Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Módulo lectura. Construcción del pensamiento (página 2)




Enviado por asbel22



Partes: 1, 2

LECTURA
PREVIA Nro.1

La lectura del
cuento
"La Carta Robada"
del famoso poeta y escritor norteamericano Edgar Allan Poe
nos va a servir para adentrarnos en los vericuetos de la lectura. Le
propongo que después de terminar la lectura del cuento,
cambie algunas situaciones planteadas en él, por ejemplo:
hagamos de cuenta que el Prefecto de policía y Dupin no
son detectives o investigadores policíacos, sino
lectores.

El siguiente cuestionario
nos servirá de guía de lectura.

  1. ¿Porqué el lector Prefecto no encuentra
    el mensaje, la interpretación?
  2. ¿Dónde falló?
  3. ¿Cómo el lector Dupin si encuentra la
    Interpretación?
  4. ¿Qué elementos
    utilizó?
  5. ¿Qué tipo de lector representa cada uno
    de ellos?
  6. ¿Porqué la Interpretación
    (carta) a pesar
    de estar ahí, a la vista de todos los lectores, no fue
    vista por el Prefecto de policía?
  7. Elabore cuatro (4) proposiciones que argumenten la
    teoría de la lectura que se encuentra en
    el cuento.
  8. ¿Usted a cuál de los dos lectores
    (Prefecto, Dupin) pertenece?
  9. Intente la interpretación de la lectura
    denotativa y connotativa.
  10. Haga una reescritura del cuento.

LA CARTA ROBADA

Nil Sapientiae odiosius acumine
nimio

(Séneca)

Me hallaba en París en el otoño de 18…
Una noche, después de una tarde ventosa, gozaba del doble
placer de la meditación y de una pipa de espuma de mar, en
compañía de mi amigo C. Auguste Dupin, en su
pequeña biblioteca o
gabinete de estudios del No. 33, rue Dunot, au
troisieme, Faubourg Saint-Germain
. Llevábamos
más de una hora en profundo silencio, y cualquier
observador casual nos hubiera creído exclusiva y
profundamente dedicados a estudiar las onduladas capas de humo
que llenaban la atmósfera de la sala.
Por mi parte, me había entregado a la discusión
mental de ciertos tópicos sobre los cuales habíamos
departido al comienzo de la velada; me refiero al caso de la rue
Morgue y al misterio del asesinato de Marie Rogêt. No
dejé de pensar, pues, en una coincidencia, cuando vi
abrirse la puerta para dejar paso a nuestro viejo conocido G…,
el prefecto de la policía de París.

Lo recibimos cordialmente, pues en aquel hombre
había tanto de despreciable como de divertido, y
llevábamos varios años sin verlo. Como
habíamos estado
sentados en la oscuridad, Dupin se levantó para encender
una lámpara, pero volvió a su asiento sin hacerlo
cuando G… nos hizo saber que venía a consultarnos, o,
mejor dicho, a pedir la opinión de mi amigo sobre cierto
asunto oficial que le preocupaba grandemente.

– Si se trata de algo que requiere reflexión-
observó Dupin, absteniéndose de dar fuego a la
mecha- será mejor examinarlo en la oscuridad.

– He aquí una de sus ideas raras- dijo el
prefecto, para quien todo lo que excedía su
comprensión era "raro", por lo cual vivía rodeado
de una verdadera legión de "rarezas".

-Muy cierto- repuso Dupin, entregando una pipa a nuestro
visitante y ofreciéndole un confortable
asiento.

– ¿Y cuál es la dificultad?-
pregunté-. Espero que no sea otro asesinato.

-!Oh, no, nada de eso! Por cierto que es un asunto muy
sencillo y no dudo de que podremos resolverlo perfectamente bien
por nuestra cuenta; de todos modos pensé que a Dupin le
gustaría conocer los detalles, puesto que es un caso
muy raro.

– Sencillo y raro- dijo Dupin.

– Justamente. Pero tampoco es completamente eso. A decir
verdad, todos estamos bastante confundidos, ya que la cosa es
sencillísima y, sin embargo, nos deja
perplejos.

– Quizá lo que los induce a error sea
precisamente la sencillez del asunto- observó mi
amigo.

– !Qué absurdos dice usted!- repuso el prefecto,
riendo a carcajadas.

– !Quizás el misterio es un poco demasiado
sencillo! – dijo Dupin.

-!Oh Dios mío! ¿Cómo se le puede
ocurrir semejante idea?

– Un poco demasiado evidente.

– !Ja, ja! !Oh, oh! – reía el prefecto, divertido
hasta más no poder-. Dupin,
usted acabará por hacerme morir de risa.

– Veamos, ¿de qué se trata?-
pregunté.

– Pues bien, voy a decírselo – repuso el
prefecto, aspirando profundamente una bocanada de humo e
instalándose en un sillón-. Puedo explicarlo en
pocas palabras, pero antes debo advertirles que el asunto exige
el mayor secreto, pues si se supiera que lo he confiado a otras
personas podría costarme mi actual
posición.

– Hable usted- dije.

– O no hable- dijo Dupin.

– Está bien. He sido informado personalmente, por
alguien que ocupa un altísimo puesto, de que cierto
documento de la mayor importancia ha sido robado en las
cámaras reales. Se sabe quién es la persona que lo ha
robado, pues fue vista cuando se apoderaba de él.
También se sabe que el documento continúa en su
poder.

– ¿Cómo se sabe eso? – preguntó
Dupin

– Se deduce claramente – repuso el prefecto – de la
naturaleza del
documento y de que no se hayan producido ciertas consecuencias
que tendrían lugar inmediatamente después que
aquél pasara a otras manos; vale decir, en caso de
que fuera empleado en la forma en que el ladrón ha de
pretender hacerlo al final.

– Sea un poco más explícito –
dije

– Pues bien, puedo afirmar que dicho papel da a su
poseedor cierto poder en cierto lugar donde dicho poder es
inmensamente valioso.

El prefecto estaba encantado de su jerga
diplomática.

– Pues sigo sin entender nada – dijo Dupin

– ¿No? Veamos: la presentación del
documento a una tercera persona que no nombraremos pondría
sobre el tapete el honor de un personaje de las más altas
esferas, y ello da al poseedor del documento un dominio sobre el
ilustre personaje cuyo honor y tranquilidad se ven de tal modo
amenazados.

– Pero ese dominio – interrumpí –
dependerá de que el ladrón supiera que dicho
personaje lo conoce como tal. ¿Y quién
osaría…?.

– El ladrón – dijo G… – es el ministro D…,
que se atreve a todo, tanto en lo que es digno como lo que es
indigno de un hombre. La forma en que cometió el robo es
tan ingeniosa como audaz. El documento en cuestión – una
carta, para ser francos fue recibido por la persona robada
mientras se hallaba a solas en el boudoir real. Mientras
la leía, se vio repentinamente interrumpida por la entrada
de la otra eminente persona, a la cual la primera deseaba ocultar
especialmente la carta. Después de una apresurada y vana
tentativa de esconderla en un cajón, debió dejarla,
abierta como estaba, sobre una mesa. Como el sobrescrito
había quedado hacia arriba y no se veía el
contenido, la carta podía pasar sin ser vista. Pero en ese
momento aparece el ministro D… Sus ojos de lince perciben
inmediatamente el papel, reconoce la escritura del
sobrescrito, observa la confusión de la persona en
cuestión y adivina su secreto. Luego de tratar algunos
asuntos en la forma expeditiva que le es usual, extrae una carta
parecida a la que nos ocupa, la abre, finge leerla y la coloca
luego exactamente al lado de la otra. Vuelve entonces a departir
sobre las cuestiones públicas durante un cuarto de hora.
Se levanta, finalmente y, al despedirse, toma la carta que no le
pertenece. La persona robada ve la maniobra, pero no se atreve a
llamarle la atención en presencia de la tercera, que no
se mueve de su lado. el ministro se marcha, dejando sobre la mesa
la otra carta sin importancia.

– Pues bien – dijo Dupin, dirigiéndose a
mí -, ahí tiene usted lo que se requería
para que el dominio del ladrón fuera completo: éste
sabe que la persona robada lo conoce como el
ladrón.

– En efecto – dijo el prefecto -, y el poder así
obtenido ha sido usado en estos últimos meses para fines
políticos, hasta un punto sumamente peligroso. La persona
robada está cada vez más convencida de la necesidad
de recobrar su carta. Pero, claro está, una cosa
así no puede hacerse abiertamente. Por fin, arrastrada por
la desesperación, dicha persona me ha encargado de la
tarea.

– Para la cual – dijo Dupin, envuelto en un perfecto
torbellino de humo – no podía haberse deseado, o siquiera
imaginado, agente más sagaz.

– Me halaga usted – repuso el prefecto -, pero no es
imposible que, en efecto, se tenga de mí tal
opinión.

– Como hace usted notar – dije -, es evidente que la
carta sigue en posesión del ministro, pues lo que le
confiere su poder es dicha posesión y no su empleo. Apenas
empleada la carta, el poder cesaría.

– Muy cierto – convino G… Mis pesquisas se basan en
esa convicción. Lo primero que hice fue registrar
cuidadosamente la mansión del ministro, aunque la mayor
dificultad residía en evitar que llegara a enterarse. Se
me ha prevenido que, por sobre todo, debo impedir que sospeche
nuestras intenciones, lo cual sería muy
peligroso.

– Pero usted tiene todas las facilidades para ese tipo
de investigaciones –
dije -. No es la primera vez que la policía parisiense las
practica.

– Oh, naturalmente! Por eso no me preocupé
demasiado. Las costumbres del ministro me daban, además,
una gran ventaja. Con frecuencia pasa la noche fuera de su casa.
Los sirvientes no son muchos y duermen alejados de los aposentos
de su amo; como casi todos son napolitanos, es muy fácil
inducirlos a beber copiosamente. Bien saben ustedes que poseo
llaves con las cuales puedo abrir cualquier habitación de
París. Durante estos tres meses no ha pasado una noche sin
que me dedicara personalmente a registrar la casa de
Dupin

…. Mi honor está en juego y, para
confiarles un gran secreto, la recompensa prometida es enorme.
Por eso no abandoné la búsqueda hasta no tener
seguridad
completa de que el ladrón es más astuto que yo.
Estoy seguro de haber
mirado en cada rincón posible de la casa donde la carta
podría haber sido escondida.

-¿No sería posible – pregunté – que
si bien la carta se halla en posesión del ministro, como
parece incuestionable, éste la haya escondido en otra
parte que en su casa?

– Es muy poco probable- dijo Dupin-. El especial giro de
los asuntos actuales en la corte, y especialmente de las intrigas
en las cuales se halla envuelto D…, exigen que el documento
esté a mano y que pueda ser exhibido en cualquier momento;
esto último es tan importante como el hecho mismo de su
posesión.

– ¿Qué el documento pueda ser exhibido?-
Pregunté.

– Si lo prefiere, que pueda ser destruído
dijo Dupin.

– Pues bien -conviene-, el papel tiene entonces que
estar en el casa. Supongo que podemos descartar toda idea de que
el ministro lo lleve consigo.

– Por supuesto -dijo el prefecto-. He mandado detenerlo
dos veces por falsos salteadores de caminos y he visto
personalmente cómo le registraban.

– Puede usted ahorrarse esa molestia- dijo Dupin-.
Supongo que D… no es completamente loco y que ha debido prever
esos falsos asaltos como una consecuencia lógica.

– No es completamente loco, -dijo G…-, pero es
un poeta, lo que en mi opinión viene a ser más o
menos lo mismo.

– Cierto – dijo Dupin, después de aspirar una
profunda bocanada de su pipa de espuma de mar-, aunque, por mi
parte, me confieso culpable de algunas malas rimas.

-¿Por qué no nos da detalles de su
requisición?- pregunté.

– Pues bien; como disponíamos del tiempo
necesario, buscamos en todas partes. Tengo una larga
experiencia en estos casos. Revisé íntegramente la
mansión, cuarto por cuarto, dedicando las noches de toda
una semana a cada aposento. Primero examiné el moblaje.
Abrimos todos los cajones; supongo que no ignoran ustedes que,
para un agente de policía bien adiestrado, no hay
cajón secreto que pueda escapársele. En una
búsqueda de esta especie, el hombre que
deja sin ver un cajón secreto es un imbécil. !Son
tan evidentes! En cada mueble hay una cierta masa, un
cierto espacio que debe ser explicado. Para eso tenemos reglas
muy precisas. No se nos escaparía ni la
quincuagésima parte de una línea.

Terminada la inspección de armarios pasamos a las
sillas. Atravesamos los almohadones con esas largas y finas
agujas que me han visto ustedes emplear. Levantamos las tablas de
las mesas.

-¿Por qué?

-Con frecuencia, la persona que desea esconder algo
levanta la tapa de una mesa o de un mueble similar, hace un
orificio en cada una de las patas, esconde el objeto en
cuestión y vuelve a poner la tabla en su sitio. Lo mismo
suele hacerse en las cabeceras y postes de las camas.

-Pero, ¿no puede localizarse la cavidad por el
sonido?-
pregunté.

-De ninguna manera si, luego de haberse depositado el
objeto, se lo rodea con una capa de algodón. Además, en este caso
estábamos forzados a proceder sin hacer ruido.

-Pero es imposible que hayan ustedes revisado y
desarmado todos los muebles donde pudo ser escondida la carta en
la forma que menciona. Una carta puede ser reducida a un
delgadísimo rollo, casi igual en volúmen al de una
aguja larga de tejer, y en esa forma se la puede insertar, por
ejemplo, en el travesaño de una silla. ¿Supongo que
no desarmaron todas las sillas?

-Por supuesto que no, pero hicimos algo mejor :
examinamos los travesaños de todas las sillas de la casa y
las junturas de todos los muebles con ayuda de un poderoso
microscopio.
Si hubiera habido la menor señal de un reciente cambio, no
habríamos dejado de advertirlo instantáneamente. Un
simple grano de polvo producido por un barreno nos hubiera
saltado a los ojos como si fuera una manzana. La menor diferencia
en la encoladura, la más mínima apertura en los
ensamblajes, hubiera bastado para orientarnos.

-Supongo que miraron en los espejos, entre los marcos y
el cristal, y que examinaron las camas y la ropa de la cama,
así como los cortinados y alfombras.

-Naturalmente, y luego que hubimos revisado todo el
moblaje en la misma forma minuciosa, pasamos a la casa misma.
Dividimos su superficie en comportamientos que numeramos, a fin
de que no se nos escapara ninguno; luego escrutamos cada pulgada
cuadrada, incluyendo las dos casas adyacentes, siempre
ayudados por el microscopio.

-¿Las dos casas adyacentes? -exclamé-.
!Habrán tenido toda clase de
dificultades!

-Sí. Pero la recompensa ofrecida es
enorme.

-¿Incluían ustedes el terreno contiguo a
la casa?

-Dicho terreno está pavimentado con ladrillos. No
nos dio demasiado trabajo
comparativamente, pues examinamos el musgo entre los ladrillos y
lo encontramos intacto.

-¿Miraron entre los papeles de D…,
naturalmente, y en los libros de la
biblioteca?

-Claro está. Abrimos todos los paquetes, y no
sólo examinamos cada libro, sino
que lo hojeamos cuidadosamente, sin conformarnos con una mera
sacudida, como suelen hacerlo nuestros oficiales de la
policía. Medimos así mismo el espesor de cada
encuadernación, escrutándola luego de la manera
más detallada con el microscopio. Si se hubiera insertado
un papel en una de esas encuadernaciones, resultaría
imposible que pasara inadvertido. Cinco o seis volúmenes
que salían de manos del encuadernador fueron probados
longitudinalmente con las agujas.

-¿Exploraron los pisos debajo de las
alfombras?

-Sin duda. Levantamos todas las alfombras y examinamos
las planchas con el microscopio.

-¿Y el papel de las paredes?

-Lo mismo.

-¿Miraron en los sótanos?

-Miramos.

-Pues entonces -declaré- se ha equivocado usted
en sus cálculos y la carta no está en la
casa del ministro.

-Me temo que tenga razón -dijo el prefecto-. Pues
bien, Dupin, ¿qué me aconseja usted?

-Revisar de nuevo completamente la casa.

-!Pero es inútil -replicó G…-. Tan
seguro estoy de que respiro como de que la carta no está
en la casa.

-No tengo mejor consejo que darle -dijo Dupin-. Supongo
que posee usted una descripción precisa de la carta.

-!Oh, sí!

Luego de extraer una libreta, el prefecto
procedió a leernos una minuciosa descripción del
aspecto interior de la carta, y especialmente del exterior. Poco
después de terminar su lectura se despidió de
nosotros, desanimado como jamás lo había visto
antes.

Un mes más tarde nos hizo otra visita y nos
encontró ocupados casi en la misma forma que la primera
vez. Tomó posesión de una pipa y un sillón y
se puso a charlar de cosas triviales. Al cabo de un rato le dije
:

-Veamos, G…, ¿qué pasó con la
carta robada? Supongo que, por lo menos, se habrá
convencido de que no es cosa fácil sobrepujar en astucia
al ministro.

-!El diablo se lo lleve! Volví a revisar su casa,
como me lo había aconsejado Dupin, pero fue tiempo
perdido. Ya lo sabía yo de antemano.

-¿A cuánto dijo usted que ascendía
la recompensa ofrecida? -preguntó Dupin.

-Pues… a mucho dinero…
muchísimo. No quiero decir exactamente cuánto, pero
eso sí, afirmo que estaría dispuesto a firmar un
cheque por
cincuenta mil francos a cualquiera que me consiguiese esa carta.
El asunto va adquiriendo día a día más
importancia, y la recompensa ha sido recientemente
doblada.

Pero, aunque ofrecieran tres veces esa suma, no
podría hacer más de lo que he hecho.

-Pues… la verdad… -dijo Dupin, arrastrando las
palabras entre bocanadas de humo-, me parece a mí, G…,
que usted no ha hecho… todo lo que podía hacerse.
¿No cree que… aún podría hacer algo
más, eh?

-¿Cómo? ¿En qué
sentido?

-Pues… puf… podría usted… puf, puf… pedir
consejo en este asunto… puf, puf, puf… ¿Se acuerda de
la historia que
cuentan de Abernethy?

-No. !Al diablo con Abernethy!

-De acuerdo. !Al diablo, pero bienvenido! Erase una vez
cierto avaro que tuvo la idea de obtener gratis el consejo
médico de Abernethy. Aprovechó una reunión y
una conversación corrientes para explicar un caso personal como si
se tratara del de otra persona. "Supongamos que los
síntomas del enfermo son tales y cuales -dijo- Ahora bien,
doctor: ¿qué le aconsejaría usted hacer?"
"Lo que yo le aconsejaría -repuso Abernethy- es que
consultara a un médico.

-!Vamos!- exclamó el prefecto, bastante
desconcertado-. Estoy plenamente dispuesto a pedir consejo y a
pagar por él. De verdad, daría cincuenta mil
francos a quienquiera me ayudara en este asunto.

-En ese caso- replicó Dupin, abriendo un
cajón y sacando una libreta de cheques-, bien
puede usted llenarme un cheque por la suma mencionada. Cuando lo
haya firmado le entregaré la carta.

Me quedé estupefacto. En cuanto al prefecto,
parecía fulminado. Durante algunos minutos fue incapaz de
hablar y de moverse, mientras contemplaba a mi amigo con ojos que
parecían salírsele de las órbitas y con la
boca abierta. Recobrándose un tanto, tomó una pluma
y, después de varias pausas y abstraídas
contemplaciones, llenó y firmó un cheque por
cincuenta mil francos, extendiéndolo por encima de la mesa
a Dupin. Este lo examinó cuidadosamente y lo guardó
en su cartera; luego, abriendo un escritorio, sacó una
carta y la entregó al prefecto. Nuestro funcionario lo
tomó en una convulsión de alegría, la
abrió con manos trémulas, lanzó una ojeada a
su contenido y luego, lanzándose vacilante hacia la
puerta, desapareció bruscamente del cuarto y de la casa,
sin haber pronunciado una sílaba desde el momento en que
Dupin le pidió que llenara el cheque.

Una vez que se hubo marchado, mi amigo consintió
en darme algunas explicaciones.

-La policía parisiense es sumamente hábil
a su manera -dijo-. Es perseverante, ingeniosa, astuta y muy
versada en los conocimientos que sus deberes exigen. Así,
cuando G… nos explicó su manera de registrar la
mansión de D…, tuve plena confianza en que había
cumplido una investigación satisfactoria, hasta donde
podía alcanzar.

-¿Hasta donde podía alcanzar?
-repetí.

-Sí -dijo Dupin-. Las medidas adoptadas no
solamente eran las mejores en su género,
sino que habían sido llevadas a la más absoluta
perfección. Si la carta hubiera estado dentro del
ámbito de la búsqueda, no cabe la menor duda de que
los policías la hubieran encontrado.

Me eché a reír, pero Dupin parecía
hablar muy en serio.

-Las medidas -continúo- eran excelentes en su
género, y fueron bien ejecutadas; su defecto
residía en que eran inaplicables al caso y al hombre en
cuestión. Una cierta cantidad de recursos
altamente ingeniosos constituyen para el prefecto una especie de
lecho de Procusto, en el cual quiere meter a la fuerza sus
designios. Continuamente se equivoca por ser demasiado profundo o
demasiado superficial para el caso, y más de un colegial
razonaría mejor que él. Conocía a uno que
tenía ocho años y cuyos triunfos en el juego de
"par e impar" atraían la admiración general. El
juego es muy sencillo y se juega con bolitas. Uno de los
contendientes oculta en la mano cierta cantidad de bolitas y
pregunta al otro: "¿Par o impar?" Si éste adivina
correctamente, gana una bolita, si se equivoca, pierde una. El
niño de quien hablo ganaba todas las bolitas de la
escuela.
Naturalmente, tenía un método de
adivinación que consistía en la simple observación y en el cálculo de
la astucia de sus adversarios. Supongamos que uno de éstos
sea un perfecto tonto y que, levantando la mano cerrada, le
pregunta : "¿par o impar?". Nuestro colegial responde :
"impar", y pierde, pero a la segunda vez gana, por cuanto se ha
dicho a sí mismo : "El tonto tenía pares la primera
vez, y su astucia no va más allá de preparar
impares para la segunda vez.. Por lo tanto diré impar". Lo
dice y gana. Ahora bien, si le toca jugar con un tonto
ligeramente superior al anterior, razonará en la siguiente
forma : "Este muchacho sabe que la primera vez elegí
impar, y en la segunda se le ocurrirá como primer impulso
pasar de par a impar, pero entonces un nuevo impulso le
sugerirá que la variación es demasiado sencilla, y
finalmente se decidirá a poner bolitas pares como la
primera vez. Por lo tanto, diré pares". Así lo
hace, y gana. Ahora bien, esta manera de razonar del colegial, a
quien sus camaradas llaman "afortunado", en ¿qué
consiste si se la analiza con cuidado?

-Consiste -repuse- en la identificación del
intelecto del razonador con el de su oponente.

-Exactamente -dijo Dupin-. Cuando pregunté al
muchacho de qué manera lograba esa total
identificación en la cual residían sus triunfos, me
contestó : "Si quiero averiguar si alguien es inteligente,
o estúpido, o bueno, o malo y saber cuáles son sus
pensamientos en ese momento, adapto lo más posible la
expresión de mi cara a la de la suya, y luego espero hasta
ver que pensamientos o sentimientos surgen en mi mente o en mi
corazón, coincidentes con la
expresión de mi cara". Esta respuesta del colegial
está en la base de toda la falsa profundidad atribuida a
La Rochefoicauld, La Bruyère, Maquiavelo y
Campanella.

-Si comprendo bien -dije- la identificación del
intelecto del razonador con el de su oponente depende de la
precisión con que se mida la inteligencia
de este último.

-Depende de ello para sus resultados prácticos
-replicó Dupin-, y el prefecto y sus cohortes fracasan con
tanta frecuencia, primero por no lograr dicha
identificación y segundo por medir mal -o, mejor dicho,
por no medir- el intelecto con el cual se miden. Sólo
tienen en cuenta sus propias ideas ingeniosas y, al buscar
alguna cosa oculta, se fijan solamente en los métodos
que ellos hubieran empleado para ocultarla. Tienen mucha
razón en la medida en que su propio ingenio es fiel
representante de la masa; pero, cuando la astucia del
malhechor posee un carácter distinto de la suya, aquél
los derrota, como es natural. Esto ocurre siempre cuando se trata
de una astucia superior a la suya y, muy frecuentemente, cuando
está por debajo. Los policías no admiten
variación de principio en sus investigaciones; a lo sumo,
si se ven apurados por algún caso insólito, o
movidos por una recompensa extraordinaria, extienden o exageran
sus viejas modalidades rutinarias, pero sin tocar los principios. Por
ejemplo, en este asunto de D…, ¿qué se ha hecho
para modificar el principio de acción?
¿Qué son esas perforaciones, esos escrutinios con
el microscopio, esa división de la superficie del edificio
en pulgadas cuadradas numeradas? ¿Qué representan
sino la aplicación exagerada del principio o la
serie de principios que rigen una búsqueda, y que se basan
a su vez en una serie de nociones sobre el ingenio humano, a las
cuales se ha acostumbrado el prefecto en la prolongada rutina de
su tarea? ¿No ha advertido que G… da por sentado que
todo hombre esconde una carta, si no exactamente en un
agujero practicado en la pata de una silla, por lo menos en
algún agujero o rincón sugerido por la misma
línea de pensamiento
que inspira la idea de esconderla en un agujero hecho en la pata
de una silla? Observe asimismo que esos escondrijos rebuscados
sólo se utilizan en ocasiones ordinarias, y sólo
serán elegidos por inteligencias igualmente ordinarias;
vale decir que en todos los casos de ocultamiento cabe presumir,
en primer término, que se lo ha efectuado dentro de esas
líneas; por lo tanto, su descubrimiento no depende en
absoluto de la perspicacia, sino del cuidado, la paciencia y la
obstinación de los buscadores; y
si el caso es de importancia (o la recompensa magnífica,
lo cual equivale a la misma cosa a los ojos de los
policías), las cualidades aludidas no fracasan
jamas. Comprenderá usted ahora lo que quiero decir
cuando sostengo que si la carta robada hubiese estado escondida
en cualquier parte dentro de los límites de
la perquisición del prefecto (en otras palabras, si el
principio rector de su ocultamiento hubiera estado comprendido
dentro de los principios del prefecto) hubiera sido descubierta
sin la más mínima duda. Pero nuestro funcionario ha
sido mistificado por completo, y la remota fuente de su derrota
yace en su suposición de que el ministro es un loco porque
ha logrado renombre como poeta. Todos los locos son poetas en el
pensamiento del prefecto, de donde cabe considerarlo culpable de
un non distributio medii por inferir de lo anterior que
todos los poetas son locos.

-¿Pero se trata realmente del poeta?
-pregunté-. Sé que D… tiene un hermano, y que
ambos han logrado reputación en el campo de las letras.
Creo que el ministro ha escrito una obra notable sobre el
cálculo
diferencial. Es un matemático y no un
poeta.

-Se equivoca usted. Lo conozco bien, y sé que es
ambas cosas. Como poeta y matemático es capaz de razonar
bien, en tanto que como mero matemático hubiera sido capaz
de hacerlo y habría quedado a merced del
prefecto.

-Me sorprenden esas opiniones -dije-, que el consenso
universal contradice. Supongo que no pretende usted aniquilar
nociones que tienen siglos de existencia sancionada. La
razón matemática
fue considerada siempre como la razón por
excelencia.

Il y a à parier -replicó Dupin,
citando a Chamfort –que toute idée publique, toute
convention recue est une sottise, car elle a convenu au plus
grand nombre
. Le aseguro que los matemáticos han sido
los primeros en difundir el error popular al cual alude usted, y
que no por difundido deja de ser un error. Con arte digno de
mejor causa han introducido, por ejemplo, el término
"análisis" en las operaciones
algebraicas. Los franceses son los causantes de este
engaño, pero si un término tiene alguna
importancia, si las palabras derivan su valor de su
aplicación, entonces concedo que "análisis" abarca
"álgebra", tanto como en latín
ambitus implica "ambición"; religio,
"religión",
u homines honesti, la clase de las gentes
honorables.

-Me temo que se malquiste usted con algunos de los
algebristas de París. Pero continúe.

-Niego la validez y, por tanto, los resultados de una
razón cultivada por cualquier procedimiento
especial que no sea el lógico abstracto. Niego, en
particular, la razón extraída del estudio
matemático. Las matemáticas constituyen la ciencia de
la forma y la cantidad; el razonamiento matemático es
simplemente la lógica aplicada a la observación de
la forma y la cantidad. El gran error está en suponer que
incluso las verdades de lo que se denomina álgebra
pura constituye verdades abstractas o generales. Y este
error es tan enorme que me asombra se lo haya aceptado
universalmente. Los axiomas matemáticos no son
axiomas de validez general. Lo que es cierto de la
relación (de la forma y la cantidad) resulta con
frecuencia erróneo aplicado, por ejemplo, a la moral. En
esta última ciencia suele
no ser cierto que el todo sea igual a la suma de las partes.
También en química este axioma
no se cumple. En la consideración de los móviles
falla igualmente, pues dos móviles de un valor dado no
alcanzan necesariamente al sumarse un valor equivalente a la suma
de sus valores. Hay
muchas otras verdades matemáticas que sólo son
tales dentro de los límites de la relación.
Pero el matemático, llevado por el hábito, arguye,
basándose en sus verdades finitas, como si tuvieran
una aplicación general, cosa que por lo demás la
gente acepta y cree. En su erudita Mitología,
Bryant alude a una análoga fuente de error cuando
señala que, "aunque no se cree en las fábulas
paganas, solemos olvidarnos de ello y extraemos consecuencias
como si fueran realidades existentes". Pero, para los
algebristas, que son realmente paganos, las "fábulas
paganas" constituyen materia de
credulidad, y las inferencias que de ellas extraen no nacen de un
descuido de la memoria
sino de un inexplicable reblandecimiento mental. Para resumir :
Jamás he encontrado a un matemático en quien se
pudiera confiar fuera de sus raíces y sus ecuaciones, o
que no tuviera por artículo de fe que X2 + px es
absoluta e incondicionalmente igual a q. Por vía de
experimento, diga a uno de esos caballeros que, en su
opinión, podrían darse casos en que X2 + px
no fuera absolutamente igual a q; pero, una vez que le
haya hecho comprender lo que quiere decir, sálgase de su
camino lo antes posible, porque es seguro que tratará de
golpearlo.

-Lo que busco indicar -agregó Dupin, mientras yo
reía de sus últimas observaciones- es que, si el
ministro hubiera sido sólo un matemático, el
prefecto no se habría visto en la necesidad de extenderme
este cheque. Pero sé que es tanto matemático como
poeta, y mis medidas se han adaptado a sus capacidades, teniendo
en cuenta las circunstancias que lo rodean. Sabía que es
un cortesano y un audaz intrigant. Pensé que un
hombre semejante no dejaría de estar al tanto de los
métodos policiales ordinarios. Imposible que no anticipara
(y los hechos lo han probado así) los falsos asaltos a que
fue sometido. Reflexioné que igualmente habría
previsto las pesquisiciones secretas en su casa. Sus frecuentes
ausencias nocturnas, que el prefecto consideraba una excelente
ayuda para su triunfo, me parecieron simplemente astucias
destinadas a brindar oportunidades a la perquisición y
convencer lo antes posible a la policía de que la carta no
se hallaba en la casa, como G… terminó finalmente por
creer. Me pareció asimismo que toda la serie de
pensamientos que con algún trabajo acabo de exponerle y
que se refieren al principio invariable de la acción
policial en sus búsquedas de objetos ocultos, no
podía dejar de ocurrírsele al ministro. Ello
debía conducirlo inflexiblemente a desdeñar todos
los escondrijos vulgares. Reflexioné que ese hombre
no podía ser tan simple como para no comprender que el
rincón más remoto e inaccesible de su morada
estaría tan abierto como el más vulgar de los
armarios a los ojos, las sondas, los barrenos y los microscopios
del prefecto. Vi, por ultimo, que D… terminaría
necesariamente en la simplicidad, si es que no la adoptaba
por una cuestión de gusto personal. Quizá recuerde
usted con qué ganas rió el prefecto cuando en
nuestra primera entrevista,
sugerí que acaso el misterio lo perturbaba por su absoluta
evidencia.

-Me acuerdo muy bien -respondí-. Por un momento
pensé que iban a darle convulsiones.

-El mundo material -continuó Dupin- abunda en
estrictas analogías con el inmaterial, y ello tiñe
de verdad el dogma retórico según el cual la
metáfora o el símil sirven tanto para reforzar un
argumento como para embellecer una descripción. El
principio de la vis inertiae, por ejemplo, parece
idéntico en la física y en la
metafísica. Si en la primera es cierto que
resulta más difícil poner en movimiento un
cuerpo grande que uno pequeño, y que el impulso o cantidad
de movimiento subsecuente se hallará que los intelectos de
máxima capacidad, aunque más vigorosos, constantes
y eficaces en sus avances que los de grado inferior, son
más lentos en iniciar dicho avance y se muestran
más embarazados y vacilantes en los primeros pasos. Otra
cosa: ¿Ha observado usted alguna vez, entre las muestras
de las tiendas, cuáles atraen la atención en mayor
grado?

-Jamás se me ocurrió pensarlo-
dije.

-Hay un juego de adivinación -continuó
Dupin- que se juega con un mapa. Uno de los participantes pide al
otro que encuentre una palabra dada : el nombre de una ciudad, un
río, un Estado o un imperio; en suma, cualquier palabra
que figure en la abigarrada y complicada superficie del mapa. Por
lo regular, un novato en el juego busca confundir a su oponente
proponiéndole los nombres escritos con caracteres
más pequeños, mientras que el buen jugador
escogerá aquellos que se extienden con grandes letras de
una parte a otra del mapa. Estos últimos, al igual que las
muestras y carteles excesivamente grandes, escapan a la
atención a fuerza de ser evidentes, y en esto la
desatención ocular resulta análoga al descuido que
lleva al intelecto a no tomar en cuenta consideraciones excesivas
y palpablemente evidentes. De todos modos, es éste un
asunto que se halla por encima o por debajo del entendimiento del
prefecto. Jamás se le ocurrió como probable o
posible que el ministro hubiera dejado la carta delante de las
narices del mundo entero, a fin de impedir mejor que una parte de
ese mundo pudiera verla.

"Cuándo más pensaba en el audaz, decidido
y característico ingenio de D…, en que el documento
debía hallarse siempre a mano si pretendía
servirse de él para sus fines, y en la absoluta seguridad
proporcionada por el prefecto de que el documento no se hallaba
oculto dentro de los límites de las búsquedas
ordinarias de dicho funcionario, más seguro me
sentía de que, para esconder la carta, el ministro
había acudido al más amplio y sagaz de los
expedientes : el no ocultarla.

"Compenetrado de estas ideas, me puse un par de anteojos
verdes, y una hermosa mañana acudí como por
casualidad a la mansión ministerial. Hallé a D…
en casa, bostezando, paseándose sin hacer nada y
pretendiendo hallarse en el colmo del ennui. Probablemente
se trataba del más activo y enérgico de los seres
vivientes, pero eso tan sólo cuando nadie lo
ve.

"Para no ser menos, me quejé del mal estado de mi
vista y de la necesidad de usar anteojos, bajo cuya
protección pude observar cautelosa pero detalladamente el
aposento, mientras en apariencia seguía con toda
atención las palabras de mi huésped.

"Dediqué especial cuidado a una gran
mesa-escritorio junto a la cual se sentaba D…, y en la que
aparecían mezcladas algunas cartas y papeles,
juntamente con un par de instrumentos
musicales y unos pocos libros. Pero, después de un
prolongado y atento escrutinio, no vi nada que procurara mi
sospecha.

"Dando la vuelta al aposento, mis ojos cayeron por fin
sobre un insignificante tarjetero de cartón recortado que
colgaba, sujeto por una sucia cinta azul, de una pequeña
perilla de bronce en mitad de la repisa de la chimenea. En este
tarjetero, que estaba dividido en tres o cuatro compartimientos,
vi cinco o seis tarjetas de
visitantes y una sola carta. Esta última parecía
muy arrugada y manchada. Estaba rota casi por la mitad, como si a
una primera intención de destruirla por inútil
hubiera sucedido otra. ostentaba un gran sello negro, con el
monograma de D… muy visible, y el sobreescrito, dirigido
al mismo ministro revelaba una letra menuda y femenina. La carta
había sido arrojada con descuido, casi se diría que
desdeñosamente, en uno de los compartimientos superiores
del tarjetero.

"Tan pronto hube visto dicha carta, me di cuenta de que
era la que buscaba. Por cierto que su apariencia difería
completamente de la minuciosa descripción que nos
había leído el prefecto. En este caso el sello era
grande y negro, con el monograma de D…; en el otro, era
pequeño y rojo, con las armas ducales de
la familia
S… El sobreescrito de la presente carta mostraba una letra
menuda y femenina, mientras que el otro, dirigido a cierta
persona real, había sido trazado con caracteres firmes y
decididos. Sólo el tamaño mostraba analogía.
Pero, en cambio, lo radical de unas diferencias que
resultaban excesivas, la suciedad, el papel arrugado y roto en
parte, tan inconciliables con los verdaderos
hábitos metódicos de D…, y tan sugestivos de la
intención de engañar sobre el verdadero valor del
documento; todo ello, digo, sumado a la ubicación de la
carta, insolentemente colocada bajo los ojos de cualquier
visitante, y coincidente, por tanto, con las conclusiones a las
que ya había arribado, corroboraron decididamente las
sospechas de alguien que había ido allá con
intenciones de sospechar.

"Prolongué lo más posible mi visita y,
mientras discutía animadamente con el ministro acerca de
un tema que jamás ha dejado de interesarle y apasionarlo,
mantuve mi atención clavada en la carta. Confiaba
así a mi memoria los
detalles de su apariencia exterior y de su colocación en
el tarjetero; pero terminé además por descubrir
algo que disipó las últimas dudas que podía
haber abrigado. Al mirar atentamente los bordes del papel,
noté que estaban más ajados de lo necesario.
Presentaban el aspecto típico de todo papel grueso que ha
sido doblado y aplastado con una plegadera, y que luego es vuelto
en sentido contrario, usando los mismos pliegues formados la
primera vez. Este descubrimiento me bastó. Era evidente
que la carta había sido dada vuelta como un guante, a fin
de ponerle un nuevo sobreescrito y un nuevo sello. Me
despedí del ministro y me marché en seguida,
dejando sobre la mesa una tabaquera de oro.

"A la mañana siguiente volví en busca de
la tabaquera, y reanudamos placenteramente la conversación
del día anterior. Pero, mientras departíamos,
oyóse justo debajo de las ventanas un disparo como de
pistola, seguido por una serie de gritos espantosos y las voces
de una multitud aterrorizada. D… corrió a una ventana,
la abrió de par en par y miró hacia afuera. Por mi
parte, me acerqué al tarjetero, saqué la carta,
guardándola en el bolsillo, y la reemplacé por un
facsímil (por lo menos en el aspecto exterior) que
había preparado cuidadosamente en casa, imitando el
monograma de D… con ayuda de un sello de miga de
pan.

"La causa del alboroto callejero había sido la
extravagante conducta de un
hombre armado de un fusil, quien acababa de disparar el arma
contra un grupo de
mujeres y niños.
Comprobóse, sin embargo, que el arma no estaba cargada, y
los presentes dejaron en libertad al
individuo
considerándolo borracho o loco. Apenas se hubo alejado,
D… se apartó de la ventana, donde me le había
reunido inmediatamente después de apoderarme de la carta.
Momentos después me despedí de él. Por
cierto que el pretendido lunático había sido pagado
por mí.

-¿Pero qué intención tenía
usted -pregunté- al reemplazar la carta por un
facsímil? ¿No hubiera sido preferible apoderarse
abiertamente de ella en su primera visita, y abandonar la
casa?

-D… es un hombre resuelto a todo y lleno de coraje
-repuso Dupin-. En su casa no faltan servidores
devotos a su causa. Si me hubiera atrevido a lo que usted
sugiere, jamás abría salido de allí con
vida. El buen pueblo de París no hubiese oído
hablar nunca más de mi. Pero, además, llevaba una
segunda intención. Bien conoce usted mis preferencias
políticas. En este asunto he actuado como
partidario de la dama en cuestión. Durante dieciocho
meses, el ministro la tuvo a su merced. Ahora es ella quien lo
tiene a él, pues, ignorante de que la carta no se halla ya
en su posesión, D… continuará presionando como si
la tuviera. Esto lo llevará inevitablemente a la ruina
política.
Su caída, además, será tan precipitada como
ridícula. Esta muy bien hablar del facilis descensus
Averni;
pero, en materia de ascensiones, cabe decir lo que la
Catalani decía del canto, o sea, que es mucho más
fácil subir que bajar. En el presente caso no tengo
simpatía -o, por lo menos, compasión- hacia el que
baja. D… es el monstrum horrendum, el hombre de genio
carente de principios. Confieso, sin embargo, que me
gustaría conocer sus pensamientos cuando, al recibir el
desafío de aquélla a quien el prefecto llama
"cierta persona", se vea forzado a abrir la carta que le
dejé en el tarjetero.

-¿Cómo? ¿Escribió usted algo
en ella?

-!Vamos, no me pareció bien dejar el interior en
blanco! Hubiera sido insultante. Cierta vez, en Viena, D… me
jugó una mala pasada, y sin perder el buen humor le dije
que no la olvidaría. De modo que, como dudo de que
sentirá cierta curiosidad por saber quien se ha mostrado
más ingenioso que él, pensé que era una
lástima no dejarle un indicio. Como conoce muy bien mi
letra, me limité a copiar en mitad de la página
estas palabras:

Un dessein si funeste,

S il n´est digne
d´Atrée, est digne de Thyeste.

Las hallará usted en el Atrée de
Crébillon.

LECTURA
PREVIA Nro.2

Texto: "Sobre la lectura"

  1. ¿ Por qué dice Nietzsche
    que el que lo elogia está más lejos de él
    que los que lo critican?
  2. ¿Qué clase de lectura exige el
    "Zaratustra"?
  3. ¿Por qué se dice que leer es
    trabajar?
  4. ¿Qué quiere decir eso de que no existe
    un código común entre el texto y el
    lector?
  5. ¿Piensa usted que entre una telenovela y un
    televidente o entre un artículo de periódico y su lector sí existe un
    código común? ¿Por qué?
  6. ¿Qué problemas
    plantea Zuleta para la lectura de "El Capital" de
    Carlos
    Marx?
  7. ¿Qué significa el alimento para Kafka,
    según Estanislao Zuleta?
  8. ¿Qué aspectos debemos tener en cuenta
    para la lectura de "Don
    Quijote"?
  9. ¿Por qué imponernos la lectura de "El
    Quijote" como deber, es realmente una
    prohibición?
  10. El deber impide que la lectura de ciertos textos sea
    una fiesta del conocimiento. ¿Por
    qué?
  11. ¿Qué es interpretar?
  12. ¿Por qué al estudiante le es tan
    difícil interpretar?
  13. ¿Por qué se dice que la
    educación es un sistema de
    prohibición del pensamiento?
  14. ¿Qué hace falta para leer "El
    Quijote"?
  15. ¿Qué es una ideología dominante?
  16. ¿Por qué se dice que no hay textos
    fáciles?
  17. ¿Por qué hay que dejarse afectar,
    perturbar o trastornar por un texto?
  18. El verdadero problema no está en lo que quiso
    decir el autor sino lo que dice el texto. ¿Por
    qué?
  19. ¿Por qué es importante leer a la
    luz de un
    problema?
  20. Explique, ¿por qué la lectura es un
    riesgo?

NOTA BENE: Se sugiere, para la comprensión
de lectura, cuando hay un cuestionario de por medio, leer las
preguntas referidas al texto y luego leer el texto, cuando se
pretende responder contra-reloj. Este método es
válido para la discusión en grupo, aunque hay que
reconocer que limitaría la asimilación total del
texto.

Le sugiero, para este último caso, primero leer
el texto y luego hacer la discusión. Las preguntas pueden
servir como ejes temáticos.

SOBRE LA LECTURA

Autor: Estanislao Zuleta

Voy a hablarles de la lectura. Me referiré a un
texto escrito hace unos años. Espero que lo comentemos en
detalle para que logremos acercarnos al problema de la lectura.
Comencemos con un comentario sobre Nietzsche. Nietzsche tiene
muchos textos sobre este tema, pero por ahora les recomiendo
sólo dos: el prólogo a la Genealogía a
la moral
y el capítulo de la primera parte de
Zaratustra que se llama "Del leer y el escribir";
hay otros muy buenos en el Ecce Homo y en las
Consideraciones intempestivas, particularmente en
la que lleva por título, Schopenhauer
educador
. En ella se habla de lo que significó
Schopenhauer
para Nietzsche en su juventud y en
qué sentido fue para él un educador. Además
les recomiendo que se lean Sobre le porvenir de nuestros
institutos de enseñanza
, pues en él,
Nietzsche, hace una crítica
de la Universidad como
pocas veces se ha hecho, incluso hoy.

Vamos a leer el texto sobre la lectura; lo comentaremos
y contestaré las objeciones, críticas o
insatisfacciones que ustedes me manifiesten.

Acaso ningún escritor haya hecho tan
conscientemente como Nietzsche de su estilo, un arte de provocar
la buena lectura, una más abierta invitación a
descifrar y obligación de interpretar, una más
brillante capacidad de arrastrar por el ritmo de la frase y, al
mismo tiempo de frenar por el asombro del contenido. Hay que
considerar el humorismo con el que esta escritura descarta como
de pasada lo más firme y antiguamente establecido y se
detiene corrosiva e implacable en el detalle desapercibido; hay
que aprender a escuchar la factura
musical de este pensamiento, la manera alusiva y
enigmática de anunciar un tema que sólo
encontrará más adelante toda amplitud y la
necesidad de sus conexiones. Este estilo es la otra cara, el
reverso de un nítido concepto de
lectura, de un concepto que a medida que se hace más
exigente y más quisquilloso libera la escritura de toda
preocupación efectista, periodística, de toda
aspiración al gran público y de esta manera abre al
fin el espacio en que pueden consignarse las palabras del

Zaratustra y elaborse la extraordinaria serie de obras
que lo continúan, comentan y confirman. Al final del
prólogo de la
Genealogía de la moral
Nietzsche dice que requiere un lector que se separe por
completo de lo que se comprende ahora por el hombre moderno. El
hombre moderno es el hombre que está de afán, que
quiere rápidamente asimilar; "por el contrario, mi obra
requiere de lectores que tengan carácter de vacas, que
sean capaces de rumiar, de estar tranquilos". Nietzsche dice que
existe la ilusión de haber leído, cuando
todavía no se ha interpretado el texto. Y esa
ilusión existe por el estilo mismo en que
escribe.

Pero él va más lejos, el texto que
viene más a la mano es el
Zaratustra y se
encuentra en el primer discurso del
Zaratustra. Dice Nietzsche que va a contar la manera como el
espíritu se convierte en primer lugar en camello, el
camello se convierte en león y éste se convierte
finalmente en niño.

Nietzsche dice que primero el espíritu se
convierte en camello, es el espíritu que admira, que tiene
grandes ideales, grandes maestros, por ejemplo, en el caso de
Nietzsche, Schonhauer, y una inmensa capacidad de trabajo y
dedicación; el camello es el espíritu sufrido, el
espíritu que busca una comunidad con
cualquier cosa. –Es un aspecto que se refiere al
pensamiento, todo el
Zaratustra es una
teoría del pensamiento-. Si no se logra leer así,
no se entiende nada; pero el espíritu no es sólo
eso, admiración, dedicación, fervor, trabajo; el
espíritu es también crítica,
oposición y entonces dice que el espíritu se
convierte en león. Como león se hace solitario casi
siempre y en el desierto se enfrenta con el dragón lleno
de múltiples escamas y todas esas escamas rezan una misma
frase: tú debes. Entonces el espíritu se opone al
deber, es el espíritu rebelde, el que toma el tú
debes como una imposición interna contra la cual se
rebela, que mata todas las formas de imposición y de
jerarquía, pero que todavía se mantiene en la
negación. Y dice Nietzsche que el león se convierte
finalmente en niño y explica así: el niño es
inocencia y olvido, un nuevo comienzo, y una rueda que gira, una
santa afirmación. Eso ya no es rebelión contra
algo; la rebelión contra algo sigue estando determinada
por aquello contra lo cual uno se rebela, de la manera en que por
ejemplo el blasfemo sigue siendo religioso, porque para pegarle
una puñalada a una hostia hay que ser tan religioso como
para tragársela; es inocencia y olvido; olvido en
Nietzsche es una fórmula muy fuerte, una potencia
positiva. Nuestra capacidad de olvidar es nuestra
superación del resentimiento. Ahora, el pensamiento
funciona con las tres categorías: capacidad de
admiración: idealización, trabajo o labor; la
capacidad de oposición: crítica, rebelión, y
otra: la capacidad de creación: sin oponernos a nada, de
juego, de inocencia, de rueda que gira. El espíritu es las
tres cosas; sólo si esas tres cosas se combinan funciona
el pensamiento filosófico; cuando cualquiera de las tres
se enuncia sola es una determinada frustración, una
filosofía sombría, un dogmatismo o una
idealización de cualquier tipo, o una filosofía
rebelde que no es más que rebelión, o es
también una filosofía que no tiene ni apoyo en
aquello a lo que busca integrarse, ni en aquello contra lo cual
lucha sino que se predica sólo como juego y que como juego
sólo es anarquismo vacío.

En un libro más tardío, La
voluntad de dominio
, Nietzsche retoma estas ideas y las da
como historia de su vida; ese mismo juego de oposiciones contiene
una filosofía que nos impone un trabajo: interpretar; si
no, no entendemos nada. Nietzsche dice comentando algunos
artículos sobre su obra: "Creo que la incomprensión
que tienen hacia mí, es en el fondo alejada de la lengua que yo
hablo; todavía no pueden llegar a mis textos ya que cuando
uno no oye nada, puede tener la ilusión de que allí
no se dice nada, entonces, hace falta un tiempo para que me
oigan. En todo caso los que me elogian están más
lejos de mí, incluso que lo que me
critican".

Es al primer discurso del Zaratustra al que Nietzsche
se refiere cuando dice que la lectura requiere la
interpretación en el sentido fuerte. Es precisamente por
eso que su estilo logró imponer la necesidad de
interpretar. El
Zaratustra es por eso un libro
curioso; casi no existe hoy entre nosotros un libro alemán
más famoso que el
Zaratustra. Es
difícil encontrar en Colombia un
zapatero que no se haya leído el Zaratustra; se vende en
las librerías de segunda al lado de las obras completas de
Vargas Vila y sin embargo probablemente no haya un libro
más difícil que el
Zaratustra; es
como si se vendiera al lado de Vargas Vila La fenomenología del espíritu.
Tiene pues una situación muy particular, ya que se puede
recibir como poesía,
o se puede hacer una lectura religiosa; en realidad es un libro
muy exigente con el lector; hay que cogerlo casi que párrafo
por párrafo y someterlo a una interpretación: eso
es lo que exige del lector.

Nietzsche es particularmente explícito sobre
este punto al final del prefacio a la
Genealogía de
la moral
(1887) y al final del prefacio a
Aurora: "No escribir de otra cosa más que
de aquello que podría desesperar a los hombres que se
apresuran". No se trata, sin embargo aquí, como
podrían hacer pensar éste y muchos otros textos del
"Afán del hombre moderno" que requiere informarse lo
más rápidamente posible y al que debiérase
oponer una lectura lenta, cuidadosa, y "rumiante". Al poner el
acento sobre la "interpretación" Nietzsche rechaza toda
concepción naturalista o instrumentalista de la lectura:
leer no es recibir, consumir, adquirir. Leer es trabajar. Lo que
tenemos ante nosotros no es un mensaje en el que un autor nos
informa por medio de palabras –ya que poseemos con
él un código común, el idioma- sus
experiencias, sentimientos, pensamientos o conocimientos sobre el
mundo; y nosotros provistos de ese código común
procuramos averiguar lo que ese autor nos quiso
decir.

Que leer es trabajar, quiere decir ante todo que no
hay un tal código común al que hayan sido
"traducidas" las significaciones que luego vamos a descifrar. El
texto produce su propio código por las relaciones que
establece entre sus signos;
genera, por decirlo así, un lenguaje
interior en relación de afinidad, contradicción y
diferencia con otros "lenguajes", el trabajo
consiste pues en determinar el valor que el texto asigna a cada
uno de sus términos, valor que puede estar en
contradicción con el que posee el mismo término en
otros textos. Para tomar un ejemplo muy sencillo, en
contradicción con el valor que tiene en el texto de la
ideología dominante, Platón
en el
Teeteto incluye en el concepto de
"Esclavos" a los reyes, los jueces y en general a todos los que
no pueden respetar el tiempo propio que requiere el desarrollo del
pensamiento porque están obligados a decidir o concluir en
un plazo determinado y ese plazo prefijado los excluye de la
relación con la verdad, la cual tiene sus propios ciclos,
sus caminos y sus rodeos, sus ritmos y sus tiempos que ninguna
instancia y ningún poder pueden determinar de antemano.
Así Nietzsche llama "Voluntad de dominio" a una fuerza
unificadora perfectamente impersonal que confiere una nueva
ordenación y una nueva interpretación a los
elementos que estaban hasta entonces determinados por otra
dominación. Esta noción es por lo tanto no
sólo ajena a la significación que le asigna la
ideología dominante, sino directamente opuesta, puesto que
en ésta se entiende como deseo de dominar, superar, de
oprimir a otros dentro de los valores y
jerarquías existentes y por lo tanto de someterse a esos
valores y jerarquías. (Ver
Genealogía de la
moral
II, 12). Traemos esto a cuento, sólo para
indicar que toda lectura "objetiva", "neutral" o "inocente" es en
realidad una interpretación: la dislocación de las
relaciones internas de un texto para someterlo a una
interpretación de la ideología
dominante.

Quiero subrayar aquí un punto: no hay un tal
código común. Cuando uno aborda el texto,
cualquiera que sea, desde que se trate de una escritura en el
sentido propio del término, es decir, en el sentido de una
creación, no de una habladuría, como dice Heidegger
(porque las habladurías también se pueden escribir,
eso es lo que hacen todos los días los periodistas,
escribir habladurías) cuando se trata de una escritura en
sentido fuerte del término entonces no hay ningún
código común previo, pues el texto produce su
propio código, le asigna su valor; ese es un punto
importantísimo en la teoría de la lectura; voy a
tratar de acercarme un poco más a las lecturas de ustedes;
como desgraciadamente ustedes tienen una idea del marxismo
según la cual hay que estudiar marxismo y sólo
marxismo, entonces cojo a Marx; bueno, por
lo menos sí es un gran escritor. Cuando nosotros
abrimos
El Capital, no tenemos con Marx un
código común; por ejemplo: Marx comienza a
hablarnos de la mercancía: "La riqueza de las sociedades
donde impera el régimen capitalista de producción se nos aparece como un inmenso
arsenal de mercancías"… pero precisamente el concepto de
mercancía y el concepto de riqueza que están en la
primera frase de
El Capital no nos es común.
Nosotros lo entendemos sin necesidad de buscarlo en el diccionario,
nadie ignora qué es una mercancía, nosotros creemos
y lo entendemos también por una vía empírica
porque podemos dar ejemplo. ¡Ah! Sí, la
marcancía… lo que está exhibido en las vitrinas
de los almacenes. Pero
Marx nos va a mostrar que nosotros no sabemos qué es la
mercancía, ni tampoco qué es la riqueza. Marx nos
dice en el primer apartado de la
Crítica del
programa de
Gotha
, que dicho programa comenzaba tan tranquilamente con
la tesis de que
toda la riqueza procede del trabajo y Marx dice, no, la riqueza
no procede del trabajo, procede igualmente de la naturaleza; Marx
complica inmediatamente la cosa mercancía; son las
relaciones sociales de producción las que llevan en
sí el poder sobre el trabajo.

La riqueza se presenta (se presenta pero no es) como
una gran acumulación de mercancías, incluso, "se
presenta", en una formulación permanente de Marx. Luego
dice Marx: la manera cono las cosas se presentan no es la manera
como son; y si las cosas fueran como se presentan la ciencia
entera sobraría. Por lo tanto, el texto produce su
código, no tenemos un código común, tenemos
que extraer el código del texto mismo de Marx.
Código quiere decir un término al que el receptor y
el emisor asignan un mismo sentido. Sin un término al que
se le asigne un mismo sentido no hay mensaje y por eso, por
ejemplo, un hablante de una lengua como el chino u otra lengua
desconocida, no constituye para nosotros un mensaje porque no
tenemos código común. El problema de la lectura es
que nunca hay un código común cuando se trata de
una buena escritura. Tenemos que descifrar el código de la
manera como esa escritura lo revele. La literatura como la
filosofía imponen un código que hay que definir y
el texto lo define; cada término se define por las
relaciones necesarias que tiene con los otros
términos.

Si nosotros no llegamos a definir qué
significa para Kafka el alimento, entonces nunca podremos
entender
La metamorfosis, "Las investigaciones de
un perro", "El artista del hambre", nuca los podremos leer;
cuando nosotros vemos que alimento significa para Kafka motivos
para vivir y que la falta de apetito significa falta de motivos
para vivir y para luchar, entonces se nos va esclareciendo la
cosa. Pero, al comienzo no tenemos un código común,
ese es el problema de toda lectura seria.

Ahora, ustedes pueden coger cualquier texto que sea
verdaderamente una escritura, si no le logran dar una determinada
asignación a cada una de las manifestaciones del autor,
sino que le dan la que rige en la ideología dominante, no
cogen nada. Por ejemplo, no cogen nada del
Quijote
si entienden por locura una oposición a la
razón, no cogen ni una palabra, porque precisamente la
maniobra de Cervantes es
poner en boca de Don Quijote los pensamientos más
razonables, su mensaje más íntimo y fundamental, su
mensaje histórico, y no es por equivocación que a
veces delira y a veces dice los pensamientos más cuerdos.
Ustedes encuentran en el
Quijote los textos
más alarmantemente locos; en boca de Don Quijote
también encuentran la parodia más maligna y los
textos más razonables: "Dichosa edad y siglos dichosos
aquellos a quien los antiguos…". Ahí está Don
Quijote hablando de la locura. En cierto sentido es la locura en
el sentido de la inadaptación, es la sabiduría en
el sentido de la inadaptación. El Quijote es el hombre
tardío, el hombre que ha fracasado en todo durante la
vida, que no ha sido más que un fracaso y que no resigna a
la vida cotidiana y prefiere salir y salir quiere decir muchas
cosas: nacer, enloquecerse, desadaptarse, aventurarse, entonces
Cervantes construye todo el comienzo del
Quijote,
con la imagen del hombre
cotidiano, por parejas de oposición, una cosa
verdaderamente extraordinaria, una estructura
musical, todo está en parejas de oposición: "Y
tenía en su casa un ama que no pasaba de los cuarenta y
una sobrina que no llegaba a los veinte, y se pasaba las noches
de claro en claro y los días de turbio en turbio leyendo
libros de caballería" –todo cae en oposiciones-
"hasta que cayó en la más extravagante idea que
hubiese dado loco alguno y fue que parecióle convenible y
necesario, así como para el aumento de su honra como para
el servicio de su
república hacerse caballero andante" y culmina ahí,
eso es música. Pero el
Quijote es eso, un hombre que se iba a morir allí, en una
haciendita, con un caballito, con un perrito, con una sobrina y
un ama; ya tiene 50 años y no ha pasado nada, y Cervantes
tiene 50 años y está en la cárcel y no ha
pasado nada, y ha fracasado en todo y de pronto sale y ese salir
es un nacimiento y sale Cervantes y sale Don Quijote, esa
maravilla, el hombre con 50 años de fracasos se niega a
que su vida termine en una muerte
solitaria, en una vida cotidiana apagada y prefiere la locura a
la cotidianidad, pero eso no lo dice Cervantes, eso lo tenemos
que construir los lectores al ir construyendo el
código.

La más notable obra de nuestra literatura
–porque en toda nuestra literatura no hay nada comparable-
en el bachillerato nos la prohiben, es decir, nos la recomiendan;
es lo mismo que prohibir, porque recomendar a uno como un deber
lo que es una carcajada contra la adaptación, es lo mismo
que prohibírselo. Después de eso uno se atreve ni
leerlo, le cuentan que el gerundio está muy bien usado, le
hablan de sintaxis, de gramática, del arte de los que saben
cómo se debería escribir pero que escriben muy mal:
una cosa que a Cervantes no le interesaba, pues lo que
hacía era escribir soberanamente, con las más
ocultas fibras de su ser. Cuando nosotros llegamos a abrir los
ojos ante el Quijote, con asombro, nos damos cuenta que tanto
Sancho como el Quijote pueden estar de acuerdo porque ambos son
irrealistas, el uno construye una realidad, el otro se atiene a
la inmediatez, lo real pasa por encima de uno y por debajo del
otro y en conjunto los dos son una crítica de la realidad,
a nombre de la inmediatez del deseo y a nombre de la
trascendencia del anhelo. La realidad es la que queda muerta, no
ellos.

Y sin embargo, Cervantes no nos puede dar eso
inmediatamente; el más grande de nuestros autores, un
hombre de la altura de Shakespeare, nos
da un texto que si nosotros no somos capaces de descifrar, de
interpretar, no lo entendemos. No somos capaces ni siquiera de
leerlo, o lo leemos por "fuerza de voluntad", que es peor; pero
de lo que se trata es de coger el entusiasmo, coger el ritmo,
coger el estilo de Cervantes, o mejor dicho los estilos de
Cervantes. Cervantes sabe hacerlo todo, el estilo
metonímico de Sancho, apoyado en refranes para darse
aire de que no es
él el que lo dice y poner la ponzoña por debajo; el
estilo lírico de Don Quijote: "Ya no hay hombre que
saliendo de este valle entre en aquella montaña y de
allá pise una desierta y desolada playa de mar"; esa
combinación de estilos que nos da el Quijote se nos escapa
porque no sabemos leerlo; ese es el problema que yo les planteo,
pues el problema no es que tengamos nada qué leer porque
traduzcan mal, sino que no sabemos leer nosotros. Claro, ya en el
bachillerato nos prohiben
El Quijote; ¿por
qué nos lo prohiben?; desde la primaria, antes del
bachillerato, se introduce una serie de oposiciones en las que
ingresamos desde el primer año: el tiempo de clase donde
se aprende, aburridor, y el recreo donde se disfruta sin
aprender.
El Quijote no cabe en esos dos tiempos,
porque el
Quijote es una fiesta y al mismo tiempo
el más alto conocimiento.

Si nosotros tomamos El Capital como un
deber, si no somos capaces de tomarlo como una fiesta del
conocimiento, tampoco lo podemos conocer; es ese sentido
también nos está prohibido el

Zaratustra, que es un verdadero libro, la
filosofía más rigurosa, más completa de la
Alemania del
siglo XIX, dicha en forma de verdadera fiesta. Nietzsche quiere
romper el saber del lado del deber, y del lado de la
diversión, el olvido de sí, el embrutecimiento.
Nietzsche quiere romper eso, entonces hace la filosofía
más rigurosa que se pueda hacer, en tono de fiesta, eso es
el
Zaratustra –es el sentido fundamental
del
Zaratustra-.

Pero si queremos saber qué significa
interpretar, partamos de una base: interpretar es producir el
código que el texto impone y no creer que tenemos de
antemano con el texto un código común, ni buscarlo
en un maestro. ¡Ah! es que todavía no tengo
elementos, dicen los estudiantes; el estudiante se puede
caracterizar como la personificación una demanda
pasiva. "Explíqueme", "déme elementos",
"¿cuáles son los prerrequisitos para esta
materia?", "¿cómo estamos en la escalera?",
"¿cuántos años hay que hacer para empezar a
leer el
Quijote?". No hay que hacer
ningún curso, hay que aprender a pensar. Lo que se les
olvida de
El Capital a todos los marxistas es el
prólogo. Esta obra no requiere conocimientos previos,
sólo la capacidad de saber pensar por sí mismos. No
podemos leer a Marx con la disculpa de que "realmente me faltan
elementos, sería mejor haber conocido a Hegel, entonces
vamos con Hegel, pero Hegel está discutiendo a Kant, entonces me
faltan elementos y vamos con Kant, pero Kant está
discutiendo a Hume, entonces me faltan elementos y vamos con
Hume, pero Hume está discutiendo a Descartes y
vamos…" y entonces comience con Tales de Mileto y
cunado tenga 80 años llegará a Sócrates,
si le va bien. Lo que le falta no son elementos, lo que le falta
es interpretación, posición activa,
discusión con el texto. Pero el estudiante tiene una
posición pasiva, déme elementos, métodos, es
decir cabestro, pero ¿cuál es el método? El
método es pensar, es interpretar, criticar. Se puede
empezar un estudio de filosofía perfectamente con

El ser y el tiempo de Heidegger, los pre-requisitos
están en el texto mismo. Pero la educación es un
sistema de prohibición del pensamiento, transmisión
del conocimiento como un deber, el
conocimiento como algo dado, petrificado.

¿Qué le falta para leer el
Quijote? Le falta aprender a leer. ¡Qué
elementos ni qué apoyos, ni qué críticos, ni
qué muletas, ni qué cabestros! Le falta aprender a
leer, eso es lo que pasa y por eso no siente la maravilla del
tono, del estilo, no siente la música secreta, la finura
de la parodia, la terrible ponzoña de Cervantes. Don
Quijote cree en los libros de caballería, es una locura,
¿por qué una locura? Porque no son una
ideología dominante y por eso los pone Cervantes; en
cambio si fueran una ideología dominante no serían
una locura. Por ejemplo, el cura le dice a Don Quijote: "Y vos
alma de
cántaro, Don Quijote o Don Tonto, o como os
llaméis, quién ha venido a contaros que hay
gigantes, malandrines y encantadores, ni los hubo nunca en el
mundo y por qué no vais a preocuparte por tu mujer y tus hijos
en vez de ir disparatando por el mundo?". Y Don Quijote le dice:
"¡Ah! pero la biblia que no puede faltar en nada a la
verdad, nos enseña que los hubo, contándonos la
historia de aquel gigantazo de Goliat". En otras palabras Don
Quijote le dice al cura que el problema consiste en que mientras
él –Don Quijote- cree en los libros de
caballería, el cura cree en la biblia. El cura cree que lo
de Don Quijote es loco porque lo siguen pocos y lo suyo es cuerdo
porque lo siguen muchos

Esa finura y esa ponzoña de Cervantes, su
agudeza de pensamiento, su crítica fundamental de la
ideología, eso no se coge de buenas a primeras si no se
interpreta el texto; sólo así se comprende que es
una verdadera fiesta del pensamiento y del lenguaje, que
párrafo por párrafo es una música que se
derrama una y otra vez. Sin embargo, a nosotros nos la
prohíben. Todos nos dicen que es una vergüenza que no
lo hayamos leído, entonces nos callamos, pero con
vegüenza, claro, porque eso sí lo aprendemos, la
capacidad de avergonzarnos, o lo leemos por fuerza de voluntad,
pero de todas maneras nos está prohibido.

Estamos instalados en un lenguaje complejo y hay que
aprender a leer; la primera fórmula es ésta: el
código que producimos como lectores. Hay algunos autores
que nos desafían desde la primera frase: Kafka, Musil, nos
desafían a que produzcamos su código, que no es
común.

Cuando uno abre La Metamorfosis y lee:
"Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un
sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido
en un monstruoso insecto. Hallábase echado sobre el duro
caparazón de su espalda, y, al alzar un poco la cabeza,
vio la figura convexa de su vientre obscuro, surcado por curvadas
callosidades, cuya prominencia apenas si podía aguantar la
colcha que estaba visiblemente a punto de escurrirse hasta el
suelo.
Innumerables patas, lamentablemente escuálidas en
comparación con el grosor ordinario de sus piernas,
ofrecían a sus ojos el espectáculo de una
agitación sin consistencia". Ahí hay que
interpretar o cerrar el libro, ahí si no se llama nadie a
engaño. Hay que tener en cuenta esto: "No hay obras
fáciles". Es una frase de Valery: no hay autores
fáciles, lo que hay son lectores
fáciles.

Hay autores que son más francos, como Kafka,
que de una vez le muestra a uno que
si no interpreta lo mejor es devolverse. Hay otros que son
camuflados como Dostoievski; uno puede leer
Crimen y
Castigo
sin darse cuenta de que no ha entendido nada, sino
que un señor mató a dos viejas y finalmente lo
metieron a la cárcel; y en las páginas rojas de los
periódicos aparecen cosas de esas todos los días,
eso no quiere decir nada, eso no tiene que ver nada con

Crimen y Castigo.

No hay textos fáciles; no busquen facilidad
por ninguna parte, no busquen la escalera, primero Marta
Harneker, después Althusser; eso es lo peor; no hay
autores fáciles, lo que hay son lectores fáciles,
que leen con facilidad porque no saben que no están
entendiendo, por eso les parece más sencillo Descartes que
Hegel. Toda lectura es ardua y es un trabajo de
interpretación: fundación de un código a
partir del texto, no de la ideología dominante preasignada
a los términos.

Pregunta: ¿Pero yo me imagino que eso
no se va a descubrir en un párrafo sino en el desarrollo
mismo del texto?

Respuesta: Sí, en el desarrollo mismo
del texto, pero hay que preguntárselo y no poner esta
disyuntiva básicamente estudiantil: entiendo o no
entiendo. Esa disyuntiva estudiantil quiere decir, "¿con
esto podría presentar examen o no podría?. Hay que
dejarse afectar, perturbar, trastornar por un texto del que uno
todavía no puede dar cuenta, pero que ya lo conmueve. Hay
que ser capaz de habitar largamente en él, antes de poder
hablar de él; como hacemos con todo, con la
Novena
sinfonía
, con la obra de Cezanne, ser
capaz de habitar mucho tiempo en ella, aunque todavía no
seamos capaces de decir algo o sacarle al profesor
–porque siempre hay para los estudiantes un profesor, ese
es el problema- la pregunta, "¿y esto qué quiere
decir?". Ese profesor puede ser uno mismo, puede ser imaginario o
real, pero siempre hay una demanda de cuentas a
alguien, en vez de pedirle cuentas al texto, de debatirse con el
texto, de establecer un código.

Pero no vaya a creerse que el trabajo a que
aquí nos referimos consiste en restablecer el pensamiento
auténtico del autor, lo que en realidad quiso decir. El
así llamado autor no es ningún
propietario
del sentido
de su texto.

Si cogemos el ejemplo del Quijote, el
verdadero problema no es el preguntarse qué quería
decir Cervantes; el problema es qué dice el texto y el
texto dice siempre las cosas que se escapan al autor, a la
intención del autor. El autor no es una última
instancia. Lo que Cervantes quiso decir no es la clave del

Quijote. No hay ningún propietario del sentido
llamado autor; la dificultad de escribir, la gravedad de
escribir, es que escribir es un desalojo. Por eso, es más
fácil hablar; cuando uno habla tiende a prever el efecto
que sus palabras producen en el otro, a justificarlo, a insinuar
por medio de gestos, a esperar una corroboración, aunque
no sea más que un Shhh, una seña de que le
está cogiendo el sentido que uno quiere; cuando uno
escribe, cambio, no hay señal alguna, porque el sujeto no
lo determina ya y eso hace que la escritura sea un desalojo del
sujeto. La escritura no tiene receptor controlable, porque su
receptor, el lector, es virtual, aunque se trate de una carta,
porque se puede leer una carta de buen genio, de mal genio,
dentro de dos años, en otra situación, en otra
relación; la palabra en acto es un intento de controlar al
que oye; la escritura ya no se puede permitir eso, tiene que
producir sus referencias y no la controla nadie; no es propiedad de
nadie el sentido de lo escrito. "Este sentido es un efecto
incontrolable de la economía interna del
texto y de sus relaciones con otros textos; el autor puede
ignorarlo por completo, puede verse asombrado por él y de
hecho se le escapa siempre en algún grado: Escritura es
aventura
, el "sentido" es múltiple, irreductible a un
querer, decir, irrecuperable, inapropiable. "Lo anterior es
suficiente para disipar la ilusión humanista,
pedagógica opresoramente generoso de una escritura que
regale a un "Lector Ocioso" (Nietzsche) un saber que no posee y
que va a adquirir".

Estas observaciones pueden servir de introducción a un tema central en la
teoría de la lectura, tema en el que dejaremos otra vez
para comenzar, la palabra a Nietzsche, estudiando dos
proposiciones aparentemente contradictorias y formuladas con todo
el radicalismo deseable en
Ecce
Homo
:

  1. "En última instancia nadie puede escuchar
    en las cosas, incluidos los libros, más de lo que ya
    sabe. Se carece de oídos para escuchar aquello a que no
    se tiene acceso desde la vivencia. Imaginémonos el caso
    extremo de un libro que no hable más que de vivencias
    que, en su totalidad, se encuentran más allá de
    la posibilidad de una experiencia frecuente o, también,
    poco frecuente, de que sea el
    primer lenguaje
    para expresar una serie nueva de experiencias. En este caso
    sencillamente, no se oye nada, lo cual produce la
    ilusión acústica de creer que donde no se oye
    nada,
    no hay tampoco nada".
  2. "Cuando me represento la imagen de un lector
    perfecto siempre resulta un monstruo de valor y curiosidad, y
    además, una cosa dúctil, astuta, cauta, un
    aventurero y un descubridor nato. Por fin: mejor que lo he
    dicho en
    Zaratustra no sabría yo decir
    para quién únicamente hablo en el fondo;
    ¿a quién únicamente quiere él
    contar su enigma?" (Pág. 60).

"A vosotros los audaces, buscadores, y a quien
quisiera que alguna vez se haya lanzado con astutas velas a mares
terribles. A vosotros los ebrios de enigmas que gozáis con
la luz del crepúsculo, cuyas almas son atraídas con
flautas a todos los abismos laberínticos, allí
donde podéis adivinar, odiáis el

deducir…". (Id. Págs. 60-61, todos los
subrayados son de Nietzsche).

¿Cómo mantener asidos los dos extremos
de esta cadena en la que se nos propone que no se lee sino lo que
ya se sabe y que para leer es preciso ser un aventurero y un

descubridor nato?

La primera cita parece amargamente pesimista, la
segunda es terriblemente exigente; considerémoslas de
cerca. En el primer caso Nietzsche especifica el "ya se sabe"
como aquello a lo cual se tiene acceso desde la vivencia. Declara
muda, inaudible, invisible, toda palabra en la que no podemos
leer algo que ya sabíamos; ilegible todo lenguaje que no
sea el lenguaje de
nuestro problema, si nuestros conflictos y
nuestras perspectivas no han llegado a configurarse como una
pregunta y una sospecha de la que ese lenguaje es
expresión, desarrollo y respuesta, nada podemos oír
en él. Recordemos aquí la extraordinaria
tensión que se produce al final de la segunda parte
del
Zaratustra, en el capítulo titulado "La
más silenciosa de todas las horas", principalmente en el
pasaje que Zaratustra está lleno de terror. "Entonces algo
volvió a hablarme sin voz: lo sabes, Zaratustra, pero no
lo dices" (Pág. 213).

Y en efecto Nietzsche despliega en estas
páginas de transición entre la segunda y tercera
parte, todas las sutilezas de su arte para indicar que la mayor
dificultad consiste en decir lo que ya se sabe, en reconocer lo
que secretamente se conoce; que es un abismo aterrador porque se
conoce, porque si no se conociera sería una palabra
vacía; pero si se reconoce nos hace pedazos. Aquí
encontramos el vínculo entre lo "Que ya se sabe", y la
exigencia de valor, de audacia y de arriesgarse a ser
descubridor. El lector que Nietzsche reclama no es solamente
cuidadoso, "rumiante", es capaz de interpretar. Es aquel que es
capaz de permitir que el texto lo afecte en su ser mismo, hable
de aquello que pugna por hacerse reconocer aún a riesgo de
transformarle, que teme morir y nacer en su lectura; pero que se
deja encantar por el gusto de esa aventura y de ese peligro. Pero
¿cómo puede el lector permitir que el texto lo
afecte en su ser? Y además, ¿cuál ser? Es
evidente que esas exigencias nos conducen hacia la lectura, pero
no sabemos nada aún de ese "Dejarse afectar" y ninguna
apelación al "coraje" o al valor, es suficiente
aquí.

Así como, téngase buena o mala vista,
hay que mirar desde alguna parte, así mismo hay que leer
desde alguna parte, desde alguna perspectiva. Y ahora,
¿qué puede ser una perspectiva para leer? Esa
perspectiva tiene que ser una pregunta aún no contestada,
que trabaja en nosotros y sobre la cual nosotros trabajamos con
una escritura (sólo se debe escribir para escritores y
sólo el que escribe realmente lee). Una pregunta abierta
es una búsqueda en marcha que tiene un efecto
específico sobre la lectura; ¿cuál?. Algunos
amigos me han dicho que esa frase es muy fuerte; yo la respaldo;
sólo se debe escribir para escritores y sólo el que
escribe, realmente lee. En este caso mi inspiración
consciente más próxima, es también
Nietzsche: "Un siglo más de lectores y el espíritu
mismo olerá mal" dice Nietzsche. Qué cantidad de
lectores: Se lee desde un trabajo, desde una pregunta abierta,
desde una cuestión no resuelta; ese trabajo se plasma en
una escritura; entonces, todo lo que se lee alude a lo que uno
busca, se convierte en lenguaje de nuestro ser. No se lee por
información, ni por diversión; eso
no es lectura en el sentido que queremos darle en este texto a la
lectura.

Siempre que se lee porque uno tiene una
cuestión qué resolver y aspira a que el texto diga
algo sobre la cuestión; lo más importante en toda
la teoría de la lectura es salir de la idea de la lectura
como consumo; esa
idea rige por ejemplo en la crítica
literaria, claro que no en freudiana, o en la de Barthes o la
de Bajtin. Le recomiendo a todo el que pueda conseguirlo que se
lea un libro de Bajtin sobre Dostoievski, titulado
La
poética de
Dostoievski; lo escribió
en el 29; lo prohibió el camarada Stalin y acaba de ser
publicado en Rusia y
traducido al francés. Es lo más grande que hay hoy
en la critica literaria. Mientras tanto Bajtin se pasó 40
años en una pequeña aldea siberiana como profesor
de Gramática Rusa.

Es una obra sencillamente gigantesca; el
análisis del siglo de Dostoievski; sobre nadie tenemos una
cosa tan incompleta, tan global. Es un tipo de lectura que no se
pone a hablar de lo que pueden querer decir las obras de
Dostoievski, sino que se escribe sobre el estilo de Dostoievski;
eso es lo verdaderamente sorprendente. Creo que con Bajtin la
estilística, como rama efectivamente independiente de
conocimiento, queda fundada.

Observación preliminar. Poseemos una
magnífica, una redentora capacidad de olvidar todo lo que
no podemos convertir en un instrumento de nuestro trabajo. Y como
ese trabajo es en realidad un proceso que
sigue vías múltiples, senderos tortuosos y a menudo
toma por atajos inesperados, solemos recoger materiales en
los lugares más inesperados, casi en todas partes;
cualquiera que tenga una experiencia de lectura (y con mayor si
es "adicto"), ya que algunos psicoanalistas, Fenichel por
ejemplo, hablan de adición a la lectura en sus estudios
sobre drogadictos, cualquiera que acostumbre a tomar al azar en
un rato de ocio, el primer libro que tenga a la mano,
habrá notado sin duda, con cierto asombro, cuán
frecuentemente encuentra allí, donde quería
olvidarse un rato, que el libro le habla del problema que en ese
momento le estaba trabajando.

No hay sin embargo aquí nada de
extraño, ni es necesario negar el azar de la escogencia
apelando por ejemplo a una premeditación inconsciente: la
selección había sido hecha por el
problema durante la lectura misma, el problema buscaba sus
conceptos, sus conexiones y recibía y capturaba todo lo
que le pudiera llenar sus lagunas, las discontinuidades entre los
puntos que parecían esclarecidos, y desechaba todo lo
demás; o mejor dicho, como no lo capturaba no podía
verlo puesto que era
el problema mismo el que
leía
, aquel del que queríamos descansar un
poco y que sin embargo seguía trabajando oscuramente como
un topo.

Hay que tomar por lo tanto en su sentido más
fuerte la tesis de que es necesario leer a la luz de un problema.
Como se ve, a medida que escribo estas líneas, el concepto
de "problema" ha venido a substituir subrepticiamente el concepto
de "preguntas abiertas" como si se tratara de la misma cosa, o
como si fuera algo más explícito, cuando en
realidad en el lenguaje corriente es el término más
vago que existe. Sin embargo aquí además de
substituirse comienza ya a definirse: un problema es una
esperanza y una sospecha. La sospecha de que existe una unidad,
una articulación necesaria allí donde hay algunos
elementos dispersos, que creemos entender parcialmente, que se
nos escapan, pero insisten como una herida abierta; la esperanza
de que si logramos establecer esa articulación
necesariamente quedará explicado algo que no lo estaba;
quedará removido algo que impedía el proceso de
nuestro pensamiento y funcionaba por lo tanto como un nudo en
nuestra vida; quedará roto un lazo de aquéllos que
nos atan, obligándonos a emplear toda nuestra
energía, nuestra agresividad y nuestra libido en lo que
Freud llamaba
"una guerra civil"
sin esperanzas. El trabajo de la sospecha consiste en entregar o
someter todos los elementos a una elaboración, a una
crítica, que permita superar el poder de las fuerzas que
los mantienen dispersos y yuxtapuestos o falsamente conectados.
Porque se trata siempre de una fuerza: represión,
ideología dominante, racionalización,
etc.

Leer a la luz de un problema es, pues, leer en un
campo de batalla, en el campo abierto por una escritura, por una
investigación.

El que quiere descifrar en su vida realmente,
efectivamente, un problema, por ejemplo, el que quiere descifra
en su vida el enigma del matrimonio, las
dificultades de la compaginación, de convivencia de la
pareja, de amor y
amistad, de
dependencia y amor, de hostilidad y dependencia, entonces puede
leer con provecho
Ana Karenina; el que no está en
eso, no lo lea; no la lea, puede que la termine, pero lo que se
llama leer, pensar a Tolstoi, no. Ahora, si nosotros queremos
evitar todos los problemas y en abstracto aprender, nos volvemos
unos estudiantes, porque los estudiantes, como se sabe,
"leen".

Así pues, eso era lo que quería decir
la fórmula, que hay que leer desde alguna parte,
así como hay que mirar desde alguna parte. "Por lo
demás no cabe duda de que esta batalla no se libra
principalmente en el escenario de la conciencia: Basta
leer
El hombre de los lobos o La
organización genital infantil
de Freud, para
saber que ya los cuentos de
hadas y las explicaciones sobre el nacimiento y la diferencia de
los sexos son leídos, es decir, interpretados, criticados,
capturados y desechados a partir del drama que Freud no vacila en
calificar de Investigación Originaria".

Recomiendo a todo el que quiera tener una teoría del
conocimiento más o menos fundada, la lectura de

La organización genital infantil;
probablemente no poseemos hoy una teoría del conocimiento
que pueda ser considerada superior a esa; especialmente el
capítulo que se llama
Teorías sexuales
infantiles
. Ahí Freud nos dice que el niño
es un investigador, esa es su esencia; pero
describiéndonos al niño como un investigador, nos
da las condiciones de todo investigador niño o no y de
toda la investigación.

Pero, inconscientemente o no, la lectura es siempre
el sometimiento de un texto que por sus condiciones de
producción y por sus efectos escapa a la propiedad de
cualquier "autor"; es una elaboración, parte de un
proceso, que en ningún caso puede ser pensado como
consumo; puede ser lenguaje en que se reconoce una
indagación o puede ser neutralizado por una traducción a la ideología dominante,
pero no puede ser la apropiación de un saber. Y ese es el
punto al que hay que llegar para romper la concepción y la
práctica de la lectura en una ideología
burguesa.

También aquí el capital tiene su propia
concepción que corresponde natural y humildemente al
sentido común, el más peligroso de los
sentidos.

  1. Como producción, la lectura es: trabajo,
    deber, empleo útil del tiempo. Actividad por medio de
    la cual uno se vuelve propietario de un saber, de una
    cantidad de conocimientos, o en términos más
    modernos o más descarnados, de una cantidad de
    información, y, en términos algo pasados de
    moda
    "adquiere una cultura".
    Este es el período del ahorro, de
    la capitalización; aquí es necesario abrir la
    caja de ahorros, la "memoria", y sus sucursales:
    archivadores, notas y ficheros.

  2. Ante todo la lectura no puede ser sino una de las
    dos cosas en las que el capital divide el ámbito de las
    actividades humanas: producción o consumo. Cuando es
    consumo, gasto, diversión, "recreación", se presenta como el disfrute
    de un valor de uso y el ejercicio de un "derecho" (la
    burguesía esgrime como su consigna más querida el
    derecho, los derechos, la igualdad de
    derechos; con lo cual oculta siempre, como demostró una
    y otra vez Marx, el problema mucho más interesante, de
    las posibilidades reales y de los procesos
    objetivos
    que determinan las posibilidades y las
    imposibilidades).
  3. En el primer momento se trata, como
    demostró Marx, de todo "consumo final", de la reproducción de las clases, aquí
    de la reproducción ideológica, de la
    inculcación de los "valores", las opiniones y las
    cegueras que necesita para funcionar".

En la segunda forma de lectura se procede por una
división del trabajo mucho más precisa, puesto que
la lectura, ahorro-deber, no es ya el consumo final sino la
formación de los funcionarios de la repetición, de
la reproducción ideológica, aun cuando se trate de
una reproducción ampliada y su capital fructifique; es
decir, no sólo transmiten los conocimientos adquiridos
sino que los desarrollan; producen dentro de la misma rama, o
tecnológicamente hablando `crean`. Pero sea que se trate
como ahorro o como gasto, la lectura queda siempre como
recepción.

Ahora bien, si la lectura no es recepción, es
necesariamente interpretación. Volvemos pues a la
interpretación.

Psicoanalítica, lingüística, marxista, la
interpretación no es la simple aplicación de un
saber, de un conjunto de conocimientos a un texto de tal manera
que permita encontrar detrás de su conexión
aparente, la ley interna de su
producción. Ante todo porque ningún saber
así es una posesión de un sujeto neutral, sino la
sistematización progresiva de una lucha contra una fuerza
específica de dominación; contra la
explotación de clase y sus efectos sobre la conciencia,
contra la opresión, contra las ilusiones
teológicas, teleológicas subjetivistas,
sedimentadas en la gramática y en la conciencia ingenua
del lenguaje.

El texto citado en realidad es una alusión a
Nietzsche.

Nietzsche dice: No nos liberamos de Dios mientras
mantengamos nuestra fe ingenua en el lenguaje, porque el
lenguaje, la gramática, impone un sujeto y distingue al
sujeto de las actividades que realiza; esto es teológico;
la estructura del lenguaje nos impone un sujeto allí donde
el sentido de la frase lo destruye, por ejemplo, en la frase: el
viento sopla. ¿Quién sopla? El viento. Qué
sopla ni qué sopla, el viento es aire en movimiento,
ahí no hay nadie que sople; pero la estructura del
lenguaje nos impone siempre la denominación de la cosa
como un sujeto que actúa y un objeto que padece. El sujeto
impone. Eso lo había visto muy bien Nietzsche; en

Más allá del bien y del mal lo plantea.
El lenguaje nos impone una estructura teológica, por todas
partes está inventando un sujeto de la acción y
algo que padece la acción; por eso dice Nietzsche que no
nos liberaremos de Dios mientras permanezcamos presos de la
gramática.

Pregunta: ¿Dios entonces es la
contaminación ideológica del lenguaje, la
imposición subrepticia?

Respuesta: Sí, por eso cuando
pronunciamos una palabra tenemos que vivir alerta de su contaminación ideológica. Las
palabras no son indicadores
neutrales de un referente, sino calificativos aunque uno no lo
quiera; en una determinada formación social, si uno dice
mujer, con eso quiere ya decirlo todo: un ser que es mitad
florero y mitad sirvienta, pero en otra formación social
podría querer decir otra cosa, por ejemplo,
compañera; pero siempre la palabra tiene una adherencia,
la palabra es siempre más calificativa de lo que uno
cree.

Nadie ha llegado a saber marxismo si no lo ha llegado
a leer en una lucha contra la explotación, ni psicoanálisis si no lo ha leído
(sufrido) desde un debate con sus
problemas inconscientes; y el desarrollo de la
lingüística y su meditación actual, por
Derrida, muestra que nadie llegará a ser
lingüísta, sin una lucha contra la teología
implícita en nuestro lenguaje y en las formas
clásicas de pensarlo.

Unos psicoanalistas hablan del problema del tiempo
propio del lenguaje: me refiero principalmente a Lacan y
naturalmente a algunos de sus discípulos. El problema se
puede describir así: cualquier formulación en el
lenguaje, espera su sentido de lo que la complementa; lo que
quiere decir que cualquier recepción del lenguaje es
necesariamente una interpretación retrospectiva de cada
uno de sus términos a la luz del conjunto de la frase o el
texto.

Es decir, que no es una suma de informes
progresivos, sino una reinterpretación por el conjunto de
los momentos del discurso. Hay pues una espera para la
interpretación retrospectiva, que es el arte de escuchar,
o si ustedes quieren, también el arte de leer pero ya en
el lenguaje como tal, ya en el escuchar más simple, hay
una espera, es un ejercicio interesante el de darse cuenta de que
las palabras más corrientes son terriblemente
indefinibles; si a uno le dicen qué quiere decir una
palabra uno se pone a pensar seriamente en eso, se da
rápidamente cuenta de que su significado depende de los
contextos en que esté dicha, es decir, que si a nosotros
nos preguntan por ejemplo qué quiere decir un verbo bien
corriente, el verbo hacer: ¿qué es hacer? Hacer es
casi todo, se puede dejar por hacer y deshacer un tejido.
¡No hagas eso!, se le dice al niño. ¿Y
qué está haciendo él? Está
deshaciendo algo, entonces hacer es deshacer. En una palabra, el
término más corriente deriva su sentido del
contexto.

El que crea encontrar el sentido de una
fórmula de
El Capital allí donde
está y no tenga la idea del viaje de regreso, no lo
encuentra. Por ejemplo, una fórmula como ésta: Se
va a conocer el capital por medio del estudio de la
mercancía, porque en las sociedades donde domina el modo
de producción capitalista, la riqueza se presenta como una
gran acumulación de mercancías. ¿Qué
quiere decir "se presenta"?. Sólo avanzando en la lectura,
llegamos a descubrir que esa tendencia a presentarse es esencial
a la cosa, pero en la frase misma no sabemos qué es lo que
quiere decir, pues Marx después demuestra que riqueza no
es lo mimo que valor, que valor no es lo mismo que valor de uso,
que todos los recursos
naturales también son riquezas aunque no sean valores,
porque no son producto del
trabajo, y luego nos ilustra más y nos dice que tienden a
devenir mercancías precisamente por estar bajo un
régimen de producción de mercancías,
así pues sólo poco a poco la frase nos resulta
inteligible retrospectivamente, pero inicialmente no da la
razón de sí.

Ante la lectura, si se hace una lectura seria, se
tiene que asumir una posición similar a la forma de
escuchar que propuso Freud.

Es necesario aprender una disciplina
difícil; esa disciplina la puedo determinar así: la
suspensión del juicio. El lector de
El Capital
tiene que tomar ese libro –o cualquier otro libro serio-
como una pregunta. Si lo enfrenta como una respuesta anula toda
posibilidad de lectura seria, es decir, transformadora. Con ese
"método" se pueden dogmatizar hasta los libros más
revolucionarios.

Uno de los problemas de la lectura es la lectura
posesiva, cosa que a los estudiantes les cae supremamente bien,
porque les enseña el modelo de la
escalerita. La escalerita quiere decir: ir de escalón en
escalón, de lo simple a lo complejo, y lo simple es el
profesor. ¿Cuál simple? ¿Dónde hay
algo simple? ¡Ah! pero la pedagogía dice: "primero los elementos
esenciales y después veremos…".

Ese es el modelo desgraciadísimo y que nos
produce el efecto de una lectura obsesiva. El obsesivo quiere
orden; cada cosa en su lugar dice el ama de casa obsesiva, la
neurosis
colectiva del ama de casa lo manda así: el aseo, el orden,
los pañales, cada cosa en su lugar y un lugar para cada
cosa. Y así quiere uno leer también: primero
tengamos esto claro para poder seguir, porque cómo vamos a
seguir si no tenemos eso claro. Esto es falso, pues precisamente
los problemas se esclarecen después; es necesario seguir,
plantear los problemas, volver, en síntesis,
trabajar. ¡Qué cuentos de detenernos!

¡No! La lectura es riesgo. La exigencia de
rigor muchas veces puede ser una racionalización, el temor
al riesgo hace que la lectura sea prácticamente imposible
y genera una lectura hostil a la escritura cuando lo que debe
predicarse es exactamente lo contrario; que sólo se puede
leer desde una escritura y que sólo el que escribe
realmente lee. Porque no puede encontrar nada el que no
está buscando y si por azar se lo encuentra,
¿cómo podría reconocerlo si no está
buscando nada, y el que está buscando es el que
está en el terreno de una batalla entre lo consciente y lo
inconsciente, lo reprimido y lo informulable, lo racionalizado o
idealizado y lo que efectivamente es válido? Si no
está buscando nada, nada puede encontrar. Establecer el
territorio de una búsqueda es precisamente escribir, en el
sentido fuerte, no en el sentido de transcribir
habladurías. Pero escribir en el sentido fuerte es tener
siempre un problema, una incógnita abierta, que
guía el pensamiento, guía la lectura; desde una
escritura se puede leer, a no ser que uno tenga la tristeza de
leer para presentar un examen, entonces le ha pasado lo peor que
le puede pasar a uno en el mundo, ser estudiante y leer para
presentar un examen y como no lo incorpora a su ser, lo olvida.
Esa es la única ventaja que tienen los estudiantes: que
olvidan, afortunadamente; qué tal que no tuvieran esa
potencia vivificadora y limpiadora, qué tal que nos
acordáramos de todo lo que nos enseñaron en el
bachillerato.

(Medellín, junio 8 de
l982).

EL
PENSAMIENTO Y SU HISTORIA

(Autor: Lizandro
Cabrera)

PRESENTACIÓN

El intelectual debe conocer como funciona el celebro,
pues es allí donde se realizan las actividades que le
permiten desenvolverse e interactuar en sociedad. El
comprehender el funcionamiento del sistema nervioso
y del magnifico órgano llamado cerebro,
mostrará caminos para mejorar su inteligencia social, lo
que aseguraría una mejor calidad de
vida.

PROPÓSITOS

Al finalizar el capítulo el alumno estará
en capacidad de:

  1. Distinguir los elementos constitutivos del sistema
    nervioso humano.
  2. Comprender las bases neurofiológicas del
    conocimiento.
  3. Distinguir los órganos y las funciones del
    sistema nervioso que intervienen en el proceso de
    conocimiento.
  4. Realizar algunas anotaciones sobre la evolución del pensamiento.

CONCEPTOS PREVIOS

  1. Escriba falso (F) o verdadero (V) según el
    caso.
  1. El cerebro está en estrecha relación
    con el aprendizaje.
    ____
  2. El sistema nervioso periférico tiene como una
    función mantener el equilibrio
    homeostático. ____
  3. El cerebro se ha dividido en dos hemisferios por la
    fisura central. _____
  4. Existen cinco secciones o lóbulos en el
    cerebro, todas con la misma función. _____
  5. El lóbulo parietal se encarga del equilibrio
    humano. _____
  6. El lóbulo occipital está estrechamente
    relacionado con la visión. _____
  1. Describa brevemente la función de las
    siguientes partes del sistema nervioso.
  1. Cerebro
    ___________________________________________________
  2. Cerebelo
    ___________________________________________________
  3. Médula espinal
    ______________________________________________
  4. Nervios
    ____________________________________________________
  5. Neuronas
    __________________________________________________
  6. Dendritas
    __________________________________________________

BASES
NEUROFIOLÓGICAS DEL PENSAMIENTO

AnatomÍa y fisiologÍa dentro de la cual
se genera y desarrolla el pensamiento humano

El sistema nervioso es el rector y coordinador de todas
las funciones, conscientes e inconscientes, del órgano
humano. Consta del sistema espinal (encéfalo y
médula espinal), los nervios y el sistema vegetativo o
autónomo.

El sistemas nervioso
se puede comparar como un ordenador porque las unidades
periféricas (Organo internos u órganos de los
sentidos) aportan gran cantidad de información a
través de los cables de transmisión (nervios) para
que la unidad de procesamiento central (cerebro) provista de su
banco de
datos
(memoria), la ordene, analice, muestre, archive y
ejecute.

El sistema nervioso
central realiza las más altas funciones: atiende y
satisface las necesidades vitales y da cumplida respuesta a los
estímulos. Ejecuta tres acciones
esenciales que son, la detección de estímulos, la
transmisión de información y la coordinación general. El cerebro es el
órgano clave de todo este proceso, sus diferentes estructuras
rigen la sensibilidad, los movimientos, la inteligencia o el
funcionamiento de los órganos. Su capa más externa,
la corteza cerebral, procesa la información y
transmisión nerviosa, recibe una cascada constante de
datos externos e internos, los procesa e integra y en
consecuencia ordena o reajusta la actividad de los
órganos.

El sistema nervioso se divide en sistema nervioso
central y sistema nervioso periférico, que constituyen el
sistema nervioso-cerebro espinal y sistema nervioso vegetativo o
autónomo, de actividad involuntaria

El sistema nervioso-cerebro espinal, relaciona el
organismo con el mundo exterior, al tiempo que controla y
coordina todas las funciones orgánicas e intelectuales.
Está formado por el sistema nervioso central y el sistema
periférico. El sistema nervioso central, a su vez,
está compuesto por el encéfalo (cerebro, bulbo
raquídeo y cerebelo) y la médula espinal, y el
sistema nervioso periférico, integrado por doce pares de
nervios craneales y treinta y un pares de nervios
raquídeos o espinales.

Los nervios captan los estímulos recogidos por
los receptores corporales, los transmiten al cerebro y conducen
las respuestas de vuelta. Así, los distintos
órganos o aparatos corporales entran en acción o
reajustan su actividad según los nuevos requerimientos.
Gracias a la Formación Reticular Ascendente y Descendente
(FRA-FRD).

El sistema nervioso vegetativo dirige las funciones
automáticas del órgano. Está formado por dos
redes asociadas,
antagónicas y complementarias. Una actúa por
estimulación; la otra, por represión. Son
respectivamente, el sistema simpático y el sistema
parasimpático. Ambos sistemas son de control
involuntario, aunque están sometidos a las órdenes
de los centros nerviosos del sistema nervioso-cerebro
espinal.

El sistema nervioso vegetativo inerva los órganos
internos, algunas glándulas, los vasos sanguíneos y
todos los músculos lisos o de contracción
involuntaria, como los que recubren largos tramos del tubo
digestivo o forman la pared de los vasos sanguíneos.
Así, como la circulación de la sangre por el
aparato cardio-circulatorio.

EL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL

El encéfalo recibe, procesa y ejecuta las
funciones y las actividades que mantiene la vida y hacen
agradable la existencia, por tal razón, se le denomina el
centro de las funciones nerviosas.

El sistema nervioso central tiene encomendadas las
más altas responsabilidades del órgano, pues
atiende y satisface todas las necesidades de la vida y da
cumplida repuestas a los estímulos externos.

Las tres funciones esenciales ejecutadas por el sistema
nervioso central, son obra y gracia de sendas estructuras u
órganos concretos. Así, la detención de
estímulos corresponde a los órganos de los
sentidos; la transmisión de informaciones, en ambos
sentidos.

Trío Encefálico

El encéfalo se aloja en el interior del
cráneo donde es protegido por una recia caja ósea.
Está construido por tres órganos importantIsimos:
el cerebro, el cerebelo, y el bulto raquídeo.

El cerebro es el centro de control corporal. La
sensibilidad, los movimientos, la inteligencia o el
funcionamiento automático de los órganos, todo esta
sujeto al férreo control cerebral.

El cerebelo esta ubicado detrás y por debajo del
cerebro, sobre el bulbo raquídeo y pesa unos 140 gramos.
Está formado por dos lóbulos laterales, llamados
hemisferios cerebelosos, y por un cuerpo central. La corteza
posee sustancia gris, mientras que la sustancia blanca forma la
masa interior. Interviene en la coordinación de los
movimientos voluntarios y el mantenimiento
y control del equilibrio.

El bulbo raquídeo se encuentra debajo del
cerebro, por delante del cerebro, en la parte de la columna
vertebral. Supone la unión de la médula espinal y
el cerebro. Mide unos tres centímetros y tiene forma de
con truncado. Está formado por varios cordones anteriores
y posteriores se entrecruzan. Está también formado
por sustancia blanca y por sustancia gris que se aglomera en
pequeñas masas dispersas o núcleos. De estos
núcleos parten los nervios craneales. El bulbo
raquídeo regula, entre otras, la respiración pulmonar, la eficacia de los
órganos internos y las contracciones del
corazón

NEURONAS Y NERVIOS

Los nervios son las vías que conectan el cerebro
con el exterior y con todos los rincones del cuerpo humano.
La transmisión es de naturaleza eléctrica y
química muy compleja e instantánea. Las
impresiones, los estímulos captados del exterior, las
respuestas y las órdenes de los órganos del sistema
nervioso central se transmiten de un extremo a otro del organismo
a través de los nervios.

Un nervio es un haz de fibras nerviosas envueltas en
tejido cognitivo. Las fibras son la prolongación de una
cédula nerviosa o neurona

El tejido nervioso cerebral está compuesto de
diferentes tipos de cédulas. Las llamadas células
gliales, con funciones nutritivas y de sostén, son ocho
veces más numerosas que las neuronas. La neurona es
la
célula nerviosa capaz de procesar información.
Hay neuronas de diversas formas y tamaños variables. Se
estima que en el cerebro humano se "agrupan" ordenadamente unos
12.000 millones de neuronas. Casi las tres parte de estas
neuronas, se disponen en la corteza cerebral.

La corteza cerebral o cortex es una delgada capa de
tejido nervioso gris, que cubre la superficie de ambos
hemisferios cerebrales. Es un tejido muy activo que acepta,
examina, estructura, coteja y exhibe la información
percibida. También toma decisiones y da las órdenes
oportunas.

La corteza cerebral acoge unos 8.000 millones de
neuronas, tiene unos tres milímetros de espesor y
extendida, ocuparía una superficie de apenas medio metro
cuadrado. De hecho, está formado básicamente por
los cuerpos celulares de las neuronas, que constituyen la
sustancia gris cerebral, responsable de la inteligencia, la
memoria y la voluntad. Se ordena en distintas áreas de
actividad, según domine las neuronas sensitivas, las
neuronas motoras o la neurona asociativas.

Las áreas sensitivas corticales reciben la
información de los músculos, la piel, los
órganos internos y los órganos de los sentidos. Las
distintas zonas de la áreas motoras controlan todos y cada
uno de los músculos de acción voluntaria, las
áreas asociativas, que son las que se reservan una mayor
superficie, interpretan las informaciones que reciben, las
comparan con las existentes y las memorizan o también
emiten sus resoluciones. Internamente, se observan unas cavidades
cerebrales que contienes líquido cefalorraquideo, cuya
misión
es proteger al órgano de posibles golpes. En su
profundidad se acumulan masas de sustancia gris; denominadas
núcleo amigdaliano y cuerpo estriado, que controlan los
movimientos. En la base cerebral, entre ambos hemisferios, se
encuentran el tálamo y el hipotálamo. El
tálamo es una masa celular que dirige la entrada y salida
de los impulsos nerviosos. El hipotálamo rige el sistema
nervioso autónomo y regula los proceso metabólicos
a través de la glándula hipófisis

LA
CORTEZA CEREBRAL

El cerebro es el órgano del sistema nervioso
central que controla la mayoría de las actividades del
organismo humano. Es el centro de la sensibilidad, el movimiento
voluntario, la memoria y la inteligencia. También rige las
funciones internas y las acciones involuntarias.

GEOGRAFÍA DEL CEREBRO

El cerebro cuenta con diez millones de neuronas por cada
gramo de peso. Es órgano que más oxigeno y
glucosa
consume. Su capa exterior, de marcado relieve, es la
principal receptora y transmisora de órdenes, se denomina
corteza cerebral o noe-cortex. El cerebro es la región
más voluminosa del encéfalo y el órgano
más importante del sistema nervioso, aunque las restantes
estructuras nerviosas son igualmente imprescindibles para la
vida.

El cerebro se aloja en la caja craneana, envuelto por
unas membranas o meninges, rodeado del líquido cerebro
espinal, que lo baña y protege. Tiene la consistencia de
la leche cuajada,
su color es
rosáceo-blanquecido y consume una cuarta parte del oxigeno
inhalado y de la glucosa ingerida.

El cerebro adulto posee unos 12.000 millones de
células nerviosas o neuronas, que se organizan en bloques
de acuerdo a sus tareas, de allí la especialización
de cada una de las zonas del cerebro. Externamente, en el cerebro
se distingue en dos mitades, conocidas como hemisferios
cerebrales. Cada hemisferio, derecho e izquierdo, posee
áreas con funciones concretas; no obstante, todo el
órgano actúa coordinadamente.

La neuropsicología moderna, especialmente los
doctores Miguel y Julián de Zubiría, han presentado
modelo hipotético de cómo se realizan las
Operaciones Intelectuales han presentado un modelo
hipotético de como se realizan las operaciones
intelectuales en el cerebro, destacando la actividad de un quinto
lóbulo que se ubicaría en la intersección
del parietal, temporal y occipital, recibiendo el nombre de
parietotemporoccipital. Su nombre científico es el
área de Wesnicke. Se afirma que el lóbulo
parietotemporoccipital sería el lugar donde se realizan
las tareas definitorias del siquismo humano como son
conceptualizar, decodificar y codificar (De Zubiría M,
1996), entendiendo, mediante las siguiente proposiciones, los
conceptos que ayudarán a comprender las Operaciones
Intelectuales, así:

  • La codificación es el proceso
    intelectual mediante el cual transformamos ideas o
    conocimientos, para compartir con otros seres humanos. En la
    codificación intervienen Instrumentos de
    Conocimientos (conceptos) y Operaciones Intelectuales de
    diversas índole (síntesis, juicios
    críticos,
    etc.).
  • Decodificar es transformar las palabras
    escuchadas, leídas o tomadas de un texto, en sus
    respectivos conceptos y unir dichos conceptos en ideas o
    proposiciones. La decodificación es la puerta de acceso
    por excelencia, la mejor a nuevos conocimientos. Para que la
    codificación pueda ser interpretada, se deben compartir
    los elementos culturales humanos, es decir, los
    códigos.
  • Conocer un objeto consiste en incluirlo en
    conceptos.
  • Los conceptos son Instrumentos de
    Conocimiento.

El lóbulo parietotemporoccipital es su estructura
fisiológica se compone de innumerables proyecciones
eferentes y aferentes de "Cabeza de neuronas". Es entonces el
área cortical de máxima asociación neuronal.
Por este hecho, está vinculado a los mecanismos
interpretativos en general.

La célula
esencial del sistema nervioso es la NEURONA. Su
citoplasma, llamado también cuerpo o soma, está
rodeado por una serie indeterminada de prolongaciones largas, a
veces incluso de algunos métros de longitud, se denomina
axones. Las dendritas reciben los impulsos y los transmiten al
cuerpo de la neurona, y de allí los impulsos parten por
los axones. La zona de unión entre dos neuronas es la
sinapsis.

RESUMEN
FUNCIONES

AREAS
CEREBRALES

1. Lóbulo
frontal

  • Funciones motoras
  • Toma de decisiones
  • Control de atención
  • Almacén de recuerdos de
    duración breve
  • Pensamiento abstracto
  • Intereses humanos

2. Lóbulo
occipital

  • Visión

3. Lóbulo
temporal

  • Área auditiva y equilibrio
    humano

4. Lóbulo
parietal

  • Función gustativa
  • Táctil –
    kinestésico

Una división más rigurosa permitirá
ubicar el lóbulo frontal con todas las funciones antes
decritas y uno pre-frontal exactamente después del frontal
y de la cisura de rolando o central que se encarga
específicamente de las funciones inherentes al pensamiento
humano, a sus intereses y motivaciones. En el fondo del surco
interhemisférico se aprecia una masa blanquecina o cuerpo
calloso que, tendido como un puente, conecta y relaciona a ambos
hemisferios.

El aspecto abrupto e irregular, con circunvoluciones,
otorga al cerebro una extensión real, treinta veces
superior, a la que tendría si fuera un óragano liso
y plano. La corteza contiene las principales áreas
sensitivas, motoras y asociativas de todo el sistema nervioso. De
hecho, el cortex es el centro de las actividades físicas y
mentales del ser humano.

TALLER – EVALUACIÓN

  1. Escriba un listado de términos relacionados
    con el sistema nervioso.
  2. Desarrolle un pequeño escrito (codificado)
    sobre el tema en donde se encuentren los términos arriba
    relacionados.
  3. Aparear: sobre la línea izquierda
    coloque el número de la derecha que
    corresponda.

_________Integra mecanismo complejos de
sanciones y movimientos en áreas de estructura y
función especifica.

1. Pedagogía conceptual

_________Sensaciones corporales en
general

2. Lóbulos pre-frontal

_________Se relaciona con al visión
humana

3. Lóbulo parietal

_________Se encarga de tomar
decisiones

4. Neocortex

_________Modelo pedagógico seguido en
Colombia presentado por Miguel y Julián de
Zubiría.

5. Lóbulo occipital

¿QUÉ ES EL PROCESO DEL
CONOCIMIENTO?

¿QUÉ SE CONOCE?

Resulta fundamental intentar contestar la pregunta. A
fin de cuentas todo lo que vendrá a lo largo y a lo ancho
del capítulo tiene relación con dicha pregunta. En
razón a que estudiaremos el Proceso de Conocimiento, uno
de cuyos aspectos esenciales lo es el Objeto que se
conoce. Existen diversos niveles y grados en la
comprensión o en el conocimiento de un objeto.

Un grado muy elemental en el conocimiento de dicho
Objeto consistirá en conocer (o re-conocer) su
función: sirve para escribir.

Un avance notable ocurrirá al ser capaces de
incluir el objeto en un proceso de conocimiento en una CLASE
GENERAL
de Objetos: es una máquina de
escribir
.

Otro avance en el camino hacia el conocimiento del
Objeto podría consistir naturalmente en comprender
cómo opera: de que manera interactúan sus partes
para producir los efectos que producen sobre el papel.

Un teórico cuarto escalón sería
recorrido al conocer (re-conocer) la historia de las
modificaciones en los mecanismos).

Una advertencia, el orden primero, segundo, tercero,
etc., no es necesariamente, el orden natural recorrido a medida
que se profundiza en el conocimiento de un Objeto. Lo que si es
cierto, es que el conocer los Objetos avanza a medida que los
incluye en un cada vez mayor número de conceptos.

"Existen diversos niveles y grados en la comprensión o en
el conocimiento de un Objeto…".

Ahora bien, aunque podría pensarse lo contrario,
la minoría de nuestros conocimientos los hemos
producido nosotros mismos… la inmensa
minoría.

Contradiciendo lo que creen, ingenuamente, los
constructivistas, la inmensa mayoría de los conocimientos
depositados en nuestra corteza cerebral acerca de los objetos
provienen de otras personas, de quienes hemos aprehendido
"nuestros" conocimientos. Ahora bien, si buena parte, la inmensa
mayoría de nuestro conocimiento acerca del mundo –
de los otros, de la sociedad y de nosotros – proviene de otras
personas, hemos de concluir que la fuente principal del
conocimiento está localizada en los otros seres humanos. Y
que el mecanismo consiste en "absorber" los conocimientos que
otros seres han conocido; no producido. Estamos en capacidad de
"absorber" los conocimientos. Sí. ¿Cómo?
Decodificando su lenguaje. Decodificando el lenguaje mediante el
cual sabios generosos "codificaron" o plasmaron sus
conocimientos, a beneficio de la humanidad toda. Conocimientos
– eso sí, construidos – con mucho sacrificio, con
mucha tenacidad, con mucha inteligencia. De no haber sido
codificado el conocimiento se perdería siempre. Muchos
otros sabios se fueron sin dejar codificada su sabiduría,
siéndonos imposible acceder a ella.

Ahora bien, el lenguaje etiquetador de conocimientos
puede tomar formas distintas, operar como: a) lenguaje verbal y
oral, b) Lenguaje escrito, como escritura.

Durante miles de siglos a la cultura humana le
bastó con el lenguaje verbal u oral. Con la escritura el
ritmo evolutivo cultural se hizo infernal. A tal punto que hoy,
la inmensa mayoría del conocimiento poseído por
una persona en particular, mucho más tratándose de
un erudito procede de la lectura.

Todo lo anterior puede resumirse en una elemental
proposición: El cerebro humano obtiene conocimientos de
tres fuentes. O
bien de a) Objetos o bien de b) discursos
verbales, o bien de c) textos escritos.

Las dos vías privilegiadas del conocimiento son
en suma:

  1. Conceptualizar realidades
  2. Decodificar o interpretar mensajes o ideas de otros
    seres humanos, bien estén plasmados materialmente como
    b1) diálogos, o como b2) textos escritos.

FUNCIÓN DE LOS PROCESOS INTELECTUALES

Una observación de enorme importancia: si bien al
conocer se CONCEPTUALIZAN Objetos o se DECODIFICAN
lenguajes, allí no terminan las posibles actividades
relacionadas con los Procesos Intelectuales. También
los procesos intelectuales participan al TRANSMITIR y al PRODUCIR
conocimientos
. Y en una forma muy importante. La
transmisión como la producción de conocimientos son
la otra cara de la moneda. La cara complementaria a la
"extracción" de conocimiento. Gracias a la
CODIFICACIÖN somos capaces de convertir nuestras
propias ideas en lenguaje(s).

Al conceptualizar
realidades o al decodificar mensajes o ideas tomadas de otros
seres humanos procedemos "pasivamente", en tanto no productores,
sino asimiladores de conocimiento previamente producidos por
otros seres humanos. Al codificar, otra cara de la moneda,
convertimos nuestras propias ideas en discursos o en
textos
. Propias ideas en el sentido en que están en
nosotros, no en cuanto resulten cien por ciento originales; en
ese sentido tampoco "nuestras" propias ideas lo son cien por
ciento originales; y en ese sentido tampoco "nuestras" como
propiedad individual.

El término
Codificar puede sugerir que las ideas se transforman en
discursos asignándole a cada idea una frase
verbal.

En mayor medida que Decodificar o que
Conceptualizar, codificar exige poner en acción
operaciones intelectuales humanas en sumo complejas. Mucho
más cuando la Codificación toma la forma escrita y
no la forma verbal.

"Somos buenos para hablar, malos para escribir".
¿Por qué llega a ser tan complicada la escritura?
Por muchas razones, de las cuales solo estudiaremos una. Antes de
convertir en palabras, dichas o escritas, los pensamientos deben
ser precisados, jerarquizados, secuenciados y
coordinados
.

Trabajo intelectual puro y duro. Precisar las ideas,
jerarquizarlas en orden de importancia, secuenciarlas y
coordinarlas unas con otras no es posible por fuera de una
intensa actividad intelectual.

Escribir es una tarea compleja, muy compleja. En
resumidas cuentas, los procesos intelectuales participan en dos
actividades fundamentales. Tanto al: a) INTERPRETAR
los

hechos reales (Realidad material) o escritos (Realidad
Simbólica) como al b) PRODUCIR o CODIFICAR
realidades simbólicas. Realidades simbólicas en las
cuales habitamos la mayor parte de nuestro tiempo, en mayor
medida, seguramente, aún, que en las realidades. ¡O
no! Las funciones intelectuales interpretativas como las
funciones intelectuales productivas constituyen dos funciones
complementarias vitales, cada una de ellas revestidas con
singular importancia. O más resumido aún: El
conocimiento conoce o comprende o aprehende o interpreta o
intelige o decodifica (todos ellos términos
sinónimos) "objetos" de la realidad o "Objetos" de las
realidades simbólicas; en este segundo caso, bien
podrían ser: artículos o conferencias, o discursos.
De una parte, pero de otra, los procesos intelectuales
participan, así mismo, y de manera muy activa, al producir
como al retransmitir conocimientos a los demás
congéneres; bien sea utilizando discursos verbales, o bien
sea utilizando escritos.

EL PENSAMIENTO NOCIONAL

Las operaciones intelectuales
nocionales

Las Nociones
semejan monedas de tres lados. Por sus herramientas
intelectuales disponer de tres caras, los niños (hasta
cumplir seis años de edad mental) habitan en tres
realidades, y aunque interconectadas, por completo
disímiles. La realidad:

– Objetual o
Real

– Nominal (Signos
y palabras)

– Simbólica
(imágenes mentales)

Siendo los
Instrumentos de Conocimiento Nocionales, tripletas, admiten seis
transformaciones entre componentes, cuatro
efectivas.

Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior

Obsérvese cómo aparece tachada la
conversión Palabra-Objeto, a la par como la
conversión Objeto-Palabra. ¿Cuál es la
razón? Una sencilla. Descúbrala. Estudiaremos cada
uno de los cuatro principales operaciones intelectuales propias
del período nocional.

Suboperación Nocional 1. Introyectar
[0
®
I]

Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior

Para identificar como miembro de una Noción a un
objeto cualquiera que aparece en la realidad-real del
niño, el pequeño lo compara –suponemos– contra
imágenes almacenadas en su "banco de imágenes". Y
lo realiza a fin de descubrir si cuadra o no con alguna de ellas.
El juego intelectual consiste en descubrir a que imágenes
corresponde cada uno de los distintos objetos existentes en el
mundo infantil. Gracias a esa inclinación humana a jugar
tal juego es factible aprehender las miles de Nociones que debe
almacenar antes de cumplir seis años.

Suboperación Nocional 2. Proyectar
[I
®
0]

Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior

Sin embargo, el juego también ocurre en dirección contraria. Esto es, desde la
imagen hacia los Objetos. Con una imagen en mente, los
niños son capaces de buscar objetos que les convengan.
algo semejante a cuando refundimos las llaves. Instalamos en
nuestro Lóbulo Occipital derecho (por qué derecho)
la imagen visual de las llaves y comenzamos a comparar los
distintos objetos que se van presentando (libreta de
teléfonos, almohada, zapato izquierdo, cuaderno,
lápiz) hasta dar con un Objeto – real que coincida
con la Imagen -llave.

Suboperación Nocional 3. Nominar [I
®
P]

Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior

¿Cómo se relacionan las
Nociones con el lenguaje? De dos maneras principales. Ahora
estudiaremos la primera. Consiste en encontrar la palabra
correspondiente a una imagen mental y decirla. O en encontrar las
palabras correspondientes a algunas imágenes mentales y
convertirlas en un enunciado verbal. Como "Quiero helado", "Me
duele la cabeza", "¿Mami, vienes?"

Gracias a la operación
intelectual Nominar los pequeñines, a diferencia de las
loras, hablan articuladamente. Esto es, convierten sus
pensamientos en palabras o frases.

Suboperación Nocional 4. Comprehender
[P ®
I]

Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior

Y la operación nocional recíproca,
comprehender. Gracias a la cual es posible la conversación
y el diálogo
(mecanismos por excelencia para adquirir las nociones de la
cultura adulta). Al utilizarla el pequeño convierte
palabras escuchadas de otros seres humanos en imágenes.
Comprehende las palabras y las frases sencillas; muy sencillas.
Por supuesto, en muchas situaciones –casi siempre- participan
dos, tres o las cuatro operaciones intelectuales, en secuencia.
Una niña de unos dos o dos y medio observa sobre una
ramita elevada una especie de pájaro desconocida por
ella.

Dada la gran altura, lo asocia, incorrectamente, con la
imagen-zancudo (Introproyección).

Le asigna nombre a la imagen mental y lo expresa: "Mami,
zancudo alto" (Nominación).

La mamá le pregunta: ¿Dónde lo ves?
La niña comprehende la expresión
lingüística de la mamá
(comprehensión).

Entusiasmada, eleva la cabeza. Observa al pájaro,
lo identifica por segunda vez incorrectamente como zancudo
(introyección). Convierte su imagen mental en una
expresión lingüística y grita: "allá,
allá, allá !" (Nominación).

La madre cariñosamente le responde: "NO, no es
zancudo; es pájaro, un lindo pajarito". La niña
sorprendida (compre-hensión), y un tanto malhumorada
replica: "No, no pájaro; zancudo, zancudo!"
(Proyección ® Introyección ® Nominación). En la
última sección actúan tres operaciones en
rápida secuencia.

– Proyecta su imagen de pájaro (no
coincide)

– Introproyecta el objeto percibido (coincide con la
imagen de zancudo)

– Nomina la introyección

Ahora bien, las Operaciones Intelectuales Nocionales
forman la inteligencia infantil. Definen la mitad de la
inteligencia preescolar.
Su ejercicio es imprescindible, capital.

La introyección enriquece al ir ampliando el
radio
funcional para cada Noción. A medida que los
pequeñines incorporan objetos a sus nociones en
formación, estas herramientas intelectuales aumentan su
extensión. Inicialmente la imagen-zancudo sirve a un
único, singular y privilegiado zancudo-real, Durante un
segundo encuentro, otro zancudo entra a formar parte de la misma
imagen. En la tercera oportunidad ya la imagen sirve para
"inteligir" tres zancudos. Al cabo de diez operaciones
introyectivas la extensión de la Noción ha ganado
en grado enorme. Y así sucesivamente hasta convertirse en
un Potente Instrumento de Conocimiento capaz de introyectar
centenares, miles, TODOS los zancudos.

La proyección dota a las pre-nociones en
tránsito a genuinas Nociones de un poder inmenso. Los
objetos-imaginados tienen sus correspondencias en objetos-reales.
La imaginación subordinada la realidad. La mente tiene
ahora la facultad de anticipar objetos y acontecimientos que
aún no ocurren. De allí al método
científico y a la tecnología no hay
sino unos pocos años de distancia.

La nominación faculta a la crisálida de
ser humano para expresar sus elementales pensamientos. Para
hablar como lo hará a lo largo de su vida. Le otorga el
verbo.

La comprehensión asegura el diálogo. Es el
mecanismo privilegiado para aprehender nociones. Es la llave al
conocimiento depositado en la mente de los niños y adultos
amorosos que quieren compartir con él sus conocimiento, su
sabiduría, ayudarlo a crecer, hasta convertirse en un
verdadero Homo Sapiens Sapiens.

Cuatro operaciones intelectuales Nocionales, en
suma:

Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior

Las nociones otorgan al niño poder para pensar;
ni más ni menor! Al poseerlas hereda la mayor parte de su
legado cultural. Por el solo hecho de pertenecer a la amorosa
especie humana. Cuando es que nace en un ambiente
sociocultural donde habitan adultos cultos (en tanto depositarios
de grandes volúmenes de Herramientas Intelectuales, ricos
intelectualmente). Y cuando dichos adultos disponen de tiempo,
paciencia y dedicación para transferirle su riqueza al
pequeño… virtudes cada vez más infrecuentes e
inusuales. Al destruir primero la familia extensa
el capitalismo
nacional y luego la familia, el capitalismo transnacional
está destruyendo la segunda y última cualidad con
que cuenta la especie humana para sobrevivir con dignidad,
parte de la inteligencia chimpancé: la enorme capacidad
amorosa aprehendida, precisamente, en el seno familiar.
Aprehendida al interactuar, jugar, compartir y departir con
madres amorosas de tiempo completo: no con madres a horario fijo,
ni trabajadoras afectivas a destajo.

EL PENSAMIENTO CONCEPTUAL

Las operaciones intelectuales
proposicionales

Ya lo sabemos, existen cuatro operaciones intelectuales
nocionales:

Op1. Introyección: Objeto ® Imagen

Op2. Proyección: Imagen
®
Objeto

Op3. Nominación: Imagen
® Palabra
(o enunciados)

Op4. Comprehensión: Palabra ® Imagen

Las IMÁGENES son el centro neurálgico para
todas las operaciones nocionales, sin excepción. Tienen
que pasar por ellas. Las imágenes median entre los
objetos-reales y las palabras-objeto. El mundo de
los objetos reales precede a los niños, está
ahí dado. El avance gigantesco de la especie humana
consiste en dotar a cada objeto de su correspondiente
imagen-objeto y a cada imagen de su correspondiente
palabra-objeto.

Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior

Las PROPOSICIONES constituyen el centro
neurálgico para todas las operaciones Proposicionales, sin
excepción. Todas pasan por ellos. Las Preposiciones median
entre los hechos y los textos o relatos.

Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior

Gracias a las operaciones intelectuales proposicionales
es sencillo llevar a cabo cuatro acciones intelectuales muy
significativas.

Primero. Proposicionalizar hechos.
Convertir hechos en proposiciones [Hechos ® Proposiciones]. Por caso,
luego de observar a una mamá pájaro de comer sus
crías el niño descubre el embrión de una
nueva Proposición: "Ah ! los pájaros también
alimentan a sus hijos. No solo lo hacen los perros y los
gatos". Trayendo a escena su destreza proposicionalizadora en un
hecho y acontecimiento singular descubre regularidades. Entre
este "descubrimiento Proposicional" y el descubrir Principios
Generales, como lo hacen los grandes científicos, hay
escasa distancia intelectual. Razón tienen los
constructivistas cuando imploran a las escuelas del futuro de
mantener en los niños y en los jóvenes la llama del
descubrimiento, la llama que alimenta las pasiones intelectuales.
Proposicionalizar hechos es un segundo escalón en el
ascenso intelectual en el camino a convertirse en
científico. Cuál cree es el primer
escalón.

Segundo. Ejemplificar Proposiciones
[Proposiciones ®
hechos]. Operación intelectual con enorme capacidad
pedagógica y educativa, a fin de cuentas todos somos
profesores, profesionales o no, enculturadores. Sin embargo, ni
los profesores, ni tampoco los escritores la han desarrollado
plenamente. Para la muestra un botón, el presente
Módulo está escasamente ejemplificado. En
contravía a la Proposicionalización, la
ejemplificación avanza desde la proposición hacia
los casos o acontecimientos reales.

Tercero. Codificar Proposiciones. Plasmar
nuestros propios pensamientos en textos o relatos, tanto orales
como escritos. Comunicarlos a otros seres humanos.

Cuarto. Decodificar [Textos ® Proposiciones]. La
operación recíproca.

Ciertamente, dada la enorme importancia del
lenguaje como vía regia al asimilar conocimiento y
transferir conocimiento, las dos últimas operaciones son
capitales. Buena parte de los fracasos escolares de los
niños durante su escolaridad primaria tienen que ver casi
con exclusividad con déficits en estas operaciones
proposicionales. Dificultades para comprender textos orales (las
clases por ejemplo) o escritos (lectura) y para comunicarse oral
o por escrito, por ejemplo durante las innumerables evaluaciones
académicas.

EL PENSAMIENTO FORMAL

Ahora se estudiarán dos herramientas de la
lógica, la deducción, base de la lógica formal
matemática, y la inducción, a partir de la cual se han
formulado las más importantes leyes y
principios de las ciencias, base
de la lógica popular y algunas ciencias
sociales.

La primera, rigurosa, exacta, restringida. La segunda
muy creativa, amplia, pero sujeta a inexactitudes.

Aún cuando no seamos conscientes de ello, nos
encontramos realizando inducciones con mucha frecuencia. Frases
como estas son muy comunes, y grandes ejemplos de las inducciones
populares:

"El cielo está nublado, está venteando muy
fuerte, seguramente va a llover".

"Jairo no vino a clase, anoche se acostó
tardísimo, debió quedarse dormido".

"La autopista está muy trancada, normalmente no
lo está, debe haber un accidente".

A pesar de que son mucho menos frecuentes las
deducciones, estas son la base de todas las ciencias de rigor
tales como física, matemáticas, química,
etc. Todas las demostraciones de estas ciencias están
basadas en esta potente herramienta. En vista de la enorme
importancia de estas dos herramientas, una en el campo
científico, y la otra en el cotidiano, creemos de vital
importancia que los alumnos reciban un fuerte trabajo en estas
áreas, para perfeccionar estos mecanismos de razonamiento,
y poder desenvolverse más fácilmente en estos
ámbitos.

EL PENSAMIENTO CATEGORIAL

Del pensamiento formal al categorial

El pensamiento formal es lineal; el pensamiento
precategorial, por el contrario, es ramificado. En el ejemplo del
color de los cabellos, aparecen tres proposiciones:

P1 [María es menos trigueña
que Sonia]

P2 [Sonia menos trigueña que
Angela]

se debe concluir que:

P3 [María es menos trigueña
que Angela]

Tres proposiciones que se derivan en un orden
lineal.

P1 y P2 ; se sigue
P3

P1 y P2 Þ P3

Tal tipo de razonamiento podría linealmente
continuarse de manera indefinida, originando lo que en el
Instituto Alberto Merani se denomina una "cadena de
razonamientos". Es decir, un encadenamiento lineal de varias
proposiciones interconectadas.

Características básicas del pensamiento
categorial

El pensar categorial, es ramificado. Consta de
"árboles" proposicionales; no
únicamente de cadenas.

Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior

Lo anterior es una estructura de pensamiento
precategorial elemental. Formada por seis proposiciones (1 a 6).
Observe como el "árbol" consta de subcadenas
formales:

Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior

Lo interesante del pensamiento precategorial es
que integra en una estructura de árbol todas las
proposiciones. Pero, lo más útil, el pensamiento
precategorial opera con cualquier tipo de nexo argumentativo o
derivativo. No solo con nexos de naturaleza lógica
(formal). Operan con diversos (cualquier) grado de
argumentatividad o de derivatividad. Esto es, aceptan grados de
rigor lógico.

Desventaja y ventaja, a la vez.

Desventaja: menor rigor. Mientras la
conclusión de una cadena de razonamiento formal es
válida y transferible a cualquier contenido (o mejor, por
ser transferible a cualquier contenido posee plena validez
formal), las conclusiones de un mentefacto precategorial oscilan
entre la máxima y la mínima validez. La validez de
un árbol depende del contenido de las proposiciones;
así como de la validez y fortaleza de los conectores
argumentales o derivativos.

Ventaja: El hecho de que las estructuras
precategoriales acepten "conectores lógicos blandos " les
imprime ciertas desventajas, pero a la vez unas muy potentes
ventajas, sobre los razonamientos formales clásicos. El
pensar precategorial está más próximo a los
modos de pensar vinculados con los descrito por Piaget e
Inhelder actúa exclusivamente en sistemas por completo
cerrados (deducibles al 100%). Poco interesantes, ya que la
inmensa mayoría de las estructuras ideativas con las
cuales se topa la ciencia moderna, Categorías, así
como el razonamiento cotidiano son probabilísticos y
conjeturales … no estrictamente deductivos. Luego de las
evidencias
epistemiológicas presentadas por T. Kuhn, S. Toulmin y G.
Bachelard, es claro que aún las ciencias, las
tecnologías y seguramente el arte, –excluidas las
disciplinas formales– estén constituidas por sistemas
solo parcialmente delimitados … muy parcialmente. Por
sistemas blandos, lógicamente hablando.

Es razonable suponer que las estructuras precategoriales
inherentes a los "espacios proposicionales probablemente
definidos", a los sistemas blandos, que son la inmensa
mayoría, poseen una alta pertinencia social, y, lo que nos
interesa, una enorme potencia pedagógica. Pues el
pensamiento de los jóvenes discurre al interior de
discursos blandos provenientes de las disciplinas sociales y
humanas y aún de las ciencias
naturales. Y, por supuesto, de la cultura. Ni qué
decir de la "blandura" de los discursos políticos,
psicológicos. cotidianos, en los cuales se habita una
inmensa cantidad de tiempo. Al respecto bien vale la pena
considerar en profundidad la afirmación de Jerome Bruner
(1988), cuando concluye:

"En la nueva lógica modal, más incisiva,
no preguntamos si una proposición es verdadera o falsa,
sino en qué clase de mundo posible sería
verdadera. Sucede además que si puede demostrarse que es
verdadera en todos los mundos imaginables, es casi con toda
seguridad una verdad que deriva de la índole misma del
lenguaje y no del mundo, en el sentido de que la
afirmación "un soltero es un varón no casado"
puede ser verdadera en todos los mundos posibles."

Podemos concluir, de este enramado de proposiciones, que
un currículo INTEGRAL será aquel que,
como sugiere la palabra, apunta a desarrollar en el niño
las formas más elevadas del conocimiento,
valorización y destrezas. Que entienda al pequeño
una persona en construcción, donde es tan importante
alimentar el cerebro como el corazón y los
músculos… empleando una figura didáctica.

EL
LENGUAJE Y LA COMUNICACIÓN
(1)

DISTINTOS TIPOS DE COMUNICACIÓN
(1)

LA SUPERIORIDAD DEL LENGUAJE-PALABRA
(1)

ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN
(1)

TIPOS DE COMUNICACIÓN (1)

INTERFERENCIAS (1)

FUNCIONES DEL LENGUAJE (1)

EL SIGNO (1)

SIGNOS DE LA
LENGUA (1)

CARACTERÍSTICAS DEL SIGNO (1)

DESCRIPCIÓN SISTEMÉTICA DE LA
LENGUA (1)

DIACRONÍA Y SINCRONÍA
(1)

DESARROLLO HUMANO Y LENGUAJE (1)

ITINERARIO
(1)

DIMENSIONES HUMANAS (1)

ETAPAS Y MANIFESTACIONES (1)

.TEORÍAS SOBRE LA ADQUISICIÓN DEL
LENGUAJE
(1)

OTRAS RELACIONES ENTRE LENGUAJE Y PENSAMIENTO
(1)

RELACIONES LENGUAJE Y PENSAMIENTO (1)

(1) Para ver la monografía completa seleccione la
opción "Descargar" del menú superior

 

 

 

Autor:

DR. ÁSBEL QUINTERO MONCADA

DOCENTE UNIVERSIDAD SANTIAGO DE CALI

UNIVERSIDAD SANTIAGO DE CALI

" COMPROMETIDOS CON EL SER"

1999

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter