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El comportamiento en las etapas del desarrollo humano




Enviado por joavml



    1. La etapa
      pre-natal
    2. La Infancia
    3. La
      Niñez
    4. La
      Adolescencia
    5. La juventud
    6. La adultez
    7. La
      ancianidad
    8. Lecturas

    El desarrollo y, en general, la vida del ser humano se
    desenvuelve a través de sucesivas etapas que tienen
    características muy especiales. Cada una de ellas se funde
    gradualmente en la etapa siguiente. Sin embargo, no hay un
    acuerdo unánime para determinar cuántas y
    cuáles son esas etapas. Tampoco se puede decir
    cuándo comienza exactamente y cuándo termina cada
    etapa, pues en el desarrollo influyen diversos factores
    individuales, sociales y culturales. Por eso se dice que cada ser
    humano tiene su propio ritmo de desarrollo.

    En general, se considera que las etapas del desarrollo
    humano son las siguientes:

    1. Pre-natal
    2. Infancia
    3. Niñez
    4. Adolescencia
    5. Juventud
    6. Adultez
    7. Ancianidad

    La etapa pre-natal

    Se desarrolla en el vientre materno, desde la
    concepción del nuevo ser hasta su nacimiento. Pasa por
    tres periodos:

    • Periodo zigótico: Se inicia en el
      momento de la concepción, cuando el espermatozoide
      fecunda al óvulo y se forma el huevo o zigoto. Este
      comienza entonces a dividirse y subdividirse en células
      y aumenta de tamaño hasta formar el embrión, que
      al final de la segunda semana se arraiga en el
      útero.
    • Periodo embrionario: Dura unas 6 semanas, en
      las cuales el embrión se divide en tres capas que se van
      diferenciando hasta formar el esbozo de los diversos sistemas y
      aparatos corporales.
    • Periodo fetal: Es la culminación del
      embrión. El feto ya
      tiene la definida forma de un ser humano, que después de
      desarrollarse aceleradamente durante 7 meses, abandona el
      claustro materno en el acto del nacimiento.

    De: Ubaldo Chueca SDB

    PSICOLOGÍA

    Ed. Salesiana, Pg 36-37

    Hoy en día se da mucha importancia a esta
    etapa, puesto que se ha comprobado que precedentemente al
    nacimiento hay formas de actividad. La madre, con sus
    situaciones psicoafectivas troquela en el feto su propia
    urdiembre. Por medio de ella llegan al niño los
    primeros mensajes de la vida. Recepta la alegría o
    la contrariedad del padre, el alborozo o fastidio de sus
    hermanitos, las angustias y satisfacciones de la
    madre…

    Esta etapa es la materia
    prima de las demás. Se está gestando ya
    el futuro de su personalidad. Todo lo que pasa dentro y
    fuera de su fuente vital deja huella en su ser.

    A partir de los tres meses la personita responde a
    los estímulos internos y desde los seis meses a los
    externos. Hay, pues, formas de sensación y
    actividad.

    Se puede suponer un psíquico elemental,
    difuso, con un estado
    indistinto de sueño, con variaciones afectivas de
    malestar y bienestar.

    La
    Infancia

    Es la etapa comprendida entre el nacimiento y los seis o
    siete años.

    Desarrollo físico y motor: El neonato pesa
    normalmente entre 2.5 a 3 kgs y tiene una estatura promedio de
    0.50 m. Tiene una cabeza desproporcionada en relación con
    su cuerpo y duerme la mayor parte del tiempo. Pero
    no es un ser completamente pasivo ya que gradualmente va
    reaccionando a la variedad e intensidad de los estímulos
    de su nuevo ambiente.

    • Aparecen los primeros actos reflejos:
    1. Succión del pecho materno
    2. Contracción pupilar.
    3. Reacción ante sonidos fuertes y ante
      diversos sabores.
    • Realiza movimientos espontáneos e
      indiferenciados:
    1. Agita y retuerce su cuerpo
    2. Mueve los brazos y piernas (pedalea)
    • Reacciones emocionales indiscriminadas de
      agitación y excitación que acompañan a
      los movimientos espontáneos y que se producen ante
      estímulos agradables o desagradables.
    • En el desarrollo motor
      observamos lo siguiente:
      • A las 15 semanas: Puede coger un objeto
        perfectamente.
      • A las 25 semanas: Se sienta solo.
      • A las 45 semanas: Gatea
      • A los 15 meses: Ya camina solo.
      • A los 2 años: Sube las escaleras
        solo.
      • A los 3 años: Corre de una manera
        más uniforme, puede lavarse y secarse las manos
        solo, alimentarse con una cuchara sin ensuciar
        demasiado, ir al baño, responder a
        instrucciones.

    Desarrollo cognoscitivo: Según Piaget, el
    infante, hasta los 6 o 7 años, pasa por los siguientes
    periodos de desarrollo de la inteligencia:

    1. Periodo de inteligencia senso – motora: El
    infante se interesa en ejercitar sus órganos sensoriales,
    sus movimientos y su lenguaje que
    le van permitiendo el ir afrontando determinados problemas.
    Así, entre los 5 y 9 meses, el bebé moverá
    su sonaja para escuchar el ruido.

    2. Periodo de la inteligencia concreta:

    A. Fase del pensamiento
    simbólico (2 – 4 años) Aquí el
    niño lleva a cabo sus primeros tentativos relativamente
    desorganizados e inciertos de tomar contacto con el mundo nuevo
    y desconocido de los símbolos. Comienza la adquisición
    sistemática del lenguaje gracias a la aparición
    de una función
    simbólica que se manifiesta también en los
    juegos
    imaginativos. Por ejemplo, el niño que le regalaron una
    pelota grande y de colores que
    está colocada como un adorno. Sus
    hermanos salen a jugar (sin llevar la pelota de siempre, sucia
    y pequeña) y le dicen al niño que traiga la
    pelota; él llevará la que está de adorno
    porque para él no hay más pelota que la que le
    regalaron.

    B. Fase del pensamiento intuitivo (4 – 7
    años) Se basa en los datos
    perceptivos. Así dos vasos llenos de la misma cantidad
    de bolitas, el niño dirá que hay más en el
    vaso largo. En este periodo el desarrollo del niño va
    consiguiendo estabilidad poco a poco, esto lo consigue creando
    una estructura
    llamada agrupación. El niño comienza a razonar y
    a realizar operaciones
    lógicas de modo concreto y
    sobre cosas manipulables. Encuentra caminos diversos para
    llegar al mismo punto (sabe armar rompecabezas).

    En la infancia se
    produce el egocentrismo, es decir, todo gira entorno al
    "yo" del infante y es incapaz de distinguir entre su propio punto
    de vista y el de los demás. También en este periodo
    predomina el juego y la
    fantasía, por lo que el infante gusta de cuentos,
    fábulas
    y leyendas.
    Mediante su exaltada fantasía dota de vida a los objetos y
    se crea un mundo psicológico especial.

    Desarrollo afectivo, sexual y social: Se
    distinguen tres fases:

    Fase oral: El niño nace preparado a
    conservar la vida mamando, y mientras se nutre tiene las primeras
    relaciones con los demás, creando de este modo un nexo
    entre afecto y nutrición y entre
    necesidad de los otros y actividad oral. El niño
    llevará – para experimentar y comunicar con los
    demás: todo a la boca, (siente placer).

    La relación oral incluye la
    comunicación a través del tacto, el olor, la
    posición del cuerpo, el calor, los
    nexos visuales, el rostro de la madre, etc.

    Esta etapa se supera, pero siempre nos quedan rezagos
    tales como mascar chicle, fumar, llevar objetos a la
    boca.

    Hay casos en que no se supera esta etapa, entonces
    tenemos el carácter oral como el sujeto
    totalmente dependiente e inseguro.

    Fase anal: Se denomina así
    porque el niño ya comienza a controlar sus
    esfínteres y obtiene un placer reteniendo los movimientos
    intestinales que estimulaban la mucosa anal.

    Hay que tener en cuenta que el efectivo control de la
    defecación se alcanza sólo luego que ha sido
    posible el control muscular a través de la
    maduración de los rasgos nerviosos de la médula
    espinal. Por tanto una educación prematura a
    la limpieza lleva a fijar a la persona en el
    carácter anal; por ejemplo: El avaro. El coleccionar
    objetos es un rezago de analidad.

    Fase elíptica: El infante desarrolla un
    intenso amor por el
    progenitor del sexo opuesto.
    El niño se apega a la madre y la niña al
    padre.

    El niño es posesivo, de aquí que el padre
    es sentido un intruso y un rival (complejo de edipo). En esta
    rivalidad frente al padre, el niño teme ser destruido por
    el padre (complejo de castración). Al mismo tiempo nace
    una angustia en el niño o por el temor confirmado de
    poder ser
    destruido por el padre o por su hostilidad frente a un padre que,
    pese a todo, lo quiere (sentimiento de culpa). Finalmente el
    niño descubre que para llegar a poseer a su madre tiene
    que llegar a ser todo un hombre como su
    padre (principio de identificación). Aquí es cuando
    el niño comienza a interiorizar las normas de los
    padres conformándose el "super yo". Analógicamente
    se llega a la identificación de la niña con su
    madre.

    La mayoría de los problemas en las etapas
    posteriores tienen su origen en un Edipo no resuelto. Son
    manifestaciones de una fijación en esta etapa cuando hay
    falta de identificación con su propio sexo. Concluimos
    afirmando que, en esta etapa, el niño aprende a ser
    varón y la niña a ser mujer.

    La
    Niñez

    Se sitúa entre los 6 y 12 años.
    Corresponde al ingreso del niño a la escuela,
    acontecimiento que significa la convivencia con seres de su misma
    edad. Se denomina también "periodo de la latencia", porque
    está caracterizada por una especie de reposo de los
    impulsos institucionales para concentrarnos en la conquista de la
    socialidad.

    Las socializad que comienza a desarrollar es
    "egocéntrica": "Todo sale de mí y vuelve a
    mí", "Te doy para que me des". Sus mejores amigos son los
    que le hacen jugar, le invitan al cine o un
    helado".

    El niño, al entrar en la escuela da pie al
    desarrollo de sus funciones
    cognoscitivas, afectivas y sociales.

    F. Cognoscitivas: El niño desarrolla la
    percepción, la memoria,
    razonamiento, etc.

    F. Afectivas: En cuanto que el niño sale
    del ambiente familiar donde es el centro del cariño de
    todos para ir a otro ambiente donde es un número en la
    masa; donde aprende y desarrolla el sentimiento del deber,
    respeto al
    derecho ajeno amor propio, estima de sí, etc.

    F. Social: La escuela contribuye a extender las
    relaciones sociales que son más incidentes sobre la
    personalidad.

    Características principales en esta
    etapa:

    • Aprende a no exteriorizar todo, aflora, entonces,
      la interioridad.
    • Son tremendamente imitativos, de aquí que
      necesiten el buen ejemplo de sus padres.
    • El niño se vuelve más objetivo y
      es capaz de ver la realidad tal como es.
    • Suma, resta, multiplica y divide cosas, no
      números.
    • Adquiere un comportamiento más firme sobre
      sus realidades emocionales.

    La
    Adolescencia

    Es la etapa en que el individuo deja
    de ser un niño, pero sin haber alcanzado aún la
    madurez del adulto. Sin embargo, es un tránsito complicado
    y difícil que normalmente debe superar para llegar a la
    edad adulta. Se considera que la adolescencia
    se inicia aproximadamente a los 12 años promedio, en las
    mujeres y a los 13 años en los varones. Este es el momento
    en que aparece el periodo de la pubertad, que
    cambia al individuo con respecto a lo que hasta entonces era su
    niñez.

    En la adolescencia se distinguen dos etapas:

    1) Pre-adolescencia (fenómeno de la
    pubertad)

    2) Adolescencia propiamente dicha.

    1. La Preadolescencia:

    • Desarrollo físico: Se produce una
      intensa actividad hormonal. Se inicia a los 11 o 12
      años en las mujeres y a los 13 o 14 años en los
      varones. En las mujeres aparece la primera
      menstruación y en los varones la primera
      eyaculación; pero en ambos todavía sin aptitud
      para la procreación. En ambos sexos aparece el vello
      púbico.

    Se da también un rápido aumento de
    estatura, incremento en el peso, aparición de caracteres
    sexuales secundarios; en las mujeres: senos, caderas, etc. En
    los varones: Mayor desarrollo muscular, fuerza
    física,
    aumenta el ancho de la espalda, cambio de
    voz, pilosidad en el rostro, etc.

    • Desarrollo cognoscitivo:
    1. No confunde lo real con lo imaginario y por tanto
      puede imaginar lo que podría ser.
    2. Usa con mayor facilidad los procedimientos lógicos: análisis, síntesis… Descubre el juego del
      pensamiento.
    3. Desarrollo su espíritu
      crítico.
    4. Discute para probar su capacidad y la seguridad
      del adulto.
    5. En ocasiones es fantasioso, pero con poca
      frecuencia. Hay una proyección de sí en el
      porvenir; pero también a veces evade lo
      real.
    • Desarrollo tendencial:
    1. Tiene necesidad de seguridad pero a la vez una
      necesidad de independencia de sus padres.
    2. Esto hace que despierte la necesidad de libertad,
      de ser independiente y libre; para ello emplea la
      desobediencia como una necesidad.
    • Desarrollo afectivo:
    1. Gran intensidad de emociones y
      sentimientos.
    2. Hay desproporción entre el sentimiento y su
      expresión.
    3. Las manifestaciones externas son poco controladas y
      se traducen en tics nerviosos, muecas, refunfuños,
      gestos bruscos, gritos extemporáneos.
    4. Pasa con facilidad de la agresividad a la
      timidez.
    • Desarrollo social:
    1. Creciente emancipación de los
      padres.
    2. Busca la independencia pero a la vez busca
      protección en ellos.
    3. Se da mutua falta de comprensión (con sus
      padres)
    4. Tiene necesidad de valorarse, de afirmarse, de
      afiliación y de sentirse aceptado y reconocido por los
      de su entorno.
    5. Su principal interés son las diversiones, el
      deporte,
      etc.
    • Desarrollo sexual:
    1. Tendencia a la separación entre chicos y
      chicas.
    2. Gran curiosidad por todo lo relacionado con la
      sexualidad
    • Desarrollo social:
    1. Va pasando de la heteronomía a la
      autonomía.
    2. Aquí influye mucho la moral
      de la familia
      como testimonio. Así el adolescente será capaz
      de:
    • Fijar metas y objetivos propios.
    • Organizar su actividad en conformidad con sus
      proyectos.
    • Organizar mejor y eficientemente su tiempo
      libre.
    • Desarrollo religioso:

    El desarrollo religioso puede ser problemático
    cuando:

    • Los padres no dan testimonio, usan la religión como disciplina
      y no son estables.
    • Cuando el muchacho encuentra serias dificultades en
      el ramo de la sexualidad.
    • Cuando la religión, en el ambiente social,
      es considerado como "cosa de mujeres", "pueril".
    • Cuando la catequesis recibida en la infancia ha
      sido formalista y separada de la vida.

    De lo contrario el desarrollo religioso es
    satisfactorio.

    2. La Adolescencia propiamente
    dicha
    :

    • Desarrollo Cognoscitivo: La adolescencia es
      la etapa donde madura el pensamiento lógico formal.
      Así su pensamiento es más objetivo y racional.
      El adolescente empieza a pensar abstrayendo de las
      circunstancias presentes, y a elaborar teorías de todas las cosas. Es capaz de
      raciocinar de un modo hipotético deductivo, es decir,
      a partir de hipótesis gratuitas y, procediendo
      únicamente por al fuerza del mismo raciocinio, llegar
      a conclusiones que pueden contradecir los datos de la
      experiencia.

    La adolescencia es también la edad de la
    fantasía, sueña con los ojos abiertos ya que el
    mundo real no ofrece bastante campo ni proporciona suficiente
    materia a
    las desmedidas apetencias de sentir y así se refugia en
    u mundo fantasmagórico donde se mueve a sus
    anchas.

    Es también la edad de los ideales. El ideal es
    un sistema de
    valores al
    cual tiende por su extraordinaria importancia. El adolescente
    descubre estos valores y trata de conquistarlos para sí
    y para los demás. Aunque este hecho no afecta a todos
    los adolescentes. Depende de la formación
    recibida.

    • Desarrollo motivacional: Según
      Schneiders , en el adolescente sobresalen los siguientes
      motivos:
      • Necesidad de seguridad: Se funda en un
        sentimiento de certeza en el mundo interno (estima de
        sí, de sus habilidades, de su valor intrínseco, de su equilibrio emocional, de su integridad
        física) y externo (económica, su statuts
        en la familia y en el grupo). El adolescente puede sufrir
        inseguridad por los cambios
        fisiológicos, la incoherencia emotiva o por la
        falta de confianza en los propios juicios y
        decisiones.
      • Necesidad de independencia: Más que
        una existencia separada y suficiencia económica,
        significa, sobre todo, independencia emocional,
        intelectual, volitiva y libertad de acción. Se trata de una
        afirmación de sí.
      • Necesidad de experiencia: Fruto del
        desarrollo y la maduración que en todos sus
        aspectos son dependientes de la experiencia. Este deseo
        de experiencia se manifiesta claramente en las
        actividades "vicarias" (TV, radio, conversación, cine,
        lecturas, juegos, deportes). Por esto mismo se meten en
        actividades poco recomendables: alcohol, drogas, etc.
      • Necesidad de integración (de identidad): Que es un deseo inviolable y
        de valor personal.
      • Necesidad de afecto: Sentir y demostrar
        ternura, admiración,
        aprobación).
    • Desarrollo afectivo: Es difícil
      establecer si la adolescencia es o no un periodo de mayor
      inestabilidad emotiva . Pero nada impide reconocer la riqueza
      emotiva de la vida del adolescente y su
      originalidad.

    La sensibilidad avanza en intensidad, amplitud y
    profundidad. Mil cosas hay ante las que ayer permanecía
    indiferente y, hoy, patentizará su afectividad. Las
    circunstancias del adolescente, como la dependencia de la
    escuela, del hogar, le obligan a rechazar hacia el interior las
    emociones que le dominan. De ahí la viveza de su
    sensibilidad: al menor reproche se le verá
    frecuentemente rebelde, colérico. Por el contrario, una
    manifestación de simpatía, un cumplido que
    recibe, le pondrán radiante, entusiasmado, gozoso. El
    adolescente es variado en su humor.

    • Desarrollo social: Tanto el desarrollo
      cognoscitivo, como el motivacional y afectivo agilizan el
      proceso de
      socialización. El adolescente tiene en
      su comportamiento social algunas tendencias que conviene
      reseñar:
      • A medida que crece, son mayores y más
        variadas sus experiencias sociales.
      • Este mayor contacto con la sociedad favorece un conocimiento más real de la
        sociedad.
      • Mayor conciencia de los demás,
        así como una progresiva conciencia de
        pertenencia a una clase social
      • Otras tendencias importantes son la madurez
        de la adaptación heterosexual, la
        búsqueda de status en el grupo de
        compañeros de la misma edad y la
        emancipación de la familia.

    En este proceso de socialización encontramos en
    el adolescente una serie de oscilaciones tales como:

    • Oscilación entre excitación y
      depresión: trabajo y
      ocio, buen humor y llanto.
    • Oscilación entre sociabilidad e
      insociabilidad: delicados e hirientes, tratables e
      intratables.
    • Oscilaciones entre confianza y desconfianza de
      sí mismos.
    • Oscilaciones entre vida heroica y
      sensualidad.

    En esta época aparecen rivalidades y luchas
    para obtener el poder y ejercerlo sobre lso demás.
    Prueba sus fuerzas físicas y así se convierte en
    agresivo, lo que se manifiesta con ciertos actos exteriores (se
    golpean unos a otros), palabras agresivas (se insultan),
    manifestaciones reprimidas y ocultas, agresividad contra
    sí mismos, agresividad contra las cosas.

    La situación del adolescente frente a la
    familia es ambivalente: Por una parte está la
    emancipación progresiva de la familia, lo que implica un
    riesgo; y
    por otra, el adolescente percibe que su familia es fuente de
    seguridad y ayuda, con miedo a perderla.

    Esta situación puede o no ser conflictiva.
    Depende cómo los hijos son educados. Será
    entonces, conflictiva:

    • Por las relaciones personales precedentes
      defectuosas.
    • Por el sentido de inutilidad por parte de los
      padres.
    • Por sobreprotección parental o por
      abandono.
    • Por dudas de parte de los padres en torno a la
      responsabilidad de sus hijos.
    • Por el fenómeno de la constancia perceptiva,
      a través de la cual a los hijos se les ve siempre
      "niños".
    • Por las frustraciones de los padres proyectadas a
      sus hijos que llevan a una identificación a la inversa
      y a una mala interpretación.
    • Los padres afrontan los problemas de hoy en
      contexto de ayer.
    • Por el hecho de que los padres son adultos y
      representan a la clase privilegiada, que niega al adolescente
      el "status" del mismo género.
    • Por el "conflicto
      de generaciones" debido a los contrastes que pueden surgir
      por la diferencia de edad entre dos generaciones.

    Una línea de solución está en la
    comprensión, en un gradual proceso decisional
    comunitario. Durante la adolescencia, la escuela favorece la
    reorganización de la personalidad sobre la base de la
    independencia. La escuela facilita:

    • La emancipación de los padres
    • Un status autónomo fundado sobre su propia
      acción.
    • La constitución de grupos
    • Una mayor independencia volitiva al tratar con los
      adultos.

    Pero también la escuela puede presentar los
    siguientes obstáculos:

    • Puede desatender problemas vitales (si se limita a
      lo intelectual)
    • Ignora al estudiante como individuo (sólo
      exige rendimiento)
    • Prolonga las relaciones adulto –
      niño.
    • Algunas escuelas son el campo de batalla de
      contiendas ideológicas y políticas.

    Hemos de ver también las relaciones entre
    adolescentes: La amistad entre
    adolescentes se caracteriza por la sinceridad, el altruismo, la
    delicadeza. Se precian de tener los mismos gustos y opiniones,
    se imitan, se tienen mutua confianza, se quieren con
    exclusividad, se sacrifican unos por otros.

    Entre ellos predominan los grupos
    primarios, se reúnen con frecuencia, participan de las
    mismas diversiones, peligros y emociones. El grupo proporciona
    a los adolescentes bienes
    diversos:

    • Les da sentimiento de seguridad, protección
      y solidaridad.
    • Facilita las amistades
    • Es una escuela de formación
      social
    • Ayuda a emanciparse de sus padres
    • Reduce el conjunto de frustraciones.

    – Desarrollo sexual: La sexualidad del
    adolescente no es sólo un fenómeno psico –
    fisiológico, sino también socio – cultural.
    Los valores,
    costumbres y controles sexuales de la sociedad en que vive el
    adolescente determinan en gran parte su actitud y
    comportamiento psicosexual.

    Todos los adolescentes en un momento dado se preocupan
    más o menos de su desarrollo sexual pero de ello no
    hablan espontáneamente sino en un clima de gran
    confianza. La tensión sexual que tiene todo adolescente
    es el resultado de tres tipos de estimulantes que operan de
    forma compleja: La acción de mundo exterior, la
    influencia de la vida psíquica y la acción del
    organismo.

    En la adolescencia comienzas las primeras atracciones
    heterosexuales, la chica es más corazón
    y el chico es más cuerpo. La chica es más
    exhibicionista que el chico.

    – Desarrollo moral: La moral para
    los adolescentes no es una exposición de principios, ni
    un conjunto de convenciones sociales; es, ante todo, un
    comprometer todo su ser a la búsqueda de la imagen ideal de
    sí mismo, donde pone a prueba la fuerza de la voluntad,
    la solidez de las posibilidades y cualidades personales. Hay
    algunos valores
    morales que ellos prefieren por ser más brillantes,
    más nobles y porque exigen un don de sí
    más absoluto.

    • El sentido del honor: sentimiento de la nobleza y
      de la dignidad
      del hombre frente al hombre.
    • La sinceridad, signo de una personalidad que se
      afirma.
    • La valentía, motor de muchos
      actos.
    • La lealtad.

    – Desarrollo religioso: En la adolescencia se
    pone en movimiento
    exigencias particulares como el encuadramiento del propio yo en
    un mundo que tiene un sentido absoluto; estas exigencias hallan
    respuesta sólo en una específica dimensión
    religiosa. En esta edad, lo trascendente son afirmados como
    tales. Sin duda que para esto influye la
    educación dada por los padres, la ecuación de
    la escuela y el medio
    ambiente.

    El grupo de compromiso en la fe ahonda la religiosidad
    del adolescente y lo abre a los demás.

    La
    juventud

    Es la etapa comprendida aproximadamente de los 18 a los
    25 años. Es la etapa en la que el individuo se encuentra
    más tranquilo con respecto a lo que fue su adolescencia,
    aunque todavía no ha llegado al equilibrio de la adultez.
    El joven es capaz de orientar su vida y de ir llegando a la
    progresiva integración de todos los aspectos de su
    personalidad.

    En el campo del conocimiento: El joven es
    más reflexivo y más analítico. Es la mejor
    época para el aprendizaje
    intelectual, porque el pensamiento ha logrado frenar cada vez
    más los excesos de la fantasía y es capaz de
    dirigirse más objetivamente a la realidad. Tiene ideas e
    iniciativas propias, pero no deja de ser un idealista; sus
    ideales comienzan a clarificarse. De ahí nace el deseo de
    comprometerse.

    En el aspecto moral: Los valores empiezan a tener
    jerarquía en la que predomina la justicia y es
    capaz de distinguir lo prioritario y lo urgente. Rechaza la
    imposición, no con agresividad sino con una sana
    rebeldía. Asume una conciencia propia de sus actos y les
    da el valor moral que les corresponde.

    Su desarrollo puede desembocar en la
    autonomía y entonces sabrá integrar a sus
    convicciones personales los valores presentados por la sociedad,
    la religión, el grupo y el ambiente de trabajo o de
    estudio.

    Pero también puede desembocar en la
    dependencia, entonces será arrastrado por lo que
    los otros, será como un barco sin anclas en el que las
    olas le harán bailar hasta que la primera tempestad le
    haga naufragar.

    Nace en el joven el concepto de bien
    y de mal.

    En el ámbito vocacional: Es el momento en
    el que el joven se orienta hacia una profesión, hacia el
    mundo del trabajo, todo se concretiza en el PROYECTO DE LA
    EXISTENCIA. Ese proyecto es el conjunto de valores en el que el
    joven crece, le da una orientación a la propia vida y lo
    orienta dinámicamente hacia el futuro.

    Puede el joven desviarse escogiendo un proyecto
    consumístico, egocéntrico; un proyecto
    válido ha de tener en cuenta el hecho fundamental de la
    existencia, las convicciones religiosas, el
    compromiso…

    Todo esto supone una opción inteligente y libre.
    En esa medida será una opción que responda al hecho
    fundamental de la existencia: "ser para el otro" será una
    opción de amor.

    En la vida afectiva y sexual: Mirando hacia
    atrás, un joven se ríe de sus fracasos
    sentimentales, porque empieza a descubrir lo que es realmente
    el amor. El
    joven varón, luego de sentirse atraído por el
    físico de las chicas y por las chicas que llenaban
    determinadas cualidades, ahora necesita amar a una sola persona
    con quien proyectar posteriormente una comunidad de
    vida.

    La joven deja de soñar en su príncipe
    azul, para aceptar un muchacho como es, e iniciar un diálogo de
    amor auténtico.

    El amor ya no es para él o para ella un simple
    pasatiempo, una necesidad social, un escape, una
    compensación, sino un compromiso serio y respetuoso con la
    persona a quien ama. Todo esto implica que el joven es ya
    dueño de sí, controla sus impulsos y así se
    desempeña oportunamente.

    Su socialización: Frente a los
    demás, el joven actúa responsablemente, es decir,
    haciendo uso de su libertad es capaz de responder de cada uno de
    sus actos, de tener conciencia de lo que dice y hace en orden a
    la realización del proyecto de vida. Esto significa que el
    joven:

    1. Asume la vida como tarea
    2. Es consciente de su solidaridad con los
      demás
    3. Está convencido que su vida es para los
      demás
    4. Está abierto a nuevas
      responsabilidades

    El joven va concluyendo la emancipación de la
    familia mientras que se abre cada vez más a
    múltiples relaciones sociales. Descubre las
    ideologías y se orienta por un ideario político,
    pero también entra en conflicto ante diversas pretensiones
    totalizantes que lo llevan a relativizar todo (para él
    vale tanto Julio César, como Mao, Jesucristo o Mahoma).
    Otro peligro es caer en la politiquería.

    Desarrollo religioso del joven: En el joven se
    verifican profundas transformaciones en el pensamiento religioso.
    Así, el joven fundamenta críticamente la
    religión con mayor base motivacional, pero también
    puede acentuar su crítica
    sobre determinadas formas institucionales que se oponen al ideal
    de un pueblo de Dios en marcha.

    Para algunos jóvenes la visión religiosa
    del hombre y del mundo puede servir de soporte a la
    autonomía moral. A las antiguas motivaciones de origen
    parental (es malo porque está prohibido por los padres) o
    de rigen social (es malo porque está prohibido por el
    grupo o la sociedad) se sustituye la mueva motivación
    racional y religiosa (es malo porque está contra el orden
    establecido por Dios para la realización del
    hombre).

    En esta época se presentan las dudas religiosas.
    Aquí hemos de distinguir entre una duda positiva y otra
    negativa. La duda positiva es de la persona que busca una
    más grande verdad, desarrollando una función de
    ulterior maduración. La duda negativa, en cambio, es
    síntoma de una personalidad religiosa en crisis fruto
    de un pasado religioso harto de dificultades.

    El joven al ingresar a la universidad o a
    un centro de estudios superiores, se encuentra con una serie de
    ideologías que pretenden dar una explicación
    exhaustiva del hombre y del mundo. Frente a este fenómeno
    el peligro es el de querer relativizar todo.

    La
    adultez

    Es la etapa comprendida entre los 25 a los 60
    años aproximadamente, aunque como es sabido, su comienzo y
    su término dependen de muchos factores personales y
    ambientales.

    En esta etapa de la vida el individuo normalmente
    alcanza la plenitud de su desarrollo biológico y
    psíquico. Su personalidad y su carácter se
    presentan relativamente firmes y seguros, con
    todas las diferencias individuales que pueden darse en la
    realidad.

    Así, hay adultos de firme y segura personalidad
    capaces de una conducta eficaz
    en su desempeño en la vida; hay otros de una
    personalidad no tan firme ni segura; finalmente existen los que
    adolecen de una pobre y deficiente manera de ser (personalidad)
    que los lleva a comportamientos ineficaces y hasta
    anormales.

    El adulto maduro se distingue por las siguientes
    características:

    • Controla adecuadamente su vida emocional, lo que le
      permite afrontar los problemas con mayor serenidad y
      seguridad que en las etapas anteriores.
    • Se adapta por completo a la vida social y cultural.
      Forma su propia familia. Ejerce plenamente su actividad
      profesional, cívica y cultural. Es la etapa de mayor
      rendimiento en la actividad.
    • Es capaz de reconocer y valorar sus propias
      posibilidades y limitaciones. Esto lo hace sentirse con
      capacidad para realizar unas cosas e incapaz para otras.
      Condición básica para una conducta
      eficaz.
    • Normalmente tiene una percepción correcta de
      la realidad (objetividad), lo cual lo capacita para
      comportarse con mayor eficacia y
      sentido de responsabilidad.

    El adulto inmaduro presenta
    características completamente opuestas:

    • Es contradictorio en su comportamiento
      (incoherente) y no controla sus reacciones
      emocionales.
    • No percibe la realidad tal como ésta es
      (falta de objetividad).
    • Menos consciente, responsable y tolerante (falla en
      el
      trabajo)
    • No se adapta adecuadamente a la vida social
      (inadaptado)

    La
    ancianidad

    La etapa final de la vida, conocida también como
    tercera edad, se inicia aproximadamente a los 60 años. Se
    caracteriza por una creciente disminución de las fuerzas
    físicas, lo que, a su vez, ocasiona en la mayoría
    una sensible y progresiva baja de las cualidades de su actividad
    mental.

    La declinación biológica se manifiesta por
    una creciente disminución de las capacidades sensoriales y
    motrices y de la fuerza física; las crecientes
    dificultades circulatorias, ocasionadas por el endurecimiento de
    las arterias; y en general, el progresivo deterioro del
    funcionamiento de los diversos órganos
    internos.

    El anciano va perdiendo el interés por las cosas
    de la vida, y viviendo cada vez más en función del
    pasado, el mismo que evoca constantemente, ya que el presente y
    el futuro le ofrecen pocas perspectivas. Por eso es
    predominantemente conservador y opuesto a los cambios, pues
    así se siente seguro.

    Como consecuencia de la declinación
    biológica, y por factores ambientales, también se
    van deteriorando las funciones intelectuales
    (inteligencia, memoria,
    pensamiento, etc). Pero este deterioro es muy distinto en las
    diversas personas, dándose el caso de ancianos de avanzada
    edad que se conservan en excelente forma.

    Los rasgos de la personalidad y del carácter se
    van modificando. Los ancianos que han tenido una adultez inmadura
    no saben adaptarse con facilidad a sus nuevas condiciones de
    vida. Manifiestan entonces una marcada tendencia a la
    desconfianza, el egoísmo, la crítica aguda
    (especialmente a los jóvenes) y reaccionan agriamente
    contra sus familiares y el ambiente social.

    En cambio, otros ancianos, que fueron adultos maduros,
    se adaptan mejor a su nueva situación y muchos hasta
    parecen exagerar el optimismo, buen humor y generosidad. Esto se
    deba a que, en el fondo, en la vejez se
    acentúan los rasgos que distinguieron el carácter
    en la adultez, por lo mismo que el individuo ya no es capaz de
    ejercer un completo control y dominio de sus
    manifestaciones psicológicas.

    En los individuos especialmente dotados, la ancianidad
    es una etapa de gran comprensión, equilibrio y productividad.
    Tal es el caso de personalidades ilustres que siguieron
    contribuyendo activamente a la vida social y cultural de su
    época cuando ya la mayor parte de sus coetáneos
    descansaban en sus cuarteles de invierno.

    La ancianidad es la etapa final de la vida y de be
    merecer el más grande respeto, consideración y
    protección.

     

    La actitud que más comúnmente se prolonga
    en las sucesivas etapas de nuestro crecimiento es el
    EGOCENTRISMO de la niñez y de la infancia. Este
    egocentrismo genera en nosotros diversas manifestaciones
    que las vamos a resumir en el siguiente cuadro:

     

    SUAVE

    ASPERO

    ACTIVO

    VEDETTE

    NERON

    PASIVO

    MENINO

    QUELONIO

    El Vedette: Busca la admiración
    por la admiración. La fama y popularidad es
    sinónimo de superioridad. Alardea, exagera, miente,
    hace comedias con tal de ser visto y tomado en cuenta.
    Cuando no tiene público se siente deprimido y
    apagado.
         El Vedette vive sujeto a las
    opiniones de los otros. Se deprime cuando le han criticado
    y ridiculizado y se exalta cuando se siente elogiado.
         Su personalidad tiene poco fondo.
    Por eso trata de revestirse de formas: fama, dinero,
    admiración, popularidad. Poco a poco su rostro se va
    tornando en fachada hecha de fanfarronería,
    grandilocuencia, engreimiento y mentira. Cuando nadie le
    alabe, él mismo lo hará.
         En el fondo es un fracasado, pero
    no lo acepta. Los amigos se compadecerán de
    él y entonces se volverá agresivo o se
    hundirá en el aislamiento.
    El Nerón: No le importa brillar,
    sino gobernar e imponer. Su máxima emoción es
    “manejar” los acontecimientos y las personas,
    saber que se hace lo que él ordena.
         La imagen de su Yo es el
    conquistador: César, Napoleón, Hitler… Su máxima pesadilla es
    descubrir su debilidad. Saber que alguien es más
    fuerte que él. Busca el influjo social para decidir.
    Los demás deben aceptar su superioridad y sentirse
    menos que él. Siempre se hizo su voluntad, sus
    padres fueron los primeros súbditos. Jamás se
    le privó de un capricho.
    El Menino: El menino vive de la
    compasión de sus amigos. Engendra compasión
    exagerando sus sufrimientos o inventándolos. Cuando
    más compasión busca, más se alejan los
    amigos. Roto este círculo, toda la vida del menino
    puede convertirse en alegría.
         La imagen de su Yo es generalmente
    del “bebé” abandonado y desprotegido. Su
    pesadilla es quedarse sin protectores.
    El Quelonio: Busca la soledad y
    rehúye molestias, metiéndose dentro de su
    propio caparazón. Se oculta de su propia
    impasibilidad y renuncia al mundo asumiendo la actitud de
    la zorra ante las uvas.
         No se preocupa de él y,
    entonces, se encierra cada vez más y se
    aísla. La imagen de su Yo es la de Diógenes
    en su tonel, es como un cuarto oscuro.
    (Esta tipología está basada en Künkel;
    citada por Ubaldo Chueca SDB, en su libro
    PSICOLOGÍA”, ed. Salesiana).

     

    LECTURAS…………….

    EL PROYECTO DE VIDA

    SOVERNIGO, G.,

    Progetto di vita e scelta cristiana

    Torino, Elle Di Ci

    Uno de los factores más constructivos de la
    personalidad en evolución resulta ser una experiencia
    particular que se denomina PROYECTO DE VIDA.

    En efecto, en toda la edad psicológica el
    psicólogo constata la presencia de esta experiencia
    humana: el niño, el adolescente, el joven, crecen
    proyectándose, viven dentro de sí un proyecto de
    vida.

    El hombre es
    un ser que se interroga. Debe tomar en sus manos su vida y
    buscarle un sentido. Descubre los valores que lo atraen y por
    cuya estima que la vida merece vivirse. Poco a poco adquiere un
    sistema de valores en los que se van ordenando los unos respecto
    a los otros. Y así, en la medida en que vive de un modo
    verdaderamente humano, el hombre forma un proyecto de vida, el
    proyecto de los valores, a la luz del cual se
    compromete a múltiples situaciones de su existencia. En
    fuerza de este proyecto de vida, puede dar un sentido a su
    compromiso en este mundo, a partir de un compromiso proyectado
    frente a sí y que, por este hecho, comienza a despuntar.
    Este proyecto de vida engloba todo lo que se puede esperar de la
    existencia.

    Ciertamente, nosotros podemos edificarlo en modo
    arbitrario, pero podemos también (y debemos) determinarlo
    sometiéndonos a los valores que nos solicita la realidad
    objetiva. Debe ser, pues, realístico y de acuerdo con la
    propia experiencia. Es de este modo como determinamos nosotros
    mismos, nuestro procedimiento
    personal a través de la situación que la existencia
    nos impone.

    El proyecto de vida está presente a lo largo del
    desarrollo de la persona, pero con diversos tonos y funciones. El
    proyecto de vida a los diez años no es aún el de
    los 16, ni el de los 16 el de los 20. Pero puede haber una
    continuidad entre estos momentos, recomponiéndose los
    elementos del pasado en una nueva sucesiva
    síntesis.

    Expresa auténticamente una personalidad que vibra
    por determinados valores y que percibe más o menos
    explícitamente las consecuencias de aquello que es
    actualmente (yo actual) y aquello que tiende a ser (yo ideal).
    Todo proyecto del porvenir, en la medida en que se radica en la
    historia,
    manifiesta un dinamismo creado por el nivel existente entre una
    personalidad que se va delineando y el papel social que qusiera
    desempeñar.

    Elaborar un proyecto de vida comporta, por tanto, partir
    de aquello que es y determinar poco a poco lo que se ha de ser.
    El significado psicológico del proyecto general de la
    existencia es grandísimo, puesto que es el centro de
    integración de la persona en cuanto representa el
    significado de la existencia para la persona; indica la medida de
    las aspiraciones del sujeto y un acto de esperanza; constituye un
    principio de autonomía y de libertad interior.

    LOS PELIGROS DE LA
    ADOLESCENCIA

    Telmo Salinas García

    Nociones de Psicología

    Pg. 81

    Esta difícil edad de la vida es, a menudo,
    incomprendida y lamentablemente, en no pocos casos, ignorada y
    abandonada. Y, sin embargo, es la edad en que generalmente
    comienza el consumo de
    alcohol y tabaco, tan
    perjudiciales para la salud. Y, lo que es peor, el
    momento en que corre peligro de ingresar al tenebroso y
    autodestructivo mundo de las drogas,
    desgraciadamente tan extendido en nuestros
    días.

    Todo esto se agrava, más aún, porque el
    desorientado adolescente, que tiende a alejarse de su familia, en
    cambio se integra a grupos que, con frecuencia, no son los
    más convenientes para él, sino todo lo contrario.
    De ahí la importancia de la familia bien constituida, del
    amor y el apoyo de los padres, de la responsable
    orientación de los maestros, de la calidad humana de
    los amigos y, en general, de la sociedad en que el adolescente
    vive.

    Por otra parte, es urgente que el propio adolescente sea
    el más interesado y decidido artífice de su
    personalidad, la misma que irá forjando firme,
    sólida y valiosa en todos los actos de su vida. Realizando
    todo lo que sea positivo para ello: estudio, deportes,
    actividades sociales solidarias y constructivas, actividades
    artísticas, etc. Y evitando, en cambio, todo aquello que
    pueda perjudicarlo y destruirlo, como sucede, por ejemplo, con la
    funesta drogadicción, que puede convertirlo en un
    guiñapo humano más de los muchos que, por
    desgracia, se arrastran en las ciudades del mundo.

    Bibliografía:

    • Nociones de Psicología, Telmo
      Salinas García, Ed Adunk SRL, Lima (Perú)
      2003
    • Psicología, Ubaldo Chueca sdb, Ed. Salesiana,
      Lima (Perú)
    • Una Psicología hoy, Enrique Cerdá, Ed.
      Herder, Barcelona (España)

     

     

     

     

    Autor:

    José E. Avila Morales

    Huancavelica, Perú

    Categoría: Psicología

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