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Las Ciencias Naturales en la escuela




Enviado por adrianmazzuglia



    1. Planteamiento del
      problema
    2. Objetivos
    3. Plan de
      trabajo
    4. Cuerpo del
      trabajo
    5. Bibliografía
    6. Anexos

    Planteamiento del
    problema:

    He decidido plantear el siguiente trabajo debido
    a la necesidad de poder
    encontrar una justificación al problema que se plantea en
    la enseñanza de las ciencias
    naturales, fundamentalmente en el nivel primario.

    Algunos de los interrogantes que me planteo tienen
    que ver con mi trayectoria como maestro de grado, Coordinador de
    Actividades Científicas en el ámbito del G.C.B.A. y
    actualmente como directivo de escuelas primarias, espacios en los
    que a diario puedo comprobar las contradicciones que se observan
    en la hora de clase entre lo
    que los docentes creen
    estar enseñando o que quieren enseñar y lo que
    realmente enseñan.

    Quiero demostrar que para que el contenido de las
    ciencias asegure un aprendizaje
    significativo, el docente tendrá que dominar dichos
    conocimientos partiendo de situaciones vivenciales que a diario
    experimentan los alumnos y que no se toman en cuenta en la
    situación áulica, llevando a un activismo
    vacío de contenidos, actividades que aunque les suela
    parecer entretenidas, difícilmente los ayuden a superar
    los conocimientos erróneos que adquirieron fuera del
    ámbito escolar.

    Objetivos:

    • Determinar los problemas
      fundamentales que presentan los alumnos ante el aprendizaje
      de las ciencias naturales en la escuela
      primaria.
    • Analizar los problemas más comunes que tiene
      que enfrentar el docente respecto de la enseñanza de las
      ciencias naturales en la escuela primaria.
    • Reflexionar acerca de la distancia entre el conocimiento
      científico propiamente dicho y los contenidos
      escolares que se enseñan en la escuela.

    Plan de
    trabajo:

    Entre las diferentes actividades que me propongo
    encarar para realizar este trabajo de investigación figuran las
    siguientes.

    • Investigar en fuentes
      bibliográficas de autores nacionales e
      internacionales.
    • Elaborar una encuesta
      para docentes y directivos y otra para alumnos de segundo y
      tercer ciclos de la escuela primaria (EGB).
    • Entrevistar a profesionales relacionados con la
      enseñanza de las ciencias.
    • Tabular los datos
      obtenidos.
    • Participar como observador en las clases de
      ciencias naturales.

    Cuerpo del
    trabajo

    En el comienzo del siglo XXI, parece
    anacrónico argumentar a favor de la enseñanza de
    las ciencias naturales en el nivel primario. Sobre todo si
    tenemos en cuenta que más de la mitad de los conocimientos
    que integran el corpus del saber científico actual se
    produjeron durante la segunda mitad del siglo XX.

    Además existen razones que tornan actual esta
    argumentación y que justifican su
    tratamiento.

    • La vertiginosa producción de conocimientos
      científicos que obligó a replantearse en campo
      teórico y la enseñanza de las ciencias
      naturales.
    • Las nuevas teorías
      psicológicas que brindaron nuevos marcos
      expliocativos del desarrollo
      cognitivo infantil y del proceso de
      aprendizaje.
    • El debate
      teórico que se produjo en los últimos treinta
      años y la problemática de la enseñanza de
      las ciencias en nuestro país, que en realidad estuvo a
      cargo de docentes interesados y no alcanzó a comprometer
      a todos los docentes del sistema
      educativo nacional.
    • Hoy, en nuestro país se produce un hecho
      paradójico. Si bien en términos del discurso
      pedagógico nadie niega la importancia de las ciencias
      naturales en el nivel primario, en la práctica cotidiana
      de nuestras escuelas primarias éstas aparecen como la
      gran ausente.

    Es bien sabido que a pesar del gran esfuerzo y
    entusiasmo dedicados a la causa de las ciencias en la
    enseñanza primaria, la experiencia de las ciencias que
    tienen la mayoría de los niños
    al terminar la escuela primaria es mínima.

    Las investigaciones
    orientadas a descubrir las razones de dichas reticencias arrojan
    una relación ya conocida.

    • Falta de material en las escuelas.
    • De espacio físico (laboratorios, aulas
      especiales, etc.)
    • De capacitación.
    • Confianza en la enseñanza de las
      ciencias.

    Sin embargo, a menudo las escuelas disponen de muchos
    equipos, libros,
    guías y hasta laboratorios muy bien equipados. Para Norman
    Thomas, 1980. Las dificultades que han tenido los profesores de
    enseñanza primaria para adoptar y adaptar proyectos que
    tengan que ver con la enseñanza de las ciencias muestran
    que los docentes, en general, no están convencidos de las
    bondades de este tipo de trabajo, o que lo encuentran
    extremadamente difícil de organizar, o que se hallan
    demasiado inseguros para llevarlo adelante.

    Para demostrar esto, entre otras cosas es que
    propongo una investigación en el ámbito del
    Gobierno de la
    Ciudad de Buenos Aires que
    obra más adelante y que arroja resultados no tan
    alentadores.

    ¿Por qué es necesario enseñar
    ciencias en la escuela primaria?

    • Ayudan a los niños a pensar de manera
      lógica sobre los hechos cotidianos y
      resolver problemas prácticos sencillos.
    • Mejoran la calidad de
      vida.
    • Prepara para vivir en un futuro donde los
      adelantos tecnológicos y científicos cada vez se
      desarrollan con mayor magnitud.
    • Promueven el desarrollo
      intelectual.
    • Ayuda al trabajo en otras áreas del
      aprendizaje.
    • Muchos niños debido a su condición
      social no pueden continuar sus estudios luego de la E.G.B.,
      siendo ésta la única oportunidad de que disponen
      para explorar su ambiente de
      un modo lógico y sistemático.
    • Las ciencias en la escuela pueden ser realmente
      divertidas. A los niños les intrigan siempre los
      problemas sencillos, del mundo que los rodea. Si la
      enseñanza de las ciencias puede centrarse sobre esos
      problemas, explorando las formas de captar el interés
      de los niños, no hay ningún tema que pueda ser
      más atrayente ni excitante para ellos.
      (UNESCO).
    • No enseñar ciencias en edades tempranas
      invocando una supuesta incapacidad intelectual de los
      niños es una manera de discriminarlos como sujetos
      sociales. Y este es un primer argumento para sostener el deber
      ineludible de la escuela primaria de transmitir conocimiento
      científico.

    Luego de las críticas reproductivistas en la
    década del 70 al sistema escolar,
    las teorías
    de los años 80 significaron un movimiento de
    retorno a la escuela, pues sostuvieron que:

    La educación escolar
    tiene un papel insustituible en la provisión de
    conocimientos de base y habilidades cognitivas y operativas
    necesarias para la participación en la vida social, y en
    lo que significa el acceso a la cultura, al
    trabajo, al progreso, a la ciudadanía. (Libaneo, 1984).

    La escuela volvió a considerarse como la
    institución social encargada de distribuir en la población un conjunto de contenidos
    culturales que no son capaces de transmitir ni generar los
    grupos
    primarios, tales como la familia, ni
    los medios de
    comunicación social ni el desarrollo espontáneo
    del niño en la vida colectiva (Pérez Gómez,
    1992).

    En nuestro país, la escuela primaria es la
    responsable de distribuir socialmente los contenidos de la
    cultura elaborada que formarán parte del capital
    cultural básico de la población.

    Los niños demandan el
    conocimiento de las ciencias naturales porque viven en un
    mundo en el que ocurren una enorme cantidad de fenómenos
    naturales para los que él mismo está deseoso de
    encontrar una explicación, un mundo en que los medios de
    información social lo bombardean con
    noticias y
    conocimientos, algunos de los cuales son realmente
    científicos que a menudo lo preocupan y
    angustian.

    Otro análisis merece la visión de muchos
    docentes que argumentan la imposibilidad de los niños de
    aprender ciencias naturales.

    Considero que, evidentemente la posibilidad de
    enseñar ciencias debe estar acompañada de la
    posibilidad de aprender; si esta última no existe, queda
    desvirtuada la enseñanza. Algunos pedagogos sostienen la
    imposibilidad de enseñar ciencias a chicos en edades
    tempranas basándose en las características del
    desarrollo cognitivo infantil estudiadas y difundidas por la
    psicología
    genética.
    Ponen en duda que un niño que no ha construido aún
    una estructura
    formal de pensamiento
    pueda acceder a la comprensión de las teorías
    científicas.

    Si bien este argumento parece consistente, considero
    que se encubren dos cuestiones que cotraargumenta Laura
    Fumagalli.

    La primera de ellas se refiere a la
    caracterización del objeto de estudio, esto es la ciencia.
    Cuando se sostiene que los niños no pueden aprender
    ciencia se
    está identificando la ciencia escolar con la ciencia de
    los científicos.

    La ciencia escolar no es la ciencia de los
    científicos, ya que existe el proceso de
    transposición didáctica del conocimiento
    científico al ser transmitido en el contexto escolar de
    enseñanza. (Chevallard, 1985)

    Al hablar de ciencia al escolar se intenta
    discriminar un conocimiento escolar que, si bien toma como
    referencia el conocimiento científico, no se identifica
    sin más con él.

    En el marco de sus estructuras de
    pensamiento, los chicos pueden adquirir saberes amplios y
    profundos sobre el mundo que los rodea. Se trata, pues, de lograr
    que construyan esquemas de conocimiento que les permitan adquirir
    una visión del mundo que supere los límites de
    su saber cotidiano y los acerque al conocimiento elaborado en la
    comunidad
    científica.

    En el nivel primario de educación es posible
    ampliar y enriquecer o, en el mejor de los casos, realativizar
    las ideas espontáneas de los niños, de modo de
    lograr una aproximación a la ciencia escolar,
    todavía muy alejada de la ciencia de los
    científicos. (H. Weissmann)

    La investigación que ha conducido al
    establecimiento de lo anteriormente señalado se ha ocupado
    de la comprensión de los niños de algunos conceptos
    claves de las ciencias en los primeros años de la
    enseñanza.

    • Los niños enfocan los temas de sus clases
      de ciencias a partir de ideas propias muy firmes y no libre
      de prejuicios ni dispuestos a aceptar las nuevas ideas
      suministradas por el profesor.
    • Las ideas de los niños a menudo son
      diferentes de las científicas sostenidas por sus
      docentes y podrían adaptarse mejor al mundo y parecer
      más útiles para los
      niños.
    • Las actividades formales de la escuela
      (cuestionarios, tests, guías, etc.) dejan de lado las
      ideas propias de los niños y gran parte de los que se
      les enseña tiene poco sentido para
      ellos.

    A partir de los análisis hechos por
    diferentes autores y en ocasión algunos que se
    corresponden con lo vivido en mis propias prácticas
    llevadas a cabo en el perfeccionamiento y la capacitación docente en el área de
    las ciencias, es que debemos plantearnos ¿qué
    enseñan los maestros y profesores y qué dicen
    querer enseñar?

    Si bien en la teoría y en la práctica docente
    las concepciones respecto de que significa enseñar y
    aprender difieren, dando lugar a un amplio abanico de
    teorías explícitas o implícitas, son de
    esperar que en todas ellas exista un común denominador.
    Se trata de reconocer que todo acto de enseñanza debe
    contener el propósito de transmitir un conocimiento, de
    intentar que alguien se apropie de un saber que inicialmente no
    poseía.

    En relación con la enseñanza de las
    ciencias, igual que con otros contenidos escolares se advierte
    la falta de perfeccionamiento, dominio y
    actualización de los maestros. No hay propuesta
    innovadora que pueda superar esta falta de conocimientos. No se
    puede ser mediador entre el saber y el alumno cuando no se
    tiene claro el conocimiento o sea no hay apropiación del
    saber.

    En reiteradas oportunidades al visitar clases de
    ciencias naturales me he enfrentado a situaciones
    donde:

    • No se puede dilucidar concretamente lo que el
      docente pretende enseñar.
    • Se enseñan ideas que muy pocas veces se
      condicen con las ideas de validez
      científica.
    • Se dificulta la comprensión de los alumnos
      al tratar de confrontar ideas que el niño trae del
      afuera con las ideas científicas.

    Surge aquí otra gran
    dicotomía:

    El problema no es sólo lo que no se
    enseña, sino también el cuestionar la naturaleza de
    lo que sí se enseña.

    Es interesante rescatar las ideas de María
    Antonia Candela del Departamento de Investigaciones Educativas
    del Centro de investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto
    Politécnico Nacional de México que
    realiza una interesante recorrida acerca de la construcción discursiva de contextos
    argumentativos en la enseñanza de la
    ciencia.

    La perspectiva de muchos autores enfatizan en
    la
    organización social del habla más que su
    organización lingüística. Esto la distingue de
    otras posturas en estudios lingüísticos que se
    abstraen del contexto y se preocupan más por la forma del
    discurso que por su contenido.

    El análisis del discurso, que sería
    más apropiado sería el de ubicar a las aciones
    sociales en un contexto ampliado por una perspectiva
    etnográfica que aborda la forma del discurso articulada
    con su contenido, en este caso de ciencias que se trabaja en la
    escuela primaria.

    Considera importante plantear el discurso en el aula
    desde lo educativo como proceso con características
    sociales y culturales propias y no como la aplicación de
    un cierto enfoque analítico, donde lo educativo no es
    más que un ejemplo de comunicación estudiable.

    Además de los motivos generales de la escuela
    como el espacio social donde se ubica al maestro como el que
    tienen que transmitir una cultura y los alumnos como los que
    acuden a aprender, son: el conocimiento de las prácticas
    docentes tradicionales, la organización institucional y
    las condiciones de trabajo en la escuela, el papel del libro de
    texto, las
    características de alumnos y docentes.

    A propósito de lo expuesto voy a relatar por
    escrito una experiencia que he vivido como observador en una
    clase de ciencias naturales de una escuela
    pública en una zona marginal de la Cuidad de Buenos
    Aires.

    Las secuencias que analizo forman parte de una clase
    de sexto grado de primario con 23 alumnos. La maestra era una
    joven de apenas tres años de antigüedad y les
    había pedido a los niños que analizaran los
    experimentos
    del libro de ciencias naturales relacionados con los cambios
    físicos y químicos.

    La maestra ordenó la tarea diciendo "
    mañana vamos a leer nuevamente los experimentos para
    ponerlos en común con el resto del grupo". Esta
    estrategia muchas
    veces es usada para convocar a los alumnos al trabajo
    grupal.

    La lección del texto se inicia con cuatro
    ejemplos de cambios (una casa antes y después de la
    lluvia, la combustión del papel, el proceso de
    pudrición de una manzana y los materiales
    antes y después de construir una casa). Los ejemplos
    están ilustrados y el texto consiste en preguntas sobre
    los cambios que ocurren en cada caso. Después los cambios
    se clasifican en físicos y químicos y se describen
    las características de cada uno de ellos.

    Se ilustran los cambios físicos con un
    dibujo sobre
    árboles
    cortados y su uso en una escultura de madera y se
    incluye el siguiente texto: cuando una cosa cambia de forma de
    tamaño o de lugar, pero la sustancia de la que está
    hecha no se transforma en otra sustancia diferente decimos que ha
    ocurrido un cambio
    físico. ¿Cuáles de ellos observas?
    ¿Qué otros cambios físicos conocés?.
    Los cambios químicos se ilustran con un horno donde se
    está cocinando una torta y se definen con el siguiente
    texto "cuando una sustancia se transforma en otra decimos que ha
    ocurrido un cambio químico." ¿Qué otros
    cambios químicos conocés?. Las actividades piden
    que los alumnos analicen cómo cambia una liga al
    estirarla, al cortarla y al quemarla, una vela en
    combustión y el alcohol al
    evaporarse. La lección termina planteando que "no es
    siempre fácil diferenciar un cambio físico de uno
    químico, pero hacerlo facilita su estudio".

    El problema de estudio condiciona las
    características de las unidades de
    análisis.

    En este análisis la clase es una unidad donde
    se ubican ciertas secuencias discursivas.

    La clase como contexto se describe a través
    del contenido de la lección en el libro de texto y de las
    secuencias de actividades que se van desarrollando a
    través de cuarenta minutos de clase. La
    construcción de significados como objeto de
    análisis, dado su carácter interactivo demandan que las
    unidades mínimas de análisis sean secuencias de
    interacción y no frases o mensajes
    descontextualizados. Las secuencias discursivas seleccionadas son
    aquellas donde se pueden identificar el tipo de actividades de
    los niños frente al contenido, que incluye el inicio y
    resolución de una tarea, marcada generalmente por acciones
    discursivas o cambio de acciones prácticas
    específicas.

    Voy a analizar cinco secuencias:

    • Las definiciones para comenzar una
      clase.
    • Las interpretaciones de las
      experiencias.
    • La construcción de significados de
      argumentación.
    • La construcción de Franco
      N.
    • El discurso colectivo y otros procesos
      paralelos.

    Las definiciones para comenzar una
    clase.

    La siguiente secuencia es la primera parte del trabajo
    en grupos sobre el tema de Cambios físicos y
    químicos. Muestra
    cómo los alumnos empiezan a transformar la lección
    del texto en su exposición
    ante el grupo.

    Maestra: a ver, guarden el libro de lengua y
    saquen el de ciencias en la página 85.

    M: bien, vamos a trabajar como siempre hemos trabajado,
    empezamos con la lectura del
    texto. Vamos a leer.

    Alumno/a: Seño, nosotros ya lo
    leímos.

    M: por el ruido que
    hacen quiere decir que ya terminaron, entonces ya podemos
    empezar. El equipo va a explicar los experimentos. (señala
    a uno de los niños del grupo del medio)

    A: (con el libro en mano, explica) un cambio
    físico es cuando a un árbol lo cortan y hacen cosas
    pero no cambia.

    (La maestra explica)

    M: así es, el árbol se transforma en
    papel, cambia la forma, el tamaño y de lugar, pero la
    sustancia del árbol es la misma.

    A: Seño, el papel sí que cambió.
    (lo dice mientras mira el dibujo del libro)

    Cuando la maestra pide que los alumnos lean el libro
    pone al texto como referente principal de las
    actividades.

    La lectura
    establece un contenido referencial compartido en el aula quem, en
    un principio, recorta y orienta el punto de partida.
    Después de la lectura solicita que expliquen los
    experimentos que leyeron en sus casas.

    Vamos a analizar que hacen los chicos desde esta
    posición. El niño del equipo designado inicia su
    intervención dando una definición de lo que es un
    cambio físico, en vez de iniciar el tema con los
    experimentos, como aparece en libro y como lo solicita la
    docente. Cambia así la estructura de la
    presentación, mostrando un cierto grado de
    autonomía en su participación.

    El niño no sólo cambia la estructura de la
    presentación que aparece en el libro, sino que hace
    modificaciones a la definición de un cambio físico
    del texto escrito.

    El sentido de la ejemplificación de la
    definición general con el árbol parece ser un
    movimiento semejante al de las transposiciones que frecuentemente
    realizan los maestros en clase cuando concretan, a través
    de ejemplos cercanos a los vividos por los alumnos, los
    contenidos curriculares que implican generalizaciones para
    facilitar su apropiación.

    La participación de los alumnos empieza a
    constituir un contexto de análisis sobre el contenido que
    va produciendo diferentes significados sobre la base de las
    interpretaciones que los alumnos hacen del texto e imagen del libro
    en relación con las acciones discursivas del maestro en el
    aula. Estamos frente a una docente que necesariamente apoya sus
    prácticas docentes del área de las ciencias en el
    libro de texto.

    Las interpretaciones de la
    experiencia.

    Esta secuencia se caracteriza por la diversidad de
    interpretaciones de dos experimentos que presenta Franco, un
    niño, frente al grupo.

    (Franco, otro alumno encargado de exponer pasa al frente
    y hace un experimento con una bandita elástica frente al
    grupo. La corta en pedazos y dice)

    F: este es un cambio físico porque sigue siendo
    una gomita.

    (luego quema la gomita)

    F: ahora se quema.

    Maestra: (la levanta y dice) ¿Qué es
    ahora?

    Varios alumnos: carbón, como chicle, como
    plástico.

    M: cuando la cortan sigue siendo una bandita, Vamos a
    verlo. (indica la parte del libro donde se encuentra el
    tema)

    M: a ver chicos, cuando una cosa cambia de forma, de
    tamaño o de lugar, pero la sustancia de que está
    hecha no se transforma es un cambio físico.
    ¿Qué es un cambio físico?

    (silencio)

    M: ¿cambió el color?

    Alumnos: Nooooo.

    M: ¿cambió la resistencia?

    As: Nooooo.

    M: es decir que la gomita sufrió un cambio
    físico ¿Cuál es el cambio?
    ¿Qué podemos registrar como cambio
    Giselle.

    G: cambio físico.

    M: a ver, Claudia.

    C: de que la gomita cuando se corta ya es chiquita y no
    se puede estirar.

    M: a ver vos, Franco.

    F: que la gomita es chiquita, pero se puede seguir
    estirando.

    M: Sí, pero no cambió, sigue siendo
    gomita.

    La maestra interviene primero a nivel organizativo
    cambiando a los niños de lugar para que puedan ver el
    experimento. Después levanta la gomita quemada y pregunta
    ¿qué es ahora?, Como continuando con el discurso de
    Franco, pero pidiendo la participación de los demás
    alumnos. La respuesta de los demás alumnos, que no
    mencionan la palabra gomita, al menos que saben que no deben
    decir que sigue siendo gomita. Sin comentar las respuestas de los
    alumnos, la maestra retoma la conducción de la clase para
    hacer una especie de repaso. La maestra utiliza la
    formulación de Franco "cuando la cortan sigue siendo
    gomita", aunque después vuelve a los términos del
    texto sobre la no transformación de la sustancia. Los
    alumnos no responden a la pregunta de la maestra.
    "¿Qué es un cambio físico?. Pero las
    respuestas, incluso a coro, no se hacen esperar cuando concreta
    las preguntas sobre el cambio de algunas de las
    características de la gomita.

    Entre las reglas del discurso escolar se considera que
    la repetición de una pregunta por parte del maestro supone
    respuesta errónea y demanda
    implícitamente otra respuesta. Una de las alumnas cambia
    la respuesta que dio su compañera y lo hace precisando los
    cambios de la gomita al cortarla (cambio de tamaño) y su
    efecto sobre el cambio de sus propiedades elásticas. Dice
    que cuando se corta la gomita "ya es chiquita y no se puede
    estirar". En el libro de texto se propone (antes de cortarla) que
    la liga se estira, y se pregunta qué cambió al
    estirarla.

    En la respuesta de una de las niñas aparece un
    fenómeno que me interesa resaltar, y es la necesidad que
    tienen los niños de hacer uso de su experiencia para
    construir un significado del contenido que les permita responder
    a algunas preguntas sobre las actividades.

    Esto es así aunque el proceso esté
    coordinado por un docente y demande una respuesta
    específica. Expresado en otros términos, se puede
    decir que la lógica de la interacción con el
    docente demanda respuestas que a veces los alumnos toman de las
    pistas indicadas en el discurso docente como en el caso de
    Giselle y Claudia.

    Así como muchos autores plantean que para
    aprender ciencia no basta con la experiencia perceptiva, es
    necesario aprender cómo se reconstruye esa experiencia en
    el discurso científico escolar, sobre todo cuando se hace
    referencia, aunque sólo sea verbal, a una actividad
    experimental, el discurso demanda reconstrucciones diversas de la
    experiencia física.

    En la solicitud que la maestra hace a Franco,
    éste parece contestar a su compañera más que
    a su maestra, pues su respuesta es como una evaluación
    de lo que ella dijo. Comparte con la compañera la primera
    parte de su respuesta, pero cuestiona la segunda inferencia
    siguiendo la misma estructura argumentativa:

    Franco: que la gomita es chiquita pero se puede seguir
    estirando.

    La forma discursiva utilizada por Franco de evaluar y
    corregir a su compañera parece construirse desde una
    "posición docente", en el sentido de ser el responsable de
    que el significado del contenido sea el correcto, en este caso
    que corresponda al significado del libro de texto, donde se
    plantea la gomita cortada como ejemplo de cambio
    físico.

    La construcción de significados en la
    argumentación.

    La repetición de la misma demanda por el maestro
    a varios alumnos no sólo hace que se modifiquen las
    respuestas buscando la "correcta", también abre la
    posibilidad de que se expresen distintas interpretaciones del
    fenómeno y de que estas se confronten o complementen
    contribuyendo a la construcción de
    significados.

    Analizando el efecto de las intervenciones de la maestra
    sobre las acciones discursivas del los alumnos, que no
    continúan con el debate, se podría interpretar que
    el maestro bloquea las ideas de los niños al no retomar
    sus precisiones y conflicto, por
    tanto no validado en el discurso "legitimado" del
    aula.

    En todo caso, en el discurso del resto de los alumnos
    podemos encontrar claves para analizar cómo interpretan
    los alumnos las intervenciones del docente y qué efectos
    provoca sobre la dinámica general.

    Luego de este análisis y como consecuencia de los
    datos arrojados en la investigación
    de campo que se detalla en Anexos es que se hace
    imprescindible reflexionar acerca de lo que los maestros
    enseñan; más concretamente, acerca de cuál
    es la naturaleza y la congruencia entre lo que algunos maestros
    DICEN ENSEÑAR, dicen QUERER ENSEÑAR y finalmente
    ENSEÑAN.

    Si bien entre la teoría y la práctica las
    concepciones de lo que significa aprender y enseñar
    difieren, dando lugar a diversas teorías explícitas
    o implícitas, es de esperar que todo acto de
    enseñanza debe contener el propósito de transmitir
    un conocimiento, de intentar que alguien se apropie de un saber
    que no poseía.

    En relación con la enseñanza de las
    ciencias naturales, se advierte cada vez más que uno de
    los principales obstáculos es la falta de dominio,
    perfeccionamiento y actualización de los maestros con
    respecto a los contenidos curriculares. No hay propuesta didáctica innovadora y exitosa que pueda
    superar la falta de conocimientos del maestro.

    Si bien los maestros, en términos generales
    reconocen la importancia de enseñar matemática
    y lengua, no ocurre así con el área de las ciencias
    naturales.

    Son las editoriales por intermedio de sus manuales y libros
    de área las que indirectamente toman decisiones a la hora
    de qué, cómo y cuándo
    enseñar.

    El maestro que no está capacitado encuentra en el
    manual las
    respuestas –el salvavidas- que lo orienta en el dictado de
    sus clases. Esto no condice con la idea que presentan muchos
    diseños curriculares donde se supone que el docente domina
    los contenidos de los mismos. Esto hace que tampoco puedan
    discriminar los posibles errores que pudo haber cometido el autor
    del texto –en muchos casos sin una adecuada
    formación científica ni
    pedagógica.

    Se desprende de las encuestas
    realizadas que hay un rechazo bastante generalizado de la idea de
    que el docente debe seleccionar los contenidos a enseñar
    de ciencias naturales.

    Lo anterior implica una despreocupación por los
    contenidos, generalmente justificadas con frases como: "lo
    importante es los que les gusta a los chicos" o "hay que tener en
    cuenta los intereses de los alumnos".

    Respecto de ese interés, los docentes suelen
    confundir las motivaciones propias del sexo y edad de
    los alumnos con lo que subyace detrás de ese
    interés.

    Creo sumamente importante el favorecer la
    aparición de estos emergentes o sea rescatar los
    conocimientos previos de alumno, pero, también sostengo
    que el docente debe tomar en cuenta este conocimiento previo a
    partir de sus conocimientos científicos,
    pedagógicos y metodológicos, como así
    también las expectativas de logro que se planteó
    para ese grupo en particular.

    El problema surge cuando el docente cree que no es parte
    de su función el
    seleccionar contenidos, independientemente de los intereses
    explícitos de sus alumnos, asumiendo una actitud pasiva
    que promueve aprendizajes poco relevantes, sin
    secuenciación, con un modelo de
    enseñanza casual y no intencional.

    Existen, pues, contradicciones entre la práctica
    y el discurso docente. ¿Cuál podría ser su
    origen? (Weissmann)

    • Ausencia de una cultura reflexiva sobre la
      práctica docente.
    • Formación de base.
    • Distorsiones que han sufrido algunas perspectivas
      psicológicas y pedagógicas, confusión con
      lo que los maestros llaman "escuela tradicional". Por
      ejemplo.
    • Se aprende haciendo y entienden por hacer sólo
      las actividades manuales.
    • Un buen maestro es constructivista uno malo es
      conductista.
    • Constructivismo es sinónimo de "dejar
      hacer"
    • Del error se aprende, por lo tanto no a la
      correccción.

    Todas estas ideas ayudan a comprender muchas de sus
    actitudes o
    las justificaciones de algunas estrategias de
    enseñanza.

    Otro punto importante de destacar son los modelos
    pedagógicos y cognitivos en el cual se apoyan directa o
    indirectamente los maestros.

    La actividad cognitiva es un proceso entramado de y
    jerarquizado donde muchas veces se comprende algo en un nivel,
    entendiendo otra cosa en un nivel diferente. Para poder
    distinguir entre los diferentes niveles que jerarquiza el
    conocimiento , la enseñanza debería potenciar el
    uso de estrategias de conocimiento, cada una especializada en ver
    el mundo de una manera particular, pero todas juntas necesarias
    en el momento de comprender. No se trata de estrategias
    sólo para la didáctica, sino de maneras normales de
    darse cuenta de las cosas.

    Hay que conocer para enseñar y un modelo de
    desarrollo cognitivo, dinámico y complejo podría
    ser un arma preciosa en el momento de plantearse una
    dinámica orgánica y no fragmentada, capaz de
    contener una coherencia de fondo, incluso dirigida a edades
    diversas. También puede ser útil en el momento de
    pensar una evaluación capaz de ayudar a dar organicidad a
    la habitual fragmentación de los contenidos
    disciplinarios.

    "Hacer ciencia" adquiere significados y objetivos
    diferentes en distintos contextos. Los grupos de trabajo en el
    laboratorio
    profundizan sus conocimientos sobre los hechos, elaborando nuevas
    ideas, desarrollando explicaciones, modelos complejos e hipótesis plausibles, que, cuando son
    convincentes, abren nuevos interrogantes que estimulan a pensar y
    a sugerir nuevos modelos. Buscan experimentos que confirmen
    suposiciones esbozadas teóricamente, creando las
    condiciones para poder simular los fenómenos y validar las
    interpretaciones. Se pergeñan teorías complejas,
    argumentando experimentalmente la verosimilitud entre modelos y
    realidad. Teoría y práctica se interrelacionan y se
    potencian, y el conocimiento avanza por tentativas que se
    sostienen sólidamente en las hipótesis, modelos
    o teorías que se debaten en la llamada comunidad
    científica.

    En cambio, la Ciencia en la Escuela parece ser
    más la "ciencia para aprender o ciencia para
    enseñar", que la ciencia para hacer. Pareciera que el
    objetivo fuera
    compartir con los demás las ideas guías, las
    definiciones acreditadas y las maneras básicas de ver los
    fenómenos (un ejercicio combinado que a muchos expertos
    les llevó muchísimos años). Se piensa que,
    si los chicos logran incorporar esto, podrán interpretar
    científicamente aspectos de la vida cotidiana, lo que
    algún día podrá serles útil para
    desarrollar nuevos conocimientos…

    Cuando repetimos esto y reflexionamos un minuto, todos
    empezamos a sospechar (fundamentalmente los maestros). Damos una
    mirada a los contenidos curriculares de esta ciencia "a
    enseñar y a aprender", y vemos que los currículos
    están a la orden del día, y son bastantes similares
    en nuestro país como en otros de Europa o América.

    Posiblemente sea bueno considerar el desarrollo de
    estrategias cognitivas multimodales que sean capaces de
    fortalecer el pensamiento abstracto en el momento de buscar
    explicaciones científicas. El ejercicio de experimentar
    puede ser tal vez una clave. Pero sospechamos de nuevo: en
    general se experimenta para demostrar "lo que tiene que suceder",
    para repetir recetas y llegar a los resultados esperados en pos
    de la comprensión de un determinado concepto, para
    responder a lo que ya se pensaba, o para escuchar lo que dice el
    maestro, porque ya no hay tiempo.

    No es fácil, me refiero al experimentar
    comprendiendo cómo los experimentos necesitan de los
    modelos y las distintas expresiones del lenguaje para
    ser de utilidad en la
    reconstrucción científica de la
    realidad.

    Cómo las teorías de referencia y la nueva
    información son necesarias en este ejercicio, y
    cuán importante es el maestro en la guía de este
    proceso – un experimento no puede ser comprendido sino se
    tiene un modelo mental de lo que se quiere interpretar y si no se
    sabe que corresponde a modelizaciones parciales de la realidad -.
    Como son también una excelente ocasión para
    desarrollar estrategias de pensamiento analógico, causal;
    estrategias de esquematización, de indicios,
    hipotéticas o sistémicas. Todas ellas necesarias
    para dominar las jerarquías cognitivas de las que
    hablaba.

    La disciplina en
    sí misma, justamente la ciencia específica en la
    cual se quiere iniciar a los chicos, es una de las caras
    principales de la didáctica. Interesan también los
    procesos de apropiación "in situ", lo que significa cada
    situación en el aula, la complejidad de lo que se necesita
    aprender y la complejidad del sistema de conocimiento de cada
    uno.

    Actualmente los saberes de cada disciplina son inmensos,
    y cada una propone una manera de ver las cosas. Es por eso que
    quienes conocemos algo de algo de una disciplina
    científica, tenemos que plantearnos nuestro papel en este
    campo sin dejar de pensar en quién y cómo
    aprende.

    Tal vez, nuestros esfuerzos podrían ser bien
    aprovechados si buscáramos alguna inserción en las
    escuelas para aprender a estar con los chicos y los maestros, y
    pudiésemos al mismo tiempo pensar juntos cuáles son
    los puntos neurálgicos de nuestra disciplina que merecen
    ser relevados…; No aquellos de la ciencia de fines del siglo
    pasado, sino de la actual.

    Retomando lo anterior y viéndolo desde la
    práctica cotidiana, el lugar que ocupa el trabajo
    experimental en nuestras clases de ciencias naturales,
    está vinculado, sin lugar a dudas, con la
    concepción que tengamos los docentes sobre la ciencia y
    los procesos de enseñanza y aprendizaje.

    Se pueden reconocer tres tipos de prácticas en
    función de estas concepciones:

    • Ausencia del trabajo experimental

    Cuando los docentes argumentan que tienen que cumplir
    con un programa y que no
    hay condiciones edilicias apropiadas, ausencia de laboratorio, de
    material, etc. para trabajar de otra forma, habitualmente sus
    clases son expositivas, y en el mejor de los casos muestran
    experimentos, mientras los chicos sólo observan y copian
    resultados. Más allá de que los contenidos sean
    muchos y el aula incomodísima, lo cierto es que debajo de
    esa práctica subyace un concepto de ciencia estática,
    incuestionable e inmodificable: la ciencia como producto
    acabado. Esta concepción se contradice con la evolución histórica y social del
    conocimiento científico, pero también se contradice
    con los mecanismos de aprendizaje que tienen los
    alumnos.

    • Trabajo experimental siguiendo el método
      científico

    Una segunda práctica, también habitual, es
    la que propone la realización de trabajos
    "prácticos" por parte de los alumnos para ejemplificar la
    exposición teórica del docente. Se trabaja con
    guías de resolución grupal o individual, donde el
    docente arma una "investigación" basada en el método
    científico.

    En la guía generalmente aparecen los objetivos
    y/o hipótesis a comprobar, los materiales que se necesitan
    para su realización, los pasos para la
    experimentación y lugar para la conclusión. Los
    maestros que eligen esta práctica argumentan que las
    guías organizan el trabajo de los chicos asegurando los
    pasos del método científico. Pero, ¿Desde
    cuándo los científicos siguen una única
    receta o dependen de alguien que les "sople" las estrategias a
    seguir o la hipótesis a comprobar?

    • El trabajo experimental y la evolución de
      las ideas de los chicos

    El trabajo experimental debe servir para que los chicos
    evolucionen sus ideas y se acerquen a los contenidos
    científicamente aceptados. Pero la ciencia no es
    sólo un cuerpo de conocimientos. Es un producto
    histórico y social, y un modo y una actitud de producir
    conocimiento.

    El trabajo experimental debe tener en cuenta esas tres
    dimensiones: producto, proceso y actitud.

    El trabajo experimental no tiene método sino
    infinidad de caminos posibles al servicio del
    cambio conceptual, metodológico y actitudinal.

    Se necesita, ante todo, hacer una selección
    de contenidos y promover situaciones donde los chicos saquen a la
    luz sus ideas
    previas sobre los conceptos que se van a trabajar, pero,
    además, reelaborar esas ideas a través del trabajo
    experimental y la resolución de los problemas.

    Hacer reflexionar interpretando resultados para volver a
    hacer. Darles oportunidades para aventurar explicaciones y
    predecir. Crear espacios para intercambiar y argumentar sus
    ideas. Ayudarlos a diseñar experiencias para comprobar sus
    ideas utilizando datos confiables. Estimularlos para que
    generalicen y transfieran conceptos desde un contexto a otro
    utilizando palabras apropiadas al vocabulario científico,
    pero a partir, primero, de la descripción de la idea, y luego que les
    pongan la palabra. En fin, se necesita un docente activo para
    que el alumno también lo sea.

    Los docentes tenemos que cuidar que las actividades que
    propongamos permitan ampliar y profundizar conocimientos y a su
    vez que planteen problemas para resolver.

    No hace falta un laboratorio sofisticado, ni siquiera un
    laboratorio, pero es importante que la organización
    espacial permita el trabajo grupal. Y, sobre todo, conocer las
    ideas de los chicos, el piso de donde partir con nuestras
    propuestas para lograr interesarlo genuinamente. Así
    nuestras propuestas se convertirán en su
    problemática. Pero para lograrlo es fundamental que
    nosotros, sus maestros, generemos un ambiente propicio para que
    los chicos se animen a decir lo que piensan.

    Veamos un ejemplo:

    En un tercer grado de la Ciudad de Buenos Aires el
    docente se propuso trabajar con el contenido "suelo". Entonces
    ideó una estrategia para conocer qué ideas
    tenían los chicos y les propuso que en forma individual o
    en parejas dibujara o explicaran qué hay debajo del pasto
    de una plaza (dibujando la pared de un pozo, o un perfil de
    suelo)

    Los dibujos
    permitieron comprobar que los chicos creían que los
    suelos son puros
    y no una mezcla. La mayoría nombraba el barro y la tierra
    negra como si se tratara de un tipo de suelo, y algunos
    conocían la arena. Muchos estaban convencidos de que el
    pasto, el
    petróleo y el cemento eran
    un tipo de suelo.

    Casi todos lo dibujaban estratificado, como lo
    habían visto en los manuales.

    En casi todas las exploraciones aparecía una napa
    de agua debajo de
    todas las capas.

    Esto último fue lo que se discutió cuando
    los chicos, en pequeños grupos, trataron de armar un solo
    esquema con las ideas de todos.

    ¿El agua tiene
    que estar arriba como el mar de la playa o abajo como cuando uno
    tira agua sobre la tierra y se va
    al fondo?

    • Primer desafío.

    ¿Cómo se comporta el agua con diferentes
    tipos de suelo? ¿Cuántos tipos de suelo hay?
    ¿Qué experiencias podemos hacer para comprobar una
    y otra postura?.

    Cuando se realizó el trabajo experimental,
    también se estimuló a los chicos para que vieren la
    necesidad de trabajar con medidas confiables. Ellos se dieron
    cuenta de que tenían que tomar iguales cantidades de suelo
    para la muestra y hacer pasar iguales cantidades de
    agua.

    Se utilizó un suelo con grava (el del fondo de
    piedra de los ríos) para que visualizaran más
    fácilmente la relación partícula-espacio
    interpartícula.

    Se realizó la experiencia y se comprobó
    que los diferentes tipos de suelo tenían también,
    diferente permeabilidad. Se guardaron los datos de la cantidad de
    agua recogida y el tiempo que tardó en caer la primera
    gota.

    • Segundo desafío.

    ¿A qué se debía esa
    diferencia?

    Se utilizó un microscopio para
    trabajar sobre el tamaño de las partículas, pero se
    observó que el microscopio funcionaba como un distractor.
    Los chicos veían los granos de arena muy grandes y
    pensaban que era grava, tenían que tocar, porque no
    entendían que eran granos pequeños que se
    veían con aumento.

    Esto mostraba a los docentes qué lejos estaban
    los chicos de poder comprender la idea de permeabilidad de los
    suelos.

    • Tercer desafío.

    ¿Qué tipo de suelo es la muestra
    sorpresa?

    El docente planteó una actividad donde cada grupo
    debía inventar una muestra de suelo con un ingrediente
    predominante y pasársela a otro grupo para que tratara de
    descubrir la receta.

    Los chicos tuvieron libertad para
    diseñar la estrategia. Algunos recurrieron a la observación a simple vista. Tocaron las
    muestras, las compararon con las muestras puras: el color, la
    textura, etc.

    Otros grupos utilizaron la variable permeabilidad, es
    decir, decidieron pasar agua por la muestra sorpresa.
    ¿Cuánta agua y cuánta muestra? La misma
    cantidad que en el primer desafío. Después
    compararon los resultados obtenidos con los datos anteriores. Y
    como los datos obtenidos en clases anteriores eran de muestras de
    suelos conocidos, pudieron sacar por aproximación,
    qué tipo de ingrediente predominante tenía, y en
    consecuencia, descubrir qué tipo de suelo había
    inventado el otro grupo.

    • Cuarto desafío.

    ¿Dónde está ubicada el agua debajo
    del suelo? ¿Por dónde pasará el agua de
    lluvia para llega a ese lugar?.

    El resultado fue categórico: el agua fue ubicada
    en todos los casos arriba de la capa del suelo arcilloso y debajo
    de la capa del suelo arenoso, la grava y el humus.

    • Quinto desafío.

    El docente de sociales, junto con el de naturales, les
    pidieron a los chicos que diseñaran una montaña por
    donde pudiera pasar un río.

    A nadie se le ocurrió diseñar una
    montaña toda de tierra o toda de piedras. Todos pusieron
    un corazón
    arcilloso –"para que el río no sea
    subterráneo", dijeron-. Luego en una mesa de arena
    comenzaron a trabajar un nuevo contenido. El paisaje.

    • Conclusión.

    Con el último ejemplo de práctica docente,
    los chicos evolucionaron en sus ideas, aunque no llegaron a
    entender a qué se deben las diferentes permeabilidades del
    suelo, porque para esto se requiere que dispongan de conceptos
    demasiados complejos para esa edad.

    Pero sí pudieron aproximarse a la noción
    de permeabilidad, a la idea de que los suelos tienen distintas
    composiciones posibles.

    También pudieron transferir estrategias
    procedimentales entre dos situaciones experimentales y pusieron
    en práctica destrezas científicas.

    No se siguió un "método". Hubo un abanico
    de estrategias latiendo paso a paso con las circunstancias. Las
    conclusiones que se obtienen de un experimento son conclusiones
    parciales, hay que ubicarlas en un contexto y ampliar la
    información obtenida. La lectura de textos, los recursos
    audiovisuales, los trabajos de campo, deben formar parte de la
    secuencia didáctica antes, durante o al final del trabajo
    experimental.

    Conclusión:

    Este trabajo de investigación permitió
    replantearme nuevos interrogantes, no sólo de la
    importancia que tiene para nuestros alumnos las ciencias
    naturales, sino el derecho a aprender, a que se los tenga en
    cuenta en sus inquietudes, se los respete en sus apreciaciones.
    Pero también en esta tarea de investigación
    descubro lo importante que es para nosotros, los educadores
    reflexionar sobre nuestra práctica cotidiana, sobre lo que
    día a día hacemos en las aulas, sobre lo que
    decimos que hacemos y lo que realmente hacemos, sobre la
    importancia de tener un sustento pedagógico en nuestras
    acciones educativas, sobre la necesidad de expresar nuestras
    deficiencias como docentes, cosa muy poco común en la
    acción
    cotidiana que impide recurrir a pedir "ayuda", a aquellos que
    pueden brindárnosla.

    En los últimos años se ha convertido en
    parte del sentido común del discurso pedagógico la
    crítica
    a los contenidos escolares. Se habla de desactualización y
    la obsolescencia de los conocimientos que se imparten, la
    banalización o la simplificación de las versiones
    escolares del saber, su escasa relevancia para abordar las
    situaciones complejas que caracterizan a nuestras sociedades.
    (Morín).

    En respuesta a estas críticas, se reclama una
    mayor fidelidad de los contenidos curriculares al conocimiento
    disciplinario que estaría en su origen. Aunque la
    preocupación por la calidad de los
    conocimientos que distribuye la escuela es genuina, es necesario
    señalar que los saberes y prácticas construidos en
    los ámbitos de referencia del currículum (los
    saberes y prácticas construidos en la investigación científica y en tantos
    otros sectores de la experiencia cultural de la humanidad que
    esperan de la escuela una cierta función de
    "transmisión") no pueden insertarse en las escuelas tal
    como funcionan en su contexto de origen, se hace necesaria una
    descontextualización primera, y un proceso subsiguiente de
    descontextualización para adecuar una porción de
    ellos a las particulares condiciones de funcionamiento de la
    institución escuela.

    Este proceso de descontextualización y
    recontextualización es intrínseco a la posibilidad
    misma de enseñanza. Sin estos procesos, la
    enseñanza no sería posible. Al mismo tiempo acarrea
    el peligro de la pérdida del sentido del contenido
    escolar. (Chevallard).

    Lo que un diseño
    curricular y el trabajo didáctico deben definir y
    preservar es el sentido de los saberes y las prácticas; lo
    que no pueden pretender es que estos saberes y prácticas
    funcionen en la escuela como si se tratara de sus contextos de
    origen.

    Así, y siguiendo con el caso de los
    conocimientos de las disciplinas científicas, puede ser
    una pretensión desacertada que los alumnos formulen
    explicaciones sobre los fenómenos ajustadas en un todo a
    las teorías disponibles en el medio académico. En
    cambio, es una pretensión plausible que realicen
    aproximaciones sistemáticas a los fenómenos, que
    reflexionen sobre la ciencia como institución y que
    desarrollen una posición ética y
    cognitiva abierta a la incertidumbre y el carácter
    histórico del conocimiento
    científico.

    Buena parte de la didáctica reciente puede
    verse como un esfuerzo por recuperar el sentido del conocimiento
    escolar, bajo la aceptación de los necesarios procesos de
    fabricación.

    Por un lado, obliga a escapar de la tendencia
    más o menos tradicional en el currículum de
    justificar la pertinencia de los contenidos escolares en
    relación con el desempeño futuro de los sujetos. Aunque
    muchos saberes y prácticas inician un camino que se
    completa en los estudios superiores, o son relevantes para
    entender el mundo del trabajo, o habilitan para unas
    prácticas futuras determinadas, la experiencia escolar,
    sin desatender esta larga duración, procura que cada
    clase, cada tema, cada propuesta concreta, adquiera sentido
    también en términos de su valor
    presente.

    Por otro lado quisiera poner énfasis en la
    importancia del trabajo en equipo
    entre el grupo de docentes y la conducción de la
    escuela.

    La oportunidad de interactuar, escuchar y decidir con
    los pares, produce resultados que potencian los aprendizajes de
    todos los que integran el equipo escolar y redunda especialmente
    en beneficio de los alumnos. El trabajo grupal permite conciliar
    diferencias, flexibilizar las perspectivas, pero tal vez su
    principal ventaja sea generar la
    motivación y el estímulo necesarios para
    encarar ciertas actividades que sus integrantes aisladamente no
    pueden realizar. En algunos casos, porque no poseen la
    experiencia suficiente y en otros, porque se enfrentan
    individualmente con ciertas prácticas que sólo no
    pueden modificar. Es el equipo el que respalda algunas
    decisiones, brindando el apoyo y la energía para dinamizar
    la labor educativa.

    Sin embargo, es importante señalar que el
    hecho de trabajar con otros no es garantía de
    producción efectiva. Existen grupos de trabajo que generan
    conflictos y
    tensiones que distorsionan los objetivos planteados, y ofrecen
    resistencias a
    los cambios, a veces de un modo no explícito,
    obstaculizando el crecimiento institucional.

    En otros equipos se produce un anquilosamiento o
    conformismo, producto de compartir largos períodos de
    trabajo en común, de aceptación absoluta a las
    propuestas y de ausencia de cuestionamientos. En estos grupos es
    muy difícil que se produzcan nuevos desafíos, se
    planteen dudas o se busquen nuevas respuestas.

    Algunos grupos interpretan las nuevas propuestas como
    una regresión, otros no se pueden enfrentar, asumiendo en
    este caso actitudes de queja permanente, lamentándose con
    el consabido lema de: "todo tiempo pasado fue mejor" o "esto no
    tiene solución" o "no hay nada nuevo bajo el
    sol".

    Otro tema que investigué fue la
    relación entre el personal de
    conducción de las escuelas donde trabajan los maestros que
    realizaron las encuestas y su relación con el personal de
    conducción respecto del asesoramiento en el área de
    las ciencias, llamándome la atención la casi nula intervención
    en problemas de didáctica.

    Dado que en las instituciones
    escolares estatales los equipos de conducción no
    seleccionan a laos docentes, es fundamental establecer
    estrategias que promuevan acuerdos y permitan resolver los
    disensos de un modo cooperativo, sin diluir las diferencias que
    enriquecen. Formar un equipo de trabajo docente demanda una
    planificación de acciones por parte de los
    que conducen, desarrolladas a partir de pautas e indicaciones
    claras, que den cabida a los aportes y a las ideas de todos sus
    integrantes y generen una relación de confianza, abierta y
    democrática.

    Para concluir espero que los alumnos tengan la
    oportunidad de contactarse, de modo progresivo, con buenas
    aproximaciones a distintos aspectos del conocimiento
    científico sobre el mundo natural, y explicar algunos
    fenómenos naturales utilizando instrumentos y
    conocimientos que provienen de una perspectiva científica.
    También deseo que sean capaces de interpretar la
    información relativa al impacto de la ciencia y la
    tecnología
    sobre la sociedad y el
    ambiente y por último que puedan comprender el
    carácter histórico, social y colectivo del
    conocimiento científico.

    Para ello será necesario que en las
    actividades escolares se valorice la producción cooperativa de
    conocimiento y se promueva el intercambio y la
    confrontación de ideas en un clima de respeto por las
    producciones propias y ajenas. También será
    necesario que se propongan tareas que favorezcan la
    exploración, la experimentación, y la
    conceptualización alrededor de las temáticas sobre
    las cuales se está trabajando. Por último es
    necesario que las actividades escolares ofrezcan diversidad de
    situaciones y contextos en los cuales se pongan en juego los
    contenidos del área de las ciencias
    naturales.

    Bibliografía
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    • HARLEM, W. Enseñanza y aprendizaje de las
      ciencias, Ed. Morata, Madrid,
      1994.
    • LEVINAS, Marcelo. Ciencia con creatividad,
      Aique Grupo Editor, Buenos Aires, 1991.
    • WEISSMANN, Hilda (Comp.). Didáctica de las
      ciencias naturales, aportes y reflexiones, Paidós
      Educador, México, 1994.
    • WEISSMANN, Hilda y otros. Explorando nuestro entorno.
      G.C.B.A. 1992.

    ANEXOS

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     Se observa una primera contradicción.
    Por un lado los docentes señalan en un casi 70 % como muy
    importante la enseñanza de las ciencias en la escuela y
    por otro no guarda relación al momento de compararlo con
    la realidad que se observa en las aulas

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    Respecto del gráfico 1, este gráfico
    nos muestra, que si bien declaran importante la enseñanza
    de las ciencias el 96% de los maestros dedican entre 5 horas y
    menos a las ciencias naturales.

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    Con relación a la formación
    docente se observa un mediano grado de formación en el
    área de las ciencias, el 92% se encuadra en una necesidad
    de actualización y formación
    docente.

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    Existe una gran tendencia a que el docente se vea
    apoyado por un especialista en el área de las ciencias
    naturales. Esto demuestra una vez más la inseguridad
    con la que se enfrentan los docentes a la hora de abordar temas
    con relación a las ciencias.

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    Si bien es una tendencia bastante generalizada la
    de encarar las clases de ciencias desde el saber previo del
    alumno. Vemos que no siempre es así en la práctica
    cotidiana. La mayoría de los docentes dice que a veces
    encaran sus prácticas desde este lugar.

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    Si consideramos la importancia que tiene para el
    docente que el personal de conducción incentive, apoye y
    por lo tanto valore el trabajo de los mismos. Respecto de las
    ciencias naturales casi la mitad de los docente encuestados
    manifiestan que la conducción de sus escuelas nunca o casi
    nunca se interesan por este tema

     

    Datos del autor

    Adrián Mazzuglia

    Licenciado y Profesor en Ciencias de la
    Educación

    Buenos Aires, Argentina .- 2004

    Adrián Mazzuglia es Profesor para la
    Enseñanza Primaria. Profesor especializado en la
    Educación de Adultos y Adolescentes,
    graduado como Profesor Universitario en Ciencias de la
    Educación y Licenciado en Ciencias de la
    Educación

    Tras haber dado clases en escuelas primarias y
    secundarias de nivel estatal y privado, se dedicó, a
    través de la Coordinación de Actividades
    Científicas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a
    la investigación, coordinación y asesoramiento en
    el área de ciencias naturales por medio del trabajo
    directo con alumnos y docentes.

    Actualmente es Director de escuelas del Gobierno
    de la Ciudad de Buenos Aires y profesor de enseñanza media
    para alumnos adultos y adolescentes y profesor
    universitario.

     

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