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Nociones acerca del constructivismo




Enviado por jmelchor



    El constructivismo es una explicación
    científica acerca del conocimiento
    que es citado frecuentemente como una novedad en los sistemas
    educativos de México y
    de algunas otras partes del mundo. Debido a que tal
    categoría puede implicar a uno o varios teóricos,
    en este documento aludimos al constructivismo que se
    relaciona con las aportaciones de Jean Piaget,
    de Liev Semiónovich Vygotski, de Jerome S. Bruner y de
    David P. Ausubel, sin que
    eso quiera decir que son los únicos teóricos que se
    han referido a esa explicación. El discurso
    acerca del constructivismo se ha constituido en una forma
    mediante la cual se ha considerado que es posible superar los
    problemas
    educativos que no han sido resueltos con la aplicación de
    las teorías del
    aprendizaje, derivadas,
    fundamentalmente, de la Psicología.

    Actualmente hay quienes sostienen que la idea del
    constructivismo no es nueva y que algunos aspectos de
    él pueden encontrarse en las obras de Sócrates
    (Coll, 1993, p. 48), Platón,
    Aristóteles, San
    Agustín, John Locke,
    Vico, Kant (Bruner,
    1986, p. 104), Pestalozzi, Hegel (Hegel, 1978;
    Hyppolite, 1998, p. 541 y; Garaudy, 1966, p. 39) y Skinner
    (Bruner, 1978, p. 41), entre otros (Rodrigo, 1997, p. 19), pero
    puede decirse que los planteamientos más difundidos con
    relación al constructivismo son los de quienes
    toman como base las aportaciones de Piaget,
    Vygotski, Bruner y Ausubel (Garza,
    2000; Coll, 1993 y; Flórez, 1994, pp. 234-253.) De esta
    manera, según Coll, es posible distinguir cuatro tipos de
    constructivismo: el inspirado en la teoría
    genética
    de Piaget (Coll,
    1981, p. 15; Ducret, 2001, p. 165; Lucio, 1994, p. 7 y;
    García, 2000, p. 11.); el de las teorías
    del aprendizaje
    verbal significativo de los organizadores previos y de la
    asimilación propuesto por Ausubel; el inspirado en la
    psicología
    cognitiva y el que se deriva de la teoría
    sociocultural propuesta por Vygotski (Coll, 1997, p. 7 y;
    Rodrigo, 1997, pp. 108 y 138.)

    Piaget y Vygotski construyeron explicaciones del
    conocimiento
    y, a su vez, Ausubel construye una explicación del
    aprendizaje,
    pero ellos no se clasificaron como constructivistas, sino que
    fueron César Coll y otros teóricos
    contemporáneos quienes les han ubicado en esa
    denominación, (Coll, 1997; p. 130; Bruner, 1984; p. 35;
    Entwistle, 1988, p. 17 y; Porlán, 1997; p. 115), pero, en
    el caso de Bruner que explica la instrucción, se clasifica
    entre los constructivistas y dice: soy, desde hace tiempo,
    constructivista, y así como creo que nosotros construimos
    o constituimos el mundo, creo también que el self es una
    construcción, un resultado de la
    acción y la simbolización (Bruner, 1986, pp. 134 y
    159.) Adicionalmente, a Bruner se le clasifica como
    constructivista debido a que toma las aportaciones de Piaget y de
    Ausubel para afirmar que el hombre
    construye modelos de su
    mundo y que esas construcciones no son vacías sino
    significativas e integradas a un contexto que le permiten ir
    más allá. Ese hombre capta
    el mundo de un manera que le permite hacer predicciones acerca de
    lo que vendrá a continuación: el hombre
    puede hacer comparaciones en pocas milésimas, entre una
    nueva experiencia y otra y luego las almacena para incorporarlas
    después al resto del modelo
    (Bruner, 1987, p. 18; Bruner, 1995, p. 45 y; Flórez, 1994,
    p. 246.) Regresando a Coll, él dice que la epistemología de Piaget es constructivista
    en dos sentidos: 1) la noción de asimilación
    implica construcción ya que somos nosotros los que
    le damos sentido a los objetos que se nos presentan y; 2) la
    noción de acomodación también es
    construcción ya que los nuevos esquemas que se forman en
    el sujeto por las acciones que
    él ejecuta no están dados por los esquemas
    anteriores sino por la equilibración que se da entre los
    esquemas anteriores y los nuevos esquemas en el mismo sujeto
    (Coll, 1981, pp. 26-27.) Además de lo anterior, es posible
    decir que Piaget ha sido clasificado como constructivista debido
    a que afirma que el niño construye esquemas y que estos se
    van haciendo más complejos a medida que el niño
    interactúa con la realidad. Vygotski ha sido clasificado
    como constructivista debido a que afirmó que el
    niño pasa de las funciones
    psíquicas inferiores a las superiores por medio de la
    interacción del sujeto con la cultura, es
    decir, en la interacción del niño con la realidad,
    él construye su conocimiento acerca de la misma. Ausubel
    es considerado como constructivista debido a que dice que el
    niño construye conceptos. Según el mismo
    Flórez a Ausubel se le clasifica como constructivista
    porque éste se refiere a la recepción del
    aprendizaje siempre y cuando sea significativo (Flórez,
    1994, p. 247.)

    Coll recomienda distinguir los constructivismos
    existentes en el proceso
    educativo y dice que es necesario establecer una
    distinción entre el constructivismo, las teorías
    constructivistas del desarrollo y
    del aprendizaje y los planteamientos constructivistas en educación. De acuerdo
    con esta distinción, conviene reservar el término
    constructivismo para referirse a un determinado enfoque o
    paradigma
    explicativo del psiquismo humano que es compartido por distintas
    teorías psicológicas, entre las que se encuentran
    las teorías constructivistas del desarrollo y
    del aprendizaje. El mismo Coll dice que los planteamientos
    constructivistas en educación son, en su
    inmensa mayoría, propuestas pedagógicas y
    didácticas o explicaciones relativas a la educación escolar
    que tienen su origen en una o varias de estas teorías del
    desarrollo y del aprendizaje (Coll, 1997, p. 9.)

    Para Coll, el problema de fondo es el consistente en
    que, pese a la magnitud y relevancia educativa de las
    aportaciones de las teorías constructivistas del
    desarrollo y del aprendizaje, ninguna de ellas es capaz de
    ofrecer, en su estado actual,
    una explicación de conjunto de los procesos
    escolares de enseñanza y aprendizaje suficientemente
    articulada, precisa y con sólidos apoyos empíricos
    (Coll, 1997, pp. 9-10.)

    Tomando en cuenta las aportaciones de Piaget, Coll dice
    que la idea básica del constructivismo es que el
    acto de conocimiento consiste en una apropiación
    progresiva del objeto por el sujeto, de tal manera que la
    asimilación del primero a las estructuras
    del segundo es indisociable de la acomodación de estas
    últimas a las características propias del objeto; el
    carácter constructivista del conocimiento
    —sigue diciendo Coll— se refiere tanto al sujeto que
    conoce como al objeto conocido: ambos aparecen como el resultado
    de un proceso
    permanente de construcción. El constructivismo que
    subyace en la teoría genética
    supone además la adopción
    de una perspectiva relativista —el
    conocimiento siempre es relativo a un momento dado del
    proceso de construcción— e interaccionista
    —el
    conocimiento surge de la interacción continua entre el
    sujeto y el objeto, o más exactamente de la
    interacción entre los esquemas de asimilación y las
    propiedades del objeto (Coll, 1983, p. 34.) En este caso, Coll
    usa indistintamente las categorías de conocimiento,
    apropiación, asimilación y
    acomodación.

    Coll considera que Piaget es uno de los fundadores de lo
    que actualmente se conoce como constructivismo ya que
    éste afirmó que, en realidad, el punto de partida
    de todo conocimiento no hay que buscarlo en las sensaciones ni en
    las percepciones sino en las acciones y el
    gran servicio que
    el análisis psicogenético puede prestar
    a la epistemología de las ciencias
    exactas es precisamente el de restablecer la continuidad entre
    las operaciones
    (lógico-matemáticas o físicas) y las
    acciones, concebidas no bajo ese aspecto utilitario que han
    exagerado el pragmatismo y
    el bergsonismo, sino como el origen del propio acto de inteligencia
    (Piaget, 1986, pp. 133-134 y; Sebastiá, p.
    158.)

    Para Coll, el constructivismo no es, en sentido
    estricto, una teoría del desarrollo o del aprendizaje y
    aclara que la finalidad de la concepción constructivista
    es configurar un esquema de conjunto orientado a analizar,
    explicar y comprender los procesos
    escolares de enseñanza y aprendizaje (Rodrigo, 1997, p.
    131; Coll, 1997; p. 47; Coll, 1993, p. 8 e; Hidalgo, 1993, p.
    20.) Coll piensa así por su incapacidad para distinguir
    los corpus teóricos de los constructos artístico,
    empírico o mágico-religioso. Desde luego que el
    constructivismo es una teoría, pero, para reparar
    en ello, es necesario identificar cuáles son las
    categorías y los conceptos que forman su entramado
    categórico-conceptual.

    Hidalgo Guzmán, seguidor de Coll, por su parte,
    niega que el constructivismo sea una teoría y
    afirma que esa explicación remite a una noción que
    se ha utilizado en términos indicativos y prescriptivos
    para fundamentar los distintos proyectos de
    investigación que, en sentido estricto, han permitido
    hacer relevante un conjunto de reflexiones y conjeturas sobre los
    procesos de aprendizaje. Hidalgo Guzmán agrega que si bien
    el constructivismo dista de presentar un estatuto
    teórico o de fundar nuevos criterios de racionalidad, ha
    generado nuevas actitudes
    analíticas y ha sugerido caminos distintos para acceder a
    la especificidad y a la complejidad de las experiencias de
    aprendizaje. Según Hidalgo Guzmán, el
    constructivismo se refiere a una concepción poco
    definida, más bien abierta y laxa que ha provocado un uso
    polisémico: se le menciona para distinguir una estrategia en el
    campo de la investigación; aparece en disertaciones que
    tratan sobre procesos cognoscitivos; abunda su uso como
    metáfora para dar cuenta de las mediaciones que permiten
    superar enfoques mecanicistas en los estudios sociológicos
    y; forma parte de las teorías críticas que se
    proponen recuperar el papel de los
    sujetos y dar relevancia a su protagonismo (Hidalgo, 1993, pp. 18
    y 26.)

    Según Carretero, la idea central de toda la
    teoría de Piaget es que el conocimiento no es copia de la
    realidad, ni tampoco se encuentra totalmente determinado por las
    restricciones impuestas por la mente del individuo; por el
    contrario es producto de
    una interacción entre estos dos elementos. Por tanto, el
    sujeto construye su conocimiento a medida que interactúa
    con la realidad. Esta construcción se realiza a
    través de procesos, entre los cuales destacan la
    asimilación y la acomodación. (Carretero, 1997, p.
    44.) Por otro lado, coincido con Piaget cuando dice que el sujeto
    es capaz de construir las propias matemáticas (Piaget, 1986, p. 148), pero
    esa construcción no se ejecuta mediante el proceso que
    él explicó y que consiste en la asimilación,
    la acomodación y la adaptación de la información. La construcción de
    conocimiento se realiza mediante otro procedimiento
    más complejo basado en la apropiación del
    conocimiento existente acerca de un objeto específico, en
    la crítica del mismo y con la presencia de referentes no
    solamente teóricos sino también con los de carácter
    ateórico, presentes en el sujeto constructor de
    conocimiento (Covarrubias, 1991, 1995a, 1995b, 1998,
    1999.)

    Para Carretero, el constructivismo se basa en la
    idea de que el individuo —tanto en los aspectos cognitivos
    y sociales del comportamiento
    como en los afectivos— no es un simple producto del
    ambiente ni el
    resultado de sus disposiciones internas, sino una
    construcción propia que se produce día a día
    como resultado de la interacción entre esos factores
    (Carretero, 1997, p. 24.)

    Para el mismo Carretero y Margarita Limón, el
    constructivismo es una posición en auge en la que
    convergen distintas aportaciones como de la Piaget y la Vygotski,
    entre otras, y que dicha convergencia se beneficia del mutuo
    reconocimiento de los puntos en común aceptados por
    distintos enfoques que se derivan de ellas, pero también
    existen divergencias notables que se reflejan, por ejemplo, en la
    discusión actual sobre la obra de Vygotski. Los mismos
    teóricos aclaran que tres cuestiones que no han sido
    suficientemente exploradas en la posición constructivista
    son las siguientes: 1) una definición precisa de la
    naturaleza del
    conocimiento previo, así como una teoría coherente
    y acabada del cambio
    conceptual; 2) la especificación de las condiciones de
    aplicación de la concepción constructivista a las
    distintas materias escolares (por ejemplo, es obvio que no es lo
    mismo aprender física que aprender
    música,
    ¿pero tampoco lo es en cuanto a la metodología constructivista?) y 3) los
    criterios de aplicación de los principios
    constructivistas al ámbito escolar cotidiano; es decir, el
    paso de unos principios
    generales al diseño
    del currículum y de la actividad en el aula (Rodrigo,
    1997, p. 138.) Pero el mismo Carretero reduce su
    concepción del constructivismo al afirmar que la
    aplicación de la estrategia en la
    enseñanza de la ciencia
    consiste en que, antes de explicar un tema, sería preciso
    conocer cuál es la representación o ideas
    espontáneas que los alumnos tienen al respecto, a
    través de cuestionarios, entrevistas y
    el diálogo
    entre ellos (Rodrigo, p. 138.)

    Carretero y Limón aseguran que existen tres tipos
    de constructivismos: 1) el filosófico o
    epistemológico general (sic) que ha inspirado el trabajo
    empírico de tipo psicológico y que, a su vez, se ha
    visto refrendado por éste; 2) el que contiene las
    conclusiones que se han derivado de la investigación psicológica evolutiva
    o cognitiva sobre la adquisición de conocimiento y; 3) el
    de las implicaciones de dichas investigaciones
    para la actividad educativa y las investigaciones
    sobre condiciones en las que se aprenden y se enseñan los
    nuevos conocimientos. En este sentido, en el
    constructivismo filosófico se hace referencia a
    cómo el ser humano adquiere conocimiento (Rodrigo, 1997,
    p. 139.) En este mismo sentido, para Flórez, en la
    posición filosófica constructivista, el
    conocimiento humano no se recibe pasivamente ni del mundo ni de
    nadie, sino que es procesado y construido activamente por el
    sujeto que conoce. A su vez, en el constructivismo
    pedagógico se planea que el verdadero aprendizaje humano
    es una construcción de cada alumno que logra modificar su
    estructura
    mental y alcanzar un mayor nivel de diversidad, de complejidad y
    de integración (Flórez, 1994, p.
    235.)

    Para Carretero y Limón, el constructivismo
    es un tema que está presente en gran parte de los modelos que
    inspiran las actuales propuestas del sistema educativo
    en España.
    Esos mismos teóricos afirman que el constructivismo
    surgió como una posición epistemológica
    sobre el origen del conocimiento, con un claro distanciamiento
    del racionalismo y
    del empirismo y
    dicen que la principal diferencia entre aquél y estos
    radica en que en el constructivismo se considera que
    nuestras teorías siempre pueden modificarse o cambiarse de
    tal modo que somos capaces de construir una nueva teoría,
    mejor que la anterior (Rodrigo, 1997, pp. 139-140.). Carretero y
    Limón continúan diciendo que entre los
    constructivismos identificados se puede contar el cognitivo, el
    terapéutico, el educativo y el evolutivo. Esos mismos
    teóricos aclaran que dentro de éstas dos
    últimas orientaciones se encuentra el
    constructivismo piagetiano, el socioeducativo y el
    sociocultural (Rodrigo, 1997, p. 9) Según Arnay, el
    constructivismo se ha introducido como marco conceptual
    que guía los procesos de enseñanza y aprendizaje,
    pero se han dejado las materias y sus contenidos casi intactos.
    Nadie ha hecho pública la intención de que se
    eliminen las materias tradicionales —esta vez agrupadas por
    áreas en la educación
    primaria—, tampoco se han hecho cambios sustanciales en los
    contenidos disciplinarios seleccionados por la
    administración educativa. Las esencias disciplinarias
    se pierden en la noche de los tiempos y continúa
    obedeciéndose a una visión escolástica del
    conocimiento (Rodrigo, 1997, p. 46.)

    Siguiendo con Arnay, él considera que uno de los
    problemas para
    la implantación del constructivismo en las aulas,
    cuando menos en España, es
    que los docentes tienen bastantes problemas para organizar y
    mantener —mínimamente— lo que enseñan
    para que, además y encima de todo eso tengan que pensar
    —cualitativamente— en los alumnos y su aprendizaje.
    (Rodrigo, 1997, p. 50.) Arnay no se da cuenta de que,
    precisamente, una práctica educativa que tenga como base
    la actividad organizada de los alumnos más que la
    enseñanza y la exposición
    de temas por parte de los profesores es lo que propiciaría
    que ellos puedan trabajar de una manera diferente en las aulas y,
    entonces, tendrían posibilidades de organizar sus
    actividades. En la forma en que actualmente se trabaja en las
    aulas, el profesor es quien realiza las actividades y los alumnos
    se dedican, la mayoría de las veces, a oír,
    observar, tomar nota, memorizar lo dicho por el profesor y, en el
    mejor de los casos, el proceso educativo consiste en que el
    alumno aplique lo dicho por el profesor.

    Para Enwistle, en el constructivismo se hace
    hincapié en las formas en que se construye la
    comprensión organizando ideas previas a la luz de nuevas
    informaciones. Desde luego que la noción de ideas previas
    es la equivalente a la de los esquemas a los que se
    refirió Piaget (Enwistle, 1988, p. 41.)

    Para Martínez Rodríguez, el
    constructivismo es una línea de acción
    pedagógica reciente en educación que ha encontrado
    un fuerte respaldo en los fundamentos teóricos y
    metodológicos del enfoque sociocultural propuesto por
    Vygotsky. En este enfoque el énfasis está en la
    noción de apropiación y el carácter social,
    activo y comunicativo de los sujetos implicados en la
    construcción de conocimientos que ocurren al interior del
    salón de clases. (Martínez, p. 34.) Novak, por su
    parte, se refiere a un constructivismo humano que es
    considerado como el esfuerzo por integrar la psicología
    del aprendizaje humano y la epistemología de la producción de conocimiento (Porlán,
    1997, p. 35.)

    Para Yasuhiko Kato y Constance Kamii, el
    constructivismo es una idea que puede dar lugar a una
    reforma y a una reestructuración de la educación
    japonesa en el siglo XXI. Ellos están convencidos de que
    la teoría científica y revolucionaria de Piaget
    terminará por aceptarse tal como la de Copérnico
    fue aceptada universalmente tras 150 años de resistencia e
    indiferencia (Kato, 2001, p. 234.)

    Según Lino de Macedo, el constructivismo,
    sobre todo en su versión piagetiana, se utiliza
    constantemente para introducir reformas de la educación en
    Brasil. Sin
    embargo, el mismo Lino de Macedo se lamenta que, en la
    práctica educativa brasileña, pueda verse cualquier
    clase de distorsiones, olvidos y juegos
    políticos a favor de otros intereses. En diciembre de
    1996, como ya había ocurrido con otras reformas, se
    aprobó la Ley de
    Directrices y Bases de la Educación Nacional (LDB) que se
    basa en el constructivismo o es coherente con él.
    La LDB hace obligatorios los principios asumidos por Brasil en 1990 en
    la Declaración del Derecho a la Educación para
    Todos y prevé medidas para su aplicación. Como
    consecuencia de la LDB, el Ministerio de Educación en la
    escala federal y
    las secretarías de educación, de ámbito
    estatal o municipal, empezaron, a partir de 1997, a realizar una
    serie de proyectos para
    aplicar las medidas impuestas por esta Ley a favor de la
    mejora de la calidad de la
    educación en Brasil (Macedo, L. 2001, p. 240.)

    Para Ricardo Lucio, en el constructivismo se
    plantea que el papel del
    maestro no es el de transmitir el conocimiento sino el de
    propiciar los instrumentos para que el alumno lo construya a
    partir de su saber previo (Lucio, 1994, p. 10) y afirma que el
    punto de mayor interés
    para la psicología
    educativa es que, dentro del modelo
    constructivista, el conocimiento no se adquiere simplemente, no
    se recibe ni es una copia de la realidad, sino que es una
    construcción del sujeto. (Lucio, 1994, pp. 30-33.) En
    cambio,
    según Sebastiá, el impacto del
    constructivismo en el campo de la investigación y
    en el diseño
    curricular de la enseñanza de la ciencia ha
    sido enorme. En diferentes contextos educativos se ha replanteado
    la necesidad de revisar los programas y las
    metodologías de la enseñanza a la luz de los
    postulados del constructivismo. La repercusión de
    ésta teoría pudiera ser comparada con la que hace
    una veintena de años causó la Nueva Matemática. (Sebastiá, p.
    159)

    Cuando Cecilia Braslavsky se refiere al
    constructivismo dice que está emparentado con las
    teorías de la escuela nueva del
    cambio del siglo pasado y que en él se investigan, por un
    lado, los procesos de construcción del conocimiento
    escolar, tanto el que se da de manera personal como el
    que se efectúa en asociación de otros y con
    intervenciones intencionales y, por el otro lado, se proponen
    nuevas orientaciones para ese propósito(Braslavsky, 2001,
    p. 137.)

    En Europa, el
    constructivismo se imparte en diversas instituciones.
    Los directivos de la Universidad de
    Salamanca dicen que ante el éxito
    obtenido en el "I Curso Extraordinario sobre
    Constructivismo y Psicoterapia" en el año 2000 y
    debido al gran auge e importancia que están adquiriendo
    las psicoterapias constructivistas, se decidió continuar
    con esta línea formativa y en el año 2001, esa
    Institución ofreció el segundo curso sobre
    Constructivismo y Psicoterapia; (Universidad de
    Salamanca); la Open University del Reino Unido, considerada como
    una de las instituciones
    más influyentes en el campo de la educación a
    distancia, inició en 1997 un programa de
    maestría en educación a
    distancia que se distribuye de manera totalmente virtual a
    todo el mundo a través de Internet. Este programa fue
    diseñado bajo una perspectiva constructivista en el que
    los estudiantes interactúan a través de actividades
    de colaboración para construir conocimiento
    (Núñez, 2003); La Universidad de
    Burgos, ubicada en Valladolid, España, ofreció en
    el año 2001 el segundo curso sobre "El constructivismo
    en el aula de educación infantil y primaria". En la
    difusión del curso se afirma que el enfoque
    constructivista del aprendizaje escolar está tomando gran
    auge en las aulas de la educación infantil y primaria y
    que en el curso se trata de contribuir a una sólida base
    teórica de los maestros para fundamentar su
    actuación docente y un conocimiento práctico que
    los anime a plasmarlo en el aula. Agregan que en el curso se
    ofrecerán las últimas investigaciones sobre el
    tema, junto con las experiencias de maestros que llevan varios
    años trabajando desde esta perspectiva, con el objetivo de
    acortar la distancia entre la teoría psicológica y
    la práctica educativa (); también la Facultad Regional
    Avellaneda, ubicada en Argentina,http://www.fra.utn.edu.ar/bienestar/capdocente.asp
    ofreció en 1999 el primer seminario de
    Constructivismo
    (Universidad Tecnológica
    Nacional
    .)

    En Latinoamérica el constructivismo es
    vigente. En este sentido, en el mes de marzo de 2003, la Facultad
    Latinoamericana de Ciencias
    Sociales-Sede de Argentina
    (FLACSO) empezó a impartir la Maestría en
    Psicología Cognitiva y Aprendizaje y la
    Especialización en Constructivismo y Educación
    (FLACSO.) En Rosario, Argentina, Mario Carretero, impartió
    a través de la empresa
    Network un curso sobre Constructivismo y Educación. En la
    promoción de este curso se dice que la
    orientación constructivista posee en la actualidad un gran
    auge en numerosos países del mundo, tanto en lo que se
    refiere a la investigación básica como a los
    procesos de reforma educativa. Se enfatiza que el
    constructivismo actual se caracteriza por insistir en la
    importancia de las disciplinas y, por tanto, de las
    didácticas especiales en el proceso de adquisición
    de conocimiento en la escuela y se
    concluye diciendo que en el curso se sigue una orientación
    que permite integrar y relacionar las aportaciones de la
    psicología genética, la orientación
    vigotskiana y los avances de la psicología cognitiva
    (Network.)

    En México, la
    Universidad Autónoma de Yucatán
    diseñó su modelo educativo y académico con
    base en los principios del constructivismo. Así, se
    dice que en modelo se han adoptado muchos de los principios del
    constructivismo ya que esa propuesta tiene su base en
    teorías cognitivas del aprendizaje, enfocadas
    principalmente a la resolución de problemas. En esta
    perspectiva, el trabajo de
    grupo
    cooperativo, se antepone al logro individual de tono competitivo.
    Se afirma que otra característica del proceso de
    transformación de esa Universidad es que, a diferencia de
    otras experiencias, el proceso educativo y académico
    aspira a enmarcarse en una filosofía educativa
    explícita, ligada a la adopción
    de uno de los enfoques pedagógicos más avanzados en
    cuanto a la teoría del aprendizaje: el modelo
    constructivista, que ya está siendo adoptado en varios
    países de América
    Latina, como el camino para introducir una reforma
    substancial de los sistemas
    educativos, al centrarlos en la médula misma de los
    procesos de aprendizaje (Universidad Autónoma de
    Yucatán. Modelo educativo y académico, pp. 23 y
    40.) Desde luego que quienes diseñaron el Modelo educativo
    y académico de la Universidad de Yucatán no
    especifican si se refieren a las aportaciones de Piaget, de
    Vygotski, de Bruner y de Ausubel o de otros teóricos que
    también puedan ser ubicados en el constructivismo,
    pero desde luego que resalta el desconocimiento que tienen los
    teóricos de esa Universidad al inclinarse por el
    constructivismo y por el aprendizaje
    para el trabajo académico en vez de promover la
    apropiación de conocimiento.

    En la ciudad de Oaxaca, en la descripción del servicio
    educativo que ofrece el Colegio la Salle Oaxaca A. C., se dice
    que la pedagogía constructivista es una forma de
    educar con el objetivo de
    enseñar al alumno a ser el principal factor de su propia
    educación, a construir su propio aprendizaje. En la
    educación tradicional —se sigue diciendo— los
    adultos tendemos a resolver muchas situaciones que los educandos
    deben resolver por sí mismos y les impedimos desarrollar
    su creatividad.
    Lo importante es apoyar al alumno para que por sí mismo
    discierna cómo puede resolver su problema. El
    constructivismo promueve una educación en la
    independencia,
    en el valerse por sí mismo, en la verdadera libertad
    (Colegio La Salle Oaxaca.)

    Por otra parte, en la promoción de las licenciaturas que imparte
    el Instituto Tecnológico de la Región Mixe se
    afirma que el modelo educativo que utilizan es semi-presencial y
    que una de sus características es que permite al
    estudiante convertirse en un ser activo debido a que construye su
    propio conocimiento y, además, dirige y organiza dicho
    proceso (Instituto Tecnológico de la Región Mixe,
    2003.)

    En el constructivismo que actualmente se difunde
    se hace alusión a la Psicología
    Evolutiva (Flavel, 1995) y a la Psicología
    Genética y, en esta última se habla de la
    construcción del conocimiento con el significado de
    acumular experiencias no dentro del sujeto a manera de ladrillos,
    como cuando queremos construir una casa sino que, en este
    proceso, es necesaria una respuesta luego de haber adquirido
    ciertos elementos del exterior. Este último proceso se
    conoce como la actividad de las estructuras
    (García, 1989, p. 39.)

    Con el constructivismo sucede lo dice Gaete:
    "Cuando hemos encontrado una semejanza entre varios objetos, que
    a menudo se nos presentan, aplicamos el mismo nombre a todos
    ellos, cualquiera que sean las diferencias que podamos observar
    en los grados de su cantidad y cualidad, y cualesquiera otras
    diferencias puedan aparecer después entre ellas." (Gaete,
    1995, p. 19), pero el análisis de las obras de Jean Piaget,
    de Liev Semiónovich Vygotski, de Jerome S. Bruner y de
    David P. Ausubel y la identificación del entramado
    categórico-conceptual de la mismas, nos permite afirmar
    que el constructivismo que se desprende de esos
    teóricos constituye, efectivamente, una teoría, es
    decir, una explicación racional acerca de la forma en que
    los seres humanos incrementan su nivel de conocimiento,
    intervienen en el proceso de instrucción o aprenden
    determinados saberes o aspectos de la realidad que les son
    enseñados en las instituciones educativas, aclarando que
    la mayoría de la ocasiones, los saberes son confundidos
    con el conocimiento y, su vez, con el aprendizaje se
    alude a la interiorización de información, a la posibilidad de repetirla
    o aplicarla en los mismos términos en que fue expresada.
    La explicación constructivista a la que nos hemos referido
    está formada por discursos que
    provienen de concepciones ontoepistemológicas y
    teleológicas distintas(Ausubel, 1983; Bruner, 1972, 1978,
    1984, 1986, 1987, 1995, 2000 y 2001; Piaget, 1969, 1973, 1978,
    1981, 1986, 1991 y 1995; Vygotski, 1982a, 1982b, 1983 y 1984;
    Wadsworth, 1999; Wertsch, 1988)

    Lo que actualmente se conoce como constructivismo
    tal vez debiera llamarse saberismo y en él pudiera
    describirse la forma en que los sujetos aprenden los saberes que
    los profesores les imponen, pero sin que se afirme que, en la
    escuela primaria y secundaria, los niños
    construyen conocimiento (SEP. 1993 y SEP 1994.)

    Lo que se conoce como constructivismo puede
    resultar importante para quienes están interesados en
    procesos de la enseñanza y el aprendizaje, pero, para
    quienes desean trabajar con base en procesos de
    apropiación de conocimiento, sólo algunas de las
    categorías propuestas por Piaget, Vygotski, Bruner y
    Ausubel son vigentes. La explicación construida por
    Covarrubias acerca de la forma en que los seres humanos se
    apropian de lo real y de la manera en que se genera el
    conocimiento nuevo es más potente que la de quienes han
    sido clasificados como constructivistas. (Covarrubias, 1991,
    1995a, 1995b, 1998, 1999.)

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    Autor:

    Jaime Melchor Aguilar

    Instituto Tecnológico de Oaxaca.

    Verenice Melchor Mateos.

    Universidad Mesoamericana Campus Oaxaca e Instituto
    Johamm Goethe.

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