"En la agonía de esta sociedad los
periodistas son los heraldos del enterrador, ellos y las
funerarias son los únicos que se lucran"
Fernando Vallejo – La Virgen de los
Sicarios
Estamos en guerra, no se
puede negar. Las instituciones
están en caos, los valores
trastocados, los modelos
desvirtuados, y los protagonistas y multiplicadores de la
opinión, los que podían ser los motores de la
opinión
pública, desenfocados.
Da lástima percibir los conceptos,
parámetros, enfoques y tratamiento que los medios de
comunicación social dan a los temas de la denominada
agenda pública, que no pasa de ser un remedo de agenda
amañada a agendas privadas, fruto del interés de
algunos pocos.
Sí, el verdadero espacio para la construcción de la opinión
pública es la Universidad, pero
para aquellos que no pueden acceder a ella, lo es la
televisión, que está cada vez más
alejada de su función
social y de su verdadera responsabilidad.
Pero como dice Vallejo, el juego de los
términos nos diluye tanto que lo fundamental deja de ser
importante y pasamos a ser observadores morbosos de la realidad
reafirmada por los medios.
"Cuando cayó el muchacho el hombre se
le fue encima y lo remató a balazos. Por entre el
carrerío detenido (…) se perdió el
asesino. El "presunto" asesino como diría la prensa hablada
y escrita, muy respetuosa ella de los derechos
humanos. Con eso de que aquí, en este país de
leyes y
constituciones, democrático, no es culpable nadie hasta
que lo condenen, y no lo condenan si no lo juzgan, y no lo
juzgan si no lo agarran, y si lo agarran lo sueltan… la
ley de Colombia es la
impunidad"
Fernando Vallejo – La Virgen de los
Sicarios.
Con afirmaciones como estas, caladas la cultura y el
inconsciente colectivo de la masa no hay nada que hacer con el
país. Medellín, Colombia necesita
individuos pensantes que hagan una verdadera publicística
de la realidad, que le apuesten a la mayoría de edad, a
la
ilustración y a través de la repetición
de estas fórmulas y de la recurrencia a los medios de
comunicación, esto no es posible.
"Se pasa ahora el día entero mi muchachito ante
el televisor cambiando la imagen a cada
minuto (…) Sólo se detiene en los dibujos
animados, sin saber ni inglés, ni francés ni
japonés ni nada, sólo comprende el lenguaje
universal del golpe."
Fernando Vallejo – La Virgen de los
Sicarios.
Me pregunto qué hacer con este tipo de personas,
mejor dicho con este inmenso grupo de
personas que comprenden sólo el lenguaje del
golpe, del disparo o del balón de fútbol. La
utopía de la educación para
todos, del poder para los
intelectuales, del bienestar social, sí que está
lejos en nuestro medio. Sí que está lejos de la
realidad intrínseca del ser humano.
¿Qué hacer? Si no se ilustrarán
¿entonces? ¿Tendremos que masificarlos en las
líneas del bien o permitirles que elijan? Todavía
no encuentro la respuesta.
Anaximandro decía que "todos los seres
existentes, según su naturaleza, se
pagan mutua pena y retribución por su injusticia
según el orden del tiempo" Muy sabio
el señor que daba a entender que la naturaleza, el
destino, Dios o lo que se quiera en su infinita sabiduría
dispone que las cargas se nivelen y las injusticias se paguen en
el tiempo.
Así, la violencia se
convertirá en concordia, la destrucción en construcción, la soledad en comunidad,
según el orden del tiempo. Pero la pregunta siguiente
sería si constituye una imperiosa necesidad ayudar a
construir de ese caos el cosmos deseado, el paradigma de
la sociedad
humana.
"Las comunas cuando nací ni existían. Ni
siquiera en mi juventud,
cuando me fui. Las encontré a mi regreso en plena
matazón. Uno en las comunas sube hacia el cielo pero
bajando hacia los infiernos" infierno que se construye desde la
opinión generalizada de la situación social y desde
los modelos.
Ocho hijos, una casa en donde morir, la cucha, el
diario, la hembra… y otros más, son lo necesario
para que se viva como debe ser. Pero los de clase alta no se
alejan del mismo problema: el carro, la finca, la rumba, la ropa
de marca son casi
tan necesarios como respirar… ¿y la ciudad, el
mundo, la verdad, la construcción de la opinión, de
lo colectivo, de lo social?
Decía Susanita, el personaje de Quino, leyendo un
periódico en su sección de sucesos
"Muertos, guerras,
bombas, hambres,
miseria… siquiera el mundo queda tan lejos". Cada
día el mundo está más lejos.
"Vivir en Medellín es ir uno rebotando en esta
vida muerto"
Fernando Vallejo – La Virgen de los
Sicarios
Muertos estamos desde que el
conocimiento se hizo un privilegio de unos pocos, es decir
desde siempre. Desde que a Medellín se le dio por ser una
ciudad con las mejores obras públicas del país, los
mejores servicios
domiciliarios pero con los mayores índices de desempleo, de
violencia
casera y de asesinatos.
No sé si hacerle caso a los sociólogos que
dicen que somos una generación de guerra y que
dentro de poco seremos una generación post guerra, que es
peor. Que la única opinión pública es la del
deseo que cese la violencia, pero cuando esto suceda, no sabremos
qué hacer, pues siempre hemos vivido con la
muerte.
Los modelos de opinión y los espacios de debate y
divergencia aquí no existen. Eran acabados a machete,
ahora son acabados a ametralladoras o a motosierras que cortan
los miembros y la cabeza delante de los hijos.
¿Quién? ¿Cómo? ¿Dónde
se puede hacer algo para cambiar esto?.
No hay mucho qué decir frente a la desesperanza
que ofrece Vallejo y menos frente a la esperanza que ofrecen lo
profesionales de turno. Todos somos culpables y como tales
nuestra condena es seguir viviendo en un mundo que
agoniza.
"Aquí no hay inocentes, todos son culpables.
Que la ignorancia, que la miseria, que hay que tratar de
entender… Nada hay que entender. Si todo tiene
explicación, todo tiene justificación y
así acabamos alcahueteando el delito.
¿Y los Derechos Humanos?
¡Qué "Derechos
Humanos" ni que carajos! Esas son alcahueterías,
libertinaje, celestinaje. (…) si acá abajo no hay
culpables, ¿entonces qué, los delitos se
cometieron solos? Como los delitos no
se cometen solos y acá abajo no hay culpables, entonces
el culpable será el de Allá Arriba, el
Irresponsable que les dio libre albedrío a esos
criminales"
Fernando Vallejo – La Virgen de los
Sicarios.
Tantas construcciones pendientes y tan pocas personas
interesadas en hacerlo. El menester de juzgar parece competerle a
todo periodista, pero cada cual es libre de hacer con su vida lo
que le plazca, dejando, por lo menos, vivir a los que quieren y
construir lo que deseen.
Los demás lo que no quieren hacer las cosas deben
irse por las buenas o por las malas como Alexis y Wilmar, los
amigos de Fernando en su libro.
Por:
Carlos Mario Sánchez V.
Periodista – Colombia