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El Liberalismo




Enviado por wilmeracr



    1. ¿Qué es el
      Liberalismo?
    2. Origen del
      Liberalismo
    3. Bases del
      Liberalismo
    4. La meta del
      Liberalismo
    5. Requisitos y
      características del Liberalismo
    6. Resumen de Liberalismo y su
      historia
    7. Concepción
      filosófica del Liberalismo
    8. John locke
    9. Liberalismo
      pragmático
    10. Humanismo
    11. El Liberalismo
      moderno
    12. Otros pensadores del
      Liberalismo
    13. El
      utilitarismo
    14. El Liberalismo en
      transición

    INTRODUCCIÓN

    Los filósofos, sociólogos y economistas
    del siglo XVIII y primera parte del XIX formularon un programa
    político que presidió el orden social en Inglaterra y los
    EE UU primero; en el continente europeo, después, y,
    finalmente, en otros lugares del mundo. Sin embargo, ese programa
    no fue aplicado íntegramente en parte alguna. Sus
    defensores no consiguieron que sus ideas fueran aceptadas en su
    totalidad ni siquiera en la Gran Bretaña, en el
    país liberal por excelencia. El resto del mundo
    aceptó tan sólo algunas partes, rechazando desde un
    principio otras no menos importantes o abandonándolas al
    poco de su implantación. Exageraría quien dijera
    que el mundo llegó a conocer una verdadera era liberal,
    pues el liberalismo
    nunca pudo funcionar a plenitud.

    Con todo, aunque su predominio fue breve e incompleto,
    el liberalismo logró transformar la faz de la tierra.
    Produjo un desarrollo
    económico sin precedentes en la historia del hombre. Al
    liberar las fuerzas productivas, los medios de
    subsistencia se multiplicaron como por encanto. Cuando
    empezó la Primera Guerra
    Mundial (consecuencia ella misma de larga y áspera
    oposición a los principios
    liberales y que, a su vez, iba a dar inicio a un período
    de aún más agria resistencia al
    liberalismo), nuestro planeta tenía una población incomparablemente mayor que nunca
    antes y la inmensa mayoría gozaba de un nivel de vida
    incomparablemente superior. La prosperidad engendrada por el
    liberalismo redujo drásticamente el azote de la mortalidad
    infantil y elevó sustancialmente el promedio de
    vida.

    Tal prosperidad en modo alguno benefició
    exclusivamente a una clase
    específica de privilegiados. Muy por el contrario, en
    vísperas de la Primera Guerra Mundial,
    el obrero europeo, el americano y el de los dominios
    británicos vivía mejor y más
    confortablemente que los aristócratas de épocas muy
    cercanas. Comía y bebía lo que quería;
    podía dar buena instrucción a sus hijos;
    podía, si quería, tomar parte en la vida
    intelectual y cultural de su país y, de poseer la
    energía y el talento necesarios, no le resultaba
    difícil ascender y mejorar su status social. En las
    naciones donde más influencia había alcanzado la
    filosofía liberal, la cúspide de la pirámide
    social se hallaba generalmente ocupada por personas que, sabiendo
    aprovechar las circunstancias, consiguieron ascender a los
    puestos más envidiados gracias a su esfuerzo personal.
    Desaparecían las barreras que en otras épocas
    separaban a siervos y señores. Ya no había
    más que ciudadanos, sujetos todos a un mismo derecho.
    Nadie era discriminado o importunado por razón de su
    nacionalidad,
    opinión o credo. En los pueblos civilizados no
    había persecuciones políticas
    ni religiosas y las guerras
    internacionales eran menos frecuentes. Hubo optimistas que
    comenzaban a entrever una era de paz perpetua.

    Pero las cosas cambiaron pronto. Gran parte de los
    logros liberales fueron desvirtuados por las poderosas y
    violentas corrientes de opinión antiliberal que surgieron
    en el propio siglo XIX. Nuestro mundo actual no quiere ya ni
    oír hablar del liberalismo. El término
    «liberal», salvo en Inglaterra, es objeto de condena
    por doquier. Hay todavía «liberales» en Gran
    Bretaña, pero la mayor parte de ellos lo son sólo
    de nombre. Más exacto sería calificarlos de
    socialistas moderados. El poder
    público se halla hoy en día, por doquier, en manos
    de las fuerzas antiliberales. Los programas de
    tales partidos desencadenaron, ayer, la Primera Guerra Mundial
    y, actualmente, por virtud de cuotas de importación y exportación, tarifas aduaneras, barreras
    migratorias y medidas similares, están aislando cada vez
    más a todas las naciones. Esos mismos idearios han
    auspiciado, en la esfera interna de cada país, experimentos
    socialistas que sólo han servido para reducir la productividad del
    trabajo y
    aumentar la escasez y
    la
    pobreza.

    Sólo quien voluntariamente cierre los ojos a la
    realidad puede dejar de ver por doquier signos
    anunciadores de una inminente catástrofe económica
    de ámbito mundial. El antiliberalismo apunta hacia el
    colapso de nuestra civilización.

    Quien desee informarse de qué es, realmente, el
    liberalismo y cuáles sus metas, no puede contentarse con
    la simple lectura de los
    primeros liberales y los resultados que consiguieron alcanzar,
    pues, como decíamos, el liberalismo jamás
    logró implantar ese ideario en parte alguna.

    Las manifestaciones de los partidos que hoy se denominan
    liberales tampoco sirven para ilustrarnos acerca de qué
    sea el auténtico liberalismo. Incluso en Inglaterra, como
    señalábamos, la filosofía que actualmente se
    considera liberal se halla mucho más cerca de los
    «tories y los socialistas que del viejo programa
    librecambista. Cuando uno se encuentra con liberales que admiten
    la nacionalización de los ferrocarriles, de las minas y de
    otras empresas,
    apoyando incluso la implantación de tarifas
    proteccionistas, hay que llegar a la conclusión de que, en
    la actualidad, del liberalismo no queda sino el
    nombre.

    La lectura de los escritos de los grandes fundadores de
    la escuela tampoco
    basta para abarcar actualmente la idea liberal. Porque el
    liberalismo, en modo alguno, no constituye un dogma fijo, ni una
    doctrina congelada; al contrario, es la aplicación a la
    vida social de descubrimientos científicos
    específicos. Por lo mismo que los conocimientos
    económicos, sociológicos y filosóficos no
    han dejado de progresar desde la época de David Hume,
    Adam Smith,
    David Ricardo,
    Jeremy Bentham y Wilhelm Humboldt, la teoría
    liberal también difiere hoy de la que presentaban aquellos
    autores, aun cuando las bases fundamentales no hayan cambiado.
    Nadie, desde hace mucho tiempo, se ha
    tomado la molestia de formular una exposición
    concisa de qué es el liberalismo actual; eso parece
    justificar la aparición del presente ensayo.

    ¿ QUE ES EL
    LIBERALISMO ?

    Dar una definición de LIBERALISMO es una tarea
    difícil. Esta definición es un fenómeno
    histórico; en primer lugar, la historia del Liberalismo
    está ligada estrechamente con la historia de la democracia,
    por lo cual es difícil encontrar un consenso sobre lo que
    hay de liberalismo y lo que hay de democracia en las actuales
    democracias liberales. Si desde el punto de vista de los hechos
    es difícil una distinción, dado que la democracia
    ha producido una transformación más cuantitativa
    que cualitativa del estado
    liberal, lógicamente ésa seguirá necesaria
    siempre, porque el Liberalismo es precisamente el criterio que
    distingue la democracia liberal de las democracias no liberales,
    por ejemplo la plebiscitaria o consulta del voto popular directo,
    la populista, la totalitaria etc.  Máximo de
    productividad económica, libertad
    individual y justicia
    social.

    El Liberalismo, es una doctrina económica,
    política y
    hasta Filosófica; esto es una teoría sobre como
    funciona la sociedad y, en
    consecuencia, un planteamiento de las cosas que se deben hacer
    para su mejor desenvolvimiento. Procura, en última
    instancia, el progreso externo, el bienestar material y no se
    ocupa directamente, desde luego, de sus necesidades espirituales.
    No promete al hombre felicidad y contento; simplemente la
    satisfacción de aquellos deseos que, a través del
    mundo externo, cabe atender. Dicha doctrina presupone que la
    inmensa mayoría de las personas prefiere la abundancia a
    la pobreza: en ese
    sentido, busca "el mayor bienestar del mayor numero".
    Aboga principalmente por:

    1. El desarrollo
      de la libertad personal individual y, a partir de ésta,
      por el progreso de la sociedad;
    2. El Liberalismo implica prácticamente, que
      el hombre
      como ser racional, sea quien decida, como pensar y de que
      manera debe actuar; en si, tener libertad de pensamiento;
    3. Libertad de transito;
    4. Libertad de educación;
    5. Libertad de culto y;
    6. libertad de escoger a sus gobernantes.

    Hoy en día se considera que el objetivo
    político del neoliberalismo
    es la democracia, pero en el pasado muchos liberales consideraban
    este sistema de
    gobierno como
    algo poco saludable por alentar la participación de las
    masas en la vida política. A pesar de ello, el liberalismo
    acabó por confundirse con los movimientos que
    pretendían transformar el orden social existente mediante
    la profundización de la democracia. Debe distinguirse pues
    entre el liberalismo que propugna el cambio social
    de forma gradual y flexible, y el radicalismo, que considera el
    cambio social como algo fundamental que debe realizarse a
    través de distintos principios de autoridad.

    Entonces, la  idea de liberalismo se dividía
    en dos: la primera, establecerse en una forma gradual, sin
    incluir dentro de las reglas la democracia en virtud de que
    consideraban la intervención de las masas en la vida
    política perjudicial;  y la Segunda el radicalismo,
    la cual consideraba el cambio total, o sea a través de los
    distintos principios de autoridad. 

    Entre los siglos XVII y XIX, los liberales lucharon en
    primera línea contra la opresión, la injusticia y
    los abusos de poder, al tiempo que defendían la necesidad
    de que las personas ejercieran su libertad de forma
    práctica, concreta y material.

    ORIGEN DEL
    LIBERALISMO

    Un examen de los tres siglos de liberalismo, muestra sobre
    todo la sorprendente variedad de los liberalismos: hay varios
    tipos históricos del credo liberal y varios tipos de
    discurso
    liberal. Hay dos tipos de obstáculos a la libertad, sobre
    todo el que atormentaba a Locke, el absolutismo y
    las diferentes concepciones del liberalismo. Encontramos pues los
    Liberales radicales, los liberales confesionistas, los
    pragmáticos, los utilitaristas, los que lo relacionan con
    la economía,
    los que consideran que la religión no debe
    participar dentro del gobierno, los humanistas, etc.

    A raíz de todo esto, se dice que, el liberalismo
    surge como la síntesis
    de varios elementos, los cuales van conjugándose y
    adaptándose recíprocamente durante varios siglos.
    Pero los factores que actúan como catalizadores de
    realidades e ideologías heterogéneas y divergentes
    serán la concepción antropológica
    individualista y la de una libertad absoluta y
    omnímoda.

    BASES DEL
    LIBERALISMO

    Las bases teóricas del liberalismo
    económico pueden sintetizarse así:

    1. La sociedad está regida por leyes naturales
      universales permanentes;
    2. La esfera económica está regida
      únicamente por el interés
      personal, y la competencia de
      los esfuerzos individuales asegura el triunfo de los más
      hábiles y mejores;
    3. El destino humano se realiza por la libre acción individual. El estado
      debe limitarse a lograr la seguridad
      interna y la defensa del país, pues en los demás
      problemas,
      cuando fomenta, entorpece, y cuando reglamenta,
      desorganiza.

    LA META DEL
    LIBERALISMO

    Suele la gente pensar que el liberalismo se distingue de
    otras tendencias políticas en que procura beneficiar a
    determinada clase -la constituida por los poseedores, los
    capitalistas y los grandes empresarios – en perjuicio del resto
    de la población. Esa suposición es completamente
    errónea. El liberalismo ha pugnado siempre por el bien
    de todos. Tal es el objetivo que los utilitaristas ingleses
    pretendían describir con su no muy acertada frase de
    «la máxima felicidad, para el mayor número
    posible ". Desde un punto de vista histórico, el
    liberalismo fue el primer movimiento
    político que quiso promover no el bienestar de grupos
    específicos sino el general. Difiere el
    liberalismo del socialismo – que
    igualmente proclama su deseo de beneficiar a todos – no en el
    objetivo perseguido, sino en los medios empleados.

    Hay, sin embargo, quienes opinan que las consecuencias
    del liberalismo, por la propia naturaleza del
    sistema, al final resultan favoreciendo los intereses de una
    clase específica. Esa afirmación merece ser
    discutida. Una de las objetivos de
    esta obra es demostrar que carece de fundamento.

    REQUISITOS Y
    CARACTERÍSTICAS DEL LIBERALISMO

    Se resume los requisitos y características del
    liberalismo de la siguientes manera:

    1. No intervención de la Iglesia ni
      de los grupos religiosos en el estado ni en sus opiniones y
      resultados;
    2. No intervención de los intereses militares en
      otros países:
    3. No explotación de los
      Indígenas;
    4. Practica de una economía cosmopolita de ayuda
      internacional mutua;
    5. No a los monopolios;
    6. No al control del
      estado en la economía (capitalismo);
    7. No a la opresión ni abusos de
      poder;
    8. Que el efecto de una idea es más importante
      que su origen (pragmatismo);
    9. Que los seres se dediquen solos a encontrar la verdad
      (humanismo);
    10. Considerar que todo lo que es útil es bueno
      (utilitarismo)
    11. Derecho al sufragio y a
      la participación en la vida comunitaria;
    12. Pluralismo absoluto; sistema por el cual se acepta o
      reconoce la pluralidad de doctrina o métodos
      en materia
      política, económica etc.;
    13. Libertad de conciencia y
      de creencia.
    14. Libertad de disfrute de derechos
      establecidos;
    15. La libertad de vivir como a cada quien le
      parezca.

    RESUMEN DE
    LIBERALISMO Y SU HISTORIA

    Teniendo en cuenta el intervensionismo del liberalismo
    no solo en el Gobierno, Economía y Religión, se
    resume su participación a través de la historia de
    la siguiente manera:

    1. Desde el punto de vista con el tipo de Gobierno
      con que cuente el país:

    El desarrollo del liberalismo en un país
    concreto,
    desde una perspectiva general, se halla condicionado por el
    tipo de gobierno con que cuente ese país. Por ejemplo,
    en los países en que los estamentos políticos y
    religiosos están disociados, el liberalismo implica, en
    síntesis, cambios políticos y económicos.
    En los países confesionales o en los que la Iglesia goza
    de gran influencia sobre el Estado, el liberalismo ha estado
    históricamente unido al anticlericalismo.

    • En política interior, los liberales se oponen
      a las restricciones que impiden a los individuos ascender
      socialmente, a las limitaciones a la libertad de
      expresión o de opinión que establece la
      censura y a la autoridad del Estado ejercida con arbitrariedad
      e impunidad
      sobre el individuo.
    • En política internacional los liberales se
      oponen al predominio de intereses militares en los asuntos
      exteriores, así como a la explotación colonial de
      los pueblos indígenas, por lo que han intentado
      implantar una política cosmopolita de cooperación
      internacional.
    1. En cuanto a la Economía: los liberales
      han luchado contra los monopolios y las políticas de
      Estado que han intentado someter la economía a su
      control.
    2. Respecto a la Religión: el liberalismo
      se ha opuesto tradicionalmente a la interferencia de la Iglesia
      en los asuntos públicos y a los intentos de grupos
      religiosos para influir sobre la opinión
      pública.
    3. Entre los siglos XVII y XIX, los liberales lucharon
      en primera línea contra la opresión, la
      injusticia y los abusos de poder, al tiempo que
      defendían la necesidad de que las personas ejercieran su
      libertad de forma práctica, concreta y
      material.
    4. Hacia mediados del siglo XIX, muchos liberales
      desarrollaron un programa más pragmático que
      abogaba por una actividad constructiva del Estado en el campo
      social, manteniendo la defensa de los intereses individuales.
      Los defensores de este tipo de liberalismo argumentan que la
      Iglesia y el Estado no son los únicos obstáculos
      en el camino hacia la libertad, y que la pobreza también
      puede limitar las opciones en la vida de una persona, por lo
      que aquélla debe ser controlada por la autoridad
      real.
    5. Humanismo, en filosofía, actitud que
      hace hincapié en la dignidad y
      el valor de la
      persona. Uno de sus principios básicos es que las
      personas son seres racionales que poseen en sí mismas
      capacidad para hallar la verdad y practicar el bien.
      Después de la edad media,
      el liberalismo se expresó quizá por primera vez
      en Europa bajo
      la forma del humanismo, que reorientaba el pensamiento del
      siglo XV para el que el mundo (y el orden social), emanaba de
      la voluntad divina. En su lugar, se tomaron en
      consideración las condiciones y potencialidad de los
      seres humanos.
    6. En el siglo XVII, durante la Guerra Civil inglesa,
      algunos miembros del Parlamento empezaron a debatir ideas
      liberales como la ampliación del sufragio,  el
      sistema legislativo, las responsabilidades del gobierno y la
      libertad de pensamiento y opinión.
    7. En Gran Bretaña el liberalismo fue elaborado
      por la escuela utilitarista, principalmente por el jurista
      Jeremy Bentham y por su discípulo, el economista John
      Stuart Mill. Los utilitaristas reducían todas las
      experiencias humanas a placer y dolor, y sostenían que
      la única función
      del Estado consistía en incrementar el bienestar y
      reducir el sufrimiento pues si bien las leyes son un mal, son
      necesarias para evitar males mayores.
    8. Para los pragmáticos.- "a prueba de la verdad
      de una proposición es su utilidad
      práctica; el propósito del pensamiento es guiar
      la acción, y el efecto de una idea es más
      importante que su origen".

    CONCEPCIÓN FILOSÓFICA DEL
    LIBERALISMO

    El liberalismo es una doctrina filosófica y
    política que se caracteriza por ser una concepción
    individualista, en otras palabras, es una concepción para
    la cual el individuo y no los grupos constituyen la verdadera
    esencia; citando nuevamente a García Pelayo: "Los valores
    individuales son superiores a los colectivos y el individuo
    decide su destino y hace historia".

    En su aspecto predominantemente filosófico, el
    liberalismo es una posición intelectual que basa
    exclusivamente en la fuerza de la
    razón la posibilidad de interpretar los fenómenos,
    con autonomía de todo principio que se considere absoluto
    o superior. Particularmente por este aspecto – desvincular al
    individuo de toda instancia sobrenatural – ha sido motivo de
    condenaciones pontificias.

    Puede, empero, hablarse también más
    específicamente de un liberalismo político – sin
    desconocer en éste aquella influencia política, –
    que centra su punto de vista en las relaciones entre los
    individuos y el Estado; o de un liberalismo económico,
    referido a la limitación de los controles de la
    economía

    JOHN
    LOCKE

    La palabra liberalismo es multívoca y encubre una
    serie de contenidos de carácter político, social y
    económico, que muchas veces nuclea a hombres que se
    encuentran en posiciones totalmente discrepantes.

    Hay un liberalismo filosófico, liberalismo
    económico, liberalismo político, neo-lieralismos.
    En la Historia de las ideas y de las realizaciones
    políticas argentinas, en la década del 80, se
    enfrentaron un tipo de liberalismo LAICISTA – sostenido por
    Eduardo WILDE – y el roquismo; y otro tipo de liberalismo
    sostenido por ESTRADA, ACHAVAL y GOYENA, muy distinto por cierto,
    al primero.

    De allí, que al hablar de LOCKE – a quien
    se considera en general como padre del liberalismo

    debamos precisar qué tipo de liberalismo es el preconizado
    por LOCKE. Hemos visto la línea absolutista, que se
    encuentra representada por los Estuardos, JACOBO I, CARLOS I,
    CARLOS II y finalmente, el último JACOBO II. Y
    también por los escritores que avalan las tesis
    absolutistas como FILLMER y HOBBES.

    En 1688 se produce la disposición del
    último Estuardo. Jacobo II encontró grandes
    resistencias
    en Inglaterra por su absolutismo, y también por su
    catolicismo. Finalmente llega a Inglaterra GUILLERMO de ORANGE –
    que viene de Holanda – que es yerno de Jacobo II, y se produce
    así, esta revolución
    que los ingleses denominan "gloriosa" o "revolución sin
    sangre"; que
    significaba la consolidación del liberalismo
    político en Inglaterra, o mejor aún, la
    confirmación de la supremacía del Parlamento frente
    a las prerrogativas de la Corona. Esta revolución de 1688,
    significa prolongar esa vieja línea inglesa que se remonta
    a la Edad Media, y que tuvo una clara expresión en 1215 al
    suscribirse la Carta Magna; y
    que periódicamente se pone de manifiesto a través
    de la suscripción de Bills of Wrights. Los privilegios que
    primero se defienden contra la Corona o contra determinados
    sectores, paulatinamente van transformándose en DERECHOS
    INDIVIDUALES para toda la población. Todavía, en
    1688, hay discriminaciones – particularmente con los
    católicos que son minoría -, pero poco a poco, esta
    corriente liberal irá propendiendo la preservación
    de los derechos individuales para todos los habitantes de gran
    Bretaña. Este es el liberalismo de LOCKE. El liberalismo
    que afirma la existencia de derechos individuales anteriores al
    Estado; liberalismo que es la antítesis del absolutismo. Liberalismo que
    encuentra su pontífice, su justificador, su gran
    sistematizador, en JOHN
    LOCKE.

    En 1688, Locke se encuentra en el exilio en Holanda. En
    1689, cuando la hija de Jacobo I viaja a Inglaterra para ser
    coronada con Guillermo de Orange, va en el mismo barco John Locke
    quien trae en sus maletas dos ensayos
    inéditos, uno sobre el entendimiento humano; el otro se
    titula "Dos tratados sobre el
    Gobierno Civil". En estos libros, Locke
    pone de manifiesto la promiscua influencia que en él han
    ejercido distintas corrientes doctrinarias. Locke estudió
    en la Universidad de
    Oxford. En el siglo XVII, la enseñanza se impartía
    todavía, según cánones rigurosamente
    escolásticos. Además, si leemos este pequeño
    libro de
    Locke, "Dos tratados sobre el Gobierno Civil", o mejor dicho
    "Segundo ensayo sobre el Gobierno Civil", porque al primero ya no
    se lo edita, por cuanto se trata simplemente de una
    refutación a Fillmer, que hoy no tiene importancia. Si lo
    leemos veremos que periódicamente Locke cita a Hooker. Y
    Hooker es justamente un Tomista anglicano inglés
    que se opuso al absolutismo de Fillmer. Así, a
    través de Hooker, Locke se vincula a la vieja
    tradición populista del medioevo -particularmente a la
    sistematización de Santo Tomás de
    Aquino-. Como consecuencia de esta influencia medieval
    manifiesta, en Locke se advierten las limitaciones éticas
    al ejercicio del poder; que son por cierto ajenas a la
    línea absolutista de Hobbes. Pero al mismo tiempo, Locke –
    que ha residido en Holanda- ha recibido también el impacto
    de la nueva filosofía de DESCARTES, de
    la crítica
    a la teoría del
    conocimiento tradicional, Locke en su ensayo sobre el
    entendimiento humano, es un precursor del posterior empirismo
    inglés, que tiene expositores como HUME, y que
    paulatinamente va evolucionando hacia un pragmatismo, hacia un
    utilitarismo, hacia un hedonismo.

    En Locke, hay una dosis de pesimismo en cuanto a la
    posibilidad de conocer el mundo del espíritu. Es un
    psicologismo precursor -como dijéramos- de ese empirismo
    prototípico de Hume.

    Y aquí, al computar estas dos influencias,
    encontramos desde ya una contradicción importante en el
    pensamiento de Locke, porque la lectura de
    su "Ensayo sobre el Gobierno Civil" nos revela la existencia de
    limitaciones éticas de gran envergadura, que son como el
    sostén de todos sus tratados. Hay una constante
    afirmación de la prioridad de la ley natural y de
    la moral. Y
    realmente, para hablar de ley natural y de moral es
    necesario tener una epistemología optimista, una
    gnoseología que nos permita conocer las cosas en sí
    mismas, conocer pautas de verdad, y no exclusivamente adherirnos
    a una fenomenología que nos impida conocer
    antológicamente las cosas en sí mismas. Salvo que
    lleguemos a esta ética
    práctica, a través de un juicio práctico, al
    estilo de KANT. Lo cierto
    es que el posterior empirismo inglés, evoluciona
    más bien hacia un hedonismo, hacia un egoísmo,
    hacia el cálculo
    del placer como elemento único para distinguir el bien
    individual.

    En Locke, aún cuando le falta una adecuado
    sustento filosófico, sin embargo, las limitaciones de
    carácter ético se encuentran presentes a lo largo
    de toda su obra.

    Locke toma como punto de partida una noción, una
    ficción política compartida por los voluntaristas:
    el ESTADO DE NATURALEZA, el estado pre-social, el estado
    pre-político. Y esto, porque Locke es profundamente
    individualista; y considera que incluso el acceso a la
    politicidad se opera como consecuencia de un acto de voluntad
    libre.

    Los hombres – en este estado de naturaleza- viven en
    situación relativamente feliz. Es un estado de naturaleza
    que difiere del descrito por Hobbes. La antropología de Locke no es tan pesimista
    como la de Hobbes. Este pretendía que "el hombre es un
    lobo para el hombre". Tampoco incurre Locke, en las desviaciones
    mitológicas de Rousseau sobre
    la bondad del hombre en el estado de naturaleza. La
    concepción de Locke es una concepción
    judeocristiana. El hombre tiene una naturaleza caída, como
    consecuencia del pecado original. Y los hombres – en el estado de
    naturaleza – viven en situación de relativa felicidad y
    son titulares de derechos individuales, que Locke – en su libro –
    a veces engloba bajo en término PROPERTY, que mal
    traducido figura en la edición
    castellana, como "propiedad". El
    mismo en otras páginas aclara que en esta palabra
    involucra: derecho a la vida, derecho a la seguridad, derecho a
    las libertades individuales y el derecho a la
    propiedad.

    Con relación a la propiedad inmueble, dice que
    también ante la primitiva no-ocupación, el hombre
    ha cercado y ha mezclado su trabajo personal con la tierra,
    generándose así el derecho de
    propiedad. Por cierto, descarta que este derecho de propiedad
    podrá ser compartido por muchos.

    Todo esto nos indica que Locke tenía una
    noción no-absoluta e ilimitada del derecho de propiedad,
    no obstante ser – como es – el padre del liberalismo.

    Los hombres pues, para preservar y disfrutar mejor de
    estos derechos individuales, resuelven abandonar la etapa
    pre-social y pre-política, formulando así un
    contrato
    multilateral que es distinto al de Hobbes y al de Rosseau. Porque
    aquí, los hombres no se alienan, no se enajenan
    totalmente, no entregan la totalidad de los derechos
    individuales.

    La única atribución que los hombres
    entregan, es esa de repeler mediante la fuerza, la
    agresión ajena. Es el PODER COACTIVO, que pasará
    ahora a ser patrimonio del
    Estado que se forma en este contrato multilateral. Justamente,
    para garantizar la segura represión de la violación
    de los derechos individuales. Y, aunque Locke no distingue
    claramente dos etapas contractuales, como los
    neo-escolásticos españoles – particularmente
    MARIANA, implícitamente surge en sus capítulos, la
    existencia de esos dos períodos. El primero, un contrato
    multilateral para formar la comunidad
    política. El segundo, un pacto bilateral con obligaciones
    recíprocas para gobernantes y gobernados, tendiente a
    determinar quién ha de ejercer el poder
    estatal.

    Hemos visto que los hombres han salido del estado de
    naturaleza para mejor preservar los derechos individuales. Y
    aquí es interesante señalar que el aspecto negativo
    – si se quiere – del liberalismo primigenio, no es justamente la
    afirmación de los derechos individuales; sino la ausencia
    de una clara noción – en Locke – de bien común. Y
    en este sentido, no aprovecha cabalmente las enseñanzas de
    Sto. Tomás de Aquino, a pesar de conocerlas por su
    formación escolástica. Hay en Locke, una presencia
    constante de la Justicia conmutativa, que regula las relaciones
    entre los ciudadanos. Y también la Justicia distributiva
    conforme a la cual, la autoridad está facultada para
    imponer determinadas sanciones – por ejemplo – a los
    transgresores. Pero se encuentra ausente una clara
    sistematización de la JUSTICIA LEGAL, que hoy se denomina
    Justicia Social. Y que ya Sto. Tomás la distingue en su
    clasificación tripartita de la Justicia. Si leemos algunos
    escritos del Papa Pío XI, o la encíclica "Pacem in
    Terris" de Juan XXIII, veremos que desde la perspectiva de la
    doctrina social de la Iglesia se dice que en nuestro tiempo se
    considera logrado el bien común cuando se encuentran
    preservados y garantizados los derechos y los deberes de la
    persona humana.

    Pero la diferencia grande entre la posición del
    liberalismo primigenio y esta otra posición, radica en que
    aquí, estos derechos personales y sociales, son encarados
    en función del bien común. Para ello, el gobernante
    es un servidor de la
    comunidad; es alguien que debe promover el bien
    común.

    En el liberalismo primigenio de Locke, el gobernante ha
    recibido exclusivamente la facultad de reprimir las violaciones
    que los hombres hagan, de los derechos individuales del
    prójimo. Locke no está diseñando el esquema
    del estado gendarme, del estado policía; del estado
    arquetípico del Liberalismo; que no interviene ni en lo
    económico ni en lo social, que cuida el orden en las
    calles. Y en esta perspectiva preserva la existencia de los
    bienes
    particulares, tal cual se encuentran. Y esto, en la
    práctica, se traduce en el disfrute de esos derechos
    individuales, exclusivamente por el sector que de hecho puede
    ejercerlos.

    En cambio, en la perspectiva de Juan XXIII, – o en la
    anterior de Pío XI – estos derechos personales y sociales
    son concebidos en forma integral para todos. Y el gobernante no
    tiene un simple rol de espectador – como en el primigenio
    liberalismo – sino que actúa en función de ese
    principio de subsidiaridad, que nítidamente ya, describe
    Pío XI en "Quadragessimo anno", conforme al cual, el
    estado interviene de manera supletoria para promover, para
    coordinar, para suplir la iniciativa privada de las personas y de
    los grupos; en orden siempre, al bien común. Hay
    allí, una clara visión de la Justicia Legal y del
    bien común, que se encuentran por momentos esbozados por
    Locke, pero no ahondados. Al menos, los seguidores y
    continuadores del liberalismo, teóricamente

    – porque en la práctica esto no fue siempre
    aplicable – preconizaron este estado gendarme; el estado que no
    interviene ni en lo económico ni en lo educacional, ni en
    lo social.

    Locke, a diferencia de Rosseau, advierte la posibilidad
    de que quien ejerza el poder, en lugar de promover el respeto a los
    derechos individuales tal cual están, se transforme en
    tirano. Y aquí estamos nuevamente en el plano de las
    influencias tomistas. Incluso por momentos Locke utiliza el mismo
    léxico – cuando habla de que sedicioso es, en estos casos,
    no quien resiste al tirano sino el propio tirano -. Y Locke
    está pensando aquí posiblemente en Carlos II o en
    Jacobo II, y está procurando legitimar la
    revolución de 1688. Locke afirma nítidamente, pues,
    el derecho de resistencia contra los distintos órganos en
    que se organiza el poder. Porque en Locke ya hay un preanuncio de
    la división de funciones, que
    luego va a diseñar Montesquieu.
    Habla de un Poder
    Legislativo que debe procurar – dice – la libertad; de un
    Poder
    Ejecutivo, que será ejercido por el rey y de un Poder
    Federativo que ubica también en la persona del
    rey.

    Locke admite la posibilidad de que el rey se transforme
    en tirano, en cuyo caso, agotados los medios humanos, los hombres
    pueden apelar al cielo; así llama él al derecho de
    resistencia. E implícitamente lo admite contra el
    Parlamento, porque afirma que éste está sujeto a
    las determinaciones inviolables de la ley natural. En esta
    perspectiva, Locke resuelve la problemática de estado y
    derecho, siguiendo esa vieja tradición, que se remonta a
    los estoicos romanos, afirmando la prioridad del derecho. La
    existencia de normas
    éticas – porque el derecho en la perspectiva del hombre es
    una rama de la ética – irrenunciables, que deben ser
    observadas por los gobernantes. Lamentablemente su débil
    gnoseología y epistemología, favorecerá la
    evolución en Inglaterra de este
    liberalismo

    -no en función de pautas éticas- sino
    más bien, en función del egoísmo y del
    placer.

    La influencia de Locke, ha sido profunda y manifiesta.
    Además de ser el padre del liberalismo, es el padre y el
    propulsor del constitucionalismo. Porque el constitucionalismo es
    una corriente jurídica y política, que propende a
    la preservación de los derechos individuales, a cuyo
    efecto recurre a la sanción de CÓDIGOS en los
    cuales se declaran inviolables esos derechos y en los que se
    establecen una división de las funciones, para evitar que
    se entronice el despotismo. Locke, pues, es el padre del
    constitucionalismo de Occidente. Su influencia en los EE.UU.,
    para uno de cuyos estados proyectó incluso, un esbozo de
    constitución, es manifiesta. La
    declaración de la independencia,
    cuyo texto se
    atribuye a Jefferson, está redactada en términos
    que nos recuerdan de manera casi literal la obra de Locke. La
    Constitución de Philadelfia de 1787 también es
    recipiendaria de su influencia. La Declaración de los
    Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, también nos
    pone de relieve la
    presencia de Locke en el pensamiento francés precursor de
    este movimiento.

    Claro está que la revolución de 1688 en
    Inglaterra, fue eminentemente política. "La Historia
    Inglesa – dice Garcia Pelayo – es un cauce a través del
    cual pasa la vida". Y "los movimientos, con frecuencia se
    realizan no para abandonar un cauce, sino para retornar a una
    cauce abandonado". Y aquí, en este caso, los ingleses
    procuraban reencontrarse con esa vieja tradición jalonada
    por sucesivos bills of rights. Los ingleses tuvieron una
    noción de la libertad, muy concreta. Libertades
    específicas: libertad de reunión, libertad de
    palabra, libertad de movimiento; libertades concretas. Esta
    afirmación de la libertad frente al absolutismo, al
    trasladarse a Francia,
    adquiere contornos distintos; justamente porque el absolutismo
    había prendido allí tan fuertemente, que se
    había quebrado ya el vinculo con la vieja libertad
    populista de la Edad Media. Así, explicablemente, los
    escritos de los franceses precursores de la Revolución
    Francesa se vinculan más bien a una libertad abstracta
    un tanto distante y diferente de las libertades concretas de los
    anglosajones.

    En la Revolución Francesa se adorará a la
    nueva Diosa Razón. Con la Revolución
    triunfa:

    • El liberalismo como ideología
    • El capitalismo económico como
      sistema
    • El laicismo como espíritu

    Cuando se habla hoy de "liberalismo" se está
    incluyendo las tres cosas.

    Sin embargo, en la Declaración de los Derechos
    del Hombre y del Ciudadano, advertimos la afirmación del
    derecho a la vida, a la seguridad, a la libertad, a la
    resistencia, a la opresión, en términos similares a
    los diseñados por Locke. Claro está que en esta
    Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, se
    advierten las dos influencias no distinguidas por los
    contemporáneos: en un sentido, este liberalismo precursor
    del constitucionalismo – que en Occidente después
    evoluciona paulatinamente y se transforma de constitucionalismo
    individual, en constitucionalismo social; y que acuerda entonces,
    ahora sí, al estado, un rol supletorio para la promoción del bien común -. Pero
    tanto el constitucionalismo individual, como el
    constitucionalismo social, tienen en común, la
    afirmación de derechos personales anteriores al estado: la
    afirmación de que el derecho precede al estado. En la
    Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, se
    encuentra también presente la otra influencia; la
    influencia absolutista que en Rosseau se disfraza de democracia;
    y que en los sucesos posteriores a la Declaración de los
    Derechos del Hombre y del Ciudadano prevaleció a
    través de los jacobinos, que dieron a Francia un
    baño de sangre, en nombre de la voluntad general.
    También hemos indicado que en el s. XX – esta corriente
    absolutista y democratista – evoluciona y es – a decir de George
    Burdeau – el "back ground" de las llamadas democracias populares.
    Rosseau, es pues, el precursor – en el s. XVIII – del marxismo-leninismo. Y Locke y Montesquieu, son los
    precursores del constitucionalismo de Occidente.

    LIBERALISMO
    PRAGMÁTICO

    Pragmatismo, doctrina filosófica desarrollada por
    los filósofos estadounidenses del siglo XIX Charles
    Sanders Peirce, William James y otros, según la cual la
    prueba de la verdad de una proposición es su utilidad
    práctica; el propósito del pensamiento es guiar la
    acción, y el efecto de una idea es más importante
    que su origen. El pragmatismo fue la primera filosofía de
    Estados Unidos
    desarrollada de forma independiente. Se opone a la
    especulación sobre cuestiones que no tienen una
    aplicación práctica. Afirma que la verdad
    está relacionada con el tiempo, lugar y objeto de la
    investigación y que el valor es inherente
    tanto por sus medios como por sus fines. Fue la manera dominante
    de abordar la filosofía en los Estados Unidos durante el
    primer cuarto del siglo XX.

    Hacia mediados del siglo XIX, muchos liberales
    desarrollaron un programa más pragmático que
    abogaba por una actividad constructiva del Estado en el campo
    social, manteniendo la defensa de los intereses
    individuales.

    Los seguidores actuales del liberalismo más
    antiguo rechazan este cambio de actitud y acusan al liberalismo
    pragmático de autoritarismo camuflado.

    Los defensores de este tipo de liberalismo argumentan
    que la Iglesia y el Estado no son los únicos
    obstáculos en el camino hacia la libertad, y que la
    pobreza también puede limitar las opciones en la vida de
    una persona, por lo que aquélla debe ser controlada por la
    autoridad real.

    HUMANISMO

    Humanismo, en filosofía, actitud que hace
    hincapié en la dignidad y el valor de la persona. Uno de
    sus principios básicos es que las personas son seres
    racionales que poseen en sí mismas capacidad para hallar
    la verdad y practicar el bien. El término humanismo se usa
    con gran frecuencia para describir el movimiento literario y
    cultural que se extendió por Europa durante los siglos XIV
    y XV. Este renacimiento de
    los estudios griegos y romanos subrayaba el valor que tiene lo
    clásico por sí mismo, más que por su
    importancia en el marco del cristianismo.

    Después de la edad media, el liberalismo se
    expresó quizá por primera vez en Europa bajo la
    forma del humanismo, que reorientaba el pensamiento del siglo XV
    para el que el mundo (y el orden social), emanaba de la voluntad
    divina. En su lugar, se tomaron en consideración las
    condiciones y potencialidad de los seres humanos.

    El humanismo se desarrolló aún más
    con la invención de la imprenta que
    incrementó el acceso de las personas al conocimiento
    de los clásicos griegos y romanos. La publicación
    de versiones en lenguas vernáculas de la Biblia
    favoreció la elección religiosa individual. Durante
    el renacimiento
    el humanismo se impregnó de los principios que
    regían las artes y la especulación
    filosófica y científica. Durante la Reforma
    protestante, en algunos países de Europa, el humanismo
    luchó con intensidad contra los abusos de la Iglesia
    oficial.

    Según avanzaba el proceso de
    transformación social, los objetivos y preocupaciones del
    liberalismo evolucionaron. Pervivió, sin embargo, una
    filosofía social humanista que buscaba el desarrollo de
    las oportunidades de los seres humanos, y así
    también las alternativas sociales, políticas y
    económicas para la expresión personal a
    través de la eliminación de los obstáculos a
    la libertad individual.

    EL LIBERALISMO MODERNO

    En el siglo XVII, durante la Guerra Civil inglesa,
    algunos miembros del Parlamento empezaron a debatir ideas
    liberales como la ampliación del sufragio, el sistema
    legislativo, las responsabilidades del gobierno y la libertad de
    pensamiento y opinión.

    Las polémicas de la época engendraron uno
    de los clásicos de las doctrinas liberales: Areopagitica
    (1644), un tratado del poeta y prosista John Milton en el que
    éste defendía la libertad de pensamiento y de
    expresión.

    Uno de los mayores oponentes al pensamiento liberal, el
    filósofo Thomas Hobbes, contribuyó sin embargo al
    desarrollo del liberalismo a pesar de que apoyaba una
    intervención absoluta y sin restricciones del Estado en
    los asuntos de la vida pública. Hobbes pensaba que la
    verdadera prueba para los gobernantes debía ser por su
    efectividad y no por su apoyo doctrinal a la religión o a
    la tradición. Su pragmático punto de vista sobre el
    gobierno, que defendía la igualdad de
    los ciudadanos, allanó el camino hacia la crítica
    libre al poder y hacia el derecho a la revolución,
    conceptos que el propio Hobbes repudiaba con
    virulencia.

    OTROS PENSADORES DEL LIBERALISMO

    Para Voltaire, al
    igual que para el filósofo y dramaturgo francés
    Denis Diderot, el Estado es un mecanismo para la creación
    de felicidad y un instrumento activo diseñado para
    controlar a una nobleza y una Iglesia muy poderosas. Ambos
    consideraban ambas instituciones
    como las dedicadas con mayor intemperancia al mantenimiento
    de las antiguas formas de poder.

    En España y
    Latinoamérica, a comienzos del siglo XIX se
    generalizó entre los pensadores y políticos
    ilustrados una poderosa corriente de opinión liberal. La
    propia palabra ‘liberal’ aplicada a cuestiones
    políticas y de partido se utilizó por vez primera
    en las sesiones de las Cortes de Cádiz y sirvió
    para caracterizar a uno de los grupos allí
    presentes.

    Entre los primeros y más destacados pensadores y
    políticos liberales españoles se hallaban el
    jurista Agustín de Argüelles, el conde de Toreno y
    Álvaro Flórez Estrada, entre otros. En
    Latinoamérica, las nuevas ideas de los ilustrados de los
    siglos XVII y XIX ejercieron notable influencia y tanto los
    escritores franceses, como los ingleses y los padres de la
    independencia en Estados Unidos, además de los liberales
    españoles, fueron conocidos, estudiados y leídos
    con gran fruición[9],
    generando una profunda influencia en su proceso de
    emancipación e independencia respecto de
    España.

    EL
    UTILITARISMO

    Utilitarismo (del latín, utilis, 'útil'),
    en el ámbito de la ética, la doctrina según
    la cual lo que es útil es bueno, y por lo tanto, el valor
    ético de la conducta
    está determinado por el carácter práctico de
    sus resultados. El término utilitarismo se aplica con
    mayor propiedad al planteamiento que sostiene que el objetivo
    supremo de la acción moral es el logro de la mayor
    felicidad para el más amplio número de
    personas.

    En Gran Bretaña el liberalismo fue elaborado por
    la escuela utilitarista, principalmente por el jurista Jeremy
    Bentham y por su discípulo, el economista John Stuart
    Mill. Los utilitaristas reducían todas las experiencias
    humanas a placer y dolor, y sostenían que la única
    función del Estado consistía en incrementar el
    bienestar y reducir el sufrimiento pues si bien las leyes son un
    mal, son necesarias para evitar males mayores. El liberalismo
    utilitarista tuvo un efecto benéfico en la reforma del
    código
    penal británico. Bentham demostró que el duro
    código del siglo XVIII era antieconómico y que la
    indulgencia no sólo era inteligente sino también
    digna. Mill defendió el derecho del individuo a actuar en
    plena libertad, aunque sea en su propio detrimento. Su obra Sobre
    la libertad (1859) es una de las reivindicaciones más
    elocuentes y ricas de la libertad de expresión.

    EL LIBERALISMO EN
    TRANSICIÓN

    A mediados del siglo XIX, el desarrollo del
    constitucionalismo, la extensión del sufragio, la tolerancia frente
    a actitudes
    políticas diferentes, la disminución de la
    arbitrariedad gubernativa y las políticas tendentes a
    promover la felicidad hicieron que el pensamiento liberal ganara
    poderosos defensores en todo el mundo.

    A pesar de su tendencia crítica hacia Estados
    Unidos, para muchos viajeros europeos era un modelo de
    liberalismo por el respeto a la pluralidad cultural, su
    énfasis en la igualdad de todos los ciudadanos y por su
    amplio sentido del sufragio. A pesar de todo, en ese momento el
    liberalismo llegó a una crisis
    respecto a la democracia y al desarrollo económico. Esta
    crisis sería importante para su posterior desarrollo. Por
    un lado, algunos demócratas como el escritor y
    filósofo francés Jean-Jacques Rousseau no eran
    liberales.

    Rousseau se oponía a la red de grupos privados
    voluntaristas  que muchos liberales consideraban esenciales
    para el movimiento. Por otro lado, la mayor parte de los primeros
    liberales no eran demócratas. Ni Locke ni Voltaire
    creyeron en el sufragio universal y la mayor parte de los
    liberales del siglo XIX temían la participación de
    las masas en la política pues opinaban que las llamadas
    clases más desfavorecidas no estaban interesadas en los
    valores
    fundamentales del liberalismo, es decir que eran indiferentes a
    la libertad y hostiles a la expresión del pluralismo
    social. Muchos liberales se ocuparon de preservar los valores
    individuales que se identificaban con una ordenación
    política y social aristocrática. Su lugar como
    críticos de la sociedad y como reformadores pronto
    sería retomada por grupos más radicales como los
    socialistas.

    ¿ Es viable a nuestra economía esta
    doctrina económica ?

    Actualmente en nuestro país esta doctrina
    económica no se podría llevar a cabo, esto, por
    diferentes razones tales como:

    1. En nuestro país no existe la igualdad de
      derechos para todos las personas, siempre hay un grupo de
      personas que están por encima de los demás (al
      menos las leyes los hacen ver de esta forma). Muchas veces las
      leyes y el Estado permiten que estas personas cometan todas las
      fechorías que se les antoje y sin embargo no es
      drástica al momento de juzgarlas.
    2. En nuestro país la influencia de la Iglesia es
      muy notoria en las decisiones que toma el Estado, con esta
      razón se viola una de las características del
      liberalismo que es la del "no intervensionismo de la iglesia en
      las decisiones del Estado".
    3. La existencia de los monopolios. Como ya todos saben
      en nuestros país hay grandes transnacionales que
      están como dueñas absolutas teniendo el control
      absoluto de la economía del país; sin ir muy
      lejos se podría mencionar a Telefónica la cual
      con una compra ilegal, quiere acaparar todo lo referente a
      telecomunicaciones formando un monopolio en
      las telecomunicaciones y sin embargo, estando prohibido este
      tipo de actos en nuestra país, los organismo reguladores
      y el Estado dilatan el tiempo en lugar de tomar acciones
      drásticas y correctivas.
    4. Actualmente a nivel industria,
      solo un sector de la población es beneficiado (la clase
      pudiente) y esto es porque el Estado tiene un favoritismo a
      cierto grupo de personas a los que apoya con sus medidas
      económicas muchas veces dándoles impunidad para
      actuar.
    5. A nivel social existe una discriminación, discriminación que se ve todos los
      días del año. Estas van desde avisos,
      comerciales, et.
    6. En conclusión, el liberalismo como vía
      hacia el desarrollo solo es posible en la medida que las
      condiciones y requerimientos se cumplan. Dichas condiciones no
      se han establecido en el país; sólo están
      en el plano teórico y por el contrario, en nuestro medio
      existen grandes monopolios que por generaciones han dominado la
      economía del país dando muestra de que en nuestro
      país la igualdad de condiciones y la libertad en el
      sentido más amplio de su definición no se dan
      como para permitir el desarrollo de todas nosotros (los
      ciudadanos). Para una doctrina de este tipo, nos hace falta
      mucha cultura, nos
      hace falta ser personas integras, con principios y valores bien
      definidos; esa es la única forma de que salgamos
      adelante.

    Cabe mencionar que esta doctrina aporta ala economía
    mundial del a siguiente forma:

    1. estableciendo la no intervención de la Iglesia
      en gestiones del Estado. Ejemplo Estados Unidos.
    2. La no explotación de los
      indígenas.
    3. El incentivo al desarrollo de las grandes urbes con
      ayuda mutua.
    4. La oposición a los monopolios.
    5. La oposición al a estatización y el
      respaldo a un capitalismo equilibrado.
    6. La oposición al abuso del poder.
    7. La difusión del pragmatismo (llevar al
      ejercicio lo planteado – ejecutar lo
      practico).
    8. la depuración de aquello que para la sociedad
      no se considera útil.
    9. La libertad de opinión y el pluralismo de
      métodos en medida económica y
      política.
    10. la generalización del desfrute de los derechos
      establecidos.

     

    CURAY ROSALES

    WILMER ALEXANDER

    GOMEZ RAMÍREZ ,
    MILAGROS GISELLE

    PEREZ CCAÑIHUA , SONIA

    PRADO CARBAJAL , CARLOS

    UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL

    ESCUELA UNIVERSITARIA DE POST GRADO

    ASIGNATURA ECONOMÍA Y POLÍTICA
    INDUSTRIAL

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