Las barras y las
estrellas se adueñan de mi bandera
y nuestra libertad no es
otra cosa que una ramera
y si la deuda externa nos
robó la primavera
al diablo la geografía se acabaron
las fronteras.
Si el Norte fuera
el Sur, Ricardo Arjona.
Un universo
mágico donde todos sueñan y aún cuentan con
la esperanza de sobrevivir a la crisis, el
hambre, la pobreza y la
esclavitud.
Una película cuya banda sonora relata las hazañas y
los retos de un pueblo que no se rinde ante nada, primero morir
antes que dejar de amar.
América Latina es eso, una
saga de películas que día a día plantea
nuevas historias, nuevas problemáticas y nuevas causas
justas para alcanzar la libertad que le fue robada hace 509
años, cuando un grupo de
españoles, sin esperanzas de vida en su Europa, vinieron
a recuperar en tierras desconocidas lo que habían perdido,
aquel poder
arrebatado por otros que vieron en sus riquezas la salida
perfecta a una posible crisis.
Y así, no sólo
España
fue protagonista de la sentencia de muerte de
Latinoamérica, una tierra llena
de riqueza e identidad.
También Inglaterra en el
siglo XIX, luego de la supuesta independencia
de los españoles, vino e impuso sus condiciones de Rey que
se está quedando sin Reino decidido a conquistar nuevos
territorios. A cambio de
favores, esclavos y materia prima,
engañó a los ingenuos indígenas que
veían venir la mejor vida con la ayuda o más bien
el mandato de un país que estaba sufriendo una grave
crisis por las imposiciones de Napoleón
Bonaparte y que buscaba reivindicar su poder ante sus
gentes.
Ambos, encontraron en esta tierra
fértil, rica y amada, la oportunidad de recuperarse y de
no perder el poder que los había identificado hasta el
momento. Era imperdonable verse ante el mundo como unos
derrotados, cuando durante años construyeron el prestigio
que estaban a punto de perder. Y ahí, la tarea de
Latinoamérica fue devolverles la credibilidad para que las
otras potencias no pensaran que los reyes se habían
quedado sin reino.
La tierra de las crónicas
fabulescas, de amores desenfrenados, de dictadores operantes,
"ángeles peatones y pecados renovados" » , ha inspirado a poetas, músicos y escritores de
otras partes, que aún se preguntan al igual que Antonio
Pigafetta, un navegante florentino acompañante de
Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, cuál es
el encanto de estas áreas, donde él afirma que vio
"…cerdos con el ombligo en el lomo; unos pájaros sin
patas, cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho… Y
contó que había visto un engendro animal con cabeza
y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho
de caballo" ¡ ; criaturas
extrañas, un tanto ficción, pero tan reales como
para ser dignas de engalanar los paisajes latinoamericanos, con
la desdicha de no adornar los de ellos.
Y es que Pigafetta y muchos de los
viajeros y colonizadores de América
Latina, no podían creer que en la realidad todavía
existieran lugares donde brillara cada espacio por escondido que
fuera. Un lugar donde sus gentes, los antepasados
indígenas, todavía reían y se llenaban de
orgullo por adorar un dios Sol o un cacique cualquiera que se
bañaba en una laguna cubierta de oro. Un lugar
donde el orgullo se centraba en querer la tierra,
hacerla fértil y digna de ser conquistada y conservada por
propios, no por extraños.
América Latina, siempre
catalogada como perdedora y segundona, por aquellos que
aprovechándose de su poder le han exprimido todo lo bello
y grande que unida la pudo haber convertido en una gran potencia, de no
ser por los gobernantes inútiles y ansiosos de ser
protagonistas que entregaron a la suerte la riqueza de un pueblo,
también ansioso pero de credibilidad, fe y orden por los
que manejaban su destino.
Como dice un pedazo de la
canción "Carabelas" de Ricardo Arjona, por culpa de
"…Esos sueños de estafa y de saqueo, ese gusto por el
oro y esas ansias de poder, el cáncer
que aún enferma al heredero, es la historia de una tierra
condenada a padecer" y a depender política,
económica y socialmente, mientras sea necesario de las
grandes potencias que no ven en América Latina nada
más que la despensa que satisface sus necesidades,
aquellos que de una u otra forma siempre han dependido de estas
tierras para poder sobrevivir en el concierto
mundial.
Una canción, un poema, un
cuento, una
fábula y hasta un chiste, esa es la historia de
América Latina, llena de saqueos, bellezas interrumpidas y
el retorno de muchos reyes que no pudieron conquistar sus propias
regiones, y aquí, encontraron la forma de protagonizar
hazañas, y al estilo de un Mesías, salvar un
pueblo, eso sí, bajo el sacrificio del mismo y el
privilegio personal.
De tantas injusticias, robos y
pecados, de todas esas cosas el pueblo latinoamericano ha sido
víctima, de la ignorancia y la falta de memoria y el
querer conservar lo extraño sin valorar lo propio. El
miedo por mostrarse al mundo tal como es, el miedo a convertirse
en una región independiente que puede ser libre dejando a
un lado la función a
la que se ha sometido desde que fue colonizada. Puede dejar de
ser ficción conservando la fantasía y esa
alegría que la hace diferente al resto del mundo, en
ninguna otra parte el pueblo se une para rendirle tributo a la
pereza, a la lluvia, al verano, al silletero o a Joselito
Carnaval.
Que otra región le
heredó al pueblo griego esas ganas de vivir en la
ficción, eso sí, un poco más aterrizados en
la vida real, involucrando los problemas
históricos y políticos que en lugar de ayudarle a
descubrir la inmensidad del cielo, han llevado a que se preocupe
por lo básico y lo común, los problemas y lo
demás que lo resuelvan los mismos de siempre, los que
conservan el poder por los siglos de los
siglos.
Será que Latinoamérica
aún está dispuesta a soportar que los "opresores se
dispongan a dominar otros diez mil años
más…" µ . Todavía
estará en condiciones de seguir gritando "Jamás se
logrará lo que queremos" ³ . Acaso
no es suficiente con saber que haber dejado ir todas las riquezas
hacia tierra ajenas, hace que ahora sea un punto aparte, un
espejismo y una tierra invisible para los demás, que
además de ser la mejor de las películas de la
historia que traen una mezcla de ficción con realidad, con
un ingrediente de comedia; es la saga interminable que no ha
podido salir del fondo de las injusticias y juegos tontos
que no le permiten progresar.
Personajes exóticos,
creaciones alocadas y carnavales
donde los habitantes de la región de los contrastes pueden
liberar todos sus pecados, todos aquellos deseos que en
días normales no se pueden disfrutar con gusto y placer,
porque las costumbres de la sociedad
conservadora, impuesta por los colonizadores no permiten que se
sacien en veneno y actos prohibidos todas las culpas y
sueños forasteros de los que anhelan gritar al mundo que
existen y que al igual que todos disfrutan de lo
pagano.
Una religión impuesta por
los colonizadores a un grupo de nativos que ya tenían
dioses en los cuales confiaban plenamente, les atribuían
la creación de todas las cosas. Dioses y creencias que no
los invitaban a sentir temor y vergüenza por su cuerpo, al
contrario premiaban a quienes se amaban y se
respetaban.
Pero aún así,
impuesta o no el catolicismo no se conserva como la única
religión establecida en la tierra de la película
mágica; todavía los latinoamericanos se dejan
influenciar por el montón de nuevas creencias que nacen a
lo largo y ancho del mundo. Los protestantes, los adventistas y
muchas otras, logran acaparar la atención de los confundidos, que sin
comprender su propio origen buscan identidad en los muchos dioses
que acompañan todos los días a las abuelas y los
niños
que buscan la felicidad plena.
Y es que definitivamente si hay
"más religiones que niños
felices", sobre todo en esta Latinoamérica pobre y
necesitada de recursos para
sobrevivir, porque al igual que su historia, sólo ha sido
derrochada por los que nunca sudaron su mantenimiento.
El "Vaticano prohíbe los anticonceptivos… Prefiere niños con
hambre que un preservativo"c , y así, el
pueblo latinoamericano, oprimido en sus creencias se deja llevar
por las normas
canónicas, y cada día hay más niños
sufriendo, con hambre, sin padres y sin educación, porque con
cierta culpa de la iglesia no
pueden disfrutar de lo que sus antepasados perdieron por no tener
bajo su propiedad unos
papeles que los hicieran dueños y señores de las
tierras que habían cuidado para heredar a la
descendencia.
Todas son discrepancias, a pesar
de ser un pueblo creyente que tiene como patrona a la Virgen de
Guadalupe, que se apareció a Juan Diego, un
indígena mexicano ( cosa extraña o creación
de los colonizadores), Latinoamérica conserva algo de lo
que los españoles e ingleses trataron de desaparecer.
Todavía se aferran a la santería, el vudú y
la brujería, siguen siendo esclavos del horóscopo y
el tabaco, y buscan
la felicidad eterna con muñecos que punzados con alfileres
amarran al ser querido y le prohíbe que ame otras
cosas.
Y lo que más duele es la
traición y sé es protagonista cuando se demuestra
que nadie puede contra la furia de un latino; y hay venganzas por
traiciones y amores forasteros, se riega por los territorios
desolados de poder y bienestar la sangre de los que
murieron en pecado, porque se debe juzgar "el sexo
más que el crimen contra la vida"b , mejor dicho ante todo el honor.
Y se conservan las creencias y los
países de las maravillas crean brujas, duendes y locos
para entender el mundo, entonces imaginan y así son
felices, sueñan y se aman. No hay nada más
placentero para el latinoamericano que vivir el presente y con la
baraja conocer el futuro y crear un mundo que puede devolver los
males deseados a los enemigos. Y es que todo debe ser vengado,
para que los otros paguen por el mal que hacen, eso hace feliz al
latinoamericano, porque es una de las formas de crear un futuro
sin personas y sistemas
malos.
Es una combinación de
santería y catolicismo, del bien y el mal, una mezcla que
muy posiblemente contribuirán en la salvación del
mundo. Crean imágenes,
rostros y estatuas en las que se deposita toda la confianza para
que salven al pueblo del hambre y la traición de los
poderosos. Y se quejan de los malos gobiernos, pero no
actúan ante los actos perversos y dejan que los sigan
manipulando, que los opresores continúen con su
protagonismo y sentados en sus hamacas conservan la esperanza de
ser vencedores del mañana, pero sin lucha, sin sudor, que
todo lo hagan los gobernantes, al fin y al cabo el pueblo no es
protagonista.
Gobernantes dueños del
poder, títeres de las dinastías poderosas que para
mantener su honor hacían sentir temor al pueblo,
asesinaban, secuestraban y robaban, porque era más
importante ser útil para el de fuera que beneficioso para
el pueblo. Esos dictadores de opereta, cuya forma de gobierno fue toda
una obra cómica, vulgar y de mal gusto, que castigó
a un pueblo inocente que aún siente las consecuencias de
esos regímenes despóticos.
Esos militares ficticios que ante
el temor del pueblo sentían también temor de alguna
vez ser juzgados por las personas sometidas a su mandato. Un
montón de Hitler
latinoamericanos que con vestuarios extravagantes, llenos de
plumas, objetos ordinarios, pieles y medallas jamás
ganadas hacían con el pueblo lo que sus mayores hicieron
con ellos en el pasado. Espantaban sus culpas, sufrimientos y
pesares con la muerte y la
pobreza de
niños, adultos y ancianos que tal vez en ocasiones
desearon no salir a ver la luz del
día.
Personajes que parecen de la
fantasía pero que son tan reales como que Estados Unidos
ahora es el dueño y casi señor del mundo. Hombres
como Juan Vicente Gómez, dictador venezolano, que para
lograr el temor y la obediencia del pueblo le daba cerveza a los
presos con restos de vidrios para que cuando orinaran les saliera
sangre y fuera de las cárceles por los caños, las
personas vieran los restos de una tortura contra los que no
obedecían.
Un circo completo, así se
le puede llamar a la democracia
latinoamericana, una bufonada donde los malandros son los
gobernantes y los ingenuos protagonistas el pueblo confiado. Una
mezcla de razas que aunque semejantes no logran verse como
iguales, como hermanos y compañeros de sufrimiento. La
libertad proclamada hace dos siglos de los esclavos negros, que
completan la alegría de estas tierras con sus cantos,
bailes y chistes, que
en su pasado y aún en el presente no tienen la
aceptación de mestizos y blancos que se encargan de
negarles la oportunidad de ser grandes.
Los campesinos, ahora obreros o
desplazados, dueños de nada, sólo de la pobreza y
el engaño, trabajan para mantener la felicidad de ricos y
gobernantes, sin derecho al dominio de sus
propias tierras, ni oponerse a las injusticias para conseguir el
"apoyo" total de los gobiernos injustos. Indígenas que se
dividieron y se mezclaron en el común de la gente, sin
apoyo y protección del gobierno, sin respeto por parte
del resto del pueblo, sin participación en la vida
política de sus países.
Gobiernos que alejaron al pueblo
de toda participación en las decisiones mundiales, sin
oportunidad de aportar en conocimiento y
tecnología, siempre considerados
inferiores, incapaces de dar a portes al desarrollo de
la política, la ciencia y
la economía.
Dominados por un estilo de vida
ajeno a lo que ya se habían acostumbrado. Definitivamente
sin tener al menos la posibilidad de ser protagonistas de su
propia película, la de los contrates y realidades
ilógicas.
Una América Latina que se
cree desarrollada, pero que es tan ignorante como falta de
identidad propia, porque desde su colonización no se le ha
permitido explotar por cuanta propia lo que tiene. Siempre
dominada y odiada, proyectando una imagen falsa,
feliz pero igualmente desdichada. Ahora es un pueblo que
dejó de ser colonia de Europa para convertirse en la
República de Riquezas para Estados
Unidos.
Mezcla de culturas que aún
no entiende la importancia de trabajar unida, de defender sus
derechos, de ser
única. Es una región considerada de
segunda clase porque
vive a despensas de lo que hagan otros, enseñada a no
luchar por lo verdaderamente propio. Acostumbrada a valorar lo
ajeno sin considerar al menos importante la riqueza que
todavía se puede rescatar.
Los gobiernos son grandes
protagonistas del atraso al que ha estado
sometido el pueblo latino durante tantos años, ellos son
los que se han encargado de dar prioridades a ciertos grupos de
personas que privilegian a los Estados con la riqueza propia de
unos pocos y necesaria para la mayoría, los países
están bajo el control de grupos
económicos que se han ganado la confianza de los
mandatarios porque son dueños del dinero o las
propiedades necesarias para mantener el deseo de los corruptos,
que son egoístas al pensar en sus necesidades y no en las
del pueblo que están protegiendo.
Es preocupante, que mientras gran
parte de la población mundial se muere de hambre, los
grupos económicos contribuyan al enriquecimiento de los
países, presionando la creación de nuevas armas militares
que agilizan la desaparición de lo que no es útil y
que buscando el bienestar de unos pocos, oprimen para que
la
educación sea cada vez de más baja calidad y que no
contribuya al crecimiento intelectual del ser
humano.
Hay un mundo ficticio y
utópico al que todos están acostumbrados, espacios
donde se estimula la fantasía que impone patrones de
belleza que sirven de mediadores para no mostrar la cara oculta
de la verdad. Todo está disfrazado, nada es real, ni
siquiera los gobernantes, que desde que son candidatos se centran
en lo estético, prometiendo acabar con la desigualdad
social para generar nuevas oportunidades, sin la gente darse
cuenta de que esta es una forma de entretener y mantener
contentos a los inconformes, mientras ellos sacan
provecho.
Y así poco a poco los
medios de
comunicación toman gran importancia en la
sociedad latinoamericana actual, se encargan de vender
estereotipos del hombre
vencedor y opresor, que es admirado por los más
débiles y aplasta la imagen del perdedor; así se
visualiza con mayor claridad quienes son los que en la realidad
controlan el destino de todos, las élites
económicas estancan la idea de crecimiento e igualdad que
difunde la democracia, y haciendo uso de su fuerza,
controlan a los espectadores de los medios de masas, que cada
día quieren ser dueños de grandes emporios para
salir de la crisis a la que están sometidos y bajo la idea
de cambio se dejan engañar de los sonidos e
imágenes propios de los "bellos", privilegiados y por
siempre ganadores.
Los medios roban la
atención y controlan el tiempo y el
destino de los individuos, son generadores de poder porque
estimulan en las personas la idea de ganar y de parecerse a los
mejores, crean patrones de irrealidades que ayudan a que el
oprimido sea cada vez más manipulado por los que
están detrás del televisor, la radio y la
internet.
Ahora, el control total es
ejercido por personas que con la ayuda de máquinas
buscan cautivar a los que nunca han tenido la oportunidad de
expresar lo que de verdad sienten, pues siempre han sido
manipulados y obligados a seguir comportamientos que no son
propios del mundo en el que "crecieron".
Y que más decir de los
tantos culpables del desmoronamiento casi lento de América
Latina; pero, a pesar de tantas injusticias, catástrofes,
guerras y
finales interminables, el pueblo latinoamericano continúa
con al esperanza de pasar de oprimido a poderoso, no tanto a
opresor porque seguramente nadie quisiera repetir lo que ellos
han vivido. Un pueblo expectante que espera la llegada de
personas sabias que los lleven a descubrir el mundo bueno, el que
los valore sin importar la distinción de razas y la gran
variedad de gustos, bailes y costumbres.
América Latina es
vitalidad, porque después de tantas de injusticias y
castigos y de no conservar el amor por lo
propio no se ha olvidado de que existe y todavía le queda
la capacidad de recordar y ayudar a los otros, es consciente de
su crisis y de los malos momentos que el destino le ha entregado,
y sigue ahí VIVA, con más ganas de luchar y de no
quedarse dormido, de recuperar los gobiernos y el poder, de que
el pueblo sea por fin protagonista de una nueva historia no se
marque por el chiste y la mentira, sino por la esperanza y la
grandeza.
Existe un pueblo soñador, que
frente a la opresión, el saqueo y el abandono, tiene una
respuesta "LA VIDA. Ni los diluvios ni las pestes; ni las
hambrunas, ni los cataclismos; ni siquiera las guerras eternas a
través de los siglos y los siglos han conseguido reducir
la ventaja tenaz de vida sobre la muerte"J . Y es eso, lo que hace que América Latina sea
cada vez más fuerte, y que a pesar de estar en crisis
constante, da la oportunidad a nuevas vidas que sufrirán,
es seguro, que
nacen entre la miseria y el caos, pero que tiene las mejores
posibilidades de construir un mejor fututo, de sudar una bandera
y de no permitir que la deuda externa le siga robando la
primavera y la tranquilidad a este pueblo dulce y salvaje, joven
y viejo.
El Nuevo Mundo que sigue
acumulando riquezas que respeta las diferencias y no es ajeno a
los atropellos. Y es que sabe que la igualdad aunque compleja de
comprender no es simplemente poseer los mismos derechos, la
igualdad es saber identificarse como personas que conviven y
comparten los mismos problemas e ideas. Que hay una igualdad
cuando sé es libre del miedo y de sí mismo, al
encontrar la forma de expresar lo que se siente y piensa, al
identificarse como miembro de una sociedad que culturalmente es
poderosa y puede romper todos los estigmas de opresión y
prohibición.
Todavía quedan metas por
alcanzar, sueños que se pueden desempolvar, que pueden ser
salvados del olvido es no " es demasiado tarde para emprender la
creación de la utopía contraria", de lo que los
indígenas quisieron. Todavía hay tiempo de
conservar lo poco que queda pero que puede hacer de esta tierra
una mar de encantos y sacrificios justos. Porque no hay en el
mundo lugar más bello y mágico, que con el carisma
de sus gentes y la belleza de sus paisajes logre cautivar al
más simple de los visitantes.
Una región que ha
enfrentado la peores batallas y que ha soportado durante 509
años los atropellos más horrendos, pero que
ahí está, tan viva y saludable, con las ganas de
seguir sonriendo a pesar de que su realidad sea ajena a lo que
siempre han querido ser UNA TIERRA LIBRE Y
FELIZ.
Y declaremos a
LATINOAMÉRICA élite, del nuevo mundo y de las
nuevas tendencias, de las potencias, de la vida, de la fuerza, la
esperanza y la valentía porque aún se conserva con
la eterna responsabilidad de mantener por siempre su
VITALIDAD.
Este ensayo se
terminó el 9 de abril de 2004.
BIBLIOGRAFÍA
- ÁNJEL R., José
Guillermo. De Dictadores, Ángeles Peatones y Pecados Renovados.
Colección de Ensayo Latinoamericano. Editorial UPB.
1997. Medellín. - Canciones de Ricardo Arjona: Si
el Norte Fuera el Sur, Noticiero, Carabelas y
Mesías. - ROMANO, Vicente. La
formación de la mentalidad sumisa. Colección el
pez en la red. Bogotá
2002. - GALEANO, Eduardo. Venas
Abiertas de América Latina. Bogotá.
Círculo de Lectores. - GARCÍA MÁRQUEZ,
Gabriel. La soledad de América
Latina. - HOBSAWM, Eric. Gente poco
corriente. Capítulo 23: El Viejo Mundo y el Nuevo: 500
años de Colón. Barcelona. 1999 - GALEANO, Eduardo. Memorias del
fuego – Las caras y las masacres- Tomo 2. Bogotá.
Tercer Mundo Editores. 2003. - Otros documentos
sobre América Latina. - Parciales de los cursos
Historia de la Sociedad e Historia
Latinoamericana.
Autor:
Maderley Ceballos
García
Estudiante de Quinto semestre de Comunicación
Social – Periodismo de
la Universidad
Pontificia Bolivariana de Medellín.