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Semiología del Gesto aplicada a procesos de negociación y mediación




Enviado por jeronimo-alayon



    Descubra cómo se expresan las
    relaciones de poder por
    medio del discurso
    gestual,

    de la disposición espacial de
    personas, muebles y objetos y del paralenguaje

    1. Resumen
    2. Precisiones
      conceptuales
    3. Fundamentos
    4. Campo
      kinésico
    5. Campo
      proxémico
    6. Campo
      paralingüístico
    7. A manera de
      conclusión

     RESUMEN DEL
    ARTÍCULO

    La Semiología del Gesto comprende tres campos de
    estudio: 1º) la kinesia: estudia el discurso gestual en el
    seno de la vida social; 2º) la proxemia: estudia las
    relaciones actitudinales expresadas en la distribución espacial de personas, objetos
    y mobiliario; y 3º) la paralingüística: estudia
    el conjunto de signos
    fonéticos que expresan actitudes,
    tales como los silencios, el relieve
    elocutivo (variaciones en el volumen, tono y
    ritmo o velocidad),
    reiteraciones y silencios. Todo ello, aplicado a los procesos de
    negociación y mediación, los optimiza
    notablemente.

    1. ¿Sabe, usted, cuántas negociaciones y
      mediaciones pudieron ser menos escabrosas y más breves
      si se hubiese atendido a la Semiología del Gesto?
      ¿Y cuántas otras que no concluyeron felizmente
      habrían llegado a la tan ansiada firma buena? La
      Semiología del Gesto nos permite descubrir el mapa de
      poder que subyace oculto en toda negociación o
      mediación, y cuyo desconocimiento, simplemente, hace del
      arte de
      negociar un ejercicio meramente intuitivo. A
      continuación, haremos un desarrollo
      de las aplicaciones de esta ciencia en
      los procesos de negociación/mediación, partiendo
      de algunos conceptos ya establecidos en unos casos, y en otros,
      dado que como ciencia apenas se está conformando, de
      conceptos desarrollados por este servidor. No ha
      sido mi intención hacer un artículo con
      abundancia de motas bibliográficas, sino de más
      fácil lectura.

    1. Precisiones
    Conceptuales

    La Semiología del Gesto (SG) es una ciencia en
    ciernes, iniciada fundamentalmente en Estados Unidos
    durante los años 60 del siglo XX (aunque no con esta
    denominación, sino bajo el nombre kinesia, y con un campo
    de estudio más restringido: solo el gesto), y cuyo objeto
    de estudio es el discurso no verbal como una unidad
    comunicológica, como un producto
    lingüístico.

    Aunque se suele confundir SG con Kinesia (hasta hace
    poco yo participé de esa confusión), a mi entender,
    aquella comprende tres campos fundamentales de estudio: 1º)
    la kinesia: estudia el discurso gestual en el seno de la vida
    social; 2º) la proxemia: estudia las relaciones
    actitudinales expresadas en la distribución espacial de
    personas, objetos y mobiliario; y 3º) la
    paralingüística: estudia el conjunto de signos
    fonéticos que expresan actitudes, tales como los
    silencios, el relieve elocutivo (variaciones en el volumen, tono
    y ritmo o velocidad), reiteraciones, chasquidos, onomatopeyas
    (representaciones por medio de sonidos, como el tic-tac del
    reloj), siseos, etc.

    Como podrá notarse, la SG no se ocupa del
    discurso verbal, de las palabras, sus relaciones y significados
    (de esto se ocupa ampliamente la lingüística), sino de tres aspectos no
    verbales: la relación gesto-significado, la
    relación cuerpo-espacio y la relación
    paralenguaje-significado. Falta añadir que un 70% de toda
    comunicación oral está cifrado no
    verbalmente, y apenas el 30% restante es discurso verbal, y que,
    además, el discurso verbal no es confiable porque resulta
    fácilmente falsificable, en tanto que el discurso no
    verbal suele ser, por su origen inconsciente, mucho más
    auténtico.

    2.
    Fundamentos

    2.1. La expresión gestual como
    código

    Toda lengua o
    código
    posee un sistema
    conformado por signos y normas, por
    signos que elegimos y por normas que nos dicen cómo
    combinar esos signos. Al inventario de
    signos, lo denominamos técnicamente paradigma, y
    su expresión más típica son los diccionarios y
    glosarios. La utilización de los signos, conforme a unas
    normas, se la conoce como sintagma, y su expresión
    más típica es la oración. La SG, desde el
    campo de la kinesia, considera la expresión gestual como
    un código, compuesto de signos gestuales y de unas reglas
    para su utilización; en tal sentido, cada signo gestual
    tiene un significado (semántica particular), y al reunirse con
    otros signos en una frase gestual, haciendo sintaxis
    kinésica (conexión de signos), la suma de las
    semánticas particulares da un resultado más global,
    un sentido más completo: la semántica
    kinésica.

    Para la correcta interpretación del discurso gestual, es
    preciso reunir varios gestos (sintaxis kinésica) que
    apunten hacia un mismo significado global (semántica
    kinésica); en el caso contrario, será muy
    difícil llegar a una interpretación conclusiva; por
    ejemplo: si pregunto a alguien si vendrá mañana a
    mi casa, y al responder se toca sutilmente el lóbulo de la
    oreja, solo tendré un signo cuya semántica
    particular es ‘mentira o inseguridad’; solo cuando tenga varios
    signos gestuales (sintaxis kinésica) apuntando al mismo
    significado de ‘mentira o inseguridad’, tendré
    una semántica kinésica que me garantice la correcta
    interpretación del discurso gestual.

    2.2. Advertencias

    La experiencia con otras personas en cursos, talleres y
    conferencias, tanto como la propia, me ha confirmado que en el
    primer contacto con la SG las personas se obsesionan con el tema,
    y generan una suerte de paranoia escrutadora, que los conduce a
    desconfiar de todos a partir de los gestos que observan. Es
    importante, en tal sentido, hacer algunas
    advertencias.

    Gestos extracomunicacionales. En toda comunicación oral, hay signos gestuales que
    no corresponden a la
    comunicación en sí misma; por ejemplo, cruzarse
    de brazos podría significar rechazo al interlocutor como
    signo intracomunicacional; pero como signo extracomunicacional,
    podría estar significando que el emisor tiene frío
    (generalmente las salas de negociación/mediación
    utilizan sistemas de
    aire
    acondicionado, que convendría regular si observamos
    esto). Hay que precisar, pues, si el signo pertenece a la
    comunicación.

    Muletillas gestuales y gestos locales. Así como
    las personas hablan con ciertas muletillas, el discurso gestual
    también se puede construir con muletillas gestuales;
    así, por ejemplo, el toque de nariz suele significar
    ‘inseguridad o mentira’, pero en algunas personas es
    solo una muletilla, una suerte de hábito sin objetivo; por
    otro lado, los pueblos suelen tener gestos locales (lo mismo que
    palabras locales, llamadas regionalismos), y estos signos locales
    se construyen, generalmente, como sinónimo de comodidad
    existencial al sentirse asertivamente como parte de una comunidad
    idiosincrásica; así, por ejemplo, el cruce de
    brazos en España no
    significa ‘bloqueo’, sino comodidad social; en
    Venezuela, es
    típico el cruce de tobillos debajo de la silla o al
    frente, y no significa ‘bloqueo leve’, sino comodidad
    social. En consecuencia, debemos detectar cuáles son esos
    pocos gestos locales con los que expresamos comodidad
    existencial, y que pudieran ser tenidos ingenuamente por
    negativos.

    No juzgar. En la formación de recursos
    gerenciales solemos decir que la información de primera calidad permite
    tomar decisiones también de primera calidad, y la SG nos
    puede proporcionar una información de mucha calidad y
    confiabilidad; así que, por ejemplo, si descubrimos en un
    proceso de
    mediación que alguien miente, no lo juzguemos y
    condenemos: tomemos esta información como un dato
    más, y tratemos de escudriñar la causa. Se trata,
    sin más, de que asumamos la observación como un acto científico,
    y no como una actividad doméstica, en la que seamos
    susceptibles de tomar partido.

    3. Campo
    Kinésico

    3.1. Nociones Generales

    La Kinesia, como ya hemos dicho, estudia el discurso
    gestual como una macrounidad, compuesta por unidades menores que
    denominamos signos gestuales. Cada signo gestual tiene un
    significado que expresa, generalmente, la actitud del
    receptor frente al mensaje del emisor; así, por ejemplo,
    si en una oferta de
    venta, cuando
    llego a la exposición
    de la inversión monetaria, si mi interlocutor
    efectúa la siguiente secuencia gestual: 1º) toque de
    ojo, 2º)toque del lóbulo de la oreja y 3º) toque
    de la nuca, sabré con toda seguridad que le
    gusta el producto, pero no el precio, de
    modo que ha llegado la hora de proponer el plan de financiamiento
    a crédito.

    Cada signo gestual del ejemplo significa
    ‘rechazo’, pero no me basta tener un signo: necesito
    una cadena de signos. Cada signo apunta a un significado que
    denominamos semántica particular, pero la semántica
    particular no basta, así que preciso reunir varios gestos
    con la misma semántica particular, para tener una
    semántica más global que definimos como
    semántica kinésica o campo semántico. En el
    ejemplo, los tres signos gestuales pertenecen al campo
    semántico ‘rechazo’. Mientras más
    signos gestuales tenga un campo semántico, menos dudas
    habrá de la confiabilidad. ¡Claro! A veces
    habrá signos tan fuertes que no exigirá el campo
    semántico de muchos más.

    Esta cadena de signos se denomina sintaxis
    kinésica, y su lógica
    es más bien reactiva, pues la secuencia de gestos (efecto)
    obedece a la secuencia en el discurso del emisor (causa); por
    consiguiente, si en una charla de ventas estoy
    mencionando las bondades de mi producto, es probable que
    aparezcan alternados gestos de interés
    con gestos de rechazo, en cuyo caso, la habilidad estriba en ir
    registrando no solo la relación causa-efecto, sino la
    relación signo-campo semántico.

    3.2. Catálogo de Signos
    Gestuales

    A propósito de un proceso de
    negociación/mediación, podemos trabajar varios
    campos semánticos, organizados por las antinomias autoridad/servicio,
    aceptación/rechazo, sinceridad/insinceridad.

    ¿Cómo nos puede ser de utilidad el
    conocimiento de este catálogo de gestos en un proceso
    de negociación o mediación? En primer lugar, debo
    hacer el mapa de las relaciones de poder, a partir del campo
    autoridad/servicio, para saber exactamente cómo afecta al
    proceso las actitudes de rivalidad, dominio,
    colaboración o autohumillación, lo que me
    permitirá hacer más agradable, y, por ende,
    más corta, la negociación. Luego, debo precisar
    puntualmente las expresiones de rechazo y aceptación, con
    lo que podré conducir mejor la aceptación de un
    trato justo; por último, registrar la sinceridad o
    insinceridad en las preguntas formuladas, para tener seguridad
    final de que la firma no solo es justa, sino sólida, o…
    simplemente, el acuerdo pronto será irrespetado. Por
    supuesto, estas tres instancias no son consecutivas, sino
    simultáneas.

    Gestos de Autoridad. Estos se expresan desde el saludo
    con el apretón de manos: la palma abajo y el brazo tenso o
    simplemente semiarqueado, con cierta inclinación hacia
    atrás de la cabeza. La fuerza (tono)
    con que se aprieta nos revela el carácter (fuerte, moderado o débil).
    Las manos cruzadas atrás, mano con mano, revelan autoridad
    y supervisión. La ojiva del poder (mano
    contra mano, tocándose solo los dedos, como un arco, al
    frente del pecho; similar al gesto de rezo) expresa poder, tanto
    más cuanto se abra frecuentemente. En una
    negociación/mediación, la aparición de estos
    signos revela autoridad, poder, en quien los emite, y nos revela
    a una persona proclive
    al rol de jefe (podríamos, en una mediación,
    encargarle el trabajo de
    una subcomisión), de modo que, al dibujar mi mapa de
    poder, debo estar claro en si chocan personas con discurso
    gestual de poder.

    Gestos de Servicio. Al saludar, la palma abajo y cierta
    inclinación de la cabeza. A veces, el cruce de manos
    adelante, mano con mano. La ojiva del servicio: en vez de apuntar
    los índices hacia arriba (como en la ojiva del poder),
    apuntan hacia al frente o hacia abajo. Las personas con este
    campo semántico son proclives a ser subalternos y tienen
    gran vocación de servicio, por lo que se les pueden
    asignar tareas de colaboradores.

    Gestos de Aceptación e Interés. Cuando la
    persona mira atentamente, con las pupilas dilatadas, expresa
    placer, y por ende, aceptación. Si coloca el índice
    (o el índice y el dedo medio) sobre la sien, expresa sumo
    interés; pero si se combina con el pulgar en la barbilla,
    denota interés y análisis. Si coloca la palma abierta sobre
    la mejilla (no la mejilla sobre la palma), significa
    también interés. Cuando nuestro cliente nos
    escuche afiliado a este campo semántico, no será
    difícil conducirlo a una firma sólida.

    Gestos de Rechazo y Aburrimiento. Si en una
    mediación, cuando una parte expresa ciertos pareceres, la
    contraparte escucha acariciándose el mentón,
    estaremos en presencia de un rechazo muy crítico (porque
    está analizando con una actitud negativa y de
    superioridad). Si la contraparte se toca discretamente la nariz,
    el lóbulo de la oreja, el párpado o la nuca
    mientras escucha, el mediador deberá registrar este dato y
    la causa que lo produjera, para tener claros los nudos
    subyacentes del conflicto, y
    proceder luego a su solución negociada. Recordemos que el
    toque de nariz no es muy confiable, pues suele ser una muletilla
    gestual vacía de significado. Si la contraparte escucha
    con la mejilla descansando sobre la palma de la mano, o
    tamborileando los dedos, o jugando con el lapicero u otro objeto,
    estará diciendo que está aburrido, y tal vez sea
    hora de hacer algo más dinámico.

    Gestos de Sinceridad. Básicamente solo conocemos
    dos: la mirada sostenida de manera asertiva y mostrar las palmas
    de las manos, ambos signos mientras se habla, por supuesto. Lo
    demás, podríamos decir de una manera
    sistémica, la ausencia de gestos insinceros. No es
    casualidad que se jure enseñando la palma de las
    manos.

    Gestos de Insinceridad e Inseguridad. Cuando una persona
    oculta sus manos en los bolsillos traseros, puede estar
    expresando insinceridad o inseguridad. Lo mismo, pero en mucha
    menor intensidad, si ocurre con los bolsillos delanteros, solo
    que este gesto suele ser una muletilla gestual, y, por ende, nada
    confiable. Si en una negociación/mediación alguien,
    cuando habla, se toca discretamente la nariz, el lóbulo de
    la oreja, el párpado o la nuca, estará expresando
    insinceridad o inseguridad (cuidado con la muletilla gestual del
    toque de nariz). Si quien habla, está recordando,
    deberá dirigir la mirada, como un flash (en unos
    casos más largamente) hacia su propia izquierda; si
    está creando, hacia su propia derecha, de modo que si
    está recordando, aparentemente, porqué
    empezó el conflicto de los linderos, y mira hacia su
    propia derecha, sabremos que está creando el pasado (y el
    pasado no se crea, se recuerda), es decir, sabremos que miente, y
    ese será un dato para nuestra bitácora de
    mediación.

    3.3. Metodología Heurística: la
    Mayéutica Gestual.

    Como se habrá podido imaginar el lector al final
    del párrafo
    anterior, es bastante grave asegurar que alguien nos miente (esto
    no debe ser un juicio: solo un dato). Es importante, entonces,
    desarrollar una metodología heurística (de investigación) que denominamos
    mayéutica gestual (recordando a Sócrates),
    y que consiste en hacer preguntas estratégicas para
    observar el discurso kinésico en relación con el
    discurso verbal, y establecer conclusiones en cuanto al campo
    semántico y sus signos; por ejemplo: en una
    mediación, la contraparte ha mentido sobre supuestas
    conversaciones "amistosas" con la otra parte, asegurando que esta
    respondió siempre con violencia (por
    supuesto, la parte calumniada se enfadará), y al hacerlo,
    se ha tocado una sola vez, largamente, la nuca: ¡no tengo
    aún sintaxis kinésica!

    Procedo entonces a elaborar dos o tres preguntas al
    estilo de… ¿Dice, usted, que la Sra. X la agredió
    cuando fue a hablar con ella? ¿Podría decirme
    dónde tuvo lugar esa conversación? ¿Le
    importaría reproducir de memoria el guion
    de aquella charla? Si la contraparte codifica un uno o dos signos
    más de insinceridad, sumado al primero, tengo ya un campo
    semántico de tres signos, lo cual es ya confiable, y me
    arroja como dato a considerar que la contraparte miente, lo que
    supondrá el esclarecimiento de ese punto para lograr
    avanzar hacia un acuerdo. Por cierto, nunca digamos:
    ¡Ajá, sé que mientes por tus gestos!, o
    tendremos un triste y lamentable final. Así como el
    electricista no nos explica el choque de cargas
    electrónicas y protónicas que produjimos al operar
    mal un electrodoméstico, el mediador solo deberá
    limitarse a invocar la tan famosa frase "razones técnicas
    de la mediación".

    4. Campo
    Proxémico

    4.1. Nociones Generales

    Las personas tenemos un espacio personal, menor
    en las ciudades, y mayor en los centros menos poblados; por
    consiguiente, cuando dos citadinos se estrechan la manos, lo
    hacen quedando sus cuerpos a unos 40 ó 50 cms. de
    distancia, en tanto que dos provincianos podrían quedar a
    unos 70 ó 100 cms. Una mujer le
    permitiría a su esposo que invadiera su espacio personal
    hasta los 0 cms. de distancia, pero no le permitiría a
    otro hombre, por
    muy atractivo que luzca, acercarse a menos de 15 ó 20 cms.
    La proxemia estudia cómo nos relacionamos los seres
    humanos entre sí en el espacio que nos
    circunda.

    Para la proxemia son importantes tres aspectos
    fundamentales en la relación cuerpo-espacio: 1º) las
    nociones espacio personal y espacio social; 2º) la
    posición relativa frente a los demás y 3º) la
    direccionalidad corporal.

    4.2. Espacio Personal y Espacio Social

    Todos tenemos un espacio personal, íntimo, que es
    donde dejamos entrar a nuestros seres queridos: familiares y
    amigos muy especiales. Es variable según la densidad
    demográfica del lugar donde se crió la persona, y
    del grado de confianza y afecto de que goce quien se aproxime.
    Este es el espacio donde suelen ejercer mayor influencia sobre
    nosotros: tu padre se acerca a 25 cms. frente a ti, coloca su
    mano sobre tu hombro, y dice: Hijo, sé que finalmente
    decidirás no cambiarte de carrera. Y de pronto… toda tu
    seguridad y razones sobre por qué quieres dejar la carrera
    de arquitectura
    para estudiar artes escénicas desaparece o hace crisis.

    El espacio social es aquel, más allá del
    personal, donde pueden desenvolverse sin amenazarnos las
    demás personas. Por lo general, se estima la esfera
    personal por debajo de los 100 cms., en tanto que la social
    está más allá. Por supuesto, es en esta
    esfera donde se desarrollan los procesos de
    mediación/negociación, y es importante no violar
    este principio de mantenerse fuera de los límites de
    la esfera personal. No obstante, como mediador, es una sana
    práctica pedir a las partes que se saluden, y así,
    además de observar el mapa kinésico de
    poder/servicio-aceptación/rechazo, podrá observar
    el comportamiento
    proxémico de las partes.

    4.3. Posición Relativa

    Las personas se ubican libre e inconscientemente en el
    espacio, y con ello, expresan sus relaciones de poder,
    inclusión, exclusión, rivalidad,
    colaboración, etc., y estos posicionamientos tienen
    especial aplicación en la
    mediación/negociación conforme ocurran en torno de la mesa,
    según el tipo de mesa.

    Amistad. Las personas suelen sentarse en
    ángulo, es decir, no frente a frente ni codo con codo,
    sino diagonalmente. Expresa esta postura informalidad,
    fraternidad y amistad. Es la
    más aconsejable para una negociación: La
    próxima vez que invite a su cliente a un almuerzo de
    negocios
    (seguramente la mesa del restaurante será cuadrada), no se
    siente frente a él, sino en diagonal, y verá
    mejores resultados.

    Colaboración. Es la postura de codo con
    codo, al lado, y expresa colaboración, interés por
    hacer una tarea en común. En una negociación, no
    avance hasta esta posición, si no le han dado signos de
    que lo haga, o estropeará el proceso. Manténgase en
    posición de ángulo, hasta que vea que puede
    ubicarse al lado: por ejemplo, pregunte: ¿desea que
    revisemos línea por línea el preacuerdo?
    (Sí) ¿le importa si me siento a su lado? La
    respuesta lo guiará.

    Competencia. Es la postura de frente a frente.
    Lamentablemente, es la más típica de los almuerzos
    de negocios. Genera una poderosa división territorial
    expresada sobre la mesa (el salero y el servilletero
    estarán siempre en la línea divisoria). Si usted no
    tiene más remedio que sentarse así, y debe pasar
    materiales de
    trabajo a la
    otra parte, no lo deposite en el territorio de su contrario, sino
    en la línea divisoria, y deje que sea la otra persona
    quien lo introduzca en su terreno. Si no atiende a esto, pronto
    tendrá a un cliente malhumorado, sin saber por
    qué.

    Mesas. Las mesas afectan profundamente la
    dinámica de un proceso de
    negociación/mediación. Una mesa cuadrada genera
    grupos
    cerrados e hiperformales, además de muy competitivos y
    rivales. Una mesa rectangular genera grupos jerarquizados,
    cerrados y muy formales. Una mesa redonda
    genera grupos abiertos, cooperativos e informales. ¡Claro
    está! La mesa idónea para una negociación o
    mediación es la circular. A pesar de ello, haga su mapa
    kinésico y proxémico de la parte y contraparte, y
    después que lo tenga claro, no permita más que
    decidan ellos su ubicación: déselas usted
    rediseñando un mapa de poder mucho más
    armónico; así evitará que siempre se sienten
    frente a frente el patrono y el sindicalista… aunque la mesa
    sea redonda. Y no se deje engañar por las nuevas
    tendencias del diseño
    mobiliario: pregúntese: ¿esta mesa se parece a una
    cuadrada, rectangular o redonda?

    Sillas. El tamaño de las sillas refleja el
    estatus. En una mediación, todos deben tener el mismo tipo
    de silla, incluso el mediador. Nótese que es típico
    de las empresas que la
    silla del jefe sea un sillón muy alto y ancho, en tanto
    que la silla de enfrente (la del empleado o cliente) suele ser
    pequeña, baja e incómoda. ¡Todo
    depende de lo que se busque! Pero… tal vez habría menos
    conflicto con los clientes si les
    damos una silla cómoda, alta y ancha, que eleve su
    estatus, aunque sea en apariencia.

    Objetos. Sobre y alrededor de la mesa de
    negociación/mediación no debe haber objetos
    elevadores del estatus del mediador/negociador; por ejemplo, un
    cenicero en cristal de Bohemia, o una pluma fuente enchapada en
    oro, o un
    Picasso
    auténtico. Es un factor que introducirá
    inevitablemente ruido en el
    proceso, y puede hacer más desarmónico el arribo al
    acuerdo. En su lugar, coloque un cenicero sencillo, utilice una
    pluma común, y coloque una litografía, o una
    fotografía
    familiar.

    5. Campo
    Paralingüístico

    5.1. Nociones Generales

    Cuando construimos un texto oral,
    hay algo más que palabras: hay variaciones del volumen,
    del tono, de la velocidad, repeticiones, silencios, es decir, un
    valor agregado
    a la palabra, donde se expresa mayormente el carácter
    intencional y el valor emotivo de un mensaje. Podríamos
    hablar básicamente de tres aspectos: relieve elocutivo,
    reiteraciones y silencios.

    5.2. Relieve Elocutivo

    Corresponde a las variaciones de volumen (cuando una
    frase es fuerte o débil), de tono (cuando una frase es
    aguda o grave) y ritmo (cuando una frase es rápida o
    lenta). Las combinaciones de estas tres variaciones arrojan toda
    una gama de significaciones; así, una frase fuerte, aguda
    y rápida suele ser reclamatoria, en tanto que solo
    fuerte y lenta, es imperativa, y una débil, lenta y
    grave suele ser reflexiva. En una mediación, puede
    resultar útil este manejo para persuadir a las partes
    sobre la necesidad de entender y respetar la posición del
    otro.

    5.3. Reiteraciones

    Las reiteraciones expresan deseo de fijar un contenido,
    y pueden acompañarse de relieve elocutivo, enunciando la
    primera vez la frase en un tono imperativo, mientras que la
    segunda vez, en un tono reflexivo. Es de particular utilidad
    cuando el negociador/mediador quiere asegurarse de que ciertos
    contenidos no quedaron azarosamente, o intencionalmente,
    olvidados.

    5.4. Silencios

    Los silencios realzan la contundencia de una frase que
    les siga, además de favorecer también el trabajo
    memorial de las partes; así, puede ser de utilidad para un
    mediador/negociador hacer silencios marcados antes de ciertas
    partes claves en un instructivo de trabajo o en una
    reflexión ética. El
    lector sentirá gran diferencia entre estas dos maneras de
    decir una misma frase de Gracián: 1) Lo bueno, si breve,
    dos veces bueno; 2) Lo bueno… ¡si breve!… dos veces
    bueno.

    6. A manera de
    Conclusión

    Hemos realizado un recorrido muy breve sobre los tres
    campos de estudio de la SG: 1º) el campo kinésico,
    que se ocupa de los gestos y sus significados; 2º) el campo
    proxémico, que se ocupa de las relaciones de poder
    expresadas en la relación cuerpo-espacio; y 3º) el
    campo paralingüístico, que se ocupa de los elementos
    fonéticos no segmentales, es decir, la entonación,
    el volumen, el ritmo, las reiteraciones y los silencios. Todo
    ello, aplicado a los procesos de negociación (dos partes
    que negocian) y mediación (dos partes que negocian bajo la
    tutela de un
    mediador).

    El lector habrá podido percatarse de que un 70%
    de toda comunicación es no verbal, lo que supone que si
    conocemos la SG, y podemos decodificarlo, nuestros errores y
    desaciertos se reducirían drásticamente al conducir
    una negociación/mediación. Lamentablemente, las
    notas de prensa sobre
    procesos de negociación o mediación famosos parecen
    exhibir caminos largos y tortuosos hacia la tan ansiada firma del
    acuerdo.

    Por otra parte, muchos conflictos
    podrían zanjarse cuando apenas están en su etapa de
    insipiencia, si conociéramos y aplicáramos no ya en
    los hábitos comunicacionales de las más altas
    esferas, sino allí, donde suelen dar inicio los conflictos
    que nos roban la salud: en nuestro entorno
    laboral,
    social, familiar, etc.

    Sea propicio terminar diciendo que la vida es la
    más grande y compleja negociación, y a veces,
    mediación, que podamos conocer; por ello, será
    bueno seguir la recomendación del experto en
    kinésica y proxémica Allan Peace: "…el conocimiento
    de las formas no verbales de comunicación sirve para
    convertir el encuentro con otra persona en una experiencia
    interesante".

     

    Prof. Jerónimo Alayón
    Gómez

    Profesor de la Universidad
    Central de Venezuela. Caracas.

    RESEÑA PROFESIONAL

    Prof. Jerónimo Alayón Gómez.
    Nació en Caracas (Venezuela) en 1966. Licenciado en
    Letras, por la Universidad Católica Andrés
    Bello. Profesor en la
    Universidad Central de Venezuela y en el Instituto Universitario
    de la Policía Metropolitana. Investigador en las
    áreas de Lingüística y Literatura. Escritor,
    declamador y conferencista. Estudioso de la Semiología del
    Gesto y de la Retórica. Asesor en Oratoria,
    Retórica y Liderazgo
    Comunicante, concepto este
    (Liderazgo Comunicante) que creó en el año 2003, y
    que consta de 3 ejes: Oratoria, Semiología del gesto y
    Retórica. Ocupó el Puesto y Rango Nº 2 de su
    Promoción, ha sido condecorado por la
    Policía Metropolitana con la Orden Cruz de la
    Policía por su desempeño académico, y cuenta con
    aproximadamente 90 presentaciones efectuadas y 20 cátedras
    dictadas. Es miembro fundador de la Sociedad
    Literaria Troima (Colonia Tovar, 1999) y del Taller de Poesía
    del Instituto Universitario de la Policía Metropolitana
    (Caracas, 2003). Ha publicado tres poemarios: El canto del Jokili
    (2000), Tristezas (2003) y Soliloquios del dios desolado (2003),
    además de algunos ensayos y
    haber sido coautor de la obra de teatro Balada de
    la rosa al revés (1996). Actualmente es colaborador de
    varios medios
    impresos y digitales, tales como Portal
    DeGerencia.com
    , Revista
    Crítica


    Revista La Casa de Asterión
    , Revista
    IUPM al Día
    .
    Si usted desea ampliar la información
    académica sobre el Profesor, puede hacerlo en
    http://www.jeronimo-alayon.com.
    E-mail:

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