Martí y las Relaciones
Económicas Internacional
" … Martí que habla y que
piensa hoy, con el lenguaje
de hoy, porque eso tienen de grande los grandes pensadores y
revolucionarios: su lenguaje no
envejece. Las palabras de Martí (…) no son de museo,
están incorporadas a nuestra lucha y son nuestro
emblema, son nuestra bandera de combate".
Martí concibió que las relaciones
económicas debían basarse en la justicia y la
igualdad del
trato entre dos o más países, así lo hizo
saber en sus intervenciones públicas, artículos
periodísticos, cartas a sus
amigos, etc.
Durante los tres momentos principales a los que se hacen
alusión en el informe;
- Tratado Comercial entre México y los Estados
Unidos de 1883. - Conferencia Internacional Panamericana de
1889. - Conferencia Monetario Internacional de
1891.
el Maestro se manifiesta como guardián y defensor
de los intereses de nuestro pueblo frente a las intenciones del
norte que pretendían, como sucedió al fin,
convertir a Hispanoamérica en su traspatio y terreno
controlado y vedado inclusive para los propios latinoamericanos,
situación que aún padecen la mayoría de los
países del sur del Río Bravo como resultado de la
penetración económica y política
sistemática de los EE.UU. que Martí previó
con tanta audacia y sagacidad.
Precisamente con el desarrollo de
este trabajo se pretende resaltar la importancia que reviste el
pensamiento
martiano y la vigencia del mismo que es faro y guía para
las nuevas generaciones.
En el presente trabajo cuyo título es
"Martí y las Relaciones Económicas
Internacionales", se hace un análisis de las relaciones
económicas entre Estados Unidos y
Latinoamérica, quedando explícitas
en tres momentos principales: el Tratado Comercial entre México y
Estados Unidos de 1883, la Conferencia
Internacional Panamericana de 1889 y la Conferencia
Monetaria Internacional de 1891. de ello se desprende el
siguiente problema de investigación: ¿qué aspectos
le confieren universalidad al pensamiento
martiano?, para el cual se formula la hipótesis: la
profunda visión política acorde a su
época, y las ideas anticolonialistas y antiimperialistas
de Martí, le confieren universalidad a su pensamiento. El
Maestro avizoró los peligros del imperio yanqui como no lo
había hecho nadie antes que él en nuestro
continente.
Dado la amplitud de la obra martiana se ha definido como
campo de acción las reflexiones del Apóstol
acerca del peligro que representa Estados Unidos para el sur del
continente.
Cada frase y cada principio acertado por José
Martí en torno al problema
de las relaciones económicas entre las Américas,
pueden ponerse como propias de estos tiempos en cualquier plaza
de los países latinoamericanos que no hayan alcanzado su
segunda independencia.
De ahí el objeto de este trabajo, que es
proporcionar a sus lectores de una visión cada vez
más clara acerca de la vigencia del pensamiento del
revolucionario e intelectual por excelencia.
Cómo método se utilizó la
búsqueda bibliográfica haciéndose uso
principal del tomo 6 de las Obras Completas de José
Martí.
Parte I.
La mayoría de los países latinoamericanos
habían alcanzado su independencia
política de España
desde los inicios del siglo XIX; sin embargo, y
prácticamente desde estos mismos tiempos, comenzaron a ser
penetrados con gran influjo económico y político
por parte de Norteamérica, que a través de una
serie de tratados,
comenzaron a absorber tal independencia. Esta penetración
se hizo más marcada en la segunda mitad del mismo siglo y
puede decirse con razón, que ya en los últimos
años de la centuria y los inicios de la nuestra, era lo
característico en las relaciones de todo
tipo entre las dos Américas: "Nuestra América" como la llamó Martí
y la otra América
que no es la nuestra, la del norte.
Precisamente en los últimos veinticinco
años del siglo XIX se gestaba con rapidez extraordinaria
el imperialismo
norteamericano, lo que en gran medida era favorecido por su
política expansionista que empezó a manifestarse ya
con fuerza en la
primera mitad del siglo a que nos referimos, sobre todo con la
Doctrina Monroe y todas sus variantes posteriores. Esto significa
en cierta medida, que aún antes que Norteamérica
pasara a su fase imperialista de desarrollo, el
expansionismo absorbente de este país era una realidad
dolorosa para los pueblos de Nuestra América que al fin y
al cabo se convirtieron en alimento para el despreciable
glotón rubio.
Luego que el imperialismo
es un hecho en los Estados Unidos, la tendencia expansionista se
manifiesta absolutamente como un rasgo de esta nueva fase. Lenin
señalaría más tarde que:
"… el capital
financiero manifiesta la tendencia general a apoderarse de las
mayores extensiones posibles de territorio, sea el que sea, se
halle donde se halle, por cualquier medio, pensando en las
fuentes
posibles de materias primas y temerosos de quedarse atrás
en la lucha rabiosa por alcanzar las últimas porciones del
mundo todavía no repartidas o por conseguir un nuevo
reparto de las ya repartidas". (El imperialismo fase superior del
Capitalismo,
pág 83).
Ya en los años 80 y 90 del siglo pasado
Martí ve y denuncia el afán expansionista del
imperialismo norteamericano que se gestaba.
Como es conocido el Maestro pasa los años
más importante de su vida en los Estado Unidos,
pero no fue al Norte a mendigar la libertad como
hacían algunos hombres de "siete meses", ni a pedir
auxilio a quienes trataban de apoderarse de cualquier forma de su
patria; fue a preparar la independencia de Cuba. Desde
los Estados Unidos levantó su voz para que todos los
pueblos nuestros lo oyeran, y desde allí también
advierte de los peligros del imperialismo yanqui, por eso se
apresura en organizar la Revolución
para lograr la independencia de Cuba y
fomentar la de Puerto Rico, pues
comprende que con la independencia de Cuba no solo se equilibraba
una zona, sino el mundo.
Es realmente asombroso cómo el Maestro comprende
con suficiente claridad la extorsión imperialista de la
política exterior o interior de los Estados Unidos.
Tempranamente penetra en la realidad de la sociedad
norteamericana, y comprende que no está precisamente ante
una sociedad
ejemplar, digna de total imitación, y en el propio
año 1880 plantea: "este espléndido pueblo enfermo
de un lado maravillosamente extendido del otro".
A partir de ese momento comenzará un proceso
complejo, en el cual las experiencias van madurando y
radicalizando para concluir en una acertada valoración del
peligro que encarnaba para todos los pueblos del Sur del
Río Bravo, el expansionismo norteamericano, a
través del saqueo económico al que
pretendían someter a nuestros pueblos, y Martí
tiene oportunidad de comprobar esto en la
práctica.
En 1883, Martí presta atención al Tratado Comercial entre
México y Estados Unidos, el cual se pretendía
firmar en este mismo año, a propósito escribe: "No
es el Tratado en sí lo que atrae a tal grado la atención; es lo que viene tras él
(…) Hablamos de lo único que nos cumple (…)
Hablamos de riesgos
económicos".
Se observa en sus palabras que lo fundamental
está en las consecuencias del Tratado, en las
implicaciones que el mismo tendría en la economía del
país y de los restantes países
latinoamericanos.
El tratado consistía esencialmente en liberar de
derechos los
productos a su
entrada en ambos países, sólo estaban facultados
para gravarlos cuando transitasen por el país rumbo a otra
nación.
México suministraría libre de gravámenes
materias primas para su transformación y artículos
de uso y consumo.
Estados Unidos por su parte su parte suministraría
productos
manufacturados, equipos, maquinarias, etc.
Destaca el Maestro que el Tratado pudiera haber sido
beneficioso, que podría permitir el desarrollo de la
producción mexicana, a partir de un
incremento de su base técnica material. Sin embargo a
continuación destaca los aspectos negativos del mismo, que
repercutirán en beneficio de los Estados Unidos y en
perjuicio de la economía
mexicana.
"Descargan sus mercados; emplean
a mayor interés
sus riquezas sobradas; se ayudan a esquivar por unos cuantos
años, con el nuevo mercado de los
frutos sobrantes, el problema gravísimo que viene de la
desocupación de los excesos de producción de artículos no
colocables".
En este planteamiento Martí señala un
aspecto muy interesante, ya que palpa el fenómeno de la
superproducción que confrontan en estos momentos los
Estados Unidos, el cual Martí llama "exceso de
producción de artículos no colocables". Aunque el
Maestro no comprende que dicho fenómeno se debe a la
insuficiente demanda
solvente, si destaca que el hecho de enviar esos productos hacia
México, respaldado por el Tratado, esquivaría los
efectos de esta contradicción por unos cuantos años
y sanearía en cierto sentido, la economía
norteamericana.
Precisamente aquí encontramos un elemento muy
significativo dentro de la dialéctica del pensamiento
martiano, ya que a pesar de que Martí no posee el elemento
científico para el análisis de los fenómenos
económicos y sociales, comprende una de las características más significativas
del capitalismo,
la superproducción de mercancías y uno de los
mecanismos que emplean los países capitalistas para
amortiguar los efectos de dicho fenómeno.
El Tratado entre México y Estados Unidos de 1883
fue entre otros, un intento por aliviar el problema de la
superproducción de mercancías en la sociedad
norteamericana, reflejo en última instancia de la
contradicción fundamental del capitalismo.
Esta realidad que Martí advierte y que se expresa
a través del Tratado de 1883 entre México y
Estados, con relación al papel que
jugaba México en estas relaciones comerciales y que
estaban desempeñando nuestras economías en virtud
de los desiguales intercambios económicos entre
países capitalistas de diferentes niveles de desarrollo,
se convirtió en una constante.
Nuestros pueblos de América se fueron
transformando en traspatio y fácil mercado de los
Estado Unidos
y en la misma en que las crisis
económicas se fueron haciendo más profundas,
aparecieron toda una serie de medidas y medios por
parte de las grandes potencias que hicieron más
dependientes nuestras economías.
Hoy más que antes los países capitalistas
desarrollados, transmiten los efectos de sus crisis
internas a los países subdesarrollados con lo cual
agudizan la situación de sus economías ya
deformadas.
A través del estudio que el Maestro realiza del
Tratado vemos cómo no sólo advierte las ventajas
que el mismo reportaría a los Estados Unidos, sino las
consecuencias económicas negativas para los países
latinoamericanos. El Tratado exponía a los países
monoproductores como Cuba, a ser desplazados del mercado, por el
incremento de la producción mexicana y las facilidades de
transportación y entrada de sus productos. Incluso
exponía a países con similar producción de
mercancías que México, a disminuir sus
producciones.
Las posiciones martianas acerca de los perjuicios que
conllevaría la firma del Tratado de 1883 para nuestros
pueblos, tiene hoy una plena vigencia en el marco internacional,
no sólo para América
Latina, sino para todo el mundo subdesarrollado, y el llamado
que hizo el Maestro en 1883 a nuestros pueblos para romper las
alianzas económicas los Estados Unidos, se extiende hasta
nuestros días y coincide con lo planteado por Fidel en la
VII Cumbre de los países no Alineados.
"Para el Tercer Mundo, hoy más que nunca, en el
punto más profundo de su más profunda crisis, es un
imperativo histórico romper el círculo vicioso de
su inferioridad y convertir el comercio
internacional en un real factor de desarrollo nacional
independiente".
A este último aspiraba Martí en
relación con nuestro país de América
Latina. El Tratado de 1883 contemplaba el desarrollo de la
agricultura
mexicana que era de gran preocupación por parte de los
Estados Unidos. El Maestro comprende de inmediato que dicha
preocupación, estaba dada por el interés de
los Estados Unidos en obtener productos agrícolas a bajos
precios, que
en su territorio eran de difícil producción y que
la fértil tierra de
México produciría a bajos costos para el
suministro del gran vecino del norte.
Este Tratado a la postre no se firmó, aunque las
consecuencias de las relaciones económicas entre Estados
Unidos y las Repúblicas de Latinoamérica, que previó el Maestro
son bien conocidas y en 1889 Martí destaca cómo
cada vez más se invadía el comercio
mexicano con productos que en nada beneficiaban a la
economía nacional y además cómo la naciente
industria
mexicana estaba siendo ahogada por la superioridad del competidor
norteamericano.
Consideramos de gran importancia la posición
martiana frente al Tratado Comercial de 1883, que se proyectaba
firmar, así como su clara visión de las
consecuencias que el mismo traería para las hermanas
repúblicas latinoamericanas. Todo esto nos da la
posibilidad de profundizar en la obra de Martí y
comprender su actitud
posterior frente a otras proyectadas alianzas o tratados de los
Estados Unidos con Latinoamérica.
Frente a los peligros que asechaban a "Nuestra
América", Martí propone el fortalecimiento de las
economías de los países latinoamericanos y el
establecimiento de un comercio
equitativo, fuese favorable para ambas partes en la misma medida
y no absolutizar dicho comercio con un solo país y lo
más importante a nuestro entender es la estrategia global
que Martí propone, o sea el fortalecimiento interno,
único medio para enfrentar a las potencias extranjeras
capitalistas.
Tesis que en la actualidad tiene gran vigencia: "Vemos
colosales peligros, vemos manera fácil y brillante de
evitarlos adivinarnos en la nueva acomodación de las
fuerzas nacionales del mundo siempre en movimiento; y
ahora acelerarlas, el agrupamiento necesario y majestuoso de
todos los miembros de la familia
americana".
La concepción de cómo debía
realizarse el comercio entre los pueblos fue y sigue siendo
brillante, pues se adecua perfectamente a la realidad de hoy, y
prueba de esto es la situación actual de los países
de llamado Tercer Mundo y la necesidad del establecimiento de un
nuevo orden económico internacional, planteado por el
Comandante Fidel Castro: "La acción sostenida por la
aplicación de los principios del
Nuevo Orden Económico Internacional dio fuerza,
coherencia y unidad a los países subdesarrollados en su
denodado esfuerzo por lograr un mundo no basado en la
explotación, sino en la cooperación internacional,
un mundo menos injusto y más equitativo, un mundo que en
lugar de obstaculizar, favorezca los esfuerzos que se realicen
por hacer salir del círculo vicioso del atraso y la
dependencia".
Parte II.
Resulta en este momento interesante el análisis
de una circunstancia especial que hizo desplegar a Martí
su inteligencia y
pasión por la justa causa latinoamericana: La Conferencia
Panamericana de 1889.
El estudio de sus crónicas escritas con
relación a dicha reunión nos revelan no sólo
la profundidad de su análisis político sino que nos
permite conocer las condiciones históricas en que la misma
se desarrolla.
En el año 1889, el gobierno
norteamericano convida a la Primer Conferencia de Naciones
Americanas, la cual se celebraría en Washington entre
Octubre de 1889 y Abril de 1890, con la participación de
los Estados Unidos y las repúblicas de México,
Centro y Sur América, Haití, Santo Domingo y el
imperio del Brasil.
Los aspectos fundamentales que se proyectaban tratar en
la misma eran: medidas tendientes a conservar la prosperidad
entre los Estados Unidos Americanos y a la formación de
una unión aduanera americana para el comercio provechoso y
recíproco entre las naciones americanas; establecimiento
de comunicaciones
frecuentes y regulares entre los puertos de los diferentes
estados americanos; adopción
de un Sistema Uniforme
de disposiciones aduaneras, para la importación y exportación de mercancías; adopción
de un Sistema Uniforme
de pesas y medidas y de leyes que
protegieran los derechos adquiridos bajo
patentes o privilegios de invención, etc.; adopción
de una moneda común de plato que fuera de curso forzoso en
las transacciones comerciales recíprocas; establecimiento
de un plan definitivo
de arbitraje para
todas las cuestiones de disputas y diferencias que pudieran
existir, y además materias relacionadas con la
"prosperidad" de los diversos Estados representados en la
Conferencia.
En esta Conferencia Internacional Americana no
estuvieron representados todos los países
hispanoamericanos, faltaron Santo Domingo, Cuba, Puerto Rico; el
primero denegó la invitación por sus disputas con
Estados Unidos quienes pretendían quitarle la bahía
de Samaná; las dos islas atillanas no podían no
podían asistir por ser aún colonias de España. En
resumen, estuvieron representados dieciséis países
latinoamericanos. Con gran sagacidad Martí nos refiere en
sus crónicas los detalles más importantes que se
suscitaron durante la conferencia. En una de sus primeras
crónicas, relata cómo los representantes de las
diferentes naciones hispanoamericanas, se agruparon de acuerdo a
sus posiciones respecto a los Estados Unidos.
Aquellos que se plegaron ante los intereses
norteamericanos son los que: "se preparan para deslumbrar, para
dividir, para llevarse el tajo con el pico del águila
ladrona". Los que mantuvieron firmes sus posiciones y los
intereses nacionales: "son aquellos que se disponen a merecer el
comercio con la honradez de trato y respeto a la
libertad
ajena".
De esta forma se percata de la falta de unidad en cuanto
a las posiciones de los diferentes delegados latinoamericanos,
cuestión esta que Martí lamenta; ya que
precisamente es una constante en toda su obra la necesidad de la
alianza de "Nuestra América", con vistas a formar un
bloque compacto en contra de las intensiones norteamericanas de
dominar a los países del Sur del Río Bravo mediante
el instrumento económico.
"jamás hubo en América, de la
independencia acá, asunto que requiera más
sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen
más claro y minucioso que el convite que los Estados
Unidos potentes, repletos de productos invendibles, y
determinados a extender sus dominios en América, hacen a
las naciones americanas de menor poder".
En esta cita vemos como Martí no solo destaca el
problema político sino examina acertadamente el aspecto
económico, comprende el riesgo que corren
los países latinoamericanos de convertirse en
suministradores de materias primas de Estados Unidos y en un
mercado seguro para sus
productos.
Mantiene plena vigencia hoy, esta frase planteada por el
Maestro de dicha Conferencia: "De la tiranía de
España supo salvarse la América Española y
ahora después de ver con ojos judiciales los antecedentes,
causas y factores del convite urge decir porque es la verdad, que
ha llegado para la América Española la hora de
declarar su segunda independencia".
Pero cabe preguntar: ¿Qué representaba
para Martí alcanzar la "segunda independencia"?
El Maestro en este sentido, trata de advertir a las
repúblicas latinoamericanas del peligro que representaba
la alianza económica con los Estados Unidos y el
sojuzgamiento económico y político que por ende
traía esta alianza.
Para él no pasó inadvertido que la
dependencia económica representaba también la
dependencia política, y que por tanto era preciso cerrar
filas en contra del poderoso vecino y de sus pretensiones para
con nuestros países, las cuales se pusieron de manifiesto
durante la Conferencia Panamericana.
Esta idea martiana encuentra eco hoy, en todos los
países latinoamericanos que aún no han podido
sacudirse del yugo imperial y que mantienen sus economías
maltrechas en función
del capital
extranjero, para todos ellos sirven esas palabras de
Martí, que aunque escritas en 1889, no han perdido
vigencia y son aplicables hoy más que nunca.
Un aspecto que Martí trata en sus
crónicas, es cómo la conferencia recibe el nombre
de Panamericana. Comprende que este término, dado a la
misma por los Estados Unidos, es precisamente una artimaña
que tenía como objetivo
fundamental ocultar las verdadera intensiones del convite: la
dominación económica y política del
Continente Americano por parte de los Estados Unidos.
Nos preguntamos junto con Martí:
¿Qué objetivo
perseguía la idea del panamericanismo? El imperialismo
norteamericano en su afán por dominar nuestras tierras, se
ha valido de la tergiversación de la historia de nuestros pueblos
y del pensamiento de sus más ilustres hombres, a fin de
crear una historia que sirva a sus
intereses, este es precisamente el caso de la "teoría
del pensamiento".
Dentro de la Conferencia de 1889, uno de los principales
precursores la "teoría
del panamericanismo" fue el Secretario de Estado Yanqui en aquel
entonces, James G. Blaine.
Este personaje, era conocido dentro de los
círculos políticos norteamericanos; sus ambiciones
con respecto a los países del Sur del Río Bravo
eran desmedidas.
Martí advirtió de inmediato las
intenciones de Blaine con respecto a la Conferencia y en uno de
sus artículos enviado a la Nación
de Buenos Aires
dice: "Blaine toma por suya como su idea y creación la
conferencia, y para sí quiere, y no para los demás,
el triunfo que espera de ella".
Con respecto a nuestro país, Blaine aspiraba
fervientemente la anexión de la isla y al respecto hizo
declaraciones a favor de la misma. Aunque no debemos olvidar que
dentro de los Estados Unidos, en aquellos momentos,
existían intereses contrarios a la
anexión.
Tenemos por ejemplo el artículo publicado por The
Manufacturer de Filadelfia titulado "¿Queremos a Cuba"?,
con fecha10 de marzo de 1889 el cual criticaba a los cubanos
blancos como "afeminados, inmorales y perezosos" y que los negros
estaban en plena barbarie. Según estos voceros del
imperialismo, la anexión no era conveniente debido a las
características de nuestro pueblo.
En este momento, aparece la palabra vibrante del Maestro
en defensa del honor de nuestro pueblo y en un artículo
publicado en The Evening Post el 25 de marzo de 1889
expresó de manera genial la respuesta cubana al
artículo aparecido en el
periódico The Manufacturer donde afirma que solo con
la vida cesaría la batalla por la libertad y que la idea
de anexión de nuestra patria era imposible para un pueblo
como el nuestro.
Sin embargo las ambiciones anexionistas norteamericanas
para nuestro país, no cesaron y en 1891 durante la
celebración de la Conferencia Monetaria el propio Blaine
insistiría de nuevo en la anexión de nuestro
territorio.
Durante la celebración de la Conferencia
Panamericana de 1889, Martí comprende las intensiones de
los Estados Unidos y específicamente con nuestro
país y a pesar de haber transcurrido casi un siglo, hoy
los imperialistas norteamericanos no han renunciado a sus
sueños de anexar nuestro territorio. Es por esto que las
palabras del Maestro están presentes en la actualidad y se
adaptan perfectamente a nuestras circunstancias. Ejemplo de lo
anterior es la carta dirigida
a Gonzalo de Quesada fechada el 14 de diciembre de 1889 donde el
Maestro plantea "Sobre nuestra tierra,
Gonzalo, hay otro plan más
tenebroso que lo que hasta ahora conocemos y es inicuo forzar a
la isla de precipitarla, a la guerra para
tener pretexto de invertir en ella, y con el crédito
medidor y garantizador quedarse con ella. Cosa más cobarde
no hay en los anuales de los pueblos libres: Ni maldad más
fría".
Esta cita demuestra, sin lugar a dudas, la gran
previsión de Martí en cuanto a las intensiones
expansionistas del imperialismo, que fue comprobado años
más tarde con la intervención norteamericana e
imponiendo el régimen neocolonial.
Durante la celebración de la Conferencia, los
Estados Unidos pretendieron, ante todo, el dominio
económico de nuestros pueblos latinoamericanos, las
proposiciones y temas que se debatieron en la misma,
constituyeron el disfraz de las verdaderas intensiones políticas
de los norteamericanos.
Dos de los puntos más debatidos durante la
Conferencia y que merecen nuestra atención fue la
Unión Aduanera y el Arbitraje.
La unión Aduanera o Zollverein fue uno de los
asuntos que produjo fuertes debates en el seno de la Conferencia,
con esta artimaña los Estados Unidos pretendían
lograr: un mercado seguro a los
productos invendibles y monopolizar los mercados de los
países latinoamericanos, tratar de eliminar sobre todo a
Inglaterra como
rival fuerte que había dominado el comercio de
América Latina durante el siglo XIX; lograr la
fácil entrada de los producto
norteamericanos libres de derechos a los países de
Hispanoamérica y por último forzar a los
países de América Latina a la firma de Tratados
Comerciales.
Sobre lo que representaba dicha unión para
nuestros países plantea Martí: "se convida a los
pueblos americanos a sabiendas, con la esperanza vaga de recobrar
concesiones que los entraban para el porvenir, para formular
tratados que de antemano desechan los poderes a quienes
cumpliría ejecutarlos, y los intereses que los encubran al
gobierno".
En esta cita, se advierte que Martí
comprendía que el establecimiento de la Unión
Azucarera con los Estados Unidos, solo podía ser campo de
extracción de materias primas, a cambio de
recibir una larga lista de productos manufacturados procedentes
de las industrias
norteamericanas.
La Unión Aduanera formaba parte de un plan que
llevaría la firma de los mal llamados "Tratados de
Reciprocidad" que tan nefastos resultados nos dejaron, y que
significaban para nuestros países la pérdida de
entrada de divisas, fundamentalmente por medios de los
impuestos
sobre las importaciones,
ante la avalancha de productos extranjeros y la imposibilidad de
competir con éstos. Por otra parte se abría el
curso para la penetración de capitales extranjeros en las
economías de los países latinoamericanos, lo que
posteriormente profundizaría la deformación
profundizaría la deformación económica de
los mismos.
En resumen, la proposición de la Unión
Aduanera fue rechazada por impracticable y en esto debemos
destacar el papel jugado
por la delegación argentina, que
había recibido orientaciones concretas de su gobierno de
oponerse a ella. No obstante rechazada la proposición, la
Comisión recomendó:
"… la celebración de Tratados de reciprocidad
parcial entre las naciones americanas, en virtud de las cuales
cada uno convenga en remover, o reducir sus derechos de importación sobre algunos de los productos
naturales manufacturados de uno o más países, a
cambio de que
estos le hagan concesiones semejantes y
equivalentes…"
Quedaba abierta, una de las formas modernas de
dominación: el neocolonialismo, a través de los
Tratados de Reciprocidad Comercial.
La proposición de Arbitraje fue otro tema muy
debatido en la Conferencia Panamericana de 1889, el plan de
Arbitraje contemplaba dos proposiciones: la de tener una corte
permanente de Arbitraje y la planteada por Argentina y
Brasil, el
nombramiento de tres representantes cuando fuese necesario el
Arbitraje.
En relación con el Arbitraje, los Estados Unidos
pretendían convertirse en gendarmes del Continente
Americano, para según ellos, decidir en las disputas entre
las Repúblicas de América Latina y las naciones de
Europa.
Esta proposición no era más que una
muestra de
rivalidad anglonorteamericano. El Arbitraje pretendido por
Washington fue rechazado por muchos países, entre ellos,
la Argentina.
Esto embargó de alegría al Maestro, en
estos momentos en que la codicia desmedida del Norte, llamaba a
la unidad continental, y al tratar de desenmascarar la careta de
hipócrita que vestía el proyecto de
Arbitraje dice: "Excelente caso sería el Arbitraje, si en
Estados Unidos (…) Cosa excelente sería el Arbitraje, si
fuera de esperar que en la república que, aún
adolescente, mandaba a los hombres generosos que dejasen al
hermano sin libertad, y que le respetasen su presa".
En general la Conferencia Panamericana de 1889
sirvió a nuestro Héroe Nacional para poner al
descubierto las verdaderas intensiones del poderoso vecino del
Norte y demostrar, con su actitud, que
su intelecto revolucionario estuvo siempre al servicio de la
independencia de Cuba y de América Latina, además
dicho evento tuvo una franca proyección antiimperialista,
que hizo desplegar a Martí su inteligencia y
pasión por la justa causa latinoamericana.
Parte III.
Hasta ahora hemos analizado dos momentos importantes en
el desarrollo del pensamiento martiano, a través del
estudio de sus principales ideas acerca del Tratado Comercial
entre México y Estados Unidos de 1883 y de la Conferencia
Panamericana de 1889, pero consideramos que uno de los puntos
más altos en cuanto a la radicalización de su
pensamiento económico y político lo encontramos, en
los certeros juicios que Martí expuso durante la
celebración de la Conferencia Monetaria Internacional de
1891, en la cual asiste como delegado de la República
Oriental del Uruguay,
siendo ésta la máxima investidura
Diplomática que tuvo el Maestro.
En 1888, el Presidente de los Estados Unidos
envía a todos los pueblos de América Latina y
Hawai, la investigación de la Cámara y el
Senado, para celebrar una Conferencia Internacional en
Washington, para el estudio de la adopción de una moneda
común –la plata- que fuera de uso forzoso en las
transacciones comerciales recíprocas entre los
países de América.
Estados Unidos convoca a esta Conferencia debido
fundamentalmente, a la difícil situación que
atravesaba en esos momentos. Productores de oro y plata libraban
una franca batalla por el predominio de cada uno de los metales.
Desde el año 1873, en los Estados Unidos
había descendido bruscamente el valor de la
plata con la eliminación del dólar de ese metal.
Los intereses afectados en ese momento habían estado
claramente la libre acuñación, asunto que
todavía en el año 1888 discutían los
legisladores norteamericanos, aunque ya habían logrado
pasar dos leyes, la
BLAND-ALISSON (1878) y la SHERMAN (1890) bajo las cuales el
tesoro de aquel país debía comprar grandes
cantidades de plata para su acuñación.
La Unión Monetaria entre los Estados Unidos y los
países de América Latina era imposible desde todo
punto de vista.
Martí vio, desde el primer momento y con absoluta
nitidez este proceso y
predijo las ventajas y desventajas que acarreaba el
establecimiento de una moneda internacional común, de
curso forzoso, fundamentalmente para los para países
latinoamericanos.
Desentraña de un modo genial, los verdaderos
móviles de la Conferencia cuando dice: "A todo convite
entre pueblos hay que buscarles las razones ocultas.
Ningún pueblo hace nada contra su interés, de lo
que deduce que lo que un pueblo hace es lo que está en su
interés. Si dos naciones no tienen intereses comunes no
pueden juntarse".
Una y otra vez apunta las diferencias entre los Estados
Unidos y el resto del Continente, conoce cada uno de ellos
perfectamente y sabe que la Conferencia no podrá traer
beneficios para la América y advierte además los
peligros que traía para ello ala alianza con los
norteamericanos: "Y el que resuelva sin investigar, o desee la
unión sin conocer (…) o la defienda por la poquedad del
alma aldeana, hará mal a América".
La Conferencia Monetaria Internacional comienza a
sesionar el 7 de enero de 1891, precisamente en estos momentos es
Secretario de Estado James G. Blaine. En esta época Blaine
ambiciona la presidencia del gobierno.
Conocedor de la historia de los Estado Unidos,
así como de los verdaderos objetivos de
la Conferencia el Maestro señala: "si el obstáculo
mayor para la elevación de la plata y su relación
con el oro es el temor de su producción excesiva y
valor ficticio
en los Estados Unidos, ¿Qué conveniencia puede
haber, ni para los países de Hispanoamérica que
producen plata, ni para los Estados Unidos mismos, en una moneda
que asegure mayor imperio y circulación a la plata de los
Estados Unidos?".
Después de las numerosas sesiones en las que no
se logra acuerdo alguno, un delegado de Estados Unidos pide que
se considere la disolución de las sesiones de la
Conferencia Internacional para establecer con la
participación de todos los países una moneda
universal. Martí ve en esa coyuntura el momento de alertar
a los pueblos de América Latina sobre la posibilidad de
futuros compromisos perjudiciales.
El informe final a
la Conferencia Monetaria de Washington redactado y leído
por el Maestro, revela sus extraordinarias dotes
diplomáticos, su sagacidad y dominio de los
asuntos monetarios. En el informe se señala que la
necesidad del establecimiento de una relación fija
oro-plata o una moneda de igual metal para el cambio
internacional e interno de cada uno de los países, en
dicho informe se señala enfáticamente la
trascendencia de un sistema de monedas internacional tanto
política como económica: "No es lícito dejar
de desear la creación de un sistema de monedas uniformes,
que harían más morales y seguras las relaciones
económicas de los pueblos…"
En el documento final se condena todo intento de
cualquier país por establecer una moneda o relación
oro-plata que vaya en perjuicio del resto de las naciones del
mundo, en este sentido el Maestro hace una alusión directa
a los Estados Unidos: "No ha de haber prisa censurable en
provocar ni en contraer entre los pueblos, compromisos
innecesarios que estén fuera de la naturaleza y de
la realidad. Ni han de negarse a los pueblos (…) a tratar
unidos cuantos asuntos tienden a fomentar, por el cambio amistoso
de las ideas, y el creciente conocimiento y
respeto mutuos,
los interese legítimos, cuyo comercio natural asegura, en
vez de comprometer, la pez de las naciones".
Martí en el informe rechaza la proposición
norteamericana de convocar a una reunión monetaria
internacional, con la asistencia de las principales potencias
mundiales, para el estudio del bimetalismo, ya que comprende que
las repúblicas latinoamericanas debían establecer
relaciones monetarias con otros países "Las manos de cada
nación deben estar libres para desenvolver sin trabas el
país, con arreglo a su naturaleza
distintiva y a sus elementos propios".
El desarrollo posterior del capitalismo en los Estados
Unidos en su fase superior, con todos sus rasgos y
características, evidencian lo acertado de las
advertencias de Martí y sus posiciones en defensa de los
intereses de los pueblos latinoamericanos.
El Sistema Monetario Financiero Capitalista en el cual
quedaron envueltos nuestros pueblos de América en virtud
del mismo desarrollo capitalista y de la ley de
acumulación a escala
internacional, atraviesa actualmente una aguda crisis, que afecta
fundamentalmente a los países subdesarrollados.
A partir del fracaso de Estados Unidos en la Conferencia
Monetaria de 1891, los norteamericanos no cesaron en su intento
de establecer el predominio de una moneda que redundara en su
beneficio y en 1944 – a cincuenta y tres años de
celebrar la Conferencia de 1891- se celebra la Conferencia de
Bretton Woods la cual ubica de manera privilegiada al
dólar norteamericano como fundamental activo de reserva
internacional equiparable en la práctica, al oro
mismo.
De este modo quedaba consagrada la hegemonía de
Estados Unidos en la esfera monetario-financiera.
Sobre los efectos que esto produjo para los
países subdesarrollados, Fidel planteó en la VII
Cumbre de los Países No Alineados: "El sistema monetario
financiero así creado –se refiere al creado en la
Conferencia de Botton-Woods- aseguró efectivamente el
ejercicio del predominio casi indiscutible de los Estados Unidos
en la economía
internacional".
De esta forma, los países subdesarrollados en
general y los países subdesarrollados en general y los
países latinoamericanos en particular, quedaron atrapados
bajo un sistema monetario impuesto por los
Estados Unidos, y del cual Martí previó las
consecuencias de su implantación, muchos años
antes, durante la Conferencia Monetario celebrada en 1891, no
solo las consecuencias de índole económica sino las
de índole política, que genialmente predijo el
Maestro.
Durante las Conferencia Monetaria, Martí no solo
advierte los peligros que representaba para la América
Hispana el establecimiento de un sistema monetario único,
sino que además escribe en estos momentos interesantes
crónicas donde sienta las bases para llevar a cabo
relaciones equilibrios y justas.
En la revista
ilustrada de Nueva York
plantea: "Quién dice unión económica, dice
unión política. El pueblo que compra, manda. El
pueblo que vende sirve. Hay que equilibrar el comercio para
asegurar la libertad. El pueblo que quiere morir, vende a un solo
pueblo, y el que quiere salvarse, vende a más de uno. El
influjo excesivo de un país en el comercio de otro se
convierte en influjo político…"
Estas palabras del Maestro, son hoy una realidad
palpable para todo el mundo subdesarrollado, y demuestran la
visión de nuestro Héroe Nacional, en cuanto a las
consecuencias y políticas
que traen consigo que las relaciones impuestas por un país
poderoso, como intentaba hacer Estados Unidos en la Conferencia
Monetaria; lo cual sucedió en definitiva como
expresión del desarrollo del capitalismo mundial y en
especial el norteamericano.
Hoy día las transnacionales norteamericanas
prácticamente dominan el comercio de Latinoamérica
y de otros países subdesarrollados. No por causalidad
nuestro Comandante en Jefe señaló que "No es
posible caracterizar el comercio
internacional de los países subdesarrollados, (…)
sin encontrar en las empresas
transnacionales y en las políticas económicas de
los países de sus casas matrices el
principal obstáculo para el desarrollo del Tercer
Mundo".
Más adelante refiriéndose a la injerencia
de las transnacionales en los asuntos internos de los
países subdesarrollados y en la amenaza que ellas
representan para su soberanía nacional plantea: "¿Es
imposible acaso orientar la cooperación y ayuda mutua, y
no hacia la explotación y dominación
internacional?".
La respuesta obviamente es negativa, porque
tendríamos que admitir que un simple instrumento
jurídico (…) podría transformar la esencia misma
del imperialismo".
En general, es obvio que las ideas de Martí,
durante la Conferencia Monetaria de 1891, son aplicables a
nuestra realidad internacional y que los planteamientos de
nuestro Comandante en Jefe Fidel, son una continuación del
ideario martiano adaptado a las condiciones políticas,
económicas y sociales del mundo
contemporáneo.
Sin dudas la Conferencia Monetaria de 1891
representó el triunfo de los postulados del Maestro.
Más que una victoria económica sobre los Estados
Unidos, representó una victoria política, Paul
Estrade tiene razón cuando dice –refiriéndose
al papel desempeñado por Martí en la Conferencia-
"¡No nos equivoquemos!, al tratar que prevalezca un punto
de vista diferente al de los Estados Unidos sobre un problema de
reglamento interno o sobre la fecha de una próxima
sesión, Martí no procede así por vanidad o
mezquindad, sino que prepara moral y
psicológicamente a sus auditores para el verdadero combate
ulterior que en ese momento sólo él presiente, pero
que todos deberán librar el combate político contra
el imperialismo.
Años después, como es conocido, las
palabras del Maestro se hacen realidad, los países
lationoamericanos habrían de enfrentar al imperialismo
norteamericano, no solamente desde el plano económico sino
también desde el plano político. Martí
presintió con genial inteligencia esta clara verdad y a
través de sus crónicas escritas a propósito
de la Conferencia Monetaria de 1891, así le advierte a
toda la América Hispana.
La propia realidad cubana, durante la
seudorepúbica, confirma las advertencias del Maestro. Los
Tratados de Reciprocidad impuestos sobre
nuestro país, la Enmienda Platt y otras artimañas
imperialistas, demostraron a la postre, las intensiones del
gobierno de los Estados Unidos, para obstaculizar nuestro
desarrollo
económico.
A través del estudio del Tratado Comercial entre
México y Estados Unidos de 1883, y las Conferencias
Panamericanas de 1889 y 1891, hemos querido dar una
panorámica general de distintos momentos en la
radicalización del pensamiento martiano y de su clara
visión de la amenaza que significaba para el Continente
Americano, el naciente imperialismo de los Estado
Unidos.
Todo lo anterior demuestra la integridad política
y económica del Maestro como genuino intelectual
latinoamericano.
Con el desarrollo de este trabajo se ha alcanzado una
visión mayor acerca del pensamiento martianos. Sus
reflexiones y pronunciamientos en cuanto al peligro que
representaba Estados Unidos para los países de
América son una realidad que alcanza vigencia y que
permiten colocar al Maestro como el revolucionario con más
profunda visión política en su época, su
prédica en defensa de la integridad política,
económica, social y cultural latinoamericana lo convierten
no solo en fuente de consulta imprescindible de los hombres que
siguieron su lucha, sino en fuente inspiradora y parte integrante
de la primera revolución
Marxista en América Latina, "La Revolución
Cubana".
- Florencia Piñate. José Martí y
la primera conferencia Panamericana. - Editorial Arte y
Literatura 1957.
- Editorial Arte y
- José Martí. Obras Completas. Tomo 7.
pág. 25 - Fidel Castro. La crisis económica y social
del mundo. - Informe de la VII Cumbre de los Países
no Alineados. Pág. 41.
- Informe de la VII Cumbre de los Países
- José Martí. Obras Completas. Tomo 6.
Pág. 35. - Idem. Pág. 35.
- Idem. Pág. 46.
- Idem. Pág. 56.
- Simón Bolívar. Documentos.
La Habana. Casa de las Américas. Pág.
220. - José Martí. Obras Completas. Tomo
6.Pág 44. - Idem. Pág. 128.
- Idem. Pág. 58.
- Dictámenes, recomendaciones y resoluciones
adoptadas por la Primera Conferencia Internacional Americana.
–en "Conferencias Internacionales Americanas".
Washington. Pág. 11-13. - José Martí. Obras Completas. Tomo 6.
Pág. 55-56. - Idem. Pág. 158.
- Idem. Pág. 162.
- Idem. Pág. 151.
- Idem. Pág. 154.
- Idem. Pág. 165.
- Fidel Castro. La Crisis económica y social
del mundo.
Informe de la VII Cumbre de los Países no
Alineados. Pág. 79.
- José Martí. Obras Completas. Tomo 6.
Pág. 160. - Fidel Castro. La crisis económica y social
del mundo.
Informe a la VII Cumbre de los Países no
Alineados. Pág. 73.
- Idem. Pág. 153.
- Paul Estrada. 1978. Anuario del Centro de Estudios
Martianos. Pág. 207.
La conferencia monetaria de las
Repúblicas de América
Nueva York, mayo de 1891
El 24 de mayo de 1888 envió el presidente El 7 de abril de 1890, la Conferencia El 23 de marzo de 1891, después de un mes ¿Qué lección se desprende A lo que se ha de estar no es a la forma de las Un pueblo crece y obra sobre los demás Dos cóndores, o dos corderos, se unen sin Ni es sólo necesario averiguar si los Ni el que sabe y ve puede decir honradamente, Quien dice unión económica, dice Ni en los arreglos de la moneda, que es el La moneda del comercio ha de ser aceptable a Pero el Congreso Panamericano, que pudo ver lo Cumplida la demora y desbandada la Cámara A cinco repúblicas–a Chile, "Los países representados en esta Cuando se pone en pie el anfitrión, los No habían dicho los Estados Unidos que el Se meditó; se temió; se Mostrarse acomodaticio hasta la debilidad no La Revista |
Karina de la Peña
Ciudad de Holguín.
"Año del 45 Aniversario del Triunfo de la
Revolución".