- Efectos del alcohol en el feto
y en el posterior desarrollo del
niño - Efectos del tabaco en el
embarazo - Embarazo y
diabetes - Matroambiente
Al iniciar un tratamiento farmacológico, deben
tenerse en cuenta los síntomas somáticos para: no
potenciarloscon las medicaciones que se prescriban y
diferenciarlos de los posibles efectos secundarios.
Por ejemplo, el vaciado gastrointestinal disminuye en un
30-35 % durante el embarazo, lo
que predispone al estreñimiento; añadir
medicaciones que tengan efectos anticolinérgicos
contribuirá a aumentar la incomodidad en la paciente. Los
efectos teratógenos de los fármacos es la
cuestió más importante que se plantea en los
tratamientos durante el embarazo. Nunca existe la garantía
de que un fármaco no los tenga, ya que pequeños
indices teratógenos son difíciles de distinguir de
una anormalidad espontanea. La capacidad teratógena de un
fármaco depende de múltiples factores y se debe a
los cambios neurobiológicos que induce. Los efectos
teratógenos incluyen retardo de la maduración,
niveles de dificultad para el aprendizaje o
la resolución de problemas,
actividad anormal y
estados de conciencia
patológicos. A pesar de que la mayor susceptibilidad
teratogénica se refiere al primer trimestre del embarazo,
no está limitada sólo a este periodo.
En el neonato, el efecto tóxico es diferente del
teratógeno y se debe al efecto directo de los
fármacos utilizados en el final del embarazo. Las
dificultades para estudiar en el neonato los efectos
teratógenos de los fármacos psicotrópicos ha
obligado a que los estudios se hayan realizado con animales.
Resulta difícil aislar los efectos de los
fármacos de otros factores que tambien alteran la conducta.
Por
ejemplo, se ha demostrado que en las ratas, las
consecuencias de una exposición
prenatal a fármacos pueden incrementarse o reducirse,
dependiendo de la calidad del
entorno en su crianza.
Antidepresivos
tricíclicos (ADT).
La nortriptilina puede considerarse el ADT de
elección durante el embarazo, por varios
motivos:
1. ha sido utilizada con éxito
durante décadas
2. presenta pocos efectos anticolinérgicos en
comparación con otros tricíclicos
3. la relación entre su concentración en
plasma y sus efectos terapeúticos está bien
estudiada
4. su mayor potencia
antidepresiva reduce otras complicaciones orgánicas al
requerirse menores dosis.
Sin embargo y a pesar de estas ventajas, si con
anterioridad una mujer ha
respondido bien a otro tricíclico y no ha presentado
efectos secundarios considerables, es preferible utilizar el
antidepresivo del que ya se conoce su eficacia. Se ha
observado que para controlar los síntomas depresivos en
lasegunda parte del embarazo debe aumentarse la dosis de estos
antidepresivos. La media de la dosis final alcanzada durante la
gestación es 1,6 veces superior a la alcanzada en la mujer no
embarazada. Los datos de los
niveles séricos avalan la hipótesis de que es necesario incrementar
las dosis orales para conseguir niveles constantes a lo largo del
embarazo. Parece que la exposición a estos antidepresivos
no provoca un aumento del riesgo de
malformaciones, no obstante, no se dispone de estudios
metodológicos rigurosos.
Antidepresivos
inhibidores de la mono-aminooxidasa
Durante el embarazo sólo deben ser considerados
si se han agotado las demás posibilidades
terapeúticas, asumiendo que es un tratamiento de alto
riesgo.
Antidepresivos inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina
Los índices de malformaciones observadas con
estos fármacos no exceden de los encontrados en la
población general. La tasa de abortos, en
grupos
tratados con
fluoxetina y tricíclicos, tiende a ser superior al de la
población general, aunque no significativa. Si estos
hallazgos se confirman, tendrán que diferenciarse los
riesgos de la
propia enfermedad psiquiátrica de los producidos por la
exposición al medicamento.
Litio. Las malformaciones cardíacas,
particularmente el síndrome de Ebstein, aparecen con mayor
proporción
en los fetos expuestos a litio. Por lo tanto, el litio
esta contraindicado en el primer trimestre del embarazo. En este
periodo se recomiendan utilizar neurolépticos o
TEC.
Carbamazepina y valproato.
Estas sustancias anticonvulsivas se utilizan como
timolépticos en cuadros resistentes
al tratamiento y en trastornos bipolares, especialmente
en los de ciclos rápidos. Las dos sustancias presentan un
alto índice teratógeno y de toxicidad fetal.
Se
han descrito malformaciones congénitas en
niños,
cuyas madres habían estado
sometidas a tratamiento con estas sustancias, como labio
leporino, malfomaciones cardíacas o espina bífida.
El riesgo de esta última se estima en el 0,5- 1 % con
carbamazepina y del 1-5 % con valproato. La incidencia de abortos
y de partos prematuros tambien ha resultado ser
significativamente más elevada que en grupos
control. Por lo tanto, en la mujer embarazada estas
sustancias estan absolutamente contraindicadas.
Benzodiacepinas.
Aunque los datos de los que se dispone no son
concluyentes, se considera que el clordiazepóxido resulta
teratógeno sobre todo en los 42 primeros dias del embarazo
pues la proporción de malformaciones severas, cuando las
madres tomaron la sustancia en este periodo, es 3 veces mayor que
en la población general. Diazepam se ha asociado con
aumento en el riesgo de labios leporinos, con o sin alteraciones
del paladar.
Lorazepam parece ser la benzodiacepina de
elección durante la gestación dado que: 1) se
asocia a menor concentración placentaria que diazepam, 2)
carece de metabolitos activos y c) su
potencia es alta y tiene una buena absorción.
Sin embargo, como los resultados valorables de su uso en
mujeres embarazadas son escasos, las normas a seguir
para su utilización serán las mismas que para otras
benzodiacepinas, es decir, dosis no elevadas y durante el
mínimo tiempo
posible.
En definitiva, en esta etapa se debe evitar la
administración prolongada de estas sustancias por lo
que, para periodos de tiempo largos, se recomiendan otros
fármacos como los neurolépticos.
Neurolépticos.
Datos de varios estudios realizados en mujeres que
durante el embarazo estuvieron sometidas a tratamiento con
antipsicóticos como clorpromacina, perfenacina,
haloperidol, etc., revelan que éstos no provocaron una
proporción de malformaciones diferenciable de la
población general y tampoco se han identificado
malformaciones específicas causadas por los
mismos. Como quiera que la mayor parte de estos estudios se han
basado en la utilización de estas sustancias más
como antiheméticos que como antipsicóticos, son
escasos los datos acerca de las dosis empleadas y su tiempo de
utilización. De todas formas, en el periodo de
gestación, es recomendable reemplazar tanto el litio como
las benzodiazepinas por neurolépticos ya que plantean
menos riesgos.
TEC (terapia electroconvulsiva).
Ha sido utilizada con resultados satisfactorios tanto en
embarazos normales como de alto riesgo. Resulta de
elección cuando las condiciones debidas a la enfermedad
como agitación severa, catatonia, deshidratación,
malnutrición o violencia
representan un riesgo para el feto. Parece
ser uno de los abordajes terapéuticos más seguros en el
embarazo. Los efectos de la TEC sobre el feto en formación
son mínimos, la frecuencia cardíaca permanece
estable y no se modifican los movimiento
fetales, tampoco se producen contracciones uterinas y las
puntuaciones
del test de Apgar en
los recién nacidos son normales. No parece que la TEC
aumente el riesgo de malformaciones fetales, ni que altere el
desarrollo
psicomotor y físico del niño.
EFECTOS DEL ALCOHOL EN
EL
FETO Y EN EL POSTERIOR
DESARROLLO
DEL NIÑO
Las pruebas
demuestran que una mujer que consume grandes cantidades de
alcohol durante la gestación coloca al hijo, que
aún no ha nacido, en una situación de alto riesgo
de aparición de daños y déficits mentales y
físicos durante la infancia.
Se sabe con certeza que el alcohol cruza libremente la
barrera placentaria y alcanza el feto. Todo el mundo sabe que un
exceso en el consumo de
alcohol por parte de la madre puede afectar negativamente al
feto, pero se tiene menos conocimiento
de que un consumo de pequeñas a moderadas dosis de alcohol
también pueden conducir a consecuencias peligrosas. La
ingesta de pequeñas cantidades de alcohol,
como 30 ml al día, puede hacer que el
niño manifieste un peso inferior al normal y se ha
observado un aumento del riesgo de aborto
espontáneo con ingestas de alcohol tan insignificantes
como 30 ml a la semana y aumenta, del mismo modo, la probabilidad de
que el niño padezca malformaciones y defectos importantes
caracterizados como el Síndrome Alcohólico
Fetal (SAF) (cuyo cuadro clínico veremos y
detallaremos más adelante), no obstante, aún no
llegando a padecer todo el cuadro clínico del
síndrome alcohólico fetal, el feto puede padecer
alguno de esos síntomas aislados.
DEFINICIÓN DEL PROBLEMA
El síndrome de alcoholismo
fetal es un conjunto de alteraciones o manifestaciones que
determinan una enfermedad. Esta puede darse en los niños
recién nacidos y se presenta generalmente cuando la madre
toma bebidas alcohólicas en exceso durante todo el
embarazo. Estas alteraciones pueden ser tanto físicas
cómo psicológicas.
Muchos de los estudios sobre efectos del consumo de
alcohol en el feto muestran una correlación positiva entre
consumo de alcohol materno y riesgo de anomalías fetales,
(es decir, a mayor consumo de alcohol, mayor riesgo de
anomalías). Vamos a poner un ejemplo: – si se toman 3
bebidas diarias, y por bebidas se entiendo desde una bebida
mezclada, hasta un vaso de vino pasando por una cerveza (ya que
tienen más o menos la misma cantidad de alcohol) aumenta
la probabilidad de que el niño nazca muerto. – del mismo
modo aumenta la probabilidad de abortos espontáneos
durante el 2º trimestre de gestación en aquellas
mujeres que toman 3 o más bebidas diarias que en las que
toman menos de una bebida al día.
Aunque, según estudios, parece que no es
necesario el consumo de alcohol diario y regular para que se
desarrollen anomalías fetales, basta con un consumo
moderado o incluso un consumo pequeño, la cantidad de
alcohol necesario para causar daño al
feto varía dependiendo del peso y de los hábitos de
cada persona en el
consumo de alcohol, podemos sintetizar señalando que en
dosis de bajas a moderadas los efectos del alcohol en el feto
puede manifestarse desde que el tamaño y peso es menor
(con los riesgos que ello supone) hasta llegar a padecer un
retraso mental. A dosis importantes durante períodos
prolongados en el embarazo puede aparecer el síndrome
alcohólico fetal o síndrome del alcohol en el feto
con todos y cada una de las afecciones que incluye su cuadro
clínico que, a grandes rasgos, es:
– Dismorfología o malformaciones
faciales.
– Déficit del crecimiento prenatal (antes del
nacimiento)
– Malformación del sistema nervioso
central, incluyendo retraso mental.
Señalar que la 2ª causa más frecuente
de retraso mental es, de hecho, el consumo de alcohol por parte
de la madre. La causa más conocida de retraso mental en
todo el mundo es la inanición y la mala nutrición, que
indirectamente está relacionada con el consumo de alcohol
durante el embarazo, ya que una mujer que toma frecuentemente
alcohol se alimenta mal y por tanto no nutre bien el bebé,
por tanto es otra de las causas que pueden afectar el desarrollo
del bebé como también:
– puede haber deshidratación en la madre (falta
de líquidos), ya que generalmente, las
alcohólicas no suelen tomar otro tipo de
bebidas).
– el sistema
hormonal de una madre que toma alcohol se ve afectado,
especialmente en el funcionamiento de la placenta, lo que
provoca que el transporte
de nutrientes, oxigeno, y
desechos no sea el adecuado.
– se producen también alteraciones en el
cerebro del
feto, ya que el alcohol afecta casi todas las células,
principalmente las de un bebé que está en
formación dentro del útero de la
madre.
– el alcohol destruye las neuronas (célula nerviosa que no se regenera),
afectando especialmente en la formación o
malformación de las neuronas del bebé. La
cantidad de alcohol por día o por semana necesaria para
causar daño no ha sido especificada, en los ejemplos
anteriores hablamos de "aumento de la probabilidad de padecer
algún trastorno" no de "seguridad de
que lo padezca", ya que "esa probabilidad" varía
dependiendo de la cantidad de alcohol que consuma, del peso de
la madre y de la fuerza del
bebé.
Las anomalías importantes, como las que se
observan en el síndrome alcohólico fetal, persisten
indefinidamente y se prolongan, probablemente, durante toda la
vida.
Existen otras sustancias psicoactivas, especialmente la
cocaína y
la marihuana, que
se consumen a menudo junto con el alcohol. Se ha descrito un
síndrome de la cocaína en el feto parecido al
síndrome alcohólico fetal. También es
frecuente la aparición de enfermedades asociadas a los
alcohólicos y drogadictos , por ejemplo, el sistema
inmunitario se halla afectado y disminuido por los efectos
tóxicos del alcohol e indirectamente por la desnutrición, dando lugar a un mayor
índice de infecciones especialmente víricas (es
decir, debido a virus) las cuales
pueden producir anomalías que no se pueden concretar y que
se puede encuadrar dentro de los efectos nocivos del alcohol en
el feto.
¿POR QUÉ EL ALCOHOL ES
NOCIVO?
Durante la gestación, concretamente durante el
período embrionario (aproximadamente desde la 4ª
semana al 4º mes) se forman los órganos. Para la
formación de estos órganos es necesaria la glucosa y para
crearse los metabolismo
glucogénicos es necesaria la existencia de dos enzimas:
– APOENZIMAS ( de procedencia endógena, las
aporta el embrión)
– COENIMAS (de procedencia exógena, las aporta el
exterior)
Si una sustancia tóxica, como es el alcohol, es
ingerida en el momento de la elaboración de esos
metabolismos glucogénicos, es posible que afecte a una de
esas dos enzimas no funcionando, no uniéndose, haciendo
que el órgano que se está formando en ese momento
se forme mal o que ni siguiera tenga lugar su
formación.
Existen datos que indican que otro de los efectos
adversos pueden ser debido a que el alcohol altera la
transferencia placentaria de aminoácidos esenciales y de
zinc, necesarios para la síntesis
proteica, produciendo, por tanto, un retraso en el crecimiento
intrauterino.
Como ya he señalado anteriormente, la
desnutrición materna por el alcoholismo repercutirá
mediante un bajo aporte calórico proteico al feto, por
consiguiente se producirá la desnutrición
intrauterina, irrecuperable en la vida posnatal.
Se piensa que las anomalías craneo-faciales y
cerebrales pueden ser consecuencia del ambiente
alcohólico intrauterino, sin embargo, se ha
señalado que dichas anomalías pueden estar en
relación con que el óvulo materno se ha envejecido
tanto por la desnutrición materna como por el mismo
ambiente alcohólico en que el óvulo se ha
encontrado durante tiempo. Así resulta lógico
relacionar las anomalías craneo-faciales y de otras zonas
(miembros, corazón,
hernias, etc) con las encontradas en otros síndromes de
malformación congénica que nos pueden llevar a
pensar por un lado en herencia autosómica recesiva como, por otro lado a
que se produzcan debido al envejecimiento del óvulo o
espermatozoide. (ejm. Síndrome de Facies Fetal,
Discrania-pigo-falangia…)
¿QUÉ LE PASA AL
BEBÉ?
(TRANSPARENCIA)
Los bebés en formación dentro del
útero, expuestos al alcohol, generalmente nacen antes de
la fecha prevista naturalmente. La circunferencia de la cabeza
(perímetro cefálico), el peso y la estatura suelen
ser inferiores (recién nacidos hipotróficos), lo
que implica que todo o parte de su organismo no logra
desarrollarse lo suficiente y llega a estar inmadura
(recién nacidos prematuros, que tienen una mortalidad
media del 6%)
Estos bebés al nacer con esta alteración,
producto del
alcohol, no se reponen fácilmente. El peso y la estatura
siempre se mantendrán entre los porcentajes o valores
más bajos en comparación con niños que nacen
sanos.
Los desórdenes o problemas del desarrollo del
Sistema
Nervioso Central, son muy variables:
– Síndrome de abstinencia neonatal.
– mala regulación de los estados de vigilia y de
sueño.
– irritabilidad, intranquilidad, llora sin motivo
aparente, no quiere que le carguen, que le cojan.
– se mueve constantemente.
– llega a registrarse desde un pequeño retraso
mental, a un retraso mental grave, distracción, falta de
concentración, retraso al hablar, problemas para
oír o ver, problemas al relacionarse con otras personas y
en controlar su comportamiento.
Las diferencias faciales incluyen: (distrofias
craneo-faciales)
– frente angosta o corta
– abertura de los párpados muy chica ya que, a
veces, se puede observar un pliegue de piel que cubre
la parte o ángulo interno del ojo, con el párpado
superior caído.
– ojos demasiados pequeños
(microftalmía)
– labio superior delgado
– mandíbula con falta de desarrollo (de perfil se
ve hundida)
– paladar hendido o separado en dos partes
– orejas malformadas (más pequeñas e
implantadas por debajo de lo normal)
Pueden existir otro tipo de alteraciones:
– músculos rígidos o
contraídos
– endurecimiento de las articulaciones,
sobre todo codos y rodillas.
– defectos de la pared que divide el corazón, con
problemas cardiacos.
– Vértebras de la columna a nivel del cuello
unidas unas con otras.
– Lunares de sangre de
color rojo
oscuro.
Las diferentes anomalías pueden depender
de:
– la dosis de alcohol a que se expuso al
feto.
– el momento del desarrollo fetal en el que se consume
el alcohol (la etapa más crítica
consta de los primeros tres meses de embarazo, ya que es cuando
el bebé se forma)
– Las diferencias individuales de cada feto para
resistir los efectos del alcohol.
Únicamente se ha encontrado un cuadro
clínico completo del Síndrome Alcohólico
Fetal en los bebés de madres alcohólicas, no
obstante, en los bebés de madres que consumen alcohol de
manera esporádica se ha encontrado alguno de los
síntomas que dependerá del momento en que se ha
consumido el alcohol así los estudios indican que el estado del
desarrollo fetal tiene un efecto importante en el tipo de
anomalía que aparecerá.
– durante el 1er trimestre se produce,
más probablemente, dismorfologías o
malformaciones.
– durante el 2º trimestre pérdida del
feto.
– durante el 3er trimestre,
disminución del crecimiento intrauterino. El consumo de
alcohol durante este trimestre puede dar lugar a problemas en el
comportamiento intelectual y desarrollo motor aún
en ausencia de malformaciones en cráneo y cara.
COMPLICACIONES
Las complicaciones que se presentan con mayor frecuencia
son las siguientes:
– Microftalmia (ojos demasiado
pequeños)
– Estrabismo (uno o los dos ojos se
desvían)
– Pecho "excavado" o sumido.
– Lengua
"subdesarrollada".
– Hirsutismo facial (la cara del bebé está
cubierta de vello).
– Defectos en el diafragma (músculo de la
respiración).
– Pliegues de la palma de la mano cortos lo cual implica
una dificultad en la extensión de los dedos.
– Se está estudiando una relación directa
entre la ingesta de alcohol en útero y la presencia de
cáncer.
– Insuficiencia
cardíaca (el corazón del bebé no
funciona normalmente)
– Bronconeumonías.
– Desnutrición.
TRATAMIENTO
Para los bebés que nacen con malformaciones
mayores el tratamiento es quirúrgico.
No obstante, los que nacen con malformaciones menores se
recomienda dar estimulación temprana para lograr un mejor
desarrollo motor, mediante la rehabilitación.
A los niños con problemas de aprendizaje, de
concentración, al hablar, e incluso con retraso mental se
recomienda la ayuda de especialistas en cada una de las materias
por ejemplo: logopedas, psicólogos, maestros en educación
especial…
A aquellos niños que padezcan defectos
físicos aparentes, así como a las madres
alcohólicas, se les recomienda apoyo psicológico y
emocional por parte de la familia. Su
integración en la sociedad es
fundamental.
PRONÓSTICO
Al abarcar tantas malformaciones o enfermedades es
difícil concretar un pronóstico concreto. El
pronóstico depende del tipo de malformación o
complicación que se presente, de la rapidez con que se
trate el problema, y de la resistencia que
presente cada niño.
El tiempo de vida probablemente está reducido y
no se puede esperar que mejore la deficiencia mental ni la del
crecimiento al cien por ciento.
En cuanto a la probabilidad de que se repita
dependerá del consumo de alcohol en la madre, así
como de la cantidad del mismo durante cada uno de sus
embarazos.
Así, a modo de cierre, podemos señalar que
aún pequeñas cantidades de alcohol pueden aumentar
los riesgos de los defectos de nacimiento pudiendo incluso
afectar al Sistema Nervioso Central. Por eso, lo más
seguro es no
beber nada de alcohol durante el embarazo. De hecho, es mejor
dejar de beber antes de tratar de quedar embarazada. Tres semanas
después de concebir, ya se están formando los
órganos importantes del bebé, pero a estas alturas
puede que no sepa todavía que está embarazada.
Durante esa etapa, el alcohol puede afectar al cerebro y al
organismo del bebé en desarrollo.
Después que nazca el bebé, conviene seguir
evitando el alcohol si le da el pecho. El alcohol puede llegar al
bebé por medio de la leche materna,
lo que podría causarle problemas de desarrollo.
Efectos del tabaco en el
embarazo
Hace ya bastantes décadas que se conoce que el
consumo de tabaco durante el periodo de gestación supone
en la mujer una mayor probabilidad de aparición de abortos
espontáneos y un incremento de la mortalidad perinatal,
así mismo se ha constatado una menor ganancia de peso de
la esperada en el recién nacido, es decir, que los hijos
de madres fumadoras pesan menos al nacer que los de las no
fumadoras.
Las investigaciones
llevadas a cabo sobre mujeres embarazadas han revelado que las
mujeres que siguen fumando durante su gestación, no solo
arriesgan su propia salud, sino que
también ponen en peligro la de su hijo, ya que la
inhalación del humo del tabaco, modifica enormemente las
condiciones bajo las cuáles se desarrolla el feto durante
el periodo prenatal.
Numerosos estudios epidemiológicos efectuados
durante los últimos 40 años, han puesto de
manifiesto que el tabaquismo
materno afecta de forma manifiesta al crecimiento fetal, lo cual
se pone de manifiesto por una reducción de todas las
dimensiones del recién nacido, pero especialmente en una
reducción del peso al nacer. Los hijos de madres fumadoras
pesan al nacer un promedio de 250 gr menos que aquellos cuyas
madres no fuman durante el embarazo.
También ha quedado demostrado que el tabaquismo
materno origina un aumento de los abortos espontáneos,
nacimientos prematuros y mayor número de complicaciones
durante el embarazo y el parto. A
través de estas dos últimas complicaciones, el
tabaquismo de la gestante fumadora provoca un incremento del
riesgo de pérdida del feto, en especial en el caso de
embarazo de altos riesgos por otras causas.
Los hijos de madres fumadoras, presentan mayor riesgo de
presentar "muerte
súbita del lactante", que es aquella muerte que se
diagnostica cuando en la autopsia no se
descubre ninguna otra enfermedad que la justifique.
Es de importancia aclarar, que no existe evidencia
científica en que el consumo de cigarrillos light (bajos
en alquitrán y nicotina) sea menos perjudicial para el
feto que los cigarrillos habituales.
Los estudios llevados a cabo indican que los
efectos adversos del consumo de tabaco sobre el feto son debidos
en una mayor parte a la nicotina y al monóxido de carbono,
aunque el principal factor causal de la toxicidad del feto se le
atribuye al segundo
Se sabe que la nicotina provoca una hipoxemia (falta de
oxígeno) aguda, pero transitoria en la
sangre fetal, al reducir el flujo sanguíneo en la
placenta.
El monóxido de carbono por el contrario produce
una hipoxia crónica en el feto debido a que incrementa los
niveles de carboxihemoglobina (COHb) en la sangre materna y
todavía más en la fetal, reduciendo así el
transporte de oxígeno y su liberación por los
tejidos y
órganos del feto, dando lugar a una hipoxia lo que va a
conducir a una alteración en el desarrollo del
feto.
Los adultos tienen gran capacidad de adaptación a
la intoxicación crónica de monóxido de
carbono (CO), generan poliglobulia (aumento de los globulos
rojos) y aumentan su afinidad por la oxihemoglobina (HbO2), y por
esta razón mantienen el equilibrio
entre el contenido de oxígeno (02) y la disponibilidad del
mismo en los tejidos.
El feto humano por el contrario, no dispone de esa
capacidad hemática para acomodarse al hábito de
fumar de la madre y por este motivo es muy sensible a los efectos
del humo del tabaco durante el embarazo. Esta falta de
adaptación eficaz a la exposición de CO puede ser
la explicación del reducido peso al nacer que presentan
los hijos de madres fumadoras.
EFECTO SOBRE EL FETO Y LOS NINOS
En las mujeres embarazadas que fuman, el tabaco tiene un
efecto en el bebè nonato. Existe evidencia abundante para
comprobar que el fumar retarda el desarrollo del feto y aumenta
el riesgo de un aborto espontàneo, de la muerte del
feto, o de la muerte de la criatura recièn nacida. Hay
tambièn evidencia de que los hijos de algunos fumadores
tienden a padecer màs de ciertas deficiencias mensurables
en su crecimiento y desarrollo fìsico. Si la madre que
esta encinta fuma, algunas de las sustancias dañinas y
venenosas del humo del cigarrillo son transmitidas al sistema
circulatorio del feto a travèz de la placenta. Una de
estas sustancias es el mon6xido de carbono, el cual elimina el
oxigeno de los gl6bulos rojos. Otra es la nicotina, la cual
encoge los vasos sanguineos, inclusive los de la misma placenta,
lo cual disminuyendo la cantitad de oxìgeno y alimento que
fluye hacia la criatura no nacida aùn.
Aunque es cierto que el feto en si no respira, sì
ejerce algunos movimientos de los mùsculos pectorales en
una especie de simulacro de respiraci6n. Estos movimientos
disminuyen en frecuencia cuando la madre se ha fumado s6lo dos
cigarrillos. Aun cuando las mujeres dejan de fumar antes del
embarazo, su uso previo del tabaco puede resultar en daño
para el feto, segùn un informe
autorizado.
Dos encuestas
telef6nicas llevadas a cabo entre un nùmero de familias en
Detroit, Michigan, establecieron que existe una correlaci6n
estadisticamente significativa entre el hàbito de funiar
tabaco de los padres y las enfermedades del aparato
respiratorio de los hijos.
¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una condición en la cual o bien no
se produce suficiente cantidad de insulina, o el cuerpo es
incapaz de utilizar la insulina que produce. La insulina es la
hormona que hace posible que la glucosa se introduzca en las
células del cuerpo para proporcionar energía.
Cuando la glucosa no puede entrar a las células,
ésta se acumula en la sangre y las células del
cuerpo se privan de alimento y mueren.
La diabetes en el embarazo puede provocar consecuencias
graves para la madre y el feto en crecimiento. La gravedad de los
problemas suele depender del grado de la diabetes de la madre, en
especial si sufre de complicaciones vasculares (de los vasos
sanguíneos) y de un control
deficiente de la glucosa en la sangre. La diabetes que se
presenta durante el embarazo se describe como:
Diabetes gestacional – cuando una madre que no sufre de
diabetes desarrolla resistencia a la insulina a causa de las
hormonas del
embarazo. Las mujeres que tienen diabetes gestacional pueden ser
dependientes de la insulina o no.
Diabetes preexistente – mujeres que padecen de diabetes
dependiente de la insulina de tipo I y quedan
embarazadas.
¿Qué es la diabetes
gestacional?
La diabetes gestacional es una condición en la
cual el nivel de la glucosa es elevado y otros síntomas de
la diabetes aparecen durante el embarazo en una mujer que no ha
sido diagnosticada con diabetes previamente. En la mayoría
de los casos, todos los síntomas de la diabetes
desaparecen después del parto.
A diferencia de la diabetes pre-existente de tipo 1, la
diabetes gestacional no es causada por la carencia de insulina,
sino por los efectos bloqueadores de las otras hormonas en la
insulina producida, una condición denominada resistencia a
la insulina.
EFECTOS DURANTE EL EMBARAZO
El riesgo de que surjan problemas durante el embarazo es
mayor cuando la diabetes no está bien controlada. Algunos
de estos problemas pueden aumentar las posibilidades de un parto
por cesárea. Es por eso que, durante el embarazo, usted
necesita un buen control del azúcar
en la sangre.
El control apropiado de los niveles de glucosa, antes y
durante el embarazo, puede disminuir los riesgos. Si tiene
diabetes o si corre el riesgo de contraer diabetes gestacional,
es conveniente que usted esté al tanto de los problemas
que podrían presentarse:
Las malformaciones congénitas – tales como
los defectos cardíacos, los problemas renales y los
defectos de la espina dorsal – ocurren más a menudo
en los niños de mujeres cuya diabetes no fue debidamente
controlada antes del embarazo.
La
preeclampsia es hipertensión durante el embarazo y puede
ocasionar problemas tanto para la madre como para el niño.
Puede ser necesario inducir el parto para que el niño
nazca antes de tiempo. Una paciente con una preeclampsia leve
posiblemente necesite permanecer hospitalizada, de modo que tanto
ella como el feto puedan ser objeto de monitorización. La
preeclampsia grave puede producir convulsiones.
El hidramnios ocurre cuando hay exceso de líquido
amniótico en el saco que envuelve al bebé. Puede
causar molestias en algunas mujeres y hacer que se inicie
prematuramente (antes de las 37 semanas) el trabajo de
parto y el parto mismo.
Las infecciones de las vías urinarias pueden
producirse sin presentar síntomas. De no ser tratada, la
infección puede propagarse de la vejiga a los
riñones y causar daños a la madre y al
niño.
La macrosomia – se refiere a un bebé que es
considerablemente más grande de lo normal. Todos los
nutrientes que el feto recibe vienen directamente de la sangre de
la madre. Si la sangre de la madre tiene demasiada glucosa, el
páncreas del feto percibe los niveles altos de glucosa y
produce más insulina en un esfuerzo por usar esa glucosa.
El feto convierte el excedente de glucosa en grasa. Aun cuando la
madre tiene diabetes gestacional, el feto puede producir toda la
insulina que necesita. La combinación de los niveles altos
de glucosa de la madre y de los niveles altos de insulina del
feto da como resultado unos depósitos grandes de grasa,
causando el crecimiento excesivo del feto.
Las lesiones al nacer – Las lesiones del parto pueden
producirse debido al gran tamaño del bebé y a las
dificultades consiguientes en el alumbramiento.
La hipoglucemia – se refiere al azúcar baja en el
bebé inmediatamente después del parto. Este
problema se produce si los niveles del azúcar en la sangre
de la madre han sido sistemáticamente altos,
causándole al feto un nivel alto de insulina en la
circulación. Después del parto, el bebé
continúa teniendo un nivel alto de insulina, pero ya no
tiene el nivel alto de azúcar proveniente de su madre: el
resultado es que los niveles de azúcar en la sangre del
recién nacido sean muy bajos. Los niveles de azúcar
en la sangre del bebé son revisados después del
nacimiento, y si los niveles son muy bajos, puede ser necesario
darle glucosa al bebé intravenosamente.
Trastornos respiratorios (dificultades para respirar) El
exceso de insulina o de glucosa en el siste-ma del bebé
puede demorar la maduración de los pulmones y provocar
dificultades respiratorias. Es más probable que se
presente este problema si el bebé nace antes de las 37
semanas de gestación.
- Desnutrición
- Tuberculosis
- Diabetes miellitus
- Hipertensión crónica
- Colagenopatías
- Cardiopatías
- Nefropatia
- Infecciones congenitas: toxoplasmosis, sífilis,
herpes,
hepatitis,
rubéola, citomegalovirus - Enfermedades de transmisión sexual
- Morvilidad materna diversa
- Infecciones de vías urinarias
- Infección cervicovaginal
- Tabaquismo
- Alcoholismo
- Cafeína
- Uso de fármacos
- Adicción a marihuana drogas o
narcóticos - Exposición a tóxicos.
Ana Lilia Constantino Romero