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El Gasto Público Social en la Argentina. Invertir en Desarrollo Humano: El Camino hacia un Futuro Mejor




Enviado por cmartiniau



    1. Conceptos
      Liminares
    2. Argentina, comienzo del siglo
      XXI
    3. Democracia y
      Consenso
    4. Conclusiones Abiertas: el Camino
      hacia Futuro
    5. Bibliografía

    Introducción

    El tema del gasto público social en Argentina,
    comenzando el siglo XXI, es "el gran tema" del
    presente.

    El fenómeno de la globalización ha
    determinado que los llamados países emergentes tengan que
    afrontar recetas de crecimiento de su competitividad
    en el concierto internacional, tratando de no olvidarse de los
    sujetos. Dichos sujetos, o sea la población, las personas concretas …
    diariamente ven como el futuro se oscurece, ya que sólo se
    comprende el valor de la libertad cuando va
    acompañado de una buena dosis de
    igualdad.

    En la lucha por alcanzar, simultáneamente,
    concretar los valores de
    la libertad y la
    igualdad, es
    fundamental definir el actual rol del Estado. Es
    indefectible partir del concepto de
    Estado,
    así como recorrer los distintos momentos hasta el
    presente.

    El enfoque propuesto será desde la óptica
    del Desarrollo Humano, es decir en la expansión de
    las capacidades y oportunidades de las personas como elemento
    motorizador del bienestar social. Se parte de un pensamiento
    auténticamente antropocéntrico, o como lo
    definió Naciones Unidas
    en su conocida trilogía: desarrollo de
    la gente, por la gente y para la gente.

    La intervención estatal en sectores sociales es
    un poderoso instrumento para incrementar la equidad y la
    eficiencia de
    la economía,
    y por lo tanto aumentar el bienestar de una sociedad.

    De allí la importancia de un estudio actualizado
    sobre el gasto público social en Argentina.

    Un estudio completo sobre el gasto social debería
    incluir aspectos referidos a la cuantificación,
    financiamiento
    y destinatarios de los gastos, como
    también la calidad y
    eficiencia de los bienes y
    servicios
    provistos
    . En este trabajo se
    avanza en algunas cuestiones, quedando pendiente otras como el
    abordaje de la calidad y la eficiencia, y la constatación
    de los bienes y servicios recibidos efectivamente por los
    beneficiarios.

    La propuesta no es detenerse en la descripción acrítica de la
    situación social, sino avanzar en el complejo universo del
    Gasto Público Social, con un Estado en crisis.

    Como concepto recíproco del Estado, la
    sociedad civil también está en crisis, y
    solamente con una visión integradora de los sectores, se
    podrán redefinir los diagnósticos y las acciones que
    conduzcan a un futuro mejor.

    Además, para seguir una metodología de la realidad, se analiza el
    gasto publico social en la Argentina. Sería
    imposible pretender formular una teoría
    "general" del gasto público -si es social-, válida
    para múltiples espacios y tiempos.

    Argentina no logra salir del subdesarrollo,
    pero no hay una sola Argentina. El patrón de desarrollo
    humano es profundamente inequitativo.

    La Historia de este país explica la enorme
    cantidad de oportunidades perdidas. Las dicotomías
    recurrentes hicieron esta grave realidad.

    Lo urgente es lo importante y lo importante debe ser
    urgente.

    Por ser realistas no hay que caer en ningún tipo
    de pesimismo. Al contrario, una vez unificado el método de
    análisis y consensuadas las conclusiones,
    se comprenderán mejor los lineamientos de las reformas
    para salir de la decadencia.

    La inversión en desarrollo humano es el Gasto
    Público Social … como único camino hacia un
    futuro mejor
    .

    CAPITULO 1

    Conceptos Liminares

    1. Origen del Estado, origen del
    capitalismo

    Para comprender el origen del Estado y de las ideas que
    a él corresponden, hay que situarse en Europa, en el
    Renacimiento.

    Durante la antigüedad y la edad media, el
    poder
    político se encontraba fragmentado entre numerosos
    depositarios, el feudalismo, como
    dice Hegel, era una
    poliarquía. El poder estaba limitado, en lo
    interno, por los señores feudales y, en lo exterior por la
    Iglesia y la
    pertenencia al Imperio.

    La importancia de la Iglesia, en la persona del Papa,
    no era ciertamente por el carácter religioso. Su influencia se
    proyectaba poderosamente en el campo político y
    social.

    La actual teoría justificadora del origen del
    poder político, es la soberanía
    popular
    .

    Pero esto no siempre fue así, mas aún,
    durante milenios la única fundamentación posible
    respecto a la distribución del ejercicio del poder, fue
    el origen divino. Allí hay que buscar la
    gravitación de lo religioso, en el resto de la realidad
    social.

    La economía durante el medioevo, era
    ciertamente precaria. Para los nobles y el clero, que eran los
    estamentos mas destacados, la riqueza era una consecuencia no
    especialmente buscada del poder. Con el advenimiento de la
    modernidad, se
    produjeron, casi simultáneamente, una serie de grandes
    transformaciones, cuyas repercusiones se proyectan hasta nuestros
    días. Se pasó de una economía basada en el
    trueque y en el valor nominal
    e intrínseco de los minerales y las
    especies, a una economía monetaria.

    Apareció el dinero, y
    con él, el capitalismo. La nueva economía
    monetaria, basada en la posesión de valores
    representativos, permitió descomprimir el orden social
    estamental.

    La estratificación de la sociedad medieval era
    absolutamente estática.
    Había diversa consideración jurídica de las
    personas, por eso los estamentos se mostraban como
    inalterables. Hacia el siglo XVI aparecen las clases
    sociales
    , tal como las conocemos hoy en día; dotadas
    de igualdad jurídica y con cierta movilidad
    social.

    Uno de los más fenomenales subproductos del
    Estado moderno, es la burguesía.

    En efecto, la irrupción de artesanos y
    comerciantes, amparados por nuevas
    tecnologías (como la imprenta que
    permitió ampliar el acceso al conocimiento),
    en núcleos urbanos y puertos, implicó que esta
    nueva clase social
    tuviera poder, desde el fenómeno de la
    posesión del capital
    monetario.

    En el aspecto militar se produjeron
    significativos cambios, también a causa de los adelantos
    en la técnica de la guerra. Los
    pequeñas tropas propiedad de
    los caballeros, que eran mercenarios de los señores
    feudales que les contrataban, no eran suficientes para responder
    a las nuevas realidades. Estaba el problema de la falta de
    lealtad, y la falta de permanencia.

    Los gastos que imponía esta situación
    exigen la
    organización centralizada de la adquisición de
    los medios para la
    guerra. De este modo, se puede afirmar, con Heller, que
    "la necesidad política de crear
    ejércitos permanentes dio lugar en muchas partes a una
    transformación, en sentido burocrático, de la
    administración de las finanzas’’

    Se hizo necesario "algo" que permitiera la
    concentración del poder (militar,
    económico), es lo que desde Nicolás
    Maquiavelo denominamos Estado. La palabra designa con
    certeza algo totalmente novedoso en la historia del pensamiento
    político, apareció el Estado y su
    concepto recíproco: la Sociedad Civil.

    Para llevar a cabo esa concentración de los
    instrumentos de mando, el Estado tiene que pasar a
    desempeñar diversas funciones.
    Algunas que antes estaban a cargo de los poderes locales y la
    iglesia; otras funciones que son totalmente nuevas. Es entonces
    cuando se manifiesta el carácter necesario de otro de los
    mas importantes subproductos que aparecen con el Estado y que
    define su perfil: la Burocracia.

    Urge destacar el significado técnico elemental
    que el concepto de la centralización burocrática tiene.
    Con la burocracia se
    abrió el camino hacia la división del
    trabajo
    , se estableció la igualdad jurídica al
    crear un vínculo de súbdito general y unitario, el
    poder político pudo llegar a todos los rincones del
    territorio, y finalmente, se posibilita la formación
    consciente de la unidad del poder estatal (como la mas compleja y
    perfecta especie, dentro del orden de las sociedades)

    Las profundas transformaciones que se producían
    en Europa hacia el fin de la edad media y que permitieron las
    condiciones para la aparición del Estado, también
    tuvieron repercusiones en el sistema
    jurídico.

    En el campo del Derecho Privado, para lograr la
    unificación de los criterios en la función de
    juzgar, hubo que recurrir al único derecho cierto. El
    fenómeno de la "recepción" consistió en
    estudiar y aplicar el Derecho
    Romano, que tenía mas de mil años sin
    aplicarse. En efecto, durante la edad media no se conocían
    diferencias entre contrato y
    ley, entre
    derecho y juicio; había que eliminar la inseguridad
    jurídica.

    Tenía que suceder algo parecido con las
    relaciones en las que interviniera la autoridad, y
    con el Estado moderno se crea el Derecho Público.
    Fundamentalmente en el área del derecho
    tributario, ya que debía estar normada la percepción
    de impuestos que
    el Estado necesita para su funcionamiento, y que la
    burguesía debe pagar.

    2. Absolutismo
    Monárquico

    Al comenzar la edad moderna
    en Europa continúan las monarquías y
    continúa el origen divino como fundamentación del
    ejercicio del poder político de esas
    monarquías.

    Pero el carácter del poder ya no es impreciso e
    intermitente; por eso, luego del fin del medioevo y su sistema
    político (el feudalismo), aparecen en varias naciones,
    Estados monárquicos y absolutistas.

    España, Francia,
    Inglaterra y
    Portugal, fueron los primeros Estados Modernos en consolidarse. A
    lo largo de los aproximadamente trescientos años que dura
    la edad moderna, la mayoría de las naciones europeas y
    varias americanas van a adoptar distintas fórmulas
    jurídicas, en las que plasman la unidad del poder
    político.

    También se consolida el capitalismo como
    sistema económico, de tal suerte que nobles y burgueses
    acrecientan poder político y económico.

    En Francia se vio el rostro mas clásico del
    absolutismo, con un Estado centralista y
    autocrático.

    España y Portugal pudieron sostener los caprichos
    de la realeza gracias al interminable flujo de riquezas
    provenientes de las conquistas en América.

    Bodin y Hobbes, fueron
    los mas conspicuos defensores del orden absolutista. Al primero
    le debemos la noción de soberanía, pensaba
    que sólo un Estado con una clase política fuerte
    podía apuntalar el poder del rey, frente a los peligros de
    la fragmentación por motivos religiosos.

    Thomas Hobbes fue el creador de la doctrina de la
    razón de estado, y su positivismo
    jurídico lo vemos reflejado en el "principio de reserva"
    que luego va a ser incorporado en el artículo diecinueve
    de la constitución de la Nación
    Argentina.

    ¿Y qué pasaba con el pueblo? Aparentemente
    en estos primeros siglos de experiencia posfeudal, las
    principales preocupaciones estaban puestas en cómo
    conquistar y mantener el poder.

    Luego, desde algunos seguidores del jesuita Ignacio
    de Loyola
    se comenzó, tímidamente, a postular
    aproximaciones teóricas acerca de cómo debe
    ejercerse el poder político; también se
    comenzó a hablar de lo que luego se denominaría
    Derecho de Resistencia.

    La causa del ejercicio del poder seguía siendo
    Divina, pero se "autorizaba" la resistencia al
    tirano.

    Pero, en general, no hay ninguna "cuestión
    social" en el pensamiento. Todavía va a pasar algún
    tiempo para
    que la burguesía pueda lograr conquistar derechos políticos de
    parte del Estado.

    3. Estado de
    Derecho, el Constitucionalismo clásico

    Hay tres grandes revoluciones políticas
    que marcan el derrumbe del orden monárquico y determinan
    el comienzo de la edad contemporánea.

    La génesis del liberalismo
    político (y económico) hay que buscarla en
    Inglaterra. Fue este el primer lugar donde se
    venció la concentración del poder político
    en manos del monarca.

    El siglo XVII es el siglo de las revoluciones "sin
    sangre". Hacia
    1653 Oliver Cromwell elabora el primer instrumento
    constitucional moderno; que es mucho mas que la Carta Magna de
    1215 (que era un contrato entre nobleza y burguesía, por
    el que se otorgan ciertos derechos políticos subjetivos
    por escrito). Es una regulación consciente y planificada
    de la estructura
    concreta de la unidad política y económica. En el
    "INSTRUMENT OF GOVERNMENT" su mismo nombre revela su
    esencia.

    El caso de los Estados Unidos de América,
    es un tanto diferente. Ya en el siglo XVIII el proceso de
    emancipación de las colonias, fue mas una lucha por la
    independencia
    que una verdadera revolución
    contra el absolutismo. El aporte auténticamente
    revolucionario fue el sistema de gobierno,
    cristalizado en su constitución.

    La idea moderna de la democracia es una
    creación prácticamente norteamericana, de
    allí surgen los elementos que luego van a aparecer como
    algo profundamente valioso en otras latitudes. Es el año
    1776 y el origen del poder político ya es
    (podríamos decir) popular; es el primer ejemplo
    práctico de soberanía popular. También valen los
    aportes al federalismo,
    juicio por jurados, periodicidad en los mandatos, etc.

    Sin embargo, entre estos tres ejemplos de fin del
    absolutismo, el caso mas simbólico, es sin duda el de
    Francia. Allí el gobierno de "los luises"
    había llegado a niveles insoportables de despotismo,
    dejando de lado no sólo al pueblo en general
    (también llamado tercer estado, o estado llano),
    sino también a la burguesía … lo segundo, a fines
    del siglo XVIII, era mucho más grave que lo primero. La
    Burguesía urbana era quien sostenía la
    economía de la monarquía, y a sus caprichos.

    Y pasó lo que tenía que pasar. Todos los
    excluidos del escenario político se juntaron y dieron para
    la historia el espectáculo revolucionario que marcó
    el fin de la edad moderna y su sistema político, aunque no
    de su sistema económico.

    Curiosamente, no van a ser los revolucionarios del 1789
    los que lleven a cabo las reformas jurídicas necesarias
    para dejar atrás al absolutismo. El breve gobierno de los
    distintos sectores en los que se dividieron los revolucionarios
    fue una terrible dictadura,
    basada en el terror y la venganza.

    A principios del
    siglo XIX, otro monarca va a tener el rol de sentar las bases del
    sistema político y económico, que reemplace a tres
    siglos de opresión absolutista.

    El emperador Napoleón -lo que es muy
    significativo- con su "CODE CIVIL" va a esparcir la
    semilla del Estado de Derecho.

    Todo el constitucionalismo, que denominamos
    clásico o liberal, es básicamente una
    reacción anti-absolutista. Es decir un sistema de
    garantías, de libertades políticas y civiles, de
    protección a la propiedad privada … que fundamentalmente
    la burguesía reclamaba, para protegerse ¡ del
    propio Estado !
    .

    4. Cóctel peligroso: Liberalismo
    individualista y Revolución Industrial

    Junto a las tres revoluciones "políticas" que
    hemos repasado, hay que agregar otra que modificó para
    siempre a la historia de la humanidad: la Revolución
    Industrial.

    Indudablemente, los aportes antes señalados,
    contribuyeron grandemente a la consolidación de las bases
    de un capitalismo
    amparado por las formas jurídicas, que permiten su
    expansión, sin el peligro de la intervención del
    poder político. De esta forma se consolidó,
    también, una filosofía individualista y un
    positivismo jurídico en la mayoría de los
    países europeos y en algunos americanos.

    Pero, a mediados del siglo XIX, y de la mano de las
    grandes transformaciones tecnológicas, los modos de
    producción
    estaban a punto de cambiar.

    Cambiaron los sistemas
    económicos y también cambió la sociedad. Se
    produjeron enormes migraciones hacia los centros urbanos,
    desplazamientos hacia donde se hallan las empresas.

    Los cambios más significativos se vieron en la
    aplicación de la máquina a vapor, en la minería,
    la industria
    textil y los transportes.

    La burguesía y la mayoría de los intelectuales
    estaban como "extasiados" ante la velocidad de
    los cambios.

    Las constituciones y las leyes
    permitían, con su positivismo, que nada amenazara a
    los actores privados en su búsqueda por acrecentar su
    riqueza. Los grandes progresos tecnológicos
    prometían un futuro lleno de dichas y confort; se
    vivía una época de ciega fe en el progreso
    infinito.

    ¿Y el Estado? El Estado era un Estado
    mínimo
    , que debía limitarse a la
    aplicación del derecho civil, a
    la organización militar, y a muy pocas cosas
    mas.

    Cualquier otra función que el Estado reclamara
    para sí, podía insinuar volver a la época
    reciente del absolutismo, que se había dejado
    atrás.

    Por eso, este es un "cóctel peligroso". La
    combinación de los nuevos modos de
    producción derivados de la aplicación de las
    nuevas tecnologías, con un marco jurídico y
    político individualista, condujo a injusticias con los
    sectores mas desprotegidos de la sociedad. En un lapso
    relativamente breve, de unos cincuenta años, el mundo
    había cambiado mas que en milenios anteriores.

    Es durante el siglo XIX, que a causa de los nuevos
    problemas,
    surge la sociología. Augusto Compte describe
    los cambios desde una perspectiva optimista; hace uso de los
    métodos
    científicos de las ciencias
    naturales.

    Por el contrario, Karl Marx aplica la
    dialéctica hegeliana al análisis de las causas
    económicas de la historia, y sus conclusiones son mucho
    mas realistas.

    La sociedad civil no
    era un todo armónico que se venía a conformar
    "automáticamente", en que el molesto Estado no
    debía intervenir. La sociedad civil real es como
    analiza Heller "un concepto histórico concreto,
    absolutamente dinámico dialéctico, y como sociedad
    de clases, contiene una buena dosis de opresión y
    desigualdad"

    La realidad demostró que la libertad
    jurídica (libertad de contratar y propiedad privada) no
    alcanzaba para acercarse a la idea de la igualdad
    económica.

    Como se verá infra, el sueño de
    concretar simultáneamente los ideales de libertad e
    igualdad, no es algo novedoso en la historia del pensamiento; por
    el contrario es una idea que tiene mas de dos mil años,
    surgida en el pensamiento griego estoico y cristalizada en los
    valores aportados por el cristianismo a
    la humanidad.

    Ya en el año 1875, el jurista Rudolf von
    Ihering
    , anunciaba estas ideas: " Será necesario
    volver a pasar por duras pruebas, antes
    de comprender de nuevo por cuantos peligros amenaza a la sociedad
    el egoísmo individual libre de toda traba, y porqué
    el pasado juzgó necesario refrendarlo. La libertad
    individual ilimitada en las relaciones y transacciones sociales,
    es una prima concedida a la extorsión, una patente de
    corso otorgada a los piratas y a los bandidos con derecho de
    presa sobre todos aquellos que caen en sus manos ¡Hay de
    las víctimas! ¡Que los lobos reclamen esa libertad,
    se comprende; pero que los carneros les hagan coro, sólo
    demuestra una cosa: que son carneros ! "

    Pareciera que el "príncipe del derecho" hubiera
    estado haciendo referencia al conocido articulo 1197 de
    nuestro Código
    Civil (que es aún más exagerado y absoluto que
    el propio art. 1134 del código
    napoleónico, que es su antecedente) cuando establece el
    principio de la autonomía de la voluntad, que
    establece: "Las convenciones hechas en los contratos forman
    para las partes una regla a la cual deben someterse como a la ley
    misma".

    Así como la Revolución
    Francesa puso al desnudo las falencias del Estado Absolutista
    de la edad moderna -que a su vez había aparecido para
    superar la disgregación del feudalismo medieval -, la
    Revolución Industrial mostró la insuficiencia del
    "garantismo" del constitucionalismo clásico, de los
    liberales del siglo XIX.

    5. Nuevos Roles: el Estado Social de
    Derecho

    Se puede afirmar, contundentemente, que el concepto
    del Gasto Público Social, tanto en la teoría como
    en la práctica, surge con los nuevos roles que asume el
    Estado, a comienzos del siglo XX.

    El constitucionalismo social no es contradictorio con
    las bases del liberalismo político; antes bien, hay que
    pensar en la evolución de las necesidades de la
    sociedad. Cada modelo de
    Estado responde a cada sociedad, por eso no hay dos estados
    idénticamente iguales.

    Al comenzar el siglo XX, la situación social se
    hacía insostenible. Por eso, en distintas latitudes van a
    surgir respuestas similares ante la, ahora sí,
    cuestión social.

    El constitucionalismo social mantiene, como afirma
    Vanossi, en pie los grandes postulados de la legalidad, de
    la representación, de la separación de los poderes
    y fundamentalmente de la defensa de la libertad como valor
    eminente y preeminente de la dignidad
    humana.

    La primera época de estos nuevos roles del
    Estado, tiene dos antecedentes.

    En 1917, la Constitución de la Revolución
    Mexicana, conocida como Constitución de
    Querétaro, por la ciudad en que se redactó.
    Fue la primera vez en que los principios económicos y
    sociales, que hasta ese momento sólo tenían
    tímido un rango legal, se incorporaron a una
    constitución.

    La constitución alemana de 1919, la recordada
    Constitución de Weimar, significo un profundo
    intento, de la Social Democracia, de
    dar respuesta jurídica a la situación posterior a
    la primera guerra. Se estableció una república
    democrática con instituciones
    de hondo contenido reformista (como el Consejo Económico y
    Social).

    El tránsito del Estado "abstencionista" o pasivo,
    que mantuviera el laissez faire, al que Carlyle
    definió como "anarquía con policías", hacia
    las nuevas formas que la sociedad civil reclamaba, no fue algo
    simultáneo en todas las latitudes.

    Hay que reconocer que, en esta primera época,
    luego de los entusiasmos de las experiencias mexicana y alemana,
    a los que luego se sumaron algunos países de Europa como
    Austria (con el modelo de constitución diseñado por
    Hans Kelsen), Italia y
    Checoslovaquia; el constitucionalismo social sufría una
    regresión luego de la crisis del año 30, que
    afectó principalmente a los países de Europa
    continental.

    Hubo países que no recibieron transformaciones
    constitucionales ni interrupciones institucionales. En Estados
    Unidos
    , con el "NEW DEAL" del presidente Franklin
    Roosevelt, sin las pretensiones teóricas que
    tenían los europeos, y haciendo uso de una interpretación dinámica de la Constitución de
    Filadelfia, los norteamericanos fueron los primeros en el mundo
    que reglamentaron el concepto de la seguridad social (en
    1935), consagrando una nueva dimensión social de la
    libertad.

    Hay una segunda época, que es mas
    trascendente. Después de la Segunda Guerra
    Mundial, con la derrota del Eje, se produjo un reordenamiento
    institucional en diversos países. Las convergencias o
    transacciones (no solo entre partidos sino también
    entre doctrinas e ideologías), permitieron el
    resurgimiento de lo que algunos denominaban Estado de
    Bienestar
    , otros hablaron de Estado Benefactor, quizá
    la expresión técnicamente mas precisa sea la ideada
    por Hermann Heller: Estado Social de Derecho.

    La cruel realidad social, de la segunda posguerra,
    demostró prácticamente la necesidad de la
    intervención del Estado, en ámbitos hasta entonces
    impensados.

    La coexistencia de ambos constitucionalismos -el liberal
    y el social- implicó que la libertad social
    ponía una suerte de marco, de límite, a la medida o
    intención que el ejercicio de la libertad individual
    tenía hasta este momento.

    Con estas nuevas realidades y estos nuevos roles,
    cambió el enfoque teórico del Estado. Ya no se
    puede hablar de caridad, que es una actitud
    básicamente individual; tampoco de asistencialismo,
    que alude a un plan, pero
    parcializando a la sociedad.

    Comienza a hablarse de seguridad social, solidaridad y
    gasto público social
    , como nuevos conceptos que parten
    de la base de la integralidad de la sociedad y de la persona
    humana; comienza a verse a Estado como responsable se proveer a
    la sociedad de un mayor número de funciones.

    En Francia, las dos constituciones del año
    1946, en Italia la constitución de 1948 y la Ley
    Fundamental de Bonn
    (Alemania) del
    año 1949, mostraron el camino de la práctica y la
    doctrina constitucional.

    En general, en los ejemplos mencionados, se puede ver
    con claridad la confluencia, superadora de contradicciones
    secundarias, de las tres grandes corrientes ideológicas
    que ocuparon el escenario luego de la derrota del fascismo. Por un
    lado el Liberalismo laico, por otro la
    Socialdemocracia (o sea el Marxismo
    Reformista), y finalmente el Socialcristianismo o Democracia
    Social.

    Es especialmente demostrativo el art. 3 de la
    constitución italiana, cuando establece "el deber del
    Estado
    de procurar la remoción de todos los
    obstáculos de hecho y de derecho que impidieran la
    igualdad de oportunidades, como forma de asegurar el efectivo
    goce de las libertades a todos los sectores componentes de la
    sociedad"

    Ya a fines del siglo XIX, el 1ro de mayo de 1891, el
    papa León XIII publicó la encíclica
    "Rerum Novarum", haciendo referencia a las "cosas
    nuevas" que por entonces ocurrían y que se relacionaban
    muy especialmente con las condiciones de injusticia que rodeaban
    a los trabajadores de las economías recientemente
    industrializadas. Se puede afirmar que en esta encíclica
    se encuentran las bases de la denominada Doctrina Social de la
    Iglesia
    , y que considera que el Estado debe intervenir para
    poner remedio a los conflictos
    sociales. Al cumplirse cien años exactos, Juan Pablo
    II
    emite una nueva encíclica por esa razón
    bautizada "Centesimus Annus", donde se actualiza la
    doctrina teniendo en cuenta las condiciones nuevas, que en lo
    económico y social, muestra la
    actualidad.

    La Doctrina Social de la Iglesia considera que la
    política
    económica de un país debe estar basada en la
    justicia
    , la cual en el campo económico, significa
    equidad. Ello implica a su vez, mayor igualdad en la
    distribución del ingreso y la riqueza.

    Ludwig Erhard, es quien elaboró la
    concepción de la Economía Social de Mercado.
    En la cual se plantean los fundamentos económicos de un
    Estado democrático, que debe basarse en el principio de la
    libertad y del libre desplazamiento, y el deber del Estado es
    atender a que estos derechos fundamentales del hombre, parte
    activa de la economía, no se vean desvirtuados por
    asociaciones y acuerdos colectivos de tipo privado.

    Respecto a los monopolios, Erhard profundiza "
    … quien admita la competencia como
    elemento ordenador de la economía no puede rechazar este
    mismo principio de forma arbitraria, aceptándolo hoy y
    rechazándolo mañana por razones de oportunismo y
    conveniencia; para alardear luego, todavía con orgullo, de
    que esta falta de criterio pone de manifiesto un sentido de la
    realidad "

    La idea que el Estado de Derecho liberal,
    correspondiente al constitucionalismo clásico,
    establecía, era un rol negativo para el Estado, es
    decir abstenciones para preservar incólumes los derechos
    civiles, políticos y la propiedad privada.

    En cambio,
    además de las funciones anteriores, con el Estado Social
    de Derecho (o de Bienestar, o Welfare State),
    propio del constitucionalismo social del siglo XX, el rol del
    Estado es positivo, es decir interviene en la sociedad
    civil para asegurar el pleno desenvolvimiento de las
    instituciones que aseguren la autentica realización de los
    derechos de naturaleza
    social y económica.

    6. Crisis y Globalización: el Estado
    Pos-social

    El estancamiento de la economía
    mundial que se produjo en los años ’60 y
    la posterior recesión debida al notable aumento del
    precio
    internacional del petróleo en los primeros años de la
    década del ’70, provocaron dificultades
    fiscales crecientes en casi todos los países, originando
    desequilibrios presupuestarios que se debieron tanto a la
    disminución de los recursos
    (ingresos),
    como al aumento de las demandas sociales, en virtud
    -precisamente-, de la crisis económica.

    El problema se agudizó con el paso del tiempo,
    principalmente donde se apeló a la utilización del
    empleo público, para paliar los efectos de la
    desocupación, y a la falta de eficiencia de
    la burocracia del Estado.

    En verdad, se produjo un cambio cultural, que
    llevó a gobernar a quienes prometían abocarse a
    disminuir el gasto público. Distintos sectores que
    habían aceptado de buen grado la actividad del Estado,
    como tendiente a asegurar la atención de la salud, la educación y la
    seguridad
    social; comenzaron a interpretar que su intervención
    era ya innecesaria e ineficiente.

    El mercado comenzó a constituirse en la
    "piedra angular" de la construcción de la sociedad … incluso era
    el único que garantizaba la libertad y el
    desarrollo.

    Algunos hablan de neoliberalismo
    (o de ortodoxia), cuando en realidad de nuevo no tiene nada. Mas
    correcto y concreto es pensar en el retroceso de la humanidad en
    la historia, hacia el liberalismo -posterior a la
    Revolución Francesa-, que había sido una
    reacción antiabsolutista, e intentar hacer de cuenta que
    no existió ni la Revolución Industrial, ni por
    supuesto, la internacionalización de los mercados de
    capitales.

    A este panorama, se agregó la denominada
    globalización. Pretender definir este concepto
    cultural, tan cotidiano, no es tarea sencilla. Introduce Hugo
    Lafaye "como las comunicaciones
    hoy han achicado y empequeñecido al mundo, toda
    actividad sino lo está, tiende a
    globalizarse"

    Durante sus comienzos la
    Globalización fue reducida a una sola esfera , la
    económica
    . La caída de los regímenes
    comunistas, el triunfo de concepciones ultraliberales, hizo ver
    tal proceso de manera lineal, destacando solamente dicha
    dimensión, descuidando otros aspectos socioculturales
    implicados en este proceso, a saber, las dimensiones
    ecológica, tecnológica, política y
    social.

    El sociólogo alemán Ulrich Beck
    distingue, por su parte tres conceptos diferentes, que producen
    confusión: globalismo, globalidad y
    globalización.

    Someramente, designa como globalismo la
    concepción señalada anteriormente, la cual habla
    únicamente de la dimensión económica, de
    mercado mundial,
    sin tener en cuenta los otros aspectos quizás más
    importantes de ésta etapa histórica.

    Por globalidad entiende al fenómeno
    abarcativo de la sociedad mundial, en la cual ningún
    país, grupo,
    localidad, etc, pueden vivir al margen de los
    demás.

    Por último habla de globalización
    de procesos, en virtud de los cuales los Estados
    nacionales soberanos se entremezclan mediante actores
    transnacionales, y por tanto sus respectivas probabilidades de
    poder, orientaciones e identidades y entramados
    varios.

    Beck plantea que existe una afinidad entre las distintas
    lógicas de las globalizaciones ecológica, cultural,
    económica, política y social que no son reducibles
    -ni explicables- las unas a las otras, sino que, antes bien,
    deben resolverse y entenderse a la vez en sí mismas y en
    mutua interdependencia.

    Las 8 razones que aduce (Beck) que hacen
    "irrevisable" la globalidad existente, son:

    1. El ensanchamiento del campo geográfico y la
      creciente densidad del
      intercambio internacional, así como el carácter
      global de la red de mercados
      financieros y el poder cada vez mayor de las
      multinacionales.
    2. La revolución permanente en el terreno de la
      información y las tecnologías de
      la
      comunicación.
    3. La exigencia, universalmente aceptada, de respetar
      los derechos
      humanos; también considerada como principio de la
      democracia.
    4. Las corrientes icónicas de las industrias
      globales de la cultura.
    5. La política mundial posinternacional y
      policentrica: junto a los gobiernos hay cada vez mayores
      factores de poder (multinacionales, organizaciones
      no gubernamentales, Naciones Unidas)
    6. El problema de la pobreza
      global.
    7. El problema de los daños y atentados
      ecológicos globales.
    8. El problema de los conflictos transculturales -en
      lugares concretos- .

    La mundialización en curso ha permitido,
    por una parte, el acceso a niveles de desarrollo superiores a
    todo lo conocido en el desarrollo histórico de la
    humanidad. Pero, al mismo tiempo, resulta evidente que la
    distribución de los beneficios no ha sido equitativa. La
    desigualdad reinante se revela en la brecha creciente
    entre países ricos y pobres (y entre los ricos y los
    pobres de cada país), en la vulnerabilidad de las
    economías nacionales, en el desempleo como un
    mal extendido.

    El mundo afronta, además, otros problemas. A los
    conflictos étnicos y culturales -reactivados por el
    florecimiento de los micro nacionalismos, que aparecen como la
    contracara paradójica de la globalización-, se
    agregaron los problemas ambientales, y recientemente, las
    nuevas formas del terrorismo.

    La conciencia mundializada de hoy, pide soluciones en
    cuestiones que ningún Estado por sí solo puede
    resolver.

    Socialmente el mercado nunca alcanzó a
    "salpicar a todos". Los teóricos de Chicago de la
    economía, a comienzos de la década de los
    ’80, hablaron de un efecto cascada; donde se
    partía de la base de que la acumulación de la
    riqueza en pocas manos, tarde o temprano, se iría
    distribuyendo hacia abajo (como una catarata).

    En Argentina, ese "derrame" de los beneficios del
    crecimiento
    económico, fracasó del mismo modo que en otras
    partes, incluidas las experiencias de Inglaterra en los ’80
    y la mas reciente de los Estados
    Unidos.

    Tal como plantea Roberto Bouzas, "aún no
    ha llegado el fin de la historia y por esa razón, las
    políticas locales y los esfuerzos de integración continúan ocupando un
    lugar central", y las políticas públicas
    continúan teniendo una base eminentemente nacional y se
    implementan por autoridades cuya fuente de legitimidad es local.
    Con Bouzas, se aprecia que con la globalización se
    produce el agravamiento de la tensión entre la
    estructura de la representación y el alcance
    crecientemente global de los mercados. Consecuentemente, tanto
    desde el punto de vista del Estado, como de las empresas
    privadas, quienes administran mejor tienen mas posibilidad de
    explotar los beneficios de un mundo mas integrado.

    El entorno internacional y la globalización
    ofrecen múltiples oportunidades (mas condiciones de acceso
    a mercados menos segmentados o restringidos, debilitamiento de
    oligopolios, acceso a mayor variedad de recursos financieros,
    etc.). pero estas oportunidades sólo son potenciales, y la
    capacidad de aprovecharlas está distribuida
    heterogéneamente entre los distintos
    países.

    La Argentina de los ’90, es un ejemplo de falta de
    capacidad para aprovechar los beneficios del crecimiento, en un
    mundo globalizado.

    7. Formas de Provisión del Gasto
    Estatal

    Paul Samuelson, en su "Curso de Economía
    Moderna", realiza una ya clásica descripción
    analítica de la realidad económica de la segunda
    mitad del siglo XX, analizando las nuevas funciones del
    Estado
    , en cuatro órdenes distintos:

    1. Controles directos: la intervención del
      Estado ha aumentado mucho, pero buena parte de su actividad
      puede estimarse como planificación, y siguen
      siendo los precios del
      mercado los que rigen la vida económica.
    2. Consumo público: la mayor parte de la
      producción de un país se consume
      en forma colectiva, y en lugar de pagar el derecho a circular
      por las carreteras, adquirimos ese derecho y el de disfrutar
      otros valiosos servicios por medio de los impuestos que
      pagamos. Pero obsérvese que esos bienes y servicios
      consumidos colectivamente, los producen en gran parte las
      empresas privadas.
    3. Servicios públicos: la jurisprudencia tribunalicia sostiene que, en
      caso de servicios de interés público,
      donde no hay posibilidad de una competencia efectiva entre
      muchos productores independientes, el Estado debe regular o
      prestar por sí el servicio (de
      acuerdo a cada caso).
    4. Gastos sociales: se han ampliado enormemente
      desde el año 1930 y continuará aumentando en el
      futuro. El Estado proporciona, activamente, una especie de
      poder adquisitivo a los necesitados o a los que lo
      merecen, sin esperar ningún servicio a cambio de ello.
      Son los gastos llamados de transferencia, de los mas
      ricos a los mas pobres, por medio de los impuestos.

    Entonces, acorde con las variadas funciones ineludibles
    que desempeña el Estado en la actualidad, variados
    serán también los modos de proveerse de los
    ingresos estatales.

    En general se pueden distinguir, entre los ingresos, dos
    grandes grupos:

    1. Los Ingresos Tributarios, dentro de los cuales
      la especie principal son los ingresos impositivos;
      y
    2. Los Ingresos que se pueden denominar
      Crediticios, entre otros: las emisiones de
      títulos y empréstitos que configuran
      deuda.

    No hay que perder de vista, que independientemente de lo
    apuntado supra respecto a la unidad del poder
    político del Estado, en las finanzas
    públicas
    existen, por lo menos, tres ordenes
    diferenciables: el Federal, el provincial y el municipal o
    local.

    Tal como se analizará en el último punto
    del capítulo siguiente, en el sistema impositivo
    argentino, tanto el orden federal como el provincial se encargan
    de el grueso de los ingresos estatales. Dicho sistema se puede
    caracterizar por su regresividad.

    En tanto, casi la totalidad de los ingresos crediticios
    son de origen federal. No es motivo del presente analizar el tema
    de la deuda externa de
    la mayoría de los países latinoamericanos; pero es
    casi una constante, que la deuda social va a aumentar en
    la medida que se mantengan las situaciones de asfixia, derivadas de los
    esfuerzos de los gobiernos por pagar las deudas contraídas
    y de esa forma controlar el aumento desmedido de los
    intereses.

    En Argentina, respecto a los gastos públicos
    totales
    , cabe señalar que presentaron un pico en 1981
    y luego descendieron con altibajos hasta 1990, a partir de
    allí crecieron, pero sin llegar nunca a los niveles del
    principio de la década de los ochenta.

    El porcentaje de los gastos sociales en
    relación con los gastos totales del Estado, muestra la
    importancia de la asignación de los gastos sociales
    efectuada por los gobiernos. Resulta notable la escasa
    proporción de los Gastos Públicos Sociales de los
    años 1982 y 1983, así como también la alta
    relación verificada en 1986, 1987 y en menor nivel en 1988
    y años siguientes.

    El gasto público nacional contempla lo que
    también se denomina erogaciones del gobierno
    nacional (o del Estado). En cambio el gasto consolidado se
    refiere a los gastos estatales en todos los niveles de gobierno,
    nacional, provincial y municipal. Es probable, como sostiene la
    profesora Lea Cortés de Trejo, que la dispersión
    existente en la materia pueda
    llegar a omitir erogaciones que necesariamente responden a una
    autoridad pública. Los gastos se expresan, en millones de
    pesos.

    Gastos del Gobierno Nacional (en millones de
    $)

    1980 1985 l990 1995 1999 2000 2001

    49097 44709 37132 43515 49906 48858 49017

    Entre l980 y 2001 el gasto del gobierno nacional se
    mantuvo razonablemente constante, hecho que se ve corroborado
    cuando se lo relaciona con el PBI, al girar alrededor del 20%,
    más allá de la influencia que siempre ejerce el
    denominador en estos casos, es decir el nivel de la actividad
    económica
    .

    Hay que subrayar que si se restara la incidencia de
    los servicios de la deuda pública
    … el nivel del
    gasto federal estaría muy por debajo del
    20%
    .

    Demás está puntualizar, que la atipicidad
    del año l990 por sus propias características no
    debería considerarse mas allá del significado que
    denuncian sus explosivas irregularidades, y en este caso, no como
    testimonio o referencia de nada.

    Gasto Consolidado (en millones de $)

    1980 1985 1990 l995 l999 2000 2001

    74530 66615 59354 82419 96479 94349 94874

    Con el gasto público consolidado, esto es en
    todos los estratos de gobierno
    las cosas varían un
    poco, en parte inducidas por los cambios registrados a partir de
    los 90, que es cuando so pretexto de revolucionar la
    economía y la vida pública, el estado federal se
    desprende de actividades
    y de fuentes de
    financiamiento históricas que después no
    sólo influyeron en el nivel global de las erogaciones y
    del endeudamiento, sino que también modificaron
    ostensiblemente la composición de
    aquéllas.

    Testimonio de ello es, en parte, el servicio periódico
    de la deuda gubernamental, en tanto que si siempre
    constituyó una pesada carga para el erario y la
    población, su crecimiento exponencial durante la
    última década del siglo XX parece
    injustificable frente a la liquidación de activos estatales
    que rindieron alrededor de 30.000 millones de dólares
    !.

    De todos modos, con referencia al PBI, el gasto
    consolidado tampoco muestra los extravíos que denunciaban
    algunos sectores a mediados de los ‘90. Obsérvese
    que deducido el costo de la deuda
    las erogaciones giran en torno a un 29% de
    aquél, guarismos que regularmente se registran desde l986
    y que frente a la experiencia comparada resultan dignos de
    mención, máxime para una economía como la
    argentina que se desempeña muy por debajo de su capacidad
    potencial de producción y empleo.

    Si la misma recuperara su natural dinamismo, es muy
    probable que en un contexto de razonable sobriedad fiscal el
    coeficiente registrara una entidad menor.

    Sería redundante recordar, sin apelar a los casos
    extremos como muestran algunos escandinavos, que los coeficientes
    de 45 ó 50% no constituyen rarezas estadísticas en el primer mundo.

    7.1 EVOLUCION DEL GASTO PUBLICO NACIONAL Y
    CONSOLIDADO

    Gastos del Gobierno Nacional % PBI

    l980 1985 1990 1995 1999 2000 2001

    l9,1 20,l 19,0 l7,2 l7,6 17,5 l8,3

    Aunque, como se anticipó, en algunos
    períodos intermedios los guarismos denuncian valores
    mayores como en l981, l985/87 y l989, queda claro que el gasto
    federal guarda una proporción razonable frente al nivel de
    la actividad económica, gravitando, como se
    observó, en muchos casos la caída de la actividad
    general.

    Si se tiene en cuenta ello, es dable afirmar que entre
    l999 y 2001 el coeficiente sería todavía muy
    inferior debido a la significativa pérdida de PBI
    registrada. Esto es muy importante -con James Tobin-, porque la
    depresión, así como reduce la capacidad
    contributiva de la nación
    incentivando mayores déficit, por su propia
    dinámica también magnifica los denominados
    gastos sociales
    , lo cual resulta ostensible entre nosotros
    desde l994 en el nivel consolidado.

    Gasto Público Consolidado % PBI

    1980 l985 1990 l995 1999 2000 2001

    29,0 30,0 30,3 32,5 34,1 33,8 35,3

    Estos coeficientes, aunque extremadamente alejados de
    los que rigen, por ejemplo, en los países miembros de la
    OCDE, también ponen de manifiesto cierta regularidad en
    los niveles de gasto total, desmintiendo, hasta cierto punto, la
    famosa "ley de Wagner" en cuanto asocia crecientes niveles
    de gasto a medida que transcurre el tiempo. Otra vez, hay que
    subrayar que ese comportamiento
    no resulta ajeno a la influencia de la depresión
    que comienza en l998 y en forma considerable a la incidencia de
    los servicios de la deuda
    pública que entre l999 y 2001 promedian el 3,50 del
    PBI anual, o algo así como unos l2.000 millones de pesos
    anuales, equivalentes a la mitad de las exportaciones de
    cada período. Sin la deuda, el gasto del gobierno
    nacional durante la última década representa
    alrededor del 15% del PBI y el consolidado araña el 30% en
    el mismo lapso
    , todo ello más allá de los
    desvíos que supone su composición e irregularidades
    siempre presentes.

    EVOLUCIÓN DEL GASTO PUBLICO POR HABITANTE (en
    pesos)

    Período Gasto del Gobierno Nacional Gasto
    Consolidado

    1980 1748 2653

    1985 1475 2198

    1990 1142 1825

    1995 1284 2426

    1999 1413 2732

    2000 1286 2645

    2001 1361 2634

    +

    variación 2001-1980 = (-) 22% variación
    2001-l980=(-) 1%

    variación 2001-1990 = (+) l9,2 variación
    2001-1990=(+)44,3%

    Ahora bien, si complementariamente se excluyera la
    incidencia de los servicios de la deuda oficial, en ambas
    columnas se observaría también una variación
    significativa según resulta del siguiente cuadro. Los
    guarismos del gasto publico adquirirían, entonces, mayor
    sinceridad desde el punto de vista de la estabilidad
    macroeconómico
    , teniendo en cuenta que los servicios
    de la deuda pública, sobre todo externa, no se
    traducen en demanda de
    factores internos, aunque sí de divisas habida
    cuenta la residencia de sus tenedores y la denominación
    monetaria de los créditos. El drástico aumento que
    muestra el gasto consolidado per capita entre l990 y 2001
    responde al hecho de que en el año base, o sea en l990, se
    registra la más significativa compresión de las
    erogaciones públicas contemplada en las dos décadas
    examinadas. Corregida esa distorsión, el aumento
    reduciría el significado de esa
    expresión.

    Evolución del gasto por habitante excluidos
    servicios de la deuda
    :

    Período Gasto del Gobierno Nacional Gasto
    Consolidado

    1980 1544 2442

    1985 1212 1925

    1990 1053 1730

    1995 991 2259

    1999 1170 2445

    2000 1090 2310

    2001 1034 2238

    Variación 2001/1980=(-)33% Variación
    2001/1980=(-)8,4%

    Variación 2001/l990=(-) 1% Variación
    2001/l990=(+)29,4%

    La comparación resultante de examinar los dos
    cuadros precedentes confirma las observaciones anteriores y
    coloca el tema fuera del campo de la ideología y lo sitúa en el
    ámbito de la realidad subyacente, que supone el escenario
    natural para el obrar práctico. En síntesis y
    desde el punto de vista general, parece razonable afirmar que
    durante los veintidós años examinados, con las
    limitaciones puntualizadas, el gasto público ha tenido un
    comportamiento que oscila entre sorprendente y
    desconcertante.

    Entre 1980 y 2001 el gasto monetario del gobierno
    nacional, o sea considerado entre puntas, no aumentó. En
    el período mas corto, esto es entre l990 y 2001, lo hizo a
    una tasa global del 32%.El gasto consolidado, por su parte, en
    las dos primeras décadas creció el 27% y en la
    última un significativo 60%, pero recuérdese que
    los guarismos resultaron influenciados por el bajo nivel del
    año base.

    Los aparentes excesos se evaporan cuando los montos se
    ajustan contemplando la incidencia de la población y de
    los servicios del endeudamiento, abrumadoramente
    externo.

    8. Características específicas del
    Gasto Público Social

    Es imposible evitar hablar aquí de John Maynard
    Keynes, quien vino a romper con el rol mínimo del
    Estado de la "mano invisible" de Adam Schmidt. Keynes fue un
    verdadero revolucionario de la ciencia
    económica, dejando atrás la clásica idea de
    que toda la producción encontraba su demanda
    correspondiente y que , por supuesto, no existía el
    desempleo.

    Hacia el fin de la Primera Guerra
    Mundial, Keynes
    contrapone su concepción de que la demanda que
    efectivamente se registra en el mercado, puede ser inferior a la
    oferta,
    implicando un descenso de la producción, y con esto del
    nivel de empleo. Esto sucede, precisamente cuando hay una crisis,
    y es el origen de un círculo vicioso que lleva primero a
    la recesión y la deflación, y luego a la
    depresión, como sucedió en la Alemania de los
    años 30, como sucedió en la
    Argentina.

    Y cuando la demanda efectiva es insuficiente, Keynes
    propone dividirla en: consumo,
    inversión y gasto público.

    En las crisis, cae el consumo porque cae el
    ingreso de la mayoría de la gente, y por lo tanto, cae la
    inversión porque sube el costo del dinero.

    Entonces, cuando al resto de los economistas no le
    quedan soluciones, plantea el inglés
    que adquiere mayor importancia el gasto público
    (que viene a ser: el consumo y la inversión
    del Estado).

    En pocas palabras, en el propio rol
    económico
    del Estado, está la variable
    que permite organizar y encauzar los fenómenos
    económicos.

    Hay momentos de excepción, en los que el Estado
    debe asumir el consumo y la inversión; que los privados no
    realizan.

    En Argentina, nuestra experiencia como
    país confirma que no basta con crear riqueza; es preciso
    preguntarse sobre la calidad del crecimiento, para lograr
    que la expansión productiva se traduzca en mayor equidad
    entre los habitantes.

    Las propuestas de industrialización del
    desarrollismo, que se hicieron durante las décadas de los
    ‘50 y ’60, hicieron hincapié en el
    desarrollo
    económico, la acumulación de capital y el
    aumento de la productividad;
    fundamentalmente en la denominada economía de base, para
    la sustitución de las importaciones.
    Pero no se prestó atención a la calidad del
    desarrollo o a aspectos sociales como la distribución
    de la renta y la riqueza
    .

    En las décadas de los ’70 y
    ’80
    , la economía
    argentina estuvo caracterizada por los abruptos altibajos del
    corto plazo y la asfixiante deuda externa.

    A comienzos de la década del ’90,
    con la convertibilidad, la estabilización de precios y la
    afluencia de capitales; se abrió una ventana a la
    esperanza de que con reformas estructurales se podría
    esperar un proceso de expansión económico y
    social.

    La composición del Gasto Público Social de
    Argentina presenta ciertas similitudes con los países
    industrializados, ya que comienza, aunque con mucha menor
    intensidad, a padecer el problema del envejecimiento
    poblacional
    y ello tiene fuertes implicancias sobre el Gasto
    Público. Este fenómeno se origina por el
    simultáneo aumento de la esperanza de vida y la
    disminución de las tasas de natalidad.

    Los indicadores
    nos muestran el efecto del envejecimiento de la población
    en Argentina. La tasa de dependencia (población de
    0 a 14 años y de más de 64 años, respecto a
    la población en edad activa) mide el esfuerzo de activos
    por sostener a los no-activos. Cuanto menor es la tasa,
    más favorable es la situación y
    viceversa.

    Sin embargo, es importante distinguir los casos de
    dependencia respecto a la población de menores y mayores.
    El primer caso puede resultar beneficioso por cuanto esos menores
    llegarán a conformar una mayor dotación de activos
    que podrán sustentar a su vez, a los mayores. Estos casos
    son los que experimentan los países con pirámides
    de población de amplia base (países de bajo y medio
    desarrollo) y que se distinguen de los que poseen bases reducidas
    (que se asemejan en la forma a las urnas funerarias), y que
    corresponden por lo general a los países
    industrializados.

    El Gasto Público Social tiene dos
    componentes
    principales, y que se relacionan directamente con
    el tipo de rol que se le asigna al Estado: los sectores
    sociales tradicionales
    (educación, salud,
    vivienda y bienestar social), y los seguros sociales que
    algunos denominan "compulsivos" compuestos por la
    previsión social, obras sociales, asignaciones familiares
    y seguro de
    desempleo. Ambos subsectores tienen problemáticas y
    financiamiento distintos, así como también
    diferente evolución.

    Resulta interesante observar los cambios operados en
    otros países durante las décadas de los ’80 y
    ‘90 en estos subsectores. Así, por ejemplo, en los
    países industrializados los gastos educativos no
    experimentaron grandes crecimientos aunque siguieron aumentando a
    nivel per cápita (ya que hay menos niños)
    y las erogaciones en salud crecieron con menor ritmo. Pero donde
    se produjo un fuerte salto fue en los "seguros sociales,
    de desempleo y asignaciones familiares", todos ellos vinculados
    en estos países con el envejecimiento de la
    población y el desempleo.

    Durante la década de los ochenta los
    países industrializados observaron una tendencia al
    mantenimiento
    de los niveles de los gastos públicos, deteniendo el
    fuerte crecimiento que se había iniciado a principios de
    los sesenta. Dicho movimiento
    estuvo caracterizado por controles tendientes a la
    reducción de los déficit y acompañado por un
    cambio en la composición de los gastos de la
    mayoría de los países: las inversiones y
    los sectores económicos disminuyeron, los gastos
    vinculados con la provisión de bienes
    públicos
    (justicia,
    administración, seguridad y
    relaciones exteriores) se mantuvieron en los mismos niveles, en
    tanto, en los sectores sociales se verificaron los principales
    crecimientos

    Utilizando datos de 1990, el
    nivel del Gasto Público Social de la Argentina, medido
    como porcentaje del PBI, es inferior al observado en los
    países nórdicos, Alemania y Reino Unido, de
    histórica tradición social, y similar al de Estados
    Unidos. Pero, por cierto, ello no significa que los recursos
    asignados por Argentina sean similares a los de los países
    desarrollados: en nuestro país se gasta el 16 % del PBI,
    pero los ingresos per cápita son inferiores, ya que el
    mismo porcentaje representa en los países centrales un
    gasto por persona cuatro veces mayor.

    El gasto público argentino representó
    en el año 2001 el 35,3% del PBI, una cifra inferior a la
    de países como Brasil o España,
    pero superior a la de Irlanda o Australia.

    El gasto público argentino de los tres niveles
    de gobierno -nacional,

    provincial y municipal- ascendió
    en el año 2001 al 35,3% del PBI, con un
    déficit de 5,7%.

    Más del 60% de ese gasto correspondió al
    área social y el 15% a los intereses de la
    deuda
    pública.

    ¿Es alto el gasto público argentino? Si se
    lo compara con el de otros países del mundo la respuesta
    no es directa, ya que entre las distintas economías
    -aun las de similar nivel de desarrollo- existe una gran
    dispersión en el tamaño del Estado
    , que
    varía entre el 50% y algo más del 20% del
    PBI.

    Al considerar su evolución histórica, se
    observa que el gasto público de la Argentina
    creció en términos del PBI recién hacia el
    final de los años 90
    . El aumento se debió al
    mayor peso de los intereses de la deuda y a la caída del
    PBI. Entre 1998 y 2001 el gasto total pasó de 90 mil
    millones a casi 95 mil millones, pero los intereses subieron de 8
    mil millones a 14 mil millones.

    Aunque el Estado argentino debe encarar una profunda
    reforma para mejorar la eficiencia, calidad y composición
    del gasto
    , un análisis detenido sugiere que los
    crónicos problemas fiscales de nuestro país
    no se deben principalmente a un gasto excesivo, sino a la
    incapacidad del gobierno de generar recursos genuinos
    y a la
    sustitución de este mecanismo de financiamiento por la
    emisión monetaria o el endeudamiento
    desmedidos.

    Respecto a los evaluación
    de los resultados de los gastos
    , podemos utilizar como uno de
    los indicadores, al Índice de Desarrollo Humano, que
    elabora anualmente el PNUD (UNDP por sus siglas en
    inglés), donde Argentina se encontraba entre los 55
    países de desarrollo humano alto, en la primera mitad de
    la década de los ’90; siendo en la actualidad un
    país de desarrollo humano medio.

    Un estudio del impacto distributivo de los gastos
    sociales
    resultaría incompleto si no se tratara la
    incidencia impositiva en la población clasificada por
    estratos de ingreso, como medio para obtener el efecto neto de la
    intervención pública; para decirlo en palabras no
    académicas: restarle a lo que el Estado da, lo que el
    Estado pide
    . Pero, para el logro de este propósito, el
    primer paso es conocer la forma de financiamiento de cada gasto
    social.

    Con el propósito de simplificar el
    análisis, se pueden distinguir dos clases de
    recursos: los generales y los específicos.

    a) recursos generales: son fondos que no
    están específicamente asignados a ningún
    sector en particular. La mayoría de los gastos, ya sea en
    forma total o parcial, se financian con rentas
    generales.

    b) recursos específicos: son fondos que
    financian algún gasto en particular, es decir que
    están "atados" a un tipo de prestación. Por
    ejemplo, las contribuciones sobre los salarios son la
    principal fuente de financiamiento de los organismos de tipo
    "cuasi público" (con algunas excepciones como los gastos
    en vivienda hasta 1991 y los déficit de los sistemas de
    seguridad social).

    En lo que respecta a los recursos generales, es
    importante hacer dos aclaraciones:

    * En Argentina, los recursos públicos comprenden:
    el sistema
    tributario, los recursos originados en el endeudamiento
    interno y externo, las ventas de
    activos, los recursos no tributarios, los subsidios de organismos
    internacionales y el denominado "impuesto
    inflacionario".

    Para el financiamiento del Gasto Público Social,
    siguiendo el criterio de J.J. Santiere, se computan los recursos
    generales originados exclusivamente por el sistema tributario. Es
    decir que se dejan de lado los recursos de capital, los no
    tributarios, y el endeudamiento

    * Los recursos generales pueden provenir de niveles de
    gobierno diferentes. Así, en nuestro país existen
    rentas generales nacionales (del gobierno federal), provinciales
    y municipales o locales, que financian distintos gastos. Por
    ejemplo, gran parte de la educación universitaria
    se financia con fuentes
    nacionales, la educación primaria lo hace casi
    excluyentemente con recursos provinciales, mientras que los
    servicios urbanos cuentan con financiamiento
    municipal.

    La medición del impacto de los gastos
    públicos y de los Gastos Públicos Sociales en
    particular sobre la distribución de los ingresos son
    habitualmente utilizadas para conocer los efectos de la acción
    del Estado sobre la sociedad y diseñar políticas de
    gasto. En efecto, resulta una herramienta sumamente útil
    para la asignación de recursos entre sectores, teniendo en
    cuenta el impacto deseado sobre la población
    clasificada por estratos de ingresos
    .

    En Argentina, los Gastos Públicos Sociales
    totales se distribuyen aproximadamente en proporciones similares
    en los hogares clasificados por estratos de ingreso, no
    cumpliendo por lo tanto un papel redistributivo
    . Mientras en
    el quintil de menores ingresos se gasta el 21 % del total de las
    erogaciones sociales, al de mayores recursos se destina un 18 %.
    Pero, si consideramos el Gasto Público Social per
    cápita, el resultado es aún más
    desfavorable
    , dado que al primer quintil le corresponde $ 953
    por habitante, al quinto $ 1.390 y al promedio de la
    población total, $ 1.158. Una explicación es que el
    gasto en los "seguros sociales" crece en los estratos superiores
    de la distribución, por efecto del sistema de seguridad
    social
    . Dado el enorme peso de estos gastos, cualquier
    metodología de asignación debe "sesgar" la
    distribución.

    Volviendo al tema del gasto, conviene recalcar que
    los niveles del Gasto Público Social no siempre guardan
    relación con los resultados obtenidos
    debido a
    frecuentes falencias institucionales, organizacionales,
    fragmentación, desbalances en la dotación de
    personal,
    falta de programación, seguimiento y control en la
    ejecución de los programas, etc.,
    que conducen a bajos niveles de rendimiento. En ese sentido no
    cabe duda que el logro de mayores niveles de eficiencia
    permitiría alcanzar mejores resultados.

    En general, los gobiernos han encarado medidas
    tendientes a modificar la prestación de los servicios
    sociales (ejemplo: obras sociales, sistema de seguridad social) y
    se ha instalado en la sociedad una conciencia sobre
    la necesidad de mejorar los resultados de la gestión
    pública
    , por ejemplo en educación y
    salud.

    En el caso de los gastos focalizados, la
    asignación debería ser realizada en base a
    criterios de equidad y en muchos sectores ello no se cumple,
    porque la definición de la población-objetivo es
    ambigua, los criterios de asignación no son
    explícitos y permanecen aún vestigios de
    clientelismo.

    Entre los seguros compulsivos, la
    previsión social es el subsector más
    importante (en 1994 representa el 6.84% del PBI $ 19.343 millones
    de dólares), y muy en segundo orden las obras
    sociales
    (2.71% y $ 7.612 millones en 1994), estando ambos
    afectados por factores demográficos. Por su parte, el
    seguro de desempleo y las asignaciones familiares han
    tenido hasta el presente escasa incidencia en el Gasto
    Público Social.

    Educación y salud son los ítem
    más importantes dentro de los "sectores sociales". En 1994
    el primero alcanza 3.83 puntos del PBI ($ 10.822 millones) y el
    segundo a 1.61 ($ 4.556 millones). En las décadas de los
    ochenta y noventa se registran bajas permanentes en las
    inversiones y falta de mantenimiento de la infraestructura. Esto
    dio como resultado un importante consumo del capital
    físico en dichos sectores, lo cual, sumado a otros
    condicionantes, determinaron una notable baja de calidad en los
    servicios.

    CAPITULO 2

    Argentina, comienzo del siglo XXI

    1. Diagnóstico: Pobreza y
    Desigualdad

    Tal lo manifestado en la introducción, y en base a la axiología del Programa para el
    Desarrollo de las Naciones Unidas; hay que recalcar: desde la
    perspectiva del Desarrollo Humano, el crecimiento
    económico no es un fin sino un medio para acrecentar las
    capacidades humanas en salud, educación, calidad de
    vida; en definitiva, para ampliar las libertades de elegir el
    tipo de vida que hombres y mujeres quieren vivir, de acuerdo con
    sus valores.

    Argentina enfrenta una crisis económica, social y
    política de una gravedad desconocida en su historia
    contemporánea.

    La actual crisis económica es un episodio
    reiterado que reconoce tres antecedentes en el último
    cuarto de siglo: 1975, 1981 y 1989/1990.

    Hay infinidad de indicadores que muestran una
    realidad crítica
    .

    Por ejemplo, 1.245.000 hogares en los que habitan
    6.232.085 personas que no alcanzan a cubrir sus necesidades
    básicas, 1.512.700 personas nunca asistieron a la escuela, y se
    registra un importante número de repetidores y abandonos
    del sistema
    educativo (CEPA, 1993). En cuanto a la situación de
    salud, anualmente mueren 20.000 niños, tres cuartas
    partes de ellos por causas que podrían evitarse; 60.000
    niños menores de 5 años sufren desnutrición grave; 640.000 niños
    pobres menores de 1 año carecen de atención
    temprana sistemática. Asimismo, 624.000 niños
    pobres entre 2 y 5 años no acceden a ninguna oferta
    educativa, el 70 % de los jóvenes que trabajan lo hacen en
    condiciones precarias y existen notables desigualdades de
    oportunidades en adquirir conocimientos entre los niños
    pobres y los no pobres (UNICEF).

    El Índice de Desarrollo Humano (IDH), es
    una "herramienta". Elaborado por la Organización de las
    Naciones Unidas en sus Informes de
    Desarrollo Humano a nivel mundial, permite medir el desarrollo a
    partir de tres componentes básicos, que son condiciones
    comunes a todas las sociedades:

    1. Longevidad (tener una vida larga y sana):
      esperanza de vida al nacer, en años.
    2. Nivel Educacional (poseer los conocimientos
      necesarios para relacionarse con el entorno social):
      combinación de: tasa de alfabetización en adultos
      -cuenta 2/3- y el tercio restante la combinación de la
      tasa bruta de matriculación primaria, secundaria y
      terciaria.
    3. Nivel de vida (tener ingresos suficientes):
      PIB real per
      cápita.

    El IDH es un valor que varía de 0 a 1. A medida
    que se acerca a 1, el nivel de desarrollo humano se aproxima al
    óptimo.

    La tendencia de variación del IDH muestra el
    comportamiento social de los países. Tomando un IDH de
    0,800 como un índice de alto desarrollo humano, se observa
    que la mayoría de los países denominados centrales
    (Europa, América del Norte, Japón)
    se encuentra por sobre esa marca y lo mas
    probable es que no tengan variaciones significativas.

    La mayoría de los países de
    Latinoamérica, si bien desde 1975 (año en
    que se comenzó a utilizar el IDH) han registrado
    variaciones, no les alcanzó para pasar el 0,8; los
    ejemplos mas graves son Perú y Bolivia, que
    en el ’75 tenían un IDH de 0,64 y 0,51
    respectivamente y en el 2000 era de 0,74 y 0,65.

    Curiosamente, sólo dos países de nuestra
    región, han registrado variaciones que indican una
    mejoría del IDH. Efectivamente, Argentina a partir de 1985
    y Chile desde 1995, resultan catalogados como alto índice
    de desarrollo humano (en el 2000: Argentina 0,844 y Chile
    0,831).

    Sorpresivamente, en los indicadores de tipo estructural
    (esperanza de vida al nacer, alfabetización de adultos,
    etc.) se muestran muy poco las variaciones en plazos cortos, por
    ejemplo el acceso a la educación básica está
    garantizado desde hace muchos años. Sin embargo para
    llegar a resultados más realistas y para medir las
    diferencias entre regiones de un mismo país, se
    elaboró el IDHA, que se analiza en el punto
    "Diferencias entre provincias".

    1.1 SALUD

    El impacto de las grandes transformaciones
    económicas de los últimos quince años, y la
    limitada capacidad de respuesta del Estado en los distintos
    niveles de gobierno, muestra que hoy la situación de la
    salud pública es mas compleja que la de la
    educación.

    Ni desde el orden federal, ni tampoco las provincias ni
    los municipios han logrado articular una metodología
    institucional operativa, que permita atender las necesidades de
    los habitantes de aquellas regiones en que las actividades
    económicas mas importantes fueron desplazadas. Tampoco se
    logró asegurar cantidad y calidad equitativa en las
    prestaciones.

    Es urgente recomponer un Estado que motorice un
    sistema de salud, para solucionar las situaciones en que
    viven millones de pobres, que integran un panorama desconocido en
    la Argentina de los últimos cien años.

    La tasa de mortalidad infantil por causas
    reducibles
    , muestra que por encima de la media nacional (9,8
    por mil) se encuentran diez provincias; de las cuales
    nueve pertenecen al norte del país. En las
    situaciones extremas, se ubican Corrientes y Formosa con tasa de
    19,7 y 16,7 por mil, respectivamente; mientras que Tierra del
    Fuego y la ciudad de Buenos Aires,
    tienen tasas de 5,2 y 6,2 por mil, respectivamente.

    Los niños en los primeros cuatro
    años de vida, son el grupo social menos asistido por falta
    de recursos y de política activa; luego se ubican los
    ancianos, donde los problemas están vinculados a un
    mal uso de los recursos disponibles lo que ocasiona que el
    índice de esperanza de vida al nacer se mantenga en
    niveles aceptables, pero la calidad de vida de las personas
    ancianas no solo no ha mejorado, sino que tiende a
    empeorar.

    Resumiendo: las jubilaciones y pensiones mas su obra
    socia (PAMI) representan la mitad del presupuesto
    nacional; el 60% de los niños argentinos no tiene acceso a
    ninguna cobertura de salud … por lo tanto, desde el punto de
    vista del gasto público social, el compromiso
    económico está asignado para los últimos
    años de vida, y no para los primeros.

    1.2 EDUCACION

    Alto grado de cobertura se observa en educación,
    donde el sector público cumple un rol importante:
    la escolaridad primaria abarca prácticamente a toda
    la población del grupo de niños comprendidos entre
    6 y 12 años, constituyendo un fenómeno a destacar
    respecto a otros países de ingresos medianos y medianos
    altos. En los últimos años se ha expandido el ciclo
    pre-primario, y en la edad de 5 años creció de 60 a
    85 %. En el nivel medio, la escolaridad se sitúa en
    el 53 %, mientras en los países de ingresos bajos es del
    37 % y en los medianos del 55 %. La matrícula bruta en el
    nivel universitario es del 27 %, similar a la de los
    países de la OCDE, aunque es posible que en Argentina
    exista sobre-registración. Dicha cobertura aumentó
    extraordinariamente por el ingreso irrestricto, y
    significó una aceleración en la
    incorporación de la población a los estudios
    universitarios estatales, los que todavía concentran al 80
    % de la población estudiantil. Sin embargo, el
    número de egresados (33.000 en 1990), no guarda
    relación con los matriculados.

    En el sector de la educación, además de
    los gastos públicos hay que considerar los gastos
    privados que realizan las familias
    , en razón de la
    creciente importancia que han adquirido sus contribuciones. En
    1991 (a falta de datos mas recientes, aunque los porcentajes se
    mantienen) los gobiernos y las familias gastan montos
    equivalentes al 3 % y el 0.73 % del PBI, totalizando un gasto
    total de 3.74 %.

    El 49.01 % de los gastos gubernamentales se destina al
    nivel elemental: 43.93 % para el sector
    público propiamente dicho y 5.08 % para subsidiar a
    los establecimientos privados.

    En enseñanza media se utiliza el 27.79
    % del gasto fiscal, siendo en este caso mayor la presión
    del subsidio privado
    . La educación
    superior y universitaria representa el 16.38 % del gasto, con
    una incidencia de subsidios privados muy baja (9.34%).
    Resumiendo, los gastos de los establecimientos privados alcanzan
    los $ 1753 millones, de los cuales $ 532 millones se originan en
    subsidios del sector público, equivalentes al 30 % de los
    gastos privados.

    Para 1993, el gasto consolidado de los gobiernos alcanza
    los $ 8.397 millones y esta financiado en $ 1.867 millones por el
    tesoro nacional, y en $ 6.340 y $ 190 millones por las provincias
    y municipios. Si estimamos en $ 3.000 millones los gastos de las
    familias, incluyendo en este caso las erogaciones para transporte,
    útiles y vestimenta, llegaríamos aproximadamente a
    un monto total de $ 11.400 millones.

    Respecto a cómo impactó la
    descentralización en el mapa educativo de la
    Argentina, señala Juan Carlos Tedesco, que "
    debería establecerse un sistema de incentivos a fin
    de indicar que se premia a los mejores que trabajan en los
    lugares mas inhóspitos. El Estado debería retomar
    un rol activo y actuar en pos de superar desigualdades a fin de
    mejorar las oportunidades de los niños,
    considerando la especificidad de sus problemas y sus necesidades
    educativas. Donde el Estado deba definir objetivos,
    medir resultados y compensar diferencias allí donde
    los objetivos no se cumplen. No hay descentralización exitosa sin una fuerte
    administración central
    ".

    2. Diferencias entre provincias

    Argentina continua siendo un país mal
    unido
    , en el que la forma federal de los constituyentes de
    1853/60, se fue desvirtuando paulatinamente. De este modo, hoy se
    ve una especie de "confederación de feudos", que se
    encuentran mas preocupados por conservar su poder, que en ser
    protagonistas de los posibles consensos de cooperación que
    garanticen la equidad entre las regiones y entre los habitantes
    de las mismas.

    El IDHA es el índice de Desarrollo Humano
    Ampliado
    , que agrega otros parámetros a los
    considerados en el IDH, tales como: tasa de mortalidad infantil
    por causas reducibles, tasa de sobre edad en la escuela primaria,
    índices de calidad
    educativa y tasas de empleo y desempleo. De esta forma se
    pueden establecer datos que resultan más útiles y
    precisos para elaborar un diagnóstico. También se
    muestra de 0 a 1.

    IDHA Provincias argentinas y ciudad de Buenos
    Aires, año 2000:

    Ciudad de Buenos
    Aires______________________________________________________0,867

    Córdoba__________________________________________________0,685

    Tierra del
    Fuego__________________________________________0,653

    Mendoza____________________________________________0,634

    La
    Pampa___________________________________________0,632

    Buenos
    Aires________________________________________0,629

    TOTAL
    PAÍS___________________________________0,613

    Santa
    Cruz________________________________________0,603

    Santa
    Fe________________________________________0,580

    Neuquen______________________________________0,556

    Entre
    Ríos___________________________________0,527

    Chubut_____________________________________0,515

    San
    Luís___________________________________0,510

    Río
    Negro_______________________________0,457

    San Juan_______________________________0,444

    Santiago del
    Estero______________________0,419

    La Rioja_______________________________0,402

    Tucumán______________________________0,400

    Catamarca___________________________0,374

    Salta_______________________________0,339

    Misiones____________________________0,339

    Chaco___________________________0,309

    Corrientes____________________0,227

    Jujuy_____________________0,187

    Formosa_______________0,156

    Del gráfico anterior, se pueden extraer algunas
    conclusiones: Formosa, Jujuy, Corrientes y Chaco presentan
    situaciones críticas con los valores mas bajos en
    todos los indicadores.

    En situaciones graves encontramos a Misiones,
    Salta, Catamarca y Tucumán; en estas provincias mejora el
    porcentaje de alfabetización de adultos y algunos
    indicadores de longevidad y estándar de vida. Tanto en el
    primer grupo de provincias como en éste se encuentran los
    mas bajos niveles de ingreso familiar total per cápita, lo
    que implica una realidad de pobreza y falta de condiciones para
    elegir el tipo de vida que quieren vivir sus
    habitantes.

    En situaciones desfavorables se encuentran La
    Rioja, Santiago del Estero, San Juan y Río Negro. En estas
    jurisdicciones mejoran en general, respecto del grupo anterior,
    en los indicadores de longevidad, porcentaje de
    alfabetización, tasa de sobre edad en la permanencia del
    la escolaridad básica y las tasas de empleo y
    desempleo.

    Entre 0,510 y 0,603 de IDHA, se encuentran las
    provincias en situaciones favorables (o
    intermedias, de acuerdo a comparación mundial): San
    Luís, Chubut, Entre Ríos, Neuquen, Santa Fe y Santa
    Cruz. En estas provincias se registran, en general, pocos casos
    de valores excesivamente bajos en los indicadores.

    Situaciones mas favorables: Buenos Aires, La
    Pampa, Mendoza, Tierra del Fuego y Córdoba. En estas
    provincias se presenta como máximo un indicador con
    valores bajos, el ingreso familiar total per cápita es de
    un valor intermedio, y en general, mejores resultados en
    educación, longevidad, etc.

    La Ciudad de Buenos Aires califica como una
    jurisdicción de desarrollo humano alto, comparable
    al de Austria u otros países de Europa central … lo cual
    no hace otra cosa que confirmar la gravedad del problema de la
    desigualdad entre las regiones del mismo país.

    Para comprender los alcances y la magnitud de la
    desintegración entre jurisdicciones, bastaría
    señalar que el 85% del Producto Bruto se
    concentra en cinco provincias; como contrapartida hay seis
    provincias que atraen sólo 2 de cada 100 pesos que
    el sector privado invierte en el país.

    De acuerdo a los indicadores, en Argentina conviven
    aspectos del primer mundo con otros del tercero. Y para complicar
    el panorama, muchas dimensiones de la competitividad entre
    regiones
    (educación, acceso a la innovación
    tecnológica, etc.), mantiene una dinámica cuya
    proyección tiende a ampliar la brecha entre
    provincias.

    ¿ Qué es la competitividad ? El
    concepto mas tradicional en la economía
    política
    señala que una industria es
    competitiva si produce bienes vendibles y con rentabilidad.
    En los últimos años la competitividad dejó
    de ser un tema académico para convertirse en una tarea
    principal tanto para el gobierno como para el sector
    privado.

    La definición amplia de competitividad, la define
    como la habilidad o capacidad de la economía de un
    país, región o territorio, para alcanzar la
    prosperidad económica sostenida
    ; donde el
    crecimiento (del producto, del
    ingreso, de las exportaciones) se vincula con la equidad
    (reducción de la pobreza, sustentabilidad ambiental,
    etc.).

    Entre las provincias argentinas, de acuerdo al
    Informe de UNDP,
    la competitividad de una economía se integra por: la
    capacidad exportadora y de atracción de inversiones,
    progreso técnico como principal característica de
    los recursos
    humanos, infraestructura (vial, energética) y recursos
    naturales.

    Aunque no hay una relación automática
    entre la capacidad de producir riqueza y logro del bienestar de
    la población, las ventajas competitivas aparecen
    asociadas a mejoras en los índices de desarrollo
    humano
    .

    A) En términos de la dinámica
    económica, es claro que la ciudad de Buenos Aires
    (con un IDHA alto), no puede ser integrada con ningún
    grupo de provincias, ya que su característica
    urbana y esencialmente productora de servicios, la
    diferencia netamente del resto.

    B) En segundo lugar existe un grupo de provincias
    que se distinguen por el importante tamaño de sus
    economías y la diversificación de sus estructuras
    económicas
    . En estas jurisdicciones (Buenos Aires,
    Córdoba, Santa Fe y Mendoza) se concentran el grueso de
    las exportaciones nacionales, las inversiones en sectores
    manufactureros y buena parte de la banca y el sector
    financiero. Sin embargo, a su vez este grupo cuenta con la mayor
    parte del déficit y endeudamientos
    públicos
    .

    C) Neuquen, Chubut, Santa Cruz y Tierra del
    Fuego, se caracterizan por su alto producto per cápita (ya
    que su densidad poblacional es baja), gran importancia de la
    explotación intensiva de recursos no renovables
    (fundamentalmente hidrocarburos), y recientes inversiones en
    sectores energéticos.

    D) Río Negro, Entre Ríos, La Pampa,
    Tucumán y Salta, conforman un grupo de provincias con un
    desarrollo intermedio, basado en el sector
    agroalimentario
    . Allí se registran inversiones
    selectivas de unas pocas grandes empresas privadas que concentran
    el sector.

    E) Misiones, San Juan y Jujuy, son provincias de
    diferentes regiones, que por razones de economía
    política, no es posible ubicarlas en sus regiones
    geográficas. En general, no se registran
    inversiones
    de grandes empresas y hay un elevado grado de
    informalidad e inestabilidad laboral. Misiones
    y San Juan muestran algunos subsectores con potencialidad
    industrial. Las tres provincias tienen un bajo nivel de
    desarrollo humano
    y presentan situaciones fiscales
    complicadas.

    F) Las provincias de Corrientes, La Rioja,
    Santiago del Estero, Chaco y Formosa son, de acuerdo con casi la
    totalidad de los indicadores, las de menor desarrollo
    relativo
    y a su vez ostentan los más bajos niveles de
    desarrollo humano. El aporte de las actividades comerciales o
    productivas al Producto es muy débil, y no se registran
    inversiones de importancia. En estas provincias, el grado de
    informalidad laboral supera a los promedios nacionales y
    hay un predominio del sector público entre las
    actividades formales. En estos distritos los indicadores fiscales
    y financieros son críticos, y además se presenta un
    serio déficit en la calificación de los recursos
    humanos.

    G) Los casos de Catamarca y San Luís se
    deben ubicar al margen. En Catamarca los indicadores de
    actividad económica presentan grandes cambios derivados de
    las inversiones en actividades mineras de gran envergadura; en el
    caso de San Luís se observa un proceso de
    reinversión con radicaciones de industria liviana que
    tienen como origen incentivos fiscales. Ambos casos mantienen,
    sin embargo, varios indicadores sociales por debajo de los
    promedios nacionales.

    3. Falso universalismo. Falsa
    descentralización

    En la década de los ’90 se creyó que
    los problemas derivados de la ineficacia del Gasto Público
    Social, se solucionarían promoviendo la
    descentralización. O sea que, en el momento de
    mayor crecimiento económico a causa de las privatizaciones y los factores internacionales, el
    Estado federal vino a quedarse sin resortes para la
    implementación de políticas sociales.

    También en los ’90, se apuntó contra
    el supuesto universalismo que, se decía,
    tenía el Gasto Público Social. Lo cierto es que en
    Argentina el universalismo nunca llegó a ser
    auténticamente universal, y lo que vino luego, en vez de
    remediar los problemas de cobertura, intensificó la
    desigualdad frente al Estado federal con menores "resortes" de
    política activa.

    Con la nueva asignación de roles, el gobierno
    nacional mantiene
    dentro de su órbita las funciones
    asignadas por la Constitución Nacional, las actividades
    vinculadas con la definición y coordinación de las políticas
    públicas, las universidades nacionales, los programas de
    ciencia y
    técnica, y la responsabilidad en la administración y
    fiscalización de los sistemas de seguros compulsivos. En
    este sentido, cabe destacar que en 1992 se inicia el proceso
    de transferencia de servicios
    que prestaba la Nación a
    las provincias y a la ciudad de Buenos Aires, motivo por el cual
    el gasto de la administración nacional decae
    significativamente en educación y bienestar social, y en
    menor medida en salud.

    Ello se produce simultáneamente con un aumento
    continuo de los gastos en previsión social
    , dando por
    resultado una leve baja del Gasto Público Social total. A
    partir de la reforma previsional que rige desde julio de 1994, la
    administración de los fondos de retiro es compartida con
    el sector privado. No obstante, estos gastos continuaron
    creciendo, por el traspaso de los regímenes provinciales
    al gobierno nacional.

    Respecto a la salud, tal como lo apuntó
    Aldo Neri "La nación mas que descentralizarse, se
    desentendió de los sistemas de salud,
    transfiriéndolos a las provincias. El Estado nacional no
    asumió su rol regulador y articulador de una
    política sanitaria integral. Es importante que la salud
    recupere el status de ‘Política de
    Estado’
    continua y secuencial."

    Los países que como Argentina, han instrumentado
    procesos de
    descentralización en diversas áreas de la
    burocracia, se encuentran en un camino del que es mas
    difícil volver que continuar avanzando; por ello se
    requiere mejorar la calidad de la gestión en la
    esfera del gasto público social.

    4. Eficiencia para la Equidad

    En el mediano plazo se producirá una
    presión a la suba de los gastos previsionales, que
    condicionará la asignación de recursos a los
    restantes sectores. El compromiso de gastos será creciente
    y también serán mayores los gastos en salud y en
    educación con cumplimiento de la Ley Federal de
    Educación. Estas cuestiones deben ser consideradas en los
    lineamientos de las actuales y futuras políticas sociales.
    En el largo plazo, esta presión debería ir
    disminuyendo, con el crecimiento de la participación
    privada en el sistema.

    Los indicadores de la desigualdad en la
    distribución del ingreso
    son las medidas que resumen
    el grado de inequidad existente y que reflejan la
    intermediación del Estado.

    La medición de la inequidad puede ser considerada
    como una cuestión objetiva y cuantificada a
    través de indicadores como el "coeficiente de
    Gini", de variabilidad y cocientes entre los ingresos de
    los grupos extremos (los más pobres y los más
    ricos) o por el contrario como una cuestión
    subjetiva
    y medida a través del "método de
    Atkinson".

    El primer paso en la construcción de los
    índices objetivos consiste en agrupar a la
    población según el nivel de ingreso. La manera
    más común es hacerlo en 10 o 5 grupos (deciles o
    quintiles) con el 10% o 20% de la población
    respectivamente. El coeficiente de Gini se construye a partir de
    la "curva de Lorenz" que refleja la proporción
    del ingreso total del país que le corresponde a cada
    proporción de la población más pobre del
    país
    .

    El índice propuesto por Atkinson, se basa en el
    concepto de "ingreso igualmente distribuido" y consiste en
    la renta que en caso de ser asignada a todos los individuos por
    igual, genera un bienestar social igual al del ingreso corriente.
    Para hacer operativo a este concepto es necesario postular una
    función de bienestar social la cual capta el juicio
    de valor de quien está analizando la desigualdad en la
    distribución.

    Para medir el efecto del Gasto Público Social y
    su financiamiento, sobre la desigualdad es usual computar
    algún índice antes y después de la
    intervención estatal y ver la dirección en la que éste ha
    cambiado. Si el índice de desigualdad disminuye se
    concluye que, para el juicio de valor implícito en el
    índice, el gasto público social ha contribuido a
    reducir la inequidad.

    Argentina se ha caracterizado en el contexto regional
    por una amplia y creciente cobertura de los servicios sociales.
    Ello, combinado con el estancamiento del Gasto Público
    Social durante las décadas de los ochenta y noventa, ha
    ocasionado el deterioro de muchas de las
    prestaciones
    .

    Aunque en los últimos años se observa una
    recuperación del Gasto Público Social,
    todavía no alcanza a satisfacer las necesidades de la
    población en cantidad y especialmente en
    calidad
    .

    Esto lleva a reconocer la necesidad de incrementar la
    eficiencia, coordinación, monitoreo y evaluación de
    los programas y proyectos
    sociales.

    Tal como lo planteó Edgar Morin: "No hay
    que subordinar mas el desarrollo humano al desarrollo
    económico; debemos invertir esto y subordinar el
    desarrollo económico al desarrollo humano. Ése es
    el papel ético fundamental"

    5. La otra injusticia: el Sistema
    Impositivo

    Los gobiernos nacionales y provinciales registran
    vinculaciones financieras, así como éstos
    últimos con los municipios.

    Las transferencias de la Nación a provincias se
    clasifican en: a) las provenientes de recursos
    coparticipables y de asignación automática, que son
    considerados como recursos propios de la jurisdicción que
    los recibe, y b) las transferencias discrecionales del
    Tesoro (más conocidas como Aportes del Tesoro Nacional).
    Estas últimas, generalmente, se financian con recursos
    propios del Tesoro o con recursos de asignación
    específica, y son giradas a las provincias por la
    vía presupuestaria.

    Las transferencias de los tesoros provinciales a los
    municipios se consideran, en su totalidad, como recursos de los
    gobiernos municipales. En estos casos, se desconoce que parte de
    ellas es discrecional y no se dispone de información por
    finalidad de las mismas.

    Con respecto al financiamiento del Gasto Público
    Social total y por sectores. Los cambios del nuevo sistema de
    seguridad social, que provocan disminuciones en los aportes y
    contribuciones, y las crecientes imputaciones de impuestos de
    asignación específica al SNSS, probablemente el
    peso relativo de los impuestos al trabajo disminuya.

    En los cuadros de 1992 puede observarse claramente el
    efecto de la descentralización de la
    educación media, de los programas nutricionales y de
    hospitales públicos, por la forma en que aumenta el
    financiamiento con recursos de origen provincial y
    coparticipados.

    Respecto al financiamiento por sectores para el
    año 1991, cabe destacar que si bien la
    educación es financiada en un 100% por los tesoros,
    cada una de las jurisdicciones tiene obligaciones
    financieras acordes a las responsabilidades asumidas. Así,
    el Tesoro Nacional aporta un 32% de los fondos totales, pero con
    absoluto predominio en la atención de la
    educación superior; los tesoros provinciales
    financian un 92% de la educación elemental; en
    tanto que en el nivel medio las responsabilidades de
    financiamiento están compartidas con una ligera
    superioridad del Tesoro nacional (58%), antes de la transferencia
    de servicios. En 1991, año clave para los procesos de
    descentralización, aún el fondo educativo aportaba
    recursos significativos (ley 23906) http://www.mecon.gov.ar/gaspub/pie5.htm
    – 5

    En ese año dicho fondo se financiaba con un 50%
    de la recaudación del impuesto a los activos,
    destinándose un 65% a las provincias en forma
    automática y el 35% restante al Tesoro nacional; por lo
    tanto, los recursos de dicho fondo están incluidos en cada
    una de las rentas generales. El proceso de
    descentralización educativa implementado desde 1992, ha
    limitado a la Nación el financiamiento de la
    educación superior y otros gastos de implementación
    de políticas educativas, ya que las provincias deben
    financiar los servicios recibidos con recursos propios o con la
    cuota que les corresponde por coparticipación.

    Los gastos en salud, se financian en un 37% con
    erogaciones de los tesoros, y en un 63% con contribuciones sobre
    los salarios. Esto obedece al peso de las obras sociales.
    Eliminando éstos, el sector se financia con rentas
    generales, existiendo un amplio predominio de las provincias.
    Actualmente algunos hospitales de las distintas jurisdicciones,
    operan mediante convenios de autogestión. En ellos, existe
    un recupero de costos que
    todavía no alcanza niveles relevantes. Dicho recupero se
    logra a través de la facturación de los servicios
    prestados, tanto a los afiliados de las obras sociales, como por
    medio de contribuciones voluntarias.

    En materia de saneamiento ambiental (agua y
    servicios sanitarios), los tesoros provinciales dan soporte
    financiero a un 90% del gasto, la Nación al 10 %, siendo
    las transferencias de ésta última a las provincias
    del 2% del gasto. En este sector, existen empresas
    públicas que prestan los servicios correspondientes en los
    distintos niveles de gobierno. Debemos hacer notar que algunas
    provincias, como Córdoba, están llevando a cabo una
    política de descentralización del saneamiento
    ambiental hacia los gobiernos locales.

    Los programas nutricionales estaban financiados
    hasta 1991 en un 41 % por las provincias y en un 59 % por la
    Nación, y los de promoción social en un 85 %
    por las provincias y municipios y el resto por la Nación.
    Cabe destacar que no es posible identificar con precisión
    ciertos programas en las provincias y municipios para
    clasificarlos en los sectores, por lo que es conveniente no sacar
    conclusiones sobre estos tipos de gastos tomados en forma
    independiente.

    En agosto de 1991 se produjo un cambio importante en el
    financiamiento de los programas de vivienda, al
    sustituirse las contribuciones sobre los salarios por un
    porcentaje de la recaudación del impuesto a los
    combustibles. Como resultado de esta medida, en ese año
    los aportes de trabajadores y patrones financiaron sólo el
    55% de dichos gastos, el 34% fue aportado por el Tesoro nacional
    incluyendo al fondo financiado con el impuesto a los combustibles
    y el 11% por los tesoros provinciales.

    Ciencia y Técnica se financia casi
    íntegramente con aportes del Tesoro nacional (96%). En
    cambio, los gastos en cultura y deportes son
    sostenidos principalmente por los gobiernos provinciales y
    municipales, mientras que el rubro "Otros Servicios
    Urbanos
    " son financiados prácticamente en su totalidad
    por los municipios (93%).

    El sistema de asignaciones familiares se financia
    íntegramente con impuestos al trabajo, a través de
    contribuciones patronales. Hasta 1991 los recursos se
    constituían con el 9% de la nómina
    salarial, porcentaje que luego se redujo al 7,5%. Ese mismo
    año se estableció el Fondo Nacional de Empleo
    (FNE), que se financia con contribuciones patronales equivalentes
    al 1,5% de la nómina.

    Por último, las erogaciones correspondientes al
    ítem relaciones laborales eran solventadas hasta
    1991 por el Tesoro nacional; luego la mayoría de sus
    obligaciones pasaron a ser financiadas por el ya mencionado
    FNE.

    Con respecto a los gastos de seguridad social,
    sólo el 76% de los mismos son financiados con impuestos al
    trabajo, un 5% por los tesoros provinciales (para solventar el
    déficit de sus cajas) y el 19% restante por el Tesoro
    nacional. Para afrontar el déficit del sistema, el Tesoro
    tenía afectado en forma específica diversos
    recursos: impuestos a los combustibles, gas y luz. Luego de la
    mencionada modificación de agosto de 1991, se incorporaron
    los aportes patronales que se destinaban al FONAVI, esto tuvo por
    resultado el aumento de la carga sobre los salarios en el
    financiamiento de la seguridad social
    .

    Los impuestos a los combustibles, gas y luz, financian
    ahora al FONAVI, manteniéndose así la
    presión tributaria. Asimismo, para eliminar el
    déficit del SNSS y comenzar a afrontar la deuda
    previsional contraída con el sector pasivo, se afectaron
    el 100% de la recaudación de los impuestos a los bienes
    personales, el 20% del impuesto a las ganancias, el 11% del
    IVA y el
    gobierno fue autorizado por las provincias a retener hasta el 15%
    del total de recursos coparticipables .http://www.mecon.gov.ar/gaspub/pie5.htm
    – 7

    Los déficit de regímenes especiales como
    las cajas policiales y militares, son cubiertos por rentas
    generales del Tesoro nacional.

    En síntesis, la columna vertebral de los ingresos
    del Estado, la constituyen los ingresos tributarios, dentro de
    ellos, los impositivos, y el pilar del sistema impositivo es en
    Argentina el impuesto a las ventas o Impuesto al Valor
    Agregado
    (el IVA), que unánimemente es considerado
    como el más regresivo e injusto de todos los impuestos; ya
    que viene a gravar al consumo. En cambio, en veinte años
    de democracia, todavía no se ha logrado modificar el
    sistema para hacer que la significación económica
    para las finanzas
    públicas, del impuesto a las ganancias o a la riqueza,
    ocupen el lugar principal que ocupan en otros
    países.

    Sin embargo, el análisis confirma que la
    política impositiva tiene un muy reducido efecto sobre la
    distribución del ingreso de los hogares.

    Debe ser la política social, en cambio,
    quien tiene que tener un carácter fuertemente
    distributivo.

    CAPITULO 3

    Democracia y Consenso

    1. Despertar de un Gigante Dormido: el Nuevo Tercer
    Sector

    En Argentina y en el mundo, se hace cada vez mas
    evidente la necesidad de una convivencia armónica entre
    los sectores. En especial en aquellas tareas sociales que son mas
    efectivas si se acude a una forma mixta entre el poder
    político del Estado y la Sociedad Civil.

    El concepto de sociedad civil tiene, de acuerdo con
    Daniel Arroyo, dos acepciones. La amplia, es decir todos
    los ciudadanos con derechos políticos y sociales; y la que
    corresponde a los ciudadanos activos, donde se encuentran
    incluidos todos los que siendo miembros del concepto amplio de
    sociedad civil participan de organizaciones sociales;
    dicho de otro modo: la sociedad civil
    organizada
    .

    1. Dejando de lado, en esta aproximación, a
      los partidos
      políticos y a las organizaciones sindicales (ya
      que en mayor o menor medida se vinculan con el Estado o con
      la
      empresa privada), se puede partir de dos dimensiones
      para comprender el fenómeno de las organizaciones no
      gubernamentales: los que se movilizan en torno a reclamos
      vinculados a una situación social, y lo que
      se organizan en torno a temas específicos de una
      forma mas permanente. Dentro de estos últimos hay
      una gran variedad, tanto por sus formas como por sus fines,
      por ejemplo: Organizaciones de Base (reclamos sociales
      territoriales), Entidades intermedias (sociales no
      territoriales), o de apoyo (profesionales); movimientos
      reivindicativos de derechos (de derechos humanos, de
      género, etc.), y movimientos de
      calidad de vida (ecologistas, de usuarios, de consumidores,
      etc.).

      A su vez hay organizaciones meramente locales y
      otras con gran organización, incluso mundial,
      tales como Rotary, Cruz Roja, Amnesty, Greenpeace,
      etc.

      ¿Cuál es la verdadera
      dimensión del tercer sector en Argentina?
      ¿Tiene impacto sobre las políticas
      públicas? No hay una sola respuesta. Se sabe que han
      crecido significativamente (se supone que existen 60.000 en
      nuestro país) y que ostentan credibilidad en los
      medios y en la opinión pública. Las ONGs
      suelen ser bien vistas por poner el acento en la
      solidaridad (gente voluntaria que hace cosas por los
      demás), sin rescatar otros elementos que hacen a la
      "visión crítica" de muchas ONG
      sobre los modelos
      económicos excluyentes o los efectos del
      clientelismo político.

      Las acciones del tercer sector tienden, en
      general, a buscar la participación y la identidad local, como pilares para el
      desarrollo de las capacidades de las personas.

    2. Las Organizaciones No
      Gubernamentales
    3. El Marketing
      Social de las empresas

    Hugo Lafaye partiendo de un concepto amplio del
    tercer sector, integra también a las empresas privadas, a
    las sociedades
    comerciales. Y, si bien en principio, la idea de toda
    asociación es hacer cosas que el hombre no
    podría por si solo, sin ser el Estado; cuando se proyecta
    al campo de las necesidades sociales, automáticamente
    quedan fuera las sociedades que buscan el lucro.

    Sin embargo, la inversión social
    empresaria
    en un concepto relativamente nuevo que las
    empresas están comenzando a incorporar de manera cada vez
    mas sistemática a sus objetivos corporativos. Lo que trae
    aparejadas dos consecuencias: por un lado una nueva forma
    de participar en actividades de bien público y de otorgar
    mayor valor a las relaciones con la comunidad,
    fortaleciendo en definitiva a la sociedad civil; y por el otro,
    este es un camino de mejorar la rentabilidad de las empresas, a
    partir de concesiones fiscales que pueda realizar el
    Estado.

    Mas allá de las "devoluciones" que la sociedad
    haga a las empresas que publicites sus inversiones sociales,
    pareciera estarse generando una profunda idea de solidaridad
    social empresaria, donde lo solidario es una conciencia social y
    no un mero asistencialismo.

    2. La globalización de la
    Solidaridad

    En un mundo de finanzas globalizadas, quizá el
    mayor reto es alcanzar una complementariedad armónica
    entre el desarrollo social
    y el económico.

    Partir de la suposición de que en cuanto las
    economías se recuperen, las sociedades alcanzarán
    el nivel social del que disfrutaban antes de la crisis
    económica, es una gran falacia.

    Como manifiesta la CEPAL, en América
    Latina el número de personas que viven por debajo de
    la línea de pobreza en áreas urbanas pasó
    del 25,3% en 1980 al 29,8% en 1999.

    El problema del pago de la deuda. Las cuentas
    públicas (de Argentina, pero también de otras
    economías llamadas emergentes) señalan que, pese a
    todo, el año 2002 cerró con un
    superávit primario de 2.250 millones de pesos (62%
    más elevado que en 2001). Ese dinero se utilizó
    para pagar intereses de la deuda por 6.800 millones de pesos,
    monto que representa uno de los rubros más grandes del
    gasto público. Esta última cifra equivale a algo
    más de 2.000 millones de dólares (con su valor real
    dependiendo del tipo de cambio
    al que se haya contabilizado cada pago) que se hicieron efectivos
    pese a la declaración del default.

    En rigor, las cuentas externas señalan que el
    país pagó en total más de 4.000 millones de
    dólares a los acreedores externos, parte de los cuales en
    concepto de intereses y parte como devolución de capital,
    pero el gasto público sólo refleja los intereses
    debido a los criterios utilizados para construir estas
    cuentas.

    En definitiva, el presupuesto es superavitario, antes
    del pago de intereses
    , pero sólo a partir de enormes
    ajustes que se traducen en sacrificios de ingresos de amplios
    sectores de la población. Ese equilibrio
    resulta muy inestable tanto por la magnitud de las demandas que
    se dirigen al Estado como por el peso de la deuda externa, cuya
    magnitud absoluta y relativa ha crecido enormemente como
    consecuencia de la devaluación.

    Los proyectos de corrección del presupuesto para
    el 2.003 pierden importancia frente a la dimensión real de
    los problemas que enfrenta el gasto público y que plantean
    la búsqueda de soluciones imaginativas para el
    futuro.

    El mundo desarrollado debe asumir que la
    inversión social en Latinoamérica, nunca se podrá
    despegar de la permanente situación de asfixia que genera
    el pago del endeudamiento externo.

    Como plantea Ralph Dahrendorf, " la
    generación de riqueza, la cohesión social y la
    libertad política son la clave de todo proyecto realista
    de bienestar social y su objetivo mas ambicioso ".

    Conclusiones Abiertas: el Camino hacia el
    Futuro

    El Desarrollo Humano y el derecho a una vida digna
    (libre de pobreza) son derechos humanos
    básicos
    .

    Con la Reforma constitucional de 1994, se
    incorporó el inciso 19 al articulo 75, que reconoce
    derechos relacionados con la dimensión social de las
    personas: "El Congreso deberá: Proveer lo conducente al
    desarrollo humano, al progreso económico con justicia
    social, a la productividad de la economía nacional, a la
    generación de empleo, a la formación profesional de
    los trabajadores, a la defensa del valor de la moneda, a la
    investigación y al desarrollo
    científico y tecnológico, su difusión y
    aprovechamiento"

    Estado y Sociedad Civil deben rediseñar para la
    implementación del Gasto Público del futuro una
    nueva relación mixta. Pero sin perder de vista
    que:

    Los programas de nutrición, promoción social, educación
    elemental y atención médica son los que más
    contribuyen a mejorar la equidad distributiva.

    Como conclusión, se puede afirmar que el nivel
    actual del Gasto Público Social permitiría brindar
    bienes y servicios en mayor cantidad y superior calidad si, por
    un lado, se aumentara la eficiencia con una mayor
    coordinación, control y auditoria en los programas
    sociales
    y, por otro lado, se lograra una adecuada
    focalización de los mismos hacia la población
    más vulnerable
    .

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    DE RIZ, Liliana

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    PORTANTIERO, Juan Carlos

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    Social y la Democracia Moderna"

     

     

     

    Autor:

    "Querétaro"

    (Abogado Carlos Eduardo Martiniau)

    Docente adscripto cátedra A de Derecho
    Político de la Facultad de Derecho y Ciencias
    Sociales de la Universidad
    Nacional de Córdoba.

    Fundación ARCOR

    PREMIO FULVIO SALVADOR PAGANI 2003

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