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CAP�TULO III

 

 

Tipos de inflaci�n y sus
causas

 

 

Sumario: 1.- Causantes de inflaci�n,
una a una. 2.- Inflaci�n por exceso de demanda. 3.- Inflaci�n
de Costes. 4.- Inflaci�n Estructural. 5.- Inflaci�n inercial
o tendencial. 6.- Curva de Phillips. 7.- Expectativas racionales y la
inflaci�n tendencial. 8.- Clasificaci�n seg�n el
grado de inflaci�n. 9.- Devaluaci�n.

 

1.- Causantes de inflaci�n, una a una

Como ya explicamos previamente, hay multitud de teor�as
explicativas que pueden agruparse en tres tipos: «las que consideran que el
origen de la inflaci�n se debe a un exceso de demanda (Inflaci�n
de Demanda)
; las que consideran que los problemas se originan por el lado
de los costos (Inflaci�n de Costes); y las que consideran que
la causa de la inflaci�n est� en los desajustes sociales (Inflaci�n
Estructural),
a continuaci�n se explicaran cada una en detalle y
se incluir�n adem�s otras teor�as sobre los causantes de
la inflaci�n.

 

+ Demanda —-> Aumentan los Consumidores ——> Sube
el precio

 

Oferta ————–> Aumentan los Costos ———-> Sube el
precio

 

«Los procesos inflacionarios pueden venir causados por
la excesiva creaci�n de dinero por parte de las autoridades monetarias
del pa�s. En estos casos el dinero crece mas deprisa que los bienes y
servicios suministrados por la econom�a, causando subidas en todos los
precios, esta creaci�n excesiva de dinero suele estar motivada, a su
vez, por la necesidad de los estados de financiar su d�ficit p�blico.

Las expectativas de los agentes econ�micos sobre c�mo
pueden evolucionar los precios en el futuro es tambi�n un aspecto es
muy importante, ya que si por ejemplo, los agentes econ�micos esperan
que los precios puedan aumentar en el corto a medio plazo, intentar�n
incorporar r�pidamente este hecho a los salarios y dem�s pagos
fijados por contrato. Ello provocar� importantes tensiones inflacionistas,
que de llevarse a la pr�ctica motivar�an a un incremento de los
precios mayor que lo previsto».

2.- Inflaci�n por exceso de demanda

Existe inflaci�n de demanda cuando hay demasiado dinero
en busca de muy pocos bienes.

«Las variaciones de la inversi�n, del gasto p�blico
o de las exportaciones netas pueden alterar la demanda agregada y aumentar la
producci�n por encima de su nivel potencial. Tambi�n hemos visto
que el banco central de un pa�s puede influir en la actividad econ�mica.
Cualquiera sea la raz�n, se produce una inflaci�n de demanda cuando
la demanda agregada aumenta mas de prisa que la capacidad productiva de la econom�a,
elevando los precios para equilibrar la oferta y la demanda agregadas. De hecho,
el dinero de la demanda compite por la limitada oferta de mercancias y presiona
al alza sobre sus precios», «forzando el aumento de los precios y
de los salarios, as� como el coste de los materiales, los costes de funcionamiento
y los financieros. La inflaci�n de costes se produce cuando los precios
aumentan para poder hacer frente a los costes totales manteniendo los m�rgenes
de beneficios».

«Es frecuente observar la inflaci�n de demanda
en funcionamiento cuando los pa�ses recurren al dinero para financiar
su gasto. El r�pido crecimiento de la oferta monetaria eleva la demanda
agregada, lo cual eleva a su vez el nivel de precios. Va de la oferta monetaria
a la demanda agregada y de la demanda agregada a la inflaci�n».

«Estos aumentos persistentes de los precios estaban, hist�ricamente,
vinculados a las guerras, hambrunas, inestabilidades pol�ticas y a otros
hechos concretos».

Esta teor�a se encuentra principalmente en bibliograf�a de corte
Keynesiano.

3.- Inflaci�n de Costes

«La inflaci�n provocada por un aumento de los costes
durante los per�odos de elevado desempleo y subutilizaci�n de
los recursos se denomina inflaci�n de costes».

«Se distinguen varios tipos como condiciones clim�ticas,
puja redistributiva entre asalariados, empresarios y sector p�blico,
aumento del precio de insumos (siendo el m�s importante el del petr�leo)
o por una devaluaci�n para aquellos procesos productivos que utilizan
insumos importados. El hecho de una puja por la distribuci�n del ingreso
gatilla un proceso de incremento en los precios generales, por ejemplo por existir
sectores empresarios con poder monop�lico u oligop�lico que deciden
obtener mayores ganancias o la fijaci�n de precios del sector p�blico
por los servicios p�blicos.

Bajo tipo de cambio fijo, una devaluaci�n (depreciaci�n)
de la moneda genera inflaci�n por tres v�as diferentes:

  1. Por precios de bienes finales importados,
  2. Por precios de bienes dom�sticos transables.
  3. Por precios de bienes intermedios que recaen sobre los costos de producci�n
    internos.

Estas condiciones son analizadas y concentradas en el concepto
de «pass-through» que mide el porcentaje que se traspasa a precios motivado
por una devaluaci�n, teniendo como objetivo conocer la depreciaci�n
real generada por la devaluaci�n nominal. Los determinantes del coeficiente
de pass-through son:

 

 

  • Grado de apertura: un mayor grado generar�a mayor incidencia
    en los precios

 

 

  • Inflaci�n inicial: sobre la tendencia a aumentar precios por
    incremento de costos, si inicialmente el contexto es deflacionario o no.

 

 

  • Fase del ciclo: cuando el ciclo tiene tendencia a crecer es m�s
    f�cil cargar a precios.

 

 

  • Estructura de precios: tiene en cuenta como se ajustan ciertos precios
    (donde influye el d�lar) a la depreciaci�n.

 

 

  • Grado de sobrevaluaci�n total: tiene en cuenta en la devaluaci�n
    nominal el efecto de la sobrevaluaci�n real que ten�a antes
    la moneda. Puede ocurrir que sea de tan alto grado que la devaluaci�n
    nominal no altere los precios».

4.- Inflaci�n Estructural

Es el «alza de precios provocada por la existencia de
desequilibrios b�sicos en la estructura econ�mica del pa�s,
entre otros: incapacidad para generar ahorro interno, limitaciones para exportar,
rigideces de la estructura productiva y limitaciones para acceder al cr�dito
e inversiones internacionales».

«La teor�a estructuralista de la inflaci�n
fue desarrollada por un grupo de economistas latinoamericanos a partir de 1950,
en base al an�lisis econ�mico e institucional de sus propios pa�ses.
Proponen que ciertamente cualquier explicaci�n del tipo de «exceso de
demanda» parece un sarcasmo en los pa�ses de renta per c�pita
muy baja por lo que las explicaciones monetaristas resultan muy insatisfactorias.

Defienden que la inflaci�n no est� causada por
un «exceso de crecimiento» sino precisamente por su insuficiencia. En algunos
sectores econ�micos la demanda es muy inel�stica, pero el insuficiente
desarrollo y el peque�o tama�o de algunas econom�as impiden
que esa demanda sea satisfecha internamente por lo que aparece una fuerte dependencia
del exterior. Las subidas de precios en los mercados internacionales de estos
productos no conducen al aumento de la producci�n interna o la disminuci�n
de la demanda sino que se traducen directamente en presiones inflacionistas».

5.- Inflaci�n inercial o tendencial

«En las econom�as industriales modernas, la inflaci�n
es extraordinariamente tendencial, es decir, se mantiene en la misma tasa hasta
que los acontecimientos econ�micos la alteran. Puede compararse con un
perezoso perro viejo. Si este no es «perturbado» por una patada o
por la tentaci�n de seguir a un gato, permanecer� donde est�.
Cuando es perturbado, quiz�s cace al gato, pero acabar� tumb�ndose
en otro sitio hasta que sea perturbado de nuevo».

La inflaci�n tendencial «es un tipo de inflaci�n
causada por la misma din�mica de la inflaci�n, por las expectativas
inflacionarias. Por ejemplo a medida que la inflaci�n contin�a,
que adquiere intensidad y se convierte en fuerte y persistente. Los trabajadores
pedir�n una actuaci�n cada vez m�s r�pida para proteger
sus ingresos contra la erosi�n producida por la inflaci�n».

«En un a�o dado, la econom�a tiene una tasa
de inflaci�n a la que se han adaptado las expectativas de la gente. Esta
tasa tendencial incorporada tiende a persistir hasta que se produce una perturbaci�n,
que la altera en sentido ascendente o descendente».

La teor�a ha tratado de abordar este tema desde el an�lisis
del economista A.W. Phillips sobre la evoluci�n de salarios y desempleo
en Inglaterra.

6.- Curva de Phillips

«El economista A. W. Phillips, que cuantific� los
determinantes de la inflaci�n de salarios, desarroll� un �til
instrumento para representar el proceso de inflaci�n. Tras estudiar minuciosamente
los datos del Reino Unido sobre el desempleo y los salarios monetarios relativos
a un periodo superior a los 100 a�os hall� la existencia de una
relaci�n inversa entre el desempleo y las variaciones de los salarios
monetarios».

«La curva de Phillips describe una relaci�n emp�rica
entre la inflaci�n de los salarios y de los precios y el desempleo: cuanto
mas alta es la tasa de desempleo, mas baja es la tasa de inflaci�n».

En la figura anterior «se presenta una curva de Phillips
representativa de pendiente negativa que muestra que cuando las tasas de desempleo
son altas, las tasas de inflaci�n son bajas y viceversa. La curva sugiere
que siempre es posible conseguir una reducci�n del desempleo incurriendo
en una inflaci�n m�s alta y que la tasa de inflaci�n siempre
puede reducirse incurriendo en los costes de un aumento del desempleo. En otras
palabras, la curva sugiere que existe una disyuntiva entre la inflaci�n
y el desempleo».

«La curva de Phillips en su versi�n moderna establece
que la tasa de inflaci�n depende de tres fuerzas:

      • La inflaci�n esperada.
      • La desviaci�n del paro con respecto a la tasa natural, llamada
        paro c�clico.
  • Las perturbaciones de la oferta».

«Esta curva de Phillips a corto plazo no permanece estable.
Se desplaza cuando cambian las expectativas sobre la inflaci�n».

Como la curva de Phillips a corto plazo depende de la inflaci�n
esperada, «si esta aumenta, la curva se desplaza en sentido ascendente y la
disyuntiva a la que se enfrentan las autoridades econ�micas es mas desfavorable:
la inflaci�n es mas alta a cualquier nivel de paro».

«Para que la curva de Phillips sea �til para analizar
las opciones que tienen las autoridades econ�micas, necesitamos saber
qu� determina la inflaci�n esperada. Un supuesto, a menudo razonable,
es que la gente forma sus expectativas sobre la inflaci�n bas�ndose
en la inflaci�n observada recientemente. Este supuesto se denomina expectativas
adaptables».

Si la inflaci�n depende de la inflaci�n pasada,
del paro c�clico y de una perturbaci�n de la oferta, entonces
significa que la inflaci�n tiene inercia. «Esta inercia se debe a que
la inflaci�n se interpreta en forma de desplazamientos ascendentes y
persistentes tanto de la curva de oferta agregada como de la curva de demanda
agregada».

7.- Expectativas racionales y la inflaci�n tendencial

«Se da el nombre de «expectativas» a las previsiones que
los agentes realizan sobre la magnitud en el futuro de las variables econ�micas.
El comportamiento de los agentes depender�, l�gicamente, de cu�les
sean sus expectativas».

«La mayor�a de los precios y de los salarios se
fijan pensando en la futura situaci�n econ�mica. Cuando los precios
y los salarios est�n subiendo r�pidamente y se espera que se mantenga
esa tendencia, las empresas y los trabajadores tienden a tener en cuenta la
r�pida tasa de inflaci�n en sus decisiones sobre los precios y
los salarios».

«Esta teor�a fundamenta que los trabajadores y
empresarios se comportan como si entendieran el modelo de la econom�a
por lo tanto dejan de lado las expectativas adaptables y comienzan a basar sus
pron�sticos en el modelo que se supone conocen».

«La siguiente figura «ilustra el proceso de la inflaci�n
tendencial. Supongamos que la producci�n potencial se mantiene constante
y que no hay ninguna perturbaci�n de la oferta ni de la demanda. Cuando
todo el mundo espera que los salarios y los precios medios suban un 3 por ciento
al a�o, la curva de OA se desplaza hacia arriba un 3 por ciento al a�o.
Si no hay perturbaciones de la demanda, la curva DA tambi�n se desplaza
hacia arriba en esa tasa. Por lo tanto, la intersecci�n de las curvas
OA y DA es un 3 por ciento m�s alta cada a�o. En consecuencia,
el equilibrio macroecon�mico se desplaza de E a E�� y a E���. Los precios
suben un 3 por ciento al a�o: se ha puesto en marcha una inflaci�n
tendencial del 3 por ciento.

Existe inflaci�n tendencial cuando las curvas OA y DA
ascienden de forma continua al mismo ritmo».

8.- Clasificaci�n seg�n
el grado de inflaci�n

 

 

«Cuando la subida de los precios sigue una tendencia gradual
y lenta, con una media anual de unos pocos puntos porcentuales, no se considera
que esta inflaci�n sea una seria amenaza para el progreso econ�mico
y social. Puede incluso llegar a estimular la actividad econ�mica: la
sensaci�n de que la renta personal est� creciendo por encima de
la productividad puede estimular el consumo; la inversi�n en la compra
de viviendas puede aumentar, al anticiparse la apreciaci�n futura de
los precios; la inversi�n de las empresas de negocios en f�bricas
y maquinaria puede crecer, puesto que los precios aumentan por encima de los
costes, y los individuos, las empresas y los gobiernos que piden prestado descubren
que pagar�n los pr�stamos con dinero que tendr� un menor
poder adquisitivo, por lo que tendr�n un mayor incentivo para pedir dinero
prestado».

Pero, «la inflaci�n, al igual que las enfermedades,
muestra diferentes niveles de gravedad. Resulta �til clasificarla en
tres categor�as: inflaci�n baja, inflaci�n galopante e
hiperinflaci�n.

 

 

  • Inflaci�n baja: La inflaci�n baja se caracteriza
    por una lenta y predecible subida de los precios. Podr�amos considerar
    que una inflaci�n es baja si las tasas anuales de inflaci�n
    son de un d�gito. Cuando los precios son relativamente estables, el
    p�blico conf�a en el dinero. Esta dispuesto a mantenerlo en
    efectivo porque dentro de un mes o de un a�o tendr� casi el
    mismo valor que hoy. Esta dispuesto a firmar contratos a largo plazo expresados
    en t�rminos monetarios, porque conf�a en que los precios relativos
    de los bienes que compra y vende no se alejaran demasiado. La inflaci�n
    ha sido baja en la mayor�a de los pa�ses industriales durante
    la �ltima d�cada.

 

 

  • Inflaci�n galopante: la inflaci�n de dos d�gitos
    que oscila entre el 20, el 100 o el 200 por ciento al a�o se denomina
    «inflaci�n galopante». De cuando en cuando, los pa�ses
    industriales avanzados como Italia o Jap�n sufren este s�ndrome.
    Muchos pa�ses iberoamericanos, como Argentina y Brasil, mostraron en
    los a�os setenta y ochenta tasas de inflaci�n que oscilaron
    entre el 50 y el 700 por ciento.

Una vez que la inflaci�n galopante arraiga, surgen graves
distorsiones econ�micas. Generalmente, la mayor�a de los contratos
se ligan a un �ndice de precios o a una moneda extranjera, como el d�lar.
En estas circunstancias, el dinero pierde su valor muy deprisa, por lo que el
p�blico no tiene m�s que la cantidad de dinero m�nima indispensable
para realizar las transacciones diarias. Los mercados financieros desaparecen,
ya que el capital vuela a otros pa�ses. La poblaci�n acapara bienes,
compra viviendas y nunca jam�s presta dinero a unos tipos de inter�s
nominales bajos. Lo sorprendente es que las econom�as que tienen una
inflaci�n galopante consiguen crecer a menudo r�pidamente y algunas
prosperar a pesar de funcionar tan mal el sistema de precios.

 

 

  • Hiperinflaci�n: Aunque parezca que las econom�as
    sobreviven con una inflaci�n galopante, cuando golpea el c�ncer
    de la hiperinflaci�n se afianza una tercera y mort�fera tensi�n.
    No es posible decir nada bueno de una econom�a de mercado en la que
    los precios suben un mill�n o incluso un bill�n por ciento al
    a�o.

Las hiperinflaciones son especialmente interesantes para los
estudiosos de la inflaci�n porque resaltan sus desastrosas consecuencias».

«Para hacer frente a esta inflaci�n cr�nica
se frenan las actividades normales de la econom�a: los consumidores compran
bienes y servicios para evitar los precios futuros; la especulaci�n sobre
la propiedad aumenta; las empresas se centran en inversiones a corto plazo;
los incentivos para ahorrar, adquirir p�lizas de seguros, planes de pensiones,
o bonos a largo plazo son menores puesto que la inflaci�n erosiona su
rentabilidad futura; los gobiernos aumentan sus gastos corrientes anticip�ndose
a menores ingresos en el futuro; los pa�ses que dependen de sus exportaciones
pierden ventajas competitivas en el comercio internacional, lo que les obliga
a emprender medidas proteccionistas y controles de la unidad monetaria arbitrarios.

Una forma de inflaci�n de importancia hist�rica
fue la que se produjo en la �poca del bimetalismo y del patr�n
oro que consist�a en la deflaci�n monetaria cuando el gobernante
reduc�a la cantidad de metal precioso que llevaban las monedas. Esta
actuaci�n permit�a asegurar al Estado beneficios a corto plazo,
puesto que �ste pod�a utilizar la misma cantidad de metales preciosos
para acu�ar m�s monedas, pero, a largo plazo, esto aumentaba el
nivel general de precios debido a la ley de Gresham seg�n la cual «el
dinero malo desplaza al bueno». En la actualidad, los gobiernos hacen lo mismo
cuando emiten m�s dinero del necesario, o cuando, de cualquier otra forma,
modifican el valor del dinero.

 

 

  • Deflaci�n: La deflaci�n implica una ca�da
    continuada del nivel general de precios, suele venir acompa�ada por
    una prolongada disminuci�n del nivel de actividad econ�mica
    y elevadas tasas de desempleo. Sin embargo, las ca�das generalizadas
    de los precios no son fen�menos corrientes, siendo la inflaci�n
    la principal variable macroecon�mica que afecta, actualmente, tanto
    a la planificaci�n privada como a la planificaci�n publica de
    la econom�a».

9.- Devaluaci�n

«La devaluaci�n consiste en reducir la paridad
oro de la moneda, o lo que es lo mismo, conservar el «patr�n oro»
a una paridad menor. Devaluar es, por tanto, fijar un precio mas alto al oro
en t�rminos de la moneda del pa�s que deval�a, ya sea que
la misma este directamente ligada la oro o a trav�s de una divisa oro.
Es aplicable para nivelar d�ficit en la balanza de pagos, si se quiere
permanece bajo el patr�n oro y evitar la deflaci�n.

La devaluaci�n puede producirse en un solo pa�s
o en el conjunto de los que est�n sometidos al r�gimen del patr�n
oro. En este �ltimo caso y si el aumento se hiciere en la misma proporci�n
o medida, las razones de cambio entre las distintas monedas no se alterar�an
y entre otros efectos se producir�a el aumento de las reservas monetarias
de los bancos centrales en t�rminos de las monedas nacionales devaluadas».

«Actualmente, en Argentina nos encontramos ante una inflaci�n
causada por una flexibilizaci�n del tipo de cambio que hizo depreciar
la moneda a pr�cticamente el doble que su valor en la �poca de
la convertibilidad (inflaci�n de costos)».

«Bajo su forma m�s extrema, los aumentos persistentes
de los precios pueden convertirse en lo que se denomina hiperinflaci�n,
provocando la crisis de todo el sistema econ�mico. La hiperinflaci�n
que se produjo en Alemania tras la I Guerra Mundial, por ejemplo, provoc�
que la cantidad de dinero en circulaci�n aumentara m�s de siete
mil millones de veces, y que los precios se multiplicaran por m�s de
diez mil millones en 16 meses antes de noviembre de 1923.

A medida que los gobiernos intentan hacer frente a los pagos
de los programas de gasto incrementados, expandiendo la demanda, la financiaci�n
inflacionista del d�ficit presupuestario distorsiona la estabilidad econ�mica,
social y pol�tica.

Una forma de inflaci�n de importancia hist�rica
fue la que se produjo en la �poca del bimetalismo y del patr�n
oro que consist�a en la deflaci�n monetaria cuando el gobernante
reduc�a la cantidad de metal precioso que llevaban las monedas. Esta
actuaci�n permit�a asegurar al Estado beneficios a corto plazo,
puesto que �ste pod�a utilizar la misma cantidad de metales preciosos
para acu�ar m�s monedas, pero, a largo plazo, esto aumentaba el
nivel general de precios debido a la ley de Gresham seg�n la cual «el
dinero malo desplaza al bueno».

En la actualidad, los gobiernos hacen lo mismo cuando emiten
m�s dinero del necesario, o cuando, de cualquier otra forma, modifican
el valor del dinero».

CAP�TULO IV

 

Inflaci�n, producci�n y desempleo

 

 

Sumario: 1.-Oferta agregada a corto plazo.
2.- La oferta agregada en relaci�n al nivel de producci�n
y el desempleo. 3.- Oferta agregada a largo plazo. 4.- Demanda agregada.
5.- Inflaci�n y desempleo. 6.- La necesidad de elegir,
a corto plazo, entre la inflaci�n y el paro. 7.- Inflaci�n
y producci�n. 8.- Estanflaci�n. 9.- Ciclo Econ�mico.
10.- La inflaci�n y el ciclo econ�mico. 11.- La menor
tasa sostenible de desempleo. 12.- Los costes del desempleo. 13.-
Desempleo c�clico.

1.- Oferta agregada a corto plazo

La figura siguiente «muestra unas curvas de oferta agregada
a corto plazo con las expectativas. Hay una curva de oferta agregada que corresponde
a cada tasa esperada de inflaci�n. Por ejemplo en OAC la tasa esperada
de inflaci�n es del 5 por ciento».

Cualquier tasa de inflaci�n esperada va acompa�ada
de una curva de oferta agregada a corto plazo paralela a OAC. En el grafico
OAC� representar�a a una tasa de inflaci�n esperada del 10 por
ciento.

2.- La oferta agregada en relaci�n
al nivel de producci�n y el desempleo

La curva de oferta agregada a corto plazo es el nivel de producci�n,
si nos desplazamos por ella hacia un nivel mayor de producci�n nos llevar�a
a una inflaci�n mas alta que en el punto anterior. Debido al crecimiento
de la producci�n hay salarios m�s altos, y estos salarios mas
altos influencian la subida de los precios.

«En cada curva de oferta agregada hay una disyuntiva
entre la inflaci�n y la producci�n. Para reducir la tasa de inflaci�n,
es necesario reducir el nivel de producci�n, provocando una recesi�n,
obligando a la tasa de subida de los salarios a bajar por medio del desempleo
y consiguiendo as� una reducci�n de la tasa de inflaci�n».

El an�lisis realizado entonces nos lleva a concluir
que existe una relaci�n directa entre la producci�n y la inflaci�n
y una relaci�n inversa entre la inflaci�n y el desempleo.

3.- Oferta agregada a largo plazo

La curva de oferta agregada a largo plazo se dibuja vertical
porque las tasas efectiva y esperada de inflaci�n son iguales, lo que
«significa que a largo plazo el nivel de producci�n es independiente
de la tasa de inflaci�n. Obs�rvese el importante contraste entre
el corto plazo y el largo plazo: a corto plazo, con una determinada tasa esperada
de inflaci�n, las subidas de la tasa de inflaci�n van acompa�adas
de un aumento de la producci�n; a largo plazo, cuando la tasa de inflaci�n
es igual a la efectiva, el nivel de producci�n es independiente de la
tasa de inflaci�n».

4.- Demanda agregada

La curva de demanda agregada «representa combinaciones
del nivel de precios y el nivel de producci�n con las que los mercados
de bienes y activos se encuentran simult�neamente en equilibrio».

«Un aumento del gasto p�blico o una reducci�n
de los impuestos significa una pol�tica fiscal expansiva y, por lo tanto,
un aumento de la demanda con respecto al periodo anterior».

Una variaci�n de la tasa de crecimiento del dinero desplaza
verticalmente la curva en la misma cuant�a en la que var�a la
tasa de crecimiento del dinero. El punto de equilibrio pasa del punto «D»
al nuevo punto de equilibrio «Y».

«Por una vez, keynesianos y monetaristas est�n
de acuerdo en considerar que la causa habitual de la inflaci�n es el
exceso de demanda. Los componentes de la demanda agregada son el consumo
de las familias, la demanda de inversi�n de las empresas y los gastos
del gobierno
. Como ya hemos visto, la explicaci�n keynesiana de la
inflaci�n se basa en que la suma de esos tres componentes puede ser superior
a la capacidad productiva del pa�s.

Por tanto, es posible que el exceso de demanda se deba a que
una mejora en las expectativas empresariales provoque un crecimiento de la demanda
de bienes de inversi�n; o a que el gobierno decida mejorar las infraestructuras
del pa�s y aumente sus gastos en hospitales y carreteras; o a que las
familias decidan ahorrar menos. El aumento en la demanda por uno de los agentes
econ�micos provocar� inflaci�n si no est� compensado
por disminuciones en la demanda de los otros dos.

Los monetaristas consideran tambi�n que la inflaci�n
est� originada principalmente por un exceso de demanda, pero en vez de
buscar entre los agentes un culpable determinado, consideran que es el crecimiento
incontrolado de la cantidad de dinero en circulaci�n lo que har�
aumentar las disponibilidades l�quidas de todos los agentes en general
y por tanto de todos los componentes de la demanda. En primera instancia ser�
s�lo una err�nea pol�tica monetaria del gobierno el origen
de la inflaci�n.

Conviene dejar claro que si la inflaci�n tiene su origen
en el encarecimiento de las retribuciones de un factor determinado, cualquiera
que sea �ste, se generar� una reacci�n en cadena en la
que todos los factores estar�n implicados. Como el fen�meno
observado, la inflaci�n, se caracteriza precisamente por el alza sostenida
del precio de todos los factores, resulta realmente dif�cil y en ocasiones
est�ril, discutir sobre si fue primero la gallina o el huevo».

5.- Inflaci�n
y desempleo

«Dos objetivos de los responsables de la pol�tica
econ�mica son una inflaci�n baja y un paro bajo, pero estos objetivos
suelen estar en conflicto«.

«El aumento de la producci�n significa una reducci�n
del paro, ya que las empresas necesitan m�s trabajadores cuando producen
m�s. La subida del nivel de precios, dado el nivel de precios del a�o
anterior, significa un aumento en la inflaci�n. Por lo tanto, cuando
los responsables de la pol�tica econ�mica trasladan la econom�a
en sentido ascendente a lo largo de la curva de oferta agregada a corto plazo,
reducen la tasa de paro y elevan la tasa de inflaci�n».

«La curva de Phillips es �til para expresar la
oferta agregada porque la inflaci�n y el paro son importantes indicadores
de los resultados econ�micos».

«No es posible erradicar la inflaci�n sin elevar
el desempleo, al menos durante un tiempo, y no es posible reducir significativamente
un desempleo moderado sin correr el riesgo de elevar la inflaci�n. Esta
es la disyuntiva y el problema fundamentales de la pol�tica de estabilizaci�n».

6.-
La necesidad de elegir, a corto plazo, entre la inflaci�n y el paro

«Consideremos las opciones que ofrece la curva de Phillips
a las autoridades econ�micas que quieren influir en la demanda agregada
con la pol�tica monetaria o la fiscal. En un momento cualquiera, la inflaci�n
esperada y las perturbaciones de la oferta est�n fuera del control inmediato
de las autoridades econ�micas. Sin embargo, alterando la demanda agregada,
las autoridades econ�micas pueden alterar la producci�n, el paro
y la inflaci�n. Pueden aumentar la demanda agregada para reducir el paro
y elevar la inflaci�n o pueden reducir la demanda agregada para elevar
el paro y reducir la inflaci�n».

7.- Inflaci�n y producci�n

«La tasa actual de inflaci�n y el nivel de producci�n
dependen claramente de la posici�n de las curvas de oferta y demanda
agregadas. Por lo tanto, las variaciones de cualquiera de las variables que
desplazan las curvas de oferta y demanda agregadas afectar�n los niveles
actuales de inflaci�n y de producci�n».

Un movimiento ascendente de la curva de demanda agregada causado
por un aumento en la tasa de crecimiento del dinero o un aumento del gasto publico
(por ejemplo), ocasiona un aumento en la producci�n y la inflaci�n.

«Un desplazamiento ascendente de la curva de demanda agregada
eleva tanto la producci�n como la inflaci�n. Un desplazamiento
ascendente de la curva de oferta agregada eleva la tasa de inflaci�n
y reduce al mismo tiempo el nivel de producci�n».

8.- Estanflaci�n

Suele ocurrir en la pr�ctica que hay una relaci�n
inversa entre la inflaci�n y la producci�n. Pero antes dijimos
que hay una relaci�n directa entre la inflaci�n y la producci�n,
entonces, �C�mo puede ser este caso posible?. Esta relaci�n inversa
se produce por desplazamientos de la curva de oferta agregada causada por variaciones
de la inflaci�n esperada.

«En algunos pa�ses Europeos, en Estados Unidos
y en la mayor�a de los pa�ses sudamericanos durante la d�cada
de los setenta y particularmente durante la de los ochenta se presentaron fuertes
tirones en la espiral alcista de precios, pero dicho incremento inflacionario
no se vio acompa�ado de descensos en la tasa de paro, sin�, muy
al contrario, de severos incrementos en este, provocando un fen�meno
econ�mico conocido como ESTANFLACI�N el cual puede definirse como
la coexistencia de altos niveles de desempleo e inflaci�n».

En estos per�odos de estanflaci�n las leyes de
la econom�a no funcionan como debieran porque la inflaci�n es
alta o est� aumentando, a pesar de que la producci�n est�
disminuyendo.

«Pero, �Por qu� se llega a esta situaci�n?

Es evidente que si la inflaci�n es demasiado alta el
consumo real de las familias (cantidad de bienes que adquieren), empieza a contraerse,
pero por su parte, el sector productivo pierde competitividad por la v�a
de los costos, mientras las tasas de inter�s y los salarios mantienen
una presi�n al alza que distorsiona el entorno productivo y contrae de
manera conjunta la oferta y demanda de bienes, provocando, como es l�gico
un descenso en los ritmos de crecimiento de la producci�n agregada (o
incluso crecimientos negativos en esta), acompa�ados, por supuesto, de
una menor utilizaci�n de los factores productivos (crecimiento de la
capacidad ociosa instalada y desempleo de la mano de obra)».

9.- Ciclo Econ�mico

El ciclo econ�mico son los ascensos y descensos de la actividad econ�mica;
esta se aprecia o se observa en el precio interno de un producto (PIB).

 

AUGE:

 

  • La actividad de los negocios esta al m�ximo.
  • Total empleo.
  • Maximiza su producci�n.
  • Los precios aumentan.

 

 

CRISIS:

 

  • Hay una contracci�n en los negocios.
  • El ingreso, la productividad y el empleo se reducen.
  • Precios inflexibles o bajos.

 

DEPRESI�N:

 

 

  • Producci�n y empleo al m�nimo nivel.
  • Aumento del desempleo.
  • Punto mas bajo de la crisis.

 

RECUPERACI�N:

 

 

  • Comienza a crecer el empleo y la productividad.
  • Los precios aumentan.

 

10.- La inflaci�n y el ciclo econ�mico

«La inflaci�n y el ciclo econ�mico est�n
�ntimamente relacionados, esto se debe que los aumentos de la inflaci�n
ocurren debido que est�n relacionados inversamente con la brecha de la
producci�n; as� mismo las medidas expansivas de demanda agregada
tienden a generar inflaci�n, a menos que la econom�a tenga elevados
niveles de desempleo. Los per�odos prolongados de baja demanda agregada
tienden a reducir la tasa de inflaci�n.

La inflaci�n, al igual que el desempleo, es motivo de
gran preocupaci�n macroecon�mica. Sin embargo, sus costes son
mucho menos evidentes que los del desempleo. En este caso, la producci�n
potencial se despilfarra y, por lo tanto, resulta evidente por qu� es
deseable que se reduzca el desempleo. Ya que en el caso de la inflaci�n,
no se registra una p�rdida evidente de producci�n. Por lo cual
se dice que la inflaci�n perturba las relaciones familiares de precios
y reduce la eficiencia del sistema de precios. Cualquiera que sea la raz�n,
las personas responsables por la pol�tica econ�mica se han visto
en la disyuntiva de disminuir la inflaci�n teniendo en cuenta que esto
aumentar�a el desempleo».

11.- La menor tasa sostenible
de desempleo

Los economistas modificaron el enfoque inicial de Phillips
y distinguieron entre la curva de Phillips a corto y largo plazo. «A largo
plazo, hay una tasa m�nima de desempleo compatible con una inflaci�n
estable. Esa tasa se denomina menor tasa sostenible de desempleo o
LSUR
. La mayor�a de los macroeconomistas creen que la curva de Phillips
a largo plazo es vertical».

«La menor tasa sostenible de desempleo (LSUR) es la tasa
a la que las fuerzas ascendentes y descendentes que influyen en la inflaci�n
de precios y salarios se encuentran en equilibrio. En la LSUR, la inflaci�n
es estable y no tiende a acelerarse ni desacelerarse. La LSUR es el menor nivel
de desempleo que puede mantenerse durante mucho tiempo sin que existan presiones
al alza sobre la inflaci�n».

«Seg�n la teor�a de la tasa sostenible de
desempleo, el �nico nivel de desempleo compatible con una tasa de inflaci�n
estable es la menor tasa sostenible de desempleo. En esta teor�a, la
curva de Phillips a largo plazo debe ser vertical en el nivel correspondiente
a la LSUR».

Curva de Phillips a CP

 

LSUR

 

12.- Los costes del desempleo

«Los desempleados como personas sufren tanto porque pierden
renta mientras est�n desempleados como porque pierden autoestima cuando
permanecen mucho tiempo desempleados. Adem�s, la sociedad en su conjunto
sale perdiendo como consecuencia del desempleo, ya que la producci�n
total es inferior a la potencial».

13.- Desempleo c�clico

El desempleo c�clico esta relacionado con las desviaciones
a corto plazo de la tasa de desempleo con respecto a la tasa natural. «Una
primera medida del coste del desempleo c�clico es la producci�n
perdida porque la econom�a no se encuentra en el nivel de pleno empleo».

CAPITULO V

 

Costos de la inflaci�n y las tasas de inter�s

 

 

Sumario: 1-. Costos de la inflaci�n.
2.- Inflaci�n anticipada o esperada. 3.- Inflaci�n no
anticipada o no prevista. 4.- La inflaci�n y las tasas de inter�s.
5.- Dos tasas de inter�s real: esperada (ex ante) y efectiva
(ex post). 6.- La inflaci�n y la indiciaci�n. 7.- �Por
qu� no indiciar?.

 

 

1.- Costos de la inflaci�n

«La inflaci�n es ampliamente considerada un mal
social». «El p�blico en general est� siempre muy preocupado
de la inflaci�n y sigue con atenci�n las variaciones mensuales
del �ndice de precios al consumidor, el indicador mas importante de la
inflaci�n. Y sin embargo, a pesar de todo este inter�s y la encendida
ret�rica sobre las alzas de precios, es muy poco lo que se dice sobre
sus costos reales».

2.- Inflaci�n anticipada o esperada

«La inflaci�n anticipada es aquella que est� incorporada
a las expectativas y al comportamiento del p�blico antes que ocurra �en
otras palabras, es inflaci�n para la cual la gente est� m�s
o menos preparada».

Si las instituciones se han adaptado para compensar sus efectos
obtenemos dos tipos principales de costos de la inflaci�n esperada, «suela
de zapatos» y «costos de men�». Por otro lado tendremos
otros costos como el Costo de la variabilidad de los precios relativos, las
distorsiones impositivas y la inconveniencia de los ajustes por inflaci�n.

Cuando hay inflaci�n las personas mantienen menor cantidad
de dinero en efectivo, lo que hace que una persona en vez de sacar $150 una
vez por semana del banco saque $75 dos veces a la semana, de esto surge metaf�ricamente
«el costo suela de zapatos» de la inflaci�n, ya que caminar
dos veces en vez de una sola vez hasta el banco desgasta nuestros zapatos mas
r�pidamente.

El cambio de precio que hacen los supermercados y comercios
en general de sus productos durante las �pocas inflacionarias son mucho
mas frecuentes que en una �poca de estabilidad, lo que tiene costos elevados
para las empresas, puede ser necesario reetiquetar, imprimir nuevas listas de
precios, etc. Estos costos se denominan «costo de men�» o costos
de remarcaci�n. El costo de men� es «un termino general que
describe la incomodidad de tener que ajustar los precios para mantenerlos a
la par con la inflaci�n».

Tambi�n se debe considerar que todos los precios absolutos
no suben por igual, entonces hay distorsi�n en los precios relativos
dificultando la informaci�n y dando cabida a la especulaci�n con
la excusa de inflaci�n.

Se dificultar� las comparaciones y mediciones en t�rminos
monetarios de un a�o a otro ya que se deber�n realizar ajustes
por inflaci�n dado que se pierde la homogeneidad de valor de la moneda
en t�rminos reales entre un a�o y otro.

Las normas impositivas por lo general no toman en cuenta los
efectos de la inflaci�n. «Entonces, la inflaci�n puede alterar
la responsabilidad impositiva de los individuos, muchas veces en forma no deseada
por los legisladores».

«Como resultado de los efectos de la inflaci�n
sobre el sistema tributario, la inflaci�n anticipada puede conducir tambi�n
a una deficiente asignaci�n de recursos. Los efectos de la inflaci�n
sobre los tramos del impuesto al ingreso son un ejemplo. Supongamos que los
tramos de impuesto se fijan en t�rminos nominales. Con el paso del tiempo
y los aumentos del ingreso nominal, la gente se desplaza a tramos tributarios
m�s altos, con lo que sube su tasa tributaria marginal. Una persona cuyo
ingreso real antes de impuestos es constante sufre de este modo un incremento
gradual en sus obligaciones tributarias y la perdida consiguiente de ingreso
disponible, debido simplemente a la inflaci�n».

Entonces, «aunque la inflaci�n est� totalmente
anticipada, sus costos contin�an existiendo. En primer lugar y lo mas
obvio, la inflaci�n es un impuesto y precisamente un impuesto que no
ha sido aprobado en votaci�n por el p�blico». «De hecho
la inflaci�n puede haberse producido precisamente porque el gobierno
no ha logrado obtener el apoyo pol�tico necesario para alzar los impuestos
en forma directa».

3.- Inflaci�n no anticipada
o no prevista

La inflaci�n no anticipada es la que toma por sorpresa
al p�blico y esto «provoca graves distorsiones en el funcionamiento
del sistema econ�mico debido a su imprevisibilidad. Si se pudiera predecir
con absoluta exactitud la fecha y la cuant�a de la subida de precios
de cada uno de los productos, los �nicos perjuicios provendr�an
del trabajo de corregir las etiquetas o los men�s.

Los problemas provocados por la inflaci�n se derivan
precisamente de su imprevisibilidad ya que ni todos los productos ni todos los
factores subir�n sus precios al mismo tiempo ni en la misma proporci�n.
Y cuanto mayor sea la tasa de inflaci�n, m�s amplio ser�
el margen de error en las expectativas de los agentes econ�micos y por
tanto mayor la sensaci�n de inseguridad«.

«La inflaci�n no prevista tiene un efecto que es
quiz�s mas perjudicial que cualquiera de los costos de una inflaci�n
constante, anticipada: redistribuye arbitrariamente la riqueza entre los
individuos
«. «Las sorpresas en las tasas de inflaci�n conducen
a desplazamientos del ingreso y la riqueza entre diferentes grupos de la poblaci�n».
Por ejemplo cuando una persona toma un pr�stamo y acuerda con el acreedor
una tasa de inter�s nominal de acuerdo a la inflaci�n que se espera
durante la vigencia del pr�stamo y esta es menor a lo que previeron las
partes, el acreedor se beneficia con un reintegro que tiene un mayor valor que
el previsto por ambas partes; as� tambi�n de suceder lo contrario,
que la inflaci�n sea mayor a la esperada, el deudor se beneficia, ya
que paga al acreedor el pr�stamo con dinero que tiene un valor inferior.
Entonces, «incrementos inesperados de la inflaci�n redistribuyen
la riqueza de los acreedores a los deudores, en tanto que reducciones inesperadas
de la inflaci�n redistribuyen la riqueza en el sentido opuesto.

Pero este principio no se aplica solo a las operaciones de
cr�dito. En general, todos los poseedores de un activo financiero, cuyo
rendimiento est� fijado en todo o en parte en t�rminos nominales,
tender�n a sufrir una p�rdida cuando hay incrementos no anticipados
del nivel de precios. Los activos de este tipo se llaman activos nominales
e incluyen el dinero y los bonos de tasa de inter�s fija. Los activos
reales, por el contrario, tienen valor ajustable de acuerdo a la inflaci�n».

«Cuanto mas variable es la tasa de inflaci�n, mayor
es la incertidumbre que enfrentan tanto deudores como acreedores». Por
esto algunos deudores y acreedores se protegen de esta incertidumbre redactando
contratos en t�rminos reales, es decir, que el dinero devuelto dependa
de alguna forma del crecimiento del nivel de precios.

«La inflaci�n no anticipada provoca tambi�n
redistribuciones del ingreso entre los diferentes sectores de la poblaci�n.
Para las personas sujetas a contratos laborales, un incremento de la inflaci�n
que exceda las expectativas significa deterioro de sus salarios reales. Esto
se aplica no solo a quienes poseen contratos sin cl�usulas de ajuste
por costo de la vida sino tambi�n aquellos con cl�usulas de indexaci�n
que operan con rezago o que compensan solo una fracci�n de la inflaci�n.
Como los salarios se renegocian solo espor�dicamente, una inflaci�n
mas alta conduce en el tiempo a mayor variabilidad de los salarios laborales.
Inmediatamente despu�s de un incremento de los salarios, el salario real
tiende a ser alto. Luego, como la inflaci�n continua en tanto que el
salario permanece fijo, el salario real declina, hasta el momento de la siguiente
alza de salarios. Si bien la inflaci�n no afecta el salario medio real
de los trabajadores, ciertamente afecta la variabilidad del salario real».

«Adem�s de los efectos distributivos de la inflaci�n
no anticipada, los shocks de inflaci�n pueden tambi�n llevar a
las familias y a las empresas a tomar decisiones de oferta y demanda err�neas.
Supongamos que una empresa espera que la inflaci�n sea baja, pero en
la pr�ctica la inflaci�n en la econom�a resulta ser alta.
Los precios suben para el producto de esa empresa como suben para los productos
del resto de las empresas de la econom�a. Cuando la empresa advierte
que el precio de su propio producto est� subiendo mas r�pido que
lo esperado, puede sospechar que ha habido un incremento particular de la demanda
de su producto en vez de un alza de precios para todos los productos en la econom�a.
En esencia, la empresa confunde una inflaci�n general con un incremento
particular de la demanda. Como resultado, la empresa podr�a decidir,
err�neamente, aumentar la producci�n debido a su infundada creencia
de que hay un auge en la demanda de su producto particular. Si este comportamiento
se repite en muchas empresas, puede producirse un desplazamiento equivocado
en la oferta agregada que lleva a una distorsi�n del nivel de producci�n
en la econom�a».

4.- La inflaci�n y las tasas de inter�s

Cuando una persona deposita su dinero en una cuenta bancaria
donde se le paga un 10 % de inter�s anual y retira el dinero un a�o
despu�s, se tiene un 10% m�s de dinero que al momento de depositarlo
en el banco pero esto no quiere decir que nuestra riqueza haya aumentado en
ese porcentaje. Ciertamente se tiene un 10% m�s de pesos que los que
se ten�a antes, pero si los precios han aumentado, de manera que con
cada peso se pueda comprar menos cosas que el a�o anterior, entonces
su poder adquisitivo no ha aumentado un 10%. Si la tasa de inflaci�n
fue de un 6%, entonces la cantidad de mercader�as que se puede comprar
ha aumentado solo en un 4%.

«Los economistas denominan a la tasa de inter�s
pagada por el banco, tasa de inter�s nominal, y el aumento del poder
adquisitivo lo llaman tasa de inter�s real».

«La tasa de inter�s real es la diferencia entre
la tasa de inter�s nominal y la tasa de inflaci�n».

% Real = % Nominal � %Inflaci�n

Por lo tanto podemos decir que:

 

% Nominal = % Inflaci�n + % Real

 

La tasa nominal esta afectada por dos variables: la inflaci�n
y el inter�s real. Esta ecuaci�n se denomina ecuaci�n
de Fischer.

Seg�n la ecuaci�n de Fischer, hay una relaci�n
uno por uno entre la tasa de inflaci�n y la tasa de inter�s. Un
aumento del 1 % en la tasa de aumento de la cantidad de dinero provoca u aumento
del 1% en la tasa de inflaci�n y viceversa.

5.- Dos tasas de inter�s
real: esperada (ex ante) y efectiva (ex post)

Cuando un deudor y acreedor pactan una tasa de inter�s
nominal, ellos no saben exactamente cu�l ser� la tasa de inflaci�n
durante el plazo de vigencia del pr�stamo. Entonces, debemos distinguir
entre la tasa de inter�s real prevista por las partes del pr�stamo
en el momento de concretar la operaci�n, denominada tasa de inter�s
real esperada (ex ante)
, y la tasa de inter�s realmente existente,
denominada tasa de inter�s real efectiva (ex post). Estas dos
tasas de inter�s real difieren cuando la tasa de inflaci�n efectiva
es distinta a la esperada.

A partir de esto podemos explicarnos por qu� el nivel
de precios no solo depende de la oferta de dinero actual sino tambi�n
de la oferta de dinero esperada para el futuro. Si la gente piensa que habr�
un aumento en la cantidad de dinero, llevar� a tener una tasa de inflaci�n
esperada m�s alta, lo que aumentar�a las tasas de inter�s
nominal y esto conduce a un nivel de precios m�s alto.

6.- La inflaci�n y la
indiciaci�n

«Dados los costes de la eliminaci�n de la inflaci�n
y la dificultad de reducir la tasa sostenible de desempleo, la gente suele preguntarse
si es realmente deseable eliminar la inflaci�n por medio de una recesi�n
y de un elevado desempleo. �No ser�a mejor aprender a vivir con la inflaci�n
como mal menor como han hecho muchos pa�ses?».

«Una de las t�cnicas de adaptaci�n consiste
en indiciar la econom�a. La indiciaci�n es un mecanismo por el
cual los salarios, los precios y los contratos se ajustan parcial o totalmente
para tener en cuenta las variaciones del nivel general de precios. Existen ejemplos
de indiciaci�n parcial o total para tener en cuenta el coste de la vida.
Un ejemplo representativo ser�a el siguiente: una empresa se compromete
a conceder a un trabajador una subida salarial del 2 por ciento para el a�o
que viene si no hay inflaci�n. Pero si los precios suben un 10 por ciento
en los 12 pr�ximos meses, a�adir� otro 4 por ciento para
tener en cuenta el coste de la vida. Otros sectores que a veces se indician
son el sistema impositivo, los alquileres y los contratos industriales de larga
duraci�n».

«En los pa�ses en que las tasas de inflaci�n
son altas e inciertas, resulta imposible pedir prestamos a largo plazo utilizando
deuda nominal, debido simplemente a que los prestamistas no saben con certeza
cu�l ser� el valor real del dinero que les devuelvan. En estos
pa�ses, el Estado suele emitir deuda indiciada. Un bono esta indiciado
(con respecto al nivel de precios) cuando se ajusta el tipo de inter�s
o el principal o ambos para tener en cuenta la inflaci�n».

«Muchos economistas han afirmado que el Estado debe emitir
deuda indiciada, a fin de que los ciudadanos puedan tener, al menos, un activo
que genere un rendimiento real seguro. Sin embargo, solo emiten ese tipo de
deuda los estados de los pa�ses que tienen una elevada inflaci�n,
como Brasil, Argentina e Israel, y lo hacen porque, de lo contrario, no podr�an
conseguir ning�n pr�stamo».

7.- �Por qu� no indiciar?

«Los economistas han afirmado a menudo que los gobiernos
deber�an extender la indiciaci�n con car�cter general,
es decir, indiciar los bonos, el sistema impositivo y todo lo que controlan.
De esa manera seria m�s f�cil vivir con la inflaci�n y
desaparecer�a la mayor�a de los costes de la inflaci�n
imprevista. En cambio, los gobiernos se han mostrado muy reacios a indiciar.

Existen tres buenas razones. En primer lugar, como vemos en
el caso de la indexaci�n salarial, esta aumenta las dificultades de la
econom�a para adaptarse a las perturbaciones siempre que es necesario
alterar los precios relativos. En segundo lugar, la indiciaci�n es algo
complicada en la pr�ctica y obliga a realizar m�s c�lculos
en la mayor�a de los contratos. En tercer lugar, los gobiernos temen
que si resulta mas f�cil vivir con la inflaci�n, �sta merme
la voluntad pol�tica de luchar contra ella y posiblemente empeore la
situaci�n de la econom�a, ya que la indiciaci�n nunca puede
hacer frente perfectamente a las consecuencias de la inflaci�n».

Cuanto mayor sea la indiciaci�n, mas se propagara una
perturbaci�n inflacionista por toda la econom�a como si fuera
una epidemia. Una elevada tasa de indiciaci�n es como un gran multiplicador:
magnifica las perturbaciones de los precios procedentes del exterior. La indiciaci�n
total es una invitaci�n a la inflaci�n galopante. La adaptaci�n
a la inflaci�n contiene, pues, una paradoja: cuanto mas a�sle
una sociedad a sus miembros de la inflaci�n, mas inestable ser�
probablemente esta».

 

CAPITULO VI

Costos sociales y medidas de estabilizaci�n,

el caso argentino

 

 

Sumario: 1.- Costos sociales de la inflaci�n.
2.- Medidas de estabilizaci�n. 3.- Planes de estabilizaci�n
en Argentina. 4.- Plan austral. 5.- Plan y ley de convertibilidad.
6.- Sistema dual. 7.- Pol�ticas anti-inflacionistas.
8.- Inflaci�n en Argentina. 9.- Econom�as emergentes.
10.- Posibilidades de implementaci�n en Argentina.

1.- Costos sociales de la inflaci�n

«Todos los pa�ses del mundo,
en mayor o menor escala han experimentado en la segunda mitad del siglo anterior
un proceso inflacionario. Esta patolog�a produce costos sociales y econ�micos
elevados, lo suficiente como para demostrar la importancia de este tema».

«Muchas personas consideran la inflaci�n como un
importante problema social» y «las encuestas demuestran que el p�blico
en general tambi�n considera la inflaci�n como un hecho perjudicial».

«Los efectos de la inflaci�n sobre la distribuci�n
de las rentas consisten esencialmente en el desplazamiento de riqueza de los
acreedores hacia los deudores. El individuo que haya prestado dinero observar�
cuando lo recupere que lo que percibe tiene menos valor que lo que prest�.
Los ahorradores son castigados con la p�rdida de valor de sus fondos.
Los que han gastado por encima de sus ingresos, en cambio, reciben un premio
a la imprevisi�n y el derroche. En general, todos los perceptores de
rentas fijas (jubilados, pensionistas, rentistas propietarios de t�tulos
de renta fija, propietarios de viviendas en alquiler con contratos no indiciados)
ver�n reducir la capacidad adquisitiva de sus ingresos. Los que deben
abonar esas rentas (el Estado, las empresas emisoras, los inquilinos) percibir�n
un inmerecido beneficio.

«Los efectos de la inflaci�n sobre el bienestar
individual dependen de muchas variables. Aquellas personas que tienen ingresos
relativamente fijos, sobre todo cuando pertenecen a los grupos de menores ingresos,
est�n muy afectadas por la creciente inflaci�n, mientras que aquellas
que tienen ingresos flexibles pueden mantener su nivel de bienestar e incluso
mejorarlo».

El Estado ver� tambi�n aumentar sus ingresos
fiscales: cuando los impuestos son proporcionales o progresivos, las tasas impositivas
estar�n gravando rentas de menor cuant�a en t�rminos reales;
adem�s, el n�mero de familias perceptoras de rentas exentas se
ver� reducido. Por otra parte la inflaci�n act�a como un
impuesto encubierto: si, por ejemplo, el banco central pone en circulaci�n
billetes que, pasado un a�o, ven reducido su valor en un 25%, los que
hayan estado en posesi�n de esos billetes durante un a�o habr�n
sufrido una recaudaci�n forzada de la cuarta parte de sus fondos en efectivo;
otros beneficiados por este impuesto, adem�s del banco emisor, son todos
los bancos que participan en el proceso de creaci�n de dinero.

El aumento del riesgo provocar� un aumento en el coste
del dinero. Los tipos de inter�s a que se prestar� el dinero deber�n
incrementar la retribuci�n habitual por dos conceptos: la necesidad de
cubrir la depreciaci�n del principal y el riesgo por no poder prever
con exactitud esa depreciaci�n.

La inversi�n se ver� desalentada por muchas razones.
Adem�s del aumento en los tipos de inter�s, el empresario encontrar�
dificultades adicionales para prever los beneficios de su actividad debido a
la inseguridad en los precios futuros de los factores, los productos intermedios
y los productos finales. Solo se iniciar�n las empresas m�s prometedoras.
En �pocas de fuerte inflaci�n, las inversiones m�s seguras
y rentables suelen ser las de car�cter especulativo: las joyas y obras
de arte, los inmuebles, las divisas y los valores extranjeros, act�an
como dep�sito incorruptible de valor; al coincidir una oferta muy r�gida
con un gran aumento de la demanda, sus precios pueden crecer de forma desorbitada,
proporcionando as� beneficios muy superiores a los de cualquier inversi�n
productiva».

2.- Medidas de estabilizaci�n

«Detener una alta inflaci�n requiere de una combinaci�n
especial de pol�ticas econ�micas que afecten el tipo de cambio,
el presupuesto fiscal, la oferta monetaria y, en algunos casos, medidas directas
que apunten a los salarios y a los precios. Un elemento clave para el �xito
de cualquier programa de estabilizaci�n es cuan positivamente responde
a �l el p�blico. El papel critico de las expectativas destaca
la importancia de las pol�ticas que puedan infundir confianza en el programa».

«Cualquier intento serio de atacar la inflaci�n
implicar� dificultades y riesgos, siendo adem�s un proceso largo
porque las medidas restrictivas tienden a reducir la producci�n y el
empleo antes de que se hagan patentes los beneficios. Por otra parte, las medidas
fiscales y monetarias expansivas tienden a aumentar el nivel de actividad econ�mica
antes de que aumenten los precios. Estos riesgos econ�micos y pol�ticos
explican por qu� predominan las pol�ticas expansionistas.

Las medidas de estabilizaci�n anulan los efectos de
la inflaci�n y la deflaci�n al restablecer el nivel normal de
actividad econ�mica. Para que sean efectivas, estas medidas tienen que
ser permanentes y no solamente ajustes temporales que, a menudo, no consiguen
m�s que agravar las variaciones c�clicas. El requisito indispensable
para luchar contra la inflaci�n implica que la cantidad de dinero y de
cr�ditos crezca a una tasa estable en funci�n de las necesidades
de crecimiento de la econom�a real y financiera. Los bancos centrales
pueden determinar, a largo plazo, la disponibilidad de dinero y cr�ditos
controlando las reservas financieras necesarias, y con otro tipo de medidas.
La restricci�n monetaria durante las recesiones c�clicas permite
la recuperaci�n financiera. Sin embargo, las autoridades monetarias no
pueden imponer la estabilidad econ�mica si la inversi�n y el consumo
privados siguen creando presiones inflacionistas o deflacionistas, o si el resto
de la pol�tica econ�mica entra en contradicci�n con la
pol�tica monetaria anti-inflacionista. El gasto p�blico y la pol�tica
impositiva tienen que ser coherentes con la actuaci�n monetaria con el
fin de lograr estabilidad y evitar excesivas oscilaciones en la pol�tica
econ�mica.

Concretamente, los gobiernos tienen que financiar sus enormes
d�ficit presupuestarios o bien pidiendo prestado o bien emitiendo dinero.
Si se adopta esta �ltima medida, las presiones inflacionistas aparecen
inevitablemente. La �nica forma de lograr que las medidas de estabilizaci�n
sean efectivas es manteniendo una pol�tica monetaria y fiscal estable
y coordinada.

Tambi�n es necesario emprender medidas desde el lado
de la oferta para luchar contra la inflaci�n y evitar los efectos de
estancamiento econ�mico debidos a la deflaci�n. Entre las posibles
medidas a tomar desde el lado de la oferta se encuentran las medidas incentivadoras
del ahorro y la inversi�n; mayor gasto para el desarrollo y la aplicaci�n
de nuevas tecnolog�as; la mejora de las t�cnicas de gesti�n
y de la productividad del trabajo a trav�s de la educaci�n y las
pr�cticas laborales; mayores esfuerzos para mantener estable el valor
de las materias primas y para desarrollar nuevos recursos; y la reducci�n
de la excesiva regulaci�n gubernamental.

Algunos analistas recomiendan la aplicaci�n de pol�ticas
de rentas para luchar contra la inflaci�n. Estas pol�ticas abarcan
desde las imposiciones gubernamentales sobre niveles de precios, salarios, rentas
y tipos de inter�s hasta los incentivos fiscales, o simplemente recomendaciones
hechas por el gobierno. Algunos afirman que la intervenci�n del gobierno
podr�a complementar las principales medidas econ�micas monetarias
y fiscales, pero los cr�ticos de esta postura se�alan las ineficiencias
de los anteriores programas de control en los pa�ses desarrollados. Entra
en lo posible que las futuras medidas de estabilizaci�n se basar�n
en coordinar las pol�ticas monetarias y fiscales y en aumentar los esfuerzos
desde el lado de la oferta para mantener la productividad y desarrollar nuevas
tecnolog�as.

Todos los temas relacionados con la inflaci�n, la deflaci�n
y las pol�ticas asociadas con estas problem�ticas est�n
adquiriendo mayor importancia debido a la creciente movilidad de la inversi�n
y a la especulaci�n de los mercados internacionales que cada vez est�n
m�s interrelacionados, sobre todo en las �ltimas d�cadas
del siglo XX. Dado que las finanzas internacionales pueden cambiar el valor
de una moneda en cuesti�n de minutos, o llevar a un pa�s a la
crisis econ�mica, la gesti�n empresarial est� adquiriendo
un papel relevante a la hora de lograr la estabilidad econ�mica».

3.- Planes de estabilizaci�n en Argentina

«La historia nos cuenta que los procesos inflacionarios
se inician con elevados niveles desde el gobierno de Per�n. Los intentos
por estabilizarlos han tenido poco �xito. La caracter�stica com�n
de los planes de estabilizaci�n aplicados en Argentina es que han surgido
de acuerdos con el FMI. Sabemos que esta entidad considera necesarios para reducir
la inflaci�n aspectos como reducir el d�ficit fiscal y «dejar
ajustar» si hay desequilibrios en la balanza de pagos (mecanismo conocido como
enfoque monetario de la balanza de pagos). En general no se llegaron a cumplir
los acuerdos por incumplimiento en la reducci�n del d�ficit fiscal.
A continuaci�n analizamos los �ltimos planes de estabilizaci�n
en Argentina.

4.- Plan austral

Al asumir Alfons�n en 1983, se trato de enfrentar la
inflaci�n existente mediante pol�ticas gradualistas programadas
por el FMI sin tener �xito. La inflaci�n crec�a gradualmente
hasta que en junio de 1985 ante una inminente hiperinflaci�n se puso
en marcha el plan Austral. Este consist�a en pol�ticas heterodoxas
concentr�ndose en:

  1. Aumento los precios del sector publico, devalu� el tipo de cambio,
    impuso grav�menes al exterior e incremento tasas impositivas para mejorar
    los ingresos.

  • Congelo precios y salarios y fijo el tipo de cambio.
  • Circulaba una nueva unidad monetaria (austral) junto con la anterior.
  • Al ser aceptada por el FMI permiti� el reajuste del servicio de la
    deuda con su nueva moneda.

 

Finalmente la inflaci�n no fue erradicada totalmente,
a pesar de las correcciones el d�ficit continuo aumentando. El tipo de
cambio se mantuvo hasta abril de 1986 donde comenzaron las «mini devaluaciones»
para no perder competitividad aunque el tipo de cambio real se mantuvo constante
por la depreciaci�n del d�lar en los mercados mundiales.

5.- Plan y ley de convertibilidad

A partir del 6 de febrero de 1989 se suspendi� la convertibilidad
del austral, la inflaci�n fue del 33% en abril, 78% en mayo y 114% en
junio. El 9 de julio renuncio Alfons�n alcanzando una inflaci�n
del 197%. Luego de una corrida cambiaria en diciembre de ese mismo a�o
ya con Menem en el gobierno, la inflaci�n persisti�. Se anuncio
el «plan Bonex» con lo que dio cierto aire al gobierno aunque en febrero de
1991 se produce otra corrida contra la moneda, cuando finalmente ingresa como
ministr� de econom�a Cavallo quien anuncia en abril el Plan de
Convertibilidad. Este es un plan heterodoxo cuyos principales puntos:

 

 

  • Reforma monetaria: la nueva moneda (peso), la base monetaria respaldada
    en un 100% por reservas internacionales transformando al Banco Central en
    una caja de conversi�n, prohibici�n de indizaci�n en
    mercados de bienes y trabajo excepto en las operaciones de cr�dito.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  • Reforma del sistema previsional: mecanismo de capitalizaci�n
    operado por el sector privado.

 

 

 

 

A esto se le debe agregar la credibilidad que se genero al
traspasar el poder de devaluar al congreso, la independencia de los miembros
del directorio del Banco Central cuya ratificaci�n pasa a depender del
congreso generando la reducci�n de la dependencia que exist�a
entre ministerio de econom�a y las autoridades del Banco Central. Es
muy notorio el �xito de este plan ya que durante los a�os subsiguientes
la tasa de inflaci�n ten�a los niveles m�s bajos del planeta.
Era muy dif�cil la lucha contra la compra del d�lar durante la
�poca 1989-1991, cualquier excedente iba directamente a cubrirse en esa
moneda extranjera».

6.- Sistema dual

Desde el 1 de Enero del a�o 2002 y hasta la actualidad,
«en Argentina, se abandon� el control del tipo de cambio implementado
a trav�s de la Ley 23.928 de Convertibilidad, para establecer un sistema
dual, con una cotizaci�n oficial fija de 1.4 pesos por d�lar,
y un segundo valor de la moneda determinado por el mercado.

El gobierno esperaba que en pocos meses las dos cotizaciones
convergieran a un valor «razonable», para de esta forma eliminar la tasa oficial
y contar con un �nico tipo de cambio flotante. En este momento, Argentina
se encuentra bajo un r�gimen de flotaci�n sucia, sin un ancla
nominal cre�ble».

7.- Pol�ticas anti-inflacionistas

«Las aparentemente est�riles matizaciones sobre
las causas de la inflaci�n esconden en realidad una actitud normativa:
de d�nde se encuentre la ra�z del mal depender� la receta
del m�dico; hay que atacar las verdaderas ra�ces del mal y no
limitarse a disimular los s�ntomas.

Cualquier medicina contra esta enfermedad resultar�
muy amarga, pero algunas p�ldoras parecen ser m�s del gusto de
unas personas que de otras. Las pol�ticas antiinflacionistas suelen provocar
disminuci�n en las rentas… pero unas inciden m�s sobre las rentas
del capital mientras que otras parecen cebarse especialmente en las rentas del
trabajo

La pol�tica de controles directos parece inspirada
en los edictos de los emperadores romanos «prohibiendo» que suban los precios.
A corto plazo pueden tener un cierto efecto, pero si no se corrigen las causas
o los desequilibrios subyacentes, en cuanto se levanten los controles la inflaci�n
resurgir� con m�s fuerza. En cualquier caso el control directo
s�lo puede ser una medida a corto plazo; si se prolongase en el tiempo
aparecer�a el mercado negro y se provocar�an distorsiones en la
producci�n con lo que el remedio podr�a ser peor que la enfermedad.

La pol�tica de rentas consiste en establecer
l�mites al crecimiento de sueldos, salarios y beneficios. Pero si los
sueldos y salarios son muy f�ciles de controlar, no se puede decir lo
mismo de los beneficios por lo que esta pol�tica suele conducir a p�rdidas
de la capacidad adquisitiva exclusivamente para los trabajadores.

La pol�tica cambiaria puede ser utilizada tambi�n
en la lucha contra la inflaci�n. Si se permite la libre importaci�n
de ciertos productos de forma que sean vendidos en el mercado nacional a un
precio aproximadamente igual a los producidos en el interior se estar�
aumentando la competitividad interior, impidiendo o ralentizando las subidas
de precios. Pero las consecuencias de esa pol�tica sobre el comercio
exterior puede ser grave: las subidas de precios interiores deteriorar�n
gravemente el equilibrio en la balanza de mercanc�as.

Los efectos de la pol�tica fiscal y la pol�tica
monetaria
han sido analizados detalladamente en varios temas anteriores
y a�n tendremos que volver sobre ellos en los que siguen. La pol�tica
fiscal antiinflacionista exige recortes en los gastos p�blicos. La pol�tica
monetaria requiere control de la oferta de dinero y altos tipos de inter�s.
Sin embargo, la efectividad de estas pol�ticas depende en gran medida
de las previsiones de los agentes econ�micos».

8.- Inflaci�n en Argentina

«En casi todos los pa�ses del mundo, especialmente
en Argentina, cada vez que se menciona la palabra «inflaci�n» surge en
cada persona un aire de mal estar y en otros hasta p�nico. Y no es casual
que as� suceda debido a la experiencia que han tenido a�os anteriores
principalmente con la hiperinflaci�n».

«La utilizaci�n del impuesto inflacionario como
fuente de financiaci�n del d�ficit fiscal es pr�ctica com�n
entre los gobiernos que disponen de esta herramienta. Sin embargo, pa�ses
como la Argentina, donde se ha recurrido a �l de forma excesiva e irresponsable,
ha generado sobre los individuos ciertos mecanismos de protecci�n que
han hipotecado su aplicabilidad a futuro. Precisamente, lo que ha dado lugar
es al surgimiento del fen�meno de sustituci�n de monedas, entendido
este como el reemplazo de por la moneda dom�stica la moneda extranjera
para cumplir con todas las funciones del dinero, inclusive la de actuar como
medio de cambio.

La evidencia indica que, a�n superada la etapa de inflaci�n
alta y variable, los individuos no recomponen tan velozmente sus portafolios
en favor de la moneda dom�stica, otorgando cierta persistencia a la demanda
de moneda extranjera. Esto es lo que la literatura ha denominado «efecto hist�resis»,
y que representa un verdadero obst�culo para el ejercicio de la pol�tica
monetaria.».

9.- Econom�as emergentes

«Am�rica Latina presenta una dicotom�a entre
dos reg�menes de pol�tica monetaria extremos: fijaci�n
del tipo de cambio (implementada principalmente a trav�s de Cajas de
Conversi�n o Dolarizaci�n) y sistemas de metas inflacionarias.

Entre 11 pa�ses latinoamericanos, 8 contaban con un
sistema de control del tipo de cambio en 1994, mientras que s�lo 3 lo
continuaban haciendo en el 2000 (Argentina, Uruguay y Venezuela). Argentina
y Uruguay ya no lo implementan.

Existe una tendencia a abandonar el r�gimen monetario
de control del tipo de cambio para considerar el control de la inflaci�n.
Entre los pa�ses latinoamericanos observamos: Chile, Brasil y M�xico

Chile cuenta con la mayor experiencia entre los pa�ses
de Am�rica Latina en la implementaci�n de un r�gimen de
control de la inflaci�n. Brasil posee el sistema m�s sofisticado
t�cnicamente, cuenta con un conjunto de modelos para apoyar el proceso
de decisi�n de pol�tica monetaria. M�xico luego de la crisis
del tequila, comenz� a implementar un r�gimen de control de medios
de pago, que gradualmente se convirti� en una meta intermedia del control
de la inflaci�n.

Hasta el momento, esta t�cnica ha demostrado ser exitosa
para los pa�ses que la implementan. Brasil, Chile y M�xico han
presenciado un rico crecimiento econ�mico y fortalecido la entrada de
capitales. Utilizaron inflation targeting para aumentar la credibilidad,
disminuir expectativas inflacionarias y lograr un camino de convergencia hacia
una baja inflaci�n. La mayor�a de ellos lograron alcanzar bajas
tasas de inflaci�n a trav�s de pol�ticas gradualistas con
las cuales acrecentaron la confianza en el r�gimen».

10.- Posibilidades de implementaci�n
en Argentina

«Desde principios del 2002, Argentina, ha seguido una
pol�tica monetaria de flotaci�n sucia, donde el Banco Central,
a trav�s de intervenciones en el mercado, intenta modificar el valor
del tipo de cambio. Al ser un componente muy importante en la determinaci�n
del �ndice de precios y de las expectativas de la poblaci�n, el
manejo del tipo de cambio se vuelve necesario para lograr el control de la inflaci�n.
Experiencias de pa�ses como Chile, demuestran que la implementaci�n
de un objetivo dual de inflaci�n y tipo de cambio crea la posibilidad
de generar conductas especulativas que hacen fracasar el r�gimen elegido.
El compromiso de actuar en el mercado cambiario hace a la pol�tica monetaria
susceptible a ataques especulativos. La efectividad de la pol�tica monetaria
se reduce de fijarse bandas para el tipo de cambio. Al aproximarse �ste
al l�mite superior de la banda, las expectativas inflacionarias no se
relacionan con la tasa de inter�s ni con los cambios en la brecha del
producto ya que no existe credibilidad en que se va a mantener la b�squeda
de la inflaci�n y de esta forma fracasa el r�gimen monetario.
El Banco Central, al defender el tipo de cambio, vende divisas extranjeras y
adquiere moneda local, contrayendo la oferta monetaria, se elevan la tasas de
inter�s y existe la posibilidad de que se genere una inflaci�n
de costos que no puede combatirse a menos que se est� dispuesto a abandonar
la meta de control del tipo de cambio.

El Banco Central de la Rep�blica Argentina cuenta con
independencia de jure, es decir, seg�n la legislaci�n vigente:
El presidente es designado por el Poder Ejecutivo Nacional con acuerdo del Senado
de la Naci�n. El per�odo de duraci�n del mismo en el cargo
(6 a�os), es mayor que aqu�l que le corresponde al presidente
de la naci�n (4 a�os). Seg�n el art�culo 1ro
de la Carta Org�nica del Banco Central, se considera al mismo como una
entidad aut�rquica del Estado Nacional, lo cual le otorga independencia
econ�mica. El art�culo 3ro obliga a dar publicidad
de sus actos, congruente con un r�gimen democr�tico y le proporciona
independencia, ya que establece que «En la formulaci�n y ejecuci�n
de la pol�tica monetaria y financiera el Banco no estar� sujeto
a �rdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo nacional».

En la pr�ctica se observa que la independencia est�
muy limitada. Se advierten constantes influencias del Poder Ejecutivo en el
funcionamiento del Banco Central, manifestadas a trav�s de pedidos de
inmunidad del banquero central, cierre y reapertura de la Secretar�a
de Prensa del Banco Central por el Ministro de Econom�a, declaraciones
de los banqueros centrales que si los «obligan» a emitir m�s all�
de un l�mite dejar�an el cargo, y renuncias de diversos funcionarios
encargados de la pol�tica econ�mica.

Otro inconveniente que se presenta en Argentina relacionado
con el Banco Central, es la falta de credibilidad que presenta el mismo como
combatidor de la inflaci�n. Durante los per�odos de inflaci�n
e hiperinflaci�n que se presentaron, el Banco Central no logr�
disminuir la tasa de crecimiento de los precios. Fue necesaria la implementaci�n
de un r�gimen de tipo de cambio fijo a trav�s de una Caja de Conversi�n
para lograr credibilidad, quit�ndole de esta manera la posibilidad al
Banco Central de llevar a cabo pol�tica monetaria aut�noma.

El cr�dito privado para financiamiento de deuda p�blica
se encuentra muy limitado por el alto grado de desconfianza de la capacidad
de pago, la tasa de riesgo pa�s y la falta de apoyo de los organismos
internacionales de cr�dito, lo que determina la inexistencia de mercados
financieros suficientemente activos para financiamiento gubernamental.

La presencia de inflaci�n actual dificulta predicciones
futuras precisas. El establecimiento de metas en estas condiciones da�a
a�n m�s la credibilidad del Banco Central. Sin embargo, pa�ses
como Chile y M�xico, quienes presentaban altas tasas anuales de inflaci�n,
implementaron el r�gimen exitosamente a trav�s de pol�ticas
graduales. La inflaci�n actual no es necesariamente un impedimento para
llevarlo a cabo.

El programa a implementar estar� orientado hacia el
largo plazo, por lo cual deben minimizarse presiones pol�ticas donde
priman objetivos inmediatos, evitando as� la inconsistencia temporal.

Las caracter�sticas actuales de la coyuntura argentina
no cumplen la mayor�a de los requisitos necesarios para la implementaci�n
de un sistema de control de la inflaci�n. No obstante, por lo visto en
experiencias realizadas en otros pa�ses, hay condiciones que no son estrictamente
necesarias, o bien son solucionables, aunque no sin un gran esfuerzo.

La primera medida necesaria para poder adherirse a esta pol�tica,
de la misma forma que fue realizada por Brasil, es disminuir el d�ficit
fiscal, mediante lo cual se genera mayor confianza, demuestra el compromiso
hacia el control de la inflaci�n.

El Banco Central debe actuar con mayor independencia. Si bien,
el mismo no posee a�n credibilidad como combatidor de la inflaci�n,
por experiencias como las de Chile, Brasil y M�xico se observa que �sta
puede ganarse gradualmente, instituyendo en primera instancia objetivos inflacionarios
poco exigentes, para luego, una vez obtenida cierta confianza, comenzar a establecer
metas fijas para la evoluci�n de los precios. Tambi�n es necesario
aumentar el nivel de comunicaci�n entre la autoridad monetaria y el p�blico.

Es fundamental establecer un compromiso claro y firme hacia
la estabilidad de precios, con la menor intervenci�n de otras variables
de tipo nominal. Este es el mayor inconveniente en Argentina, al recurrir la
poblaci�n al d�lar para proteger el valor real de sus ingresos,
se obliga a la pol�tica monetaria a considerar el exceso de demanda en
el mercado cambiario como una de las principales presiones inflacionarias de
la econom�a. Si la pol�tica establecida resultara cre�ble,
generar� confianza, esta fuga de capitales disminuir� y permitir�
alcanzar con mayor libertad un objetivo de inflaci�n.

Resulta, por lo tanto, necesario realizar serias reestructuraciones
pol�ticas y en los organismos del gobierno, dando mayor independencia
al Banco Central y reduciendo el d�ficit fiscal. Las mismas, acompa�adas
por otras medidas como el establecimiento de un sistema de justicia eficaz,
mayor comunicaci�n y transparencia, crean confianza y credibilidad en
la pol�tica econ�mica. De esta forma, se eliminan las expectativas
inflacionarias, que en Argentina significa la disminuci�n de la demanda
de la divisa norteamericana, permitiendo la implementaci�n de este r�gimen».

 

Conclusi�n

 

La inflaci�n no tiene una �nica causa. Como las
enfermedades, se produce por numerosas razones, algunas veces a la demanda,
otras a la oferta, pero lo cierto en este punto es comprender que si no se controla
a tiempo, una inflaci�n peque�a puede transformarse en una enorme
bola de nieve rodando hacia nosotros mismos, ya que la inercia propia que tiene
esta es muy dif�cil de parar una vez que ha comenzado a avanzar.

El gobierno, como se mencion� en reiteradas oportunidades,
es el �nico capaz de influenciar en ella teniendo grandes resultados
a la vez, puede frenarla como tambi�n puede enriquecerse a trav�s
de ella, ya que vi�ndolo desde cualquier perspectiva, y, aunque sea una
forma de ayudar a la econom�a la inflaci�n no es mas que una falsificaci�n
legalizada de la moneda ya que es un impuesto oculto y deshonesto que golpea
fuertemente a los que reciben ingresos fijos como los asalariados y pensionados.

Resulta imposible tambi�n hablar de inflaci�n
en la Rep�blica Argentina y tratar de opinar objetivamente sobre el papel
del gobierno en su implementaci�n, control y pol�ticas en general.

Efectivamente hay luz al final del t�nel, se puede convivir
con la inflaci�n, tenemos muchos pa�ses que d�a a d�a
nos lo demuestran pero toda pol�tica exitosa debe tener una mayor�a
dirigi�ndose en un solo sentido para poder avanzar, situaci�n
que se aleja mucho de la realidad social argentina, actualmente fragmentada
debido a diversas razones pero principalmente a la pobreza reinante entre sus
miembros y un �ndice de indigencia que no deja de crecer.

Sobre todas las cosas para lograr un control inflacionario
se necesita organizaci�n gubernamental y cohesi�n entre los objetivos,
preguntarnos donde estamos y hacia donde queremos llegar. Para que esto suceda
el gobierno deber� dejar de usar su poder sobre la inflaci�n para
enriquecer a unos pocos en detrimento de toda la sociedad, se deber�
dejar de manipular la moneda y las pol�ticas sociales en favor de campa�as
pol�ticas y maniobras sucias dentro del propio gobierno.

Se debe acabar con la especulaci�n del tipo de cambio
y precios y fomentar la inversi�n en la industria nacional para poco
a poco dejar de depender de las importaciones a las que la «falsa convertibilidad»
nos acostumbr� durante una d�cada. Se necesitan pol�ticas
econ�micas claras y bien estudiadas por parte del gobierno para que aunque
sea a muy largo plazo se note la diferencia y no solo avanzar un paso para retroceder
dos ma�ana, pero por sobre todas las cosas se necesita «ganas»,
para «hacer», «confianza» para «creer», «uni�n»
para «ser», y «fuerza» para «crecer», porque el
cambio es posible, solo depende de nosotros.

 

�NDICE BIBLIOGR�FICO

  1. General:

 

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Mar�a Gabriela Roncedo

 

gabrielaroncedo[arroba]hotmail.com

 

Edad: 21 a�os

Fecha de realizaci�n: septiembre del 2004

Presentado como trabajo final de la materia de Preseminario
de la Facultad de Ciencias econ�micas de la Universidad Nacional de Tucum�n

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