Una Estirpe Condenada
"… una ciudad ruidosa, con paredes
de espejo (..) un nombre que jamás había oído, que
no tenía significado alguno, pero que tuvo en el
sueño una resonancia particular:
MACONDO."
La soledad vista desde sus distintas facetas es uno de
los temas puntuales que trata Cien años de Soledad,
de Gabriel García Márquez. Centraré esta
monografía en esa cuestión, ya que
la descripción detallada de cada uno de los
personajes, la ubicación espacial, Macondo, y la sutileza
en el manejo del los tiempos permiten al lector ubicarse dentro
de lo que significa verdaderamente la soledad,
haciéndola un objetivo
atractivo a realizar.
En primer término, analizaré los factores
que llevaron García Márquez, quien tras la
publicación de esta novela se
consagró para ganar luego el Premio Nobel de Literatura, a escribirla,
así como su opinión acerca de la misma. Éste
autor utiliza en variadas ocasiones el realismo
mágico y es en la misma cuando lo aplica en su
extensión. Describiré como lo utiliza, puesto que
gracias a él resalta la soledad en la que
están consumidos tanto el pueblo como los
personajes.
En segundo lugar, procederé a estudiar lo que
concierne a la novela como
estructura
relacionándolo con el tema de la soledad. Es
necesario recalcar la importancia del análisis del tipo de narrador así
como también la descripción temporal puesto que es
de utilidad para la
comprensión del texto, ya que
desde el título se presentan dos temas: la soledad y el
tiempo.
Éste último constituye un recurso que utiliza
García Márquez para antecederse o dar a conocer
hechos que sucedieron en el pasado y que el lector desconoce.
Gracias a ella podré demostrar el ciclo constante que
encierra Cien años de Soledad, por medio del cual
el autor recalca nuevamente el tema seleccionado.
Luego de dicho análisis, compararé la
Metáfora de Macondo, que ha constituido un tema de estudio
para muchos, con el eje central de la novela (la soledad,
obviamente). Esto servirá para demostrar su
relación y cómo a través del paso del tiempo
ésta se irá acentuando cada vez más, en el
pueblo mismo y en todos sus habitantes, especialmente en la familia
Buendía.
Tras haber indagado en todo lo mencionado con
anterioridad es imposible no caer en el análisis del tema
de la soledad. Ésta, como ya se ha mencionado, se
presenta de manera sorprendente y extravagante en los personajes.
Es por esto que investigaré como afecta a Aureliano
Buendía, quien será su exponente por
excelencia.
A fin de cuentas espero
poder haber
realizado las relaciones antes señaladas entre la soledad,
la Metáfora de Macondo y la soledad en Aureliano
Buendía. No serán dejado de lado los demás
personajes ya que se relacionan íntimamente con el tema en
cuestión y no constituyen temas aislados sino que forman
parte de un todo que compone a ésta sobresaliente
novela.
Gabriel García Márquez y la
Obra
Premio Nobel
Este novelista y cuentista nació en Colombia,
más exactamente en Aracataca en 1928. Esta pequeña
ciudad, en la cual vivió gran parte de su vida,
está situada junto al pueblo de Macondo, al que
García Márquez transformaría más
tarde en el escenario de Cien años de
Soledad.
Tras haber escrito esta novela fue galardonado con el
Premio Nobel de Literatura en 1982. Es sorprendente cómo
García Márquez, que en aquel momento carecía
de recursos, se
incursionó en la ardua tarea de escribir un libro que le
costaría todo su dinero, y que
sin embargo lo haría famoso y digno de tal premio.
Según Vargas Llosa, "el éxito
resonante lo mareado y algo incrédulo", aunque feliz
porque por fin pudo dedicarse exclusivamente a escribir. El
éxito fue fulminante: 15.000 ejemplares vendidos en pocos
días, 500.000 en tres años, traducciones a todos
los idiomas cultos – 18 en pocos meses – y premios por doquier en
Italia, Francia y
EE.UU.
En la ceremonia del Premio Nobel, su discurso
adquiere relevancia por cuanto trata el tema de la
soledad. Titulado "La Soledad en América
Latina", representa la forma que tiene García
Márquez de ver el mundo; entre otras cosas
dijo:
"Me atrevo a pensar que es esta realidad
descomunal, y no sólo su expresión literaria, la
que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la
Letras. Todas las criaturas de aquella realidad desaforada
hemos tenido que pedirle (…) a la imaginación porque
el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia
de los recursos convencionales para hacer creíbles
nuestra vida. Éste es el nudo de nuestra
soledad".
Así también concluyó
formulando un deseo: el de "una nueva y arrasadora
utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros
hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea
posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años
de soledad tengan por fin y para siempre una segunda
oportunidad sobre la
tierra".
Con esta última frase lo que hace es refutar el
fin de su novela, que dice: "… porque las estirpes
condenadas a cien años de soledad no tenían una
segunda oportunidad sobre la tierra".
Entonces, ¿está representada en Cien Años
de Soledad la historia de a humanidad?
Diría que sí, ya que todos los países han
pasado por las mismas cuestiones a lo largo de su historia. No es
de extrañar que represente también a Colombia, su
país natal, pues también ha sido gobernada por
distintos grupos
políticos entre los que se incluyen los conservadores y
liberales, hecho que provocó diferentes conflictos,
como por ejemplo, guerras
civiles, levantamientos y crisis
sociales.
En la novela García Márquez incluye mucho
esta soledad. La inmiscuye en sus personajes, en ese
extraño pueblo llamado Macondo, la hace propia de cada uno
de los ellos, la inserta en la historia de la humanidad. Sin
embargo, ésta no fue uno de los objetivos que
se había propuesto, en un principio, al comenzar a
redactarla. Su pensamiento
inicial era llamar al libro La Casa, pero luego de haber
escrito sobre Macondo se percató de que ese no era el
indicado. En cambio, en
Cien años de soledad se resumían exactamente
la historia del pueblo, de la familia
Buendía y de los demás habitantes del mismo.
Dándole un marco extraordinario para que el lector se
sienta atraído por ella.
Basada en personajes de su familia
Luego del análisis de su biografía, resultan
evidentes las semejanzas entre los hechos y personajes de su
familia con aquellos de la novela. El escritor pasó gran
parte de su infancia con
sus abuelos, a quienes considera como la primera fuente
inspiración.
Dentro de los hechos de su vida se puede recalcar que
haber elegido el calificativo Macondo no fue casual: en
uno de sus viajes, cuando
era chico, acompañado por su abuelo, el tren hizo una
parada en una estación con tal nombre.
Con respecto a los personajes de su vida, su abuela
Tranquilina y abuelo Nicolás, son dos ejemplos bien
claros:
- Úrsula Iguarán se inspira en la
abuela Tranquilina, que no sólo presta su
apellido a Úrsula, si no que, al igual que el personaje,
murió ciega y loca. Era quien unía a toda la
familia y se encargaba de tranquilizar a su esposo en las
ocurrencias que tenía.
En una entrevista
realizada por Peter H. Stone, García Márquez
afirmó que en sus primeros intentos de escribir la
novela pretendió contar la historia sin creerla.
Descubrió que lo que tenía que hacer era creerla
él mismo y escribirla con la misma expresión con
la que su abuela contaba sus relatos: con cara de piedra. Para
ello se esforzó para hacerla creíble, pues como
comenta, uno de los mayores problemas
del escritor es su credibilidad.
- Su abuelo, Nicolás Márquez, como
José Arcadio Buendía, fue uno de los fundadores
de Aracataca. En la novela José Arcadio abandona su
pueblo al verse continuamente hostigado por el fantasma de
Prudencio Aguilar, al que se vio obligado a matar por un
problema de honor. De manera similar, su abuelo había
matado de muy joven a un hombre y al
no soportar las críticas en su pueblo, partió
para fundar otro.
Fue un sobreviviente de las dos últimas guerras
civiles colombianas y como aquél, tenía una larga
progenie de "hijos de la guerra",
todos de edades parecidas, que se alojaban en su casa cuando
estaban de paso por el pueblo y que doña Tranquilina
recibía como propios. Como es evidente, Nicolás
Márquez es asimismo el modelo del
coronel Aureliano Buendía quien era un emprendedor que
también entró en la guerra y se enfrentó a
situaciones similares.
Realismo Mágico
Este recurso ha sido utilizado por García
Márquez como una forma de narración para relatar
distintas circunstancias. El Realismo
Mágico nace a partir del enlace que realiza el
novel entre la convivencia de lo real y lo
mágico en la novela. Parte de elementos realistas, se
interna en una descripción de los hechos, los personajes y
la naturaleza de
América, es aquí cuando comienza la mezcla. surge
en uno de los extremos de lo real, y es allí donde se
establece y edifica su narración. Ciertos hechos
sorprendentes son tomados como naturales.
Los hechos característicos de esta estrategia
narrativa que se relacionan con la soledad son los
siguientes:
Diálogo entre José Arcadio
Buendía y Prudencio Aguilar, quien había
fallecido.
Esta conversación entre J. Arcadio y Prudencio
denota una especie de locura y delirio en el personaje. Este
último en un principio lo perseguía hasta que
cuando más adulto J. Arcadio, lo termina aceptando como
compañía en su soledad.
"Vete al carajo- le grito José Arcadio
Buendía- Cuantas veces regreses volveré a
matarte."
"Una noche en que lo encontró lavándose
las heridas en su propio cuarto, José Arcadio
Buendía no pudo resistir más. – Esta bien,
Prudencio – le dijo-. Nos iremos de este pueblo, lo
más lejos que podamos, y no regresaremos jamás.
Ahora vete tranquilo"
"Pero en realidad, la única persona con la
que él podía tener contacto desde hacía
mucho tiempo era Prudencio Aguilar (…) Prudencio iba dos veces
al día a conversar con él (…) era prudencio
Aguilar quien lo limpiaba, le daba de comer y le llevaba noticias…"
El gran diluvio.
El diluvio representa el alejamiento del pueblo de lo
real. Implicó la separación de los personajes,
hecho que acentuó mas su solidariedad, si bien trataban de
verse era muy difícil que lo lograran. El diluvio –
el castigo – deja detrás de si un Macondo
olvidado hasta por los pájaros, donde el polvo y el
calor se
habían hecho tan tenaces que costaba trabajo
respirar. Allí quedan los sobrevivientes, Aureliano y
Amaranta Úrsula, recluidos por la soledad y el amor y por la
soledad del amor en una casa donde era casi imposible dormir por
el estruendo de las hormigas coloradas.
- "Llovió cuatro años, once meses y
dos días"
José Arcadio Buendía enloquece por el
asedio de los muertos de su pasado y es dejado atado bajo un
castaño.
La soledad lo atacará aún peor, pues se
encontrará alejado del mundo. No bien, Úrsula lo
trataba de traer a la realidad y la pequeña Remedios le
llevaba comida, J. Arcadio optaba por evadirse mostrarse
distante. Es en este momento cuando comienza a hablar con
Prudencio Aguilar, pues él era el único que
evidentemente lo hacia olvidar la soledad.
Cien años de Soledad conjuga una especie de saga
familiar, que dura un siglo exactamente, con la
descripción del origen, desarrollo,
apogeo y destrucción de Macondo. Constituye un mundo
realista y fantástico, metafórico, alegórico
y sensual, bíblico y paródico, que sin duda
establece el raro hallazgo de un libro a la vez culto y popular,
con su estilo de ficción embrujadora y al público
más culto, cargado de símbolos y referencias culturales de todo
tipo.
Esta novela comienza cuando José Arcadio
Buendía y su mujer, Ursula
Iguarán, se ven obligados a marcharse de la
ranchería en Riohacha donde habitaban. Acompañados
por varios amigos emprenden un viaje que culmina en la
fundación de Macondo, epicentro de varias generaciones
marcadas por la fatalidad y la soledad congénita de la
familia Buendía. Gracias a ella conocemos la historia de
Macondo, del caribe y de América. La devastación de
la tierra con la fiebre de los
bananos, una guerra civil, la creación de los sindicatos y
las demás vicisitudes que atraviesan los distintos
países hasta llegar a la actualidad.
La primera lectura
coincide con una escritura que
suponemos cierta: un escritor, Gabriel García
Márquez, relata la historia de las genealogías de
Macondo. La segunda se inicia en el momento de terminar la
primera: la crónica de Macondo que ya estaba escrita en
los papeles de un gitano, Melquíades, cuya
aparición como personaje, cien años después,
resulta idéntica a su revelación como narrador, de
la misma manera: cien años después.
Tipo de Narrador
Quien cumple la función de
contar la historia que se nos presenta en la obra narrativa es el
narrador. En Cien años de Soledad, el narrador es
omnisciente. Es aquel que conoce toda la historia y relata lo que
ocurre en el exterior de los personajes, es decir como hablan, se
mueven, etc; puede contar aquello que ocurre en su interior, como
son sus sentimientos, por ejemplo. Puede predecir el futuro y
contar hechos del pasado.
Manejo del Tiempo
La novela comienza con una frase que adelanta al lector,
pues le narra una situación que habrá de ocurrir
páginas más adelante. El tiempo es utilizado como
recurso con el cual primero se cuenta los resultados que
acarreó un hecho para luego contarlo y llegar nuevamente a
aquél. Por ello no es lineal ya que no responde a una
estructura en la cual un acontecimiento sucede a otro y
así sucesivamente. Es más bien circular ya que se
repite constantemente y no avanza en línea recta. Esto se
debe por ejemplo a que los nombres, las características de
los personajes, los mismos deseos, los mismo errores, se repiten
una y otra vez, de generación en
generación.
A su vez, al finalizar con su lectura se puede llegar a
plantear la cuestión de si es o no lineal, al percatarnos
de que en realidad la historia no era más que un hecho
ficcional narrado en un pergamino. Las características
mencionadas se encuentran en los siguientes ejemplos:
Saltos de presente al pasado o bien al futuro
- "Muchos años después, frente al
pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano
Buendía había de recordar aquella tarde remota en
que su padre lo llevó a conocer el hielo.." - "Muchos años después, cuando macondo
fue un campamento de casas de madera y
techos de zinc, todavía perduraban en las calles
más antiguas los almendros…" - "Un año después del retorno (…)
Amaranta Úrsula seguía creyendo que era posble
rescatar a aquella comunidad
elegida por el infortunio"
Su estructura circular
Esto se advierte en diversas ocasiones, por ejemplo,
cuando Aureliano Triste expone su plan para
instalar un ferrocarril " que era descendiente directo de los
esquemas con que José Arcadio Buendía
ilustró el proyecto de la
guerra solar Ursula confirmó "que el tiempo estaba
dando vueltas en redondo". Otro ejemplo es el
siguiente:
- "(..) radicaba en que Melquíades no
había ordenado los hechos en el tiempo convencional de
los hombres, sino que concentró un siglo de episodios
cotidianos, de modo que todos coexistieran en un
instante."
Cabría destacar que Ursula es el personaje que
tiene la más clara conciencia de
vivir en una dimensión intemporal: cuando José
Arcadio Segundo concibe el loco proyecto de establecer un
sistema de
navegación, el comentario de Úrsula es aquello ya
se lo sabía de memoria.
La Soledad
Según la Enciclopedia Salvat hay cuatro
acepciones acerca de la palabra soledad, pero dos son las
que conciernen a la novela: "Carencia voluntaria o
involuntaria de compañía y lugar desierto, o tierra
no habitada."
El primer significado se centra principalmente en la
familia Buendía y de forma secundaria en el resto de los
personajes, ya que a muchos de ellos, por no decir todos, las
circunstancias los condujeron a la soledad. Ya sea por forma
voluntaria, como por ejemplo, cuando Amaranta rechaza a Pietro
Crespi (en quien ya se vislumbra una soledad
involuntaria).
El segundo sentido que se le da a esta palabra puede
aplicarse al pueblo o aldea donde habitan: Macondo. Sin embargo,
este está poblado pero puede interpretarse el hecho de que
se encuentra en un lugar desierto, no que él mismo lo sea.
Este alejamiento no les permite tener comunicación con el resto del mundo y por
lo tanto deriva a una soledad colectiva que afecta a toda la
colectividad.
La Metáfora de Macondo y su relación
con la Soledad
Macondo es un pueblo alejado de todo lo que concierne a
la civilización, fundado por un grupo de
personas errantes que buscaban un hogar. En él lo
maravilloso convive con lo cotidiano, es un pueblo donde lo
imposible se vuelve real: seres más que centenarios,
lluvias que duran más de cuatro años, apariciones y
diálogos con muertos, entre otros. Sin embargo, lo
maravilloso y lo poético se ven afectados cuando comienzan
las guerras civiles, la fiebre del banano, la llegada de gente de
distintos lugares a raíz de la empresa
bananera, el odio político, pobreza,
matanzas, sequías, el ferrocarril. Hechos que sólo
acarrearon desgracias y muertes.
Ciertamente esta metáfora acerca de la construcción de un pueblo tiene sus
raíces profundas en la realidad americana. Es por ello que
lo imaginario y lo real se enlazan con la historia de Colombia y
con los males que afectan a Latinoamérica
Como en el transcurso de toda historia, Macondo posee
distintas etapas, dentro de las cuales tanto la soledad como el
dramática vida que sufren sus personajes se van
intensificando.
1. Su evolución y la historia de los
Buendía
"El primero de la estirpe está amarrado a un
árbol y el último se lo están comiendo las
hormigas."
Es indudable que el Macondo original, aquel que fue
fundado por José Arcadio Buendía (el primero de
todos, valga la aclaración), no es el mismo en el que
habitó Aureliano Babilonia, por ejemplo. El de los
primeros tiempos es idílico, representa la idea de la
Creación. El pueblo nace de la pasión entre Ursula
Iguarán y J. Arcadio Buendía, una pasión
prohibida en cierto sentido y marcada por el destino ya que eran
primos. En este pueblo aparentemente paradisíaco y aislado
del mundo, todos compartían la felicidad y nadie
había muerto.
Los elementos externos cambian de forma paulatina sus
vidas: la aparición de un gitano llamado Melquíades
es el comienzo de la perdición; llegará la
explotación y la desesperación de la guerra, la
empresa
bananera (representando a la United Fruit Company de
Estados Unidos), el ferrocarril, entre otras cosas. Un ejemplo
claro es el de Úrsula, quien tras cinco meses fuera de su
hogar tratando de ubicar al fugado José Arcadio, trajo
consigo un conjunto de personas que revolucionaron la vida del
pueblo. "Macondo estaba transformado"
A su vez el verdadero cambio de Macondo ocurre con la
llegada de dicha empresa bananera a raíz de la
implantación del ferrocarril. El pueblo se había
transformado en un campamento de casas de madera poblado por
forasteros. Hicieron un pueblo aparte al otro lado de la
vía del tren.
Al final de la novela la situación cambia
drásticamente. La historia del pueblo se convierte en la
historia de la humanidad cuyo desenlace es fatal: Macondo
desaparece tal como apareció: de la más absoluta
"nada". Cuando finalizaron las lluvias empezó a soplar un
viento árido que acabó teniendo una potencia
ciclónica que esparció sobre Macondo el polvo que
arrasó para siempre el poblado.
Es importante remarcar nuevamente que García
Márquez ya desde el título de la novela establece
un período: cien años, un tiempo considerable, en
el cual toda una generación de padres, hijos e hijos de
los hijos, dan sentido al mismo, en donde todo nace y todo
muere.
2. Pueblo cerrado al tiempo: olvido, agonía y
desesperación
"… ignorante de que nada se podía venderse
en un pueblo que se hundía sin remedio en el tremedal del
olvido."
Esta frase ubicada al comienzo de la novela
podría resumir este punto de vista, puesto que predice el
futuro que tendrá Macondo. Un futuro que el lector puede
predecir de acuerdo al grado de atención que le preste a
los detalles.
Es un pueblo cerrado al tiempo, negado a trascender
más allá del de la novela misma, más
allá de esos pergaminos de antaño. Macondo nace,
vive y muere, más bien, desaparece junto con sus
personajes-habitantes al finalizar la novela.
La desaparición se anuncia desde el primer
momento. La negación de trascendencia se provoca al
romperse uno de los órdenes naturales: el
biológico, es decir, la existencia de tantas generaciones
incestuosas y por ello temerosas del nacimiento de un hijo con
cola de cerdo. Desde el primer de su matrimonio,
Úrsula y José Arcadio Buendía viven
espantados ante la posibilidad de engendrar un hijo con cola de
cerdo: "ya existía un precedente tremendo. Una
tía de Ursula, casada con un Tío de José
Arcadio Buendía, tuvo un hijo que paso toda la vida con
unos pantalones englobados y flojos, y que murió
desangrado (…) porque nació y creció con una cola
cartilaginosa en forma de tirabuzón y con una escobilla de
pelos en la punta".
Cuando culmina la novela, es decir tras la traducción de los pergaminos de
Melquíades, se cumple un ciclo: en la última
generación nace de uno de los hijos con cola de
cerdo. El penúltimo Aureliano engendra en su
tía Amaranta Úrsula, al Aureliano monstruoso que
los venía esperando desde hacía 100 años. Se
consuma de esta forma el desenlace que lo ha de derrumbar
evitando su continuidad. El destino de la desaparición
ocurre como producto de la
relación incestuosa de los Buendía; el esperpento
muere comido por las hormigas, poniendo fin a dicha casta pues
eran una estirpe condenada, hundiendo con ellos también al
pueblo.
Macondo está cerrado geográfica y
socialmente en forma relativa, obedeciendo a una dinámica de nacimiento, desarrollo y
decadencia como pueblo. Es verdad que sólo en algún
momento es un pueblo marginado, empero siempre permanece al
margen de la trascendencia temporal.
Este pueblo es la familia Buendía y
al desaparecer la misma, él también lo hace.
Macondo vive una larga agonía: una suerte de agonía
individual y colectiva de sus personajes —hombres, mujeres
y pueblo—, que se resuelve en distintos niveles de
presencia y ausencia mortal. Tiene un desenlace a nivel terrenal
producto del nacimiento de dicho niño con cola de cerdo,
esperpento procreado por la corrupción
de la sangre de los
Buendía.
La desaparición termina con la soledad y el penar
de la familia Buendía así como de todos los
habitantes del pueblo. En realidad, cada uno de ellos, por
separado, vive una parte de la historia total de un
nombre:
"En la larga historia de la familia, la tenaz
repetición de los nombres le habían permitido sacar
conclusiones [a Úrsula] que le parecían
terminantes. Mientras los Aurelianos eran retraídos, pero
de mentalidad lúcida, los José Arcadio eran
impulsivos y emprendedores, pero estaban marcados por un signo
trágico".
En la suma de los Aurelianos y los Arcadios aprehendemos
al personaje total que encierra cada uno de los nombres. Sin
embargo, cada uno de los Aurelianos y Arcadios tiene su propio
momento en la novela que sumarán a los otros momentos de
los que, junto a él, conforman el todo del personaje. Esta
peculiaridad provoca que el enigma cobre fuerza.
¿Cuál de los Aurelianos es Aureliano? Todos
en conjunto y ninguno en lo individual.
Por último, durante su agonía, a los
habitantes sólo les queda la resignación ante el
inevitable agotamiento temporal por la imposibilidad de continuar
en un tiempo que han agotado, dilapidado los Buendía y que
se derrumba al cumplirse el presagio del nacimiento.
"En aquel Macondo olvidado hasta por los
pájaros, donde el polvo y el calor se habían hecho
tan tenaces que costaba trabajo respirar…"
3. Las mujeres de Macondo: inicio, fin, poder y
soledad
Las mujeres son inicio y fin de los hombres en Cien
años de Soledad. Amor y desamor son extremos que
alivian y provocan sentimientos. Las mujeres son sexo, regazo,
refugio, ilusión, aparición, presencia y destino.
También son poder. Sobre todo, esto: ejercicio, sustento y
manifestación de poder y soledad..
Con ellas también se inicia y termina la vida en
el pueblo; en ellas, también, ocurre la
desaparición del mismo. Como los hombres, las mujeres
Buendía se consumen y desaparecen. Al unísono de
ellas y ellos, desaparece Macondo dejándonos la
sensación de irrealidad de su existencia. Ellas crean a
los Buendía. Sin ellas, no existiría el andamiaje
del pueblo.
El derroche viril alcanza límites
fantásticos: el coronel Aureliano Buendía embaraza
(preña sería más correcto en su caso) a
cuanta mujer se le presenta a lo largo de los 32 levantamientos
armados que promovió; Rebeca apacigua, entre aullidos
placenteros, al magnífico animal de José
Arcadio; Aureliano Segundo se casa con Fernanda del Carpio, pero
sigue con Petra Cotes, con el
conocimiento y consentimiento de su esposa, entre otros
ejemplos.
Úrsula es la gran madre; Amaranta, la madre
sustituta; Pilar, la madre alcahueta; Remedios Moscote, la
madre sacrificada; Petra Cotes, la madre desbordada; Fernanda, la
madre impositiva, exquisita. Cada una de ellas representa una
versión del poder maternal.
Poseen un amor que no ve recompensado sus esfuerzos de
madre en el éxito de sus hijos, puesto que ninguna halla
satisfacción en ellos; no les proporcionan las
satisfacciones que una madre podría esperar y se ven
adentradas en los oscuros pasillos de la soledad. Unos, porque
son hijos productores de perennes angustias y dolores de cabeza,
como el coronel Aureliano Buendía; otros, porque llevan
sus dudas y rencores hasta el absurdo como Amaranta; o porque
mueren muy jóvenes como la primer Remedios. En Macondo no
hay hijas o hijos exitosos, ninguno logra realizar sus
propósitos: el coronel no gana ninguno de los
levantamientos que emprende; Amaranta no se casa; Aureliano
Segundo termina pobre, el último José Arcadio no
logra ser Papa, para nombrar los más
destacados.
Las madres son el pilar donde se sostienen los padres
Buendía y de donde resiste Macondo. Los Buendía
padres, son también una presencia ausente. Los ejemplos
notables de ello los constituyen, el primer José Arcadio y
el coronel Aureliano Buendía. En cuanto al primero, su
presencia es tan ausente que pasa años amarrado a
un árbol sin que nadie repare en él y, aún
muerto, continúa ahí, sólo visto por
Úrsula. Y es Úrsula, precisamente, quién nos
proporciona el claroscuro con el cual el lector vislumbra
a ese primer José Arcadio.
No hay que olvidar que es en la mujer donde se
engendrará el último de la casta de los
Buendía que terminará con la soledad del pueblo y
de cada uno de ellos. Será la encarnación del
estigma que perseguía a esta familia desde la
fundación del pueblo. Por él Macondo
desaparecerá.
4. El rencor, la muerte y la
soledad
Si en algún momento existió amor termina
siendo rencor y soledad. El rencor como camino hacia la soledad.
Es como si los sentimientos positivos se fueran desdibujando con
los años hasta hacerlos indistinguibles entre las
telarañas y el polvo, quedando tan sólo de ellos
una sensación de vacío, ecos de un recuerdo que, al
vaciarse, deja un hueco que se siente sin saber qué lo
originó.
En Macondo, ¿quién no es presa de la
soledad? De todos los rencores, el del coronel Aureliano
Buendía es el más vívido y lacerante
(será detallado más adelante); le sigue, en
hondura, el de Amaranta; rencor solamente suavizado en sus
últimos momentos. Frustra el casamiento de Rebeca con
Pietro Crespi, para después orillarlo al suicidio con su
negativa de aceptarlo como esposo. Similar destino es que le
espera a Gerineldo en el rencor de Amaranta: languidecer hasta
morir. No está excluida de este rencor Rebeca, que
sobrevive encerrada en su casa y en su rencor, comiendo cal de
las paredes y tierra del jardín. Finalmente, Petra Cotes
sufre una transformación rencorosa al pasar de la
abundancia a la miseria. Macondo tiene como uno de sus signos el
rencor. Rencor que florece en la soledad de todos sus
habitantes.
Úrsula, por su parte, literalmente se consume sin
dolor ni pena a pesar de su ceguera, mientras que Amaranta,
transforma su muerte en un
viaje de encuentro con los muertos del pueblo, a quienes les
lleva cartas y saludos
de sus familiares. Úrsula murió un jueves santo, a
los ciento veinte años, y fue enterrada en una caja de
zapatos. Tiempo después murieron los gemelos. La
próxima huida Santa Sofía de la Piedad
dejaría a Fernanda llena de ira, sin saber que ella pronto
moriría.
De esta forma iba desapareciendo de Macondo la familia
Buendía, esa que alguna vez comenzó a poblarlo
ahora lo abandonaba consumida en un pantano de soledades,
rencores y muerte.
"… promovió treinta y dos levantamientos
armados y los perdió todos. Tuvo diecisiete hijos varones
de diecisietes mujeres distintas, que fueron exterminados uno
tras otro en una sola noche. Escapó a catorce atentados, a
setenta y tres emboscadas y a un pelotón de
fusilamiento".
El Coronel Aureliano Buendía, como luego
será conocido, es el perfecto ejemplo de soledad descripto
en la novela. Ya desde antes de nacer lloraba en el vientre de su
madre, lo que según el criterio de su progenitora era una
característica de su futura incapacidad para el amor. En
su adolescencia
fue tranquilo y solitario, se refugiaba en el laboratorio de
su padre para tratar de soportar las características que
le confirió su nombre. Vivía horas interminables
allí dentro aprendiendo por pura investigación el arte de la
platería.
Un rasgo característico del Coronel es una
especie de intuición o predicción que tiene sobre
los hechos que acontecerán, por ejemplo cuando a la edad
de tres años predijo que una olla se caería de la
mesa. Y cuando también, posteriormente, advirtió en
una carta que su
padre moriría al poco tiempo. La palabra de Aureliano se
convertía en realidad.
Tras varios años de ensimismamiento en dicho
laboratorio se casó con una pequeña, Remedios
Moscote, que no contaba con más de nueve años y
cuyos ojos eran de color verde. A
pesar de su niñez y de que tenía una hermana que le
doblaba la edad, Aureliano se enamora perdidamente de ella.
Gracias a la intervención de Pilar Ternera, don Apolinar
Moscote, su padre, le concede la mano en matrimonio a
Aureliano.
De alguna manera, al elegir una niña de tan
escasa edad, Aureliano trata de algún modo de tener a
alguien a quien proteger, como si por medio de aquella acción
dejara a un lado la terrible soledad que lo aquejaba. Si bien
pudo también hacerlo con alguna mujer de mayor edad, puedo
haber escogido a Remedios por el hecho de que siendo tan
niña sería capaz de acompañarlo y no
envejecería rápido o moriría antes que
él.
Esto último no se cumple dado que la
pequeña muere envenenada por su propia sangre con dos
gemelos en el vientre, hecho que desgarra el corazón de
Aureliano y lo sume más en la melancolía y la
depresión. La muerte antecede a la soledad,
hecho demostrable a lo largo de toda la novela. Aquí lo
vemos representado con esta muerte que implicaría la
desgracia de Aureliano. La muerte de Remedios no le produjo la
conmoción que temía. Fue más bien un sordo
sentimiento de rabia que paulatinamente se disolvió en una
frustración solitaria y pasiva. Por este motivo
entabló una mejor relación con su yerno, quien
pronto lo introducirá en el arte de la
guerra, aunque primero era necesario que eligiera entre
conservadores o liberales.
Tras elegir el liberalismo
por sus sentimientos humanitarios se convirtió en Coronel
y participó en numerosos levantamientos y promovió
treinta y dos guerras fallidas contra el régimen
conservador. Para ello fue necesario abandonar Macondo por
tiempos indeterminados. Luego comprenderá que ese no era
el método
más adecuado para evadir la soledad. Al llegar de una de
sus batallas decidió que ningún ser humano, ni
siquiera su madre, se le acercara a menos de tres metros de
distancia. Se encontraría en medio de un círculo
circunscrito con tiza. Así fue como extraviado en la
soledad de su inmenso poder empezó a perder el
rumbo.
En la entrevista
realizada por Peter H. Stone, García Márquez,
expresará que cuanto más poder se tiene, tanto
más difícil es saber quien le está mintiendo
y quien no. Cuando alguien alcanza el poder absoluto, ya no tiene
contacto con la realidad, y ésta es la peor soledad que
existe.
Las realidades cotidianas lo enfadaban, tuvo
riñas con varios de sus amigos y se sintió disperso
y más solitario que nunca. El hecho de llegar a ser una
persona tan poderosa, un dictador, lo rodeó de intereses y
personas cuyo objetivo era asilarlo de la realidad. Todo
está conjugado de manera tal para aislarlo. Por ello
decidió buscar refugio en Macondo, para tratar de romper
la dura cáscara de la soledad.
Pasada un tiempo su estadía en el pueblo,
tomó la determinante decisión de suicidarse, ya que
consideraba que sus ideales liberales habían sido
corrompidos y que la guerra ya había prácticamente
acabado para él. Para cometer este hecho pidió al
médico de la familia que le indicara en qué lugar
de su pecho quedaba su corazón; esperó el momento
oportuno y tal donde aquel se lo había indicado
colocó el arma y se disparó. Gracias a la inteligencia
del médico, quien había sabido prever este
acontecimiento, la bala atravesó una parte del cuerpo
donde no hay órganos que dañar. Se había
salvado. Al comprender su buena intención y por lo tanto
no conspirativa, fue proclamado mártir.
El tiempo pasó y el coronel era el único
habitante de la casa que no seguía viendo a su padre
amarrado al árbol de castañas. Su madre lo saludaba
como si todavía siguiera allí. Con el reinicio de
los combates entre conservadores y liberales, Aureliano
optó por refugiarse en el exilio de sus pescaditos de
oro (como
solía fabricar en su adolescencia). Y así lo
haría hasta el momento de su muerte que justo
coincidió con las últimas vacaciones de
Meme.
Así fue como fue el primer nacimiento en Macondo,
el coronel Aureliano Buendía, estaba atrapado bajo el
estigma de su nombre y destinado a una muerte segura: "Desde
el principio de su adolescencia , cuando comenzó a ser
conciente de sus presagios, pensó que la muerte
había de anunciársele con una señal
definida, inequívoca, irrevocable…". Este personaje
condenado desde su nacimiento, puesto que su concepción no
tendría que haber ocurrido, por la relación de
parentesco entre Úrsula y José Arcadio
Buendía.
Su soledad estaba basada en la de una persona aislada y
retraída del mundo, pues ya desde su nacimiento esas
características estaban perfiladas. Su predilección
por las actividades solitarias del laboratorio, la
elección de una espesa de escasa edad, su decisión
por entrar en la guerra, y su posterior vuelta a ese oficio de
hacer pescaditos (que había abandonado de joven), lo
caracterizan como una persona poco desenvuelta, que de la
única manera que podía relacionarse con los
demás era violentamente. Se alejaba él mismo, al
principio no fue discriminado, pero luego otras todas las
batallas se fue alejando de sus seres queridos hasta el punto de
no quererlos más cerca.
García Márquez presenta una imagen de un
Aureliano que evidentemente no es el mismo que tuvo el
emprendimiento de casarse, de ir a la guerra, sino más
bien como un hombre mayor caído a menos y consumido por en
su propia soledad, pensativo y añorante de sus buenos
tiempos de dictador en época de guerra. "Ese recuerdo
como todos los de los últimos años, lo llevó
sin que viniera a cuento a
pensar en la guerra"
Murió en soledad, tal como había estado
llorando en el vientre de su madre y como vivió toda su
vida. "La familia no se enteró hasta el día
siguiente, a las once de la mañana…"
" y que todo lo escrito en ellos era irrepetible
desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a
cien años de soledad no tenían una segunda
oportunidad sobre la tierra".
Al releer esta monografía
es necesario resaltar otra vez la frase con la que García
Márquez termina la novela, porque reúne todas la
características presentadas en este trabajo. Le otorga un
significado final muy especial, recalcando el sentido de la obra
ya mencionado en todo el desarrollo del libro. Por eso esta
historia representa lo que sufre nuestra sociedad hoy,
pese que fue escrita hace ya bastante tiempo. Y, si bien el autor
describe hechos mágicos o fantásticos que no
suceden en la vida realidad, hoy en día pasamos en alto o
tomamos como "normal" hechos que no deben ser parte de nuestras
vidas, como el numerosos de desocupados, los robos, los
asesinatos, las crisis sociales, entre otros hechos.
De esta manera García Márquez llama a
reflexionar, a pensar realmente qué queremos ser, y
cómo debemos aprovechar la oportunidad que tenemos en la
Tierra, porque esta oportunidad es única e irrepetible. Y
depende solamente de nosotros el futuro, si queremos vivir
felices o en soledad.
Es una novela digna de análisis ya que se le
pueden dar varias significaciones a palabras que utiliza
García Márquez. Un tema al respecto para resaltar
es la prohibición de los gallos en el pueblo. La palabra
gallo en sí misma puede tener varías
simbologías y una de ella es la de significar un secreto,
algo que no debe ser divulgado. Y como se ha demostrado a lo
largo del trabajo hay muchos temas que los personajes pretenden
ocultar.
También pretende dejar en claro el tema de las
relaciones incestuosas que de alguna forma u otra traen
aparejadas desgracias. Este pudo no haber sido el eje principal,
pero es resaltado de forma notable en la novela, ya que por culpa
de este tipo de relaciones es que la estirpe Buendía llega
a su fin, sumado a la traducción de los pergaminos, claro
está.
Es una novela en la que se plantean varias condiciones
sociales, como por ejemplo, temas religiosos, los problemas
políticos, las crisis sociales etc. Por medio de cada uno
de los personajes se muestra una
realidad diferente. Hay que recalcar que el poder es uno de sus
temas principales y que en cada generación hay un
personaje que manda a los demás y se encarga de dirigir.
La hipocresía, la mentira y el engaño son otros
temas fundamentales, podría decirse que en base a esos
antivalores se construyen los ladrillos de la soledad en cada uno
de los Buendía.
Y por último el eje principal sobre el cual se
apoyan todos los demás: la soledad, que como ya se ha
demostrado esta trae desgracias y es innata en todos los
personajes, por más que se esfuercen por
evadirla.
AA.VV. Confesiones de escritores: escritores
latinoamericanos. Gabriel García Márquez. Los
reportajes the Paris Review. El Ateneo. Argentina.
1995
García Marquez. Cien Años de
Soledad, Editorial Sudamericana, Argentina, 1974
Páginas de Internet
http://cvc.cervantes.es/actcult/garcia_marquez/presentacion.htm
http://www.semana.com.co/imagesSemana/documentos/DiscursoGabo.doc
Carolina Guerra