    Desincorparacion de empresas estatales. Como parte importante de
    la reforma económica salinista, se continuo con el proceso
    de privatización de las empresas del estado iniciado por
    el gobierno anterior, de acuerdo con lo establecido en el PND
    1989-1994.
    Las áreas estratégicas a que se refiere el plan,
    especificadas en el articulo 28 constitucional, son
    acuñación de moneda, correos, telégrafos,
    radiotelegrafias y comunicación vía satélite,
    emisión de billetes por medio del banco central, petróleo y
    demás hidrocarburos,
    petroquímica básica, minerales
    radioactivos y generación de energía
    nuclear.
    Entre 1982 y 1993 se desincorporaron 942 empresas paraestatales
    –incluyendo las correspondientes a la banca comercial-, 228
    de las cuales corresponde al gobierno salinista. En
    conclusión, el numero de empresas paraestatales se redujo
    de 1555 en 1982 a solo 213 hasta mayo de 1993.

    Otro importante aspecto relacionado con el sistema
    bancario fue la iniciativa presidencial, aprobada por el congreso
    de la unión en 1993, de otorgar la autonomía al
    banco de México, de modo que ninguna autoridad
    obligara a esta institución a otorgarle
    financiamiento.

    Proceso de liberación nacional. La
    inserción de México en el marco global de las
    encomias exigía como requisito indispensable la
    liberalización comercial razón por la cual
    constituyo uno de lo aspectos fundamentales de la reforma
    económica. En síntesis,
    la apertura comercial consistió en la eliminación
    de barreras arancelarias y en la reducción de los aranceles,
    mediante un proceso que, iniciado, en el sexenio anterior se
    llevo a cabo entres etapas.
    1.- en 1985 con la introducción al GATT:
    2.- así entre 1988 y 1990 la época de una nueva
    política sectorial.
    3.- el establecimiento del TLC, con EE.UU. y CANADA.

    4. Tratados de
    libres comercio.

    Periodo 1988 – 1994
    Durante la administración de Carlos Salinas de Gortari
    la cuestión agraria del país tuvo un cambio
    radical, principalmente en al aspecto jurídico, ya que
    durante su periodo se aprobaron diversas modificaciones a la
    Constitución, específicamente al artículo
    27, en lo relativo al reconocimiento explícito de la
    personalidad jurídica de los núcleos de
    población ejidales y comunales; asimismo se
    le dio autonomía a los ejidos y comunidades en su
    fracción VII. Por otro lado, se llevó a cabo el
    reconocimiento específico de los sujetos de derecho agrario,
    otorgándoseles también seguridad plena a las tres
    formas de propiedad
    rural. Se creó el programa voluntario del Programa de
    Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de
    Solares Urbanos (PROCEDE) para los ejidos, lo que generó
    que con fecha 6 de enero de 1993 se publicara el Reglamento de la
    Ley Agraria en materia de
    certificación de derechos ejidales y titulación de
    solares, lo que sentó las bases específicas para la
    aplicación del citado PROCEDE, estableciendo los tiempos,
    formas, requisitos y procedimientos
    para la delimitación, asignación y destino de las
    tierras ejidales, de la superficie parcelada, la de uso
    común y la del asentamiento humano, así como los de
    la expedición de los certificados y títulos
    correspondientes y la posibilidad de adoptar el dominio pleno
    sobre la parcela, fundamentada en la fracción VII del
    artículo 27 constitucional. Bajo esta cobertura, los
    campesinos tendrían la facultad de decidir si
    utilizarían sus tierras de manera particular, sin perder
    su calidad de ejidatarios. Durante ese régimen se
    procedió a la desconcentración del sector agrario,
    creándose la Procuraduría Agraria como organismo
    con personalidad
    jurídica y presupuesto
    propios, con funciones de
    servicio social encargada de la defensa de los derechos de
    ejidatarios y demás integrantes del agro. Asimismo se
    creó el Registro Agrario
    Nacional.

    Con el objeto de lograr la impartición de una
    justicia
    agraria ágil y expedita, durante este régimen se
    crearon los tribunales agrarios, divididos para su
    organización y funcionamiento en uno superior agrario y en
    unitarios agrarios, estos últimos con sede en cada una de
    las entidades federativas, otorgándoseles la
    autonomía tanto jurídica como administrativa con
    base constitucional, lo que les permitía emitir
    resoluciones sin la influencia del poder
    ejecutivo, lo que redunda en beneficio de la justicia
    agraria.

    Lo más destacado de ese régimen, fue la
    expedición de la Ley Agraria, que modificó
    sustancialmente los procedimientos y su sistema de
    aplicación para los núcleos y comunidades agrarias,
    además de tener la intención de desaparecer el
    paternalismo tradicional que existió, aun de manera
    perjudicial para el sector campesino, otorgándoles
    facultades para organizarse y producir en beneficio propio y de
    la nación.

    5. TLC Con México Mas
    Ilusiones Que Realidades
    Hoy, primero de junio, se
    cumple un año de la vigencia del Tratado de Libre
    Comercio con México suscrito el 26 de junio del 2000
    pero que por múltiples razones, primordialmente los
    errores de procedimientos de nuestras autoridades, comenzó
    a funcionar casi un año después de su
    firma.

    El TLC con México, negociado conjuntamente con
    Guatemala y El
    Salvador, con quienes Honduras conformó el llamado
    Triángulo Norte, constituye una rica lección de
    cómo se maneja nuestra política comercial
    externa-  si es que existe y cuyos resultados es conveniente
    evaluar después de 12 meses de haber entrado en
    vigor.

    En realidad la historia del Tratado se
    remonta a enero de 1991 con una iniciativa del entonces
    presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, que se
    concretó en los acuerdos de Tuxtla Gutiérrez que
    contemplaban un tratado de libre comercio y un acuerdo de
    complementación económica entre
    Centroamérica y el país del norte en condiciones
    francamente ventajosas para las naciones del istmo ya que
    contemplaba una completa asimetría para los
    centroamericanos además de apoyo financiero, tecnología y de
    comercialización entre otras áreas.

    Lamentablemente, antes de concretarse Tuxtla I se
    produjo la crisis mexicana conocida como el "efecto tequila" y no
    se pudo suscribir el acuerdo aunque también tuvo mucho que
    ver la indecisión de los
    centroamericanos. 

    Se perdió la coyuntura pero el Interés
    mexicano resurgió a mediados de la década de los
    90’s.  De esta manera, se inició un nuevo
    proceso de negociación pero bajo una tónica
    totalmente distinta.  Desde 1996 hasta la conclusión
    del tratado la parte mexicana endureció sustancialmente
    sus posiciones y aquel afán de apertura y solidaridad
    evidenciado en Tuxtla I uno desapareció para transformarse
    en una postura de inflexibilidad e intransigencia en todo aquello
    que no favorecería sus intereses.

    Los mexicanos fueron muy duros en la negociación
    a pesar de que Centroamerica en su totalidad apenas representaba
    el 0.8% de sus importaciones y
    Honduras resultaba insignificante, 0.1% de su comercio de
    importación.  Como resultado de esta
    actitud los
    principales productos
    hondureños con real potencial como la carne, los textiles,
    electroconductores y otros, quedaron fuera del acuerdo comercial
    ya que los mexicanos o bien pedían el cielo y la tierra para
    su inclusión, exigían que fueron elaborados con
    materias primas mexicanas o ponían otras barreras de
    índole no arancelaria.

    Esto propició que la negociación se
    extendiera por casi seis años pues los centroamericanos,
    que en las primeras etapas contaban con un fuerte contingente del
    sector privado en su equipo negociador, se percataron de la
    mercantilista posición mexicana y opusieron resistencia a tal
    actitud que obviamente iba en detrimento de nuestros
    intereses.  Pero al final la cuestión cayó en
    las instancias viceministeriales, ministeriales y
    políticas y todo el trabajo
    técnico se derrumbó.  En conclusión las
    presiones mexicanas tuvieron su efecto ante las endebles
    posiciones de nuestros funcionarios y la complicidad de la
    representación del COHEP que defendieron el tratado a capa
    y espada.

    En conclusión los mexicanos negociaron con
    nosotros como si fuéramos una potencia
    comercial olvidándose de todos los privilegios y 
    beneficios de que ellos fueron objeto en la negociación
    del Tratado de Libre Comercio de América
    del Norte (NAFTA) por parte
    de Estados Unidos y Canadá.

    A 365 días de la vigencia del tratado las cifras
    nos dan la razón.  Apenas hemos aumentado nuestras
    exportaciones en
    4 millones de dólares mientras los mexicanos,
    paradójicamente las han disminuido aunque la brecha
    comercial sigue siendo abismal, 163 millones de dólares
    para el último año.  La ANDI nunca estuvo ni
    está en contra de un tratado pero si nos indigna la forma
    en que es negociado.  Es chocante como se excluyó a
    la carne y otros productos del proceso de negociación y
    como se protegieron los intereses de determinados productos a
    base de influencias o porque personas involucrados en las
    tratativas, del sector privado para mayor vergüenza,
    ofrecieron sus "servicios profesionales" para salvaguardar
    determinados bienes.

    Paradójicamente quienes se han dado cuenta de que
    fueron excesivamente mercantilistas han sido los mexicanos
    quienes a través de sus representantes
    diplomáticos, y otros instancias han estado promoviendo la
    revisión del Tratado para dar apertura a aquellos
    productos en los cuales nuestros país tiene potencial
    exportador.  Porque de las 17 mil partidas negociadas, dos
    mil del sector agrícola y 15 mil del sector industrial,
    Honduras solo tiene Interés en exportar con posibilidades
    reales de negocios unos
    10 rubros.  Lo demás es potencial
    mexicano.

    Entonces, esa es la mal llamada política
    comercial externa de Honduras.  Cedemos a los presiones de
    los otros países, marginamos a los sectores, como
    ocurrió en la negociación con México y se
    desmantelaron los equipos negociadores como está
    ocurriendo actualmente para dar paso a la improvisación y
    llevar siempre las de perder. Ahora se nos habla del Plan Puebla
    Panamá
    (PPP) y los gobiernos y organismos centroamericanos han
    demostrado su entusiasmos por la iniciativa del Presidente Fox.
    Pero nos preguntamos: ¿No se nos estará dando otra
    vez gato por liebre? Y la pregunta viene porque México
    está empeñado en el desarrollo de su región
    sur, pobre y conflictiva, y para ello plantea una propuesta de
    desarrollo turístico e industrial para esta zona a la vez
    que una amplia red de infraestructura vial
    par los países centroamericanos.

    Sin embargo, los países de la subregión no
    tienen los recursos para construir esta infraestructura y al
    final resultaría que nos tendríamos que endeudar
    para hacer más fácil el acceso a las unidades
    productivas mexicanas.Este trabajo tiene como objetivo
    central analizar el impacto que el TLC manifiesta en la zona
    agrícola del Soconusco, Chiapas a la luz de la
    fuerza con que
    se imponen tendencias generales como la globalización y la
    conformación de bloques
    económicos, o bien de políticas nacionales
    ajustadas al marco del TLC y del desarrollo diferenciado de
    regiones internas en nuestro país. El análisis que nos proponemos llevar a cabo
    no desea partir meramente del reconocimiento de las implicaciones
    explícitas que contiene formalmente el TLC respecto del
    sector agropecuario, ni solamente de la comprensión de los
    ejes nodales de la política agrícola desplegada por
    el gobierno mexicano en el último periodo, sino que
    primeramente intenta establecer un puente analítico para
    articular dos fenómenos representativos del movimiento
    actual de reestructuración del capitalismo
    mundial y de las transformaciones de nuestro país dentro
    de la vía marcada por el TLC: la
    macro-regionalización del mercado y de la economía
    mundiales (como parte del proceso de globalización) y la
    micro-regionalización de los espacios económicos
    nacionales. En este sentido, se pretende ofrecer una
    explicación plausible de cómo se presenta esa
    relación en el caso elegido por nosotros, estableciendo
    inicialmente los parámetros de la globalización y
    de la constitución de regiones y bloques
    económicos, de los cuales el TLC es un ejemplo bien
    definido, para enseguida identificar la dinámica de integración de
    México al mercado mundial y ubicar la problemática
    de la agricultura en relación con las orientaciones
    generales de la política gubernamental en el sector. Una
    vez hecho esto, la argumentación se encaminaría a
    describir las formas en que se reafirma la tendencia a
    desarrollarse en el territorio mexicano regiones y micro-regiones
    económicas, donde se pueden apreciar las diferencias con
    que se ponen en juego recursos
    públicos y privados y donde impactan de maneras a veces
    totalmente distanciadas unas de otras, factores medulares como es
    el caso del TLC. Aquí quedan asentadas brevemente las
    características de la región del sureste mexicano o
    más específicamente del estado de Chiapas y sus
    contrastes con regiones como las del norte fronterizo o de la
    parte más industrializada del centro; para continuar hasta
    la micro-región del Soconusco dentro del estado referido.
    Además de manejar información estadística y ejercicios de análisis
    propios y ajenos, se hace uso de datos
    empíricos recabados directamente en la región, para
    llegar a algunos lineamientos de evaluación
    del impacto del TLC en esta zona. De antemano podemos decir que
    se vislumbra con claridad cómo la potencialmente mayor
    apertura del mercado estadunidense a productos fundamentales del
    área del Soconusco como el plátano y en menor
    medida el café
    provoca efectos relacionados con el aumento relativo o el
    abandono de la producción sin que se cuiden requerimientos
    técnicos o necesidades de desarrollo integral y
    sustentable, además de que refuerza tendencias hacia la
    sustitución a veces caótica o insostenible de los
    cultivos que no se articulan al nuevo contexto. Pero al mismo
    tiempo desencadenan fenómenos dignos de tomarse en cuenta,
    tales como la tendencia paulatina a la preeminencia del nexo
    económico (que después podría volverse
    político y hasta cultural) con el exterior y no con el
    espacio aledaño o con el resto de la nación, el
    fortalecimiento de mecanismos de intermediación y
    acaparamiento monopólicos por parte de los grandes
    productores y comerciantes con el consecuentemente escaso derrame
    de beneficios hacia los pequeños productores y los
    jornaleros, o la ausencia de políticas sociales generales
    vinculadas a un proyecto de nación y a una perspectiva de
    desarrollo global de la región que se traduzcan en
    mejorías evidentes en la calidad de
    vida de la población asentada en ella.

    6. Globalización y
    regionalización

    En la actualidad resulta difícil analizar
    cualquier problema social sin tomar en cuenta su relación
    con el fenómeno de la globalización. Para el caso
    que aquí nos ocupa, este elemento adquiere una importancia
    singular. En principio, el sentido fundamental del Tratado de
    Libre Comercio de América del Norte (TLC),

    no puede apreciarse si no es a la luz de la
    globalización y de uno de sus componentes centrales que es
    la formación de grandes regiones o bloques
    económicos. La globalización, aun cuando algunos
    analistas la han reducido a un fenómeno meramente
    económico, implica cambios radicales en múltiples
    aspectos, entre los cuales nosotros destacamos cinco: 1) la
    mundialización de la economía, 2) la tercera
    revolución
    científica y tecnológica, 3) la crisis del
    Estado-nación, 4) el nuevo orden político
    internacional y 5) la cultura
    global. Cinco elementos que permiten visualizar la magnitud del
    proceso de la globalización. No obstante que en este
    trabajo no podemos desarrollar ampliamente algunas
    interpretaciones nodales sobre el asunto, tal y como lo hacemos
    en otros documentos,
    queremos mencionar que la globalización es entendida por
    nosotros como una nueva fase del desarrollo capitalista, como un
    componente medular del proceso de reestructuración del
    capitalismo mundial que se inicia hacia la segunda mitad de la
    década de los setenta y que hoy se muestra con mayor
    claridad en los cinco puntos señalados arriba. Cada uno de
    esos cinco elementos destaca fenómenos trascendentales,
    tales como la mayor integración e interdependencia entre
    las economías nacionales, la formación de regiones
    o bloques económicos, el surgimiento de los mercados
    financieros a nivel mundial, el fortalecimiento del comercio
    intrarregional e intrafirma, el predominio de las
    economías abiertas, el impacto de las innovaciones
    tecnológicas en la producción y en la vida diaria
    (microelectrónica, robótica,
    nuevos materiales,
    telecomunicaciones, biotecnología, etcétera), la crisis
    de la figura del Estado-nación, la crisis de la
    hegemonía de EE.UU. y del bipolarismo desarrollado en la
    postguerra, o el despliegue mundial de una especie de cultura
    global. Ahora bien, como lo hemos dejado ver, la
    globalización ha generado la constitución de tres
    grandes regiones o bloques económicos que representan un
    factor de determinación del desarrollo y de la
    integración de las naciones al mercado mundial. Esas
    regiones son la Unión
    Europea comandada por Alemania o por
    la alianza germano-francesa, la Cuenca del Pacífico
    liderada por Japón y
    el proyecto de integración americana que empieza con el
    TLC y que es hegemonizado claramente por los Estados Unidos.
    Aquí de alguna manera se hace alusión a la forma en
    que Braudel y sus simpatizantes han comprendido el movimiento del
    tiempo, donde el curso cronológico del mismo no se ajusta
    a la dimensión real de la historia; los ejemplos mejores
    de esta idea son el largo siglo XVI que Braudel situaba entre
    mediados del XV y mediados del XVII en razón del
    desarrollo de En este horizonte de realidad, el
    Estado-nación, o para simplificar el Estado nacional,
    aparece como un puente o intermediario entre esas macro-regiones
    y las micro-regiones constituidas históricamente en
    espacios geosociales específicos. El Estado nacional juega
    el papel de
    interventor político para ajustar las condiciones de
    funcionamiento de las micro-regiones de acuerdo con el proyecto
    macro-regional definido en función
    del marco de la globalización; ajuste que puede significar
    el desarrollo de los medios para
    lograr la integración de dichas micro-regiones mediante
    políticas económicas adecuadas a tal fin o bien la
    puesta en práctica de acciones estatales para moldear una
    marginación políticamente controlada.Así, el
    Estado no puede ser ya identificado bajo la idea de representante
    soberano de una voluntad ciudadana nacional, sino más bien
    como expresión nacional de una relación global que
    ha desbordado los marcos nacionales, es decir, como un Estado
    internacionalizado, que en el caso aludido funciona como mediador
    político entre las macro-regiones derivadas y
    sostenidas a partir de la globalización y las
    microregiones que, más allá de los proyectos
    nacionales, se hallan cohesionadas por determinantes
    geohistóricas y culturales (condiciones
    topográficas, formas de producción, factores
    lingüísticos y étnicos, relaciones
    económicas específicas, interacciones
    simbólicas, etcétera) que requieren ser tomadas en
    cuenta para lograr su integración subordinada al mercado
    mundial, ya que son fuente de materias primas, de
    energéticos o de fuerza de trabajo y potenciales mercados
    accesorios. Por lo tanto, este proceso de globalización de
    la economía mundial ha perturbado el funcionamiento de las
    economías nacionales, entre ellas la nuestra por supuesto
    y, como se ha visto, las bases jurídicas sobre las que
    tradicionalmente se organizaban los estados nacionales, su
    cultura, así como su estructura
    social, ha cambiado drásticamente en las dos
    últimas décadas. México, frente a este
    proceso globalizador, ha trazado una estrategia de
    integración a los mercados mundiales que no se
    circunscribe a la firma del TLC (aunque sí es su
    vía principal) sino que en forma paralela ha desarrollado
    – y pretende ampliarlos en el futuro inmediato- acuerdos
    comerciales con otros países y otros bloques
    económicos. Con base en lo anterior y antes de ver la
    situación de la agricultura en el TLC y su relación
    con la microregión del Soconusco, micro-región
    caracterizada por largas tradiciones de participación en
    el comercio mundial y por fuertes vínculos internos de
    identidad
    cultural y estructural, debemos establecer algunos elementos de
    análisis indispensables.

    7. La integración de
    México al mercado mundial

    La integración de México al mercado
    mundial y la desestructuración de los patrones de
    desarrollo seguidos durante su industrialización sin lugar
    a duda rebasa los límites de
    la vigencia formal del TLC o mejor aun, el TLC representa
    el medio singular a través del cual se consolida dicha
    integración de acuerdo con el proyecto político
    imperante en los últimos sexenios. Con esto queremos
    asentar la idea de que los tiempos del TLC se inician aun antes
    de ser proyectado, diseñado y puesto en marcha.
    La apertura y liberalización de la economía
    mexicana se presenta como un proceso paulatino y discontinuo, que
    adopta modalidades particulares en diferentes momentos en una
    clara tendencia a acentuarse. Así, ante la profunda crisis
    política de 1968 y las dificultades mostradas por el
    patrón de acumulación vigente en el sexenio de
    Echeverría, todo ello en un contexto mundial de crisis y
    reestructuración del capitalismo, dicho proceso pasa por
    ciertas etapas: 1970-77, 1978-82, 1983-85, 1986-89, 1990-93 y
    1994 a la actualidad.
    Entre 1970 y 1977 dicha apertura se restringe al ingreso de
    recursos financieros que agigantan la deuda externa y al
    incremento de la inversión extranjera directa, ello
    porque, debido a los componentes políticos de la crisis,
    el acento de la acción del Estado se enfocó a ese
    terreno más que a la ampliación de los contactos
    económicos con el exterior, además de que en ese
    momento el excedente de dinero mundial, especialmente de
    eurodólares, exigía una salida como ésta
    para países como el nuestro. De 1978 a 1982, a pesar de un
    ajuste inicial de la economía mexicana, a partir de los
    descubrimientos de grandes recursos petroleros, la vertiente de
    inserción de México al mercado mundial se dio por
    la vía del énfasis hacia la producción y
    comercialización del petróleo y entonces se
    detuvieron las proyecciones de ingreso al GATT, mismo que fue
    rechazado en 1980. Con la entrada de De la Madrid a la
    presidencia, la crisis financiera y la clausura del factor
    petróleo a partir del derrumbe de los precios
    internacionales, de 1983 a 1985 se comenzó el violento
    ajuste de corte neoliberal bajo la orientación del FMI y
    del Banco Mundial que de alguna manera representaba los pasos
    básicos hacia la integración al mercado mundial. De
    1986 a 1989, el camino se aclaró con el ingreso de
    México al GATT en 1986, mediado por la relación con
    EE.UU. y con la elaboración en 1987 del marco de
    entendimiento con este país. Así llegamos al
    año de 1990, cuando se tienen las primeras pláticas
    secretas con el gobierno de EE.UU. encaminadas a la firma de un
    acuerdo bilateral de libre comercio, el cual se abre y recibe la
    adhesión de Canadá en 1991 y que se resuelve en
    primera instancia en 1992, para ser ratificado en 1993 ya como
    TLC de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés). Obviamente nos encontramos en la
    última etapa caracterizada por la vigencia formal del TLC
    durante los años de 1994 a la fecha.
    Antes de entrar propiamente al análisis y
    evaluación de este periodo flexibilizado por las razones
    anteriores en el caso de la micro-región del Soconusco,
    queremos establecer algunas consideraciones generales en lo que
    se refiere a la relación del TLC y la agricultura
    mexicana.

    8. El sector agropecuario
    mexicano y el Tratado de Libre Comercio

    Antes de la conclusión del TLC se preveía
    con claridad que la desigualdad de las economías y
    particularmente de los sectores agropecuarios de los tres
    integrantes del Tratado era un factor determinante para
    establecer su posible impacto sectorial. Por ejemplo se mostraban
    que las diferencias específicas de productividad y
    competitividad de la agricultura de México y de EE.UU.
    eran tan grandes que no podría sino esperarse una total
    inclinación de los beneficios del intercambio bajo el TLC
    en favor del segundo.

    La superioridad estadounidense se sostenía y se
    sostiene en cuatro elementos fundamentales: 1) el desarrollo y
    aplicación de tecnología durante un periodo largo
    previo a 1990 que aun persiste, 2) las políticas de
    subsidio y promoción que en aquel país tienen lugar
    en apoyo del sector, 3) las diferencias topográficas y
    climatológicas evidentemente mucho más benignas en
    los estados Unidos tanto para la producción de granos como
    de productos cárnicos y 4) la estructura de
    comercialización interna y externa. Destacamos la
    comparación entre México y Estados Unidos porque de
    acuerdo con los datos del INEGI el intercambio de productos
    agropecuarios de nuestra nación con sus socios se traduce
    en los siguientes montos: 88 % de nuestras exportaciones van
    hacia Estados Unidos y sólo 0.3 % hacia Canadá,
    mientras que nuestras importaciones provienen del primer
    país en un porcentaje de 80 % y del segundo tan
    sólo el 2.23 %.

    9. Sexenio Ernesto
    Zedillo Ponce de León

    1. Heredero accidental del presidente Salinas
    Segundo de seis hermanos de una familia de clase
    media-baja, recibió su primera educación en colegios
    públicos de Mexicali, en el estado de Baja California
    Norte, a donde los padres se habían desplazado desde
    Ciudad de México en busca de mejores oportunidades de
    trabajo. En 1965 continuó los estudios medios en Ciudad de
    México y en 1969 se matriculó en la Escuela Avanzada
    de Economía del Instituto Politécnico Nacional.
    Obtenida la graduación, con los ingresos reportados por su
    trabajo como auditor auxiliar en el Banco Nacional del
    Ejército y la Armada, pudo matricularse en Economía
    en la Universidad
    estadounidense de Yale y posteriormente, ayudado por sendas becas
    del Consejo Nacional de Ciencia y
    Tecnología (CONACYT), asistió a un curso de
    posgrado en Bradford, Gran Bretaña, y al programa de
    doctorado de Economía de Yale, donde obtuvo el
    título correspondiente con una tesis sobre el
    estudio del problema de la deuda
    pública externa mexicana y su relación con las
    expectativas de crecimiento de las exportaciones
    petroleras.

    En 1971, un año antes de licenciarse,
    ingresó en el gobernante Partido Revolucionario
    Institucional (PRI) y comenzó a trabajar en la Dirección de Política
    Económica, adjunta a la Presidencia de la
    República, lo que estimuló su interés por la
    política. Impartió docencia en el Instituto de
    Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IEPES)
    del PRI bajo el auspicio de Leopoldo Solís y a
    continuación desempeñó diversos puestos de
    responsabilidad en el aparato económico y financiero de la
    administración. En estos años, Zedillo
    cimentó su reputación de economista y su perfil de
    tecnócrata, partidario de modernizar las estructuras
    económicas y alejado de los sectores tradicionalistas del
    PRI.

    Desde 1978 y a lo largo de las administraciones de
    José López Portillo y Miguel de la Madrid Hurtado,
    Zedillo se desempeñó sucesivamente como: analista y
    subgerente de investigación económica del Banco
    central de México, BANXICO; responsable de la puesta en
    marcha del Fondo de Intercambio, Cobertura de Riesgos y Confianza
    (FICORCA), un órgano gubernamental, también
    conocido como Fideicomiso
    para la Cobertura de Riesgos Cambiarios, que permitió
    reestructurar la deuda de muchas empresas mexicanas; y, desde
    1987, subsecretario de Planeación
    y Control Presupuestal en la Secretaría de Programación y Presupuesto del Gobierno
    federal.

    En diciembre de 1988 el nuevo mandatario priísta,
    Carlos Salinas de Gortari, también economista de
    formación, le nombró secretario, esto es, ministro,
    de Programación y Presupuesto. Como tal, Zedillo se
    encargó de ejecutar las directrices de austeridad en los
    gastos del Estado prescritas por el FMI y asumidas por Salinas
    como parte de su ambicioso programa de reformas liberales en la
    estructura de la economía, y también
    participó en el diseño
    de las políticas de desarrollo y del Programa Nacional de
    Solidaridad (PRONASOL), encaminado a paliar el coste de las
    reconversiones en el terreno social.

    En enero de 1992 Salinas le puso al frente de la
    Secretaría de Educación Pública, donde
    emprendió una profunda reforma de la educación
    preescolar, primaria y secundaria, que se plasmó en el
    Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación
    Básica. En noviembre de 1993 el designado candidato
    presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, a quien le
    unía una visión democratizadora del sistema
    político, le nombró coordinador general de su
    campaña.

    Colosio fue asesinado el 23 de marzo de 1994 durante un
    mítin en Tijuana y seis días después, con el
    país conmocionado por el magnicidio, el PRI se
    decantó por Zedillo como nuevo postulante del oficialismo.
    Hombre con una
    imagen de servidor
    público competente, inteligente y honesto, pero un tanto
    gris y sin gancho, su ubicación en los círculos de
    Colosio y Salinas se interpretó entonces como una
    garantía para la continuidad de las reformas impulsadas
    durante el sexenio que tocaba a su fin.

    2. Una asunción oscurecida por la crisis
    financiera
    En las elecciones del 21 de agosto de 1994, Zedillo, sin
    sorpresas, se hizo con la victoria por delante de Diego
    Fernández de Cevallos, del conservador Partido de
    Acción Nacional (PAN), y Cuauhtémoc Cárdenas
    Solórzano, del centroizquierdista Partido de la
    Revolución Democrática (PRD). Aunque su 50,2% de
    votos era el más bajo porcentaje nunca recibido por un
    candidato priísta, los comicios registraron una
    participación también excepcional, del 77,7%, casi
    20 puntos más que en 1988.

    En las legislativas, el PRI pagó, entre otras
    razones, por la creencia generalizada de que sus poderosos
    sectores conservadores estaban detrás del asesinato de
    Colosio y perdió 20 de sus 320 escaños en la
    Cámara de Diputados (sobre 500), un descenso al que
    también contribuyó la inusual limpieza del
    escrutinio, fruto del pacto alcanzado por Salinas y los
    principales partidos. Las elecciones fueron celebradas bajo el
    Código Federal de Instituciones y Procedimientos
    Electorales (COFIPE), aprobado por el Congreso en 1990, y
    organizadas y supervisadas por sus organismos asociados, el
    Instituto Federal Electoral (IFE) y el Tribunal Federal Electoral
    (TFE).

    El 1 de diciembre de Zedillo tomó posesión
    de su mandato sexenal como, según los observadores, el
    primer presidente del PRI elegido sin el decisivo concurso de los
    mecanismos tradicionales de fraude, no
    obstante la detección del largo brazo de la maquinaria
    priísta, como el uso proselitista de recursos
    públicos, el empleo abusivo de los medios de
    comunicación y la inducción al voto a cambio de emolumentos
    en los ámbitos clientelistas.

    El 19 de diciembre Zedillo topó con una de las
    sorpresas más desagradables nunca encontradas por un
    mandatario recién inaugurado: advertido por BANXICO de que
    las reservas de dólares se estaban agotando en el intento
    de sostener al sobrevalorado peso, el presidente aprobó
    una devaluación del 15%, que fue invalidada de inmediato
    por la dinámica del mercado libre.

    Lo que se reveló, en toda su crudeza, fue una
    gravísima crisis financiera provocada por el embarque
    masivo de capitales especulativos, iniciado tras el asesinato de
    Colosio y acelerado en las últimas semanas, que
    totalizó los 24.000 millones de dólares. El peso,
    puesto en flotación el día 22, cayó en
    barrena y hasta el final de año perdió el 60% de su
    valor, convulsionando los mercados internacionales -el
    popularmente conocido como efecto tequila- y situando al sistema
    financiero del país al borde de la quiebra.

    La catástrofe pudo evitarse gracias a un
    apresurado plan de socorro internacional, el 21 de febrero, que,
    coordinado por el FMI y encabezado por el Tesoro de Estados
    Unidos, inyectó 51.000 millones de dólares a cambio
    de un drástico plan de austeridad, consistente en la
    subida de los impuestos
    indirectos y las tarifas de los servicios públicos, y la
    contención de los salarios por
    debajo de los nuevos precios.

    La condición más extrema y dolorosa que le
    impuso Washington al Estado mexicano fue el depósito de
    los 7.000 millones de dólares anuales provenientes de la
    venta del
    petróleo en un banco estadounidense como garantía
    de pago, toda una hipoteca sobre el florón de la
    producción nacional. El mercado financiero volvió a
    estabilizarse, pero 1995 lo cerró México con una
    recesión económica del 6,9% del PIB y una tasa de
    inflación del 52%.

    Además, la restauración del orden
    financiero condujo a la destrucción o la
    subcontratación de millones de puestos de trabajo, a una
    pérdida masiva de poder
    adquisitivo de la población y al crecimiento de las rentas
    más elevadas. Con un 40% de la población por debajo
    del umbral de la pobreza y al
    menos otro 25% en sus límites, México
    acentuó su condición de uno de los países
    con más desigualdades de toda América
    Latina.

    3. Impulsor de reformas decisivas en el sistema
    político
    Superada la tormenta monetaria, y con inusitado vigor, pues 1996
    iba a registrar un 28% de inflación y una tasa de
    crecimiento del 5,1%, Zedillo, comedido y disciplinado, se
    concentró en una empresa no
    menos formidable: el cumplimiento de sus promesas de
    democratización del Estado y la sociedad sin poner en
    peligro la unidad del propio PRI, que se resistía a
    librarse de obsolescencias y a permitir que otros partidos y
    organizaciones sociales ocuparan espacios de participación
    en la esfera pública, celosamente salvaguardados con
    vocación patrimonial.

    Al llegar a la Presidencia, Zedillo se había
    comprometido a continuar las reformas electorales, y por tanto
    centró sus esfuerzos en asegurar la transparencia de los
    comicios y la completa imparcialidad del IFE. La primera
    concreción de este objetivo fue el pacto Compromisos para
    el Acuerdo Político Nacional, suscrito el 17 de enero de
    1995 por las tres fuerzas políticas citadas más el
    Partido del Trabajo, esto es, todos los partidos representados en
    el Congreso, a fin de promover el diálogo
    para conducir una reforma electoral definitiva y solucionar el
    problema de los frecuentes conflictos
    poselectorales.

    Esta modernización decisiva de las reglas de
    participación política fue consagrada, en una
    manifestación de consenso sin precedentes, el 31 de julio
    y el 1 de agosto de 1996 con la aprobación unánime
    por las dos cámaras del Congreso de la reforma de 19
    artículos de la Constitución. El PRI asumió
    la reforma en su XVII Asamblea Nacional celebrada del 20 al 22 de
    septiembre siguiente, ocasión en que además
    ratificó su compromiso social y revolucionario,
    planteándose la necesidad de un cambio "en el asfixiante
    modelo económico neoliberal", el mismo que, empero,
    venía aplicando Zedillo por motivos coyunturales. Con
    todo, la doctrina de "liberalismo
    social" acuñada por el ahora demonizado y autoexiliado
    Salinas, fue removida de la declaración ideológica
    del partido.

    La crisis interna del partido fundado en 1929 con el
    nombre de Partido Nacional Revolucionario, iniciada con las
    convulsiones del período salinista (debate
    ideológico en torno al modelo
    económico liberal, resistencias
    de los sectores tradicionalistas, alzamiento indígena en
    Chiapas, magnicidios de Colosio y del secretario general del
    partido, José Francisco Ruiz Massieu) y continuada desde
    que Zedillo dejó claro que no estaba dispuesto a gobernar
    bajo presiones, se vio agravada con motivo de las elecciones
    legislativas federales y estatales del 6 de julio de 1997,
    primeras celebradas bajo la nueva normativa.

    En aquella ocasión, por primera vez en su
    historia el PRI perdió la mayoría absoluta en la
    Cámara de Diputados con el 38,8% de los votos y 239
    escaños, 59 menos que en la legislatura anterior,
    así como las gobernadurías de Querétaro y
    Nuevo León, que pasaron a manos del PAN y que se sumaron a
    las que ya poseía en Guanajuato, Jalisco, Chihuahua y Baja
    California, siendo éste en 1989 el primer estado que
    perdió el PRI.

    El oficialismo aseguró, con 76 escaños, la
    mayoría absoluta en el Senado, pero perdió la
    mayoría de dos tercios necesaria para aprobar
    modificaciones constitucionales sin apoyos externos. El gran
    vencedor de la jornada fue el PRD, cuyo líder,
    Cárdenas, arrasó con el 47,6% de los votos en las
    primeras elecciones a la jefatura de Gobierno del Distrito
    Federal, centro de poder muy importante dado el peso
    demográfico y político de la capital. Zedillo,
    confrontado a esta insólita cohabitación, se
    apresuró a felicitar a Cárdenas y
    añadió que en lo sucesivo "ya nadie podrá
    tachar al PRI de ser un partido de Estado".

    4. Ambivalencia en el conflicto de
    Chiapas
    La delicada situación social en algunos estados,
    alimentada por los abusos de los gobernantes locales del PRI,
    obligó a intervenir a Zedillo. Así, en 1996
    forzó las dimisiones de los gobernadores de Nuevo
    León, tras protagonizar un escándalo de
    corrupción, y de Guerrero, por intentar ocultar el
    asesinato de 17 campesinos por las fuerzas de
    seguridad.

    Pero fue el heredado conflicto en Chiapas, ahora
    extendido a otros estados del sur, con su complejo cuadro de
    insurgencia armada, reivindicaciones indígenas de
    autogestión y reparación socioeconómica, y
    monopolio de
    las estructuras productivas y de poder por la oligarquía
    priísta, el problema más acuciante, que Zedillo
    trató con la política del palo y la
    zanahoria.

    Tras fracasar las negociaciones con el Ejército
    Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el 9 de febrero
    de 1995, poniendo fin a la tregua vigente desde el 12 de enero de
    1994, ordenó al Ejército cercar la selva Lacandona
    y capturar al líder de la revuelta, el carismático
    y enigmático Subcomandante Marcos (al que de paso
    intentó desacreditar revelando su supuesta identidad),
    pero cinco días después mandó detener las
    operaciones.

    El 21 de abril representantes del Gobierno y la
    guerrilla reanudaron las conversaciones en el pueblo de San
    Andrés Larráinzar sobre la base de las demandas de
    la última, las cuales condujeron desde septiembre de ese
    año hasta febrero de 1996 a una serie de compromisos
    puntuales de aplicación incierta. Los denominados Acuerdos
    de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígenas,
    firmados el 16 de febrero de 1996, quedaron en papel mojado
    cuando la guerrilla acusó al Gobierno de hacer del
    texto una
    interpretación unilateral y no ajustada al espíritu
    que lo impulsó.

    El rechazo del Gobierno federal a la iniciativa de ley
    de la Comisión parlamentaria de Concordia y
    Pacificación (COCOPA), relativa justamente a los derechos
    de los indígenas, más la negativa de Zedillo a
    cualquier menoscabo del Estado de derecho en el territorio
    controlado por el EZLN, el cual se aprestaba a crear
    instituciones autónomas, propiciaron la reproducción de los enfrentamientos. Se
    configuró así una dinámica alternante entre
    diálogo y represión que dejó en suspenso
    cualquier desenlace negociado.

    Zedillo fundamentó su reluctancia a los Acuerdos
    de San Andrés en la posibilidad de que las reformas
    legales se tradujeran en enmiendas constitucionales, lo que
    podría dar pie, en su opinión, a reivindicaciones
    de tipo independentista, pero siempre se tuvo la sensación
    de que el mandatario no tenía ninguna voluntad de
    reconocer las verdaderas raíces del conflicto ni de
    terminar con los atropellos de los caciques locales.

    A la presión
    policial contra los conatos de autogobierno indígena
    siguieron el asesinato, el 22 de diciembre de 1997, en la
    comunidad de
    Acteal de 45 indios tzotziles pertenecientes a un grupo
    pacifista católico simpatizante del EZLN por paramilitares
    a las órdenes del PRI local, y en junio de 1998 nuevos
    combates entre Ejército y los zapatistas, con el saldo de
    una decena de muertos, que obligaron a Zedillo a realizar el
    día 13 una visita de inspección. La matanza de
    Acteal, concretamente, levantó una polvareda de
    críticas contra Zedillo, cuya autoridad sobre los sectores
    más reaccionarios de su partido quedó en
    entredicho.

    En añadidura, en Guerrero y otros estados del sur
    comenzó sus actividades en agosto de 1996 un
    Ejército Popular Revolucionario (EPR), insurgencia de
    menor entidad pero de discurso
    más radical que para unos tenía inspiración
    maoísta y para otros se trataba de una creación de
    elementos del partido del poder interesados en desestabilizar el
    orden público.

    5. Pragmatismo en
    política exterior
    Las dinámicas de integración
    económica guiaron, como en la mayoría de los
    países latinoamericanos, el hacer exterior de Zedillo, que
    se caracterizó por un equilibrio
    entre el pragmatismo liberal y la continuación de una
    línea diplomática nacional que durante
    décadas enarbolaron las administraciones priístas,
    sustentada en principios como el respeto a la
    soberanía nacional de los estados y la independencia
    de tender puentes de cooperación con cualquiera de ellos,
    si bien esta última característica había
    tenido más relevancia en el pasado, cuando el sistema
    internacional se movía por la lógica
    de los bloques ideológicos y cobraba plena
    significación la vía tercerista de los
    países no alineados.

    Por un lado, Zedillo alentó el buen entendimiento
    con el Gobierno de Estados Unidos, país socio dentro del
    Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y que
    concentraba él solo las tres cuartas partes de todas las
    transacciones comerciales de México. En 1998 el 76% de las
    exportaciones y el 70% de las importaciones mexicanas se hicieron
    con Estados Unidos; su valor sumó los 187.000 millones de
    dólares, nada menos que un 120% de incremento con respecto
    a 1993, el año previo a la entrada en vigor del TLCAN. La
    tendencia siguió creciendo con rapidez hasta el final del
    período presidencial de Zedillo, sobre todo en las
    exportaciones, consolidando a México, ya muy por delante
    de Japón y China, como el
    segundo socio comercial de Estados Unidos después de
    Canadá.

    Los bajos costes salariales de México iban a
    traer fuertes inversiones empresariales de los socios del norte
    (fundamentalmente en el sector de las maquiladoras o empresas de
    montaje), pero los críticos de la integración
    comercial apuntaron los riesgos que supondría para la
    economía nacional una recesión en Estados
    Unidos.

    Zedillo realizó allí su primera visita al
    exterior como presidente titular el 10 de diciembre de 1994, con
    motivo de la I Cumbre de Las Américas que se celebraba en
    Miami, y su homólogo Bill Clinton hizo lo propio a
    México el 7 de mayo de 1997. En este encuentro los
    mandatarios firmaron un pacto de cooperación para la lucha
    contra el narcotráfico, compromiso sin precedentes que
    apaciguó sólo parcialmente las desconfianzas en el
    Congreso de Estados Unidos hacia la capacidad del Estado mexicano
    para combatir esta industria
    delictiva, pese a las espectaculares detenciones de capos y su
    extradición a la justicia estadounidense.

    Estas exigencias persistentes, más el
    endurecimiento de la legislación inmigratoria, dieron
    ocasión para las recriminaciones mutuas y algunos
    desencuentros. Zedillo no perdió oportunidad para criticar
    el endurecimiento del embargo a Cuba, pero por
    otro se aplicó en la devolución del préstamo
    de emergencia de 1994, cuyo último tramo fue reembolsado
    el 15 de enero de 1997, tres años antes del plazo
    establecido e intereses incluidos.

    Precisamente con respecto a Cuba, la
    administración de Zedillo alteró la tradicional
    política mexicana de "entendimiento" que durante muchos
    años supuso un alivio al régimen de Fidel Castro,
    acosado por Estados Unidos y boicoteado por casi todos los
    países de América Latina. Zedillo reaccionó
    con desagrado a determinados comentarios irónicos del
    presidente cubano sobre el acercamiento de México al Norte
    rico, a costa, supuestamente, de los lazos tradicionales con los
    países pobres del Sur. En los últimos años
    noventa el Gobierno mexicano instó a su homólogo
    cubano a introducir mayores cotas de democracia y
    libertad en la
    isla.

    Para compensar la creciente dependencia de Estados
    Unidos, el Gobierno de Zedillo prosiguió el hilvanado de
    una red de
    tratados de libre comercio (TLC) bilaterales. El Acuerdo de
    Complementación Económica suscrito con Chile en
    septiembre de 1991 dio paso a un TLC el 1 de octubre de 1998 que
    entró en vigor el 1 de agosto de 1999; el 1 de enero de
    1995 entraron en vigor los TLC adoptados con Costa Rica el 5
    de abril de 1994 y con Bolivia el 10
    de septiembre siguiente, y el 1 de julio de 1998 lo hizo el
    establecido con Nicaragua; mientras, prosiguieron las
    negociaciones con Panamá, Perú, Ecuador y, ya en
    el plano multilateral, con Honduras, Guatemala y El Salvador. Con
    estos tres países, que forman el denominado
    Triángulo Norte Centroamericano, México
    adoptó el consiguiente TLC el 29 de junio de
    2000.

    Estos tratados, que se sumaron al adoptado en el seno
    del G-3 (con Colombia y Venezuela) en
    septiembre de 1990 y cuya aplicación comenzó el 1
    de enero de 1995, subrayaron la pluralidad de los tratos
    mexicanos, si bien su importancia real era relativa (menos, tal
    vez, con Chile y el G-3), dado que el volumen del
    comercio del país con el conjunto de América Latina
    era mínimo y se situaba en torno al 5%. Además, sus
    ventajas arancelarias iban a ser englobadas cuando entraran en
    servicio el área de libre comercio del G-3 con
    Centroamérica en 2003, y el Área de Libre Comercio
    de Las Américas (ALCA), que afecta
    a todo el continente y cuya fecha de arranque es 2005.

    En una línea de verdadero diálogo
    político se inscribió el acuerdo de libre comercio
    con la Unión Europea (UE) firmado por Zedillo en Lisboa el
    23 de marzo de 2000. Decidido el 24 de noviembre de 1999 y de
    hecho el capítulo comercial del más ambicioso
    Acuerdo de Asociación Económica,
    Concertación Política y Cooperación -firmado
    el 8 de diciembre de 1997 y en vigor el 1 de octubre de 2000-, el
    documento de Lisboa pronosticaba una década hasta
    completar el desarme arancelario a partir del 1 de julio de 2000
    y con fechas de culminación en 2003, por lo que respecta a
    la UE, y en 2007 en el caso de México.

    Ahora bien, a nadie escapaba que el comercio de la UE
    con el país azteca había crecido desde 1993 a menos
    de la mitad de la velocidad con
    que lo había hecho el comercio con el TLCAN.
    Además, se trataba de volúmenes muy reducidos: en
    1998 el comercio con todos los países de la UE
    suponía el 4% de las exportaciones y el 8% de las
    importaciones, esto es, el doble del comercio registrado
    sólo con Canadá.

    La voluntad de México de acercarse al viejo
    continente durante los años de Zedillo, incluyendo la
    cooperación en temas tan extraeconómicos como los
    Derechos Humanos y la democracia, quedó suficientemente
    expresada con la entrada en el Consejo de Europa como observador
    permanente, el 1 de diciembre de 1999, compartiendo este estatus
    de excepción con Estados Unidos, Canadá y
    Japón.

    Zedillo fue también el inspirador de la cumbre
    internacional especial contra la droga, que del
    8 al 10 de junio de 1998 reunió a una treintena de jefes
    de Estado y de Gobierno en la sede de Naciones Unidas
    en Nueva York, y participó en las cumbres anuales de la
    Cooperación Económica Asia-Pacifico
    (APEC), la Comunidad Iberoamericana y el Grupo de Río,
    cuya decimotercera edición auspició en
    México D.F. el 28 y 29 de mayo de 1999.

    6. Último de doce presidentes consecutivos del
    PRI
    De cara a las elecciones presidenciales de 2000, que se
    anticipaban como las más trascendentes en la historia
    reciente de México, el 4 de marzo de 1999, en el 70º
    aniversario del partido, Zedillo anunció un proceso de
    primarias en el PRI para la designación del candidato a la
    Presidencia, que ponía fin al histórico dedazo, la
    designación inapelable por el presidente saliente del
    aspirante a sucederle.

    En esta línea, el Consejo Político
    Nacional el 30 de abril eligió por sufragio secreto a
    José Antonio González Fernández (era el
    único candidato, pues los demás aspirantes se
    retiraron alegando falta de equidad en el proceso de selección)
    y Dulce María Sauri Riancho como respectivos presidente y
    secretaria general del partido, y el 17 de mayo definió
    las bases para el proceso interno de selección de
    precandidatos.

    El 7 de noviembre de 1999 el vencedor por rotunda
    diferencia fue Francisco Labastida Ochoa, antiguo gobernador de
    Sinaloa y hasta fecha reciente secretario del Interior del
    Gobierno federal, puesto que suele considerarse el más
    importante del Ejecutivo luego del propio presidente. Aunque
    Zedillo había asegurado que se mantendría neutral y
    que no apostaría por ningún candidato, se hizo
    notar que Labastida era su hombre de confianza. De hecho, sus
    rivales en las primarias no dudaron en acusarle de ser el
    "elegido" del aparato presidencial y, por tanto, beneficiario de
    múltiples recursos de partida. En cualquier caso, la
    campaña, muy disputada y bronca, exteriorizó con
    crudeza la lucha de banderías en el seno del
    PRI.

    Zedillo esperaba con este ejemplo de democracia interna
    convencer al electorado de que el PRI seguía siendo la
    fuerza política más capacitada del país para
    sacarlo de sus problemas,
    teniendo además presente que la economía
    proseguía su buen rumbo. Sin embargo, pesaron más
    el profundo deseo de cambio del electorado y la escasa
    convicción del propio Labastida, considerado el perfecto
    oficial reformista del PRI pero escaso de carisma y presuntamente
    débil ante las presiones de los conservadores. En la
    jornada del 2 de julio de 2000 el candidato priísta
    cayó derrotado con el 35,3% de los votos ante el hombre del
    PAN, Vicente Fox Quesada, que obtuvo el 42,9%.

    El histórico resultado fue rápidamente
    reconocido por Zedillo, que llamó a una transición
    ordenada y ofreció su colaboración al presidente
    electo, con el que se reunió a las pocas horas. Las
    felicitaciones internacionales se dirigieron a Fox, pero
    también a Zedillo, por haber hecho posible un proceso
    electoral transparente y libre de los habituales episodios de
    fraude institucional. En opinión del ex presidente de
    Estados Unidos Jimmy Carter, observador del proceso, las
    elecciones fueron "casi perfectas". Las consecuencias de la
    debacle no se hicieron esperar.

    Los dinosaurios de
    la vieja guardia del PRI, cuyo ascendiente había decrecido
    por las medidas aperturistas, arremetieron contra Zedillo, al que
    responsabilizaron de un "error histórico" que, no
    obstante, remontaron hasta comienzos de los años noventa,
    cuando Salinas de Gortari introdujo el liberalismo
    económico. La celeridad con que el presidente había
    concedido la victoria a Fox produjo un malestar
    añadido.

    El 4 de julio dimitieron la presidenta Dulce
    María Sauri y la Comisión Directiva en pleno "por
    dignidad", renuncia que fue rechazada al día siguiente por
    el Consejo Ejecutivo Nacional reunido en sesión de
    urgencia. El día 6 de julio Zedillo, saliendo al paso de
    las numerosas voces que le exigían la asunción de
    responsabilidad por lo sucedido, emitió un comunicado por
    el que se desvinculaba del conflicto interno del partido, a cuyos
    miembros instaba a reconocer la derrota y animaba a hacer una
    importante "introspección" para sacar lecciones por lo
    sucedido y encarar positivamente el futuro. Un segundo aldabonazo
    para el tambaleante partido fue la victoria en Chiapas del
    candidato conjunto de la oposición, Pablo Salazar
    Mendiguchía, en las elecciones gubernamentales del 20 de
    agosto.

    El 1 de septiembre siguiente Zedillo, en su
    último discurso a la nación, declaró
    sentirse satisfecho por que bajo su mandato México
    había "completado su viaje hacia la democracia". El 1 de
    diciembre hizo cesión de la banda presidencial a Fox en
    una ceremonia que contó con una nutrida
    representación internacional.

    Por otra parte, la situación económica de
    México no podía ser más disímil de la
    que le estalló en las manos a Zedillo nada más
    asumir seis años atrás: 2000 registró un
    crecimiento del PIB del 7%, exactamente el doble que el
    año anterior, y una inflación del 9,5%, el
    índice más bajo de todo el sexenio. El peso estaba
    estabilizado frente al dólar, BANXICO había
    aumentado sus reservas monetarias y el descenso de los ingresos
    del petróleo por los bajos precios internacionales se
    había compensado en parte con el relanzamiento de las
    exportaciones no petroleras. A modo de balance, en el sexenio de
    Zedillo la economía creció una media del 3,4%
    anual, la inflación media fue del 23% y, dato revelador de
    la apertura de la economía, el comercio exterior
    pasó de representar el 12% del PIB a comienzos de 1994 al
    42% a finales de 2000.

    La satisfacción general por el pacífico
    cambio de régimen se reflejaba en las encuestas de
    opinión, que concedían al presidente saliente un
    índice de popularidad del 60%. Ahora bien, abrumadores
    déficits sociales quedaban en el tintero, siendo flagrante
    la asimetría entre el desarrollo
    económico y el desarrollo
    humano. Zedillo también se despidió con la
    mácula de determinadas operaciones financieras
    irregulares, como la montada para rescatar de la quiebra al Fondo
    Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA) y el presunto
    flujo de dinero de Petróleos Mexicanos (PEMEX) a la
    campaña electoral de Labastida. Las sospechas apuntaron
    incluso a un enriquecimiento ilícito en el entorno
    familiar del propio mandatario.

    7. Ex mandatario con importante rol internacional
    El anterior presidente mexicano mantiene en la actualidad una
    agenda internacional muy rica. Es miembro de los consejos de
    administración de las corporaciones Procter & Gamble,
    Union Pacific y ALCOA, y asesor de Daimler-Chrysler y Coca-Cola;
    columnista regular en la revista
    Forbes, además ha adquirido el perfil de experto
    colaborador en altos organismos internacionales.

    Así, poco después de dejar la Presidencia,
    el secretario general de la ONU le
    nombró para encabezar el panel sobre Financiación y
    Desarrollo, el cual elaboró un documento, el denominado
    informe Zedillo, que brindó el marco político de
    discusión a la Conferencia
    Internacional sobre Financiación al Desarrollo que se
    celebró en Monterrey del 18 al 22 de febrero de 2002, y
    que previamente fue analizado en la IV Conferencia Ministerial de
    la Organización Mundial de Comercio (OMC) que tuvo
    lugar en Doha, Bahrein, del 9 al 14 de noviembre de
    2001.

     En este informe presentado el 28 de junio de 2001,
    Zedillo y sus diez colegas sostienen la necesidad de avanzar en
    la liberalización de los mercados mundiales, pero teniendo
    presente los intereses y necesidades de los países menos
    desarrollados, una "Ronda de Desarrollo" que, a diferencia de
    anteriores rondas de desarme arancelario, habrá de poner
    el énfasis en los productos agrícolas y
    manufacturados (textiles en particular) que exportan estos
    países.

    Profesor visitante del London School of Economics y,
    desde abril de 2002, director del Centro para el Estudio de la
    Globalización de la Universidad de Yale, Zedillo es un
    economista tan solicitado que días después de aquel
    su último nombramiento no tuvo ambages en descartarse para
    suceder en 2005 al tailandés Supachai Panitchpakdi al
    frente de la OMC, La postulación, fomentada por altos
    ejecutivos del organismo, parece no interesar a Zedillo, que se
    encuentra cómodo en el equipo de asesores personales del
    todavía director general, el neozelandés Mike
    Moore.
    Los Sexenios de:
    Carlos Salinas de Gortari
    Ernesto Zedillo Ponce de León

     

     

    Autor:

    Deysi Maitret Castellanos
    Selene Domínguez Palma
    Ana Lily Oropeza Aguilar
    Cesar Tejeda Candelero

    Alejandro Téllez López
    Eleazar Elstón Cáliz
    Lic. Ciencia
    Política y Admón. Publica

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