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Las telecomunicaciones en Colombia y el tlc con Estados Unidos




Enviado por frajaro



     

    1. Sobre la Sociedad Global de la
      Información y el papel de las Tecnologías de la
      Información y las Comunicaciones,
      TIC
    2. La liberalización global
      de las Telecomunicaciones
    3. Las Telecomunicaciones, pilar
      fundamental en el TLC
    4. Audacia e Inteligencia en la
      negociación de las
      Telecomunicaciones

     

     Ante el panorama incierto que se avecina frente a
    la negociación del Tratado de Libre
    Comercio, TLC, con los Estados Unidos,
    es pertinente empezar el debate en
    relación con el rol de las telecomunicaciones en ese
    contexto, y es por ello que me atrevo a esbozar algunos
    planteamientos y reflexiones sobre el tema, teniendo presente que
    va a afectar también a Las Empresas
    Públicas de Medellín (EPM) y por lo tanto los
    intereses de los medellinenses.

    Es necesario comprender inicialmente el papel que debe
    jugar Colombia en la sociedad
    global de la información y por qué es imperioso
    el fortalecimiento de las tecnologías de la
    información y las comunicaciones, TIC, en
    nuestro país.

    Palabras claves: Tratado de Libre Comercio,
    TLC, Telecomunicaciones, Sociedad de la Información,
    Sociedad del Conocimiento,
    Empresas Públicas de Medellín, EPM

    Sobre la Sociedad
    Global de la Información y el papel de las
    Tecnologías de la Información y las Comunicaciones,
    TIC

    El desarrollo de
    la capacidad para crear, consultar, utilizar y compartir la
    información, en cualquier momento y lugar -que es a lo que
    se llama Sociedad de la Información-, debe ser una de las
    prioridades del Gobierno
    Colombiano, abriendo una vía hacia el futuro desarrollo de
    una verdadera Sociedad del Conocimiento, teniendo en cuenta que
    la
    educación, el
    conocimiento, la información y la
    comunicación son esenciales para el progreso y sin
    ignorar que, a pesar de que el conocimiento se basa en la
    información, ésta por sí sola no genera
    conocimiento.

    Las tecnologías de la información y las
    comunicaciones, TIC, son herramientas
    fundamentales para desarrollar dicha Sociedad de la
    Información, para lo cual hay que tener en cuenta la
    disponibilidad de infraestructuras, precios de
    acceso, nivel de educación, calidad de los
    servicios TIC
    y la utilización de Internet, para disminuir la
    creciente 'brecha digital' que separa a los países de
    América
    Latina, y del Tercer Mundo, con los desarrollados.

    Por eso es ineludible que el Gobierno del Presidente
    Alvaro Uribe priorice el fortalecimiento de las TIC para el
    desarrollo del país, promoviendo la conectividad como uno
    de los importantes factores habilitadores, con el
    propósito de crear la Sociedad de la Información,
    basada en el intercambio de conocimientos y asentada en la
    solidaridad
    mundial.

    Obviamente el Gobierno Municipal de Medellín no
    se puede quedar atrás y debe desarrollar programas
    tendientes al fortalecimiento y pleno desarrollo del Gobierno
    Electrónico como plataforma básica de la Ciudad
    Digital.

    La comunicación es un proceso social
    fundamental, una necesidad humana básica y el fundamento
    de toda organización social y, por ello, la misma
    es indispensable para la Sociedad de la
    Información.

    Las tecnologías de la información y las
    comunicaciones, TIC, pueden ser un instrumento muy eficaz para
    acrecentar la productividad,
    generar crecimiento
    económico, crear empleos y posibilidades de
    contratación, así como para mejorar la calidad de
    vida de todos.

    Las TIC de por sí, se han convertido en
    'tecnologías generadoras'; en otras palabras, fomentan la
    competitividad
    y el funcionamiento adecuado de todos los sectores de la economía. En
    consecuencia, una mayor utilización de las
    tecnologías de la información y las comunicaciones
    aumenta el crecimiento y la competitividad.

    "La utilización y despliegue de las TIC debe
    orientarse a la creación de beneficios en todos los
    ámbitos de nuestra vida cotidiana. Las aplicaciones TIC
    son potencialmente importantes para las actividades y servicios
    gubernamentales, la atención y la información sanitaria,
    la educación y la capacitación, el empleo, la
    creación de empleos, la actividad económica, la
    agricultura,
    el transporte, la
    protección del medio ambiente
    y la gestión
    de los recursos
    naturales, la prevención de catástrofes y la
    vida cultural, así como para fomentar la
    erradicación de la pobreza y
    otros objetivos de
    desarrollo acordados.

    Las TIC también deben contribuir al
    establecimiento de pautas de producción y consumo
    sostenibles y a reducir las barreras tradicionales, ofreciendo a
    todos la oportunidad de acceder a los mercados
    nacionales y mundiales de manera más
    equitativa.

    Las aplicaciones deben ser fáciles de utilizar,
    accesibles para todos, asequibles, adaptadas a las necesidades
    nacionales en materia de
    idioma y cultura, y
    favorables al desarrollo
    sostenible. A dicho efecto, las autoridades nacionales deben
    desempeñar una importante función en
    el suministro de servicios TIC en beneficio de sus
    poblaciones".

    Por todo ello, cuando se habla de una negociación
    del Tratado de Libre Comercio con
    los Estados Unidos, el sector de las Telecomunicaciones en
    Colombia, bajo el cual giran todas las políticas
    del las TIC en nuestro país, juega un papel muy
    trascendental para potencializar las ventajas competitivas frente
    al libre comercio entre los dos países.

    La
    liberalización global de las
    Telecomunicaciones

    El sector Telecomunicaciones y sus aplicaciones, es
    columna vertebral en el desarrollo de áreas
    estratégicas de la economía nacional y elemento
    sustantivo para la solución de algunos de los problemas
    sociales de Colombia.

    Sin embargo, el Tratado de Libre Comercio con Estados
    Unidos cambiará las reglas el juego en las
    Telecomunicaciones y las empresas tendrán que ajustarse
    para competir en un mercado abierto.
    Un mercado que está siendo liberalizado globalmente, con o
    sin TLC, y Colombia no ha sido ajeno a ello, lo cual se ha hecho
    evidente con la telefonía móvil celular e
    Internet.

    No se puede desconocer que la liberalización o la
    desregulación de las telecomunicaciones a nivel mundial,
    debido a la competencia por
    el promisorio mercado que éstas representan, tiene sus
    pros y sus contras.

    En los contras está el hecho de que se favorece
    la subordinación de la cultura a las reglas de juego
    impuestas por los negocios, lo
    cual lo tenemos que superar con creatividad
    para mostrar nuestras costumbres y tradiciones a escala
    internacional dentro de nuestra sociología, sin perder nuestra identidad
    cultural.

    Hay que reconocer que la desregulación funciona
    como un estímulo para el sector, ya que ha contribuido a
    acelerar y a aumentar las inversiones.

    Debido al enorme valor
    estratégico de la competencia que se desata en este
    sector, sería de esperarse que Colombia contara con un
    marco jurídico más preciso, el cual está en
    proceso de plasmarse en la nueva Ley de las
    Telecomunicaciones que debe estar a tono con la nueva realidad de
    la negociación del TLC con los Estados Unidos y de la
    'inclusión' de nuestro país en la Sociedad de la
    Información.

    No obstante, hay que ser cuidadosos, puesto que la
    legislación en materia de nuevos y viejos medios no ha
    hecho más que allanar el camino para una preocupante
    concentración de la propiedad. La
    liberalización se convierte así en el
    vehículo por medio del cual los contenidos culturales son
    tratados, cada
    vez más, como mercancía. De ahí la
    importancia de la protección de los derechos de
    autor.

    Una regulación de derechos de autor, en
    principio, no debe flexibilizar los derechos que tienen los
    creadores, introduciendo la figura del copy right que implica de
    hecho la posibilidad de adquirir los derechos patrimoniales de
    una obra que antes eran inalienables, lo que significaría,
    en otros términos, que lo que antes era visto como una
    producción intelectual o artística, se pueda
    percibir como una mercancía con valor comercial que, al
    ser adquirida por las empresas, puede ser modificada o mutilada,
    principalmente en los contenidos web y en la
    producción televisiva y radial.

    Las
    Telecomunicaciones, pilar fundamental en el TLC

    En la negociación del TLC, los Estados Unidos
    tienen un interés
    muy especial en las telecomunicaciones, ya que hay tres factores
    críticos que determinan la presencia de las
    multinacionales en un país: la energía, la seguridad y las
    telecomunicaciones, además de las expectativas y demandas
    de los inversionistas extranjeros de mejores garantías
    jurídicas, optimizando y haciendo más efectivo el
    marco legal de nuestro país para generarles más
    confianza y protección a sus capitales.

    Hay una relación directa que genera un
    círculo virtuoso para que el libre comercio funcione y la
    economía crezca y es una buena infraestructura de
    telecomunicaciones y el porcentaje de inversión
    extranjera en un país.

    Para los Estados Unidos, las telecomunicaciones son
    estratégicas en el mediano y largo plazos, no sólo
    por la materia prima,
    como los cables y las fibras ópticas, sino por lo que
    viaja a través de ellos: información y
    contenido.

    Es muy claro que el sector privado transnacional quiere
    utilizar las negociaciones del TLC para lograr lo que ha venido
    buscando desde hace años: participación en el
    mercado de las telecomunicaciones en Colombia, que es lo mismo
    que dejó entrever en sus negociaciones del TLC con
    México,
    Chile y Centroamérica (CAFTA).

    Es de mencionarse que, ante la resistencia a la
    apertura de las telecomunicaciones en Costa Rica,
    durante las negociaciones del Tratado de Libre Comercio para
    Centroamérica, este país estuvo a punto de ser
    excluido del CAFTA. Robert Zoellick, el representante comercial
    de los Estados Unidos durante dicha negociación,
    advirtió a las autoridades nacionales que Costa Rica
    podría ser excluida del TLC si persistía en su
    posición de mantener el sector de telecomunicaciones fuera
    de la negociación.

    La experiencia de toda América
    Latina demuestra que, cuando se obliga a una institución
    del Estado a
    "competir" con las transnacionales, estas terminan quebrando o
    perdiendo el sentido social por el cual fueron creadas, ya que su
    razón de ser no es empresarial sino de servicio a la
    población.

    Los Estados Unidos quieren que sus
    compañías tengan acceso a las redes públicas de
    telecomunicaciones y puedan brindar servicios a nivel local en
    alianza con los operadores de telecomunicaciones nuestros, y que
    los usuarios puedan escoger los operadores en los servicios de
    comunicación internacional.

    Significa que las transnacionales norteamericanas
    vendrían a aprovecharse de la infraestructura que las
    empresas de telecomunicaciones colombianas han construido a lo
    largo de los años, incluyendo antenas, torres,
    fibra
    óptica, centrales telefónicas, estaciones
    satelitales y conexiones a los cables submarinos, mediante los
    que se generan las comunicaciones de datos, voz e
    Internet.

    La infraestructura de telecomunicaciones se ha logrado
    construir, mantener y desarrollar mediante el aporte de todos los
    colombianos, y sería prácticamente entregada para
    el uso del capital
    extranjero, cuyo objetivo es el
    lucro y jamás el beneficio de nuestra sociedad que es la
    que ha caracterizado a nuestras instituciones
    de servicios
    públicos.

    Liberar el mercado de larga distancia significa menores
    ingresos para
    las empresas de telecomunicaciones colombianas, incluso, una
    reducción de tarifas superior a la generada por la
    guerra de
    precios que sostienen hoy los operadores, en un escenario donde
    la larga distancia convive con la informalidad, que en el
    contexto del TLC podría legalizarse, opinaba recientemente
    un experto en la Revista
    Dinero.

    De otra parte, de abrirse el mercado, las
    telefónicas locales tendrían que facilitar la
    infraestructura -conocido como desagregación del bucle de
    abonado- cobrándoles un arriendo a los nuevos operadores
    internacionales, perdiendo la relación comercial con el
    cliente, lo que
    va a facilitar las condiciones para que estos operadores
    descremen el mercado, pues ellos vendrán por los clientes de
    valor, como los corporativos y los estratos altos.

    Al ceder el mercado de las telecomunicaciones, las
    empresas transnacionales de Estados Unidos podrían hacer
    llamadas y la transmisión de voz, datos y video a sus casas
    matrices y de
    éstas al país, como si fueran llamadas locales,
    utilizando métodos
    como el call back y el by pass. La apertura afectará a
    toda la población, pero especialmente a la menos
    favorecida, al encarecerse las tarifas, como ha ocurrido en
    algunos países de América Latina.

    El deterioro de los servicios, según la
    experiencia latinoamericana, ocurrirá en las zonas rurales
    y en las urbanas empobrecidas. Gran parte de la población
    podría quedar excluida de la sociedad global de la
    información.

    Estableciendo el TLC con los Estados Unidos, las
    empresas de telecomunicaciones colombianas pondrán toda su
    infraestructura, que ha sido desarrollada por años y nos
    pertenece, al servicio de las empresas extranjeras obteniendo
    recursos que
    sólo permitan mantener la operación, mientras
    éstas podrán usarla para obtener altas
    ganancias.

    Bien ha dicho el presidente de Brasil, Luis
    Inacio "Lula" da Silva, que Estados Unidos lo que busca con estos
    acuerdos comerciales es "la anexión económica" de
    la América Latina. El TLC significa en realidad un
    modelo
    económico que profundiza la dependencia de los
    países subdesarrollados, como el nuestro, y supone la
    aceptación de un estilo neoliberal de desarrollo
    excluyente que afectará todos los órdenes de la
    vida nacional.

    Audacia e Inteligencia
    en la negociación de las Telecomunicaciones

    Las anteriores son razones más que poderosas para
    que en la defensa de nuestros intereses y teniendo en cuenta las
    experiencias de México y Centroamérica, las
    telecomunicaciones que en Colombia son uno de los temas
    más sensibles, se deban negociar en las rondas de
    negociaciones del TLC con mucho tacto, audacia, astucia e
    inteligencia, considerando los objetivos colombianos y nuestro
    margen de acción,
    sin desconocer que las telecomunicaciones son también
    patrimonio
    nacional y fuente de progreso y bienestar para nuestras
    comunidades.

    Frente a la negociación del TLC, Colombia debe
    buscar que, sin desfavorecer a nuestras empresas de
    telecomunicaciones, que tienen sus propios nichos de mercados
    locales, se aproveche el potencial tecnológico del
    País del Norte al dejar una muy importante transferencia
    tecnológica que nos permita ser competitivos en un mediano
    plazo de unos tres (3) años, en un marco de
    reciprocidad.

    Reciprocidad significa que los compromisos deben ser de
    carácter bilateral, en el contexto de la
    filosofía del libre comercio.

    Esto es, que EPM y otras empresas de telecomunicaciones
    colombianas, adecuando su estrategia
    comercial y de mercadeo, puedan
    entrar en igualdad de
    condiciones a competir en el mercado de los Estados Unidos, por
    ejemplo en el Estado de
    la Florida y en Nueva York, entre otras urbes donde hay mayor
    concentración de colombianos y otros latinoamericanos,
    para comercializar paquetes de servicios de telecomunicaciones,
    tomando en arrendamiento la infraestructura de los grandes
    operadores de las telecomunicaciones estadounidenses, como
    AT&T, Verizon, Sprint y Global Sprint.

    Es obvio que para ello, el sistema de
    telecomunicaciones colombiano requiere mejoras
    tecnológicas e institucionales para que el país sea
    competitivo mundialmente, sabiendo además que frente al
    TLC la apertura al capital privado representa la mejor forma de
    modernizar el sistema de telecomunicaciones.

    Y en lo pertinente a los intereses de los
    antioqueños, es conveniente hacer los ajustes
    institucionales correspondientes en el negocio de las
    telecomunicaciones de EPM antes de que se firme el TLC,
    redefiniendo su Unidad Estratégica de Negocios (UEN) para
    organizarla, articularla e integrarla y así evitar las
    colisiones entre filiales que desarrollan actividades similares,
    buscando orientar la empresa hacia
    el cliente.

    No deja de preocupar que algunas ciudades capitales del
    país que recurren a sus excedentes financieros para la
    inversión social, se vean amenazadas ante
    el ingreso de las compañías del País del
    Norte que van a explotar mediante arrendamiento, su
    infraestructura de telecomunicaciones y venderle servicios a sus
    propios clientes.

    La única opción que les queda a las
    pequeñas y medianas empresas de telecomunicaciones del
    país es desagregar el bucle de abonado hacia empresas
    nacionales que operan como carriers locales, que podrían
    mejorar la calidad de las redes de sus ciudades, como el caso de
    Pereira, que por más de 75 años ha creado y
    atendido su propio nicho de mercado en telecomunicaciones, pero
    que ya cuentan con un poderoso socio como las Empresas
    Públicas de Medellín.

    Para contrarrestar la competencia extranjera, la
    atención al
    cliente va a ser esencial a la hora de la verdad. Por ello es
    conveniente invertir de inmediato en el mejoramiento
    institucional y principalmente en el recurso humano, mejorando
    ostensiblemente la calidad del servicio de atención al
    cliente para tratar de mantenerlo cautivo con buenas tarifas y
    excelente calidad de los productos y
    servicios del portafolio de telecomunicaciones.

    Hasta el momento de la firma y puesta en marcha del TLC
    queda un poco más de un año, tiempo
    suficiente para emprender estas estrategias,
    capitalizando la expansión de sus servicios en el mercado,
    para enfrentar la competencia que viene.

    Colombia debe propender dentro de la negociación
    del TLC para que la participación de las transnacionales
    en las áreas más rentables del negocio de las
    telecomunicaciones como Internet, telefonía
    celular y redes corporativas, no afecte a las empresas de
    telecomunicaciones nacionales y sus finanzas como
    resultado de la pérdida de segmentos del mercado,
    perjudicando al Estado que dejaría de percibir recursos
    como resultado de la repatriación de capitales, siendo
    desfavorable para la población colombiana que, muy
    probablemente, además, tendría que pagar altas
    tarifas para acceder a algunos servicios.

    Es imprescindible que el Gobierno Central, a
    través del Ministerio de Comunicaciones, se la juegue toda
    en el fortalecimiento de la Agenda de Conectividad con los
    programas de Gobierno en Línea (e-government) en todos los
    ordenes a nivel nacional, al igual que con el Proyecto de
    Red de Alta
    Velocidad del
    Estado Comunitario (RAVEC), el Portal del Estado Colombiano
    (PEC), el Portal Único de Contratación, el Portal
    Alcaldía Electrónica, Computadores para Educar,
    Municipio Digital, el Proyecto Cumbre (Becas del Icetex para
    posgrados en TICs) y la Red Universitaria de Alta Velocidad,
    entre otros que apunten a disminuir la brecha digital.

    El Gobierno Municipal de Medellín, si quiere
    estar a la vanguardia,
    debe canalizar este esfuerzo nacional apoyándose en la
    Gerencia de
    Telecomunicaciones de EPM, liderando políticas hacia la
    consolidación de la Ciudad Digital mediante la
    conectividad de la alcaldía con entidades gubernamentales,
    gremios, empresas privadas, organismos no gubernamentales,
    instituciones universitarias y de investigación, colegios, hospitales,
    bibliotecas y
    museos, entre otros, propiciando la generación de ventajas
    competitivas con las TIC, principalmente en el desarrollo de
    software a la
    medida, creación de contenidos en idioma español y
    producción de televisión
    y radio,
    además de otros servicios de valor agregado.

    Para recorrer este camino es necesario más apoyo
    del gobierno, que involucre mucho más al Ministerio de
    Educación, a Colciencias, al sector académico
    organizado y al sector privado.

    Al compartir entre las organizaciones
    sistemas de
    información, trámites y pagos en línea
    se mejora ostensiblemente la eficiencia de las
    mismas y por ende permite acercar el uso y acceso a las TICs a
    una gran masa de la población que ingresará a
    través de los puntos de acceso comunitario (PAC) para que
    se garantice la participación ciudadana en decisiones del
    Gobierno, para lo cual se requiere adecuar los MASCERCASs y Casas
    de Gobierno dentro de la Red de Comunicación
    Pública
    esbozada en la Línea
    Medellín Gobernable y Participativa del Proyecto del
    Plan de
    Desarrollo de Medellín 2004 -2007.

    Por otra parte, nuestro país debe procurar que no
    nos pase lo que a los costarricenses, donde Estados Unidos
    logró sus objetivos, sobre todo en materia de propiedad
    intelectual, consiguiendo acuerdos más allá de
    la
    Organización Mundial del Comercio, OMC, pero
    dejó por fuera el tema migratorio.

    Por ello, dentro de la agenda de negociación del
    TLC se debe propender para que ésta no se limite a la
    liberación de los flujos de capitales y del comercio de
    bienes y
    servicios, sino que también incluya la liberación
    del área laboral para que
    haya libre movilidad de trabajadores entre Colombia y los Estados
    Unidos sin ninguna restricción.

    Esta exigencia de la libre movilidad del trabajo no es
    cuestionable porque hay que ser consecuentes con el pensamiento y
    la filosofía del libre comercio y sus ventajas
    comparativas.

    De acuerdo con lo anterior, los beneficios del libre
    comercio para el desarrollo y el crecimiento económico de
    una sociedad, en relación con la productividad, la
    rentabilidad y
    la eficiencia se dan por el intercambio de bienes y servicios sin
    restricciones, pero también por la libre movilidad de los
    factores de capital, producción y trabajo.

    En la pasada negociación del TLC con Costa Rica
    se logró que bienes y servicios circulen libres de
    aranceles de
    acuerdo con unos plazos establecidos. No obstante, los
    trabajadores y hombres de negocios, que son sujetos
    económicos, no entraron en las negociaciones; quedaron
    fuera sin acceso libre de tránsito. Este era un aspecto de
    gran interés para los centroamericanos, pues
    favorecería más las inversiones. Sin embargo, el
    tema migratorio sigue ausente de los TLC firmados por los
    estadounidenses con nuestros países latinoamericanos.
    ¿Qué tanto lograremos nosotros los
    colombianos?

    Colombia debe obtener beneficios tangibles en la
    negociación del TLC con los Estados Unidos y que su
    incidencia directa se vea en competitividad y más
    oportunidades de negocios en el corto plazo, incorporando temas
    como desarrollo de infraestructura, políticas de
    inversión y empresarismo, entre otros.

    Por último hay que pensar que, si no hay una
    agenda nacional de competitividad, donde las telecomunicaciones
    son determinantes, con la que se encargue de preparar mejor al
    país en todos los frentes que tengan que ver con su
    capacidad de conquistar los mercados externos y defender los
    internos, el TLC puede ser perjudicial para Colombia.

    Todas estas reflexiones están encaminadas hacia
    la búsqueda de un esquema que nos permita enfrentar los
    cambios tecnológicos constantes y satisfacer la mayor
    demanda de
    servicios en telecomunicaciones de manera más
    rápida, eficiente y al menor costo, para
    modernizar al país y hacerlo competitivo, tratando que el
    TLC sea un buen negocio para Colombia, que optimice y haga
    eficiente el aparato productivo teniendo en cuenta para ello las
    telecomunicaciones, entre otros sectores.

    Antioquia es fuente de desarrollo científico en
    nuestro país, pero se requiere más
    inversión, compromiso y liderazgo de
    gestión del gobierno, de la academia y del sector privado
    para producir más resultados tangibles en ciencia y
    tecnología, lo cual nos permita tomar la delantera en
    el ámbito nacional y posicionarnos mejor a nivel
    latinoamericano en los temas de competitividad. Por ello la
    importancia del liderazgo de la alta gerencia de la
    Alcaldía de Medellín y de sus Empresas
    Públicas, EPM en estos procesos de
    negociación del TLC frente a las
    telecomunicaciones.

     

     

    FRANCISCO JAVIER ROLDÁN
    VELÁSQUEZ

    Aspectos Académicos:

    Estudios Universitarios: Ingeniero Mecánico;
    Universidad
    Drusbi Narodov, UDN, Moscú 1982.

    Posgrados: Magíster en Ciencias
    Técnicas; Universidad Drusbi Narodov, UDN, Moscú
    1982.

    Especialista en Administración Financiera; Escuela de
    Administración de Negocios, EAN,
    Bogotá 1995.

    Especialista en Proyectos de
    Desarrollo
    ;

    Escuela Superior de Administración
    Pública, ESAP, Pereira 1996.

    Especialización en Gerencia Pública y
    Control Fiscal;

    Universidad del Rosario, Bogotá.

    Diplomado: Recurso Humano y Desarrollo Gerencial;
    Universidad del Rosario, Bogotá 2000.

    Diplomado: Gerencia Financiera, Informática y Tecnológica;
    Universidad del Rosario, Bogotá 2000.

    Diplomado: Control Fiscal y sus
    Consecuencias
    ;

    Universidad del Rosario, Bogotá 2000.

    Diplomado: Gerencia en Planeación
    Estratégica y Control Integrado;
    Universidad del
    Rosario, Bogotá 2002.

    Categoría: Economía,
    Política

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