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Perspectivas y posibilidades de la Unión Europea como alternativa de poder global




Enviado por afdez81



    1. Estado de bienestar vs Estado
      mínimo
    2. Los retos y las posibilidades de
      la ampliación
    3. El escollo de la
      OTAN

    Uno de los múltiples desafíos que afronta
    la Unión Europea luego de su ampliación el 1 de
    mayo, si bien no el más importante, es el de cómo
    hacer para traducir los múltiples documentos que
    produce el organismo a los idiomas de los países que lo
    conforman.

    Polonia, Hungría, República Checa,
    Lituania, Letonia, Estonia, Eslovaquia, Eslovenia, Chipre y
    Malta, los 10 nuevos miembros, se caracterizan por tener idiomas
    poco hablados como el maltés (400 mil hablantes) o
    extremadamente difíciles como el húngaro, que posee
    doce declinaciones.

    En total, según la revista Semana
    en el artículo ‘Babel en Europa’, de
    la edición
    1.147, son en total 420 combinaciones, y encontrar alguien que
    hable griego y eslovaco fluidamente, para las labores de traducción simultánea, no es tarea
    fácil.

    No obstante, a pesar de estas dificultades, la
    Unión Europea está dispuesta a gastar 500 millones
    de dólares este año para traducir textos
    jurídicos a los idiomas de los nuevos miembros, y su
    página
    web ya está disponible en las nuevas lenguas. Todo
    esto para no dejar de ser la
    organización plural y democrática a la que
    todos sus miembros pueden dirigirse en su propio
    idioma.

    Estados Unidos, en cambio, no ha
    tenido tantos escrúpulos con el idioma. Recuerdo que
    cuando visité ese país e ingresé por el
    aeropuerto de Miami, la supuesta capital de
    América
    Latina, el funcionario de inmigración nos hizo el interrogatorio en
    inglés,
    a pesar de que por allí pasan diariamente miles de latinos
    que no siempre hablan ese idioma.

    Nueva York, llamada ‘capital del mundo’, es
    en verdad una metrópoli multicultural, en cuyo metro es
    posible escuchar diversos idiomas y ver gente leyendo
    periódicos en caracteres árabes y chinos, al lado
    de los grafismos más conocidos del alfabeto occidental.
    Sin embargo, sus barrios son gethos en los que se asocian
    personas de la misma cultura
    (barrio chino, barrio negro o Harlem, barrio judío, Little
    Italy o pequeña Italia etc.), y
    el multiculturalismo no da paso al interculturalismo.

    Hay que ver a los mochileros estadounidenses recorriendo
    Europa, hablando inglés a nativos checos, por ejemplo, sin
    preguntar primero si lo entienden (hay excepciones, claro, pero
    esta es la generalidad), como si fuera obvio que todos los
    habitantes del globo hablan su idioma, para vislumbrar lo que es
    el pensamiento
    hegemónico de Estados
    Unidos.

    Estas anécdotas sirven para introducir a la
    Unión Europea (UE) y a Estados Unidos, para conocer
    más a fondo las características de la UE y para
    intentar describir cómo es ese bloque que se conforma en
    el planeta luego de su ampliación, condición
    necesaria para analizar sus posibilidades como contrapeso
    geopolítico a la unanimidad aparentemente inquebrantable
    de Estados Unidos.

    ESTADO DE BIENESTAR
    VS ESTADO
    MÍNIMO

    "La Carta de
    Derechos
    estadounidense es una lista de derechos individuales contra
    el Estado. En
    contraste, el Capítulo de Derechos Fundamentales, el cual
    constituye la Segunda Parte de la constitución europea propuesta, incluye una
    larga lista de derechos a servicios
    provistos por el Estado".

    Esta comparación entre la constitución de
    Estados Unidos y el borrador de la Constitución Europea
    proviene del sitio web de Cato,
    fundación de estudios públicos no partidista con
    sede en Washington, que toma su nombre de los Cato´s
    letters, "ensayos
    libertarios que ayudaron en el origen de la filosofía de
    la Revolución estadounidense", según
    explican en el sitio.

    Con tales antecedentes, es fácil suponer que sus
    afectos se inclinan hacia la constitución de los E.E.U.U.,
    a la que le alaban su brevedad y su pragmatismo.
    En contraste, a la de la UE le critican la larga lista de
    derechos a servicios provistos por el Estado, que incluyen
    empleo,
    salud, educación y vivienda,
    y señalan que esto podría, inclusive, paralizar a
    Europa en su crecimiento.

    "La adopción
    formal de la constitución de la UE resultará en
    una de dos posibles consecuencias. O las provisiones
    constitucionales benefactoras serán ignoradas
    discretamente por su costo
    prohibitivo y efecto negativo en el crecimiento
    económico europeo, o su cumplimiento
    conducirá a una mayor regulación gubernamental de
    la vida social y económica europea. En el primer caso,
    toda la constitución europea será devaluada a
    promesas abiertamente incumplidas. El segundo caso
    relegará la economía europea a
    un estatus socio-económico de segunda permanente y por
    lo tanto pospondrá, quizás indefinidamente, el
    sueño europeo de algún día rivalizar la
    riqueza financiera, la influencia cultural y el poder
    político de Estados Unidos".

    Es cierto que esas propuestas benefactoras no reportan,
    en el corto plazo, mayores dividendos económicos, y que
    pueden relegar a la UE a un estatus socio-económico de
    segunda por un tiempo, pero en el mediano y largo plazo
    estas medidas propias de los estados de bienestar generan
    más riqueza, como lo demuestra el caso de España.

    El ejemplo español

    El país ibérico, que ingresó a la
    UE en 1986, ha experimentado unas buenas tasas de crecimiento
    económico y abundante inversión
    extranjera en su territorio, lo que le ha permitido salir de
    su histórico atraso y aislamiento e insertarse en el
    contexto de la geopolítica mundial. Esto, en parte,
    gracias a las ayudas y subsidios de la UE.

    Es cierto que el caso de España se refiere a
    ayudas a un Estado, mientras que el borrador de la
    Constitución que se discute habla de derechos de las
    personas. Sin embargo, el caso es ilustrativo y da una idea de lo
    que se puede lograr en el mediano plazo con un poco de
    ayuda.

    A lo mejor, sin la colaboración de la UE, hubiera
    sido imposible que el diario El País de España
    publicara un titular como ‘Chirac anuncia formalmente la
    creación de un nuevo eje
    Berlín-París-Madrid’,
    nota que apareció en la edición del 30 de abril.
    Con esto se muestra que
    España gana importancia política y, de paso,
    que su protagonismo va más allá de una buena
    química
    entre George Bush y José María Aznar.

    Ahora, con una UE que pasa de 15 a 25 miembros, cuya
    población se incrementa por ello en un 19.6
    por ciento, pero cuyo PIB
    sólo lo hace en un 9.1 por ciento, los retos para el
    mantenimiento
    de ese estado de bienestar que haga contrapeso al estado
    mínimo promovido por Estados Unidos son grandes,
    máxime si se tiene en cuenta que según Bernard
    Cassen en un artículo publicado en Le Monde Diplomatique,
    el documento de 1992 del Pentágono, Defense Policy
    Guidance, establece que Estados Unidos desalentará a los
    países industrializados avanzados de cualquier intento de
    desafiar su liderazgo y no
    tolerará la emergencia futura de cualquier competidor
    global.

    LOS RETOS Y LAS
    POSIBILIDADES DE LA AMPLIACIÓN

    El incremento poblacional que supone la
    ampliación, en términos absolutos, significa que de
    375 millones de habitantes la UE pasará a tener 450
    millones con un poder adquisitivo promedio de 22 mil 500 euros y
    el PIB más alto del mundo, según lo señala
    el politólogo dominicano Alejandro González
    Pons.

    Otros no se muestran tan convencidos de tales ventajas.
    Así, un columnista del diario La Brecha, de Uruguay,
    piensa que

    "es una Europa más de derechas la que nace.
    Quince años de políticas neoliberales han cambiado el
    Este profundamente. El mercado
    común hace que el Oeste no sea competitivo en esta
    cancha: demasiada diferencia de sueldos, demasiados derechos
    sindicales, demasiado Estado de bienestar.
    ¿Mejorará la vida de los neocomunitarios o
    empeorará la de los viejos? La mezcla de keynesianismo y
    liberalismo
    en estas condiciones producirá resultados impredecibles.
    Los nuevos exigen, keynesianamente, fondos de cohesión
    que utilizarán para impulsar políticas
    neoliberales. Los viejos pagarán lo mismo que pagan hoy
    -muchísimo- para recibir mucho menos en una
    redistribución que no los favorece y en una inversión a tan largo plazo que es
    difícil medir".

    Vuelvo nuevamente al ejemplo de España para
    mostrar que esas exigencias keynesianas no son tan impredecibles
    como lo afirma el columnista uruguayo. La inversión
    extranjera en España y su propia expansión
    comercial hacia América
    Latina en banca y telecomunicaciones, sectores altamente
    competitivos y competidos en el mundo de hoy, son la prueba de
    que con un poco de ayuda y de asistencia los países pueden
    dar grandes sorpresas.

    ¿Quién hubiera imaginado hace 15
    años que una empresa
    española como Telefónica, ubicada más
    allá de los Pirineos, donde se suponía empezaba
    geopolíticamente – y no geográficamente
    África, pudiera hacerse a todas las acciones de la
    gigantesca estadounidense Bell South en América Latina?
    ¿Alguien hubiera podido pronosticar que el banco Santander y
    que el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) se iban a expandir
    del modo en que lo han hecho?

    Un poco de ayuda, como la que España
    recibió de la UE, puede hacer posible esta
    expansión. Por supuesto que no se desconoce que
    países como Grecia, que se
    integró en 1981 a la Unión, aun están
    bastante atrasados para el contexto europeo, pero al hacer
    énfasis en el caso español
    sólo se pretende mostrar que sí es posible, que el
    estado de bienestar no es de por sí nocivo y que puede
    contribuir al crecimiento económico. Por cierto,
    habría que mirar mejor este ejemplo para extraer
    conclusiones más definitivas.

    El problema económico está, entonces,
    lejos de suponer un obstáculo para la Unión
    Europea: existe el músculo financiero capaz de sostenerla
    y un mercado apetecible, con un buen poder adquisitivo de sus
    habitantes. Esto no es despreciable si se tiene en cuenta que, en
    un mundo globalizado y de mercados
    domésticos saturados, todas las economías
    nacionales y los grupos
    económicos regionales buscan con desespero mercados
    externos. El tamaño de su mercado, entonces, podría
    darle un margen importante de negociación

    Los nuevos países de la Unión Europea, con
    15 años promedio de capitalismo,
    no son ciertamente un terreno virgen para la colonización
    comercial, pero si ofrecen posibilidades interesantes. No tantas,
    por supuesto como China, que con
    la sexta parte de la población mundial y en
    tránsito lento pero sostenido hacia el capitalismo es hoy
    el terreno más codiciado.

    Esta fortaleza económica de Europa, sin embargo,
    no es nueva: el continente ha sido catalogado en ocasiones como
    un gigante en lo económico, un enano en lo político
    y un gusano en lo militar. Con la ampliación sigue siendo
    un gigante en lo económico, y en política es
    posible que siga siendo pequeño. Lo del gusano se
    aclarará más adelante.

    El reto de alejarse un poco de Estados
    Unidos

    Víctor Manuel Vargas, corresponsal del diario
    colombiano El Tiempo en
    Madrid, escribió en un análisis reproducido por El País de
    Uruguay que los 10 nuevos miembros de la UE eran profundamente
    pro estadounidenses, lo cual le permitiría a EE.UU. sumar
    aliados en el interior de la UE.

    Eduardo Dimas, periodista cubano y analista y
    comentarista internacional, va más lejos, y cree que en el
    panorama actual, una vez superadas las fricciones por la negativa
    de Francia y
    Alemania a
    votar favorablemente la resolución de intervención
    en Irak en el
    Consejo de Seguridad de la
    ONU, se impone
    una alianza estratégica de Estados Unidos con la
    Unión.

    "Ahora, de lo que se trata, como dijo Romano Prodi
    (presidente de la Comisión Europea), es de acoplarse a
    Estados Unidos, de un modo o de otro, a los efectos de
    participar en el nuevo reparto territorial del mundo, por un
    mayor dominio del
    petróleo y de esferas de influencia que,
    a ojos vista, tiene lugar bajo la hegemonía del actual
    gobierno
    americano".

    Para este analista, ambos bloques tienen en común
    su defensa del sistema
    capitalista y su modelo de
    mercado, pero según veíamos al comienzo, los
    matices entre uno y otro son importantes, pues mientras la UE
    tiende a un estado de bienestar, por lo menos en su
    Constitución, los EE.UU. tienden al estado
    mínimo.

    Jeremy Rifkin, presidente de la Foundation on Economic
    Trenes, una fundación con sede en Washington que estudia
    las tendencias de la economía, se muestra más
    optimista frente a la independencia
    política de Europa que los dos personajes citados
    anteriormente. Hablando sobre las protestas en el Viejo
    Continente a raíz de la invasión a Irak, afirma
    que

    "Esto es una señal clara de que el sentido de
    pertenencia nacional ha cedido paso a una nueva conciencia
    europea. Incluso en los diez países de la Europa central
    y oriental que deberían pasar a ser parte de la UE el
    próximo año, más del 70 por ciento de la
    población fue contraria a la posición
    filoamericana de sus gobiernos".

    Esa población de los nuevos países que
    salió a protestar, sin embargo, posiblemente albergue en
    su interior el amor hacia
    Estados Unidos, no tanto porque les satisfaga plenamente, sino
    porque, quizá como rezago de la Guerra
    Fría, lo consideren el antagonista de la Unión
    Soviética, a la cual no quisieran regresar.

    La presencia de nuevos países de Europa del Este
    en el seno de la Unión Europea, con sus tendencias pro
    estadounidenses, supone una talanquera al proceso de
    integración política de la UE. La
    posición unida de sus ciudadanos en torno a Irak
    puede deberse más a razones coyonturales que
    estructurales, y por tanto podría disolverse con
    facilidad, sobre todo con una población del este que
    aún está descubriendo el capitalismo, y que
    está por tanto ansiosa de consumismo, al mejor estilo de
    Estados Unidos.

    Gilbert Achcar, en artículo publicado en Le Monde
    Diplomatique, aventura la hipótesis de que no es casual que la
    ampliación de la Unión Europea coincida con la de
    la OTAN, este último organismo, de carácter militar, liderado y en gran medida
    fianciado por Estados Unidos. Considera Achcar que estos dos
    acontecimientos refuerzan considerablemente la preeminencia de
    EE.UU. en la OTAN y su influencia en la UE.

    El analista señala que de los 25 países
    miembros de la UE, sólo cinco están al margen de la
    OTAN (Austria, Finlandia, Irlanda, Malta y Suecia), y esa
    correlación tan estrecha entre la OTAN – liderada
    por Estados Unidos, no se nos olvide – y la Unión,
    tiene consecuencias bastante importantes, y para el caso que nos
    ocupa, el de las posibilidades de Europa como alternativa de
    poder, bastante desalentadoras.

    EL ESCOLLO DE LA
    OTAN

    La Organización del Tratado del
    Atlántico Norte, OTAN, fue creada en 1949 con el objetivo de
    "preservar la estabilidad, el bienestar y la libertad de
    sus miembros mediante un sistema de seguridad colectiva".
    Surgió como una respuesta de Europa Occidental al
    expansionismo de la Unión de Repúblicas Socialistas
    Soviéticas en Europa Oriental, y tuvo su contraparte en el
    Pacto de Varsovia.

    Ahora, sin la amenaza de la Guerra
    Fría, con varios países miembros del desaparecido
    Pacto de Varsovia dentro de la OTAN, e inclusive con una especie
    de régimen de asociación para Rusia, la
    existencia de la Alianza Atlántica no pareciera tener
    mucho sentido. Sin embargo, Estados Unidos tiene intereses muy
    fuertes en que la OTAN perdure.

    "La inclusión de los Estados de Europa central
    y oriental (ya decidida en el caso de tres de ellos y en curso
    para otros varios) apuntaba a dos fines: Hacer más
    difícil, si no imposible, cualquier alineamiento
    político/militar de los europeos occidentales con Rusia,
    lo que constituye la principal pesadilla geopolítica de
    Estados Unidos, más inmediata que la otra, el creciente
    poderío militar chino. En segundo lugar, hacer
    más difícil la unidad político-cultural
    eurooccidental, introduciendo elementos fiablemente
    proamericanos de Europa central y oriental en las estructuras
    de toma de
    decisiones de la Unión Europea. Una vez expandida la
    OTAN, se presionó a la Unión Europea para que se
    "expandiera" también inmediatamente, más o menos
    de la misma forma".

    A través de la OTAN, Estados Unidos puede
    bloquear fácilmente la puesta en práctica de la
    Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD), como lo
    demostró el año pasado en una reunión de la
    Alianza en la que se valió de su asiento en la misma para
    formular reparos al sistema de navegación por
    satélite Galileo, que competiría con el
    estadounidense GPS (Global
    Positionning System).

    La defensa y el aparato militar siempre han sido
    determinantes en el poderío de una nación.
    "Muchas veces los pozos de petróleo o
    las concesiones comerciales se conquistan con ejércitos de
    ocupación, ante los cuales la UE no puede competir con
    dinero",
    afirmó el analista político Augusto Vilela en un
    foro celebrado el pasado 6
    de mayo en Lisboa sobre la PESD.

    Eso lo sabe Washington, y por ese motivo no acaba con la
    OTAN aunque las motivaciones que propiciaron su surgimiento
    estén hoy extintas.

    "Desde la creación de la PESD, Estados Unidos
    viene llamando la atención cada cierto tiempo a sus aliados
    europeos. Washington teme que el impulso de una defensa
    comunitaria vaya en detrimento del vínculo
    transatlántico, en vez de servir para reforzar la OTAN.
    Para ello se apela a "las tres Des": que no cree Duplicaciones
    de estructuras ni de fuerzas, que no genere una
    Desvinculación de los americanos y que no Discrimine a
    ningún país miembro de la Alianza
    Atlántica".

    A través de la OTAN, entonces, los Estados Unidos
    siguen manteniendo su posición militar hegemónica
    en el mundo, con lo que Europa, por más que en
    términos cuantitativos (PIB y población) sea
    más grande que Estados Unidos, sigue subordinada en el
    terreno militar.

    Como consecuencia de esto, en la actualidad, la PESD es
    una fuerza de 60
    mil soldados prevista para las misiones denominadas de
    Petersberg, que incluyen prevención de conflictos,
    establecimiento y conservación de la paz y misiones
    humanitarias. Es, en resumen, una fuerza de paz más que de
    ataque, misión que
    está conferida a las fuerzas de la OTAN en aras de evitar
    la duplicidad de estructuras y fuerzas.

    Otra dificultad que enfrenta una eventual
    política unificada de defensa europea es la dificultad que
    tienen los países miembros para definir políticas
    comunes. "Se ha comprobado que es casi imposible formular un
    punto de vista en común sobre temas específicos en
    estos dos campos (exterior y defensa), porque requiere una
    postura unánime. En otras palabras, cualquiera de los 15
    estados miembros puede vetar una postura común, y de hecho
    esto ocurre a menudo", dice un informe de
    radio
    Nederland. Además, señala la misma fuente, la
    organización de la UE no tiene la infraestructura
    necesaria para sostener una operación autónoma de
    gran escala.

    Si esto era así con una Europa de 15 miembros,
    casi todos ellos pertenecientes a Europa Occidental o Central,
    ¿cómo será ahora, con 10 nuevos
    países, muchos de ellos del Este y pro estadounidenses? La
    maniobra ha salido bien, y por ahora el poderío militar
    estadounidense seguirá gobernando el mundo, imperturbable
    y sin alguien que se atreva a hacerle contrapeso.

    CONCLUSIÓN

    Europa, a pesar del lastre inicial que le supone la
    ampliación, puede seguir siendo un gigante en lo
    económico. En lo político dejará de ser un
    enano siempre y cuando sea capaz de desarrollar cierta independencia
    ideológica frente a los Estados Unidos, aspecto que se ve
    retardado por la introducción de países pro
    norteamericanos en la Unión Europea. En lo militar
    seguirá siendo un gusano sobre el cual pende la amenaza de
    ser aplastado por una bota gigantesca ¿Cómo se
    llama? ¿Será la OTAN o será Estados Unidos?
    Habría que responder como le respondió el alcalde
    al dentista del pueblo en el cuento
    ‘Un día de estos’, de Gabriel García
    Márquez: cuando el dentista le pregunto al alcalde,
    luego de la consulta, que a quien le pasaba la cuenta, si a el o
    al municipio, el alcalde olímpicamente respondió:
    ‘Es la misma vaina’.

     

    Andrés Fernández

    Medellin – Colombia

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