Descubra cómo se expresan las
relaciones de poder por
medio del discurso
gestual,
de la disposición espacial de
personas, muebles y objetos y del paralenguaje
- Resumen
- Precisiones
conceptuales - Fundamentos
- Campo
kinésico - Campo
proxémico - Campo
paralingüístico - A manera de
conclusión
La Semiología del Gesto comprende tres campos de
estudio: 1º) la kinesia: estudia el discurso gestual en el
seno de la vida social; 2º) la proxemia: estudia las
relaciones actitudinales expresadas en la distribución espacial de personas, objetos
y mobiliario; y 3º) la paralingüística: estudia
el conjunto de signos
fonéticos que expresan actitudes,
tales como los silencios, el relieve
elocutivo (variaciones en el volumen, tono y
ritmo o velocidad),
reiteraciones y silencios. Todo ello, aplicado a los procesos de
negociación y mediación, los optimiza
notablemente.
- ¿Sabe, usted, cuántas negociaciones y
mediaciones pudieron ser menos escabrosas y más breves
si se hubiese atendido a la Semiología del Gesto?
¿Y cuántas otras que no concluyeron felizmente
habrían llegado a la tan ansiada firma buena? La
Semiología del Gesto nos permite descubrir el mapa de
poder que subyace oculto en toda negociación o
mediación, y cuyo desconocimiento, simplemente, hace del
arte de
negociar un ejercicio meramente intuitivo. A
continuación, haremos un desarrollo
de las aplicaciones de esta ciencia en
los procesos de negociación/mediación, partiendo
de algunos conceptos ya establecidos en unos casos, y en otros,
dado que como ciencia apenas se está conformando, de
conceptos desarrollados por este servidor. No ha
sido mi intención hacer un artículo con
abundancia de motas bibliográficas, sino de más
fácil lectura.
La Semiología del Gesto (SG) es una ciencia en
ciernes, iniciada fundamentalmente en Estados Unidos
durante los años 60 del siglo XX (aunque no con esta
denominación, sino bajo el nombre kinesia, y con un campo
de estudio más restringido: solo el gesto), y cuyo objeto
de estudio es el discurso no verbal como una unidad
comunicológica, como un producto
lingüístico.
Aunque se suele confundir SG con Kinesia (hasta hace
poco yo participé de esa confusión), a mi entender,
aquella comprende tres campos fundamentales de estudio: 1º)
la kinesia: estudia el discurso gestual en el seno de la vida
social; 2º) la proxemia: estudia las relaciones
actitudinales expresadas en la distribución espacial de
personas, objetos y mobiliario; y 3º) la
paralingüística: estudia el conjunto de signos
fonéticos que expresan actitudes, tales como los
silencios, el relieve elocutivo (variaciones en el volumen, tono
y ritmo o velocidad), reiteraciones, chasquidos, onomatopeyas
(representaciones por medio de sonidos, como el tic-tac del
reloj), siseos, etc.
Como podrá notarse, la SG no se ocupa del
discurso verbal, de las palabras, sus relaciones y significados
(de esto se ocupa ampliamente la lingüística), sino de tres aspectos no
verbales: la relación gesto-significado, la
relación cuerpo-espacio y la relación
paralenguaje-significado. Falta añadir que un 70% de toda
comunicación oral está cifrado no
verbalmente, y apenas el 30% restante es discurso verbal, y que,
además, el discurso verbal no es confiable porque resulta
fácilmente falsificable, en tanto que el discurso no
verbal suele ser, por su origen inconsciente, mucho más
auténtico.
2.1. La expresión gestual como
código
Toda lengua o
código
posee un sistema
conformado por signos y normas, por
signos que elegimos y por normas que nos dicen cómo
combinar esos signos. Al inventario de
signos, lo denominamos técnicamente paradigma, y
su expresión más típica son los diccionarios y
glosarios. La utilización de los signos, conforme a unas
normas, se la conoce como sintagma, y su expresión
más típica es la oración. La SG, desde el
campo de la kinesia, considera la expresión gestual como
un código, compuesto de signos gestuales y de unas reglas
para su utilización; en tal sentido, cada signo gestual
tiene un significado (semántica particular), y al reunirse con
otros signos en una frase gestual, haciendo sintaxis
kinésica (conexión de signos), la suma de las
semánticas particulares da un resultado más global,
un sentido más completo: la semántica
kinésica.
Para la correcta interpretación del discurso gestual, es
preciso reunir varios gestos (sintaxis kinésica) que
apunten hacia un mismo significado global (semántica
kinésica); en el caso contrario, será muy
difícil llegar a una interpretación conclusiva; por
ejemplo: si pregunto a alguien si vendrá mañana a
mi casa, y al responder se toca sutilmente el lóbulo de la
oreja, solo tendré un signo cuya semántica
particular es ‘mentira o inseguridad’; solo cuando tenga varios
signos gestuales (sintaxis kinésica) apuntando al mismo
significado de ‘mentira o inseguridad’, tendré
una semántica kinésica que me garantice la correcta
interpretación del discurso gestual.
2.2. Advertencias
La experiencia con otras personas en cursos, talleres y
conferencias, tanto como la propia, me ha confirmado que en el
primer contacto con la SG las personas se obsesionan con el tema,
y generan una suerte de paranoia escrutadora, que los conduce a
desconfiar de todos a partir de los gestos que observan. Es
importante, en tal sentido, hacer algunas
advertencias.
Gestos extracomunicacionales. En toda comunicación oral, hay signos gestuales que
no corresponden a la
comunicación en sí misma; por ejemplo, cruzarse
de brazos podría significar rechazo al interlocutor como
signo intracomunicacional; pero como signo extracomunicacional,
podría estar significando que el emisor tiene frío
(generalmente las salas de negociación/mediación
utilizan sistemas de
aire
acondicionado, que convendría regular si observamos
esto). Hay que precisar, pues, si el signo pertenece a la
comunicación.
Muletillas gestuales y gestos locales. Así como
las personas hablan con ciertas muletillas, el discurso gestual
también se puede construir con muletillas gestuales;
así, por ejemplo, el toque de nariz suele significar
‘inseguridad o mentira’, pero en algunas personas es
solo una muletilla, una suerte de hábito sin objetivo; por
otro lado, los pueblos suelen tener gestos locales (lo mismo que
palabras locales, llamadas regionalismos), y estos signos locales
se construyen, generalmente, como sinónimo de comodidad
existencial al sentirse asertivamente como parte de una comunidad
idiosincrásica; así, por ejemplo, el cruce de
brazos en España no
significa ‘bloqueo’, sino comodidad social; en
Venezuela, es
típico el cruce de tobillos debajo de la silla o al
frente, y no significa ‘bloqueo leve’, sino comodidad
social. En consecuencia, debemos detectar cuáles son esos
pocos gestos locales con los que expresamos comodidad
existencial, y que pudieran ser tenidos ingenuamente por
negativos.
No juzgar. En la formación de recursos
gerenciales solemos decir que la información de primera calidad permite
tomar decisiones también de primera calidad, y la SG nos
puede proporcionar una información de mucha calidad y
confiabilidad; así que, por ejemplo, si descubrimos en un
proceso de
mediación que alguien miente, no lo juzguemos y
condenemos: tomemos esta información como un dato
más, y tratemos de escudriñar la causa. Se trata,
sin más, de que asumamos la observación como un acto científico,
y no como una actividad doméstica, en la que seamos
susceptibles de tomar partido.
3.1. Nociones Generales
La Kinesia, como ya hemos dicho, estudia el discurso
gestual como una macrounidad, compuesta por unidades menores que
denominamos signos gestuales. Cada signo gestual tiene un
significado que expresa, generalmente, la actitud del
receptor frente al mensaje del emisor; así, por ejemplo,
si en una oferta de
venta, cuando
llego a la exposición
de la inversión monetaria, si mi interlocutor
efectúa la siguiente secuencia gestual: 1º) toque de
ojo, 2º)toque del lóbulo de la oreja y 3º) toque
de la nuca, sabré con toda seguridad que le
gusta el producto, pero no el precio, de
modo que ha llegado la hora de proponer el plan de financiamiento
a crédito.
Cada signo gestual del ejemplo significa
‘rechazo’, pero no me basta tener un signo: necesito
una cadena de signos. Cada signo apunta a un significado que
denominamos semántica particular, pero la semántica
particular no basta, así que preciso reunir varios gestos
con la misma semántica particular, para tener una
semántica más global que definimos como
semántica kinésica o campo semántico. En el
ejemplo, los tres signos gestuales pertenecen al campo
semántico ‘rechazo’. Mientras más
signos gestuales tenga un campo semántico, menos dudas
habrá de la confiabilidad. ¡Claro! A veces
habrá signos tan fuertes que no exigirá el campo
semántico de muchos más.
Esta cadena de signos se denomina sintaxis
kinésica, y su lógica
es más bien reactiva, pues la secuencia de gestos (efecto)
obedece a la secuencia en el discurso del emisor (causa); por
consiguiente, si en una charla de ventas estoy
mencionando las bondades de mi producto, es probable que
aparezcan alternados gestos de interés
con gestos de rechazo, en cuyo caso, la habilidad estriba en ir
registrando no solo la relación causa-efecto, sino la
relación signo-campo semántico.
3.2. Catálogo de Signos
Gestuales
A propósito de un proceso de
negociación/mediación, podemos trabajar varios
campos semánticos, organizados por las antinomias autoridad/servicio,
aceptación/rechazo, sinceridad/insinceridad.
¿Cómo nos puede ser de utilidad el
conocimiento de este catálogo de gestos en un proceso
de negociación o mediación? En primer lugar, debo
hacer el mapa de las relaciones de poder, a partir del campo
autoridad/servicio, para saber exactamente cómo afecta al
proceso las actitudes de rivalidad, dominio,
colaboración o autohumillación, lo que me
permitirá hacer más agradable, y, por ende,
más corta, la negociación. Luego, debo precisar
puntualmente las expresiones de rechazo y aceptación, con
lo que podré conducir mejor la aceptación de un
trato justo; por último, registrar la sinceridad o
insinceridad en las preguntas formuladas, para tener seguridad
final de que la firma no solo es justa, sino sólida, o…
simplemente, el acuerdo pronto será irrespetado. Por
supuesto, estas tres instancias no son consecutivas, sino
simultáneas.
Gestos de Autoridad. Estos se expresan desde el saludo
con el apretón de manos: la palma abajo y el brazo tenso o
simplemente semiarqueado, con cierta inclinación hacia
atrás de la cabeza. La fuerza (tono)
con que se aprieta nos revela el carácter (fuerte, moderado o débil).
Las manos cruzadas atrás, mano con mano, revelan autoridad
y supervisión. La ojiva del poder (mano
contra mano, tocándose solo los dedos, como un arco, al
frente del pecho; similar al gesto de rezo) expresa poder, tanto
más cuanto se abra frecuentemente. En una
negociación/mediación, la aparición de estos
signos revela autoridad, poder, en quien los emite, y nos revela
a una persona proclive
al rol de jefe (podríamos, en una mediación,
encargarle el trabajo de
una subcomisión), de modo que, al dibujar mi mapa de
poder, debo estar claro en si chocan personas con discurso
gestual de poder.
Gestos de Servicio. Al saludar, la palma abajo y cierta
inclinación de la cabeza. A veces, el cruce de manos
adelante, mano con mano. La ojiva del servicio: en vez de apuntar
los índices hacia arriba (como en la ojiva del poder),
apuntan hacia al frente o hacia abajo. Las personas con este
campo semántico son proclives a ser subalternos y tienen
gran vocación de servicio, por lo que se les pueden
asignar tareas de colaboradores.
Gestos de Aceptación e Interés. Cuando la
persona mira atentamente, con las pupilas dilatadas, expresa
placer, y por ende, aceptación. Si coloca el índice
(o el índice y el dedo medio) sobre la sien, expresa sumo
interés; pero si se combina con el pulgar en la barbilla,
denota interés y análisis. Si coloca la palma abierta sobre
la mejilla (no la mejilla sobre la palma), significa
también interés. Cuando nuestro cliente nos
escuche afiliado a este campo semántico, no será
difícil conducirlo a una firma sólida.
Gestos de Rechazo y Aburrimiento. Si en una
mediación, cuando una parte expresa ciertos pareceres, la
contraparte escucha acariciándose el mentón,
estaremos en presencia de un rechazo muy crítico (porque
está analizando con una actitud negativa y de
superioridad). Si la contraparte se toca discretamente la nariz,
el lóbulo de la oreja, el párpado o la nuca
mientras escucha, el mediador deberá registrar este dato y
la causa que lo produjera, para tener claros los nudos
subyacentes del conflicto, y
proceder luego a su solución negociada. Recordemos que el
toque de nariz no es muy confiable, pues suele ser una muletilla
gestual vacía de significado. Si la contraparte escucha
con la mejilla descansando sobre la palma de la mano, o
tamborileando los dedos, o jugando con el lapicero u otro objeto,
estará diciendo que está aburrido, y tal vez sea
hora de hacer algo más dinámico.
Gestos de Sinceridad. Básicamente solo conocemos
dos: la mirada sostenida de manera asertiva y mostrar las palmas
de las manos, ambos signos mientras se habla, por supuesto. Lo
demás, podríamos decir de una manera
sistémica, la ausencia de gestos insinceros. No es
casualidad que se jure enseñando la palma de las
manos.
Gestos de Insinceridad e Inseguridad. Cuando una persona
oculta sus manos en los bolsillos traseros, puede estar
expresando insinceridad o inseguridad. Lo mismo, pero en mucha
menor intensidad, si ocurre con los bolsillos delanteros, solo
que este gesto suele ser una muletilla gestual, y, por ende, nada
confiable. Si en una negociación/mediación alguien,
cuando habla, se toca discretamente la nariz, el lóbulo de
la oreja, el párpado o la nuca, estará expresando
insinceridad o inseguridad (cuidado con la muletilla gestual del
toque de nariz). Si quien habla, está recordando,
deberá dirigir la mirada, como un flash (en unos
casos más largamente) hacia su propia izquierda; si
está creando, hacia su propia derecha, de modo que si
está recordando, aparentemente, porqué
empezó el conflicto de los linderos, y mira hacia su
propia derecha, sabremos que está creando el pasado (y el
pasado no se crea, se recuerda), es decir, sabremos que miente, y
ese será un dato para nuestra bitácora de
mediación.
3.3. Metodología Heurística: la
Mayéutica Gestual.
Como se habrá podido imaginar el lector al final
del párrafo
anterior, es bastante grave asegurar que alguien nos miente (esto
no debe ser un juicio: solo un dato). Es importante, entonces,
desarrollar una metodología heurística (de investigación) que denominamos
mayéutica gestual (recordando a Sócrates),
y que consiste en hacer preguntas estratégicas para
observar el discurso kinésico en relación con el
discurso verbal, y establecer conclusiones en cuanto al campo
semántico y sus signos; por ejemplo: en una
mediación, la contraparte ha mentido sobre supuestas
conversaciones "amistosas" con la otra parte, asegurando que esta
respondió siempre con violencia (por
supuesto, la parte calumniada se enfadará), y al hacerlo,
se ha tocado una sola vez, largamente, la nuca: ¡no tengo
aún sintaxis kinésica!
Procedo entonces a elaborar dos o tres preguntas al
estilo de… ¿Dice, usted, que la Sra. X la agredió
cuando fue a hablar con ella? ¿Podría decirme
dónde tuvo lugar esa conversación? ¿Le
importaría reproducir de memoria el guion
de aquella charla? Si la contraparte codifica un uno o dos signos
más de insinceridad, sumado al primero, tengo ya un campo
semántico de tres signos, lo cual es ya confiable, y me
arroja como dato a considerar que la contraparte miente, lo que
supondrá el esclarecimiento de ese punto para lograr
avanzar hacia un acuerdo. Por cierto, nunca digamos:
¡Ajá, sé que mientes por tus gestos!, o
tendremos un triste y lamentable final. Así como el
electricista no nos explica el choque de cargas
electrónicas y protónicas que produjimos al operar
mal un electrodoméstico, el mediador solo deberá
limitarse a invocar la tan famosa frase "razones técnicas
de la mediación".
4.1. Nociones Generales
Las personas tenemos un espacio personal, menor
en las ciudades, y mayor en los centros menos poblados; por
consiguiente, cuando dos citadinos se estrechan la manos, lo
hacen quedando sus cuerpos a unos 40 ó 50 cms. de
distancia, en tanto que dos provincianos podrían quedar a
unos 70 ó 100 cms. Una mujer le
permitiría a su esposo que invadiera su espacio personal
hasta los 0 cms. de distancia, pero no le permitiría a
otro hombre, por
muy atractivo que luzca, acercarse a menos de 15 ó 20 cms.
La proxemia estudia cómo nos relacionamos los seres
humanos entre sí en el espacio que nos
circunda.
Para la proxemia son importantes tres aspectos
fundamentales en la relación cuerpo-espacio: 1º) las
nociones espacio personal y espacio social; 2º) la
posición relativa frente a los demás y 3º) la
direccionalidad corporal.
4.2. Espacio Personal y Espacio Social
Todos tenemos un espacio personal, íntimo, que es
donde dejamos entrar a nuestros seres queridos: familiares y
amigos muy especiales. Es variable según la densidad
demográfica del lugar donde se crió la persona, y
del grado de confianza y afecto de que goce quien se aproxime.
Este es el espacio donde suelen ejercer mayor influencia sobre
nosotros: tu padre se acerca a 25 cms. frente a ti, coloca su
mano sobre tu hombro, y dice: Hijo, sé que finalmente
decidirás no cambiarte de carrera. Y de pronto… toda tu
seguridad y razones sobre por qué quieres dejar la carrera
de arquitectura
para estudiar artes escénicas desaparece o hace crisis.
El espacio social es aquel, más allá del
personal, donde pueden desenvolverse sin amenazarnos las
demás personas. Por lo general, se estima la esfera
personal por debajo de los 100 cms., en tanto que la social
está más allá. Por supuesto, es en esta
esfera donde se desarrollan los procesos de
mediación/negociación, y es importante no violar
este principio de mantenerse fuera de los límites de
la esfera personal. No obstante, como mediador, es una sana
práctica pedir a las partes que se saluden, y así,
además de observar el mapa kinésico de
poder/servicio-aceptación/rechazo, podrá observar
el comportamiento
proxémico de las partes.
4.3. Posición Relativa
Las personas se ubican libre e inconscientemente en el
espacio, y con ello, expresan sus relaciones de poder,
inclusión, exclusión, rivalidad,
colaboración, etc., y estos posicionamientos tienen
especial aplicación en la
mediación/negociación conforme ocurran en torno de la mesa,
según el tipo de mesa.
Amistad. Las personas suelen sentarse en
ángulo, es decir, no frente a frente ni codo con codo,
sino diagonalmente. Expresa esta postura informalidad,
fraternidad y amistad. Es la
más aconsejable para una negociación: La
próxima vez que invite a su cliente a un almuerzo de
negocios
(seguramente la mesa del restaurante será cuadrada), no se
siente frente a él, sino en diagonal, y verá
mejores resultados.
Colaboración. Es la postura de codo con
codo, al lado, y expresa colaboración, interés por
hacer una tarea en común. En una negociación, no
avance hasta esta posición, si no le han dado signos de
que lo haga, o estropeará el proceso. Manténgase en
posición de ángulo, hasta que vea que puede
ubicarse al lado: por ejemplo, pregunte: ¿desea que
revisemos línea por línea el preacuerdo?
(Sí) ¿le importa si me siento a su lado? La
respuesta lo guiará.
Competencia. Es la postura de frente a frente.
Lamentablemente, es la más típica de los almuerzos
de negocios. Genera una poderosa división territorial
expresada sobre la mesa (el salero y el servilletero
estarán siempre en la línea divisoria). Si usted no
tiene más remedio que sentarse así, y debe pasar
materiales de
trabajo a la
otra parte, no lo deposite en el territorio de su contrario, sino
en la línea divisoria, y deje que sea la otra persona
quien lo introduzca en su terreno. Si no atiende a esto, pronto
tendrá a un cliente malhumorado, sin saber por
qué.
Mesas. Las mesas afectan profundamente la
dinámica de un proceso de
negociación/mediación. Una mesa cuadrada genera
grupos
cerrados e hiperformales, además de muy competitivos y
rivales. Una mesa rectangular genera grupos jerarquizados,
cerrados y muy formales. Una mesa redonda
genera grupos abiertos, cooperativos e informales. ¡Claro
está! La mesa idónea para una negociación o
mediación es la circular. A pesar de ello, haga su mapa
kinésico y proxémico de la parte y contraparte, y
después que lo tenga claro, no permita más que
decidan ellos su ubicación: déselas usted
rediseñando un mapa de poder mucho más
armónico; así evitará que siempre se sienten
frente a frente el patrono y el sindicalista… aunque la mesa
sea redonda. Y no se deje engañar por las nuevas
tendencias del diseño
mobiliario: pregúntese: ¿esta mesa se parece a una
cuadrada, rectangular o redonda?
Sillas. El tamaño de las sillas refleja el
estatus. En una mediación, todos deben tener el mismo tipo
de silla, incluso el mediador. Nótese que es típico
de las empresas que la
silla del jefe sea un sillón muy alto y ancho, en tanto
que la silla de enfrente (la del empleado o cliente) suele ser
pequeña, baja e incómoda. ¡Todo
depende de lo que se busque! Pero… tal vez habría menos
conflicto con los clientes si les
damos una silla cómoda, alta y ancha, que eleve su
estatus, aunque sea en apariencia.
Objetos. Sobre y alrededor de la mesa de
negociación/mediación no debe haber objetos
elevadores del estatus del mediador/negociador; por ejemplo, un
cenicero en cristal de Bohemia, o una pluma fuente enchapada en
oro, o un
Picasso
auténtico. Es un factor que introducirá
inevitablemente ruido en el
proceso, y puede hacer más desarmónico el arribo al
acuerdo. En su lugar, coloque un cenicero sencillo, utilice una
pluma común, y coloque una litografía, o una
fotografía
familiar.
5.1. Nociones Generales
Cuando construimos un texto oral,
hay algo más que palabras: hay variaciones del volumen,
del tono, de la velocidad, repeticiones, silencios, es decir, un
valor agregado
a la palabra, donde se expresa mayormente el carácter
intencional y el valor emotivo de un mensaje. Podríamos
hablar básicamente de tres aspectos: relieve elocutivo,
reiteraciones y silencios.
5.2. Relieve Elocutivo
Corresponde a las variaciones de volumen (cuando una
frase es fuerte o débil), de tono (cuando una frase es
aguda o grave) y ritmo (cuando una frase es rápida o
lenta). Las combinaciones de estas tres variaciones arrojan toda
una gama de significaciones; así, una frase fuerte, aguda
y rápida suele ser reclamatoria, en tanto que solo
fuerte y lenta, es imperativa, y una débil, lenta y
grave suele ser reflexiva. En una mediación, puede
resultar útil este manejo para persuadir a las partes
sobre la necesidad de entender y respetar la posición del
otro.
5.3. Reiteraciones
Las reiteraciones expresan deseo de fijar un contenido,
y pueden acompañarse de relieve elocutivo, enunciando la
primera vez la frase en un tono imperativo, mientras que la
segunda vez, en un tono reflexivo. Es de particular utilidad
cuando el negociador/mediador quiere asegurarse de que ciertos
contenidos no quedaron azarosamente, o intencionalmente,
olvidados.
5.4. Silencios
Los silencios realzan la contundencia de una frase que
les siga, además de favorecer también el trabajo
memorial de las partes; así, puede ser de utilidad para un
mediador/negociador hacer silencios marcados antes de ciertas
partes claves en un instructivo de trabajo o en una
reflexión ética. El
lector sentirá gran diferencia entre estas dos maneras de
decir una misma frase de Gracián: 1) Lo bueno, si breve,
dos veces bueno; 2) Lo bueno… ¡si breve!… dos veces
bueno.
Hemos realizado un recorrido muy breve sobre los tres
campos de estudio de la SG: 1º) el campo kinésico,
que se ocupa de los gestos y sus significados; 2º) el campo
proxémico, que se ocupa de las relaciones de poder
expresadas en la relación cuerpo-espacio; y 3º) el
campo paralingüístico, que se ocupa de los elementos
fonéticos no segmentales, es decir, la entonación,
el volumen, el ritmo, las reiteraciones y los silencios. Todo
ello, aplicado a los procesos de negociación (dos partes
que negocian) y mediación (dos partes que negocian bajo la
tutela de un
mediador).
El lector habrá podido percatarse de que un 70%
de toda comunicación es no verbal, lo que supone que si
conocemos la SG, y podemos decodificarlo, nuestros errores y
desaciertos se reducirían drásticamente al conducir
una negociación/mediación. Lamentablemente, las
notas de prensa sobre
procesos de negociación o mediación famosos parecen
exhibir caminos largos y tortuosos hacia la tan ansiada firma del
acuerdo.
Por otra parte, muchos conflictos
podrían zanjarse cuando apenas están en su etapa de
insipiencia, si conociéramos y aplicáramos no ya en
los hábitos comunicacionales de las más altas
esferas, sino allí, donde suelen dar inicio los conflictos
que nos roban la salud: en nuestro entorno
laboral,
social, familiar, etc.
Sea propicio terminar diciendo que la vida es la
más grande y compleja negociación, y a veces,
mediación, que podamos conocer; por ello, será
bueno seguir la recomendación del experto en
kinésica y proxémica Allan Peace: "…el conocimiento
de las formas no verbales de comunicación sirve para
convertir el encuentro con otra persona en una experiencia
interesante".
Prof. Jerónimo Alayón
Gómez
Profesor de la Universidad
Central de Venezuela. Caracas.
RESEÑA PROFESIONAL
Prof. Jerónimo Alayón Gómez.
Nació en Caracas (Venezuela) en 1966. Licenciado en
Letras, por la Universidad Católica Andrés
Bello. Profesor en la
Universidad Central de Venezuela y en el Instituto Universitario
de la Policía Metropolitana. Investigador en las
áreas de Lingüística y Literatura. Escritor,
declamador y conferencista. Estudioso de la Semiología del
Gesto y de la Retórica. Asesor en Oratoria,
Retórica y Liderazgo
Comunicante, concepto este
(Liderazgo Comunicante) que creó en el año 2003, y
que consta de 3 ejes: Oratoria, Semiología del gesto y
Retórica. Ocupó el Puesto y Rango Nº 2 de su
Promoción, ha sido condecorado por la
Policía Metropolitana con la Orden Cruz de la
Policía por su desempeño académico, y cuenta con
aproximadamente 90 presentaciones efectuadas y 20 cátedras
dictadas. Es miembro fundador de la Sociedad
Literaria Troima (Colonia Tovar, 1999) y del Taller de Poesía
del Instituto Universitario de la Policía Metropolitana
(Caracas, 2003). Ha publicado tres poemarios: El canto del Jokili
(2000), Tristezas (2003) y Soliloquios del dios desolado (2003),
además de algunos ensayos y
haber sido coautor de la obra de teatro Balada de
la rosa al revés (1996). Actualmente es colaborador de
varios medios
impresos y digitales, tales como Portal
DeGerencia.com, Revista
Crítica,
Revista La Casa de Asterión, Revista
IUPM al Día.
Si usted desea ampliar la información
académica sobre el Profesor, puede hacerlo en
http://www.jeronimo-alayon.com.
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