Comunicaciòn y
transformaciòn en Organizaciones
universitarias
- Resumen
- Antecedentes
- Enfoque
teòrico - Brecha del
conocimiento - Comunicación y distintos
tipos de conocimiento - Referencias
bibliográficas
COMUNICACIÓN Y TRANSFORMACIÓN EN ORGANIZACIONES
UNIVERSITARIAS. Díaz Díaz, Freddy. Universidad
Nacional Experimental del Táchira. Decanato de Postgrado.
.Convenio UNET-UNESR. Programa de
Doctorado en Ciencias
Administrativas.
Se trata de una investigación
documental que se orientó en profundizar sobre la
necesidad de cambio en las
organizaciones universitarias sobre la base de la
comunicación como eje transformador, presente en todas
las funciones
académicas. En este caso con énfasis en la función de
extensión como la función
responsable de la difusión del conocimiento
como elemento de cambio y
transformación. El contexto que identifica a cualquier
institución de Educación
Superior está caracterizado por un entorno complejo,
donde el cambio ha sido lo permanente, producto de la
nueva época que estamos viviendo. La paradoja entre el
proceso de
globalización y la nacionalización
por la otra, se nos presenta abarrotado de nuevas
tecnologías de la información y de la comunicación que nos muestran una sociedad distinta
a la sociedad agraria
e industrial que precedieron, a la que hemos dado en llamar
sociedad informacional o del conocimiento.
Ante este escenario observamos una universidad
anclada en sus viejas estructuras
académicas y administrativas que pretende ofrecer
solución al desarrollo y
progreso, montada en el mismo modelo para
abordar la generación y difusión del conocimiento.
Se concluye que la universidad para ponerse a tono con los nuevos
tiempos requiere definir la visión integral de sus
funciones
académicas: docencia, investigación y extensión sobre un
nuevo paradigma cuyo
uno de sus mejores soportes es una comunicación oportuna como eje
transformador que le permita, a través de la
creación y difusión del conocimiento lograr la
correspondencia entre lo que la sociedad demanda por
una parte y la coherencia interna que debe reinar en la
universidad. por la otra, en la búsqueda de la pertinencia
social que aspira el contexto de las instituciones
de Educación
Superior, tratando de hacer compatible el discurso con
la acción.
Palabras claves: comunicación,
transformación universidad
Los cambios generados en la sociedad, motivados por
fenómenos como la
globalización y complementados a su vez por la
aparición de nuevas
tecnologías de la información y de la
comunicación, nos presentan una realidad caracterizada
por una altísima complejidad que amerita ser abordada con
una visión Holìstica.. Las transformaciones que
deberán producirse para lograr el progreso y desarrollo de
nuestra sociedad se fundamentan en el recurso organizacional
más importante que es el
conocimiento. Las universidades tienen como misión la
generación y difusión de conocimientos para de esa
manera poder cumplir
la función social que se les ha encomendado. En atención a ello se requiere que las
Instituciones
de Educación
Superior inicien un proceso de
cambio institucional para estar en sintonía con los
cambios que han originado esta nueva época caracterizada
por esta nueva sociedad que se ha dado en llamar sociedad
informacional o sociedad del conocimiento.
Estas transformaciones apuntan a cambios institucionales
tanto en lo administrativo como en lo académico. En lo
académico al ubicarnos en la visión
Holìstica o sistémica del mundo, entendemos la
necesidad de percibir el cambio desde una perspectiva no
disciplinaria o reduccionista, sino desde una óptica
interdisciplinaria, ojalà transdiciplinaria, y
constructivista. Estos cambios organizacionales pasan por revisar
la integración de las funciones
académicas de la universidad: Docencia, Investigación y Extensión y la
manera como ellas han sido concebidas para participar en la
creación y difusión de conocimientos.
Particularmente pretendemos abordar del cambio
institucional en la universidad como objeto de estudio, desde la
comunicación. Entendida ésta como una estrategia
fundamental para lograr la transformación de las
instituciones de la Educación
Superior. Se plantea, entonces, estudiar el proceso de producción y difusión del
conocimiento en la universidades, a fin de proponer elementos
teóricas que contribuyan a considerar el componente
comunicacional como aspecto importante en los procesos de
transformación que deben darse a nivel de las funciones
académicas en las universidades como organizaciones o
instituciones propiciadoras , a su vez, del cambio
social.
De Souza(2000) ha planteado que nuestra realidad mundial
está caracterizada por un cambio de época y no por
una época de cambios, se apoya para ello en
Castells.(1995) quien afirma que una época
histórica cambia cuando se transforman de manera
cualitativa y simultánea las relaciones de producción, las relaciones de poder, la
experiencia humana y la cultura. .A
pesar de los grandes cambios sufridos en la sociedad por
ésta nueva época, las universidades han planteado
sus trasformaciones de manera lenta y es nuestro criterio que
aún permanece anclada en el tiempo;
respondiendo a estructuras
curriculares y administrativas que no se compadecen con la nueva
realidad que hoy enfrentamos. Al considerar algunos pasajes que
muestran la evolución histórica de nuestras
instituciones universitarias podemos observar que conservan
muchas de sus características iniciales y que los mayores
cambios que se han logrado o tendrán que lograrse
responden a modalidades que tiene que ver con las nuevas
tecnologías informacionales y fundamentalmente
comunicacionales.
La universidad, tal como hoy la conocemos, surgió
en la época medieval, concretamente a mediados del siglo
XII, aunque su apogeo se produce en el siglo siguiente. Las
universidades surgieron dentro de un contexto
socioeconómico y cultural que les imprimió sus
rasgos fundamentales. Las circunstancias sociales prevalecientes
del siglo XII y XIII, dieron lugar a la creación de las
primeras universidades, algunas de las cuales simplemente
brotaron, sin que se pueda determinar con precisión quien
las fundó ni cuándo exactamente se constituyeron.
(Tunnermann 2000).
La palabra universidad , deriva de la voz latina
"universitas" de origen romano que significa el conjunto de los
seres particulares o elementos constitutivos de una colectividad
distinta de los individuos que la integran.. En el lenguaje
legal del derecho
romano, "universidad"era la unión organizada de gentes
con intereses comunes y estatus jurídico independiente. En
la edad media la
palabra servía para designar a los gremios, corporaciones
o fraternidades integradas por personas dedicadas a un mismo
oficio, entre quienes cabía distinguir los maestros de los
aprendices. En principio existe una semejanza entre la
situación de aparición de las universidades y la de
las corporaciones de comerciantes y artesanos. Posteriormente, el
término universitas sirvió para referirse a la
institución como tal y sólo tardíamente para
aludir a la universalidad de la enseñanza de todas las ramas del
conocimiento.
Napoleón reorganiza la universidad como un
monopolio y
una dependencia del Estado, con
una intención puramente utilitaria y profesionalizante,
según los ideales educativos politécnicos que
profesaba. El modelo
napoleónico, tan imitado por América
Latina a raíz de la independencia,
rompió la idea unitaria de la universidad medieval y la
sustituyó por un conjunto de escuelas profesionales
separadas, carentes de núcleo aglutinador. La
investigación dejó de ser cometido de la
universidad y se reservó exclusivamente a las
academias
La universidad colonial respondió a una
concepción y a un propósito muy bien definido, lo
que le permitió ser una institución unitaria. Toda
su actividad giraba en torno a la idea
de Dios y su preocupación básica era salvar al
hombre. La
universidad latinoamericana que surgió del injerto
napoleónico , según Sánchez citado por
Tunnermann, produjo profesionales , cuyo número y calidad no
correspondió a las necesidades de la sociedad, que fueron
profesionistas hábiles pero no universitarios en el
sentido completo de la palabra.
La universidad republicana tampoco logró ampliar
la base social de la matrícula estudiantil, que
siguió siendo representativa de las clases dominantes. Al
permanecer intactas las estructuras fundamentales de la sociedad,
perduró la naturaleza
elitista de la institución durante el siglo
XIX.
La universidad moderna, que introduce la ciencia y
la investigación en el quehacer universitario, surge del
modelo que Guillermo Humboldt quien la diseñó, a
petición del emperador de Prusia, para la Universidad de
Berlín. La estrecha relación entre docencia e
investigación en que se inspira el esquema influye luego
en la
organización de muchas otras universidades de
diferentes partes del mundo y fue un elemento clave para el
enorme desarrollo científico que se produjo, a partir de
entonces, en Alemania. La
universidad alemana devino en una comunidad de
investigadores que usa principalmente la mayéutica
socrática, es decir el aprendizaje
que se produce como resultado de la incorporación activa
del estudiante en el quehacer científico, bajo la dirección de un maestro
investigador.
El modelo alemán fue imitado por las
universidades norteamericanas comenzando por la Universidad de
John Hopkins en 1876, que se inició como una universidad
consagrada únicamente a los estudios de postgrado. El
aporte mas sobresaliente de la universidad norteamericana a la
organización de las universidades en el
mundo es la introducción del departamento como unidad
académica básica, en sustitución de la
cátedra aislada y unipersonal. La departamentalización surge en la
Universidad de Harvard en 1739, cuando un profesor decidió
impartir una sola asignatura y especializarse en ella en vez de
asumir, como era lo usual hasta entonces, todas las artes
liberales (matemáticas, filosofía natural y
moral,
geografía,
astronomía, etc.).
En 1918, el movimiento de
Córdoba fue la primera confrontación entre una
sociedad que comenzaba a experimentar cambios de su
composición interna y una universidad enquistada en
esquemas obsoletos. La protagonista de este movimiento fue
la clase media en su afán por lograr acceso a la
universidad, hasta entonces controlada por la vieja
oligarquía terrateniente y el clero. Esta reforma
incorporó la extensión universitaria y la
difusión cultural entre las tareas normales de la
universidad latinoamericana y propugnó por hacer de ella
el centro por excelencia para el estudio objetivo de
los grandes problemas
nacionales. Se requiere para el logro de esta función
académica de extensión un componente fuerte en lo
que respecta a la comunicación.
Al hacer un balance crítico de la Reforma de
Córdoba, podemos decir que es hasta nuestros días,
la iniciativa que mas ha contribuido a dar un perfil particular a
la universidad latinoamericana.. Se dice que, a pesar, de no
haberse logrado la transformación de la universidad en el
grado que se aspiraba se dieron pasos muy importantes en tal
sentido. Sus efectos, en el ámbito universitario, se
centraron mas que todo en lo que podemos denominar la
organización jurídica y formal de la
universidad, referidos específicamente a la
autonomía y al cogobierno, no así en lo referente a
la estructura
académica de la misma, que prácticamente
continuó obedeciendo al patrón napoleónico
de facultades profesionales separadas.
La universidad contemporánea, según
Tunnermann (cit), se nos presenta en el marco de una de las
paradojas que caracterizan a nuestra época relativa a la
conciencia cada
vez mayor de la globalidad de los problemas que
enfrenta la humanidad, hasta el punto de hablarse de la
emergencia de una sociedad mundial y, a la vez, el surgimiento de
un nuevo nacionalismo
expresado en la reivindicación del derecho a los pueblos a
su identidad y
autonomía.
Es importante destacar que los últimos
años del siglo que recién finalizó y en los
momentos actuales se han caracterizado por los profundos cambios
que se han dado en el escenario internacional, con la
aparición del fenómeno de la
globalización. Este concepto no se
reduce al aspecto puramente económico; en realidad, es un
proceso multidimensional que comprende aspectos vinculados a la
economía,
las finanzas, la
ciencia y la
tecnología, las comunicaciones, la educación, la
cultura, la
política,
etc. Partiendo de los cambios que se han generado y tomando en
consideración que los avances
tecnológicos están modificando profundamente la
naturaleza de
la actividad productiva; que obligan a la universidad
contemporánea a adecuarse a dichos cambios, se plantea lo
expuesto por el SELA en la persona de
Arriola(1994)quien expresa que anteriormente el desarrollo
dependía de la cantidad de energía, de recursos
naturales, de capital, pero
que hoy en día depende sobre todo de la capacidad de
conocimiento y de la información disponible para actuar
sobre el proceso de trabajo.
El cambio como objeto de estudio, ha venido recibiendo
una atención cada vez más creciente por
parte de muchos especialistas en los últimos tiempos. Al
tema, en cuestión, se le han dedicado muchos libros y
artículos, se ha incorporado como capítulo
independiente en obras dedicadas a la enseñanza de la
administración y el comportamiento
organizacional y se ha incluido como obligatorio en cursos de
maestría en administración de empresas.
Según Stoner (1995), las organizaciones emprenden
programas de
cambio al menos por tres razones: a) Los cambios en el entorno
amenazan la sobrevivencia de la organización b)Los cambios en el entorno
ofrecen nuevas oportunidades para progresar y c)La estructura y
forma de funcionamiento de la organización está
retrasando su adaptación a los cambios del
entorno.
De Souza (2002), plantea que es necesario pensar
filosóficamente el cambio y el desarrollo, ya que sin
comprender por que, ni con que propósito iniciamos un
proceso de cambio, nos faltarán criterios para saber si lo
estamos conduciendo hacia un fin determinado, y nos
faltarán argumentos para convencer a otros de que el
esfuerzo es necesario y relevante. Expresa este autor que al
observar muchos de los procesos de
cambio institucional en América
Latina, pareciera que el cambio, que solo es un medio, se ha
transformado en un fin en si mismo. Se pregunta, entonces, por
que deben cambiar las universidades: para ser mas eficientes,
para ser mas competitivas, para mejorar la calidad, para
hacer la reingeniería de su arquitectura
organizacional o para hacer la planificación estratégica. Todas
estas interrogantes se refieren únicamente a los medios. Tal
vez la respuesta más sencilla es: para reconstruir su
relevancia en la sociedad, por que la sociedad está
experimentando un cambio de época. El cambio en
cuestión en la universidad se percibe como una
búsqueda de un equilibrio
entre la coherencia interna y la correspondencia con lo que
demanda el
contexto, es decir conocer cuanto se corresponde el discurso
universitario con la acción.
La universidad actual es esencialmente productora de
conocimientos. La universidad es un sitio para producir saberes.
Es un espacio para producir conocimientos y realizar investigación científica. La
universidad es un sitio para la producción intelectual y
la producción intelectual según Fuenmayor (1.995
),va mas allá de la simple producción de
conocimientos y de la investigación científica, por que la
creación intelectual incluye elementos que no derivan de
la investigación científica . La creación
artística y literaria también es función
universitaria, es labor creativa y es fundamental en la
universidad.
La búsqueda del conocimiento, su
transmisión y aplicación dan origen a las tres
funciones básicas de las instituciones universitarias:
investigación, docencia y extensión Si bien en
determinados momentos de su desenvolvimiento histórico una
de esas funciones ha prevalecido sobre la otra lo cierto es que
el ideal reside en una equilibrada integración de las mismas, de modo que las
tres estén siempre presente en todas las tareas de la
actividad universitaria.
Las funciones de la universidad, según Tunnermann
(cit), adquieren una nueva dimensión frente a la revolución
socio-científica, provocada por el papel central
de la ciencia en
la sociedad post-industrial. De esta manera, la
masificación de la educación
superior y los efectos de la revolución
científico-técnica representan los fenómenos
que mas contribuyen a forzar el cambio de las actuales
estructuras y dar un nuevo sentido a las funciones
universitarias. Por otra parte, la propia evolución del pensamiento
contemporáneo, que apunta hacia una integración de
las disciplinas más que a una diferenciación
excesiva de éstas, refuerza la búsqueda de nuevas
estructuras académicas que permitan el cultivo
interdisciplinario de la ciencia y su
orientación hacia la transdisiplinariedad de la
misma.
Las actuales estructuras académicas responden a
la educación superior elitista; por lo mismo, les es
imposible, sin una profunda transformación, hacer frente a
la al fenómeno de la masificación. Son, en general,
demasiado rígidas, poco diversificadas y carentes de
adecuados canales de comunicación entre sus distintas
modalidades y el mundo de la producción y el trabajo. La
homogeneidad de sus programas no les
permite atender la gama de habilidades, intereses y motivaciones
de una población estudiantil extensa y
heterogénea; su excesiva
compartímentalización contradice la naturaleza
esencialmente interdisciplinaria del conocimiento; su apego a los
sistemas formales
les impide servir con eficacia los
propósitos de la educación permanente. Por lo que
la universidad requiere un urgente transformación a tono
con las necesidades de la sociedad.
La comunicación interpretada como un subsistema
dentro del sistema
universitario es un componente fundamental, tomando en
consideración que su presencia es requerida en el abordaje
de sus tres funciones académicas esenciales. La Docencia
como función académica orienta mucho de su tiempo a la
transmisión de conocimientos, exigiendo herramientas
comunicacionales que garanticen la eficiencia de
este proceso, para así, en parte, contribuir a resolver el
gran problema de masificación que caracteriza la
Educación Superior. La Extensión
difícilmente podrá lograrse de no contar la
universidad con sistemas de
comunicación que difundan con eficacia el
conocimiento que la universidad genera para dar respuesta a
las grandes necesidades de la sociedad y contribuir a lograr el
desarrollo y progreso de los pueblos. La investigación es
la función académica que mayor compromiso tiene en
la creación de conocimientos, se produce en ambientes
altamente exigentes en cuanto a sistemas comunicacionales se
refiere. Su eficacia se mide en función de las
publicaciones que se produzcan. Por su naturaleza misma requiere
la consulta y confrontación de fuentes serias
y de elevada validez que le aseguren confiabilidad a los datos e
información que maneja para transformarlos en
conocimiento.
El desarrollo de la informática y la posibilidad de
integración con las telecomunicaciones, ha producido todo un cambio en
lo relativo al almacenamiento,
recuperación, transmisión y uso de la
información, soporte universal del conocimiento. Bajo
tales circunstancias, los medios y los
procesos de comunicación acostumbrados, son cuestionados
por el planteamiento teórico y práctico de la
comunicación interactiva, instaurada a partir del uso de
la telemática, cuestión que ha
provocado que la
computadora, concebida originalmente como máquina de
cálculo
haya pasado a ser además, una máquina de comunicar
, y que dentro de los procesos de comunicación, se
implemente la interactividad como un proceso que favorece la
construcción colectiva del conocimiento y
la masividad del acceso a uso de la información.
García (2002)
Ante este panorama y considerando que uno de los
propósitos fundamentales de los sistemas educativos , de
cara al siglo XXI, es encontrar los medios que favorezcan su
calidad, es pertinente repensar estrategias de
redimensionamiento de la universidad con base en las
potencialidad de la comunicación; a través de la
telemática en general y de las redes globales de
información, en particular; así como el
establecimiento de modelos de
gestión
de conocimiento, que permitan conceptualizar a las instituciones
de educación superior, como verdaderas industrias de la
información.
Garcìa (cit), refiere que Van Ginkel afirma que
en su misión de
responder a las demandas de su entorno e interconectarse con
este, la función principal de la universidad del futuro,
en relación con la investigación y desarrollo,
sería gestionar y dirigir el flujo de conocimientos, o sea
desarrollaría menos su propia investigación al
provecho de la gestión
y difusión de la investigación realizada en centros
científicos debidamente dotados. Se acercaría, de
esa manera, a los modelos de
gestión e innovación tecnológica, mediante la
creación de unidades interfaces u oficinas de
transferencia de resultados de investigación. Esta
visión se fundamenta en el sentido crítico que
actualmente expresamos cuando afirmamos que la academia ha venido
actuando en un monólogo frente al sector empresarial y
público, en cuanto a investigación se refiere. Ello
se deriva de la falta de ambientes comunicacionales y acceso a la
información en la relación universidad-empresa.
En relación a la investigación
científica, se identifican claramente dos segmentos
importantes: la producción científica en
términos de producto de
información y la incorporación a redes de conocimiento
mundial. Es importante concebir cualquier resultado del trabajo
de investigación en términos de un producto de
información, capaz de ser llevado a soportes
electrónicos, para su difusión en el mercado de
conocimientos., es decir garantizar su comunicación. Al
referirnos al otro segmento podemos expresar que en
términos de competencia y
pertinencia, no se puede considerar hoy día una
investigación relevante que no sea el resultado de un
mutante mundo interconectado y globalizado, por el impetuoso
avance de las redes de información electrónico.
Será un imperativo de la transformación que se
pretende en la universidad del presente siglo, el mostrar una
comunidad
científica integrada a las mas importantes redes del
conocimiento universal. La excelencia científica se
medirá entonces, por la direccionalidad nacional o
internacional del flujo de conocimientos que se observe en una
determinada temática de investigación en red.
Plantea Tunnermann (cit), que las demandas de la
sociedad contemporánea están reforzando en todas
partes el cambio de las estructuras académicas
tradicionales, al comprobarse su ineficacia ante la nueva
problemática. Se halla así en curso un movimiento
de renovación de la educación superior, a escala mundial,
cuya tónica mas sobresaliente sería la gran
flexibilidad estructural y curricular que propicia como requisito
indispensable para una rápida adaptación a los
procesos sociales y científicos, caracterizados por su
constante cambio.
En los últimos años se habla del
surgimiento de un nuevo tipo de economía o de
sociedad llamada sociedad del conocimiento, sociedad
informacional o sociedad del aprendizaje. Esta
se distingue de las anteriores por que en ella el conocimiento
desempeña un papel
esencial. Drucker, nombrado por Nonaka (1999), plantea que en la
nueva economía el conocimiento no solo es otro recurso
además de los tradicionales factores de producción
(tierra,
trabajo y capital), sino
el único recurso válido en el presente. Su
argumento es que el hecho de que el conocimiento se ha vuelto "el
recurso" en vez de ser solo un recurso, es lo que hace que la
nueva sociedad sea única en su clase.
Sostienen estos autores que el conocimiento es la fuente
del poder de mas alta calidad y la clave para el cambio que se
dará en el poder.. El conocimiento dejó de ser un
elemento mas del poder del dinero y del
poder de la fuerza
muscular, para convertirse en su esencia, es por ello es que se
ha hecho cada vez mas ardua la batalla por controlar el
conocimiento.
Innovar o perecer es el reto que hoy día
enfrentan las universidades. La universidad en este siglo debe
asumir el cambio y el futuro como consubstanciales de su ser y
quehacer, si realmente quiere ser contemporánea. El cambio
exige de las universidades una predisposición a la reforma
permanente de sus estructuras, programas y métodos de
trabajo. El paradigma de
la universidad actual responde a la sociedad industrial, que
está en proceso de profunda mutación, pero que
deberá sustituirla la sociedad del conocimiento o la
sociedad informacional.
A partir de las últimas décadas del siglo
XX los cambios que han ocurrido en la universidades han
desplazado el interés
por la cultura y el conocimiento general, universal o meramente
profesional y técnico, por el de la ciencia y la tecnología, tanto por
el especializado, como por el conocimiento mas complejo y
transdiciplinario Este cambio se ha observado unido a sucesivas
modificaciones organizacionales, conceptuales,
ideológicas, funcionales, pero sobre todo se han
concentrado en sus aspectos económicos y de mercado. Esto
refleja la importancia que están adquiriendo las
universidades, en la medida que han podido emprender alteraciones
significativas en sus estructuras para hacer su labor intelectual
del trabajo académico fundamentado en la producción
y difusión de conocimientos a través de las
funciones de docencia, investigación y
extensión.
En la medida que la producción de conocimientos
se presenta de forma cada vez más desigual y no
equitativa, y que esto se ha relacionado con la nueva
expresión de la riqueza, también la distribución de los conocimientos, de la
ciencia y la tecnología se encuentra distribuida de manera
desigual, en detrimento de los países atrasados. Las
brechas entre los países derivadas de la
posesión, uso y beneficio de los conocimientos, se
perfilan como los nuevos indicadores de
valoración de las brechas en el crecimiento
económico, el desarrollo y la sustentabilidad mundial.
Didriksson.(2000)
Indica este autor que la idea de las universidades como
fábricas de conocimiento, como instituciones emprendedoras
o innovadoras en ciencia y
tecnología, se ha establecido como el paradigma
organizacional de estos tiempos, sin descuidar que el
otorgamiento de los títulos de tercero y cuarto nivel
constituyen el medio mas utilizado para ingresar a segmentos
laborales mas dinámicos y competitivos.
Brunner (2000), al referirse a la brecha del
conocimiento cuando anuncia los desafíos y retos de la
educación superior, plantea que por primera vez las
sociedades
compiten en un mercado global, donde América
Latina representa mas de un 8% de la población pero solo un 4% de los ingenieros
y científicos que trabajan en investigación y
desarrollo experimental, un 2 % del comercio de
tecnologías de información y menos de un 2 % de las
computadoras
conectadas a Internet. Expresa el autor
que el desarrollo de la naciones se ha vuelto cada vez más
dependiente de las infraestructuras de comunicación y sin
embargo, América
Latina posee sólo 20 % de líneas
telefónicas, y un 10 % de computadoras,
por igual número de habitantes en comparación con
los países desarrollados.
En el plano del conocimiento nuestra región
latinoamericana produce menos ciencia que España o
Suiza y sólo Brasil, entre los
países latinoamericanos, supera el gasto en
investigación y desarrollo experimental de la empresa
Microsoft. En
resumen la globalización, la revolución
tecnológica y la creciente importancia del conocimiento en
todas las esferas de la vida amenazan con ampliar la brecha que
existe entre las naciones.
La investigación realizada en un 10 % de las
universidades de la región, suele estar dispersa, mal
financiado y sub equipada. Las comunidades científicas son
pequeñas y su productividad es
insuficiente para superar la brecha que nos separa del mundo
desarrollado. Lo anterior se refleja en una débil
participación regional dentro del esfuerzo
científico mundial, nuestros investigadores intervienen
apenas en un 17 % de las áreas activas del conocimiento
.Brunner (cit).
Plantea el autor que el mundo desarrollado y el mundo en
desarrollo progresan aceleradamente hacia nuevas formas de
organizar la producción, distribución y uso del conocimiento
avanzado, tratando de dar respuesta a cuales son las principales
innovaciones que pueden advertirse y que tiene que ver con: las
interfaces, la comunicación y la competencia.
En relación a interfaces expresa que una parte
significativa de la revolución del conocimiento, se
está produciendo no dentro de los departamentos
tradicionales sino en torno a los
múltiples nuevos puntos de contacto que se crean entre las
instituciones del saber y su entorno externo, llámese
empresas,
gobiernos, laboratorios industriales, agencias de innovación, oficinas consultoras o centros
de información y distribución del conocimiento.
Expresa el autor que estudios recientes internacionales muestran
que las universidades exitosas han adoptado nuevas formas de
organizar su trabajo, sobre la base de responder a demandas;
establecer proyectos y
equipos que se congregan y disuelven con flexibilidad; emplear
aproximaciones inter o transdisciplinarias; estimular la
generación de patentes e, incluso, apoyar con capital de
riesgo
iniciativas que podrían generar un retorno
comercial
De esta forma la universidad deja de ser una
institución puramente erudita, sin abandonar sus funciones
tradicionales, para convertirse en una institución
productiva, caracterizada por poseer un rico y variado conjunto
de vínculos con la economía y la sociedad que la
rodean.
Comunicación es el nombre del gran cambio que se
está dando en el mundo académico. No solo se
extienden las formas tradicionales de educación a
distancia, vía correspondencia, radio y televisión, sino que adicionalmente, se
emplean las redes electrónicas para crear, transmitir y
entregar conocimientos. Se estima que en Estados Unidos
más de tres mil instituciones ofrecen cursos en
línea, 33 de los estados poseen, al menos, una universidad
virtual. Más de un 50 % de los cursos emplea correo
electrónico como medio de comunicación y al
menos un tercio de la red para distribuir materiales y
recursos de
apoyo.
El otro elemento innovador es la competencia. El
conocimiento humano, medido a la manera de los bibliometristas,
demoró 1750 años en duplicar por primera vez su
volumen. La
siguiente vez lo hizo en 150 años, luego en 50 años
y hoy se duplica cada cinco años. Se estima que el
año 2020 aumentará al doble cada 73 días.
Esto implica que junto con crecer el conocimiento se fragmenta y
se especializa. Las revistas científicas han aumentado de
10.000 en 1990 a mas de 100.000 en la actualidad. Actualmente se
emplean pulsaciones de energía electromagnética
para incorporar y transmitir mensajes que antes se enviaban por
medio de la voz, la imagen y el
texto..
Diariamente aparecen más de tres millones de nuevas
páginas electrónicas en la Red. Los usuarios de
Internet pronto
alcanzarán a mil millones de personas. En tales
condiciones resulta difícil que la universidad pueda
mantener su monopolio
sobre la información o que pueda erigirse, ella sola, en
la institución central de sistema
intelectual de una nación.
Mas bien, las instituciones de educación superior
están aprendiendo a competir, y en ocasiones a colaborar
dentro de este nuevo escenario. Nosotros seguimos apegados a un
modelo introvertido, de transmisión analógica,
renuente a la diferenciación y flexibilización, que
considera a cada institución aisladamente y no como parte
de una red,
temerosos de la competencia y con sospechas con respecto a la
colaboración público-privada.
Brunner(cit)
Al concebir la universidad como organización
responsable de la creación y difusión del
conocimiento , como su principal producto, nos inquieta como debe
ser administrada y nos obliga a conocer de ella criterios tales
como: Eficacia en cuanto a la selección,
distribución y organización de los recursos
utilizados de tal manera que sea apropiados a los resultados que
se obtengan.. Eficiencia para
conocer la relación entre el uso que se hace de los
recursos institucionales en beneficio de su principal producto y
Pertinencia para comprobar que los objetivos
propuestos por la institución corresponden a los
requeridos por la sociedad.
La universidad como organización creadora de
conocimiento se contextualiza en la llamada hoy sociedad del
conocimiento, sujeta al fenómeno de la
globalización y de la competitividad, con abundante tecnología
de la información y comunicación, en el marco
de una educación con gran tendencia a su
masificación. Para lograr la verdadera pertinencia social
de la universidad; de tal manera de contribuir a alcanzar los
grandes desafíos establecidos por la UNESCO como son: el
desarrollo, la protección del ambiente y la
cultura de paz , necesitamos llenar la brecha que nos separa,
superando limitaciones que identifican la universidad de hoy
tales como: baja producción y desigual distribución
del conocimiento, poca reflexión para conocer el proceso
de nuestro propio conocimiento, conocimientos obsoletos,
conocimiento fragmentado, investigación dispersa, estructura
organizacional tradicional ineficiente, exiguo contacto con
el entorno, elevado desperdicio de recursos y talentos y temprana
especialización, entre otros.
COMUNICACIÓN Y DISTINTOS TIPOS DE
CONOCIMIENTO:
En el mundo occidental la única forma de pensar
en las organizaciones es considerarlas como máquinas
de procesamiento de información. Este punto de vista
está muy arraigado en las tradiciones de administración occidentales, desde Taylor hasta
Herbert Simon, y obliga a pensar que el conocimiento es
explícito (formal y sistemático) .El conocimiento
explícito puede expresarse con palabras y números,
y puede transmitirse y compartirse fácilmente en forma de
datos,
fórmulas científicas, procedimientos
codificados o principios
universales. El conocimiento se considera el código
de computadora,
una fórmula química o un juego de
reglas generales.
Las empresas niponas
tienen una idea muy distinta de lo que es conocimiento
.Consideran que el que se expresa en palabras y números es
sólo la punta del iceberg. Para ellos el conocimiento es
principalmente tácito (algo no muy evidente y
difícil de expresar o comunicar) .este tipo de
conocimiento es muy personal y no es
fácil de plantear a través de lenguaje
formal, por lo que resulta difícil transmitirlo y
compartirlo con otros. La intuición, las ideas y las
corazonadas subjetivas son parte de él. Además,
este tipo de conocimiento tiene su raíces en lo mas
profundo de las acciones y la
experiencia individual, así como en los ideales, valores y
emociones de
cada persona La
diferencia entre el conocimiento explícito y el
tácito es la clave para entender la forma diferente en la
que los occidentales y los japoneses tratan con el conocimiento.
Aunque los gerentes occidentales están más
acostumbrados a trabajar con el conocimiento explícito es
necesario reconocer el conocimiento tácito y su
importancia por varias razones:
Primero, porque genera un nuevo punto de vista acerca de
la organización, es decir, en vez de concebirla como una
máquina para el procesamiento de la información se
le considera un organismo viviente .Incluye ideales, valores y
emociones,
así como imágenes y
símbolos, que a pesar de ser elementos cualitativos y un
tanto vagos son necesarios para entender la forma como los
japoneses conciben el conocimiento. Ellos, los japoneses, asumen
que el conocimiento tácito no es fácil comunicarlo,
plantean que el aprendizaje
mas importante proviene de la experiencia lo que contrasta con la
premisa, tan arraigada en occidente , de que el conocimiento
puede ser enseñado a través de la educación
y la capacitación Segundo: Una vez que se acepta
la consecuencia del conocimiento tácito se empieza a
considerar de otra manera la innovación., ya que se trata
de un proceso de autorrenovación personal e
institucional. El compromiso de quienes conforman la empresa, su
identidad con
ésta y con su misión se hacen indispensable.
Tercero: Los ejecutivos occidentales necesitan abandonar su
esquema de conocimiento y empezar a centrarse en cosas altamente
subjetivas como la intuición y las
experiencias.
En este momento, la universidad como organización
que ha venido ganando presencia y prestigio con el auge
científico y tecnológico de la época, se ve
sometida a fuertes presiones y demandas desde diferentes sectores
de la sociedad, desde el Estado,
desde el sector productivo y desde los demás niveles del
sector educativo.
La universidad por el potencial científico y
tecnológico que concentra en su seno y por los cuantiosos
recursos económicos que la sociedad invierte en su
creación, desarrollo y consolidación, está
llamada a ofrecer su decisivo aporte a la sociedad, como su
obligación, y aún mas en los momentos en que
nuestro país atraviesa una de sus peores crisis en los
diferentes ordenes :político, económico, social y
cultural; crisis que
tiene lugar, a su vez, en un escenario mundial caracterizado por
la multiplicidad y velocidad de
los cambios, todo lo cual exige un reordenamiento de sus
estructuras académicas y administrativas.
Se puede concluir entonces que en este cambio de
época, caracterizado por una paradoja entre la
globalización por una parte y la nacionalización
por la otra, la sociedad exige de las universidades conocimientos
para afrontar los cambios y lograr el desarrollo y progresos de
los pueblos. Para ello la universidad como organización
requiere renovarse en sus estructuras académicas y
administrativas que le permitan abordar sus funciones con
éxitos, aprovechando para ello los recursos que ofrecen
las nuevas tecnologías de la información y
comunicación, A la alta dirección universitaria le corresponde
revisar su visión y definir un adecuado sistema de
comunicación que le permita entre otras cosas afianzar su
rol, de organización generadora y difusora de
conocimientos capaz de garantizar que tanto la docencia, la
investigación y la extensión cumplan su
cometido.
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FREDDY E. DÌAZ DÌAZ
.
SAN CRISTÒBAL