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El mensaje



    El mensaje

    Para todas las personas que desean
    trabajar por la Verdad, la Justicia y la
    Paz en nuestra casa, la
    Tierra.

    1. Jamás la vendas ni la
      compres
    2. Alguien como tú: el
      autor
    3. El camino
      andado
    4. Parábola de la isla
      diminuta
    5. Comprensión
      forzada
    6. Si no crees en Dios,
      demuestra que crees en ti
    7. Si crees en Dios, trabaja para
      él
    8. Millones
      asediados
    9. Sobre la
      felicidad
    10. Parábola del
      agricultor
    11. Hay que decirle basta a la
      guerra
    12. Yo te invito
    13. Yo haré, tú
      harás, nosotros haremos
    14. Hay mucha confusión en
      el mundo. Que no te confundan
    15. ¿Bienestar o
      armamentos?
    16. No sueñes,
      piensa
    17. Reflexión sobre una
      casa
    18. Mensaje a quien
      corresponda
    19. Todo cambio se enfrentará a
      resistencia
    20. Sinónimo tierra
      hogar
    21. Queridas niñas y
      niños
    22. Expuestos y
      esperando
    23. Unas palabras
      más
    24. Hiparco
    25. El milagro se llama: "tomar
      conciencia y trabajar por un mundo para
      todos"
    26. Léalo, le
      interesará

    JAMÁS LA
    VENDAS NI LA COMPRES.

    Deseo que comencemos a pensar y a trabajar en la
    construcción pacífica de un planeta
    Tierra
    (nuestra única casa) para todos, donde prospere el
    interés
    por la Verdad y por la Justicia. Esa
    es mi utopía. Para ello nació este escrito. Es lo
    que deseo, realmente, desde lo más hondo de mi corazón y
    de mi razón. Por eso, todos tienen derecho a leer esta
    obra titulada "El Mensaje", sin pagar nada por ella. Es
    gratis. Todos tienen derecho a publicarla y a
    entregársela a otros pero sin cobrar nada por ello, en
    forma totalmente gratuita. El Amor a la
    Verdad y a la Justicia es el único precio de esta
    obra, para siempre, en cualquier lugar de la Tierra
    donde la encuentres. Nunca la vendas. Y si alguien, alguna
    vez desea vendértela, entonces: Nunca la
    compres.

    ALGUIEN COMO
    TÚ: EL AUTOR

    Yo, el autor de este relato, me llamo Daniel
    Adrián Madeiro.

    No soy ni me siento un ser especial. Nunca te permitas
    considerarme un ser especial.

    No soy un mesías, no soy un elegido, no soy un
    salvador.

    No busco ser tu líder.

    Deseo profundamente que Tú seas tu propio
    líder.

    Quiero que escuches todas las opiniones pero que seas la
    persona que
    realmente decide. Que no actúes por impulso. Que medites
    tu acción.

    Sólo soy un hombre
    común que desea exponer lo que piensa.

    Mi nacimiento fue el simple resultado de una ley de la vida:
    Que hombres y mujeres se enamoran, se casan y tienen hijos, en
    procura de hacer más feliz su existencia.

    Por ese medio DIOS hizo que naciera el seis de junio del
    año mil novecientos cincuenta y siete.

    Crecí y estudié, viviendo una infancia y
    juventud por
    las que estoy agradecido.

    Leí cuanto pude y observé la vida,
    deseando aprender lo suficiente como para ser un poco mejor cada
    día.

    Pasado ya mucho tiempo, y
    habiendo visto el estado
    general del mundo; con cuarenta y algo de años; convencido
    que es hora de hacer lo que desde siempre supe que debía;
    comprendiendo que DIOS es ineludible; desde entonces yo, Madeiro,
    decidí exponer este mensaje.

    EL CAMINO
    ANDADO

    Seguramente, los cuestionamientos sobre la verdad y la
    vida forman parte de tu existencia, tanto como de la mía.
    En nuestra tarea de meditar las cosas nos enfrentamos a dudas y
    obtenemos respuesta para unas y olvido para otras.

    Tomé por costumbre destejer el devenir, escrutar
    lo afirmado hasta hoy.

    Perdí el miedo a descubrir una falsedad en lo
    sostenido por siglos y encontré que siendo sincero con uno
    mismo se comprende mejor el mundo.

    Desde nuestros orígenes, los hombres dimos rienda
    suelta al temor de enfrentar conocimientos nuevos, al
    aplazamiento de los pensadores, a la dilación de la
    superación personal.

    Aferrados a una actitud
    indulgente, llegamos hasta el momento actual con una carga de
    problemas sin
    resolver, agravados por la escasez del tiempo
    disponible.

    Una lectura
    parcial de la historia imputa como
    únicos culpables a los poderes e ideas religiosas que
    predominaron en las distintas épocas; a las políticas
    gubernamentales; a las culturas militaristas; al creciente
    interés
    mercantilista desarrollado desde tiempos antiguos.

    Esto es sólo una parte de la verdad y, más
    aún, un velo que disfraza a los verdaderos responsables de
    nuestra demora: NOSOTROS, y a sus fuerzas motoras: el MIEDO y la
    NEGLIGENCIA.

    Tomamos por costumbre simplificar el análisis de nuestro pasado culpando a los
    que nos precedieron.

    Resolvemos nuestra situación frente al porvenir
    poniendo en manos de las nuevas generaciones el compromiso con el
    futuro.

    Hallados los culpables de ayer y los responsables del
    mañana, inspeccionamos desde el televisor o el diario,
    reclinados en nuestro sillón, cómo se suceden los
    hechos.

    Siempre se tuvo la oportunidad de hacer algo que nos
    permita crecer, afirmarnos en nuestra calidad de
    racionales, convertirnos en una pieza importante de este mundo y
    tener acceso a una mediana igualdad.

    Una marcada falta de interés por ascender a lo
    más alto de nuestro espíritu postergó el
    nacimiento de una humanidad más sabia y comprometida con
    el bien común.

    Todos nosotros tenemos que ver con lo que hoy pasa en la
    Tierra. Si, es
    verdad: unos más y otros menos. Pienso que queda muy
    escaso tiempo como para permitirnos un debate. En
    él se nos pueden ir los últimos minutos, la
    oportunidad final. Hoy, todos tendremos que hacer mucho
    más que mirar y hablar de lo que pasa.

    PARÁBOLA DE LA ISLA
    DIMINUTA

    En una isla diminuta hasta el extremo, rodeada por un
    océano interminable que la separaba de otras quizá
    habitadas, existieron varias razas de hormigas -rojas, negras y
    demás-, de tamaño realmente
    insignificante.

    En sus comienzos, la escasa cantidad de estos insectos
    permitió una vida placentera para todas. Las unas poblaron
    los márgenes de un río, las otras las
    cercanías de un lago.

    Con el paso del tiempo crecieron y se multiplicaron en
    tal forma, que grandes grupos, de
    distintos bandos, se vieron obligados a emigrar en busca de
    nuevos asentamientos.

    Así comenzaron las primeras batallas.

    Carentes de la capacidad de razonar adecuadamente y
    llegar a un acuerdo (al menos eso es lo que desprendo de los
    hechos) disputaron a muerte la
    propiedad de
    la tierra y sus riquezas. Las más fuertes ganaron la
    posición mientras que las más débiles
    huyeron a terrenos inhóspitos.

    No tardaron mucho en reiterarse los enfrentamientos pues
    las comunidades volvían a crecer.

    A todo esto se sumó la prepotencia de grupos
    intrínsecamente belicistas que arremetían contra
    pacíficos pobladores de otras zonas.

    Hubo muchas guerras y
    muchas muertes; pero llegó a aceptarse como una parte de
    la vida.

    Crecieron así, en la isla, millones y millones de
    hormigas de todo tipo, sin otra preocupación que cuidarse
    de sus enemigos y recolectar para sí la mayor cantidad
    posible de alimentos.

    Pero las cosas no acabaron allí. También
    en el tema de la alimentación
    creció diariamente la cuota de insensatez.

    En las comunidades que llevaban una vida signada por los
    enfrentamientos la preocupación por la comida las
    llevó a almacenar toneladas de vegetación,
    previniendo largos sitios.

    Todos los lugares cercanos quedaron transformados en
    desiertos y los almacenes
    subterráneos no fueron otra cosa que simples
    pudrideros.

    En tanto, las hormigas que vivían en regiones
    pacíficas también fueron atacadas por el estado de
    cosas en aquellas regiones y asoladas por hordas hambrientas que
    sembraban la devastación.

    Paulatinamente, el caos creció en toda la isla
    con guerras
    totales y arrasamiento voraz.

    Pocas sobrevivieron al holocausto; tan sólo para
    terminar devorándose unas a otras, pues era tarde para
    cualquier intento de solución.

    Hoy aquella isla diminuta, es un páramo rodeado
    por un océano interminable, aislado de otros lugares en
    los que espero que no haya acontecido lo mismo.

    HORMIGAS: los hombres. ISLA: la Tierra. OCEANO: el
    Cosmos. VEGETACION: los recursos
    naturales.

    COMPRENSIÓN FORZADA

    Era un pueblo con una particularidad: todos eran
    "tuertos".

    No se trataba de una cuestión natural. Era una
    costumbre. Alguna vez, alguien comenzó a cerrar un ojo y
    le gustó, después se sumó otro y otro
    más, hasta que todos siguieron haciéndolo
    así por siempre.

    Ya veían su hábito como algo "natural".

    Un día uno de sus pobladores, convencido de que
    no se estaban viendo las cosas tal cual eran, levantó por
    primera vez el párpado de su ojo "tuerto".

    Tenía razón. Vio con sus dos ojos y
    conoció las ventajas de ver algo más del mundo que
    lo rodeaba.

    Cargado de felicidad, salió a la plaza y le dijo
    a sus vecinos: "¡Señores, mírenme!. Veo por
    ambos ojos. Mi visión es más amplia que la que tuve
    hasta ahora. Puedo defenderme con mayor facilidad de los peligros
    visibles que me rodean. Con los dos ojos a nuestro servicio, ya
    no uno solo, nuestra capacidad visual se duplica".

    Cada habitante fijó su ojo sobre
    él.

    Se miraron los unos a los otros.

    Su mono visión no les impidió ponerse de
    acuerdo y gritaron: "¡Este hombre
    está enfermo!".

    Comprendían la verdad de sus palabras pero el
    miedo paraliza a las personas y termina por retrasar los cambios
    necesarios y, lo que es peor, los encuentros con la
    razón.

    Enrojecidos pero con la cabeza erguida, todos se
    retiraron de la plaza.

    Triste, rechazado, el hombre
    comprendió: Si no te cuidas, los que tienen por costumbre
    ver con un solo ojo, te harán llorar por los
    dos.

    Pero no se dio por vencido. Agradecido por su nueva
    visión de las cosas y consciente de su responsabilidad, se dijo: "¡Fuerza!. Tal
    vez es hora de empezar a llorar".

    SI NO CREES
    EN DIOS, DEMUESTRA QUE CREES EN TI

    Yo no veo que la Justicia sea moneda corriente en el
    mundo.

    El valor de la
    Verdad fue puesto en duda desde que se dijo: ¿Qué
    es la verdad?.

    La falta de actos de Amor, en sus
    muchas formas, causan cada día mayor incomprensión,
    soledad y destrucción.

    Desde niño, observando esta situación,
    siento una profunda tristeza. Desde ese tiempo, pienso que
    tenemos que cambiarlo. Y estoy convencido que podemos.

    Te puede parecer pura palabrería romántica
    de soñador.

    Respeto tu opinión, pero: Hay gente corrupta,
    estafadora, etcétera, que arruina el bienestar
    común, porque si la Justicia falta o se malogra,
    jamás recibe castigo. Hay gente que logra engañar a
    otros con propagandas, discursos o
    promesas, porque no nos preocupamos en profundizar qué es
    Verdad y qué no lo es. Hay gente que, apoyada en la falta
    de Amor, finge
    que te ama para sacarte todo lo que pueda.

    Si te amas ¿Por qué te ofreces como
    víctima de la injusticia, la mentira o el
    desamor?.

    Si amas a alguien ¿Por qué lo dejas
    indefenso?.

    Si estás viva o vivo y sabes que la vida es corta
    ¿Por qué eliges vivir en constante peligro de
    extinción o de ruina?

    ¿Te gusta cómo están las cosas por
    aquí?. ¿Crees que podrás ir a otro planeta
    si esto empeora?.

    Si tienes cónyuge, hijos, nietos, padres, amigos
    del alma, o quien fuera que ames: ¿No te importan?. O me
    dirás que tú: Estás esperando un
    milagro.

    No podrás salvarte solo. Toda ambición
    egoísta provoca muerte.
    Millones de personas están sujetas a este
    error.

    La Tierra será buena sin: hambre, miseria,
    injusticia, mentira, opresión, guerra,
    discriminación, enfermedad. Este es un
    trabajo por hacer.

    Muchas vidas se perdieron en la ilusión de creer
    que se podía solos.

    Debes comprenderlo definitivamente: Los que destruyen
    la Tierra trabajan unidos.

    Nosotros debemos aprender a trabajar juntos para el
    bien común.

    ¿Estás esperando que llegue alguien con
    carisma para que te dé las instrucciones?. ¿Y si te
    engaña?.

    Hay mucho para pensar, para hacer, para cambiar, para
    transformar definitivamente.

    Todos podemos tener buenas ideas y podemos
    aportar.

    Tenemos que estar unidos. Sin predominio de unos sobre
    otros.

    No hacen falta líderes. Hace falta trabajar en
    común, aportando cada uno lo suyo.

    No hay uno que pueda saberlo todo.

    Todos debemos aprender a trabajar juntos como si
    fuéramos uno.

    Yo sé que se puede. Muchos no dudarán en
    demostrar que pueden.

    En donde estés, tengo la esperanza de que
    estarás trabajando por el bien definitivo de la
    Tierra.

    Lo repito: En donde estés, tengo la esperanza
    de que estarás trabajando por el bien definitivo de la
    Tierra.

    Si entendiste mis palabras y la importancia de tu
    compromiso, lo juro: Yo creo en Ti.

    SI CREES EN DIOS,
    TRABAJA PARA ÉL

    DIOS se agotó de tanta falta de Amor a la Verdad
    y a la Justicia.

    ¿Tú también estás cansado?,
    Que DIOS vea tu cansancio.

    DIOS está al lado de aquellos que asumen su
    responsabilidad frente al futuro de la
    Tierra.

    No podrás salvarte solo. Toda ambición
    egoísta provoca muerte. Millones de personas están
    sujetas a este error.

    La Tierra será buena sin: hambre, miseria,
    injusticia, mentira, opresión, guerra,
    discriminación, enfermedad. Este es un
    trabajo por hacer.

    Muchas vidas se perdieron en la ilusión de creer
    que se podía solos.

    Debes comprenderlo definitivamente: Los que destruyen
    la Tierra trabajan unidos.

    Nosotros debemos aprender a trabajar juntos para el
    bien común.

    DIOS quiere que nos unamos. Si lo hacemos, ÉL
    hará crecer la Verdad y la Justicia en todo el
    planeta.

    Tus ojos verán la caída de los
    destructores.

    DIOS puede contra todo mal si nosotros trabajamos para
    todo bien.

    Lo repito: DIOS puede contra todo mal si nosotros
    trabajamos para todo bien.

    Un mismo suelo se dispuso
    para sostener a todos los hombres. ¿Por qué no
    sostendrás tú a un hermano que siente o piensa
    distinto?. ¿Por qué te enojas y pones tan mala cara
    porque tu hermano piensa diferente?. Si aprendes a acercarte,
    serás aceptado. De otra manera sólo el mal
    dará su fruto.

    DIOS quiere que nos unamos. Hay que transformar la
    Tierra.

    Tienes que elegir ahora desde que lado verás la
    transformación.

    A ti, que preguntas: "¿cuándo vienes a
    ayudarnos?"; DIOS te contesta: "No haré nada hasta que
    aprendas a tomar en tus manos lo que creías que
    sólo era trabajo mío".

    MILLONES
    ASEDIADOS

    Por las mañanas, de lunes a viernes, mi
    despertador suena a las siete y media.

    Mi esposa ya está levantada y terminando de
    preparar a mis dos hijos menores para ir a la escuela.

    Yo me cambio y estoy
    con ellos unos minutos hasta que se marchan.

    Al rato vuelve mi esposa, desayunamos y salgo a tomar el
    colectivo hacia mi trabajo.

    Regreso a casa pasadas las siete de la tarde.

    Un amigo mío tiene menos suerte. Él entra
    a su trabajo a las siete para salir doce horas después. En
    las mañanas, mientras desayuna, sus hijos todavía
    duermen.

    Hace muchos años, yo vivía con mis padres
    en Longchamps, un pueblo distante aproximadamente 20
    kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. En
    aquel tiempo el tren no era eléctrico y era lento. A las
    seis de la mañana, en la estación yo abordaba
    alguno de los vagones que llegaban repletos de obreros y
    empleados. Muchos de los que allí estaban vivían
    aun más lejos. Esto representaba hasta una hora más
    de viaje.

    Seguramente, mi relato te resulta familiar. Tú
    mismo debes salir todos los días a una hora determinada
    hacia el trabajo
    para regresar con la puesta de sol.

    Si tu labor se desarrolla en alguna ciudad capital y
    tienes la "suerte" de contar con algunos minutos para salir al
    mediodía, ves a cientos y cientos de personas atestando
    las casas de comidas, o sentados en las plazas consumiendo su
    vianda. Quizá nos hemos visto alguna vez.

    "Imagínate que todos compartiéramos el
    mundo", escribió John Lennon en su canción Imagine.
    Tú ¿Estás en la lista de los que imaginan y
    desean eso?. Si es así, entonces estoy seguro que
    "pueden decir que soy un soñador, pero NO SOY EL
    ÚNICO".

    Yo, al regresar a casa, tomo algo mientras converso con
    mi mujer y mis
    hijos. Un par de horas después estamos cenando. Antes de
    eso, suelo hacerme un
    espacio para escribir. No siempre puedo, no siempre tengo
    ánimo o inspiración; con frecuencia, el agotamiento
    de un día de trabajo no me permite hacer
    demasiado.

    Pero siempre, desde que me levanto por las
    mañanas hasta que me acuesto en las noches, pienso en lo
    necesario que es trabajar por un mundo mejor; para mis hijos,
    para mi mujer, para
    mí y también para ti. Porque si TÚ no
    estás incluído en mi proyecto de
    bienestar, ahora que comprendemos mejor la interrelación
    entre todos los organismos de la Tierra, que sabemos que globalización es un sinónimo de
    "estamos todos en el mismo barco", si TÚ no estás
    incluído en mi proyecto de
    bienestar, sólo estoy respondiendo a un interés
    egoísta. Y ¿No es eso lo que solemos criticarle a
    tantos que andan por allí abandonando a su suerte a los
    pobres, desatendiendo las miserias humanas que podrían
    ayudar a reparar?; ¿No despierta nuestra repugnancia el
    desenfrenado interés egoísta de algunos por
    acumular cada día más y más?.

    Confío en que Tú también, cuando
    piensas en la construcción de un mundo mejor, no dejas de
    sumar al lado de tus seres amados a aquellos a quienes no
    conoces.

    Pero lo cierto es que nuestros trabajos, nuestros
    diarios quehaceres, nos obligan a dedicar cada día
    más horas a ellos y menos a nosotros y nuestros proyectos.

    "Hombres y mujeres rehuyen las dificultades ajenas a sus
    trabajos e, inmersos en los requerimientos concretos del quehacer
    cotidiano, rehúsan reflexionar sobre el sentido de sus
    vidas y su vocación fundamental" (El silencio de DIOS,
    José Manuel Saravia, Emecé Editores,
    Pág.129).

    Necesitamos un mundo mejor, debemos ocuparnos en la
    creación de un mundo mejor. Pero, tras doce horas de
    trabajo, ¿Qué fuerza
    tendrá mi amigo para sumarse a ese proyecto?;
    ¿Cómo hará para hacer lo que quisiera si
    además siempre hay labores pendientes en la casa?;
    ¿Quién forma para un mundo mejor a los niños
    cuyos ambos padres tienen que salir a ganarse el pan?;
    ¿Qué liberación femenina disfruta la mujer que se
    ve obligada a ejercer labores fuera de su casa cuando
    desearía estar con sus pequeños?;
    ¿Qué ideales anidan los niños
    que tienen que trabajar?.

    Necesitamos hacer un mundo mejor pero nos agobian cada
    día con más horas de trabajo, con menos tiempo
    familiar, con una creciente escasez de comunicación.

    No estoy exaltando a alguna ideología.

    Simplemente, estoy preguntando ¿Hacia
    dónde vamos casi seis mil millones de habitantes del
    planeta?. ¿Cuándo comenzamos a hacer el mundo que
    queremos?.

    Es tiempo de rever todas las actitudes
    egoístas y fomentar la diaria ejecución del
    altruismo, de la solidaridad, de
    la justicia y de la vocación por la verdad.

    Debiera haber no sólo trabajadores interesados en
    esto. También deberían sumarse sus empleadores. Los
    dirigidos y los dirigentes, los estudiantes y los maestros, los
    que gozan del arte y los
    artistas, los que reciben el beneficio de la ciencia y
    los científicos, los gobernados y los gobernantes. Todos
    deben comprender la necesidad de terminar con un materialismo que
    sólo logrará la extinción del concepto de
    familia, de
    amistad, de
    prójimo, de humano.

    En el escaso tiempo que nos queda, todavía es
    posible que juntos, con resolución y constancia, podamos
    alcanzar un mundo para todos.

    "Podrán decir que soy un soñador"… Por
    favor, demuéstrame que no soy el único.

    SOBRE LA
    FELICIDAD

    A través de la pantalla del televisor vi a una
    madre anunciándole a su hija que había sido
    seleccionada para formar parte de un grupo de
    cantantes. Ambas lloraban de felicidad. La madre porque estaba
    orgullosa de su hija y de ser la encargada de darle la novedad.
    La hija porque no sabía aun el resultado y no lo esperaba
    dicho por su propia madre.

    Como yo, muchos se enternecieron con esas escenas y con
    otras similares que reflejaban la experiencia vivida por los
    elegidos.

    Suele sucedernos que nos ponemos felices cuando
    observamos cualquier situación donde se aprecia el amor
    familiar, conyugal, de amistad, o un
    emotivo festejo tras el triunfo en una competencia,
    etcétera.

    Nos emociona ver a los padres despidiendo a sus hijos
    que van solos por primera vez de vacaciones. O la pareja
    recién casada que es agasajada por sus seres
    queridos.

    En definitiva, solemos acompañar con nuestra
    propia felicidad la de aquellos que, a veces por los medios o
    frente a nuestro camino, nos muestran la suya.

    Hay un sólo motivo para que esto pase: DESEAMOS Y
    AMAMOS, PROFUNDAMENTE, LA FELICIDAD. Y no tan sólo la
    nuestra.

    Todos amamos y deseamos cosas similares.

    Nos gusta ver seres humanos felices porque sabemos lo
    hermoso que es la felicidad.

    Por nuestra propia experiencia, somos conscientes del
    gran esfuerzo que representan muchos logros ajenos. Sabemos
    valorar cuanto tesón e ilusiones se ponen en la vida para
    tener: un estudio, un trabajo, un hogar, una pareja, una
    distinción o una mera valoración positiva hacia
    nosotros.

    ¿Qué pasa entonces que no siempre
    trabajamos para la felicidad?.

    Todos tenemos deberes y derechos, pero si cumplimos
    con nuestros deberes ¿Por qué en ocasiones vulneran
    nuestros derechos?.
    ¿Por qué lo permitimos?.

    ¿Es nuestra única salida quedarnos
    esperando que alguien decida no frustrarnos
    más?.

    Saldríamos enloquecidos a enfrentar a quien
    molestara cruelmente a nuestro ser querido. Te pregunto
    ¿Qué crees que pasa cuando vulneran tu derecho?.
    ¿Crees que no vendrán más tarde a vulnerar
    el de tu ser amado?. ¿Piensas que lo que empieza en ti
    también terminará en ti?.

    Es cierto que amamos la felicidad. Pero para tenerla
    realmente, no debemos permitir que la manipulen a su antojo. No
    sólo tu felicidad, también la del desconocido
    aquel. Porque tarde o temprano, el abusador vendrá a
    derribar tu puerta.

    Sin respeto y aprecio
    por la felicidad de unos y otros es imposible la
    felicidad.

    Sin unión de los unos con los otros es imposible
    alcanzar y trabajar para la felicidad verdadera.

    PARÁBOLA DEL AGRICULTOR

    Aquel anciano se presentó ante mí y me
    dijo: "Soy un agricultor y quiero que recuerdes mis palabras. Si
    aprendes de mi arte, todo
    cambiará para siempre.

    Primero: no debemos depender de la suerte para acceder
    al buen fruto de la tierra.

    Segundo: está en nuestras manos cuidar el suelo y
    ayudarlo a desarrollar lo bueno que sembramos.

    Tercero: no te descuides. Toda maleza matará tu
    semilla, toda plaga la devorará.

    Cuarto: no hay fruto donde hay maleza; no hay
    crecimiento donde hay plaga. No te equivoques, en un campo
    sembrado con buena semilla, no tendrás
    contemplación frente a la maleza y la plaga.

    Quinto: Ninguna semilla crece sin cuidado permanente.
    Dale el sol, el
    aire y el agua
    justos. Cuida siempre tu cultivo.

    Sexto: Para un fruto excelente, trabaja todos los
    días hasta el último.

    Séptimo: Cuéntale a todos los hombres que
    sólo serán felices cuando se transformen en
    agricultores comprometidos con la buena semilla".

    HAY QUE DECIRLE BASTA A
    LA GUERRA

    ¿Por qué vas a la guerra?. ¿Desde
    cuándo te gusta matar gente?.

    ¿Te dieron tan buenas razones que desde hoy te
    alegra exponerte?.

    ¿Sientes que tu nuevo rol te tornó
    poderoso?.

    ¿Acaso prefieres perecer en un combate al que se
    opone tu conciencia?.

    Cuando entreguen tus restos… ¡Papá y
    mamá no estarán felices de tu entrega!.

    ¿Acaso alguien puede reemplazar a un hijo o una
    hija, por una medalla que no crece, ni se casa, ni da
    nietos?.

    Escuché decir que atrás de cada guerra hay
    intereses económicos. ¿Será
    verdad?.

    ¿Qué valor se le da
    a tu vida en ese caso?.

    Son muchos los que van a la guerra.

    Son pocos los que son exceptuados de ir.

    Queremos un mundo sin dolor, entonces necesitamos un
    mundo sin guerra.

    Queremos países que convivan en paz, entonces
    necesitamos países sin guerra.

    Queremos que la humanidad resuelva sus conflictos
    racionalmente, sin incitar al odio y al exterminio; entonces
    necesitamos tomar la firme resolución de consensuar un
    verdadero desarme.

    Queremos que para siempre la barbarie pase a formar
    parte del pasado; ha habido millones de muertos por la codicia,
    por enfrentamientos religiosos, por discriminación racial;
    entonces debemos aprender a respetar nuestra diversidad, reprimir
    los instintos sanguinarios y trabajar cada día, cada hora,
    por un planeta Tierra sin guerras.

    En las guerras de siglo XX murieron más de ciento
    cincuenta millones de seres humanos. Un número enorme.
    Imagínate 150.000.000 de tumbas. Sí,
    ¡Horroroso!.

    ¿Cuántas guerras pudieron ser evitadas?, Y
    con ello ¿Cuántas muertes?.

    Hagamos el mejor de los esfuerzos para evitar todas las
    formas de la guerra.

    Sé, sabemos, que no es un objetivo
    sencillo. Por eso, debemos convocarnos unánimemente para
    comenzar a dar los primeros pasos firmes hacia la paz en el
    planeta.

    YO TE
    INVITO

    Cuando pienso en cementerios militares,

    en los millones de muertos por la guerra,

    en las víctimas civiles indefensas,

    en sus cuerpos bajo el polvo de la tierra;

    en la pobreza y la
    ruina que provoca

    tanta violencia
    mortal sobre el planeta,

    tanto odio incontenible, tanta saña,

    tantas guerrillas, atentados y revueltas,

    y veo que las fábricas de armas

    no se trocaron en hospitales o escuelas,

    que aun quedan miles de ojivas nucleares,

    ángel de muerte, sobre todas las
    cabezas;

    y siguen los ensayos
    belicistas

    y enfrentamientos en los puestos de
    frontera;

    me pregunto hasta cuándo sigue esto,

    y aunque parezca una pregunta sin
    respuesta,

    pueden pasarnos tan sólo dos cosas

    y es preciso atender a la advertencia,

    porque: o morimos todos sin remedio

    o cambiamos el sentido a la existencia.

    Yo te invito a cambiar y a sumarnos,

    más de seis mil millones da la
    cuenta;

    a unirnos por la paz contra la
    muerte,

    planificando un mundo sin violencia,

    todos los días, desde todos los
    lugares,

    sin descansar hasta alcanzar la
    meta;

    siempre tenaces, siempre trabajando,

    para la Paz de nuestro Hogar, la Tierra.

    YO HARÉ,
    TÚ HARÁS, NOSOTROS HAREMOS

    -Yo escribiré este artículo. Tú lo
    leerás. Ambos estaremos momentáneamente unidos por
    él, pensando y sintiendo las palabras que lo
    forman-.

    Aceptamos sin dificultad el enunciado anterior como si
    se tratara del más firme axioma.

    Sin embargo, dar esto por cierto es basarnos en espuria
    futurología.

    ¿Puedo asegurar que no dejaré inconcluso
    este escrito?.

    ¿Puedes afirmar que lo leerás pase lo que
    pase?.

    ¿Podemos garantizar que lograremos
    compartirlo?.

    No. No podemos.

    ¿Por qué?. Porque una profunda
    incertidumbre ante lo que sucederá en el próximo
    segundo, es la única certeza que tenemos por
    delante.

    -Así que yo también tendré que
    morir como Enkidu. ¡La desesperación me inunda el
    corazón!-. Esas son las palabras de
    Gilgamés quien, ante la muerte de
    su amigo, toma conciencia de su
    propio e irremediable futuro.

    Sus palabras reflejan lo que con frecuencia observamos
    en nuestra experiencia infantil.

    Camila, mi hija menor, hace un tiempo atrás,
    solía despertarse temerosa algunas noches pensando que
    podía morirse. Como el héroe sumerio, ella
    también tomó conciencia de su
    mortalidad.

    Quizá este abrumador descubrimiento sobrevino,
    principalmente, a raíz de la pérdida de una de sus
    abuelas; sin duda la proximidad afectiva fue el desencadenante de
    su alarma que se venía gestando desde antes por la
    visión de escenas en televisión
    o por la escucha de conversaciones de adultos.

    Como sea, para todos, hay un punto en nuestra infancia donde
    nos percatamos que moriremos y… los adultos que nos tutelan
    también.

    Y la angustia se tornaría inmanejable si no
    pudiéramos abrigarnos bajo las alas de un ser inmortal y
    omnipotente al que llamamos DIOS.

    Poco a poco, vamos incorporándonos a un juego entre la
    conciencia de finitud y la esperanza de eternidad.

    Las más de las veces, y aun cuando nuestro deseo
    de objetividad en el asunto sea el más fuerte y sincero,
    todos queremos que sea verdad que la muerte no existe.

    No nos afligen del mismo modo la matanza de gallinas o
    vacas, el envenenamiento de cucarachas u hormigas, ni las flores
    marchitas o las hojas secas de los árboles. Todas formas de vida que perecen
    como nosotros. Para ellas no hay eternidad.

    ¿Para nosotros, sí?.

    Una de las plegarias que los egipcios anotaron en el
    Libro de los
    Muertos dice: "¡Salve, Osiris, padre mío divino!. Lo
    mismo que tú, cuya vida es imperecedera, mis miembros
    conocerán la vida eterna. No me pudriré. No
    seré comido por los gusanos. No pereceré. No
    seré pasto de la miseria. Viviré,
    viviré".

    No está de más recordar que citas
    similares, más lejanas o cercanas a nosotros, se pueden
    encontrar en todas las religiones, incluso en las
    actuales.

    Somos los únicos seres de este planeta que
    reniegan de su destino final. Los únicos que no admiten la
    definitiva desaparición de su rostro en los
    espejos.

    La pérdida de un ser querido cambia todos
    nuestros planes, toda nuestra visión del futuro, ahora sin
    él.

    Ante ello, iba a decir que "no es fácil aceptar"
    que nuestros padres, hijos o cónyuges, por ejemplo, ya no
    existen, ya no son. Pero la expresión "no es fácil
    aceptar" es inapropiada. Lo que realmente creo es que es
    imposible dejar de pensar que están vivos de algún
    modo. El más racional de los seres, debe admitir
    esto.

    Sus voces resuenan en nuestra mente; su ropa, sus
    muebles, sus fotos, nos
    ilusionan haciéndonos pensar que regresarán como lo
    hace un viajero.

    No nos resignamos a aceptar que la muerte sea más
    poderosa que nosotros.

    "El sentimiento de la unidad indestructible de la vida
    es tan fuerte e inconmovible que repugna y niega el hecho de la
    muerte. En el pensamiento
    primitivo jamás se considera la muerte como un
    fenómeno natural que obedece a leyes generales;
    su acaecimiento no es necesario sino accidental. Depende,
    siempre, de causas singulares y fortuitas; es obra de
    hechicería o de magia o de alguna otra influencia personal hostil"
    (Antropología filosófica – Ernst
    Cassirer).

    Esta ancestral creencia en la invulnerabilidad de la
    vida es lo que llevó a los hombres primitivos a enterrar a
    los muertos con sus bienes, a
    veces con sus familias y esclavos, para que les sirvan en esa
    "otra vida" a la que iban.

    Es el mismo sentimiento que moviliza a personas como el
    Dr. Raymond Moody a escribir libros como
    "La vida después de la vida" o al periodista Víctor
    Sueiro a realizar el ciclo televisivo "Misterios y Milagros", a
    partir de su experiencia personal tras haber sido declarado
    clínicamente muerto.

    Y es posible que la vida después de la muerte
    exista. No es un hecho que yo esté en condiciones de
    demostrar. De igual modo, también es probable que no la
    haya. Cualquiera de ambas posibilidades, al menos hasta hoy, no
    pueden ser probadas de manera irrefutable.

    Sí podemos asegurar que la muerte existe. Nada
    sobre el después.

    De todos modos, seguiremos planificando día a
    día, hora a hora, nuestras acciones.
    Planearemos las vacaciones venideras, la fecha de nuestro
    casamiento, la reunión con amigos, el próximo
    libro por
    leer.

    Nos olvidaremos, naturalmente, que la muerte está
    delante nuestro, quizá sentada al lado. Que no discrimina
    entre chicos y grandes, ricos o pobres, sanos o enfermos, negros
    o blancos, mujeres u hombres, sabios o burros.

    Con su actitud
    imparcial puede que nos esté diciendo que nos dejemos de
    perder el tiempo en segregaciones, en conflictos, en
    disputas que ella no hace y que atendamos debidamente a nuestro
    único propósito: ENALTECER LA VIDA.

    Uno de los versos de "La aldea de Kiang", del poeta Tu
    Fu, dice: "El sino respetó mi juramento de volver vivo".
    También a mí me permitió terminar este
    escrito. Es mi mayor deseo que te permita a ti leerlo y a ambos
    sentirnos momentáneamente unidos.

    HAY MUCHA
    CONFUSION EN EL MUNDO. QUE NO TE CONFUNDAN

    Cualquiera sea tu edad, te pido que me acompañes
    a realizar un ejercicio con la imaginación.

    Esto nos compete a grandes y a chicos.

    Me permito decirte que será maravilloso si lo
    lees en familia.

    Supón que te invitan a una reunión o
    charla.

    Llegas a un lugar que puede ser grande o pequeño,
    con mucha gente o con poca. No importa.

    Al llegar alguno o algunos de los presentes te reciben
    con un cálido saludo y una sonrisa.

    Observas a los que están allí y ves que
    sus rostros se fijan en ti y adviertes cierta dulzura en su
    mirada.

    Puedes ver en ellos que están felices de que te
    encuentres allí.

    Quizá haya otros junto a ti que por primera vez
    visitan el lugar.

    En pocos minutos se iniciará alguna forma de
    disertación. Quizá breve, quizá
    extensa…

    Comienzan a hablar hacia todos los presentes en general,
    o específicamente a ti y a otros como tú, sobre
    cosas que te resultan gratificantes, simples de entender,
    alentadoras hacia el futuro y dignas de ser escuchadas por
    todos.

    También pudiera ser en cambio que
    hablen de una forma especial, a veces un poco incomprensible,
    misteriosa, como si se tratara de un secreto, confidencialmente,
    como si fuera una información clasificada para
    pocos.

    Puede que los integrantes habituales de la
    reunión intervengan en la exposición
    con alguna pregunta o con alguna respuesta.

    Si alguien del lugar se encuentra a tu lado, es probable
    que cada tanto te aclare, con dos o tres palabras, algo de lo que
    se está exponiendo si advierte o considera que puedes
    tener alguna duda. O tal vez tan sólo te hable movido por
    el entusiasmo del discurso y de
    tu presencia.

    Es importante que te des cuenta que, normalmente,
    estás en el lugar por tu propia voluntad. Por el fruto de
    una invitación de un ser querido o conocido, o motivado
    por un anuncio muy interesante sobre un tema que te atrae, o por
    la necesidad de escuchar algo que te saque de alguna forma de
    dolor personal.

    Como sea, no estás allí contra tu
    voluntad.

    No es extraño entonces que encuentres atrayente
    la reunión, la gente y los enunciados
    expuestos.

    Si ello no sucediera, esperarás a que termine o
    te retirarás pronto, sin más demoras. No te
    interesó y entonces vuelves a lo tuyo.

    Pero si la charla te atrae, si la gente del lugar te
    resulta particularmente afectuosa, si los enunciados, las
    propuestas, las ideas que se exponen tienen alguna semejanza con
    tus actuales puntos de vista, y más aún: si el
    mensaje escuchado toca tu corazón en un momento muy
    particular de tu vida (una pérdida, una separación,
    una enfermedad, un fracaso, etc.), si estás pasando por un
    momento difícil, entonces es muy posible que vuelvas al
    lugar, que te vincules con su gente, que sientas que allí
    encontraste lo que necesitabas.

    Seguramente, estarás pensando que sería
    maravilloso que algo así nos suceda cada vez que
    necesitamos ayuda, comprensión, guía, amor
    genuino.

    No te diré que sea imposible.

    Hay grupos de personas verdaderamente solidarias hacia
    otras, sin ningún interés económico ni
    segundas intenciones ocultas. Pongamos por caso: los bomberos
    voluntarios; los grupos de autoayuda para drogadictos, suicidas,
    alcohólicos, enfermos terminales; grupos comunales que
    organizan comedores para niños o grandes indigentes; e
    importantes comunidades religiosas que brindan su solidaridad no
    sólo entre ellos mismos sino también hacia otros
    ajenos a su fe.

    Pero debes tener presente que también hay quienes
    se aprovechan de nuestra necesidad de amor,
    compañía, identidad,
    sólo para su propio interés
    materialista.

    Entonces, en este mundo tan necesitado de amor, donde
    tenemos que estar tanto tiempo separados de nuestros seres
    queridos, donde la lucha por la subsistencia nos agota, no
    podemos darnos el lujo de dejar de pensar en hacer lo mejor para
    nosotros.

    ¿Y de qué forma podemos hacer lo mejor
    para nosotros?. Pensando lo que hacemos, lo que hicimos y lo que
    vamos a hacer.

    En medio de tanta confusión que suele invadirnos,
    no podemos permitirnos estar confundidos.

    Tenemos que aprender a reconocer lo verdadero de lo
    falso.

    Hay señales que delatan a los que pretenden
    defraudarnos y debemos prestarles toda nuestra atención.

    Sus características, habitualmente, no se hacen
    visibles en los primeros contactos; pero a poco de asistir con
    cierta frecuencia comenzaremos a entrever algunas de las
    siguientes particularidades:

    • Hay un líder que sustenta una autoridad
      especial.
    • El líder acostumbra tener la última
      palabra.
    • Es visto como alguien que está por encima de
      los miembros de la
      organización, sin posibilidad de discrepar con sus
      criterios.
    • Quizá hay una elite de personas en los que se
      depositan todas las decisiones del grupo.
    • Se pregona que el grupo está por sobre el
      individuo.
    • Se procura obtener bienes
      materiales
      de los miembros del grupo.
    • Se determina qué es una buena
      compañía y qué una mala, llegando al
      extremo de pensar que cualquiera que no es del grupo es
      peligroso.
    • Se determinan las lecturas, los espectáculos,
      los gustos y las formas de vestimenta y comportamiento general de los integrantes del
      grupo.
    • Se dictamina que uno de los objetivos
      principales es buscar nuevos adeptos.
    • Se incita a los miembros a considerar su misión
      como la más importante, al extremo de representar un
      elemento vital para la salvación del mundo.
    • Se tiende a separar. Si hace falta se invitará
      a dejarlo todo para salvarse dentro del grupo, porque la verdad
      y la salvación están allí.

    Hay más cosas posibles.

    Imaginemos que nos dan una publicación que
    utilizan los integrantes del grupo para el estudio de sus ideas o
    creencias:

    • ¿Están sus párrafos
      identificados con números o letras que se corresponden
      con preguntas impresas al pie para que luego de leer,
      respondamos?.
    • ¿Acaso, sin que estén numerados los
      párrafos, se advierte que tras cada uno de ellos se
      inserta una pregunta vinculada a la oración
      precedente?.
    • ¿Suelen estar diagramados los textos y el
      cuestionario
      de tal manera que no haya otra posibilidad que una sola
      respuesta?. Por ejemplo: "Nuestro Líder, con la claridad
      de sus palabras y constante ejemplo de vida, nos invita a
      sumarnos a su misión,
      y nosotros siempre somos conscientes que esa es nuestra
      obligación". Preguntas: "¿Qué caracteriza
      a nuestro líder?; ¿Cuál es nuestra
      obligación frente a las palabras y el ejemplo de nuestro
      líder?; ¿De qué debemos ser siempre
      concientes?".

    Otro elemento a considerar: La organización vende a sus integrantes
    material bibliográfico (libros,
    revistas, folletos) a un precio
    levemente inferior a los del mercado. Sin
    embargo, dispone de locales propios o cedidos sin cargo (no
    alquila); tiene subsidios otorgados por el estado o
    aportes de sus propios miembros para enfrentar gastos de
    mantenimiento;
    la mano de obra para la elaboración del material es
    brindada por algunos adeptos sin cargo, como una
    contribución voluntaria; la cadena de distribución es gratuita ya que la
    efectúan los propios seguidores; todo lo que se imprime se
    vende porque todo lo compran los integrantes que lo
    revenderán o lo regalarán a personas interesadas
    que quizá se sumen mañana.

    Entonces, hay una ganancia sustancialmente mayor que la
    que acompaña a una editorial de libros o de revistas que
    paga alquileres, operarios, mantenimiento,
    distribuidores, publicidad y no
    vende todo lo que imprime. ¿Quién rinde cuentas de lo que
    se hace con lo que puede significar una monumental ganancia?; Si
    esa ganancia es derivada para ayuda a la comunidad
    ¿Quién y cómo verifica y da fe de este acto
    altruista?.

    Hay mucha confusión en el mundo. Que no te
    confundan.

    Todos debemos encolumnarnos atrás de la
    búsqueda de la Verdad no de personas que digan
    tenerla.

    Las ideas están para ser escuchadas o
    leídas, pero todas deben ser: meditadas, pensadas,
    razonadas. No podemos dejar librado al azar nuestro
    destino.

    Tenemos todas las neuronas que necesitamos para pensar
    con seriedad, con responsabilidad, haciéndonos cargo de
    nuestros pensamientos y resoluciones.

    No debemos permitir que se aprovechen de nosotros.
    Debemos ayudar a que este sea un criterio general.

    Por eso, debemos trabajar juntos para favorecer el
    crecimiento de la Verdad y de la Justicia sobre la base de
    nuestro abnegado esfuerzo personal y conjunto, respetando la
    diversidad de ideas, trabajando sobre los acuerdos alcanzados,
    respetándonos los unos a los otros sinceramente, con actos
    concretos de entendimiento y de convivencia.

    Otro mundo mejor para todos es posible y no depende de
    unos pocos iluminados o unos genios o un milagro. Un mundo mejor
    para todos es el fruto del trabajo de todos, interesados siempre
    en la Verdad y en la Justicia.

    ¿BIENESTAR O ARMAMENTOS?

    En una nota elaborada por el Sr. Enrique Valiente
    Noailles, para el
    periódico argentino La Nación,
    leí las palabras del ex presidente de Costa Rica y
    Premio Nobel de la Paz, Sr. Oscar Arias Sánchez, en
    alusión a los gastos en la
    industria
    armamentista.

    Él pregunta: -Cuando llora de hambre un
    niño en medio de la noche, ¿En vez de leche habremos
    de darle armas?-.

    Luego, se dirige al presidente del Banco Mundial,
    Sr. James Wolfensohn, presente en el lugar, y lo exhorta a que
    los organismos de financiamiento
    internacional vean la posibilidad de analizar cuánto
    destinan al presupuesto
    militar aquellos países que piden créditos.

    El Sr. Wolfensohn, al subir al estrado, abraza con
    complacencia la idea expuesta por Arias, y lo invita a
    presentarla ante los cinco países más poderosos del
    planeta.

    ¿Se habrán reunido?. Cuando eso suceda,
    ¿Tendrá éxito
    la idea de Arias?. ¿Se reducirá el financiamiento
    otorgable a los países que tienen enormes gastos en
    industria
    armamentista?.

    Luego, el necesario desmantelamiento de la producción de armas ¿Es
    un elemento suficiente para erradicar la pobreza?.

    Todos comprendemos que la respuesta es
    compleja.

    Hace algún tiempo leí un sucinto informe de Thalif
    Deen, Naciones Unidas,
    de Enero de 2002, para IPS (Inter Press Service). Da cuenta que,
    según el Banco Mundial,
    "aproximadamente 1200 millones de personas viven con menos de un
    dólar por día, y casi 3000 millones viven con menos
    de dos dólares diarios".

    Esto significa que alrededor de tres cuartas partes de
    la humanidad vive muy mal, si es que se puede llamar "vivir" a
    ese cotidiano padecer.

    Como indica un estudio de la
    Organización de las Naciones Unidas:
    "La pobreza es una
    razón importante de que los bebés no sean
    vacunados, de que no haya agua potable
    ni saneamiento, de la escasez de fármacos y otros
    tratamientos y de que las madres mueran durante el parto".

    Los problemas de
    desigualdad, marginación, pobreza, y a
    raíz de ello de enfermedad, desnutrición, falta de educación, muerte
    prematura, etc., no son nuevos. Acompañan a la humanidad
    desde su origen.

    Los seres humanos somos mucho más voraces de lo
    que sospechamos.

    Si tenemos presente que, como señalan algunas
    teorías
    científicas, los dinosaurios
    podrían haber desaparecido como consecuencia de la
    aparición en escena del hombre, tenemos una vaga idea
    sobre nuestra capacidad de dominio y de
    destrucción.

    De hecho podemos ver que, siendo seres tan
    débiles y desprotegidos durante los primeros años
    de vida, llegamos hasta aquí prevaleciendo sobre las
    demás especies.

    El desarrollo del
    cerebro ha tenido
    mucho, muchísimo que ver en ello.

    Pero la inteligencia
    ha sido una herramienta ocupada en buscar la forma de prevalecer
    los unos sobre los otros.

    En cambio, la inteligencia
    debe ser una herramienta para buscar el bien
    común.

    Somos altamente inteligentes. Podemos lograr ser
    altamente felices.

    Oscar Arias Sánchez preguntó: -Cuando
    llora de hambre un niño en medio de la noche, ¿En
    vez de leche habremos
    de darle armas?-.

    James Wolfensohn se mostró interesado en
    encontrar una respuesta.

    Todos debemos empezar a buscar respuestas a tantas
    preguntas dolorosas que asolan este planeta.

    Estoy totalmente seguro que hay
    muchos oídos que comenzarán a escucharnos
    complacidos.

    NO SUEÑES,
    PIENSA.

    No se trata de querer cambiar todo de golpe. Se trata de
    tener presente las cosas a cambiar y trabajar metódica y
    persistentemente sobre ello.

    No se trata de soñar un mundo mejor. Se trata de
    planificarlo y realizar, en forma sistemática, todos los
    pasos necesarios para crearlo, para hacerlo real.

    No es suficiente desear que todos nos unamos. Tenemos
    que empezar a convertirnos en personas que se acercan unas a
    otras para trabajar unidas.

    Mi empleo de los
    términos "metódico", "sistemático",
    "persistente", no es casual. Es imposible, repito imposible,
    alcanzar un objetivo sin
    esos elementos.

    Resumidamente puedo decir que: Sólo luego de
    haber determinado un objetivo preciso, fijado una forma ordenada
    de proceder y trabajado constantemente, se logra lo que se desea
    alcanzar.

    Para hacer una casa se diseña un plano, se
    construye una base firme, se levantan paredes y techos, se
    colocan puertas y ventanas. Todo controlando que cada paso se
    realice de forma correcta para asegurar el resultado
    final.

    Además, en la construcción de una casa,
    cada cual realiza la tarea que le es propia: Los albañiles
    levantan paredes, el electricista instala la luz, el plomero
    el agua, el
    gasista el gas, el pintor
    embellece las paredes, etcétera. Si no fuera así el
    resultado podría ser catastrófico.

    Del mismo modo se procede con la transformación
    del planeta: Cada cual trabajando especialmente en lo que sabe
    sin perder de vista el objetivo común.

    Toda esta planificación, cuidados y trabajos, son
    aplicables para el objetivo de transformación de la
    Tierra.

    Se deben realizar reuniones periódicas para
    establecer puntos en común y trabajar sobre
    ellos.

    Las reuniones tienen que ser de dos tipos: Unas formadas
    por personas con un propósito específico atinente a
    su ocupación y al tema que mejor dominan. Otras con la
    unión de grupos diferentes para ver avances y renovar el
    objetivo común que es transformar la Tierra en un lugar
    para todos, con Verdad y con Justicia.

    Debe procurarse la construcción de grupos donde
    cada integrante comprenda que todos tenemos que pensar y trabajar
    y "no hay un líder por sobre el resto".

    Esto último es muy importante: "no hay un
    líder por sobre el resto". Esto es una
    prevención contra cualquier intención de dominio de un
    grupo de personas para fines egoístas; esto ayuda a evitar
    la formación de una secta o sea de un conjunto de personas
    obedeciendo los dichos de alguien considerado por encima del
    resto.

    Siempre habrá quien sobresalga; nunca
    deberá ser considerado por sobre los
    demás.

    Todos deben ser valorados por igual.

    En todo grupo hay diversidad. Esto no debe permitir que
    aquel o aquellos que sobresalgan por algún talento en
    especial pretendan transformarse en conductores
    autorizados.

    El que sea más inteligente o capaz que ayude al
    resto a mejorar sus capacidades.

    Que aquel que sea más capaz se maneje con
    humildad recordando que es tan sólo una persona
    más en el grupo y en la Tierra.

    Que todos estén siempre atentos para no permitir
    que alguien intente ponerse por encima del resto.

    Todos debemos liderar este cambio, "para siempre", en
    nuestro planeta. Todos, absolutamente TODOS.

    El autor del presente trabajo también está
    sujeto a estas premisas.

    No hay nadie especial entre nosotros. Todos somos
    uno.

    REFLEXIÓN SOBRE UNA
    CASA

    Se afirmó sobre la parcela

    más sólida del terreno,

    plantando allí sus pies

    de piedra, acero y
    cemento.

    Desde entonces se irguió despacio,

    con ladrillos y argamasa

    cabalmente tejidos,

    hasta alcanzar la altura

    que su función
    prescribe.

    Se cubrió de tejas

    contra el sol y la
    lluvia,

    y amplió su propio espacio

    con puertas y ventanas.

    Puedes verla maciza,

    inamovible,

    fuerte.

    Así debiera obrarse

    en la hechura de un hombre:

    trabajar sobre firme,

    de abajo para arriba;

    dejaríamos de ser

    tolderías temblorosas.

    MENSAJE A QUIEN
    CORRESPONDA

    Me imagino a DIOS preguntando:

    -¿Cuándo oiré decir que ya no
    quieren trabajar a favor de la injusticia?.

    ¿Cuándo se devolverá aquello que
    fue robado aprovechándose de la miseria o la ignorancia
    humanas?.

    ¿Cuándo termina para siempre la
    asociación de los que causan dolor?.

    Es ahora, es inminente-.

    TODO CAMBIO SE
    ENFRENTARÁ A RESISTENCIA
    .

    En el capítulo 8 del libro "Los dragones del
    Edén", de Carl Sagan, puede leerse esta maravillosa
    reflexión: "Por regla general, las sociedades
    humanas no son innovadoras, sino más bien
    jerárquicas y ritualistas. Cualquier sugerencia de cambio
    se acoge con recelo, ya que implica la incómoda
    transformación futura del ritual y la jerarquía
    imperantes (…). Sin embargo, llega un momento en que es preciso
    que las sociedades
    cambien".

    Carl Sagan veía dos alternativas respecto del
    futuro de la humanidad: o cambiamos todo lo necesario o la
    humanidad dejará de existir como fruto de su
    inacción.

    Cualquier persona que haya tomado conciencia respecto
    del enorme potencial de destrucción que implica, por
    ejemplo, el armamento nuclear que hay en la Tierra, sabe
    perfectamente que todo puede terminar mal. No podemos permitirlo
    y no debemos permitirlo.

    Pero no es lo único malo que pasa.

    Ahora estamos más informados sobre los graves
    daños ecológicos que se produjeron a lo largo de
    las últimas décadas y que aún
    continúan: contaminación del agua y del aire,
    disminución de la capa de ozono,
    efecto
    invernadero, tala indiscriminada de árboles, desinterés por aumentar las
    áreas verdes en el planeta, accidentes
    nucleares, etcétera.

    Muchos gobiernos se desentienden de su obligación
    de ponerle límites a
    las empresas que nos
    destruyen nuestra única casa, la Tierra.

    ¿Acostumbra Usted permitir que alguien defeque en
    el medio de su dormitorio?. Seguro que no. Frente a estos temas,
    tiene que llegar a ser una costumbre diaria impedir esta
    destrucción.

    ¿Ha tenido Usted conocimiento o
    intuye que se instigan revueltas y guerras terribles, por amor al
    poder, por
    comercio, para
    apoderarse de lo que los pueblos tienen y hasta por abominables
    interpretaciones de supuestas profecías
    divinas?.

    Si algo de esto es así, debemos
    oponernos.

    Estas cosas y muchas más pasan en nuestro
    planeta. Seguirán pasando si no hacemos algo ahora mismo,
    de manera rápida pero también organizada,
    inteligente e "incorruptible".

    Hay muchos intereses en juego. Los
    cambios son difíciles no sólo porque las
    mayorías se acostumbran a vivir como las dejan vivir sino
    porque, además, afectan muchos
    intereses.

    Si hay dirigentes, empresas y
    personas en general que obtienen poder y
    ganancias gracias a la continuidad de estos procesos
    destructivos del planeta: ¿Cómo entenderán
    que es necesario acabar con ellos en beneficio de la
    humanidad?.

    Yo no apoyo procesos
    violentos. Lo repito: Yo no apoyo procesos
    violentos.

    Yo no aliento la violencia como camino hacia el
    cambio.

    Decía Gandhi, y lo comparto: "La no-violencia es
    el primero y el último artículo de mi
    fe"

    Pido a todos que pensemos unidos métodos
    inteligentes, pacíficos, constantes, incorruptibles,
    organizados, simultáneos y globales para modificar el
    actual estado de
    situación.

    Los seres humanos, a lo largo de nuestra evolución, nos sobrepusimos a muchas
    catástrofes.

    Nuestra sed de permanecer, de vivir, no nos dejó
    caer los brazos. Pero si no hubiéramos utilizado nuestra
    inteligencia a pleno, nuestro deseo de supervivencia no
    habría bastado.

    Sólo el uso adecuado de nuestra inteligencia nos
    permitirá sobrevivir a este siglo. Y cuando digo
    inteligencia no me refiero exclusivamente a una cuestión
    racional. Hablo de ser inteligentes para planificar, organizar y
    también para fortalecernos en la práctica de
    valores
    éticos al servicio de la
    humanidad.

    Cada uno de nosotros, cada mujer y cada hombre, debemos
    llegar a ser todas las mujeres y hombres del planeta. Ser UNO.
    Sin duda, no todos serán parte del UNO pero… la
    unión de miles de millones de habitantes de la Tierra
    hará posible el cambio.

    Recuerda: No hay líderes.

    La consigna es: todos unidos cumpliendo cada uno su
    papel.

    SINÓNIMO TIERRA
    HOGAR

    Contaminaron con petróleo

    los mares, los océanos

    y arrojaron inmundicias a los
    ríos;

    de haber sucedido

    en el tanque de agua de
    nuestra casa

    gritaríamos furiosos.

    Arrojaron gases
    invisibles,

    ponzoñosos, en el aire,

    y dañaron el ozono,

    y elevaron el calor
    global;

    de haber sucedido

    en nuestras propias habitaciones

    reaccionaríamos
    enérgicamente.

    Talaron sin medida,

    sin reparo, sin amor,

    los árboles, los bosques;

    de haber sucedido en nuestro
    jardín

    preguntaríamos: -¿Con qué
    derecho?-.

    Pusieron en peligro de extinción

    a decenas de peces, de
    pájaros,

    de animales
    terrestres;

    de haber lastimado a nuestra mascota

    conocerían nuestro enojo.

    Almacenaron centenares

    de explosivos nucleares

    por distintos continentes,

    poniendo en peligro la tierra;

    de haber pretendido minar

    nuestra propia casa,

    los obligaríamos a erradicar

    hasta la última bomba.

    Quiera DIOS y quieras Tú que falte
    poco

    para que Tierra y Hogar sean
    sinónimos,

    y empecemos a gritar furiosos,

    reaccionemos enérgicamente,

    preguntemos: -¿Con qué
    derecho?-,

    mostremos nuestro enojo,

    y los obliguemos a erradicar

    hasta la última bomba.

    QUERIDAS
    NIÑAS Y NIÑOS (*)

    Aunque, probablemente, por su corta edad no logren
    entenderlo por completo, compuse este trabajo pensando en
    Ustedes: las Niñas y los Niños de este planeta
    Tierra.

    Lo que deseo decirles, está dicho en cada
    enunciado.

    Lo que pienso sobre la responsabilidad de los adultos,
    también.

    Nosotros, los mayores, siempre estamos vinculados de
    alguna forma con Ustedes. No solamente siendo sus padres.
    También siendo sus: hermanos, abuelos, tíos,
    primos, vecinos, maestros, científicos, artistas,
    militares, gobernantes, y muchos roles más.

    En cualquier lugar que ocupemos, lo que hagamos y lo que
    dejemos de hacer, influirá en Ustedes.

    Sepan que no nos estamos ocupando de muchos temas
    urgentes, dolorosos, preocupantes, fruto algunos del
    egoísmo, otros de la sinrazón, otros de la
    incapacidad… Y ¡Quién sabe cuantas razones
    más!.

    Y se amontonan pilas de
    problemas sin resolver en esta única casa que tenemos y
    que se llama Tierra.

    Permitimos la destrucción de los recursos
    naturales del planeta donde Ustedes viven y vivirán;
    arruinamos la tierra, el agua y el aire.

    No encontramos el modo de desterrar la guerra; y mueren
    muchos por la irresponsabilidad de unos pocos.

    Dejamos que nos obliguen a dedicarle más horas a
    la producción que a los hijos.

    El alcoholismo y
    la
    drogadicción avanzan sobre nuestras
    comunidades.

    Tal como camina el mundo, les dejaremos: guerras,
    sobre-población, índices altísimos
    de pobreza, analfabetismo
    y enfermedad, selvas arruinadas, efecto
    invernadero, capa de ozono
    dañada, más y más horas de trabajo cada
    día hasta que ya no recuerden qué es la familia;
    drogas y
    alcohol con un
    letrero informando que es perjudicial.

    Los adultos, tenemos que construirles un mundo
    mejor.

    Un mundo mejor "para todas las niñas y
    niños de la Tierra"; ese debe ser nuestro
    objetivo.

    No pretendo, ni me parece necesario, un desenfrenado
    aluvión de marchas y protestas. No.

    Sí me parece necesario empezar, urgentemente, a
    trabajar unidos y convencidos, por una Tierra mejor. Aprender a
    convivir, compartir, dialogar, escuchar, respetar, amar con
    inteligencia.

    En el Informe Anual
    2002 del UNICEF, pueden leerse unas breves y elogiables palabras
    del Sr. Kofi A. Annan, Secretario General de las Naciones Unidas.
    Quiero transcribir una pequeña parte de ellas: "Nuestra
    misión en el siglo XXI es colocar a los seres humanos en
    el centro de todo lo que hacemos; es preciso comenzar con los
    niños y las niñas, quienes tomarán el relevo
    más adelante… Sólo así podremos lograr un
    mundo en paz y más equilibrado".

    Quiera DIOS que este humilde trabajo pueda
    ayudar.

    Reciban mi más fuerte y cálido
    abrazo.

    (*) Este texto ha sido
    adaptado para el presente trabajo. Corresponde al prólogo
    para un trabajo integrado por un conjunto de poemas y un
    cuento
    infantil, titulado "POEMAS PARA
    TODAS LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS DE LA TIERRA",
    publicado en Internet y de libre distribución.

    EXPUESTOS Y
    ESPERANDO

    Esa niña tendrá

    alrededor de once años.

    Su rostro todavía es puro,

    su cuerpo se ve delgado.

    La miro desde el autobús,

    su pelo es castaño y lacio;

    viste campera de nylon

    y un jean azul despintado.

    Vaga errante por la acera

    y a aquel que pasa a su lado

    le pide alguna moneda.

    La niña está mendigando.

    Si, esa niña tendrá

    alrededor de once años.

    Su rostro todavía es puro,

    su cuerpo parece intacto.

    ¿Cuánto le queda al pimpollo

    de su rosa, aún cerrado,

    para que a humillarlo vengan

    perversas y sucias manos?;

    ¿Cuánto tiempo pasará

    pobre y sin perder su encanto?;

    ¿Cuánto tardará en
    venderle

    a un chacal su cuerpo santo?.

    ¿Perderá el mundo a una
    niña

    inocente de once años

    porque hay pobreza, señores,

    y nadie se está ocupando?.

    Veo muchas niñas y niños

    por las calles suplicando

    por míseras moneditas

    o por un magro bocado.

    Sucede esto en mi país

    y en el tuyo, en muchos lados.

    Esto que pasa en la Tierra

    no debiera estar pasando.

    Si me estás oyendo, piensa:

    es momento de hacer algo,

    que hay niñas y niños pobres

    sedientos de nuestros brazos.

    UNAS PALABRAS
    MÁS

    Este trabajo no pretende ser una obra
    acabada.

    No lo concebí como un manual donde
    recabar información sobre lo que hay que
    hacer.

    No soy el maestro de nadie; nadie lo es. Tengo mucho que
    aprender; todos tenemos.

    El objetivo de esta obra es: Invitar a los lectores a
    reflexionar sobre la importancia de buscar la Verdad y trabajar
    por ella en todas las cosas.

    La Verdad sobre nosotros mismos, individualmente, sobre
    nuestros deberes y derechos, sobre el uso que damos a nuestra
    capacidad intelectual y sobre nuestras acciones con
    vistas al futuro de la humanidad.

    Una invitación a revisar la Verdad sobre nuestros
    valores,
    creencias, ideales, filosofías; no para la anarquía
    o el caos, sino para ajustarnos lo más posible a la
    realidad y cuestionarnos si en algunas cosas no es hora de
    empezar de nuevo, alejándonos de toda fantasía y
    apostando a la Verdad aunque duela.

    A tomarse el trabajo de
    pensar y distinguir entre lo verdadero y lo falso; en otras
    palabras, a reconocer cuando nos mienten o nos mentimos, como un
    paso fundamental para ser realmente adultos
    responsables.

    Luego, si ese camino hacia la Verdad es andado con
    constancia, con humildad, combinado con un necesario respeto a la
    diversidad y un trabajar juntos aunque estemos separados, se
    podrá aspirar a un segundo propósito: la
    Justicia.

    Habiendo repensado adecuadamente nuestros valores,
    nuestras ideas, nuestras necesidades, nuestro futuro, nuestro
    accionar conjunto como habitantes de un único país
    llamado "Tierra", podremos alcanzar mayor eficacia en la
    práctica de la Justicia. Tendremos mejores herramientas
    para la construcción definitiva de un mundo con mejor
    distribución de las riquezas, erradicando la pobreza, el
    hambre, las enfermedades, el analfabetismo,
    la guerra.

    Podremos entender que ser distintos, pensar diferente,
    suele ser una cuestión a veces momentánea, a veces
    de lugar, de culturas, pero nunca una razón suficiente
    para vivir separados, desunidos, fragmentados.

    Y si aprendemos a amar la Verdad y la Justicia, entonces
    y sólo entonces, habrá verdadera Paz en nuestra
    única casa, la Tierra.

    Quiero reiterar algunas cosas que expresé
    anteriormente pues no quiero correr el riesgo de
    algún malentendido.

    Yo, Daniel Adrián Madeiro, que DIOS sabrá
    por qué tuve desde siempre tantos deseos de poder escribir
    todo esto; yo, que corro el peligro de ser considerado por toda
    esta exposición
    como un tonto soñador, un idiota, un embaucador, un
    delirante, un vanidoso, o mil cosas más;

    yo deseo que se sepa que:

    • No escribí esto porque me considere a
      mí mismo un iluminado, un mesías o cualquier otra
      exaltación de la figura humana a un lugar ajeno al
      sentido común. Quien pudiera pensar eso se equivoca
      rotundamente. Yo no puedo cambiar el mundo, Tú no puedes
      cambiar el mundo; pero todos juntos podemos cambiar el mundo.
      Esa es mi idea. Yo creo profundamente en que lograremos ser
      rescatados de la destrucción tomando conciencia de la
      unidad que debemos ser.
    • Sólo soy una persona como cualquier otra que
      desea aprovechar su modesta habilidad para escribir, con el
      objeto de prestar su aporte a la sociedad
      humana, utilizando también para ello el maravilloso
      vehículo de comunicación que representa la Internet.
    • No apoyo, bajo ningún concepto,
      movimientos violentos, no pacíficos. Sólo la
      no-violencia, el constante ejercicio de la inteligencia,
      apoyada en la búsqueda de la Verdad y de la Justicia es
      el camino hacia la Paz.
    • No creo en la necesidad de gestar nuevas organizaciones.
      Con eso estoy diciendo que este escrito no está pensado
      para que alguien venga a decir que hace falta crear alguna
      institución que dirija o supervise esta utopía
      mía. Hay suficientes organizaciones
      en el planeta y cada día surgen otras nuevas. Me parece
      mejor camino el "uno mismo". "Uno mismo" siendo el
      representante de esta búsqueda de la Verdad. "Uno mismo"
      siendo como una organización que trabaja todo el tiempo
      por la Verdad y la Justicia desde su propio lugar. "Uno mismo"
      colaborando con las organizaciones mundiales que considere
      más serias para sumarse a sus propuestas de erradicar la
      injusticia, el hambre, la pobreza, la enfermedad, el
      analfabetismo, la guerra. "Uno mismo" aprendiendo día a
      día a unirse a otros "uno mismo", con respeto mutuo,
      para ver el modo de aplicar sus inteligencias a favor de la
      concreción de un planeta Tierra para todos, con personas
      Veraces, Justas, Pacíficas y disfrutando de
      Paz.
    • No persigo fines económicos con este trabajo
      ni busco favorecerme personalmente logrando alguna forma de
      fama o publicidad. De
      todos modos, si esto último sucediera sería un
      posible indicio de que este trabajo puede ser de utilidad. Por
      ello mismo, hice la aclaración al principio (ver
      "Léalo le interesará" y "Jamás la vendas
      ni la compres") para que esos faltos de honra y vergüenza
      que siempre andan hurgando por allí, se abstengan de
      aprovecharse de otros y para que todos sepan que esto es Gratis
      para siempre. En tal sentido quiero invitar a aquellos que
      encuentren provechoso para sí mismos y otros este
      escrito que se cuiden constantemente para no corromperse y no
      vincularse a los corruptos. Donde hay corrupción no prosperan la Verdad ni la
      Justicia.
    • Finalmente, y vinculado al punto anterior, no puedo
      dejar que este escrito sea anónimo. No porque me
      entusiasme la aparición de mi nombre sino porque, como
      todas aquellas cosas que bien o mal se hacen en pos de un
      humilde fin altruista, se corre el riesgo, si
      tiene éxito, de ser tomado por algún
      inescrupuloso para su propia ganancia personal. Y así,
      lo que pudiera ser algo provechoso resulta una puerta abierta a
      los profanadores de los ideales humanos.

    HIPARCO (*)

    Alejandría me guardó

    el saber de sus hijos

    y sus anaqueles me mostraron

    el cielo de Babilonia.

    ¿Cómo crecería un hombre
    nuevo

    si los viejos ocultaran su saber? ;

    ¿Cuántas veces habría que
    empezar

    si los de ayer no dejaran huellas?.

    Comprendí mi deuda

    de hombre con los hombres:

    Soy por lo que otros del ayer

    hoy me enseñaron.

    Trazaré un mapa

    con un millar de estrellas

    y se sabrá mañana

    su lugar, brillo y tamaño.

    La finitud es nuestra,

    mas la obra continúa;

    quizá sirva al futuro

    saber de nuestros pasos.

    (*) Hiparco de Nicea (-190 al -120 aprox.). Es
    considerado por muchos como el mayor de los astrónomos
    antiguos. Consciente de haber tenido acceso a la ciencia
    gracias al trabajo de sus predecesores, entendió la
    importancia de hacer las cosas en interés de la
    posteridad.

    EL MILAGRO SE
    LLAMA: "TOMAR CONCIENCIA Y TRABAJAR POR UN MUNDO PARA
    TODOS"

    ¿Quieres saber qué deseo que pase con este
    mensaje?.

    Que su divulgación tenga un crecimiento
    exponencial. Dicho en otras palabras, que su difusión por
    todo el mundo aumente a un ritmo cada vez más
    rápido.

    Por ejemplo, tú lo transmites a dos personas,
    ellos a su vez a otros dos cada uno, haciendo un total de cuatro
    destinatarios; estos a su vez igual sumando ocho nuevos, y de esa
    forma duplicándose constantemente.

    A simple vista, este parece un método
    suficiente para llegar con este mensaje a todo el planeta. Pero
    no es así, y es mejor tener una visión lo
    más objetiva posible sobre la realidad. No debe
    desanimarnos. Por el contrario debe ser un elemento de
    ayuda.

    El entusiasmo sin fundamento es malo. Sólo se
    puede cambiar la realidad cuando se la conoce.

    Decía que no es tan simple llegar a todos.
    Veamos: Alrededor de una quinta parte de la humanidad es
    analfabeta; están imposibilitados de leer el mensaje. Esta
    es una barrera a vencer, pues si se demora su
    alfabetización se atrasa el proyecto del
    mensaje.

    Es necesario trabajar juntos para superar esta
    limitación y encontrar formas alternativas de
    comunicación apropiadas para estas personas.

    Por otro lado, muchos de los que leen y escriben no
    tienen acceso a la información (vía Internet,
    libros, televisión, radio, diarios,
    folletos, etcétera) por razones económicas o de
    falta de desarrollo
    tecnológico en su país, o porque sufren gobiernos
    que censuran mensajes que consideran inconvenientes a sus propios
    fines.

    ¿Qué harás en estos casos?.
    Aún falta ver algo más.

    Entre quienes pueden recibir y leer la
    información, también habrá un alto
    porcentaje que necesite ayuda para comprenderla y ponerla en
    práctica, y otros a los cuales no le
    interesará.

    Como puedes ver, no se trata solamente de divulgar el
    mensaje. También hay que enseñarlo, repetirlo,
    vivirlo. Hacerlo parte de la vida diaria hasta transformar sus
    propuestas en realidad permanente y generalizada, con el trabajo
    persistente de todos.

    A esto debes sumarle, que debemos imprimirle la mayor
    velocidad
    posible a este objetivo de cambio mundial de la mentalidad: todos
    al servicio de todos.

    Conclusión: Después de leer este trabajo
    debes tener muy claro que está en tus manos la
    transformación.

    El valor de este escrito está sujeto a lo que
    cada mujer y cada hombre hagamos.

    Tenemos que cambiar para que todo cambie.

    Es razonable que durante tu infancia te gustara
    más jugar que cumplir tus obligaciones;
    también que alguien se hiciera responsable por
    ti.

    Si ya eres una mujer, si ya eres un hombre, te invito a
    hacerte cargo de tus obligaciones
    contigo y con la Tierra.

    ¿Cuánto tiempo llevará?. Depende de
    cuánto logremos desarrollar una inteligencia respetuosa y
    solidaria, y del empeño que pongamos cada
    día.

    No descanses ni permitas que tu ánimo decaiga,
    hasta lograr que el trabajo diario a favor de la Verdad y de la
    Justicia en la Tierra sea un Interés de todos, por un
    planeta para todos.

    LEALO, LE
    INTERESARÁ
    :

    El autor da su consentimiento a toda persona física o
    jurídica que lo desee, para: publicar, difundir, copiar,
    citar total o parcialmente, imprimir o traducir a cualquier
    idioma los textos incluidos en este escrito titulado "EL
    MENSAJE", por cualquier medio, siempre que lo haga sin fines de
    lucro, motivado por el objetivo de ayuda al prójimo. En
    todos los casos deberá respetar fielmente el texto, citar
    al autor e incluir: A) Esta cláusula para que otros puedan
    tomar conocimiento
    de este permiso y B) Transcribir el texto completo titulado
    "Jamás la vendas ni la compres".

    Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra
    por cualquier medio o procedimiento,
    comprendidos la reprografía y el tratamiento
    informático, o cualquier otro método de
    difusión, cuando su objeto, directo o indirecto, sea fines
    de lucro de cualquier tipo. El autor no autoriza su
    publicación para la venta.

    ************************************************************************************************************************

    Dedicado a: mi DIOS, mi Esposa, mis Hijos
    y mis Padres.

    Autor:

    Daniel Adrián Madeiro

    "EL MENSAJE". Autor: Daniel Adrián Madeiro
    *** Este material puede ser copiado, impreso, difundido etc. sin
    cargo, libremente. El autor no autoriza su uso comercial. —
    Copyright © Daniel Adrián Madeiro. Todos los derechos
    reservados

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