Bases para la formación de
competencias
en la docencia universitaria
Ensayo
- Antecedentes
- El docente frente al
grupo - El alumno
- La superación del
docente - Bases para la formación de
competencias - Conclusiones
En septiembre de 1958 tuve mi primera experiencia formal
de pararme frente a un grupo de
estudiantes de nivel profesional, con temas de costos de
producción. No fue una experiencia muy larga pero si
muy satisfactoria. Durante los siguientes 20 años tuve una
actividad periódica como conferencista sobre temas
relacionados con la
administración de las empresas y, en
1998, volví a las aulas como docente de nivel profesional
con temas de finanzas y
administración. Fue en esa ocasión
cuando empecé a inquietarme por la calidad de mi
desempeño por lo que, cada vez que iniciaba
un nuevo curso , me asaltaba la duda y me formulaba las preguntas
de: ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Habrá
un método que
me ayude a realizar mejor mi trabajo?.
Sin respuesta a estos cuestionamientos, yo seguí
adelante y traté de incorporar a mi clase lo más
posible de la realidad laboral,
aprovechando mi experiencia profesional de 40 años como
ejecutivo de grandes empresas de
nuestro País. Esto me ayudó mucho pues,
además de lo que mencionaba el texto elegido
para la materia en
cuestión, yo dramatizaba cada uno de los comentarios del
autor y provocaba a los alumnos para que ellos expusieran sus
inquietudes y problemas
laborales ya que la gran mayoría trabajaban y estudiaban a
la vez.
En agosto de 2000 decidí aclarar qué tanto
más podría mejorar mi desempeño como profesor y ante la
inexistencia de cursos,
diplomados o seminarios especializados sobre competencias para
la docencia, me inscribí en la Universidad
Autónoma de Chihuahua como alumno de la maestría en
educación
superior.
Terminados mis estudios, regresé a las aulas con
más claridad sobre mi tarea como profesor pero, sobre
todo, con un entusiasmo desbordado al descubrir que la docencia
me abría el espacio que se había cerrado cuando
dejé de formar parte de las empresas a las que
había dedicado 40 años de trabajo y la totalidad de
mi experiencia y conocimientos.
Esta es una nueva etapa en mi vida profesional y, creo,
la más importante y digna por la obligación que
adquiero ante los alumnos de cuyo aprendizaje soy
responsable.
1+.- Profesionistas incorporados a la
docencia
México, al igual que otros países
principalmente de habla hispana, registra que un poco más
del 90 % de su profesorado de niveles de preparatoria y
licenciatura se reclutan de las filas de empleados y ejecutivos
de empresas privadas y gubernamentales, de profesionistas
desempleados y, en ocasiones, de estudiantes que no terminaron o
están estudiando su carrera, pero que estiman tener
el
conocimiento suficiente para transferirlo a alumnos de los
primeros semestres del bachillerato. Desde luego, estas cifras
pueden ser más dramáticas si se hiciera una
investigación a fondo de la
preparación del profesorado que imparte clases en las
escuelas privadas de computación, sistemas,
contabilidad,
etc.
Se supone que a nivel primaria y secundaria la planta de
profesores debe ser cubierta por egresados de las Escuelas
Normales del País; sin embargo, es un hecho demostrable en
cualquier momento y lugar que también trabajan en estas
instituciones
(principalmente las privadas) un alto porcentaje de personas sin
esta preparación académica y en su mayoría
del sexo
femenino.
Esta realidad puede, a la vista de algunos, no ser tan
cuestionable porque estiman que es suficiente tener el conocimiento
que van a impartir y con eso ya están del otro lado. Esto
puede tener algo de cierto, pero siempre y cuando se acepte que
están trasmitiendo únicamente el contenido de la
materia,
curso, disciplina
etc. Por ejemplo, un estudiante avanzado de matemáticas desde luego que no
tendrá ninguna dificultad para enseñar las bases de
álgebra, y a una egresada de preparatoria
seguramente le será factible enseñar las tablas
aritméticas de 1 al 9; pero hasta aquí no hemos
identificado en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, lo
referente a la formación del alumno como ente social e
integrado, capaz de relacionarse positivamente con sus
semejantes.
2.- Limitaciones principales
Cuando hablamos de que el profesor trabaja con el alumno
únicamente sobre la base del conocimiento,
queremos decir que está perdiendo la gran oportunidad de
aprovechar la presencia del grupo para
que, combinado con el
conocimiento, pueda hacerle llegar al alumno aquellos
comentarios que le van a servir para formar su personalidad.
Algunos investigadores sostienen que:
Personalidad = carácter +
temperamento
Carácter =
lo genético, lo hereditario
Temperamento = lo aprendido desde el vientre
materno
Siguiendo la definición anterior, está
claro que muy poco podemos hacer para incrementar y mejorar
nuestras deficiencias genéticas, pero mucho, tanto como
queramos, podemos hacer para incrementar lo aprendido; y en este
campo se encuentra lo que aceptamos de nuestros padres, hermanos,
abuelos, amigos y, muy principalmente de nuestros profesores. De
ahí que al incrementar lo aprendido estamos mejorando
también nuestra personalidad y
creo que todos estamos de acuerdo en que esta acción
será de gran beneficio para avanzar y mejorar en nuestras
relaciones personales, con nuestras familias, con nuestros
compañeros de trabajo y con la sociedad en
general.
A esta área del ser humano es a la que estoy
dirigiendo mi comentario, nuestro País requiere de hombres
que estén listos a desempeñar nuevas funciones y
responsabilidades acordes a la época actual donde los
países forman parte del movimiento
globalizador que tanto exige a sus economías y, por
consiguiente, a sus empresas y empleados; pero ese hombre nuevo
lo será si logra desempeñarse en la sociedad con las
habilidades y competencias de comunicación efectiva y de buenas
relaciones con sus semejantes y sobre todo, saber dirigir su
propio crecimiento y autodesarrollo personal que le
permitirá ocupar los puestos clave en las organizaciones y
estructuras de
su país.
El docente debe formar parte de este grupo y esforzarse
por mejorar su personalidad; sin embargo, una limitante puede ser
la incompetencia para realizar una comunicación eficaz y, como consecuencia,
permitir que la información proporcionada al alumno llegue
a éste de manera completa, clara y sin contaminaciones.
Podemos aseverar que si no se domina la técnica de
la
comunicación, poco o nulo aprendizaje se
logrará por parte de los alumnos.
De igual forma podemos hablar de las relaciones
humanas. Lobrot señala a este respecto que el
verdadero problema actual de la enseñanza es un problema de relaciones
humanas. Por lo tanto, cuando el profesor no está
pensando en ésta dimensión, el resultado se
convierte en un proceso de
autoridad
– disciplina no
bien entendido ni aceptado por el alumno quien termina en el
mejor de los casos, obedeciendo pero sin aprender.
Cuando el profesor observa que en su desempeño y
en el de sus colegas existen estas y otras limitaciones es el
mejor momento para iniciar un cambio hacia
nuevas formas de hacer su trabajo. Es aquí cuando empieza
a buscar material didáctico y se inicia en un camino largo
y sinuoso y del que no solamente es difícil salirse, sino
que lo es también el llegar a un final ya que,
después de la lectura de
muchos y muchos libros sobre
el tema del proceso enseñanza-aprendizaje, lo único
que le queda muy claro es que nada es definitivo. Cada autor hace
planteamientos que él mismo califica de incompletos y
alienta al lector y a otros estudiosos a continuar con la
investigación.
Esto de ninguna manera es una crítica a tan
prominentes creadores de teorías
y análisis. Definitivamente hay mucho
avanzado (muy particularmente en cuanto a la educación de los
niños
se refiere); pero cuando el profesor incorporado se enfrenta al
grupo, muy poco puede hacer con todas estas investigaciones y
conclusiones porque sus alumnos hace tiempo se
convirtieron en adultos y tienen una personalidad con criterios
muy arraigados-buenos o no, positivos o negativos-pero ahí
están definiendo su manera de ser, de pensar, de creer y
de ver la vida y este es el campo sobre el cual el profesor debe
sembrar su conocimiento.
Llegado a este punto, el profesor ha identificado que
tiene limitaciones para un mejor desempeño de su función.
Este es el gran paso, el aceptarlo y estar convencido de que
puede y debe hacer mejor su tarea, ahora le queda
pendiente definir qué y cómo hacerlo.
III.- EL DOCENTE
FRENTE AL GRUPO
Hablar de este personaje nos obliga a considerarlo,
primero que nada, como un ser humano que domina el conocimiento
de alguna profesión y/o especialización, que forma
parte de una familia de la que
inclusive puede ser el responsable con o sin su pareja.
También es miembro de la sociedad en la que vive y esto
puede significarle esfuerzos y responsabilidades marginales y
además como en otras áreas de su vida tiene su
concepto de
nación.
Todo esto hace del profesor un individuo integrado con una
capacidad y disposición de ser y de hacer de acuerdo a su
personalidad, que como ya vimos antes está conformada por
su herencia genética y
lo aprendido a lo largo de su vida.
Con estas herramientas,
el profesor incorporado a una Institución de Educación Superior
(IES) tiene la posibilidad de realizar un buen trabajo por cuanto
a la transmisión del conocimiento que es de su dominio; pero,
por otra parte, si tiene limitaciones de comunicación y
relaciones humanas, difícilmente podrá cumplir con
su responsabilidad de transmitir y lograr aprendizaje
en los alumnos.
Puesto en la balanza del peso específico es muy
importante el conocimiento (o sea el qué), pero igual de
importante es el método de
reproducción (o sea el cómo) y esto
último no siempre recibe el tratamiento indicado por parte
del profesor de tal manera que la atención
a esta limitación es el primer paso que un
profesor y/o la dirección de una IES debe dar para corregir
estas deficiencias
1.- Como ser humano
Por algunas razones que no corresponde explicar en
éste trabajo, existen profesores (en todos los niveles
educativos) que se cobijan con una caracterización
según la cual su palabra, pensamiento y
obra son necesariamente los correctos y los patrones a seguir.
Esto en muchos casos provoca condicionamientos en los alumnos que
les impiden crear y fortalecer una personalidad propia e
independiente.
Esta conducta es
perjudicial para alcanzar el objetivo del
proceso enseñanza-aprendizaje. Es indispensable
reflexionar en lo que hace muchos siglos los griegos consideraban
fundamental: " primero es el ser, después el cómo
ser ". Aplicar este pensamiento en
el aula significa que los docentes debemos actuar como lo que
primero somos y primero somos seres humanos y después
somos ingenieros, médicos, contadores profesores, etc. Por
lo tanto, si trabajamos como y con seres humanos, debemos
entender que nos es propio el sentir y el vivir con emociones, y
aquí hablamos de alegría, tristeza, tensión,
éxitos, frustración, fracasos, amor, desamor
y todas aquellas que le son propias a nuestra naturaleza
humana.
Esta es una realidad absoluta que no podemos disfrazar.
¿Por qué entonces tanto empeño en
revestirnos de pompa y circunstancia si esto nos lleva al
aislamiento por parte de nuestros alumnos?
De los mayores yo siempre escuché que "cuando se
tira demasiado de la rienda, ésta se rompe y se pierde el
control del
caballo".
¿Y cuántas veces nos pasa esto con el
grupo?
¿Debemos dejar entonces que ellos, los alumnos,
sean los dueños del ambiente en el
salón de clases?
Definitivamente no. Pero, si actuamos como dueños
de nuestras emociones y
aplicamos las competencias de comunicación y relaciones
humanas, es un hecho que podemos crear en el aula un ambiente de
alegría natural pero al nivel que nosotros determinemos
saludable para que la conducta y el
respeto a sus
semejantes no se relaje. Todos, profesores y alumnos hacemos
mejor nuestras tareas y obligaciones
si estamos contentos y optimistas. No es cierto que mejor hacemos
las cosas cuanto mas las revestimos de gravedad, pues
generalmente este ambiente se transforma en gravoso, enfadoso e
intolerante. Aún así son demasiados los profesores
que gustan de entrar al salón y escuchar por ahí:
"el maestro viene con expresión grave ". Dejemos esta
actitud a un
lado, seamos competentes en la
comunicación y en las relaciones humanas y seremos
capaces de convertirnos en profesores humanos y hacer sentir a
nuestros alumnos que ellos también lo son.
Esta es la pequeña gran diferencia que
caracteriza al profesor comprometido y lo separa de aquél
a quien no le interesa darle a su clase ni el más
mínimo de valor agregado
y sólo se concreta a transmitir el conocimiento de su
materia, sin aprovechar la maravillosa oportunidad que le
presenta el estudiante para apoyarlo en la formación de su
personalidad, agregando más información al temperamento, o sea, lo
aprendido según vimos páginas
atrás.
2.- Como profesionista
Si el profesor también trabaja en una empresa, o si
él mismo es empresario, tendrá otra veta enorme y
valiosa para anticipar a su alumnado lo que será su
función
como empleado, ejecutivo, empresario, etc. Es muy valioso para el
alumno que sus profesores le hablen, le platiquen y le dramaticen
si es necesario cómo es el ambiente de trabajo en cuanto
al significado de autoridad y
responsabilidad.
Cuando el profesor es competente en la
comunicación y en las relaciones humanas, logra establecer
un canal de confianza de alto valor con el
alumno, lo cual debe aprovecharse al máximo para hacerle
llegar la información que desde ahora lo moldeará
para el futuro. Si los profesores somos más sencillos y
sinceros con nuestros alumnos, éstos aprenderán
muchos más cosas positivas de nosotros.
Los alumnos reciben en la escuela un
conocimiento fundamental que al llegar a las empresas se
transformará y especializará en lo que para cada
una de éstas necesita de la ingeniería, la abogacía, la contabilidad,
etc., y de esta manera adquieren una interpretación y
práctica muy particular dentro de cada empresa.
Si esto es así, ¿por qué no darle
al alumno un valor agregado del por qué y para qué
" de ese conocimiento sistemático que conforma nuestro
plan de
trabajo? ¿Por qué no dar ese paso adicional para
explicarles cuál es el mundo de retos y desafíos
que les espera y cuales son las reglas de oro para incorporarse
con éxito a
ese nuevo mundo? El beneficio adicional para mejorar nuestra
docencia es que, al incorporar estos nuevos conceptos en la
clase, los alumnos pueden entender nuestras señales y
aprovechar nuestras clases como un entrenamiento de
lo que será su vida laboral.
3.- Como parte de una familia
El profesor que está integrado a una familia tiene
suficiente información para interpretar adecuadamente las
actitudes
individuales y de grupo de sus alumnos, más aún
cuando el profesor es padre de familia y vive las experiencias de
formar nuevos individuos dentro de un marco de solidaridad y
tolerancia. El
alumno en varias de sus facetas es como un hijo o hermano menor
del profesor, pero esto funciona positivamente cuando el
guía adopta e interpreta de manera correcta estos papeles;
es decir, cuando consciente de que puede dar este valor agregado
a su materia da ese paso adicional con alegría y
optimismo, seguro de haber
establecido la relación humana que le autoriza a anticipar
a sus alumnos las estrategias
más adecuadas para desempeñarse exitosamente en el
futuro.
4.- Como miembro de la sociedad
Tal vez ésta es el área de mayor
aportación que el profesor puede hacer con sus alumnos.
Vivir en armonía con la sociedad no necesariamente
significa la supeditación del hombre ante
los demás. Cumplir con las reglas elementales de respeto a los
espacios y derechos de los semejantes
facilita el desempeño armónico del individuo y
fomenta el uso y la aplicación de su talento que, mientras
no sea puesto en práctica, debemos suponer es tan grande
como el que más. Sin embargo, muchos talentos valiosos se
han perdido por no adaptarse o no entender el significado de ser
parte de la sociedad, cómo por ejemplo, el no respetar un
alto del semáforo, encontrando así
la muerte, o
causándola a quien no se lo esperaba.
Esto es sólo un ejemplo de tantas vidas perdidas
en accidentes
provocados por la no identificación de estas normas
elementales.
El profesor siempre encontrará una o varias
oportunidades durante sus horarios de clase o fuera de ellos para
recalcar a los alumnos el "por qué y para qué" de
la aceptación y cumplimiento de estas reglas de
convivencia pacífica.
5.- El profesor como ciudadano
nacionalista
De las diferentes facetas que en su existencia como ser
humano vive y ejerce el profesor, llegamos a aquella que le
permite ponderar y resumir en una sola todas las orientaciones
que antes fueron descritas.
Una formación nacionalista es en la actualidad y
para el futuro próximo de gran importancia para nuestros
jóvenes, quienes deben incorporar estas ideas y la
práctica de las mismas a su mapa mental. La época
actual, con la tan mencionada globalización nos está colocando a
los mexicanos en una plataforma en donde las presiones
económicas de las grandes corporaciones mundiales, la
tecnología
de la información en manos extranjeras y la
debilitación paulatina de nuestra economía están
facilitando el que perdamos la ruta y el que los jóvenes,
por desconocimiento de nuestra historia, adopten y sigan a
ídolos de barro que nada positivo les dejan y sí,
en cambio les
facilita la dependencia económica, intelectual y
anímica. ¡Esto se puede traducir como una verdadera
pérdida de soberanía!
Es indispensable que los docentes trabajemos activamente
en estos capítulos de la formación del ser
(nuestros alumnos), con lo cual estaremos dentro del esquema que
el catedrático Lic. Miguel Fernández Pérez
denomina en su libro "Las
tareas de la profesión de enseñar" como el sistema
multidimensional cruzado. El autor sostiene que el profesor puede
y debe transitar las cuatro dimensiones del aprendizaje: el
saber, el saber hacer, el querer hacer, y el disfrutar
hacer.
Por la información que han proporcionado los
investigadores de la educación y los
sociólogos orientados a este campo, sabemos que los
estudiantes forman un mural integrado por infinidad de mosaicos,
cada uno representativo de un medio socioeconómico,
cultural, idiomático, etc., y deben asistir a un
salón de clases donde la autoridad disciplinaria y de
conocimiento está representada por un profesor que hace su
esfuerzo (no siempre el mejor) para explicar cosas,
números, reglas gramaticales, sucesos históricos
(muchos mentirosos) y más información que algunos
entienden y otros no, porque el mapa mental y/o conceptual de
cada uno es diferente. Esta variable no ha sido plenamente
evaluada para apoyar y orientar a quienes forman el universo de
alumnos con aprendizaje diferenciado inferior al término
medio.
Esta situación la encontramos presente en todos
los niveles y grados de la educación, desde
preescolar
hasta posgrado. ¿Cuántos alumnos abandonaron sus
estudios no por incapacidad intelectual, sino porque el sistema oficial y
la mecánica del docente en turno actuaron
ajenos al conocimiento previo del alumno y éste no pudo
superar los requerimientos del método de evaluación
aprobatoria de un examen, en el mejor de las veces
memorístico?
Los investigadores y los analistas de la
educación en México han
proporcionado informes
detallados y demostrativos de esta realidad; pero, hasta la
fecha, o no se ha encontrado el camino para corregir las fallas o
no existe la voluntad de quienes manejan y dirigen la
educación en nuestro país o, por último, es
tan grande el problema que rebasa su capacidad de
resolución. Mientras esto pasa, todos los días
millones de estudiantes en el país asisten a las escuelas
llevando bajo sus brazos sus libros
sí, pero también su incertidumbre de "por
qué y para qué" estudian.
1.- Su formación familiar
Debemos suponer que en cada familia de las que integran
nuestra población mexicana existe uno o los dos
padres o abuelos o tíos adultos quienes con un sentimiento
genuino de que los niños
se formen como hombres y mujeres de bien (así de
genérico); los inscriben en la escuela y se
supone que también están pendientes de su
desempeño vigilando que se cumpla con las tareas y, con
frecuencia, ayudándolos y orientándolos respecto a
la mejor forma de hacerlo.
Se supone también que esto se hace en todos los
hogares mexicanos, sin embargo, la realidad es un tanto
diferente, ya que en el país la estructura
familiar presenta características de:
- Adolescentes son madres solteras
- Adolescentes que están casados
- Adolescentes que deben trabajar para ayudar
económicamente en el hogar - Hogares sin la presencia del padre por muerte,
abandono, trabajo fuera de su ciudad, etc. - Acelerada penetración del alcoholismo
y las drogas
en niños y adolescentes
Con este panorama podemos entender que los sentimientos
de formar hombres/mujeres de bien ciertamente son genuinos, pero
que no son tan exitosos o, por lo menos, no tanto como se
deseaba.
2.- Su formación escolar
La estructura
familiar antes descrita se traslada al salón de clase y el
alumno, al pisar el terreno de su escuela e integrarse a la
comunidad
estudiantil, agrega a la carga formativa que trae de su hogar
otros aprendizajes (adicionales a los que le proporciona el
maestro) que por lo general son estos nuevos datos los que van
a modificar su criterio. Recordemos que el profesor no influye
moralmente en el alumno con la misma fuerza que lo
hacen sus compañeros de banco y
así el docente debe enfrentar una carga adicional en el
aula.
Los tiempos ya cambiaron. En unos cuantos años
hemos visto como en las escuelas (desde la primaria), las reglas
del juego son
ahora más frágiles y permisivas. De pocos
años a la fecha la indisciplina y las drogas
(¿cuál genera a cuál?) se están
infiltrando entre la niñez, los adolescentes y
los jóvenes. Desde luego que la solución no puede
quedar totalmente en manos de los docentes. Ellos pueden intentar
algunas estrategias en
base a la comunicación y el contacto con sus alumnos, pero
el docente no es autoridad cívica ni es el responsable de
cuidar el perímetro de la escuela para detener y/o
ahuyentar a los vendedores de drogas.
Muchísimo más tienen que trabajar nuestras
autoridades para contrarrestar esta monstruosidad. Mientras
tanto, las escuelas deben actuar de acuerdo al hecho de que en
sus aulas se enseñan y se aprenden conocimientos y que en
sus patios se aprenden deportes, arte y amistad; pero
también se aprenden la vagancia y la
drogadicción.
3.- Sus valores
Algunos autores sostienen que los valores se
encuentran en estado latente
dentro del ser humano y que cuando éste se enfrenta a una
eventualidad surge del inconsciente aquel valor que contrarresta,
resuelve, apoya, simpatiza o rechaza la acción
negativa.
Otros opinan que los valores al
igual que la moral son
mutantes y, por lo tanto, cada generación impone los suyos
como una consecuencia lógica
del progreso del ser humano y que por eso las condiciones de vida
deben modificarse a la velocidad y al
ritmo que impongan las nuevas generaciones.
Los más identificados con el concepto de que
el principal objetivo del
ser humano en la tierra es
evolucionar opinan que los valores
deben ser explícitos para el hombre y,
por lo tanto, debemos promulgarlos y difundirlos permanentemente
en todos los ámbitos: familiar, escolar, social, laboral,
religioso, etc.
Existen más opiniones al respecto, pero a
nosotros en esta ocasión nos interesa el que, como
docentes, no solo pidamos recibir a los alumnos con una buena
dotación de valores en su
mapa mental, sino que en cada grado escolar y atendiendo a su
edad, origen, formación, etc., podamos también
aumentar el número, la calidad y el
alcance de sus valores. Según la encuesta
nacional de juventud
(ENJ), difundida por el Instituto Nacional de la Juventud y
realizada con datos del
año 2000, viven en México
33.6 millones de jóvenes con edades que van de los 12 a
los 29 años.
En esta encuesta se
destacan los siguientes datos
El principal factor que impulsa a este grupo a salir de
su casa paterna es el deseo de casarse o vivir en pareja (80.3 %)
y sólo el 18.5% busca independencia
del hogar.
El 10.9 % de los jóvenes admite tener relaciones
sexuales con su pareja.
El 53 % de los jóvenes se casan entre los 15 y
los 19 años de edad. El 43.5 % piensa que la
educación es lo más importante para conseguir
trabajo. El 24.6 % considera que es la experiencia laboral El
12.9 % piensa que es la capacitación. Tan solo el 2.4 % piensa que
son los contactos personales.
El 80 % de los jóvenes empleados trabajan en
actividades que no se relacionan con lo que
estudiaron.
- El 55 % abandonan sus estudios por problemas
económicos. - Por lo que se refiere a la comunicación
familiar: - El 57 % no platica de sexo con sus
padres. - El 39 % no expresa sus sentimientos a los
padres. - El 55 % no lo hace sobre política.
- El 30.5 % no lo hace sobre sus empleos.
- Por otra parte, el 69.6 % se considera muy
feliz.
Con las opiniones vertidas en esta encuesta del
Instituto Mexicano de la Juventud podemos entender que nuestra
juventud (al menos hasta el año 2000), sí tiene
definido qué quiere y qué le interesa y qué
no le interesa. También podemos inferir cuánto y en
cuántas áreas los maestros podemos participar en la
formación y reafirmación de sus valores.
1.-El docente incorporado
Como ya lo mencionamos en páginas anteriores, es
muy alto el porcentaje de maestros incorporados a las aulas ya
sea por accidente, falta de trabajo, curiosidad,
invitación de un amigo, tiempo ocioso,
etc , que requieren y demandan una capacitación básica que les permita
adquirir competencias para desempeñar mejor esta tarea tan
fundamental para el crecimiento individual del futuro
profesionista.
Hasta la fecha, la capacitación del docente
universitario se ha llevado a cabo, principalmente, mediante
programas que
refuerzan el conocimiento base de su materia, mucho
(últimamente) también en sistemas de
información y computación, pero poco, muy poco del
cómo hacer llegar el conocimiento a los alumnos. En este
campo se han diseñado cursos sobre didáctica que los maestros adquieren y en
ellos se apoyan para mejorar y eficientar su tarea. Sin embargo,
son pocos los instructores y los cursos diseñados sobre
esta estrategia. En el
caso de las escuelas preparatorias (y muy particularmente las
privadas), el panorama es más desalentador ya que los
cuadros de maestros tienen el mismo origen que el del maestro
universitario, pero agravado por la poca o nula experiencia
profesional del que enseña y, por lo tanto, su
capacitación es más urgente.
2.- Las opciones para su
capacitación
Siguiendo el sentido y orientación del presente
trabajo, me referiré a la capacitación
instruccional, es decir, a la adquisición de competencias
por parte del docente que le permitan hacer llegar el
conocimiento a sus alumnos con resultados reales de
aprendizaje.
En nuestro país la capacitación formal
para el docente que pertenece al sistema oficial consiste en
cursos sobre variados temas que se programan durante los
períodos vacacionales. Estos programas pueden
ser integrados con las solicitudes de los propios maestros o en
base a cambios y ajustes que el sistema oficial
determine.
En todo caso, la oportunidad de que un profesor se
capacite en pedagogía quedará condicionado a la
posibilidad de que ese tema sea incorporado a los programas que
diseñan las autoridades escolares. En caso contrario, su
única opción será recurrir a libros y
revistas especializadas con la esperanza de encontrar respuestas
a sus inquietudes.
Por lo que se refiere a los docentes del sector privado,
el problema se convierte en crítico, ya que ellos poco
reciben de capacitación instruccional y tampoco conocen el
qué, el porqué y el cómo de los cambios que
generan las autoridades del sistema oficial.
Nos encontramos, pues, ante un panorama en el que existe
poco apoyo para la capacitación instruccional del docente
universitario y menos aún para los de preparatoria y
secundaria.
Por otra parte, el sistema educativo nacional no permite
que se estudien materias aisladas de un currículo diseñado y establecido
para una carrera determinada, ya sea normalista, de licenciatura
o de posgrado. Esto significa que si alguien desea adquirir ese
conocimiento pedagógico debe hacerlo inscribiéndose
desde el primer nivel como alumno regular y estudiar toda la
carrera o el posgrado.
Desde luego, pocos son los docentes que tienen el tiempo
suficiente para regresar a la escuela en busca de un mejoramiento
de su calidad instruccional.
Este trabajo no pretende ahondar más en los
estudios que tantos prestigiados y honorables investigadores han
realizado para demostrar el daño enorme que los docentes
improvisados hacen a los alumnos al reproducir no sólo el
estilo de quienes les enseñaron, sino también al
reproducir año con año los mismos conceptos
contenidos en los mismos libros, sin agregar a su clase
información actualizada, trasmitiéndola
eficientemente y con un mínimo de interés
para el alumno. Ante esta gama de estilos anti-aprendizaje el
alumno se desconcierta, se desanima, se abstrae, se ausenta y
termina en muchos casos por abandonar sus estudios.
Lo que sí pretende es compartir de la manera
más clara y sencilla este material ya probado ante un buen
número de docentes y que puede ser útil para
profesores de los niveles de secundaria, preparatoria y
licenciatura.
BASES PARA LA
FORMACIÓN DE COMPETENCIAS
1.- Comunicación
La comunicación, para que se dé, requiere
de un emisor, de un receptor y del mensaje transmitido. Sin
embargo, esta definición tan simplista presenta una
variedad de situaciones que impiden se realice de manera
eficaz.
Algunas de las complicaciones que este proceso puede
enfrentar se refieren a:
- Interpretaciones del emisor, quien supone que su
mensaje es claro y que el receptor tiene la información
previa necesaria para su comprensión. - Deficiente interpretación del receptor causada
por errores en la decodificación del
mensaje. - Confusión por parte del receptor cuando su
mapa
conceptual o mental no tiene coincidencias con el del
emisor. - Agravando el caso, se tienen las barreras
psicológicas del receptor en cuanto a no querer
registrar o decodificar lo desagradable y sí aquello que
se desea ver y oír.
Como podemos observar, la comunicación eficiente
depende más de la capacidad interpretativa del receptor.
Es por ello que en la Sorbona de París se
estableció, desde siglos atrás, que se debía
aprender dado que los mensajes se descifraban de acuerdo al
conocimiento de quien los recibía.
Aplicando lo comentado a nuestro salón de clases,
tenemos que el profesor debe estar preparado para identificar el
mapa
conceptual de sus
alumnos, quienes además presentan grandes
diferencias entre ellos no solo en su capacidad, sino en sus
conocimientos previos. Esto nos lleva a consideraciones mayores
porque cada individuo es único y, por lo tanto, el
profesor debe realizar de manera permanente un sondeo que le
permita ubicar, al menos en forma general, la capacidad del
alumno para decodificar y aprender sus
enseñanzas.
Esto no es un asunto fácil. Por lo general, en un
salón de clases (al igual que en cualquier grupo que se
reúna para intercambiar puntos de vista), vamos a
encontrar que de 30 alumnos tan solo 8 ó 10 serán
los activos
participantes que aportarán comentarios o puntos de vista
del tema en cuestión. Desafortunadamente, así se
comportan los grupos; el resto
de la clase permanece callado, a la expectativa, y el docente no
sabe si están al menos mentalmente dentro del tema o sus
pensamientos andan tan lejos que el conocimiento para ellos ya se
perdió.
Por eso es que el docente está continuamente
preguntando al grupo si todos han entendido o si es necesario
ampliar la explicación. Esta retroalimentación podría dar la
pauta del grado de avance que se lleva en el curso, pero como no
hay participación o ésta es mínima, y en
todo caso contestan que sí entendieron, el docente no
tiene más alternativa que hacer preguntas a quemarropa
dirigidas a los callados o seguir adelante sabiendo que algunos
(¿cuántos ?) traen su mente recorriendo otros
territorios más atractivos para ellos.
Obviamente en este caso la comunicación no se dio
por falta de atención del receptor. Otro caso muy
común en el que falla la comunicación es provocado
por la
personalidad del alumno quien no está educado para
preguntar, o para con toda sinceridad decir "no entendí" o
simplemente pedir que se repita la exposición.
Una falla que aún permanece en nuestra cultura es que
no reclamamos un mal servicio. Las
empresas de atención al público (tales como
restaurantes, transportes, supermercados, tintorerías,
etc.) harían su trabajo con más calidad si en cada
ocasión que lo ameritara, se hiciera una
reclamación al empleado o propietario. Tenemos todo el
derecho a recibir la calidad que nos han ofrecido a cambio de
nuestro dinero. Sin
embargo, por pena, por vergüenza por o el que dirán,
la persona se queda
callada y, salvo muy dignas excepciones, no presenta su
queja.
Por lo general, nosotros los mexicanos confundimos las
buenas maneras que desde niño le han enseñado en
casa orientadas explícitamente a no objetar lo que digan
sus mayores, a no contradecir, a no quejarse, etc., por lo que
crecemos con estos dizque valores Y cuando adulto, en lugar de
expresar nuestra inconformidad o nuestra insatisfacción,
nos quedamos
callados rumiando nuestro coraje y frustración.
Así, generaciones van y generaciones vienen, sin
evolucionar en algo tan natural como el pedir que se nos atienda
en función de la contraparte, que en este caso son los
honorarios pagados por el servicio.
¿Pero que tiene que ver esto con la
comunicación entre el alumno y el profesor?
¡Mucho!
Vamos por partes: el alumno que tiene el perfil antes
descrito va a enfrentarse en sus estudios superiores con
dificultades adicionales de las que ya tiene con el aprendizaje de
la materia en turno. Por no pedir mayor explicación
(entiéndase solicitar, reclamar, etc.), se quedará
con espacios vacíos en el aprendizaje,
que tal vez un compañero o persona cercana
pueda resolver; pero no está evolucionando para superar
esta deficiencia que cuando terminen sus estudios le va a seguir
complicando la vida, aunque ahora en su desempeño laboral,
y probablemente continuará con esta limitación que
lo llevará años después, cuando padre, a
reproducir esta cultura con
sus hijos.
El profesor debe estar muy atento a estas señales
y explicar a sus alumnos la necesidad de una mayor
participación y honestidad al
aceptar haber comprendido la clase. Debe explicárseles que
la comunicación oral nos permite la
única y gran oportunidad de lograr que nuestro
interlocutor, en este caso el maestro, haga mejor su trabajo, que
equivale (en otra dimensión) a decírselo al
policía, al agente de tránsito, al presidente
municipal, al diputado, etc. Otro país sería el
nuestro si no calláramos tanta mediocridad.
Visto así, la tarea del profesor es ardua y
desgastante pero no hay alternativa pues, si queremos lograr
aprendizaje en nuestros alumnos, debemos aprender a ser cada vez
mejores comunicadores.
Es cierto, algunos profesores no coinciden con este
punto de vista y resuelven la problemática con el criterio
expresado a sus alumnos cuando en el primer día de clases
les avientan el escopetazo de "Señores, mi
obligación en este salón es la de enseñar y
la de ustedes la de aprender".
Durkhein nos dice que "educación es la
acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que
no están maduras para la vida social" Por su parte,
Gagné establece que "las estrategias de aprendizaje son
las destrezas de manejo de sí mismo que el aprendiz
adquiere presumiblemente durante un período de varios
años, para gobernar su propio proceso de atender, aprender
y pensar. A través de la adquisición y refinamiento
de tales estrategias, el alumno llega a ser un aprendiz y un
pensador independiente".
Estos dos grandes pensadores nos dejan aún
más claro la importancia de acrecentar el mapa conceptual
del receptor y nos ubican a los profesores en una plataforma
desde la cual debemos incrementar de manera constante y
permanente nuestra calidad de comunicadores, porque el
aprendizaje del alumno es también nuestra
responsabilidad. Así, somos emisores que lanzamos un
mensaje, pero debemos cerciorarnos de que nuestros receptores han
hecho la decodificación correcta para que podamos estar
tranquilos de haber cerrado exitosamente el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
También debemos lo profesores tener la habilidad
suficiente para separar el contenido o información del
mero acto de emitir el mensaje, pues una cosa es saber comunicar
y otra el conocimiento de lo que estamos comunicando.
Todos, (estoy seguro) los que
alguna vez fuimos estudiantes, tuvimos la experiencia de asistir
a la clase de un profesor del que decíamos: "sabe mucho,
pero no sabe enseñar". ¿Qué
implicábamos con esto? !Que no sabía comunicar su
conocimiento!
Cuál será el juicio que de nosotros hacen
los alumnos?
Ser mejores comunicadores es una tarea que no tiene fin
ya que siempre estaremos en la posibilidad de ser más
competentes en este campo y nunca debemos olvidar que el mucho
dominio del
contenido de la materia asignada no resuelve ni compensa nuestra
ineficiente comunicación.
Aquí enfrentamos otro problema. El maestro del
sistema de educación pública asiste o tiene la
posibilidad de asistir a cursos de actualización que se
ofrecen periódicamente en casi todas las instituciones
educativas, pero, por lo general son capacitaciones de
reforzamiento de sus programas de trabajo. En el caso del docente
universitario, generalmente acude por su cuenta a capacitaciones
de actualización del contenido de la o las materias que
expone en el salón de clases.
Pero y la capacitación pedagógica donde la
realiza? Podemos afirmar que en ninguna parte ya, que nuestro
sistema educativo opera en forma lineal; es decir, tendría
que inscribirse en la Escuela Normal Superior para estudiar la
licenciatura en educación
superior, ya que no existe la posibilidad de inscribirse a
clases específicas para adquirir este conocimiento que le
permitiría complementar y eficientar su labor. Para
hacerlo más grave, en nuestro país las
universidades públicas no están autorizadas para
impartir la licenciatura en educación superior.
Este es el esquema y la realidad a la que pertenece el
docente incorporado (figura central de este trabajo) y por esto
mismo se insiste en que la adquisición de competencias,
como es el caso de la comunicación efectiva, debe ser
parte de su proyecto de
autodesarrollo que se tratará en capítulo
posterior.
Regresando a nuestra participación en el
aprendizaje, recordemos lo que otros pensadores han establecido
en cuanto a que al alumno que no quiere aprender, no hay poder humano
que logre persuadirlo. Es muy cierto, pero ¿cuántos
de estos casos nos encontramos en nuestro camino?
Pocos. Entonces los otros, la gran mayoría,
sí son nuestra responsabilidad que logren el
aprendizaje.
Sabemos de otros pensadores que debemos enseñar
sólo aquello que se puede enseñar, es decir, lo que
se puede aprender. Puesto que el alumno sólo aprende
plenamente lo deseado y lo que tiene interés
para él, debemos procurar que sienta que su aprendizaje se
relaciona con sus intereses y al mismo tiempo venderle la idea de
que no es importante el 6 ó el 10 de calificación,
sino el aprendizaje formativo en el que se incluyen valores, por
ejemplo, de honestidad,
solidaridad, etc.
Finalmente, este proceso nos lleva a acostumbrar al estudiante a
entender las cosas como son y no como él quiere que
sean.
Para apoyar al maestro en esta odisea, recordemos que
existen métodos
para adquirir el dominio de "aprender a aprender" que le
facilitará y permitirá reproducir a sus estudiantes
las estrategias con las cuales ellos estarán habilitados
para lograr aprendizaje y fortalecer su progreso
escolar.
No orientar nuestros pasos hacia este rumbo significa
correr el riesgo de quedar
incorporados en la sentencia de Durkheim,
quien consideró:
"Cuando un docente aprende o establece un sistema
educativo y sólo con ése quiere desarrollar su
tarea, comete el error de enseñar a los jóvenes lo
que aprendió de sus viejos maestros, con lo cual lo
único que hace es una reproducción de conocimientos de viejos
modelos, por
lo que nunca introduce una novedad".
El profesor que quiere mejorar su comunicación en
el aula debe considerar entre otros los siguientes recursos:
Utilizar palabras entendibles para los alumnos. Es
cierto que debe hacer uso correcto del lenguaje, pero
eso no significa correr el riesgo de que su
vocabulario por pesado no sea decodificado
correctamente.
Hacer uso de la claridad para exponer las ideas base de
su exposición; hacer lógicos y
coherentes sus planteamientos
Dominar la síntesis
para expresar criterios, contenidos, teorías, ensayos, etc.
cuando se trate de reforzar un conocimiento.
Ante la divergencia de criterios, hacer notar con
seguridad el
error (si es que existe) del estudiante, pero aceptarle su
inconformidad.
Los contenidos de las ciencias
sociales son creaciones de la mente humana susceptibles de
llegar a ser modificadas en el futuro (que es de los
jóvenes) con lo cual harán lo mismo que hicieron en
el pasado los que en su momento decidieron el actual sistema de
regulación y control del
comportamiento
humano.
El tema es muy extenso, por lo que finalmente queda la
solicitud al docente que esto lea que valore adecuadamente la
importancia de una comunicación efectiva con sus alumnos
y, si está de acuerdo en que es una competencia
fundamental, se autocapacite por medio de libros, conferencias,
revistas especializadas, internet, etc., ya que no
existen otros medios; pero
que además les informe a sus
alumnos la importancia que para ellos tiene el dominio de una
comunicación efectiva.
2.- Relaciones humanas
Las buenas relaciones humanas son la demostración
palpable de nuestra capacidad para entendernos bien con nuestros
semejantes. Sin embargo, esta aparente sencillez contiene el
ingrediente fundamental de que en nuestro yo interno aceptemos
realmente a nuestros congéneres. Si no contamos con esta
cualidad, será muy difícil que podamos establecer
relaciones humanas efectivas.
Por lo tanto, antes de iniciar cursos o seminarios de
aprendizaje sobre este tema, sería muy conveniente que
investigáramos si dentro de nuestro corazón
tienen cabida los seres humanos que nos rodean, los conozcamos o
no, los tratemos o no, nos simpaticen o no.
Dentro de la escuela sostenemos relaciones humanas con
las autoridades escolares, con nuestros colegas, con el personal
administrativo y con los alumnos y a través de ellas
reflejamos nuestra capacidad de aceptación a los
demás.
Cuando la afirmación de que todos somos iguales
forma parte de nuestro mapa mental, se mejora de manera
importante nuestro desempeño frente a los demás y
al mismo tiempo estamos más abiertos a identificarnos con
otros puntos de vista, aún cuando no estemos dispuestos a
incorporarlos a nuestra personalidad.
Los humanos somos muy complicados en la forma de ser y
de pensar y al paso del tiempo hemos afianzado más en la
mente el proceso comparativo que hacemos de manera casi
automática cuando nos encontramos con alguien a quien no
conocemos. La reacción primaria es la evaluación
de si somos más o menos que esa persona, aún cuando
no estemos en la posibilidad de comprobar si tenemos más
bienes
materiales,
más conocimientos, más educación, etc. y a
partir de las auto respuestas elegidas (no las reales), definimos
el trato que vamos a obsequiar a ese individuo.
Si trasladamos esta manera de actuar al salón de
clases, seguramente vamos a dar a los alumnos un trato de persona
inferior aún y cuando más adelante se cumpla la
sentencia del "alumno que superó al maestro". Esta
actitud es muy
agresiva para la formación de la
personalidad del estudiante, quien debe recibir de nosotros
los docentes grandes dosis de motivación
y orientación.
Regresando al comentario inicial de que las buenas
relaciones humanas son la demostración palpable de nuestra
capacidad para entendernos con nuestros semejantes, podemos
encontrar en estas líneas ideas convertibles a opciones
para mejorar las relaciones con los alumnos, pero también
encontraremos la gran oportunidad para orientarlos en este campo
que para ellos será de vital importancia cuando se
incorporen a su fuente de trabajo.
Es nuestra obligación como docentes analizarnos
respecto a las consideraciones siguientes:
- Nos molesta tener que informar a los demás
sobre asuntos que consideramos personales (aunque a veces no lo
sean) - Poco interés ponemos en escuchar puntos de
vista que no coinciden con los nuestros. - Poco interés ponemos en conocer los anhelos y
tribulaciones de los demás. - La solidaridad con el dolor y los sentimientos de
nuestros semejantes es superficial.
Es cierto que tenemos una larga lista de explicaciones y
porqués para justificar estas actitudes,
pero en el fondo sabemos que equivocamos el camino y no
aprendimos a administrar adecuadamente estas actitude, y ahora
cada día que pasa nos parece más difícil
cambiar. Sin embargo, estamos obligados a separar nuestras
carencias tan arraigadas de la oportunidad que podemos brindar a
los estudiantes para elegir otro sendero que les facilite el
éxito
en su desarrollo
personal y laboral
Es una verdad irrebatible que todos al nacer (salvo
problemas genéticos degenerativos) llegamos al mundo con
iguales oportunidades y los científicos se han encargado
de demostrar que el cerebro del
recién nacido va a evolucionar en cantidad y calidad
directamente proporcional a la información ordenada,
positiva, válida y entendible que sus padres y
demás personas que lo rodean le comuniquen, expliquen y
evalúen.
La evolución incompleta del cerebro de un
nuevo ser va a detectarse en los primeros años de la
escuela, pero como nuestros métodos
educativos no previenen la incorporación de los datos
ausentes. El niño, luego adolescente, luego joven y ya
casi adulto llega a la universidad a
golpe y porrazo con un marcado faltante de información que
le impide avanzar de manera normal y, una vez más,
encontramos que nuestros sistemas
educativos poco o nada pueden hacer porque no contemplan el
cómo corregir esta fatalidad.
Por el contrario, se les clasifica como reprobados, se
les aplican restricciones y se les amenaza con darlos de baja si
no aprueban sus exámenes de acuerdo a reglamentos. Y en
todo este proceso ¿dónde quedaron las relaciones
humanas?
Si los padres (por su origen, nivel
socioeconómico, analfabetismo,
ignorancia, etc.) no pudieron atender y orientar ordenadamente la
evolución del cerebro de ese estudiante,
por ello ¿es el responsable?
Ciertamente, la solución del problema planteado
así es de dimensiones gigantescas tanto que
únicamente los países con economías muy
avanzadas están trabajando en este campo. Pero antes de
usar el garrote, nosotros podemos usar desde preescolar una
dosis de relaciones humanas que mucho hará por el
niño (después adulto) para motivarse a realizar el
esfuerzo adicional necesario para adquirir ese conocimiento
faltante y todavía será más constructivo el
saber que se preocuparon por su situación y lo atendieron
solidariamente.
Cuando identificamos estos casos en la universidad,
debemos hacer lo mismo: hablar con el estudiante, explicarle su
situación, motivarlo y orientarlo sobre el cómo
adquirir el conocimiento ausente. En las universidades oficiales
podremos ver próximamente cambios significativos con la
puesta en marcha de las tutorías.
Reiterando que la función principal del docente
es provocar el aprendizaje en sus alumnos, es posible agregar
algunas consideraciones que motiven a quienes se interesen
realmente en el problema.
De manera muy general, el alumno que no estudia es
porque no quiere, por limitaciones de orden fisiológico,
psicológico, etc., o porque no sabe cómo hacerlo.
Si está en el primer caso, ya mencionamos antes que nada
puede hacer el docente. Si corresponde al segundo caso, la
solución tampoco está en la acción del
docente. En el tercer caso, el aprendizaje del alumno es casi tan
limitado como en los otros dos, pero la diferencia está en
lo mucho que se puede hacer por él.
Para avanzar en esta posible solución es
necesario que como docentes hagamos desde el primer día de
clases una investigación que nos permita saber de nuestros
alumnos las manifestaciones de:
- Diferencias raciales o de origen
socioeconómico que consideremos limitantes - Falta de información veraz, oportuna y
suficiente en el transcurso de sus etapas
formativas - Falta de método para estudiar o método
erróneo - Incompetencia del o los docentes a cargo de su
formación
Sin pretender establecer parámetros
psicológicos que definan y delimiten estos grupos de manera
científica, sí podemos, si queremos hacerlo,
identificar si uno o varios de los estudiantes caen dentro de
estas grandes clasificaciones y, de ser así, hablar por
separado con cada uno de ellos explicando en que consisten
nuestras observaciones y con sus respuestas confirmar nuestra
apreciación. De esta manera podemos provocar su
participación y simultáneamente hacer nuestro
máximo esfuerzo por escuchar y escuchar tanto como sea
necesario, lo que tengan, quieran o puedan decirnos, inclusive de
nuestra incapacidad para educarlos.
Es probable que la respuesta que nos dediquen sea un
sonoro silencio, lo cual será significativo de que antes
no se puso atención a su problemática y por ello
ahora no les es fácil hablar de inmediato de estos temas.
Ante esta actitud, debemos insistir ofreciendo al alumno
ejemplos, muchos, tan reales como sea posible, mejor si las
historias forman parte de nuestra experiencia o son testimonios
de primera mano. No olvidar que la mente del estudiante
está en formación y por lo tanto deseosas de
conocer cosas nuevas e interesantes.
Este proceso exige del docente el saber escuchar (nada
sencillo), por lo que será indispensable controlar nuestra
vocación de "autoridad" en el aula y aprender, si no lo
sabemos, a no emitir juicios que nos impidan saber qué es
lo que piensan y/o necesitan los alumnos. Si logramos conocer sus
necesidades e intereses, estaremos en la posición
envidiable de ayudarles a conseguir la información que les
hace falta para avanzar en la tarea del aprendizaje.
¡Y esto es relaciones humanas de
calidad!
3.- Autodesarrollo
Somos lo que hacemos cada
día
De modo que la excelencia no es un
acto
Sino un hábito
( Aristóteles )
El principal enemigo para no evolucionar es nuestra
resistencia al
cambio.
Desde hace muchos años esto es tema de
investigación por parte de psicólogos,
sociólogos, humanistas y otros analistas estudiosos del
comportamiento
del género
humano. Aprovechando el camino que ellos han recorrido, podemos
mencionar algunas de las explicaciones más comunes que
expresan quienes oponen su resistencia.
- Lo que hago ahora está bien hecho
- El jefe así lo quiere
- Estas reglas son inflexibles
- No creo estar facultado
- No estoy capacitado (y muchas más)
Refugiado en estas opiniones el individuo se predispone
a no tomar decisiones y, lo que es peor, a creer que no es capaz
de cambiar su personalidad.
La educación familiar tan llena de reglas
morales, de comportamiento social y de obediencia, influye en
muchos casos de manera sustancial en la paralización y
limitación de la creatividad
del niño. Más adelante los maestros de estilo
conductista le reafirman esa manifestación, con lo cual
colaboran en la preparación de un adulto bien condicionado
para no aprender a reclamar sus derechos ante una sociedad y
un gobierno
insensibles.
Es cierto que en la actualidad la educación
está cambiando y cada vez más maestros trabajan con
métodos orientados al aprendizaje
significativo. También es cierto que en los hogares de
hoy la disciplina de los menores no es tema de orgullo para
muchas familias, al contrario, es tema de preocupación.
Pero esto deja al joven de hoy en una posición muy
frágil en cuanto a saber cómo reconstruirse y
hacerse llegar las herramientas y
competencias necesarias que lo lleven a cumplir
satisfactoriamente su papel en la
vida.
En la actualidad, las empresas se encuentran en abierta
competencia con
productores de otros países como resultado de la
globalización. Esto ha incrementado las demandas de
más conocimientos, pero sobre todo "competencias" a los
egresados de las IES. La realidad que enfrentan los nuevos
profesionistas es para ellos decepcionante. Creen haber obtenido
el conocimiento necesario para cumplir con una responsabilidad
laboral y después de ser entrevistados descubren que su
perfil es bajo y que deben iniciar un nuevo camino para adquirir
lo que les falta y poder aplicar
de nuevo su solicitud.
Desde luego, ni el currículo universitario actual, ni los
programas de los maestros pueden resolver esta situación.
Las competencias que demandan las empresas no forman parte de los
conocimientos que imparten la gran mayoría de las IES.
Algunas de ellas se están iniciando en este campo, pero
tampoco será posible abarcar todo el abanico que desean
las empresas, ya que éstas se encuentran en una carrera
contra el tiempo para implementar y poner en el mercado aquellos
productos que
son el resultado de la aplicación de nuevas
tecnologías y que en esta economía globalizada
aparecen como obsoletos, o no funcionales, los inventos de tres
o cuatro años de antigüedad. Hace veinticinco
años se hablaba de empresas que podían asegurar
trabajo de por vida. Ahora, un egresado debe saber que, como
consecuencia de los cambios tan vertiginosos, podrán
cambiar de empleo en
promedio hasta siete veces antes de terminar su vida
profesional
Es por esto que los docentes del nivel de secundaria en
adelante estamos obligados a hacer una labor efectiva y, de
manera consistente, de orientación y convencimiento para
que el estudiante adquiera el hábito de capacitarse de
manera autodidacta en el mayor número posible de
competencias que le demandarán al solicitar un trabajo
poniendo énfasis en aquellas tecnologías que le
harán llegar el conocimiento de manera virtual.
Para esto será indispensable que primero los
docentes nos eduquemos haciendo lo propio, es decir,
capacitándonos de manera autodidacta (si no lo podemos
hacer con estudios formales), ya que nadie puede enseñar
lo que no sabe y nunca convenceremos a otro de algo si no estamos
previamente convencidos de eso. Para darnos una idea de las
competencias que están demandando las empresas a los
egresados de las IES, a continuación se presentan algunas
ya muy tipificadas:
Supracompetencias y competencias (
Dulewicz 1989 )
( Para gerencias intermedias )
1.- Intelectuales Perspectiva
estratégica
Análisis y valoración
Planeación
y organización
2.- Interpersonal Manejo de personal
Persuasión
Asertividad y
decisión
Sensibilidad interpersonal
Comunicación oral
3.- Adaptabilidad Adaptabilidad y
resistencia
4.- Orientación a resultados Energía e
iniciativa
Motivación
al logro
Sensibilidad para realizar negocios
Competencias Básicas
( De acuerdo a literatura internacional
)
1.- Habilidades básicas
Capacidad lectora
Escritura
Aritmética y matemáticas
Hablar y escuchar
2.- desarrollo del
pensamiento
Pensamiento creativo
Solución de problemas
Toma de decisiones
Asimilación y comprensión
Capacidad de aprender a aprender y razonar (
organizar
conceptos )
3.- Cualidades personales
Autorresponsabilidad
Autoestima
Sociabilidad
Autodirección
Integridad
Como podemos observar, la mayor parte de estas
competencias están al alcance de los estudiantes y pueden
adquirirlas mediante un plan de trabajo
que de manera personal puede realizar cada uno por su cuenta.
Pero como se dijo arriba, es indispensable que primero el alumno
tenga bien registrado en su mente el objetivo de qué debe
auto desarrollarse no sólo para ingresar a una empresa, sino
para crecer y ascender en su estructura y finalmente que entienda
que el estudio permanente será una tarea a cumplir por el
resto de su vida, ya que las competencias no sólo se
requieren cuando se trabaja, sino también se han
convertido en una opción para elevar en lo general nuestra
calidad de
vida.
Una vez más debo insistir en que las ideas
vertidas en este ensayo
están dirigidas principalmente a aquellos docentes
incorporados extraídos de sus actividades profesionales y
que ahora están frente a grupos sin antes haber recibido
preparación alguna sobre la responsabilidad de formar
profesionistas. Cuando se carece de esta preparación, el
docente se refugia en el "saber" de su materia y, en
compensación equivocada, adopta actitudes que no le ayudan
para lograr su cometido, sino por el contrario, lo empujan a
ubicarse en algunos de los estilos más comunes y
claramente definidos por el maestro Miguel Fernández
Pérez en su libro Las
tareas de la profesión de enseñar – Siglo
veintiuno de España
Editores SA, cuya interpretación personal hago a
continuación:
1.- El profesor irresponsable que no se ha
identificado como formador de profesionistas y, por lo tanto,
se limita a cumplir con el programa de su
materia con un método conductista y memorizante que muy
poco le va a servir al grupo.
2.- El profesor que no comprende que sus alumnos son
sus clientes y que
debe dejarlos satisfechos. Por el contrario, sólo busca
estar bien con la autoridad educativa que es quien le paga el
sueldo y disculpa sus fallas.
3.- El profesor que se aferra a un libro de texto y no
investiga la existencia de otras ideas, prácticas y/o
experiencias que enriquezcan el conocimiento del
estudiante.
En la medida en que el profesor avanza en su
capacitación formal o autodidacta va superando estas
limitaciones (si las tuvo) y avanza a los niveles más
edificantes de la profesión y que lo colocan como
:
4.- El profesor que se preocupa porque sus alumnos
aprendan lo mejor posible el contenido de su materia, pero
además trata con el grupo la manera de relacionar estos
conocimientos con los de las otras asignaturas de manera tal
que el estudiante encuentre y actúe de acuerdo al
sentido de currículo de su carrera. Este es un paso
adelante que permite al alumno una más fácil
integración con la sociedad.
5.- El profesor que además se preocupa porque
el alumno comprenda la importancia no tan sólo de
adquirir este conocimiento, sino como se dijo antes, que
comprenda que debe llevar a cabo un plan de autodesarrollo
constante mediante la adquisición de competencias que lo
prepararán para ser exitoso en su trabajo, y en su vida.
Este es el profesor formador de profesionales
Cuando hablamos de autodesarrollo, por lo general nos
referimos a la adquisición de conocimientos
técnicos y, si bien es cierto, también lo es el
hecho de que antes debemos comprender y aceptar el significado de
lo que decía Sócrates:
"No existe el enseñar, solo existe el aprender." Sócrates
ayudaba a aprender haciendo preguntas y dejando al otro encontrar
la respuesta. El creía que se podía ayudar a la
gente a comprender, pero no se podía hacer que la gente
comprendiera. En la actualidad, a este método lo llaman
"Coaching" El
"coach" o entrenador es la persona que ayuda a su entrenado a
desarrollar habilidades. Esta práctica requiere que nos
olvidemos de que somos nosotros quienes desarrollamos las
habilidades de nuestros alumnos, sino que ellos son quienes las
desarrollan. El aprendizaje mediante la "solución de
casos" es una demostración clara del "coaching".
Una vez que estamos de acuerdo con Sócrates, lo
que sigue es cómo aplicar en un salón de clases de
30 alumnos o más este método cuando nuestro tiempo
es limitado y calculado para cubrir un programa que, a
su vez, tiene su origen en un currículo universitario. Sin
embargo, y como lo veremos más adelante, este aprendizaje
es una de las competencias que las empresas demandan de sus
empleados, por lo que estamos obligados a hablar de todo esto con
los estudiantes para facilitarles tanto el ingreso a un empleo como su
desarrollo y
crecimiento en el mismo.
¿Cómo aprendemos?
Desde la antigüedad, el hombre ha
buscado incesantemente la respuesta a esta pregunta. Ya en el
siglo V a.c., Confucio escribió:
Oigo y olvido
Veo y recuerdo
Hago y comprendo
A esta búsqueda se han sumado filósofos y una lista interminable de
psicólogos de todo el mundo que aún siguen
construyendo teorías y prácticas que intentan
demostrar el proceso mental que se lleva a cabo para lograr el
aprendizaje. Un gran avance para la humanidad será el
día en que se explique de manera lisa y llana este
fenómeno y será un descubrimiento espectacular que
hará una nueva separación de la humanidad antes y
después.
Si volteamos la vista a nuestros grupos de estudiantes
de ahora y de antes, incluyendo a los de nuestros colegas,
observaremos que el rango de aprendizaje es incierto y que la
verdad se oculta entre las muy variadas prácticas de
evaluación que de manera inconsistente utilizamos todos
los docentes y que contienen una dosis no proporcional de
objetividad en las respuestas de los alumnos y de subjetividad en
nuestras apreciaciones, simpatías, antipatías,
complejos, etc.
Todo esto nos lleva a no saber distinguir si un alumno
tiene un método eficiente de aprendizaje o es de un
coeficiente intelectual alto que le facilita el proceso o cuanto
hay en él de cada uno de estos elementos. Ante esta
realidad, sólo nos queda aceptar que, incluyéndonos
a nosotros, es incierto e ineficaz el método de
aprendizaje que se aplica para obtener el conocimiento. Esto
debemos hablarlo abiertamente con los alumnos
explicándoles que en razón del desconocimiento por
parte de los profesores de todos los niveles de enseñanza,
no se les ha trasmitido a ellos el cómo aprender y, por lo
tanto, ésta debe ser su meta principal: descubrir e
inventar su propio método de aprendizaje. El estudiante
que no lo encuentre pronto se verá relegado y al tiempo lo
asaltará la frustración y el desengaño
porque se preguntará ¿y entonces para que fui a la
universidad?
Líneas atrás se dijo: "nadie puede
enseñar lo que no sabe". ¿Y qué tanto
sabemos los profesionistas incorporados a la docencia sobre
aprender?
Casi podemos afirmar que la inmensa mayoría se
mueve dentro del método conductista (aunque ni siquiera
sepa que es eso), que, dicho sea de paso, nunca estará de
sobra; pero lo peor es que ni siquiera este método es bien
llevado por esos profesores incorporados, creando con ello
más confusión que conocimiento.
Debemos entonces insistir con el alumno en que aplique
diferentes prácticas combinando: poner atención en
clase, entender lo que está leyendo, anotar comentarios
que le parezcan interesantes, discutir con sus compañeros
lo que le parezca interesante o dudoso e investigar otros
enfoques del mismo tema que se está tratando en clase.
Generalmente pensamos que es oficioso hacer estas recomendaciones
a los alumnos, porque si han llegado hasta nuestra asignatura ya
deberían saberlo. Pero si de este modo piensan todos los
profesores de cuarto o quinto grado de primaria en adelante, pues
es muy fácil imaginar qué pasa con el alumno que
llega a la universidad a descubrir que nadie en toda la columna
de sus profesores se tomó la molestia de hablarle de esto
que por sencillo se omite. La verdad es que APRENDER no es nada
sencillo si no tenemos una estrategia que
nos lleve a esa plataforma y éste es uno de los dramas de
nuestra educación; que el alumno después de
vacaciones tiene tan sólo un vago recuerdo de lo que
supuestamente aprendió en el grado anterior. ¿Por
qué? Porque no aprendió, únicamente
memorizó.
Mientras esto sucede, existen algunas opiniones con alto
sentido práctico que podemos aplicar los docentes para
mejorar nuestra capacidad pedagógica. Primero vamos a
coincidir si el amable lector está de acuerdo, en algunas
investigaciones del Instituto NTL para ciencias
educativas aplicadas de Canadá.
Solamente leyendo no es garantía de aprendizaje;
tampoco si tan sólo escuchamos; lo más
decepcionante es que la suma de estas acciones nos
permiten únicamente el 15 % de aprendizaje. Si
además observamos imágenes
de video, llegaremos
al 30 % de aprendizaje, pero si discutimos el asunto en
cuestión, se puede llegar hasta el 50 %. El máximo
a esperar es el 80 % que se logra cuando se aprende
haciendo.
Esta investigación nos permite, además de
comprender la importancia de sus resultados, incorporar a nuestra
práctica docente los cambios necesarios para lograr el
porcentaje del 50 % en materias de Humanidades, en las que
difícilmente se puede aprender haciendo. Desde luego que
el profesor debe ser competente para crear el ambiente propicio
que fomente el interés de la mayor parte de los alumnos a
intercambiar puntos de vista sobre el tema objeto del
aprendizaje.
El profesor que decide adquirir estas competencias
está de lleno en un proyecto de
autodesarrollo. Su problema se centra ahora en cómo y
dónde informarse, para lo cual existe una importante
cantidad de libros, revistas especializadas, cursos, seminarios,
etc., en los cuales, con un plan definido y un programa factible
de realizar, podrá allegarse información valiosa
que le permita incrementar y mejorar su situación
instruccional.
Es preocupante saber que muchos profesores incorporados
consideran (en el mejor de los casos) actualizarse en el
contenido de su materia, pero nada o muy poco tiempo y esfuerzo
le dedican a mejorar la calidad de su práctica
pedagógica. Más lamentable es aún el hecho
de que los directores de las IES poco o nada hacen por resolver
esta deficiencia ¿Por qué? Porque ellos mismos
carecen en su mapa mental de la información base para
comprender que el docente como reproductor del conocimiento
también lo es de sus deficiencias para lograr aprendizaje
en los alumnos.
¿Cuántas veces nuestras autoridades
educativas han cambiado los métodos de enseñanza
que aplica el magisterio? Más de las que han podido llevar
a la práctica, pero también se han modificado
(¿ actualizado ?) los currículos y
simultáneamente se han dirigido campañas para que
el alumno le dedique más tiempo y esfuerzo a sus estudios.
Por lo que toca a los maestros del sector de educación
pública, también se han realizado planes y
programas de actualización, pero, lamentablemente, se les
sigue preparando en técnicas y
estrategias de enseñanza (aún en la
educación normalista). ¿Y las técnicas y
estrategias de aprendizaje?
Igual están las cosas si analizamos a las
instituciones de la educación privada, que en el ciclo
2000-2001 atendieron al 29.4 % de los estudiantes de licenciatura
y al 40.2 % del nivel de posgrado, según datos de la misma
Secretaria de Educación Pública.
Como podemos observar, el tamaño del problema es
muy grande y pocos los proyectos que
permitan la capacitación masiva de los docentes Por ello
se insiste en que cada uno por su cuenta debe construir su plan
personal de capacitación y desarrollo en estrategias de
aprendizaje.
En párrafos anteriores he insistido en que este
trabajo está dirigido muy especialmente a los "maestros
incorporados", es decir, aquéllos que han aceptado dictar
clases frente al grupo sin más apoyo intelectual que el
dominio del tema que se va a tratar.
Ante esta situación y el hecho de que no
está del todo accesible el conocimiento pedagógico
necesario para incrementar la calidad de su docencia, he pensado
que las ideas y comentarios aquí vertidos pueden ayudar a
esos "maestros incorporados" a crear un nuevo estilo a su
quehacer académico. Esto es posible mediante la
adquisición y el dominio de algunas competencias
básicas que les serán de gran utilidad mientras
tienen la oportunidad de abastecerse con la sabiduría de
tantos psicólogos, filósofos, investigadores, pedagogos y
maestros, en toda la extensión de la palabra, que han
dejado testimonio de su sabiduría en libros especializados
en la acción de binomio
enseñanza-aprendizaje.
Estudiar y adquirir las competencias de
comunicación efectiva, relaciones humanas de calidad y el
autodesarrollo está al alcance de todos. Existen en todas
las ciudades organizaciones de
capacitación que contínuamente ofrecen estos cursos
a todo el público y, además, en todas las
librerías de prestigio encontramos libros desde sencillos
hasta verdaderos tratados sobre
estas competencias.
Como vemos, por información no queda. Desde luego
que el docente debe estar alerta para interpretar y realizar los
ajustes necesarios a estos temas que están pensados y
elaborados para el medio laboral, empresarial, industrial, etc.,
pero que con un poco de imaginación y mucho de entusiasmo
podrá convertir estos contenidos al ambiente de la
educación como se ha planteado en estas
páginas.
Y si algo faltara, aún nos queda el Internet lleno de
artículos, opiniones, experiencias, etc., que, una vez que
estamos en esta dimensión de formación de
competencias en la docencia, entramos a un ritmo de
asimilación y aplicación práctica que nos
permite imprimir un sello de aprendizaje dinámico a
nuestros alumnos.
CP Oscar Vargas Valdez
Estudios de Maestría en Educación Superior
UACH
( Titulación en proceso )