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Algunas particularidades de la comunicación que establecen los profesores con sus estudiantes en el transcurso de las clases




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    1. Resumen
    2. Desarrollo

    RESUMEN:

    El presente trabajo
    pretende llamar la atención acerca de algunas particularidades
    de la comunicación que establecen los profesores
    con sus estudiantes en la impartición de sus clases.
    Insertado en el proyecto de
    investigación: Caracterización del nivel de
    competencia
    comunicativa profesional pedagógica de los profesores de
    Secundaria Básica de Las Tunas, describe el procedimiento
    metodológico empleado para obtener la información, significándose la
    utilidad del
    Vídeo y los debates grupales en el proceso de la
    investigación; se presentan las principales
    regularidades encontradas y se hacen consideraciones generales
    desde una comprensión original del problema abordado que
    se sustenta en una amplia búsqueda, localización,
    procesamiento, interpretación y sistematización de
    la información contenida en las fuentes.

    Desarrollo

    El presente trabajo pretende llamar la atención
    acerca de algunas particularidades de la comunicación que
    establecen los profesores con sus estudiantes en el transcurso de
    la impartición de las clases, a fin de reflexionar juntos
    para identificar aciertos, compartir opiniones y someter a
    análisis aquellas situaciones que pueden
    ayudarnos a plantear vías; así como diseñar
    e instrumentar acciones que
    favorezcan el perfeccionamiento de la labor profesional
    pedagógica.

    Partimos del reconocimiento de la unanimidad con que la
    comunidad
    académica acepta el papel relevante de la
    comunicación y su impacto en la calidad de la
    enseñanza y del aprendizaje.

    Existe consenso acerca de que un rasgo sobresaliente del
    proceso pedagógico es el de ser un proceso comunicativo,
    lo que implica reconocer que una actuación profesional que
    satisfaga las exigencias contemporáneas tiene que exhibir
    entre sus atributos más descollantes un adecuado nivel de
    competencia comunicativa.

    Para adentrarnos en el estudio de esta temática
    llevamos a cabo el proyecto de
    investigación territorial "Caracterización del
    nivel de competencia comunicativa profesional pedagógica
    de los profesores de secundaria básica de Las Tunas", cuya
    primera tarea fue la de buscar, localizar, procesar, interpretar
    y sistematizar la información recogida en las fuentes
    acerca del problema, a través de lo cual pudimos
    relacionarnos con los trabajos de A.M. Fernández, E. Ortiz
    Torres, I. Parra Vigo, M. I. Álvarez Echavarría, C.
    Reinoso Cápiro, A. Durán Gondar, J. Parra
    Rodríguez, E. Murgonova, V. Ojalvo M, F. González
    Rey, entre otros autores cubanos; los aportes de P. Freire, M.
    Kaplún, P. Riviere en el área latinoamericana y H.
    Gardner, J. Habermas, B.F. Lomov, N. Chomsky y C. Freinet, en el
    ámbito más general.

    Los resultados de la exploración realizada fueron
    publicados en los artículos: Apuntes en torno a la
    definición de la Competencia Comunicativa Profesional
    Pedagógica y Acerca de los Estilos Comunicativos como
    dimensión de la Competencia Comunicativa Profesional
    Pedagógica, en la página
    Web www.monografias.com.

    Puestos de acuerdo en los referentes teóricos,
    nos aproximamos a la práctica escolar sin pretender
    traspolar la teoría
    a la realidad de la escuela al margen
    de sus protagonistas, cuyas opiniones, actitudes y
    comportamientos son en definitiva la expresión más
    acabada y fidedigna de las particularidades de la
    comunicación que se establece en cada aula e
    institución docente.

    En correspondencia con nuestra concepción
    elaboramos, validamos y aplicamos una encuesta a los
    estudiantes que conformaron la muestra
    estratificada por grados y tipo de centro (ESBEC Y ESBU) a fin de
    obtener información relativa a la preferencia del trato
    con los profesores y sus causas; una entrevista a
    directivos: Jefes de departamento, subdirector docente y director
    para conocer los criterios evaluativos de los profesores y,
    particularmente, las opiniones referidas a las particularidades
    de la comunicación que establecen con los alumnos y el
    carácter de las relaciones
    interpersonales.

    Con la información obtenida, debidamente
    procesada, efectuamos una entrevista con los profesores
    seleccionados que según nuestros datos reflejaban
    una ubicación bien definida en la escala de
    preferencias de los estudiantes.

    Distinguimos tres ubicaciones que consideramos
    especialmente significativas: Baja, Media y Alta, presuponiendo
    que la valoración de los estudiantes estaba permeada o
    condicionada en alguna medida por el nivel de competencia
    comunicativa profesional pedagógica que poseen los
    docentes en
    cuestión. El objetivo
    perseguido era lograr la anuencia de los mismos para filmarles
    una clase en las
    condiciones de interacción real con un grupo
    escolar.

    A pesar de haber formulado la petición con el
    pretexto de recoger información acerca del comportamiento
    de los estudiantes en el transcurso de la actividad docente y las
    manifestaciones de las interacciones comunicativas en el marco
    del grupo, tenemos que reconocer que varios profesores se negaron
    a colaborar, lo que puede ser explicado por prejuicios;
    así como por temor a reflejar una imagen
    desfavorable de sí mismo, o a ser objeto de
    señalamientos críticos por parte de la dirección administrativa, con la
    consiguiente afectación en la evaluación
    profesoral.

    Finalmente, obtuvimos el acuerdo de doce profesores y
    profesoras de diferentes asignaturas para realizar las
    filmaciones, para las cuales empleamos un camarógrafo
    profesional con experiencia como docente, con la
    aspiración de obtener evidencias
    acerca de los principales momentos que nos interesaban en el
    transcurso de la clase y atenuar en lo posible el efecto que
    sobre el comportamiento de los implicados tendría la
    presencia en el aula del equipo de grabación. En este
    sentido es necesario destacar que nuestras preocupaciones se
    disiparon desde los primeros momentos de trabajo al constatar que
    la atmósfera psicológica imperante y
    los modos de actuación típicos no experimentaron
    alteraciones sensibles.

    El próximo paso consistió en la
    preparación de los miembros del equipo para visualizar las
    clases filmadas y participar productivamente en los debates
    subsiguientes en congruencia con las posiciones asumidas y solo
    entonces procedimos a realizar las proyecciones y debates
    correspondientes.

    En cada sesión de trabajo se visualizaba una sola
    clase y a continuación se procedía a la
    discusión, registrándose cuidadosamente cada
    intervención y se arribaba a consideraciones generales por
    consenso. Fuimos especialmente celosos en garantizar la
    participación libre de todos los investigadores,
    instándolos a expresar cualquier opinión, por
    trivial o intranscendente que les pudiera parecer. Lo que sigue
    recoge de modo abreviado las consideraciones
    principales.

    ¿Cuáles son los principales ruidos que
    afectan la comunicación profesor
    alumno en las condiciones de nuestras escuelas?.

    "Según la teoría de la información
    ruido es todo
    lo que altera el mensaje e impide que este llegue correcta y
    fielmente al destinatario; todo lo que perturba la
    comunicación, la obstaculiza, la interfiere o la
    distorsiona". (M. Kaplún. 2002).

    Entre los ruidos más comunes, que son aceptados
    por profesores y estudiantes como un mal inevitable, están
    los provenientes de fuentes ambientales: Escuelas ubicadas en
    calles muy transitadas sin la debida protección
    acústica obligan a los profesores a entablar una verdadera
    batalla campal contra los más diversos ruidos provenientes
    de motores de
    combustión interna, cláxones, etc.
    Como sabemos, el triunfador las más de las veces no es el
    profesor.

    En las condiciones antes descritas la
    decodificación del mensaje se torna en extremo
    difícil, sin contar que muchas veces los ruidos impiden la
    correcta audición con lo que obstaculizan la
    concentración de la atención sobre el contenido
    objeto de análisis en la clase. Evidentemente aquí
    se conforma una situación muy desfavorable en sí
    misma que, lamentablemente, es acentuada en ocasiones por
    comportamientos irresponsables que reflejan un profundo
    desconocimiento de sus efectos negativos y frente a los cuales no
    se observan reacciones de legítima defensa.

    Cuando una pizarra está en mal estado y
    dificulta la lectura de
    lo escrito en ella, estamos en presencia de un pernicioso ruido
    en la comunicación cuyas manifestaciones principales se
    hacen palpables en la calidad del aprendizaje. En sentido
    general, el empleo de este
    medio es deficiente tanto en la distribución del espacio disponible como en
    la
    organización estructural del mensaje. Al leerse lo que
    queda en la pizarra afloran incoherencias y ausencia de un
    método
    apropiado de aproximación a la esencia de lo tratado que
    apunte al reflejo de la existencia de una estrategia de
    conducción del aprendizaje.

    Es indudable que la comunicación se lleva a cabo
    en el ámbito escolar bajo las influencia de factores
    externos adversos como los aquí citados y que no siempre
    es posible erradicar o atenuar los ruidos porque ello
    requeriría de la disposición de recursos materiales y
    financieros que no están al alcance de la economía de un
    país bloqueado como el nuestro. Sin embargo, las
    posibilidades de compensar semejantes obstáculos objetivos son
    prácticamente ilimitadas cuando nos ponemos en contacto y
    hacemos nuestro el extraordinario caudal de conocimientos que se
    han generado en materia de
    comunicación educativa; pero si como hemos observado, los
    códigos perceptivos y asociativos utilizados con
    frecuencia no satisfacen las exigencias, se produce un
    reforzamiento de los ruidos que frena significativamente el
    aprendizaje.

    En la práctica escolar es frecuente encontrar
    ejemplos de insuficiente orientación hacia el objetivo de
    la clase y, en casos extremos, ausencia de orientación con
    lo que los estudiantes no pueden discernir lo que de ellos se
    espera y asumen una actitud de
    fría indiferencia y pierden el interés
    por la actividad. Las temáticas a tratar declaradas son en
    exceso generales:

    • Práctica sobre lo estudiado.
    • Ejercitación sobre la Guerra de
      los Díez Años.
    • Explicar las causas del derrumbe del Campo
      Socialista.

    Algunos profesores hacen de sus clases una "lectura
    comentada" del libro de
    texto, con el
    inconveniente adicional de que se auxilian de estudiantes con
    serias deficiencias para realizar la lectura de los
    párrafos seleccionados y no son corregidos, con lo que se
    agregan innecesarios ruidos que afectan seriamente la
    decodificación de los mensajes. Improvisan preguntas para
    encausar la comprensión y la incorrecta formulación
    hace ambigua la intención e imprecisa la
    aspiración. No se parte de la definición de los
    términos a emplear y se da por conocido lo que no siempre
    lo es y ello convierte en "castillo de arena" los aprendizajes
    que sobre tales bases se erigen.

    Otra particularidad es la de emplear la proximidad de
    las evaluaciones finales con la pretensión de motivar el
    interés por el asunto tratado. Huelga
    referirse a lo dañino de tal práctica que
    desnaturaliza las genuinas bases que sustentan las razones que
    justifican la necesidad de estudiar, aprender y alcanzar un
    desarrollo y
    crecimiento personales a la altura de las exigencias sociales e
    individuales contemporáneas; además de reflejar una
    concepción muy errónea de la evaluación y
    sus funciones como
    categoría didáctica.

    Hablar de espaldas al grupo mientras se escribe en la
    pizarra, impidiendo la visualización de lo escrito genera
    malestar e inquietud en los alumnos más atentos; en otros
    suscita reacciones de tedio,
    bostezos, adopción
    de posiciones posturales incorrectas, etc.

    Nos llamó poderosamente la atención el
    hecho generalizado, común en las clases filmadas, de que
    no se comprueba la consecución del objetivo; más
    bien se efectúa una especie de "asamblea" donde el orador
    – siempre el profesor – somete a votación la
    comprensión del contenido abordado,. En este caso las
    preguntas más usuales son: ¿Están claros?.
    ¿Es así o no?. Y la respuesta obtenida es
    invariable: Un sonoro Sí coral.

    Una práctica que se mantiene, a pesar de los
    esfuerzos realizados para erradicarla, es la de dirigirse a los
    estudiantes no por sus nombres, como aconseja el sentido
    común, sino por el número que tienen asignado en el
    registro de
    asistencia y evaluación. Cuando escuchamos frases tales
    como: ¡A ver! ¡El número cuatro de la lista!
    No podemos dejar de experimentar la desagradable impresión
    de encontrarnos en un lugar que nada tiene que ver con la Escuela
    como institución que asume el encargo social de dirigir la
    preparación y la formación moral correcta
    de los más jóvenes ciudadanos que han de aprender a
    vivir con dignidad y una
    fuerte vocación humanista.

    Un aspecto que reclama atención diferenciada es
    el relativo a las características que deben reunir las
    preguntas que el profesor formula en el transcurso de la clase y
    que tan relevante papel juegan en la movilización de las
    potencialidades intelectuales
    de los estudiantes; así como en el surgimiento y mantenimiento
    de la
    motivación durante la actividad docente. En este
    sentido, lo habitual es improvisar y por cierto con resultados
    que no son merecedores de elogios:

    • ¿Uds. Creen que es correcto que la madre
      abandone a la hija en el momento que más la
      necesita?.
    • ¿Qué dudas tienen?.
    • ¿Qué se entiende de esto?.
    • ¿Están de acuerdo?.

    Predomina la comunicación unidireccional y
    vertical en la que el profesor se constituye en centro que domina
    el escenario y no da señales
    de estar dispuesto a escuchar a su auditorio; se erige en emisor
    exclusivo y asigna el rol de receptor pasivo a sus resignados
    estudiantes, desconociendo al grupo como sujeto
    psicológico y desaprovechando las inmensas potencialidades
    que tiene el trabajo
    grupal para lograr aprendizajes significativos y fomentar
    sentimientos positivos hacia sí mismo y hacia los
    demás.

    Existe una marcada desproporción entre la
    acentuada atención a lo instructivo cognitivo y la que se
    brinda a la esfera afectiva e inductora en general; y es de notar
    que se exige más la reproducción mecánica de los contenidos que la
    reflexión; no se estimula la creatividad y
    el cuestionamiento científico. No se garantizan espacios
    para la expresión personal con lo
    que se lastra el aporte del proceso docente a la
    ejercitación en el complejo pero imprescindible campo de
    la comunicación.

    Las clases se imparten a un educando silente, definido –
    consciente o inconscientemente – como receptor que en el
    transcurso de la clase permanece esencialmente
    incomunicado.

    En sentido general el alumno cuando escribe lo hace para
    ser leído tan sólo por el profesor con la
    única finalidad de que se le califique. Del mismo modo
    sucede cuando durante la clase se le da la posibilidad de hablar
    pero exclusivamente para responder las preguntas formuladas por
    el docente que, como antes señalamos, exhibe la tendencia
    a exigir una respuesta de carácter reproductivo. Muy
    difícilmente en estas condiciones se pueda desarrollar el
    gusto por expresarse y se adquieran los recursos instrumentales
    para hacerlo correctamente.

    La fuerza de la
    tradición, más que la escasez de
    recursos, parece ser la responsable de que la distribución
    de los puestos de trabajo en el aula siga conservando, como
    fósil, el mismo orden en filas donde los estudiantes se
    dan las espaldas como símbolo y expresión de la
    falta de acciones encaminadas a romper esquemas y concepciones
    que hace mucho pasaron a ser obsoletas y
    retrógradas.

    No por minoritarios debemos dejar de mencionar que
    también encontramos profesores que exhiben un profundo
    dominio del
    contenido abordado, que se esfuerzan por incentivar la
    reflexión, que fomentan la curiosidad científica
    pero, incluso para ellos, parece constituir una barrera
    infranqueable el orden imperante.

    Todo lo hasta aquí planteado justifica los
    ingentes esfuerzos de la máxima dirección del
    país por dotar a todos los centros escolares de computadoras,
    televisores y vídeos, bibliotecas con
    importantes y variados fondos informativos y, en fin, con la
    puesta en práctica de las trascendentales transformaciones
    que conforman la Tercera Revolución
    Educacional en marcha que marca el
    advenimiento del empleo masivo del teleprofesor y la teleclase en
    las secundarias básicas.

    Sin embargo, lo realizado no significa que ya
    están resueltos todos los problemas y
    que no es necesario seguir prestando atención a lo que
    sucede en el interior de nuestras escuelas. En el caso de nuestra
    provincia pudimos establecer como regularidades las
    siguientes:

    • Las teleclases han sido acogidas con
      beneplácito por la inmensa mayoría de los
      estudiantes.
    • El empleo de la
      televisión y el vídeo han favorecido
      significativamente el aprendizaje.
    • Existen apreciables niveles de ruido que condicionan
      pérdida de eficiencia en
      la comunicación profesor alumno, impactando
      negativamente la calidad del aprendizaje.
    • La distribución de los puestos de trabajo
      sigue siendo tradicional.
    • Los profesores presenciales no siempre han tenido
      ocasión de visualizar la teleclase con anterioridad al
      momento en que se proyecta a los estudiantes.
    • La dedicación de una sesión completa de
      trabajo a la visualización produce fatiga en los
      estudiantes que propenden a distraerse, conversar entre
      sí, etc.
    • La atención a la diversidad sufre un desmedro
      que no todas las veces se compensa con el trabajo de los
      profesores presenciales
    • La duración de las teleclases no es uniforme y
      en ocasiones excede el fondo de tiempo
      asignado en el horario (45 minutos) y en otros casos no llenan
      ese tiempo. Cuando eso sucede no se emplea para aclarar dudas,
      puntualizar definiciones o esclarecer relaciones que no fueron
      debidamente comprendidas.

    Bibliografía:

    Álvarez Echavarría M.I
    "Comunicación y Educación" Editorial Pueblo y
    Educación. La Habana. 200.

    Durán Gondar A. "El proceso docente-educativo
    como proceso comunicativo" Editorial Pueblo y Educación.
    La habana. 2002.

    Fernández González A.M. "Habilidades
    para la comunicación y la competencia comunicativa"
    Editorial Pueblo y Educación. La Habana.
    2002.

    Freire. P "La
    educación como práctica de la libertad"
    Tierra
    Nueva, Montevideo, 1969.

    González Rey. F. "Comunicación, Personalidad
    y Desarrollo" Editorial Pueblo y Educación. La habana.
    1995.

    Kaplún. M "Una pedagogía de la comunicación" (El
    comunicador popular) Editorial Caminos. La habana.
    2002.

    Lomov B. F. "El problema de la comunicación en
    Psicología" Editorial Ciencias
    Sociales. La Habana. 1989.

    Ojalvo V. "La educación como proceso de
    interacción y comunicación" Universidad
    de La Habana 1995.

    Ortiz Torres E. "La comunicación
    pedagógica" (material digitalizado). La Habana
    1999.

     

     

    Autor:

    Profesor Titular Pablo Raúl Más
    Sánchez

    MsC Profesora Asistente María Antonia Ochoa
    Brito

    MsC Profesor Asistente Marcos Conde
    Pérez

    Instituto Superior Pedagógico "Pepito
    Tey"

    Departamento de Formación Pedagógica
    General.

    Las Tunas, Noviembre de 2003.

    "Año de Gloriosos Aniversarios de Martí y
    del Moncada"

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