"Las letras son a la literatura lo que el
dibujo a la
arquitectura,
sin embargo, en ninguna época de la
historia letras y
sílabas han
sido más importantes que aquellas
ideas que están expresando".
El trazo trasciende las ideas que representa para
constituirse por si mismo en expresión pura del arte. Algo
bastante afortunado para el desarrollo de
la disciplina del
arquitecto si se tiene en cuenta que en este medio cualquier
trazo puede tener connotaciones de tipo constructivo y
estético. De manera que se convierte en el lenguaje
por excelencia del profesional de la arquitectura.
Un proceso de
representación comprende varias fases como la observación previa, el análisis de la misma, y la reproducción del objeto en el papel o
cualquier otro medio. El objetivo
básico de la representación es la reducción
de algo complejo a un nivel de comprensión más
simple a través del cual sea susceptible de ser modificado
para mejorarlo. La representación no solo se logra a
través del papel, puede hacerse mediante la escultura o la
construcción de modelos
tridimensionales a escala. Lo que se
busca finalmente es transformar el objeto en algo más
pequeño que nosotros para poder
observarlo con detenimiento y detalle percibiendo cada rasgo de
su apariencia y una correcta proporción de su
volumetría. Existen infinidad de técnicas
de representación, pero es menester dedicarnos a las que
atañen al tema que nos ocupa: El Proceso de Diseño.
La aproximación al diseño se logra
primordialmente a través de dibujos a mano
alzada; trazos rápidos y sueltos; que para el proyectista
pueden tener mas de un significado. Con ellos no solo esta
representando una idea sino la imagen de una
realidad futura, esta reproduciendo una sensación. El
color puede
significar una textura y las líneas que conforman el
objeto no solo son los bordes que definen su silueta sino la
simulación de un movimiento o
un haz de luz que desde
algún punto especifico afecta el objeto. Cada punto
adquiere una significación y una relevancia que van mas
allá de la calidad de su
trazo para convertirse de alguna manera en la
representación de la vida misma. Estos dibujos son en gran
medida la base para el desarrollo de una idea concreta que con la
ayuda de la técnica constructiva puede llegar a
convertirse en una realidad tangible.
Los métodos de
representación utilizados en la arquitectura a los que
haré referencia son la Geometría Descriptiva y la Perspectiva. Los
orígenes de ambos métodos podemos hallarlos en
El Renacimiento y
la Ilustración. El Renacimiento es
considerado como un despertar del mal llamado Oscurantismo de la
Edad Media.
Surge, en el S. XIV, con Italia como
escenario geográfico y tiene como telón de fondo el
contexto político de la época, manipulado
hábilmente por los Mecenas de las grandes ciudades –
estado como
Florencia, que es considerada finalmente como su cuna. La
economía del pillaje de Italia y sus
provincias y un marcado odio político a lo extranjero
generaron las condiciones propicias para un cambio de
pensamiento y
expresión que volcó a la región hacia
dentro. Fue tal el impacto de este momento cultural que se
proyectó al resto de Europa
convirtiéndose en el nuevo idioma de occidente. Considera
tres categorías como lo son la recuperación del
pasado Clásico, una aproximación de naturaleza
instrumental, y la implementación del espacio perspectivo.
Adquiere gran importancia el dibujo y se analiza en todas sus
variantes la representación tridimensional.
El gran protagonista del momento es Filippo Brunelleschi,
protegido del comerciante y prestamista Cosme de Médicis;
a la postre el gran gestor de todo este movimiento cultural que
revolucionó el mundo de las artes y la arquitectura;
personaje de gran influencia en el ámbito político
y social de la Europa de entonces.
De gran utilidad fueron
los tratados de
arquitectura de Vitrubio, que sirvieron en gran medida para
generar el modelo
renacentista. Sus Diez Libros de la
Arquitectura fueron escritos en el Siglo I y en ellos parte de
una teoría
arquitectónica y propone una serie de normas
consecuentes. Protesta en contra de la arquitectura Romana del
momento y genera a través de su tratado una norma mas no
un modelo.
Brunelleschi retoma los elementos clásicos, estudia
a Vitrubio y lo interpreta a su manera con un profundo respeto por sus
tratados. Integra magistralmente la estructura
espacial y formal de sus obras y explota el impacto visual
generado a través del estudio de la perspectiva. Propende
por una organización racional de la ciudad
resolviendo el problema urbano al interior de la
intervención arquitectónica. Entre sus obras se
encuentran la Iglesia de
Santa María del Fiore y la Iglesia de San Lorenzo.
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