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Técnicas en Hemoterapia. Trastornos mieloproliferativos




Enviado por rominabraun



    Técnicas en Hemoterapia.
    Trastornos mieloproliferativos

    1. Aspectos generales de las
      opciones de tratamiento
    2. Anatomía
      patológica
    3. Discusión
      clínica
    4. Conclusión

    INTRODUCCIÓN

    DESCRIPCIÓN

    Los trastornos mieloproliferativos son enfermedades en las cuales
    se producen demasiados glóbulos de ciertos tipos en la
    médula ósea. Ésta es el tejido esponjoso
    dentro de los huesos grandes
    del cuerpo. La médula ósea produce glóbulos
    rojos (los cuales transportan oxígeno
    y otros materiales a
    todos los tejidos del
    cuerpo), glóbulos blancos (los cuales combaten las
    infecciones) y plaquetas (las cuales están a cargo de
    hacer que se coagule la sangre).

    Los trastornos mieloproliferativos crónicos, son
    enfermedades
    crónicas que algunas veces pasan a convertirse en la fase
    de leucemia mielógena aguda.

    Existen cuatro tipos de trastornos mieloproliferativos:
    leucemia mielógena crónica, policitemia vera,
    metaplasia mieloide agnogénica y trombocitemia esencial.
    La leucemia mielógena crónica afecta las células
    que se desarrollan para ser glóbulos blancos, llamados
    granulocitos.

    Policitemia vera significa que se producen demasiados
    glóbulos rojos en la médula ósea y se
    acumulan en la sangre. El bazo
    (el órgano ubicado en la parte superior del abdomen que
    filtra la sangre para eliminar las células
    deterioradas) puede hincharse porque los glóbulos de la
    sangre excedentes se acumulan allí. También puede
    tener comezón en todo el cuerpo.

    Metaplasia mieloide agnogénica significa que los
    glóbulos rojos y ciertos glóbulos blancos llamados
    granulocitos no maduran adecuadamente. Los glóbulos rojos
    parecen gotas en vez de tener su forma normal de disco. El bazo
    puede hincharse y puede haber muy pocos glóbulos rojos
    maduros que lleven oxígeno, que es lo que causa
    anemia.

    Trombocitemia esencial significa que el número de
    plaquetas en la sangre es mucho mayor de lo normal sin ninguna
    causa conocida, pero otros glóbulos en la sangre son
    normales. La cantidad excesiva de plaquetas no permiten que la
    sangre fluya normalmente.

    Si existen síntomas, el médico
    ordenará análisis de sangre para hacer un recuento
    de cada uno de los diferentes tipos de glóbulos en la
    sangre. Si los resultados de los análisis de sangre no son normales, es
    posible que se tengan que hacer más análisis de
    sangre como así también una biopsia de
    médula ósea. Durante este examen, se inserta una
    aguja en un hueso y se extrae una pequeña cantidad de
    médula la cual se observa en el microscopio.
    Luego, se podrá determinar el tipo de enfermedad que se
    padece y planear el mejor tratamiento.

    Las posibilidades de recuperación
    (pronóstico) dependerán del tipo de trastorno
    mieloproliferativo que se padezca, la edad y estado de
    salud general del
    paciente. Las enfermedades varían generalmente de persona a
    persona, a
    menudo progresan con lentitud y se requiere poco tratamiento. La
    enfermedad puede transformarse en leucemia aguda, la que se
    caracteriza por la producción excesiva de glóbulos
    blancos.

    ASPECTOS GENERALES DE
    LAS OPCIONES DE TRATAMIENTO

    No existe una clasificación determinada para
    estas enfermedades. El tratamiento dependerá del tipo de
    trastorno mieloproliferativo que tenga el paciente.

    Tratamiento de los trastornos
    mieloproliferativos

    Existen tratamientos para todos los pacientes con
    trastornos mieloproliferativos. Generalmente no pueden curarse
    las enfermedades, pero pueden controlarse los síntomas y
    el número de glóbulos puede reducirse por medio de
    tratamiento. A veces se presentan pocos síntomas y no se
    necesita tratamiento.

    La quimioterapia consiste en el uso de medicamentos para
    eliminar los glóbulos de la sangre excedentes en el
    cuerpo. Ésta puede tomarse en forma oral, o puede
    administrarse en el cuerpo por medio de una aguja en la vena o
    músculo. Se dice que la quimioterapia es un tratamiento
    sistémico porque el medicamento entra en el torrente
    sanguíneo, viaja a través del cuerpo y puede
    eliminar células en todo el cuerpo.

    La flebotomía consiste en la extracción de
    sangre del cuerpo por medio de una aguja en una vena. Este
    tratamiento se emplea en pacientes con policitemia vera para
    reducir la cantidad de sangre en el cuerpo.

    A veces se emplea una máquina especial para
    filtrar plaquetas de la sangre. Esto se llama
    plaquetaféresis.

    La radioterapia puede emplearse para aliviar los
    síntomas, consiste en el uso de rayos X de alta
    energía para eliminar células. Generalmente, en el
    caso de trastornos mieloproliferativos, la radioterapia se
    administra por medio de una máquina fuera del cuerpo
    (radioterapia de haz externo) . Un medicamento radiactivo llamado
    P32 también puede ser administrado por medio de una aguja
    en la vena para reducir el número de glóbulos rojos
    producidos por la médula ósea.

    En ciertos casos, también pueden utilizarse
    hormonas para
    tratar los efectos secundarios de la enfermedad. En pacientes con
    metaplasia mieloide agnogénica, se pueden administrar
    hormonas
    llamadas glucocorticoides para ayudar a que los glóbulos
    rojos vivan más. Las hormonas llamadas andrógenas a
    veces también se emplean en esta enfermedad para estimular
    la producción de glóbulos en la
    médula ósea.

    Si hay hinchazón del bazo, puede efectuarse
    cirugía para extraerlo (esplenectomía).

    Se está evaluando la terapia biológica
    para el tratamiento de trastornos mieloproliferativos. El
    propósito de la terapia biológica es tratar de que
    el propio cuerpo combata el cáncer.
    Emplea materiales
    producidos por el propio cuerpo o producidos en un laboratorio
    para reforzar, dirigir o restaurar las defensas naturales del
    cuerpo contra la enfermedad. La terapia biológica
    también se conoce como terapia modificadora de la
    respuesta biológica (BRM) o inmunoterapia.

    Policitemia vera

    Definición:

    Es un incremento anormal de las células
    sanguíneas, principalmente de los glóbulos rojos,
    como resultado del aumento en la producción por parte de
    la médula ósea.

    Nombres alternativos:

    Hiperglobulinemia; trastornos mieloproliferativos;
    policitemia rubra vera; policitemia primaria; enfermedad de
    Waldenstrom.

    Causas, incidencia y factores de riesgo:

    La policitemia vera es un trastorno adquirido de la
    médula ósea, el cual ocasiona una
    sobreproducción en las tres líneas de las
    células sanguíneas: glóbulos blancos,
    glóbulos rojos y plaquetas.

    Éste es un trastorno poco común de causa
    desconocida que se presenta con mayor frecuencia en hombres y
    casi nunca en personas menores de 40 años.

    Los pacientes con policitemia vera también
    presentan un aumento de la tendencia a formar coágulos
    sanguíneos que pueden ocasionar una apoplejía o un
    ataque cardíaco. En algunos pacientes se presenta
    hemorragia anormal debido a que las plaquetas son
    anormales

    Su causa se desconoce, pero se considera que es una
    malignidad hematológica. Esta enfermedad se desarrolla
    lentamente, por lo general después de los 50 ó 60
    años de edad y puede progresar hasta convertirse en una
    leucemia mielocítica aguda. La viscosidad de la
    sangre y el aumento de plaquetas generan un alto potencial para
    la formación de coágulos lo cual puede a su vez
    ocasionar una apoplejía o un ataque cardíaco. En
    algunos pacientes se presenta hemorragia ya que a pesar de la
    presencia de un alto número de plaquetas responsables de
    la coagulación sanguínea, su capacidad de
    coagulación está deteriorada. Los factores de
    riesgo son
    desconocidos, pero la incidencia es más alta en las
    personas de ascendencia judía.

    Tratamiento:

    El objetivo del
    tratamiento es reducir la alta viscosidad de la
    sangre ocasionada por el incremento de la masa de glóbulos
    rojos, así como evitar hemorragias y trombosis.

    Ocasionalmente, se puede administrar quimioterapia para
    suprimir la médula ósea.

    El uso de una terapia antiplaquetaria, como la aspirina,
    es polémico ya que puede causar sangrado
    gástrico.

    Para manejar la hiperuricemia (gota), se administra
    alopurinol.

    Expectativas (pronóstico):

    Esta enfermedad puede progresar y convertirse en
    leucemia. La supervivencia oscila entre 11 y 15 años; la
    trombosis(coágulos sanguíneos que ocasionan
    accidentes
    cerebrovasculares o ataques cardíacos) es la principal
    causa de muerte.

    Complicaciones:

    • trombosis (como causa de accidente cerebrovascular
      y ataque cardíaco)
    • úlcera péptica
    • sangrado gástrico
    • gota
    • leucemia
    • insuficiencia cardíaca
    • mielofibrosis

    Situaciones que requieren asistencia
    médica:

    Se debe buscar asistencia médica si se
    desarrollan síntomas de policitemia vera.

    Para ver el gráfico seleccione la
    opción "Descargar" del menú superior

    Síntomas:

    • dolor de cabeza
    • mareo
    • prurito, especialmente después de un
      baño caliente
    • llenura en la parte superior izquierda del
      abdomen
    • coloración rojiza, especialmente en la
      cara
    • dificultad para respirar
    • ortopnea
    • síntomas de flebitis

    Nota: los síntomas son ocasionados por un
    incremento de la viscosidad y de la coagulación
    sanguínea.

    Otros síntomas que pueden estar asociados con
    esta enfermedad son:

    • anomalías de la visión
    • puntos rojos en la piel
    • coloración azulada de la piel
    • fatiga

    Descripción de la enfermedad

    En la policitemia vera (PCV), no se hace un estadiaje
    formal como tal. Las pruebas que se
    utilizan para diagnosticar la p. vera son:

    • Volumen de glóbulos rojos (> 36
      mililitros por kilogramo en varones, y > 32 mililitros por
      kilogramo en mujeres).
    • Saturación de oxígeno con gas para las
      arterias sanguíneas (> 92%) .
    • Índices de suero de eritropoyetina (muy bajo
      o ausente) .

    Otras pruebas
    confirmatorias incluye:

    • Esplenomegalia.
    • Trombocitosis (> 400,000
      plaquetas/mm3).
    • Leucocitosis (>
      12,000/mm3).
    • Fosfatasa alkalina leucocítica (> 100
      unidades en ausencia de fiebre o
      infección).

    No existe un sistema de
    clasificación para esta enfermedad.

    Descripción del tratamiento

    La terapia para tratar la policitemia vera incluye
    flebotomía crónica e intermitente, para mantener el
    hematocrito por debajo de 45% en el hombre. El
    nivel de referencia en mujeres podría ser más bajo
    (p.ej., hematocritos menos de 40%), pero no existen datos
    empíricos que confirmen esta recomendación. Las
    complicaciones que se observan con flebotomía son la
    trombocitosis progresiva y a veces extrema, y
    sintomatología relacionada con la deficiencia
    crónica de hierro, que
    incluye pica, estomatitis angular y glositis, disfagia debida a
    traumas esofágicos (muy raro) y posiblemente debilidad
    muscular. Además, la esplenomegalia progresiva o prurito
    que no se puede controlar con antihistamínicos puede
    persistir a pesar del control del
    hematocrito con flebotomía. Si la flebotomía no es
    un procedimiento
    práctico, puede darse con hidroxiúrea para
    controlar la enfermedad.

    El Grupo de
    Estudio de la Policitemia Vera asignó a más de 400
    pacientes al azar para recibir flebotomía (hematocrito
    meta de menos de 45), radiofósforo 32P (se necesita 2,7
    miligramos por metro cuadrado por vía intravenosa cada 12
    semanas cuando sea necesario) o clorambucilo (10 miligramos por
    vía oral diariamente por 6 semanas, entonces diariamente
    un mes sí y otro no). La supervivencia mediana para el
    grupo que se
    sometió a flebotomía (13,9 años) y para el
    grupo tratado con el radiofósforo 32P (11,8 años)
    fue significativamente mejor que la del grupo tratado con
    clorambucilo (8,9 años), principalmente debido a las
    excesivas muertes tardías causadas por leucemia u otras
    malignidades hematológicas. Debido a estas preocupaciones,
    muchos clínicos emplean hidroxiúrea en pacientes
    que requieren terapia citorreductora. Los resultados de una serie
    de 11 pacientes mostraron que los índices de
    glóbulos rojos pueden controlarse con interferón
    alfa dentro de 6 a 12 meses, lo que elimina la necesidad de
    realizar una flebotomía. En esta serie no hubo episodios
    trombohemorrágicos, en contraste con un 40% de incidencia
    de complicaciones trombóticas significativas observadas
    por el Grupo de Estudio de la Policitemia Vera en el grupo de
    flebotomía durante los primeros tres años de
    terapia. Se necesita más seguimiento y otras pruebas
    confirmatorias.

    Opciones de tratamiento :

    1. Flebotomía.
    2. hidroxiúrea (sola o con flebotomía)
      .
    3. Interferón alfa.
    4. Rara vez, se requiere clorambucilo o
      busulfán
    5. Ensayos clínicos en curso

    Trombocitemia esencial

    Descripción de la enfermedad

    La trombocitemia esencial está caracterizada
    por:

    • Recuento de plaquetas de más de 600.000 por
      milímetro cúbico;
    • Hiperplasia megacariocítica profunda de la
      médula ósea;
    • Ausencia de una masa aumentada de glóbulos
      rojos; y
    • Ausencia de un trastorno asociado con la
      trombocitosis reactiva como severa deficiencia de hierro,
      cáncer, cirugía o infección.

    Aunque el cariotipo es generalmente normal, los
    pacientes mayores de 60 años o aquellos que hayan tenido
    un episodio trombótico en el pasado, tienen hasta un 25%
    de posibilidad de desarrollar trombosis arteriales cerebrales,
    cardiacas o periféricas y, con menor frecuencia, la
    posibilidad de desarrollar un embolismo pulmonar o una trombosis
    venosa profunda. A semejanza de los otros síndromes
    mieloproliferativos, la transformación en leucemia aguda
    se encuentra en un porcentaje pequeño de pacientes (menos
    del 10%) con un seguimiento a largo plazo.

    La trombocitemia esencial no tratada corresponde al
    paciente que ha sido recién diagnosticado y que no ha
    tenido ningún tratamiento previo con excepción de
    cuidado complementario.

    Descripción del tratamiento

    Existe una considerable polémica sobre si los
    pacientes asintomáticos con trombocitopenia esencial
    requieren de tratamiento. Un ensayo
    aleatorio con pacientes con trombocitopenia esencial y un alto
    riesgo de trombosis, comparó el tratamiento con
    hidroxiúrea titulada para obtener un conteo de plaquetas
    por debajo de los 600,000 milímetro cúbico, con un
    grupo de control que no
    recibió terapia alguna. Se encontró que la
    hidroxiúrea era eficaz en la prevención de los
    episodios trombóticos (4% versus 24%). Un análisis
    retrospectivo de este mismo ensayo
    encontró que los medicamentos antiplaquetas no tuvieron
    influencia significativa alguna en los resultados.

    En un estudio de observación de caso controlado con 65
    pacientes de bajo riesgo (< 60 años de edad, conteo de
    plaqueta < 1500 X 10 9/L, sin historial de
    trombosis o hemorragia) con seguimiento promedio de 4.1
    años, el riesgo trombótico de 1.91 casos por cada
    100 años-pacientes y riesgo hemorrágico de 1.12
    casos por100 años-pacientes, no aumentó sobre los
    controles normales.

    Opciones de tratamiento:

    1. Hidroxiúrea.
    2. Anagrelida
    3. El alfa interferón.

    Leucemia Mielógena
    Crónica

    Información general

    Nombres alternativos:

    Leucemia granulocítica aguda; leucemia
    mieloblástica aguda; leucemia mielógena aguda;
    leucemia mieloide; leucemia esplenomedular; leucemia
    esplenomielógena.

    Definición:

    Es una malignidad de los tejidos que
    forman la sangre, caracterizada por la proliferación de
    células blancas sanguíneas inmaduras, llamadas
    leucocitos granulares.

    La leucemia mielógena crónica (LMC) forma
    parte de un grupo de enfermedades denominadas trastornos
    mieloproliferativos. La LMC es un trastorno clonal que
    generalmente se diagnostica con facilidad porque las
    células leucémicas de más del 95% de los
    pacientes presentan una anormalidad citogenética
    distintiva el cromosoma de Filadelfia (Ph1). Esto a su vez
    resulta en un gen fusionado de bcr-abl y en la producción
    de una proteína anormal con tirosina quinasa que puede
    estar relacionada con la mielopoyesis desordenada que se
    encuentra en la LMC. Además, estas técnicas
    moleculares pueden emplearse ahora para complementar los estudios
    de citogenética para detectar la presencia de la
    traslocación 9;22 en pacientes sin un visible, Ph1-
    negativo.

    La LMC de Ph-1 negativo
    es una entidad mal definida que se distingue con menos claridad
    de otros síndromes mieloproliferativos. En general, los
    pacientes con LMC de Ph- tienen una
    respuesta más precaria al tratamiento y una supervivencia
    más corta que los pacientes Ph+. Sin embargo, los
    pacientes Ph- que tienen el reordenamiento del gen bcr-abl
    detectable por análisis de "Southern blot", tienen
    pronósticos equivalentes a los pacientes
    Ph+. Un pequeño subgrupo de pacientes tienen bcr-abl
    detectable solamente por reacción en cadena de polimerasa
    de transcripción inversa (RT-PCR, por sus siglas en
    inglés), la técnica más
    sensible con la que se cuenta en la actualidad. Los pacientes que
    tienen evidencia del gen de fusión
    bcr-abl por RT-PCR parecen clínica y
    pronósticamente idénticos a los pacientes con un
    cromosoma Ph clásico. Sin embargo, los pacientes que son
    negativos a bcr-abl por RT-PCR tienen un curso clínico
    más consistente con la leucemia mielomonocítica
    crónica, una entidad clínica distinta relacionada
    con el síndrome mielodisplásico. La
    hibridación in situ fluorescente de la traslocación
    de bcr-abl puede realizarse en el aspirado de la médula
    ósea o en la sangre periférica de pacientes con
    LMC.La edad media de
    pacientes con LMC PH-1 positivo es de 67 años de edad.La
    supervivencia media es de 4 a 6 años, con una
    oscilación de menos de un año a más de 10
    años. La supervivencia después del desarrollo de
    una fase acelerada es normalmente menos de 1 año y
    después de la transformación blástica es de
    solo pocos meses.

    Causas, incidencia y factores de
    riesgo:

    La leucemia aguda no linfocítica puede ocurrir a
    cualquier edad, pero principalmente en adultos y niños
    menores de 1 año. En laleucemia aguda, las células
    malignas pierden la capacidad para madurar y especializarse
    (diferenciación) en sus respectivas funciones, se
    multiplican rápidamente y reemplazan a las células
    normales. La insuficiencia de la médula ósea ocurre
    cuando las células malignas reemplazan a los elementos
    normales de la médula ósea, lo cual hace que las
    personas sean susceptibles a hemorragias e infecciones a medida
    que las células sanguíneas pierden su capacidad
    para funcionar.

    La mayoría de los casos parece no tener causa
    aparente. Sin embargo, se cree que las irradiaciones, algunas
    toxinas como el benceno y ciertos agentes de quimioterapia son la
    causa de la leucemia. Las anomalías cromosómicas
    pueden también jugar un papel en el
    desarrollo de
    la leucemia aguda. Los factores de riesgo son, entre otros: la
    exposición a la irradiación y a
    químicos, la inmunosupresión después del
    trasplante de órganos y trastornos sanguíneos tales
    como la policitemia vera, la trombocitopenia esencial y la anemia
    refractraria. La incidencia de esta condición es de 1 de
    cada 10.000 personas.

    Información sobre las etapas

    Para evaluar la celularidad, la fibrosis y la
    citogenética, se hace un muestreo de
    médula ósea. Generalmente, el cromosoma Filadelfia
    (Ph1) se hace aparente con mayor facilidad en las metafases de la
    médula ósea que en las metafases de sangre
    periférica; en algunos casos, puede estar "hecho una
    pasta" y es necesario efectuar análisis de reacción
    en cadena de polimerasa-transcripción inversa o
    hibridación in situ fluorescente en sangre o aspirados de
    médula ósea para demostrar la traslocación
    9;22.

    El hallazgo más común del examen
    físico en el momento del diagnóstico es la esplenomegalia. El bazo
    puede ser enorme, ocupando gran parte del abdomen y presentando
    un problema clínico significativo, o el bazo puede haber
    aumentado de tamaño sólo en forma mínima. En
    cerca del 10% de los pacientes, no se puede palpar el bazo ni se
    observa aumentado de tamaño durante una gammagrafía
    esplénica.

    El examen histopatológico de aspiración de
    la médula ósea demuestra un cambio en las
    series mieloides a formas inmaduras que aumentan en número
    a medida que el paciente progresa a la fase blástica de la
    enfermedad. La médula ósea es hipercelular, y los
    recuentos diferenciales tanto de médula ósea como
    de sangre muestran un espectro de granulocitos maduros e
    inmaturos similares a los que se encuentran en la médula
    ósea normal. A menudo se observan cantidades mayores de
    eosinófilos o basófilos, y a veces se ve
    monocitosis. Con frecuencia se encuentra un aumento de
    megacariocitos en la médula ósea, y a veces se
    encuentran en la sangre fragmentos de núcleos
    megacariocíticos, especialmente cuando el recuento de
    plaquetas es muy alto. El porcentaje de linfocitos es menor tanto
    en la médula ósea como en la sangre en
    comparación con sujetos normales, y la proporción
    de mieloides/eritroides en la médula ósea es
    generalmente muy elevada. La enzima fosfatasa alcalina
    leucocitaria está ausente o marcadamente reducida en los
    neutrófilos de pacientes con leucemia mielógena
    crónica. La transición de la fase crónica a
    la fase acelerada y posteriormente a la fase blástica
    puede ocurrir gradualmente durante un período de 1
    año o más, o aparecer bruscamente ("crisis
    blástica"). El ritmo de progresión anual de la fase
    crónica a la crisis
    blástica es de 5% a 10% los primeros 2 años y de
    20% en los años subsiguientes. Los signos y
    síntomas que presagian dicho cambio
    incluyen:

    • Leucocitosis progresiva.
    • Trombocitosis o trombocitopenia.
    • Anemia.
    • Esplenomegalia o hepatomegalia creciente y
      dolorosa.
    • Fiebre.
    • Dolores óseos.
    • Desarrollo de lesiones óseas
      destructivas.
    • Complicaciones trombóticas o
      hemorrágicas.

    En la fase acelerada, las células diferenciadas
    persisten, aunque a menudo muestran mayores anomalías
    morfológicas y resultan obvias la anemia creciente y la
    trombocitopenia así como la fibrosis de la médula.
    Los factores que predicen una fase crónica de menor
    duración son:

    • Padecer una esplenomegalia creciente.
    • Ser de edad avanzada.
    • Ser de sexo
      masculino.
    • Tener un nivel de lactato deshidrogenasa
      sérico elevado.
    • Anomalías citogenéticas además
      del cromosoma Ph1.
    • Una proporción mayor de blastos de la
      médula o la sangre periférica.
    • Basofilia.
    • Eosinofilia.
    • Trombocitosis.
    • Anemia.

    Leucemia mielógena crónica en fase
    crónica

    La leucemia mielógena crónica en fase
    crónica tiene las siguientes características: médula ósea
    y resultados citogenéticos como se describe anteriormente
    con 5% o menos de blastos y promielocitos en la sangre
    periférica y en la médula ósea.

    Leucemia mielógena crónica en fase
    acelerada

    La leucemia mielógena crónica en fase
    acelerada se caracteriza por: más de 5% de blastos ya sea
    en la sangre periférica o en la médula ósea,
    pero 30% o menos de blastos tanto en la sangre periférica
    como en la médula ósea.

    Leucemia mielógena crónica en fase
    blástica

    La leucemia mielógena crónica en fase
    blástica se caracteriza por: más de 30% de blastos
    en la sangre periférica o en la médula
    ósea.

    Cuando hay presencia de más de 30% de blastos
    frente a fiebre, malestar y esplenomegalia progresiva, el
    paciente ha entrado en crisis blástica y la supervivencia
    será de unos pocos meses.

    Leucemia mielógena crónica después
    de una recaída

    La leucemia mielógena crónica
    después de una recaída se caracteriza por los
    aumentos elevados de blastocitos después de una
    remisión previa.

    Aspectos generales de las opciones de
    tratamiento

    El tratamiento de la leucemia mielógena
    crónica (LMC) generalmente se inicia cuando se establece
    el diagnóstico, el cual se hace por la
    presencia de un recuento elevado de leucocitos (WBC, siglas en
    inglés), esplenomegalia, trombocitosis,
    trombocitosis e identificación de la traslocación
    de bcr-abl. El tratamiento óptimo de primera línea
    para la LMC en etapa crónica es controversial y tema de
    investigación activa. El único
    tratamiento curativo congruentemente satisfactorio de la LMC para
    más de la mitad de los pacientes idóneos ha sido el
    trasplante alogénico de médula ósea o
    células primarias.

    Los datos a largo
    plazo que cubren más de 10 años de tratamiento
    están disponibles y la mayoría de los
    sobrevivientes a largo plazo no muestran pruebas de
    desplazamiento de bcr-abl por ninguna prueba disponible
    (citogénesis, reacción en cadena de
    polimerasa-transcripción inversa [RT-PCR] o
    hibridación in situ fluorescente [FISH, por sus siglas en
    inglés]) . No obstante, muchos pacientes no reúnen
    las condiciones para este método,
    habida cuenta de la edad, las condiciones de comorbilidad o la
    ausencia de un donante propicio. Por otra parte, la morbilidad y
    la mortalidad a partir del trasplante alogénico de
    médula ósea o células primarias son
    sustanciales; puede esperarse una mortalidad relacionada con el
    tratamiento del orden de 15% a 30%, dependiendo de si el donante
    es un pariente y de la presencia de antígenos
    discordantes.

    Leucemia mieloide crónica en fase
    crónica

    Opciones de tratamiento :

    1. El único tratamiento curativo
    consistentemente satisfactorio para la leucemia mielógena
    crónica (LMC) ha sido la terapia de dosis elevada seguida
    de trasplante alogénico de médula ósea o
    células madres. Los pacientes menores de 60 años de
    edad con un hermano gemelo o con hermanos con HLA idéntico
    pueden ser considerados para el trasplante de médula
    ósea (TMO) al inicio de la fase crónica. Aunque el
    procedimiento
    se asocia con morbilidad y mortalidad considerablemente altas, de
    50% a 70% de los pacientes que recibieron trasplantes en la fase
    crónica tuvieron una supervivencia de 2 a 3 años,
    con resultados mejores en pacientes más jóvenes
    (especialmente aquellos menores de 20 años) y
    progresivamente peores en las fases acelerada y blástica
    de la enfermedad. La mayoría de las series de trasplantes
    indican una supervivencia mayor cuando se lleva a cabo este
    procedimiento antes de que pase un año desde el
    diagnóstico. Sin embargo, los datos que avalan un
    trasplante temprano nunca han sido confirmados en ensayos
    clínicos controlados. Aproximadamente el 20% de los
    pacientes con LMC que de otra forma serían aptos para un
    trasplante carecen de un donante fraterno compatible. Se pueden
    encontrar donantes HLA compatibles que no son parientes o
    donantes no compatibles en un antígeno HLA para cerca de
    un 50% de los participantes idóneos a través del
    National Marrow Donor Program (Programa Nacional
    de Donantes de Médula Ósea). Sin embargo,
    todavía existen obstáculos importantes para usar
    donantes que no son parientes, especialmente en pacientes de
    mayor edad.. Los pacientes con transplantes de donantes no
    emparentados fueron generalmente más jóvenes, y
    tuvieron un intervalo de tiempo mayor
    entre el diagnóstico y el transplante. A pesar de que la
    mayoría de las recaídas ocurren antes de pasar 5
    años desde el transplante, las recaídas han
    ocurrido hasta 9 años después de un trasplante de
    médula ósea. El riesgo parece ser menor en
    pacientes que tuvieron el transplante temprano en la enfermedad y
    en aquéllos que desarrollan enfermedad crónica de
    injerto contra huésped. Los trasplantes de médula
    ósea de donantes no parientes están asociados con
    un riesgo mayor de rechazo del injerto e infección
    después del transplante (de virus y hongos). La
    frecuencia de recaída es más baja con trasplantes
    de médula ósea de donantes no emparentados que de
    hermanos. La
    administración de interferón alfa, hidroxiurea
    o ambos es el tratamiento estándar utilizado para
    estabilizar al paciente antes del trasplante.

    2 Los pacientes mayores de 60 años de edad
    con LMC en fase crónica tienen una tasa de respuesta
    hematológica y citogénica y una duración de
    la respuesta citogénica similar a la de pacientes
    más jóvenes; sin embargo, la frecuencia de
    complicaciones es mayor en los pacientes ancianos. El
    interferón alfa tiene importantes efectos tóxicos
    que pueden causar que se modifique la dosificación o se
    deje de administrar la terapia en muchos casos. Los efectos
    secundarios comunes son un síndrome similar a la
    influenza, náusea, anorexia,
    pérdida de peso y síntomas
    nerurosiquiátricos, todos ellos reversibles al cesar la
    terapia. Las complicaciones relacionadas con el sistema
    inmunológico, como el hipertiroidismo, la
    hemólisis, y las enfermedades de los tejidos conectivos,
    pueden ocurrir en raras ocasiones después de un
    tratamiento a largo plazo.

    3 La hidroxiurea se administra diariamente en
    forma oral (de 1 a 3 g/día como dosis única con el
    estómago vacío). La hidroxiurea es superior al
    busulfán en la fase crónica de la LMC, con una
    supervivencia promedio considerablemente más larga y
    significativamente menos efectos adversos severos.

    La esplenectomía puede ser necesaria y
    útil en pacientes con problemas
    hematológicos y malestar físico debido al
    tamaño masivo del bazo.

    Leucemia mielógena crónica en fase
    acelerada

    Opciones de tratamiento
    estándar:

    1. Trasplante de médula ósea. El
      trasplante de médula ósea autóloga puede
      devolver al paciente a una fase crónica, que puede ser
      duradera. El trasplante de médula ósea
      alogénica tiene potencial de curación, aunque los
      resultados que se han obtenido hasta la fecha son
      precarios.
    2. Imatinib mesilato :Diecinueve pacientes que
      fueron tratados en
      el ensayo de
      fase uno con imatinib miselato y que fallaron en responder al
      alpha interferón mostraron característica de enfermedad
      acelerada.
    3. Interferón alfa. A pesar de que la tasa
      de respuesta es menor en la fase acelerada de la enfermedad que
      en la fase crónica, se ha informado de respuestas
      duraderas y de la supresión de la evolución citogenética clonal.
      Cuando se le añadio citarabina al interferón
      alfa, en comparación a los controles históricos
      del interferón solo, la tasa de respuesta y la
      supervivencia a 3 años parecen mejorar en los pacientes
      en última etapa.
    4. Dosis elevadas de citarabina
    5. Hidroxiurea.
    6. Busulfán.
    7. Terapia de transfusión de
      apoyo.

     

      Metaplasia Mieloide
    Aleucémica

    Trastorno caracterizado por el desarrollo de tejido
    medular en sitios anormales. Son datos característicos la
    anemia, la esplenomegalia, la presencia de celulas
    sanguíneas inmaduras en la circulación y la
    producción de hematopoyesis en el hígado y el bazo.
    La metaplasia mieloide puede ser secundaria a carcinoma,
    leucemia, policitemia vera o tuberculosis. La
    forma primaria se conoce tambien como metaplasia mieloide
    agnogenica

    Metaplasia Mieloide Agnogénica

    En el caso de pacientes asintomáticos, no se
    requiere ningún tratamiento. La anemia profunda que se
    desarrolla en esta enfermedad generalmente requiere
    transfusión de glóbulos rojos. La supervivencia de
    glóbulos rojos se reduce marcadamente en algunos
    pacientes; esto a veces puede tratarse con glucocorticoides. La
    esplenomegalia dolorosa puede tratarse momentáneamente con
    quimioterapia (hidroxiurea), interferón, o radioterapia,
    pero a menudo requiere esplenectomía. La decisión
    de llevar a cabo una esplenectomía, implica el sopesar los
    beneficios como (reducción de síntomas,
    disminución de la hipertensión portal y una menor
    necesidad de transfusión de glóbulos rojos) versus
    los riesgos
    (mortalidad postoperatoria de un 10%, y un 30% de morbilidad
    debido a infecciones, sangramiento o trombosis; no hay beneficios
    por trombocitopenia; o por el progreso acelerado hacia una crisis
    de blastos, según lo perciben algunos investigadores, pero
    otros no). El uso del interferón alfa puede resultar en
    respuestas hematológicas, como reducción en el
    tamaño del bazo en el 30 al 50% de los pacientes, a pesar
    de que muchos pacientes no toleran este medicamento. La
    hidroxiurea es útil en los pacientes con esta enfermedad,
    pero podría tener un efecto leucomogénico
    potencial. La cladribina ha dado respuesta favorable como
    alternativa a la hidroxiurea en aquellos pacientes que
    desarrollaron trombocitosis y hepatomegalia después de una
    esplenectomía. La anemia relacionada con la enfermedad,
    generalmente no responde a la eritropoyetina, hidroxiurea,
    cladribina o interferón. Un enfoque potencialmente
    curativo en pacientes más jóvenes conlleva el
    transplante de médula ósea o de células
    madres periféricas alogénicas, siempre que
    esté disponible un hermano idóneo que sirva de
    donante. Los pacientes que califican y que sean menores de 50
    años podrían tener una supervivencia sin enfermedad
    más prolongada (39% +/- 7% a 5 años) después
    de un transplante de médula ósea alogénica.
    Se ha informado de forma anecdótica, de respuestas
    favorables a transplantes de células madres
    autólogas periféricas y la talidomida.

    Opciones de tratamiento
    estándar:

    1. Interferón alfa.

    2. Esplenectomía.

    3. Irradiación
    esplénica.

    4. Hidroxiurea.

    5. Transplante de células madres
    alogénicas periféricas o médula
    ósea.

    6. Talidomida y otros angentes
    antiangiogénesis se encuentran bajo investigación clínica

    METAPLASIA MIELOIDE

    Definicion:

    Trastorno caracterizado por el desarrollo de
    tejido medular en sitios anormales. Son datos
    característicos la anemia, la esplenomegalia, la
    presencia de células sanguíneas inmaduras
    en la circulación y la producción de
    hematopoyesis en el hígado y el bazo. La
    metaplasia mieloide puede ser secundaria a carcinoma,
    leucemia, policitemia vera o tuberculosis. La forma primaria se conoce
    también como metaplasia mieloide agnogenica.
     

    METAPLASIA MIELOIDE POSPOLICITEMICA

    Definición:

    Evolución frecuente de la policitemia
    vera en sus etapas tardías que se caracteriza por
    anemia y esclerosis de la medula ósea. La
    producción de hematíes tiene lugar
    únicamente en tejidos extramedulares, como el
    hígado y el bazo. Este trastorno se complica con
    frecuencia con la aparición de una leucemia,
    especialmente cuando el paciente ha sido tratado con
    radiaciones ionizantes. V. también metaplasia
    mieloide; policitemia.

     METAPLASIA MIELOIDE
    AGNOGÉNICA

    En el caso de pacientes asintomáticos, no se
    requiere ningún tratamiento. La anemia profunda que se
    desarrolla en esta enfermedad generalmente requiere
    transfusión de glóbulos rojos. La supervivencia de
    glóbulos rojos se reduce marcadamente en algunos
    pacientes; esto a veces puede tratarse con glucocorticoides. La
    esplenomegalia dolorosa puede tratarse momentáneamente con
    quimioterapia (hidroxiurea), interferón, o radioterapia,
    pero a menudo requiere esplenectomía. La decisión
    de llevar a cabo una esplenectomía, implica el sopesar los
    beneficios como (reducción de síntomas,
    disminución de la hipertensión portal y una menor
    necesidad de transfusión de glóbulos rojos) versus
    los riesgos
    (mortalidad postoperatoria de un 10%, y un 30% de morbilidad
    debido a infecciones, sangrado o trombosis; no hay beneficios por
    trombocitopenia; o por el progreso acelerado hacia una crisis de
    blastos. El uso del interferón alfa puede resultar en
    respuestas hematológicas, como reducción en el
    tamaño del bazo en el 30 al 50% de los pacientes, a pesar
    de que muchos pacientes no toleran este medicamento.

    La hidroxiurea es útil en los pacientes con esta
    enfermedad, pero podría tener un efecto
    leucomogénico potencial. La cladribina ha dado respuesta
    favorable como alternativa a la hidroxiurea en aquellos pacientes
    que desarrollaron trombocitosis y hepatomegalia después de
    una esplenectomía. La anemia relacionada con la
    enfermedad, generalmente no responde a la eritropoyetina,
    hidroxiurea, cladribina o interferón. Un enfoque
    potencialmente curativo en pacientes más jóvenes
    conlleva el transplante de médula ósea o de
    células madres periféricas alogénicas,
    siempre que esté disponible un hermano idóneo que
    sirva de donante. Los pacientes que califican y que sean menores
    de 50 años podrían tener una supervivencia sin
    enfermedad más prolongada (39% +/- 7% a 5 años)
    después de un transplante de médula ósea
    alogénica.

    Opciones de tratamiento
    estándar:

    1. Interferón alfa.

    2. Esplenectomía.

    3. Irradiación
    esplénica.

    4. Hidroxiurea.

    5. Transplante de células madres
    alogénicas periféricas o médula
    ósea.

    6. Talidomida y otros agentes

    Tratamiento por tipo de enfermedad

    El tratamiento de trastornos mieloproliferativos
    dependerá del tipo de trastornos mieloproliferativos, de
    la presencia o ausencia de síntomas, de la edad y estado de
    salud en
    general.

    El paciente podría recibir un tratamiento que se
    considera estándar en base a su eficacia en
    pacientes en estudios anteriores, o el paciente podría
    optar por tomar parte en un ensayo
    clínico. La mayoría de los pacientes con trastornos
    mieloproliferativos no se cura con terapia estándar y
    algunos tratamientos estándar podrían tener
    más efectos secundarios de los deseados. Por estas
    razones, los ensayos
    clínicos están diseñados para encontrar
    mejores métodos de
    tratar a los pacientes con cáncer y se basan en la
    información más
    actualizada.

    Los tratamientos pueden consistir en uno o más
    de los siguientes:

    POLICITEMIA VERA

    1. Flebotomía en forma esporádica
    para reducir la cantidad de sangre en el cuerpo.

    2. Quimioterapia o radioterapia con P32 para
    reducir el número de glóbulos rojos.

    3. Terapia biológica

    METAPLASIA MIELOIDE AGNOGENICA

    1. Si no hay síntomas, quizás no se
    necesite tratamiento. El médico vigilará
    cuidadosamente para iniciar tratamiento si se presentan
    síntomas. Es posible que se necesite una
    transfusión sanguínea si se presentan
    síntomas severos de anemia.

    2. Bioterapia.

    3. Cirugía para extraer el bazo
    (esplenectomía).

    4. Radioterapia externa al bazo, quimioterapia o
    bioterapia para reducir el dolor ocasionado por el crecimiento
    del bazo.

    5. Quimioterapia para reducir el número de
    plaquetas en la sangre.

    6. Transplante de médula ósea o de
    células madres.

    7. Ensayo
    clínico con nuevos fármacos
    quimioterapéuticos.

    TROMBOCITEMIA ESENCIAL

    1. Quimioterapia para reducir el número de
    plaquetas en la sangre.

    2. Plaquetaféresis para extraer el exceso
    de plaquetas en la sangre.

    3. Un ensayo clínico de
    bioterapia.

    DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

    El diagnóstico diferencial incluye otros
    síndromes mieloproliferativos crónicos, leucemias
    agudas con mielofibrosis, en especial las de tipo
    megacarioblástico, síndromes
    mielodisplásicos e invasiones medulares con
    fibrosis.Aunque el estricto diagnóstico de los
    síndromes mieloproliferativos crónicos precisa una
    correlación clínicomorfológica y
    citogenética, pueden hacerse algunas matizaciones. La
    leucemia mieloide crónica tiene generalmente una imagen diferente,
    con menos fibrosis, megacariocitos pequeños e
    hipolobulados y sobre todo una intensa proliferación de la
    serie blanca. La policitemia vera muestra nidos
    eritroides muy patentes, aunque en fase gastada la imagen puede ser
    idéntica a la de la metaplasia mieloide en fase esclerosa.
    La trombocitemia esencial puede ser similar, aunque en los
    periodos iniciales la arquitectura no
    está distorsionada y solo existe fibrosis alrededor de los
    nidos de megacariocitos.Las leucemias agudas, en principio deben
    presentarse con más de un 30% de blastos en sangre
    periférica o en médula ósea. Sin embargo,
    algunas veces la mielofibrosis da lugar a aspirados en blanco,
    por lo que el diagnóstico depende de la histología. En estos casos, no se detecta
    la hiperplasia de megacariocitos gigantes y se observan nidos de
    blastos que deben ser identificados con tinción para CD34
    y otros marcadores . El diagnóstico diferencial de la
    leucemia mieloide aguda megacarioblastica se discute con otro
    caso de este mismo curso. Los síndromes
    mielodisplásicos con mielofibrosis aparecen en un rango de
    edad similar y pueden tener una imagen histológica muy
    parecida a la de la MMA; sin embargo suelen cursar con
    citopenias, sin síndrome leucoeritroblastico y sin
    esplenomegalia. Los megacariocitos en estos casos suelen ser
    pequeños pero existen muchas excepciones. En general se
    detectan otros signos de displasia como hipogranularidad de serie
    blanca o dismorfias nucleares de la serie roja.La mielosclerosis
    aguda para algunos autores no es una entidad sino un cuadro
    clínicomorfológico que acompaña a diversas
    enfermedades hemopoyéticas, sin embargo algunos autores
    reservan este término para una forma de leucemia aguda
    multilineal , y en este caso el diagnóstico
    exigiría la detección de blastos como en otras
    leucemias agudas.Puede detectarse mielofibrosis asociada a muchos
    otros procesos no
    estrictamente medulares. En nuestra experiencia, es muy frecuente
    acompañando a procesos
    linfoproliferativos que además, pueden mostrar
    leucoeritrobastosis, lo que complica el diagnóstico
    diferencial. Muchas veces el enfermo con linfoma tiene
    adenopatías accesibles que permiten el diagnóstico;
    en caso contrario se deberá intentar la
    tipificación del infiltrado en medula ósea con los
    estudios inmunohistoquímico y morfológico
    adecuados. Los carcinomas metastásicos también se
    acompañan de fibrosis, pero ésta suele ser focal,
    en caso contrario los estudios para detectar queratinas
    deberán resolver el problema. La pandemia de
    infección por VIH ha vuelto a poner de actualidad la
    infiltración granulomatosa de la médula ósea
    que suele acompañarse de fibrosis, aunque estos pacientes
    pueden tener rasgos displásicos en médula
    ósea, moderada fibrosis y, a veces hiperplasia de
    megacariocitos, rara vez se plantea el diagnóstico
    diferencial con la MMA.

    ANATOMÍA
    PATOLÓGICA

    Aspirado de médula ósea: En los frotis del
    aspirado medular no se observa grumo. Se ven aislados fragmentos
    de megacariocitos. Las escasas células presentes
    corresponden a serie mieloide en todos los estadíos
    madurativos con predominio de polisegmentados, junto a
    normoblastos y linfocitos. Conclusión: Aspirado sin grumo,
    inadecuado para su valoración. Biopsia de médula
    ósea: Parénquima hemopoyético distorsionado,
    con fibrosis difusa moderada. Las series hemopoyéticas
    están parcialmente conservadas. Los nidos eritroides son
    fácilmente identificables, aunque deformados. La serie
    blanca muestra escasos
    elementos maduros y está constituida fundamentalmente por
    elementos intermedios y aisladas células compatibles con
    blastos. Los megacariocitos son abundantes y presentan
    disposición anómala, formando nidos y morfología
    atípica con elementos muy grandes de hasta 50 micras de
    diámetro con núcleos irregulares, polilobulados y
    hipercromáticos. Una tinción de CD34 para
    identificar blastos mieloides sólo demostró
    elementos aislados. A los 20 meses de la primera biopsia se
    realizó una nueva toma que mostró una imagen
    sustancialmente similar.

    Síndromes mieloproliferativos
    crónicos

       Los síndromes mieloproliferativos
    crónicos son enfermedades de células madre de la
    médula ósea que tienen en común una
    médula hipercelular con fibrosis. Con frecuencia variable
    según los tipos, sufren transformación a leucemia
    aguda.

    El diagnóstico de estos síndromes se basa
    en criterios clínicomorfológicos y
    citogenéticos. En todo caso es necesaria una
    valoración morfológica de la médula
    ósea y, debido a la fibrosis, con frecuencia se encuentran
    aspirados secos, lo que hace imprescindible el estudio
    histológico.

    En nuestra serie, de 66 muestras de médula
    ósea tomadas para el estudio de SMPC la citología
    fue insuficiente o no concluyente en 19 casos (13 por extensa
    fibrosis y en 6 por otras causas); de estos, en 18 la biopsia
    resultó valorable.

       Los diversos tipos de SMPC tienen imágenes
    morfológicas que difieren en cuanto a la forma y
    tamaño de los megacariocitos, intensidad de la fibrosis y
    predominio relativo de las diferentes series; sin embargo el
    diagnóstico diferencial debe basarse en los criterios
    clinicopatológicos y citogenéticos
    establecidos.

       Los SMPC evolucionan con frecuencia
    variable a mielofibrosis o leucemia aguda. La
    transformación en leucemia aguda, en ausencia de
    mielofibrosis importante, es más fácilmente
    valorable siguiendo criterios citológicos en médula
    y sangre periférica. En los casos de mielofibrosis la
    valoración morfológica de la hematopoyesis
    persistente o el crecimiento de blastos debe basarse en el
    estudio histológico. La tipificación adecuada de
    los blastos requiere, igual que en las leucemias agudas de
    novo
    con mielofibrosis, un estudio
    inmunofenotípico.

       Un caso peculiar a señalar es la
    policitemia vera en fase gastada; en estos casos puede aparecer
    anemia en sangre periférica y con frecuencia se solicita
    un estudio histológico para valorar la celularidad
    hematopoyética; debe señalarse que la fase gastada
    de la policitemia vera es compatible con una médula
    hipercelular ya que la anemia suele preceder a la
    despoblación de la medula.

       Con independencia
    del tipo de SMPC se han citado como factores pronósticos a valorar en la
    citología: la presencia de nidos de células
    inmaduras, la neoformación ósea y la línea
    hematopoyética predominante

    DISCUSIÓN
    CLÍNICA

    Dameshek acuñó el término de
    síndrome mieloproliferativo crónico para definir
    una serie de entidades que tenían en común una
    proliferación de todas las series hemopoyéticas. La
    MMA forma parte de este grupo de lesiones. Se trata de una
    enfermedad propia de edad adulta, entre los 50 y 70 años,
    que en la mayor parte de las series muestra un moderado
    predominio de varones. En un 30% de los casos el
    diagnóstico es casual en el seno de examen de rutina. El
    resto muestran síntomas relacionados con la anemia tales
    como debilidad y fatiga (60%) o plenitud gástrica y edemas
    debidos a la esplenomegalia (20%). La exploración física demuestra
    esplenomegalia en la práctica totalidad de los casos, que
    es masiva en el 30%. En el 70% de los pacientes se evidencia
    hepatomegalia. El cuadro hematológico es variable y suele
    mostrar anemia moderada con anisopoiquilocitosis, leucocitos
    discretamente disminuidos, normales o moderadamente aumentados y
    moderada plaquetopenia. Es bastante característica la
    aparición de formas inmaduras en sangre periférica
    con un cuadro de síndrome leucoeritroblástico. Los
    datos diagnósticos característicos son: a.
    Leucoeritroblastosis con hematíes en lágrimab.
    Médula ósea hipercelular con hiperplasia
    megacariocítica (fase celular)c. Fibrosis colágena
    con osteosclerosis (fase esclerosa)d. Esplenomegalia. Ya ha
    quedado abandonado el antiguo criterio de que la fibrosis era el
    elemento etiológico fundamental en la MMA. Se trata de una
    enfermedad de las células madre de la médula
    ósea que provoca proliferación de megacariocitos y
    granulocitos, por lo que algunos autores sugieren el
    término de metaplasia granulocítica y
    megacariocítica esencial. Se desconoce el mecanismo exacto
    de proliferación hemopoyética en otras zonas pero
    probablemente se deba a la colonización de áreas de
    hematopoyesis embrionaria como el hígado y el bazo por
    células madre neoplásicas escapadas a la sangre
    periférica, tal vez en relación con
    hiperproducción de factores de crecimiento. La
    mielofibrosis es sin duda secundaria a la secreción por
    los megacariocitos y plaquetas de factores favorecedores de la
    fibrosis tales como el factor de crecimiento fibroblástico
    básico y el factor de crecimiento transformante beta. Como
    consecuencia de la fibrosis, el aspirado suele ser pobre, y el
    diagnóstico morfológico depende con gran frecuencia
    de la biopsia. Las lesiones básicas de la médula
    consisten en intensa proliferación de megacariocitos
    gigantes que se disponen en nidos, fibrosis difusa con
    desaparición de la grasa, proliferación
    granulocítica variable, y nidos eritroides parcialmente
    borrados. Suelen distinguirse dos cuadros histológicos: en
    la forma hipercelular la estructura es
    reconocible y predomina la proliferación, preferentemente
    de megacariocitos y serie granulocítica, con
    dilatación de los senos y fibrosis moderada; la variante
    esclerosa muestra hipocelularidad, más acentuada en la
    serie roja, densa fibrosis, a veces osteosclerosis y borramiento
    de la arquitectura.
    Entre estos dos cuadros histológicos existen formas
    intermedias; se admite que la fase hipercelular evoluciona hacia
    la mielofibrosis, aunque no se ha demostrado que la imagen
    histológica tenga valor
    pronóstico. El pronóstico de la MMA es peor que
    para la policitemia vera y la trombocitemia esencial, aunque la
    enfermedad puede permanecer estable durante varios años y
    menos del 5% de los enfermos no tratados con
    agentes alquilantes desarrollan leucemia. Ya se ha
    señalado que la histología no aporta datos
    pronóstico; se asocian con acortamiento de la
    supervivencia la edad superior a 60 años, pérdida
    de peso, la anemia y plaquetopenia; la leucocitosis con cifra
    superiores a 30×109/L y las alteraciones del cariotipo
    predisponen a la leucemia aguda.

    CONCLUSIÓN

    Síndromes mieloproliferativos
    crónicos

       Los síndromes mieloproliferativos
    crónicos son enfermedades de células madre de la
    médula ósea que tienen en común una
    médula hipercelular con fibrosis. Con frecuencia variable
    según los tipos, sufren transformación a leucemia
    aguda.

    El diagnóstico de estos síndromes se basa
    en criterios clínicomorfológicos y
    citogenéticos. En todo caso es necesaria una
    valoración morfológica de la médula
    ósea y, debido a la con frecuencia se encuentran aspirados
    secos, lo que hace imprescindible el estudio
    histológico.

       Los diversos tipos de SMPC tienen imágenes
    morfológicas que difieren en cuanto a la forma y
    tamaño de los megacariocitos, intensidad de la fibrosis y
    predominio relativo de las diferentes series; sin embargo el
    diagnóstico diferencial debe basarse en los criterios
    clinicopatológicos y citogenéticos
    establecidos.

       Los SMPC evolucionan con frecuencia
    variable a mielofibrosis o leucemia aguda. La
    transformación en leucemia aguda, en ausencia de
    mielofibrosis importante, es más fácilmente
    valorable siguiendo criterios citológicos en médula
    y sangre periférica. En los casos de mielofibrosis la
    valoración morfológica de la hematopoyesis
    persistente o el crecimiento de blastos debe basarse en el
    estudio histológico. La tipificación adecuada de
    los blastos requiere, igual que en las leucemias agudas de
    novo
    con mielofibrosis, un estudio
    inmunofenotípico.

       Un caso peculiar a señalar es la
    policitemia vera en fase gastada; en estos casos puede aparecer
    anemia en sangre periférica y con frecuencia se solicita
    un estudio histológico para valorar la celularidad
    hematopoyética; debe señalarse que la fase gastada
    de la policitemia vera es compatible con una médula
    hipercelular ya que la anemia suele preceder a la
    despoblación de la medula.

       Con independencia
    del tipo de SMPC se han citado como factores pronósticos a
    valorar en la citología: la presencia de nidos de
    células inmaduras, la neoformación ósea y la
    línea hematopoyética predominante

    BIBLIOGRAFÍA

    Internet: Página www.cancer.gov

    Internet: Página www.cissecure.nci.nih.gov/ncipubs

    Internet: Página www.cancer.gov/clinical_trials

    Patología Estructural y Funcional : Robbins.
    Sexta Edición

    Diccionario Enciclopédico de los Términos
    Médicos

    Pocket de la Clínica Médica

     

    Trabajo Monográfico realizado por:

    Braun Romina

    Iricibar Mercedes

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