El ESTADO
argentino, en las últimas décadas, transita una
suerte de confusiones entre la ideología escrita y la realmente sustentada
por sus actores sociales, en cuanto al rol y las funciones que a
aquél le corresponde cumplir. Confusión que se
observa directamente en los habitantes comunes del país,
quienes asumen un abandono sistemático de sus obligaciones y
derechos como
ciudadanos, limitándose a pagar impuestos, como
se puede y a sufragar votos erráticos, pensando que,
ESTADO y GOBIERNO,
refieren a una entidad idéntica y por tanto, se trata de
elegir, dentro de sus creencias, al "menos peor" de los
candidatos a ocupar cargos oficiales, obedeciendo generalmente, a
la benignidad de las promesas de su discurso. La
fracción política de donde
proviene el candidato, de la cual se supondría cuenta con
un estamento institucional ideológico y consecuentes
lineamientos de acción
que le son inherentes, pasan a un plano insignificante o
indefinido.
Así es, como, a simple vista, advertimos que
nuestro sistema
político democrático, se ha convertido en una
suerte de "carnaval" de enjambres discursivos, emitidos y
patrocinados por elites que disfrutan de capital
económico, principalmente y una tradición de
procedencia política, no importa la bandería, pero
con resonancias de antigua logia cerrada en conjuntos de
familias limitados. Tales personajes supuestamente
típicos, no representan a ciudadanos libres sino a
"necesitados", tanto de trabajo,
incluyendo la satisfacción de necesidades familiares
básicas y a otros "hambrientos"; sí, pero,
principalmente, de escalar en la ocupación de espacios de
poder.
Nos abocamos a efectuar una revisión
histórica sintética, de cuáles son las
funciones de esa institución, llamada ESTADO, de tal
manera, que nos permita traer a la memoria y
recobrar la vivencia conciente de su rol, en la vida de los
pueblos.
La evolución de los procesos
históricos de la SOCIEDAD, se
imbrica con la idea de CIUDADANIA y de ESTADO. Frecuentemente, se
contrapone la idea de SOCIEDAD, a la de este último,
ubicándolo como sinónimo de gobierno. Es decir,
como grupo de
personas e instituciones
que tienen a su cargo y ejercen la autoridad
pública y más exactamente como persona
jurídica, que resume el colectivo social en un espacio
geográfico delimitado.
Asimismo, existen grupos de
ideólogos en la materia, que
perduran en argumentos contrapuestos, entre la concepción
del Estado antiguo y el moderno. Esta controversia, data de
tiempos lejanos, en Europa, a
comienzos de la edad moderna,
como antagonismo a modelos
antiguos (Aristóteles y Platón)
y la imagen de la
República romana, que fue oscureciendo a Atenas, la polis
griega.
Desde el Renacimiento,
los destacados humanistas y políticos europeos, iniciaron
una discusión sobre el significado de esta entidad, en
medio de circunstancias fluctuantes de los poderes
económico y político, que tuvieron lugar en ese
continente, tras la decadencia del sistema feudal,
coincidentes a un escenario de sucesión de guerras
civiles a fines de los siglos XVI y XVII.
CARNOY (1993), señala que los filósofos políticos de aquel
tiempo,
fundamentaron sus teorías
del ESTADO en la naturaleza del
hombre, su
comportamiento
individual y sus relaciones con los demás. A partir de
esta concepción, lo estigmatizaron como portador de
pasiones destructivas, que ya no podían ser contenidas por
la moral o la
religión,
en la evolución de una sociedad que dejaba atrás la
coerción y la represión, en aras de un ESTADO que
operaría como instrumento civilizador.
En este contexto, se desarrolló la teoría
del ESTADO liberal, basado en los derechos individuales y
cuya actuación, debía consumar el bien
común, subyugando las pasiones de los hombres y
permitiendo que sus intereses trascendieran esas mismas pasiones
y "que el papel del ESTADO que mejor serviría la
humanidad, era aquel que se basara en y garantizara el
funcionamiento, de un libre mercado en la
sociedad
civil".
Esta concepción liberal, estaba enmarcada en el
Capitalismo
incipiente, que tomaba cuerpo entre procesos de
industrialización y urbanización crecientes. De
esta manera, ROUSSEAU vio
este ESTADO, como una creación de quienes gozan de
riqueza, a objeto de reasegurar su posición dominante:
Tras la apariencia de procurar el bien común, el fin real,
era sostener las desigualdades existentes en aquel sentido;
cuestión que quedaba plasmada a través de un
"contrato social"
por el cual, el poder del ESTADO radica en que el pueblo le
transfiere su libertad,
subsumiendo a su vez, en sí mismo, la voluntad general
(CARNOY op.cit.)
ADAN SMITH, contemporáneo de ROUSSEAU,
embanderó una poderosa justificación de orden
económico, para procurar sin reparos, la libertad del
interés
individual, que trasmutaría en bienes
colectivos y de mejoramiento social general, bajo los prodigios
de la "mano invisible" del mercado. Entorno, donde el ESTADO
tendría un papel periférico: El gobierno
entronizado en tal Estado, debía ser apoyado, mientras
mantuviera en una "situación segura, respetable y feliz
(de) a nuestros ciudadanos". Es decir, que la función
del Estado se limitaba a brindar un marco legal que
permitiera maximizar los "beneficios de la humanidad" a
través del mercado, que se proyectaría a su vez, en
un continente cohesivo de la sociedad.
Estos ideales aparentemente apacibles, se ajetreaban en
contextos violentos enmarcados en conceptos ideológicos
con los que se interrelacionaban: Capitalismo y Democracia.
Existía una numerosa clase obrera,
que se enfrentaba a múltiples desigualdades, tanto en
beneficios sociales, económicos como políticos.
Como consecuencia, el Estado liberal, debió configurase
como Estado burgués, basado en una democracia de
corte representativo (sistema de partidos-sufragio
universal), para contener la hostilidad de la clase obrera hacia
el capitalismo. (CARNOY op.cit,)
La creación de un mercado de trabajo asalariado,
implicaba que la persona no inserta en el mismo, viviría
en condiciones deplorables a merced de instituciones de
"protección social", instrumentadas por ejemplo en
Inglaterra, a
través de las "Leyes de Pobres"
(ISUANI. 1991)
A partir del año 30, se insinúa una etapa
de intervención del Estado en la economía, que se
consolida luego de la Segunda Guerra
Mundial, que vino en llamarse como Estado Benefactor.
Este es un Modelo, que
procura equilibrar las desigualdades sociales, a partir de
transferencias y de servicios,
desde las instituciones estatales, a los sectores más
empobrecidos; en reemplazo a lo que otrora hubiera sido campo
predominante de actuación de las sociedades de
beneficencia y/o religiosas.
La coexistencia de la democracia representativa y la
libertad burguesa (producción basada en la propiedad
privada – clase obrera asalariada), desemboca en la llamada
democracia liberal , que implica mecanismos y
disposiciones mediadoras (instituciones responsables para tal
coexistencia):
a) los partidos
políticos de masas y la competencia entre
partidos y,
b) el Estado de bienestar Keynesiano, adaptado en casi
todos los países occidentales, independientemente del
partido que estuviera en el gobierno.
"El estado de bienestar, se define como una serie de
disposiciones legales, que dan derecho a los ciudadanos a
percibir prestaciones
de la seguridad
social obligatoria y a contar con servicios estatales
organizados en el campo de la salud…"
(etc.)….
La función primaria del Estado de Bienestar
(es)cubrir los riesgos e
incertidumbres a que están expuestos los trabajadores
asalariados y sus familias en la sociedad
capitalista…"…"Desempeña… la
función crucial de desplazar parte de las necesidades de
la clase obrera fuera del marco de la lucha de clases y del
conflicto
industrial"… "así satisface necesidades colectivas,
confiere mayor regularidad y predictibilidad a la
producción e introduce un factor estabilizador en la
economía…" OFFE, 1982.
ISUANI (op.cit.), difiere en sostener que el Estado de
Bienestar, haya adquirido forma sólo en la etapa
Keynesiana; pues el Keynesianismo implicó una ruptura con
la etapa liberal, previa a la década del 30 y una
respuesta a las crisis
originadas por las instituciones del Estado de Bienestar antes de
la Gran Depresión.
Por otra parte, mientras el Estado de Bienestar
respondió a cuestiones de índole político
social, con instituciones rígidas creadoras de derechos
garantizados jurídicamente e interiorizados por la gente,
incursionando en el terreno de una redistribución extensa
de bienes y servicios a sectores amplios de población; el Estado de Bienestar
Keynesiano, respondió a cuestiones estrictamente
económicas, con instrumentos flexibles, pasibles de ser
utilizados anticíclicamente, operando en el campo de la
inversión y la producción,
caracterización por la cual en los años 70, se hizo
blanco de ataques: no así, el originario Estado de
Bienestar.
El planteo sobre la crisis y permanencia del Estado de
Bienestar subsiste hoy, como emergente de las crisis ESTADO
– SOCIEDAD, en un escenario mundial globalizado en todos
sus aspectos y perspectivas futuras.
Volvemos atrás en la historia, para analizar
obras concepciones sobre el ESTADO, con el surgimiento del
Capitalismo.
MARX, asimilaba al Estado como un emergente de las
relaciones de producción; ya que la base de la estructura
social, son las condiciones materiales de
una sociedad. El modo de producción moldea a la sociedad,
la que a su vez, moldea al Estado. De esta manera, este
último, no representa el bien común, sino la
estructura e
clases, que es inherente al a producción.
La clase dominante (burguesía capitalista),
somete al Estado, sus instituciones y al trabajador, a
través de los procesos de producción. El Estado de
la clase económicamente dominante, necesita mantener
contenidos los antagonismos de clases, pero dado que,
también surgió en plena lucha entre las clases,
igualmente se convirtió en la clase políticamente
dominante y así adquirió nuevos medios para
sujetar y explotar a la clase sojuzgada. "El Estado antiguo era,
ante todo, el Estado de los esclavistas, para mantener contenidos
a los tributarios; así como el Estado feudal fue el
órgano de la nobleza para contener a los siervos y
esclavos y el moderno Estado representativo es el instrumento
para explotar al trabajador asalariado, por medio del capital" y
finalmente, este Estado, es el arma represiva de la
burguesía para controlar los antagonismos de
clase.
En este orden, para LENÍN, yendo mucho más
lejos que MARX, la lucha de
clases continúa en la transición del capitalismo al
comunismo y la
función exigible al Estado es que elimine la
burguesía, instalando la dictadura del
proletariado y entonces en esta supuesta democracia completa, el
Estado no será, ya que sus funciones, son fundamentalmente
coercitivas. CARNOY (op.cit.)
A WEBER debemos
una de las concepciones más importantes de estado moderno
(HELD, 1987), que enfatiza dos elementos que le son distintivos
en su historia: La territorialidad y la violencia.
Ambos confluyeron en un primer momento en la lucha constante
entre facciones en formas primigenias, a lo que después le
imprimiría la capacidad legítima (legitimidad): El
uso de la violencia en
un territorio dado; mientras arroga la necesidad del mantenimiento
del orden y de la defensa nacional.
DURKHEIM (LACROIX, 1984), relaciona al Estado en
términos de intercambio entre esferas diferentes: La
sociedad, con representaciones comunes en cuanto a mitos, dogmas
y creencias de la vida social (difusa), que se organizan como
representaciones colectivas en el Estado (conscientes),
adquiriendo éste, de esta manera, el carácter de "órgano de pensamiento
social" o "cerebro social",
por ende, de motor central de
la sociedad.
Estos conceptos son reafirmados por O`DONNEL (1978),
quien manifiesta que es el "componente específicamente
político de la dominación en una sociedad
territorial delimitada". Por dominación (o poder) entiende
la capacidad actual y potencial, "de imponer regularmente la
voluntad sobre otros, incluso, pero no necesariamente contra su
resistencia". Lo
político como elemento específico y de análisis del fenómeno más
amplio de dominación de carácter social, que
está respaldada por la supremacía del control de los
medios de coerción física, recursos
económicos, de información e ideológicos, en un
territorio determinado. Por lo que la dominación es
relacional y en sentido de desigualdad por la posibilidad
diferencial de la utilización de tales recursos. El
Estado, que los concentra, se constituye en una
objetivación institucional de los mismos. Presupone una
comunidad
política, para que la dominación sea aceptada por
consenso y restitución continua; haciéndolo
posible, por ser constitutiva de las relaciones sociales; entre
ellas, las capitalistas. El tejido de relaciones sociales
(organizado bajo el "derecho"), que se despliega en un tiempo
histórico, actúa de garantía
estatal.
El ESTADO (siguiendo a O’Donnell, op.cit.), es un
aspecto de las relaciones sociales que se objetiva en
instituciones racionales; que por lo tanto, se lo vivencia como
"exterioridad" a las personas: Articula y organiza la
Sociedad
En el caso de América
Latina, los procesos políticos y sociales, así
como los económicos, han sido análogos,
desembocando en políticas
también similares.
La base del desarrollo
económico durante el siglo XIX, "hacia fuera", trajo
consigo procesos de urbanización e
industrialización; el crecimiento de la clase obrera y la
aparición de un fuerte clase media urbana. Las
transformaciones en el mercado internacional del siglo XX,
ingresaron en el contexto, rezago del siglo XIX, culminando con
crisis en los sistemas
políticos entre 1915 y 1935. El estado se conformó
con alianzas multiclasistas de carácter inclusivo, a la
vez que debió expandirse para satisfacer intereses
opuestos, lo que le confirió funciones de árbitro
de disputas socioeconómicas.
El nuevo modelo que trajo la sustitución de
importaciones,
llevó al Estado a propiciar la industrialización
urbana, para proteger la economía nacional,
caracterizándose en Argentina y Brasil por
regímenes personalistas de corte autoritario. Un Poder
Ejecutivo que dominaba los otros poderes del Estado y que
trataron de cooptar y controlar los sectores de la
coalición, mediante estructuras
corporativas que entrelazaban Estado y Sociedad. A este llamado
"Estado populista", que entró en crisis a partir de la
década del sesenta, le siguió el "Estado
burocrático autoritario" de facto. Las fuerzas armadas,
actuaron como institución para cambiar las relaciones
entre Estado y Sociedad, con procesos de control,
desarticulación y exclusión política y un
nuevo modelo de desarrollo
económico. (BORZUTZKY, 1986)
A fines de 1983, asume en Argentina un nuevo gobierno
elegido por el pueblo, caracterizado por el énfasis
ideológico a favor del sistema democrático,
afianzando así, ante embates regresivos de ciertos grupos,
en cuanto el Estado, debe quedar en manos de los ciudadanos
organizados en tal sistema y no en las fuerzas armadas. No
obstante, el "ensimismamiento" ante la
"internacionalización" o "globalización" crecientes en la
economía, más los lastres de decisiones extremas a
ultranza en tal materia, que habían endeudado al
País con el Extranjero (fundamentalmente los Estados Unidos),
y que se tornaron inmanejables, más las guerras por el
poder dentro del seno partidario y del mismo Estado, adelantaron
el advenimiento del segundo gobierno
democrático.
Hoy observamos un Estado en el cual se ha entronizado
una no-clase dominante, pero con un común denominador, que
es la monopolización del dinero. En el
contexto neo-liberal de ruptura de antiguas fronteras culturales
y de la economía, alianzas por intereses comunes que
carecen de raíces históricas y/o de identidad,
vemos configurarse nuevos territorios físicos y
culturales.
En el contexto interno, prevalecen profundas
desigualdades regionales y sectoriales.
La tecnología y
modernización crecientes, dejan fuera infinita mano de
obra poco o nada calificada y no se observan inversiones
estatales de importancia en la reconversión de dicha mano
de obra y en ofertas laborales nuevas; donde, no a modo paternal,
sino ideológico de proyección hacia la sociedad
civil, debería impulsar a fin de reactivar la
economía y el mercado laboral.
El Estado se ha retraído en cuanto funciones de
Estado de Bienestar, pero no sólo en las compensatorias,
sino en las que le competen por noción básica de
este concepto, que son
las de reorganización de relaciones de la sociedad civil:
A modo de gobierno de facto, pero con distintas metodología, destruyó organizaciones
representativas del ámbito civil, como los Sindicatos y
Obras Sociales; así como empresas
estatales que prestaban servicios con participación activa
de sus estamentos de empleados, que se sentían
responsables por los servicios que han brindado con eficiencia
(recordemos las luchas por privatizar la Empresa
Provincial de Energía de Córdoba, que aún
permanece en el ámbito estatal merced a la
oposición de sus agentes).
Pareciera, que como instrumento de dominación
legitimado, tiene actualmente una meta: Favorecer a los
"incluidos" en el sistema económico y subrepticiamente
destruir de a poco a los "excluidos" (esto es, mantener
desigualdades) y a la vez, sólo servir, sin iniciativa,
tanto "hacia adentro" para mantener calmados los ánimos
con micro -asistencia (bolsones con alimentos, entre
otros planes de menor envergadura), como a intereses macro, hacia
fuera.
Si la gente no importa: ¿Para qué sirve el
Estado? ¿No antecede la Sociedad al Estado?
Quizás estamos transitando hacia un nuevo Estado.
Otra noción de territorio. Tal vez, queden reductos en
zonas "no interesantes" a modo de reservas indígenas, que
vuelvan al trueque, recreen identidades comunes, lejos de los
nudos urbanos politizados o no, que quedarán como ejes de
un civilización global centralizadas. Estas "reservas",
dejarían (quizás) la noción de Estado,
volviendo a otras tribales más racionales y
humanizadas.
Bibliografía
BORZUTZKY, Silvia. "Políticas y Reformas de la
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Económica. México.
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Editorial Desarrollo Económico, Vol. 36, nº 142.
1996
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tecnocrática (Weber)" en "Modelos de Democracia".
Editorial Alianza, México, 1992
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ISUANI, Ernesto A. "Política
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ISUANI, Ernesto A. A "Bismarck o Keynes:
Quién es el culpable? Notas sobre la crisis de
acumulación" en ISUANI e. Y OTROS: "El estado
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Editorial Ciepp/ Miño Dávila. Buenos Aires
1991
ISUANI, Ernesto A. "Política social y dinámica política en América Latina" Editorial Desarrollo
Económico nº 125, 1992
LACROIX, Bernard "Durkheim y
lo Político" Editorial FCe . México
1984
MONZA, Alfredo "La situación ocupacional
argentina" en MINUJIN A. "Desigualdad y exclusión"
Editorial UNICEF/ Losada Buenos Aires 1994
O’DONNELL, Guillermo. "Apuntes para una
teoría del Estado. Revista
Mexicana de Sociología, XI, 4, 1978.
OFFE, Claus "Partidos Políticos y Nuevos
Movimientos Sociales" Editorial Sistema. Madrid
1988
POLANYI, Karl. "La gran transformación".
Editorial Fondo de Cultura Económica. México.
1992
Graciela María Casartelli
Licenciada en Psicología
Magíster en Ciencias
Sociales (con mención en Políticas
Sociales)
Ambos títulos de la Universidad
Nacional de Córdoba (Argentina)