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LA RELIGI�N DE ROMA

 

La estructura social y religiosa del patriciado romano se basaba en la jerarqu�a familiar absoluta del pater familias, investido de la autoridad de la patria potestas. En base a ella, ejerc�a una autoridad ilimitada sobre su esposa, hijos, dem�s descendientes y clientes, que le deb�an total obediencia; al punto que pod�a juzgar su conducta y castigarlos hasta con la esclavitud o la muerte.

Adem�s de una unidad econ�mica � puesto que el pater familias dispon�a de todo el patrimonio familiar a su exclusivo arbitrio � la familia romana era igualmente una unidad religiosa, fundada en el culto a los antepasados, los manes. El fuego sagrado que simbolizaba la tradici�n religiosa familiar, deb�a arder permanentemente en el altar de los dioses donde se ofrendaba el pan y el vino durante los cultos dom�sticos.

Adicionalmente a los manes, la familia romana rend�a culto a los lares y a los penates; esp�ritus guardianes de los campos cultivados y de las despensas.

La religi�n dom�stica era la que determinaba el v�nculo familiar, haciendo que la mujer al casarse debiera abandonar la de su familia, para adoptar la de la familia de su marido, dejando de pertenecer a la familia de sus padres y hermanos.

Aparte de las religiones familiares y de las gentes, exist�a la religi�n oficial del Estado romano, que era com�n para todos los ciudadanos. Era una religi�n polite�sta y antropom�rfica, en cuanto contaba con diversos dioses a los que se asignaba forma humana.

 

La religi�n originaria de los pueblos it�licos era sumamente primitiva; por lo cual, adem�s de la importante influencia etrusca, la religi�n romana recibi� una gran influencia griega por medio del contacto con la civilizaci�n de las ciudades de la Magna Grecia; dando lugar a la adaptaci�n de sus mitos y leyendas. (http://www.liceodigital.com)

 

Esto se puede analizar en los siguientes puntos:

 

 

1.   La religi�n romana es una religi�n polite�sta; existen infinidad de dioses o numina, ya que todo acto de la vida humana y cualquier proceso natural est� presidido y viene provocado por la voluntad de un numen. Los dioses, por tanto, se distinguen por su actividad; unos tienen nombre y otros no lo tienen.

2.   Es una religi�n fundamentada en el temor que inspiran las fuerzas que los dioses representan. El romano intenta conseguir la pax deorum, es decir, tener contentos a los dioses y mantenerlos siempre propicios. Para ello se realizan unos ceremoniales muy rigurosos y cercanos a la magia. El hombre religioso posee la virtud de la pietas o cumplimiento de todo lo que se debe a los dioses.

3.   Es una religi�n sin mitos; en efecto, los romanos no han conservado las historias legendarias que acompa�an a sus creencias, de manera que se celebran los ritos, pero a veces no se entienden. La mitolog�a se incorpora a Roma por sus contactos con la religi�n griega. No obstante, existe una mitolog�a propiamente romana, pero sus protagonistas no son dioses, sino hombres, ciudadanos: en Roma leyenda e historia se confunden; la historia se convierte en mito

4.   La religi�n romana no es antropomorfista; los dioses son s�lo numina, potencias; no hay, por tanto, estatuas ni jerarqu�as ni familias; ni siquiera hay templos. Todos estos aspectos materiales son adoptados por Roma despu�s de sus contactos con el mundo etrusco y griego.

5.   Es una religi�n abierta a nuevos cultos y a otras religiones extranjeras. Por ello el pante�n romano se ir� incrementando progresivamente seg�n se van produciendo contactos con las religiones orientales.

 

6.   La religi�n romana y el contacto de los hombres con los dioses es eminentemente pr�ctico; da la impresi�n de que cada acto de culto es un contrato por el cual el hombre se compromete a realizar determinados actos a los dioses, si �stos, a su vez, cumplen lo que se les pide. (http://perso.wanadoo.es)



El Culto Privado

 

Vimos en el tema de la familia c�mo cada una de ellas es una unidad religiosa presidida por un sacerdote supremo que es el pater familias. En cada domus hay un altar dom�stico en que se rinde culto a los dioses familiares. Estos dioses son los siguientes:

  1. Los lares. Son los dioses tutelares de la casa y de los lugares habitados. Hay diversos tipos de lares, pero el que a nosotros nos interesa es el lar familiaris. El lar familiar preside la vida de la familia, vela por la prosperidad y salud de sus miembros, sus salidas y entradas de la casa. Los lares reciben culto en el lararium, una capillita situada en el atrio de la casa. Peri�dicamente se les ofrecen sacrificios incruentos (miel, pasteles, vino, incienso), especialmente en los cumplea�os de los miembros de la familia.

 

2.  Los penates. Son los dioses de la intimidad y de la despensa. Protegen la comida y la bebida. Sus im�genes suelen conservarse en el tablinum o junto a la despensa o el hogar. A ellos se ofrecen la primisias de las comidas. Se identifican con la casa; son miembros de la familia y participan de todos los acontecimientos; emigran con la familia si �sta cambia de casa. Garantizan el derecho y los deberes de hospitalidad.

3.   El genius. El genio es el dios tutelar de cada persona a lo largo de su vida. Suscita los deseos en las personas y hay que aplacarlo cuando se le contrar�a. El genio determina el car�cter de la persona cuando nace. Las mujeres, sin embargo, no tienen genius, sino que est�n protegidas por Iuno, como veremos. El genius m�s importante de la familia es el del pater; cuando �ste estaba a punto de morir, su heredero deb�a recoger en su boca el �ltimo aliento del moribundo; de esta manera le traspasaba su genio.

4.   Vesta. Es la divinidad del fuego, del hogar. No tiene im�genes porque el fuego es su imagen. El culto de Vesta fue extendido, adem�s, como un important�simo culto del Estado.

5.   El culto a los muertos. Al morir, el genio de cada persona se convierte en man. Los manes son, por tanto, las almas de los difuntos de la familia que, aun despu�s de muertos, siguen perteneciendo a �sta y se les rinde culto como si fueran dioses. Si se descuida su culto, los manes se convierten en l�mures o esp�ritus malvados que traen desgracias a la familia; el pater deb�a, en este caso, realizar ritos de expiaci�n y purificaci�n. Por supuesto, existen tambi�n fantasmas, las laruae (esqueletos), unos seres terriblemente malvados que vuelven locas a las personas.

6.   Dioses menores. Son esp�ritus protectores o diosecillos buenos que protegen la casa: la puerta, la econom�a, las arcas, los armarios, etc.

 

7.   Dioses en torno a las personas. Desde que nace hasta que muere, la vida del hombre est� protegida en todos sus actos por una legi�n de dioses (m�s de doscientos). Igualmente las tareas agr�colas cuentan con la protecci�n de sus dioses particulares. (http://perso.wanadoo.es)



El Culto P�blico

 

El estado es como una gran familia y, al igual que �sta tiene sus dioses, tambi�n el estado tiene los suyos, comunes para todos los ciudadanos. Buena parte de los dioses del Estado se sincretizaron o fundieron con los dioses ol�mpicos griegos y de ellos recibieron sus mitos, representaciones y atributos. De ellos nos ocuparemos en el tema de la mitolog�a.

Existen, sin embargo, dioses p�blicos propiamente romanos, que no son de origen griego. Los m�s importantes son Jano y Quirino.

 

1.   Jano. Es el dios m�s antiguo de Italia. Siempre se le menciona el primero en las f�rmulas rituales y en los sacrificios, porque es el guardi�n de las puertas del cielo y el que sirve de acceso al resto de los dioses. Jano (I anus) representa el principio del mundo; es el dios de los comienzos: abre el a�o (I anuarius), el d�a y el mes; preside la generaci�n y la germinaci�n de las plantas. Por todo ello se le llama pater. Los arcos dedicados a Jano tienen forma de galer�a; sus templos tienen dos puertas; sus representaciones son bifrontes, es decir, con dos caras. Se le representa con un b�culo en la mano derecha y una llave en la izquierda.

 

2.   Quirino. Es un dios de tipo agrario. Igual que Marte representa la guerra, Quirino representa la paz y la prosperidad agr�cola. Los ciudadanos romanos reciben el t�tulo de quirites en tiempos de paz. (http://perso.wanadoo.es)



Las Formas De Culto

 

La relaci�n de los hombres con los dioses se verifica entre los romanos de much�simas maneras. Nosotros s�lo nos ocuparemos de dos: la oraci�n y los sacrificios.

 

1.   La oraci�n. Las oraciones son carmina, es decir, f�rmulas m�gicas para atraer la buena voluntad de los dioses. Para que la oraci�n tenga efecto deben observarse determinadas reglas:

Debe ser pronunciada en su totalidad; no puede faltar una sola palabra ni ser sustituida por otra.

Debe ser acompa�ada de los ritos y gesto prescritos.

Debe ser pronunciada con claridad.

Si alguno de estos requisitos no se cumple, la oraci�n pierde su eficacia.

La oraci�n consta de una invocaci�n al dios, sacrificio y petici�n; debe realizarse con el mayor silencio por parte de los asistentes; ni �stos ni los animales pueden estar trabajando, y deben abstenerse de toda pr�ctica sexual desde la noche anterior.

2.  El sacrificio. Hemos visto que a los dioses se les ofrecen diversas ofrendas. Nos ocuparemos ahora del desarrollo de los sacrificios cruentos, es decir, con v�ctimas animales.

 

En el rito del sacrificio todo est� escrupulosamente reglado. Cada dios exige un determinado tipo de v�ctima (incluso de un color particular). Una vez elegida la v�ctima, se la conduce al altar y se la adorna con vendas sagradas; despu�s se la roc�a con harina salada (salsa mola); se degollaba al animal y se le extra�an las entra�as que se examinaban cuidadosamente para ver si la v�ctima estaba sana y, por tanto, era aceptable para los dioses. Las v�sceras eran troceadas y mezcladas con sangre y harina y se quemaban en el altar. El resto de la carne era repartida entre los asistentes. El sacrificante deb�a realizar los actos con la cabeza cubierta (a menudo se cubr�a la cabeza con una parte de la toga) y con toda exactitud: el menor error, el m�s insignificante, cometido durante el sacrificio lo invalidaba y obligaba a repetirlo. (http://perso.wanadoo.es)

 

 

Los Sacerdotes

 

Se atribuye al rey Numa Pompilio la creaci�n de los colegios sacerdotales, encargados de administrar las cosas sagradas. Entre los sacerdotes y colegios m�s importantes destacamos los siguientes:

 

1.   El rex sacrorum. Es el sacerdote de Jano. Jer�rquicamente es el sacerdote m�s eminente, aunque su poder religioso es poco.

2.   Los pont�fices. Es el colegio sacerdotal m�s antiguo. Su jefe, el pontifex maximus, es el aut�ntico jefe de la religi�n romana. El colegio de los pont�fices era responsable del calendario, de determinar los d�as festivos y las actividades p�blicas, agr�colas y religiosas. A fines de la Rep�blica hubo 15 pont�fices.

3.   Los flamines. Son los sacerdotes individuales de cada divinidad. Los llamados flamines mayores eran tres; el flamen Dialis (sacerdote de J�piter, impregnado de tab�es y obligaciones), el flamen Martialis (sacerdote de Marte) y el flamen Quirinalis (sacerdote de Quirino).

4.   Las vestales. Eran las sacerdotisas de Vesta. Su misi�n consist�a en mantener siempre encendido el fuego sagrado del Estado. El colegio estaba bajo la tutela del pont�fice m�ximo. Las sacerdotisas pasaban 30 a�os en el servicio (diez de noviciado, diez en el cargo y diez como instructoras); pasados los 30 a�os sal�an del servicio y pod�an casarse, aunque no era frecuente. Deb�an mantenerse doncellas y si se descubr�a que alguna hab�a mantenido relaciones con alg�n hombre, era enterrada viva.

5.   Los augures. Era un colegio important�simo, pues ten�a encomendada la misi�n de consultar la voluntad de los dioses, mediante la observaci�n del vuelo de las aves y de los fen�menos naturales. Como era obligatorio consultar el parecer de los dioses antes de cada acto importante, el cargo de augur fue empleado pol�ticamente. Junto a los augures estaban los haruspices, que se dedicaban a examinar las v�sceras de los animales en los sacrificios; siempre fueron despreciados y objeto de burla entre los romanos.

6.   Los viri sacris faciundis. Constitu�an una comisi�n que estudiaba los nuevos cultos que se iban introduciendo en el Estado; sus informes convert�an en oficiales tales cultos. Asimismo eran los encargados de custodiar y consultar los Libros Sibilinos, que conten�an las f�rmulas para conjurar los prodigios.

 

7.   Los fetiales. Eran un colegio integrado por veinte sacerdotes encargados de llevar a cabo las formalidades en los tratados de guerra, alianza y paz; eran los aut�nticos expertos de la �poca en derecho internacional. (http://perso.wanadoo.es)



El Culto Imperial Y Las Religiones Orientales

 

Los emperadores fueron considerados y declarados dioses en vida; se les levantaban templos y el culto a sus im�genes y a su genio era obligatorio en todo el Imperio; algunos se autoproclamaban dioses; como a tales se les rinde genuflexi�n y se les besa la mano.

Por otra parte, los contactos con oriente hicieron que penetraran en Roma nuevos dioses y formas de culto. Los m�s conocidos y de m�s �xitos fueron las siguientes:

 

1.   El culto a Cibeles, diosa de origen frigio, divinizaci�n de la Tierra Madre. Se hace culto oficial desde 204 a.C.

2.   El culto a Dionisio/Baco. De gran arraigo en Roma, fue prohibido (o regulado) en 186 a.C. mediante el famoso Senatusconsultum de Bacchanalibus.

3.   El culto de Isis, divinidad egipcia, hermana y esposa de Osiris.

4.   El culto de Mitra, de origen persa; predicaba la inmortalidad del alma a trav�s de un proceso de purificaci�n. Muchos legionarios participaron de este culto.

 

5.   El cristianismo. Lentamente fue introduci�ndose en las capas sociales m�s bajas del Imperio, para acabar por influir a toda la poblaci�n. El cristianismo acapar� todos los t�tulos de la vieja religi�n romana. El cristianismo fue instituido como religi�n oficial del imperio en 394 a.C. por el emperador Teodosio. (http://perso.wanadoo.es)



Mitolog�a Romana

 

La mitolog�a romana est� formada por las leyendas y mitos de la religi�n polite�sta practicada en la Roma antigua. La mayor�a de las divinidades del pante�n romano provienen de Grecia con dioses que suplantaron a las divinidades locales con algunas raras excepciones. Por esta raz�n algunos art�culos dedicados a los dioses romanos de origen griego pueden ser tratados como exactos a sus equivalentes griegos.

 

 

 

 

 

    • Dioses y personajes de la mitolog�a romana

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(http://www.divulcat.com)


ORGANIZACI�N ECON�MICA Y SOCIAL

Creaciones Art�sticas

 

El desarrollo del arte romano estuvo fuertemente influido por las formas culturales griegas, especialmente desde el siglo III a.C., cuando los romanos conquistaron la Magna Grecia. As�, el mundo romano fue un fiel continuador de las formas art�sticas griegas en la pintura y escultura, pero supo incorporar valiosas innovaciones en la arquitectura.

Los arquitectos romanos crearon un nuevo estilo con el desarrollo de las construcciones abovedadas, en las que destacan el arco, las b�vedas y el mortero.

 

Entre las principales obras arquitect�nicas romanas sobresalen templos, bas�licas, foros, termas (Termas de Caracalla), circos, anfiteatros (como el coliseo), arcos de triunfo (Arco de Constantino), acueductos y puentes. (http://www.solucionesescolares.cl)


La Familia en la Roma Antigua

 

Muchas an�cdotas relatadas con complacencia por los historiadores insisten en el car�cter sagrado de la familia: el padre tiene en sus manos toda la autoridad y durante su vida entera conserva sobre sus hijos el derecho de vida y muerte. Puede, seg�n su voluntad, repudiar a su mujer, e incluso, despu�s del veredicto de un tribunal familiar, hacerla matar. Absuelto por los jueces p�blicos, todo joven debe contar tambi�n con la sentencia de su propio padre, que a veces es m�s severa. El ejemplo m�s famoso de este tipo de crueldad paterna es la del c�nsul Bruto, liberador de Roma, cuyos hijos hab�an conspirado contra la Rep�blica establecida hac�a poco tiempo. El c�nsul presenci� el castigo, el mismo infligido a todos los conspiradores, es decir, muerte a golpes de palos para terminar a hachazos.

Sin embargo, una severidad tan extrema es excepcional. En la pr�ctica, la disciplina familiar no tiene otro efecto m�s que el de vigilar la deferencia de los j�venes hacia sus mayores. Y las muestras de respeto no faltan. En el Senado se observa una estricta prelaci�n de edades. El magistrado m�s antiguo en el rango m�s elevado da su opini�n antes que nadie, con la cual, en general, los dem�s est�n de acuerdo. En este aspecto, Roma aparece a veces como una gerontocracia.

Dentro de la casa familiar, la mujer -a quien la ley considera durante toda su existencia como un ser menor que pasa del poder paterno al poder marital, y luego, si queda viuda, al de su hijo mayor- debe vivir una vida de abnegaci�n, de obediencia y de trabajo. Pero la mujer libre no esta obligada a cualquier tipo de quehacer. Las tareas serviles son cumplidas por las sirvientas. El ama de casa hila y teje. Esto era una especie de convenci�n en uso que la leyenda remontaba al rapto de las sabinas. Las mujeres sabinas raptadas por los romanos hab�an aceptado su suerte con la condici�n de ser honradas en el hogar de sus maridos y no tener otro trabajo m�s que el de hilar la lana’ Como se ve, las costumbres paren ser muy diferentes de la condici�n te�rica formulada por las leyes. En realidad, la mujer, la madre de familia, est� rodeada de respeto y a veces se la teme. Reina como ama sobre las sirvientas, hijas y nueras. Tiene prerrogativas religiosas, dirige con toda independencia la educaci�n de sus hijos peque�os. Su marido la escucha con gusto: ella le cuenta sus sue�os, intuiciones y presagios que pesan en la conducta de estos hombres supersticiosos. En algunas �pocas del a�o, las mujeres romanas se re�nen en la casa del Gran Pont�fice, y all�, lejos de toda mirada’ masculina, celebran los misterios de la Buena Diosa, ritos secretos cuya continuaci�n es esencial para la salvaguarda de la ciudad Por todas estas razones, no conviene sacar conclusiones demasiado apresuradas sobre la sujeci�n jur�dica. Una civilizaci�n que atribuye a la familia un papel tan eminente, no puede, en la pr�ctica, dejar de devolver a la mujer lo que le retira en derecho. Incluso a veces pareci� posible descubrir en su condici�n las huellas de un antiguo matriarcado que habr�a existido en la sociedad etrusca. El matriarcado, extra�o a las costumbres de los invasores indoeuropeos (que forman el fondo de la raza latina, era practicado por los pueblos �mediterr�neos� que aqu�llos encontraron en el suelo italiano. Sin duda los latinos no lo adoptaron formalmente, pero las uniones que contrajeron, los contactos de todo tipo mantenidos con ciudades y con un pueblo al que estuvieron sometidos durante un tiempo, influyeron mucho en la modificaci�n de su concepci�n de la vida familiar.

Los romanos consideraban que el crimen m�s grande que pod�a cometer una mujer era el adulterio, y lo castigaban con la muerte. La falta de la mujer no era de car�cter moral -los hombres pod�an, sin verg�enza, buscar la compa��a de otras mujeres de baja condici�n, sirvientas o prostitutas- sino de car�cter religioso. El adulterio es en efecto un enga�o a los dioses dom�sticos. Los hijos de esta uni�n ser�an extranjeros introducidos fraudulentamente en una comunidad religiosa en la que no tienen derecho a participar. Es un crimen en contra del orden social, que hace peligrar la existencia misma de la ciudad, porque la separa de sus dioses y falsifica la pr�ctica normal de la religi�n. Por eso las mujeres que no est�n legalmente integradas en un c�rculo religioso, esclavas, o libertas que no est�n casadas, pueden disponer libremente de s� mismas. Nadie se lo reprochar�. Pero las matronas, las hijas de las gentes no pueden hacerlo.

Originalmente, solamente los miembros de las familias patricias pose�an el derecho de contraer una uni�n reconocida por la ley. Esta uni�n se celebraba seg�n formas solemnes. La ceremonia consist�a esencialmente en la presentaci�n de la joven esposa a los dioses de su nueva familia. El momento decisivo se produc�a despu�s de la toma de los auspicios, al darse una suerte de comuni�n ante el altar dom�stico, en donde se ofrendaba un pastel de trigo. Una mujer (la pronuba), que hab�a estado casada pero s�lo una vez, un�a las manos de los esposos. El Gran Pont�fice y el Gran Sacerdote de J�piter (el flamen Dialis) asisten a la ceremonia, acompa�ados de diez testigos. Este casamiento se acompa�a de todo un ritual pintoresco. Los amigos del novio, las compa�eras de la novia forman un cortejo y cantan, alternativamente, el canto del himeneo en donde no faltan las bromas y las interpelaciones licenciosas. La novia revest�a una vestimenta particular: una tunica recta, es decir, una t�nica tejida en altura por un tejedor de pie. Esta vestimenta, fabricada as� seg�n una t�cnica arcaica, ten�a la reputaci�n de ser de buen augurio, y, por esta raz�n, tambi�n la llevaban los j�venes en el momento de la toma de la toga viril. La novia la llevaba la v�spera del casamiento y la guardaba toda la noche. Por la ma�ana se peinaba a la joven seg�n un rito particular. Con la punta de una espada se divid�an sus cabellos de manera que se pudiesen tomar seis trenzas que se dispon�an alrededor de la cabeza y se manten�an con bandas de lana. Probablemente se consolidaba el conjunto mediante horquillas o peines. Pero el arreglo de la novia s�lo se terminaba cuando un velo amarillo, el flammeum, cubr�a su cabeza. Este velo, muy amplio y largo, se parec�a a la palta, el manto femenino, pero estaba hecho con una tela liviana y transparente. El flammeum era considerado como una vestimenta de buen augurio, pues lo usaban las esposas de los fl�menes, mujeres que no pod�an ser repudiadas por sus maridos.

Por la tarde, se sacaba a la joven de los brazos de su madre y se la conduc�a en cortejo, precedida por antorchas, a la casa del novio. En el momento de atravesar el umbral, adornado para la ocasi�n con una alfombra de ramas, se la levantaba en recuerdo -seg�n se dec�a- del rapto de las sabinas, pero seguramente dicho gesto tend�a a evitar que un mal presagio marcara la entrada de la joven en la nueva morada: por ejemplo, que tropezase en el umbral.

 

Causas Del Ascenso De Roma Al Dominio Econ�mico Y Pol�tico De Italia Central Hasta El Iv A.C.

 

En primer lugar, el auge de Roma en el VI a.C. es debido a su posici�n estrat�gica en el T�ber, con el �nico vado (Isla Tiberina) en bastantes kil�metros para unas relaciones comerciales que en ese siglo se hacen muy intensas entre el norte y el sur. Tambi�n se debe a que el T�ber es el �nico r�o navegable de Italia despu�s del Po, y lo es justo hasta Roma.

De ah� la codicia de los etruscos por su posesi�n durante esa �poca y el dominio e influencia que estos ejercieron desde muy temprano. Como tambi�n es la causa de que Caere, gran ciudad comercial etrusca a 40 km al norte, siempre fuese una fiel y entregada aliada (los necesitaba amigos para mantener su comercio al rico sur y para oponerse a su rival Veyes).

 

Este dominio etrusco diferenciar�a a Roma del resto de comunidades latinas en poco tiempo. Otorg�ndole la idea de ciudad-estado e instituciones desarrolladas, favorecedoras de la unidad civil, en definitiva de la comunidad c�vica por encima de la tribal propia de los latinos.

Los romanos pronto fueron superiores al resto de sus parientes del Latium en varios aspectos. Quiero decir que los romanos alcanzaron un grado de desarrollo econ�mico y de organizaci�n de fuerzas superior a cualquier otro pueblo latino y pronto los hechos lo demostraron. Econ�micamente por su estrat�gica posici�n y las «inversiones» etruscas y organizadas por su concepto de ciudad-estado. Debido a su organizaci�n estatal, podr�an crear un ej�rcito con mayor facilidad que sus vecinos -los aequi y los volsci y tambi�n a otras pueblos y peque�as ciudades latinas, como la siempre reticente Tusculum- y dotarlo de una disciplina regular. En este caso crearon una disciplina propia, imaginativa y que por suerte o inteligencia era superior, que fueron desarrollando con el tiempo a su manera, quiz� por estar menos influenciados por las ideas griegas predominantes en ese aspecto.

La legi�n y su maniobrabilidad en una �poca de formaciones fijas, es el «invento» m�s original que Roma aporta a la historia del mundo. No es el decisivo de su triunfo, pero s� parte importante. (http://nrhispania.blogspot.com)


Econom�a De La Antigua Roma

 

Aunque la vida se centraba en las ciudades, la mayor�a de los habitantes viv�an en el campo, donde cultivaban la tierra y cuidaban del ganado.

 

Los cultivos m�s importantes eran los de trigo, vid y olivo, y tambi�n �rboles frutales, hortalizas, legumbres y lino.

Los romanos mejoraron las t�cnicas agr�colas. Introdujeron la arada romana, molinos m�s eficaces, como el de grano, la prensa de aceite, t�cnicas de regad�o y el uso de abono.

(http://www.divulcat.com)


Roma, Segunda Guerra Civil

 

Corr�a el a�o 49 a.C. cuando en Roma estall� la segunda Guerra Civil despu�s de que Julio C�sar atravesara el c�lebre r�o Rubic�n. El otro contendiente era Pompeyo, que al ver acercarse a Julio a Roma y mientras sus tropas desertaban para unirse a �ste, decidi� huir a toda prisa hacia Grecia. Tres meses despu�s de que Julio C�sar atravesara el Rubic�n ya dominaba toda Italia y se fue a derrotar el resto de legiones de Pompeyo. Primero en Hispania donde r�pidamente convenci� a las tropas contrarias a que se unieran a �l, ya hab�a doblado su ejercito. De vuelta a Roma acept� la rendici�n de las legiones de la Galia y en el 48 a.C. se hizo elegir c�nsul. Pompeyo, mientras tanto, hab�a reunido una enorme flota en Grecia, Julio no lo sab�a y cuando lleg� vio como sus tropas eran repelidas as� que r�pido de reflejos y antes de que le derrotaran huy�.

 

Aqu� Pompeyo cometi� un error, dej� a parte de sus tropas all� y persigui� a Julio. Se encontraron en Farsalia el 29 de Junio del 48 a.C. El ejercit� de Pompeyo superaba dos a uno el de Julio, pero en una batalla llena de ingenio y valor, que comentar� otro d�a, Cayo Julio C�sar logr� una rotunda victoria. Como dato decir que mientras Julio hab�a perdido solamente 200 (doscientos) hombres Pompeyo hab�a perdido 15.000 y 20.000 m�s fueron capturados… lo dicho, una verdadera paliza. (http://www.historia-antigua.com)


Guerra Social

 

A finales de los a�os 90 a.C. hubo un nuevo brote de tensi�n que comenz� cuando los it�licos empezaron a pedir la ciudadan�a romana: los soldados quer�an obtener los mismos beneficios de licencia que disfrutaban sus camaradas romanos; los mercaderes y comerciantes pretend�an las mismas oportunidades que los caballeros romanos, y la aristocracia de las ciudades italianas buscaba la promoci�n social y pol�tica asociada con la ciudadan�a.

En el 91 a.C. fue asesinado el tribuno de la plebe Marco Druso, que pretend�a precisamente la extensi�n de la ciudadan�a romana a todos los aliados.

�stos perdieron la paciencia y comenz� la llamada Guerra Social (90-88 a.C.), un devastador conflicto que degener� luego en una d�cada de revueltas civiles, a pesar de la generosidad de Roma hacia los vencidos.

En el 88 a.C. se concedi� finalmente la ciudadan�a a los it�licos, pero los romanos que hab�an perdido familiares en la guerra no aceptaron f�cilmente esas medidas; tampoco los it�licos, que no tardaron en sufrir sucesivas tretas para difuminar al m�ximo su potencial electoral.

 

Cuando todas estas disensiones se hicieron de nuevo violentas, el recurso a la fuerza armada pareci� la �nica soluci�n y quien mejor lo entendi� as� fue Lucio Sila, un arist�crata que hab�a conseguido �xitos y fama en la guerra social. (http://www.step.es)


APORTACIONES CULTURALES

 

Arte
Romano

Arte romano (del siglo III a.C. al siglo V d.C.)

 

 

 

Las primeras manifestaciones del arte de romano nacen bajo el influjo etrusco, enseguida contagiado de los caracteres griegos aprendidos de las colonias de la Magna Grecia, sur de Italia, que Roma conquist� en su proceso de unificaci�n territorial durante los siglos IV y III a.C. La influencia griega se acrecienta cuando Roma en el siglo II a.C. ocupa Macedonia y Grecia.

Hasta cierto punto puede pensarse que el arte de Roma es una imitaci�n y ampliaci�n del arte griego, y por supuesto del arte etrusco, pero el esp�ritu que les anim� a los artistas romanos es totalmente diferente de los originales. La Roma conquistadora y urbanista trat� de unir al sentido est�tico griego, el car�cter utilitario y funcional que sus obras requer�an.

Desde el punto de vista cronol�gico, el arte romano se desarroll� con bastante homogeneidad y autonom�a desde el siglo III a.C. hasta el siglo V de nuestra Era. Siguiendo las etapas que su devenir hist�rico marca, destacan al menos la Rep�blica, hasta el a�o 27 a.C., y el Imperio, que se extendi� desde los tiempos de Augusto hasta la ca�da de Roma en manos de los b�rbaros en el a�o 476 de C.

A causa del profundo centralismo ejercido por Roma sobre sus provincias en todos los aspectos de la vida, se origin� un arte muy uniforme sin que pueda hablarse de escuelas provinciales, al menos durante la �poca imperial. No obstante, dada la amplitud del Imperio y su constituci�n en diferentes momentos, no existe una contemporalidad cronol�gica, pues en zonas donde el arte helen�stico est� m�s consolidado sus formas art�sticas est�n mucho m�s evolucionadas que en las provincias m�s tard�amente incorporadas a la cultura romana. (http://www.divulcat.com)


El Anfiteatro

 

En arquitectura, es una gran edificaci�n
descubierta, normalmente de planta oval. Los primeros anfiteatros se construyeron
en madera, y posteriormente en piedra.

En la �poca de la Roma imperial se utilizaban para combates de gladiadores,
peleas de fieras y otros espect�culos.

La arena estaba circundada por gradas. El primer anfiteatro se construy�
en el a�o 59 a.C. por orden del m�ximo pont�fice romano
(y jefe de obras p�blicas) Cayo Escribonio Curio. (www.familia.cl)

 

El primero que se construy� parcialmente en piedra fue el de Augusto, en el a�o 30 a.C., antes de que �ste llegara a ser el primer emperador de Roma.

El anfiteatro de Augusto sigui� siendo el �nico que no estaba hecho totalmente de madera en la ciudad de Roma, hasta que se construy� el Coliseo en el a�o 80 d.C. Este edificio fue erigido por el emperador Vespasiano, que lo dedic� a su hijo y sucesor Tito.

La parte superior del Coliseo, de todos modos, se hizo originalmente en madera, que no fue reemplazada por piedra hasta despu�s del a�o 223.

Roma en el mundo antiguo jug� el papel que con justicia se le atribuye,
en los siglos altos medievales fue la capital de la cristiandad y la segunda
ciudad del mundo grecolatino tras Constantinopla, superando con creces a algunas
se�eras urbes como Atenas o Sal�nica. El hecho de que se conserven
casi noventa monumentos levantados entre la ca�da del Imperio romano
de Occidente (476) y la coronaci�n de Ot�n I (962) es prueba de
la importancia de esa actividad art�stica en la ciudad eterna. El fen�meno
de las peregrinaciones se increment� extraordinariamente desde la �poca
constantina, tras la libertad de la Iglesia. Este auge condujo, en la ciudad
de Roma, a la construcci�n de grandes monumentos en torno a las tumbas
de los m�rtires, as� como de espacios propios de acogida y atenci�n
a los peregrinos.

 

(http://www.altogallego.com)

 

 

El Calendario

 

El primitivo calendario romano fijaba la duraci�n de los meses en 29 d�as, 12 horas y 44 minutos con meses lunares de 29 o 30 d�as. El mes era la fracci�n mayor, y el d�a la menor, aunque despu�s se dividi� en horas.

 

Los romanos consideraban que se iniciaba un d�a a medianoche. Al establecerse el a�o (de annus = anillo) le fijaron una duraci�n de 10 meses, pero m�s tarde, por influencia griega, se paso al a�o de 12 meses, con 368 d�as y � de otro, con meses de 30 y 29 d�as alternativamente, y cada dos a�os un a�o con 13 meses, ajust�ndose progresivamente el sistema suprimi�ndose o agreg�ndose d�as. As� se estableci� un a�o que comenzaba en primavera (en el mes dedicado a Marte, o sea el mes Martius = Marzo), luego segu�a el mes que se abre (Aprilis = Abril), el del crecimiento (Majus = Mayo) y el del florecimiento (Junius = Junio). Luego los meses segu�an por orden del quinto al d�cimo: Quinctilis (Julio), Sextilis (Agosto), September (septiembre), October (Octubre), November (Noviembre) y December (Diciembre); segu�a el mes de apertura de los trabajos agr�colas (Januarius = Enero) y el mes de las purificaciones (Februarius = Febrero). Si se a�ad�a otro mes, este no ten�a nombre pero se le llamaba Mercedonius por estar consagrado a la paga.

Con los progresivos reajustes se fijaron meses de 31 d�as (Marzo, Mayo, Julio y Octubre), de 28 d�as (Febrero, que cada cuatro a�os tenia 29 d�as) y de 29 d�as (los dem�s), intercal�ndose un mes de 27 d�as cada dos a�os. As� el primer y el tercer a�o del ciclo ten�an 355 d�as cada uno; el segundo a�o 383 d�as; y el cuarto a�o 382 d�as, o sea en total 1.474 d�as. Cada mes se divid�a en semanas de entre 4 y 9 d�as; la segunda y cuarta semana del mes eran de 8 d�as, la tercera de 9 d�as salvo en Febrero que eran 8 y en el intercalar que eran 7) y la primera semana era de 6 d�as en los meses de 31 y de 4 en los dem�s. El anuncio de la duraci�n de la primera semana se llamaba anuncio de las Calendas y a las semanas de nueve d�as el noveno d�a se llamaba Nonae o Nonas; al primer d�a de la tercera semana se la llamaba Idus o Ides. A cada periodo de cinco a�os se le llamaba lustro debido a que se hac�an sacrificios (Lustrum) el a�o despu�s de la revisi�n del censo que era cada cuatro a�os.


La Escritura

 

Roma introdujo el actual alfabeto, importado de los griegos de Sicilia y perfeccionado despu�s.

 

Se escrib�a con una tachuela en bronce (scribere) o se pintaba (linere) sobre hojas vegetales (folium), sobre cortezas (liber) o maderas (tabula, album), y m�s tarde sobre cobre y sobre lienzos.

La palabra escritura procede de scriptura, que era la marca que se hac�a al ganado que se enviaba a pastar.


Desarrollo De Las Fiestas Romanas

 

Ya hemos se�alado algunas de las fiestas que celebraban los romanos, pero vamos a detenernos brevemente en su desarrollo.

 

La principal fiesta romana (Ludi maximi o Ludi Magni, es decir los Grandes Juegos) empezaba con una procesi�n tras la cual iban las im�genes de los dioses y detr�s los guerreros; segu�an las comparsas de bailarines (Ludii) con t�nicas rojas (y los hombres adultos con cascos y armaduras, los adolescentes con pieles de ovejas; despu�s ven�an los m�sicos (el colegio de los M�sicos o Collegium Tibicinum era tan antiguo como el de los Salii o saltadores danzantes, pero ten�a una consideraci�n inferior).

 

Esta fiesta se celebraba en oto�o, al regreso de las tropas en campa�a, y era una fiesta para celebrar la victoria.

 

En el carnaval popular (Saturae) se usaban mascaras. La m�sica se hac�a con flautas (Ti-bia). En las fiestas se celebraban combates y carreras de carros. Los vencedores recib�an una palma como corona lo cual era considerado un gran honor, y un romano se enterraba siempre con las palmas o coronas ganadas.

Tambi�n destacaba entre las diversas fiestas la de los Manes, dedicada a los muertos. Todas las fiestas ten�an un desarrollo similar, cada una con sus particularidades.

(http://es.wikipedia.org)


ASUNTOS MILITARES

Los Estandartes Y Signos De Roma

 

La primera de estas im�genes, de izquierda a derecha, corresponde a la insignia m�s importante para roma, esta es el «Aquila», signo de la deidad protectora de roma. Esta insignia era la que representaba a cada legi�n, su protecci�n estaba a cargo de la Primera Cohorte. La aquila era el objeto de culto dentro de la legi�n. En un principio el aquila no era el �nico s�mbolo, tambi�n estaba el lobo, el minotauro, el caballo y el jabal�, pero a instancias de Cayo Mario, este aboli� los otros 4 signos, dejando como �nico representante de roma al �guila o aquila. En la �poca de Cayo Mario las aquilas estaban hechas de plata, pero a instancias de Augusto se empezaron a fabricar de oro.

Adem�s del aquila, el ej�rcito contaba con otras
insignias, la que vemos al lado derecho del estandarte del �guila es
la insignia del Vexillum, esa insignia le correspond�a a las tropas que
se encontraban en lugares lejanos luchando, por lo general m�s all�
de los l�mites imperiales, adem�s las unidades que se apartaban
de la legi�n, por ordenes del legato o tribuno, ya sea para explorar,
negociar o hacer alg�n otro servicio mediante la campa�a, tambi�n
portaban la Vexillum. Este estandarte era un largo bast�n con una bandera
que ten�a un �guila en el centro de esta. Hacia la �poca
de Augusto se empez� a usar tan solo de color rojo, esto fue por primera
vez con las legiones que ocuparon Cirenaica y Egipto al mando de Octavio en
la guerra civil.

La �ltima insignia corresponde a la Signum, estandarte que pertenec�a a las centurias, por esto es que era la insignia m�s usada en las legiones, dentro de cada una por lo menos deb�an de haber m�s de 40 Signum. Este estandarte estaba constituido por el �guila y la insignia de la corona romana en la punta, bajo esta la inscripci�n de SPQR, solo durante la republica, luego fue remplazada por el nombre del soberano. En la inscripci�n tambi�n se encontraba escrito que numero de cohorte eran. Por �ltimo las insignias en forma de c�rculo, significaban el n�mero de centuria que correspond�a a la cohorte correspondiente.

 

La p�rdida de cualquier estandarte era considerada la deshonra para roma y en especial para el legato, dentro de la sociedad romana se celebraba la recuperaci�n de las insignias romanas y se consideraba una desgracia la desaparici�n de alguna. Como ejemplo esto, puedo nombrar a generales importantes que arriesgaron su vida por alguna insignia, en este caso el �guila. Como ejemplo tomare a Julio Cesar, qui�n en sus relatos de la conquista de las Galias se�ala que cuando se encontraban en el canal de la mancha, un Aquilifer, guardi�n del �guila, perdi� la insignia, dej�ndola caer en las aguas del canal, r�pidamente Cesar se percato y seg�n relata, el Aquilifer se lanzo a las turbulentas aguas a recuperar la insignia. Por lo cual �l mismo se encargo de premiarlo y condecorarlo, tanto como si este le hubiese salvado la vida en aquel instante. Adem�s hay que recordar que dentro de la historia romana este hecho marcaba un hito social, de este modo es como muchos historiadores antiguos y escritores se�alas estos continuos hechos, como por ejemplo: Mientras C�sar luchaba en las Galias, su amigo Craso fue derrotado por los partos en Carras, al norte de Siria, el 53 a.C. Todo su ej�rcito de siete legiones fue muerto o prisionero y las siete �guilas capturadas. El sucesor de C�sar, Augusto, consigui� tras a�os de negociaciones que las �guilas fueran devueltas y toda Roma lo celebr� como una gran victoria. Pero a�os m�s tarde, el ej�rcito de Quintilio Varo fue majaderamente derrotado por los germanos en Teutoburgo y las tres �guilas capturadas. Augusto pas� d�as y noches gritando desesperado «�Quintilio Varo! �D�nde est�n mis �guilas?». Las 3 �guilas fueron recuperadas a�os despu�s por el emperador Claudio. (https://www.monografias.com)

 

 

Primer Guerra P�nica (264 – 241 A.C.)

 

La guerra de Tarento, culmin� con el sometimiento de la antigua colonia griega a un protectorado romano; pero al mismo tiempo, la estrategia seguida por Roma al convocar a Cartago en su auxilio para combatir al ej�rcito de Pirro en Sicilia, trajo como consecuencia que al ser vencido Pirro, Cartago quedara ejerciendo su dominio sobre casi la totalidad de la isla siciliana en especial la ciudad de Messina; adem�s del que desde antes ven�a ejerciendo sobre las otras islas principales del mar Tirreno, C�rcega y Cerde�a.

Los cartagineses hab�an dominado absolutamente la navegaci�n comercial en el mar Tirreno, enmarcado por las costas occidentales de la pen�nsula italiana y las tres grandes islas de C�rcega, Cerde�a y Sicilia; pero de todos modos, los romanos hab�an comenzado a desarrollar su propia navegaci�n sobre las costas italianas. De manera que al t�rmino de la guerra de Tarento, y a pesar de su acuerdo diplom�tico con Roma, los cartagineses ve�an con desagrado la creciente presencia romana en esas aguas.

En los hechos, el equilibrio de poderes entre Roma y Cartago existente con anterioridad al reciente tratado, se hab�a alterado de manera importante luego de finalizada la guerra de Tarento. El poder territorial de Cartago se hab�a expandido en un �rea demasiado cercana a la zona de predominio romano; y su dominio de la isla de Sicilia le dejaba en condiciones de cruzar el angosto estrecho de Messina, e invadir el territorio italiano ahora controlado por Roma. Al mismo tiempo, continuar convalidando el monopolio mar�timo cartagin�s en el mar Tirreno se hab�a vuelto contrario a los intereses expansivos de Roma.

 

Por otra parte, un siglo de guerras y conquistas hab�a causado profundos cambios en Roma. La incorporaci�n como ager publicus (tierras p�blicas) de los nuevos territorios conquistados, hab�a permitido la formaci�n de grandes propiedades agrarias; que el patriciado hab�a incorporado a su patrimonio haciendo caso omiso de las leyes licinias, al mismo tiempo que obtenido a precios �nfimos los esclavos provenientes de los pueblos derrotados. La victoria sobre Pirro y Tarento, hab�a imbu�do a los dirigentes romanos de una enorme confianza en la superior capacidad militar de sus legionarios.

 

Al mismo tiempo, el contacto con las ciudades y la civilizaci�n hel�nica de la Magna Grecia, produjo un gran impacto cultural en la aristocracia romana. Los griegos se instalaron en gran n�mero en Roma, principalmente como preceptores en la educaci�n de los j�venes y como allegados y consejeros de muchos dirigentes pol�ticos y militares, que apreciaban su superior nivel de cultura y su gusto por las artes.

Durante la guerra de Tarento y la invasi�n de Pirro a Sicilia, la ciudad hel�nica de Siracusa gobernada por Agatocles, contrat� a un ej�rcito de it�licos como mercenarios; pero al ser licenciados se hab�an apoderado de la ciudad de Messina y sus territorios aleda�os bajo la denominaci�n de mamertinos (hijos de Marte). Los siracusanos trataron durante varios a�os de recuperar el dominio en Messina, hasta que en el 270 a.C. y bajo el comando de Hier�n, los mamertinos se encontraron sitiados.

 

El pedido de auxilio que la ciudad de Messina hizo entonces al Senado romano, para librarse del asedio siracusano, constituy� la oportunidad que origin� el estallido de la guerra entre Roma y Cartago. El Senado no estaba mayormente inclinado a intervenir en Sicilia, lo cual significaba declarar la guerra a Cartago; pero ya en Roma exist�a una fuerte corriente de opini�n enderezada a propiciar la expansi�n militar, a causa de las ventajas que ello reportaba en el orden econ�mico. Ante la presi�n de quienes postulaban que, si Roma no se enfrentaba al poder cartagin�s en Messina terminar�a prontamente bloqueada y ahogada, seg�n resalta Polibio, el Senado convoc� a los comicios centuriados para que resolvieran la cuesti�n; y en ellos triunfaron ampliamente los partidarios de ir a la guerra. La primera guerra p�nica hab�a de durar 23 a�os. (http://www.liceodigital.com)

 

 

Segunda Guerra P�nica (218 – 201 A.C.)

 

El ascenso al poder de An�bal Barca signific� el resurgimiento del enfrentamiento b�lico entre Cartago y Roma. Virtual rey de los territorios cartagineses en la pen�nsula ib�rica, An�bal inici� las hostilidades atacando a la ciudad de Sagunto, a pesar de lo prometido por su antecesor Asdr�bal.

An�bal siti� Sagunto, ignorando las advertencias del Senado romano; y al cabo de ocho meses, en el a�o 219 a.C., la ciudad tuvo que capitular y cay� en poder de los cartagineses.

 

La ca�da de Sagunto determin� a que el Senado enviara a Cartago una delegaci�n a requerir la entrega de An�bal; lo que fue rehusado por los cartagineses, y en consecuencia desencaden� la segunda guerra p�nica; que se prolong� por otros veinte a�os, entre el 218 y el 201 a.C. y que dio lugar a una de las maniobras militares m�s extraordinarias de la historia. . (http://www.liceodigital.com)


La Conquista Del Mediterr�neo

 


A comienzos de siglo III a.C., Roma era la potencia indiscutible de la pen�nsula It�lica:

Ninguna otra ciudad o pueblo amenazaba su hegemon�a y pocas se atrever�an a hacerlo.

Lleg�, pues, un momento en que Roma estaba madura para comenzar su expansi�n ultramarina, o al menos eso cre�a Polibio a mediados del siglo II a.C., cuando eran ya evidentes los frutos de las conquistas.

Siglo y medio despu�s, Livio y Virgilio -los poetas y escritores de la �poca de Augusto-, pensaban que Roma hab�a llegado a la c�spide del poder mundial por su defensa del d�bil y por humillar a enemigos soberbios y tir�nicos.

La explicaci�n a posteriori es peligrosa y la verdad es que, por el contrario, no hay indicios de que Roma buscase deliberadamente el dominio del resto del Mediterr�neo o que tuviese un plan de conquistas; de otro modo, ser�a inexplicable su carencia de una marina digna de ese nombre y la nula necesidad que sintieron de ella durante a�os.

En definitiva, los primeros pasos de Roma fuera de Italia parecen m�s fruto de la casualidad y de las circunstancias que de un esfuerzo voluntario y consciente.

Esto no equivale a ignorancia de lo que suced�a m�s all� de Italia o a que los poderes de ambas orillas del Mediterr�neo no supieran de Roma; a fines del siglo III a.C., hay ya una serie de tratados de amistad y cooperaci�n con los cartagineses, la mayor potencia comercial del Occidente, y otros con los principales estados helen�sticos, como el firmado con la lejana isla de Rodas de fines del siglo IV a.C..

 

Guerras P�rricas

 

Tras la �ltima guerra samnita (298-290 a.C.), los romanos entraron en conflicto con Pirro , un notable monarca del �piro que buscaba en el sur de Italia el aumento del �rea de influencia de su reino.

Las llamadas guerras p�rricas (280-275 a.C.) no fueron resolutorias, pues Pirro derrot� f�cilmente a los romanos pero fue incapaz de conservar las conquistas frente la tenacidad de sus enemigos.

Cuando Pirro evacu� Italia, Roma reforz� su propia conciencia de poder y sac� consecuencias de lo sucedido: reform� la legi�n, haci�ndola m�s m�vil y flexible en sus formaciones, y extendi� sus alianzas a las importante ciudades portuarias de Tarento y Rhegium, que eran las puertas comerciales y culturales de Grecia en Italia.

Un acontecimiento imprevisto, sin embargo, fue la causa de la primera intervenci�n militar fuera de Italia.

 

Roma Y Cartago

 

Sicilia -m�s un continente que una isla desde la perspectiva antigua-, llevaba siglos siendo causa de discordia entre griegos y p�nicos y, en el 260 a.C., Cartago y Siracusa se disputaban el control de Mesina, estrat�gicamente situada en el estrecho que separa la isla del continente.

Tras muchas dudas y discusiones, Roma decidi� acudir a la petici�n de auxilio de los de Mesina; nada sugiere que detr�s de la decisi�n romana hubiera un plan de conquista de Sicilia y es posible, incluso, que no se hubiera previsto siquiera la posibilidad de un conflicto con Cartago y quiz� pensaron que su firme posici�n ser�a suficiente para resolver la disputa. Pero los cartagineses no toleraron la intrusi�n y as� dio comienzo un ciclo de guerras brutales que, cualesquiera que hubieran sido las intenciones iniciales de Roma, nadie pod�a prever que requiriesen tal derroche de tiempo y energ�as.

 

CONFLICTOS INTERNOS

 

Con la adquisici�n de tan vastos territorios comenzaron los problemas internos de Roma. Algunas familias plebeyas extremadamente ricas se aliaron con las viejas familias patricias para excluir al resto de ciudadanos de las m�s altas magistraturas y del Senado. Esta clase dirigente aristocr�tica (optimates) se hizo cada vez m�s arrogante y propensa al lujo, perdiendo los altos niveles de moralidad e integridad de sus antepasados. La gradual desaparici�n de los campesinos, causada por la creaci�n de grandes propiedades agrarias, de un sistema de producci�n esclavista y por la devastaci�n del campo por la guerra, condujo al desarrollo de un proletariado urbano cuya opini�n pol�tica no se tenia en consideraci�n. El conflicto entre el partido aristocr�tico y el popular era inevitable. Los intentos de los tribunos de la plebe Tiberio Sempronio Graco y su hermano Cayo Sempronio Graco por aliviar la situaci�n de los ciudadanos m�s pobres con una reforma agraria y el reparto de cereales, acabaron en revueltas en las que ambos hermanos resultaron muertos, en el 133 y en el 121 a.C. respectivamente.

La ampliaci�n territorial de Roma continu�. En el a�o 106 a.C. Yugurta, rey de Numidia, fue destronado por el c�nsul Cayo Mario con la ayuda de Lucio Cornelio Sila. Esta victoria increment� el prestigio militar de Roma, consolidado tras la derrota de los cimbrios y teutones en el sur de la Galia y norte de Italia a manos de Mario tras su regreso de �frica.

Las comunidades it�licas aliadas con Roma sintieron que sus cargas aumentaban en tanto que sus privilegios disminu�an y exigieron compartir con Roma los beneficios derivados de las conquistas, a las que hab�an contribuido. El tribuno Marco Livio Druso intent� conciliar a la poblaci�n pobre con una serie de reformas legales sobre la posesi�n de la tierra y reparto de cereales, y a los ej�rcitos it�licos con la promesa de la concesi�n de la ciudadan�a romana. Su asesinato fue seguido, un a�o m�s tarde (90 a.C.), por una revuelta de los ej�rcitos it�licos cuyo objetivo era crear un nuevo Estado it�lico gobernado seg�n las directrices de la constituci�n romana. Tras la denominada Guerra Social los pueblos it�licos (principalmente marsos y samnitas) fueron finalmente derrotados, pero consiguieron la plena ciudadan�a romana.

Los problemas internos de Roma continuaron. Durante la guerra con Mitr�dates VI Eup�tor, rey del Ponto, estall� el conflicto entre Cayo Mario, portavoz del partido popular, y Lucio Cornelio Sila, dirigente de los optimates (partido aristocr�tico) a causa de qui�n deber�a dirigir la expedici�n militar. Sila march� sobre Roma con las tropas que hab�a mandado durante la Guerra Social y por vez primera las legiones romanas entraron en la ciudad. La posterior huida de Mario y la ejecuci�n del tribuno Publio Sulpicio Rufo dejaron v�a libre a Sila para imponer medidas arbitrarias y pudo dirigirse contra Mitr�dates en el 87 a.C. En ausencia de Sila, Lucio Cornelio Cinna, l�der del partido popular y encarnizado opositor de aqu�l, quiso introducir las reformas inicialmente propuestas por Rufo, pero fue expulsado de Roma; reuni� en torno suyo las legiones en la regi�n de Campania y junto a Mario (que hab�a regresado de �frica) entr� en Roma. Compartieron el consulado en el a�o 86 a.C. pero Mario muri� poco despu�s, tras lo cual se inici� en represalia una masacre de senadores y patricios. Cinna permaneci� en el poder hasta el 84 a.C., fecha en la que Sila regres� de Asia Menor con 40.000 hombres, march� hacia Roma y derrot� al partido popular. En adelante, la constituci�n republicana estuvo a merced de quien tuviera el apoyo militar m�s fuerte. Sila suprimi� a sus enemigos al proscribirles, redactando y colocando en el Foro una lista de hombres importantes que eran declarados enemigos p�blicos y fuera de la ley; tambi�n confisc� las tierras de sus oponentes pol�ticos, las cuales otorg� a los veteranos de sus legiones, quienes por lo general las descuidaron o abandonaron. La rica econom�a agr�cola de Roma decay� y la ciudad tuvo que importar gran parte de sus v�veres, especialmente de �frica que se convirti� en el mayor suministrador de cereales para Roma.

 

(http://www.geocities.com)


CA�DA DE ROMA

Introducci�n

 

Imperio Romano se basa en una parte latina (occidente) y una
parte griega (oriente) y es un imperio mar�timo. Las provincias m�s
alejadas del mar y que hacen frente a la barbarie son B�lgica, Britania,
German�a, Recia, Panonia son provincias fortificadas.

Por otro lado todas las calzadas convergen hacia el mar, el movimiento de trigo de Africa(el granero) se hace por mar, y las provincias mas alejadas del mar son las menos civilizadas. A su vez tras el s. IV es m�s mediterr�neo al trasladar la capital a Constantinopla que s una ciudad mercantil y no en la par�sita Roma.

Este conjunto tiene las mismas costumbres, h�bitos y religi�n.

Hay una unidad econ�mica que es fortalecida por una unidad monetaria (el sueldo de oro de Constantino). Las legiones protegen las fronteras en el Rhin, Danubio, Sahara, Eufrates.

Con las primeras incursiones los emperadores militares ilirios se encargan de rectificar la situaci�n (tambi�n se fortifican las ciudades)

La poblaci�n disminuye, se necesitan soldados y campesinos. Se deja entrar a los germanos que se romanizan con lealtad (har�n carrera, como Estilicon, Rufino).

 

Invasiones del Siglo V

 

actores positivos imperio: Se fortifican las ciudades y �l ejercito se hace m�s m�vil para defenderse de los germanos, se tienen las calzadas, el arte militar y la diplomacia.

Por el contrario, disturbios civiles, intrigas, sin esp�ritu c�vico

Pero por otro lado los germanos no lo odian sino que quieren formar parte del. As� los hunos presionan Germanos atraviesan el Limes entran en el Imperio

 

Primera Oleada (376 Visigodos)

ntran por el Danubio (se les deja pasar) son unos 40000,es un cuerpo extra�o. En el 378 derrotan y muere a Valente en Adrian�polis

En el 382 se encuentran en Tracia (su jefe Alarico).

Estilicon los vence en Grecia pero Arcadio por celos de la victoria los salva in extremis y lo toma como federados asent�ndolos en Iliria.

En el 401/402 asaltan Italia. Estilicon los vence, pero el asesinato de Estilicon por Honorio hace que se envalentonen puesto que sus tropas son engrosadas por las de Estilicon: As� en el 408 ataca Italia y ante la nula defensa de Honorio llega a Roma y la toma en el 409 pero sin entrar las tropas y ante la estupefacci�n del mundo ante su osad�a.

Para presionar a Honorio hace nombrar como emperador al poeta Atalo que no ejercer� y ser� un medio de presi�n. Si est�n romanizados aun lo estar�n mas y adem�s tienen la influencia de Gala Placidia (hermana de Honorio y Arcadio e hija de Teodosio)que influye poderosamente en Alarico. Este muere cuando preparaba una expedici�n a �frica y el nuevo rey es Ataulfo con el que se casa Gala Placidia, siguiendo su influencia.

 

Invasi�n De Los B�rbaros (406)

 

 

asan �l limes el resto de b�rbaros (francos, alanos, v�ndalos, burgundios). Roma pasara a emplear a los visigodos como fuerza de choque contra ellos (pag�ndoles por los servicios) As� como consecuencia de esta pol�tica asienta en Hispania a los visigodos para tener controlados al resto de b�rbaros, es la formula de federados

20 a�os despu�s tras la conquista de �frica por Genserico y sus v�ndalos (es el granero estrat�gico del imperio y la base naval m�s importante) tras esta derrota el imperio esta perdido irremediablemente, tras esto ante este estado de cosas los visigodos se declaran independientes.

La toma de �frica es esencial ya que corta los suministros y corta la navegaci�n.

439 perdida de Cartago acaba son el esp�ritu de resistencia. Ya que al faltar el avituallamiento inicia las revueltas que acabaran con Odoacro. Anexo a �frica toman las islas adyacentes con los que la navegaci�n es m�s dif�cil(baleares, C�rcega, Cerde�a)

�Porque el imperio no reacciona ante este hecho trascendental? Porque esta luchando con Atila y sus Hunos.

 

Hunos

 

447 Llegan a la Tracia, en 451 a la Galia, en 452 Aecio los
detiene con los federados (visigodos) en la batalla de los campos catal�unicos
y en el 453 muere Atila.

 

�LTIMOS ESFUERZOS

 

ntonces eliminado el problema de los Hunos el imperio se revuelve hacia Genserico y necesita recuperar �frica, Genserico lo intuye e inicia el ataque, se adelanta y en el 455 asalta y toma Roma (de su asalto queda el ep�teto v�ndalo), se lleva bot�n y rehenes

  • Mientras tanto los visigodos aprovechan par adentr�ndose mas en Hispania con la excusa de perseguir a los suevos. Por otro lado apoyan al emperador Avito.
  • Los burgundios son expulsados de Lyon (458) por Mayoriano, esto es una proeza debido a la magnitud de problemas.
  • Mayoriano ataca a los v�ndalos a Genserico (457)y muere (461) cuando pod�a haber todav�a esperanzas para el imperio. Es verdaderamente �l ultimo emperador con fuerza y que podr�a haber salvado el imperio.
  • Mientras tanto Eurico con los visigodos hace suya Hispania.
  • El mar s� tenia que recuperar una expedici�n contra los v�ndalos fracasa, tras el fracaso mar�timo se consolida la situaci�n de conquistas continentales, as� despu�s R�mulo Augusto cae impotente. (476)pero 10 a�os antes se hab�a perdido con la ultima expedici�n mar�tima.
  • Por lo tanto nos hacemos una pregunta y es �c�mo pudo durar tanto tiempo? Ya que hay que pensar que estaba defendida por federados y mercenarios todos b�rbaros.

 

Ca�da Final

 

AS� desde Mayoriano ya hay una situaci�n sin retorno primero dominada por Mayoriano despu�s con emperadores de paja (dominados por Ricimero que ser� el verdadero gobernante) y por ultimo por Orestes (depone a Julio Nepote) que impone a su hijo R�mulo Augusto. Tras la negativa de entregar tierras it�licas a los soldados estos matan a Orestes y su creaci�n R�mulo Augusto (depuesto) (476).

  • Lo depone Odoacro que devuelve las insignias imperiales al emperador oriental Zen�n y el mismo se considera un funcionario de aquel tomando �l titulo de Patricio.

 

RESUMEN GENERAL DE ROMA

 

�C�mo pudo Roma, siendo rep�blica tan peque�a, realizar tantas conquistas? Porque supo sacar nuevos elementos de vida de los pa�ses que conquistaba; porque el pueblo vencedor, en vez de rodearse de una barrera exclusiva, como los asi�ticos, acogi� siempre gente nueva.

La plenitud de los derechos (optimo jure cives) solo compet�a a quien estuviese en estado de llevar las armas. Los patricios, descendientes de los primeros Quirites, o agregados por m�ritos particulares, pod�an conservar en su casa las efigies hereditarias, pose�an el terreno p�blico, se reun�an en los comicios por curias con la lanza en la mano; solo ellos eran jueces y pont�fices, y solo ellos pod�an tomar aquellos auspicios, sin los cuales no ten�an autoridad las decisiones.

La plebe formaba un pueblo distinto, con ricos y jefes, y reuniones propias. La historia interior de Roma consiste en las luchas de la plebe para insinuarse en la sociedad de los patricios e igualarlos en los derechos pol�ticos. El primer paso consisti� en que los obtuvieran los tribunos, el veto de uno de los cuales bastaba para suspender las decisiones del senado; eran sagradas, inviolables sus personas, y acusaban a los magistrados al terminar su cargo. Con tales medios consiguieron que fuesen reconocidos el derecho de propiedad y los matrimonios de los plebeyos, los cuales paulatinamente fueron haci�ndose aptos para ejercer todos los empleos y hasta el consulado.

 

Tribus

 

El n�mero de las tribus se aument� hasta 35: cuatro urbanas (Colina, Esquilina, Palatina y Suburrana), y las otras r�sticas. A las primeras se agregaron todas las personas que no ten�an patrimonio estable, por lo cual fueron siempre las r�sticas las m�s distinguidas.

El pueblo fue dividido en 6 clases a proporci�n de las facultades, siendo la nobleza de la sangre reemplazada por la del dinero.

El poder soberano resid�a en la asamblea, a que pronto la plebe opuso los comicios por tribus, convocados y presididos por los tribunos, sin necesidad de consultar los auspicios. En estas asambleas populares se eleg�an los cargos inferiores de Roma y todos los de las provincias, el pont�fice y los sacerdotes.

En los comicios centuriados interven�an todos los Romanos de la ciudad o del campo que pagasen cuota y sirviesen en campa�a; ellos ejerc�an el poder legislativo y eleg�an el ejecutivo.

Cada una de las seis clases comprend�a muchas centurias; cada una daba un solo voto colectivo, y las que se compon�an de unos cuantos ricos predominaban sobre los �ltimas, en las cuales estaban acumulados los pobres. La primera clase, de 98 centurias, preponderaba por s� sola sobre todas las dem�s juntas. Los ciudadanos gozaban autoridad diferente, seg�n la clase; autoridad que era tanto mayor cuanto mayores eran sus riquezas y menor el n�mero de individuos de su centuria. Los ricos, elegidos censores por las asambleas centuriadas, iban agregando a los pobres a las tribus urbanas que votaban las �ltimas, y conservando en las r�sticas a los ricos, quienes prevalec�an de este modo hasta en los comicios por tribus.

 

Caballeros

 

Los caballeros formaron un orden intermedio, entre el senatorial y el plebeyo; eran al principio los que solo pod�an militar a caballo. Naci� luego la instituci�n de la censura, cuyos miembros ten�an que haber nacido libres, poseer un censo prefijado o reunir m�ritos personales, y eran admitidos o excluidos, a juicio de los censores.

 

Senado

 

Los 300 senadores eran elegidos por los c�nsules al principio, y por los censores despu�s; formaban el consejo soberano de la rep�blica, custodiaban el tesoro, revisaban las cuentas, asignaban las provincias a los magistrados, y daban t�tulos de rey o de aliado; decid�an de la paz o de la guerra, levantaban y licenciaban a las tropas, juzgaban en �ltima apelaci�n y ejerc�an la suprema inspecci�n religiosa. Sus deliberaciones (senatus consultum), si bien no eran leyes, se ten�an por obligatorias.

Los censores al principio administraban las rentas de la rep�blica, y registraban a los ciudadanos seg�n el censo, con la facultad de inscribir y borrar a quien quisieran en los cat�logos de senadores, de caballeros y de las diversas tribus. Con esto llegaron a erigirse en custodios de las buenas costumbres, castigando las faltas que se hallaban fuera del alcance de la ley: como la ingratitud, la dureza con los hijos, el maltratar a los esclavos, la embriaguez y las indecencias. Eran sobre todo rigurosos con los senadores.

 

Leyes

 

En primer lugar, toda ley se somet�a a la sanci�n del Senado: aprobada por �ste, se promulgaba en tres mercados sucesivos. Despu�s se convocaba al pueblo en el Campo de Marte y se pon�a la ley a votaci�n. Las resoluciones de la plebe (plebiscito) eran obligatorias para todo el pueblo. Jam�s fueron derogadas las XII Tablas, pero s� modificadas por los edictos de los pretores y de los ediles.

C�nsules

Estaban a la cabeza del gobierno dos c�nsules anuales, que deb�an captarse la amistad del Senado, puesto que �ste pod�a prorrogarles el mando del ej�rcito y dar o negar las sumas necesarias, y tambi�n la del pueblo que deb�a servirlos en la guerra y examinar los gastos y los tratados. Despu�s de haberse extendido las conquistas, los c�nsules no estuvieron ya bajo la vigilancia del Senado, pues que pactaban con los vencidos, levantaban tropas, impon�an tributos y se acostumbraban al mando desp�tico.

 

Pretores

 

El derecho civil regulaba y proteg�a las acciones del ciudadano romano; el derecho de gentes abrazaba la equidad natural y los principios jur�dicos en que todos los pueblos cultos convienen. Para aplicarlos, se eleg�an un pretor urbano y otro peregrino; despu�s se aument� este n�mero. Al tomar posesi�n de su empleo, deb�an hacer, en un edicto, profesi�n de sus principios y del m�todo que pensaban seguir; con lo cual progresaba la legislaci�n, seg�n la opini�n y las costumbres, sin necesidad de trastornos.

Dictadores

Los l�mites de la autoridad eran mal determinados; llegaba ocasi�n en que siendo menester remedios prontos y eficaces, aniquil�base la constituci�n confiriendo el poder absoluto a un dictador, que pod�a convertirse en tirano.

 

Culto

 

La autoridad religiosa no fue nunca de gran peso. Pont�fices, augures, quindecenviros y epulones formaban cuatro colegios sacerdotales. Cuatro inferiores comprend�an los hermanos Arvales, los 25 Ticienses, los 20 Feciales y los 30 Curiones. Los Ar�spices le�an en las entra�as de los animales lo que la prudencia de los padres consideraba conveniente sugerir al vulgo. A particulares divinidades se consagraban los galos, los Lupercios, las Vestales, los Fl�menes y los Salios, ayudados por sacristanes, notarios, carniceros, m�sicos y camilos. El pont�fice m�ximo era elegido por el pueblo, e inamovible; presid�a un consejo de cuatro patricios, a los cuales se agregaron m�s tarde cuatro plebeyos. Los sacerdotes no constituyeron nunca un cuerpo compacto y preponderante, siendo al mismo tiempo ciudadanos y magistrados; la religi�n sirvi� siempre al Estado, dando lugar a que la gente culta se burlase de los ritos y de los auspicios. El fuego sagrado de Vesta era custodiado con extraordinario celo, pues su extinci�n se consideraba como una calamidad p�blica. Las Vestales eran precedidas por un lictor, y el reo de muerte que encontrase a una, era absuelto. El pueblo se abandonaba a una infinidad de supersticiones; hab�a divinidades para cada d�a; causaban misterioso terror el estornudo, el tropezar en el dintel de la puerta y el o�r palabras de mal augurio.

 

Ciudadan�a

 

Roma era un municipio, y al pronto aceptaba a los advenedizos; despu�s traslad� la ciudad al exterior, creando ciudadanos romanos fuera del territorio de Roma, y asociando a los pueblos para el propio incremento. Las siete colinas estaban cercadas de ciudades que gozaban del derecho de sufragio como los romanos; algunas de estas ciudades eran socii, esto es entregadas sin guerra, y gozaban de plenos derechos; otras eran fSderati, recibidas despu�s de vencidas y en condici�n inferior.

Segu�an los municipios, con leyes propias, decuriones y decenviros, mas sin derecho de sufragio en Roma. Ven�an luego las 50 colonias de la Italia central, y 20 m�s lejanas, todas con derecho de ciudadan�a, aunque sin voto. Pueblos enteros se pon�an bajo el patronato de alguna familia, por ejemplo, los Al�broges bajo el de los Fabios, los Sicilianos, bajo el de los Marcelos, los Bolo�eses bajo el de los Antonios.

Los Latinos ocupaban una situaci�n media entre los extranjeros y los ciudadanos, con prohibici�n de hacer la guerra y celebrar asambleas generales; prohibici�n que dur� hasta que todos los Italianos adquirieron la ciudadan�a, conservando sus leyes propias y la exenci�n de tributos. El derecho it�lico no conced�a privilegios al ciudadano aislado; no hac�a m�s que dar a la ciudad, colectivamente considerada, la propiedad quiritaria del terreno y el comercio; de lo que nac�a la exenci�n del impuesto; solamente en la metr�poli se ejerc�an los poderes nacionales, y si los comunicaban a otros pueblos, era con la condici�n de usar de ellos tan solo en Roma.

 

Provincias

 

Pero en suma estos derechos se reduc�an a militar en el ej�rcito, sufriendo, por lo dem�s, toda clase de supercher�as de parte de los magistrados. Peor estaban las provincias, donde se usurpaban todas las libertades constitucionales, y se supon�a que el suelo pertenec�a al pueblo romano, siendo de los habitantes el usufructo. Un senadoconsulto determinaba la organizaci�n de las provincias, y a un magistrado romano pertenec�an la jurisdicci�n, la administraci�n y el mando militar. Solo a las ciudades se les dejaba una administraci�n propia, a la manera antigua.

Para gobernar sus provincias, el Senado mandaba c�nsules que hab�an terminado su cargo, y pretores, quienes expon�an en un edicto de jurisdicci�n, la norma con que iban a gobernar. Procuraban introducir la lengua y las costumbres romanas, y a veces hasta la religi�n; se prohib�an y ordenaban algunos cultivos, seg�n conven�a a Roma; y los gobernadores lo pod�a todo impunemente. Tampoco constituyeron nunca las provincias una unidad nacional. Exceptuando las 35 tribus, la administraci�n y la legislaci�n variaban en cada pa�s, sin tener una acci�n central. Los italianos se esparc�an en tropel por los pa�ses conquistados, atra�dos por el comercio, por la agricultura y por los empleos, difundiendo la lengua, la civilizaci�n y el respeto del nombre de Roma.

 

Rentas

 

Las rentas se sacaban del tributo que se impon�a, o bien a los ciudadanos, que pagaban una contribuci�n territorial; o bien a las provincias. Adem�s se ten�an terrenos p�blicos en Italia y fuera de ella. En los puertos y en las fronteras se exig�an gabelas por las mercanc�as, sobre la venta de esclavos y sobre la explotaci�n de minas, especialmente de Espa�a. Pero no todas las entradas concurr�an a un centro solo, por cuyo motivo, el balance arrojaba reducidas cantidades.

A veces se recurr�a a los empr�stitos, o se alteraba la moneda, o se reduc�a la deuda. Livio Salinator introdujo el monopolio de la sal; pero los principales ingresos eran constituidos por las conquistas. Siendo escasa la industria, todo se tra�a del exterior. Ping�es beneficios proporcionaba a los particulares el arrendamiento de las contribuciones, subastadas cada cinco a�os por los censores; el negocio era generalmente obtenido por los caballeros, quienes aumentaban la deuda de las provincias por medio de vejaciones y enormes usuras.

El erario, donde ingresaban los fondos exigidos por los publicanos, estaba bajo la vigilancia de veinte cuestores, y la distribuci�n de los fondos era dispuesta por el Senado. Se custodiaba al erario en el templo de Saturno.

 

Ej�rcito

 

La disciplina militar era sever�sima. Durante la paz, no se ten�an soldados; en cuanto amenazaba el peligro, el c�nsul los llamaba a todos a las armas; en tiempo de guerra, todos los ciudadanos, hasta la edad de 46 a�os, estaban obligados a tomar las armas. Cada legi�n se compon�a de 6000 infantes, y cada c�nsul levantaba dos. En el campo de batalla, se dispon�an en cinco divisiones: los Pr�ncipes, los Astatos, los Triarios o Pilanos, los Rorarios y los Accensos. La caballer�a por lo regular no sirvi� m�s que para sostener por los flancos a los infantes. Los Rorarios, tropa ligera armada de hondas y arcos, empe�aban la acci�n. Si hallaban resistencia, entraban en combate los Pr�ncipes, y despu�s los Triarios; de modo que el enemigo estaba expuesto a tres nuevos ataques. Los Accensos compon�an la reserva. El soldado llevaba, adem�s de las armas, los palos para formar la trinchera alrededor del campamento; andaban 20 o 24 millas en 5 horas, y eran empleados adem�s en la construcci�n de caminos y canales. El esp�ritu militar penetraba por todas partes, siendo militares todos los ciudadanos, y habiendo quienes a un tiempo eran magistrados y capitanes. Los soldados gregarios viv�an de su escaso sueldo o de los repartos verificados despu�s de los triunfos; y al envejecer, se ve�an abandonados a la miseria.

 

(http://www.cervantesvirtual.com)

 

 

La Ca�da

 

Los Godos y los V�ndalos saquearon la ciudad y para el 476 AD el imperio Occidental ces� de existir. Pero Dios ten�a otros dise�os superiores para la «ciudad eterna» ya que la escogi� para ser el centro de su Iglesia. Desde aqu� siempre los papas han gobernado a la Iglesia (excepto una pausa en el siglo XIV que fueron a Avignon). Aqu� vinieron infinidad de santos a demostrar su fidelidad a la Iglesia de Cristo y su vicario en la tierra. Los papas fomentaron tambi�n el arte y las ciencias. (www.corazones.org)

 

 

�Por qu� cay� roma?

 

 

Se pueden aducir muchas razones. Sin embargo hay que recordar que el imperio gemelo de oriente sobrevivi� mil a�os m�s. Edward Gibbon, uno de los primeros historiadores que escribi� sobre Roma, aduce que fue a causa del cristianismo, a lo cual tengo que discrepar ya que el imperio de oriente era tambi�n cristiano y sobrevivi�.

Seguramente haya que buscar razones econ�micas.

Bajo el imperio, Roma «sufri�» un aumento de la producci�n agr�cola lo que supuso m�s alimentos, lo que a su vez llev� a un mejor nivel de vida. Todo esto contribuy� a que la mortalidad en el imperio disminuyera considerablemente y por lo tanto, llev� a una masificaci�n popular a lo largo de todo el territorio administrado por Roma. Llegado el momento, su industria agr�cola se derrumbar�a a causa de tal demanda. En cierto modo, el imperio ca�a v�ctima de su propio �xito. A menos producci�n, menos impuestos, menos recursos para la defensa. Las invasiones que sobrevinieron arrasaron las tierras, disminuyendo el comercio y a su vez los beneficios a�n m�s. A la vez que los ej�rcitos de Roma disminu�an, las poblaciones b�rbaras aumentaban. Adem�s, cuando Roma comenz� sus conquistas, ten�a un desarrollo tecnol�gico mayor que las tribus b�rbaras. Sin embargo Roma se enquist� en sus avances (es curioso el detalle de un asesor militar del imperio que en el siglo tercero lleg� a asegurar al emperador que jam�s se llegar�a a un nivel tecnol�gico militar superior al de entonces), a pesar de que los romanos eran grandes ingenieros como prueban sus calzadas, sus puentes, acueductos, edificios civiles y administrativos, etc.

El ej�rcito romano tambi�n tuvo mucha «culpa». Cada vez formado m�s por provincianos que por ciudadanos de Roma, ten�an menos apego a defender un territotorio que no era el suyo. Siendo leales a Roma no demostraban sin embargo gran amor por ella. A su vez, y cerca del fin, el ej�rcito no exist�a como tal. Eran, simplemente, distintos ej�rcitos mercenarios b�rbaros que m�s que defender, conspiraron para repartirle su despojo.

 

(http://www.geocities.com)

 

 

CONCLUSIONES

 

Como conclusi�n, cabe se�alar que el imperio
romano marco la pauta para la generaci�n de las civilizaciones posteriores
y la iniciaci�n de una nueva era, la edad media, a partir de la
ca�da de Roma dada en el a�o de 476 D. C.

A pesar de la ca�da de Roma, muchas de las civilizaciones
posteriores siguieron con algunas pol�ticas del antiguo imperio, cabe
mencionar que el imperio de Oriente, (Constantinopla), sigui� en pi�,
y se mantuvo por mucho tiempo, mientras que el imperio de Occidente cay�
ante los ojos de los que construir�an el nuevo mundo de Europa.

 

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MENDOZA GARC�A JOS�
ADRI�N

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