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Bases para la formación de competencias en la docencia universitaria




Enviado por oscar16



    Bases para la formación de
    competencias
    en la docencia universitaria

    Ensayo

    1. Antecedentes
    2. El docente frente al
      grupo
    3. El alumno
    4. La superación del
      docente
    5. Bases para la formación de
      competencias
    6. Conclusiones

    I.-
    INTRODUCCIÓN

    En septiembre de 1958 tuve mi primera experiencia formal
    de pararme frente a un grupo de
    estudiantes de nivel profesional, con temas de costos de
    producción. No fue una experiencia muy larga pero si
    muy satisfactoria. Durante los siguientes 20 años tuve una
    actividad periódica como conferencista sobre temas
    relacionados con la
    administración de las empresas y, en
    1998, volví a las aulas como docente de nivel profesional
    con temas de finanzas y
    administración. Fue en esa ocasión
    cuando empecé a inquietarme por la calidad de mi
    desempeño por lo que, cada vez que iniciaba
    un nuevo curso , me asaltaba la duda y me formulaba las preguntas
    de: ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Habrá
    un método que
    me ayude a realizar mejor mi trabajo?.

    Sin respuesta a estos cuestionamientos, yo seguí
    adelante y traté de incorporar a mi clase lo más
    posible de la realidad laboral,
    aprovechando mi experiencia profesional de 40 años como
    ejecutivo de grandes empresas de
    nuestro País. Esto me ayudó mucho pues,
    además de lo que mencionaba el texto elegido
    para la materia en
    cuestión, yo dramatizaba cada uno de los comentarios del
    autor y provocaba a los alumnos para que ellos expusieran sus
    inquietudes y problemas
    laborales ya que la gran mayoría trabajaban y estudiaban a
    la vez.

    En agosto de 2000 decidí aclarar qué tanto
    más podría mejorar mi desempeño como profesor y ante la
    inexistencia de cursos,
    diplomados o seminarios especializados sobre competencias para
    la docencia, me inscribí en la Universidad
    Autónoma de Chihuahua como alumno de la maestría en
    educación
    superior.

    Terminados mis estudios, regresé a las aulas con
    más claridad sobre mi tarea como profesor pero, sobre
    todo, con un entusiasmo desbordado al descubrir que la docencia
    me abría el espacio que se había cerrado cuando
    dejé de formar parte de las empresas a las que
    había dedicado 40 años de trabajo y la totalidad de
    mi experiencia y conocimientos.

    Esta es una nueva etapa en mi vida profesional y, creo,
    la más importante y digna por la obligación que
    adquiero ante los alumnos de cuyo aprendizaje soy
    responsable.

    II.-
    ANTECEDENTES

    1+.- Profesionistas incorporados a la
    docencia

    México, al igual que otros países
    principalmente de habla hispana, registra que un poco más
    del 90 % de su profesorado de niveles de preparatoria y
    licenciatura se reclutan de las filas de empleados y ejecutivos
    de empresas privadas y gubernamentales, de profesionistas
    desempleados y, en ocasiones, de estudiantes que no terminaron o
    están estudiando su carrera, pero que estiman tener
    el
    conocimiento suficiente para transferirlo a alumnos de los
    primeros semestres del bachillerato. Desde luego, estas cifras
    pueden ser más dramáticas si se hiciera una
    investigación a fondo de la
    preparación del profesorado que imparte clases en las
    escuelas privadas de computación, sistemas,
    contabilidad,
    etc.

    Se supone que a nivel primaria y secundaria la planta de
    profesores debe ser cubierta por egresados de las Escuelas
    Normales del País; sin embargo, es un hecho demostrable en
    cualquier momento y lugar que también trabajan en estas
    instituciones
    (principalmente las privadas) un alto porcentaje de personas sin
    esta preparación académica y en su mayoría
    del sexo
    femenino.

    Esta realidad puede, a la vista de algunos, no ser tan
    cuestionable porque estiman que es suficiente tener el conocimiento
    que van a impartir y con eso ya están del otro lado. Esto
    puede tener algo de cierto, pero siempre y cuando se acepte que
    están trasmitiendo únicamente el contenido de la
    materia,
    curso, disciplina
    etc. Por ejemplo, un estudiante avanzado de matemáticas desde luego que no
    tendrá ninguna dificultad para enseñar las bases de
    álgebra, y a una egresada de preparatoria
    seguramente le será factible enseñar las tablas
    aritméticas de 1 al 9; pero hasta aquí no hemos
    identificado en el proceso de
    enseñanza-aprendizaje, lo
    referente a la formación del alumno como ente social e
    integrado, capaz de relacionarse positivamente con sus
    semejantes.

    2.- Limitaciones principales

    Cuando hablamos de que el profesor trabaja con el alumno
    únicamente sobre la base del conocimiento,
    queremos decir que está perdiendo la gran oportunidad de
    aprovechar la presencia del grupo para
    que, combinado con el
    conocimiento, pueda hacerle llegar al alumno aquellos
    comentarios que le van a servir para formar su personalidad.
    Algunos investigadores sostienen que:

    Personalidad = carácter +
    temperamento

    Carácter =
    lo genético, lo hereditario

    Temperamento = lo aprendido desde el vientre
    materno

    Siguiendo la definición anterior, está
    claro que muy poco podemos hacer para incrementar y mejorar
    nuestras deficiencias genéticas, pero mucho, tanto como
    queramos, podemos hacer para incrementar lo aprendido; y en este
    campo se encuentra lo que aceptamos de nuestros padres, hermanos,
    abuelos, amigos y, muy principalmente de nuestros profesores. De
    ahí que al incrementar lo aprendido estamos mejorando
    también nuestra personalidad y
    creo que todos estamos de acuerdo en que esta acción
    será de gran beneficio para avanzar y mejorar en nuestras
    relaciones personales, con nuestras familias, con nuestros
    compañeros de trabajo y con la sociedad en
    general.

    A esta área del ser humano es a la que estoy
    dirigiendo mi comentario, nuestro País requiere de hombres
    que estén listos a desempeñar nuevas funciones y
    responsabilidades acordes a la época actual donde los
    países forman parte del movimiento
    globalizador que tanto exige a sus economías y, por
    consiguiente, a sus empresas y empleados; pero ese hombre nuevo
    lo será si logra desempeñarse en la sociedad con las
    habilidades y competencias de comunicación efectiva y de buenas
    relaciones con sus semejantes y sobre todo, saber dirigir su
    propio crecimiento y autodesarrollo personal que le
    permitirá ocupar los puestos clave en las organizaciones y
    estructuras de
    su país.

    El docente debe formar parte de este grupo y esforzarse
    por mejorar su personalidad; sin embargo, una limitante puede ser
    la incompetencia para realizar una comunicación eficaz y, como consecuencia,
    permitir que la información proporcionada al alumno llegue
    a éste de manera completa, clara y sin contaminaciones.
    Podemos aseverar que si no se domina la técnica de
    la
    comunicación, poco o nulo aprendizaje se
    logrará por parte de los alumnos.

    De igual forma podemos hablar de las relaciones
    humanas. Lobrot señala a este respecto que el
    verdadero problema actual de la enseñanza es un problema de relaciones
    humanas.
    Por lo tanto, cuando el profesor no está
    pensando en ésta dimensión, el resultado se
    convierte en un proceso de
    autoridad
    – disciplina no
    bien entendido ni aceptado por el alumno quien termina en el
    mejor de los casos, obedeciendo pero sin aprender.

    Cuando el profesor observa que en su desempeño y
    en el de sus colegas existen estas y otras limitaciones es el
    mejor momento para iniciar un cambio hacia
    nuevas formas de hacer su trabajo. Es aquí cuando empieza
    a buscar material didáctico y se inicia en un camino largo
    y sinuoso y del que no solamente es difícil salirse, sino
    que lo es también el llegar a un final ya que,
    después de la lectura de
    muchos y muchos libros sobre
    el tema del proceso enseñanza-aprendizaje, lo único
    que le queda muy claro es que nada es definitivo. Cada autor hace
    planteamientos que él mismo califica de incompletos y
    alienta al lector y a otros estudiosos a continuar con la
    investigación.

    Esto de ninguna manera es una crítica a tan
    prominentes creadores de teorías
    y análisis. Definitivamente hay mucho
    avanzado (muy particularmente en cuanto a la educación de los
    niños
    se refiere); pero cuando el profesor incorporado se enfrenta al
    grupo, muy poco puede hacer con todas estas investigaciones y
    conclusiones porque sus alumnos hace tiempo se
    convirtieron en adultos y tienen una personalidad con criterios
    muy arraigados-buenos o no, positivos o negativos-pero ahí
    están definiendo su manera de ser, de pensar, de creer y
    de ver la vida y este es el campo sobre el cual el profesor debe
    sembrar su conocimiento.

    Llegado a este punto, el profesor ha identificado que
    tiene limitaciones para un mejor desempeño de su función.
    Este es el gran paso, el aceptarlo y estar convencido de que
    puede y debe hacer mejor su tarea, ahora le queda
    pendiente definir qué y cómo hacerlo.

    III.- EL DOCENTE
    FRENTE AL GRUPO

    Hablar de este personaje nos obliga a considerarlo,
    primero que nada, como un ser humano que domina el conocimiento
    de alguna profesión y/o especialización, que forma
    parte de una familia de la que
    inclusive puede ser el responsable con o sin su pareja.
    También es miembro de la sociedad en la que vive y esto
    puede significarle esfuerzos y responsabilidades marginales y
    además como en otras áreas de su vida tiene su
    concepto de
    nación.
    Todo esto hace del profesor un individuo integrado con una
    capacidad y disposición de ser y de hacer de acuerdo a su
    personalidad, que como ya vimos antes está conformada por
    su herencia genética y
    lo aprendido a lo largo de su vida.

    Con estas herramientas,
    el profesor incorporado a una Institución de Educación Superior
    (IES) tiene la posibilidad de realizar un buen trabajo por cuanto
    a la transmisión del conocimiento que es de su dominio; pero,
    por otra parte, si tiene limitaciones de comunicación y
    relaciones humanas, difícilmente podrá cumplir con
    su responsabilidad de transmitir y lograr aprendizaje
    en los alumnos.

    Puesto en la balanza del peso específico es muy
    importante el conocimiento (o sea el qué), pero igual de
    importante es el método de
    reproducción (o sea el cómo) y esto
    último no siempre recibe el tratamiento indicado por parte
    del profesor de tal manera que la atención

    a esta limitación es el primer paso que un
    profesor y/o la dirección de una IES debe dar para corregir
    estas deficiencias

    1.- Como ser humano

    Por algunas razones que no corresponde explicar en
    éste trabajo, existen profesores (en todos los niveles
    educativos) que se cobijan con una caracterización
    según la cual su palabra, pensamiento y
    obra son necesariamente los correctos y los patrones a seguir.
    Esto en muchos casos provoca condicionamientos en los alumnos que
    les impiden crear y fortalecer una personalidad propia e
    independiente.

    Esta conducta es
    perjudicial para alcanzar el objetivo del
    proceso enseñanza-aprendizaje. Es indispensable
    reflexionar en lo que hace muchos siglos los griegos consideraban
    fundamental: " primero es el ser, después el cómo
    ser ". Aplicar este pensamiento en
    el aula significa que los docentes debemos actuar como lo que
    primero somos y primero somos seres humanos y después
    somos ingenieros, médicos, contadores profesores, etc. Por
    lo tanto, si trabajamos como y con seres humanos, debemos
    entender que nos es propio el sentir y el vivir con emociones, y
    aquí hablamos de alegría, tristeza, tensión,
    éxitos, frustración, fracasos, amor, desamor
    y todas aquellas que le son propias a nuestra naturaleza
    humana.

    Esta es una realidad absoluta que no podemos disfrazar.
    ¿Por qué entonces tanto empeño en
    revestirnos de pompa y circunstancia si esto nos lleva al
    aislamiento por parte de nuestros alumnos?

    De los mayores yo siempre escuché que "cuando se
    tira demasiado de la rienda, ésta se rompe y se pierde el
    control del
    caballo".

    ¿Y cuántas veces nos pasa esto con el
    grupo?

    ¿Debemos dejar entonces que ellos, los alumnos,
    sean los dueños del ambiente en el
    salón de clases?

    Definitivamente no. Pero, si actuamos como dueños
    de nuestras emociones y
    aplicamos las competencias de comunicación y relaciones
    humanas, es un hecho que podemos crear en el aula un ambiente de
    alegría natural pero al nivel que nosotros determinemos
    saludable para que la conducta y el
    respeto a sus
    semejantes no se relaje. Todos, profesores y alumnos hacemos
    mejor nuestras tareas y obligaciones
    si estamos contentos y optimistas. No es cierto que mejor hacemos
    las cosas cuanto mas las revestimos de gravedad, pues
    generalmente este ambiente se transforma en gravoso, enfadoso e
    intolerante. Aún así son demasiados los profesores
    que gustan de entrar al salón y escuchar por ahí:
    "el maestro viene con expresión grave ". Dejemos esta
    actitud a un
    lado, seamos competentes en la
    comunicación y en las relaciones humanas y seremos
    capaces de convertirnos en profesores humanos y hacer sentir a
    nuestros alumnos que ellos también lo son.

    Esta es la pequeña gran diferencia que
    caracteriza al profesor comprometido y lo separa de aquél
    a quien no le interesa darle a su clase ni el más
    mínimo de valor agregado
    y sólo se concreta a transmitir el conocimiento de su
    materia, sin aprovechar la maravillosa oportunidad que le
    presenta el estudiante para apoyarlo en la formación de su
    personalidad, agregando más información al temperamento, o sea, lo
    aprendido según vimos páginas
    atrás.

    2.- Como profesionista

    Si el profesor también trabaja en una empresa, o si
    él mismo es empresario, tendrá otra veta enorme y
    valiosa para anticipar a su alumnado lo que será su
    función
    como empleado, ejecutivo, empresario, etc. Es muy valioso para el
    alumno que sus profesores le hablen, le platiquen y le dramaticen
    si es necesario cómo es el ambiente de trabajo en cuanto
    al significado de autoridad y
    responsabilidad.

    Cuando el profesor es competente en la
    comunicación y en las relaciones humanas, logra establecer
    un canal de confianza de alto valor con el
    alumno, lo cual debe aprovecharse al máximo para hacerle
    llegar la información que desde ahora lo moldeará
    para el futuro. Si los profesores somos más sencillos y
    sinceros con nuestros alumnos, éstos aprenderán
    muchos más cosas positivas de nosotros.

    Los alumnos reciben en la escuela un
    conocimiento fundamental que al llegar a las empresas se
    transformará y especializará en lo que para cada
    una de éstas necesita de la ingeniería, la abogacía, la contabilidad,
    etc., y de esta manera adquieren una interpretación y
    práctica muy particular dentro de cada empresa.

    Si esto es así, ¿por qué no darle
    al alumno un valor agregado del por qué y para qué
    " de ese conocimiento sistemático que conforma nuestro
    plan de
    trabajo? ¿Por qué no dar ese paso adicional para
    explicarles cuál es el mundo de retos y desafíos
    que les espera y cuales son las reglas de oro para incorporarse
    con éxito a
    ese nuevo mundo? El beneficio adicional para mejorar nuestra
    docencia es que, al incorporar estos nuevos conceptos en la
    clase, los alumnos pueden entender nuestras señales y
    aprovechar nuestras clases como un entrenamiento de
    lo que será su vida laboral.

    3.- Como parte de una familia

    El profesor que está integrado a una familia tiene
    suficiente información para interpretar adecuadamente las
    actitudes
    individuales y de grupo de sus alumnos, más aún
    cuando el profesor es padre de familia y vive las experiencias de
    formar nuevos individuos dentro de un marco de solidaridad y
    tolerancia. El
    alumno en varias de sus facetas es como un hijo o hermano menor
    del profesor, pero esto funciona positivamente cuando el
    guía adopta e interpreta de manera correcta estos papeles;
    es decir, cuando consciente de que puede dar este valor agregado
    a su materia da ese paso adicional con alegría y
    optimismo, seguro de haber
    establecido la relación humana que le autoriza a anticipar
    a sus alumnos las estrategias
    más adecuadas para desempeñarse exitosamente en el
    futuro.

    4.- Como miembro de la sociedad

    Tal vez ésta es el área de mayor
    aportación que el profesor puede hacer con sus alumnos.
    Vivir en armonía con la sociedad no necesariamente
    significa la supeditación del hombre ante
    los demás. Cumplir con las reglas elementales de respeto a los
    espacios y derechos de los semejantes
    facilita el desempeño armónico del individuo y
    fomenta el uso y la aplicación de su talento que, mientras
    no sea puesto en práctica, debemos suponer es tan grande
    como el que más. Sin embargo, muchos talentos valiosos se
    han perdido por no adaptarse o no entender el significado de ser
    parte de la sociedad, cómo por ejemplo, el no respetar un
    alto del semáforo, encontrando así
    la muerte, o
    causándola a quien no se lo esperaba.

    Esto es sólo un ejemplo de tantas vidas perdidas
    en accidentes
    provocados por la no identificación de estas normas
    elementales.

    El profesor siempre encontrará una o varias
    oportunidades durante sus horarios de clase o fuera de ellos para
    recalcar a los alumnos el "por qué y para qué" de
    la aceptación y cumplimiento de estas reglas de
    convivencia pacífica.

    5.- El profesor como ciudadano
    nacionalista

    De las diferentes facetas que en su existencia como ser
    humano vive y ejerce el profesor, llegamos a aquella que le
    permite ponderar y resumir en una sola todas las orientaciones
    que antes fueron descritas.

    Una formación nacionalista es en la actualidad y
    para el futuro próximo de gran importancia para nuestros
    jóvenes, quienes deben incorporar estas ideas y la
    práctica de las mismas a su mapa mental. La época
    actual, con la tan mencionada globalización nos está colocando a
    los mexicanos en una plataforma en donde las presiones
    económicas de las grandes corporaciones mundiales, la
    tecnología
    de la información en manos extranjeras y la
    debilitación paulatina de nuestra economía están
    facilitando el que perdamos la ruta y el que los jóvenes,
    por desconocimiento de nuestra historia, adopten y sigan a
    ídolos de barro que nada positivo les dejan y sí,
    en cambio les
    facilita la dependencia económica, intelectual y
    anímica. ¡Esto se puede traducir como una verdadera
    pérdida de soberanía!

    Es indispensable que los docentes trabajemos activamente
    en estos capítulos de la formación del ser
    (nuestros alumnos), con lo cual estaremos dentro del esquema que
    el catedrático Lic. Miguel Fernández Pérez
    denomina en su libro "Las
    tareas de la profesión de enseñar" como el sistema
    multidimensional cruzado. El autor sostiene que el profesor puede
    y debe transitar las cuatro dimensiones del aprendizaje: el
    saber, el saber hacer, el querer hacer, y el disfrutar
    hacer.

    IV.- EL
    ALUMNO

    Por la información que han proporcionado los
    investigadores de la educación y los
    sociólogos orientados a este campo, sabemos que los
    estudiantes forman un mural integrado por infinidad de mosaicos,
    cada uno representativo de un medio socioeconómico,
    cultural, idiomático, etc., y deben asistir a un
    salón de clases donde la autoridad disciplinaria y de
    conocimiento está representada por un profesor que hace su
    esfuerzo (no siempre el mejor) para explicar cosas,
    números, reglas gramaticales, sucesos históricos
    (muchos mentirosos) y más información que algunos
    entienden y otros no, porque el mapa mental y/o conceptual de
    cada uno es diferente. Esta variable no ha sido plenamente
    evaluada para apoyar y orientar a quienes forman el universo de
    alumnos con aprendizaje diferenciado inferior al término
    medio.

    Esta situación la encontramos presente en todos
    los niveles y grados de la educación, desde
    preescolar
    hasta posgrado. ¿Cuántos alumnos abandonaron sus
    estudios no por incapacidad intelectual, sino porque el sistema oficial y
    la mecánica del docente en turno actuaron
    ajenos al conocimiento previo del alumno y éste no pudo
    superar los requerimientos del método de evaluación
    aprobatoria de un examen, en el mejor de las veces
    memorístico?

    Los investigadores y los analistas de la
    educación en México han
    proporcionado informes
    detallados y demostrativos de esta realidad; pero, hasta la
    fecha, o no se ha encontrado el camino para corregir las fallas o
    no existe la voluntad de quienes manejan y dirigen la
    educación en nuestro país o, por último, es
    tan grande el problema que rebasa su capacidad de
    resolución. Mientras esto pasa, todos los días
    millones de estudiantes en el país asisten a las escuelas
    llevando bajo sus brazos sus libros
    sí, pero también su incertidumbre de "por
    qué y para qué" estudian.

    1.- Su formación familiar

    Debemos suponer que en cada familia de las que integran
    nuestra población mexicana existe uno o los dos
    padres o abuelos o tíos adultos quienes con un sentimiento
    genuino de que los niños
    se formen como hombres y mujeres de bien (así de
    genérico); los inscriben en la escuela y se
    supone que también están pendientes de su
    desempeño vigilando que se cumpla con las tareas y, con
    frecuencia, ayudándolos y orientándolos respecto a
    la mejor forma de hacerlo.

    Se supone también que esto se hace en todos los
    hogares mexicanos, sin embargo, la realidad es un tanto
    diferente, ya que en el país la estructura
    familiar presenta características de:

    • Adolescentes son madres solteras
    • Adolescentes que están casados
    • Adolescentes que deben trabajar para ayudar
      económicamente en el hogar
    • Hogares sin la presencia del padre por muerte,
      abandono, trabajo fuera de su ciudad, etc.
    • Acelerada penetración del alcoholismo
      y las drogas
      en niños y adolescentes

    Con este panorama podemos entender que los sentimientos
    de formar hombres/mujeres de bien ciertamente son genuinos, pero
    que no son tan exitosos o, por lo menos, no tanto como se
    deseaba.

    2.- Su formación escolar

    La estructura
    familiar antes descrita se traslada al salón de clase y el
    alumno, al pisar el terreno de su escuela e integrarse a la
    comunidad
    estudiantil, agrega a la carga formativa que trae de su hogar
    otros aprendizajes (adicionales a los que le proporciona el
    maestro) que por lo general son estos nuevos datos los que van
    a modificar su criterio. Recordemos que el profesor no influye
    moralmente en el alumno con la misma fuerza que lo
    hacen sus compañeros de banco y
    así el docente debe enfrentar una carga adicional en el
    aula.

    Los tiempos ya cambiaron. En unos cuantos años
    hemos visto como en las escuelas (desde la primaria), las reglas
    del juego son
    ahora más frágiles y permisivas. De pocos
    años a la fecha la indisciplina y las drogas
    (¿cuál genera a cuál?) se están
    infiltrando entre la niñez, los adolescentes y
    los jóvenes. Desde luego que la solución no puede
    quedar totalmente en manos de los docentes. Ellos pueden intentar
    algunas estrategias en
    base a la comunicación y el contacto con sus alumnos, pero
    el docente no es autoridad cívica ni es el responsable de
    cuidar el perímetro de la escuela para detener y/o
    ahuyentar a los vendedores de drogas.

    Muchísimo más tienen que trabajar nuestras
    autoridades para contrarrestar esta monstruosidad. Mientras
    tanto, las escuelas deben actuar de acuerdo al hecho de que en
    sus aulas se enseñan y se aprenden conocimientos y que en
    sus patios se aprenden deportes, arte y amistad; pero
    también se aprenden la vagancia y la
    drogadicción.

    3.- Sus valores

    Algunos autores sostienen que los valores se
    encuentran en estado latente
    dentro del ser humano y que cuando éste se enfrenta a una
    eventualidad surge del inconsciente aquel valor que contrarresta,
    resuelve, apoya, simpatiza o rechaza la acción
    negativa.

    Otros opinan que los valores al
    igual que la moral son
    mutantes y, por lo tanto, cada generación impone los suyos
    como una consecuencia lógica
    del progreso del ser humano y que por eso las condiciones de vida
    deben modificarse a la velocidad y al
    ritmo que impongan las nuevas generaciones.

    Los más identificados con el concepto de que
    el principal objetivo del
    ser humano en la tierra es
    evolucionar opinan que los valores
    deben ser explícitos para el hombre y,
    por lo tanto, debemos promulgarlos y difundirlos permanentemente
    en todos los ámbitos: familiar, escolar, social, laboral,
    religioso, etc.

    Existen más opiniones al respecto, pero a
    nosotros en esta ocasión nos interesa el que, como
    docentes, no solo pidamos recibir a los alumnos con una buena
    dotación de valores en su
    mapa mental, sino que en cada grado escolar y atendiendo a su
    edad, origen, formación, etc., podamos también
    aumentar el número, la calidad y el
    alcance de sus valores. Según la encuesta
    nacional de juventud
    (ENJ), difundida por el Instituto Nacional de la Juventud y
    realizada con datos del
    año 2000, viven en México
    33.6 millones de jóvenes con edades que van de los 12 a
    los 29 años.

    En esta encuesta se
    destacan los siguientes datos

    El principal factor que impulsa a este grupo a salir de
    su casa paterna es el deseo de casarse o vivir en pareja (80.3 %)
    y sólo el 18.5% busca independencia
    del hogar.

    El 10.9 % de los jóvenes admite tener relaciones
    sexuales con su pareja.

    El 53 % de los jóvenes se casan entre los 15 y
    los 19 años de edad. El 43.5 % piensa que la
    educación es lo más importante para conseguir
    trabajo. El 24.6 % considera que es la experiencia laboral El
    12.9 % piensa que es la capacitación. Tan solo el 2.4 % piensa que
    son los contactos personales.

    El 80 % de los jóvenes empleados trabajan en
    actividades que no se relacionan con lo que
    estudiaron.

    • El 55 % abandonan sus estudios por problemas
      económicos.
    • Por lo que se refiere a la comunicación
      familiar:
    • El 57 % no platica de sexo con sus
      padres.
    • El 39 % no expresa sus sentimientos a los
      padres.
    • El 55 % no lo hace sobre política.
    • El 30.5 % no lo hace sobre sus empleos.
    • Por otra parte, el 69.6 % se considera muy
      feliz.

    Con las opiniones vertidas en esta encuesta del
    Instituto Mexicano de la Juventud podemos entender que nuestra
    juventud (al menos hasta el año 2000), sí tiene
    definido qué quiere y qué le interesa y qué
    no le interesa. También podemos inferir cuánto y en
    cuántas áreas los maestros podemos participar en la
    formación y reafirmación de sus valores.

    V.- LA
    SUPERACIÓN DEL DOCENTE

    1.-El docente incorporado

    Como ya lo mencionamos en páginas anteriores, es
    muy alto el porcentaje de maestros incorporados a las aulas ya
    sea por accidente, falta de trabajo, curiosidad,
    invitación de un amigo, tiempo ocioso,
    etc , que requieren y demandan una capacitación básica que les permita
    adquirir competencias para desempeñar mejor esta tarea tan
    fundamental para el crecimiento individual del futuro
    profesionista.

    Hasta la fecha, la capacitación del docente
    universitario se ha llevado a cabo, principalmente, mediante
    programas que
    refuerzan el conocimiento base de su materia, mucho
    (últimamente) también en sistemas de
    información y computación, pero poco, muy poco del
    cómo hacer llegar el conocimiento a los alumnos. En este
    campo se han diseñado cursos sobre didáctica que los maestros adquieren y en
    ellos se apoyan para mejorar y eficientar su tarea. Sin embargo,
    son pocos los instructores y los cursos diseñados sobre
    esta estrategia. En el
    caso de las escuelas preparatorias (y muy particularmente las
    privadas), el panorama es más desalentador ya que los
    cuadros de maestros tienen el mismo origen que el del maestro
    universitario, pero agravado por la poca o nula experiencia
    profesional del que enseña y, por lo tanto, su
    capacitación es más urgente.

    2.- Las opciones para su
    capacitación

    Siguiendo el sentido y orientación del presente
    trabajo, me referiré a la capacitación
    instruccional, es decir, a la adquisición de competencias
    por parte del docente que le permitan hacer llegar el
    conocimiento a sus alumnos con resultados reales de
    aprendizaje.

    En nuestro país la capacitación formal
    para el docente que pertenece al sistema oficial consiste en
    cursos sobre variados temas que se programan durante los
    períodos vacacionales. Estos programas pueden
    ser integrados con las solicitudes de los propios maestros o en
    base a cambios y ajustes que el sistema oficial
    determine.

    En todo caso, la oportunidad de que un profesor se
    capacite en pedagogía quedará condicionado a la
    posibilidad de que ese tema sea incorporado a los programas que
    diseñan las autoridades escolares. En caso contrario, su
    única opción será recurrir a libros y
    revistas especializadas con la esperanza de encontrar respuestas
    a sus inquietudes.

    Por lo que se refiere a los docentes del sector privado,
    el problema se convierte en crítico, ya que ellos poco
    reciben de capacitación instruccional y tampoco conocen el
    qué, el porqué y el cómo de los cambios que
    generan las autoridades del sistema oficial.

    Nos encontramos, pues, ante un panorama en el que existe
    poco apoyo para la capacitación instruccional del docente
    universitario y menos aún para los de preparatoria y
    secundaria.

    Por otra parte, el sistema educativo nacional no permite
    que se estudien materias aisladas de un currículo diseñado y establecido
    para una carrera determinada, ya sea normalista, de licenciatura
    o de posgrado. Esto significa que si alguien desea adquirir ese
    conocimiento pedagógico debe hacerlo inscribiéndose
    desde el primer nivel como alumno regular y estudiar toda la
    carrera o el posgrado.

    Desde luego, pocos son los docentes que tienen el tiempo
    suficiente para regresar a la escuela en busca de un mejoramiento
    de su calidad instruccional.

    Este trabajo no pretende ahondar más en los
    estudios que tantos prestigiados y honorables investigadores han
    realizado para demostrar el daño enorme que los docentes
    improvisados hacen a los alumnos al reproducir no sólo el
    estilo de quienes les enseñaron, sino también al
    reproducir año con año los mismos conceptos
    contenidos en los mismos libros, sin agregar a su clase
    información actualizada, trasmitiéndola
    eficientemente y con un mínimo de interés
    para el alumno. Ante esta gama de estilos anti-aprendizaje el
    alumno se desconcierta, se desanima, se abstrae, se ausenta y
    termina en muchos casos por abandonar sus estudios.

    Lo que sí pretende es compartir de la manera
    más clara y sencilla este material ya probado ante un buen
    número de docentes y que puede ser útil para
    profesores de los niveles de secundaria, preparatoria y
    licenciatura.

    BASES PARA LA
    FORMACIÓN DE COMPETENCIAS

    1.- Comunicación

    La comunicación, para que se dé, requiere
    de un emisor, de un receptor y del mensaje transmitido. Sin
    embargo, esta definición tan simplista presenta una
    variedad de situaciones que impiden se realice de manera
    eficaz.

    Algunas de las complicaciones que este proceso puede
    enfrentar se refieren a:

    • Interpretaciones del emisor, quien supone que su
      mensaje es claro y que el receptor tiene la información
      previa necesaria para su comprensión.
    • Deficiente interpretación del receptor causada
      por errores en la decodificación del
      mensaje.
    • Confusión por parte del receptor cuando su
      mapa
      conceptual o mental no tiene coincidencias con el del
      emisor.
    • Agravando el caso, se tienen las barreras
      psicológicas del receptor en cuanto a no querer
      registrar o decodificar lo desagradable y sí aquello que
      se desea ver y oír.

    Como podemos observar, la comunicación eficiente
    depende más de la capacidad interpretativa del receptor.
    Es por ello que en la Sorbona de París se
    estableció, desde siglos atrás, que se debía
    aprender dado que los mensajes se descifraban de acuerdo al
    conocimiento de quien los recibía.

    Aplicando lo comentado a nuestro salón de clases,
    tenemos que el profesor debe estar preparado para identificar el
    mapa
    conceptual de sus

    alumnos, quienes además presentan grandes
    diferencias entre ellos no solo en su capacidad, sino en sus
    conocimientos previos. Esto nos lleva a consideraciones mayores
    porque cada individuo es único y, por lo tanto, el
    profesor debe realizar de manera permanente un sondeo que le
    permita ubicar, al menos en forma general, la capacidad del
    alumno para decodificar y aprender sus
    enseñanzas.

    Esto no es un asunto fácil. Por lo general, en un
    salón de clases (al igual que en cualquier grupo que se
    reúna para intercambiar puntos de vista), vamos a
    encontrar que de 30 alumnos tan solo 8 ó 10 serán
    los activos
    participantes que aportarán comentarios o puntos de vista
    del tema en cuestión. Desafortunadamente, así se
    comportan los grupos; el resto
    de la clase permanece callado, a la expectativa, y el docente no
    sabe si están al menos mentalmente dentro del tema o sus
    pensamientos andan tan lejos que el conocimiento para ellos ya se
    perdió.

    Por eso es que el docente está continuamente
    preguntando al grupo si todos han entendido o si es necesario
    ampliar la explicación. Esta retroalimentación podría dar la
    pauta del grado de avance que se lleva en el curso, pero como no
    hay participación o ésta es mínima, y en
    todo caso contestan que sí entendieron, el docente no
    tiene más alternativa que hacer preguntas a quemarropa
    dirigidas a los callados o seguir adelante sabiendo que algunos
    (¿cuántos ?) traen su mente recorriendo otros
    territorios más atractivos para ellos.

    Obviamente en este caso la comunicación no se dio
    por falta de atención del receptor. Otro caso muy
    común en el que falla la comunicación es provocado
    por la
    personalidad del alumno quien no está educado para
    preguntar, o para con toda sinceridad decir "no entendí" o
    simplemente pedir que se repita la exposición.

    Una falla que aún permanece en nuestra cultura es que
    no reclamamos un mal servicio. Las
    empresas de atención al público (tales como
    restaurantes, transportes, supermercados, tintorerías,
    etc.) harían su trabajo con más calidad si en cada
    ocasión que lo ameritara, se hiciera una
    reclamación al empleado o propietario. Tenemos todo el
    derecho a recibir la calidad que nos han ofrecido a cambio de
    nuestro dinero. Sin
    embargo, por pena, por vergüenza por o el que dirán,
    la persona se queda
    callada y, salvo muy dignas excepciones, no presenta su
    queja.

    Por lo general, nosotros los mexicanos confundimos las
    buenas maneras que desde niño le han enseñado en
    casa orientadas explícitamente a no objetar lo que digan
    sus mayores, a no contradecir, a no quejarse, etc., por lo que
    crecemos con estos dizque valores Y cuando adulto, en lugar de
    expresar nuestra inconformidad o nuestra insatisfacción,
    nos quedamos

    callados rumiando nuestro coraje y frustración.
    Así, generaciones van y generaciones vienen, sin
    evolucionar en algo tan natural como el pedir que se nos atienda
    en función de la contraparte, que en este caso son los
    honorarios pagados por el servicio.

    ¿Pero que tiene que ver esto con la
    comunicación entre el alumno y el profesor?
    ¡Mucho!

    Vamos por partes: el alumno que tiene el perfil antes
    descrito va a enfrentarse en sus estudios superiores con
    dificultades adicionales de las que ya tiene con el aprendizaje de
    la materia en turno. Por no pedir mayor explicación
    (entiéndase solicitar, reclamar, etc.), se quedará
    con espacios vacíos en el aprendizaje,
    que tal vez un compañero o persona cercana
    pueda resolver; pero no está evolucionando para superar
    esta deficiencia que cuando terminen sus estudios le va a seguir
    complicando la vida, aunque ahora en su desempeño laboral,
    y probablemente continuará con esta limitación que
    lo llevará años después, cuando padre, a
    reproducir esta cultura con
    sus hijos.

    El profesor debe estar muy atento a estas señales
    y explicar a sus alumnos la necesidad de una mayor
    participación y honestidad al
    aceptar haber comprendido la clase. Debe explicárseles que
    la comunicación oral nos permite la
    única y gran oportunidad de lograr que nuestro
    interlocutor, en este caso el maestro, haga mejor su trabajo, que
    equivale (en otra dimensión) a decírselo al
    policía, al agente de tránsito, al presidente
    municipal, al diputado, etc. Otro país sería el
    nuestro si no calláramos tanta mediocridad.

    Visto así, la tarea del profesor es ardua y
    desgastante pero no hay alternativa pues, si queremos lograr
    aprendizaje en nuestros alumnos, debemos aprender a ser cada vez
    mejores comunicadores.

    Es cierto, algunos profesores no coinciden con este
    punto de vista y resuelven la problemática con el criterio
    expresado a sus alumnos cuando en el primer día de clases
    les avientan el escopetazo de "Señores, mi
    obligación en este salón es la de enseñar y
    la de ustedes la de aprender".

    Durkhein nos dice que "educación es la
    acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que
    no están maduras para la vida social" Por su parte,
    Gagné establece que "las estrategias de aprendizaje son
    las destrezas de manejo de sí mismo que el aprendiz
    adquiere presumiblemente durante un período de varios
    años, para gobernar su propio proceso de atender, aprender
    y pensar. A través de la adquisición y refinamiento
    de tales estrategias, el alumno llega a ser un aprendiz y un
    pensador independiente".

    Estos dos grandes pensadores nos dejan aún
    más claro la importancia de acrecentar el mapa conceptual
    del receptor y nos ubican a los profesores en una plataforma
    desde la cual debemos incrementar de manera constante y
    permanente nuestra calidad de comunicadores, porque el

    aprendizaje del alumno es también nuestra
    responsabilidad. Así, somos emisores que lanzamos un
    mensaje, pero debemos cerciorarnos de que nuestros receptores han
    hecho la decodificación correcta para que podamos estar
    tranquilos de haber cerrado exitosamente el proceso de
    enseñanza-aprendizaje.

    También debemos lo profesores tener la habilidad
    suficiente para separar el contenido o información del
    mero acto de emitir el mensaje, pues una cosa es saber comunicar
    y otra el conocimiento de lo que estamos comunicando.

    Todos, (estoy seguro) los que
    alguna vez fuimos estudiantes, tuvimos la experiencia de asistir
    a la clase de un profesor del que decíamos: "sabe mucho,
    pero no sabe enseñar". ¿Qué
    implicábamos con esto? !Que no sabía comunicar su
    conocimiento!

    Cuál será el juicio que de nosotros hacen
    los alumnos?

    Ser mejores comunicadores es una tarea que no tiene fin
    ya que siempre estaremos en la posibilidad de ser más
    competentes en este campo y nunca debemos olvidar que el mucho
    dominio del
    contenido de la materia asignada no resuelve ni compensa nuestra
    ineficiente comunicación.

    Aquí enfrentamos otro problema. El maestro del
    sistema de educación pública asiste o tiene la
    posibilidad de asistir a cursos de actualización que se
    ofrecen periódicamente en casi todas las instituciones
    educativas, pero, por lo general son capacitaciones de
    reforzamiento de sus programas de trabajo. En el caso del docente
    universitario, generalmente acude por su cuenta a capacitaciones
    de actualización del contenido de la o las materias que
    expone en el salón de clases.

    Pero y la capacitación pedagógica donde la
    realiza? Podemos afirmar que en ninguna parte ya, que nuestro
    sistema educativo opera en forma lineal; es decir, tendría
    que inscribirse en la Escuela Normal Superior para estudiar la
    licenciatura en educación
    superior, ya que no existe la posibilidad de inscribirse a
    clases específicas para adquirir este conocimiento que le
    permitiría complementar y eficientar su labor. Para
    hacerlo más grave, en nuestro país las
    universidades públicas no están autorizadas para
    impartir la licenciatura en educación superior.

    Este es el esquema y la realidad a la que pertenece el
    docente incorporado (figura central de este trabajo) y por esto
    mismo se insiste en que la adquisición de competencias,
    como es el caso de la comunicación efectiva, debe ser
    parte de su proyecto de
    autodesarrollo que se tratará en capítulo
    posterior.

    Regresando a nuestra participación en el
    aprendizaje, recordemos lo que otros pensadores han establecido
    en cuanto a que al alumno que no quiere aprender, no hay poder humano
    que logre persuadirlo. Es muy cierto, pero ¿cuántos
    de estos casos nos encontramos en nuestro camino?

    Pocos. Entonces los otros, la gran mayoría,
    sí son nuestra responsabilidad que logren el
    aprendizaje.

    Sabemos de otros pensadores que debemos enseñar
    sólo aquello que se puede enseñar, es decir, lo que
    se puede aprender. Puesto que el alumno sólo aprende
    plenamente lo deseado y lo que tiene interés
    para él, debemos procurar que sienta que su aprendizaje se
    relaciona con sus intereses y al mismo tiempo venderle la idea de
    que no es importante el 6 ó el 10 de calificación,
    sino el aprendizaje formativo en el que se incluyen valores, por
    ejemplo, de honestidad,
    solidaridad, etc.
    Finalmente, este proceso nos lleva a acostumbrar al estudiante a
    entender las cosas como son y no como él quiere que
    sean.

    Para apoyar al maestro en esta odisea, recordemos que
    existen métodos
    para adquirir el dominio de "aprender a aprender" que le
    facilitará y permitirá reproducir a sus estudiantes
    las estrategias con las cuales ellos estarán habilitados
    para lograr aprendizaje y fortalecer su progreso
    escolar.

    No orientar nuestros pasos hacia este rumbo significa
    correr el riesgo de quedar
    incorporados en la sentencia de Durkheim,
    quien consideró:

    "Cuando un docente aprende o establece un sistema
    educativo y sólo con ése quiere desarrollar su
    tarea, comete el error de enseñar a los jóvenes lo
    que aprendió de sus viejos maestros, con lo cual lo
    único que hace es una reproducción de conocimientos de viejos
    modelos, por
    lo que nunca introduce una novedad".

    El profesor que quiere mejorar su comunicación en
    el aula debe considerar entre otros los siguientes recursos:

    Utilizar palabras entendibles para los alumnos. Es
    cierto que debe hacer uso correcto del lenguaje, pero
    eso no significa correr el riesgo de que su
    vocabulario por pesado no sea decodificado
    correctamente.

    Hacer uso de la claridad para exponer las ideas base de
    su exposición; hacer lógicos y
    coherentes sus planteamientos

    Dominar la síntesis
    para expresar criterios, contenidos, teorías, ensayos, etc.
    cuando se trate de reforzar un conocimiento.

    Ante la divergencia de criterios, hacer notar con
    seguridad el
    error (si es que existe) del estudiante, pero aceptarle su
    inconformidad.

    Los contenidos de las ciencias
    sociales son creaciones de la mente humana susceptibles de
    llegar a ser modificadas en el futuro (que es de los
    jóvenes) con lo cual harán lo mismo que hicieron en
    el pasado los que en su momento decidieron el actual sistema de
    regulación y control del
    comportamiento
    humano.

    El tema es muy extenso, por lo que finalmente queda la
    solicitud al docente que esto lea que valore adecuadamente la
    importancia de una comunicación efectiva con sus alumnos
    y, si está de acuerdo en que es una competencia
    fundamental, se autocapacite por medio de libros, conferencias,
    revistas especializadas, internet, etc., ya que no
    existen otros medios; pero
    que además les informe a sus
    alumnos la importancia que para ellos tiene el dominio de una
    comunicación efectiva.

    2.- Relaciones humanas

    Las buenas relaciones humanas son la demostración
    palpable de nuestra capacidad para entendernos bien con nuestros
    semejantes. Sin embargo, esta aparente sencillez contiene el
    ingrediente fundamental de que en nuestro yo interno aceptemos
    realmente a nuestros congéneres. Si no contamos con esta
    cualidad, será muy difícil que podamos establecer
    relaciones humanas efectivas.

    Por lo tanto, antes de iniciar cursos o seminarios de
    aprendizaje sobre este tema, sería muy conveniente que
    investigáramos si dentro de nuestro corazón
    tienen cabida los seres humanos que nos rodean, los conozcamos o
    no, los tratemos o no, nos simpaticen o no.

    Dentro de la escuela sostenemos relaciones humanas con
    las autoridades escolares, con nuestros colegas, con el personal
    administrativo y con los alumnos y a través de ellas
    reflejamos nuestra capacidad de aceptación a los
    demás.

    Cuando la afirmación de que todos somos iguales
    forma parte de nuestro mapa mental, se mejora de manera
    importante nuestro desempeño frente a los demás y
    al mismo tiempo estamos más abiertos a identificarnos con
    otros puntos de vista, aún cuando no estemos dispuestos a
    incorporarlos a nuestra personalidad.

    Los humanos somos muy complicados en la forma de ser y
    de pensar y al paso del tiempo hemos afianzado más en la
    mente el proceso comparativo que hacemos de manera casi
    automática cuando nos encontramos con alguien a quien no
    conocemos. La reacción primaria es la evaluación
    de si somos más o menos que esa persona, aún cuando
    no estemos en la posibilidad de comprobar si tenemos más
    bienes
    materiales,
    más conocimientos, más educación, etc. y a
    partir de las auto respuestas elegidas (no las reales), definimos
    el trato que vamos a obsequiar a ese individuo.

    Si trasladamos esta manera de actuar al salón de
    clases, seguramente vamos a dar a los alumnos un trato de persona
    inferior aún y cuando más adelante se cumpla la
    sentencia del "alumno que superó al maestro". Esta
    actitud es muy
    agresiva para la formación de la
    personalidad del estudiante, quien debe recibir de nosotros
    los docentes grandes dosis de motivación
    y orientación.

    Regresando al comentario inicial de que las buenas
    relaciones humanas son la demostración palpable de nuestra
    capacidad para entendernos con nuestros semejantes, podemos
    encontrar en estas líneas ideas convertibles a opciones
    para mejorar las relaciones con los alumnos, pero también
    encontraremos la gran oportunidad para orientarlos en este campo
    que para ellos será de vital importancia cuando se
    incorporen a su fuente de trabajo.

    Es nuestra obligación como docentes analizarnos
    respecto a las consideraciones siguientes:

    • Nos molesta tener que informar a los demás
      sobre asuntos que consideramos personales (aunque a veces no lo
      sean)
    • Poco interés ponemos en escuchar puntos de
      vista que no coinciden con los nuestros.
    • Poco interés ponemos en conocer los anhelos y
      tribulaciones de los demás.
    • La solidaridad con el dolor y los sentimientos de
      nuestros semejantes es superficial.

    Es cierto que tenemos una larga lista de explicaciones y
    porqués para justificar estas actitudes,
    pero en el fondo sabemos que equivocamos el camino y no
    aprendimos a administrar adecuadamente estas actitude, y ahora
    cada día que pasa nos parece más difícil
    cambiar. Sin embargo, estamos obligados a separar nuestras
    carencias tan arraigadas de la oportunidad que podemos brindar a
    los estudiantes para elegir otro sendero que les facilite el
    éxito
    en su desarrollo
    personal y laboral

    Es una verdad irrebatible que todos al nacer (salvo
    problemas genéticos degenerativos) llegamos al mundo con
    iguales oportunidades y los científicos se han encargado
    de demostrar que el cerebro del
    recién nacido va a evolucionar en cantidad y calidad
    directamente proporcional a la información ordenada,
    positiva, válida y entendible que sus padres y
    demás personas que lo rodean le comuniquen, expliquen y
    evalúen.

    La evolución incompleta del cerebro de un
    nuevo ser va a detectarse en los primeros años de la
    escuela, pero como nuestros métodos
    educativos no previenen la incorporación de los datos
    ausentes. El niño, luego adolescente, luego joven y ya
    casi adulto llega a la universidad a
    golpe y porrazo con un marcado faltante de información que
    le impide avanzar de manera normal y, una vez más,
    encontramos que nuestros sistemas
    educativos poco o nada pueden hacer porque no contemplan el
    cómo corregir esta fatalidad.

    Por el contrario, se les clasifica como reprobados, se
    les aplican restricciones y se les amenaza con darlos de baja si
    no aprueban sus exámenes de acuerdo a reglamentos. Y en
    todo este proceso ¿dónde quedaron las relaciones
    humanas?

    Si los padres (por su origen, nivel
    socioeconómico, analfabetismo,
    ignorancia, etc.) no pudieron atender y orientar ordenadamente la
    evolución del cerebro de ese estudiante,
    por ello ¿es el responsable?

    Ciertamente, la solución del problema planteado
    así es de dimensiones gigantescas tanto que
    únicamente los países con economías muy
    avanzadas están trabajando en este campo. Pero antes de
    usar el garrote, nosotros podemos usar desde preescolar una
    dosis de relaciones humanas que mucho hará por el
    niño (después adulto) para motivarse a realizar el
    esfuerzo adicional necesario para adquirir ese conocimiento
    faltante y todavía será más constructivo el
    saber que se preocuparon por su situación y lo atendieron
    solidariamente.

    Cuando identificamos estos casos en la universidad,
    debemos hacer lo mismo: hablar con el estudiante, explicarle su
    situación, motivarlo y orientarlo sobre el cómo
    adquirir el conocimiento ausente. En las universidades oficiales
    podremos ver próximamente cambios significativos con la
    puesta en marcha de las tutorías.

    Reiterando que la función principal del docente
    es provocar el aprendizaje en sus alumnos, es posible agregar
    algunas consideraciones que motiven a quienes se interesen
    realmente en el problema.

    De manera muy general, el alumno que no estudia es
    porque no quiere, por limitaciones de orden fisiológico,
    psicológico, etc., o porque no sabe cómo hacerlo.
    Si está en el primer caso, ya mencionamos antes que nada
    puede hacer el docente. Si corresponde al segundo caso, la
    solución tampoco está en la acción del
    docente. En el tercer caso, el aprendizaje del alumno es casi tan
    limitado como en los otros dos, pero la diferencia está en
    lo mucho que se puede hacer por él.

    Para avanzar en esta posible solución es
    necesario que como docentes hagamos desde el primer día de
    clases una investigación que nos permita saber de nuestros
    alumnos las manifestaciones de:

    • Diferencias raciales o de origen
      socioeconómico que consideremos limitantes
    • Falta de información veraz, oportuna y
      suficiente en el transcurso de sus etapas
      formativas
    • Falta de método para estudiar o método
      erróneo
    • Incompetencia del o los docentes a cargo de su
      formación

    Sin pretender establecer parámetros
    psicológicos que definan y delimiten estos grupos de manera
    científica, sí podemos, si queremos hacerlo,
    identificar si uno o varios de los estudiantes caen dentro de
    estas grandes clasificaciones y, de ser así, hablar por
    separado con cada uno de ellos explicando en que consisten
    nuestras observaciones y con sus respuestas confirmar nuestra
    apreciación. De esta manera podemos provocar su
    participación y simultáneamente hacer nuestro
    máximo esfuerzo por escuchar y escuchar tanto como sea
    necesario, lo que tengan, quieran o puedan decirnos, inclusive de
    nuestra incapacidad para educarlos.

    Es probable que la respuesta que nos dediquen sea un
    sonoro silencio, lo cual será significativo de que antes
    no se puso atención a su problemática y por ello
    ahora no les es fácil hablar de inmediato de estos temas.
    Ante esta actitud, debemos insistir ofreciendo al alumno
    ejemplos, muchos, tan reales como sea posible, mejor si las
    historias forman parte de nuestra experiencia o son testimonios
    de primera mano. No olvidar que la mente del estudiante
    está en formación y por lo tanto deseosas de
    conocer cosas nuevas e interesantes.

    Este proceso exige del docente el saber escuchar (nada
    sencillo), por lo que será indispensable controlar nuestra
    vocación de "autoridad" en el aula y aprender, si no lo
    sabemos, a no emitir juicios que nos impidan saber qué es
    lo que piensan y/o necesitan los alumnos. Si logramos conocer sus
    necesidades e intereses, estaremos en la posición
    envidiable de ayudarles a conseguir la información que les
    hace falta para avanzar en la tarea del aprendizaje.

    ¡Y esto es relaciones humanas de
    calidad!

    3.- Autodesarrollo

    Somos lo que hacemos cada
    día

    De modo que la excelencia no es un
    acto

    Sino un hábito

    ( Aristóteles )

    El principal enemigo para no evolucionar es nuestra
    resistencia al
    cambio.

    Desde hace muchos años esto es tema de
    investigación por parte de psicólogos,
    sociólogos, humanistas y otros analistas estudiosos del
    comportamiento
    del género
    humano. Aprovechando el camino que ellos han recorrido, podemos
    mencionar algunas de las explicaciones más comunes que
    expresan quienes oponen su resistencia.

    • Lo que hago ahora está bien hecho
    • El jefe así lo quiere
    • Estas reglas son inflexibles
    • No creo estar facultado
    • No estoy capacitado (y muchas más)

    Refugiado en estas opiniones el individuo se predispone
    a no tomar decisiones y, lo que es peor, a creer que no es capaz
    de cambiar su personalidad.

    La educación familiar tan llena de reglas
    morales, de comportamiento social y de obediencia, influye en
    muchos casos de manera sustancial en la paralización y
    limitación de la creatividad
    del niño. Más adelante los maestros de estilo
    conductista le reafirman esa manifestación, con lo cual
    colaboran en la preparación de un adulto bien condicionado
    para no aprender a reclamar sus derechos ante una sociedad y
    un gobierno
    insensibles.

    Es cierto que en la actualidad la educación
    está cambiando y cada vez más maestros trabajan con
    métodos orientados al aprendizaje
    significativo. También es cierto que en los hogares de
    hoy la disciplina de los menores no es tema de orgullo para
    muchas familias, al contrario, es tema de preocupación.
    Pero esto deja al joven de hoy en una posición muy
    frágil en cuanto a saber cómo reconstruirse y
    hacerse llegar las herramientas y
    competencias necesarias que lo lleven a cumplir
    satisfactoriamente su papel en la
    vida.

    En la actualidad, las empresas se encuentran en abierta
    competencia con
    productores de otros países como resultado de la
    globalización. Esto ha incrementado las demandas de
    más conocimientos, pero sobre todo "competencias" a los
    egresados de las IES. La realidad que enfrentan los nuevos
    profesionistas es para ellos decepcionante. Creen haber obtenido
    el conocimiento necesario para cumplir con una responsabilidad
    laboral y después de ser entrevistados descubren que su
    perfil es bajo y que deben iniciar un nuevo camino para adquirir
    lo que les falta y poder aplicar
    de nuevo su solicitud.

    Desde luego, ni el currículo universitario actual, ni los
    programas de los maestros pueden resolver esta situación.
    Las competencias que demandan las empresas no forman parte de los
    conocimientos que imparten la gran mayoría de las IES.
    Algunas de ellas se están iniciando en este campo, pero
    tampoco será posible abarcar todo el abanico que desean
    las empresas, ya que éstas se encuentran en una carrera
    contra el tiempo para implementar y poner en el mercado aquellos
    productos que
    son el resultado de la aplicación de nuevas
    tecnologías y que en esta economía globalizada
    aparecen como obsoletos, o no funcionales, los inventos de tres
    o cuatro años de antigüedad. Hace veinticinco
    años se hablaba de empresas que podían asegurar
    trabajo de por vida. Ahora, un egresado debe saber que, como
    consecuencia de los cambios tan vertiginosos, podrán
    cambiar de empleo en
    promedio hasta siete veces antes de terminar su vida
    profesional

    Es por esto que los docentes del nivel de secundaria en
    adelante estamos obligados a hacer una labor efectiva y, de
    manera consistente, de orientación y convencimiento para
    que el estudiante adquiera el hábito de capacitarse de
    manera autodidacta en el mayor número posible de
    competencias que le demandarán al solicitar un trabajo
    poniendo énfasis en aquellas tecnologías que le
    harán llegar el conocimiento de manera virtual.

    Para esto será indispensable que primero los
    docentes nos eduquemos haciendo lo propio, es decir,
    capacitándonos de manera autodidacta (si no lo podemos
    hacer con estudios formales), ya que nadie puede enseñar
    lo que no sabe y nunca convenceremos a otro de algo si no estamos
    previamente convencidos de eso. Para darnos una idea de las
    competencias que están demandando las empresas a los
    egresados de las IES, a continuación se presentan algunas
    ya muy tipificadas:

    Supracompetencias y competencias (
    Dulewicz 1989 )

    ( Para gerencias intermedias )

    1.- Intelectuales Perspectiva
    estratégica

    Análisis y valoración

    Planeación
    y organización

    2.- Interpersonal Manejo de personal

    Persuasión

    Asertividad y
    decisión

    Sensibilidad interpersonal

    Comunicación oral

    3.- Adaptabilidad Adaptabilidad y
    resistencia

    4.- Orientación a resultados Energía e
    iniciativa

    Motivación
    al logro

    Sensibilidad para realizar negocios

    Competencias Básicas

    ( De acuerdo a literatura internacional
    )

    1.- Habilidades básicas

    Capacidad lectora

    Escritura

    Aritmética y matemáticas

    Hablar y escuchar

    2.- desarrollo del
    pensamiento

    Pensamiento creativo

    Solución de problemas

    Toma de decisiones

    Asimilación y comprensión

    Capacidad de aprender a aprender y razonar (
    organizar

    conceptos )

    3.- Cualidades personales

    Autorresponsabilidad

    Autoestima

    Sociabilidad

    Autodirección

    Integridad

    Como podemos observar, la mayor parte de estas
    competencias están al alcance de los estudiantes y pueden
    adquirirlas mediante un plan de trabajo
    que de manera personal puede realizar cada uno por su cuenta.
    Pero como se dijo arriba, es indispensable que primero el alumno
    tenga bien registrado en su mente el objetivo de qué debe
    auto desarrollarse no sólo para ingresar a una empresa, sino
    para crecer y ascender en su estructura y finalmente que entienda
    que el estudio permanente será una tarea a cumplir por el
    resto de su vida, ya que las competencias no sólo se
    requieren cuando se trabaja, sino también se han
    convertido en una opción para elevar en lo general nuestra
    calidad de
    vida.

    Una vez más debo insistir en que las ideas
    vertidas en este ensayo
    están dirigidas principalmente a aquellos docentes
    incorporados extraídos de sus actividades profesionales y
    que ahora están frente a grupos sin antes haber recibido
    preparación alguna sobre la responsabilidad de formar
    profesionistas. Cuando se carece de esta preparación, el
    docente se refugia en el "saber" de su materia y, en
    compensación equivocada, adopta actitudes que no le ayudan
    para lograr su cometido, sino por el contrario, lo empujan a
    ubicarse en algunos de los estilos más comunes y
    claramente definidos por el maestro Miguel Fernández
    Pérez en su libro Las
    tareas de la profesión de enseñar – Siglo
    veintiuno de España
    Editores SA, cuya interpretación personal hago a
    continuación:

    1.- El profesor irresponsable que no se ha
    identificado como formador de profesionistas y, por lo tanto,
    se limita a cumplir con el programa de su
    materia con un método conductista y memorizante que muy
    poco le va a servir al grupo.

    2.- El profesor que no comprende que sus alumnos son
    sus clientes y que
    debe dejarlos satisfechos. Por el contrario, sólo busca
    estar bien con la autoridad educativa que es quien le paga el
    sueldo y disculpa sus fallas.

    3.- El profesor que se aferra a un libro de texto y no
    investiga la existencia de otras ideas, prácticas y/o
    experiencias que enriquezcan el conocimiento del
    estudiante.

    En la medida en que el profesor avanza en su
    capacitación formal o autodidacta va superando estas
    limitaciones (si las tuvo) y avanza a los niveles más
    edificantes de la profesión y que lo colocan como
    :

    4.- El profesor que se preocupa porque sus alumnos
    aprendan lo mejor posible el contenido de su materia, pero
    además trata con el grupo la manera de relacionar estos
    conocimientos con los de las otras asignaturas de manera tal
    que el estudiante encuentre y actúe de acuerdo al
    sentido de currículo de su carrera. Este es un paso
    adelante que permite al alumno una más fácil
    integración con la sociedad.

    5.- El profesor que además se preocupa porque
    el alumno comprenda la importancia no tan sólo de
    adquirir este conocimiento, sino como se dijo antes, que
    comprenda que debe llevar a cabo un plan de autodesarrollo
    constante mediante la adquisición de competencias que lo
    prepararán para ser exitoso en su trabajo, y en su vida.
    Este es el profesor formador de profesionales

    Cuando hablamos de autodesarrollo, por lo general nos
    referimos a la adquisición de conocimientos
    técnicos y, si bien es cierto, también lo es el
    hecho de que antes debemos comprender y aceptar el significado de
    lo que decía Sócrates:
    "No existe el enseñar, solo existe el aprender." Sócrates
    ayudaba a aprender haciendo preguntas y dejando al otro encontrar
    la respuesta. El creía que se podía ayudar a la
    gente a comprender, pero no se podía hacer que la gente
    comprendiera. En la actualidad, a este método lo llaman
    "Coaching" El
    "coach" o entrenador es la persona que ayuda a su entrenado a
    desarrollar habilidades. Esta práctica requiere que nos
    olvidemos de que somos nosotros quienes desarrollamos las
    habilidades de nuestros alumnos, sino que ellos son quienes las
    desarrollan. El aprendizaje mediante la "solución de
    casos" es una demostración clara del "coaching".

    Una vez que estamos de acuerdo con Sócrates, lo
    que sigue es cómo aplicar en un salón de clases de
    30 alumnos o más este método cuando nuestro tiempo
    es limitado y calculado para cubrir un programa que, a
    su vez, tiene su origen en un currículo universitario. Sin
    embargo, y como lo veremos más adelante, este aprendizaje
    es una de las competencias que las empresas demandan de sus
    empleados, por lo que estamos obligados a hablar de todo esto con
    los estudiantes para facilitarles tanto el ingreso a un empleo como su
    desarrollo y
    crecimiento en el mismo.

    ¿Cómo aprendemos?

    Desde la antigüedad, el hombre ha
    buscado incesantemente la respuesta a esta pregunta. Ya en el
    siglo V a.c., Confucio escribió:

    Oigo y olvido

    Veo y recuerdo

    Hago y comprendo

    A esta búsqueda se han sumado filósofos y una lista interminable de
    psicólogos de todo el mundo que aún siguen
    construyendo teorías y prácticas que intentan
    demostrar el proceso mental que se lleva a cabo para lograr el
    aprendizaje. Un gran avance para la humanidad será el
    día en que se explique de manera lisa y llana este
    fenómeno y será un descubrimiento espectacular que
    hará una nueva separación de la humanidad antes y
    después.

    Si volteamos la vista a nuestros grupos de estudiantes
    de ahora y de antes, incluyendo a los de nuestros colegas,
    observaremos que el rango de aprendizaje es incierto y que la
    verdad se oculta entre las muy variadas prácticas de
    evaluación que de manera inconsistente utilizamos todos
    los docentes y que contienen una dosis no proporcional de
    objetividad en las respuestas de los alumnos y de subjetividad en
    nuestras apreciaciones, simpatías, antipatías,
    complejos, etc.

    Todo esto nos lleva a no saber distinguir si un alumno
    tiene un método eficiente de aprendizaje o es de un
    coeficiente intelectual alto que le facilita el proceso o cuanto
    hay en él de cada uno de estos elementos. Ante esta
    realidad, sólo nos queda aceptar que, incluyéndonos
    a nosotros, es incierto e ineficaz el método de
    aprendizaje que se aplica para obtener el conocimiento. Esto
    debemos hablarlo abiertamente con los alumnos
    explicándoles que en razón del desconocimiento por
    parte de los profesores de todos los niveles de enseñanza,
    no se les ha trasmitido a ellos el cómo aprender y, por lo
    tanto, ésta debe ser su meta principal: descubrir e
    inventar su propio método de aprendizaje. El estudiante
    que no lo encuentre pronto se verá relegado y al tiempo lo
    asaltará la frustración y el desengaño
    porque se preguntará ¿y entonces para que fui a la
    universidad?

    Líneas atrás se dijo: "nadie puede
    enseñar lo que no sabe". ¿Y qué tanto
    sabemos los profesionistas incorporados a la docencia sobre
    aprender?

    Casi podemos afirmar que la inmensa mayoría se
    mueve dentro del método conductista (aunque ni siquiera
    sepa que es eso), que, dicho sea de paso, nunca estará de
    sobra; pero lo peor es que ni siquiera este método es bien
    llevado por esos profesores incorporados, creando con ello
    más confusión que conocimiento.

    Debemos entonces insistir con el alumno en que aplique
    diferentes prácticas combinando: poner atención en
    clase, entender lo que está leyendo, anotar comentarios
    que le parezcan interesantes, discutir con sus compañeros
    lo que le parezca interesante o dudoso e investigar otros
    enfoques del mismo tema que se está tratando en clase.
    Generalmente pensamos que es oficioso hacer estas recomendaciones
    a los alumnos, porque si han llegado hasta nuestra asignatura ya
    deberían saberlo. Pero si de este modo piensan todos los
    profesores de cuarto o quinto grado de primaria en adelante, pues
    es muy fácil imaginar qué pasa con el alumno que
    llega a la universidad a descubrir que nadie en toda la columna
    de sus profesores se tomó la molestia de hablarle de esto
    que por sencillo se omite. La verdad es que APRENDER no es nada
    sencillo si no tenemos una estrategia que
    nos lleve a esa plataforma y éste es uno de los dramas de
    nuestra educación; que el alumno después de
    vacaciones tiene tan sólo un vago recuerdo de lo que
    supuestamente aprendió en el grado anterior. ¿Por
    qué? Porque no aprendió, únicamente
    memorizó.

    Mientras esto sucede, existen algunas opiniones con alto
    sentido práctico que podemos aplicar los docentes para
    mejorar nuestra capacidad pedagógica. Primero vamos a
    coincidir si el amable lector está de acuerdo, en algunas
    investigaciones del Instituto NTL para ciencias
    educativas aplicadas de Canadá.

    Solamente leyendo no es garantía de aprendizaje;
    tampoco si tan sólo escuchamos; lo más
    decepcionante es que la suma de estas acciones nos
    permiten únicamente el 15 % de aprendizaje. Si
    además observamos imágenes
    de video, llegaremos
    al 30 % de aprendizaje, pero si discutimos el asunto en
    cuestión, se puede llegar hasta el 50 %. El máximo
    a esperar es el 80 % que se logra cuando se aprende
    haciendo.

    Esta investigación nos permite, además de
    comprender la importancia de sus resultados, incorporar a nuestra
    práctica docente los cambios necesarios para lograr el
    porcentaje del 50 % en materias de Humanidades, en las que
    difícilmente se puede aprender haciendo. Desde luego que
    el profesor debe ser competente para crear el ambiente propicio
    que fomente el interés de la mayor parte de los alumnos a
    intercambiar puntos de vista sobre el tema objeto del
    aprendizaje.

    El profesor que decide adquirir estas competencias
    está de lleno en un proyecto de
    autodesarrollo. Su problema se centra ahora en cómo y
    dónde informarse, para lo cual existe una importante
    cantidad de libros, revistas especializadas, cursos, seminarios,
    etc., en los cuales, con un plan definido y un programa factible
    de realizar, podrá allegarse información valiosa
    que le permita incrementar y mejorar su situación
    instruccional.

    Es preocupante saber que muchos profesores incorporados
    consideran (en el mejor de los casos) actualizarse en el
    contenido de su materia, pero nada o muy poco tiempo y esfuerzo
    le dedican a mejorar la calidad de su práctica
    pedagógica. Más lamentable es aún el hecho
    de que los directores de las IES poco o nada hacen por resolver
    esta deficiencia ¿Por qué? Porque ellos mismos
    carecen en su mapa mental de la información base para
    comprender que el docente como reproductor del conocimiento
    también lo es de sus deficiencias para lograr aprendizaje
    en los alumnos.

    ¿Cuántas veces nuestras autoridades
    educativas han cambiado los métodos de enseñanza
    que aplica el magisterio? Más de las que han podido llevar
    a la práctica, pero también se han modificado
    (¿ actualizado ?) los currículos y
    simultáneamente se han dirigido campañas para que
    el alumno le dedique más tiempo y esfuerzo a sus estudios.
    Por lo que toca a los maestros del sector de educación
    pública, también se han realizado planes y
    programas de actualización, pero, lamentablemente, se les
    sigue preparando en técnicas y
    estrategias de enseñanza (aún en la
    educación normalista). ¿Y las técnicas y
    estrategias de aprendizaje?

    Igual están las cosas si analizamos a las
    instituciones de la educación privada, que en el ciclo
    2000-2001 atendieron al 29.4 % de los estudiantes de licenciatura
    y al 40.2 % del nivel de posgrado, según datos de la misma
    Secretaria de Educación Pública.

    Como podemos observar, el tamaño del problema es
    muy grande y pocos los proyectos que
    permitan la capacitación masiva de los docentes Por ello
    se insiste en que cada uno por su cuenta debe construir su plan
    personal de capacitación y desarrollo en estrategias de
    aprendizaje.

    VII.-
    CONCLUSIONES

    En párrafos anteriores he insistido en que este
    trabajo está dirigido muy especialmente a los "maestros
    incorporados", es decir, aquéllos que han aceptado dictar
    clases frente al grupo sin más apoyo intelectual que el
    dominio del tema que se va a tratar.

    Ante esta situación y el hecho de que no
    está del todo accesible el conocimiento pedagógico
    necesario para incrementar la calidad de su docencia, he pensado
    que las ideas y comentarios aquí vertidos pueden ayudar a
    esos "maestros incorporados" a crear un nuevo estilo a su
    quehacer académico. Esto es posible mediante la
    adquisición y el dominio de algunas competencias
    básicas que les serán de gran utilidad mientras
    tienen la oportunidad de abastecerse con la sabiduría de
    tantos psicólogos, filósofos, investigadores, pedagogos y
    maestros, en toda la extensión de la palabra, que han
    dejado testimonio de su sabiduría en libros especializados
    en la acción de binomio
    enseñanza-aprendizaje.

    Estudiar y adquirir las competencias de
    comunicación efectiva, relaciones humanas de calidad y el
    autodesarrollo está al alcance de todos. Existen en todas
    las ciudades organizaciones de
    capacitación que contínuamente ofrecen estos cursos
    a todo el público y, además, en todas las
    librerías de prestigio encontramos libros desde sencillos
    hasta verdaderos tratados sobre
    estas competencias.

    Como vemos, por información no queda. Desde luego
    que el docente debe estar alerta para interpretar y realizar los
    ajustes necesarios a estos temas que están pensados y
    elaborados para el medio laboral, empresarial, industrial, etc.,
    pero que con un poco de imaginación y mucho de entusiasmo
    podrá convertir estos contenidos al ambiente de la
    educación como se ha planteado en estas
    páginas.

    Y si algo faltara, aún nos queda el Internet lleno de
    artículos, opiniones, experiencias, etc., que, una vez que
    estamos en esta dimensión de formación de
    competencias en la docencia, entramos a un ritmo de
    asimilación y aplicación práctica que nos
    permite imprimir un sello de aprendizaje dinámico a
    nuestros alumnos.

     

     

     

    CP Oscar Vargas Valdez

    Estudios de Maestría en Educación Superior
    UACH

    ( Titulación en proceso )

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