- Introducción
- Celos patológicos. Y
celos no patológicos - Profundizando en los
autores - Celos masculinos y celos
femeninos - Enfoques desde la
psicología social - Las voces
de los que saben (reportajes) - Contexto
social - Conclusiones
- Bibliografia
TEMÁTICA: LOS CELOS
EN GENERAL Y EN LA PAREJA EN PARTICULAR
Los celos que carcomen y que vamos a abordar no son
aquellos que, en la pareja o en otro tipo de relaciones,
estén justificados por actitudes
concretas de los otros.
No se trata de celos de hijos cuyos padres hagan
notorias diferencias de trato entre hermanos ni de un miembro de
la pareja que descubre actitudes engañosas en su
partenaire, y eventualmente una infidelidad.
"Los Celos que carcomen" serán los absolutamente
imaginarios, los que se sufren con la aparición de un
tercero que interacciona (aunque sea casualmente) con la otra
parte del vínculo que tememos perder. Es el
celo-alucinación, el celo alarma, el celo terror a la
pérdida y al ataque, el celo inseguridad.
Yo, Luis Buero, pasé muchos años de mi
vida creyendo que no era celoso, tal vez porque había
olvidado las peleas que tenía con mi hermano porque mi
mamá le servía un milímetro de más de
flan con dulce de leche, o
porque mi primera novia era tan fea que cuando íbamos de
camping los lobos encendían fogatas para que ella no se
acerque.
Además no existían los colegios mixtos, y
los grupos de chicos
de la parroquia también estaban divididos en varones y
nenas y se reunían en días diferentes, Por lo tanto
la amistad entre
el hombre y
la mujer era algo
poco común. Las minas eran esos seres extraños y
hermosos, deseados y temidos en igual intensidad.
Luego me casé y mi esposa quedó embarazada
a los pocos meses, ocupándose del hogar y los hijos de
manera full time, a punto tal que ni al sodero recibía,
porque vivíamos en un departamento y los sifones los
recibía la señora del portero.
Pero a los cuarenta y ocho tuve la feliz idea de armar
pareja con una chica de veintitrés ( che, ya era mayor de
edad, la joven, no es estupro para que abran así los ojos,
y esa sonrisita maliciosa que están esbozando está
de más!). Igual este trabajo y
otras experiencias me han cambiado la visión: acabo de
tener un romance esporádico con una mujer casada cuyo
marido es harto celoso, pero ella se las ingeniaba para verme
igual, conformándolo con alguna mentirita. En síntesis,
el miedo a la pérdida no garantiza que no ocurrirá
lo que tanto tememos. Pero volviendo a mi
pendeesposa….
Supongamos que yo soy 0telo y ella Desdémona, y
se los narro como un cuento:
"Otelo conoce a Desdémona, pasean, se
enamoran.
Desdémona durante una velada
romántica en un restaurante con flores y velas, le
confiesa que siempre quiso conocer un hombre como
él, y que pasó mucho tiempo
cambiando de posición la estatuilla de San Antonio
que guardaba en el placard, para ver si se producía el
milagro. La joven insiste para que fantasía de él
se vuelva perfecta: "ay, antes de ti, estaba tan pero tan
sola…"
0telo se convence: "para ella soy el Unico",
y "ella y yo somos Todo".
Pero de pronto son interrumpidos por la voz de
un hombre que la requiere desde el radio de su
celular.
"Ah, ese es Walter, un amigo con el que nos
juntamos siempre", aclara sonriendo Desdémona. Y ya en
su departamento, al regresar de esa cena, ella tiene varios
mensajes grabados en el contestador. "Ah, son
Sebastián, Franco y Raulito invitándome al cine, a
bailar, a hacer un viaje al exterior". Mirándolo fijo
completa el golpe bajo: "si vos mañana estas ocupado
salgo con alguno de ellos, porque hace un toco que no los
veo", mientras intenta darle un beso tranquilizador en la
comisura de los labios.
¿ Y todo ese discurso que
me hizo sobre su tremenda soledad? , se pregunta Otelo en
silencio.
Ahí se acaba su paz. Si los celos tienen
que ver inevitablemente con la aparición de un tercero,
con una piba de hoy tiene para elegir terceros de todos los
colores.
Los textos que hemos leído nos
enseñan que al abandonar el mundo paradisíaco del
útero, y nacer, adquirimos dos ansiedades básicas
que nos acompañarán toda la vida: el miedo al
ataque y el miedo a la pérdida. El niño
igualmente desarrolla una relación idílica con su
nuevo objeto de deseo, la madre, de la que él cree que
forma parte, hasta que descubre que hay otro varón que los
separa pues tiene más poder que
él sobre ella: el padre, ese gigante que cada tanto se la
lleva para la otra pieza, y luego, como si esto fuera poco,
¡qué triste sorpresa le regala el destino el
día que descubre un hermano (otro intruso) prendido de la
teta de esa amada mujer. Ya sé que mamá
tenía dos tetas ¡ pero yo quería las dos para
mi!
En ese instante, su narcisismo duramente herido
debería enseñarle que no hay garantías de
exclusividad, que él no puede dominar las acciones de
ella y lo que es peor, que no tiene forma de manejar su deseo. Y
mucho menos puede manejar el destino, la campaña de la
Selección Argentina de fútbol y las
decisiones del ministro de economía.
Pero sobretodo, Otelo descubre que no puede
evitar que Desdémona en el subte, en el club, en el
shopping, en un aula, vea de pronto a otro, u otros hombres, y la
ataca de pronto el temor de que ella al verlo se le derrita su
cerebro como el
Perito Moreno y se enamore perdidamente de ese deconocido. Se
siente vulnerable, excluido., vencido. Necesita urgente
terapia…..¡o un revólver Magnun 357 y dos
cuchillos tramontina!!
Pero ¿cómo curar de una gripe a
quien vive en el Polo Norte?
¿Cómo aminorar el obsesivo pánico
de Otelo al abandono, si tiene que convivir con una
Desdémona que defiende el estilo "hago lo
que quiero, cuando, dónde y cómo se me
canta" y le importa un pito lo que le pase
al Otro?
Una Desdémona cosmopolita que enciende la
antorcha de la libertad
absoluta sin indagar que su propia histeria es la que la lleva a
tomar y abandonar a los tipos como a muñecos, en la medida
en que obteniéndolos ya se ha extinguido su deseo. Por lo
tanto no puede quejarse de los celos que ella misma aviva,
conscientemente, a fin de que la pareja real, adulta,
constructora, creadora, no se forme nunca".
Y ahí termina el cuento, pero lo que en
mi caso se presenta por tener con ella, almanaques desparejos, en
otros se explicita por otros motivos. Los celos, desde
Caín y Abel, existieron siempre y Shakespeare
escribió 0telo hace quinientos años, sumado al
hecho de que el cinturón de castidad no lo inventó
el novio de ninguna modelo de
Pancho Dotto.
Pero también creo que los cambios
producidos en la situación social y económica de
los últimos veinticinco años (que comenzó
mucho antes), la inserción de la mujer en los
ámbitos laborales (que la lleva a tener contacto
permanente con hombres y a estar siempre elegante, hermosa,
seductora) y por el contrario el desempleo de
muchos varones, generan hoy más que nunca
incierta la dicotomía masculino/femenino y provoca una
nueva dramática en la que cada uno debe aceptar,
compartir, negociar, respetar espacios, contener y sobre todo,
amar de veras al otro. 0 de lo contrario celar, envidiar, ser
voraz, es decir, romper ese vínculo por falta de capacidad
de recontratar y así seguir siendo uno más del
ejército de androides, demasiado solos y solas.
CAPÍTULO UNO
Celos, envidia, voracidad, trilogía de emociones
"negativas" que alimentaron la creación de diez
mandamientos y miles de leyes en todo el
mundo que ningún poder judicial
logra que se cumplan finalmente.
Sentimientos que habitan en el origen de la
vida, y en la concepción mítica del mundo que
los propios hombres escribieron en los relatos religiosos y en
los artísticos. Aún dentro de su oculta
simbología en nuestro pasado lejano hay un Caín que
mata a un Abel, o un Yago que induce a 0telo al homicidio a
través de una calumnia porque desea su puesto, o una
madrastra que inútilmente pregunta "espejito,
espejito….¿quién es la más linda del
reino"? y ante la respuesta que certifica la falta, se instala
ella la idea de regalar a su rival una manzana
envenenada.
Los celos son afectos constitutivos de nuestras
más pequeñas células
narcisísticas, y no hay ser viviente que en alguno de
los ámbitos de su existencia no los haya sentido alguna
vez.
También se nos revelan los celos como ingrediente
del amor de pareja
y se evidencian de las más diversas maneras (instinto de
posesión, temor a la pérdida, fascinación
del rival, pulsión de muerte, actos
de violencia, o
como espuela para el erotismo en un vínculo).
Pero fundamentalmente los celos "imaginarios" o
"alucinatorios" son los generadores de conflictos en
las parejas, en las familias, en los espacios laborales, y hasta
en las contiendas políticas.
Hasta se podría decir que dos gerentes de programación de emisoras competidoras hoy
mueven el tablero de la grilla de ciclos televisivos para ganar
el amor del
público, de manera irrespetuosa hacia esos espectadoras,
más allá del negocio que los aumentos de ratings
puedan ocasionar.
Porque…. en teoría
buscamos una definición y un origen de los celos, saciamos
nuestra ignorancia hasta conocer la fibra más
íntima del monstruo verde de las siete cabezas,
pero…¿y luego qué? ¿qué hacemos con
ese saber si no podemos lograr una apropiación
instrumental que nos ayude a producir un cambio en el
aquí y ahora?
A mitigar el sufrimiento del que cela y del que es
celado.
El operar sobre los celos es una tarea de aprendizaje, o de
cómo diría Enrique Pichón Riviere, de
enseñaje.
La respuesta obvia es que el problema no está
solamente en enterarnos qué nos pasa y porqué, sino
en ver qué podemos hacer con eso. Y cómo podemos
enfrentarlo a diario con técnicas
renovadoras, creativas, sorprender al otro y a nosotros mismos
con recursos que nos
permitan movilizar esas ansiedades profundas que nos provocan
navegar aguas turbulentas donde los vínculos corren
riesgos de
atorarse en piedras o acantilados. Llegar pues, a través
de técnicas DE TRABAJO GRUPAL allí donde la palabra
no puede ser agente de cambio. Porque el cuerpo muchas veces se
nieta a mentir. Y comprender finalmente que seguimos siendo
únicos e irrepetibles, justamente como componentes de la
gran riqueza grupal en acción,
y no dentro de la ilusión del Todo pasivo y omnipotente
que alguna vez creímos ser, como parte de una
fantasía inevitable, pero de corta duración.
Añorar ser el UNICO es por empezar, no poder entender
finalmente cuál es nuestra propia situación dentro
de la corriente vital de la que formamos parte. Y es conectarnos
con la impotencia de pretender detener y encapsular lo
incontrolable, el Otro, ahogándonos en ese mar imaginario
y frustrante.
Lo grupal, por último, nos provee la
ilusión de lograr vencer ese UNO formado por el paciente y
el analista, ese dúo unificado en un animal
simbólico de ocho patas, madre e hijo indiferenciados,
trabajando los celos y su herida desde la circulación de
la energía grupal
1.1 DEFINIENDO EL
TÉRMINO
Celos, del griego zélus del latín
zélosus, es definido por el diccionario
como la "sospecha, inquietud, y recelo, de que el ser amado
haya puesto o ponga su cariño en otro". Los celos
tienen mala prensa, pese a
ser uno de los sentimientos que nos acompañan desde que
iniciamos nuestros primeros pasos en la
Tierra.
La primera vez que manifestamos celos frente a nuestra
pareja causamos gracia. Esa mujer o ese hombre comprenden que
estamos enamorados y toman esta reacción como un signo
inapelable de nuestro amor, a lo mejor hasta ese momento no
declarado.
Claro está que el sentido del humor frente a
nuestra explosión por celos no le durará toda la
vida. El celoso acosa, persigue, quiere controlar obsesivamente
su posesión.
Si pensamos en el contexto social nos preguntamos:
¿los celos son hoy los mismos que los de ayer? ¿los
de la década del 30, del 50, los de los últimos
quince años?
¿O los celos están "fuera del
tiempo?
Los celos han motivado distintas obras de arte. Una de
ellas es la referencia que a ellos hace el teatro a
través del inmortal Shakespeare y su "torturado" moro de
Venecia.
Los celos tienen etapas, así como la uva se
convierte en vino y la oruga en mariposa.
Otelo plantea en su dramática distintas fases
para los celos.
Primero simplemente surgen en 0telo como
fantasía, ante el temor de perder lo que más ama,
luego se convierten en una pulsión destructiva cuando Yago
le miente diciéndole que ha visto el pañuelo de
ésta en manos de Casio, más tarde asesina a
Desdémona y finalmente, cuando se entera de la verdad, se
suicida.
Otelo en ningún momento duda de Yago, ni imagina
que éste pudiera estar movido por oscuros intereses para
contarle lo que vio. Es como si en el fondo de su ser pensara que
la infidelidad de Desdemona es absolutamente posible, y de alguna
manera esperada e inevitable, pues 0telo ya ha tenido una
defraudación anterior, la que provino de su madre. Yago no
hace más que reavivarle esa sospecha que detrás de
toda mujer pura existe la ramera lasciva, la cuál se
corporiza ante sus ojos por el sólo producto
mágico de sus celos. El celoso pues requiere que su
fantasía paranoica se concrete. Que su profecía
terrible se cumpla.
Pero ¿cómo asesinar al ser que se
ama?
2. 1-LOS CELOS Y EL HUMOR DE LA CALLE
El diccionario de 0telo en el
2004.
Lo que un hombre cualquiera le está diciendo a
Desdémona, cuando le contesta otra cosa. (según
0telo, obvio, no vayan a pensar que esto es verdad…)
Lo que dice/lo que significa:
QUÉ INTELIGENTE QUE SOS!. Me quiero acostar con
vos!
CUÁNTO TALENTO TENÉS!. Me quiero acostar
con vos!
DE QUÉ SIGNO SOS? Me quiero acostar con
vos!
TU MADRE ES ENCANTADORA! Me quiero acostar con
vos!
CONTAME TU BIOGRAFIA! Me quiero acostar con
vos!
Y SI ESTUDIAMOS JUNTOS? Me quiero costar con
vos!
¿POR ACÁ PASA EL COLECTIVO 60? Me quiero
acostar con vos!
¿HOY ES MIÉRCOLES 7 DE ABRIL? Me quiero
acostar con vos!
BUENOS DIAS: me quiero acostar con vos!
FELICES PASCUAS. Me quiero acostar con vos!
HOLA., me quiero acostar con vos…!
3 .-CELOS
PATOLÓGICOS Y CELOS NO
PATOLÓGICOS
¿En qué radica la diferencia?
Los celos consisten habitualmente en una
preocupación por la posible pérdida de una persona amada o
malestar por la relación real o imaginada que esa persona
tiene con alguien más. Quienes sienten este tipo de celos
prefieren que sus parejas permanezcan con ellos y no desean que
tengan una relación demasiado íntima con nadie
más. Pero cuando esos celos están
acompañados de intensos sentimientos de inseguridad,
auto-compasión, hostilidad y depresión
y producen una baja sensible en la calidad de
vida de los integrantes del vínculo, pueden ser
destructivos para la relación. Allí
podríamos estar hablando de celos
patológicos.
Las personas con celos patológicos, exigen a su
pareja que no se implique emocionalmente con otras personas. Ven
como rival o enemigo potencial a cualquier ser del sexo opuesto
que se acerque a su pareja (en el caso de heterosexuales) o del
propio sexo (homosexuales). En ese caso suena la alarma:
¡peligro, a mi pareja se le derrite el cerebro y se enamora
del otro!
Su pensamiento es
rígido y dogmático, porque siente que si pierde a
su pareja esto será terrible e insoportable. De
allí su característica controladora, vigilante,
asfixiante, insegura, deprimida en ciertos momentos, agresiva en
otros y siempre dependiente. Su pacto secreto es: te doy todo
pero dame todo, si no serás una mala persona y
tenés que ser castigado/a.
De allí a un acto de violencia hay un paso. El o
la que sufre celos patógenos no se imagina la vida sin la
otra persona, pues piensa que si se separa no conocerá a
nadie más. Su contrato con el
otro, como el del bebé recién nacido con la madre,
fantasmáticamente un vínculo de supervivencia, y
cuando se suspende la provisión de suministros
narcisísticos, a través del cariño o la sola
alarma de que puede perderse al ser amado, genera una defensa
desesperada de esa persona. Su lema es:
Tengo que estar absolutamente seguro/a en todo
momento de que mi pareja me ama, ya que necesito su amor para
vivir. Y tengo que estar atento porque cualquiera en el momento
menos pensado me la, lo, puede robar.
La ley del todo o
nada.
En las entrevistas
que se realizamos a prestigiosos terapeutas y que están
contenidas en el capítulo dos de este trabajo, intentamos
tres maneras de analizar los celos:
- Como un sentimiento o un afecto en si
mismo. - Definir al portador de los celos, al
celoso. - Indagar el hombre y sus celos pero en
situación teniendo en cuenta su contexto social,
educación, cultura que
lo atraviesa y además las características propias
de su pareja en el momento de la puntuación. No todas
las personas son celosas con todas sus parejas, lo cual
significa que a veces hay "provocadores/es" conscientes o
inconscientes de celos, llamados vulgarmente,
histéricos/as.
4-
PROFUNDIZANDO.(los autores fundamentales)
4.1 ¿ qué dice MELANIE KLEIN sobre
los celos?
Habrá sido celoso el marido de Melanie Klein. Su
biografía
la presenta como una mujer inquieta que con frecuencia se mudaba
de ciudad y adquiría un nuevo desafío. No
sólo realizó técnicas lúdicas en
terapias infantiles, sino también se ocupó de
grupos de adolescentes
con adicciones, ya en
Estados
Unidos.
Para Melanie Klein existe un "Edipo temprano" que
comienza a desarrollarse en la etapa depresiva del bebé,
cuando éste percibe a la madre como objeto total, y se ve
afectado por el fuerte vínculo que descubre entre su madre
y su padre. Hanna Segal en su libro Introducción a la Obra de Melanie Klein,
editorial PAIDOS, define esta situación afirmando
que la misma le origina al bebé intensa
frustración, celos, envidia, fantasea que sus padres
están casi en coito continuo, y que se dan entre si
gratificaciones que él, el bebé, desea
exclusivamente para si.
Melanie Klein diferencia envidia de celos y
voracidad.
Los celos se basan en el anhelo de poseer
íntegramente al ser amado, al objeto de deseo, y excluir
todo rival. La relación es triangular y este sentimiento
es posible a partir de ese momento de la vida en la que el sujeto
puede reconocer y diferenciar la existencia de objetos y de
relaciones objetales. En la envidia el deseo es ser uno tan bueno
como lo es el objeto, y de no poder hacerlo, intentar destruirlo
para que el dolor que produce la envidia cese. La voracidad en
cambio es el intento de extracción de todo lo bueno que
posee el objeto sin medir las consecuencias de ese
acto.
Aquí van sus definiciones,
anotemos:
Envidia:
Consiste en colocar impulsos destructivos y partes malas
dentro del objeto, con el fin de dañarlo, destruirlo y
controlarlo. Identificación proyectiva destructiva,
fundamentalmente sobre objetos parciales. Tiene un componente
libidinal menos intenso que la voracidad y está impregnada
del instinto de muerte.
Celos:
Se basan en la envidia, comprenden una relación
de al menos dos personas y conciernen principalmente el amor que
el sujeto siente que le es debido y le
ha sido quitado o está en peligro de serlo, por
un rival. Son necesariamente una relación de objeto
total.
Melanie Klein señala que al comienzo de la vida
hay dos fuentes de
ansiedad:
la interna estaría dada por el instinto de muerte
que fundamenta el temor a la aniquilación y la externa,
que estaría dada por la experiencia al nacer en forma de
la primera castración y sería la base de las
angustias posteriores.
La primera relación objetal que realiza el
niño es la alimentación y se
realiza con el pezón de la madre, tanto para los instintos
de vida como para los de muerte, impulsos que estarían en
equilibrio
cuando el bebé está libre de hambre y
tensión interna. El equilibrio se puede perturbar tanto
por pulsiones internas como por elementos del medio,
desencadenando la avidez.
Cualquier aumento de la avidez fortalece la
sensación de frustración y paralelamente aumenta la
intensidad de la agresión, lo que simultáneamente
incrementa la ansiedad persecutoria y esta aumenta, a su vez la
avidez, formando un círculo cerrado. Por otro lado, a
medida que aumenta la gratificación, disminuye la envidia,
la disminución de la envidia permite mayor
gratificación y esto a su vez, estimula la
disminución de la envidia.
Para Lacan los hombres y las mujeres no se diferencian
por sí al reconocerse sino que, en tanto seres hablantes,
son reconocidos, es decir, supone la asunción del propio
sexo mediante la aceptación del sexo del Otro, más
allá del encuentro con la diferencia sexual
anatómica que describió Freud. Se trata
de la confrontación con la existencia de una
relación distinta a la castración, una
posición distinta en el deseo, un estilo distinto en el
amor, otro goce que no es el goce de uno
"No sé qué soy" es el síntoma que
produce la sexuación cuando se trata del reconocimiento
del sexo pero no en uno sino en el Otro. La otra al acentuar y
poner en juego su
feminidad me ayuda a desenfundar mi masculinidad, y
viceversa.
5. CELOS
MASCULINOS Y FEMENINOS
Freud entendía los celos bien como
proyección, bien como homosexualidad
inconsciente, en una gramática de la vida amorosa que se deriva
del complejo de Edipo. Esto surge de dos ideas de
Freud:
la fascinación por el semejante, el rival me
plantea en algún punto el encuentro conmigo mismo.
Identificación narcisista con el objeto letal.
en la situación de celos la persona más
amada deviene en objeto persecutorio, en perseguidor.
Según esta hipótesis, los celos masculinos se explican
por la divergencia situada ahora en el goce de la mujer. Se trata
del "otro goce" del que ella no sabe nada y que excede el
inconsciente. Es el desencuentro sin remedio con el hombre, que
no quiere saber nada por el horror a la
castración.
Los celos femeninos en la mujer también provienen
de su elaboración del complejo de Edipo, para Freud porque
la verdadera mujer es la que ha abandonado a la madre como objeto
para orientarse hacia el padre.
Para Lacan, hay una lógica
que distribuye las posiciones sexuadas: será hombre a
condición de tener el falo y no ser el falo, y una mujer
será el falo, a condición de no tenerlo. Obtiene el
signo de que lo es a condición de hacerse desear por el
hombre. Ella al convertirse en el falo se convierte en el objeto
de deseo, de poder, el objeto que organiza el lenguaje,
la vida toda. Si el deseo del hombre no le rinde homenaje, si lo
que el hombre le devuelve es que ni lo tiene ni lo es, ella se
deslizará por una grieta abierta.
Un esfuerzo de simetría podría hacer
suponer que la degradación de la vida erótica
determina los celos en la mujer. Por el contrario, ellos derivan
tanto para el hombre como para la mujer, de la propia sexualidad
femenina. Lo que alimenta el síntoma es la
dimensión de cómo reconocer eso que habita en el
Otro.
Los celos tienen que ver con la posesividad, con aquello
que se siente como personal y
privativo, del mismo modo que una persona se relaciona con sus
tierras, sus propiedades o su ganado. Pero nadie puede sentirse
celoso de su propiedad
aunque pueda aplicar en su custodia un celo especial. Se sienten
celos de las personas, concretamente de aquellas personas que se
percibe que nos pertenecen como el ganado o la tierra y que
pueden escapar de nuestra influencia y de nuestro lado para irse
con un mejor postor. Sobre todo se sienten celos de las parejas,
unos celos que incluyen lo sexual si se dan entre parejas
sexuales y también una forma de celos que tiene que ver
con la obligación de compartir con otros los cuidados de
una persona muy especial o significativa (celos
fraternales).
Freud llamaba a los primeros celos sexuales y a los
segundos celos infantiles dado que es posible observarlos entre
hermanos compitiendo entre si por los cuidados de la madre,
aunque a esta conducta entre
hermanos se les denomina frecuentemente celos, hoy se interpreta
como rivalidad agonística, dejando el
sustantivo celos para uso exclusivo de los celos
sexuales.
La naturaleza
psicopatológica de los celos, desde el punto de vista
afectivo procede del temor: el temor de perder algo que nos
pertenece, mientras que desde el punto de vista cognitivo es
más bien una obligada tarea: el afán o inversión de tiempo o recursos que
dedicamos para que esto no suceda. De entrada existe una
diferencia entre los celos femeninos y masculinos, el temor del
hombre es un temor "hacia los cuernos" o hacia la infidelidad de
su pareja, mientras que el temor de la mujer es el temor a ser
abandonada. La infidelidad de la mujer es para el hombre un temor
atávico que es
anterior a la ganancia de la confianza y que está asentado
en la incertidumbre de su transmisión genética,
mientras que en la mujer que carece por naturaleza de esa duda,
su temor procede más bien de la posibilidad de ser
desplazada por otra hembra, no tanto por la infidelidad ocasional
del marido (que suele ser algo tolerable) sino por la posibilidad
de que su pareja acabe por dejarla abandonada .
5.2 PERO QUÉ ES EL AMOR
ENTONCES?
Freud, en el capítulo 7 de "Psicología de las
Masas….."comienza refiriéndose al enamoramiento como
una investidura de objeto de parte de las pulsiones
sexuales. Pero en cuanto profundiza su análisis llega a la conclusión de
que ese objeto, el ser "amado" sirve para sustituir un ideal del
yo propio no alcanzado, y aquí entra en juego el
narcisismo y con el tiempo, de persistir esta actitud, el
objeto se vuelve más valioso y grandioso, al llegar a
poseer todo el amor de sí mismo del yo, y la consecuencia
natural es el auto-sacrificio de éste.
El objeto se pone en el lugar del yo o en el lugar
del ideal del yo.
¿No es este motivo suficiente para vivir con
horror la posibilidad de perder al ser amado?
Si, pero el verdadero temor a la pérdida solo
opera en el celoso ante la aparición de la nueva estrella
de esta obra: el tercero.
El papá, el hermano, el amigo, el ex novio, el
compañero de oficina que
llama, el colega, el jefe. La prima, la secretaria, la alumna, la
vecinita.
El tercero incluido….
Pero el primer herido no es nuestro amor, sino nuestro
amor propio. ¿0yeron hablar de Narciso?
5.4. EL MITO DE
NARCISO
"Soy NARCISO BELLO, BELDAD DE FAMA INTERNACIONAL, SOY
TAN HERMOSO QUE A VECES TENGO CELOS DE MI MISMO"…PEPE BIONDI,
VIENDO A BIONDI. CANAL 13 *1963.
Según la mitología
griega, NARCISO era hijo del dios/río CEFISO y de la
ninfa LIRIOPE. Su drama es haberse enamorado de su propia
imagen
reflejada en las aguas y al tratar de abrazarla, se ahoga.
Narciso es como un bebé enamorado que ve repetir en el
reflejo de las aguas sus movimientos y sus gestos, se ve en el
otro, que es él mismo, no oye más que con sus
ojos.
"Se suele decir que Narciso se ama a sí mismo.
Grave error: lo que Narciso ama es su imagen. Por eso se muere al
caer atrapado por ella" (Guillermo Maci, Somos Un País
Narcisista, artículo del diario LA NACIÓN,
9/10/04".).
Del mismo modo el celoso está enamorado de su
propia imagen proyectada en el otro, de la que no puede
prescindir, aparentemente, pues se vuelve parte de su identidad. No
tiene conciencia real
de la existencia del Otro como entidad independiente. Pareciera
querer ser como Saturno, un planeta rodeado de satélites
que no pueden irse de su lado.
PATOLOGÍA DEL VINCULO
Enrique Pichón Riviere en su libro Teoría
del Vínculo afirma que en todo vínculo
desarrollamos una pauta de conducta que tiende a repetirse
automáticamente y que está determinada por la
relación que establecemos con un objeto interno y con otro
externo. Pero es este vínculo interno, la forma particular
del yo de relacionarse con la imagen de un objeto colocado dentro
de uno mismo lo que puede condicionar aspectos externos o
visibles del sujeto. Estos objetos internos componen su realidad
psíquica. Ese objeto interno puede volverse perseguidor, y
puede ser luego reproyectado en el mundo exterior. Los celos
puede ser una más de las estereotipias de un sujeto, y una
representación en sus relaciones con el ambiente que
representa esa forma de víncularse con un objeto interno.
En el delirio de celos el sujeto trata de controlar el
objeto Define Pichón Riviere en la misma obra, pero
aún bajo su supuesto control siempre
teme que mentalmente el objeto establezca contacto con otro
objeto. El tercero está siempre actuando en esta
alucinación y la tarea terapéutica sería
revelar al sujeto esta particular relación que tiene con
un objeto interno perseguidor, desde cuando y
porqué.
APRENDIZAJE
Significa salir de la estereotipia, superando la
resistencia al
cambio. En el celoso se ponen un juego un cúmulo de
ansiedades básicas contenidas en los miedos al ataque de
un rival y a la pérdida del objeto de deseo.
El aprendizaje consiste en trabajar el desapego y
aceptar que el objeto de deseo puede "perderse" y él
seguir viviendo y estableciendo nuevos
vínculos.
ROLES
Se dan el del celoso, el objeto de deseo y el rival, que
a veces funciona como mediador (como motor pulsional
del deseo del sujeto celoso).
En una pareja con dificultades en el vínculo que
los une, para el celoso/a el tercero/a que aparece como rival se
convierte en chivo expiatorio (la pareja se disuelve, para
èl por la aparición del amante) haciéndolo
depositario de los aspectos no tolerados por él. A veces
son los límites,
las cosas que no puede, las dificultades, las torpezas, las
propias inseguridades.
Para el o la integrante del vínculo que se
"engancha" con el tercero, ve a este como el portavoz, el que
hace evidente el proceso que
subyace en la pareja.
COMUNICACIÓN
1)El celoso emite y recibe los mensajes contaminados por
el ruido de su
fantasía, que puede fortalecer o destruir el
vínculo, según el nivel de celos del
sujeto.
Enrique Pichón Riviere afirmaba que "el
malentendido surge del sobreentendido, del supuesto del que el
otro maneja y dispone del mismo código,
asì uno sobrentiende que le otro entiende y el otro
sobrentiende que uno entiende". Asimismo Pichón califica
al malentendido como inevitable.
2) Segùn Coco Andel (psicólogo social y
psicodramatista) " en un mensaje concreto
podemos distinguir dos significados, uno denotativo (lo que
aparece en el diccionario) y el otro connotativo (que es el surge
cuando se le adiciona un significado emocional).
Por ej. : cuando el celoso/a tiene una pareja con
actitudes histéricas (contar piropos recibidos, supuestas
insinuaciones de un tercero) estos relatos avivan
innecesariamente sus celos. Aparentemente sólo le cuenta
un hecho, pero lo que está haciendo es incentivar la
fantasía del celoso.
Contenido y relación : el nivel de contenido
tiene que ver con el mensaje explícito y el nivel de
relación apunta al vínculo. Uno de los axiomas de
la
comunicación (Watzlawick) afirma que toda comunicación tiene un aspecto de contenido
y un aspecto relacional, tales que el segundo clasifica al
primero, y es por ende una meta-comunicación.
3) Sandra Rosembaum, sociòloga, escribe en su
trabajo Comunicación II, " la comunicación no
sólo transmite información sino que impone conductas,
porque el objetivo es
producir una respuesta. Entonces, al mismo tiempo estamos
diciendo que la comunicación impone un compromiso
–hay algo que se espera del otro- y, por ende, define una
relación."
En los celos motores el objeto
de deseo dice: "hay otro".
El celoso escucha:" hay un rival".
Los celos se convierten en un motor pulsional y el
celoso trata de mejorar el vínculo.
En los celos destructivos el mensaje es el mismo, pero
el celoso espera como respuesta que le certifiquen que es el
único, adoptando una conducta obsesiva y produciendo la
ruptura del vínculo.
TRANSFERENCIA:
Originalmente Freud utilizó el término
transferencia para describir uno de los aspectos posibles que
configuran la compleja relación entre un paciente y su
analista. Este trasladar los pormenores de un vínculo
pasado a uno presente puede darse también en el
ámbito grupal, cuando un integrante hace el desplazamiento
de un afecto de una representación a otra (generalmente un
vínculo infantil sobre la figura del
coordinador).
Para Freud, lo que revive en la transferencia es la
relación del sujeto con figuras paternales. Y sobre todo
reedita la ambivalencia pulsional que caracteriza dicha
relación.
Puede ser que transfiera sentimientos de amor o de
odio,.
El celoso transfiere sobre el tercero, el que él
siente como rival, la figura de la imago parental que
trató de interferir en su relación
simbiótica con la madre.
Para Pichon Riviere, en la transferencia hay una
adjudicación de roples inscriptos en el mundo interno de
cada sujeto. En lo grupal se da a través de la
actualización del pasado y el desplazamiento de ese
vínculo anterior sobre la figura del coordinador. La
transferencia debe ser entendida como la manifestación de
sentimientos inconscientes que apuntan a la reproducción estereotipada de
situaciones.
DIALÈCTICA
En el tema de los celos radica en aceptar la existencia
del tercero, (el padre, los hermanos), como así
también el permanente cambio del sujeto, que va pasando
por distintas etapas y formas de establecer sus vínculos,
que también, se modifican.
También es la puerta abierta al cambio
consciente, trabajado, del celoso, la esperanza de que puede
abandonar ese rol si se lo propone. Eso lo logrará a
partir del momento en que se hace cargo de sus propias falencias
en lugar de proyectarlas en el rival, y comienza a
elaborarlas.
GRUPOS
Según Melanie Klein cuando el bebé percibe
a la madre como objeto total y reconoce a las personas como seres
individuales y separados, advierte el especial vínculo que
existe entre su padre y su madre. Según la manera en que
tramite internamente este hecho, esta situación puede
provocarle celos, envidia y frustración, y repetir luego
estas fantasías y sentimientos agresivos en una
relación grupal.
Inicialmente los celos son propios del individuo
dentro de un grupo primario
y natural, luego se trasladan a otros vínculos en otro
tipo de grupos, incluso el de mutua ayuda, en el que puede llegar
a competir por obtener la atención permanente del coordinador. La
tarea del coordinador será detectar estas actitudes que
pueden incluso resultar saboteadoras y ayudar al grupo a
co-pensar situaciones dilemáticas individuales provocadas
por los celos, (en caso de un grupo dedicado a tratar esta
problemática) y transformar el vector competencia en
cooperación. El coordinador debe demostrar al integrante
que genere esta situación de extrema competencia que
coordinador e integrante no son UNO, como eran niño y
madre en un principio. Esta es una de las situaciones de
aprendizaje.
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