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El plan congruente de paz como ejercicio de empoderamiento ciudadano




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    1. Gobernabilidad
      democrática
    2. Sobre seguridad
      democrática
    3. Instauración y
      desarrollo de la concepción de seguridad
      democrática
    4. Conceptos
      fundantes
    5. Conceptos
      generales
    6. La no-violencia como
      componente pedagógico
    7. Elementos para una sociedad
      participante
    8. Conclusiones
    9. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Una tarde de vacaciones universitarias en esas que no
    encontrábamos nada por hacer, casualmente nos topamos en
    una de las jardineras y nos preguntamos por el quehacer del
    sociólogo, ya que la información que recibíamos era poca
    y nos asaltaba la duda, acto seguido decidimos hacer una visita
    al sector de la Alpujarra para conocer que realizaba el ejecutivo
    en materia social
    y realizar un sondeo de la participación del
    sociólogo y de no ser así entonces del profesional
    de las ciencias
    sociales.

    Inicialmente ingresamos al edificio de la
    alcaldía donde encontramos con beneplácito que un
    muy buen aporte del profesional de las ciencias
    sociales en la actual administración en los programas de
    carácter social, pero nuestra curiosidad
    nos llevo hacia el edificio de la gobernación, casualmente
    nos dirigimos al piso 10 y donde encontramos La Secretaria De
    Participación Ciudadana Y Desarrollo Social
    donde nos mostraron su quehacer y hacia adonde se
    dirigían, recibimos información del plan de
    gobierno, el
    PLANEA y Visión Antioquia, pero entre todo ello
    encontramos algo llamado Plan Congruente de Paz, y es de confesar
    que no conocíamos la acepción de
    congruencia.

    Pero nuestra curiosidad se satisfizo al encontrar que si
    se realizaban trabajos con carácter social, lo que pasaba
    era que no tenían mucha difusión y los funcionarios
    de la gobernación nos invitaron a participar y a observar
    su labor.

    Casualmente la primer invitación era la de
    asistir a la instalación de la Asamblea Municipal
    Constituyente de Tarso, instalación a la cual
    pensábamos ir, pero llegó a nosotros una
    información dentro del área universitaria, que los
    grupos armados
    de ultra derecha (auc) no permitirían que tal ejercicio se
    llevara a cabo, noticia la cual nos produjo temor y nos
    abstuvimos de ir al municipio, después encontramos que
    todo salió al contrario y que esta vez las armas no pudieron
    contra la voluntad de la gente.

    Fue allí donde más nos llamo la atención lo que se venia ejecutando,
    encontrándonos con un panorama diferente al percibido en
    la ciudad y con una dinámica totalmente contraria en las
    territorialidades, no se estaba encontrando la panacea al
    conflicto
    armado en Colombia, pero si
    se estaba comenzando a realizar algo donde el constituyente
    primario extendía sus horizontes de participación,
    ello fundamentado en una política de Estado, que
    proponía una paz incluyente y participativa con un eje
    transversal noviolento, lo cual comenzó a generar
    empoderamiento ciudadano.

    Este escrito muestra la puesta
    en marcha de una política gubernamental que se encuentra
    perneada transversalmente por un componente pedagógico y
    que además es la una propuesta de carácter social
    que se adapta en el país a unas políticas
    de proyección, que esta cimentada en el constituyente
    primario y que fue construida por ellos mismos; y no por expertos
    que elaboran planes de gobierno correspondientes a una
    visión tecnocratica y no a la realidad de las aspiraciones
    la comunidad.

    Encontramos que este informe al igual
    que lo presenta el Plan Congruente, contiene
    características de la planeación, el trabajo social y
    otras áreas del conocimiento
    en las ciencias sociales. Pues el plan después de ser
    elaborado por las personas de los diferentes municipios, se
    convirtió en todo un ejercicio de trabajo
    interdisciplinario, ya que es apoyado por el equipo del PNUD,
    Planeadores, trabajadores sociales y tal ves lo más
    relevante es que su aplicación en la etapa de
    animación es realizada en su mayoría por
    sociólogos.

    Característica la cual llamó demasiado
    nuestra atención, pues la labor sociológica
    sé esta jugando su futuro y la forma de cómo
    emprender una nueva alianza entre Estado, sociólogo y
    sociedad, para
    que juntos encuentren la mejor forma de decirle a muchos en este
    país que Antioquia esta buscando solucionar su conflicto
    por una vía diferente a la armada.

    Además trabajamos conceptos en el marco
    teórico que permiten mostrar como se concibe en el
    plan de desarrollo de
    la
    administración, lo que es la gobernabilidad
    democrática y la seguridad
    democrática la cual se diferencia de la propuesta del plan
    de desarrollo nacional, pues ambos van hacia el fortalecimiento
    de estos dos conceptos, pero cada uno la concibe diferente.
    También aportamos lo que para nuestra óptica
    pretende el fortalecimiento de la sociedad civil y
    como el P.C.P trabaja sobre ello, y por ultimo tenemos la
    noviolencia como el componente pedagógico del P.C.P, la
    propuesta de solución del conflicto retoma a la
    noviolencia como el eje, a ello hay que anotar que no solamente
    se dan los aportes Filosóficos de King, sino que
    también retomamos a Mario López, quien
    realizó un trabajo de investigación con la propuesta de la
    Noviolencia como una alternativa política y además
    encontraremos una amplia variedad de personas que se encuentran
    trabajando la noviolencia y la acción
    directa.

    Es en este escrito se realiza una construcción de conocimiento que combina la
    teoría
    sociológica, el proyecto del PCP,
    la filosofía de noviolencia y el paradigma de
    participación democrática; además que
    vislumbra una realidad que esta en boca de los actores sociales,
    mas allá de los limites ornamentales del claustro
    universitario, acogiéndose a nueva perspectiva de la
    estructura
    sociológica que no este ubicada en la fuerza
    centrípeta ni centrífuga, sino en el vértice
    de la dinámica social.

    GOBERNABILIDAD
    DEMOCRÁTICA

    La concepción que tiene los ciudadanos de la
    democracia y
    sus instituciones
    ha suscitado un creciente interés
    sobre este tema en las sociedades
    latinoamericanas. Efectivamente se ha tomado como pauta para
    comprender la gran relevancia que tiene este tema, e igualmente
    ha servido para evaluar el proceso de
    democratización y la calidad de la
    democracia.

    "La gobernabilidad democrática
    no se refiere tanto a los atributos de un régimen
    democrático, como a las capacidades de una sociedad para
    enfrentar sus retos y oportunidades, es una estrategia de
    construcción de capacidades propias para fortalecer las
    interrelaciones con las instituciones, la capacidad
    política de la calidad transformadora del liderazgo"

    SOBRE EL CONCEPTO DE
    GOBERNABILIDAD

    Durante la década del 70 es en donde se comienza
    a acuñar el origen de la utilización del
    término gobernabilidad, Esta inclusión es el
    resultado de la constatación de un incremento en la
    insatisfacción y desconfianza que provoca el
    funcionamiento de las instituciones democráticas en los
    países desarrollados. Casi siempre se adopta una interpretación claramente conservadora del
    concepto de gobernabilidad al asociarlo principalmente con una
    sobrecarga de demandas sociales frente al Estado. Desde esta
    interpretación la ingobernabilidad está asociada,
    por un lado, a la falta de eficacia de los
    Estados para responder a los crecientes reclamos de la sociedad
    en el marco de las condiciones económicas existentes, y,
    por otro, a la pérdida de confianza de la ciudadanía hacia los políticos y las
    instituciones democráticas al no encontrar cumplidas sus
    demandas.

    En muchos casos esta ineficacia y falta de
    gobernabilidad comienzan a convertirse en el detonante para la
    creación de un conflicto, la exclusión
    política que se traduce con el tiempo en la
    falta de legitimidad del Estado, éste se convierte en
    inoperante y en ausente, es allí donde grupos pueden
    comenzar a ejercer su autoridad y
    legitimarse (usando los medios que
    fuesen), la ausencia estatal, ya sea por omisión, recae en
    la falta de atención de las Necesidades Básicas
    Insatisfechas, se traslada la presencia de poder, no se
    crea una cultura
    política y publica, generando una falta en las dos
    vías de comunicación donde se pierde por completo
    los canales sociales.

    Lo esencial de esta postura está reflejado en el
    precepto de que la ampliación de la democracia es la que
    permitir la articulación de mayores demandas de la
    sociedad civil frente al Estado, para otros resulta inconveniente
    la aplicación de este tipo de ejercicio por que se
    convertiría La democracia en un razonamiento que al
    profundizarse en la sociedad y los ciudadanos alimentaría
    sus ofertas y demandas, por lo tanto el país se vuelve
    ingobernable para la sociedad misma. Pero por otro lado
    encontramos que es la pérdida de confianza entre los
    electores y sus partidos, entre la ciudadanía y las
    políticas estatales lo que produce estados de
    ingobernabilidad. Y como este tipo de sociedades no limitan la
    participación popular, el resultado es una desconfianza
    hacia la democracia misma.

    Desde otras perspectivas, se tiende a confundir ambos
    términos, e incluso de les asemeja con los de gobernancia
    y gobierno, pero para algunos estos parecen ser dos
    términos contradictorios, ya que la gobernabilidad y la
    democracia pueden tomarse como un exceso de participación
    de los ciudadanos; entonces democracia significaría un
    déficit de gobernabilidad; una gobernabilidad fácil
    sugiere una democracia deficiente. Por otra parte igualmente
    encontramos que desde esta visión, que la única
    persona capaz
    de crear condiciones de gobernabilidad esta en la elite
    gobernante a partir de una determinada ingeniería social, de modificaciones en el
    nivel procedimental de los sistemas
    políticos o de apelar a la ayuda de mass media a efectos
    de incrementar los niveles de legitimidad.

    Las estrategias que
    se proponen frente a esta situación también
    conllevan una impronta conservadora que se canaliza por los
    medios de disciplinar a través de mecanismos
    ideológicos o coercitivos a la sociedad, a fin de limitar
    su capacidad de demanda.
    Varias instituciones han jugado un papel fundamental en la
    reaparición del concepto en el contorno de la
    política y las ciencias sociales. Recuperada la
    institucionalidad democrática y habiendo desaparecido (al
    menos momentáneamente) los enemigos «externos»
    del sistema, los
    problemas de
    gobernabilidad se visualizan principalmente como deficiencias del
    propio Estado y del sistema
    político. Por otra parte, la preocupación por
    el uso eficiente y transparente de la asistencia financiera
    internacional lleva a incorporar a la idea de gobernabilidad los
    conceptos de «rendición de cuentas» o
    responsabilidad, predictibilidad, honestidad, etc.
    Esto para la buena imagen que se
    debe presentar ante la comunidad internacional, las entidades
    internacionales con el fin de acceder a los ofrecimientos que
    estos facilitan.

    De cualquier manera, esta recuperación del
    concepto de gobernabilidad en el inicio de los años 90 no
    alcanza a superar una los presupuestos
    restringidos y elitistas que acota el concepto a un problema que
    es visto solamente desde la eficacia administrativa o de buena
    conducción y gerenciamiento del aparato de gobierno.
    Continúan siendo las decisiones estatales las
    preponderantes para dar el calificativo sobre la gobernabilidad
    de un Estado o no, este se convierte en el factor dinámico
    y en cierta forma excluyente entorno al cual se definen las
    condiciones de legitimidad y eficacia, dejando de lado las reales
    implicaciones que ambos conceptos acarrean para dejar sentada la
    base sobre si realmente se ejecuta el conjunto de factores
    sociales destinados a establecer nuevas formas de cohesión
    e integración social para construir un nuevo
    orden que sea capaz de disminuir las desigualdades objetivas que
    dividen actualmente la sociedad y aumentar la igualdad de
    oportunidades actuando de acuerdo a los contexto internacionales
    que producen las condiciones efectivas para la
    gobernabilidad.

    Desde el mundo académico contemporáneo,
    estas concepciones han provocado el surgimiento de diferentes
    perspectivas que principalmente, alertan sobre el uso restringido
    del concepto y plantean la propuesta del debate entorno
    a la participación de los distintos actores sociales en
    función
    de la creación de las condiciones que hagan propicia la
    gobernabilidad democrática.« Tan grave como ignorar el problema de la
    gobernabilidad sería enfocarlo en forma equivocada o
    restringida. Existe la tentación de circunscribir el
    problema al mejoramiento del gobierno y de su capacidad de
    manejar el proceso de desarrollo
    económico y a maximizar la eficiencia del
    sector
    público. Invertir ideas y recursos
    solamente en estos temas, sin analizar las condiciones de las
    cuales realmente depende la estabilidad del gobierno, su
    capacidad de ejercer funciones y la
    viabilidad del sector público, sería como arar en
    el mar…».

    En esta idea se permite obtener una visión
    más ampliada e integra del concepto de gobernabilidad, no
    se queda solamente en los parámetros dados por el sistema
    financiero internacional, sino que se presenta este como un
    fenómeno sistemático y además incluyente, le
    asigna un lugar las variables
    vinculadas a la relación del Estado con el conjunto de
    organismos económicos y poderes públicos y no deja
    de lado la interacción con los actores de la sociedad
    civil, la economía y el
    mercado.

    Estas interacciones las encontramos como aspectos
    fundamentales para desarrollar la posibilidad de formar consensos
    o mayorías estabilizadoras. Transformado la gobernabilidad
    que se ha visto nada más como un asunto de
    ingeniería en el ámbito de la cúpula del
    Estado, Permitiendo visualizar los proceso por los cuales se pasa
    con la complejidad que ello acarrea, donde interactúan en
    conjunto los actores sociales «por lo tanto la gobernabilidad
    democrática no es solo el producto de la
    capacidad de un gobierno para ser obedecido por sus propios
    atributos (transparencia, eficacia, buena imagen), sino de la
    capacidad de todos los actores políticos
    estratégicos para moverse dentro de determinadas reglas de
    juego -una
    especie de concertación-, sin amenazas constantes de
    ruptura que siembren la incertidumbre en el conjunto de la
    sociedad…»

    Resulta de sustancial importancia señalar una
    distinción que, para el caso de las condiciones
    particulares de los países latinoamericanos, no es menor.
    Hacemos referencia a las posiciones que absolutizan el papel de
    la voluntad de los actores en torno al mantenimiento
    de un equilibrio
    inestable; genera éste suprema importancia para que las
    elites lo mantengan de esta forma, pues mientras el pueblo no se
    revele decididamente, se puede mantener así, pero cuando
    se revelan, estos lo realizan de una forma desorganizada y con
    ello solo ganan que se ajuste periódicamente el status quo
    a través de mecanismos previstos con anterioridad e
    institucionalmente, dejando como producto el mantenimiento de la
    misma clase en el
    poder y las ganancias generadas por la revolución
    son ínfimas, las cuales entran a favorecer mas a quien no
    las exigió, que aquellos quines la demandaban, es tal la
    ceguedad de parte y parte que aquéllas demandas que
    deberían ser priorizadas como las condiciones
    socioeconómicas necesarias para alcanzar un grado de
    legitimidad (no solo de legalidad) que
    permita la gobernabilidad democrática, son omitidas y
    descartadas.

    Existen perspectivas que han incorporando a su análisis las condiciones de gobernabilidad,
    los mecanismos de articulación entre Estado y sociedad
    civil. Estos enfatizan principalmente los aspectos vinculados al
    espacio político-institucional. Desde esta visión,
    la gobernabilidad estaría cuestionada sobre todo por la
    crisis de
    representatividad. Esta crisis, si bien no ha afectado aún
    a la credibilidad en el sistema democrático, ha comenzado
    a cuestionar los procedimientos
    utilizados para la elección de los representantes, a los
    partidos
    políticos y a los propios políticos como
    grupo que
    prioriza sus propios intereses antes que los de sus
    representados

    Muchas de las sociedades latinoamericanas en la que los
    individuos solo ejercen su papel de ciudadanos en relación
    con la única institución que funciona en forma
    parecida a lo que prescriben como democracia (las elecciones),
    para el fortalecimiento de la gobernabilidad se requeriría
    del desarrollo de mecanismos alternativos de participación política de la
    población, centrándolo en la
    creación De una profunda cultura política que
    permita ejercer una ciudadanía plena que da cabalidad al
    desarrollo de la legitimidad, en cambio la idea
    de eficacia es incorporada en un doble sentido, Por un lado se
    interpreta en lo concerniente a la competencia
    técnica y administrativa del gobierno a los efectos de
    aumentar su racionalidad y por otro lado, se da en dirección del respeto por los
    compromisos asumidos en los tiempos electorales, demostrando al
    resto del electorado la voluntad política Que tiene su
    representante para atender las problemáticas
    endémicas y coyunturales situaciones de exclusión
    social y de pobreza.

    "La
    coetaneidad de los procesos de
    democratización, de reforma del Estado y de ajuste
    económico que están viviendo los países de
    la región, colocan a esta problemática en un lugar
    central. La desvinculación entre « una reforma del
    Estado que apunta principalmente a una racionalidad
    económica, sin ninguna referencia al régimen
    democrático y los procesos de democratización, pone
    en peligro la gobernabilidad democrática entendida en un
    sentido integral".

    Cuando los gobernantes y otros actores que resultan
    determinantes para la proyección político –
    social, solo centran su actividad en la implementación de
    la democratización por medios diferentes a los de la
    modernización, el gobierno se caracterizara por ser un
    Estado que puede llegar a ser gobernable pero con
    ingobernabilidad. Cuando los gobiernos otorgan privilegios a
    orientar el Estado
    hacia una modernización mecanicista que tiene como
    objetivo
    principal reducir el gasto
    público para optimizar su operatividad, puede esto
    decantar en la desnaturalización del sistema
    democrático. La crudeza de esta realidad a sido tomada
    desde otro tipo de perspectivas, estas aducen que al tiempo en
    que solamente nos centramos en empeñamos en la
    consolidación la democracia, descuidamos otras pautas que
    resultan de ponderante importancia para la efectiva
    implementación de esta, el descuidar estas pautas hacen
    que no estemos lo suficientemente preparados para asumir medidas
    de tipo económico que implican un costo social
    elevado que colocan en duda la misma democracia, la expectativa
    de uno u otro sector es ensombrecida ya que la pretensión
    de este esta en alcanzar los criterios básicos de la
    justicia
    social.

    En síntesis
    hemos encontrado que las perspectivas originales de
    carácter conservador, limitan el sentido de la
    gobernabilidad y el desarrollo de estrategias que esta puede
    implementar en un Estado, degenera esto en que la
    implementación de las demandas elaboradas por la sociedad
    no obtengan los canales apropiados para la solución de
    estas, ya que las soluciones en
    su mayoría son elaboradas desde la cúpula del
    Estado en dirección a contener los conflictos sin
    que ellos amenacen la estabilidad del sistema
    socioeconómico y político de los últimos
    años. Una puesta diferente a la anterior se ha planteado,
    entendiendo el concepto de gobernabilidad democrática como
    el planteamiento de una perspectiva integral y no restringida del
    binomio legitimidad-eficacia. Deja en condiciones
    de igualdad la necesidad de construcción permanente de la
    gobernabilidad democrática a partir de una nueva
    articulación entre el Estado y la sociedad civil,
    otorgándole a esta última un papel irremplazable,
    dicho de otra manera la gobernabilidad es equivalente al
    desarrollo de un marco democrático que suponga amplia
    participación de sectores populares en la
    resolución de los problemas que plantea la crisis y la
    reestructuración productiva y societal

    SOBRE SEGURIDAD
    DEMOCRÁTICA

    Aunque en Antioquia se han realizado en el pasado
    programas tendientes a promover la convivencia y la
    resolución pacífica de conflictos, es claro que el
    enfoque, la metodología, el propósito y los
    alcances de esta iniciativa, se constituyen en una innovadora
    forma de enfrentar el problema del deterioro de la convivencia y
    de la seguridad democrática, sin antecedentes ni
    referentes en los procesos de gestión
    del departamento. Encontramos que en el departamento se retoma en
    concepto de seguridad democratita al igual que la nación,
    pues para las propuestas políticas del departamento, esta
    se obtiene mediante la inversión pacifica que se le dé a la
    transformación del conflicto por medio del empoderamiento
    ciudadano, es planteada la seguridad democrática como una
    competencia tanto del Estado como de la sociedad civil para
    garantizar y permitir el pleno ejercicio de los derechos
    fundamentales

    En el plan de desarrollo nacional se puede encontrar el
    siguiente planteamiento sobre la seguridad
    democrática; « "sin
    seguridad no hay prosperidad… y puede no haber futuro", por
    consiguiente "se brinda seguridad se avanza en el
    propósito de cerrar la brecha fiscal se
    podrá recuperar la confianza y la senda del crecimiento
    económico". «La seguridad democrática
    pretende asegurar la viabilidad de la democracia y afianza la
    legitimidad del estado.

    El planteamiento del
    problema formulado por la sociedad Antioqueña y
    recogido en el Plan Congruente de Paz expresa que el deterioro de
    la convivencia y la seguridad democrática esta dado
    en un contexto de inequidad, exclusión, conflicto armado,
    rural y urbano, el asentamiento de este problema en cuanto a lo
    concerniente de la seguridad democrática se visibilizo en
    lo complejo y multidimensional que el concepto mismo trabaja,
    pues el deterioro de la seguridad individual, de la seguridad
    colectiva, de la seguridad institucional y de la seguridad
    social, implican una construcción olistica en la que
    alguna de sus partes se encuentra afectada, inmediatamente esto
    repercute en el resto y por ende en la seguridad
    democrática.

    El ideal de todo ser humano es llegar a vivir en paz y
    tranquilidad, es decir, alcanzar su felicidad, esta se puede
    lograr con la instauración de un orden democrático
    y la implementación de la convivencia pacifica con la
    comunidad, tomándose esto como un carácter
    consustancial e innato a nuestra especie y para la
    construcción de cultura, ya que por naturaleza y
    como reflejo cultural asumimos que somos seres sociales.
    Entendemos que la seguridad entendida en términos de
    convivencia pacifica, esta dada por el dialogo entre
    diferentes, en las relaciones
    humanas donde se puede abrir el espacio para la
    deliberación publica para la toma de
    decisiones que atañen a la colectividad y para la
    resolución de la disputa por la defensa y conquista de
    ciertos intereses.

    INSTAURACIÓN Y DESARROLLO DE LA
    CONCEPCIÓN DE SEGURIDAD
    DEMOCRÁTICA

    «El país debe transitar
    al desarrollo de un concepto de seguridad democrática en
    el carácter estricto de bien público fundamental,
    que trascienda la conceptualización de seguridad entendida
    exclusivamente como defensa y seguridad. La seguridad
    democrática no se basa esencialmente en la
    aplicación de la capacidad de coacción, de la
    intimidación o de penalización por parte del Estado
    sobre el resto de la sociedad, sino que se fundamenta cada vez
    más en el perfeccionamiento de una cultura de convivencia
    ciudadana, en términos de tolerancia,
    solidaridad,
    respeto a las diferencias, y en un ambiente
    crecientemente igualitario en el que prevalezcan criterios,
    postulados y principios
    básicos de justicia distributiva.

    Afirmar el Estado de Derecho
    y reconocer el papel de la sociedad en la definición del
    pacto social, sustentado en la soberanía popular que funda la vida en
    sociedad. Garantizar la seguridad para la población y
    complementariamente para el Estado, siendo la primera sustento
    fundamental de la observancia de la segunda. Aplicar
    políticas de seguridad que no sólo sean legales
    sino también legítimas y, aún más,
    éticamente válidas, y evitar acudir a la
    excepcionalidad como se ha hecho tradicionalmente sin mayor
    éxito.
    Propugnar la seguridad para la convivencia y para el desarrollo
    de las potencialidades de la sociedad, y no la seguridad en
    sí y por sí solas. Vindicar a la fuerza
    pública como un órgano con una capacidad
    deliberante sobre los asuntos fundamentales y los
    propósitos colectivos de la sociedad. Se concibe la
    deliberación como un concepto amplio en el sentido de
    debate, discusión, reflexión sobre asuntos de
    interés colectivo –como la seguridad
    democrática–, y no en su sentido más
    restringido y restrictivo como el referente exclusivamente a
    meras materias partidistas. Así, bajo la acepción
    bien entendida de deliberación, la siguiente
    argumentación no contradice, de manera
    alguna,

    Al Artículo 219 de la Constitución Nacional que establece
    taxativamente que "La Fuerza Pública no es
    deliberante".

    Las sociedades humanas están fundamentadas en un
    conjunto de acuerdos que les permite vivir y mantener su especie,
    dentro de este conjunto de acuerdos encontramos que las
    sociedades llegan a crear unos parámetros normativos para
    el mantenimiento de la convivencia, es por ello que la sociedad
    humana apunta al fortalecimiento de su existencia y desarrollo
    con cada uno de sus miembros, a estos se las han dado los
    reconocimientos y garantías a derechos fundamentales a
    permanecer, y a permanecer con su dignidad
    humana inherente e intacta.

    Como condicionante de la dignidad humana encontramos la
    seguridad de las personas. Esta seguridad debe ser, al mismo
    tiempo, fáctica y jurídica:

    A). La seguridad fáctica está integrada
    por un conjunto de circunstancias objetivas que dan a cada ser
    humano la capacidad de actuar libremente, pero sin dañar a
    otros.

    B). La seguridad jurídica, esta en el sentido
    positivo y consuetudinario, en ambos sentidos, se da cuando
    existen normas
    reguladoras de la conducta humana,
    siempre y cuando estas sean públicas, previas, claras,
    manifiestas, y se apliquen a todos por igual, por instituciones
    independientes que hagan parte de una estructura
    democrática.
    El concepto de seguridad democrática puede ser definido e
    interpretado de diferentes maneras, por lo tanto su aplicabilidad
    también corresponde a esta capacidad. Nuestra
    interpretación esta de la mano con lo opuesto al concepto
    de seguridad autoritaria, o de seguridad totalitaria o de
    seguridad dictatorial. por que entendemos y la historia ha demostrado que
    este tipo de seguridad promueven los Estados autoritarios y
    fascistas, merma el poder democrático, deconstruye el
    poder ciudadano, fomentan una cultura represiva e incrementa la
    antropología militarista

    Desde una mirada más positiva comenzamos por
    indagarnos, ¿qué significa? La seguridad puede
    catalogarse como democrática cuando es incluyente con
    todos los miembros de la sociedad y los trata por igual,
    además, los medios que utiliza para alcanzar su fin deben
    buscarse y lograrse a través del respeto y la dignidad de
    la persona, por ende, que no causen vulneración o amenaza
    en la autonomía o inviolabilidad del ser
    humano.

    La seguridad y los derechos humanos
    no son formas quiméricas e inalcanzables, tampoco
    conceptos ni realidades incompatibles. Más bien, el
    derecho a la seguridad forma parte de la normatividad de los
    derechos humanos y con la violación de varios de estos
    derechos, se ve vulnerado el derecho a la seguridad que posee
    cada persona. La declaración universal de los derechos
    humanos en su artículo tercero reconoce que: todo individuo
    tiene derecho a la vida, a la libertad y a
    la seguridad de su persona, igualmente esta reconocido por el
    Artículo noveno, 1, del Pacto Internacional de Derechos
    Civiles y Políticos, y por el artículo
    séptimo, 1, de la Convención Americana sobre
    Derechos Humanos. Acuerdos, tratados y
    protocolos que el
    país ha asumido en ejercicio de su soberanía, en la
    protección y respeto a sus ciudadanos y
    coterráneos.

    Ahora bien, cuál es la relación entre la
    seguridad de la persona y la seguridad democrática,
    entendiendo que ésta llama al orden público, y como
    resultado encontramos que no hay, o no debe haber,
    contradicción entre el orden público y la seguridad
    de la persona. El orden público democrático y
    seguridad pública son parte de un mismo conjunto que es
    entendido y percibido como el estado de circunstancias dentro de
    las cuales una determinada población de un territorio
    nacional se encuentra libre de riesgos o
    daños provenientes del abuso del poder estatal o de
    cualesquier otra dirección de pode, de la ruptura de la
    convivencia pacífica por parte de los grupos armados al
    margen de la ley, o de la
    acción de cualquier tipo de criminalidad.

    La obligación de la nación
    y en esta caso de Colombia es de proteger y garantizar los
    derechos humanos, también se aplica en las circunstancias
    difíciles en que de facto se encuentra el país por
    el conflicto armado interno. Pero esta protección no
    solamente debe de estar garantizada por el gobierno central, sino
    que también es deber y recae sobre las otras
    territorialidades gubernamentales. Conforme a lo establecido, las
    autoridades nacionales tienen la obligación y el deber de
    tomar todas las medidas necesarias, sin salirse del marco que
    establece la constitución y los parámetros de los
    derechos humanos, ello con el fin de proteger y garantizar la
    seguridad de los habitantes del territorio frente a eventuales
    agresiones originadas en acciones de
    grupos armados al margen de la ley, o en la criminalidad
    común. Las actividades adelantadas por el Estado son
    legitimas y necesarias, siempre y cuando no se salgan de los
    parámetros de la legalidad, estas actividades son
    orientadas a prevenir y de ser el caso, llevar a la justicia las
    conductas ilegales, de diferente índole, que atentan
    contra la seguridad.
    Uno de los discursos de
    la actualidad que fomentan el sentido de la seguridad esta dado
    por el terrorismo,
    discurso el
    cual tiene sus inicios en los atentados del 11 de septiembre
    contra las torres gemelas de New York, y encontramos que
    así como se desplomaron las torres, el discurso que se
    realizaba en contra del narcotráfico también se desplomo,
    este cambio y fue remplazado por el del terrorismo, el cual
    resulta ser un flagelo que atenta contra la libertad y la
    democracia. El terrorismo desde ha ya varias décadas ha
    estado implementándose, aun más en nuestro
    país que esta sometido a una guerra
    irregular o de guerrillas, teniendo la particularidad de que
    poseemos una constitución que en su primer articulo hace
    alusión al Estado social de derecho.

    El termino de terrorismo ha sido uno de los cuales ha
    encontrado poco acuerdo entre quienes intentan definirlo, es
    así como encontramos que en el derecho
    internacional y en los derechos humanos como en el derecho
    internacional de los conflictos armados ha habido dificultades
    para definirlo, al acuerdo que si se ha llegado es que en un
    Estado de Derecho las exigencias de la jurisprudencia
    y la doctrina demandan que el uso de las palabras "terrorismo" y
    "terrorista" no sea indiscriminado ni propagandístico,
    sino lo más preciso posible. Sin embargo, desde 1994 la
    Asamblea General de las Naciones Unidas
    define como terroristas "los actos criminales con fines
    políticos y concebidos o planeados para provocar un estado
    de terror en la población en general, en un grupo de
    personas o en personas determinadas" . Por su parte el
    Comité Internacional de la Cruz Roja señala que
    constituyen una forma particular de terrorismo, prohibida en el
    artículo 13 del Protocolo II,
    "los actos o las amenazas de violencia cuya
    finalidad sea aterrorizar a la población
    civil".

    Cuando se presenten casos en que las actividades
    delictivas contra la seguridad pública llegan a poner en
    peligro la vida de la Nación, los artículos
    cuarto,1, del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y
    Políticos y 27,1, de la Convención Americana sobre
    Derechos Humanos autorizan al Estado para ejercer el llamado
    derecho de excepción. Con la salvedad de que este se debe
    implementar respetando los principios internacionales de
    legalidad, temporalidad, proporcionalidad y necesidad, y sin
    afectar los derechos humanos dados en las normas internacionales.
    Dicho de otra manera, toda acción que el Estado emprenda
    en contra del terrorismo no puede salirse los parámetro y
    principios básicos del derecho internacional de los
    derechos humanos, del derecho internacional humanitario y del
    derecho penal.
    Independientemente de la repercusión y las consecuencias
    de las acciones terroristas.

    Es inherente a las funciones del Estado observar y
    conservar a cabalidad los principios y las normas adoptados por
    la comunidad internacional en materia de respeto a la vida y a la
    integridad personal, de
    privación de la libertad, de trato humano de los detenidos
    y de seguridad jurídica de las personas. De igual manera
    el Estado no puede limitar o suspender el derecho de hábeas
    corpus (derecho a solicitar y a obtener el control judicial
    de la legalidad de la privación de la libertad), el
    derecho a las garantías judiciales, el derecho a un
    tribunal independiente e imparcial y el derecho a la
    presunción de inocencia.
    Independientemente de los métodos
    crueles, ilegales y cobardes que puedan usarse en actos
    terroristas, el Estado tampoco puede ignorar o desconocer los
    principios de taxatividad, tipicidad, legalidad y no
    retroactividad. Dicho en otras palabras la imputación de
    las conductas punibles debe ser "inequívoca, expresa y
    clara". Mucho menos se permite reducir el espacio de otras
    libertades que se encuentran garantizadas, como la
    objeción de conciencia, de
    pensamiento y
    de religión,
    el derecho expresarse libremente, la libertad de informarse
    claramente, la libertad de reunión y asociación
    pacífica y los derechos políticos. El Estado debe
    respetar los principios internacionales sobre independencia
    e imparcialidad de la justicia. En ninguna circunstancia la
    necesaria lucha antiterrorista debe implicar la confusión
    de poderes entre los órganos legislativos, ejecutivos y
    judiciales, ni el establecimiento de sistemas procésales
    que permitan el juzgamiento de civiles por autoridades militares
    o por entidades no jurisdiccionales.

    Una política de seguridad democrática
    tampoco debe expresarse en disposiciones o prácticas
    mediante las cuales se den o impongan a los miembros de la
    población civil funciones o tareas que, al hacerlos
    participar de modo directo y activo en las hostilidades, los
    priven de la protección a ellos conferida por la normativa
    internacional humanitaria. El Estado debe siempre respetar el
    principio humanitario de distinción. En ningún
    caso, la cooperación de los ciudadanos con las autoridades
    encargadas de la defensa nacional, de la protección del
    orden público, o de la administración de justicia debe asumir
    formas de acción que involucren a los civiles en el
    conflicto armado.

    La Corte Constitucional de Colombia dijo en su sentencia
    C-251 del 11 de abril de 2002 "…Si el Estado se fundamenta en
    la dignidad y derechos de la persona, entonces la
    preservación del orden público no es una finalidad
    en sí misma, sino que constituye un valor
    subordinado al respeto a la dignidad humana, por lo que, la
    preservación del orden público lograda mediante la
    supresión de las libertades públicas no es (…)
    compatible con el ideal democrático. (…) Y de otro lado,
    si el Estado está al servicio de la
    comunidad y de las personas entonces corresponde obviamente a las
    autoridades del Estado proteger y ser garantes de la seguridad de
    las personas, y no a las personas proteger y ser garantes de la
    seguridad del Estado". La Corte Interamericana de Derechos
    Humanos ha sostenido en su sentencia del 30 de mayo de 1999
    "…Está más allá de toda duda que el Estado
    tiene el derecho y el deber de garantizar su propia seguridad.
    Tampoco puede discutirse que toda la sociedad padece por las
    infracciones a su orden jurídico. Pero por graves que
    puedan ser ciertas acciones y por culpables que puedan resultar
    los reos de determinados delitos, no
    cabe admitir que el poder pueda ejercerse sin límite
    alguno o que el Estado pueda valerse de cualquier procedimiento
    para alcanzar sus objetivos, sin
    sujeción al derecho o a la
    moral".

    CONCEPTOS FUNDANTES

    Distintos autores han
    destacado que cuando nos referimos a la gobernabilidad estamos
    utilizando un concepto polisémico: «término
    que adquiere una connotación imprecisa y ambigua",
    «que mueve inevitablemente a la confusión»;
    «palabra atrapa todo» o «concepto elusivo. No
    sólo no existe consenso acerca del uso del término,
    sino que en distintas ocasiones es utilizado en sentido
    marcadamente opuesto

    La tendencia a confundir conceptos se hace notorio por
    que existe un fuerte vínculo entre la participación
    política y la gobernabilidad. Pensamos que si una
    población participa activamente en la cosa pública,
    esto produce casi de inmediato beneficios directos:

    1. Para el sistema político democrático
      del que se trate (aumenta la gobernabilidad, estabilidad,
      etc.)
    2. Para los ciudadanos y su capacidad de juzgar
      adecuadamente los asuntos políticos ( empoderamiento. La
      existencia de estos beneficiosos vínculos, sin embargo,
      no resulta tan sencilla de demostrar ni es objeto de consenso
      entre los estudiosos.

    Uno de los primeros estudiosos de la sociedad humana es
    Aristóteles, este en sus creaciones
    filosóficas sostenía que unos hombres nacen para
    mandar y otros para obedecer, en este orden de ideas
    también dividía a la sociedad en artesanos,
    labradores y defensores, cada individuo según su aspecto y
    contextura física
    serviría para pertenecer a una de estas tres formas de
    distribución de la Republica, al igual que
    Aristóteles, contra la opinión de Sócrates,
    se conoce uno de los primeros documentos del
    sofista Protágoras, que no fueron quemados en la hoguera,
    que argumentan en favor de la justificación de la
    participación democrática en la historia de la
    teoría política, que todos los ciudadanos deben
    participar en el gobierno de la ciudad, puesto que todos ellos
    poseen igual competencia política e igual capacidad de
    juicio para los asuntos políticos. Por los siguiente ya
    hay un mínimo de sentido moral y de
    sentido de justicia, ambos son compartidos por todos los
    ciudadanos, y esto les permite participar, deliberar, discutir y
    decidir sobre lo público. Debido a que todos poseemos una
    capacidad de juicio político (la combinación de
    sentido moral y justicia), todos podemos y debemos participar.
    Esta capacidad de juicio nos hace iguales y es la posesión
    de esa capacidad la que justifica un sistema político
    democrático.

    La teoría política a dedicado poca
    atención a este tema y a esa justificación. Y es
    una pena que la teoría sofista, convenientemente
    invertida, se haya convertido en el argumento para mantener la
    exclusión no permitir el debate, aminorando la
    participación en la esfera pública. Acarreando esto
    como consecuencia y no hace mucho tiempo, la exclusión de
    los trabajadores al derecho al voto, igualmente cuando se negaba
    el sufragio a
    la mujer o cuando
    se relegaba a la condición de paria político a una
    minoría racial (o a una mayoría racial), la
    razón para hacerlo siempre era la misma: estos individuos
    por infinidad de motivos se les eran aducidas cualidades como
    personas o como grupos
    sociales, de que carecían de capacidad de juicio
    político. De hecho, hoy se sigue utilizando esta
    argumentación para justificar exclusiones que consideramos
    razonables.

    Por otra parte en sentencia de la Corte Constitucional
    de Colombia esta dejó sentado como precedente de doctrina
    y jurisprudencial que la participación
    democrática "expresa un proceso social
    de intervención de los sujetos en la definición de
    destino colectivo… se concibe y sé vivencia como un
    principio de organización y de injerencia activa de los
    individuos que irradia todos los procesos de toma de decisiones
    que tienen lugar en los distintos campos y esferas de la vida
    social".

    Suponemos que la incapacidad para el autogobierno de
    algunos grupos, les excluye del gobierno común. Y este fue
    casi siempre el caso de las exclusiones antedichas: a las
    mujeres, por ejemplo, se les negaba autonomía individual
    tanto o más que capacidad de participación
    política; si los trabajadores no poseían otra
    propiedad que
    su fuerza de trabajo, esa era razón suficiente para
    demostrar su falta de autonomía en la esfera
    económica, que tenía como consecuencia la
    exclusión de la esfera política, o como sucediera
    en nuestra nación con las constituciones de 1832 y
    1843.

    Se ha dudado que la igualdad de juicio político
    existiese realmente y de que, caso de existir, su uso
    generalizado fuera conveniente. Existe quienes consideraban al
    igual que Jeremy Bentham, que cada uno es el mejor juez de sus
    propios intereses, pero eso no fue óbice para que
    recomendara formas de sufragio fuertemente restringidas. John
    Stuart Mill, por su lado, afirmaba que era preferible equivocarse
    por uno mismo que acertar siguiendo los dictados ajenos, pero al
    tiempo consideraba más conveniente una forma de sufragio
    cualificado que el sufragio universal. Contemporáneamente,
    Joseph Schumpeter o Giovanni Sartori creen que, debido a la
    complejidad de los asuntos políticos y al tipo de
    conocimiento especializado que requieren, un cierto grado de
    apatía entre los ciudadanos debe ser bienvenido en
    cualquier democracia representativa e, igualmente, que las
    decisiones políticas básicas y cruciales deben ser
    dejadas en manos de nuestros representantes.

    El precepto de la participación política
    siempre ha levantado sospechas entre algunos sectores y partidos
    políticos, pero más comúnmente en los
    conservadores, quienes poseen la convicción de que la
    participación intensiva de la ciudadanía divide
    profundamente a la sociedad en demandas, ambiciones y necesidades
    excluyentes. El faccionalismo y el conflicto son sus corolarios.
    Por consiguiente, las masas de ciudadanos serían
    manipuladas fácilmente por demagogos y politiqueros en tal
    caso, los índices de participación
    señalarían, no a la fortaleza, sino, precisamente,
    a la debilidad del régimen democrático. La alta
    participación sería, pues, señal de
    insatisfacción o de deslegitimación del sistema e
    impactaría negativamente en la gobernabilidad. Todo ello,
    según esta perspectiva, aconsejaría como más
    razonable para lograr gobernabilidad el uso de herramientas
    tales como la representación, los políticos
    profesionales, los expertos.

    El sistema democrático representativo
    allanaría los caminos para encontrar solución a
    estos problemas por medio de la interposición de las
    elites quines serian las encargadas y además poseen la
    facultad de agregar y articular intereses y demandas.
    Después de todo, lo importante para la tendencia liberal,
    sería garantizar el ejercicio de la libertad individual,
    no siendo así la participación o el juicio
    político ciudadano. Siendo de esta manera para el sector
    tradicional liberal-conservadora de dar cabida al individualismo
    moderno, entendiendo al sistema democrático como un
    conjunto de instituciones y mecanismos que garantizaran a cada
    individuo la posibilidad de realizar sus intereses sin
    interferencia o con el mínimo de interferencia
    posible.

    No obstante se margina la vida participativa. Los
    individuos son movidos por el auto interés y el deseo,
    tratará de proyectar estos sumándolos a los de
    otros y hacerlos alcanzables y realizables, ya sea en un futuro
    mediato o no tanto. Esto es posible con la suma de los intereses
    mediante la acumulación de participantes en un grupo o
    sector que escuche o realice sus demandas. Son pues los partidos
    políticos las maquinarias, no de participación,
    sino de articulación y agregación de intereses
    individuales, las que permiten catalogar como bien público
    el total de los intereses individuales seleccionados,
    categorizándolos ordenándolos según las
    pretensiones de acuerdo con algún principio
    legítimo como sucede en la generalidad de los casos, el de
    la mitad más uno.

    El ciudadano que se promueve desde
    esta visión está alejado del ideal participativo.
    Se supone, además, que el ciudadano liberal descrito es
    una construcción más realista. Básicamente
    porque:

    1. Parece más fácil
      comprender los propios intereses que el bien
      común.
    2. Los incentivos para
      participar se hallan más ligados al egoísmo de
      promocionar el propio interés que al logro del
      interés general.
    3. La promoción del propio interés
      asegura el incentivo para los mínimos de
      participación requeridos en una democracia
      .

    Como resultado encontramos una categorización del
    ciudadano que se encuentra en la misma dirección de las
    individualidades y los intereses, por ende la actividad
    política y la participación pública se
    limita a unos cuantos, creando desinterés y
    desestimulación, conduciendo ello al desanimo y
    permitiendo que la actividad política publica se
    profesionalice.

    Caso el cual no esta muy alejado de la realidad
    según lo propuesto por la visión liberal porque lo
    que resulta importante para la autorrealización no tiene
    conexión con la participación política, sino
    con el auto desarrollo en la esfera privada o profesional y con
    el control de los mecanismos de agregación de intereses.
    Ese control estaría ligado a la existencia de elecciones
    en las que los individuos, armados con el
    conocimiento de sus propios intereses e informados
    suficientemente respecto de las alternativas, eligen entre
    productos
    políticos en competición y los sujetan a su control
    en la elección subsiguiente. Tal indulgencia ciudadana no
    exige una participación amplia y constante, sino que
    recomienda un prudente equilibrio entre el sufragar que es
    disfrazado como la más enalteciente forma de participar y
    la apatía como una fórmula al tiempo, ya que tal
    ejercicio no es continuo ni perdurable, convirtiéndose en
    una receta barata y eficiente para ejercer la compleja labor de
    la gestión según los intereses de los
    representantes y representados.

    El famoso, conocido y polémico Carlos Marx ya
    había previsto este cambio de dirección, centrado
    ahora en los intereses, los derechos y las libertades
    individuales, acabaría concretándose bajo el
    capitalismo en
    la defensa de los derechos de propiedad individual o privada,
    olvidando todos los demás temas. También hay que
    tomar en cuenta lo mencionado por la Dama de Hierro,
    Margaret Thatcher o él actor de Hollywood, Ronald Reagan
    quienes adujeron algo bastante similar al planteamiento Marxista:
    la nueva derecha enfatiza los derechos de propiedad y seguridad a
    expensas de la participación y la libertad
    política. Desde esta perspectiva, lo que se trata es de
    conseguir un gobierno eficiente y justo, y tal objetivo
    será mejor servido por un pequeño grupo de
    políticos, burócratas y representantes, con el
    mínimo de interferencias, que por el uso generalizado de
    las habilidades de juicio ciudadano a través de la
    participación y la cogobernabilidad.

    Los teóricos de la elite democrática han
    tratado de fundamentar desde lo rutinario la perspectiva liberal-
    conservadora. Los descubrimientos hechos por estos, dejan al
    ideal participativo ubicado en una posición poco positiva
    y desoladora, estos teóricos argumentan que las personas
    que están cohesionadas en un grupo social, comunal y
    además están asentadas en las ciudades y las
    territorialidades poseen una apatía profunda, les interesa
    poco conocer su realidad política e ignoran importantes
    deliberaciones, se les clasifica de apolíticos y su
    capacidad participativa se reduce al mínimo, los
    ciudadanos son egoístas e individualistas se preocupan por
    su autosostenimiento y por mantenerse en la competencia del
    sistema que exalta a la propiedad privada, además de sus
    pretensiones de sobresalir por encima de los demás en el
    campo laboral o
    profesional, se resienten negativamente al sistema neoliberal y
    al capitalismo, ambos desde su rol político, etc. Para
    aclarar: los ciudadanos de nuestras democracias no poseen juicio
    político ni aspiran a desarrollarlo y, para procurar
    gobernabilidad, estabilidad y democracia, de lo que se trata es
    de:

    1. Difundir el valor de la tolerancia política
      entre los ciudadanos y la responsabilidad entre las
      elites.
    2. Establecer marcos institucionales que garanticen
      ciertas reglas del juego.

    "En
    ninguno de estos casos resultaría lo suficientemente
    conveniente impulsar o incentivar excesivamente la
    participación directa de los ciudadanos en los asuntos
    políticos. De hecho, el establecimiento institucional de
    canales de participación, que raramente son utilizados por
    la ciudadanía, refuerza este prejuicio
    liberal: el equilibrio entre participación moderada y
    apatía, unido a reglas de tolerancia y protección
    de derechos, produce gobernancia; la incentivación de la
    participación extensiva produce inestabilidad,
    intolerancia, sobrecarga del sistema, etc. Y esta tesis se
    entiende como más adecuada todavía en los casos de
    regímenes democráticos jóvenes que
    recientemente han experimentado una transición desde el
    autoritarismo. En efecto, ahora parecería que una
    desincentivación de la participación extensiva, un
    cierto grado de apatía, la desmovilización de
    algunos de los sectores más fuertemente implicados en el
    proceso de transición, la cesión de amplias esferas
    de poder a los representantes, la extensión de valores como
    la tolerancia, la búsqueda de éxito individual, la
    privatización de las diferencias entre la
    población, etc., producirían más gobernancia
    que sus contrarios."

    De acuerdo a lo anterior surgen interrogantes como:
    ¿ de esta forma se estaría creando
    alineación política en los ciudadanos?
    ¿Resultaría aun más peligroso que los
    ciudadanos se alejaran de la actividad política
    participativa para el ejercicio de la gobernabilidad?

    Ejerciendo una critica en contra a la posición de
    la perspectiva liberal-conservadora, la
    democrático-participativa precisa que al incentivar la
    participación y por medio de esta, sé desarrollar
    el juicio político ciudadano. En el lugar o territorio
    donde haya que tomarse una decisiones que inmiscuya a la
    colectividad, la participación ciudadana es el mejor canal
    o el método
    más incluyente y, por ende, el más legítimo
    para hacerlo. Y no es que únicamente se garantice la
    participación del autogobierno colectivo y, por ende,
    aumente la gobernabilidad. Además, los resultados
    producidos son efectos políticos benéficos ligados
    al ideal de auto desarrollo de los individuos y los pueblos.
    Aduciendo un poco a la historia encontramos que para los griegos
    era la participación en el autogobierno la que
    convertía a los seres humanos en dignos de tal nombre. La
    deliberación, la competencia pública (en el buen
    sentido de la palabra), la discusión y el debatir en
    común unidad e igualdad como ciudadanos que colaboraban de
    manera ordenada y pacifica para la construcción del bien
    colectivo que esta cimentado en los parámetros de la
    participación.

    Para los humanistas del Renacimiento el
    compromiso con la vita activa constituía el vínculo
    comunitario creador de virtud cívica. Para Tocqueville, en
    fin, la implicación ciudadana en todo tipo de asociaciones
    (civiles, sociales, políticas, económicas,
    recreativas, etc.) constituía un rasgo distintivo del
    régimen democrático. Para John Stuart Mill o John
    Dewey la democracia no era únicamente un sistema de reglas
    e instituciones, sino un conjunto de prácticas
    participativas dirigido a la creación de autonomía
    en los individuos y a la generación de una forma de vida
    específica. Los partidarios contemporáneos de la
    democracia «fuerte» o «expansiva» aspiran
    igualmente a hacer de la participación el centro de
    gravedad de sus argumentaciones.

    En general, la participación es un valor clave de
    la democracia según esta tradición. Y esa
    posición privilegiada se legitima en relación con
    tres conjuntos de
    efectos positivos:

    1. La participación crea hábitos
      interactivos y esferas de deliberación pública
      que resultan claves para la consecución de individuos
      autónomos.
    2. La participación hace que la gente se haga
      cargo, democrática y colectivamente, de decisiones y
      actividades sobre las cuales es importante ejercer un control
      dirigido al logro del autogobierno y al establecimiento de
      estabilidad y gobernabilidad.
    3. La participación tiende, igualmente, a crear
      una sociedad civil con fuertes y arraigados lazos comunitarios
      creadores de identidad
      colectiva, esto es, generadores de una forma de vida
      específica construida alrededor de categorías
      como bien común y pluralidad.

    La combinación de estos tres efectos positivos
    propuestos por Daniel Filmus resulta favorecedora, en esta forma
    de vida, de otros importantes valores: consolidación del
    sentido crítico, la capacidad de juicio ciudadano,
    educación
    cívico-solidaria, deliberación,
    interacción comunicativa y acción concertada, etc.
    En resumen, la forma de vida construida alrededor de la
    categoría de participación tiende a producir una
    justificación legítima de la democracia, basada en
    las ideas de autonomía y autogobierno.

    La visión del PCP se encuentra muy de la mano con
    el planteamiento de la participación expresado por el
    señor Daniel Filmus, ya que este en la elaboración
    de su pacto pretende generar cogobierno y ceder gobernabilidad,
    pero también se adhiere a una forma representativa –
    participativa; nos encontramos que para el Plan Congruente de Paz
    la Participación fortalece:

    • La interacción entre los ciudadanos y las
      esferas de la deliberación publica.
    • La toma democrática de decisiones dirigidas al
      logro del cogobierno y al establecimiento de la
      cogobernabilidad.
    • Creación de una sociedad civil con fuertes
      lazos de comunalidad y de identidad colectiva.
    • La solidaridad, la capacidad dialogíca, el
      juicio político y la habilidad para la
      transformación pacifica de los conflictos.

    Nos encontramos con lo ya entendido y analizado por
    muchos, el cambio de una forma de democracia a otra en la carta de 1991;
    muchos de estos expertos que hablaron de esta transición
    tal vez fueron mal interpretados por aquellos quienes los
    escuchaban, pues se creyó que al cambiar de una forma a
    otra, una de dos desaparecería, pero hasta ahora se viene
    comprendiendo que las dos formas pueden darse y complementarse,
    que lo negativo seria excluir una u otra, ejercicio el cual
    recoge el PCP, pues se puede ser representante y participante al
    mismo tiempo, no se pretende instaurar una representación
    pasiva similar a la que se vivió durante mucho tiempo, por
    el contrario, este tipo de representación esta
    acompañada por el imperativo de confianza depositado en el
    individuo, es este quien ha participado en la construcción
    de lo llamado aquí CED , a su vez desempeña el
    cargo de representante de su municipio en el orden regional o
    Departamental, lo cual no lo exime de seguir aportando a su
    comunidad y su región, pierde ese sentido de
    individualidad recalcado párrafos mas arriba para
    transformarse en sentido de colectividad, donde no impera la
    competencia sino la compartencia.

    Se plantea que los ciudadanos que vivan bajo este tipo
    de ejercicio democrático serán juiciosos,
    responsables y solidarios, únicamente si se les da la
    oportunidad de serlo mediante su implicación en diversos
    foros políticos de deliberación y decisión.
    Y por lógica
    se tiene que cuantos más ciudadanos estén
    implicados y sean incluidos en estas formas de procesos, mayor
    será la fortaleza de la democracia, la optimización
    del sistema permitirá que este funcione más
    eficientemente, la legitimidad se incrementara e, igualmente,
    mayor será su capacidad para controlar al gobierno e
    impedir sus abusos. La participación permitirá
    contar con mejores ciudadanos, mejores personas e individuos. Les
    otorgara la posibilidad de traducir en términos
    públicos sus deseos y aspiraciones, incrementará e
    incentivará la empatía y la solidaridad,
    permitirá que en la palestra publica los ciudadanos
    argumenten racionalmente ante sus iguales y asumir
    responsablemente las consecuencias de las decisiones. Tales
    efectos beneficiosos de la participación se conjugan con
    la propuesta de la democracia y sus prácticas.

    Expresado de otra manera se puede notar que existe una
    conexión interna entre participación, democracia y
    soberanía popular, por un lado, y derechos, individualismo
    y representación, por otro. Ejemplo es el hecho de que
    estas últimas constituyen las condiciones
    legal-institucionales bajo las cuales las variadas formas de
    participación y deliberación política
    conjunta pueden hacerse efectivas. Así pues, la
    participación adopta un nuevo matiz en el que se
    contemplan sus efectos positivos en la creación de mutuo
    respeto, de comunalidad, de confianza interpersonal, de
    experiencia en la negociación, de desarrollo de valores
    dialógicos, de habilidades cognitivas y de juicio; en
    definitiva, de auto desarrollo
    personal en la las variadas plazas públicas que la
    democracia pone al alcance de los ciudadanos. Permitiendo al auto
    desarrollo entrar en los parámetros de la moral social y
    permite la reflexión ética.

    La tendencia contemporánea para muchos sistemas
    democráticos esta en la necesidad de reforzar los
    movimientos ciudadanos de la sociedad civil y los nudos
    cívicos que ésta red crea. Los
    demócratas participativos aspiran a seguir y consolidar
    esa línea y a construir nuevos y variados ámbitos
    de participación democrática institucional y no
    institucional. De hecho, existe
    evidencia empírica de que el retrato del ciudadano
    ofrecido por el liberal-conservador no es del todo exacto. No es
    que la apatía sea funcional, es que no hay que confundir
    un seguimiento «de segundo orden» de la
    política con mera pasividad. En las circunstancias
    adecuadas, los ciudadanos reaccionan y se movilizan en defensa de
    sus intereses políticos y de lo que creen justo o
    necesario.

    La débil voluntad de participación como
    sucede a menudo en los países de Latinoamérica, permite realizar un
    análisis sobre los defectos que presenta el sistema, pues
    la utilidad de la
    participación para los ciudadanos no siempre es evidente,
    ya que estos han interiorizado que la participación
    democrática se da solamente el momento del sufragio,
    reduciendo al mínimo la expresión de la democracia
    y dejando entre ver la poca educación y la poca cultura
    política en la que están adscritos. Así
    pues, cuanto mayores sean las expectativas de que la
    implicación política obtendrá resultados,
    mayor será la participación. Por último, el
    pluralismo de intereses y opiniones existente en nuestras
    sociedades hace que la participación no siempre deba
    seguir la senda institucional, por el contrario permite tomar una
    posición en el amplio panorama del horizonte
    participativo, muestra de ello esta en realizar una rápida
    mirada por los ámbitos que no necesariamente están
    relacionados con políticas de índole institucional
    que acogen las aspiraciones políticas ciudadanas, como
    cuando en otros lugares (los partidos, por ejemplo) ya no parecen
    ser los apropiados para hacerlo, ya que existe una creciente
    fuerza popular que deja como resultado la poca credibilidad en
    los mismo.

     Así pues, la participación en la
    tradición democrático-participativa no debe ser
    entendida en términos exclusivamente institucionales o
    ligada de manera excesiva a los partidos como canales de
    participación, apreciación la cual hace ya mucho se
    desvirtuó, sin embargo, esta posee un valor esencial que
    es los mecanismos de educación cívica, pese a las
    dificultades de convertir en prácticas institucionales lo
    que se extiende a otros ámbitos no institucionales de
    tomas de decisiones tenemos a quienes opinan que esos nuevos
    lugares de participación, tales como el movimiento
    feminista o el movimiento ecologista, pueden resultar de enorme
    importancia para el desarrollo de una ciudadanía crítica
    y con capacidad de juicio autónomo, para el
    fortalecimiento de la sociedad civil y la consolidación de
    la capacidad que desarrollan las organizaciones
    para interlocutor ante las instituciones, es decir, el desarrollo
    de Su capital
    social.

    Y la Asamblea Constituyente de Antioquia ha permitido
    que se genere capital social y se consolide el tejido social,
    esta obedece al juicio que se hace aun más fuerte cuando
    el movimiento es abanderado por la autonomía personal que
    por consiguiente se convierte en el factor común que es
    recogido en forma de movimiento y no pierde su carácter
    autónomo, tanto del movimiento como desde el
    individuo.

    La Asamblea recogió todas aquellas iniciativas
    que se venían gestando, aplicando o trabajando en el
    departamento, para articularlas en una sola, lo cual se
    convirtió en valor agradado y la capacidad instalada del
    Plan Congruente de Paz, ya que este planteo un problema que ha
    sido llevado a la instancia máxima donde han participado
    varios movimientos, lo han madurado de tal forma que dejo de ser
    un juicio de movimiento y se convirtió en el juicio de la
    ciudadanía asamblearia, que ha desarrollado profundamente
    la critica de nuestros coterráneos y se canalizo en un
    nuevo espacio de deliberación democrática, donde
    los movimientos y los individuos no solamente llegan sino que se
    empolleran y saben canalizar este empoderamiento en el lugar que
    ellos consideran mas apropiado.

    CONCEPTOS
    GENERALES

    Vernon Lee Fluharty, en su libro La
    danza de los
    Millones realiza un análisis correspondiente al papel de
    la sociedad civil en la época del gobierno de Laureano
    Gómez "Todo lo que se desencadeno en aquel entonces no fue una
    guerra civil, pues no existía un frente de batalla no
    había una coordinación ni una visión militar
    hacia la conquista del poder, la violencia desbordaba la en lo
    económico y se manifestaba rompiendo la solidaridad y los
    graves fenómenos que acarrea al desplazo del centro de
    gravedad, pues el centro de gravedad política que era la
    zona rural se redujo a un tema de identidad partidista, y mas
    preocupante aun es que los gremios imponían sus
    necesidades y las hacían ver como si fueran de los
    demás reflejándolas y abanderándose como los
    representantes de una sociedad civil."

    Se ha vuelto muy común en Colombia hablar de la
    "sociedad civil", aunque de manera confusa y abstracta, hasta el
    punto que una pequeña élite, conformada en lo
    esencial por representantes de los gremios económicos y de
    algunas instituciones, los que al fin y al cabo son parte del
    bloque de poder dominante, se arrogan de forma abusiva la
    representación en ocasionales eventos de paz y
    hasta en contactos con los jefes paramilitares. 

    El concepto de "sociedad civil" se ha venido discutiendo
    hace ya tiempo, en nuestro país se reactivo esta
    discusión en una forma más generalizada por las
    conversaciones del ELN con otros sectores de la sociedad civil,
    esta discusión no se da solamente en el sentido
    político sino también filosófico; y como ya
    puede resultar común en nuestro país, pareciera que
    no hay un punto de acercamiento y menos de unidad de lenguaje. Para
    el ya retirado excomandante de las Fuerzas Militares, general
    Bonett Locarno, "En Colombia la sociedad civil no existe. Eso si
    que es una entelequia" Para la Iglesia, los
    industriales -agrupados en los "gremios"- y los sectores de la
    tendencia socialdemócrata la sociedad civil son ellos,
    encontrándose con que a ese cognomento le hace el juego
    una parte de la insurgencia, quizá por la confusión
    que pueden entrañar dos términos parecidos, pero en
    ningún momento iguales: Sociedad civil y población
    civil.

    La temática sobre el concepto es compleja, pero
    ello no implica que sea difícil de dilucidar, es
    comprensible que para algunos sectores de la población,
    más precisamente en los gremios económicos, los
    estratos altos y para la clase gubernamental, llegar a realizar
    una praxis en el
    exacto sentido del contenido y las formulaciones que datan desde
    el siglo pasado resultaría por demás
    inconsecuentes.

    "Fue Hegel, siguiendo
    el precedente de los fisiócratas del siglo XVII, quien
    formuló (en su Filosofía del Derecho) la tesis de
    la "sociedad civil", basándola en la función de la
    estructura y la superestructura de las formaciones
    socio-económicas. Karl Marx en su
    Introducción General a la Crítica de
    la Economía
    Política retoma el concepto, fundándolo en la
    esencia de la economía. Lo desarrolla en La
    Cuestión Judía, Ideología Alemana, Crítica del
    Programa del
    Gotha y otras más. La sociedad civil -es para Marx- el conjunto
    de la estructura económica y social en un período
    determinado; se refiere a la concepción hegeliana de la
    sociedad civil que incluye el complejo de las relaciones
    económicas y la formación de las clases
    sociales".

    Mas tarde el concepto seria retomado y reelaborado por
    Antonio
    Gramsci, quien realizaría un profundo análisis
    de la propuesta de Marx y Hegel, Gramsci dejaría sentada
    su percepción en los escritos que se conocen
    con el nombre de Cuadernos desde la Cárcel, él que
    la sociedad civil es "el conjunto de los organismos vulgarmente
    llamados privados… que corresponden a la función de
    hegemonía que el grupo dominante ejerce en toda la
    sociedad". Esta va en contraposición con la sociedad
    política (el Estado, en sentido estricto) en la cual se
    encuentran sus cimientos y principios básicos. Sigue
    desarrollando su teoría dentro del concepto más
    general sin perder de vista el conocimiento histórico en
    el que se desenvuelve la masa social, resultando de manera
    beneficiosa para las clases subalternas.

    Las funciones que le atañen al Estado como
    sociedad política, permite realizar un análisis
    según lo expuesto en el párrafo
    anterior frente al ejercicio de la coerción, respecto a
    las instituciones sociales, componentes que al dividirlos
    arrojarían un resultado amorfo de la asociación de
    los ciudadanos. La sociedad civil que para este caso seria el
    órgano rector que permite la reflexión ética
    comienza por analizar sus componentes esenciales y la
    disección histórica. Permite Lo anterior poner de
    acuerdo a los teóricos para comenzar a comprender que la
    sociedad civil aparece en un momento determinado, en el
    período final del absolutismo,
    cuando se logran concretar en la actividad humana los estamentos
    y las corporaciones; y que la misma se profundiza con el
    advenimiento del capitalismo y el surgimiento de las
    organizaciones privadas (sindicatos,
    asociaciones, gremios, etcétera), que directamente no son
    controladas por el Estado.

    La lucha entre la sociedad civil (organismos privados) y
    la sociedad política (Estado) se presenta en varios
    niveles, en los cuales las dos formaciones se imbrican lo que no
    implica que en algún momento dado una pueda cumplir
    perfectamente las funciones que le corresponden a la otra. Caso
    similar seria el del parlamento que es en una de sus formas
    sociedad política y a la vez sociedad civil. Respetando el
    sentido de la opinión
    pública. Otro ejemplo corresponde al de los partidos
    que son sociedad civil y también sociedad política
    cuando asumen el control del poder y pueden ejercer la
    "acción o dirección militar" para el mismo
    objetivo.

    Encontramos igualmente el caso de los credos religiosos,
    mas concretamente el de la Iglesia, que como institución
    ha venido durante largo tiempo desempeñando ambas
    funciones, que para la mayoría de sus veces predomina
    más el carácter político y recientemente el
    de sociedad civil. Análisis que también se puede
    realizar para los grupos ilegales armados, que se organizan
    dentro de la sociedad civil aprovechando las coyunturas
    integrándose luego al Estado superada la etapa
    coyuntural.

    La sociedad civil es gran protagonista si se encuentra
    en una forma estatal como lo es el liberal, el de derecho o el
    social de derecho, a un que en este tipo de Estados se pueda
    percibir cierto tipo de controles a las agremiaciones o sectores
    que la conforman, ejemplo de ello esta en el seguimiento que se
    le hace a los medios de información, los sectores
    populares, sindicatos, mutuales, cooperativas y
    demás. Por el contrario representaría una menor
    influencia en Estados como los autoritaristas, totalitarios,
    entre otros, las funciones de este tipo de Estados limitan la
    participación, encasillan a la sociedad civil un simple
    aditamento, muchas de estas sociedades incluso llegan a
    pigmentarse de caracteres fachista, que luego pasan a ser el
    control de la sociedad política. Es determinante para la
    formación de la sociedad civil el sentido de
    pertenecía, el manejo de la realidad, el interés
    por las diferentes decisiones políticas, el reconocer su
    historia, esto permite construir unos buenos cimientos para la
    edificación de la misma e incluso resulta determinante
    para la reestructuración de la sociedad.

    La sociedad civil Antioqueña organizada en la
    mayoría del territorio en formas de asambleas
    constituyentes, ya sean departamentales o municipales, demuestran
    la construcción de un tejido social que esta comenzando a
    hilarse en Colombia, ello implica por obviedad que como sociedad
    civil están dando estas formas de construcción,
    pues son los gremios, sindicatos, la iglesia, negritudes,
    indígenas, las mujeres, los gays entre otros, quienes
    aportan a la construcción de las asambleas como ejercicio
    social, pero estos van de la mano del los estamentos
    gubernamentales quienes avalan procesos y por ende son
    legitimados.

    Para el caso Antioqueño nos encontramos que al
    reunir a todos los sectores y territorialidades, e incluso a los
    grupos armados, con el fin de darle solución a un problema
    ya planteado – que no resulta ser en su totalidad el del
    conflicto armado- sino otras causas que generan la violencia muy
    diferentes a la guerra vivida en la actualidad, demuestra el
    poder de cohesión que se ha generado en la región,
    se convierte en un proceso de sociedad civil.

    Prueba fehaciente de todo lo anterior es que la
    administración construyó una red de
    participación donde las administraciones municipales, las
    ONGs, y las organizaciones comunitarias ha promovido procesos
    donde se han construido 117 comités de impulso y/o centros
    de entrenamiento
    para la democracia, construcciones que ha allanado el camino para
    llevar a acabo las realizaciones de las asambleas Constituyentes
    Municipales, este tipo de construcción también da
    resultados como los de la construcción de agendas
    ciudadanas de paz y convivencia, con ejes que comprendían
    la: Inversión social y desarrollo, gobernabilidad local y
    legitimación del Estado, cultura de paz y
    conflicto armado y desplazamiento.

    Por largo tiempo se ha creído que el no estar en
    un estado pacifico es culpa del Estado al no encontrar la manera
    de darle solución a la problemática actual y que
    este es el único que lo puede lograr, en el Plan
    Congruente de Paz es del pensamiento que este tipo de labor no
    solamente le corresponde al gobierno, sino que involucra a Cada
    uno de los miembros de la región y por lo tanto abre una
    nueva posibilidad a la participación donde se recogen las
    acciones y se conjugan en la Asamblea Constituyente de Antioquia
    La Asamblea Constituyente de Antioquia puede ser tomada como un
    proceso de acción directa noviolenta, además se
    encausa en la formulación de políticas publicas que
    estén enmarcadas en el problema de la convivencia y el
    desarrollo, adicionalmente formula un conjunto de decisiones
    relevantes donde confluyen La sociedad y el gobierno que por
    mandato constitucional adoptan el carácter de
    política publica de Estado, y también encontramos
    que se inscribe en los lineamientos de pacto social.

    Es de tener en cuenta que Antioquia no es el
    único departamento donde se realizan ejercicios
    democráticos constituyentes, es conocido el de Mogotes
    como ente municipal y el de Cauca, Tolima, Nariño y la
    Guajira, estos otros departamentos que se encuentran o comienzan
    a realizar su proceso constituyente, tienen bien definida su
    operatividad, estructura y aplicabilidad; pero les hace falta un
    componente de carácter pedagógico, pues lo que se
    pudo investigar es, que estos procesos son soportados
    básicamente desde la jurisprudencia constitucional.
    Veremos pues los casos de Nariño y el Tolima, que como sus
    mismos miembros lo promulgan, casi no presentan relevancia para
    el orden nacional por ser "departamenticos", he
    aquí una nueva diferencia entre los departamentos, no
    pretendemos exaltar el carácter de regionalismo paisa,
    sino que por las diferencias geográficas y las
    autonomías departamentales, resulta inherente que se
    presenten este tipo de comparaciones entre los diferentes
    procesos.

    Pero entre los departamentos y sus asambleas no existen
    solamente diferencias, se encuentran semejanzas como las de los
    procesos de convocatoria y demás formas en común,
    pero es de resaltar que todas piden procesos de descentralización, por ejemplo Tolima
    maneja la idea de Estados federados, republicas independiente en
    el caso de Nariño y Estados autonómicos que es la
    propuesta de Antioquia, también se encuentran en el punto
    que la paz no se fomentara por la vía del sometimiento
    forzado del enemigo, tampoco que esta es la ausencia de la guerra
    y se propende por los diálogos regionales, con o sin la
    venia o el beneplácito presidencial.

    LA NO VIOLENCIA COMO COMPONENTE
    PEDAGÓGICO

    En nuestro medio recientemente se popularizo el termino
    de noviolencia, aun existiendo como forma de lucha contra la
    violencia desde tiempo atrás, el no saber que
    realizábamos actos de carácter noviolento, no
    quería decir que ella no existiera, nuestra miopía
    a la hora de encontrar formas para la protesta, la denuncia
    publica, la objeción fiscal o de conciencia y
    desobediencia y resistencia
    civil, siempre finalizaba en una acción violenta. Es
    frecuente escuchar el argumento, que la noviolencia está
    muy bien pero que sólo es posible utilizarla como medio de
    lucha y de resistencia frente a regímenes
    democráticos, sensibles a los valores
    humanos. Gandhi, Luther King combatieron contra ingleses y
    americanos, es tal la atracción que nuestra cultura
    atribuye a la violencia, nosotros lejanos espectadores
    occidentales, apenas nos llegan del otro lado del océano
    otras luchas que no sean la guerrilla. Pese a su escaso
    éxito, aunque se ha intentado en casi todo el continente,
    pocos somos capaces de ponerla en cuestión como forma de
    lucha o al menos de saber que coexiste con ella otra forma que,
    por desconocida, no deja de ser tan arriesgada y
    valiosa.

    Caemos así en un análisis simplista y en
    una adoración al Che Guevara o
    Camilo Torres que nos impide cualquier otra visión que no
    sea la del enfrentamiento entre un ejército y una
    guerrilla, dejando fuera de combate al menos a dos tercios de la
    población, los indios y las mujeres, ya que los primeros
    por su forma de vida y su estructura son ajenos al
    análisis marxista y al uso de las armas, las segundas
    aunque existan pocas combatiendo, el resto comprende la
    importancia que ellas tienen al ser las portadoras de vida, pues
    la consigna de las mujeres de negro hacen alusión al
    promulgar que ellas "no parirán hijos para la
    guerra".

    "La Noviolencia es para optimistas y
    no para pesimistas. Pero para optimistas inteligentes. Tampoco es
    para ingenuos o para idólatras orillados a una especie de
    nueva secta de ángeles. ¡Vivimos en el mundo en que
    vivimos! Podemos y debemos seguir haciéndole
    críticas de lo que no nos gusta, de lo que es injusto y
    despreciable, somos personas, esto es: ni ángeles, ni
    demonios, somos seres en construcción, no concentramos la
    pureza química
    de la maldad o de la bondad; nos hacemos y nos hacen, tomamos
    decisiones y los demás nos observan y nos juzgan como
    semejantes que somos. Podemos seguir pensando y
    lamentándonos de lo descorazonador que es y está
    todo, pero como noviolentos hay que confiar –fíjense
    que no digo creer que es aceptar sin pestañear-, confiar
    en la capacidad innata para aprender, para superarse, para
    perfeccionarse, para mejorar, no como una creencia sino como un
    reflejo de la factibilidad de
    nuestras frágiles verdades y de nuestras no menos
    frágiles vidas. ¡Este es el optimismo
    antropológico de la Noviolencia! La valentía de
    aceptar que no todo está hecho, no caer en la fatalidad de
    que nada se puede hacer o cambiar. Antropológico, no
    sólo por la biología humana que
    nos dota de futuro para desarrollar muy libremente nuestro
    patrimonio
    genético, sino también desde el punto de vista
    cultural, como seres humanos la cultura nos dota de
    apéndices para llegar mas allá, para superarnos,
    para aprender qué es ser humano.

    Los elementos promulgados por la noviolencia que parten
    de la existencia de un desequilibrio en el poder el cual puede
    ser superado equilibrando las partes a través de la
    acción directa con la pretensión de fortalecer la
    parte débil para llegar al momento de la
    reconciliación en igualdad de condiciones, basando su
    incremento de poder centralizándose en la acción
    directa siendo el fin de esta crear una nuevas bases de poder,
    tocando al status quo previniendo la violencia y manteniendo el
    postulado de la prevención de la misma a lo largo del
    tiempo.

    En cuento a la
    resolución
    de conflictos que también parte por el desequilibrio
    de poderes encuentra en la mediación las condiciones a
    través de procesos para obtener soluciones equitativas,
    centrando su fin en encontrar soluciones por la vía del
    consenso, tomando medidas para sostener la solución
    encontrada al conflicto por medio del desarrollo, la planificación y el empoderamiento. Tomando
    de ambas formas de tratar la violencia sus semejanzas y
    diferencias, obteniendo de ello la teoría de la
    transformación de conflictos pues esta trabaja sobre las
    fuentes
    sociales y políticas del conflicto y transforma la
    energía negativa en energía positiva para el cambio
    social y político.

    La noviolencia es entendida como una ciencia social
    por que contiene una filosofía que contiene principios y
    es sustantiva, un método por sus pasos y el
    carácter proactivo arroja unos resultados que al aplicar
    una serie de pasos concomitantes llevan al resultado esperado, es
    decir, que al aplicar sus principios y pasos arroja resultados
    predecibles. Todo lo anterior es un conjunto de variantes que
    fortalecen a los movimientos y estos son denotados como
    noviolentos, la filosofía de la noviolencia no busca
    oprimir o derrotar al adversario, sino ganarlo pero
    convenciéndolo sin ejercerle violencia alguna, se
    diferencia de la no violencia por que en ella exista una ausencia
    de la misma, es tomada como una apreciación y no un
    concepto, ya que describe un comportamiento, por lo tanto es adjetiva. Por el
    contrario la noviolencia es una forma sustantiva ya que se
    convierte para muchos en una forma de vida, pero no tiende a caer
    en el fanatismo, es vista como un antídoto a la paz negativa y al contrario
    de la no violencia, la noviolencia no permite que la violencia la
    detenga.

    Martín Luther King, en su estudio de la violencia
    se encontró a Hegel y de este rescato la
    dialéctica, pues tomo la tesis, la síntesis y la
    antitesis para explicar a un mejor la noviolencia y como esta
    actuaba, King ubico las verdades de las situaciones en dos polos;
    la tesis (violencia) y la antitesis (no violencia), realizo un
    análisis en conjunto y como resultado ya en una
    análisis completo tomo la síntesis (noviolencia)
    como un enfoque o estrategia para abordar el conjunto.
    Además en su análisis de la forma en que las
    persona tienden a resolver sus conflictos King se encontró
    con que estas canalizaban sus agresiones hacia las personas, los
    cual devenía en agresión, pero que si se
    revertía este proceso de encausar la agresión hacia
    las condiciones, lo que se obtenía era la
    reconciliación.

    La noviolencia como eje transversal y pedagógico
    de un plan de gobierno fue mal visto por varios ciudadanos,
    quienes no lograban asimilar la idea de que una
    institución gubernamental adoptase una filosofía la
    cual se conocía como para atacar a los Estados opresores,
    e incluso se veía de forma cínica que quien tiene
    el monopolio de
    las armas andará pregonando la noviolencia, pero lo que
    nunca se reflexiono fue el porque otros no apelaron mucho antes a
    este tipo de filosofía para tratar el conflicto, que
    quienes alguna ves fueron violentos y hoy pregonan la noviolencia
    también usaron armas, que el saber usar un arma lleva
    impregnada la responsabilidad de hacer uso de ella, y que es
    inherente a los Estados y a los Gobiernos ejercer el uso legitimo
    de las armas.

    Y existe una critica aun más acérrima y es
    la de convertir una filosofía en una alternativa
    política, pero acaso la paz no es un derecho de
    obligatorio cumplimiento, y el Estado debe salvaguardarla para
    bien de todos sus súbditos, pero realizándolo de
    forma tal que no implique el mantenimiento de un estatus quo o un
    Gobierno pacificador y no pacifista. Al ser la paz un proceso
    dinámico y permanente que requiere de continuos esfuerzos,
    se convierte en una prioridad del sistema social, sistema el cual
    se encuentra instaurado por caracteres culturales, entre los
    cuales encontramos que la guerra no es una condición
    cultural humana y que los seres humanos no somos violentos por
    naturaleza.

    La noviolencia posee en si misma razones que le permiten
    instaurarse como una alternativa, esta cuenta con una
    metodología activa para influir en el curso y en el
    resultado de un conflicto, esto requiere de un trabajo activo,
    participativo y transformador, esto implica que el trabajo de
    la noviolencia es una forma de ejercicio que crea en el individuo
    un poder integrador y un empoderamiento ciudadano, pero este tipo
    de poder no es el del fusil o el del cañón ni
    tampoco ningún tipo de poder destructivo, de
    sumisión o subordinación, sino un poder entendido
    como una capacidad para la acción.

    "La noviolencia puede combinar la resistencia activa,
    incluyendo la desobediencia civil, con el diálogo;
    puede combinar la no cooperación, retirar el apoyo a un
    sistema de opresión, con el trabajo de construir
    alternativas en positivo. En algunas ocasiones, y como forma de
    comprometerse en el conflicto, la noviolencia intenta aportar
    elementos de reconciliación: reforzar el tejido social,
    dar poder a quienes se encuentran en los márgenes de la
    sociedad e implicar a gentes de distintos bandos a la hora de
    buscar una solución. Aún cuando no sea posible
    alcanzar tales objetivos de modo inmediato, nuestra noviolencia
    nos mantiene firmes en la determinación de no destruir
    nunca a otras personas." La investigación en los
    países de occidente sobre la noviolencia se concentra en
    el impacto que tiene la acción noviolenta sobre sus
    adversarios pero reconoce la necesidad del empoderamiento y la
    descentralización de la noviolencia como base para el
    empoderamiento.

    ELEMENTOS PARA UNA SOCIEDAD
    PARTICIPANTE.

    SOBRE EMPODERAMIENTO
    CIUDADANO

    El empoderamiento ciudadano significa transformar las
    relaciones de poder (entendido este como el incremento de la
    capacidad de influencia) a través de la
    transformación de uno mismo, de las relaciones sociales y
    de la cultura.

    El empoderamiento social significa que las personas
    vuelven a recuperar su poder para influenciar y diseñar su
    situación de vida, en contra de la exclusión, para
    la participación democrática la paz y los derechos
    humanos.

    SOBRE CONTROL
    SOCIAL

    El control social a la gestión pública es
    una forma de participación que permite a los ciudadanos
    influir en las condiciones de modo, tiempo y lugar en que se
    desarrolla el proceso de gestión pública con el fin
    de regularlo, orientarlo y reorientarlo hacia el logro de los
    objetivos propuestos, la eficiente y transparente
    utilización de los recursos, la prestación
    equitativa de los servicios.

     El control social supera la simple
    fiscalización posterior a la inversión y se
    constituye en proceso de inclusión permanente de los
    ciudadanos y organizaciones en los diferentes momentos del
    proceso de gestión pública.

    El control social enmarcado dentro de la política
    pública de democratización del estado, se convierte
    en recurso y escenario de regulación de las actuaciones
    gubernamentales frente a lo que es de interés
    público.

    CONCLUSIONES

    • En efecto, como ya es claro a estas alturas, el
      programa de educación cívica democrático y
      participativo como el Plan Congruente de Paz y las Asamblea
      Departamental Constituyente son fuertemente valorativos y
      morales. Aspira a la formación de un tipo muy
      específico de ciudadano, con rasgos extraordinariamente
      peculiares: autonomía, deliberación, juicio
      político y empoderamiento.
    • La seguridad democrática tiene mucho que ver
      con la normativa de los derechos humanos. Es más: la
      seguridad democrática se inscribe y forma parte de los
      mismos derechos humanos. Este es el valor de esa normativa. El
      Estado democrático, de derecho y social de derecho se
      defiende, tanto a corto, o mediano como a largo plazo, a
      través de métodos que respeten el principio de la
      identidad del valor de los mismos derechos humanos. De esta
      manera, el Estado se está defendiendo con métodos
      que aseguren su sostenibilidad, para el bien de todos los
      miembros de la nación.
    • Una visión integral del binomio Legitimidad –
      Eficacia implica entender la legitimidad tanto como la
      capacidad del régimen de promover actitudes
      positivas hacia el sistema político, como para crear
      estrategias para el ejercicio de una ciudadanía plena,
      sin exclusiones. Eficacia entendida tanto como el incremento de
      los niveles de racionalidad y eficiencia del Estado en torno a
      su funcionamiento y puesta en práctica de las
      políticas públicas, como en dirección a
      garantizar crecientes niveles de justicia social y de
      disminución de la pobreza y la
      marginalidad.
      Esta perspectiva también implica dejar de lado la idea
      de que existe sólo un factor dinámico en la
      construcción de las condiciones para la gobernabilidad
      democrática. Exige volver la vista hacia el conjunto de
      los actores sociales y apostar a la capacidad de
      organización y de articulación de demandas como
      mecanismos para posibilitar la participación ciudadana
      más allá del voto y del control de la
      gestión pública, el fortalecimiento de la
      sociedad civil pasa a desempeñar un rol fundamental
      dentro del concepto de gobernabilidad.
    • En el trabajo realizado durante año y medio en
      el Plan Congruente de Paz, fundamentados en su componente
      pedagógico – la noviolencia – que contiene
      elementos políticos, sociales, religiosos,
      antropológicos, históricos entre otros nos llevan
      a la conclusión de que unos de los pasos y tal vez el
      más relevante – la acción directa
      es en el que enmarcamos la Asamblea Constituyente de Antioquia,
      por que antes de la acción se realizo:
    1. La elección de los Objetivos.
    2. Una forma de acción.

      Durante la acción:

      1. Se mantiene una postura activa.
      2. Se aplican técnicas Noviolentas.
      3. Se realiza en una comunidad definida.
      4. Se encuentra cohesión grupal.
    3. Una preparación técnica.

    Y como resultado de esta acción encontramos que
    la comunidad en ejercicio soberano contextualiza una crisis con
    un trasfondo de grandes problemas de orden estructural, esta
    enfrentando dos retos:

    1. Reducir la violencia.
    2. Configurar un proyecto colectivo de
      región.

    Donde todos sus habitantes enfrentan las carencias del
    pasado y las radicales transformaciones económicas,
    sociales, políticas y ambientales. Que arrojara como
    trascendental consecuencia una política
    social de paz emanada por el constituyente
    primario.

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    OSCAR IVAN MUÑOZ GIRALDO

    Sociólogo – U de A

    UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

    MEDELLÍN

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