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¿Qué hacer con el campo mexicano?




Enviado por santosmer



    1. Un poco de
      historia
    2. Veamos en qué consisten
      los dos grandes modelos de la teoría
      económica
    3. Proyecto de
      Nación
    4. ¿Cómo decidir?
      ¿Quién debe decidir?
    5. México se decide por el
      socialismo
    6. México toma la
      vía capitalista
    7. ¿Qué papel
      jugaría el campo mexicano?
    8. Construir una política
      de Estado para el campo
    9. Bibliografía

    Sería una pregunta totalmente
    irrelevante si no fuera porque ahí, en el campo, vive
    más de la cuarta parte de la población; no producen los alimentos que
    México
    necesita; son víctimas de los grupos de
    izquierda que sueñan con crear zonas guerrilleras; los
    narcotraficantes sienten ambiente
    propicio para crear feudos esclavizantes; los jóvenes, que
    quieren un futuro mejor, se ven obligados a emigrar arriesgando
    sus vidas en la frontera norte
    y, lo peor de todo, desperdicia el talento de millones de hombres
    y mujeres que en otras condiciones podrían hacer grandes
    contribuciones al progreso, prosperidad y felicidad, no
    sólo de los mexicanos sino del mundo entero. Lo
    paradójico es que nuestro campo, incluyendo costas,
    montañas, selvas, ríos, etc., posee condiciones
    climáticas, bellezas naturales, riquezas minerales y mucha
    gente inteligente (hasta se le llegó a llamar "el cuerno
    de la abundancia") que resulta casi inexplicable los niveles de
    pobreza,
    estancamiento, atraso y marginación que se padece. Para
    los ojos de muchos extranjeros México es una tierra de
    enorme potencial para construir casi el
    paraíso.

    Pero se se ha sabido aprovechar ese potencial. No se han
    aplicado las políticas
    correctas para que el campo florezca. Lejos de tener gente
    próspera, se tiene allí un pueblo sin esperanzas,
    en pobreza extrema, inmovilizado física y mentalmente,
    manipulado y utilizado para fines electoreros, subordinado a las
    limosnas gubernamentales. Cierto que hay casos particulares que a
    pesar de todo el ambiente hostil, han encontrado la forma de
    prosperar, sobre todo en la parte norte del
    país.

    Un poco de
    historia

    Cuando Porfirio Díaz toma el poder, el
    campo (y la ciudad) era un completo desorden: poca producción y pugnas internas que creaban un
    ambiente de desconfianza e inseguridad.
    Muy pocos se atrevían a invertir pues corrían el
    riesgo de ser
    materialmente saqueados por los gobiernos en turno mediante los
    "préstamos forzosos" o asaltados y asesinados por
    bandoleros que se sentían muy nacionalistas odiando a los
    ricos y extranjeros.

    Porfirio Díaz impone una política de libertad en lo
    económico y dictadura en
    lo político. A la gente que quería prosperar le
    indicaba que tenía la libertad de producir y comerciar, no
    había otro camino. Aquellos que querían prosperar
    haciendo "grilla" politiquera o sindical, aspirando a
    gobernaturas o la misma presidencia, eran tratados mal,
    verdaderamente mal. Pero la gente aprendió. Cientos o
    quizás miles aprovecharon la Ley de Deslindes
    y se remontaron a tierras vírgenes para cercar lo que
    pensaban trabajar. El gobierno se
    dispuso a proteger sus extensiones territoriales mediante
    Títulos de Propiedad.
    Tenían, además un largo plazo para pagar sus
    tierras. Así nacieron miles de haciendas a lo largo y
    ancho del territorio mexicano. El incentivo no sólo era
    para los nacionales, también para los inmigrantes que
    veían a México como una esperanza de prosperar.
    Chinos, alemanes, japoneses, crearon grandes plantaciones de
    café,
    caña de azúcar,
    maíz,
    etc. El comercio era
    libre.

    Los productores podían vender en el
    territorio nacional o exportar a otras naciones sin que
    encontraran obstáculos de parte del gobierno,
    prácticamente no había aranceles ni
    impuestos.
    Además, la política
    monetaria de Porfirio Díaz era sólida, pues la
    producción de billetes estaba anclada a la
    producción de oro y plata.
    Por tanto, la inflación era prácticamente nula. El
    resultado de la política
    económica de Díaz se reflejó en un
    crecimiento y prosperidad nunca antes
    alcanzada.

    Toda esta dinámica se vio frenada por la llegada de
    la Revolución
    Mexicana. Las ideas marxistas penetraron a territorio
    mexicano y se destruyó casi todo lo que se había
    construido en 30 años de capitalismo
    porfiriano. Se acabaron los ranchos y las haciendas. El gobierno
    destruyó el derecho de
    propiedad privada tal como indicaba la filosofía
    marxista. Las tierras pasaron a manos del Estado
    creándose el gran monopolio
    estatal de tierras. Se creó el ejido como mecanismo
    perfecto de control al campo.
    El agua,
    subsuelo, minerales, costas, bosques, ríos, presas,
    carreteras, etc., todo quedó en manos del Estado. Es
    decir, México prácticamente se sumó a la
    órbita socialista. No fuimos tan radicales como los
    soviéticos, pero poco nos faltó. Quizás el
    punto de máxima socialización se dio con el gobierno de
    Lázaro
    Cárdenas con la creación del monopolio estatal
    del petróleo y el monopolio estatal de educación. Pero no
    fue el único. Adolfo López Mateos creó el
    monopolio estatal de la electricidad y
    finalmente José López Portillo intentó crear
    el monopolio estatal bancario, aunque lo único que
    logró fue desaparecer a la banca
    mexicana.

    Todo este movimiento
    socializante no marchaba en caminos alegres. El ciudadano
    común, aún sin tener el manejo de teorías
    económicas, no miraba con buenos ojos que todo lo manejara
    la burocracia
    estatal. Hubo empresarios que crearon sus asociaciones para
    defenderse del Estado. Algunos lograron traer a prestigiosos
    economistas de talla internacional que vinieron a México a
    dar su diagnóstico y a señalar los peligros
    que conlleva crear un orden comunista. Tal es el caso del gran
    economista Ludwig von Mises, de la Escuela Austriaca
    de Economía,
    que en 1943 llegó a México para hacer un estudio de
    la economía mexicana. Dio una serie de conferencias en las
    universidades y en el gobierno. Sus ideas fueron tan impactantes,
    llenas de una lógica
    tan sólida, que los hombres de estado que le escucharon,
    entre ellos el propio Manuel Ávila Camacho, pronto se
    dispusieron a aplicar algunas de sus recomendaciones. Sólo
    así es posible explicar por qué México tuvo
    30 años de crecimiento sostenido. Por desgracia, nadie
    tuvo el cuidado de cultivar sus ideas en las nuevas generaciones
    y cuando llega Luis Echeverría se retoma el camino al
    socialismo.

    Miguel de la Madrid tuvo el
    mérito de darle un giro de 180 grados al barco.
    Había que volver a confiar en los mercados, el
    capitalismo, la propiedad privada y la iniciativa de la gente.
    Carlos Salinas de Gortari logra darle a la economía un
    fuerte impulso en este sentido: Privatiza más de mil
    empresas
    burocráticas del Estado, libera a la economía de
    cientos de reglamentos inútiles, firma el Tratado de Libre
    Comercio con Estados Unidos y
    Canadá. La reacción de la izquierda no se deja
    esperar y surge el Movimiento Zapatista en Chiapas, el
    EPR, en Guerrero, el PRD y cientos de partidos,
    grupúsculos, organizaciones de
    maestros comunistas (CNTE) con el fin de regresar al viejo
    sistema
    comunista.

    En resumen, la historia de México,
    en el campo y la ciudad, se debate entre
    dos grandes fuerzas, cada una sustentada en su propia
    filosofía: La que quiere hacer de México un
    país socialista y la que quiere hacer una economía
    de mercado.

    Hoy en día, no está claro el rumbo
    de la nación:
    En la Presidencia de la República está un hombre que
    tiene alta simpatía por la economía de mercado,
    pero no sirve de mucho, pues en el gobierno del Distrito Federal
    hay otro que se opone a todo, pues es proclive al socialismo; las
    cámaras de diputados y senadores están conformadas
    con gente que adora a Fidel Castro
    (comunista); la intelectualidad, educada en las escuelas del
    Estado se siguen formando con ideas marxistas. Y en cuanto al
    campo, está lleno de líderes que tienen el corazón a
    la izquierda. Cierto que hay algunos organismos empresariales
    (como el Consejo Coordinador Empresarial) que tímidamente
    promueven la economía de mercado.

    Para comprender nuestra zigzagueante historia,
    podemos verla en la siguiente gráfica:

    Para ver el gráfico
    seleccione la opción "Descargar" del menú
    superior

    Arriba de la línea recta se representa
    nuestra vivencia capitalista y abajo la
    socialista.

    • La cresta A representa la
      construcción del capitalismo en el
      régimen de Porfirio Díaz.
    • El valle B representa la
      socialización impuesta por la revolución mexicana.
    • La cresta C representa el
      capitalismo de 30 años llamado desarrollo
      estabilizador.
    • El valle D representa el
      socialismo que reinicia con Echeverría y acaba con
      Portillo.
    • La cresta E representa el
      capitalismo desde Miguel de la Madrid.

    Y. como puede verse, estamos en un momento de
    indefinición.

    ¿Son sanas estas alternancias de
    rumbo?

    La respuesta requiere comprender las implicaciones
    de seguir por una vía socialista o por una
    capitalista.

    • La vía socialista, que
      también podemos llamar vía comunista, fascista o
      nazi, tiene como objetivo la
      creación de un sistema económico con base en la
      eliminación de la propiedad privada.
    • La vía capitalista, que
      también podemos llamar economía de mercado,
      economía libre, economía liberal o neoliberal,
      tiene como objetivo la creación de una sistema
      económico con base en la propiedad
      privada.

    Es decir, en economía, fundamentalmente
    sólo existen dos modelos
    teóricos a seguir: El que se basa en la propiedad
    privada y el que elimina la propiedad privada.

    Es vital comprender los dos modelos
    teóricos fundamentales de la economía, pues muchos
    de los errores de los gobiernos y de la gente común, se
    deben a que no se entienden estos dos modelos, se toman medidas
    pragmáticas, lo primero que se les ocurre y, muchas veces,
    ni cuenta se dan que son conducidos a verdaderos infiernos.
    ¿Cuántas veces hemos visto estadistas muy bien
    intencionados, honrados a capa cabal, pero que crean estructuras
    socialistas sin darse cuenta hasta que ven el fracaso y el odio
    de los afectados?¿En qué me equivoqué? No
    hallan las respuestas porque desconocen la teoría.

    Veamos en
    qué consisten los dos grandes modelos de la teoría
    económica

    MODELO
    I

    He puesto en el mismo costal al socialismo,
    fascismo,
    nazismo,
    cardenismo, comunismo,
    revolución mexicana, sovietismo, etc., porque todos
    ellos tienen en común la misma base económica: La
    eliminación de la propiedad privada. Todos ellos tienen
    en común la creencia de que es necesario tener un centro
    de control (gobierno de planificación centralizada). Este centro
    de control es para que organice "científica y
    racionalmente" la producción y distribución. Esto es suficiente
    –dicen– para lograr una sociedad
    próspera, rica y llena de felicidad. Su argumento
    convenció a muchos durante todo el siglo pasado.
    Así pues, cualquier país que pretenda crear ese
    centro de control para que decida todo lo que se debe producir,
    distribuir y consumir tiene que eliminar necesariamente el
    concepto de
    propiedad privada. Cuando los ciudadanos ya no son
    dueños de las fábricas, de sus casas ni de sus
    zapatos, lo único que les queda para sobrevivir es ser
    hombres dóciles y obedientes. Deben obedecer ciegamente
    las directivas, decisiones o caprichos del órgano
    central de gobierno a fin de recibir lo que ése
    órgano central considere que tiene derecho el ciudadano.
    Teóricamente ese órgano central es el que se
    encarga de estudiar las necesidades de todos y cada uno de los
    ciudadanos para así satisfacer los gustos y preferencias
    de cada hombre, mujer o
    niño. Nótese que tal era el discurso de
    Lenin, Stalin, Mao, Cárdenas, Fidel Castro o Saddam
    Hussein. Tal es la razón por la que el Estado
    despojaba de sus propiedades a los hacendados, a los
    latifundistas, a los empresarios, banqueros,
    etc.

      MODELO
    II

    En otro costal he puesto al capitalismo, al
    liberalismo,
    a la economía de mercado, al sistema de libre empresa, porque
    todos ellos tienen en común la misma base
    económica: Todos se construyen con base en el PRINCIPIO
    DE RESPETO A LA
    PROPIEDAD PRIVADA.
     Este es un principio muy fácil de decir, pero muy
    difícil de entender y más aún de llevarlo
    a la práctica. En términos coloquiales el
    principio dice: "Lo que es tuyo, es tuyo y nadie te lo puede
    quitar". Es un principio que posiblemente nació con
    el hombre
    (pero no se generalizó). Se fue estableciendo de manera
    espontánea, aunque quizás varios tuvieron que
    perder los dientes hasta entender que tenían que
    respetar al vecino.
     Este principio establece que si todos los individuos
    respetan la propiedad de los demás, se establece un
    orden de paz progreso y bienestar. Los cristianos lo dicen en
    varios de sus mandamientos: "No robarás", "No
    matarás". Los turcos tenían por ley que aquel que
    robara se le cortaba la mano, otras sociedades
    simplemente mataban al que no respetaba la propiedad del
    otro.
     Si en una sociedad está prohibido robar, es decir,
    utilizar algún esquema de violencia,
    ¿cómo es posible que yo obtenga la gallina de mi
    vecino? No puedo ir bajo la oscuridad de la noche y tomar la
    gallina pues eso es una violación al principio de
    propiedad privada; tampoco puedo ponerle al vecino una daga en
    las costillas para que me dé su gallina, pues eso
    también es una violación al principio de respeto
    a la propiedad privada. Entonces, lo único que me queda
    por hacer es negociar con el vecino. Yo le ofreceré algo
    que él necesite o desee a cambio de su
    gallina. Quizás yo le pueda ofrecer grano, leña o
    un hacha. Sólo puedo hacer el intercambio hasta que el
    otro esté dispuesto a entregar su gallina a cambio de
    algo de mi propiedad. En otras palabras, el comercio se deriva
    del principio de respeto a la propiedad privada.
     ¿Por qué la gente se dispone a realizar el
    intercambio? Porque siente o cree que en ese momento tiene
    más valor lo que
    va a recibir que lo que está dando, de otra manera no
    haría el intercambio. Por eso, después de que se
    da el intercambio, dan la vuelta y cada uno lleva una sonrisa
    en los labios. Cada uno, por su parte, siente que hizo una
    operación ventajosa, se siente más satisfecho,
    más rico y más feliz que antes de realizar el
    intercambio. Pero nótese que este intercambio o comercio
    sólo es posible si los agentes están dispuestos a
    respetar la propiedad del otro.

    Resumiendo, los hombres pueden lograr los bienes que
    quieren sólo de dos maneras: Usando la violencia, es
    decir, robando, expropiando, nacionalizando… O bien mediante
    intercambio libre y voluntario, es decir,
    comerciando.

    De hecho, la civilización surge sólo
    hasta que nace el concepto de propiedad privada, en cuanto surge
    la disposición de respetar la vida y las posesiones de los
    demás. Y allí donde se destruye el principio de
    propiedad privada regresa la barbarie. Para ejemplos, podemos
    recordar a todos los países que se subieron al tren del
    comunismo, del fascismo o nazismo, anularon la propiedad privada
    y terminaron destruyéndose. Pero también podemos
    ver ejemplo simples de gente que viola el principio de propiedad
    privada. Por ejemplo, cuando nos asaltan en la esquina, roban
    nuestra casa o violan a nuestras hijas. ¿Acaso no es
    barbarie? Todas estas malas acciones
    tienen como base la violación al principio de propiedad
    privada.

    El capitalismo es el único sistema
    económico que se basa en el principio de respeto a la
    propiedad privada. Todavía poca gente entiende esto.
    Carlos Marx
    nunca lo pudo comprender. Marx decía
    "El capitalismo roba, saquea", lo cual es un contrasentido: Si es
    capitalista, no puede robar, si roba no puede ser capitalista. Es
    una de tantas ideas absurdas que produjo Marx.

    El capitalismo lo entendemos como el sistema donde
    los medios de
    producción, las fábricas, etc., son propiedad
    privada y el propietario tiene el derecho de transformar la
    materia prima,
    los insumos en algo que tenga la capacidad de ser vendido, es
    decir en algo que por voluntad propia el comprador se
    dispondrá a entregar algo de su propiedad a cambio de
    determinado bien. La
    motivación del productor es obtener beneficios, para
    eso toma el riesgo de producir; la motivación
    del comprador también es la de obtener beneficios. Ni el
    comprador ni el vendedor realizan operaciones
    buscando estar peor que antes, eso no sería
    capitalismo.

    No sólo los economistas, sino todo
    ciudadano debe comprender muy bien los dos modelos básicos
    de la teoría económica. Sobre todo. Es la
    teoría mínima que deben tener los hombres de
    Estado, los hombres que toman las decisiones que afectan a toda
    una nación.
    Sin estas herramientas
    teóricas es imposible construir un proyecto de
    nación.

    Los tumbos, crisis y
    caminos zigzagueantes que hemos padecido se deben a la
    incomprensión de estos modelos. A veces marchamos hacia
    delante, a veces hacia atrás, nos vamos a la izquierda y
    luego a la derecha y no terminamos por definirnos ni por
    especificar cuál es nuestro proyecto de
    nación.

    Proyecto
    de Nación

    En realidad, elaborar un proyecto de
    nación sólo significa decidir si un país
    quiere hacerse comunista o capitalista. Se puede usar distintos
    términos. Algunos querrán establecer la
    decisión entre ser un país de planificación
    centralizada o de economía centralizada; o bien, ser
    neosocialista o neoliberal. Hay que comprender que es un asunto
    de semántica, es decir, de lenguaje. En
    realidad el fondo de la controversia está en decidir: Ser
    un país donde se respete el principio de propiedad privada
    o uno donde no se respete, así de
    simple.

    Hay quien habla de "la tercera vía"
    pero en realidad es un discurso engañoso. Suponiendo que
    esa tercera vía existiera, se le tendría que
    preguntar cuál es su posición respecto a la
    propiedad privada. Si responde que la respeta y la promueve,
    entonces esa tercera vía no tiene diferencia con el
    capitalismo; si dice que quiere abolirla entonces la tercera
    vía es simplemente socialismo. ¿Puede haber una
    posición intermedia? Desde el punto de vista
    teórico creo que no. Ninguna teoría podría
    decir que respeta el principio de propiedad privada a medias. No
    tiene significado. ¿Acaso quiere decir que a veces
    sí y a veces no? ¿O que sólo promuevo el
    respeto a la propiedad privada mientras sea mi propiedad, pero no
    la respeto si se trata de la propiedad del vecino? Por eso, desde
    el punto de vista teórico, los dos modelos son
    irreconciliables. No puede haber una explicación
    teórica que justifique las medias
    tintas.

    Aclaro que la irreconciliabilidad se da en
    el marco
    teórico. En la vida práctica es otra cosa. En
    realidad no hay ningún país, ninguna
    economía del mundo donde se haya establecido el principio
    de respeto a la propiedad privada al cien por ciento. Tampoco
    hay, ni ha habido, país alguno donde se haya abolido
    completamente la propiedad privada. Todos los países viven
    entre estos dos polos. Hay economías más cercanas
    hacia el modelo
    capitalista: Hong Kong, Inglaterra,
    Estados Unidos. Hay economías más pegadas al modelo
    anti-propiedad privada como son Corea del Norte y Cuba. Los
    demás países están en puntos intermedios.
    Además, todos los países observan oscilaciones. En
    ratos se dirigen más hacia el socialismo y en otros
    momentos se recargan más hacia el
    capitalismo.

    ¿Por qué se dan estas
    oscilaciones? Mi respuesta es muy contundente: Porque no se ha
    entendido profundamente el "principio de respeto a la propiedad
    privada".

    Es posible que en lugar de los voluminosos
    libros que
    ocupan las cartas magnas de
    cada país, se redujeran a unas cuantas páginas o
    unos cuantos párrafos si se comprendiera a cabalidad el
    principio de propiedad privada.

    Aquellos países que decidieran
    hacerse comunistas, sólo tendrían que asentar en su
    constitución que ningún individuo
    tiene derecho a tener propiedad privada; como consecuencia,
    sólo un órgano de gobierno tiene derecho a tomar
    decisiones. Aquellos países que decidieran hacerse
    capitalistas, sólo tendrían que poner en su
    carta magna
    que se rigen por el principio de respeto a la propiedad privada.
    Como consecuencia, el comercio es libre, nadie puede atentar
    contra la vida de otros, puedes hacer lo que se te pegue la
    gana… siempre y cuando no perjudiques a nadie,
    etc.

    Aunque en México se ha hablado
    mucho del proyecto de Nación, nunca se ha puesto en claro,
    se termina con discursos
    vagos, confusos que nada dicen. Por ejemplo, se habla de tener
    una nación soberana, sin pobreza, libre y con un Estado
    seriamente preocupado por las necesidades de la gente. Este
    discurso no sólo es vago, sino contradictorio. En efecto,
    si el Estado se preocupa por cubrir las necesidades de la gente,
    entonces necesita impuestos, éstos se los tiene que
    arrebatar a las empresas, luego las empresas ya no pueden hacer
    uso de todo lo que ganan, entonces ya no es un país
    libre.

    Hay gobiernos de otros países que
    han alcanzado el poder con la promesa de edificar el socialismo y
    terminan abriendo las oportunidades de negocios,
    liberan sus economías. El caso más patético
    es la República Popular de China, donde
    gobierna el Partido Comunista Chino, pero su economía se
    está liberalizando a pasos agigantados. China tiene ahora
    uno de las tasas de crecimiento más altas del mundo y todo
    es por la vía capitalista que está construyendo el
    Partido Comunista.

    Así pues, para México es
    vital resolver el proyecto de nación al que aspiramos: Uno
    que se fundamente en la propiedad privada o uno que la niegue. En
    otras palabras queremos hacer una economía de mercado o
    una economía
    socialista. Dependiendo del proyecto de Nación al que
    aspiramos, los demás problemas se
    resuelven como consecuencia natural.

    ¿Cómo decidir? ¿Quién debe
    decidir?

    Otro problema se presenta en el mecanismo
    o proceso para
    tomar la decisión. ¿Bastaría salir a la
    calle y preguntar a la gente si quiere ser comunista o
    capitalista? ¿Bastaría que en el Congreso de la
    Unión, los diputados y senadores lo decidieran?
    ¿Habría que hacer una serie de mesas redondas?
    ¿Se le deja la decisión al Presidente de la
    República en turno? En realidad, no sé
    todavía cual debería ser el proceso para tomar tan
    importante decisión. No tengo la solución a este
    problema. Sólo sé que es urgente definirse, para no
    seguir perdiendo tiempo
    recursos,
    talentos, etc.

    México
    se decide por el socialismo

    Supongamos por un momento que, mediante
    algún mecanismo, México toma la decisión de
    hacerse socialista. ¿Qué repercusión
    tendría esta decisión y qué políticas
    tendrían que aplicarse?

    En cuanto México declara su
    proyecto de hacerse socialista, los capitales tienen que salir
    inmediatamente, porque ello implica que nadie respetará su
    propiedad privada. Los fabricantes que alcancen a huir antes de
    que les sean confiscadas sus propiedades tienen que buscar
    tierras hospitalarias, quizás se vayan a China o Hong
    Kong. Las empresas que no logran huir a tiempo, tienen que ser
    confiscadas, es decir, el gobierno tiene que tomar el control,
    tal como se hizo en el caso de los bancos en 1982.
    En cuanto a la tierra, el
    gobierno tiene que expropiar todo lo que era propiedad privada.
    Toda la tierra tiene que estar bajo control directo del gobierno.
    Ni siquiera debe permitir ya la existencia de los ejidos, para no
    permitir que el ejidatario se haga propietario de lo que produce,
    pues ello fracturaría los planes centrales de gobierno.
    Quizás tendría que eliminar físicamente a
    los pequeños propietarios, pues es posible que presentaran
    alguna resistencia tal
    como lo hicieron los viejos kulaks en la Unión
    Soviética. En aquel caso se tuvo que matar a cinco
    millones de kulaks para que la tierra se transformara en
    "propiedad del Estado".

    Una vez que se logre que toda la tierra
    esté bajo control del gobierno, lo único que hace
    falta es organizar la producción: Decidir cuántas
    hectáreas se van a dedicar a maíz, cuantas a
    algodón, etc. Para tomar estas decisiones,
    el gobierno contratará a buenos estadísticos de sus
    propias universidades para medir el consumo humano
    y determinar la distribución. Quizás el gobierno se
    decida por tener algunos excedentes para comerciar con otros
    países, obtener divisas y comprar
    la maquinaria o los productos que
    no se pueden producir en México. Para evitar
    pérdidas de tiempo y recursos, México podría
    contratar asesores de la Cuba de Fidel Castro o de Corea del
    Norte donde gobierna el hijo de Kim Il Sung, que tienen mucha
    experiencia en dirigir todo desde la oficina del gran
    líder y
    comandante.

    México toma la vía
    capitalista

    Pero si elegimos el proyecto de Estado
    contrario, es decir, si nuestro proyecto consistiera en hacer de
    México una economía de mercado, capitalista,
    abierta, libre y competitiva, es decir, si declaramos que en
    nuestro país estableceremos como ley fundamental, sagrada,
    la que tiene que ver con el principio de respeto a la propiedad
    privada, por un período de 50 años
    ¿Qué consecuencias tendría
    esto?

    Una consecuencia dramática es que
    el país se vería invadido por miles de empresarios
    que no sienten seguridad en sus
    países. Los Brasileños huirían del gobierno
    socialista de Lula Da Silva, los empresarios de Venezuela, de
    Colombia,
    Ecuador –y
    hasta los argentinos, si queda Kirchner en la presidencia–. Y no
    sólo vendría el capital
    latino, seguramente de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra
    y hasta los mismos chinos se sentirían felices invirtiendo
    en México, a sabiendas de que durante cincuenta
    años están protegidos de expropiaciones,
    confiscaciones, nacionalizaciones, estatizaciones,
    etc.

    Lo que quiere el capital, es decir, los
    empresarios, inversionistas y comerciantes, es llegar a un lugar
    donde los gobiernos no los molesten, los dejen trabajar
    libremente, sin sufrir agresiones ante su desarrollo y
    crecimiento. Y este paraíso sólo se da donde hay la
    decisión firme de construir una economía
    capitalista.

    ¿Qué papel jugaría el campo
    mexicano?

    Tendríamos una visión
    radicalmente distinta del campo: Lo veríamos como una
    oportunidad de negocios más, tan importante como cualquier
    otra.

    En un contexto de economía abierta,
    si el campo mexicano no produce maíz, los agentes privados
    lo comprarían en California o en China, para surtirlo
    hasta el último hogar dispuesto a pagar el precio. Igual
    para los productores de carne de cerdo, si cierran sus negocios,
    importaríamos de Canadá o de Singapur y
    seguiríamos comiendo
    chicharrones.

    En una economía capitalista, el que
    quiere entra al juego, nadie
    le prohíbe; el que no quiere entrar puede salirse, pero no
    tiene el derecho de vivir a expensas de
    nadie.

    Ambos proyectos de
    estado, socialismo o capitalismo, tienen perdedores y ganadores.
    Lo interesante consiste en determinar dónde hay más
    ganadores para saber a cuál
    apostarle.

    Estoy convencido que no podemos mirar al
    pasado. Hay que percatarnos que ya cayó el Muro de
    Berlín, ya desapareció la URSS. Las
    economías que prosperan es porque dejan que los individuos
    pongan en juego toda su iniciativa, los gobiernos no se
    constituyen en obstáculos. Rusia, Vietnam
    y China están adoptando políticas liberales o
    capitalistas, como queramos decirlo, y les está dando muy
    buenos resultados

    En realidad, hoy ya se puede demostrar
    fehacientemente que las políticas anticapitalistas o
    antiliberales son las que producen pobreza, violencia, atraso y
    marginación. Por lo tanto, no tengo empacho alguno en
    declarar mi preferencia por construir un proyecto de Estado de
    carácter capitalista, es decir, basado en
    la propiedad privada, liberal, economía de mercado,
    abierta y competitiva.

    Construir una política de Estado para el
    campo

    Sería deseable cerrar los ojos,
    decidir que queremos una economía de mercado y que cuando
    abramos los ojos ya esté construida y funcionando, como
    maquinita nueva y recién aceitada. Esto sólo
    podría ocurrir en un cuento de
    hadas. Nuestra realidad es difícil, dado que durante siete
    décadas se estuvieron construyendo estructuras
    anticapitalistas y derrumbarlas no es tarea
    fácil.

    Es necesario un cambio de mentalidad de
    toda la gente y, para empezar, de los que toman las decisiones
    importantes. En otras palabras, hace falta construir una
    política de Estado para el campo, que esté basada
    en el proyecto de Nación consistente en hacer de
    México una economía de
    mercado.

    En este tenor, propongo que tal
    política de Estado incluya los siguientes
    puntos.

    Primero.- Eliminar el
    paternalismo.
    Tendríamos que eliminar las
    políticas paternalistas que tanto han dañado al
    campo mexicano. El paternalismo, que consiste en ver al Estado o
    gobierno como el gran padre que se preocupa por sus hijos, que
    les da de comer, les brinda educación, servicios de
    salud, etc., es
    la concretización del socialismo a la mexicana. Este
    paternalismo reduce a los campesinos a una especie de
    inválidos física y mentalmente. Ya no tienen que
    preocuparse por obtener alimento pues hay un padre que lo
    proporcionará. En caso de algún fenómeno
    meteorológico, el papá gobierno se
    presentará para dar medicinas y construir nuevas casa a
    los campesinos. Esto tiene que ser desterrado radicalmente. El
    gobierno no debe darse el derecho de comportarse como el padre
    que cuida y protege a sus hijitos. No quiere decir que estamos en
    contra de que los campesinos se instruyan, ni estamos diciendo
    que no deben tener servicios de salud, etc. Muy por el contrario,
    deben disfrutar de instituciones
    de salud, educación, carreteras, diversiones y mucho
    más, pero no dado como dádivas de un
    político que termina
    manipulándolos.

    En este sentido, naturalmente tendríamos
    que eliminar programas tipo
    PROCAMPO, Becas a los alumnos pobres, "servicios gratuitos de
    salud" etc. que solo generan subordinación y dependencia
    del campesino
    hacia el gobierno.

    Cuando por efecto del programa
    PROCAMPO, el gobierno entrega una cantidad de dinero "como
    estímulo" para que el agricultor siga produciendo, se
    incurre en tres tipos de violaciones al principio de propiedad
    privada.

    • El campesino recibe un dinero sin dar nada a
      cambio. No es un quid pro quo que se observa en el
      comercio normal, donde cada agente entrega algo a cambio de
      algo y todos contentos. El campesino no está entregando
      algo a cambio. Esto se presta para que, a la vuelta del tiempo,
      el político le cobre
      mediante su voto incondicional. Mientras se generan vicios de
      una dependencia e inmovilidad que terminan por anular la
      voluntad y compromete la dignidad del
      hombre de campo.
    • El dinero que recibe el campesino no cae del
      cielo, a alguien se le tuvo que despojar. En efecto, proviene
      de impuestos, es decir, de despojo legalizado. A algún
      trabajador o a algún empresario
      se le quitó una parte de sus ganancias o salarios
      para que el gobierno lo manejara y parte fue a dar al
      campesino. El contribuyente dio algo y no recibió nada a
      cambio. Esta acción es otra violación al
      principio de respeto a la propiedad privada.
    • Regularmente, de cada peso que sale del
      contribuyente, sólo llegan 25 centavos al campesino. Lo
      demás se queda en la
      administración, es decir, en la burocracia
      gubernamental que supuestamente se desvela para favorecer al
      campesino. Mantener a esa burocracia parasitaria es otra
      violación al principio de propiedad privada, en virtud
      de que sus puestos de trabajo son
      artificialmente creados, no son necesarios y sólo
      destruyen recursos improductivamente.

    Por lo tanto, el sistema de subsidio implica dos
    perdedores: Campesinos y contribuyentes y un ganador: La
    burocracia estatal.

    Segundo.- Privatizar la tierra.
    En efecto, tendríamos que resolver el problema de la
    propiedad de la tierra. Todo pedazo de tierra, bosques, lagos,
    desiertos, etc. debe tener dueño privado. Cuando la tierra
    es de nadie, se generan conflictos
    violentos que han costado ya muchas vidas. Las tierras comunales,
    son "tierra de nadie" que causan más daños que
    beneficios: Violencia, erosión,
    deforestación, contaminación, etc. Sólo el
    dueño privado es capaz de cuidar la tierra como a su
    propia vida. Por fortuna se está acabando con esa figura
    demagógica que significó el ejido, es decir, tierra
    que el gobierno le prestaba a los campesinos pero que no la
    podían vender, ni rentar ni hipotecar ni regalar. Es
    decir, no eran dueños. Esto provocó que el
    campesino viviera anclado a un pedazo de tierra del cual no se
    podía separar pues la podía "perder". No
    podía obtener créditos porque el ejido no
    constituía garantía, era inembargable y
    naturalmente nadie le quería prestar un
    centavo.

    Será necesario buscar un mecanismo para
    privatizar las tierras comunales. Quizás al mejor postor
    dentro del pueblo o en subasta internacional. Seguramente
    habrá alguien que quiera emplear esas tierras comunales
    para cultivar árboles
    de madera
    preciosa o cualquier otro negocio rentable.

    Igualmente, las tierras federales deben pasar a
    manos privadas. Un gobierno no tiene por qué poseer
    tierras en absoluto, tampoco montes ni selvas. Recordemos que el
    Estado o el gobierno está compuesto por hombres de paso.
    Hoy están, mañana ya no, siguen otros. Luego, la
    "propiedad federal" es un concepto carente de sentido y deja el
    campo libre a gobernantes abusivos que al amparo de la
    confusión se quedan con "terrenos federales". Lo peor es
    que no lo privatizan, pues no pagan nada por ellos, simplemente
    se lo roban.

    En realidad, si un gobierno necesita hacer
    prácticas de campo, ejercicios militares, etc. Lo que debe
    hacer es alquilar el espacio a un particular, pagar por el tiempo
    que usa y por los daños causados.

    En fin, aunque está muy difundida la
    práctica de la "propiedad federal" no encuentro una buena
    justificación para su existencia.

    Tercero.- Mercado libre de
    tierra.
    Hay que permitir y ayudar a la libre
    compra-venta de tierra
    para que se deshaga de ella quien no tiene visión de
    negocios y la compre o la alquile gente emprendedora que quiera
    hacerla productiva y pueda aprovechar las oportunidades en los
    mercados nacionales y extranjeros. El Estado sólo debe
    sancionar los contratos a fin
    de que se cumplan.

    Por la llamada Revolución Mexicana se
    despojó a muchos productores eficientes y se le
    entregó pedazos de tierra a los peones o a gente que nada
    sabía de tierras, que no tenían ni conocimiento
    ni vocación para sembrar. Éstos, a su vez, fueron
    repartiendo a sus descendientes pedazos más
    pequeños hasta que hubo gente que tenía sólo
    unos cuantos surcos de tierra. Luego, esos pedazos no los
    podían vender porque no eran de ellos (eran ejidos) ni les
    podían sacar el suficiente provecho como para "vivir de la
    tierra". Ahora esos pedazos deben unirse para que sean capaces de
    generar cultivos suficientemente rentables. Esto es posible si el
    Estado quita todos los obstáculos para la libre venta de
    tierra. Aquél que tenga interés en
    sembrar, en cultivar, usando todo tipo de tecnologías:
    Invernaderos, hidroponía, etc., podrá aumentar su
    escala de
    producción adquiriendo las tierras de aquellos que
    prefieren dedicarse a otras actividades. El comprador, el
    vendedor y toda la sociedad se verá beneficiada por este
    libre mercado de tierra.

    Cuarto.- Nueva filosofía
    educativa.
    Todas las escuelas y universidades
    relacionadas con la agricultura
    deben cambiar de filosofía. Hasta hoy, todas estas
    escuelas tienen como filosofía dar una buena
    preparación técnica a los jóvenes para que
    vayan a buscar trabajo. Es decir, las universidades tienen el
    objetivo de formar empleados, gente con la disposición de
    obedecer a un patrón. Esto tiene su origen en la vieja
    escuela socialista donde se educaba a la gente para que fueran
    los empleados del Estado. Por eso, lo primero que se les ocurre a
    los profesionales de la agricultura que recién terminan,
    es ir a tocar las puertas de SAGARPA, FIRA, BANRURAL o cualquier
    otra oficina de la burocracia gubernamental. Otros trabajan en lo
    que sea y otros más se van de guerrilleros, a los partidos
    políticos o a organizar marchas, plantones y
    manifestaciones para hundir más al país. Esto debe
    cambiar radicalmente. Nuestras escuelas de agricultura deben
    transformarse en un semillero de empresarios. Las escuelas deben
    tener por objetivo formar gente capaz de crear empresas, gente
    que genere nuevas fuentes de
    empleo, que
    aprovechen la oportunidad de negocios que brinda una
    economía abierta y globalizada.

    Sé perfectamente que no todos podrán
    ser empresarios, pero esa debe ser la primera intención en
    cuanto a la formación de los alumnos.

    No es asunto fácil hacer que las escuelas
    se dediquen a formar empresarios, pues tienen una estructura
    socialista autoritaria que les hace imposible esta tarea, pero es
    necesario estudiar los cambios estructurales que requiere el
    sistema
    educativo para que haga posible este
    objetivo.

    Quinto.- Eliminar subsidios. En
    cuanto a los recursos dinerarios que requiere el campo,
    éstos de ninguna manera deben salir de las arcas del
    gobierno: Ni como subsidios ni como
    créditos.

    Permitir que salga un peso del erario implica
    despojar a unos sectores para regalarles a otros. Implica una
    política compulsiva, casi delictiva, que viola el
    principio de propiedad privada. Dicha política termina por
    favorecer no al contribuyente, ni al campesino, sino a los
    lidercillos que se quedan con la mayor parte.

    Si hablamos de los subsidios del gobierno que le
    regala a los productores, éstos tienen efectos muy
    negativos, ya que distorsionan los mercados, lanzan señales
    equivocadas haciendo que se produzcan artículos que
    quizás no tengan demanda. O
    bien, si los subsidios se manejan a través de
    organizaciones, éstas se transforman en verdaderas mafias
    para controlar al pequeño productor
    indefenso.

    Hay quien alega que nuestro campo se debe
    subsidiar porque así lo hacen otros países. Si el
    vecino de al lado se emborracha, ¿por qué yo no?
    Curiosamente estos son los viejos líderes que criticaban
    el uso de modelos "económicos extranjeros". Si Estados
    Unidos subsidia a sus productores de maíz y frijol y eso
    genera que lo podamos comprar muy barato, la solución
    inteligente es importarlo y, con el ahorro,
    producir lo que les podemos vender caro. De esta manera,
    aprovechamos sus errores económicos. Llegará el
    momento en que los propios ciudadanos estadounidenses llamen a
    cuenta a los que impusieron esas políticas destructivas;
    mientras, hay que beneficiarnos de ellas.

    Por otro lado, si el gobierno usa fondos
    públicos para dar crédito
    a los campesinos, lo que estará haciendo en el fondo es
    destruir el sistema bancario. Los bancos no pueden competir
    contra el gobierno y tienen que retirarse. De esta manera,
    nuestra gente nunca aprenderá a manejar y desarrollar un
    sistema bancario sano. El gobierno debe dejar que se desarrolle
    libremente la banca privada rural, las cajas de ahorro y dar
    legalidad a
    los prestamistas y usureros. La tasa de
    interés debe responder a condiciones de libre competencia y no
    a los dictados del gobierno. El único papel que debe jugar
    el Estado en cuanto a sistemas de
    financiamiento
    es brindar seguridad jurídica, cuidar que los contratos se
    respeten y mantener la fiesta tranquila.

    Sexto.- Impuestos nulos. No es
    correcto subsidiar al campo, pero tampoco lo es extraerle
    recursos. Por tal motivo, creo muy sano que se determine una
    política de Estado tal que establezca impuestos cero para
    toda empresa que se instale en el área rural. Que esta
    política de cero impuestos se establezca por un
    período de 50 años. Para esto, es necesario
    establecer las regiones o áreas que se consideren "campo"
    para que allí tenga efecto la política de "cero
    impuestos". Con toda seguridad las empresas verán muy
    atractivo instalarse en este lugar. Así se crearán
    miles de puestos de trabajo, bienes, servicios, etc. ¿Y de
    qué va a vivir el gobierno? Primeramente tienen que
    ponerse a dieta. No podemos seguir manteniendo a un aparato
    burocrático con más de cinco millones de empleados,
    quizás bastaría tener sólo 50 mil o
    menos.

    Cierto que se necesitarán carreteras, sin
    embargo, hay que buscar fórmulas para que los
    inversionistas privados las construyan, recuperen su inversión, obtengan beneficios y no se
    gaste ni un solo peso del erario; tampoco puede el gobierno
    sostener el pretexto de la educación, pues
    ésta se pude manejar con otros esquemas que no impliquen
    gasto gubernamental, y por lo tanto, impuestos. Es necesario
    procurar que la persona que gane
    un peso distribuya ella misma ese peso. El efecto multiplicativo
    del gasto privado es mucho más benéfico que el
    gasto que hace una burocracia. Como el burócrta no es
    dueño del dinero, toma decisiones con mayor ligereza e
    irresponsabilidad. Por eso es que el gasto gubernamental,
    generalmente representa una destrucción del capital de un
    país.

    Séptimo.- Apertura unilateral
    total.
    Hay que adoptar una política agresiva de
    apertura a la inversión
    extranjera que quiera aprovechar el campo mexicano. No
    importa si el productor es chino, ruso, estadounidense o
    argentino. Mientras esté generando trabajo y produciendo
    alimentos, todos salimos ganando. Además, cuando llega un
    extranjero no sólo trae recursos, sino también
    mucho entusiasmo por ganar dinero. Esto le lleva a aplicar las
    mejores tecnologías a fin de ser competitivo. De esta
    manera, nuestros paisanos van aprendiendo mejores técnicas
    de producción y quizás algunos se entusiasmen para
    hacerles la competencia.

    Todavía hay gente que mira a los
    extranjeros con cierto recelo porque se hacen ricos, millonarios.
    Se compran el mejor terreno, se construyen palacios, tienen mucha
    gente a su servicio,
    carros, etc. Esto no es más que un trauma marxista que nos
    impuso una visión equivocada de los hombres de empresa y
    nos enseñaron a odiarlos de manera irreflexiva. Es un
    tumor psicológico que debemos extraer pues de otra manera
    actúa contra nosotros mismos. Por supuesto, si sabemos de
    alguien que hace su fortuna a base de robar, debemos sentirnos
    obligados a denunciarlo y meterlo a la cárcel, porque es
    alguien que viola el principio de propiedad privada y por lo
    tanto atenta contra el orden que queremos
    establecer.

    Pero si un empresario hace su fortuna comprando,
    produciendo y vendiendo sin que a nadie le ponga una pistola en
    la cabeza para que le compre, entonces ese empresario está
    haciendo una fortuna muy legítima y mientras más
    dinero haga, significa que ha beneficiado a mucha gente y que
    tiene capacidad de beneficiar a más gente. De hecho, su
    fortuna se transforma en una medida de la bondad de esa persona
    hacia la sociedad. A este empresario se le debe proteger y cuidar
    porque es una fuente de riqueza para el país. Mucha gente
    piensa que ese empresario es el único beneficiado, Carlos
    Marx tenía una idea tan distorsionada que casi
    creía que el empresario millonario tenía un gran
    fajo de billetes en su plato en lugar de un pedazo de carne. Por
    eso se atrevió a lanzar su fallida teoría de las
    clases
    sociales. Dicha teoría no dejaba ver que el empresario
    realmente consumía muy poco de todo lo que
    producía. Cierto que, en libros, el empresario
    "tenía" mucho dinero, pero en los hechos ese dinero
    trabajaba a favor de la gente, aunque no fuera el
    propósito del empresario. Esa riqueza servía para
    crear nuevas empresas, contratar más gente, producir
    nuevos bienes y servicios… y todo eso beneficiaba a la
    sociedad. Por tal motivo, quiero llamar la atención para que se considere a los
    empresarios, sean nacionales o extranjeros, como grandes
    benefactores de la sociedad. De hecho, la riqueza de una sociedad
    se puede medir precisamente por el número de empresarios
    que tiene.

    Octavo.- Privatizar el
    petróleo.
    Aunque este punto se desprende de
    aquel que dice que todas las tierras deben ser privadas, es
    necesario explicitarlo. Tiene que ver con el petróleo
    que se encuentra en la tierra, en el subsuelo o en la plataforma
    marítima. También debe ser privado y privatizado.
    Es decir, si usted compra un pedazo de tierra, rasca con la pala
    y sale un chorro de petróleo, ese debe ser propiedad del
    dueño de la tierra. Ahora bien, los pozos petroleros que
    ya están produciendo deben privatizarse, venderse al mejor
    postor sin importar si es mexicano o no. Después de todo,
    quien lo compre no lo beberá, sino que lo
    transformará en gasolina, plásticos,
    zapatos, etc., y todos saldremos beneficiados. Con esto se
    terminaría la gran demagogia que ha significado PEMEX.
    Supuestamente es de los mexicanos. pero el hombre de la calle o
    del campo no posee acciones que lo acrediten como dueño.
    Hay gente muy confundida que se opone a la privatización, con lo que abogan
    implícitamente para que el petróleo lo manejen
    mafias burocráticas. Piensan que si lo compran los mismos
    mexicanos, se perjudica a la patria, etc., son absurdos que
    sólo significan una defensa a ultranza para que un grupito
    de políticos lo manejen a su antojo.

    Noveno.- Política monetaria
    sana.
    Cualquier esfuerzo arduo de la sociedad, de los
    campesinos, de los empresarios, se viene abajo si el gobierno
    adopta una política monetaria irresponsable. Los gobiernos
    no deben vivir de prestado y por lo tanto, se tienen que eliminar
    los CETES y cualquier otro instrumento de captación del
    gobierno. Tampoco debe tener permiso para contratar
    créditos y dejar endeudada a generaciones enteras. No debe
    usar el petróleo, como dijimos en el punto pasado, para
    financiarse. Además, los impuestos deben tener un proceso
    de reducción constante con la tendencia a casi
    eliminarlos. Pero merece un punto especial lo que se refiere al
    señoreaje, es decir, al derecho del gobierno de imprimir
    tantos billetes como lo desee. Ese derecho debe eliminarse, pues
    es un instrumento altamente destructivo de cualquier
    economía. Para hacer esto posible, es necesario que la
    administración de la moneda, es decir, del
    stock monetario ya no quede en manos del gobierno. De
    esta manera se elimina la tentación gubernamental de
    prender la maquinita de hacer billetes cada vez que necesite
    dinero. Es necesario saber que una moneda es fuerte cuando no se
    le produce. La máquina de hacer dinero únicamente
    debe servir para reponer los billetes deteriorados. Así es
    como se mantiene firme el poder adquisitivo de la unidad
    monetaria.

    Si para el gobierno es muy difícil aceptar
    el trago amargo de no contar con el derecho de señoreaje,
    entonces lo más recomendable es dolarizar la
    economía, es decir, eliminar el peso mexicano y usar el
    dólar como moneda de curso legal. Esto no quiere decir que
    el dólar es una moneda totalmente sana, pero comparando
    con las barbaridades monetarias que hizo el gobierno el siglo
    pasado, es diez veces preferible usar el
    dólar.

    Décimo.- Salvar al campo de sus
    salvadores.
    Es necesario que todos los líderes
    oficiales, organizaciones estatales y paraestatales, así
    como organizaciones terroristas y guerrilleras y redentoras
    saquen las manos del campo mexicano. En su larga
    actuación, tienen que reconocer que sólo han
    causado daño.
    Cierto que hay redentores que tiene sinceras preocupaciones por
    que los jornaleros ganen mejor, pero eso no se logra haciendo
    sindicatos,
    huelgas, marchas. Con esas estrategias en
    lugar de beneficiar, terminan perjudicando. La razón es
    porque si antes había tres patrones, digamos, ahora
    sólo quedan dos, pues uno de ellos ya no está
    dispuesto a arriesgar su capital. En términos
    económicos, podemos decir que la demanda de trabajo se
    redujo y la oferta, las
    manos dispuestas a trabajar, ahora son más. Esto crea
    condiciones para que los salarios bajen, en vez de subir.
    Así que aquel redentor termina crucificando a los que
    quería beneficiar.

    Si este redentor quiere en verdad beneficiar a la
    gente, tiene que aprender un poco de economía y saber que
    eso se logra haciendo que haya muchos patrones, muchas empresas
    deseosos de tener a los mejores trabajadores, esto genera una
    competencia salvaje, de tal suerte que los empresarios tienen que
    convencer mediante mejores salarios y prestaciones.

    También hay gente muy bien intencionada que
    se desvela por ver la forma de que los campesinos reciban mejores
    precios por
    sus productos. Se enfrascan en una lucha terrible contra los
    "coyotes", es decir, aquellos que llegan hasta la orilla de la
    milpa para comprar y luego revender en algún mercado. Les
    tienen un odio enfermizo a estos hombres que han aprendido
    dónde hay demanda y en qué nivel está la
    oferta, son los que forman los precios. Sin estos intermediarios
    mucha siembras se echan a perder. Pero los redentores creen que
    los coyotes se quedan con mucha ganancia ya que "venden caro al
    comprador y pagan barato al vendedor". Lo que no saben es que
    esos precios reflejan el riesgo en que incurre el "coyote". Si al
    redentor le pedimos que sea él quien se encargue de
    colocar el producto en el
    mercado y que así puede realizar su idea de pagar mejor a
    los campesinos y venderle barato al consumidor,
    inmediatamente dan un paso atrás y se rehúsan a
    jugar ese papel. Luego, ¿por qué quieren que otros
    hagan lo que ellos no están dispuestos a hacer? En ultimo
    caso, si queremos que mejoren los precios a los productores, lo
    que se tiene que hacer es que haya más coyotes para que
    compitan en precios, o bien, lograr que la banca le dé un
    crédito al productor para que ellos mismos vayan a vender
    a donde crean que les pagan mejor precio.

    Una tarea que ha quedado pendiente –y que
    podría tener muy buen impacto en la economía
    agrícola– se refiere a la bolsa agropecuaria. Allí
    los productores pueden anunciar su oferta, los comerciantes su
    demanda, entablar contratos y todos contentos.

    Si los redentores quieren prosperar ellos y
    quienes le rodean, lo que deben hacer es desarrollar el sistema
    capitalista en el campo o tomar la ruta que cualquier otro
    campesino puede tomar, es decir, producir fruta, semillas o poner
    empresas de cualquier tipo y comerciar. No deben seguir
    engañando a la gente con supuestos derecho de hace
    quinientos años o cosas por el estilo. Mucho bien
    haría estos redentores si son capaces de detectar los
    obstáculos anti-capitalistas a que se enfrentan los
    productores del campo, por ejemplo, los patrulleros que
    extorsionan a los transportistas, la policía que impide
    que los campesinos vendan en las calles, o para eliminar la
    ignorancia de cómo se obtiene un crédito y
    dónde se compran los mejores tractores,
    etc.

    Conclusión

    Hemos tratado de contestar
    ¿Qué hacer con el campo? Pudimos haber respondido
    ¡déjalos trabajar, no les estorbes! Seguramente
    cuando le preguntaron a Adam Smith
    qué hacer con la economía inglesa,
    respondió: "Laissez faire, laissez passes", dejar
    hacer, dejar pasar. Al buen entendedor le habría bastado.
    Pero, es muy simple de decir, difícil de entender y peor
    de aplicar. Sin embargo, no hay otra
    salida.

    Los diez puntos señalados antes
    descansan en esta filosofía y sólo son posibles si
    México, es decir, todos los mexicanos, decidimos
    establecer, como Proyecto de Nación, un país donde
    reine el principio de respeto a la propiedad privada. Esta es la
    decisión fundamental sin la cual es imposible avanzar un
    buen tramo de nuestra historia. De esta manera, la gente
    tendría un faro seguro, bien
    definido para saber por dónde avanzar y cómo
    resolver todos y cada uno de los problemas económicos,
    políticos y sociales…

    Está demostrado que sólo
    aquellos países que confían en la iniciativa y
    talento de su gente son los que pueden prosperar. En otras
    palabras, sólo la economía de mercado, la
    economía capitalista, puede dar solución a los
    ingentes problemas de México. Estoy seguro que el campo
    mexicano tendrá una transformación radical, y en
    poco tiempo, si abrazamos este proyecto de
    nación.

    Ya perdimos mucho tiempo por caminar sin
    rumbo. No podemos perder ni un minuto más. Llegó la
    hora de la verdad. –

    Bibliografía

    • Eicher Carl K. AGRICULTURE IN ECONOMIC
      DEVELOPMENT.Mc Graw-Hill. 1964.
    • Hayek Friedrich von. CAMINO DE
      SERVIDUMBRE. 1970. Alianza
      Editorial.
    • Mises, Ludwig von. SOCIALISMO.
      Unión Editorial. España.
      1974
    • Mises. Ludwig von LOS PROBLEMAS
      ECONOMICOS DE MEXICO. Editado por el Instituto Cultural Ludwig
      von Mises.
    • Smith Adam. INVESTIGACIÓN SOBRE
      LA NATURALEZA Y
      LAS CAUSAS DE LA RIQUEZA DE LAS NACIONES. Fondo de Cultura
      Económica.

     

    Datos del autor:
    Santos Mercado Reyes

    Lic. en Física y Matemáticas. IPN.

    Maestría en Economía Matemática. CIDE.
    México.

    Doctorado en Ciencias
    Económicas. Sistemas financieros.
    UAM

    Doctorado en Economía.
    Economía de la Educación.
    ESE-IPN

    PhD in Economics. Tulane University, New
    Orleans. Louisiana. EU.

    Doctorado en Ciencias en Economía
    Agrícola. Universidad
    Autónoma Chapingo.

    Experiencia:

    Profesor-investigador Titular "B" tiempo
    completo en la Universidad Autónoma Metropolitana
    (1984-)

    Unidad Azcapotzalco. Av. San José
    180, Col. Reynosa Tamaulipas. Azc. D.F. C.P.
    02200

    Director del Seminario Milton
    Friedman

    Director del Seminario Friedrich von
    Hayek

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