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Sub-cultura del Gran Caldas y su relación con los estilos de dirección y gestión de sus organizaciones




Enviado por marmol46_1999



    1. Los Elementos Históricos
      (Las diferentes colonizaciones en Caldas)
    2. Grupo
      étnico
    3. La creación del
      Departamento de Caldas
    4. El carácter de la
      familia caldense
    5. Las Clases
      Medias
    6. Economía y Vida
      Social
    7. Semblanza
      paisa
    8. Tres Departamentos y un solo
      origen
    9. Calidades estratégicas
      del nuevo dirigente
    10. Estilo de
      Negociación
    11. ¿Cuál es,
      entonces, la cultura organizacional
      paisa?
    12. Y, entonces… como
      conclusión?

    Con base en el modelo de
    Lionel Vallée sobre la naturaleza de
    los elementos que constituyen la sociedad del
    Gran Caldas, sus relaciones y sus modos de evolución, presento a
    continuación:

    1. El historiador Antonio Garcia expresa como la
      colonización antioqueña fue solo una corriente
      de campesinos nómades que eran empujados por la
      fuerza de
      arrastre de la minería aurífera y por una
      agricultura maicera de subsistencia, mientras
      no se descubrió una planta perenne—como el
      café—capaz de ocupar y
      transformar las laderas erosionables de la cordillera andina
      y de promover el más significativo salto
      histórico de las comunidades campesinas, sustituyendo
      la precaria y estática agricultura de autoconsumo por
      una moderna y dinámica economía de mercado.
      El encuentro histórico entre la poderosa corriente
      colonizadora y el sistema de
      plantación comercial originó la
      transformación de los colonos trashumantes en
      empresarios agrícolas e hizo posible la
      formación de un verdadero sector agrario exportador en
      la economía colombiana, con una significación
      nacional que no alcanzó ni podía alcanzar un
      producto
      como el tabaco,
      circunscrito a tierras aluviales solo localizadas en las
      vegas de los ríos. A partir de este encuentro, la
      economía del café operó como la poderosa
      fuerza de arrastre de la colonización
      antioqueña—conduciéndola primero por las
      vertientes boscosas que conformaban la hoya
      hidrográfica del Cauca, luego por las tierras
      onduladas del Quindío y más tarde por las
      vertientes que se extienden al sur del río
      Barragán o por las laderas orientales de la cordillera
      central—o como la fuerza de arraigo que vertebró
      las comunidades campesinas y generó una densa
      economía de fincas familiares asentadas sobre un piso
      de pequeña ganadería y de cultivos de pan coger,
      originando la fundación del poblado como núcleo
      de este dinámico proceso.

      La naturaleza de esta economía
      familiar—con una sólida estructura
      comunitaria—resolvió el problema de las enormes
      exigencias de mano de obra en un tipo de agricultura
      altamente selectiva y en la que la suavidad del grano ha
      dependido de las prolijas operaciones
      de limpieza, poda, recolección del grano, fermentación, despulpado y secado al
      sol en los patios y secaderos de la propia vivienda
      campesina. Sin esta estructura familiar y sin las formas de
      trabajo
      cooperativo que propagó la colonización
      antioqueña, no hubiera sido posible resolver el
      problema de una plantación productora de tipos suaves
      y de un procesamiento—el llamado "beneficio de
      finca"—tan costoso, lento y selectivo: el hecho de que
      el productor cafetalero nunca haya incluido el valor de
      la mano de obra familiar en los costos de
      producción, explica su particular resistencia a los frecuentes ciclos depresivos
      del mercado mundial o metropolitano, así como a la
      acumulación, al nivel de finca y mientras ésta
      pudo conservar una magnitud de empresa
      agrícola familiar. Este complejo problema de las
      prácticas de recolección selectiva, grano a
      grano, del beneficio de finca, y a veces, del
      procesamiento en trilladora, pudo ser resuelto en las
      haciendas cafeteras formadas en las vertientes occidentales
      de la cordillera oriental—correspondientes a la hoya
      del río Magdalena—por medio del colonato, las
      aparcerías y el peonaje.
      Lo que equivale a decir
      que en la Colombia
      del siglo XIX y a principios
      del XX se conformaron dos sistemas
      económicos-sociales, radicalmente diferenciados, de
      colonización de las vertientes andinas y de organización de una estructura
      cafetalera: uno, fundamentado en la finca familiar, la
      participación directa del colono y su familia en la
      explotación agropecuaria, la combinación del
      cultivo comercial con una economía diversificada de
      subsistencia y las formas comunitarias del poblamiento; y
      otra, constituída sobre el sistema de haciendas, el
      peonaje, el colonato y solo recientemente el trabajo
      asalariado.

      En última instancia, el sistema caldense
      descansó sobre la explotación invisible de la
      mano de obra familiar y la no inclusión del trabajo en
      la estructura contable del costo; y
      el sistema sobre la explotación de la mano de obra
      campesina por medio de la aparcería, el colonato o
      formas embrionarias de salariado.

      El primer nudo del problema histórico del
      sistema de colonización surgió cuando se
      agotaron las tierras de vertientes, lo que trajo como
      consecuencia la estabilización del sistema de fincas y
      la conformación de una nueva estructura de
      organización municipal y de mercado que a la postre
      resultó en una polvareda de minifundios debido a la
      presión externa de mecanismos
      sucesoriales y la valorización de la tierra.
      Este proceso fue históricamente simultáneo con
      el de modernización capitalista y formación de
      la moderna infraestructura física de
      integración (centralización
      político-administrativa en la ciudad de Manizales),
      que posteriormente constituyó uno de los factores de
      confrontación con las ciudades comerciales de Pereira
      y Armenia y posteriormente a la disgregación
      político-administrativa del antiguo Caldas.

      En el ciclo de la gran depresión de los años treinta,
      Manizales, Pereira y Armenia solo participaron
      mínimamente en la primera fase de la
      industrialización sustitutiva, posiblemente por la
      orientación fisiocrática de su "élite"
      dirigente; y después de la segunda
      guerra mundial las tres ciudades quedaron al margen de
      las corrientes de industrialización básica, ya
      que, cuando las nuevas generaciones comprendieron el
      problema, en la década de los años cincuenta,
      ya se habían consolidado las áreas
      metropolitanas de Bogotá, Medellín, Cali y
      Barranquilla.

      Los ingresos del
      café se transformaron en esfuerzo de
      modernización de las ciudades, en expansión de
      los aparatos de intermediación y en mejoramiento de
      los niveles de bienestar y de consumo,
      pero no en inversiones industriales capaces de promover
      una nueva dinámica del desarrollo
      regional.

      El fraccionamiento político-administrativo de
      Caldas en tres departamentos redujo aún más las
      posibilidades de industrialización y aminoró
      notablemente la capacidad de negociación del antiguo Caldas y lo
      privó de su papel decisorio en la conducción de
      la política cafetera.

      Por otra parte, el estadista y también
      historiador Otto Morales Benítez en su libro
      Lineas Culturales del Gran Caldas , expresa que la
      colonización caldense , de la totalidad de su
      territorio, no tuvo las mismas características. La del
      norte de Caldas se realizó sobre una comarca inculta,
      que defendían los inmediatos herederos de la merced de
      tierras del rey. La del Quindío tiene otras
      pecualiaridades, pues se relacionan con la
      compañía Burila de Manizales. Los poderes que
      se ejercieron fueron de un perfil político muy
      definido. Los productos
      que se sembraron en una y otra, son diferentes. La del
      Occidente obedece a otros matices bien singulares. El Cauca
      Grande se prolongaba hasta Marmato. El dominio
      político, por lo tanto, era diferente al de Antioquia.
      En el área existían fundaciones con más
      de cuatro siglos. En Riosucio ya existían los
      pequeños conglomerados que, después, unidos,
      integraron este municipio. La fundación, pues, data
      del año 1819 cuando se vinieron los antioqueños
      hacia la cercanía de Aguadas, ya, quienes tutelaban
      los cerros de Tatamá o del Ingrumá, contaban
      con larga lista de sucesos, creaciones, utilización
      del campo, etc.

      Hay otros lances significativos dentro de la
      modalidad de la colonización: las grandes
      confrontaciones que se libraron entre los caucanos que
      dominaban y los antioqueños que arribaron y que, por
      cierto, vincularon a la economía lugareña los
      sitios fríos y remotos de la región.

      Otro acontecimiento es el viejo odio ancestral, que
      se prolongó en el tiempo, de
      caucanos y antioqueños.

      Poco se ha deliberado en las pesquisas de
      remembranzas acerca de cómo se realizaron estos
      avatares. La raíz es simple: éstos
      poseían la supremacía conservadora
      después de la independencia. Los caudillos liberales se
      venían con sus negros macheteros del Patía, a
      destituír a los presidentes conservadores. Y lo
      alcanzaban. Como es elemental, la frase vindicativa que se
      pronunciaba en Antioquia, era condenatoria:"negro
      caucano".

    2. Los Elementos
      Históricos (Las diferentes colonizaciones en
      Caldas)

      Manuel Zapata Olivella en su estudio sobre el Hombre
      Colombiano divide su presentación en:

      1. Medio Ecológico
    3. Grupo
      étnico

    La característica ecológica en la que se
    ha conformado el grupo
    étnico paisa (Antioquia, Caldas, Quindío y
    Risaralda) está determinada por el origen
    volcánico de las cordilleras Central y Occidental. En
    ellas se encuentran alturas de 5.400 metros (Nevado del
    Ruíz) hasta 1.540 metros (Altiplanicies de
    Medellín o Aburrá), valles de variadas
    topografías que incluyen llanuras, tierras de
    acumulación e inundación de caños,
    ciénagas, lagos y meandros, cuencas costaneras, colinas,
    valles fluviales, puntas, bahías, bocas y
    playas.

    El subsuelo posee ricos yacimientos de oro y plata
    y otros elementos de la minería.

    En relación con el clima, se han
    señalado la zona fría por encima de los 1.800
    metros, templadas entre los 1.000 y 2.000 metros, caliente,
    desde las alturas anteriores hasta el nivel del mar. En
    contraposición a las tierras más bajas, se acepta
    una cuarta zona paramuna por encima de los 3.000 metros, aunque
    las características de estas regiones no corresponden
    exactamente a las especificaciones de los páramos, pues
    algunos lugares se encuentran arborizados.

    b) La población aborigen

    La adaptación del aborigen a su ambiente
    ecológico constituyó uno de los elementos
    más importantes de su cultura. El crecido número
    de pobladores aborígenes en una geografía poco fértil y
    quebradiza, testimonia una extraordinaria capacidad para
    desarrollar técnicas
    agrícolas orientadas a combatir la erosión,
    el uso inmoderado de la quema y la reforestación con
    guaduales aptos para su economía cultural.

    Tampoco ha sido justamente valorado el ancestro minero
    y comercial del indígena que caracterizó la
    economía pre-hispánica.

    Cita Zapata Olivella al profesor
    López de Mesa para decir: "algunos de aquellos
    historiadores ha avanzado en la opinión de que en la
    ascendencia catía (los aborígenes catíos
    habitaban al norte y al occidente del actual territorio
    antioqueño) se encuentra la explicación de las
    características hebreas de ese pueblo, por haber
    sido los tales indígenas igualmente andariegos y
    comerciantes".

    1. La idiosincrasia del hombre
      antioqueño, como la de cualquier otro grupo
      étnico colombiano, se arraiga en la etnia
      aborigen. Las razones que se alegan para subestimar la
      raíz indígena parecen no ajustarse a los
      hechos históricos y estadísticos. La
      política colonial tendiente a erradicar el nativo,
      particularmente a los grupos
      caribes, los más del territorio antioqueño,
      no niega le imperioso mestizaje hispano-indígena de
      los primeros años de la Conquista.

      Las estadísticas que aparentan mostrar la
      rápida desaparición del indio debido a su
      exterminio, las epidemias, su migración hacia las selvas chocoanas,
      los suicidios y consunción por las duras faenas
      mineras y agrícolas, son precisamente reveladoras de
      otro fenómeno, del gran mestizaje.

      En una región tan densamente poblada por
      indígenas, pudieron acaecer simultáneamente
      el genocidio y el mestizaje. Sobre todo, si se tiene en
      cuenta que la guerra a
      muerte
      se ejercitaba de manera especial contra el varón
      caribe, en tanto el mestizaje de conquista impuesto
      por el conquistador recaía sobre la
      mujer.

      De igual manera los contingentes africanos en la
      mezcla antioqueña aparentan no tener importancia en
      la medida en que se diluyen a través de sus
      descendientes mulatos y zambos.

      Citando a James J. Parsons, Zapata Olivella nos da
      a conocer como: "El sistema de reservas, a la vez que
      sirvió para mantener a los pequeños
      núcleos indianos supervivientes, en una especie de
      obligación económica y eclesiástica,
      también fomentó la amalgama racial con
      numerosos fugitivos y con los niños nacidos de aquellos matrimonios
      cruzados. Los últimos fueron declarados libres en
      más de una ocasión. Menos de un siglo
      después de las reservas en Antioquia, la mezcla de
      razas llegó a ser tan completa, que un viajero en
      Sopetrán o La Estrella, podría descubrir
      pocas huellas de fondo indígena’"

      El choque entre este puñado de
      colonizadores y la población indígena se
      realizó dentro de los marcos de la convivencia, la
      que imponía por grado o por fuerza el sometimiento
      de la indígena como concubina. La población
      aborigen no solo debió aportar la sangre
      femenina para asegurar el desarrollo de la
      población, sino que resistió los estragos
      producidos por las enfermedades (sífiles, viruela,
      gripe, sarampión, etc), secuelas del conflicto cultural y
      biológico.

    2. El mestizaje hispano-indígena

      Aunque los colonizadores hispánicos no
      hayan sido numerosos en Antioquia, constituyen el elemento
      más importante por su poder
      económico, político y religioso. Como en
      otras partes el país, esta situación
      privilegiada les permitió imprimir el cuño
      hispánico en el mestizaje étnico, social y
      cultural. Los factores aglutinantes de la lengua,
      del sistema de castas y encomiendas, la propiedad de los medios y
      las formas de producción, rápidamente
      establecieron su carácter, hábitos e ideales
      sobre el indio, el negro y los propios descendientes de
      mestizos, mulatos y zambos.

      La migración de familias españolas,
      si bien persistió regularmente, no constituyó
      afluente muy importante.

      El marcado ancestro hispánico de la
      población del oriente antioqueño se debe,
      pues, no tanto al número de inmigrantes
      peninsulares, ni a la desaparición del
      indígena o mestizo, pues éstos últimos
      constituyeron siempre la mayoría, sino a la
      posibilidad que tuvieron de casarse entre sí, dando
      origen a extensas familias de unos cuantos
      apellidos.

    3. El elemento hispánico

      La fuga de los indígenas hacia las selvas
      chocoanas, fue una de las muchas causas que influyeron en
      la imperiosa adquisición de mano de obra africana
      para el laboreo de las minas.

      La escasez
      de mano de obra indígena, crecía a medida que
      aumentaba el mestizaje con los españoles, pues la
      descendencia de éstos podía ser eximida del
      trabajo obligatorio. La sustitución de
      indígenas por africanos no obedeció solamente
      a una necesidad física sino a la conveniencia de
      emplear mano de obra calificada. Muchos esclavos
      procedían de regiones mineras africanas y por tanto
      poseían una tradición que les facilitaba el
      oficio. La escogencia de estos esclavos constituyó
      una de las habilidades del comercio
      negrero.

      A diferencia de la población
      indígena que no era renovable desde el exterior, y
      por el contrario disminuía por el creciente
      mestizaje o su repliegue hacia la selva, la negra era
      periódicamente restablecida y aumentada por las
      nuevas importaciones africanas. Los dueños
      de minas reclamaban ansiosamente a las autoridades la
      introducción de más y
      más esclavos para intensificar el laboreo de las
      minas.

      Pero a partir de 1851, al abolirse la esclavitud, la afluencia negra se equipara a
      la indígena: el crecimiento se va a realizar a
      expensas de los existentes ya importados. Por ello los
      índices de mestizos, mulatos y zambos
      aumentarán en tanto descienden los porcentajes de
      indios y negros puros. Debido a la política de
      restricción migratoria, los aportes europeos
      también se estabilizan, todo lo cual ha contribuido
      al fuerte mestizaje que caracteriza al colombiano en
      general.

    4. El aporte africano

      En la mentalidad popular, la religión entendida como una actitud
      frente a la vida y al cosmos, no puede desligarse de la
      filosofía empírica, de conocimiento tradicional y de la manera de
      ser del individuo. La persistente prédica de
      los misioneros españoles apenas consiguió
      refundir en un solo contexto las doctrinas
      católicas, las concepciones religiosas
      aborígenes y el sentimiento vitalista del
      negro.

      El abismo entre los enunciados teológicos
      del Cristianismo y la peripecia existencial del
      indio y del esclavo, contribuyó a que las
      condiciones materiales de estos últimos
      resistieran a los conceptos metafísicos. El analfabetismo, por otra parte, compulsaba a
      los oprimidos a aferrarse a sus tradiciones, pues la
      repetición memorística del catecismo no
      abría la brecha en los sentimientos y mentalidades
      empíricas.

      Debemos hablar, pues , de una religiosidad del
      antioqueño, de unas maneras de interpretar y de
      sentir las doctrinas católicas; de un modo de
      expresar las ideas indígenas acerca del mundo, los
      antepasados y las fuerzas sobrenaturales; de un sentimiento
      africano de entender la vida emergiendo de una realidad
      natural y de un mundo social opresor.

      Polarizando este sincretismo religioso, aparece en
      el pueblo antioqueño la conciencia de un Dios único,
      estructurado en la concepción católica. Esta
      noción que se personifica en Cristo o en el Espíritu Santo, generalmente se
      difuma por los contenidos mágico-religiosos de
      indios y negros, llegando a encarnar también fuerzas
      sobrenaturales, espíritus y santos.

    5. Patrones religiosos
    6. Las raíces
      indígenas

    Citando al padre Humberto Restrepo, se detallan como
    aportes indígenas los siguientes:

    1. La veneración o respeto
      por las lagunas de las alturas
    2. El complejo animista referido a fantasmas,
      espantos o duendes
    3. Existencia de una vida fisiológica
      ultraterrena.
    4. Diferenciación de los ceremoniales
      practicados a difuntos niños y adultos.
    5. Pruebas adivinatorias con el tabaco encendido en la
      boca.
    6. Ideas religiosas en torno a
      los espíritus que mueven y orientan el caudal de los
      ríos.
    7. La reinterpretación de leyendas y
      personajes míticos de procedencia
      indígena.
    1. De la prédica católica de los
      misioneros, marchaban las ideas paganas de los soldados y
      primeros colonizadores reclutados entre las clases
      populares peninsulares. Al aporte pagano peninsular
      pertenece el rito acerbo de oraciones, talismanes,
      escapularios, secretos, etc., que nunca faltan en el ajuar
      del carriel antioqueño.

    2. Las raíces hispánicas

      El acerbo africano en la religiosidad
      antioqueña tiene su escondido filón en el
      sentimiento de defensa del esclavo frente a la agresividad
      del amo. El indígena removió sus valores
      telúricos para enfrentarlos al Conquistador; era
      lógico que así fuese, ya que la tierra
      expresaba la totalidad de su cultura amenazada. Pero el
      negro, expatriado de su solar, carecía de un
      patrimonio terrígeno qué
      defender o dónde apoyarse contra sus colonizadores.
      La relaciones de tipo puramente religioso con la tierra
      cedieron su lugar a las prácticas de sentimientos
      mágicos de defensa: a la opresión esclavista
      opuso el exorcismo.

      Desde otro ángulo, la religión
      católica y la prédica del misionero fueron
      otros parapetos para defender su integridad física y
      sus propios afectos religiosos. Para el negro las promesas
      de un paraíso ultraterrenal tenían
      significación en la medida en que las concretizaba
      en sus realidades presentes: el mundo terreno
      refundía su trágica existencia de esclavos de
      América; y el reino prometido: su
      retorno al Africa,
      al suelo de
      sus antepasados, donde habían quedado las mujeres y
      los hijos.

      Puede hablarse, pues, de la sincera
      devoción del africano cuando hacía suyos los
      símbolos y contenidos del
      Cristianismo. Por otra parte también asimiló
      todas las ideas del indio sincretizadas a las formas
      católicas. Solo a través de esta trama de
      sentimientos, creencias y prácticas mágicas
      africanas ligadas al pensamiento católico y al
      telúrico indígena, podemos entender su
      presencia en la religiosidad del antioqueño,
      particularmente en aquellas zonas donde constituyó
      un fuerte arraigo étnico.

      Se presentan, entonces, la confección de
      familiares, monicongos o dobles protectores del individuo,
      los filtros de amor, la
      mandinga, el culto al Anima Sola.

    3. Las raíces africanas

      La producción fabril de alimentos
      de la nueva sociedad de consumo no ha variado
      substancialmente el patrón alimenticio aborigen
      entre las clases populares del paisa de la ciudad y el
      campo. Su persistencia, en gran parte impuesta por los
      bajos recursos
      económicos que no les permite enriquecer su dieta,
      se debe al acondicionamiento ecobiológico del paisa
      a su tradición alimenticia, altamente apreciada
      desde los primeros conquistadores.

      En la alimentación
      del pueblo paisa entran como bases fundamentales las papas
      y yucas, el arroz, los fríjoles, el maíz y la panela (azúcar sin refinar), de los cuales
      puede decirse que no faltan ningún día en
      casa alguna, preparándolos de varios modos, pues de
      los fríjoles hace sopas de cuatro o cinco variedades
      y platos secos de otras tantas; del maíz fabrica el
      pan todos los días, apropiado de cada alimento,
      porque no es uno mismo, el que acompaña a la sopa
      que el tomado con el chocolate, ni el de mazorca o choclo
      que el de maíz decorticado por ebullición con
      lejía, ni éstos se asemejan al fino bizcocho
      que cuece en cayana (plato grande o fuente de barro
      cocido); en fin, con él prepara la mazamorra, bebida
      refrescante y alimentos a la vez de muy alta potencia
      nutritiva; la natilla y los buñuelos de nochebuena;
      postres.

      A esto añade a su mesa ordinaria el cacao,
      la carne de cerdo, frutas y legumbres variadas.

    4. La Alimentación

      La industria fabril ha impuesto cambios muy
      notorios en el vestido paisa. Aunque todavía se
      encuentran campesinos pobres descalzos en las áreas
      rurales y urbanas, tal vez el rezago más
      patético del indígena aferrado a sus
      hábitos de transmontar pendientes y serranía,
      lo cierto es que aún el calzado de cuero de
      herencia
      española cada vez más es sustituido por el de
      caucho.
      Al carriel de nutria se le agregan forros y adornos de
      plástico; la barbera se reemplaza por
      las máquinas y cuchillas de afeitar; los
      sombreros de paja toquilla son prensados en fábrica,
      disminuyendo su uso entre los campesinos, el poncho y la
      mulera de algodón, tienden a desaparecer o son
      sustituídas entre los campesinos por una
      toalla.

      En las ciudades, el atuendo es producto de la
      moda con
      la difusión de cambiantes modelos
      diseñados por modistos de última
      hora.

    5. El vestido

      La dependencia que tiene la economía paisa
      de su ecología, se manifiesta en las
      herramientas de trabajo y oficios sumergidos
      en forma imperiosa en las actividades agrícolas y
      mineras: la peinilla, el hacha, el recatón, el
      almocafre, la batea, martillos, tenazas, etc, conservan sus
      formas y modos de uso tradicionales.

      Los medios de transporte aborígenes –canos y
      balsa—persisten en una dramática competencia con la mula, el caballo, la
      carreta de yunta, el automóvil y el viaje
      aéreo.

      Las artesanías tradicionales sufren el
      mayor impacto por la introducción de tornos
      eléctricos, máquinas de coser, tintes y
      fibras que modifican los procedimientos normales o las
      técnicas rústicas con instrumentos de
      madera o
      hierro.
      Estos cambios que afectan los métodos tradicionales por la rapidez
      con que se introducen, hacen pensar a los
      folclorólogos la desaparición de las
      artesanías: tejidos
      de algodón, carpintería, herrería,
      orfebrería, zapatería, sastrería y
      otros oficios.

      Los bailes y danzas en sus modalidades
      tradicionales –bambucos, pasillos, danzas,
      contradanzas—y los instrumentos
      musicales concomitantes –tiple, guitarra, lira,
      arpa, cuatro, chirimía, flauta, capador—sufren
      fuertes distorsiones por influencia foránea y
      evolución técnica.

    6. Artesanías y oficios

      El paisa por tradición es coloquial. Las
      culturas empíricas, a falta de alfabeto o por
      analfabetismo, extreman en alto grado la comunicación oral, particularmente
      cuando las condiciones geográficas impulsan el
      diálogo interfamiliar, de vecindario
      o parroquial por un obligado aislamiento.

    7. Tradición oral
    8. El mito
      paisa

    En Imágenes
    y Reflexiones de la Cultura en Colombia – Regiones,
    ciudades y violencia—el historiador Fabio Zambrano P,
    profesor de la Universidad
    Nacional e investigador e la Fundación de Estudios
    Misión
    Colombia, apunta en forma por de más interesante y
    quizás desconocido por la mayoría, en cuanto al
    mito paisa lo siguiente:

    "El mito de la igualdad y
    homogeneidad racial tiene su máxima expresión en
    el artículo de Patricia Londoño, publicado en la
    Historia de
    Antioquia. De la lectura
    de este escrito, un lector desprevenido puede concluir que en
    la historia antioqueña, su sociedad se caracterizaba por
    una gran igualdad, ausencia de conflictos y
    roces entre los distintos grupos
    sociales. Además, sorprendentemente, aparece en el
    siglo XIX un proceso de –blanqueamiento—un tanto
    inexplicable. La autora nos muestra que a
    fines de la Colonia el número de esclavos negros era
    casi igual a la población blanca; pero, luego en el
    siglo XIX no aparece ninguna mención a esta
    altísima participación de la población
    negra en la vida diaria antioqueña. Sorprendentemente,
    la autora ni siquiera tiene en cuenta trabajos renovadores que
    muestran un panorama diferente de –país
    jauja—antioqueño.

    El mito paisa, de ser una sociedad igualitaria,
    blanca, trabajadora, colonizadora, etc., ha proveído a
    sus miembros de una fuerte identidad,
    olvidándose que este mito ha tenido como función
    servir de elemento de dominación y control
    social a la élite paisa, quien lo ha utilizado para
    establecer un dominio efectivo; pero que, cuando se encuentran
    en las fronteras con pobladores de otras regiones, se convierte
    en un elemento que utiliza el –paisa—para
    enfrentarse a otros.

    Para demostrar la anterior aseveración, Fabio
    Zambrano P nos detalla:

    Este es el caso ocurrido en Cimitarra, Santander. El
    director del Instituto de Colonización que llega a
    fundar el puebloen 1954, cuenta que al principio llegaron
    colonos santandereanos y boyacenses, a extraer madera, tumbar
    monte, hacer fincas. Luego, cuando ya existía un
    asentamiento rural y una cabecera urbana, llegan
    antioqueños, que tratan despreciativamente a los
    santandereanos a quienes llaman –chilingos–, y montan
    negocios de
    cantinas, prostíbulos, tiendas –con la
    idiosincrasia del tumbe–. Mientras los boyacenses y
    santandereanos establecen entendimientos, con los
    antioqueños hay roces. A través de los negocios y
    el naipe se hacen a las mejores fincas, las cuales
    explotan.

    Un proceso similar encontramos en el Putumayo, donde
    pastusos y huilenses colonizan, y después que se tumba
    el monte, llegan los –paisas—a montar negocios.
    Pero, mientras que santandereanos, boyacenses, pastusos,
    huilenses colonizan, la imagen de
    colonos la poseen indiscutiblemente los paisas. Esta imagen es
    el resultado de la versión que al historia tradicional
    antioqueña ha forjado de la –epopeya paisa—y
    que, en gran medida el resto del país repite.

    Después de los años 50, cuando se
    construye la carretera al mar de Antioquia y llega el banano,
    es el momento de choque de los antioqueños con los
    viejos colonos costeños de la primera oleada, los que
    tumbaron el monte, los que colonizaron Urabá, el
    antioqueño llega cargado de símbolos, monta la
    fonda a la que llama –embajada paisa, consulado
    antioqueño–, como si se sintiera en otro país, y
    poco a poco empieza a calar la imagen de Antioquia como rica,
    pujante, un Estado que
    funciona (lo cual en Urabá está lejos de ser
    así), y surge la alternativa: ser antioqueño
    –es un honor–, y siéndolo se cumple el requisito
    de –estar bien en una sociedad–.

    Procesos de ocupación del territorio se dan en
    todo el país y todos utilizan, en mayor o menor medida,
    el mismo modelo, como es el del español, pero unas regiones son
    más activas que otras y en esto hay que hacer justicia con
    Boyacá, de donde más colonos han salido hacia
    otras regiones (la colonización boyacense
    continúa adentrándose por la Cordillera Central,
    bajando a la hoya del Quindío, donde se encuentra con
    otras corrientes migratorias del Cauca, Valle, Tolima,
    Cundinamarca y Antioquia.). Pero, nadie lo menciona y el
    atributo de colonizador queda asignado al antioqueño.
    Quizás, eso se deba a que mientras el antioqueño
    llega a imponer símbolos, para los pobladores de otras
    regiones esto no es una prioridad y tienden más bien a
    compartir los imaginarios y las culturas regionales que
    encuentran. " .

    1. En el congreso de 1896 Rafael Uribe Uribe
      enunció por primera vez, la necesidad de un
      departamento nuevo entre Antioquia y el Cauca Grande,
      exponiendo sus linderos como consta en Discursos
      parlamentarios: Congreso de 1896 editado por la imprenta y
      librería de Medardo Rivas en 1897, donde se leen los
      linderos propuestos: "Por mi parte, y habiendo demostrado
      desde temprano, combatiendo y derramando mi sangre en el 76
      por el Cauca contra Antioquia, no sorprenderá que nada
      que trascienda a lugañerismo o a preocupaciones de
      raza o de departamento, determine el giro de mis ideas. Si
      para impulsar los intereses públicos es, o llega a ser
      necesario, crear una nueva entidad administrativa que abrace
      el territorio comprendido entre La Vieja y el Arma,
      Cañaveral y Arquía y las dos cordilleras,
      Central y Occidental, o bien hasta las riberas del Magdalena
      por un lado y hasta las playas del Pacífico por el
      otro, con Pereira, Riosucio o Manizales por centro, como
      antioqueño ne le tendré miedo a que haga esa
      doble segregación de territorio."

      A principios del siglo XX, en 1904, Uribe Uribe
      propone la creación del departamento de
      Córdoba, con capital
      Manizales. Finalmente se dicta la Ley 17 de
      1905. Se le cambió el nombre por el de departamento de
      Manizales, y sólo duró con ese apelativo hasta
      el 16 de abril de 1910. Trataron por todos los medios de que
      no se recordara el insigne hombre público. Y en ese
      afán, cambiaron los límites que él había
      indicado. Pero no funcionaba la entidad administrativa.
      Así, tuvieron que integrarla con otras agrupaciones:
      el 29 de junio de 1907 se dicta el Decreto 763 que incorpora
      una parte de lo que se ha conocido como la provincia de
      Manzanares, con Marulanda y Victoria, con el corregimiento de
      Buenavista, Pensilvania con los de San
      Agustín, Florencia y Arboledas. En 1908, el
      Decreto 916 toma a Armenia, Calarcá, Filandia y
      Circasia. El presidente González Valencia se ve
      obligado a expedir el Decreto 340 de 16 de abril de 1910, y
      se instala la primera Asamblea Departamental del 11 de marzo
      de 1911. Finalmente por la Ley 31 de Octubre 1 de 1912 se
      agrega Pueblo Rico que pertenecía al
      Chocó.

      De esa manera, a retazos, se integró el viejo
      y Gran Caldas. En ese momento final, ya se habían
      aceptado los límites propuestos por el precursor del
      departamento, el dirigente Uribe Uribe.

    2. La
      creación del Departamento de Caldas

      La pequeña propiedad, crea una familia
      fuertemente cohesionada, más patriarcal. En
      ningún departamento, quizá exclusión
      hecha de Antioquia, es tan férreamente notoria la
      jerarquía ni tan delimitados los parentescos. A esta
      realidad se debe que Caldas muestre el más
      rígido sistema de sucesiones, causa de la subdivisión
      continua de la propiedad territorial.

      Muy diversos han sido los procesos
      de la familia rural y de la familia urbana. En esta
      última, apenas subsisten algunos rasgos del
      tradicionalismo, por cuanto el desarrollo comercial de las
      ciudades la ha ido incorporando al nuevo ambiente espiritual.
      En la zona social en la que permanece más arraigado el
      tradicionalismo es en las clases medias, compuestas por
      pequeños industriales y funcionarios particulares y
      públicos. En cuanto a la familia obrera,
      incorporándose la mujer a la
      industria, tiende a la ruptura de todos los lazos
      tradicionales.

      El escritor Alonso Aristizabal dice del habitante
      del Departamento de Risaralda lo siguiente: "En el plano
      histórico, nos referimos a un pueblo apegado a su
      tradición, lo mismos que a sus costumbres. Consciente
      de la herencia cultural que ha recibido se enorgullece de
      ella. Ello repercute en su presente, determina su vida y su
      destino. Resaltan como factores evidentes su música, comidas, costumbres,
      religiosidad y amor al trabajo. En religión
      todavía se conserva una gran tradición
      católica. Muchos de sus pueblos se fundaron al tiempo
      con sus parroquias, y todavía hacen de la iglesia su
      centro principal de reunión. "

    3. El carácter
      de la familia
      caldense

      Caldas en un departamento de clases medias. En la
      industria, la minería, la agricultura, el comercio,
      las clases medias son el grupo social más destacado,
      aun cuando su falta de organización y coordinación les impide generalmente
      asumir funciones
      directivas.

      Los grupos de empleados públicos se
      concentran en las capitales políticas. Sólo en los grandes
      centros se puede conseguir una burocracia
      tradicional, aun cuando no especializada.

      Sólo en los grandes centros es considerable
      la capa de empleados de comercio. En las regiones poco
      desarrolladas comercialmente o que dependen de los municipios
      comerciales, el empleado es substituido por el propio
      empresario
      y su familia.

      En dichas zonas, el comercio al menudeo reviste
      carácter de tradicional. En las pequeñas
      industrias
      y talleres, el propietario regularmente tiene en sus manos
      toda la función comercial.

      Exceptuando sectores industriales como textiles y
      trilladoras, el movimiento
      industrial es casi privativo de los pequeños
      industriales.

    4. Las Clases
      Medias

      La mayor concentración de población en
      las cabeceras de los municipios es la determinante de la
      principal fuente económica de Caldas que corresponde
      al sector servicios,
      seguido por la agricultura y la industria.

      El cultivo del café es la principal fuente
      agrícola, pero se destacan también la
      ganadería con el ganado vacuno y porcino como
      principales fuentes
      productoras.

      Existe un incremento en la industria en los sectores
      de alimentos, bebidas, papel, textil, maderas, jabones y
      maquinaria.

    5. Economía y
      Vida Social
    6. Semblanza
      paisa

    El sentido regional paisa es fácilmente
    identificable, éste es el grupo en donde se observan los
    mayores niveles de identidad cultural y orgullo de
    raza.

    Dentro de su estereotipo, el paisa es cordial, amable,
    extrovertido, emprendedor y siempre muy interesado por el
    beneficio económico. Una característica muy
    interesante del control social antioqueño es la forma
    como se combinan los valores
    preponderantes del paisa: el interés
    económico y la vivencia religiosa.

    El escritor Alonso Aristizábal dice de la gente
    de Risaralda lo siguiente: "En costumbres son gente coloquial y
    amistosa, de gran sencillez y locuacidad. En estos elementos se
    ha fundado su ancestro andariego a través del cual
    muchos de sus habitantes han buscado la realización
    personal, el
    logro de su vida. Así se los ha encontrado dirigiendo
    vuelos espaciales, vendiendo comida típica en Maniatan,
    alquilando camellos en el Sahara o disfrutando de un harem en
    Estambul. En lo que se refiere al trabajo, este constituye otra
    forma de su cultivo vital. Son seres que nacieron con la
    actividad como destino. El lenguaje
    popular reproduce innumerables expresiones que lo ratifican:
    –No quedarse sentado—ó –sin hacer
    nada—manifiestan dicha manía e impaciencia en
    función de la cual viven."

    Continúa Alonso Aristizábal con: "Son
    personas de gran dinamismo y afabilidad, impulsadoras y con
    dotes naturales para el comercio por su gran capacidad para
    relacionarse con la gente. Son personas industriosas con
    destrezas intelectuales y manuales,
    creativos y de iniciativa. Con sus condiciones ancestrales de
    simpatía, espontaneidad y apertura personal, por eso su
    amabilidad y bondad con el extraño. La herencia de la
    colonización paisa se da con fuerza en la habilidad para
    entenderse con los demás y ser agradable. En su proceso
    social han alcanzado valores muy propios en aspectos como el
    civismo. Este determina una relación muy significativa
    con su medio que les permite ser sus defensores y promotores.
    En pocos lugares como en este se conserva una relación
    tan entrañable con su tierra. También sus
    condiciones industriales y comerciales han ido creando un nuevo
    ser diferenciable con una imagen definida a nivel
    nacional."

    Dice también Alonso Aristizábal
    refiriéndose al Gran Caldas en Quindío y Caldas
    que se conserva mejor lo que podemos llamar el "ser
    antioqueño", como un hombre de raigambre campesina y de
    espíritu entusiasta, gran conversador y de ánimo
    acogedor, quien posee una personalidad
    inteligente y emprendedora, al lado de su simpatía y
    alegría gregaria. Este considera la familia el
    núcleo más importante aunque sea abierto con el
    extraño. En muchas de sus costumbres asume una actitud
    tradicionalista.

    Importante también la siguiente
    consideración sobre el Paisa: Del mito que construye y
    destruye a un pueblo- ¿Ser o no Ser? (),
    donde se cita al investigador Alejandro López quien
    expresa: Detrás del ""paisa berraco"" hay una unidad
    cultural muy fuerte alrededor del espíritu de grupo, la
    familia, la lealtad en el trabajo, la persistencia, la
    tenacidad, el interés por ser el primero y sobresalir, y
    la búsqueda de ser independiente alguna vez en la
    vida.

    Por otro lado, de la misma página
    Web citada anteriormente, el sociólogo de la
    Universidad Nacional de Bogotá, Alberto Mayor Mora, dice
    que a pesar de que una de las mayores fuerzas en la primera
    mitad de este siglo para los paisas fue la religión, hoy
    ha sido reemplazada por otra clase de
    estrategias.
    Los valores han cambiado tanto como los mecanismos de movilidad
    social. La industrialización favoreció la
    migración del campo a la ciudad y, a su vez, la urbe
    exige el ascenso social: la generación actual quiere que
    sus hijos sean "doctores", profesionales a cualquier precio. La
    juventud
    actual persigue alcanzar la cima con rapidez: quien no logra
    ser rico a los 30 años…nunca lo será. En este
    sentido, del paisa "mítico" se esfumaron los conceptos
    de tenacidad y ascenso por méritos. El trabajo honesto
    es uno de los "valores" que naufragó ante el afán
    de adquisición apresurada de bienes y
    reconocimiento social, a cualquier costo. Ya no se cree en el
    mito. Lo que se evidencia hoy es la unidad de acción, de capitales y de metas comunes.
    Antes, las alianzas eran mucho más discretas,
    corría el mito de los pioneros: el gran fundador de
    fábrica que trabajaba dia a día con sus obreros y
    recordaba el nombre de cada uno de ellos. Eso ha ido
    desapareciendo. Lo que había detrás era una
    unión de capitales. Ese mito se ha destruido y hoy los
    negocios se ventilan de una manera más
    directa.

    Es importante consignar aquí, lo expuesto por
    Manuel Zapata Olivella en su libro El Hombre Colombiano
    (Editorial Canal Ramírez- Antares- Bogotá-1974)
    donde ratifica lo expuesto por varios autores, investigadores e
    historiadores colombianos: "la inteligencia
    y la constancia, un grande espíritu de empresa, sus
    rasgos característicos de su individualismo, su apego
    regionalista, el instinto mercantil, migratorio y empresarial,
    la prole numerosa. "

    Citando a Manuel Pombo, expresa que "otro rasgo
    antioqueño es el espíritu de asociación,
    compañero del de especulación".

    Zapata Olivella resalta del paisa: laboriosidad,
    persistencia en el trabajo, sentido de organización
    empresarial y administrativa son otras tantas cualidades
    reconocidas.

    Cita al profesor López de Mesa resume la
    semblanza paisa así: "aventurero, gusta de conocer el
    mundo y es observador de mucha inquietud mental".

    En el estudio de Fernando Urrea Giraldo y Luz Gabriela
    Arango Gaviria titulado –Culturas empresariales en
    Colombia—se lee:

    "En el Viejo Caldas, la investigación de Manuel Rodríguez
    (1993) nos muestra a industriales que originalmente son
    comerciantes y lo siguen siendo en sus actividades posteriores;
    algunos también son profesionales y cafeteros. Con
    características distintas a las de Bogotá, en la
    región se establece una tradición de
    –hombres de negocios—o –negociantes–,
    más que de industriales especializados.

    Las empresas son
    familiares en la propiedad, la gerencia y
    en otros niveles de la jerarquía y desarrollan una
    tradición paternalista que diferencia a Pereira y a
    Manizales: los gerentes de Pereira tienen un origen más
    popular y provienen de otras regiones del país, mientras
    que en Manizales en su mayoría son
    –azucenos—y hacen parte de la oligarquía
    cafetera."

    8. Tres Departamentos
    y un solo origen

    Caldas

    Otto Morales Benítez expresa que Caldas es
    modelo de muchas virtudes acendradas que el país le
    reconoce sin mezquindad. Nadie discute la calidad de sus
    gentes. Son igualmente eficaces en el trabajo rural, o ahora en
    el comienzo de la etapa industrial, o en el ejercicio
    político, o simplemente intelectual. Tiene conceptos de
    honor, de la laboriosidad, de la honestidad,
    de identidad con su parcela, y todo se sintetiza en una gran
    emoción patriótica que nos permite enumerar otras
    condiciones:

    Datos generales: Área 7.888 Km2,
    Población: 925.358 (1996)

    La mayor concentración de población en
    las cabeceras de los municipios del departamento (más
    del 60%) es la determinante de la principal fuente
    económica de Caldas que corresponde al sector servicios.
    Con el comercio a la cabeza del mismo, le siguen por orden de
    importancia el ámbito financiero, el transporte y las
    comunicaciones. El segundo sector
    económico del departamento es el agropecuario, con el
    cultivo del café como fuente principal agrícola,
    que incluye también los cultivos de caña, cacao,
    maíz, tabaco, papa, plátano y con menores niveles
    de producción las hortalizas, piña, y otras
    plantaciones frutales. En el área rural de la
    región de La Dorada está centrada la
    ganadería en el ganado vacuno y porcino como principales
    fuentes productoras. La industria en los últimos
    años es notable en las áreas textil,
    confección, alimentos, bebidas, maderas y
    jabones.

    Los municipios que componen al departamento son:
    Manizales (su capital), Aguadas, Anserma, Aranzazu,
    Belalcázar, Chinchina, Filadelfia, La Dorada, La Merced,
    Manzanares, Marmato, Marquetalia, Marulanda, Neira,
    Pácora, Palestina, Pensilvania, Riosucio, Risaralda,
    Salamina, Samaná, Supía, Victoria,
    Villamaría y Viterbo.

    Una panorámica de los anteriores municipios nos
    la brinda Hernando Salazar Patiño en su visión de
    Caldas así:

    Aguadas: Para quitarse el sombrero se asciende
    como hacia un castillo entre la niebla. El estruendo de la
    soberbia cascada de Pore, el ganado pastando en las laderas,
    las fondas camineras que cumplen una intermediación
    entre lo rural y lo urbano, sus calles pendientes con casas de
    arquictetura tipica antioqueño-caldense, su fuente del
    parque principal enmarcada entre araucarias… Es una historia
    de manos, una civilización manual, una
    especial antropología del hombre colombiano visto
    desde y hacia arriba por la prenda que protege su cabeza: el
    legendario sombrero aguadeño. La industria de la iraca,
    hoy decadente y la producción de esterillas, parasoles y
    preciosas miniaturas artesanales ha disminuido pero aún
    se conservan el tejido para forraje. Aguadas también
    tiene su "Dorado", vestigio de sus creencias totémicas
    en grabados y dibujos
    zoomorfos sobre piedras y sepulcros indígenas
    (guacas).

    Pácora: Situada en las estribaciones de
    la cordillera Central, con todos los climas, predominando esos
    18 grados, Pácora ostenta la fama de la cria de caballos
    de "paso pacorado". Interiores y unos cuantos balcones
    testifican su pasada arquitectura:
    calles grises, solares verdes, aleros carcomidos, esquina de
    pueblo detenido en un tiempo sin orillas, en Pácora
    subsiste la ilusión de aldea.

    Salamina: Corazón
    del antiguo Caldas. Bosque natural, amplios cultivos de
    caña panelera y de café denuncian la feracidad de
    esta "tierra buena" y la raizal vocación eglógica
    de quienes la habitan. Al recorrer las calles de Salamina,
    llenas de murmullos presuntuosos y al entrar en sus
    casonas—Salamina está por dentro—se descubre
    una manera de ser, la sucesión de un hilo revelador.
    Estas casonas contienen su propio código estético. Los elementos
    arquitectónicos decorativos, naturales, humanos,
    sociales y familiares, se integran en una normativa
    espacialidad prodigiosa y grata.

    Aranzazu: Poseedor de minas de mercurio, son
    las únicas que producen en abundancia el líquido
    metal en estado libre. Hay arboledas en sus vías de
    acceso y sonreídos patios florecidos en las casas que
    anuncian una población en que las virtudes humanas, la
    modestia, la amabilidad hogareña, una afable cordialidad
    social, la conservan íntimamente parroquial.

    Marulanda: Es una inmensa extensión de
    tierra de pastoreo, bajo un cercano cielo de cristal que corta
    el verde intenso de sus praderas. La lana es el principal
    producto de esta región que provienen de las manadas de
    ovejas de las que provienen las cobijas y las ruanas de tan
    magnífica textura y cálido abrigo.

    Filadelfia: Significa "amor de hermanos".
    Más que una raíz etimológica es un
    diagnóstico de sicología
    colectiva. Este es un territorio de fraternidad. La mayor parte
    de su población permanece todavía en el campo un
    una identificación con la naturaleza que mantiene vivas
    las costumbres. El cultivo del café es una de sus
    principales actividades.

    Neira: En medio de los terrenos pendientes y
    escarpados está Neira, la cual posee todos los pisos
    térmicos en igual proporción y once tipos de
    suelos
    diferentes como para un futuro emporio de bosques y cultivos
    diversos, que junto al café, la caña panelera, el
    cacao y algunos frutales que hoy predominan pueden enriquecer a
    su vez su economía y su turismo. Fue un centro
    colonizador de partida y regreso. Sus habitantes tienen
    carácter natural tranquilo, su ánimo emprendedor
    y campechano, su descomplicado buen humor.

    Manizales: Maravillosamente encaramada en el
    filo de una cuchilla, entre la abrupta cordillera, a 2150
    metros sobre el nivel del mar, lo primero que asombra en
    Manizales es el artístico desafío de su audaz
    arquitectura y el insólito colorido de sus atardeceres
    cotidianos. La civilización entró a Manizales
    uncida a la cultura. El teatro ratifica
    las entrelíneas de esta historia. Su Plaza de Toros
    mudéjar, proclama a los visitantes su sentimental
    herencia hispánica, celebrando cada año una de
    las mejores ferias de América. Sus habitantes poseen una
    inusitada dimensión humana, donde sobreviven las buenas
    maneras, donde la charla y la canción son los ritos
    sagrados.

    Villamaría: Se considera como la
    despensa agrícola de Caldas. Pueblo de vocación
    floral, es un inmenso jardín, apaciguado y
    susurrante.

    Chinchina: Asiento de negocios, lugar de
    tránsito, centro de riqueza, el movimiento de la gente,
    el desarrollo urbano, la actividad que despliegan sus calles,
    ofrecen obvios contrastes, una notoria sensación de
    prosperidad. Es la capital cafetera de Colombia, donde
    está Cenicafé—Centro Nacional de Investigaciones
    sobre el Café—que suscita gran interés
    científico por los valiosos experimentos
    que realiza, y la fábrica de café liofilizado,
    dedicada a la exportación de sus productos y
    considerada la única por su exclusiva tecnología. Posee tierras calificadas de
    óptimas para el cultivo del café.

    Palestina: Comparte buena porción de su
    historia y de sus realidades con su vecina Chinchina.
    Ubicación privilegiada, tierras inmejorables para el
    cultivo del café, una economía basada en este
    producto, y un mismo clima, ligada por el pasado, dependientes
    de la circunstancia geográfica y económica en el
    presente, el futuro le ofrece un liberador y promisorio
    adelanto. Es una de las poblaciones mejor comunicadas de
    Caldas. Es un emporio turístico por
    excelencia.

    Viterbo: Esta población recuerda otra
    italiana. Todo lo bueno del pueblo es fruto de un acto de
    voluntad. Cultivador de café, el municipio se convierte
    en una inmensa secadora, las calles doradas, cubiertas de
    granos bajo un sol a sus anchas, encandilan y asombran. La
    animosa población rica también en ganado y
    caña de azúcar, es una de las más bellas
    del país.

    Belálcazar: Se le llama el "mirador de
    Caldas". Su gente hospitalaria, dedicada al turismo.

    Risaralda: Significa "risa humana". Su gente
    con su rítmica parsimonia campesina y una como reserva
    natural en sus gestos, comparte una abundante floración
    de azaleas.

    Anserma: Sigue siendo el cruce de caminos. Con
    clima próximo a los 18 grados, con serenidad azul claro
    de su cielo, vespertino, a ciertos habitantes suyos que parecen
    anudados a algún paisaje, por lo que todo contacto es
    más bien un reencuentro.

    Riosucio: Famosa por su Carnaval del Diablo en
    simbolismo, en la simbiosis de goce e inteligencia, en la
    autenticidad raizal e histórica del júbilo
    colectivo, en la magicidad demoniaca de su ambiente. Posee
    platanales, cañaduzales y cafetos. El oro de sus minas y
    la piedra caliza, industrias metálicas y
    metalúrgicas, las carboníferas de El Soldado son
    base de su ascenso económico. Riosucio es todo un
    complejo étnico.

    Supía: Indígenas,
    españoles y negros, ingleses, franceses y alemanes,
    antioqueños y caucanos, se fueron asentando en los
    contornos de la fértil vega que divide el río
    Supía que baja cargado de arenas auríferas y
    separa a Guamal del municipio. Negras y negros de todas las
    edades barequean allí abajo el sol de los
    veranos.

    Marmato: La más pequeña
    población de Caldas es el corazón minero de
    Colombia, pueblo de buscadores
    de oro y de pluralidad sorprendente en la diversidad de rostros
    y expresiones y en los bellos rasgos etíopes del aporte
    negro. El cerro de Marmato implica una historia
    económica y humana, filón de oro que se adhiere a
    la piel, en sus
    cimas y su barro, en sus profundidades y su viento, en su
    sonrisa de bienvenida y en su larga tristeza.

    Manzanares: Es la puerta del oriente caldense.
    Un territorio íntegramente montañoso. Su
    clásico tipo racial. Su erizada geografía, llena
    de riscos y profundidades en donde se ven cafetales, trapiches
    paneleros, pastos y bosques, con leyendas de minas escondidas y
    tesoros ocultos y otras reales de grafito, calcita y
    manganeso…pero cuya verdadera riqueza es la calidad humana de
    su gente.

    Pensilvania: Se la conoce como la "Perla del
    oriente". La reforestación y los aserraderos que rodean
    el pueblo permiten apreciar el proceso de explotación
    maderera como la industria que cimentará su
    economía, sustentada hoy en el café y el ganado,
    con la caña y las vetas auríferas.

    Marquetalia: Enclavada en medio de las
    montañas, este pueblo de agricultores que siembra
    café y caña, ha reactivado galanamente su apuesta
    al futuro. Las sillas de montar y los galápagos de su
    excelente talabartería, las cobijas y cubrelechos de
    lana, dan cuenta de su floreciente industria
    artesanal.

    La Dorada: Único puerto, es la segunda
    ciudad de Caldas. La abundancia de peces
    dorados en las aguas de sus riberas le ganó el nombre de
    soleada promesa que incita a soñadores ambiciosos.
    Ciudad cosmopolita en permanente primavera. Centro ganadero,
    con riqueza ictiológica por las mojarras, sardinatas y
    picudas del río La Miel, los cardúmenes del
    Magdalena y de los ríos doña Juana,
    Pontoná y Guarinó, un centro geográfico
    privilegiado, un epicentro vial de comunicación terrestre, férrea ,
    fluvial y aérea, un núcleo turístico con
    balnearios, sitios de recreación y especiales para acampar, son
    realidades que impone el progresivo avance de una
    ciudad.

    Samaná: Es una isla de montañas
    rodeada de ríos. Corredor natural entre el oriente de
    Caldas y el oriente de Antioquia. Más que la
    recreación al aire libre en
    un clima que sube de 20 grados, las playas para acampar, las
    zonas de pesca, la
    riqueza de las reservas mineras, la plata, el cobre y los
    mármoles, el azufre, el uranio y hasta el asfalto, o el
    futuro delas represas, embalses y piscinas son sus
    corregimientos y veredas.

    Victoria: El parque de Victoria fue escogido
    como el parque más bello de los pueblos de Caldas. La
    orgullosa ceiba de que tanto se ufanan sus habitantes parece
    contar inquietudes de los primeros que se sentaron junto a
    ella.

    Quindío

    Datos generales: Área 1.845 km2,
    Población 435.018 (1996)

    La guaqueria se constituyó en una de las bases
    del poblamiento de la región, los mismo que de su
    reconocimiento. A fines del siglo XIX la región
    pertenecía a la provincia del Cauca. Además la
    atravesaba el camino que desde la época colonial
    servía de eje en las comunicaciones entre Santa
    Fé, Popayán, Quito y el
    sur. Con los buscadores de oro vinieron los colonos de la quina
    y el caucho.

    El oro, el tabaco y después el café, han
    sido la base del crecimiento poblacional.

    Departamento cafetero por excelencia, siendo su
    cultivo y comercialización uno de sus mayores
    renglones económicos, seguido por el comercio como
    principal actividad. Se cultivan además del café,
    plátano, caña, arracacha, yuca, frijol, papa y
    maíz. Además del café, se ha querido
    asociar al Quindío con la palma de cera, declarada
    árbol nacional en 1985.El sector ganadero se explota en
    menor medida que el agrícola con la cría de
    ganado bovino, porcino y equino.

    El departamento, rico en recursos minerales,
    posee yacimientos de oro, plata, cobre, calizas, antimonio,
    cuarzo, mármol, carbón, arcillas y gredas. En el
    campo industrial crea poco a poco sus potencialidades. En la
    actualidad sobresalen productos como el cuero, la
    metalmecánica, las ladrilleras, el papel y las maderas,
    los textiles en lo referente a la ropa masculina y femenina,
    los muebles, los mosaicos, los concentrados avícolas y
    los condimentos.

    Los municipios que componen el departamento son:
    Armenia (su capital), Buenavista, Calarcá, Circasia,
    Córdoba, Filandia, Génova, La Tebaida,
    Montenegro, Pijao, Quimbaya y Salento.

    Un panorama breve de sus pueblos, escrito por Alonso
    Aristizábal, se detalla a
    continuación:

    Armenia: "Ciudad Milagro", es la capital del
    departamento. Su nombre proviene del homenaje a las 200.000
    víctimas de las provincias armenias de Turquía.
    Es uno de los circuitos
    turísticos más atractivos del país que se
    caracteriza por su diversidad y contrastes. Es una ciudad de
    gran actividad cultural. El principal producto es el
    café. En sus alrededores se cultivan cítricos,
    ajo, pitahaya, espárragos, champiñones, sorgo,
    plantas
    aromáticas. En el aspecto industrial ocupan un lugar
    destacado la industria del cuero, la metalmecánica, las
    confecciones de ropa, los concentrados avícolas y los
    condimentos.

    Calarcá: Se le conoce como la "Villa del
    Cacique". La arquitectura calarqueña está formada
    por casas de bahareque de gran belleza. En sus alrededores se
    han encontrado muchos vestigios precolombinos. Es el centro de
    los más representativos polos cafeteros.

    Quimbaya: Produce café, plátano,
    caña de azúcar, cacao, maíz,
    fríjol, frutas. También es importante su
    ganadería. En la actualidad sobresale por sus balnearios
    y escenarios recreacionales.

    Montenegro: Produce café, avicultura,
    caña de azúcar, cacao, plátano. Entre sus
    atractivos se cuentan la sede del gremio cafetero y su
    jardín botánico.

    La Tebaida: Entre sus productos se destacan el
    café, el plátano, la avicultura y la
    ganadería. Se caracteriza por su turismo de fin de
    semana.

    Circasia: Antes se llamó La Plancha. Los
    principales productos son el café, las frutas, las
    flores y el ganado. Uno de sus atractivos es el Cementerio
    Libre que se caracteriza por su belleza.

    Finlandia: Su nombre procede de "filius (hijo)"
    y "andia (de Andes)". Significa hijos de los Andes. Por su
    ubicación en otra época se le consideró el
    cruce de caminos. Entre sus productos se cuentan café,
    cacao, plátano, maderas y pasto.

    Pijao: Hermosa población sobre el
    relieve
    quebrado de la cordillera Central. Esta localidad produce
    café, caña de azúcar, yuca, maíz,
    plátano, papa y banano. Se deben mencionar además
    sus reservas minerales y su sobresaliente desarrollo
    artesanal.

    Génova: Es la localidad más
    apartada del Departamento. La actividad económica se
    concentra en la agricultura y la ganadería. Entre sus
    productos se cuentan el café, el plátano, la
    papa, la caña de azúcar, la yuca, el maíz,
    el ganado vacuno, equino y porcino.

    Salento: Se le ha considerado de gran
    importancia histórica como punto de avanzada de la
    colonización antioqueña. La actividad
    económica de Salento la definen la agricultura y la
    minería. Sus principales productos son el café,
    el maíz, el plátano, la papa. Posee minas de oro
    y cuarzo.

    Buenavista: Entre sus productos sobresalen el
    café, la caña de azúcar, el maíz,
    el plátano, la yuca, el f’rijol.

    Córdoba: Su economía la definen
    la agricultura y la ganadería. Los productos más
    importantes son: café, yuca, plátano, maíz
    y fríjol.

    Risaralda

    Datos generales: Área 4.140 km2,
    Población 744.974 (1996)

    Actualmente la principal actividad económica
    pertenece al sector de servicios, con un 58% de ingresos,
    seguido por la industria, con un 23% y las actividades
    agropecuarias con un 19%. El sector industrial se ha
    desarrollado en los últimos años con gran fuerza,
    sobre todo en el área metropolitana de la capital del
    departamento, destacándose las industrias de alimentos,
    bebidas, papel, textil y maquinaria. Además del
    café, se cultivan cacao, piña, maíz, papa,
    algodón, trigo y caña. En los últimos
    años se ha desarrollado la actividad avícola, la
    apicultura y
    la cunicultura..

    Los municipios que componen el departamento son:
    Pereira (su capital), Apia, Balboa, Belén de
    Umbría, Dosquebradas, Guatica, La Celia, La Virginia,
    Marsella, Mistrato , Pueblo Rico, Quinchía, Santa Rosa
    de Cabal y Santuario.

    El escrito Alonso Aristizábal nos hace una
    breve discripción de sus pueblos:

    Pereira: Primero se llamó Cartago al ser
    fundada por Jorge Robledo en 1540 en territorio habitado por
    los Quimbayas y los Pijaos. Sin embargo la ciudad debió
    ser abandonada por los constantes ataques de sus primitivos
    pobladores. El actual nombre proviene de Francisco Pereira
    Martínez, el propietario de las tierras donde se
    construyó la población en 1863. En los
    últimos años Pereira ha tenido un desarrollo
    excepcional. Su arquitectura ha sido renovadora para Colombia.
    Es una ciudad que se distingue por su apertura a lo desconocido
    y a lo ecléctico. Pereira siempre ha estado determinada
    por su vida comercial. En esta actividad funda su prosperidad.
    Existen industrias de jabones, cerveza,
    gaseosas, herramientas agrícolas, trilladoras de
    café, confecciones, además del desarrollo de la
    industria azucarera. Produce caña de azúcar,
    café, plátano, yuca, papa, maíz,
    fríjo. El aspecto más significativo de Pereira es
    su gente de temperamento abierto, jovial y franco.

    Santa Rosa de Cabal: Su zona rural se distingue
    por sus vías de penetración y el eficiente
    servicio de
    electrificación. Además sobresale por sus centros
    de enseñanza a nivel secundario. Desde el
    punto de vista social, allí se impulsa el programa de
    autoconstrucción. Es famosa por sus hoteles de turismo en los
    termales y en los alrededores de la ciudad. Son famosos sus
    chorizos.

    Dosquebradas: Se trata de una ciudad nueva que
    se ha desarrollado como polo industrial. Las principales
    empresas colombianas han establecido allí sus
    factorías. Posee buena red de comunicaciones y un
    centro experimental para el tratamiento de basuras.

    La Celia: Hace parte de la región
    cafetera cuya producción ha contribuido con programas como
    la electrificación rural y otros de desarrollo de la
    comunidad.

    Belén de Umbría: Municipio de
    gran belleza topográfica. Su producción
    agrícola la componen el café, plátano,
    caña de azúcar, yuca, maíz, fríjol
    y el banano.

    Apia: Se encuentra sobre la cordillera
    occidental y su territorio es montañoso. Vive de la
    agricultura y la ganadería.

    Pueblo Rico: Ubicada sobre la cordillera
    Occidental, la mayor parte de su suelo es montañoso.
    Ofrece variedad de climas. Su economía depende de la
    agricultura, ganadería y minería. Entre sus
    productos sobresalen la caña de azúcar,
    café, cacao, maíz, plátano, yuca,
    fríjol, papa.

    Mistrato: De suelo montañoso su
    economía la conforman la agricultura, la
    ganadería y la minería. Sus principales productos
    son: café, yuca, caña de azúcar,
    maíz, plátano, cacao, fríjol,
    además de la explotación de minas de oro y
    zinc.

    Guática: Su actual nombre viene del
    cacique Guaticaman. Su economía se funda en el
    café, plátano, maíz, caña de
    azúcar, yuca, papa, fríjol. Otro renglón
    importante es la ganadería.

    Quinchía: Posee variedad de climas y
    suelo montañoso. Su economía se apoya en la
    agricultura, ganadería y minería. Entre sus
    productos sobresalen el café, la cebada, el
    plátano, el maíz, el fríjol, la yuca, el
    cacao, el carbón, el oro, la plata y la cal.

    Santuario: Suelo montañoso. Su
    economía se basa en la agricultura, la ganadería
    y la explotación forestal. Entre sus productos se
    mencionan el café, la caña de azúcar, el
    plátano, el maíz, el fríjol, la
    yuca.

    La Virginia: Su suelo lo constituyen zonas
    planas y montañosas. Es puerto sobre el río
    Cauca. Uno de sus atractivos principales es la pesca. Su
    situación estratégica le ha permitido convertirse
    en centro de distribución de productos del occidente
    del país. Su economía se apoya en el comercio, el
    transporte, la agricultura y la ganadería. Entre sus
    principales productos se mencionan el café, cacao,
    maíz, plátano, y yuca.

    Marsella: Su territorio montañoso
    corresponde a la cordillera Central. Presenta gran variedad de
    climas. Su economía depende de la agricultura, la
    ganadería, y la minería. Sus productos más
    importantes son café, plátano, caña de
    azúcar, yuca, fríjol, cacao, papa, oro. Ha sido
    catalogada como monumento nacional por su arquitectura. Es
    famoso su cementerio.

    Balboa: Se caracteriza por su variedad de
    climas. La economía depende del café y la
    ganadería. Entre sus productos se mencionan el
    plátano, la caña de azúcar, la yuca, el
    fríjol, el banano, el arroz, los pastos.,

    9.Calidades
    estratégicas del nuevo dirigente

    Es importante considerar las calidades
    estratégicas del nuevo dirigente de los departamentos
    del antiguo Caldas, para lo cual tomamos como vía de
    ejemplo el Plan de
    Desarrollo del Departamento de Risaralda donde se explicitan
    las condiciones necesarias para obtener el logro de los
    objetivos
    contemplados en el Plan de Desarrollo citado:

    Eficiencia gerencial: el logro de la visión
    exige que los recursos escasos sean asignados y utilizados con
    eficiencia
    (economía) y eficacia
    (tecnología, calidad y logro) en todos los
    ámbitos de la actividad: pública y privada,
    económica, social, política o
    ambiental.

    Sujeto de Desarrollo: debe estar en la capacidad de
    actuar con solidaridad y
    en forma integrada con otros actores internos o externos a la
    región. El sentido de pertenencia y la autoestima
    regional se deben convertir en un "arancel mental" que promueva
    las actividades económicas, sociales y políticas
    de todos.

    10. Estilo de
    Negociación

    Enrique Ogliastri dice: Aunque en todo Colombia los
    paisas tienen la fama de ser los mejores negociadores, los
    datos obtenidos
    en estos talleres de negociación no lo confirman
    totalmente. En las regiones de cultura antioqueña hay
    una mentalidad de no dejarse ganar, de ser vivo, que los lleva
    a exagerar sus éxitos, a darse fama. No cabe duda que
    tienen un comportamiento emprendedor, pero esa cultura del
    rebusque, de sobrevivir en circunstancias difíciles, se
    ha propagado y es parte de la idiosincrasia colombiana de todas
    las regiones. Los paisas son los mejores negociadores de
    Colombia en problemas
    distributivos, dominan el regateo y hasta lo disfrutan. Compran
    más barato y venden más caro que los otros, lo
    cual consiguen mediante la apertura con una demanda
    más exigente que los de otras regiones colombianas.
    Rápidos en el descuento y muy pragmáticos, los
    paisas son persistentes en negocios comerciales donde el
    único problema es el precio y no existen posibilidades
    de crear valor. En todos los demás tipos de
    negociación, más complejos, los paisas
    están en el promedio de las demás regiones
    colombianas.

    Los datos recogidos en el estudio citado de E.
    Ogliastri muestran los siguientes datos sobre los
    paisas:

    Tipo de Problema:

    1.Problema distributivo

    Oferta de compra: dura 34%

    Compran barato 29%

    Oferta de venta dura
    37%

    Venden caro 30%

    Primera oferta dura
    (suma) 36%

    Primera oferta normal 40%

    Obtienen altos resultados 30%

    2.Distributivo: poder desigual

    Resultados altos (23% prom) 21%

    Resultado medio (24% prom) 21%

    Se quedan por fuera (29%) 27%

    3.Integrativa

    Indice de creación de valor 3.8

    4.Integrativa distributiva

    Llegan a un acuerdo 95%

    Obtienen máximo posible 53%

    Admiten puro regateo 32%

    Saben cómo quedó el otro 35%

    5.Integrativo bloque puntos

    Falló en punto común 1 23%

    Falló en punto común 2 23%

    Llegaron a un acuerdo 95%

    Altos resultados (Papel A) 20%

    Resultados promedio (A) 43%

    Resultados bajos (Papel A) 37%

    Altos resultados (Papel B) 36%

    Resultados promedio (B) 38%

    Resultados bajos (Papel B) 26%

    Resultados altos (A más B) 30%

    Resultado medio (A más B) 35%

    Resultados bajos (A más B) 35%

    Vale la pena resaltar en el estudio de E. Ogliastri
    las siguientes consideraciones generales:

    1. En Colombia se utiliza un rango de regateo de dos por
      uno: por ejemplo, el vendedor pide el doble de lo que le
      costó, y el comprador ofrece la mitad de lo que le
      pidieron.
    2. Al pensar en objetivos nos guiamos por la
      intuición, por el deseo puramente subjetivo (al ojo) y
      no por criterios objetivos como lo que haríamos en el
      caso de no poder llegar a un acuerdo con el otro.
    3. Los colombianos esperan que se acabe el tiempo, paran
      el reloj y siguen en el regateo hasta el cansancio; en muchos
      casos la negociación realmente comienza cuando se
      acabó el tiempo que se había dispuesto para
      hacerla
    4. Sorprende la tranquilidad con la cual algunos
      salían a negociar, como voluntarios, sin estar
      preparados. No tenían claras las cifras, ni
      conocían sus límites, ni habían entendido
      bien el ejercicio: improvisaron
    5. Se establecen alianzas casi exclusivamente por medio
      de la amistad, del
      acercamiento personal, y no siempre por intereses
    6. Una cuarta parte de las personas no llegaba a ponerse
      de acuerdo en puntos en los cuales a ambos les convenía
      lo mismo
    7. Apenas la mitad de las personas obtenían el
      máximo puntaje posible en las negociaciones, por
      enfrascarse en ganarle al otro sin pensar en los beneficios
      mutuos
    8. Tenemos en la cabeza la vieja idea de que o gana el
      uno o gana el otro. Esta es la mayor dificultad que
      experimentan los negociadores colombianos.

    Continúa Ogliastri diciendo: Esta experiencia
    también puso en claro ciertas habilidades de los
    negociadores colombianos: el manejo de las relaciones
    personales, la capacidad de acercamientos amistosos e
    informales, la habilidad para manejar incertidumbres y
    ambigüedades, la flexibilidad, el manejo de emergencias y
    situaciones nuevas. Los colombianos son mejores para hacer
    negociaciones de problemas distributivo y menos buenos para
    resolver conflictos que tengan potencial integrativo de
    ganancias mutuas. El procedimiento
    de negociación que está imbuido en la cultura es
    el regateo, el cual deja poco espacio para la creación
    de valor.

    Explicando ¿Por qué negocian así
    los colombianos?, Ogliastri dice: La manera de negociar es
    parte de la cultura de un país, de sus creencias,
    valores y costumbres, de los comportamientos que se han
    establecido desde la familia y se apoyan en la religión
    y la política. La estructura geográfica,
    económica y social está en la base de la cultura.
    Colombia vive una cultura habituada a la incertidumbre, con
    individualismo hacia la sociedad pero alto colectivismo
    familiar, preferencia por mayor igualdad pero conciencia de un
    gran elitismo, preferencia por la suavidad del trato personal,
    orientación hacia el presente y no muchas
    consideraciones humanitarias y de generosidad hacia los
    débiles.

    Como conclusión, Ogliastri dice: Los
    colombianos negociamos mal, perdemos oportunidades de crear
    valor a través de procedimientos sanos de resolver
    diferencias y tenemos dentro de nuestro engranaje social (como
    en las relaciones familiares, o en las actitudes
    religiosas y políticas) problemas básicos

    11.
    ¿Cuál es, entonces, la cultura
    organizacional paisa?

    Atendiendo los innumerables modelos para categorizar
    la cultura, presento a continuación una
    aproximación de esta categorización según
    la información consignada en este documento
    sobre la cultura paisa:

    1. El Ser Mítico

      Las organizaciones y los servicios adoptan una
      representación y modos de funcionamiento donde
      dominan el espíritu familiar y una solidaridad de
      tipo orgánico…donde la función
      simbólica juega un papel importante, donde lo
      sagrado, lo misterioso y lo poderoso se imponen en el
      trasfondo de las circunstancias, donde los valores y la
      caballerosidad son estimadas.

      En sus dimensiones filosóficas se
      identifica con las prácticas (ritos, comidas,
      utilización de palabras, espíritu
      emprendedor), en los criterios de validez
      (tradición, origen, filiación,
      imágenes, alegorías), en los valores
      fundamentales (costumbrista, obediencia, lealtad), en los
      principios fundadores (pater familias y héroes,
      comunidad, vitalidad, nosotros).

      En cuanto a sus patologías:
      Carismático, clientelista.

    2. Modos de Ser (Renée Bédard)

      Distancia jerárquica baja

      Comparte las características de : climas
      fríos y templados, la supervivencia del grupo y su
      crecimiento depende más de la intervención
      del hombre sobre la naturaleza (agricultura,
      ganadería y minería), necesidad de
      tecnología, necesidad de educación, riqueza, poder
      político está basado sobre un sistema
      representativo (concejos, asambleas,
      comunidades).

    3. Modelo de Hofstede

      Dimensión Individualista: Encuentra su
      realización en el servicio al grupo, a través
      de la satisfacción personal.

      Dimensión Logro: El ganador, el triunfador,
      cómo gana status y poder en una organización,
      utilizando su empuje, su espíritu emprendedor, su
      garra, además de sus habilidades y talentos. Se
      centra en el –hacer–.

      Dimensión Tiempo: La gente valora mucho su
      pasado, su ancestro, pero sin embargo se orientan hacia el
      futuro, necesidad de cambio

    4. Modelo de Trompenaars
    5. Modelo Escuela
      simbólica

    La organización es reflejo de la
    conjunción de su pasado, contexto sociocultural,
    tecnología la influencia de sus antiguos
    dirigentes.

    12. Y, entonces…
    como conclusión?

    Como conclusión a todo lo anterior, pienso que
    la
    Organización Paisa (entendida ésta como la
    representada en su promedio por las empresas establecida en el
    Gran Caldas (Caldas, Quindío y Risaralda) muestra una
    cultura que comparte su pasado (representado en su
    vocación por la agricultura con el producto estrella: el
    Café, la ganadería y la minería), con el
    presente que le impone una necesidad de desarrollo frente a
    otros departamentos y sectores económicos, como se
    expresa en los planes de desarrollo regionales caracterizados
    por:

    • Generación de investigaciones y análisis que permitan el diseño de políticas, planes y
      proyectos
      para el desarrollo del sector productivo
    • Fomento integral de la productividad
      y la competitividad de la base
      productiva
    • Generación de alianzas para el
      diseño, formulación y evaluación de la política
      industrial y tecnológica
    • Diseño de estrategias para el desarrollo del
      sector empresarial, productivo y comercial
    • Promoción de la capacitación y asesoría en temas
      específicos a los actores del sector
      económico
    • Gestión de proyectos de
      inversión y desarrollo de proveedores con fortalecimiento de
      clusters
    • Mejoramiento sistemático de todos los
      factores involucrados en la producción de bienes y
      servicios para lograr competitividad en los mercados
      nacionales, regionales e internacionales
    • Fomento del empleo
      impulsando la creación de nuevas empresas

    .entre otros, para lograr un futuro promisorio y
    adecuado a las riquezas que posee la región y la
    capacidad de sus gentes.

    En este propósito están involucradas
    las universidades de la región con la formación
    de nuevos profesionales a nivel de pre-grado y post-grado,
    para la obtención del recurso gerencial y empresarial
    de la comarca.

    Cabe decir, que los efectos de la cultura paisa
    continuarán "viéndose" en la agricultura,
    ganadería y minería tradicionales, pero
    estará ausente en las grandes empresas industriales
    (nacionales y transnacionales), donde el quehacer del
    gerente
    está influenciado por las teorías de la organización
    americana (de Estados
    Unidos), el "management" importado, los profesionales
    formados en el exterior y los efectos de la
    globalización.

    Esto quiere decir, en otras palabras, que las
    decisiones que implican el desarrollo de dichas
    organizaciones, son producto de modelos, esquemas y
    prácticas internacionales (por ejemplo, Nestlé
    empresa suiza con fábrica en Risaralda) y muy poco de
    comportamientos, conductas o tendencias influenciadas por la
    tradición y el modo de ser "paisa", excepto
    quizás como ya lo mencioné en las actividades
    tradicionales de la agricultura, ganadería y
    minería que aún así son permeables por
    tendencias de la tecnología disponible.

    Realmente me quedan los deseos de poder acceder a
    una investigación sobre el particular, ya que lo
    publicado por investigadores nacionales es muy
    poco.

    Lo que sí es cierto es la "garra y
    empuje" del paisa en actividades como el marketing
    entendido en todo su concepto y la
    financiera como toma de
    decisiones de inversión (correr riesgos).

    Adicionalmente, refiriéndonos de nuevo al
    Modelo de Lionel Vallée, podemos identificar aspectos
    tales como:

    Actividades materiales: Centrado en la agricultura,
    ganadería, turismo e industria en menor escala pero en
    pleno desarrollo y con el objetivo de
    convertirse en un polo de exportación de productos y
    servicios, vemos que el proceso de producción de bienes
    materiales se cumple con el modelo al relacionar a sus
    pobladores con su fuerza de trabajo, su entorno, conocimientos
    y el uso de herramientas de trabajo desde artesanales hasta de
    alta tecnología en sus factorías de origen
    nacional o multinacional, como ya se mencionó en otra
    parte del estudio presente.

    En cuento a las
    actividades simbólicas vemos todo el legado
    –paisa—que todavía se conserva en planos
    tradicionales como las creencias, la religión, el
    folklore, su
    vestido y alimentación.

    En la producción de bienes
    inmateriales persiste la herencia tridimensional del
    aborigen, africano y español, con reconocimiento de
    potencias superiores y de intermediarios vistos como medios de
    vida armoniosa con su entorno: el rosario al atardecer, el
    filtro del amor, las yerbas, las historias inquietantes de
    personajes mediadores que despliegan todo su potencial
    mágico y mítico por las fincas y veredas de ese
    Viejo Caldas, para vencer esas fuerzas enigmáticas pero
    aún presentes en la mente de sus habitantes tanto
    rurales como urbanos.

    En el lenguaje con
    entonación especial e identificable por los demás
    pobladores de Colombia que hacen decir de un individuo en
    particular que es "paisa" y las obras de sus pensadores,
    más los símbolos propios de ese "paisa", con su
    machete, carril, poncho, sombrero, alpargatas y su tiple con
    sus canciones que añoran amores y vivencias ya pasadas,
    tenemos la máxima expresión de esta subcultura,
    que nos expresa abiertamente y sin tapujos cuál es su
    cosmología y cómo es su
    cosmogonía.

    Las actividades sociales nos presentan en forma
    inequívoca los tipos de relación para la
    producción de los bienes materiales para satisfacer sus
    necesidades a partir de la vivencia de un mundo en pleno siglo
    XXI que impone en muchas ocasiones la aculturación de
    una globalización pujante, agresiva y
    extraña a nuestras costumbres y para lo cual sólo
    se tiene el
    conocimiento y los deseos de conservar lo poco de valores y
    de esta cultura que queda.

     

    Por:

    Mario Morales Caicedo

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