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Internacionalización mediante la globalización. El regionalismo y su apertura a la internacionalización




Enviado por karin.hiebaum



    1. El Regionalismo y la
      globalización: causas y diferencias
    2. La Globalización y la
      internacionalización
    3. Las gobernaciones y su
      vínculo con la globalizacion
    4. La apertura de los mercados y
      la globalización
    5. Conclusión
    1. Modernizar y globalizar parecen ser los objetivos
      centrales de las políticas que han asumido los gobiernos
      de los países Centroamericanos. Ambos son concebidos
      como parte de un mismo proceso:
      rechazar las intervenciones, calificadas como
      "ilegítimas", del Estado en
      la economía y eliminar los
      obstáculos a lo que se llama la acción de libre
      mercado,
      que se supone es posible lograr.

      Privatizar, desregular, abrirse a la competencia externa, son vistas y presentadas
      por la mayoría de gobiernos y gremiales de las grandes
      bancos como
      "medidas técnicas", desprovistas de contenido
      político, capaces de poner a nuestras economías
      en ruta del desarrollo
      y la equidad, después de lo que se califica como
      fracaso de las políticas "estatistas" vigentes entre
      el fin de la segunda guerra y
      el decenio recién pasado.

      Algo pertinente, es recordar que el único
      enfoque posible para la comprensión de los procesos
      de desarrollo
      es el enfoque histórico. Tal enfoque nos obliga a
      matizar el análisis de estos, partiendo de la
      necesidad de diferenciar aquello que ha fracasado, y lo que
      habiendo sido adecuado en un momento dado, se ha vuelto
      obsoleto, inadecuado frente a nuevas condiciones que muchas
      veces su mismo éxito ha ayudado a crear.

      Hay una verdad que frecuentemente se olvida
      incluirla en el análisis, lo que origina que algunos
      actúen con sorpresa frente a la globalización y es que el capitalismo surge, como proceso
      histórico, con una vocación de
      internacionalización; no se puede concebir el capital
      sin esa vocación, dejando de lado su innata tendencia
      globalizadora.

      Desde la contemporaneidad de su surgimiento con los
      grandes "descubrimientos" (que no es casual), hasta nuestros
      días, el capital ha
      venido internacionalizándose progresivamente, creando
      en ese proceso las condiciones que permiten, después
      de la revolución tecnológica
      acontecida en el siglo pasado, lo que hoy llamamos globalización.

    2. Introducción
    3. El Regionalismo y la
      globalización: causas y diferencias

    "La "globalización" económica es un
    proceso histórico, el resultado de la innovación humana y el progreso
    tecnológico. Se refiere a la creciente integración de las economías de todo
    el mundo, especialmente a través del comercio y los
    flujos financieros

    En su aspecto más básico la
    globalización no encierra ningún misterio. El uso
    de este término se utiliza comúnmente desde los
    años ochenta, es decir, desde que los adelantos
    tecnológicos han facilitado y acelerado las transacciones
    internacionales comerciales y financieras. Se refiere a la
    prolongación más allá de las fronteras
    nacionales de las mismas fuerzas del mercado que
    durante siglos han operado a todos los niveles de la actividad
    económica humana: en los mercados rurales,
    las industrias
    urbanas o los centros financieros."

    La globalización es uno de esos vocablos que se
    ponen de moda y se les
    responsabiliza ya sea de todos los males o de todos los
    beneficios. Entre los beneficios se cita la más eficiente
    asignación de los recursos
    mundiales como resultado del libre comercio y
    de la libre movilidad del capital. Los consumidores se benefician
    de una mayor oferta de
    bienes y de
    servicios de
    menor costo y los
    inversionistas, por su parte, tienen mayores oportunidades de
    inversión y de diversificación del
    riesgo. Los
    países en desarrollo tienen así acceso a
    volúmenes más elevados de inversión y tecnología. Por lo
    tanto, la globalización daría como resultado un
    aumento generalizado de la productividad y
    del bienestar a consecuencia de una división internacional
    más eficiente del trabajo.

    Las posiciones pesimistas, por su parte, ponen el
    énfasis en los riesgos de una
    mayor competencia
    global. Los países ricos verían sus niveles de
    empleo y de
    ingreso amenazados por los países en desarrollo y
    éstos, a su vez, correrían el riesgo de
    marginarse del proceso de globalización si no logran
    atraer suficientes volúmenes de capital que permitan un
    aumento continuo de su productividad, lo
    cual depende de un conjunto de factores, entre los que cuentan la
    estabilidad macroeconómica, la capacidad de predecirse el
    comportamiento
    del tipo de
    cambio, la apertura externa, la productividad y costo de la mano
    de obra, la calidad y
    transparencia del sistema
    regulativo y la localización de los mercados
    financieros. Su capacidad de imponer disciplina a
    los países con desequilibrios macroeconómicos
    presenta rezagos y cuando los mercados
    reaccionan, el efecto tiende a ser sobredimensionado y puede
    contagiar a otros mercados.

    En este artículo se intenta analizar las fuerzas
    que explican la globalización, el regionalismo y el
    aperturismo y algunas de sus consecuencias sobre la
    división internacional del trabajo y la gobernabilidad. En
    primer lugar, la globalización debe verse como tendencia
    y, como tal, está lejos de ser omnipotente y, por lo
    tanto, las posiciones cataclísmicas y aquellas que
    anticipan la resolución de todos los males, resultan
    exageradas. La mayoría de la actividad económica y
    cultural sigue teniendo lugar dentro de los estados-nación
    o incluso en unidades mucho menores y aún aquellas
    actividades globalizadas, tienen dimensiones o aspectos
    nacionales. No obstante, en la medida en que maduren las
    tendencias hacia la globalización sus efectos potenciales
    positivos y negativos también tenderán a
    manifestarse en mayor medida.

    En segundo lugar, la tendencia hacia la
    globalización no es nueva. Desde finales del siglo pasado
    hasta la Gran Depresión
    de la década de los treinta se vivió un proceso
    acelerado de apertura y globalización. La tendencia se
    revirtió con retorno al proteccionismo. No es sino hasta
    la posguerra que retorna la liberalización del comercio. La
    liberalización de los flujos de capitales es más
    tardía, no ocurre sino hasta la década de los
    setentas luego del abandono de la convertibilidad del
    dólar por el oro al inicio de la década, seguido de
    la abolición de los tipos de cambio fijos.
    No obstante, se observa un aceleramiento importante de la
    globalización en las dos últimas décadas y,
    a partir de sus factores explicativos, se puede afirmar que las
    posibilidades de una reversión de la tendencia actualmente
    son mucho menores.

    En tercer lugar, globalización, apertura y
    regionalismo pueden interpretarse como aspectos de un mismo
    proceso, aunque no ausentes de posibles tensiones entre
    sí.

    Los datos que
    muestran la tendencia hacia la globalización son
    sorprendentes por su magnitud (The Economist, 18 de octubre de
    1997). En la década anterior, el comercio
    internacional creció al doble de la tasa de
    crecimiento de la producción mundial. A su vez, la tendencia
    hacia la globalización de los flujos de capital es mayor.
    La inversión
    extranjera directa creció al triple de la velocidad que
    la producción y las llamadas transacciones
    cruzadas entre las bolsas de valores de
    distintos países lo hicieron diez veces más
    rápido. Los flujos hacia los países en desarrollo
    también se han modificado sustancialmente. En contraste
    con lo que ocurría hace una década, en la
    actualidad los flujos privados dominan por un amplio margen a los
    flujos públicos. En 1996 los flujos de capitales privados
    destinados a los países en desarrollo alcanzaron los
    US$250 mil millones frente a la décima parte hace tan
    sólo una década. Es interesante notar que Latinoamérica ha recibido en el
    período 1990-1996 el 26% del componente de inversión
    extranjera directa de los flujos de capital dirigidos a los
    países en desarrollo, mientras que participó en un
    tercio de los flujos totales, lo que sugiere una cierta
    dependencia de flujos más volátiles de las llamadas
    inversiones de
    cartera.

    En la creciente globalización del intercambio
    comercial y los flujos financieros internacionales concurren al
    menos tres factores. El primero es la también creciente
    liberalización del comercio y de los mercados de
    capitales. En estas circunstancias, el crecimiento del comercio
    entre naciones obedece cada vez más a una lógica
    economía
    de menor costo en el abastecimiento y menos a distorsiones al
    comercio interpuestas por barreras arancelarias y no
    arancelarias. Es interesante notar que en el período
    anterior de globalización del comercio de principios de
    siglo, la liberalización comercial también
    jugó un papel
    importante.

    El segundo factor es de carácter
    tecnológico y se vincula con el abaratamiento de los
    costos de
    comunicación y transporte, lo
    que determina la posibilidad de la ampliación de los
    mercados al disminuir las barreras naturales de tiempo y de
    espacio. Por ejemplo, el costo de procesamiento de información (costo de las instrucciones por
    segundo) ha disminuido en promedio 30% en términos reales
    durante las dos últimas décadas (The Economist, 18
    de octubre de 1997). Cabe destacar que un factor
    tecnológico relacionado con las comunicaciones
    y el transporte
    también estuvo presente durante la fase anterior de
    globalización. En esa oportunidad los ferrocarriles y los
    vapores fueron los que acortaron las distancias y posibilitaron
    nuevos volúmenes de comercio.

    El tercer factor también es de índole
    tecnológica. Se refiere al acceso generalizado de
    tecnologías estándares en una gran cantidad de
    ramas de la actividad económica. Estas tecnologías
    estándar se pueden adquirir en los mercados
    internacionales, por lo que los monopolios tecnológicos se
    reservan hoy en día a menos sectores.

    A pesar de una creciente lógica
    de globalización, las economías de proximidad
    explican gran parte de los flujos comerciales. Entre éstas
    cabe mencionar: las diferencias en los costos de
    transporte entre centros de producción o consumo
    cercanos y aquellos localizados a una mayor distancia; la
    posibilidad de entregar oportunamente los productos o
    servicios; y
    las externalidades en las relaciones cercanas entre proveedores,
    productores y consumidores. Como resultado de estos factores el
    comercio es más intenso en torno de los
    grandes centros de consumo, sin
    respetar necesariamente las fronteras de los estados-nación.
    Las economías de proximidad explican que la tendencia a la
    globalización del comercio se acompaña de una
    creciente regionalización de los flujos
    comerciales.

    La combinación de los efectos de los tres
    factores que definen la tendencia hacia la globalización y
    las economías de proximidad definen como corolario la
    tendencia a la regionalización. La tendencia hacia la
    globalización tiende a definir una división del
    trabajo de carácter
    mundial, centrada en torno a los
    grandes centros de consumo y periferias concéntricas
    definidas por las economías de tiempo y movimiento. De
    acuerdo con la lógica de las economías de
    proximidad, resulta más importante localizar actividades
    próximas a los centros de consumo para ahorrar tiempo y
    movimiento,
    que intentar desarrollar el comercio
    internacional. Desde luego esta lógica es más
    fuerte para ciertos bienes o
    servicios que para otros. Productos de
    alta tecnología que atienden a nichos cambiantes
    de mercado que tienden a localizarse próximos a los
    grandes centros de consumo. Productos más estandarizados
    en los que el componente de mano de obra o de materias primas es
    elevado pueden localizarse en zonas más
    periféricas.

    No obstante, un análisis más detallado de
    la estructura
    misma del cambio
    tecnológico actual permite determinar más
    interrelaciones entre globalización y regionalismo. Esta
    tiene su base en la revolución
    de las tecnologías de procesamiento de la información que permite conectar una gran
    cantidad de sistemas sobre
    una base lógica común. La lógica de la
    computación, en su plano más simple,
    se fundamenta en la reducción de todos los procesos a la
    lógica binaria, lo que hace posible, en teoría,
    conectar una infinidad de procesos de decisión entre
    sí. La revolución de la información a bajo
    costo y con bajo consumo energético, y los factores
    geográficos de impacto por parte de los grandes centros de
    consumo, es mayor en el tanto, los productos y los procesos
    estén más estandarizados y que por lo tanto las
    decisiones de localización de la producción
    dependen, en mayor medida, de los costos relativos de los
    factores.

    No obstante, el salto cualitativo importante en
    términos tecnológicos ocurrió cuando
    empezó a generarse una articulación entre los
    procesos de diseño,
    de producción y de administración, los cuales anteriormente
    eran relativamente independientes. Esta lógica
    común permite una vinculación más
    allá de la empresa, una
    vinculación inmediata con los mercados en cuanto al
    suministro de la información y articulación con los
    proveedores de
    servicios. De tal manera, que empiezan a definirse redes de producción
    que alteran de nuevo la ley de los costos
    del tiempo y movimiento.

    En la medida en que todos estos procesos se articulan,
    desde el mercado hasta los suplidores de la empresa, se
    genera la posibilidad de que la producción responda con
    mayor cercanía a los mercados y esté mucho menos
    determinada por las características de la oferta como
    ocurría anteriormente. Esto significa que las
    economías de escala pasan a
    pesar menos y, por el contrario, a contar mucho más la
    flexibilidad con la cual se pueda responder a los cambios en los
    nichos de mercado. Esto ha generado enormes posibilidades de
    especialización en la industria
    moderna, ha ocurrido una reducción en los ciclos de vida
    de los productos, así como en los tiempos de entrega. En
    fin la competencia se hizo mucho más acentuada y
    está mucho más basada en la demanda.

    Un elemento adicional, señalado por los analistas
    del proceso, es la presencia de externalidades en la proximidad,
    es decir, en la relación entre mercado y firma y en la
    relación entre mercadeo,
    producción y administración. En la relación entre
    proveedores y firma suele existir una cantidad de externalidades
    que se pueden aprovechar o internalizar cuando ocurren en
    vecindades geográficas definidas, de tal manera que el
    proceso tecnológico mismo, tiende a redefinir la
    importancia de las economías de proximidad y, en
    consecuencia, el proceso de globalización tiene una faceta
    importante de regionalismo. Esto trae como resultado que se
    definan redes
    regionales de producción.

    Los datos confirman
    la importancia del intercambio regional en contraste con el
    global. Por ejemplo, el comercio intrarregional de la Unión
    Europea en productos manufacturados representa el 24% del
    producto interno
    bruto total, mientras que el comercio extrarregional
    representa sólo el 7% en la misma categoría, es
    decir, la producción manufacturera en gran parte se
    destina al mismo mercado de la Unión
    Europea, ya sea a los propios mercados internos (la gran
    mayoría) o a los países vecinos.

    Otro ejemplo es de los países de la misma
    región y éstas crecen más rápidamente
    que las exportaciones a
    Europa y a los
    Estados
    Unidos.

    Estos datos confirman una tendencia hacia la
    formación de bloques comerciales. Bloques en el sentido de
    regiones de comercio natural con una lógica
    economía, no por el diseño
    de barreras proteccionistas, sino por una lógica del
    proceso de producción con las tecnologías
    actuales.

    Otro factor que parece confirmar la hipótesis del regionalismo de la
    globalización es el comportamiento
    de las inversiones.
    Tres cuartas partes de la inversión extranjera directa
    ocurre entre los países más ricos (OCDE). Esto
    quiere decir que gran parte de los flujos de inversión
    ocurre entre estas grandes regiones. En estos grandes mercados
    las empresas
    transnacionales realizan sus inversiones para colocarse dentro de
    los mercados de los otros países. Es decir, las
    transnacionales japonesas van a Europa y se
    establecen en Europa y ahí estructuran sus redes de
    suplidores y vendedores para poder ser
    competitivas. De esta manera, la inversión extranjera
    directa no sigue un patrón mundial disperso, sino que
    está altamente concentrado: Tres cuartas partes entre los
    países ricos y de la cuarta parte restante, un porcentaje
    muy interesante se concreta en sólo tres países que
    son China,
    México
    y Chile, aunque
    en los últimos años Argentina y
    Brasil
    también se ubican entre los doce países en
    desarrollo que reciben mayor inversión externa. En suma,
    el proceso de globalización de los flujos de
    inversión asume variantes muy importantes de
    carácter regional y de relación entre
    regiones.

    Un ejemplo que ilustra la forma en que ocurre el proceso
    de inversión fue el establecimiento de la Nissan en el
    Reino Unido a principios de los
    años ochentas. Inicialmente lo hizo sólo con una
    planta de esamblaje de automóviles y todos los componentes
    venían de Japón.
    Hoy en día el 80% de los componentes de la Nissan son
    producidos en el Reino Unido o los países europeos. Es
    decir, para poder mantener
    la competitividad
    de esta empresa fue
    necesario desarrollar una red regional que hiciera
    posible la articulación con sus suplidores y que estuviera
    conectada directamente con el mercado de destino. Y no es la
    Nissan exportando desde Japón
    con un criterio de globalización, sino la Nissan
    estableciéndose en el Reino Unido y ahí mismo
    definiendo la red regional de competitividad
    que le permite competir en el mercado europeo.

    3. La
    Globalización y la
    internacionalización

    Desde la contemporaneidad de su surgimiento con los
    grandes "descubrimientos" (que no es casual), hasta nuestros
    días, el capital ha venido internacionalizándose
    progresivamente, creando en ese proceso las condiciones que
    permiten, después de la revolución
    tecnológica acontecida en el siglo pasado, lo que hoy
    llamamos globalización.

    Un ejercicio que puede ayudar a reforzar esto, es hacer
    una re lectura de
    Marx y Engels
    en el Manifiesto Comunista escrito en 1848, haciéndole
    algunos pequeños cambios en el texto:

    "Espoleadas por la necesidad de dar cada vez mayor
    salida a sus productos, las grandes bancos (1)
    recorren el mundo entero. Necesitan anidar en todas partes,
    establecerse en todas partes, crear vínculos en todas
    partes.

    Mediante la conquista (2) del mercado mundial, las
    bancos multinacionales están dando (3) un
    carácter cosmopolita a la producción y al consumo
    de todos los países. Con gran sentimiento de la gente
    conservadora (4), se ha quitado a la industria su
    base nacional. Las antiguas industrias
    nacionales han sido destruidas y están
    destruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevas
    industrias, cuya introducción se convierte en
    cuestión vital para todas las naciones civilizadas, por
    industrias que ya no emplean materias primas nacionales (5),
    sino materias primas venidas de las más lejanas regiones
    del mundo, y cuyos productos no sólo se consumen en el
    propio país, sino en todas las partes del globo. En
    lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos
    nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman para su
    satisfacción productos de los países más
    apartados y de los climas más diversos. En lugar del
    antiguo aislamiento y la autarquía de las regiones y
    naciones, se establece un intercambio universal, una
    interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere
    tanto a la producción material, como a la
    intelectual. La producción intelectual de
    una nación se convierte en patrimonio
    común de todas. La estrechez y el exclusivismo
    nacionales resultan de día en día más
    imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y locales
    se forma una literatura
    universal.

    Merced al rápido perfeccionamiento de la
    tecnología (6) y al constante progreso de los medios de
    comunicación e informática (7), las bancos
    multinacionales (8) arrastran a la corriente de la
    civilización a todas las naciones, hasta las más
    bárbaras. Los bajos precios de
    sus mercancías constituyen la artillería pesada
    que derrumba todas las murallas de China y hace
    capitular a los bárbaros más fanáticamente
    hostiles a los extranjeros. Obliga a todas las naciones, si no
    quieren sucumbir, a adaptarse a la globalización adoptar
    la economía de mercado (9), las constriñe a
    introducir la llamada civilización, es decir, a
    gobalizarse (10). En una palabra: se forja un mundo a su
    imagen y
    semejanza.

    Las grandes bancos (11) están sometiendo el
    campo a la ciudad. Se han creado urbes inmensas; ha aumentado
    enormemente la población de las ciudades en
    comparación con la del campo, substrayendo una gran
    parte de la población de la tranquila (12) vida
    rural. Del mismo modo que ha subordinado el campo a la ciudad,
    se están(13) subordinado los países atrasados
    (14) a los países civilizados, los pueblos campesinos a
    los pueblos citadinos (15), el oriente al
    occidente."

    En este marco, podríamos esperar una cierta
    tendencia al fortalecimiento de esas redes regionales y acuerdos
    subregionales de carácter económico y de
    carácter político en las que el trabajo no
    especializado, el tecnológicamente menos complejo, tiende
    a localizarse en la periferia de las regiones en torno a los
    grandes centros de comercio. Es en estos grandes centros de
    consumo donde se localiza la producción
    tecnológicamente más compleja, donde se concentra
    la innovación y el desarrollo de nuevos
    productos. Por ejemplo, en el caso europeo, Grecia,
    Turquía y Portugal hace tan sólo diez años
    destinaban entre el 5% y el 10% de sus exportaciones
    textiles a los países de la Unión Europea, hoy
    destinan el 20%. Lo anterior significa una tendencia de las
    regiones a transferir, como parte de la división
    internacional de trabajo, las partes más estandarizadas de
    los procesos industriales y de producción de materias
    primas y de bienes agrícolas hacia la periferia de esas
    subregiones.

    En los países de la OCDE ha habido una tendencia
    en los últimos diez años a disminuir la cantidad de
    trabajo no especializado, que se ha trasladado hacia la periferia
    de las regiones o ha sido sustituido por el cambio
    tecnológico hacia procesos automatizados. En consecuencia,
    ha tendido a disminuir el empleo en
    estos países. Los analistas del tema discrepan sobre su
    importancia en la explicación del desempleo
    crónico que se ha presentado especialmente en
    países europeos. Pero para algunos analistas la
    explicación puede ser la relocalización de
    actividades tecnológicamente más simples en
    países de la periferia.

    Hacia el futuro, si bien se mantendrá esta
    tendencia hacia la redefinición y relocalización de
    productos estandarizados hacia la periferia, la proporción
    de los procesos que se transferirían tendería a
    disminuir por las mismas características particulares del cambio
    técnico. Las trayectorias de cambio tecnológico han
    llevado en los mercados centrales a disminuir el componente de
    los costos directos del trabajo en los costos totales. Para
    mencionar un ejemplo, en la industria de componentes automotrices
    sólo entre el 10% y el 15% corresponden a costos directos
    del trabajo, de tal manera que las necesidades de empleo son cada
    vez menores. En productos electrónicos el componente de
    trabajo se ha llegado a reducir a un 2 ó 3%, lo mismo
    ocurre en textiles y en otros sectores, excepto en la
    confección de prendas de vestir donde el cambio
    técnico ha entrado con menos fuerza. Por lo
    tanto, si bien continuará la tendencia hacia la
    relocalización de actividades hacia la periferia,
    ésta es posible que pierda fuerza en
    relación con la mostrada en décadas anteriores y,
    por lo tanto, la competencia por la atracción de
    inversiones será mayor. No obstante, también es de
    esperar que los ciclos concéntricos de abastecimiento de
    los grandes centros de consumo se extiendan, también como
    resultado del cambio tecnológico.

    Los países de la OCDE mantendrían sus
    ventajas competitivas derivadas
    principalmente de la existencia de esos grandes mercados que
    originan las economías de proximidad para las redes
    regionales de producción. Los ejes de consumo se
    convierten en los polos y los imanes para que la
    producción transnacionalizada ocurra en el área de
    influencia de ese espacio geográfico. Los mercados de la
    OCDE van a tender a abastecerse de producción que ocurre
    en su entorno geográfico. Esos grandes centros de consumo
    e inversión van a mantener su privilegio por ese peso
    gravitacional que les otorga el mercado de altos ingresos.

    En algunos de los países en vías de
    industrialización, no miembros de la OCDE, tienden a
    generarse mercados cada vez más fuertes, más
    grandes, por el aumento de ingreso, por el desarrollo de sus
    grupos
    medios de alto
    consumo, y en donde en vista de la tendencia a la
    estandarización de la tecnología, se
    presentaría una creciente localización de industria
    transnacionalizada para atender las necesidades de sus propios
    mercados y la exportación en los sectores de ventajas
    competitivas.

    En cuanto a la capacidad de estas subregiones
    periféricas de constituirse en centros importantes
    dependerá de su capacidad de generar grandes centros de
    consumo e inversión. Se puede pensar en subregiones como
    el cono sur (particularmente el eje Sao Pablo-Buenos Aires),
    que podrían lograr convertirse en ejes importantes de
    atracción y desarrollo y que puedan generar su propia
    periferia de actividad económica a partir del dinamismo
    gravitacional de sus grandes mercados.

    Como resultado de la revolución
    tecnológica, las periferias y los mismos centros van a
    estar obligados a impulsar la competitividad vía la
    capacidad de adaptación (flexibilidad) a nuevos mercados y
    nuevos nichos de mercado, como requisitos para participar en
    estos procesos de integración subregional de la
    producción.

    Otro par de características de esta nueva
    redefinición de la división internacional de
    trabajo, es la importancia de los servicios que acompañan
    el proceso productivo. Los servicios pesan cada día
    más en la inversión. Para mencionar nada más
    un dato que apoya esta proposición, el 70% de la
    inversión extranjera directa en el año de 1994 en
    Sur Corea ocurrió en el sector de servicios. Así,
    el sector servicios se vuelve parte de las redes regionales de
    competencia, en las que los servicios financieros y de otro tipo,
    están totalmente articulados con la producción. En
    consecuencia. el componente de servicios es ahora central en la
    definición de competitividad.

    La liberalización del comercio y de los
    movimientos de capital se ha acompañado de un incremento
    de las restricciones a los flujos migratorios poblacionales. En
    términos relativos, los países receptores reciben
    una proporción menor de migrantes con respecto a sus
    poblaciones totales que las cifras correspondientes al
    período anterior de globalización (The Economist,
    1° de noviembre, 1977).

    Incluso se puede afirmar que se estuvo más cerca
    de constituir un mercado global de trabajo en el siglo pasado que
    en el presente.

    El elemento nuevo tendente hacia la globalización
    de los mercados de trabajo se presenta en los mercados de
    trabajadores altamente calificados. Las corporaciones
    transnacionales desarrollan sus propios mercados internos, lo que
    les permite enfrentar la posible escasez de personal
    calificado en un país dado mediante el traslado de
    ciudadanos de otro país. Las leyes
    migratorias, por su parte, tienden a hacer excepciones para los
    casos de los trabajadores altamente calificados. Sería
    sólo en este caso de trabajadores altamente calificados
    donde se podría desarrollar un mercado
    globalizado.

    Además, el tema laboral y de
    concertación nacional, se plantea como una de las
    áreas grises en la división internacional del
    trabajo. Los estados-nación se han erosionado en su
    papel como
    bases de concertación entre los grupos de trabajo
    y de empresas. Incluso
    algunos analistas señalan que la actual fase expansiva de
    la economía mundial y de las bolsas de valores se
    fundamentan en el debilitamiento de los trabajadores frente al
    capital, debido a la liberalización de los movimientos de
    capital y al libre comercio en
    contraste con las crecientes restricciones al movimiento de
    trabajadores y a la existencia de amplio desempleo en una
    escala
    mundial.

    En las negociaciones comerciales se plantea en forma
    creciente el tema de la armonización laboral como uno
    de los temas importantes. Lo que se busca es responder a la
    interrogación de cómo tratar el tema laboral, a
    sabiendas de que es un factor de competencia. Existen los
    tratamientos de carácter global, en el marco de la OIT, en
    donde se trata de establecer estándares mínimos de
    trabajo, de tal manera que la competencia ocurre sobre
    estándares mínimos. Además, es posible
    pensar que el proceso político también se defina
    sobre estándares mínimos regionales o mundiales.
    Por ejemplo, Europa ha tenido una discusión fuerte sobre
    el tema social y laboral en donde Inglaterra ha
    mostrado una preferencia más separatista. La
    discusión planteada en Europa de avanzar en dirección de la armonización hacia
    arriba de los estándares laborales, no ha ocurrido por el
    momento, pero es una de las opciones posibles.

    En el caso de la creación del Tratado de Libre
    Comercio de Norteamérica en el tema laboral
    terminó optándose por no tender a la
    armonización, sino a establecer mecanismos de vigilancia
    en donde los países van a velar porque se cumplan los
    estándares laborales en los demás
    países.

    A la par del tema laboral también es posible
    mencionar el tema ambiental como otro aspecto que todavía
    no tiene solución y que combina elementos globales,
    regionales y nacionales.

    4. LAS
    GOBERNACIONES Y SU VÍNCULO CON LA
    GLOBALIZACION

    Un desafío inmediato que plantean estas
    dimensiones de la globalización es su impacto sobre los
    esquemas de gobernabilidad. El incremento en las transacciones
    internacionales de bienes y de servicios plantea problemas de
    regulación para los estados-nación en la medida en
    que las personas físicas y jurídicas con domicilio
    en su territorio tienen crecientes actividades en el exterior y
    extranjeros también aumentan su accionar en el país
    en cuestión. La necesidad de nuevos mecanismos regulativos
    es importante incluso para los agentes económicos
    individuales, quienes pueden ver incrementados sus costos de
    transacción internacional por la incertidumbre
    jurídica.

    Por su parte, los movimientos de capitales plantean
    desafíos quizás de más difícil
    solución. Las crisis de
    confianza en una bolsa de valores
    en particular o del valor de una
    moneda tiende a generar efectos rebaño y de contagio.
    Crisis
    nacionales amenazan con volverse crisis del sistema global,
    que han obligado a acciones
    contundentes de parte de los organismos multilaterales y de
    gobiernos en casos como en la crisis mexicana de 1995 y las del
    Lejano Oriente ocurridas en 1997.

    Ante estos nuevos desafíos la
    Globalización se acompaña de una
    redefinición de la gobernabilidad con crecientes elementos
    de supra nacionalidad. De tal manera, que la globalización
    en sí, entendida como fenómeno económico, ha
    desencadenado procesos de redefinición política y
    jurídica. Desde una perspectiva global, una de las
    amenazas puede ser la falta de sincronía entre los avances
    de la globalización y los desarrollos institucionales y
    jurídicos. Desde una perspectiva de los
    estados-nación, ante el desafío de la erosión de
    las capacidades de establecer condiciones de gobernabilidad en el
    marco del estado
    tradicional, se torna urgente participar en procesos de
    redefinición política
    supranacional y en unidades políticas menores a las del
    estado-nación.

    La redefinición de los esquemas de gobernabilidad
    en materia
    económica ocurre en tres dimensiones
    simultáneamente. En su dimensión más global
    se define un marco general en el seno de la
    Organización Mundial del Comercio, OMC, en forma
    intermedia en los acuerdos de integración regional y
    finalmente, en el marco de los estados-nación. Es la
    intensidad en las relaciones económicas la que acarrea la
    conveniencia de definir las reglas del juego
    (disciplinas comerciales y marcos regulativos de la actividad
    económica) en los tres ámbitos: global, acuerdos de
    integración y dentro de los estados. Conforme más
    intensas son las relaciones económicas, mayor es la
    necesidad de precisión en las reglas del juego.

    Es así como la liberalización global del
    comercio se negocia y avanza en el marco de la OMC. Sin embargo,
    regiones próximas, que comercian con mucha intensidad, en
    muchos casos prefieren avanzar más rápida y
    profundamente que en el marco de la OMC y establecen sus propios
    acuerdos de libre comercio e integración
    económica.

    En materia de
    mercados de capitales, los instrumentos para establecer
    gobernabilidad global son más limitados a pesar de las
    fallas mostradas por estos mercados. Los espectaculares rescates
    a los países en crisis son costosos y difíciles de
    organizar. Incluso se puede argumentar que incurren en un riesgo
    moral en el
    sentido que los inversionistas pueden basar sus decisiones bajo
    el supuesto de que si la operación sale mal, habrá
    un rescate. Entre los avances en el sentido de prevenir problemas
    globales se incluyen el mejoramiento de los criterios y normas para la
    supervisión bancaria y de los mercados de
    valores y, en definitiva, desde el punto de vista de los
    países, la prudencia macroeconómica y adecuados
    sistemas
    regulativos, que pueden incluso, como en el caso chileno,
    desestimular las inversiones extranjeras de corto
    plazo.

    La lógica de la globalización y el
    desafío de la gobernabilidad también incluye, como
    corolario, la integración regional. Esta permite una
    profundización en la armonización de las reglas de
    juego para los agentes económicos que actúan
    crecientemente en espacios mayores a los de los
    estados-nación, pero aprovechando las economías de
    proximidad.

    Como resultado del avance de la integración
    regional se presenta una creciente interdepencia entre los
    países, de tal manera, que en ocasiones es difícil
    analizar las perspectivas de un país sin tomar en
    consideración el futuro de sus países vecinos. Es
    más, conforme avanza el proceso de integración
    regional, se plantean desafíos mayores que involucran
    acciones
    conjuntas de creciente colectividad, tales como la convergencia
    macroeconómica y la coordinación de políticas, la
    unión monetaria, mecanismos compensatorios de alcance
    regional y la formación de instituciones
    supranacionales, entre otras..

    El proceso de creciente integración es un avance
    desde una interdependencia cada vez mayor de las decisiones
    nacionales por medio de procesos decisorios intergubernamentales
    hacia la constitución de esferas de acción
    comunitaria con sus propios mecanismos de toma de
    decisiones. El tránsito de las decisiones aisladas de
    los países hacia las intergubernamentales y,
    eventualmente, las comunitarias, es un proceso de
    redefinición de la gobernabilidad que acarrea nuevas
    definiciones jurídicas y un desarrollo institucional
    importante.

    5. La apertura
    de los mercados y la globalización

    Durante buena parte del Siglo XX, la existencia de dos
    mundos con objetivos de
    dominio
    mundial, uno de los cuales proclamaba su rechazo al capitalismo,
    se constituyó en un obstáculo a la vocación
    planetaria del capital. Sin embargo, el derrumbe del socialismo
    elimina ese obstáculo. Los avances
    tecnológicos por su parte, abren posibilidades de
    aceleración hasta hace poco insospechadas.

    Lo que hoy llamamos globalización es mucho
    más que apertura comercial e inversión externa; es
    una realidad que no sólo influencia distintos aspectos de
    la vida económica, sino trasciende a aspectos
    políticos y sociales con alto grado de
    complejidad.

    Las relaciones dialécticas entre el
    Estado-nación y un naciente Estado planetario comienza
    a ser tema central en las ciencias
    sociales, y son vistas como el inicio de un proceso que va a
    vivirse por largo tiempo.

    Por otra parte, el desarrollo de nuevas
    tecnologías y el auge cada vez mayor de la llamada
    "revolución de la información", ha propiciado
    cambios acelerados en las estructuras
    organizacionales, al mismo tiempo que condiciona un nuevo perfil
    global para el gerente, en
    donde sus principales características personales deben
    incluir una mayor capacidad de adaptación a nuevas
    circunstancias, una mentalidad internacional y excelentes
    condiciones de aprendizaje y
    comunicación, además de contar con
    principios elementales como ética,
    honestidad y
    justicia, cuya
    valoración es de carácter universal.

    Es así como se aprecia una estrategia
    simultánea de apertura externa e integración
    regional como aspectos de un mismo proceso. Esta estrategia
    incluye tres componentes que se refuerzan mutuamente: El primer
    elemento de la estrategia ha sido la apertura unilateral que los
    países de América
    Latina y de Centroamérica en particular, han
    emprendido mediante una reducción de los aranceles y
    una drástica disminución de las barreras no
    arancelarias. No obstante, el costo político de esta
    estrategia es alto, especialmente cuando la reducción de
    la protección alcanza ciertos niveles. Además, sus
    efectos son mayormente internos al mejorar la competitividad
    mediante un aumento de la competencia doméstica, no logra,
    sin embargo, un mayor acceso a los mercados de exportación.

    El segundo aspecto refleja los compromisos de
    liberalización global. La apertura es negociada en su
    marco más general. Su avance es claro, los compromisos
    adquiridos en la Ronda Uruguay
    incluyeron nuevas disciplinas comerciales aparte de las
    tradicionales reducciones arancelarias. Además, los
    países se han comprometido a participar en nuevas
    negociaciones que se iniciarán a fines de siglo. En el
    marco de la OMC los países individualmente considerados
    obtienen los beneficios de un acceso más libre y
    garantizado a un mayor número de mercados de destino pues
    incluyen elementos de reciprocidad. Su impacto sobre la
    competitividad global es potencialmente mayor. No obstante, las
    rondas multilaterales de liberalización son lentas y sus
    resultados pueden ser modestos al involucrar el acuerdo de
    múltiples países y terminar, por lo tanto, como
    soluciones de
    "mínimo común denominador".

    El tercer componente de la apertura es la nueva
    integración regional, que permite una
    profundización de los compromisos en forma preferencial de
    liberalización comercial más allá de lo que
    es posible alcanzar en forma unilateral o multilateral. Permite a
    las regiones aprovechar mejor las oportunidades brindadas por
    mercados naturales definidos por la proximidad geográfica
    y lenguajes y culturas similares y desarrollar así las
    economías de escala y la capacidad de penetración
    de terceros mercados. Los acuerdos regionales también son
    recíprocos y permiten avanzar en campos y disciplinas no
    cubiertos por los acuerdos multilaterales. En la medida en que
    los acuerdos regionales ocurran en el marco de una
    profundización de la liberación entre un grupo de
    países sin aumentar la protección ante terceros y,
    preferiblemente, disminuyéndola (regionalismo abierto),
    los riesgos de
    desviación de comercio se aminoran.

    El sustrato económico de la globalización
    lo es también del regionalismo y ambos requieren
    redefiniciones políticas e institucionales importantes. A
    su vez, el creciente regionalismo también tiene asidero en
    la necesidad de fortalecer la capacidad de negociación de una región en
    particular frente a terceros. En este sentido, la necesidad es
    más apremiante para los países pequeños.
    También desde una perspectiva de la conformación de
    múltiples negociaciones comerciales es más
    práctico organizar negociaciones entre acuerdos de
    integración que entre un mayor número de
    países considerados individualmente y la
    administración de los acuerdos resultantes
    también puede ser más simple.

    Conclusión

    In the recent past there has been a dramatic expansion
    in financial flow along the borders of countries and within
    countries themselves as a result of the sharp increase in
    telecommunication, technology, and computer-based products. The
    rate has been amazing. This technology-based development has in
    such a way expanded the size and depth of markets that
    governments, even the most incredulous ones, have felt that they
    have no other choice but to deregulate and liberalise internal
    credit and financial markets.

    En conclusión, la globalización se asienta
    en factores tecnológicos y en decisiones de
    modificación de políticas tendentes a una mayor
    liberalización. No obstante, las mismas fuerzas que
    acortan distancias y reducen tiempos, reafirman la importancia de
    la proximidad en las relaciones económicas. Esta
    redefinición de proximidad no coincide necesariamente con
    las fronteras nacionales. Los acuerdos de integración
    regional se asocian con esa mayor intensidad en las relaciones
    económicas de acuerdo con la lógica de las
    economías de proximidad. A su vez, la apertura es la
    estrategia de los estados-nación para aprovechar las
    ventajas potenciales de la globalización y ésta se
    conforma de combinaciones variables de
    elementos unilaterales, preferenciales y
    multilaterales.

     

    Por:

    Lic. Karin Hiebaum de Bauer

    Licenciada en Relaciones Industriales y Comercio
    Internacional

    Bachelor en Administración de Empresas

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