- Sobre la Sociedad Global de la
Información y el papel de las Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones,
TIC - La liberalización global
de las Telecomunicaciones - Las Telecomunicaciones, pilar
fundamental en el TLC - Audacia e Inteligencia en la
negociación de las
Telecomunicaciones
Ante el panorama incierto que se avecina frente a
la negociación del Tratado de Libre
Comercio, TLC, con los Estados Unidos,
es pertinente empezar el debate en
relación con el rol de las telecomunicaciones en ese
contexto, y es por ello que me atrevo a esbozar algunos
planteamientos y reflexiones sobre el tema, teniendo presente que
va a afectar también a Las Empresas
Públicas de Medellín (EPM) y por lo tanto los
intereses de los medellinenses.
Es necesario comprender inicialmente el papel que debe
jugar Colombia en la sociedad
global de la información y por qué es imperioso
el fortalecimiento de las tecnologías de la
información y las comunicaciones, TIC, en
nuestro país.
Palabras claves: Tratado de Libre Comercio,
TLC, Telecomunicaciones, Sociedad de la Información,
Sociedad del Conocimiento,
Empresas Públicas de Medellín, EPM
Sobre la Sociedad
Global de la Información y el papel de las
Tecnologías de la Información y las Comunicaciones,
TIC
El desarrollo de
la capacidad para crear, consultar, utilizar y compartir la
información, en cualquier momento y lugar -que es a lo que
se llama Sociedad de la Información-, debe ser una de las
prioridades del Gobierno
Colombiano, abriendo una vía hacia el futuro desarrollo de
una verdadera Sociedad del Conocimiento, teniendo en cuenta que
la
educación, el
conocimiento, la información y la
comunicación son esenciales para el progreso y sin
ignorar que, a pesar de que el conocimiento se basa en la
información, ésta por sí sola no genera
conocimiento.
Las tecnologías de la información y las
comunicaciones, TIC, son herramientas
fundamentales para desarrollar dicha Sociedad de la
Información, para lo cual hay que tener en cuenta la
disponibilidad de infraestructuras, precios de
acceso, nivel de educación, calidad de los
servicios TIC
y la utilización de Internet, para disminuir la
creciente 'brecha digital' que separa a los países de
América
Latina, y del Tercer Mundo, con los desarrollados.
Por eso es ineludible que el Gobierno del Presidente
Alvaro Uribe priorice el fortalecimiento de las TIC para el
desarrollo del país, promoviendo la conectividad como uno
de los importantes factores habilitadores, con el
propósito de crear la Sociedad de la Información,
basada en el intercambio de conocimientos y asentada en la
solidaridad
mundial.
Obviamente el Gobierno Municipal de Medellín no
se puede quedar atrás y debe desarrollar programas
tendientes al fortalecimiento y pleno desarrollo del Gobierno
Electrónico como plataforma básica de la Ciudad
Digital.
La comunicación es un proceso social
fundamental, una necesidad humana básica y el fundamento
de toda organización social y, por ello, la misma
es indispensable para la Sociedad de la
Información.
Las tecnologías de la información y las
comunicaciones, TIC, pueden ser un instrumento muy eficaz para
acrecentar la productividad,
generar crecimiento
económico, crear empleos y posibilidades de
contratación, así como para mejorar la calidad de
vida de todos.
Las TIC de por sí, se han convertido en
'tecnologías generadoras'; en otras palabras, fomentan la
competitividad
y el funcionamiento adecuado de todos los sectores de la economía. En
consecuencia, una mayor utilización de las
tecnologías de la información y las comunicaciones
aumenta el crecimiento y la competitividad.
"La utilización y despliegue de las TIC debe
orientarse a la creación de beneficios en todos los
ámbitos de nuestra vida cotidiana. Las aplicaciones TIC
son potencialmente importantes para las actividades y servicios
gubernamentales, la atención y la información sanitaria,
la educación y la capacitación, el empleo, la
creación de empleos, la actividad económica, la
agricultura,
el transporte, la
protección del medio ambiente
y la gestión
de los recursos
naturales, la prevención de catástrofes y la
vida cultural, así como para fomentar la
erradicación de la pobreza y
otros objetivos de
desarrollo acordados.
Las TIC también deben contribuir al
establecimiento de pautas de producción y consumo
sostenibles y a reducir las barreras tradicionales, ofreciendo a
todos la oportunidad de acceder a los mercados
nacionales y mundiales de manera más
equitativa.
Las aplicaciones deben ser fáciles de utilizar,
accesibles para todos, asequibles, adaptadas a las necesidades
nacionales en materia de
idioma y cultura, y
favorables al desarrollo
sostenible. A dicho efecto, las autoridades nacionales deben
desempeñar una importante función en
el suministro de servicios TIC en beneficio de sus
poblaciones".
Por todo ello, cuando se habla de una negociación
del Tratado de Libre Comercio con
los Estados Unidos, el sector de las Telecomunicaciones en
Colombia, bajo el cual giran todas las políticas
del las TIC en nuestro país, juega un papel muy
trascendental para potencializar las ventajas competitivas frente
al libre comercio entre los dos países.
La
liberalización global de las
Telecomunicaciones
El sector Telecomunicaciones y sus aplicaciones, es
columna vertebral en el desarrollo de áreas
estratégicas de la economía nacional y elemento
sustantivo para la solución de algunos de los problemas
sociales de Colombia.
Sin embargo, el Tratado de Libre Comercio con Estados
Unidos cambiará las reglas el juego en las
Telecomunicaciones y las empresas tendrán que ajustarse
para competir en un mercado abierto.
Un mercado que está siendo liberalizado globalmente, con o
sin TLC, y Colombia no ha sido ajeno a ello, lo cual se ha hecho
evidente con la telefonía móvil celular e
Internet.
No se puede desconocer que la liberalización o la
desregulación de las telecomunicaciones a nivel mundial,
debido a la competencia por
el promisorio mercado que éstas representan, tiene sus
pros y sus contras.
En los contras está el hecho de que se favorece
la subordinación de la cultura a las reglas de juego
impuestas por los negocios, lo
cual lo tenemos que superar con creatividad
para mostrar nuestras costumbres y tradiciones a escala
internacional dentro de nuestra sociología, sin perder nuestra identidad
cultural.
Hay que reconocer que la desregulación funciona
como un estímulo para el sector, ya que ha contribuido a
acelerar y a aumentar las inversiones.
Debido al enorme valor
estratégico de la competencia que se desata en este
sector, sería de esperarse que Colombia contara con un
marco jurídico más preciso, el cual está en
proceso de plasmarse en la nueva Ley de las
Telecomunicaciones que debe estar a tono con la nueva realidad de
la negociación del TLC con los Estados Unidos y de la
'inclusión' de nuestro país en la Sociedad de la
Información.
No obstante, hay que ser cuidadosos, puesto que la
legislación en materia de nuevos y viejos medios no ha
hecho más que allanar el camino para una preocupante
concentración de la propiedad. La
liberalización se convierte así en el
vehículo por medio del cual los contenidos culturales son
tratados, cada
vez más, como mercancía. De ahí la
importancia de la protección de los derechos de
autor.
Una regulación de derechos de autor, en
principio, no debe flexibilizar los derechos que tienen los
creadores, introduciendo la figura del copy right que implica de
hecho la posibilidad de adquirir los derechos patrimoniales de
una obra que antes eran inalienables, lo que significaría,
en otros términos, que lo que antes era visto como una
producción intelectual o artística, se pueda
percibir como una mercancía con valor comercial que, al
ser adquirida por las empresas, puede ser modificada o mutilada,
principalmente en los contenidos web y en la
producción televisiva y radial.
Las
Telecomunicaciones, pilar fundamental en el TLC
En la negociación del TLC, los Estados Unidos
tienen un interés
muy especial en las telecomunicaciones, ya que hay tres factores
críticos que determinan la presencia de las
multinacionales en un país: la energía, la seguridad y las
telecomunicaciones, además de las expectativas y demandas
de los inversionistas extranjeros de mejores garantías
jurídicas, optimizando y haciendo más efectivo el
marco legal de nuestro país para generarles más
confianza y protección a sus capitales.
Hay una relación directa que genera un
círculo virtuoso para que el libre comercio funcione y la
economía crezca y es una buena infraestructura de
telecomunicaciones y el porcentaje de inversión
extranjera en un país.
Para los Estados Unidos, las telecomunicaciones son
estratégicas en el mediano y largo plazos, no sólo
por la materia prima,
como los cables y las fibras ópticas, sino por lo que
viaja a través de ellos: información y
contenido.
Es muy claro que el sector privado transnacional quiere
utilizar las negociaciones del TLC para lograr lo que ha venido
buscando desde hace años: participación en el
mercado de las telecomunicaciones en Colombia, que es lo mismo
que dejó entrever en sus negociaciones del TLC con
México,
Chile y Centroamérica (CAFTA).
Es de mencionarse que, ante la resistencia a la
apertura de las telecomunicaciones en Costa Rica,
durante las negociaciones del Tratado de Libre Comercio para
Centroamérica, este país estuvo a punto de ser
excluido del CAFTA. Robert Zoellick, el representante comercial
de los Estados Unidos durante dicha negociación,
advirtió a las autoridades nacionales que Costa Rica
podría ser excluida del TLC si persistía en su
posición de mantener el sector de telecomunicaciones fuera
de la negociación.
La experiencia de toda América
Latina demuestra que, cuando se obliga a una institución
del Estado a
"competir" con las transnacionales, estas terminan quebrando o
perdiendo el sentido social por el cual fueron creadas, ya que su
razón de ser no es empresarial sino de servicio a la
población.
Los Estados Unidos quieren que sus
compañías tengan acceso a las redes públicas de
telecomunicaciones y puedan brindar servicios a nivel local en
alianza con los operadores de telecomunicaciones nuestros, y que
los usuarios puedan escoger los operadores en los servicios de
comunicación internacional.
Significa que las transnacionales norteamericanas
vendrían a aprovecharse de la infraestructura que las
empresas de telecomunicaciones colombianas han construido a lo
largo de los años, incluyendo antenas, torres,
fibra
óptica, centrales telefónicas, estaciones
satelitales y conexiones a los cables submarinos, mediante los
que se generan las comunicaciones de datos, voz e
Internet.
La infraestructura de telecomunicaciones se ha logrado
construir, mantener y desarrollar mediante el aporte de todos los
colombianos, y sería prácticamente entregada para
el uso del capital
extranjero, cuyo objetivo es el
lucro y jamás el beneficio de nuestra sociedad que es la
que ha caracterizado a nuestras instituciones
de servicios
públicos.
Liberar el mercado de larga distancia significa menores
ingresos para
las empresas de telecomunicaciones colombianas, incluso, una
reducción de tarifas superior a la generada por la
guerra de
precios que sostienen hoy los operadores, en un escenario donde
la larga distancia convive con la informalidad, que en el
contexto del TLC podría legalizarse, opinaba recientemente
un experto en la Revista
Dinero.
De otra parte, de abrirse el mercado, las
telefónicas locales tendrían que facilitar la
infraestructura -conocido como desagregación del bucle de
abonado- cobrándoles un arriendo a los nuevos operadores
internacionales, perdiendo la relación comercial con el
cliente, lo que
va a facilitar las condiciones para que estos operadores
descremen el mercado, pues ellos vendrán por los clientes de
valor, como los corporativos y los estratos altos.
Al ceder el mercado de las telecomunicaciones, las
empresas transnacionales de Estados Unidos podrían hacer
llamadas y la transmisión de voz, datos y video a sus casas
matrices y de
éstas al país, como si fueran llamadas locales,
utilizando métodos
como el call back y el by pass. La apertura afectará a
toda la población, pero especialmente a la menos
favorecida, al encarecerse las tarifas, como ha ocurrido en
algunos países de América Latina.
El deterioro de los servicios, según la
experiencia latinoamericana, ocurrirá en las zonas rurales
y en las urbanas empobrecidas. Gran parte de la población
podría quedar excluida de la sociedad global de la
información.
Estableciendo el TLC con los Estados Unidos, las
empresas de telecomunicaciones colombianas pondrán toda su
infraestructura, que ha sido desarrollada por años y nos
pertenece, al servicio de las empresas extranjeras obteniendo
recursos que
sólo permitan mantener la operación, mientras
éstas podrán usarla para obtener altas
ganancias.
Bien ha dicho el presidente de Brasil, Luis
Inacio "Lula" da Silva, que Estados Unidos lo que busca con estos
acuerdos comerciales es "la anexión económica" de
la América Latina. El TLC significa en realidad un
modelo
económico que profundiza la dependencia de los
países subdesarrollados, como el nuestro, y supone la
aceptación de un estilo neoliberal de desarrollo
excluyente que afectará todos los órdenes de la
vida nacional.
Audacia e Inteligencia
en la negociación de las Telecomunicaciones
Las anteriores son razones más que poderosas para
que en la defensa de nuestros intereses y teniendo en cuenta las
experiencias de México y Centroamérica, las
telecomunicaciones que en Colombia son uno de los temas
más sensibles, se deban negociar en las rondas de
negociaciones del TLC con mucho tacto, audacia, astucia e
inteligencia, considerando los objetivos colombianos y nuestro
margen de acción,
sin desconocer que las telecomunicaciones son también
patrimonio
nacional y fuente de progreso y bienestar para nuestras
comunidades.
Frente a la negociación del TLC, Colombia debe
buscar que, sin desfavorecer a nuestras empresas de
telecomunicaciones, que tienen sus propios nichos de mercados
locales, se aproveche el potencial tecnológico del
País del Norte al dejar una muy importante transferencia
tecnológica que nos permita ser competitivos en un mediano
plazo de unos tres (3) años, en un marco de
reciprocidad.
Reciprocidad significa que los compromisos deben ser de
carácter bilateral, en el contexto de la
filosofía del libre comercio.
Esto es, que EPM y otras empresas de telecomunicaciones
colombianas, adecuando su estrategia
comercial y de mercadeo, puedan
entrar en igualdad de
condiciones a competir en el mercado de los Estados Unidos, por
ejemplo en el Estado de
la Florida y en Nueva York, entre otras urbes donde hay mayor
concentración de colombianos y otros latinoamericanos,
para comercializar paquetes de servicios de telecomunicaciones,
tomando en arrendamiento la infraestructura de los grandes
operadores de las telecomunicaciones estadounidenses, como
AT&T, Verizon, Sprint y Global Sprint.
Es obvio que para ello, el sistema de
telecomunicaciones colombiano requiere mejoras
tecnológicas e institucionales para que el país sea
competitivo mundialmente, sabiendo además que frente al
TLC la apertura al capital privado representa la mejor forma de
modernizar el sistema de telecomunicaciones.
Y en lo pertinente a los intereses de los
antioqueños, es conveniente hacer los ajustes
institucionales correspondientes en el negocio de las
telecomunicaciones de EPM antes de que se firme el TLC,
redefiniendo su Unidad Estratégica de Negocios (UEN) para
organizarla, articularla e integrarla y así evitar las
colisiones entre filiales que desarrollan actividades similares,
buscando orientar la empresa hacia
el cliente.
No deja de preocupar que algunas ciudades capitales del
país que recurren a sus excedentes financieros para la
inversión social, se vean amenazadas ante
el ingreso de las compañías del País del
Norte que van a explotar mediante arrendamiento, su
infraestructura de telecomunicaciones y venderle servicios a sus
propios clientes.
La única opción que les queda a las
pequeñas y medianas empresas de telecomunicaciones del
país es desagregar el bucle de abonado hacia empresas
nacionales que operan como carriers locales, que podrían
mejorar la calidad de las redes de sus ciudades, como el caso de
Pereira, que por más de 75 años ha creado y
atendido su propio nicho de mercado en telecomunicaciones, pero
que ya cuentan con un poderoso socio como las Empresas
Públicas de Medellín.
Para contrarrestar la competencia extranjera, la
atención al
cliente va a ser esencial a la hora de la verdad. Por ello es
conveniente invertir de inmediato en el mejoramiento
institucional y principalmente en el recurso humano, mejorando
ostensiblemente la calidad del servicio de atención al
cliente para tratar de mantenerlo cautivo con buenas tarifas y
excelente calidad de los productos y
servicios del portafolio de telecomunicaciones.
Hasta el momento de la firma y puesta en marcha del TLC
queda un poco más de un año, tiempo
suficiente para emprender estas estrategias,
capitalizando la expansión de sus servicios en el mercado,
para enfrentar la competencia que viene.
Colombia debe propender dentro de la negociación
del TLC para que la participación de las transnacionales
en las áreas más rentables del negocio de las
telecomunicaciones como Internet, telefonía
celular y redes corporativas, no afecte a las empresas de
telecomunicaciones nacionales y sus finanzas como
resultado de la pérdida de segmentos del mercado,
perjudicando al Estado que dejaría de percibir recursos
como resultado de la repatriación de capitales, siendo
desfavorable para la población colombiana que, muy
probablemente, además, tendría que pagar altas
tarifas para acceder a algunos servicios.
Es imprescindible que el Gobierno Central, a
través del Ministerio de Comunicaciones, se la juegue toda
en el fortalecimiento de la Agenda de Conectividad con los
programas de Gobierno en Línea (e-government) en todos los
ordenes a nivel nacional, al igual que con el Proyecto de
Red de Alta
Velocidad del
Estado Comunitario (RAVEC), el Portal del Estado Colombiano
(PEC), el Portal Único de Contratación, el Portal
Alcaldía Electrónica, Computadores para Educar,
Municipio Digital, el Proyecto Cumbre (Becas del Icetex para
posgrados en TICs) y la Red Universitaria de Alta Velocidad,
entre otros que apunten a disminuir la brecha digital.
El Gobierno Municipal de Medellín, si quiere
estar a la vanguardia,
debe canalizar este esfuerzo nacional apoyándose en la
Gerencia de
Telecomunicaciones de EPM, liderando políticas hacia la
consolidación de la Ciudad Digital mediante la
conectividad de la alcaldía con entidades gubernamentales,
gremios, empresas privadas, organismos no gubernamentales,
instituciones universitarias y de investigación, colegios, hospitales,
bibliotecas y
museos, entre otros, propiciando la generación de ventajas
competitivas con las TIC, principalmente en el desarrollo de
software a la
medida, creación de contenidos en idioma español y
producción de televisión
y radio,
además de otros servicios de valor agregado.
Para recorrer este camino es necesario más apoyo
del gobierno, que involucre mucho más al Ministerio de
Educación, a Colciencias, al sector académico
organizado y al sector privado.
Al compartir entre las organizaciones
sistemas de
información, trámites y pagos en línea
se mejora ostensiblemente la eficiencia de las
mismas y por ende permite acercar el uso y acceso a las TICs a
una gran masa de la población que ingresará a
través de los puntos de acceso comunitario (PAC) para que
se garantice la participación ciudadana en decisiones del
Gobierno, para lo cual se requiere adecuar los MASCERCASs y Casas
de Gobierno dentro de la Red de Comunicación
Pública esbozada en la Línea
Medellín Gobernable y Participativa del Proyecto del
Plan de
Desarrollo de Medellín 2004 -2007.
Por otra parte, nuestro país debe procurar que no
nos pase lo que a los costarricenses, donde Estados Unidos
logró sus objetivos, sobre todo en materia de propiedad
intelectual, consiguiendo acuerdos más allá de
la
Organización Mundial del Comercio, OMC, pero
dejó por fuera el tema migratorio.
Por ello, dentro de la agenda de negociación del
TLC se debe propender para que ésta no se limite a la
liberación de los flujos de capitales y del comercio de
bienes y
servicios, sino que también incluya la liberación
del área laboral para que
haya libre movilidad de trabajadores entre Colombia y los Estados
Unidos sin ninguna restricción.
Esta exigencia de la libre movilidad del trabajo no es
cuestionable porque hay que ser consecuentes con el pensamiento y
la filosofía del libre comercio y sus ventajas
comparativas.
De acuerdo con lo anterior, los beneficios del libre
comercio para el desarrollo y el crecimiento económico de
una sociedad, en relación con la productividad, la
rentabilidad y
la eficiencia se dan por el intercambio de bienes y servicios sin
restricciones, pero también por la libre movilidad de los
factores de capital, producción y trabajo.
En la pasada negociación del TLC con Costa Rica
se logró que bienes y servicios circulen libres de
aranceles de
acuerdo con unos plazos establecidos. No obstante, los
trabajadores y hombres de negocios, que son sujetos
económicos, no entraron en las negociaciones; quedaron
fuera sin acceso libre de tránsito. Este era un aspecto de
gran interés para los centroamericanos, pues
favorecería más las inversiones. Sin embargo, el
tema migratorio sigue ausente de los TLC firmados por los
estadounidenses con nuestros países latinoamericanos.
¿Qué tanto lograremos nosotros los
colombianos?
Colombia debe obtener beneficios tangibles en la
negociación del TLC con los Estados Unidos y que su
incidencia directa se vea en competitividad y más
oportunidades de negocios en el corto plazo, incorporando temas
como desarrollo de infraestructura, políticas de
inversión y empresarismo, entre otros.
Por último hay que pensar que, si no hay una
agenda nacional de competitividad, donde las telecomunicaciones
son determinantes, con la que se encargue de preparar mejor al
país en todos los frentes que tengan que ver con su
capacidad de conquistar los mercados externos y defender los
internos, el TLC puede ser perjudicial para Colombia.
Todas estas reflexiones están encaminadas hacia
la búsqueda de un esquema que nos permita enfrentar los
cambios tecnológicos constantes y satisfacer la mayor
demanda de
servicios en telecomunicaciones de manera más
rápida, eficiente y al menor costo, para
modernizar al país y hacerlo competitivo, tratando que el
TLC sea un buen negocio para Colombia, que optimice y haga
eficiente el aparato productivo teniendo en cuenta para ello las
telecomunicaciones, entre otros sectores.
Antioquia es fuente de desarrollo científico en
nuestro país, pero se requiere más
inversión, compromiso y liderazgo de
gestión del gobierno, de la academia y del sector privado
para producir más resultados tangibles en ciencia y
tecnología, lo cual nos permita tomar la delantera en
el ámbito nacional y posicionarnos mejor a nivel
latinoamericano en los temas de competitividad. Por ello la
importancia del liderazgo de la alta gerencia de la
Alcaldía de Medellín y de sus Empresas
Públicas, EPM en estos procesos de
negociación del TLC frente a las
telecomunicaciones.
FRANCISCO JAVIER ROLDÁN
VELÁSQUEZ
Aspectos Académicos:
Estudios Universitarios: Ingeniero Mecánico;
Universidad
Drusbi Narodov, UDN, Moscú 1982.
Posgrados: Magíster en Ciencias
Técnicas; Universidad Drusbi Narodov, UDN, Moscú
1982.
Especialista en Administración Financiera; Escuela de
Administración de Negocios, EAN,
Bogotá 1995.
Especialista en Proyectos de
Desarrollo;
Escuela Superior de Administración
Pública, ESAP, Pereira 1996.
Especialización en Gerencia Pública y
Control Fiscal;
Universidad del Rosario, Bogotá.
Diplomado: Recurso Humano y Desarrollo Gerencial;
Universidad del Rosario, Bogotá 2000.
Diplomado: Gerencia Financiera, Informática y Tecnológica;
Universidad del Rosario, Bogotá 2000.
Diplomado: Control Fiscal y sus
Consecuencias;
Universidad del Rosario, Bogotá 2000.
Diplomado: Gerencia en Planeación
Estratégica y Control Integrado; Universidad del
Rosario, Bogotá 2002.
Categoría: Economía,
Política