El sabotaje tecnológico de PDVSA y los derrames petroleros en el Lago de Maracaibo
"El sabotaje tecnológico de
PDVSA
y los derrames petroleros en el Lago
de Maracaibo"
Ante las noticias de derrames petroleros en el Lago de
Maracaibo durante el mes de enero de 2003 y "la emergencia por el
Gobernador del Estado Zulia,
Manuel Rosales convocadas por sectores de la oposición al
gobierno
nacional; preocupados por los ecosistemas
que brindan sustento natural a la sociedad en que
vivimos, y la calidad de
vida de la población; la comunidad
académica de la Universidad del
Zulia, grupos
ambientalistas y organizaciones
populares, han asumido su responsabilidad de iniciar una indagación
de los hechos de un grupo de
gerentes de PDVSA en conspiración con la Coordinadora
Democrática. La complejidad de la situación
sobrepasa las relaciones entre el Sistema
Técnico Petrolero y el Sistema
Físico Ambiental Lacustre, y comprende un conjunto de
variables de
carácter humano social, por lo que
consideramos esta realidad bajo un enfoque político,
ético y social-ambiental.
El propósito de éste documento es decir la
situación ocasionada por el paro petrolero, contribuyendo
a la descripción e interpretación de
aspectos técnicos, ambientales y éticos. Se han
llevado a cabo un conjunto de entrevistas,
visitas e inspecciones a instalaciones petroleras del lago de
Maracaibo y áreas adyacentes, y examinando la documentación pública y otras
fuentes
relevantes que se refiera a estos hechos.
A partir del 2 de diciembre de 2002, una parte de la
nómina
mayor y personal
ejecutivo de Petróleos de Venezuela,
S.A, (PDVSA), llevó a cabo la paralización de la
industria
petrolera venezolana. Trayendo como consecuencia la caída
total de la producción de crudo y gas del occidente
del país. En occidente más de 60% del personal de las
nóminas
desertó de su trabajo, lo cual llevó al abandono,
daños y colapso de la producción, manejo de crudo, gas, agua, vapor y
red
eléctrica de la industria.
Gran parte de la infraestructura petrolera fue objeto de un
sabotaje sistemático que resalta por el carácter
experto de su ejecución, la industria petrolera fue objeto
de vandalismo y hurto masivo, lo cual afectó, en general
las operaciones.
Entre otros aspectos de importancia, resaltan la
destrucción y obstrucción de equipos e
instalaciones con el propósito deliberado de causar
derrames de hidrocarburos
en los ambientes lacustres y terrestres.
En las inspecciones realizadas en el Lago de Maracaibo
se observaron pozos y estaciones de flujo y áreas
adyacentes frente a costas de Tía Juana y Lagunillas,
entre otros, se realizaron entrevistas a
miembros del personal de la Gerencia de
Operaciones
Acuáticas y Departamento de Seguridad e
Higiene Ambiental (SHA) del distrito Tía Juana. Se
analizó la versión de la Gobernación del
Estado Zulia y
de los responsables de la paralización de la industria
petrolera. A través de la observación documental y de campo, junto
con el examen del comportamiento
de los actores relevantes de esta coyuntura, se logró
consolidar una información de base para nuestro análisis e interpretaciones.
PDVSA Occidente para el año 2002, arrojó
en promedio de 1,4 millones de barriles diarios de crudo; para
efectos de éste análisis, conviene hacer un examen
general del emplazamiento de las instalaciones petroleras en el
Zulia para presentar una imagen clara del
sistema técnico afectado y las operaciones llevadas a cabo
para afectarlo en su conjunto.
En tierra, las
instalaciones de PDVSA ocupan una superficie superior a los 1.60
Km2; comparativamente, es un área tres veces
mayor que la ocupada por el Municipio Maracaibo. Mientras que en
el lago, estas instalaciones se sitúan en una superficie
casi cuatro veces superior a esta ciudad, en alrededor de 7 mil
kilómetros cuadrados, la mayoría concentradas
frente a la costa este, distribuidas en un área que abarca
más de la mitad del Lago de Maracaibo.
La comisión de actos de sabotaje fue determinada
en las acciones que
evidenciaron la participación del personal de confianza,
cuya naturaleza o
condición brinda la experticia, capacidad y oportunidad
necesaria para lograr deliberadamente los efectos de
entorpecimiento o colapso de las instalaciones.
La lógica
general del sabotaje fue comenzar por la paralización de
las operaciones finales del proceso
petrolero (embarque de crudo en los terminales portuarios) para
asegurar que cada fase previa (llenado de tanques, envío
de crudo por oleoductos), etc, fuera sucesivamente paralizada por
la inercia, por la saturación del crudo, hasta llegar a la
parada forzosa de los pozos en general. Esto fue
acompañado con el entorpecimiento de diversas
instalaciones claves tales como plantas
compresoras de gas, plantas de vapor,
plantas de generación eléctrica, plantas de
procesamiento, e inclusive el taponamiento de oleoductos con
crudo pesado, etc. Cuya inmovilización garantizaría
la imposibilidad de una rápida recuperación de la
producción, en caso de intento de reactivación. El
carácter sistemático de los mecanismos y procesos
involucrados en la producción petrolera conduce a que el
bloqueo de ciertos componentes necesariamente conduce a la
interrupción del conjunto. Esto es especialmente
significativo en el caso del sabotaje de las estaciones de
compresión de gas y plantas de fraccionamiento, de las que
dependen ramificaciones operativas hacia o desde los pozos (gas
lift) y gas asociado, plantas eléctricas (gas
combustible), gas de la ciudad, petroquímica, y distribución de combustible.
INTESA ejerció su poder de
control
computarizado para realizar la carga, descarga y almacenamiento de
crudo en los diferentes terminales de embarque, así como
para detener el funcionamiento de la mayoría de las
estaciones de flujo, plantas compresoras, plantas de
procesamiento, etc, asegurándose que la
manipulación de las redes informáticas
fuera posible solamente por parte de los poseedores de las claves
secretas de acceso al sistema, todos empleados de INTESA sumados
al "paro", quienes secuestraron el sistema mediante un acceso
clandestino preparado cuidadosamente con anticipación.
Este contundente sabotaje informático implicó la
utilización de modens ocultos en el interior de paredes y
escritorios para operar con acceso remoto, vía
telefónica, cabe anotar el uso de la red INTERNET para lograr acceso
a la intranet de la
corporación, en donde tanto las comunicaciones
satelitales como de microondas y
de radio son parte
del sistema.
El paro presentó dos fases: La primera, la
ausencia de mandos gerenciales y descontrol de los sistemas
automatizados. La segunda fase surgió bajo la influencia
de las iniciativas de reagrupamiento gerencial y
reactivación de la producción.
Se conoció la participación directa de un
conjunto de empresas
contratistas con diferentes grados de compromiso y papeles
cumplidos en la conspiración y ejecución del
sabotaje de la instalaciones y actividades de la industria
petrolera entre las que figuran: VENEZUELA
DIVER, COMASSO, SERVICIOS
OJEDA, CASCOPET, TUBOSERVICIOS, CORLAGO, LISA, PAPAGAYO, SAMFORD,
CRAFT Y TURISLAGO.
Hay que señalar que las noticias publicadas por
la prensa nacional
han sido presentadas de una maneta inapropiada, errónea,
desordenada y confusa, ejemplo como "ya suman 79 los accidentes
ocurridos en las instalaciones petroleras en 42 días de
paro cívico" publicado por Últimas Noticias el 14
de enero de 2003, agregando que "El gobierno del
Zulia, Manuel Rosales, precisó que se han producido 17
derrames de crudo en las aguas del Lago de Maracaibo, Uno de los
titulares del diario Últimas Noticias, en forma simplista
presentó una sentencia tan determinante como tendenciosa:
"Hasta 10 años tomará revertir daños
ecológicos"(Últimas Noticias, jueves 16 de enero
2003). Esta versión de los eventos
ambientales denunciados, no se tomó el cuidado de
señalar algún tipo de precisión sobre la
magnitud, sensibilidad y ubicación de los biotopos
perturbados por los derrames, por lo que los mensajes presentan
una información de baja calidad por su
carácter genérico e inexacto.
De hecho, la observación de las fotografías que
se publican para ilustrar la "denuncia" arroja un escenario muy
distinto, cuya interpretación resulta incoherente con el
contenido alarmante de las declaraciones. Tal es el caso de la
denuncia de Juan Fernández, de "Gente del Petróleo",
Coordinadora Democrática, acerca de un derrame que
supuestamente alcanzó una extensión de 30
kilómetros.
La gestión
de riesgos a la
salud y ambiente en la
industria petrolera merece especial atención en relación a esta
situación provocada por este paro petrolero gerencial, ya
que involucró el abandono total de los planes de
contingencia de los servicios
operacionales y contra derrames de hidrocarburos.
Los planes de contingencia son procedimientos
operativos específicos y preestablecidos de coordinación, alerta movilización y
respuesta ante la presencia o la inminencia de un fenómeno
peligroso particular para el cual se tienen escenarios definidos
con anterioridad.
El plan de
contingencia contra derrames petroleros, diseñado para
combatir derrame de crudo desde seis hasta sesenta mil barriles,
se encuentra expresado en el llamado Plan Nacional de
Contingencias contra Derrames Masivos de Hidrocarburos (PNC),
cuya coordinación en el área zuliana se
incluye en la denominada área 1, cuya coordinación
sucede en Tía Juana, y fue implantado en 1984.
Por naturaleza, la
dirección de ejecución de los planes
de contingencia recaen fundamentalmente en el personal gerencial.
Precisamente el mismo personal con cargos de dirección en PDVSA que ejecutó las
acciones de
paralización de las empresas, bajo la
dirección de "Gente del Petróleo".
Esto le coloca en particular posición de responsabilidad técnica, política y moral, del
proceso que
condujo a la paralización de esta industria con las
conocidas secuelas de daños y perjuicios acarreados al
ambiente
natural, la industria misma y al país, con evidentes
implicaciones legales de responsabilidad penal y
civil.
Al lado de este deshonroso desempeño gerencial, queremos resaltar y
apoyar lo que parece emerger como una nueva manera de plantear la
ética
de las relaciones
públicas ante el retorno comunitario regional,
expresada en diversas declaraciones públicas de
Félix Rodríguez, Gerente de
PDVSA Occidente, en el sentido de que la población debe conocer la verdadera
realidad de los riesgos de la
producción petrolera y contribuir a la protección
de las instalaciones, a esto sumamos las declaraciones de la
Ministra del Ambiente Ana Elisa Osorio, quien
señaló que la gestión
ambiental de la industria nacional se hará más
transparente en su gestión
ambiental y el estado
retomará su autoridad de
supervisión sobre la misma.
Demás está decir, que no estamos
presenciando un acrecentamiento de situaciones inéditas de
contaminación, explosiones e incendios en
la industria petrolera, sino que observamos la conocida
situación de normalidad productiva, en un ambiente
lacustre sometido a las presiones ambientales por todos conocidos
y denunciadas de antiguos por académicos, pescadores y
ambientalistas.
El paro petrolero, al descontinuar la producción
de hidrocarburos e impedirse la carga de los buques –
tanqueros que transportaban el crudo al exterior, detuvo las
exportaciones y
cortó el ingreso de divisas que obtiene el país por
el
petróleo. Como consecuencia, la nación
venezolana sufrió un descalabro económico que
ascendió a una pérdida por el valor de 4 mil
doscientos sesenta y siete millones de bolívares (Bs.
4.267.000.00,00) cifra que se eleva a nueve mil doscientos dos
millones de bolívares (Bs. 9.202.000.000,00) si sumamos el
costo del paro
perteneciente al ámbito no petrolero de la economía
venezolana.
La consecuencia inmediata de este paro petrolero condujo
a una brusca y profunda caída de calidad de
vida de la población, inédita en la historia
contemporánea del país, que se tradujo en un gran
sufrimiento de la población, principalmente debido al
subsecuente desabastecimiento y encarecimiento de todos los
artículos de primera necesidad.
En el plano de la soberanía de Venezuela, salta a la vista
que el desarrollo de
este plan comparativo puso de relieve la
vulnerabilidad de la nación,
en tanto se evidenciaron debilidades del estado Venezolano para
mantener la integridad nacional, la seguridad
económica y la capacidad de respuesta de nuestras Fuerzas
Armadas frente a las amenazas a que fueron sometidas las fuentes
energéticas de indiscutible carácter
estratégico para la movilización
militar.
La necesaria actitud
ética
debe fundamentar la conducta de
nuestro sistema judicial q redundará en evitar la exposición
de una "cultura de
impunidad" en el manejo de los asuntos públicos de los
venezolanos, en éste y todos los casos donde se evidencie,
como lo ha sido el sabotaje de PDVSA, una violación a la
integridad de la Nación Venezolana.
Es de suprema importancia recalcar que el asunto
petrolero no es un problema estrictamente técnico,
reducido a los aspectos productivos o a los efectos de la
contaminación ambiental, provocada en la
explotación de los hidrocarburos, sino que está
referido a las dimensiones políticas,
económicas y ecológicas centrales de la vida
nacional, y por ende, gravita de manera estratégica en la
vida de cada uno de nosotros, por lo que, en esta
cuestión, la defensa de los intereses petroleros
venezolanos, equivale a una necesaria política del estado
expresada en la protección de nuestros recursos
naturales renovables y no renovables, el aumento de la renta
petrolera, la estabilización y bajo nivel de
producción de crudo, con los mejores precios, y la
propiedad
social, publica y soberana de PDVSA, bajo modalidades y
asociaciones productivas y comerciales que aseguren el control nacional
del producto
petrolero para beneficio equitativo de los venezolanos, donde la
privatización sea solamente un mecanismo
necesario para reforzar el manejo equilibrado de la industria y
no la oportunidad para reproducir élites gerenciales que
aprovechan sus poderes funcionales para extorsionar a la
nación y beneficiar intereses transnacionales.
Considerando las características y a la vez la estructura del
acto moral, ya que
ésta es libre, individual, subjetiva y consciente, vale la
pena decir que lo sucedido con respecto al paro petrolero
ocurrido a partir del 2 de diciembre de 2.002, desde mi punto de
vista fue una falta a la
moral.
Fue algo verdaderamente vergonzoso, porque se supone
que todas las personas que ocasionaron este desastre eran
maduras, no actuaron como tales, ya que al pretender despojar al
Presidente de la República de su mandato no les
importó perjudicar tanto la estabilidad emocional como la
ambiental de los venezolanos.
Individualmente hablando cada una de estas personas
actuó por su cuenta, por diferentes razones e intereses,
pero las consecuencias se reflejaron en la sociedad, ya que
aunque la moral es
individual y compete a cada uno; también es social porque
proviene de la sociedad. Cuando más del 60% del personal
de las nóminas de
PDVSA desertó de su trabajo en las actividades
operacionales rutinarias fue un acto individual de cada uno, o
sea, su decisión; pero esto conllevó a daños
y colapso de la producción, manejo de crudo, gas, agua, vapor, y
red eléctrica. Todo esto aunque fue el acto individual de
cada uno tuvo su reproducción en la sociedad
afectándola al privarla de cada uno de esos
servicios.
Los cabecillas que ejecutaron el plan para detener
la industria petrolera sacaron provecho de la experiencia
técnica del personal calificado y la disciplina
industrial que acompaña los aspectos organizacionales de
esta corporación, especialmente en el sentido de la
subordinación que predomina en las cadenas de
mando.
Con respecto a lo libre que se dice que es la moral,
cada una de estas personas expresaron su voluntad y eligieron su
acción, de sabotear la parte técnica de PDVSA,
eligieron realizar las órdenes en cadena que se les daba.
Y no sólo la parte técnica sino que entorpecieron
diversas instalaciones claves como planta compresora de gas,
plantas de vapor, entre otras.
Libre fue la participación de INTESA en el
colapso producido a PDVSA, quien ejerció deliberadamente
su poder de
control computarizado para realizar la carga, descarga, descarga
y almacenamiento de
crudo, acción que fue totalmente voluntaria, ya que
ejecutaron su acción.
La moral es subjetiva porque está relacionada
con la conciencia
humana; compete al sujeto y es objetiva porque es eficaz y
efectiva; la Gente del Petróleo se sintió
satisfecha, con una visión triunfalista ya que la
paralización de la producción se llevó a
"cero barriles" y esto fue aplaudido cínicamente por
ellos. Pero me pregunto yo ¿qué pasó con su
moral subjetiva, o sea, qué pasó con su conciencia, es
que acaso no tienen, o es que simplemente la imaginan? Porque el
hecho no es llevar a la producción a cero barriles, sino
que eso iba a afectar a cada uno de los ciudadanos de Venezuela
de una manera u otra, de hecho afectó nuestros intereses
económicos, afectó nuestra estabilidad emocional (a
través de una guerra
mediática), afectó nuestro medio
ambiente, entre otros.
Para que una acción humana sea moral, la
persona tiene
que estar consciente de que su acto sea bueno. No me parece que
la actitud de
algunos periódicos de la nación hagan
públicas noticias de una manera inapropiada,
errónea, desordenada y confusa, sea ético –
moral, ya que señalar cantidades de derrames sin ofrecer
marco de referencia alguno no es un buen acto de conciencia.
Ejemplo de esto lo publicado por Últimas Noticias el 14 de
enero de 2.003: "Ya suman 79 los accidentes
ocurridos en las instalaciones petroleras en 42 días de
paro cívico", agregando que "El Gobernador del Zulia,
Manuel Rosales, precisó que se han producido 17 derrames
de crudo en las aguas del Lago de Maracaibo, siendo el más
grave de ellos el del pozo 13A174, ubicado en Bachaquero", con
respecto a esta última fue asombrosamente desmentida,
catalogada como incoherente y de contenido errado.
Y así como estas noticias hubo muchas,
publicadas con falta de ética, veracidad y
conciencia.
Con respecto a los planes de contingencia, se vieron
saboteados por el mismo personal con cargos de dirección
en PDVSA que ejecutó las acciones de paralización
de la empresa. Esto
los coloca a ellos en una posición de responsabilidad no
sólo técnica, política y moral acarreando
consecuencias dañinas y prejuiciosas al ambiente natural,
sino también con evidentes implicaciones legales de
responsabilidad penal y civil, ya que actuaron libre y
conscientemente.
Todos estos actos de conciencia, liderizados por
entes ajenos al bienestar de los ciudadanos, condujeron a una
brusca y profunda caída de la calidad de vida
de la población, inédita en la historia
contemporánea del país, que se tradujo en un gran
sufrimiento de la población.
Un aspecto moral de suma importancia, es que debe
prevalecer un tratamiento profundamente ético y
transparente que contribuya a proteger los valores
bioéticos humanos y sociales de los venezolanos y la
integridad de la nación soslayada en la violación
de los fundamentos del mejoramiento de la calidad de la vida de
la población
María