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Tratamiento de los trastornos depresivos durante el embarazo




Enviado por anlyk1



    1. Efectos del alcohol en el feto
      y en el posterior desarrollo del
      niño
    2. Efectos del tabaco en el
      embarazo
    3. Embarazo y
      diabetes
    4. Matroambiente

    Al iniciar un tratamiento farmacológico, deben
    tenerse en cuenta los síntomas somáticos para: no
    potenciarloscon las medicaciones que se prescriban y
    diferenciarlos de los posibles efectos secundarios.

    Por ejemplo, el vaciado gastrointestinal disminuye en un
    30-35 % durante el embarazo, lo
    que predispone al estreñimiento; añadir
    medicaciones que tengan efectos anticolinérgicos
    contribuirá a aumentar la incomodidad en la paciente. Los
    efectos teratógenos de los fármacos es la
    cuestió más importante que se plantea en los
    tratamientos durante el embarazo. Nunca existe la garantía
    de que un fármaco no los tenga, ya que pequeños
    indices teratógenos son difíciles de distinguir de
    una anormalidad espontanea. La capacidad teratógena de un
    fármaco depende de múltiples factores y se debe a
    los cambios neurobiológicos que induce. Los efectos
    teratógenos incluyen retardo de la maduración,
    niveles de dificultad para el aprendizaje o
    la resolución de problemas,
    actividad anormal y

    estados de conciencia
    patológicos. A pesar de que la mayor susceptibilidad
    teratogénica se refiere al primer trimestre del embarazo,
    no está limitada sólo a este periodo.

    En el neonato, el efecto tóxico es diferente del
    teratógeno y se debe al efecto directo de los
    fármacos utilizados en el final del embarazo. Las
    dificultades para estudiar en el neonato los efectos
    teratógenos de los fármacos psicotrópicos ha
    obligado a que los estudios se hayan realizado con animales.

    Resulta difícil aislar los efectos de los
    fármacos de otros factores que tambien alteran la conducta.
    Por

    ejemplo, se ha demostrado que en las ratas, las
    consecuencias de una exposición
    prenatal a fármacos pueden incrementarse o reducirse,
    dependiendo de la calidad del
    entorno en su crianza.

    Antidepresivos
    tricíclicos (ADT).

    La nortriptilina puede considerarse el ADT de
    elección durante el embarazo, por varios
    motivos:

    1. ha sido utilizada con éxito
    durante décadas

    2. presenta pocos efectos anticolinérgicos en
    comparación con otros tricíclicos

    3. la relación entre su concentración en
    plasma y sus efectos terapeúticos está bien
    estudiada

    4. su mayor potencia
    antidepresiva reduce otras complicaciones orgánicas al
    requerirse menores dosis.

    Sin embargo y a pesar de estas ventajas, si con
    anterioridad una mujer ha
    respondido bien a otro tricíclico y no ha presentado
    efectos secundarios considerables, es preferible utilizar el
    antidepresivo del que ya se conoce su eficacia. Se ha
    observado que para controlar los síntomas depresivos en
    lasegunda parte del embarazo debe aumentarse la dosis de estos
    antidepresivos. La media de la dosis final alcanzada durante la
    gestación es 1,6 veces superior a la alcanzada en la mujer no
    embarazada. Los datos de los
    niveles séricos avalan la hipótesis de que es necesario incrementar
    las dosis orales para conseguir niveles constantes a lo largo del
    embarazo. Parece que la exposición a estos antidepresivos
    no provoca un aumento del riesgo de
    malformaciones, no obstante, no se dispone de estudios
    metodológicos rigurosos.

    Antidepresivos
    inhibidores de la mono-aminooxidasa

    Durante el embarazo sólo deben ser considerados
    si se han agotado las demás posibilidades
    terapeúticas, asumiendo que es un tratamiento de alto
    riesgo.

    Antidepresivos inhibidores selectivos de la
    recaptación de serotonina

    Los índices de malformaciones observadas con
    estos fármacos no exceden de los encontrados en la
    población general. La tasa de abortos, en
    grupos
    tratados con
    fluoxetina y tricíclicos, tiende a ser superior al de la
    población general, aunque no significativa. Si estos
    hallazgos se confirman, tendrán que diferenciarse los
    riesgos de la
    propia enfermedad psiquiátrica de los producidos por la
    exposición al medicamento.

    Litio. Las malformaciones cardíacas,
    particularmente el síndrome de Ebstein, aparecen con mayor
    proporción

    en los fetos expuestos a litio. Por lo tanto, el litio
    esta contraindicado en el primer trimestre del embarazo. En este
    periodo se recomiendan utilizar neurolépticos o
    TEC.

    Carbamazepina y valproato.

    Estas sustancias anticonvulsivas se utilizan como
    timolépticos en cuadros resistentes

    al tratamiento y en trastornos bipolares, especialmente
    en los de ciclos rápidos. Las dos sustancias presentan un
    alto índice teratógeno y de toxicidad fetal.
    Se

    han descrito malformaciones congénitas en
    niños,
    cuyas madres habían estado
    sometidas a tratamiento con estas sustancias, como labio
    leporino, malfomaciones cardíacas o espina bífida.
    El riesgo de esta última se estima en el 0,5- 1 % con
    carbamazepina y del 1-5 % con valproato. La incidencia de abortos
    y de partos prematuros tambien ha resultado ser
    significativamente más elevada que en grupos

    control. Por lo tanto, en la mujer embarazada estas
    sustancias estan absolutamente contraindicadas.

    Benzodiacepinas.

    Aunque los datos de los que se dispone no son
    concluyentes, se considera que el clordiazepóxido resulta
    teratógeno sobre todo en los 42 primeros dias del embarazo
    pues la proporción de malformaciones severas, cuando las
    madres tomaron la sustancia en este periodo, es 3 veces mayor que
    en la población general. Diazepam se ha asociado con
    aumento en el riesgo de labios leporinos, con o sin alteraciones
    del paladar.

    Lorazepam parece ser la benzodiacepina de
    elección durante la gestación dado que: 1) se
    asocia a menor concentración placentaria que diazepam, 2)
    carece de metabolitos activos y c) su
    potencia es alta y tiene una buena absorción.

    Sin embargo, como los resultados valorables de su uso en
    mujeres embarazadas son escasos, las normas a seguir
    para su utilización serán las mismas que para otras
    benzodiacepinas, es decir, dosis no elevadas y durante el
    mínimo tiempo
    posible.

    En definitiva, en esta etapa se debe evitar la
    administración prolongada de estas sustancias por lo
    que, para periodos de tiempo largos, se recomiendan otros
    fármacos como los neurolépticos.

    Neurolépticos.

    Datos de varios estudios realizados en mujeres que
    durante el embarazo estuvieron sometidas a tratamiento con
    antipsicóticos como clorpromacina, perfenacina,
    haloperidol, etc., revelan que éstos no provocaron una
    proporción de malformaciones diferenciable de la
    población general y tampoco se han identificado

    malformaciones específicas causadas por los
    mismos. Como quiera que la mayor parte de estos estudios se han
    basado en la utilización de estas sustancias más
    como antiheméticos que como antipsicóticos, son
    escasos los datos acerca de las dosis empleadas y su tiempo de
    utilización. De todas formas, en el periodo de
    gestación, es recomendable reemplazar tanto el litio como
    las benzodiazepinas por neurolépticos ya que plantean
    menos riesgos.

    TEC (terapia electroconvulsiva).

    Ha sido utilizada con resultados satisfactorios tanto en
    embarazos normales como de alto riesgo. Resulta de
    elección cuando las condiciones debidas a la enfermedad
    como agitación severa, catatonia, deshidratación,
    malnutrición o violencia
    representan un riesgo para el feto. Parece
    ser uno de los abordajes terapéuticos más seguros en el
    embarazo. Los efectos de la TEC sobre el feto en formación
    son mínimos, la frecuencia cardíaca permanece
    estable y no se modifican los movimiento
    fetales, tampoco se producen contracciones uterinas y las
    puntuaciones

    del test de Apgar en
    los recién nacidos son normales. No parece que la TEC
    aumente el riesgo de malformaciones fetales, ni que altere el
    desarrollo
    psicomotor y físico del niño.

    EFECTOS DEL ALCOHOL EN
    EL

    FETO Y EN EL POSTERIOR
    DESARROLLO

    DEL NIÑO

    Las pruebas
    demuestran que una mujer que consume grandes cantidades de
    alcohol durante la gestación coloca al hijo, que
    aún no ha nacido, en una situación de alto riesgo
    de aparición de daños y déficits mentales y
    físicos durante la infancia.

    Se sabe con certeza que el alcohol cruza libremente la
    barrera placentaria y alcanza el feto. Todo el mundo sabe que un
    exceso en el consumo de
    alcohol por parte de la madre puede afectar negativamente al
    feto, pero se tiene menos conocimiento
    de que un consumo de pequeñas a moderadas dosis de alcohol
    también pueden conducir a consecuencias peligrosas. La
    ingesta de pequeñas cantidades de alcohol,
    como 30 ml al día, puede hacer que el
    niño manifieste un peso inferior al normal y se ha
    observado un aumento del riesgo de aborto
    espontáneo con ingestas de alcohol tan insignificantes
    como 30 ml a la semana y aumenta, del mismo modo, la probabilidad de
    que el niño padezca malformaciones y defectos importantes
    caracterizados como el Síndrome Alcohólico
    Fetal (SAF)
    (cuyo cuadro clínico veremos y
    detallaremos más adelante), no obstante, aún no
    llegando a padecer todo el cuadro clínico del
    síndrome alcohólico fetal, el feto puede padecer
    alguno de esos síntomas aislados.

    DEFINICIÓN DEL PROBLEMA

    El síndrome de alcoholismo
    fetal es un conjunto de alteraciones o manifestaciones que
    determinan una enfermedad. Esta puede darse en los niños
    recién nacidos y se presenta generalmente cuando la madre
    toma bebidas alcohólicas en exceso durante todo el
    embarazo. Estas alteraciones pueden ser tanto físicas
    cómo psicológicas.

    Muchos de los estudios sobre efectos del consumo de
    alcohol en el feto muestran una correlación positiva entre
    consumo de alcohol materno y riesgo de anomalías fetales,
    (es decir, a mayor consumo de alcohol, mayor riesgo de
    anomalías). Vamos a poner un ejemplo: – si se toman 3
    bebidas diarias, y por bebidas se entiendo desde una bebida
    mezclada, hasta un vaso de vino pasando por una cerveza (ya que
    tienen más o menos la misma cantidad de alcohol) aumenta
    la probabilidad de que el niño nazca muerto. – del mismo
    modo aumenta la probabilidad de abortos espontáneos
    durante el 2º trimestre de gestación en aquellas
    mujeres que toman 3 o más bebidas diarias que en las que
    toman menos de una bebida al día.

    Aunque, según estudios, parece que no es
    necesario el consumo de alcohol diario y regular para que se
    desarrollen anomalías fetales, basta con un consumo
    moderado o incluso un consumo pequeño, la cantidad de
    alcohol necesario para causar daño al
    feto varía dependiendo del peso y de los hábitos de
    cada persona en el
    consumo de alcohol, podemos sintetizar señalando que en
    dosis de bajas a moderadas los efectos del alcohol en el feto
    puede manifestarse desde que el tamaño y peso es menor
    (con los riesgos que ello supone) hasta llegar a padecer un
    retraso mental. A dosis importantes durante períodos
    prolongados en el embarazo puede aparecer el síndrome
    alcohólico fetal o síndrome del alcohol en el feto
    con todos y cada una de las afecciones que incluye su cuadro
    clínico que, a grandes rasgos, es:

    – Dismorfología o malformaciones
    faciales.

    – Déficit del crecimiento prenatal (antes del
    nacimiento)

    – Malformación del sistema nervioso
    central, incluyendo retraso mental.

    Señalar que la 2ª causa más frecuente
    de retraso mental es, de hecho, el consumo de alcohol por parte
    de la madre. La causa más conocida de retraso mental en
    todo el mundo es la inanición y la mala nutrición, que
    indirectamente está relacionada con el consumo de alcohol
    durante el embarazo, ya que una mujer que toma frecuentemente
    alcohol se alimenta mal y por tanto no nutre bien el bebé,
    por tanto es otra de las causas que pueden afectar el desarrollo
    del bebé como también:

    – puede haber deshidratación en la madre (falta
    de líquidos), ya que generalmente, las
    alcohólicas no suelen tomar otro tipo de
    bebidas).

    – el sistema
    hormonal de una madre que toma alcohol se ve afectado,
    especialmente en el funcionamiento de la placenta, lo que
    provoca que el transporte
    de nutrientes, oxigeno, y
    desechos no sea el adecuado.

    – se producen también alteraciones en el
    cerebro del
    feto, ya que el alcohol afecta casi todas las células,
    principalmente las de un bebé que está en
    formación dentro del útero de la
    madre.

    – el alcohol destruye las neuronas (célula nerviosa que no se regenera),
    afectando especialmente en la formación o
    malformación de las neuronas del bebé. La
    cantidad de alcohol por día o por semana necesaria para
    causar daño no ha sido especificada, en los ejemplos
    anteriores hablamos de "aumento de la probabilidad de padecer
    algún trastorno" no de "seguridad de
    que lo padezca", ya que "esa probabilidad" varía
    dependiendo de la cantidad de alcohol que consuma, del peso de
    la madre y de la fuerza del
    bebé.

    Las anomalías importantes, como las que se
    observan en el síndrome alcohólico fetal, persisten
    indefinidamente y se prolongan, probablemente, durante toda la
    vida.

    Existen otras sustancias psicoactivas, especialmente la
    cocaína y
    la marihuana, que
    se consumen a menudo junto con el alcohol. Se ha descrito un
    síndrome de la cocaína en el feto parecido al
    síndrome alcohólico fetal. También es
    frecuente la aparición de enfermedades asociadas a los
    alcohólicos y drogadictos , por ejemplo, el sistema
    inmunitario se halla afectado y disminuido por los efectos
    tóxicos del alcohol e indirectamente por la desnutrición, dando lugar a un mayor
    índice de infecciones especialmente víricas (es
    decir, debido a virus) las cuales
    pueden producir anomalías que no se pueden concretar y que
    se puede encuadrar dentro de los efectos nocivos del alcohol en
    el feto.

    ¿POR QUÉ EL ALCOHOL ES
    NOCIVO?

    Durante la gestación, concretamente durante el
    período embrionario (aproximadamente desde la 4ª
    semana al 4º mes) se forman los órganos. Para la
    formación de estos órganos es necesaria la glucosa y para
    crearse los metabolismo
    glucogénicos es necesaria la existencia de dos enzimas:

    – APOENZIMAS ( de procedencia endógena, las
    aporta el embrión)

    – COENIMAS (de procedencia exógena, las aporta el
    exterior)

    Si una sustancia tóxica, como es el alcohol, es
    ingerida en el momento de la elaboración de esos
    metabolismos glucogénicos, es posible que afecte a una de
    esas dos enzimas no funcionando, no uniéndose, haciendo
    que el órgano que se está formando en ese momento
    se forme mal o que ni siguiera tenga lugar su
    formación.

    Existen datos que indican que otro de los efectos
    adversos pueden ser debido a que el alcohol altera la
    transferencia placentaria de aminoácidos esenciales y de
    zinc, necesarios para la síntesis
    proteica, produciendo, por tanto, un retraso en el crecimiento
    intrauterino.

    Como ya he señalado anteriormente, la
    desnutrición materna por el alcoholismo repercutirá
    mediante un bajo aporte calórico proteico al feto, por
    consiguiente se producirá la desnutrición
    intrauterina, irrecuperable en la vida posnatal.

    Se piensa que las anomalías craneo-faciales y
    cerebrales pueden ser consecuencia del ambiente
    alcohólico intrauterino, sin embargo, se ha
    señalado que dichas anomalías pueden estar en
    relación con que el óvulo materno se ha envejecido
    tanto por la desnutrición materna como por el mismo
    ambiente alcohólico en que el óvulo se ha
    encontrado durante tiempo. Así resulta lógico
    relacionar las anomalías craneo-faciales y de otras zonas
    (miembros, corazón,
    hernias, etc) con las encontradas en otros síndromes de
    malformación congénica que nos pueden llevar a
    pensar por un lado en herencia autosómica recesiva como, por otro lado a
    que se produzcan debido al envejecimiento del óvulo o
    espermatozoide. (ejm. Síndrome de Facies Fetal,
    Discrania-pigo-falangia…)

    ¿QUÉ LE PASA AL
    BEBÉ?

    (TRANSPARENCIA)

    Los bebés en formación dentro del
    útero, expuestos al alcohol, generalmente nacen antes de
    la fecha prevista naturalmente. La circunferencia de la cabeza
    (perímetro cefálico), el peso y la estatura suelen
    ser inferiores (recién nacidos hipotróficos), lo
    que implica que todo o parte de su organismo no logra
    desarrollarse lo suficiente y llega a estar inmadura
    (recién nacidos prematuros, que tienen una mortalidad
    media del 6%)

    Estos bebés al nacer con esta alteración,
    producto del
    alcohol, no se reponen fácilmente. El peso y la estatura
    siempre se mantendrán entre los porcentajes o valores
    más bajos en comparación con niños que nacen
    sanos.

    Los desórdenes o problemas del desarrollo del
    Sistema
    Nervioso Central, son muy variables:

    – Síndrome de abstinencia neonatal.

    – mala regulación de los estados de vigilia y de
    sueño.

    – irritabilidad, intranquilidad, llora sin motivo
    aparente, no quiere que le carguen, que le cojan.

    – se mueve constantemente.

    – llega a registrarse desde un pequeño retraso
    mental, a un retraso mental grave, distracción, falta de
    concentración, retraso al hablar, problemas para
    oír o ver, problemas al relacionarse con otras personas y
    en controlar su comportamiento.

    Las diferencias faciales incluyen: (distrofias
    craneo-faciales)

    – frente angosta o corta

    – abertura de los párpados muy chica ya que, a
    veces, se puede observar un pliegue de piel que cubre
    la parte o ángulo interno del ojo, con el párpado
    superior caído.

    – ojos demasiados pequeños
    (microftalmía)

    – labio superior delgado

    – mandíbula con falta de desarrollo (de perfil se
    ve hundida)

    – paladar hendido o separado en dos partes

    – orejas malformadas (más pequeñas e
    implantadas por debajo de lo normal)

    Pueden existir otro tipo de alteraciones:

    músculos rígidos o
    contraídos

    – endurecimiento de las articulaciones,
    sobre todo codos y rodillas.

    – defectos de la pared que divide el corazón, con
    problemas cardiacos.

    – Vértebras de la columna a nivel del cuello
    unidas unas con otras.

    – Lunares de sangre de
    color rojo
    oscuro.

    Las diferentes anomalías pueden depender
    de:

    – la dosis de alcohol a que se expuso al
    feto.

    – el momento del desarrollo fetal en el que se consume
    el alcohol (la etapa más crítica
    consta de los primeros tres meses de embarazo, ya que es cuando
    el bebé se forma)

    – Las diferencias individuales de cada feto para
    resistir los efectos del alcohol.

    Únicamente se ha encontrado un cuadro
    clínico completo del Síndrome Alcohólico
    Fetal en los bebés de madres alcohólicas, no
    obstante, en los bebés de madres que consumen alcohol de
    manera esporádica se ha encontrado alguno de los
    síntomas que dependerá del momento en que se ha
    consumido el alcohol así los estudios indican que el estado del
    desarrollo fetal tiene un efecto importante en el tipo de
    anomalía que aparecerá.

    – durante el 1er trimestre se produce,
    más probablemente, dismorfologías o
    malformaciones.

    – durante el 2º trimestre pérdida del
    feto.

    – durante el 3er trimestre,
    disminución del crecimiento intrauterino. El consumo de
    alcohol durante este trimestre puede dar lugar a problemas en el
    comportamiento intelectual y desarrollo motor aún
    en ausencia de malformaciones en cráneo y cara.

    COMPLICACIONES

    Las complicaciones que se presentan con mayor frecuencia
    son las siguientes:

    – Microftalmia (ojos demasiado
    pequeños)

    – Estrabismo (uno o los dos ojos se
    desvían)

    – Pecho "excavado" o sumido.

    Lengua
    "subdesarrollada".

    – Hirsutismo facial (la cara del bebé está
    cubierta de vello).

    – Defectos en el diafragma (músculo de la
    respiración).

    – Pliegues de la palma de la mano cortos lo cual implica
    una dificultad en la extensión de los dedos.

    – Se está estudiando una relación directa
    entre la ingesta de alcohol en útero y la presencia de
    cáncer.

    – Insuficiencia
    cardíaca (el corazón del bebé no
    funciona normalmente)

    – Bronconeumonías.

    – Desnutrición.

    TRATAMIENTO

    Para los bebés que nacen con malformaciones
    mayores el tratamiento es quirúrgico.

    No obstante, los que nacen con malformaciones menores se
    recomienda dar estimulación temprana para lograr un mejor
    desarrollo motor, mediante la rehabilitación.

    A los niños con problemas de aprendizaje, de
    concentración, al hablar, e incluso con retraso mental se
    recomienda la ayuda de especialistas en cada una de las materias
    por ejemplo: logopedas, psicólogos, maestros en educación
    especial…

    A aquellos niños que padezcan defectos
    físicos aparentes, así como a las madres
    alcohólicas, se les recomienda apoyo psicológico y
    emocional por parte de la familia. Su
    integración en la sociedad es
    fundamental.

    PRONÓSTICO

    Al abarcar tantas malformaciones o enfermedades es
    difícil concretar un pronóstico concreto. El
    pronóstico depende del tipo de malformación o
    complicación que se presente, de la rapidez con que se
    trate el problema, y de la resistencia que
    presente cada niño.

    El tiempo de vida probablemente está reducido y
    no se puede esperar que mejore la deficiencia mental ni la del
    crecimiento al cien por ciento.

    En cuanto a la probabilidad de que se repita
    dependerá del consumo de alcohol en la madre, así
    como de la cantidad del mismo durante cada uno de sus
    embarazos.

    Así, a modo de cierre, podemos señalar que
    aún pequeñas cantidades de alcohol pueden aumentar
    los riesgos de los defectos de nacimiento pudiendo incluso
    afectar al Sistema Nervioso Central. Por eso, lo más
    seguro es no
    beber nada de alcohol durante el embarazo. De hecho, es mejor
    dejar de beber antes de tratar de quedar embarazada. Tres semanas
    después de concebir, ya se están formando los
    órganos importantes del bebé, pero a estas alturas
    puede que no sepa todavía que está embarazada.
    Durante esa etapa, el alcohol puede afectar al cerebro y al
    organismo del bebé en desarrollo.

    Después que nazca el bebé, conviene seguir
    evitando el alcohol si le da el pecho. El alcohol puede llegar al
    bebé por medio de la leche materna,
    lo que podría causarle problemas de desarrollo.

    Efectos del tabaco en el
    embarazo

    Hace ya bastantes décadas que se conoce que el
    consumo de tabaco durante el periodo de gestación supone
    en la mujer una mayor probabilidad de aparición de abortos
    espontáneos y un incremento de la mortalidad perinatal,
    así mismo se ha constatado una menor ganancia de peso de
    la esperada en el recién nacido, es decir, que los hijos
    de madres fumadoras pesan menos al nacer que los de las no
    fumadoras.

    Las investigaciones
    llevadas a cabo sobre mujeres embarazadas han revelado que las
    mujeres que siguen fumando durante su gestación, no solo
    arriesgan su propia salud, sino que
    también ponen en peligro la de su hijo, ya que la
    inhalación del humo del tabaco, modifica enormemente las
    condiciones bajo las cuáles se desarrolla el feto durante
    el periodo prenatal.

    Numerosos estudios epidemiológicos efectuados
    durante los últimos 40 años, han puesto de
    manifiesto que el tabaquismo
    materno afecta de forma manifiesta al crecimiento fetal, lo cual
    se pone de manifiesto por una reducción de todas las
    dimensiones del recién nacido, pero especialmente en una
    reducción del peso al nacer. Los hijos de madres fumadoras
    pesan al nacer un promedio de 250 gr menos que aquellos cuyas
    madres no fuman durante el embarazo.

    También ha quedado demostrado que el tabaquismo
    materno origina un aumento de los abortos espontáneos,
    nacimientos prematuros y mayor número de complicaciones
    durante el embarazo y el parto. A
    través de estas dos últimas complicaciones, el
    tabaquismo de la gestante fumadora provoca un incremento del
    riesgo de pérdida del feto, en especial en el caso de
    embarazo de altos riesgos por otras causas.

    Los hijos de madres fumadoras, presentan mayor riesgo de
    presentar "muerte
    súbita del lactante", que es aquella muerte que se
    diagnostica cuando en la autopsia no se
    descubre ninguna otra enfermedad que la justifique.

    Es de importancia aclarar, que no existe evidencia
    científica en que el consumo de cigarrillos light (bajos
    en alquitrán y nicotina) sea menos perjudicial para el
    feto que los cigarrillos habituales.

    Componentes
    tóxicos

     Los estudios llevados a cabo indican que los
    efectos adversos del consumo de tabaco sobre el feto son debidos
    en una mayor parte a la nicotina y al monóxido de carbono,
    aunque el principal factor causal de la toxicidad del feto se le
    atribuye al segundo

    Se sabe que la nicotina provoca una hipoxemia (falta de
    oxígeno) aguda, pero transitoria en la
    sangre fetal, al reducir el flujo sanguíneo en la
    placenta.

    El monóxido de carbono por el contrario produce
    una hipoxia crónica en el feto debido a que incrementa los
    niveles de carboxihemoglobina (COHb) en la sangre materna y
    todavía más en la fetal, reduciendo así el
    transporte de oxígeno y su liberación por los
    tejidos y
    órganos del feto, dando lugar a una hipoxia lo que va a
    conducir a una alteración en el desarrollo del
    feto.

    Los adultos tienen gran capacidad de adaptación a
    la intoxicación crónica de monóxido de
    carbono (CO), generan poliglobulia (aumento de los globulos
    rojos) y aumentan su afinidad por la oxihemoglobina (HbO2), y por
    esta razón mantienen el equilibrio
    entre el contenido de oxígeno (02) y la disponibilidad del
    mismo en los tejidos.

    El feto humano por el contrario, no dispone de esa
    capacidad hemática para acomodarse al hábito de
    fumar de la madre y por este motivo es muy sensible a los efectos
    del humo del tabaco durante el embarazo. Esta falta de
    adaptación eficaz a la exposición de CO puede ser
    la explicación del reducido peso al nacer que presentan
    los hijos de madres fumadoras.

    EFECTO SOBRE EL FETO Y LOS NINOS

    En las mujeres embarazadas que fuman, el tabaco tiene un
    efecto en el bebè nonato. Existe evidencia abundante para
    comprobar que el fumar retarda el desarrollo del feto y aumenta
    el riesgo de un aborto espontàneo, de la muerte del
    feto, o de la muerte de la criatura recièn nacida. Hay
    tambièn evidencia de que los hijos de algunos fumadores
    tienden a padecer màs de ciertas deficiencias mensurables
    en su crecimiento y desarrollo fìsico. Si la madre que
    esta encinta fuma, algunas de las sustancias dañinas y
    venenosas del humo del cigarrillo son transmitidas al sistema
    circulatorio del feto a travèz de la placenta. Una de
    estas sustancias es el mon6xido de carbono, el cual elimina el
    oxigeno de los gl6bulos rojos. Otra es la nicotina, la cual
    encoge los vasos sanguineos, inclusive los de la misma placenta,
    lo cual disminuyendo la cantitad de oxìgeno y alimento que
    fluye hacia la criatura no nacida aùn.

    Aunque es cierto que el feto en si no respira, sì
    ejerce algunos movimientos de los mùsculos pectorales en
    una especie de simulacro de respiraci6n. Estos movimientos
    disminuyen en frecuencia cuando la madre se ha fumado s6lo dos
    cigarrillos. Aun cuando las mujeres dejan de fumar antes del
    embarazo, su uso previo del tabaco puede resultar en daño
    para el feto, segùn un informe
    autorizado.

    Dos encuestas
    telef6nicas llevadas a cabo entre un nùmero de familias en
    Detroit, Michigan, establecieron que existe una correlaci6n
    estadisticamente significativa entre el hàbito de funiar
    tabaco de los padres y las enfermedades del aparato
    respiratorio de los hijos.

    EMBARAZO Y DIABETES

    ¿Qué es la diabetes?

    La diabetes es una condición en la cual o bien no
    se produce suficiente cantidad de insulina, o el cuerpo es
    incapaz de utilizar la insulina que produce. La insulina es la
    hormona que hace posible que la glucosa se introduzca en las
    células del cuerpo para proporcionar energía.
    Cuando la glucosa no puede entrar a las células,
    ésta se acumula en la sangre y las células del
    cuerpo se privan de alimento y mueren.

    La diabetes en el embarazo puede provocar consecuencias
    graves para la madre y el feto en crecimiento. La gravedad de los
    problemas suele depender del grado de la diabetes de la madre, en
    especial si sufre de complicaciones vasculares (de los vasos
    sanguíneos) y de un control
    deficiente de la glucosa en la sangre. La diabetes que se
    presenta durante el embarazo se describe como:

    Diabetes gestacional – cuando una madre que no sufre de
    diabetes desarrolla resistencia a la insulina a causa de las
    hormonas del
    embarazo. Las mujeres que tienen diabetes gestacional pueden ser
    dependientes de la insulina o no.

    Diabetes preexistente – mujeres que padecen de diabetes
    dependiente de la insulina de tipo I y quedan
    embarazadas.

    ¿Qué es la diabetes
    gestacional?

    La diabetes gestacional es una condición en la
    cual el nivel de la glucosa es elevado y otros síntomas de
    la diabetes aparecen durante el embarazo en una mujer que no ha
    sido diagnosticada con diabetes previamente. En la mayoría
    de los casos, todos los síntomas de la diabetes
    desaparecen después del parto.

    A diferencia de la diabetes pre-existente de tipo 1, la
    diabetes gestacional no es causada por la carencia de insulina,
    sino por los efectos bloqueadores de las otras hormonas en la
    insulina producida, una condición denominada resistencia a
    la insulina.

    EFECTOS DURANTE EL EMBARAZO

    El riesgo de que surjan problemas durante el embarazo es
    mayor cuando la diabetes no está bien controlada. Algunos
    de estos problemas pueden aumentar las posibilidades de un parto
    por cesárea. Es por eso que, durante el embarazo, usted
    necesita un buen control del azúcar
    en la sangre.

    El control apropiado de los niveles de glucosa, antes y
    durante el embarazo, puede disminuir los riesgos. Si tiene
    diabetes o si corre el riesgo de contraer diabetes gestacional,
    es conveniente que usted esté al tanto de los problemas
    que podrían presentarse:

    Las malformaciones congénitas – tales como
    los defectos cardíacos, los problemas renales y los
    defectos de la espina dorsal – ocurren más a menudo
    en los niños de mujeres cuya diabetes no fue debidamente
    controlada antes del embarazo.

    La
    preeclampsia
    es hipertensión durante el embarazo y puede
    ocasionar problemas tanto para la madre como para el niño.
    Puede ser necesario inducir el parto para que el niño
    nazca antes de tiempo. Una paciente con una preeclampsia leve
    posiblemente necesite permanecer hospitalizada, de modo que tanto
    ella como el feto puedan ser objeto de monitorización. La
    preeclampsia grave puede producir convulsiones.

    El hidramnios ocurre cuando hay exceso de líquido
    amniótico en el saco que envuelve al bebé. Puede
    causar molestias en algunas mujeres y hacer que se inicie
    prematuramente (antes de las 37 semanas) el trabajo de
    parto y el parto mismo.

    Las infecciones de las vías urinarias pueden
    producirse sin presentar síntomas. De no ser tratada, la
    infección puede propagarse de la vejiga a los
    riñones y causar daños a la madre y al
    niño.

    La macrosomia – se refiere a un bebé que es
    considerablemente más grande de lo normal. Todos los
    nutrientes que el feto recibe vienen directamente de la sangre de
    la madre. Si la sangre de la madre tiene demasiada glucosa, el
    páncreas del feto percibe los niveles altos de glucosa y
    produce más insulina en un esfuerzo por usar esa glucosa.
    El feto convierte el excedente de glucosa en grasa. Aun cuando la
    madre tiene diabetes gestacional, el feto puede producir toda la
    insulina que necesita. La combinación de los niveles altos
    de glucosa de la madre y de los niveles altos de insulina del
    feto da como resultado unos depósitos grandes de grasa,
    causando el crecimiento excesivo del feto. 

    Las lesiones al nacer – Las lesiones del parto pueden
    producirse debido al gran tamaño del bebé y a las
    dificultades consiguientes en el alumbramiento.

    La hipoglucemia – se refiere al azúcar baja en el
    bebé inmediatamente después del parto. Este
    problema se produce si los niveles del azúcar en la sangre
    de la madre han sido sistemáticamente altos,
    causándole al feto un nivel alto de insulina en la
    circulación. Después del parto, el bebé
    continúa teniendo un nivel alto de insulina, pero ya no
    tiene el nivel alto de azúcar proveniente de su madre: el
    resultado es que los niveles de azúcar en la sangre del
    recién nacido sean muy bajos. Los niveles de azúcar
    en la sangre del bebé son revisados después del
    nacimiento, y si los niveles son muy bajos, puede ser necesario
    darle glucosa al bebé intravenosamente.

    Trastornos respiratorios (dificultades para respirar) El
    exceso de insulina o de glucosa en el siste-ma del bebé
    puede demorar la maduración de los pulmones y provocar
    dificultades respiratorias. Es más probable que se
    presente este problema si el bebé nace antes de las 37
    semanas de gestación.

    MATROAMBIENTE

    • Desnutrición
    • Tuberculosis
    • Diabetes miellitus
    • Hipertensión crónica
    • Colagenopatías
    • Cardiopatías
    • Nefropatia
    • Infecciones congenitas: toxoplasmosis, sífilis,
      herpes,
      hepatitis,
      rubéola, citomegalovirus
    • Enfermedades de transmisión sexual
    • Morvilidad materna diversa
    • Infecciones de vías urinarias
    • Infección cervicovaginal
    • Tabaquismo
    • Alcoholismo
    • Cafeína
    • Uso de fármacos
    • Adicción a marihuana drogas o
      narcóticos
    • Exposición a tóxicos.

     

    Ana Lilia Constantino Romero

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