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Enviado por conchisarmiento




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    William Butler Yeats
    Aspectos sobre su vida y obra
    poética.
     

    William Butler Yeats nació un caluroso día
    en Georgeville, cerca de Sandymount Castle, en Dublín
    (Irlanda), en 1865. Siempre fue un hombre
    supersticioso, pero eso no le impidió del todo sobrellevar
    con elegancia el haber nacido el día 13 de junio. En
    compensación, los hados le concedieron el don de nacer en
    una tierra
    mítica, hechizada tierra de
    duendes, santos, brujas, magos, paisajes embriagadores y
    constantes paradojas. Y Yeats no echó en saco roto el
    regalo divino, pues lo dejó reflejado a lo largo de toda
    su obra, donde confluyen los mitos, la
    historia, la
    política,
    el folklóre gaélico…
    En 1867, cuando tenía solo 2 años, su familia se muda a
    Londres, pero pronto regresa al condado irlandés de Sligo,
    donde no resulta difícil imaginarse a un niño
    ávido de viejas leyendas y
    cuentos de
    hadas de la gente sencilla de Irlanda, de sus creencias y hasta
    de sus propias experiencias. Posiblemente así pasó
    la mayor parte de su tiempo,
    escuchando en un mundo donde hasta los adultos creían en
    los cuentos de
    hadas, la tierra
    prometida para un niño, sin duda. Sus abuelos maternos y
    su propia madre, Susan Pollexfen Yeats, eran unos enamorados de
    la vieja Irlanda. Quizás su padre,un pintor reconocido,
    John W. Yeats no lo fuera tanto.
    En octubre de 1.874 la familia
    regresó a Londres, donde su padre se relaciona con un
    grupo de
    pintores prerrafaelistas y donde Yeats comienza sus estudios en
    un colegio de Hammersmith, peor pronto, y ante el poco éxito
    del pintor, la familia
    regresa a Howth, en las cercanías de Dublín. Yeats
    en esa época demuestra a todas luces ser un estudiante
    lento y distraído, con poca iniciativa para acceder a la
    universidad, pero
    lo único que realmente parece hacerle fijar su atención es la poesía.
    Tanto la lee, como la escribe. Sin embargo, por referencias
    paternas, ingresó muy a su pesar de su vocación, en
    la Escuela
    Metropolitana de Arte de
    Dublín. Pero de nuevo los hados actuaron en su vida. Fue
    el fatum quien estableció que Yeats conociera allí
    a George Russell (mejor conocido con el pseudónimo de AE),
    que fue el encargado de iniciar al joven Yeats en el mundo de lo
    sobrenatural y lo esotérico cuya atracción le
    perdurará durante toda su vida. Yeats entonces,
    escribió poesía
    simbólica y experimentó con visiones y
    alucinaciones, aprendiendo a odiar la ciencia. Se
    comienza a sentir atraído por el budismo y se hace
    miembro de una sociedad secreta,
    la Hermetic Society de dublín junto a AE y a Charles
    Johnson. Tras esto, decidió abandonar sus estudios de
    pintura y se
    lanzó a publicar su primer libro:
    "Mosada". Conoce a John O´Leary, que había pasado
    cinco años en cárceles británicas y quince
    en el exilio, y bajo su tutela comienza a despertar ideas
    nacionalistas, incluso llegó a sentirse atraído por
    W. Morris, peor no fue capaz de seguir sus doctrinas
    socializantes, porque desconfía de las masas y del
    proletariado.

    En 1.887 regresa a Londers, donde se unió a un
    grupo de
    poetas decadentes, como Ernest Rhys, Lionel Johnson, Arthur
    Symons, Ernest Dowson, etc., con quienes formó un club
    literario: The Rhymers Club (1.890). También
    escuchó hablar de la Sociedad
    Teosófica, un nuevo movimiento que
    aseguraba tener la síntesis
    entre religión, ciencia y
    filosofía. Así que no dudó en visitar a su
    fundadora, Madame Helena P. Blavatsky, quien también
    protagonizaba una serie de sesiones espiritistas. Y es que para
    Yeats lo misterioso y lo oculto constituían una de sus
    fuerzas vitales…pero desde luego cubiertas por un saludable
    manto de escepticismo. Al correr del tiempo esta
    sociedad acabó por decepcionarle y se unió al
    Golden Dawn(Orden Hermética de la Aurora Dorada).
    Sin embargo, si hubiera de establecer un año dorado para
    William B. Yeats, seguramente éste sería 1.889,
    cuando conoció a Maud Gonne. Su apasionado amor por el
    mundo celta irlandés solamente tuvo comparación con
    su amor por ella,
    una mujer
    revolucionaria que le obsesionó durante toda su vida. Maud
    rechazó su amor siempre, peor le instó a tomar
    parte en la política. Pero no se
    limitó a esto, sino que ocupó un lugar muy
    importante en la producción artística de Yeats.
    Algunos de sus poemas nos
    muestran a una bella joven que con andares casi divinos propios
    de una reina incita a los irlandeses a rebelarse y en ella
    podemos ver a la mismísima Maud Gonne. Incluso le escribe
    a una Maud vieja, en poemas como
    "Los sueños destrozados", "Bajo el signo de Saturno",
    "Cuando seas vieja", "Efímera", "Sobre una prisionera
    política", "Palabras", "La máscara", "La flecha"…
    o en obras de teatro dedicadas
    a ella, como La condesa Catalina, drama simbólico en el
    que la condesa (Irlanda) vende su alma para dar de comer a sus
    hambrientos colonos…y así ad infinitum. La imagen de
    la mujer en
    Yeats es Maud Gonne. Esto choca de lleno con el concepto de
    mujer yeatsiano,
    puesto que nunca acertó a concebir a una mujer hermosa e
    inteligente al mismo tiempo. Pero al parecer, Maud Gonne fue la
    excepción a la regla. Fue la mujer por
    antonomasia, muy a pesar de que se casó más tarde
    – y solo cuando vio que Maud se había casado con un
    compañero de ambos, el comandante MacBride-, con Georgina
    Hude-Lees, una mujer hermosa, inteligente y rica además de
    bastante aficionada a los temas esotéricos, y con quien
    tuvo dos hijos, Anne y Michael.
    George- como la llamaba Yeats- sería la esposa, pero Maud,
    el amor de
    vida.
    Imposible comparar.
    Regresó a Irlanda en 1.896 y estableció una
    profunda amistad con la
    autora teatral nacionalista lady Isabella Augusta Gregory, con
    quien fundó el teatro Abbey,
    mundialmente conocido y centro base del renacimiento
    literario irlandés.
    Fue considerado el poeta de lengua inglesa
    más importante de su época. Le concedieron el
    Premio Nobel de literatura en 1. 923.
    En su obra se detectan inicialmente influencias del
    prerafaelismo, del romanticismo, del
    simbolismo y del esteticismo inglés.
    Desde sus primeros escritos se detecta una raíz fuerte: la
    mística. Esta atracción de Yeats por lo
    sobrenatural incluye seres y órdenes eternos, con
    influencias orientales, de la teosofía y especialmente de
    la mitología irlandesa. Este último
    aspecto, al igual que su búsqueda de una autenticidad
    irlandesa, su involucramiento en la lucha por la libertad de su
    país y el hecho de haber sido fundador de la Sociedad
    Literaria Irlandesa y del Teatro Irlandés Independiente,
    reflejan el gran apego que siempre sintió por su tierra.
    En 1922 fue elegido como senador del Estado Libre
    Irlandés y en 1923 recibió el premio
    Nobel.

    Para Yeats, Irlanda siempre tuvo un significado muy
    especial. Supongo que gran parte de este apego lo constituyen el
    clima
    cambiante y lluvioso y un paisaje capaz de las más
    sorprendentes transformaciones; en un momento se le ve desolado,
    muerto, monótono, sin relieves, y un segundo
    después se convierte en un mágico dibujo
    inundado de todas las luces de un prisma imposible. Los efectos
    de la luz en Irlanda
    son tan intensos que hacen a los paisajes de otras latitudes
    parecer sosos. Mas, por otra parte, pocos países pueden
    producir una impresión tan deprimente como la que causa
    Irlanda en sus momentos grises, y sus habitantes, quienes tienen
    un carácter
    agresivamente sectario. Cuando apoyan algo lo hacen de una manera
    violenta y, frecuentemente, amarga. Esta violencia se
    da tanto en el Norte como en el Sur del país y de expresa
    verbalmente de una manera vigorosa y colorida que resulta
    totalmente ajena al estilo de los ingleses.
    Al principio, la visión del nacionalismo
    de Yeats era romántica, al igual que John Synge y muchos
    otros poetas de la Joven Irlanda. No era un nacionalismo
    directo, sino que pasaba a través de la mitología, pensando en Irlanda como una
    especie de utopía celta, poblada de hadas, gnomos,
    espíritus del agua, del
    viento y de otros seres mitológicos. Reverenciaba
    indistintamente el pan y las costumbres siempre y cuando tuvieran
    esa grado de anticuada pasión y sapiencia infinita que
    él suponía era la característica de una civilización
    gaélica. No merece enumerar a todos y cada uno de los
    personajes y símbolos que se descubren en cada uno de sus
    pormas (como Cuchuláin, Conchubar, Fergus, la vieja Eire,
    los druídas…), baste saber que estos símbolos
    aprietan las filas de una tradición inmemorial: el
    vagabundo, Leda, el cisne, la luna, el gato, Bizancio, Troya, la
    torre, la garza, etc. Un lugar donde interactúan humanos y
    semidioses, lleno de hermosos sueños. Incluso
    escribió una dedicatoria a un libro de
    cuentos de hadas donde se refleja el tradicional concepto
    sentimental hacia la Madre Irlanda y la nostalgia del emigrante.
    Esta nostalgia que Yeats sentía por un mundo de sagas,
    leyendas y
    sueños románticos, y por su tierra, se ejemplifica
    en su poema El lago de la Isla de Innisfree, que muestra el
    espíritu celta de añoranza por lo remoto y lo
    ideal. Y es que en un siglo de turbulentos cambios sociales esto
    er aun escapismo justo, ya que yeats vivía plenamente
    identificado con su pueblo y para quien el símbolo era lo
    más inmediato porque de él obtenía su
    fuerza
    evocadora. En el poema abundan los símbolos de paz,
    como:
    Y viviré en soledad con el rumor de las abejas
    y
    me llega el murmullo del agua en la
    costa,
    y la paz se convierte en agua que se escucha en lo más
    profundo del corazón:
    …pues la paz es una gota lenta,
    que cae del velo matinal hacie donde canta el grillo…
    …lo escucho desde lo hondo de mi corazón.

    La pasión de Yeats por la herencia celta y
    los versos patrióticos fue compartida por otros poetas,
    influidos por el nacionalismo representado por John
    O’Leary, el líder
    feniano. Éste también presentó a Yeats a
    miembros del movimiento de
    la Joven Irlanda, que luchaban por unir las partes
    católica y protestante de Irlanda. Así, Yeats
    decidió unir su compromiso político y
    poético con el pasado irlandés. Posteriormente,
    Yeats conoció a John M. Synge y a lady Isabella Augusta
    Gregory, quienes le ayudaron a recuperar la imagen de la
    Irlanda de su infancia.
    Synge había redescubierto la Irlanda dura, el mundo de lo
    concreto, de
    lo natural. Sus escritos le ayudaron a Yeats a descubrir sus
    propios sentimientos hacia esa Irlanda. Por su parte, Lady
    Gregory revivió su interés
    por las tradiciones del campesinado y su admiración por
    los propietarios de tierras anglo-irlandeses. Esto, junto con su
    pasión por lo irlandés, su inclinación por
    la aristocracia, el individuo y la soledad, creo que
    acentuó sus rechazos, entre otros, hacia Inglaterra, como
    él mismo dice: "Siempre he soñado con transmutar mi
    pasión anti-inglesa en una aversión por la
    vulgaridad y el materialismo,
    sobre los cuales Inglaterra funda
    su vida actual y pretende fundar, también, la vida
    nuestra." Yeats también repudiaba los conocimientos
    generales, los ideales del mundo, la ciencia, el
    internacionalismo, la vida industrializada y comercializada, el
    liberalismo y
    la democracia. En
    política, sentía predilección por la
    oligarquía y creía que el vigor es más
    importante que la honradez y el orden que la justicia. Le
    horrorizaba el desinterés por la individualidad humana.
    Hay que decir que en su época, por lo menos algunas de
    estas opiniones eran compartidas por otros escritores como T. S.
    Eliot y D. H. Lawrence. Su amor por la tradición se
    convierte incluso en apoyo a la reacción, haciendo
    afirmaciones como: "Una buena y poderosa causa y unos buenos
    garrotazos son algo delicioso", o "debemos promover la
    formación de familias militarizadas", y "tres tipos de
    hombre han
    hecho todas las cosas hermosas: los aristócratas han
    establecido los buenos modales, debido a que su lugar en el mundo
    los coloca por encima del temor a la vida; los campesinos han
    construido los bellos cuentos y las creencias, porque, al no
    tener nada que perder, tampoco temen; y los artistas han hecho el
    resto, ya que la Providencia los ha llenado de temeridad."
    El levantamiento de Pascua de 1916 tuvo gran influencia en Yeats
    y afectó profundamente su vida. Fue un movimiento
    intempestivo y espiritual que lo remitía a la Irlanda
    romántica, y Yeats afirmó que la violencia
    individual es uno de los derechos humanos.
    Pero los líderes del levantamiento y los actos violentos
    en la realidad no concordaban ni con su escepticismo ni con sus
    ideales. Además, Yeats era un poeta, no un hombre de
    acción, y por lo tanto se cuestiona y califica
    continuamente, como lo muestra su poema
    conmemorativo La Pascua de 1916:
    …¿era, después de todo, la innecesaria muerte?
    Pues Inglaterra puede conservar su fe,
    A pesar de todo lo que se diga o se haga.
    Conocemos sus sueños lo suficiente
    Para saber que soñaron y están muertos.
    ¿Y si un exceso de amor
    los aturdió hasta que murieron?…

    Tras este levantamiento de Pascua del 16, los 73
    parlamentarios del Sinn Fein proclamaron unilateralmente la
    independencia
    de Irlanda, y Yeats si bien no tomó parte de activa en la
    sedición si sufrió un gran impacto emocional que
    dejó plasmado en su histórico poema anteriormente
    citado. Sin embargo, una vez finalizado el conflicto,
    formó parte del nuevo senado -y a pesar de ello
    años más tarde, ignorando toda clase de cinismos,
    le recomendó a su amigo Ezra Pound que no hiciera lo
    propio en Estados Unidos -.
    No está del todo esclarecido hasta qué punto Yeats
    aceptaba la ascensión de una clase media católica y
    radical que pronto se vería definitivamente en el poder…y
    esto, no tanto por haber recibido una educación protestante
    como por el hecho de que el utilitarismo puritano chocaba
    frontalmente con su idea de una Irlanda ancestral y
    mítica, heredera de las grandes familias terratenientes
    que durante siglos convivieron en un perfecto mundo de "costumbre
    y ceremonia". Posiblemente Yeats solo alimentaba su
    corazón de fantasías banales, o es que se
    sentía orgulloso de una cuna medio noble y medio coja,
    venida a menos, pero en cuya ascendencia – que justificaba
    en parte las extravagancias aristocráticas y su arrogante
    apostura, provenía directamente de un abuelo paterno,
    quien, no siendo exactamente noble, son más bien un
    comerciante en mangas de camisa, tuvo a bien en casarse con una
    tal Mary Butler, duquesa de Ormonde.

    En todo este contexto, sobre la independencia
    de Irlanda, un aspecto interesante sería la
    comparación entre México e
    Irlanda. Ambos países están situados junto a un
    vecino cuyo país es más extenso en tamaño y
    número de habitantes. También es mayor su poder
    económico, militar y político. Por lo mismo, existe
    una especie de resentimiento hacia esta influencia omnipresente
    del vecino poderoso. Esto puede transformarse en una resistencia hacia
    el colonialismo ideológico y cultural, con su aplastante
    eficiencia, o
    en un espiritualismo como defensa ante una civilización y
    una racionalidad ajenas. Encontré que algunas
    afirmaciones, aunque se refieren a Irlanda de fines del siglo
    pasado, también podrían ser aplicables a México: la
    primitiva vida en los campos, la soledad, la gran unión
    del clan familiar, el anarquismo individualista, la actitud
    sentimental hacia la historia, el semi-envidioso
    menosprecio hacia su vecino, la identificación de lo
    irlandés o mexicano con lo espiritual y de lo inglés
    o norteamericano con un materialismo
    burdo. Así como la leyenda celta llegó a
    convertirse en una panacea para Yeats, tratando de oponerle algo
    a la revolución
    industrial, también en México se glorifica el
    pasado como una especie de compensación a las
    hazañas estadounidenses. En el aspecto religioso
    también existe la afinidad del catolicismo, así
    como cierta fijación materna en la Virgen
    María.

    Otro aspecto interesante y muy original de Yeats lo fue
    su mística. La preocupación central por la
    búsqueda de un sistema concuerda
    con el rechazo que sentía hacia las influencias de la vida
    moderna, el realismo
    cotidiano y la ciencia, que
    acababan por transformar al hombre en un animal u objeto,
    vulgarizando su vida espiritual y negándole lo misterioso.
    Como también odiaba al racionalismo,
    trató de que este sistema fuera
    irracional y se opusiera a otros sistemas ya
    aceptados. Yeats buscaba una concepción que incluyera la
    continuidad de los valores y
    símbolos del pasado. Pensaba que la renovación de
    las creencias ("principal movimiento de nuestro tiempo")
    liberaría cada vez más a las artes de su edad y de
    la vida misma, a fin de que se centraran más en la belleza
    y se ocuparan de las viejas creencias, mitos y
    sueños, al igual que la gran poesía del pasado y de
    las religiones.
    Él mismo afirmó que "todos los hombres
    rechazarán cada vez con más fuerza la
    opinión que considera que la poesía es una
    crítica de la vida, y estarán cada vez más
    convencidos de que es una revelación de la vida oculta y,
    tal vez, lleguen a pensar que pintura,
    poesía y música son los
    únicos medios dejados
    al hombre en la Tierra para
    conversar con la eternidad". Es decir, desde el mundo en que
    vivimos aquí y ahora, se puede pasar al mundo de la eterna
    vida oculta, y uno de los puentes para hacerlo es la
    poesía. En el espíritu está la realidad
    primaria y última.

    Todas estas ideas y conceptos incluían una
    dialéctica que Yeats conservaría hasta sus
    últimas obras. En varios de sus poemas, Yeats toma
    posiciones distintas para conciliar rivalidades entre la
    eternidad y el tiempo, entre la realidad primaria y la realidad
    última, entre el ser y el llegar a ser, entre
    aspiración y logro, entre lo absoluto y lo relativo, entre
    sueño y realidad, así como en el antagonismo entre
    los seres cósmicos y los hombres.
    En un principio, la cosmovisión de Yeats había sido
    influenciada, aparte de las corrientes literarias, principalmente
    por las ideas de Platón,
    Plotino, Pater, Villiers de L’Isle Adam, de la
    cábala, del ocultismo, de la teosofía, del budismo
    esotérico y de la filosofía hindú.
    Posteriormente, el concepto dominante de su filosofía
    sería el de la totalidad del hombre y de la vida.
    En conjunto con esta concepción total del mundo, Yeats
    comenzó a desarrollar su doctrina de la Máscara:
    "Mi mente empieza a derivar vagamente hacia la doctrina de
    ‘la máscara’, la cual me ha convencido de que
    todos los hombres apasionados están siempre, debido a sus
    ligas con otras épocas, históricas o imaginarias,
    en el lugar en el que pueden encontrar las imágenes
    capaces de estimular su energía creadora." Esta teoría
    consistía en que el hombre de
    acción es un soñador que abraza a su opuesto. En la
    misma acción dramatiza su sueño, y así es
    absuelto de las motivaciones de los espíritus animales o de una
    necesidad puramente mecánica.
    Las ideas y filosofías mencionadas anteriormente se pueden
    observar, por ejemplo, en su poema "Los magos", del libro
    Responsabilidades, publicado en 1914:
    Ahora, como siempre, puedo ver en el ojo de la mente,
    En su duros, pintados atavíos, los pálidos e
    insatisfechos
    Aparecer y desaparecer en el azul profundo de los cielos,
    Con sus rostros antiguos como piedras golpeadas por la
    lluvia,
    Y sus yelmos de plata cerniéndose uno al lado del
    otro,
    Y sus ojos aún fijos, esperando una vez más
    – de la turbulencia del Calvario insatisfechos –
    el misterio indomable de la cueva bestial.

    Este poema, junto con el de "Las muñecas", es el
    precursor de su poesía filosófica. Algunos
    elementos de este poema que nos remiten o aluden a este "algo
    distinto" son: "como siempre", que alude a la eternidad, a algo
    que trasciende el tiempo; "ojo de la mente", que sería el
    tercer ojo en el entrecejo; "aparecer y desaparecer(…)de los
    cielos", nos indica que están y no están, son y no
    son, o que son visibles e invisibles, y aparecen del cielo, o
    sea, el mundo de la vida oculta, de la eternidad, contactando y
    haciendo un puente con el mundo del aquí y ahora; "rostros
    antiguos", que pueden ser las caras de una persona vieja,
    pero también sugieren un pasado remoto, al igual que
    "piedras golpeadas por la lluvia … una vez más", que
    nuevamente sugiere algo cíclico y repetitivo, o sea, que
    ya habían estado
    aquí. Creo que, en general, el poema trata de la
    búsqueda de la totalidad, y la oposición
    eternidad-tiempo es una muestra de la dialéctica metafísica
    de Yeats. Los magos también tienen que "rescatar" la parte
    de su totalidad que está en este mundo, ya que dependen de
    ello para lograr una síntesis o
    totalidad. Por lo mismo, aparecen y desaparecen, tratando de
    encontrar ese misterio incontrolable, es decir, desconocido
    incluso para ellos, en el suelo bestial,
    que podría ser la Tierra.

    Más adelante, en 1925, Yeats publicó un
    libro, titulado Una visión, donde explica su sistema
    mitológico, basado en "mensajes de los espíritus" a
    través de la condición de medium de su esposa. El
    libro refleja su preocupación por elaborar un sistema, un
    plan para
    ordenar la realidad. En él, expone su doctrina de la Gran
    Memoria,
    similar a la anamnesis de Platón. Se
    trata de una especie de memoria
    universal, de la que el ser humano forma una parte. Por lo tanto,
    la verdad puede ser conocida o encontrada, ya que está
    formada por un conjunto de valores que se
    remontaban al pasado. En Una visión también existen
    uniones con la psicología. La Gran
    Memoria tiene un gran parecido al subconsciente colectivo de Carl
    Jung. De allí surge el anima mundi, una especie de
    principio eterno y espiritual. El ser humano sería una
    expresión de este principio. Yeats probablemente
    tomó esta teoría
    de Henry More, quien afirmaba que las abejas y los pájaros
    aprenden del animal mundi a construir sus panales y nidos. Estos
    anima mundi podrían equivaler a los arquetipos de Jung.
    Otro aspecto psicológico es la elaboración de la
    idea del hombre que desea su opuesto. Esto incluye, por ejemplo,
    la lucha con nosotros mismos, o la búsqueda del artista en
    pos de su opuesto que aparece en "Los cisnes salvajes de Coole".
    Yeats "había observado este fenómeno en sí
    mismo, comprobando la existencia del hombre contemplativo que
    envidia la vida de acción. Siendo esto así, la
    poesía de un hombre, que es la expresión de sus
    deseos, tiende a ser, en cierto sentido, lo opuesto a su propia
    vida. En su obra posterior, Yeats también hace una
    síntesis de los opuestos, pero dejando que éstos
    permanezcan vivos y válidos.

    Para Yeats, esta búsqueda del opuesto está
    relacionada con la idea de la reencarnación, para la cual
    toma ciertas ideas del platonismo y de la filosofía
    hindú. La reencarnación a su vez está
    relacionada con ciclos históricos que se repiten cada dos
    mil años, después de los cuales el ciclo nuevo
    revierte la tendencia básica del ciclo precedente, y con
    los giros, realidades opuestas en constante tensión.
    Aquí Yeats se une con la teoría del conflicto
    creativo de Heráclito, quien pensaba que "el Universo tiene
    a su primera forma y a su contrario en un estado de alternancia
    permanente".

    Estas ideas de Yeats pueden encontrarse en su poema "El
    segundo Advenimiento", escrito en 1919. Están presentes
    los giros: el final de un ciclo de dos mil años y el
    anuncio de la llegada de otro y también aparece nuevamente
    una imagen que se viene desde el mundo espiritual y eterno hasta
    el nuestro. Al usar símbolos cristianos como la segunda
    llegada y el nacimiento en Belén, creo que Yeats
    insinúa o bien el nacimiento de una especie de
    anti-Cristo, o la etapa final de un ciclo de veinte siglos y la
    llegada de un nuevo Cristo, ya que cada ciclo nuevo revierte la
    tendencia del ciclo pasado. En este último sentido, el
    poema creo que es, en parte, un reflejo de las carnicerías
    de la Primera Guerra
    Mundial. También puede ser visto como
    profético, presintiendo la llegada de un desastre
    aún mayor que estaba por venir.
    En cualquier caso, son impresionantes las siguientes
    líneas:
    La anarquía está suelta por el mundo,
    La marea enturbiada por la sangre; en todas
    partes
    La ceremonia de inocencia está ahogada.
    Los mejores de convicción carecen, mientras los peores
    Llenos están de intensidad apasionada.

    Estas líneas también reflejan la
    visión de la realidad o la política de Yeats.
    Existe una especie de inocencia romántica que tal vez
    viene del pasado, de la vida simple, y que es ahogada. Unos
    cuantos elegidos, una elite aristocrática (los mejores)
    indolente, que podría hacer algo en contra, no tiene ni
    deseos ni motivación
    de hacerlo, mientras que las masas, el vulgo (los peores) se
    dejan llevar por sus pasiones, y son precisamente los que tiene
    la fuerza, la
    motivación, pero que carecen de medios para
    lograr su objetivo. Todo
    esto remite a la postura de Yeats en relación a Maud Gonne
    y aa otros revolucionarios en Irlanda.

    También existe una relación bastante
    fuerte entre Irlanda y el misticismo de Yeats. Esto se debe en
    parte a su conciencia de la
    tradición y a su visión de la historia, en donde,
    independientemente del tiempo y del lugar, que son recurrentes,
    cada persona puede
    desempeñar distintos papeles. Así, como pensaba que
    los hindúes eran esencialmente espirituales,
    también los campesinos irlandeses estaban en contacto con
    los dioses antiguos. En esta relación también
    influye la síntesis de creencias populares, hinduismo,
    cábala y otras filosofías y creencias que hace
    Yeats, así como su tendencia a concebir cualquier religión como una
    parte de cosmovisión más vasta. En sus poemas se
    siente constantemente una nostalgia por otro mundo, un mundo
    donde conviven: lo irlandés: el paisaje, la vida sencilla
    de los campesinos, el pasado romántico, las leyendas y los
    héroes mitológicos; la vida interior de Yeats: sus
    recuerdos, su pasión, sus sueños, su
    búsqueda de plenitud; y lo místico: un
    espíritu eterno, cíclico y oculto que está
    en constante relación con todas las manifestaciones,
    mundos y tiempos. Esta afirmación también la
    encontré en el libro Mitologías de Yeats, en la
    introducción de Fernando Robles, quien,
    hablando de lo irlandés y de lo místico en Yeats,
    dice: "Me parece muy claro que puede aducirse que en el intento
    de Yeats, tal como él sintió orientarse sus
    inclinaciones desde muy joven, había una unidad de
    propósito frente a estas dos zonas de inconformismo;
    pudiendo formularse la síntesis de ambos, más o
    menos, en el encaminamiento siguiente: Ayudar a fundar y a
    afirmar una personalidad
    irlandesa radicalmente opuesta a la herencia de la
    cultura
    británica; avivar y reafirmar su yo por la
    profundización hacia las raíces profundas de las
    formas de sentir de su pueblo; y esto hasta llegar a redefinir
    unos órdenes de valores nuevos
    que atañen no sólo desde lo moral hasta lo
    estético, sino también hasta un cambio o
    modelación de los fundamentos epistemológicos
    mismos en que se base la percepción, a fin de llegar a poder oponer
    formas con la frescura de lo salvaje, de lo orgiástico e
    inmediato frente a la aridez de lo analítico
    sistemático que predomina en el saber anglosajón o
    en las formas de hacer de este pueblo dominante." En
    síntesis, también en este aspecto, Yeats busca una
    totalidad.

    En este sentido, la cosmovisión de Yeats me
    remite a otros poetas, como Charles Baudelaire, quien
    también afirmaba la existencia de una sustancia universal
    desde donde emanan las cosas, las formas individuales. Por las
    limitaciones de nuestros sentidos, solamente vemos lo visible,
    los símbolos, sonidos, colores y
    perfumes que nos llegan desde un fondo desconocido. Pero lo
    visible y lo invisible vienen juntos. Como todo forma parte de
    esa sustancia universal, el hombre debe
    esforzarse en descubrir lo escondido, lo secreto y lo desconocido
    a través de lo visible, de las formas individuales. Cuando
    algo muere, esa forma se pierde pero la sustancia permanece y se
    vuelve energía universal, que es la manifestación
    de la energía primordial.

    Al respecto, Octavio Paz
    daba la siguiente explicación: "Ante la progresiva
    desintegración de la mitología cristiana, los
    poetas no han tenido más remedio que inventar
    mitologías más o menos personales hechas de retazos
    de filosofías y religiones. A pesar de esta
    vertiginosa diversidad de sistemas
    poéticos – mejor dicho: en el centro mismo de esta
    diversidad -, es visible una creencia común. Esa creencia
    es la verdadera religión de la poesía moderna, del
    romanticismo
    al surrealismo, y
    aparece en todos los poemas, unas veces de manera
    implícita y otras, las más, explícita. He
    nombrado a la analogía. La creencia en la correspondencia
    entre todos los seres y los mundos …" A continuación
    dice: "La analogía concibe al mundo como ritmo: todo se
    corresponde porque todo ritma y rima… correspondencia y
    analogía no son sino nombres del ritmo universal", y
    continúa: "La idea de la correspondencia universal es
    probablemente tan antigua como la sociedad humana. Es explicable:
    la analogía vuelve habitable al mundo. A la contingencia
    natural y al accidente opone la regularidad; a la diferencia y la
    excepción, la semejanza. El mundo ya no es un teatro
    regido por el azar y el capricho, las fuerzas ciegas de lo
    imprevisible: lo gobiernan el ritmo y sus repeticiones y
    conjunciones … la analogía aparece lo mismo entre los
    primitivos que en las grandes civilizaciones del comienzo de la
    historia, reaparece entre los platónicos y los estoicos de
    la Antigüedad, se despliega en el mundo medieval y,
    ramificada en muchas creencias y sectas subterráneas, se
    convierte desde el Renacimiento
    en la religión secreta, por decirlo así, de
    Occidente: cábala, gnosticismo, ocultismo,
    hermetismo."

    Muchos de los símbolos que aparecen en los poemas
    de Yeats me parecieron muy interesantes y originales. Entre estos
    símbolos encontramos a los locos, los libertinos y los
    vagos (que siguen a las estrellas), las grullas, las aves
    solitarias como la garza, el halcón, el águila y el
    cisne, los santos, la rosa, la esfera, la torre, la escalera de
    caracol y Bizancio. A muchos de estos signos Yeats les dio un
    significado que los trasciende, como, por ejemplo, en Leda y el
    cisne. Algunos de estos símbolos también son
    ambiguos, y hacen que algunos poemas acaben por ser oscuros
    debido a su carácter
    simbólico.

    Otros aspectos que le dan originalidad a la obra de
    Yeats, aparte de los ya mencionados, podrían ser: el
    solitario impulso de placer que al parecer sentía sobre
    todo en su primera época, al igual que Parnell, el
    héroe solitario que fue su ideal; su gran impulso vital,
    su tristeza, su anhelo y su pasión que permanecieron con
    él durante toda su vida; su concepto de que el papel de una
    mujer hermosa consiste en ser hermosa y por lo tanto no debe
    involucrarse en cosas del intelecto, en especial, de las
    opiniones políticas
    y de la razón crítica; y sus ideas sobre el
    arte: "Lo que
    lleva a los hombres comunes al arte es lo mismo que los mueve en
    la vida real"; "Lo que es más elevado en poesía
    sólo se logra cuando el soñador se escapa de la
    realidad, o cuando el hombre común se eleva sobre ella. En
    todos los grandes poetas se combinan ambos elementos; esto es, se
    encuentran supremamente absortos en la vida y, sin embargo, con
    la fuerza de su fantasía logran siempre superar las cosas
    simples y llanas." También es interesante su concepto de
    que el hombre de acción es un artista, que "el papel del
    artista es análogo al del santo puesto que nos brinda algo
    precioso, no como el santo, renunciando al mundo, sino
    sumergiéndose en él, aun en toda su inmundicia y
    horror", así como su convencimiento de que el arte puede
    modificar la visión del mundo del hombre, y con ello,
    indirectamente, tener influencia en sus actos.

    En la madrugada del 7 de enero de 1.939, tres semanas
    antes de morir, Yeats le contó a su mujer, Georgie, que
    había tenido un sueño sobre Cuchulain, el antiguo
    héroe irlandés: Cuchulain, herido de muerte,
    conversa con unos espíritus y les dice que los que han
    sobrevivido a la guerra son los
    cobardes o los que han sabido esconderse a tiempo. Cuchulain fue
    un personaje que le acompañó desde que
    comenzó a interesarse por las antiguas sagas irlandesas.
    Fue el tema de su última obra teatral, "La muerte de
    Cuchulain", donde el héroe lucha contra el mar, contra
    la muerte y
    contra Dios.

    Puede que fuera la Muerte quien le envió a
    Cuchulain en sueños, para imaginar un final tan heroico.
    Vino a por Yeats el 28 de enero de ese mismo año, mientras
    se encontraba de vacaciones con su mujer y unos amigos en
    Roquebrune-Cap-Martín (Francia). Sin
    embargo el poeta la estaba esperando, llevaba años
    tratando de mantenerla a distancia prudencial(estaba enfermo de
    cáncer).
    Y Sucede que la poesía ofrece la posibilidad de intuir la
    vida antes de su experiencia.
    Yeats, en su viaje hacia el Sur de Francia, se
    esmeró en acabar un poema epitafio en el que expresaba su
    deseo de ser enterrado "Bajo Ben Bulben", el monte de Irlanda que
    marcó su niñez. Es el poeta adivino, el sacerdote
    de las musas, del vate. Éste poema pertenece a un grupo
    similar a los de, entre otros, "Un aviador irlandés
    anticipa su muerte", "La segunda venida, " Lapislázuli" y
    "Meru". Para su lápida escogió estos versos:
    "Lanza una fría mirada
    a la vida, a la muerte
    Jinete, sigue de largo".
    Quedan sus palabras, que algo resistirán al tiempo…
    Conchi Sarmiento Vázquez.-

    Bibliografía
    – Yeats, William Butler, Antología Bilingüe, tr.
    Enrique Caracciolo Trejo, ed. Alianza Editorial, Madrid,
    1996.
    – Wilson, Edmund. El castillo de Axel. Estudios sobre la literatura imaginativa
    (1.870-1.930), ed. Versal, Barcelona, 1.989.
    – Adrián Icazuriaga, " William Yeats o la disciplina del
    estilo".
    Dirección en internet:
    [www.henciclopedia.org.uy/autores/Icasuriaga/Yeats.htm]
    – Paz, Octavio, Los hijos del limo, Seix Barral, México,
    1985.
    – Torre, Guillermo de., "Imaginismo", Historia de las literaturas
    de vanguardia,
    vol.II, ed, Guadarrama, Madrid, pp. 463-474.

     

     

    Autor:

    Conchi Sarmiento Vazquez

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