Monografias.com > Filosofía
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Barthes… elementos de semiología




Enviado por symbalein



    )

    1. Paralelismo
    2. Aproximación a la ciencia
      o al "placer del sistema"
    3. Aproximación al
      significante
    4. Aproximación al
      Significado
    5. Conclusiones
    6. Bibliografía

    l. INTRODUCCIÓN:

    Después de releer LOS ELEMENTOS DE
    SEMIOLOGÍA (en adelante Los Elementos…) de Roland
    Barthes (1971), cuyo original en francés fue publicado por
    Editions du Suil en 1964, cabe formularse las siguientes
    interrogantes: ¿Los Elementos de Semiología
    descritos por Barthes son restrictivos al significante? Y
    sí es así. ¿Son éstos reductivos a
    las connotaciones tecnológicas
    (ideológicas)?.

    Intentaremos, pues, deductivamente, acercarnos al
    significante para esclarecer o responder estas hipótesis.

    Luego de preguntarnos, podemos señalar que
    Barthes, en primer término, asume que Los Elementos… son
    irrestrictos a cuatro dicotomías:

    1. Lengua y
    Habla.

    2. Significado y Significante.

    3. Sintagma y Sistema.
    Y

    4. Denotación y Connotación.

    Estas parejas, Barthes, las adopta de Ferdinad de
    Saussure, y decimos adopta, porque esta acción revela una
    asimilación y acomodación del conocimiento,
    es decir, Barthes conoce a Saussure y se "deslumbra" por
    él "por esta esperanza de suministrar por fin (…) el
    medio para desarrollarse científicamente". Desde
    aquí toma, entonces, casi descontructivamente Los
    Elementos… que podrán establecer el derrotero
    teórico de la semiótica, desarrollada por éste
    más tarde, pues, no sólo revisa los conceptos
    vertidos por el lingüísta suizo, sino que
    además va más allá, incluso probando algunas
    ideas que superan al maestro, mas esta superación a costa
    de una lectura
    ideológica, ya que desarrolla el significante como
    proyección del signo, pero este signo no es el
    lingüístico, sino el semiótico, como
    expansión del significante "sociedad", es
    decir, se expande para poder armar
    estructuralmente la realidad que el ser social va produciendo,
    hasta llegar a formular la función-signo como connotación
    tecnológica en oposición de la connotación
    existencial que el mismo Barthes propone. En otras palabras,
    propende a explicar las realidades que los hombres van erigiendo
    en la sociedad (como el
    cine realista
    italiano, por ejemplo).

    Barthes, en Los Elementos… desarrolla por lo tanto, no
    sólo una expansión del significante, sino que
    plantea una ideología, junto con proponer el "signo
    semiológico", el signo social aplicado a estructuras
    sociales. Sin embargo, por esta razón omite el desarrollo del
    significado como expansión de la naturaleza
    humana, como aquella que realmente sostiene la facultad del
    lenguaje. No
    obstante, al parecer, éste, intenta alcanzar los distintos
    códigos, en el estrato social. Empero, Saussure
    había advertido ya que se puede confundir el soporte
    material con el valor
    lingüístico de éste, vale decir, que el
    valor del
    significante no lo tiene por ser material sino por ser menos
    abstracto por ello tiende a confundir. Por ejemplo, el metal de
    una moneda no es el que fija el valor del significante, sino las
    diferencias que separan su imagen
    acústica de todas las demás, olvidando, así
    la definición de signo que ofrece el
    lingüísta.

    El semiótico francés, entonces, no genera
    estos conceptos (las dicotomías), sino que las acomoda a
    una nueva visión: el significante (ideológico,
    cuasi realista). Pero, ¿cómo podríamos no
    prejuiciarnos con esta conclusión anunciada? Muy simple,
    daremos paso a una sucinta revisión de Los Elementos… y
    luego retomaremos, probaremos o equivocaremos el
    camino…

    II.
    PARALELISMO.

    DICOTOMÍAS

    Primera Dicotomía:

    Lengua / Habla:

    Para Saussure la primera tarea es delimitar el concepto de
    Lenguaje y
    luego los de Lengua y
    Habla.

    Se entiende como un conjunto de signos articulados por
    medio de los cuales se comunican las personas, o sea, un conjunto
    sistemático de signos que permiten un cierto tipo de
    comunicación [entendida ésta, al
    igual que el lenguaje,
    como actividad, como facultad del lenguaje].

    Lengua: La lengua no es más que una
    determinada parte del lenguaje, aunque esencial. Es a la vez un
    producto
    social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones
    necesarias adoptadas por el cuerpo social para permitir el
    ejercicio de esa facultad en los individuos.

    Habla: Es, por el contrario, un acto individual
    de voluntad y de inteligencia,
    en el cual conviene distinguir: 1º, las combinaciones por
    las que el sujeto hablante utiliza el código
    de la lengua con miras a expresar su pensamiento
    personal;
    2º, el mecanismo psicofísico que le permita
    exteriorizar esas combinaciones.

    Para Barthes:

    Lengua: Un conjunto sistemático de las
    convenciones necesarias a la
    comunicación, indiferente a la materia de las
    señales que la componen. La lengua, es a la vez el
    producto y el
    instrumento del habla: nos encontramos ante una verdadera
    dialéctica.

    Habla: Representa a la parte puramente individual
    del lenguaje (el discurso).

    Segunda Dicotomía.

    Significado / Significante:

    En primer término, ambos definen
    Signo.

    Signo: El signo lingüístico designa a
    la combinación de un significado y un
    significante.

    "Llamamos signo a la combinación del concepto y de la
    imagen
    acústica: pero en el uso corriente este término
    designa generalmente a la imagen acústica, por ejemplo una
    palabra ('arbor', etc.). Se olvida que si llamamos signo a
    'arbor' no es más que gracias a que conlleva el concepto
    de "árbol", de tal manera que la idea de la parte
    sensorial implica la del conjunto. (…) Y proponemos conservar
    la palabra signo para designar el conjunto, y reemplazar concepto
    e imagen acústica respectivamente con significado y
    significante; estos dos últimos términos tienen la
    ventaja de señalar la oposición que los separa, sea
    entre ellos dos, sea del total de que forman parte".

    Significado: "Es el concepto al cual corresponden
    las ideas… Cuando se dice que los valores
    corresponden a conceptos, se sobreentiende que son puramente
    diferenciales, definidos no positivamente por su contenido, sino
    negativamente por sus relaciones con los otros términos
    del sistema. Su
    más exacta característica es ser lo que los otros no
    son".

    Significante: El significante o serie de sonidos
    o imagen acústica "no es el sonido material,
    cosa puramente física, sino su
    huella psíquica, la representación que de él
    nos da el testimonio de nuestros sentidos; esa imagen es
    sensorial "es solamente en este sentido y por oposición al
    otro término de la asociación, el concepto,
    generalmente más abstracto".

    "(…) El significante es aquello gracias a lo cual el
    signo se manifiesta, manifestación fónica del signo
    simultáneamente material y abstracta: material porque lo
    percibimos sensorialmente y abstracto porque lo descodificamos (
    acústica y gráficamente) de modo
    diferencial".

    Tercera Dicotomía

    Los ejes del lenguaje:

    Sintagma y Paradigma.

    Saussure:

    Sintagma: Ellos [los ejes] corresponden a dos
    formas de nuestra actividad mental, ambos indispensables a la
    vida de la lengua.

    De un lado, en el discurso, las
    palabras contraen entre sí, en virtud de su
    encadenamiento, relaciones fundadas en el carácter
    lineal de la lengua, que excluye la posibilidad de pronunciar dos
    nombres a la vez. Los elementos se alinean uno tras otro en la
    cadena del habla. Estas combinaciones que se apoyan en la
    extensión se pueden llamar sintagmas.

    El sintagma se compone siempre, pues, de dos o
    más unidades consecutivas (…). Colocado en un sintagma,
    un término sólo adquiere su valor porque se opone
    al que precede o al que le sigue o a ambos.

    (…) La noción de sintagma no sólo se
    aplica a las palabras, sino también a los grupos de
    palabras, a las unidades complejas de toda dimensión y de
    toda especie (…).

    La conexión sintagmática es in praesentia;
    se apoya en dos o más términos igualmente presente
    en una serie efectiva.

    Relaciones Asociativas: Por otra parte, fuera del
    discurso, las palabras que ofrecen algo de común se
    asocian en la memoria, y
    así se forman grupos en los
    senos de los cuales reinan relaciones muy diversas.

    Ya se ve que estas coordinaciones son de muy distinta
    especie que las primeras. Ya no se basan en la extensión,
    su sede está en el celebro, y forman parte de ese tesoro
    interior que constituye la lengua de cada individuo. Las
    llamaremos relaciones asociaciones.

    Los grupos formados por agrupación mental no se
    limitan a relacionar los dominios que presentan algo en
    común; el espíritu capta también la naturaleza de las
    relaciones que los atan en cada caso y crea con ello tantas
    series asociativas como relaciones diversas haya.

    La conexión asociativa une términos in
    absentia en una serie mnemónica virtual.

    Barthes:

    El Sintagma: El sintagma se presenta bajo una
    forma "concatenada".

    El sintagma es continuo, fluido, concatenado, pero, al
    mismo tiempo, puede ser
    vehículo de sentido sólo si está
    "articulado".

    El sintagma es un grupo
    cualquiera de signos heterofuncionales; es siempre binario, y sus
    dos términos se encuentran en una relación de
    condicionamiento recíproco.

    Plano Sistemático: Después de
    Saussure, el análisis del plano asociativo ha tenido un
    desarrollo
    considerable. El propio nombre ha cambiado: hoy se habla no ya de
    plano asociativo, sino de plano paradigmático, o
    también, como haremos aquí a partir de ahora, de
    plano sistemático: evidentemente, el plano asociativo
    está íntimamente ligado a la "lengua como
    sistema".

    El sistema constituye el segundo eje del lenguaje.
    Saussure lo vio bajo la forma de una serie de campos asociativos,
    unos determinados por una afinidad de sonido y otros
    por una afinidad de sentido. Todo campo es una reserva de
    términos virtuales (…): Saussure insiste en la palabra
    término (…) ya que, como él mismo precisa en
    francés, al decir término en lugar de palabra se
    evoca la idea de sistema.

    El sistema, además, tiene oposiciones:

    Según sus relaciones con el conjunto del
    sistema:

    1. Oposiciones bilaterales y múltiples: no pueden
    encontrarse en otra oposición del código.
    Por ejemplo: E/F.

    2. Oposiciones proporcionales (gramaticales,
    morfológicas) y aisladas (oposiciones de vocabulario):
    Homófonos.

    Según sus relaciones de los términos de
    las oposiciones.

    1. Oposiciones Privativas: presencia de una marca o
      elemento significativo: género y
      número.

    Término con no-marca: grado
    cero: semántica: signos-cero: significante
    estilístico, por ejemplo: sol, golonluna, etc.

    2. Oposiciones equipolentes: monosílabos, por
    ejemplo.

    Según extensión de su valor
    diferenciador.

    1. Oposiciones constantes: tienen siempre significantes
    diferentes: sinónimos, por ejemplo.

    2. Oposiciones suprimibles o neutralizables: no tienen
    siempre significantes diferentes.

    Cuarta Dicotomía.

    Denotación y
    Connotación.

    Saussure: En este autor pareciera no encontrarse esta
    dicotomía, no obstante, es posible ubicarla en un plano
    más general: las relaciones sintagmáticas y las
    asociativas. Además es hallable en la "solidaridad" de
    los signos, "en donde todos los términos son solidarios y
    donde el valor de cada uno no resulta más que de la
    presencia simultánea de los otros" [sintagma:
    denotación]:

    … sgdo/sgte + sgdo/sgte + sgdo/sgte + sgdo/sgte
    +gdo/sgte…

    Otro aspecto, pero distante, es cierto rasgo de la
    mutabilidad, especialmente el que tiene que ver con "un
    desplazamiento de la relación entre el significado y el
    significante" [relaciones asociativas:
    connotación].

    Barthes:

    Todo sistema de significación conlleva un plano
    de expresión (E) y un plano de contenido (C) y que la
    significación coincide con la relación (R) de ambos
    planos.

    Denotación: En el primer caso (primer
    plano (E)), el primer sistema (ERC) se convierte en plano de
    expresión o significante del segundo sistema:

    2 E R C

    1 ERC

    Connotación: Un sistema connotado es un
    sistema cuyo plano de expresión está, el
    también, constituido por un sistema de
    significación. El primer sistema (ERC) se convierte no ya
    en plano de expresión, como ocurre en la
    connotación (semiótica connotativa hjelmslevniana), sino
    en plano de contenido o significado del segundo
    sistema:

    2 E R C

    1 E RC

    O también es el caso de todos los
    metalenguajes:

    2 E R C

    1 ERC

    lll.
    Aproximación a la ciencia o
    al "placer del sistema".

    Barthes, llega a decir, que el " "placer del sistema"
    reemplazaba para mí el SUPERYÓ de la ciencia: era
    preparar ya la tercera fase de esta aventura
    [¿semiológica y/o ideológica?]:(…)
    entré por placer en el significante, en el texto".

    También sostiene que esta aventura le adviene del
    significante como "el desplazamiento del sujeto y no de su
    expresión".

    En otras palabras, el punto de vista, se fija en la
    función-signo: el objeto: el
    significante.

    Sobre la base de estos planteamientos, queremos retomar
    la lectura de
    Los Elementos…, pues, es necesario centrar nuestra atención en lo que hay de ciencia y en
    lo que hay de desplazamiento del sujeto (y no la expansión
    del significante como pudiéramos entender, confusamente)
    hacia el objeto, vale decir, hacia el significante como
    realización de la "connotación tecnológica",
    que suponemos existente en un mismo plano: la NATURALEZA HUMANA.
    Y por lo tanto, tal desplazamiento es, más bien,
    reductivo, restringido; puesto que si pensamos en la Naturaleza
    Humana, y más todavía, en su facultad del lenguaje
    (descrita ya por Saussure, Chomsky, Sebeok,recientemente), nos
    daríamos cuenta que tal desplazamiento no es más
    que una apropiación social, ideológica del
    significante y ésta, a su vez, se apropia a sí
    misma como un nuevo signo: el social o
    función-signo.

    Para aclarar más estas aseveraciones debemos
    recurrir, grosso modo, a la historicidad. Recordar que a fines de
    los 700s y los 800s ( siglos XVIII y XIX respectivamente), ya las
    discusiones acerca de la ciencia o
    ciencias
    estaban dando sus frutos, tales como: deslindar que la ciencia o
    ciencias
    dependen del punto de vista de quien la decida investigar,
    deslindar cuestiones de la filosofía y de la lógica,
    de la Física:
    inorgánica y orgánica, del cerebro como
    materia
    orgánica y "materia gris", de la psicología y de la
    psíquis, del racionalismo y
    del empiricismo, del objetivismo y del subjetivismo, del realismo y del
    ficcionalismo, la física mecánica ( principio determinístico)
    y la física que supone un "principio creativo" (
    no-determinístico), la física y la metafísica
    (no como más allá de la física
    determinística) sino entendida como "física de la
    materia gris del cerebro humano",
    es decir, meta-física orgánica: más
    allá de la física orgánica del cerebro, o
    sea, psíquica [esto último en el ámbito de
    la Naturaleza Humana, más específicamente, en la
    Facultad del Lenguaje (para mayores antecedentes remitirse a
    Carlos- Peregrín Otero, Estructuras
    Sintácticas. Introducción a Chomsky. 1990:
    xvi-xxi]

    En fin, la historicidad no se reduce aquí, por
    cierto, su diacronía es mayor, desde los siglos IV o V A.
    De C. hasta nuestros días. E incluso habría que
    echarle UNA OJEADA AL DESARROLLO DE LA SEMIOLOGÍA en EL
    MARCO DEL LENGUAJE de Roman Jakobson ('80) 1988.

    lV.
    Aproximación al significante
    (denotación,
    sintagma o ¿desplazamiento del sujeto?).

    Pero retomemos nuestra lectura, Los
    Elementos…, no sólo devienen del significante sino
    que antes lo hacen del signo, compuesto éste por
    significante y significado (aunque el significante por sí
    mismo engendra un bipartito también, por ejemplo, la letra
    mayúscula de "A": a/A, como signo se opone a todo el
    abecedario, llamada "A". Pero este significante a su vez vuelve a
    ser signo "A" en oposición a la minúscula; y
    éste, a su vez, a otro signo que nos oponga a la
    grafía: negrita, cursiva, comic sans ms, time new roman,
    etc.

    Ahora bien, lo que ocurre, con Barthes en Los
    Elementos… es precisamente esto; en otras palabras, es
    precisamente la bipartidad, pero en función de un objeto
    significante social, e ideológico: la función –
    signo. Sin embargo este pareciera olvidar la realización
    como facultad lingüística, como "competencias" de
    la naturaleza humana y se queda sólo con la
    "actuación" de ésta y por ello es
    ideológica, política y funcional:
    "la voluntad de insertarme en una comunidad de
    investigadores rigurosos y la fidelidad a la adhesión
    tenaz de lo político y lo simiológico" –
    diría Barthes -. Por lo tanto el desplazar el significado
    a un plano más abstracto, invisible, oculto en realidad,
    implica desconocer que la huella psíquica o imagen
    acústica, como el concepto o idea son abstractos: La
    imagen acústica no es el sonido material, cosa puramente
    física, sino su huella psíquica, la
    representación que de él nos da el testimonio de
    nuestro sentido; esa imagen es sensorial, y si llegamos a
    llamarla "material" es solamente en este sentido y por
    oposición al otro término de la asociación
    el concepto, generalmente más abstracto.

    De tal modo, que el significante no se puede reducir a
    un objeto – función sin antes reconocer o explicitar la
    diferencia, y que dicho sea de paso, esta es otra más de
    las diferencias contenidas en el lenguaje
    las cuales por cierto, han formado el sistema: "el mecanismo
    lingüístico gira todo él sobre identidades y
    diferencias, siendo éstas la contraparte de
    aquéllas".

    Pues bien, la aproximación al significante
    estaría basada, en Barthes, en la prospección del
    signo social de la semiología planteada por Saussure : "
    una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la
    vida social". Mas, pensamos que esta aproximación
    bartheana pareciera vincularse con las dudas saussorianas, es
    decir, "cuando algunos se dan cuenta de que el signo debe
    estudiarse socialmente, no retienen más que los rasgos de
    la lengua que la ligan a otras instituciones,
    aquellas que dependen más o menos a nuestra
    voluntad".

    Es aquí, donde estaría la posibilidad de
    no "alcanzar al signo, que es social por naturaleza", ya que el
    signo-función es reductivo y privativo de una ideología, de la semiótica o
    "aventura semiológica" por parte de Barthes; aunque
    debemos recordar que "el signo es ajeno, siempre, en cierta
    medida, a la voluntad individual o social, y en eso está
    su carácter
    esencial, aunque sea el que menos evidente se haga a primera
    vista".

    Por lo tanto podemos darle el crédito
    de la aventura a Barthes, no obstante, también, es posible
    vislumbrar una forma de retomar el signo-todo como una
    relación natural, de la Naturaleza Humana, que revele la
    condición humana, vale decir, el signo concebido como una
    combinación ( relación, asociación mental o
    paradigmática) entre un afuera y un adentro; un pensamiento y
    un hecho; un instante- constelación o sistema- en medio de
    una masa gris y un mundo real y social. Como diría
    Derrida, en La Estructura, El
    Signo y El Juego en el
    Discurso de las Ciencias: si se borra la diferencia radical entre
    significante y significado, es la palabra misma "significante" la
    que habría que abandonar como concepto metafísico".
    (…) Pues hay dos maneras de borrar la diferencia entre el
    significante y el significado: una, la clásica, consiste
    en reducir o en derribar el significante, es decir, finalmente en
    someter el signo al pensamiento; otra, la que dirigimos
    aquí contra la anterior, consiste en poner en
    cuestión el sistema en que funcionaba la reducción
    anterior: y en primer lugar, la oposición de lo sensible y
    lo inteligible. Pues la paradoja está en que la
    reducción metafísica
    del signo tenía necesidad de la oposición que ella
    misma reducía.

    En otras palabras, un todo – signo que no designa, sino
    que opta en el instante que se relaciona el significante con el
    significado y por tanto puede ser trascendental, que ni Barthes
    ni Eco, por ejemplo, han podido percibir; el primero con su
    función – signo y el segundo con su artificio
    comunicativo, aunque este último se liga más con la
    intención comunicativa, omitiendo o negando la posibilidad
    de la elección natural que tiene el hombre al
    ser consciente de su facultad lingüística,
    único origen de los signos, el que determina la
    intención comunicativa y por lo tanto la semiosis o
    relación entre el signans y signatus, es más,
    Barthes, invierte el primer signo saussuriano, que es la
    lingüística como significante y la semiología
    como significado:

    Saussure: significado = semiologia =
    Ciencia que estudia la vida de los signos en sociedad.

    significante= lingüística = Todas las
    manifestaciones del lenguaje humano.

    Barthes: significado = lingüística = Todas
    las manifestaciones del lenguaje humano.

    significante =samiología = Ciencia que estudia la
    vida de los signos en sociedad ( simulacro).

    V.
    Aproximación al Significado

    Ahora, la realización social o semiológica
    corresponde, más bien, a la convención social o
    arbitrariedad y por ende una semiología de la sociedad y
    no una semiología social individual, que se realiza o
    actualiza a través del individuo en el seno social. O sea,
    el signo es tanto individual como social, pero sólo ha
    sido leído en lo social como significante y no en su
    totalidad.

    Sólo a raíz de la naturaleza humana es
    posible recuperar espacios para el significado, la
    retórica y la estética. Aquí debemos apoyarnos por
    cierto de Paul De Man, en La Resistencia a La
    Teoría:
    está igualmente claro, sin embargo que esta
    extensión [conocimiento
    de los códigos textuales] va siempre
    estratégicamente dirigida hacia la sustitución de
    figuras por códigos gramaticales (…) es parte de un
    programa
    explícito, un programa cuya
    intensión es completamente admirable ya que tiende hacia
    el dominio y el
    esclarecimiento del significado. El reemplazo de un modelo
    hermenéutico por uno semiótico, de la
    interpretación por la decodificación,
    representarían, en vista de la desconcertante
    inestabilidad de los significados textuales (…), un
    progreso considerable. Aunque más adelante agrega: se
    puede argüir, sin embargo, que ninguna decodificación
    gramatical, por muy refinada que sea, puede pretender alcanzar
    las dimensiones figurales de un texto. Hay
    elementos en todos los textos que no son de ningún modo
    agramaticales, pero cuya función semántica no es
    gramaticalmente definible, ni en sí misma ni en contexto.

    Por cierto que esta anti –tesis o contra
    – diccíon no se puede entender más que trasladondo
    analogicamente lo referido al significante y lo no – referido al
    significado, es decir, lo referido igual esclarecimiento del
    significado (modelo
    semiótico) y lo no – referido igual el significado (modelo
    parafigural) y analogía que se puede traspolar a la
    semiología, por cierto al significante igual
    función – signo igual semiología social de la
    sociedad (consumista, cosista, objetual) y al significado igual
    semiología social del individuo (onto, naturaleza que se
    realiza y actualiza individualmente en el seno
    social).

    En otras palabras, citando a Saussure, capítulo
    ll Curso De Lingüística General, 1945, En Materia y
    Tarea de La Lingüística. Sus Relaciones Con Las
    Ciencias Conexas: la materia de la lingüística esta
    constituida en primer lugar por todas las manifestaciones del
    lenguaje humano, ya se trate de pueblos salvajes o de naciones
    civilizaciones, de épocas arcaicas, clásicas o de
    decadencia, teniendo en cuenta en cada periodo no solamente el
    lenguaje correcto y el "bien hablar", sino todas las formas de
    expresión. Y algo más aún: como el lenguaje
    no esta las más veces al alcance de la observación, el lingüísta
    deberá tener en cuenta los textos escritos, ya que son los
    únicos medios que nos
    permite conocer como son los idiomas pretéritos o
    distantes.

    En el capítulo III, Objeto de la
    Lingüística, señala: alguien pronuncia la
    palabra española desnudo: un observador superficial se
    sentirá tentado a ver en ella un objeto
    lingüístico concreto; pero
    un examen más atento hará ver en ella sucesivamente
    tres o cuatro cosas perfectamente diferentes, según la
    manera de considerarla: como sonido, como expresión de una
    idea, como correspondencia del latín (dis)nudum,
    etc.

    También hemos olvidado que en principio, Sassure
    nos ha propuesto un modelo general, pero no de
    lingüística sino de semiología: "el lenguaje
    tiene un lado individual y uno social y no se puede concebir el
    uno sin el otro", puesto que "en cada instante el lenguaje
    implica a la vez un sistema establecido y una evolución actual y un producto pasado.Luego
    agrega que: o bien los aplicamos a un solo lado de cada problema,
    con el consiguiente riesgo de no
    percibir las dualidades arriba señaladas, o bien, si
    estudiamos el lenguajes por muchos lados a la vez, el objeto de
    la lingüística, se nos aparece como un montón
    confuso de cosas heterogéneas y sin trabazón.
    Cuando se produce así es cuando se abre la puerta a muchas
    ciencias: psicología, antropología, gramática, normativa, filología,
    etc. (…), que nosotros separamos distinta de la
    lingüística, pero que, a favor de un método
    incorrecto, podrían reclamar el lenguaje como uno de sus
    objetos. A nuestro parecer no hay más que una
    solución para todas estas dificultades: hay que colocarse
    desde el primer momento en el terreno de la lengua y tomarla como
    norma de todas las otras manifestaciones del lenguaje. En efecto,
    entre tantas realidades, la lengua parece ser lo único
    susceptible de definición autónoma y es la que da
    un punto de apoyo satisfactorio para el
    espíritu.

    Finalmente dice: la lengua no es más que una
    determinada parte del lenguaje, aunque esencial, es a la vez un
    producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de
    convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social para
    permitir ejercicio de esa facultad en los individuos.

    Por lo tanto pertenece al dominio
    individual y al social ("el lenguaje es multiforme y
    heteróclito").

    Y, por otra parte, al igual que Chomsky y Sebeok,
    reconocería Saussure (aunque todavía con
    objeciones, pues al momento sincrónico no se habría
    probado tal cuestión) " en cuanto le damos el primer lugar
    entre los hechos del lenguaje, introducimos un orden natural en
    un conjunto que no se presta a ninguna otra
    clasificación". No obstante, al respecto sugiere lo que se
    llama (lenguaje articulado), lo que podría confirmar la
    idea de lo natural. En seguida dice: se podría decir que
    no es el lenguaje hablado natural al hombre, sino
    la facultad de constituir una lengua, es decir, un sistema de
    signos distintos que corresponde a ideas distintas.

    En definitiva podríamos señalar que las
    lecturas (anteriores, tanto como ésta y quizá las
    posteriores. Se rigen por un principio reductivo de nuestra
    propia naturaleza: la facultad del lenguaje que no solo cuenta
    con la lengua y el habla el significante y el significado,
    sintagma y el sistema y la denotación y la
    connotación, sino que también con rasgos
    inexplotados todavía, tal vez más de alguien lo ha
    planteado en el ámbito de la semiología pero en
    esta revisión no lo hemos hallado, y es el siguiente
    planteamiento, dado a propósito de la integración comunicacional en sociedad en
    organizaciones
    formales. Estos principios fueron
    puestos sobre el tapete por Oscar Johanssen, en nociones
    elementales de la
    administración, editorial universitaria en la
    década de los noventa. El plante a que el ser humano, en
    términos comunicativos naturales, reacciona sobre la base
    de tres deseos:

    A.- Simplificación (del mensaje): no nos
    es grato dar detalles, comunicar detalles que suponemos que los
    otros también suponen y por ello los omitimos.

    B.- Sentido u Orden Lógico (del mensaje):
    cada vez que oímos un mensaje le damos un sentido, y
    todavía más, cuando no lo entendemos, entonces no
    podemos repetir a otros; luego, por este sentido lógico
    innato lo interpretamos, lo ordenamos y lo
    retransmitimos.

    C.- Noticias Agradables: como no nos gusta, dar
    noticias desagradables, no estamos preparados para dar malas
    noticias, entonces trasladamos la intención comunicativa
    hacia las noticias gratas, al realizarlo, por cierto,
    también alteramos el mensaje.

    A esto debemos agregar dos realizaciones
    más:

    – La inferencia: siempre estamos infiriendo.
    y

    – La polisemia: los vocablos tienen, la mayor de las
    veces, más de un significado.

    Pues bien, con Johanssen podemos probar que la
    naturaleza humana no es otra que no sea el deseo más
    íntimo (mágico, mítico, etc.) que interviene
    preexistentemente – como verbos copulativos: Ser y Estar en esta
    tensión, en esta dialéctica significado /
    significante; en términos adornianos: la dialéctica
    pone a cada palabra en relación con las otras y con el
    todo. Entiende el lenguaje como sistema, apelando así no
    solo a su estructura,
    sino a su historia, devenir
    extrínseco modelado en las relaciones con los
    objetos.

    Por lo tanto, el término naturaleza humana que
    aquí usamos esta lejos de aquel que utiliza Eagleton en
    Una Introducción a la Teoría
    Literaria (1998) al referirse al signo bartheano: signo
    "saludable" es el que llama la atención sobre su propia arbitrariedad, que
    no quiere hacerse pasar por "natural" sino que en el preciso
    momento de transmitir un significado, comunica también
    algo de su propia condición relativa,
    artificial.

    No obstante, nuestro lector, podría pensar y
    reclamar que Eagleton ya lo había adelantado, pero creemos
    que no es así ya que este lo enuncia (lo natural) como una
    manifestación ideológica, es decir lo natural
    aquí estaría en lugar de aquello que se quiere
    representar como " lógicamente natural" o sea realista
    representacional de la cultura
    convertida en naturaleza: en signo lo natural sería una de
    sus armas. Pues, una
    de las funciones de la
    ideología consiste en "naturalizar" la realidad social,
    hacerla aparecer tan inocente e invariable como la Naturaleza
    misma. La ideología busca convertir la cultura en
    Naturaleza, y el signo "natural" es una de sus armas.

    De esta manera podríamos pensar que Los
    Elementos… muestran, más bien una ciencia
    estructuralista que podría desarrollar el signo, empero el
    mismo Barthes señala a propósito de una
    teoría literaria que no es posible, pues "solo
    podría ser más una ciencia de las "formas" que del
    "contenido". Esto mismo podríamos leer en la investigación semiológica que el
    propone, desde la posibilidad del "retorno" al lenguaje, por
    cierto.

    Pensamos pues, que Barthes esta tan embriagado del
    placer "ejercitar una sistemática" que luego de
    describirla no le quedo más impulso que formalizarla: "la
    estructura es pues en el fondo un simulacro". En otras palabras,
    las del mismo Barthes En la Actividad Estructuralista (1967): el
    simulacro a sí edificado no devuelve el mundo tal como lo
    ha edificado, es la importancia del estructuralismo reside ahí. En primer
    lugar, manifiesta una categoría nueva del objeto, que no
    es ni lo real ni lo racional, sino lo funcional,
    vinculándose en torno ha investigaciones
    sobre la investigación. En segundo lugar sobre todo
    saca a luz lo
    propiamente humano por el cual los hombres dan sentido a las
    cosas.

    Más tarde añade: – Según
    decía Hegel – que "
    antiguo griego se asombraba de lo natural de la
    naturaleza.

    Así también ha cambiado la naturaleza, "
    se ha convertido en social": todo lo que se ha dado al hombre es ya
    humano (…). Pero ante la naturaleza social que es
    sencillamente la cultura, el hombre
    estructural no es distinto del hombre griego: también el
    presta oído a lo
    natural de la cultura, y percibe sin cesar en ella, más
    que sentidos estables, terminados, "verdaderos".

    Prosigue Barthes: " y es debido que esta
    fabricación del sentido es a sus ojos más esencial
    que los de los sentidos
    mismos, debido a que la función es extensiva a las
    otras"

    Pero, ya con esos enunciados esta restringiendo que el
    estructuralismo es una herramienta más de
    lo ideológico y o político, puesto que omite una
    vez más que el sentido humano no es más que el
    deseo de la transcendencia, vale decir, el hombre supera el
    mundo, la cultura, mediante constructos que le permitan acceder
    desde el presente, como una realidad del pasado, al futuro; esto
    sería pues el sentido de la Naturaleza Humana y por ello
    el estructuralismo propuesto por él es sincrónico,
    significante y antiestéticos, ya que: "sin duda al hombre
    estructural le importa poco durar: sabe que el estructuralismo es
    una determinada forma del mundo, que cambiara con el mundo
    (…) sabe que bastara que surja de la historia un nuevo lenguaje
    que le hable a su vez, para que su tarea haya
    terminado".

    En suma, en los Elementos… propone un nuevo
    sistema de investigación, una "sistemática", pero
    como es producto de la "embriagez del placer", su punto de vista
    se redujo al funcionalismo del
    hombre sincrónico, también pragmático y
    funcional que en cuya época (de las utopías)
    malamente podríamos esperar un hombre estructural. Por
    ende la "embriagez del placer" es la que responde a la naturaleza
    humana en Barthes y su "sistemática" a la distancia que
    hay entre la ciencia y el placer. Además, al parecer
    influido por Hegel,
    quién "preserva su sistematisidad, pero yerra al ponderar
    el principio productivo, mientras que un pensamiento que no se
    tenga por el origen debería confesar que no produce, sino
    reproduce, lo que ya posee como experiencia" (Rius,
    1985).

    El semiólogo francés debió tomar en
    cuenta, no solo "la actuación lingüística"
    (los objetos, significantes o función – signo) sino que
    también debió prever que la "actuación"
    deviene de la "competencia
    lingüística" y por ello, la situación e
    intención comunicativa es relevante para constituir un
    hecho semiótico, un signo en relación con la
    alteridad: el único saber capaz de liderar la historia
    encerrada en el objeto es el que tiene en cuenta el puesto
    histórico de éste en su relación con otros,
    el que actualiza y concentra algo ya sabido,
    transformándolo. O sea: el formalismo
    [formalización, estructuralismo] que conlleva la
    intencionalidad se sigue de mantener vacía la distancia
    entre sujeto y sujeto, perpetuando la separación por
    medios de
    estereotipos, formas lingüísticas carentes de
    contenido. Vale decir, que desde una perspectiva genética
    observamos que, si bien el sentido emerge de la inmanencia
    discursiva, esta nace a su vez de la transcendencia;
    transcendencia de los objetos designados y del sujeto que
    designa.

    Creemos entonces que para percibir "el sistema" en que
    se haya el objeto hay que descifrar como el "sistema"
    (sistemática) debe recurrir a los conceptos, a las ideas:
    el significado, el cual esta lleno de historia (Naturales
    Humana), y por cierto, nunca separado del significante, de la
    realidad de la presencia. Por lo tanto la articulación
    sintagmática dialéctico, trasciende su naturaleza
    lógica
    para incorporar lo retórico (lo ausente) y de esta manera
    alcanzar el significado.

    CONCLUSIONES:

    Podemos concluir entonces que:

    A.- En la vida de los individuos y de las sociedades no
    hay factor tan importante como el lenguaje.

    B.- la entidad lingüística no es más
    que gracias a la asociación del significante y del
    significado.

    C.- La semiología, por virtud del hecho de que es
    la ciencia de los signos está llamada ha abarcar todas las
    variaciones del signo.

    D.- Se defina como signo todo lo que, a partir de una
    convención aceptada previamente pueda entenderse como
    Alguna Cosa que está en lugar de otra. Algo es un signo
    sólo por que un interprete lo interpreta como signo de
    algo…por tanto, la semiótica no tiene nada que ver
    con el estudio de un tipo de objeto particular, sino con los
    objetos comunes en la medida en que éstos participan en la
    semiosis.

    E.- En el estado
    actual de la evolución
    humana, podemos asumir que los principios
    específicos de la estructura lenguaje son algo
    biológicamente dado, y resulta por tanto, perfectamente
    razonable postular que la capacidad lingüística que
    "emerge" en el curso del desarrollo epigenético de la
    materia cerebral y, en general, la capacidad cognoscitiva intima
    asociada a ella, forman desde entonces parte de la Naturaleza
    Humana.

    F.- Barthes desarrolla los elementos de la
    Semiología como expansión del significante del
    signo primigéneo: semiología/lingüítica
    intentando explicar como funciona la estructura del lenguaje en
    los hechos semióticos y por ello el análisis es abordado por éste desde
    el sintagma del significante, es decir, de la
    lingüística. O sea, (un simulacro de los objetos
    observados "para precisar" el descubrimiento del tiempo propio de
    los sistemas.

    BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

    • Roland Barthes, 1971. Elementos de
      Semiología. Alberto Corazón
      Editor. Madrid.
    • ——————–, 1967. Ensayos
      Críticos, La Actividad Estructuralista. España.
      Editorial Seix Barral.
    • ———————, 1993 La Aventura
      Semiológica. Barcelona.
      Editorial Paidós Iberica, S.A. Segunda edición en
      Castellano.
    • Saussure, Ferdinad De Saussure. 1945. Curso De
      Lingüística General. Buenos Aires.
      Editorial Losada, S.A.

    BIBLIOGRAFÍA
    COMPLEMENTARIA.

    • Noam Chomsky. 1990. Estructuras
      Sintácticas. México. Siglo Veintiuno Editores, S.A. de
      CV. 10ª edición en Español.
    • Paul De Man. 1983. The Resistance to Theory.
      Essays in the Rethoric of Contemporary Criticism.
      2nd.ed., revised. Minneapolis. University of
      Minnesora Press.
    • Terry Eagleton. 1998. Una Introducción a la
      Teoría Literaria México. Fondo de Cultura
      Económica. Segunda Edición en Español.
    • Humberto Eco. 2000. Tratado de Semiótica
      General. Introducción; Hacia una Lógica de la
      cultura. Barcelona. Lumen, quinta edición.
    • Roberto Hozven. 1979. El Estructuralismo Literario
      Francés. Santiago de Chile.
      Editorial del Dpto de Estudios Humanísticos. Facultad de
      Cs. Físicas y Matemáticas.
    • Roman Jakbson. 1998. El Marco del Lenguaje.
      Ojeada al Desarrollo de la Semiología. México.
      Fondo de Cultura Económica.
    • Manuel Jofré. 1990. Teoría Literaria
      y Semiótica: 4. Todos los Barthes en Barthes.
      Santiago de Chile.
      Editorial Universitaria.
    • Mercè Rius. 1985. T.W.Adorno, del
      Sufrimiento a la Verdad. Barcelona. Editorial
      LAIA.
    • Thomas Sebeok. 1996. Signos: Una
      Introducción a La Semiótica. 1. El estudio de
      los Signos. Barcelona. Paidós

     

     JORGE ROSAS
    GODOY

    UNIVERSIDAD DE CHILE.

    FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES.

    ESCUELA DE POSTGRADO.

    DOCTORANDO EN LITERATURA CHILENA E
    HISPANOAMERICANA.

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter