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Educación en tiempos de Revolución Bolivariana




Enviado por luisbo



Partes: 1, 2

    1. Reforma Educativa con voluntad
      política
    2. Participación y
      cambio
    3. Cambios
      y educación básica en
      Venezuela
    4. Participación
      y cambios

    5. Metodologías participativas
    6. Bibliografía

    Presentación

    Las versiones originales de estos trabajos fueron
    escritas entre los años 2000 y 2002. He preferido
    reunirlos y dejarlos como fueron redactados en su versión
    original. Los hechos ocurridos desde el 2002, especialmente el
    golpe de
    Estado y la activación de la conspiración
    imperial, no han hecho otra cosa que reafirmar los contenidos de
    este trabajo.

    Resulta de especial importancia la comparación
    entre la propuesta de la Asamblea Nacional de Educación (ANE) y el
    Proyecto
    Educativo Nacional (PEN), porque fue el presidente de la ANE
    quien asumiría el Ministerio de Educación en el
    gobierno golpista
    de Carmona (Abril del 2002)

    Espero que las próximas líneas ayuden a
    comprender la magnitud de los cambios educativos que están
    en curso en el marco de la revolución Bolivariana. He
    preferido no incluir referencias a las misiones y los giros que
    se han generado desde el año 2002 porque ello forma parte
    de un trabajo que estamos culminando y que esperamos este
    disponible en Octubre de este año.

    Luis Bonilla-Molina

    (2004)

    REFORMA EDUCATIVA CON VOLUNTAD
    POLÍTICA

    Sería muy difícil
    construir de un golpe una teoría

    completa de todo el universo.
    Así que, en lugar de ello, hemos

    hecho progresos por medio de teorías parciales, que

    describen una gama limitada
    de

    acontecimientos y omiten otros o los
    aproximan

    (Stephen W. Hawking, 1999, Historia del tiempo,
    p.201)

    Resulta imposible no sorprenderse, cuando se leen o
    escuchan expresiones sobre los "inusitados" cambios educativos en
    curso, pretendiendo hacer un corte ahistórico de la
    reforma iniciada en la década de los ochenta, relanzada a
    comienzos de los noventa y replanteada a finales de la misma
    década, respecto a la actual dinámica iniciada con la Constituyente
    Educativa (1999).

    En este trabajo sustentamos -y aspiramos demostrarlo-
    que los procesos
    impulsados antes de 1999 y los que actualmente se articulan
    forman parte de un misma dinámica de reforma del estado, eso si
    con variantes no siempre adjetivas.

    Por otra parte, aspiramos destacar no sólo lo
    sustantivamente diferente de la actual prospectiva, dentro de un
    esfuerzo de análisis transformacional, sino los
    límites
    de la acción
    reformadora y las posibilidades abiertas a la corriente
    histórica por el cambio a
    partir de su superación. Resolución que
    deberá operarse en lo concreto
    más allá de los enunciados del presente, por los
    cuales apostamos y aspiramos contribuir.

    Al final, si hemos lograr incitar al debate para
    concitar esfuerzos para el cambio educativo, consideraremos
    alcanzado los objetivos
    propuestos.

    Episteme relacional y educación
    comparada

    La forma de aproximarnos a los hechos y las
    construcciones teóricas genera una episteme que
    configura la orientación del abordaje temático.
    Desde la perspectiva pedagógica subyacente a este ensayo, se
    asume la ecología dialéctica como referencia
    fundamental. En consecuencia, la realidad es comprendida
    en movimiento incesante, lo cual implica una constante
    construcción de
    realidad-teoría, en espiral. Los momentos no son
    vistos como periodos sino como simultaneidades que se
    edifican de manera desigual y combinada, reflejados en una
    síntesis de constructos, contextos y
    acciones
    , que no detienen sino por el contrario confirman, el
    movimiento
    constante en espiral.

    Por ello, en este trabajo se procura reivindicar el
    carácter contingente proactivo de la
    ecología
    dialéctica, que se opone a determinismos e imaginarios
    mecánicos. Lo concreto de la realidad-teoría
    es el presente y su expresión histórica, donde las
    prospectivas constituyen sólo posibilidades, que no niegan
    ni excluyen otros escenarios ni caminos.

    Por supuesto, que esta forma de aproximarnos a la
    realidad no es ingenua ni neutral. Por una parte, desde la
    ecología (propuesta de construcción de
    espacios donde el hombre y el
    resto de la naturaleza
    convivan y se protejan recíprocamente, donde todos ganen y
    nadie pierda) se asume comprometida con la transformación
    de la realidad. Por otra parte, desde la dialéctica
    (oposición/cambio) se asume en procura de una
    redefinición de las relaciones sociales como camino para
    disminuir la exclusión escolar de los sectores explotados,
    oprimidos y marginados del acceso a la riqueza social, a la cual
    tienen derecho. Resulta entonces imposible hablar de
    calidad y la pertinencia de la educación, sin
    partir de la inclusión.

    Conscientes del riesgo de
    elaboraciones mesiánicas y por ende excluyentes
    dado que esto ha tenido su expresión en la
    tradición histórica de las ciencias
    sociales y la pedagogía en vanguardismos, tiranía
    del método
    científico y pensamiento
    educativo único se defiende la
    participación integral como camino para disminuir
    los riesgos de una
    nueva hegemonía excluyente y opresora derivada de una
    abrogamiento unilateral del rol de liberación del hombre. Es
    decir, la liberación se asume como indisolublemente ligada
    al sujeto, en permanente negociación con sus iguales. Así, la
    transición continua pasa a ser entendida como
    expresión de la permanente construcción
    societal.

    Asumimos una episteme relacional (comparativa)
    para la clasificación, ordenamiento y comprensión
    de los procesos. A partir de las similitudes y diferencias de
    estas dinámicas complementarias, se construye un horizonte
    de análisis transdiciplinario para nuestro objeto
    de estudio: el cambio educativo. Aún cuando una
    dinámica se refiera sólo a lo nacional o lo
    pedagógico, el referente mundial o el transformacional
    (político, económico, social, jurídico,
    etc.) según sea el caso, se hace presente en la "lectura entre
    líneas". Ese es precisamente, el "otro" vistazo que le
    invitamos a hacer.

    Al abordar el objeto de estudio (reforma educativa) bajo
    la diamantina mirada de la educación comparada,
    estamos reconociendo una aproximación a los procesos de
    cambios educativos nacionales, como desarrollos de la
    tendencia reformadora internacional, que procuran
    solventar la crisis del
    Estado Moderno y sus subsistemas, entre ellos el
    educativo.

    La crisis de eficacia y
    legitimidad del Estado actual

    El Estado Moderno, tal y como lo conocemos en el
    presente es el resultado de la idea que hegemoniza la
    construcción societal a partir de las revoluciones
    francesa e industrial. Idea que en gran medida se fundamenta en
    la creencia (mito) en
    torno a las
    posibilidades de alcanzar el máximo bienestar y felicidad
    humana a través del conocimiento
    científico y el desarrollo de
    la tecnología en todos los campos. Nociones
    derivadas del
    triunfo de la razón, de las cuales los
    metarelatos son expresiones.

    La modernidad se plantea la superación de
    las formas de
    gobierno precedente, especialmente respecto a la
    relación entre el Estado y
    los ciudadanos. Los ideales de justicia,
    igualdad y
    libertad
    encuentran su correspondencia en una forma de organizar lo
    público, cuya especificidad, expresiones y limitaciones
    hemos abordado profusamente, en otros trabajos.

    La gobernabilidad aparece como aspiración
    de consenso social, que tiene sus expresiones discursivas,
    políticas e institucionales. El discurso
    consensual
    viene a erigirse en el sentido común
    socialmente aceptado sobre los asuntos públicos,
    donde lo privado pertenece a una esfera más
    individualizada. Es decir la gobernabilidad se construye a partir
    del establecimiento de normas aceptadas por todos
    o al menos por la mayoría y por ende de
    obligatorio cumplimiento para todos. Estas originan
    expresiones jurídicas, políticas e
    institucionales
    , propias del ideario de la modernidad.

    Para Ottenberger (1997), esto propicia la
    creación de los Estados-Nación, que
    conllevan al surgimiento de un funcionarato al que cada
    vez se le exige más especialización y competencias muy
    particulares. En consecuencia se organiza la burocracia
    como sistema de administración racional de los asuntos de
    gobierno social
    .

    A través del tiempo, en la medida que surgen
    fisuras en la consensualidad de construcción social
    se producen reelaboraciones teóricas e institucionales
    orientadas a superar las crisis de gobernabilidad evidente
    o en ciernes. Sin embargo, el Estado Moderno, es el resultado de
    un reordenamiento de clases
    sociales que no elimina la dicotomía poder/opresión, sino que tiende a
    profundizarla al propiciar una concentración del
    poder
    , de la cual la discrecionalidad es tan solo una
    de sus expresiones. Es precisamente esa discrecionalidad la que
    cierra espacios para la elaboración del discurso
    consensuado y convierte en asunto de elites y de
    "expertos", la toma de decisiones sobre los cambios
    para garantizar la gobernabilidad
    . Aunado a ello, la
    coaptación aparece como una práctica
    sistemática.

    Estas prácticas derivan en una toma de
    decisiones sobre los asuntos públicos, cada vez
    más alejada de los ciudadanos, lo cual implica el
    debilitamiento del discurso consensuado, que va edificando
    la crisis del Estado. Se plantean los cambios para salir de la
    crisis, los cuales se expresan en una extensión desde lo
    económico a la generalidad de lo social. Para quienes
    deseen profundizar en este último aspecto, le recomendamos
    la lectura que
    desde el materialismo
    histórico realiza Carlos Lanz (2000).

    La crisis orgánica del capitalismo
    (metarelato liberal) agudizada desde la década de los
    setenta del siglo XX, así como el desmantelamiento
    del modelo de
    socialismo en
    un solo país conocido popularmente como socialismo
    real
    (la expresión más difundida del metarelato
    socialista), pareciera evidenciar que la crisis es en
    realidad, de la idea moderna de Estado.

    En la década de los noventa, reaparece en
    lugar privilegiado la necesidad de construcción del
    discurso consensuado
    , ahora bajo la figura promotora de la
    reinvención de las instituciones que
    genéricamente se ha denominado reforma del Estado.
    Procesos complementarios en toda Latinoamérica y que en Venezuela, por
    ejemplo, se institucionalizan a través de la
    COPRE.

    En un trabajo publicado en 1999, ya se precisaba que
    las reformas, incluidas las educativas, constituyen
    operaciones de cambio desde el poder establecido, que
    procuran solucionar la crisis de eficacia y legitimidad por la
    cual atraviesa la práctica del Estado moderno
    en
    Venezuela. Es decir, entre el Estado que aparece
    representado en sus instituciones
    (entre ellas las educativas) y los ciudadanos aparece un
    ruido que
    progresivamente se transforma en crisis debido a que, por
    una parte, las instituciones del Estado no sirven para lo que
    dicen servir (eficacia) y por la otra, quienes gobiernan las
    instituciones del Estado, en sus distintos poderes no constituyen
    representaciones reales de los ciudadanos, pues no viven en sus
    comunidades, son electos por otros y a ellos simplemente se les
    convoca para votar en función de
    candidatos electos por otros o para legitimar una decisión
    que otros tomaron (crisis de legitimidad)
    .

    En consecuencia a cada sistema de
    gobernabilidad
    establecido por el Estado, le corresponde
    iniciar
    la búsqueda, implementación y evaluación
    continua de un conjunto de cambios en la
    orientación de recuperar el consenso discursivo que
    oriente la acción social. Por ello, el sistema
    educativo inicia un conjunto de transformaciones que
    genéricamente se han denominado reforma
    educativa
    .

    Esto es importante precisarlo a la hora de confrontar
    las visiones y orientaciones en torno a operaciones de
    reforma como el Proyecto Renovemos la Escuela
    Básica Rural Venezolana
    , para contribuir más
    allá del simple instrumentalismo de la solución a
    la crisis de eficacia y legitimidad del Estado desde la
    especificidad educativa. Superación que estamos
    convencidos, debe fundarse en lo popular, nacional y en la
    tradición liberadora del magisterio venezolano.

    PARTICIPACIÓN Y CAMBIO

    Nos levantamos temprano. Nos acostamos
    cuando llega la noche. No vemos televisión. No creemos que se es más
    feliz cuando más dinero se
    tiene. Aquí todo es de todos. No vivimos de las
    apariencias. Somos coherentes. Nosotros inventamos la democracia,
    una democracia verdadera y legítima: tomamos todas las
    decisiones por consenso. (Anónimo, Carta de Amor, The
    Ecologist, 2000)

    Con creciente insistencia se escucha hablar en las
    escuelas sobre participación, recurrencia sólo
    superable por las interrogantes que alrededor del tema se
    formulan. En las próximas líneas trataremos de
    buscar la vinculación de la participación -dentro
    de las expresiones de las reformas educativas– a las
    propuestas de reforma del estado en general, para alcanzar
    una visión más integral, holística del tema
    de estudio.

    Como se ha planteado en otros trabajos, la
    participación surge como una clave para la
    resolución a la crisis de eficacia y legitimidad
    por la cual atraviesan los Estados Nacionales y sus sistemas de
    gobernabilidad, entre ellos incluidos el sistema educativo. En
    consecuencia, toda estrategia de
    cambio, incluidas las propias de la reforma educativa, concentran
    el esfuerzo en la participación. Esta exigencia ha venido
    de menos a más, asumiendo en los últimos tiempos un
    protagonismo principal.

    Concretamente esto se evidencia en la(s) propuesta(s) de
    cambio(s) contenida(s) en la(s) reforma(s)
    educativa(s), inicialmente en la década del ochenta
    (LOE y sus reglamentos, por ejemplo), posteriormente en los
    noventa (reforma curricular, PPP, PPA, Proyecto Renovemos, para
    sólo citar algunos), finalmente en las postrimerías
    de los noventa con la ANE (1998:Compromiso Educativo Nacional) y
    con mayor nitidez en la Constituyente Educativa (1999: Proyecto
    Educativo Nacional). Los primeros esfuerzos fundamentados en la
    opinión de "expertos" y los dos finales de carácter
    más participativo.

    En este trabajo, nos vamos a referir con mayor
    insistencia a los dos últimos esfuerzos consultivos
    que procuran proyectar de manera consensuada,
    líneas maestras de acción en el área
    educativa: la Asamblea Nacional de Educación (1998) y la
    Constituyente Educativa (1999). Sus organizadores, con el
    argumento de una amplia participación buscan dotar
    de legitimidad, tanto el Compromiso Educativo
    Nacional
    , como el Proyecto Educativo
    Nacional
    .

    Ambas propuestas, tanto el Proyecto Educativo Nacional
    (PEN) de la Constituyente Educativa, como el Compromiso
    Educativo Nacional de la ANE, tienen como objetivo
    instrumental orientar la acción gubernamental.
    Dentro de una prospectiva reformista común, ambas
    tienen particularidades que las diferencian en sus dimensiones
    políticas, ideológicas, instrumentales, alcance y
    límites, cuya explicación es tema de otro trabajo
    distinto al que hoy nos hemos propuesto. Sin embargo, es
    necesario aclarar que son precisamente estas diferencias las que
    le permiten a una de ellas (PEN), lograr sus objetivos de
    constituirse en brújula de
    la acción del despacho del Ministerio de Educación,
    Cultura y
    Deportes
    (MECD). El PEN además de sus aportes, recoge las
    conclusiones de la ANE y su CEN,
    ampliándolas y redimensionándolas.

    El PEN se inserta y pasa a ser, eje de la
    política
    educativa
    de la denominada revolución
    democrática, ya que contiene definiciones, orientaciones y
    políticas que ensamblan cabalmente con el proyecto
    político sobre el cual se construye la quinta
    república. Esto se debe a que a la par que la Asamblea
    Nacional Constituyente
    plasma en la Constitución de
    la República Bolivariana de Venezuela
    el marco
    jurídico general de los cambios posibles, la
    Constituyente Educativa a través del PEN
    establece el conjunto de operaciones de reforma educativa
    que se requieren en el sector, para solventar las manifestaciones
    en el sistema educativo de la crisis del Estado. Es decir, el
    PEN no sólo se presenta con legitimidad, sino con
    viabilidad política
    .

    La orientación de ambos procesos, Asamblea
    Nacional Constituyente
    y Constituyente Educativa, lo
    determina el reclamo de legitimidad para sus propuestas,
    argumentando sobre la base de la amplia
    participación
    de sectores de la población a nivel nacional, regional y
    local. Ahí es, donde se concentrará el mayor
    esfuerzo político para el impulso de los
    cambios (reformas) durante los próximos
    años. Participación que procura la
    recuperación de la credibilidad y viabilidad de las
    decisiones del sector público
    , como camino para la
    contribución desde cada área de especificidad, a
    la resolución de la crisis
    de legitimidad y eficacia
    por la cual atraviesa el Estado.

    El Estado no es un abstracto; está
    representado por instituciones que forman parte de
    sistemas de gobernabilidad, entre ellos el
    educativo
    . Precisión necesaria, para deslindar con los
    "mitos
    transformacionales" e iniciar el estudio y comprensión de
    lo que se consideran metodologías participativas en la
    reforma educativa.

    En el caso de la educación, el cisma de
    eficacia y legitimidad se traduce en crisis de calidad y
    pertinencia de la acción educativa. Por ello, la
    exigencia de una educación que sirva para lo que requiere
    el país (eficacia=calidad) y que parte de las
    expectativas de los ciudadanos, especialmente de los padres y
    representantes (legitimidad=pertinencia), constituye una
    constante en los documentos para
    el cambio.

    El actual proceso,
    independientemente de sus limites reformistas abre un
    escenario de cambios populares y en educación que
    le corresponderá a la diversidad de autores
    sociales
    determinar su profundización, más
    allá del simple instrumentalismo de la reforma estatal, en
    función de lograr una sociedad
    más democrática, justa, solidaria, participativa,
    equitativa y libertaria. Ahí reside el verdadero reto
    de la corriente histórica por el cambio
    .

    Participación, ciudadanía y construcción de la
    democracia estructural

    Democracia y ciudadanía son
    conceptos y expresiones en lo social, absolutamente
    inseparables. Es decir, en el presente es imposible pensar
    en una sociedad democrática que no concentre su esfuerzo
    en la construcción de la ciudadanía a través
    de todos los actos públicos.

    Como la ciudadanía se construye desde los
    escenarios sociales concretos y su expresión en lo
    público se erige a partir de la
    institucionalización del ideario
    democrático
    , esto implica un repensar de la cultura
    democrática
    , proceso que se vincula a lo que Lanz
    (2000) denomina nueva cultura política, habidas
    cuentas que
    democracia no sólo se limita a procesos electorales
    (nacionales, regionales, locales o de gremios).

    Ahora bien, si la ciudadanía tiene su
    punto inicial de desarrollo a partir de lo individual, teniendo
    como referencia y escenario de prueba el colectivo
    social
    donde se expresa esa individualidad, el único
    camino para su desarrollo lo constituye la
    participación y el diálogo para
    establecer el nuevo discurso consensuado.

    Por ello, cuando hablamos de democracia
    estructural
    nos estamos refiriendo al proceso en el cual las
    ideas democráticas que modelan a un régimen,
    a un sistema, se expresan en lo cotidiano a través
    de la relación individuos-colectivos e
    individuos-instituciones
    y superan la simple
    definición formal de las Cartas Magnas u
    otros instrumentos jurídicos. Es decir, el momento de la
    concreción de la ciudadanía plena,
    sólo es posible evaluarla en escenarios de
    participación directa.

    La Participación

    La participación no es un concepto
    único, estable e impermeable a lo político, sino
    por el contrario es un referente ciudadano y organizacional
    profundamente político y cambiante
    .

    La perspectiva de este trabajo, se fundamenta en la
    definición de la participación como el
    proceso de involucramiento de los ciudadanos en
    todas las fases y momentos de las decisiones públicas,
    desde la formulación y selección de
    opciones, pasando por la planificación y
    ejecución, hasta la evaluación y
    realimentación continua de las mismas. Esto implica
    un ponernos de acuerdo sobre las cosas que nos gustan de
    la realidad y las que desearíamos cambiar, para pasar
    posteriormente, a la construcción del futurable
    (visión) de forma compartida a partir del cual se
    establezcan perfiles institucionales (misión),
    metas y tareas, donde encaje la
    participación integral, transversalmente
    concebida
    .

    Eso implica, desde la perspectiva ciudadana, que el
    primer reto se refiere a la superación de la
    simple vinculación de la participación a
    lo electoral
    ; esfuerzo que debe encontrar correspondencia,
    respecto a las iniciativas populares o comunitarias, con la
    disposición desde lo gubernamental para permitir y
    contribuir en la construcción de escenarios de democracia
    participativa y directa
    .

    Concepción de la realidad y
    participación

    La realidad vista como el mundo donde nos
    movemos, donde se expresa nuestra cotidianidad, la cual
    es posible modificarla de manera continua con la
    acción de diversos actores sociales
    , constituye el
    soporte de la vinculación
    realidad-participación que asumimos. Esto implica
    un reconocimiento subyacente y explícito en torno a la
    posibilidad de articular esfuerzos individuales en una
    sinergia que se exprese a través de mecanismos
    colectivos de participación y organización
    para
    la acción transformadora.

    Mecanismos que se deben construir
    procurando satisfacer las múltiples exigencias
    ciudadanas
    de participación en todos los
    asuntos que le conciernen a los individuos, de tal manera que la
    realidad progresivamente se convierta en la
    expresión del consenso discursivo. Esto implica la
    construcción compartida de una hermeneútica
    realidad-discurso-acción-consenso social
    , a partir de
    múltiples estrategias,
    dentro de las cuales las metodologías
    participativas
    constituyen un mecanismo muy útil para
    el aprendizaje social compartido.

    Las Metodologías Participativas y la
    participación directa

    El marco jurídico de la Constitución de
    1961
    y la práctica reciente de las organizaciones
    sociales (entre ellas las educativas) contenían
    mecanismos asamblearios, pero limitados a la legitimación de la representación y
    no referidas a la democracia participativa, ni a la democracia
    directa, lo cual se puede apreciar con mayor claridad en el
    cuadro Nº 1. La elección para
    delegación de representación, la votación
    para legitimar decisiones de otros y la dicotomía
    aprobación/reprobación en la rendición de
    cuentas en asambleas (afiliados, padres y representantes, por
    ejemplo), partían de una relación de
    jerarquías (jefes/subordinados), donde el "dialogo
    unidireccional
    " o "precondicionado" se limitaba a
    aceptar o negar entre opciones decididas por
    terceros
    , comportando en muchos casos, la segunda alternativa
    un camino de riesgo para los individuos.

    El diálogo, la interactividad
    comunicacional
    , la conversación horizontal, el
    intercambio de saberes, constituían los grandes
    ausentes en esta concepción asamblearia. Los
    presupuestos teóricos sobre los cuales se
    fundamenta esta concepción, tienen como punto de
    partida que los "Jefes" (léase Gerentes,
    Supervisores, Altos funcionarios, Directores) son los que "mas
    saben
    " y los subordinados son unos "eunucos
    políticos
    " que sólo tienen capacidad para
    pronunciarse afirmativa o negativamente
    , en torno a una
    determinada propuesta, cuyo único ideador, redactor,
    corrector era(n) el(los) Jefe(s) o su(s)
    representante(s).

    De hecho -como ejemplo- durante los últimos
    años fue creciente la demanda de derechos de palabra en
    las asambleas del magisterio, pues los educadores comenzaron a
    darse cuenta que no bastaba con levantar la mano (para
    continuar o cesar en un conflicto,
    para aprobar o reprobar una cuota, etc), sino que los maestros
    teníamos capacidad y calificación para presentar y
    sostener formulas y caminos que los "jefes sindicales" no
    indicaban
    (ese es el momento del cisma de la
    legitimidad/pertinencia). La incapacidad de la "dirigencia
    sindical" -continuando con el mismo ejemplo- para reabrir el
    dialogo directo
    originó
    , entre otros fenómenos, el denominado
    movimiento magisterial de base, empeñado en
    democratizar la participación, es decir en
    restaurar mecanismos para la elaboración del consenso
    discursivo
    como expresión de la acción
    real
    .

    Otro ejemplo lo constituye lo que generalmente
    ocurría para la determinación de los montos de las
    cuotas de "colaboración" de los padres y
    representantes por año escolar, las cuales dejaron de ser
    eso (colaboraciones) para convertirse en cuotas de
    inscripción. Los padres y representantes -eso sí en
    "asambleas"- muchas veces eran conculcados para votar
    (¿elegir?)
    entre varios montos presentados por
    personal
    directivo del plantel. El representante solo podía sugerir
    en torno a esos montos. Se llegó al extremo, para citar un
    caso, en el cual un plantel recaudó varias decenas de
    millones por concepto de "colaboración".

    En este mismo marco organizacional, los informes de
    cuentas
    , presentados en "asamblea" constituían una
    lectura larga, engorrosa de conceptos y montos en cuyo
    seguimiento hasta el más "despierto" se extraviaba,
    mediante los cuales se justificaba el finiquito de la
    colaboración del año anterior y el monto de la
    nueva cuota. Es decir, la preeminencia del utilitarismo de la
    participación
    .

    Aunque seguramente esa no fue la intención del
    Constituyente del ´61, el sistema
    político hizo suya esa práctica en todos los
    actos de participación ciudadana. Retomando el
    ejemplo, es necesario señalar que esto originó un
    progresivo alejamiento de los padres y representantes de los
    escenarios educativos, cuya inasistencia se hacía aparecer
    incorrectamente a nuestro juicio- en muchas casos como
    apatía, ampliando el círculo perverso de la
    crisis de legitimidad de la acción
    escolar.

    Dinámicas como éstas, sin pretender caer
    en el simplismo determinista, demostraron, no que las
    asambleas fueran inapropiadas, sino que su manejo debía
    ser redimensionado
    . Planteamiento que surge, por cierto de la
    resistencia
    popular y no precisamente de la acción gubernamental, pero
    que es asumida por ésta última
    instancia.

    La novedosa Constitución de la
    República Bolivariana de Venezuela (1999/2000)
    ,
    amplia y precisa el concepto de participación, los
    mecanismos de expresión y su poder ante el Estado
    ,
    evidentemente procurando evitar la rápida perdida de la
    "nueva" legitimidad en construcción. En consecuencia, la
    reforma educativa a la luz de la nueva
    Carta Magna, revitaliza y relanza las metodologías
    participativas
    , centrando el esfuerzo en sus procesos,
    buscando la superación de la participación
    como formalidad institucionalizada.

    Por supuesto que para las jerarquías
    acostumbradas y apoltronadas en los "viejos mecanismos" de
    participación, éste redimensionamiento en
    muchos casos les resulta odioso e impertinente, por lo cual se le
    vincula a una supuesta institucionalización de la
    anarquía
    . Claro está que las
    metodologías participativas procuran romper con
    la entropía institucional
    y por ende
    generan el despertar de los resortes de motivación
    participativa
    de las comunidades, lo cual en cierta medida
    implica una perdida del poder omnipotente de las
    jerarquías directivas, aunque su verdadera búsqueda
    se remita a la revaloración de la sabiduría de las
    mayorías.

    Difícilmente un grupo de
    directivos o docentes puede
    estar más preocupados por la calidad,
    pertinencia y orientación
    de la educación que
    la suma de voluntades, saberes y pareceres de los distintos
    autores del hecho social educación. Esto implica
    colocar en primer plano lo pedagógico, no
    desestructurado sino integrado
    a los requerimientos de
    infraestructura, equipos, materiales,
    actualización y mejoramiento profesional de los docentes,
    entre otros aspectos. Esa búsqueda del consenso
    para la acción es el mayor reto que se plantean las
    metodologías participativas, pero también
    suele ser el mayor riesgo para estilos de pensamiento
    autoritarios.

    Enfoques respecto a las metodologías
    participativas

    Con frecuencia encontramos que los maestros
    señalan que parecieran existir dos enfoques o dos usos
    de las metodologías participativas
    . Uno, que procura
    su uso para vincular a los padres y representantes a la escuela,
    y el otro que orienta su utilización en el vinculo de
    la escuela con la comunidad y a
    ésta última con la acción escolar
    en una
    espiral continua.

    La respuesta es sencilla y ya ha sido anunciada. Estas
    diferencias son de voluntad política o su
    negación
    y se expresan en lo conceptual, en la
    orientación política
    respecto al poder
    establecido, en áreas procedimentales y
    fundamentalmente en la prospectiva social, en la
    futurica, en el imaginario de país que
    queremos.

    De hecho, en esos dos modos de concebir a las
    metodologías participativas, encontramos
    correspondencia respecto a las formas de comprender los procesos
    particulares y sus vínculos con las generalidades, que en
    el caso de la reforma educativa, se expresan en una
    concepción que pretende hacer ver los cambios en
    educación como asistémicos, sin vínculos con
    la reforma general del Estado y, la otra que los entiende en
    plena complementariedad, es decir vinculando los procesos
    generales con los particulares e integrados
    holísticamente. Por supuesto que esto se fundamenta en una
    episteme gatopardista o transformacional
    según sea el caso. Por una parte, formalmente se presenta
    como apolítica aunque en sí misma es una
    opción política y, por la otra se asume
    abiertamente a favor del cambio y en la perspectiva de los
    explotados, los oprimidos y los marginados sociales.

    Recordemos, que formalmente los planteamientos
    del Compromiso Educativo Nacional (ANE) y del Proyecto
    Educativo Nacional (CE)
    , son lo mismo, como procesos
    de reforma educativa, pero que estratégicamente son
    altamente diferenciados
    . El componente ideológico y la
    prospectiva política de ambos tiene dos orientaciones
    distintas, perceptibles con mayor nitidez en el análisis
    del discurso de sus dos promotores más destacados Leonardo
    Carvajal y Carlos Lanz Rodríguez, respectivamente. Aunque
    este trabajo solo pretende enunciarlo, la perspectiva
    ideológica del Dr. Carvajal se ubica más en la
    cultura escolar neoliberal, mientras que la del Prof. Lanz
    en la transformacional-dialéctica.

    En consecuencia, para el Dr. Carvajal las
    metodologías participativas están circunscritas al
    espacio y los actores escolares
    , mientras que para el
    Prof. Lanz y el PEN la escuela pasa a ser el centro del que
    hacer comunitario, es decir en un centro de irradiación
    del cambio, de impulso de la nueva cultura
    política
    .

    Participación en los espacios
    escolares

    En consecuencia, es válido preguntarse en torno a
    si ¿La escuela es tan sólo el espacio donde se
    educan los futuros ciudadanos?
    . A nuestro juicio, una
    respuesta afirmativa al respecto, evidenciaría una
    episteme asistémica, con la cual evidentemente
    hemos deslindado en las líneas anteriores.

    La escuela, desde nuestra opción, es un
    espacio comunitario en el cual interactúan
    diversos actores sociales, donde convergen y se expresan diversos
    saberes formales (contenidos y protocolos) y
    no formales (costumbres, imaginarios), los cuales
    inciden en el desarrollo del curriculum
    escolar
    y el logro de los aprendizajes. Por ello, es
    indiscutible la necesidad de articulación de la escuela
    respecto a su entorno
    , como centro del que hacer comunitario,
    entre otros, a partir del modelo participativo de redes,
    que Carlos Lanz desarrolla en el trabajo
    incluido en este libro.

    Organización Escolar y cultura

    La escuela es por lo tanto un espacio
    organizacional
    que refleja una cultura. Cultura que se
    expresa en general, en las relaciones entre los individuos
    que en ella hacen vida social, la forma de acceder y compartir
    los conocimientos, la distribución de responsabilidades, la forma
    de tomar la decisiones, los mecanismos de legitimación de
    los poderes, entre otros aspectos.

    La cultura tampoco es un concepto petrificado,
    sino interactivo. Es decir en constante movilidad.
    De hecho, respecto al punto de interés de
    este trabajo, la cultura participativa ha tenido varios
    momentos, que a efectos estrictamente pedagógicos hemos
    decido agrupar en cinco, desarrollados en el cuadro Nº 1.
    Estos son la (a)participación desde el referente
    autoritario, (b)participación desde el referente
    democrático del Estado moderno,
    (c)participación desde el referente de la crisis
    estructural, (d)participación desde el referente
    reformista deontológico, y (e)participación
    desde el referente en la futurica de la democracia participativa
    y/o directa.

    Cuadro Nº 1: la participación
    desde diversos referentes

    Referente

    ¿Cómo se
    decide?

    ¿Quien
    decide?

    Ejemplo de rutinas
    escolares

     

    Autoritario

    Mediante órdenes
    jerárquicas.

    La legitimación se produce por vía
    de los expertos, la intelectualidad "con estatus" para
    ello. La mayoría de actores escolares no tienen
    capacidad ni calificación para decidir.

    • El Presidente respecto al Ministro.
    • El Ministro respecto al Director de
      Zona.
    • El Director de Zona respecto a la plantilla de
      supervisores.
    • El Supervisor respecto al director.
    • El director frente al maestro.
    • El maestro frente al representante y el
      alumno.
    • El representante frente al niño,
      niña o adolescente.
    • Aquel que acata irreflexivamente órdenes
      es considerado un buen maestro.

     

    Democrático
    Representativo

     

     

    Presentando propuestas bajo la figura de
    formulas de opciones para que se seleccione una de
    ellas.

    • La autoridad decide cuales son las propuestas
      que se pueden discutir.
    • Las propuestas son presentadas a los maestros
      y/o representantes para que la legitimen votando por una
      de ellas.
    • Se selecciona la propuesta que obtenga la
      mayoría de votos.
    • Le corresponde al Jefe (s), decidir como y
      quien implementa las decisiones.
    • El Maestro escoge entre opciones presentadas
      por las jerarquías.

    Crisis estructural.

     

    Decisiones caóticas
    donde se cuestiona la autoridad del Director y la
    legitimidad de su actuaciones sin que se construya
    horizonte de acción.

    • La autoridad ordena.
    • El grupo contra-ordena.
    • La autoridad se apoya en otras
      jerarquías superiores para que le apoyen en su
      decisión.
    • Se amplia el conflicto o se produce un
      camuflaje del conflicto mediante la aceptación. En
      ocasiones se le da la razón a la
      mayoría.
    • El grupo o el directivo según sea el
      caso, colocan trabas y las decisiones no se puedan
      ejecutar.
    • Cada quien termina haciendo lo que
      quiere
    • Rutina del expediente
      administrativo.

     

    Acción
    reformadora

    Se produce reconfiguración de la
    autoridad
    a partir de los distintos actores escolares y
    se revisan la pertinencia y calidad de las
    jerarquías.

    • Se buscan referentes no autoritarios de
      conducción.
    • Se plantea y toman las medidas para un mayor
      involucramiento de la comunidad en la conducción y
      acción escolar (Proyectos Pedagógicos Comunitarios,
      Proyectos Pedagógicos de Plantel).
    • Se impulsa la dirección colegiada (alumnos,
      representantes, docentes) del currículo.
    • Se busca compartir y construir conocimiento en colectivos
      pedagógicos por escuela.
    • Se produce sensibilización sobre la
      necesidad de cambios (Constituyente Educativa) y se busca
      un consenso discursivo (Idem).
    • Se buscan mecanismos para sustituir las
      jerarquías que se niegan a cambiar.
    • Se promueve autoridad por calificación y
      consenso.
    • Las jerarquías directivas reaccionan
      contra los agentes del cambio, pues se sienten
      desplazados.

    Participación Integral en la
    prospectiva

    Colectivización de la toma
    de decisiones (Horizontalidad en la
    discusión
    ), y democratización de la
    gerencia
    de la organización

    (Pirámide invertida –
    control
    colectivo de gestión
    )

    • La Asamblea como escenario
      predilecto.
    • Agenda conocida y aceptada por
      todos.
    • Diagnóstico interactivo.
    • Presentación de propuestas de manera
      compartida en igualdad de condiciones.
    • Selección de soluciones (propuestas), diseño de estrategias,
      ejecución, evaluación y
      realimentación compartida.
    • Sinergia del colectivo con las
      jerarquías y organización
      democratizadas.
    • Procura recuperar la eficacia y legitimidad de
      la acción escolar

    De acuerdo a la cultura de la cual se forme parte, se
    tendrá una posición de entrada respecto a la
    reforma educativa vista en la perspectiva sistémica o
    fragmentada. De allí la importancia de discutir y
    enriquecer el anterior cuadro.

    Límites y horizontes del reformismo
    educativo

    Antes de concluir, es necesario precisar que la
    articulación y consolidación de los cambios
    en el corto (0-3 años), mediano (4-9
    años)
    y largo plazo (10-15 años)
    dependerá en gran medida de la evolución y dinámica de realidades
    políticas derivadas de los flujos y reflujos del llamado
    "impulso revolucionario", tanto en el plano paradigmático
    como organizacional.

    La única garantía de su permanencia en
    el tiempo
    lo constituye precisamente la posibilidad de
    construir una nueva cultura política de la
    participación para el diálogo y
    la construcción de discursos
    socialmente consensuados
    , pero no sólo para los
    cambios que instrumentalmente requieren los instalados en el
    poder
    , sino en el "otro consenso discursivo",
    el de los simples, la mayoría, que implica una
    profundización contestaria, rebelde, popular, y
    liberadora de las esperanzas populares
    .

    Esa dinámica se expresa cada vez con más
    fuerza en la
    educación, desde la escuela más cercana al despacho
    del Ministro de Educación, hasta la escuela rural y de
    frontera
    más alejada, allá por las comunidades de "El Tabor,
    la Rochela o Palma de Oso en Delicias" o "La Secreta" y "Justo
    Pastor Pérez".en San Vicente de la Revancha", para citar
    sólo algunos casos del Estado Táchira.

    Participación, educación y
    ruralidad

    De la crisis educativa no escapa la educación del
    medio rural y la región fronteriza. Sin embargo, es
    necesario puntualizar que en este sector sus expresiones son
    más tenues.

    De hecho, el maestro rural continua evidenciando una
    mística especial al tener que laborar en alejados rincones
    de la geografía patria, viviendo muchas veces en
    esa comunidades campesinas, convirtiéndose en vaso
    comunicante entre el campesino y el
    medio urbano, haciendo de enfermero o alfabetizador según
    la circunstancia, buscando no sólo el cupo en un plantel
    de la localidad más cercana para que se concrete la
    prosecución escolar una vez terminada la escolaridad
    básica, sino también contribuyendo a buscar el
    hospedaje y el lugar de expendio de comida más
    económica. Todo ello, sin contar las numerosas
    oportunidades en las cuales su casa se convierte en el lugar de
    referencia y encuentro, para quienes por diversas razones, deben
    trasladarse a la ciudad donde no tienen parientes.

    Esa mística se ha evidenciado a lo largo del
    desarrollo del Proyecto Renovemos la Escuela Básica Rural.
    Sin embargo, en una estrategia integral de desarrollo local
    sustentable mediante el mecanismo de redes, la escuela rural
    está llamado a repensar sus espacios y la relación
    con las comunidades de entorno a fin de garantizar que su
    acción se constituya en elemento clave para la
    construcción y desarrollo de esa nueva cultura
    política centrada en la participación, en cuyo
    logro los círculos de estudio, los PPP, PPC, PPA, PPG y
    las restantes metodologías participativas constituyen un
    camino claro.

    Partes: 1, 2

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