- Introducción a la
Teoría del Estado - Las formas de
organización política - El
Estado como forma de organización
política - El
nacimiento y las nuevas formas de gobierno - Formas de
gobierno - Tendencias actuales
del Estado - Bibliografía
1. Introducción a la Teoría del
Estado.
Existen muchos autores que han intentado definir al
Estado, a continuación se presentan algunas de las
más destacadas definiciones, hechos por hombres
ilustres:
1). CICERÓN: "Es una multitud de hombres ligados
por la comunidad del
derecho y de la utilidad"
2). SAN AGUSTÍN: "Es una reunión de
hombres dotados de razón, y enlazados en virtud de la
común participación de las cosas que
aman"
3). BODINO: "Es un conjunto de familias y posesiones
comunes gobernadas por un poder de mando
según la razón"
4). SAVIGNY: "Es la representación material de un
pueblo"
5). KANT: "Es una
variedad de hombres bajo leyes
jurídicas"
6). OPPENHEIMER: "Es la institución social
impuesta por el grupo
victorioso al derrotado, con el propósito de regular su
dominio y de
asegurarse contra la rebelión interna y los ataques del
exterior"
7). JELLINEK: "Es una asociación de hombres
sedentarios dotada de un poder de mando originario"
8). BLUNTSCHLI: "Es la personificación de un
pueblo"
9). DUGUIT: "Es una corporación de servicios
públicos controlada y dirigida por los
gobernantes"
10). SPENGLER: "El Estado es
la historia
considerada sin movimiento. La
historia es el Estado pensado en el movimiento de
fluencia"
11). KELSEN: "El Estado es el ámbito de
aplicación del derecho. El Estado es el derecho como
actividad normativa. El Derecho es el Estado como actividad
normal. En el Estado alcanza el pueblo su personalidad
jurídica"
12). HELLER: "El Estado es la conexión de los
quehaceres sociales. El poder del Estado es la unidad de acción
organizada en el interior y el exterior. La soberanía es el poder de ordenación
territorial exclusiva y suprema"
13). CARRE de MALBERG: "Es la comunidad política como
territorio propio y que dispone de una organización"
14). ADOLFO POSADA: "Son los grupos
sociales territoriales con poder suficiente para mantenerse
independientes"
15). GROPPALI: "Es la agrupación de un pueblo que
vive permanentemente en un territorio con un poder de mando
supremo, representado éste en el gobierno"
Estas definiciones dadas con anterioridad tienen la
intención de servir como introducción al tema tan profundo y
complicado que representa el Estado, sin embargo, existen
infinidad de definiciones más, de entre las cuales Arnaiz,
elige tres, las cuales se citan a continuación:
1). Definición ahistórica: "El Estado como
Institución Política es la forma política de
un Pueblo o la
organización política suprema de un
pueblo".
2). Definición moderna (Jellinek): "El Estado es
la agrupación humana sedentaria con un poder de mando
originario"
3). Definición del Estado Moderno (Duguit): "El
Estado existe y existió allí donde hubo una
relación entre gobernantes y gobernados en orden a la
solidaridad
social"
Además de todas estas brillantes definiciones,
podemos encontrar también conceptos en los cuales se
observa al Estado desde diferentes puntos de vista como
son:
Concepto social del Estado.- En la base del Estado se
encuentra una serie de hechos sociales, una serie de relaciones
humanas; estas relaciones son actos del hombre,
condicionados por el contenido psíquico propio de la
naturaleza
anímica de los seres humanos; por consiguiente, el Estado
es una creación humana consistente en relaciones de
voluntad de una variedad de hombres.
Concepto jurídico del Estado.- La
corporación formada por un pueblo dotada de un poder de
mando originario y asentada en un determinado territorio da como
resultado un Estado.
Sin embargo resulta más práctico definir
al Estado partiendo de los elementos que componen este, y por
ello se hace necesario el estudio de estos, no obstante, existen
algunos autores que diferencian entre elementos previos y
elementos constitutivos o elementos naturales y elementos
jurídicos; para no entrar en ambigüedades, nos
referiremos a ellos simplemente como elementos y tomaremos en
cuenta los que realmente son esenciales y no derivan de
otro.
El territorio:
El territorio es el espacio o porción
geográfica en la que se realiza la actividad
estatal. Comprende el suelo con todos
sus accidentes
estructurales, el subsuelo y el espacio aéreo. Se extiende
en tres dimensiones: superficie, altura y profundidad. Como
superficie se entiende la parte terrestre, los ríos, lagos
y mares interiores, el mar territorial o patrimonial que rodea la
superficie terrestre y se extiende, por una ficción, a los
lugares amparados por el principio de extraterritorial conforme
al Derecho
Internacional.
Se le llaman fronteras o lindes de la superficie
territorial de un Estado, a las líneas naturales o ideales
de separación que delimitan su esfera de actividad
jurídico-política. Las fronteras se reducen a
demarcaciones políticas
de carácter nacional, en tanto la estructura del
poder tiende a conformar organizaciones
supranacionales.
El territorio constituye la base física del Estado, y
por lo tanto, existen relaciones entre la geografía y la
política. El territorio determina la acción del
Estado en el espacio y el ámbito de vigencia de suborden
jurídico, lo individualiza, resultando una unidad
geográfica llamada corrientemente "país";
además las condiciones geofísicas influyen en la
economía,
en organización social y el estructura política del
Estado; el grado de centralización, los métodos de
gobierno y la forma de Estado.
La población:
Llámase población a la totalidad de
individuos que habitan el territorio de un Estado. La
población presenta dos aspectos: uno, demográfico o
cuantitativo, referido a su número y densidad; otro,
demológico o cualitativo, vinculado a la raza, herencia y
selección. En cuanto elemento del Estado,
se entiende, como pueblo o comunidad nacional, esos aspectos
gravitan la estructura, pudiendo, como variables,
determinar la forma política. La población, es
decir, la totalidad de los individuos que forman el pueblo en el
Estado, son sujetos activos y pasivos
de derechos y
obligaciones. Estos son los derechos civiles o
individuales (derechos públicos subjetivos) y los derechos
sociales. Además la población, en cuanto
nació no pueblo del Estado es titular del poder
constituyente, y sus miembros tienen derechos
políticos.
El gobierno:
Más adelante veremos que el fin del Estado es la
obtención del bien público temporal, la autoridad
tiene, no sólo el derecho, sino el deber ineludible de
velar por el cumplimiento de sus mandatos, haciendo uso de las
manifestaciones materiales de
su poder. Y el gobierno es esencialmente la acción por la
cual la autoridad impone una línea de conducta, un
precepto, a individuos humanos; su misión
principal es ordenar, naturalmente que esas órdenes no
deben ser arbitrarias, sino que han de dirigirse hacia la
consecución del bien público. El gobierno
está obligado a tomarse de tal suerte que ningún
partido, grupo o individuo este
en posibilidad de combatir con el Estado. El poder del gobierno
satisface la necesidad de dirección propia de todo agrupamiento
humano, es decir, no hay vida social sin orden, ni orden sin
dirección.
La soberanía:
La soberanía es un elemento modal de la
estructura dinámica de la forma política
moderna; es un elemento o atributo del Estado y una cualidad del
poder, convierte un determinado poder político en supremo,
adicionando a su capacidad de dirección la de obrar como
instancia final de decisión, acción y
sanción; el poder determinado como soberano no se
encuentra subordinado ningún otro; tiene superioridad,
siendo, en su especie, el poder más alto; la
soberanía se encuentra relacionada con el imperio de la
ley, ya que
una hace posible la existencia de la otra, el orden
jurídico impera en función de
la soberanía.La soberanía afirma la individualidad,
autodeterminación e independencia
del Estado respecto de los otros Estados particulares la cual se
entiende como soberanía exterior y no tiene sentido de
superioridad sino de igualdad.
Una vez enunciados los elementos que componen al Estado,
podemos decir entonces, que este consiste en: "Una
población asentada en un territorio, que se somete a un
gobierno el cual se forma poder soberano".
1.2. Objeto, Fin y
Trascendencia del Estado.
Objeto del Estado: La principal razón de ser del
Estado está motivada por el hecho de que ha sido creado
como una forma de organización política. Esto se
debe a que desde los principios del
nacimiento de la humanidad, se ha suscitado el problema de la
organización, hablando desde la era primitiva hasta la
actualidad.Por ello se han creado diversas instituciones
para dicha tarea, pero es hasta el momento que encontramos las
herramientas
necesarias para la conservación del orden social. Es en
este momento en el que hablamos de la vasta institución
que es el Estado, y no podemos imaginar al Estado sin sus
elementos, la población, el gobierno, la soberanía
y el territorio.Al igual que tampoco nos podemos imaginar el
poder del Estado sin la enorme influencia que tiene sobre la
población o sobre sus otros elementos.Y así como el
Estado fue creado de una sociedad se
debe entender por su objeto, el bien de esta misma sociedad, es
decir, que se encargará primordialmente de la seguridad, y
bienestar social, ayudándose de los medios que
para ello le convengan más. Así con esta breve
reseña podemos decir la siguiente conclusión: el
objeto del Estado será sin duda el de mantener el orden
social a base de distintos medios u órganos con los que
cuenta, es decir, mantener el orden social a través del
Derecho.
Fin del Estado: Consiste en todo aquello que realicen
las instituciones políticas dentro de sus respectivas
actividades. Para que el Estado logre sus fines debe imponer
normas
jurídicas, por lo tanto se hace necesario que se ayude de
medios coercitivos para el cumplimiento de éstas, con el
fin de mejorar el desarrollo de
su población. En los fines que trata de alcanzar el Estado
con su actividad tenemos, primordialmente, el de la defensa hacia
el exterior. El Estado debe tener una buena organización
para que exista la fuerza
necesaria para oponerse a cualquier invasión al territorio
nacional. En otras palabras hablamos de que tiene que poder
mantener la soberanía del país, entonces estamos
hablando de la autoridad que tiene el Estado para salvaguardar la
soberanía ante los Estados extranjeros, ya sea por
vías diplomáticas o bien haciendo uso de la fuerza,
utilizando al ejercito. Otro fin del Estado, es el de encaminarse
hacia la conservación de la paz y el orden dentro de su
propio territorio. Existen dos principales posturas con respecto
al fin del Estado, la humanista sostiene que todo Estado es la
conservación y el bienestar de los individuos y la
transpersonalista afirma que el Estado es el fin los individuos
son el medio; finalmente es potestativa la elección de una
u otra de las anteriores posturas, pero por encima de esto
podemos concluir que el fin del Estado consiste en lograr el bien
común a través de las instituciones que se
desprenden de él.
Trascendencia del Estado: Para comprender la
trascendencia del Estado es necesario aclarar que al hablar de
trascendencia nos referimos a la importancia que tiene el Estado
en la sociedad. Al hablar de la importancia del Estado es
indispensable que hagamos referencia a las funciones de
éste, para que así podamos evaluar la importancia
de sus funciones en nuestra vida social. Una de sus funciones es
la de crear e imponer normas jurídicas; y su trascendencia
es de vital importancia ya que sin dichas normas no
existiría un orden social, y viviríamos en el caos,
en la anarquía; esta función pertenece
principalmente a uno de sus órganos, el legislativo. Para
mantener la paz social, es necesario que utilice diversos medios,
tales como los coercitivos, para ello se vale de uno de sus
órganos, el judicial. Otra de sus funciones consiste en
la
administración de las riquezas con las que cuenta, y
es aquí donde entra el órgano ejecutivo; sin esta
administración no se podría hablar
de la regulación de todas las riquezas ni tampoco de los
bienes que son
tan importantes para el desarrollo social
hacia el exterior del territorio. Por todo lo anterior, la
trascendencia del Estado esta supeditada a las diversas funciones
que se tengan que realizar, y su importancia varía de
acuerdo al grado de necesidad que tenga para nosotros y como nos
podemos dar cuenta es tan importante que sin esta
institución, simplemente no existiría la sociedad
como actualmente la conocemos.
Como conclusión a este tema se puede decir que es
obvio, por todo lo mencionado anteriormente, que no puede existir
un fin que no este unido a un objetivo, ni
tampoco podemos imaginar el fin y el objeto del Estado sin
considerar la gran trascendencia que tienen en nuestra vida y
organización social.
1.3. Principales
Métodos Utilizados por la Teoría del
Estado.
Etimológicamente, método se
compone de dos voces griegas: meta, que significa a
través, y odos, camino; es el camino que atraviesa o que
lleva a algún lugar.El método es el que indica el
orden en el procedimiento, la
forma de actuar adecuadamente para obtener un fin determinado. El
método es un auxiliar indispensable de las disciplinas
científicas y aún de todo conocimiento
humano, pues sin él, la mente del hombre no sigue una
dirección segura y corre el riesgo de
extraviarse.
Como toda disciplina
científica, la Teoría del Estado necesita del
método para auxiliarse en su investigación. El método le es
especialmente útil por la complejidad, dificultad y
extensión de la materia que
estudia; ya que el estudio del Estado presenta dificultades
porque no es un ente unitario, sino complejo, tiene
múltiples aspectos o facetas correspondientes a las
distintas aristas de la actividad humana que lo
producen. Además, recibe aportaciones, de otras
disciplinas políticas, como la filosofía
política, la historia política y la ciencia
filosófico-histórica de la política. Por
todo ello, necesita un método firme y seguro, que le
impida extraviarse en la consideración de los problemas que
le plantea la compleja realidad que estudia.
El Estado es un ente de cultura, es un
ser real constituido por un conjunto de actos humanos enlazados
entre sí teleológicamente por encaminarse hacia la
consecución del bien común. Además es
importante asentar que la Teoría del Estado es una
ciencia
cultural que estudia el complejo ser que es el Estado, auxiliada
por los datos que le
proporcionan las ciencias que
la auxilian y complementan; partiendo de esos postulados, podemos
establecer el método, esto es, el camino seguro y
práctico a seguir por nuestro disciplina para llegar a
conocer su objeto, el Estado.
Para determinar la metodología que debe seguir el Estado es
necesario tomar en cuenta dos aspectos básicos y
fundamentales de este:
1). El Estado existe fuera de nosotros; tiene una
existencia substantiva que puede ser aprehendida por la inteligencia
sin que está la deforme, y podemos llegar a su
conocimiento directamente, no por medio de símbolos.Sabemos que este conocimiento
rebasa el método inductivo y el método deductivo de
que se vale el raciocinio en otras ciencias. Nos damos cuenta del
hecho de que nosotros nos encontramos, podría decirse,
sumergidos dentro de la realidad estatal, y esta vivencia da
lugar a otra forma de conocimiento que se clasifica como
irracional; lo que no quiere decir que se oponga a la
razón, sino que la rebasa y le es paralelo. Es decir
podemos adquirir un conocimiento intuitivo del Estado a
través de nuestra experiencia cotidiana.
2). El Estado es un ser complejo; aunque único,
presenta diversos aspectos dentro de su unidad, aspectos que son
fundamentalmente:
a). Tiene una realidad inmediata exterior
fenoménica.
b). Tiene una realidad última esencial o
substancial.
c). Tiene una existencia histórica.
d). Dentro de él existe una actividad normativa,
encaminada a crear, definir y sancionar normas
jurídicas.
En forma lógica,
cada uno de los anteriores aspectos del ente complejo que es el
Estado, da lugar a métodos específicos distintos
para conocer en particular cada uno de ellos. Esos métodos
se dividen también en cuatro fundamentales:
a). Métodos científicos o
empírico-causales; estos métodos nos guían
hacia la explicación causal inmediata de las realidades
exteriores del Estado, como son el territorio, los
fenómenos de poder, etc.
b). Método filosófico; por medio de este
podemos conocer la esencia del Estado, es decir, es por el que
llegamos a encontrar la realidad última del Estado, su
causa final, la valoración política, el valor mismo
que existe dentro de el Estado y los valores
que tiende él a realizar
c). Método histórico; éste se
ocupará del origen y el desenvolvimiento de el Estado, nos
conduce, pues, a un saber particular del origen y desarrollo del
Estado dentro de una secuela de tiempo
d). Método jurídico; en el Estado existe
la actividad normativa, por tanto, en forma congruente es
necesario manejar un método adecuado para conocer esta
realidad del Estado, este método nos da a conocer la
actividad normativa del Estado como creador, definidor y
sancionador de las normas jurídicas.
En consecuencia, para conocer al Estado no debe
emplearse un solo método, ya que se trata de una realidad
compleja, y por ésta razón deben utilizarse
diversos métodos para llegar a un conocimiento cabal del
mismo.
Así termina la exposición
del método propio de la Teoría del Estado,
afirmando que los diversos aspectos del Estado dan origen a la
pluralidad de métodos: científico,
filosófico, histórico y jurídico, y que
sólo podemos llegar al conocimiento de la realidad del
Estado, dentro de su complejidad, haciendo uso de todos estos
métodos, para que nuestra mente, utilizando esos caminos
seguros y
combinándolos, pueda llegar a principios sólidos y
fundamentados dentro de esta disciplina. Debemos combinar esos
métodos sin dar valor exclusivo a un solo aspecto
particular del Estado.
1.4. Concepto de Poder,
Legitimación del Poder
estatal.
El Estado se presenta a nosotros como un poder que nos
envuelve y acompaña en cada uno de nuestros pasos, es un
poder que, a veces, se presenta favorable, pero en otras
ocasiones, aparece con caracteres desfavorables; es desagradable
que le cobren impuestos a una
persona pero,
en cambio, es
benéfico recibir atención del Estado a través de un
subsidio. Pero ¿Qué es el poder del Estado?
¿Cuál es la naturaleza del poder estatal? La
doctrina mas generalizada en nuestros días a este respecto
es la teoría institucional, la cual define al Estado como
una organización social alrededor de la idea de nación;
pues bien, si cada organización presupone el poder,
podemos asegurar que el poder estatal debe ser un poder social;
pero al hablar de un poder social, estamos indicando que ha de
ser un poder derivado de una organización que venga de lo
social, esto es, que venga de la sociedad o pueblo.
En consecuencia, el poder estatal se concibe como
democrático. El Estado es una organización
necesaria, pues la vida común de los hombres supone una
organización: toda comunidad humana, en consecuencia,
necesita un poder organizado. Ahora bien, lo que distingue al
poder de hecho de un autentico poder estatal, es que el primero
es expresión pura de la fuerza; en cambio, el poder
estatal es expresión o manifestación social, es
creación y consecuencia de la vida social. Si el poder del
Estado es un poder social y solamente puede entenderse como tal,
lo que distingue al poder de hecho del poder estatales que el
primero es expresión de la fuerza, en tanto el segundo es
expresión del Derecho.
En base a lo anterior el poder para que sea considerado
como estatal debe ser un poder social y un poder
jurídico.
Mauricio Hauriou nos dice que todas las instituciones
(incluyendo al Estado) no son mas que una organización
social alrededor de una idea, por lo tanto podemos decir que el
Estado es una organización constitucional del poder
alrededor de la idea nacional ya que el Estado que no tiene que
descansar o elevarse sobre una constitución… no es un Estado, lo
cual nos conduce a la tercera característica que debe
señalarse del poder del Estado; el poder estatal es un
poder social, es un poder jurídico y es un poder
constitucional.
A manera de conclusiones acerca del poder estatal
podemos decir que este es el resultado de la organización
de la comunidad, es el poder que resulta de la
organización constitucional de la nación,
es la consecuencia del Derecho que practica la comunidad y debido
a que es una consecuencia del Derecho aplicado, en la medida e
que este Derecho se aproxime a lo justo, se puede hablar de una
organización social y de un poder estatal; en cambio, en
la medida en que el Derecho se aleja de la justicia, el
poder que esta al servicio de
ese orden jurídico, se aparta de la categoría de
poder social o jurídico o estatal.
Una vez aclarado a que nos referimos cuando hablamos de
poder estatal, pasaremos al punto de la legitimación. Las
teorías
de justificación no se ocupan de explicar el porqué
y el como existe en la realidad el poder del Estado, sino en
demostrar que es legítimo; se trata pues, de demostrar que
el Estado es racional y moralmente necesario o, por lo menos,
legítimo; o bien, que es un producto del
azar, una "enfermedad en la evolución de la historia de la humanidad"
(en palabras de Jellinek) que es preciso superar.
Existen diversas doctrinas que intentan justificar al
Estado, es decir, podemos buscar la legitimación del
Estado desde el punto de vista jurídico o desde el punto
de vista moral, pero
aun más allá de esto, los diversos tratadistas
divergen en sus consideraciones sobre la legitimación del
poder del Estado y por lo tanto cada uno presenta su
teoría a este respecto, por lo tanto encontramos la
teoría de Rousseau, la
de Santo Tomas, la de Hobbes, la de
Kant, etcétera; en vista de esto Porrúa
Pérez nos ofrece una síntesis
del tema, la cual será adoptada por este trabajo, sin
embargo cabe aclarar que para mayor profundidad en el tema
será necesario remitirse al autor citado.
Es necesario destacar que las distintas teorías,
antes mencionadas, no tratan de justificar al Estado en su
totalidad, sino solamente en lo que respecta al imperium, al
poder de mando, al poder colectivo, al poder estatal.
Cuando encontramos al hombre obligado a obedecer los
mandatos de otros, es decir, a acatar las disposiciones del
gobernante, en lógico que nos preguntemos ¿Por
qué debe el individuo someterse a esa obediencia? Para
poder responder a esta pregunta debemos buscar la necesidad
natural del Estado, acorde con las exigencias de la persona
humana que lo forma y que se sirve de él para su
perfección. Hemos visto que el hombre
aislado no puede obtener su perfección; necesita de sus
semejantes para satisfacer sus necesidades individuales, es
decir, que en forma natural le hace falta la vida de
relación.Y al existir esa relación de manera
necesaria, como algo derivado de sus calidades intrínsecas
de persona humana, esa convivencia sólo marchará de
manera armónica si se encuentra regulada por un orden
jurídico que señale los lineamientos de las
acciones de
los sujetos de esas relaciones, señalando las esferas
precisas de sus derechos y de sus deberes.Ése orden
jurídico entraña, como requisito esencial, su
imposición imperativa para que tenga validez como tal, y
ese imposición entraña, a su vez la existencia de
un poder que la efectué; así aparecen justificados
todos los elementos del Estado. Por eso cae por su base la
doctrina anarquista, que niega la necesidad del poder y por ello
combate su existencia.Como dice Jellinek, si se acepta como buena
la doctrina de que la voluntad racional individual ha de ser el
fundamento último de las instituciones sociales, resulta
imposible la coacción jurídica y lo que realmente
aparece en este carácter es llanamente la
fuerza.
El socialismo, que
considera al Estado como un episodio histórico, es decir
como algo que ha existido y existe, pero que desaparecerá,
no es sino una transformación dulcificada del
anarquismo.Su tópica "sociedad sin clases" se
convertirá en un régimen epidérmico que
impondrá la masa de gobernado sus decisiones y
condicionadas para dirigir la economía colectiva, como
sucedió en la URSS.Sólo el orden jurídico
puede salvar al Estado; su ausencia significa la
desorganización y el desplome de la comunidad
política. Ya hemos visto que el Estado no se confunde con
el Derecho, pero que este, el orden jurídico, es un
ingrediente tan necesario, que sin él, el Estado deja de
serlo para convertirse en un simple fenómeno de
fuerza. Sin Estado y sin Derecho, la sociedad caería en la
guerra de
todos contra todos de que habla Hobbes. Pero esa misma
situación anárquica llevaría a la existencia
renovada de organizaciones políticas, no creadas por
acuerdo de voluntades, sino surgidas de los hechos, como ha
sucedido en las épocas de revueltas, que tan profusamente
aparece en la Historia.Esas revueltas terminan con el nacimiento
de organizaciones políticas más poderosas que
nunca.
Por tanto, el problema de la justificación del
Estado coincide en esencia con el problema de la
justificación de la existencia del orden
jurídico.Aristóteles resolvió en parte esa
cuestión en La Política, al observar la naturaleza
social del hombre, que sólo puede alcanzar su
perfección en el Estado.
Por otra parte, la justificación
científica del Estado ha de tender a proporcionar los
principios metafísicos universales que apoyen la
existencia de todo el Estado, en abstracto, fuera del tiempo; de
todo Estado que haya existido, existe y de todo Estado
posible.
Ha de obtenerse un patrón que permita definir la
calidad
ética
de cualquier organización política.Esto no
significa que han de proporcionarse los moldes complejos
constitucionales del Estado, sino las raíces hondas que
justifiquen su existencia.
Como dice Jellinek: "Si el Estado está
justificado para hoy y para el futuro, es que existe en él
la exigencia de que ha de acompañarlo en su vida un
contenido material justificable; el Estado en su forma concreta,
en la variedad de sus manifestaciones, sólo aparecen
justificado mediante los fines que ejecuta; de que queda con
doctrina de justificación tenga necesidad de completarse
con la doctrina de los fines del Estado."
Política debe entenderse como la
interrelación social. Lo jurídico y lo
económico son manifestaciones de la política y de
la actividad política del agente de un estado.
La política es la realización de los
pensamientos, ideas, ideales, voliciones y querencias del zooon
politikon.
La política, en su aceptación más
amplia y general, significa todo lo que se refiere al Estado.
Puede ser considerada como ciencia o como arte.
En cuanto a ciencia se refiere al estado convertido en
objeto de conocimiento. Es la ciencia política en sentido
amplio (lato sensu), sin distinción o
especificación de los extintos tipos de saber que
contribuyen a formarla.
Esta ciencia política lato sensu, atendiendo a su
objeto material, que es el estado en su totalidad, es
única. Pero en atención a su objeto formal se
multiplica en una serie de disciplinas políticas que
difieren entre sí tanto por el aspecto del estado que
estudian, como por el método que aplican y el fin que
persiguen.
En atención a su grado de generalidad las
disciplinas políticas se clasificaron en tres grandes
grupos: los
fundamentales, las especialidades y las auxiliares.
Las disciplinas políticas fundamentales
consideran al estado íntegramente; pero bajo puntos de
vista diversos: la Filosofía Política, bajo el
punto de vista del saber histórico; y la ciencia
política stricto sensu (llamada también ciencia
filosófico-histórica de la política o
ciencia crítica
del estado), bajo el punto de vista del saber científico.
La teoría del Estado es la disciplina compleja que
aprovecha los métodos de las disciplinas políticas
fundamentales, recoge sus resultados y los sintetiza y organiza
sistemáticamente según criterios que le son
propias.
La disciplinas política especial se integral de
dos maneras:
1.- considerando partes específicas o
capítulos particulares de los estudios políticos
fundamentales: así, teoría de la población,
teoría del territorio, teoría del gobierno,
teoría de la soberanía del Estado.
2.- considerando el Estado indirectamente, bajo el punto
de vista de otras disciplinas científicas: así, la
Sociología
Política, la Economía
Política, la Psicología
Política, el Derecho político.
Las disciplinas políticas auxiliares son aquellos
estudios científicos que con sus resultados contribuyen a
un mejor conocimiento del Estado, especialmente de sus elementos
componentes. Así, la Antropología Social, la Demografía, la Estadística, referentes a la
población; la Geografía, la Geología y
sus diversas ramas, que se refieren al poder político y a
la acción política.
Es más aceptable la afirmación de Radbruch
de que la política es la actividad está relacionada
con el poder público, siempre que condicionemos este poder
público a la realización de la justicia que, en
definitiva, sigue siendo la virtud de dar a cada quien lo suyo.
"A los iguales según su igualdad. Ya los desiguales de
acuerdo a su desigualdad" (Aristóteles). Nos convence
más a hacer la distinción de política con lo
político, consiste aquélla en la idea del bien
público, cuyo modelo
deberá condicionar a éstas. Precisamente este idea
es el fin que persiguen la organización política:
el poder supremo, el derecho y ha de normar y condicionar la
conducta del gobernante, pues todo acto político implica
la realización de lo político. La política
implica el arquetipo axiológico que deberá iluminar
la acción política.
La ciencia política, la sociedad política
y el estado son el resultado de la acción dinámica,
que aquel hombre político modifica o se propone modificar
los ordenamientos jurídicos de sistemas
políticos con un enfoque parcial, sustituyéndolos
por nuevos elementos renovadores.
Los politólogos denominan a la dinámica
política, como el proceso de
renovación ante la necesidad de los cambios.
Difícilmente la sustitución puede ser aceptada, si
no conlleva la realización, la idea del progreso
actual.
En definitiva la política no es sino la
transformación de las tendencias sociales en formas
políticas (Nicolás Haterman).
La política práctica es una toma de la
medida del poder del contrincante.
Dijimos que lo político es la interacción social, ya que lo
político es cuando posibilita la vida del hombre dentro de
su ámbito social. La política es la actividad de
esta interrelación. Lo político es siempre un deber
ser, una esencia una norma que guía al hombre
político.
1.5.1 Relación con la
Ciencia Política.
No existe consenso alrededor de la idea política,
por tanto, a la hora de responder preguntas sobre
¿qué estudia la ciencia política? Es
prácticamente inevitable comenzara introducir la
disciplina admitiendo la falta de univocidad del término
Política.
La palabra política, tal como la conocemos en
esta lengua,
proviene del vocablo griego polis, que significa ciudad. El
significado que atribuyen a la palabra política en la Real
Academia de la Lengua Española, nos dice que la
política es tanto el arte, doctrina hubo opinión
referente al gobierno de los Estados, como la actividad que rige
o aspira regir los asuntos públicos, como también
la actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos
públicos, con su opinión, su voto, o de cualquier
otro modo.
Marcel Prelot afirma que para los antiguos, la
política pragmática es el estudio de la vida
común de los hombres, según estructura esencial de
esta vida, que es la constitución de la ciudad. Esta
afirmación no solamente ilustra sobre la amplitud del
término política, como lo usaban los
clásicos, sino que demuestra que en la antigüedad no
era posible separar y aislar-como hacemos hoy los conceptos
Estado y Sociedad Civil.
La política era todo aquello referido a la vida
común de los hombres en el ámbito de la ciudad y en
tal sentido era comprensiva tanto en lo social como de lo
político. El hecho de que al final del mundo antiguo
Aristóteles (322-384 a.C.) sugiera la imagen de un
animal social junto a la de un animal político, en modo
alguno supone el desdoblamiento o la dualización entre las
esferas de lo político y los social, cuando menos, en el
sentido en que estos ámbitos son entendidos en el debate
contemporáneo.
La política en sentido clásico puede
definirse-según Prelot-como la ciencia del gobierno de los
Estados, o el estudio de los principios que constituyen el
gobierno y deben dirigirlos a sus relaciones con los ciudadanos
de otros Estados.
Como la sociedad-en cuanto a unidad-está
constituida por una organización, es más correcto
definir al estado como "organización política".
Toda organización es un orden. Pero ¿en
dónde reside el carácter "político" de dicho
orden? En el hecho de que es un orden coercitivo. El Estado es
una organización política, porque es un orden que
regula, monopolizando lo, el uso de las fuerzas. Esto es,
según hemos visto, uno de los caracteres principales del
derecho. El Estado es una sociedad políticamente
organizada, porque es una comunidad constituida por un orden
coercitivo, y este orden es el derecho.
Otros autores afirman que el Estado es una
organización política, en cuanto tiene, pues,
"poder". El Estado es descrito como el poder detrás del
derecho del cual deriva este su fuerza. En cuanto tal poder
existe, no es otra cosa que el hecho de la eficacia del
orden jurídico, es decir, el hecho de que la
representación de las normas jurídicas creadoras de
sanciones determina la conducta de los individuos o ejerce sobre
ellos una coacción psíquica. El hecho de que un
individuo ejerza sobre otro un poder social se manifiesta en que
el primero se encuentra en condiciones de inducir al segundo a
que realice la conducta deseada por él. Pero en un sentido
social, el poder sólo es posible dentro del marco de un
orden normativo de regulador de la conducta humana.
El poder, en sentido político implica autoridad, es decir,
la relación de superior a inferior.
La mayor parte de las teorías políticas se
dedican a justificar la autoridad que atacan los hombres o
criticar esta autoridad con esperanza de que se produzca
algún cambio favorable. Algunas veces, es cierto, los
pensadores políticos se entienden el especulación
del Estado ideal, o construyen, con la imaginación,
sistemas políticos tal y como debiera ser, en su
opinión, en la realidad.
Al mismo tiempo las ideas políticas influyen
sobre progreso político.
Los principios políticos, como estructuras
del gobierno, van transmitiendo se dé unos tiempos a
otros, y cada estado modifica, según experiencias y
resultado de sus condiciones, los conceptos y organizaciones
anteriores, que a su vez influyen en los estados que se
sucederán después.
1.5.2 El Derecho
Político y su Historia.
1.-Antecedentes históricos del vocablo
"Derecho Político".
El vocablo castellano
compuesto "Derecho Político", proviene de las traducciones
efectuadas a la expresión francesa "droit politique", y a
la expresión alemana "staatsrecht".
Montesquieu utilizó dicha expresión en su
obra "el Espíritu de las Leyes" (1748),
refiriéndose con ella al derecho que regulaba las
relaciones entre gobernantes y gobernados.
En ese sentido le reconoció Juan-Jaques
Burlamaqui, quien utilizó dicha expresión para
titular su obra "Príncipes de Droit Politique".
De igual forma, Juan- Jacobo Rosseau ocupó
también es expresión en su célebre obra "El
Contrato Social o
Principios de Derecho Político" (1764), pasando de esta
forma al idioma castellano.
En España, la
expresión Derecho Político utilizada
transitoriamente por los movimientos constitucionalistas de
raigambre liberal que accedieron al poder entre 1812 y
1820.
Después, ya mediados del siglo XIX, la
expresión Derecho Político, fue nuevamente
utilizada en España, pero ahora como concepto traducido
del vocablo alemán "Staatsrecht", y para dar nombre a una
nueva disciplina del Derecho que comenzó enseñarse
en las universidades españolas.
Hoy en día, el vocablo Derecho Político
sirve para denominar a una rama del Derecho Publico que se
estudia en las carreras de derecho en el mundo, siendo utilizada
bajo esa nomenclatura
sólo en el idioma castellano.
Los franceses llaman actualmente a esta disciplina el
derecho "Droit Constitucionnel et Institutions Politiques" o
"Droit Contitutionnel et Cience Politique".
La doctrina italiana habla siempre de "Diritto
Constituzionale".
Los anglosajones utilizan el vocablo "Politics", o
"Political Sciencie", o "Constitutional Law".
Por su parte, los alemanes utilizan actualmente las
denominaciones "Verfassungslehre" que quiere decir teorías
de la constitución, o "Verfassungsrecht" que significa el
derecho
constitucional.
2.-El objeto de Derecho
Político.
El determinar cuál es la finalidad que se
persigue con ésta disciplina jurídica ha sido la
cuestión sujeta debate, debate que aún no
concluye.
Así, para el pensador español
Adolfo Posadas, el derecho político daba cuenta de dos
nociones intercompenetradas: el Estado y el derecho.
Tratándose en definitiva de una teoría sobre el
Estado, pues a partir de esa realidad era posible conocer esta
rama del Derecho.
Por su parte, Jellinek ve al Derecho político
como una parte de la teoría General del Estado; aquella
parte que cubre el aspecto jurídico de dicho
teoría.
A su turno, Hans Kelsen ha identificado plena y
absolutamente el Derecho Político con la Teoría
General del Estado, es decir, ambas denominaciones se refieren a
lo mismo.
Para Sánchez Viamonte, el derecho político
se confunde con el derecho constitucional. Para el, el derecho
político es el derecho constitucional anterior a las
constituciones escritas, y el derecho constitucional es el
derecho político posterior a la
constitución.
Otro autor, Nicolás Pérez Serrano,
entiende que el Derecho Político se refiera aquella parte
del ordenamiento jurídico relativa al Estado en sus
problemas más primarios y fundamentales.
Luis Sánchez Agesta, postula que el derecho
político está constituido por la teoría de
la constitución, el Derecho Constitucional, la Ciencia
Política, la historia del pensamiento
político y las instituciones políticas y la
teoría de la sociedad.
Fundamenta su postura en que el Derecho Político
contiene no sólo la organización de los poderes
públicos o de las instituciones de gobierno, sino que
todos los principios que regulan las relaciones individuales,
familiares de propiedad y,
en general, todos los elementos que determinan un sistema de vida
dirigido hacia el bien común.
Para el español Jiménez de Parga, el
Derecho Político tiene por finalidad del estudio de la
realidad política desde la perspectiva organizacional,
teniendo como base poder y el derecho. Así visto, el
Derecho políticos se entendido como ciencia de la realidad
política que estudiar los regímenes
políticos concretos.
Por su parte, Fernández Carbajal estima que en el
Derecho político se entremezclan conocimientos
filosóficos, jurídicos y
empíricos-sociológicos, combinados de tal forma que
logran configurar una ciencia unitaria cuyo objeto es la polis, y
cuya finalidad es "la mejor ordenación de la polis al
servicio del hombre".
Cabe citar, por último, a Lucas Verdú,
para quien el Derecho Político tiene por finalidad el
estudio de las normas e instituciones reguladoras de los poderes
estatales y las libertades fundamentales, en un contexto
histórico y socio-político dado.
Se apreciará entonces que la diversidad enfoques
y materias integradoras del Derecho Político que han
definido los diversos autores, han permitido ir configurando una
disciplina enciclopédica en la que concurren diversos
saberes.
Lucas Verdú ha postulado entonces un acotamiento
más preciso del Derecho Político que no lo limite a
una visión demasiado formalista y legalista, y abra paso a
observar el fenómeno político también desde
la perspectiva de las estructuras socioeconómicas en
juego y las
fuerzas políticas reales en acción.
Por lo tanto, este autor, ve al Derecho Político
constituido por dos grandes sectores de materias:
- El Derecho Constitucional, a través del cual
se estudia la organización política; los poderes
y las funciones; las instituciones fundamentales; los
principios básicos; estructura territorial del Estado;
las formas políticas; los derechos y libertades
fundamentales; las consideraciones jurídicas de los
partidos
políticos; y el Derecho Constitucional
comparado. - La Ciencia Política, cuyo interés
será el fenómeno político; el poder; la
relación, fuerza y proceso políticos; las
actividades políticas; la dinámica
política (movilización, revolución y cambios
políticos).
De esta forma, el Derecho político se construye
como una interrelación entre el Derecho y la
Política, que para Lucas Verdú es una
interrelación entre el Derecho Constitucional y Ciencias
Políticas.
El jurista chileno Gabriel Luis Amunátegui,
percibió claramente este doble aspecto que debe tener el
estudio del Derecho Político, y ya para los años
cincuenta advirtió:
"El nuevo estudio, por ejemplo, que los textos
constitucionales de América
Latina nos llevaría al obligada conclusión de
que en todos esos países estaría estructurado un
régimen político representativo democrático.
La observación de las realidades determina la
necesaria rectificación de ese pensamiento. El estudio
debe penetrar, al margen de los textos constitucionales, en la
realidad de la vida de la comunidad; debe posesionarse de todos
los elementos que concurran a su
formación".
3.-El concepto de Derecho
Político.
Teniendo presente la diversidad de formas de definir el
contenido del Derecho Político, se entenderá
también la diversidad de conceptos que sobre esta materia
se han elaborado.
Encontramos definiciones que ponen el acento en forma
exagerada solo en la observación de la realidad, y otras,
que caen en un excesivo dogmatismo formalista propio del
constitucionalismo.
Es por ello que un concepto de derecho político
debe ser pluridimensional, esto es, que considere lo
jurídico y lo social como una unidad
indisoluble.
En dicha perspectiva se sitúa el concepto que nos
entrega Lucas Verdú, para quien el Derecho Político
es "aquella rama del Derecho interno que estudia las normas e
instituciones reguladoras de los poderes estatales y de las
libertades fundamentales en el contexto histórico y
sociopolítico".
4.-La misión del Derecho
Político.-
Siguiendo a este mismo autor (Lucas Verdú), el
Derecho Político tiene misiones que cumplir en tres
áreas:
Primero: El Derecho Político tiene una
misión didáctica, ya que entrega un conocimiento
real de la organización y funcionamiento de las
instituciones políticas
Segundo: El Derecho Político tiene una
misión ideológica, la cual consiste en demostrar
las bondades o insuficiencia de determinados sistemas
políticos, y
Tercero: El Derecho Político tiene una
misión ética, en el sentido que comprender y
explicar esta disciplina contribuye al desarrollo del individuo
en sociedad.
2. Las Formas de Organización
Política
Monarquía, forma del Estado en la que una
persona tiene derecho a reinar como cabeza del mismo, en general
por vía hereditaria, con carácter vitalicio. El
poder del rey puede ser absoluto o estar muy limitado, como es
usual en las monarquías actuales sometidas a
regulación constitucional en la mayoría de los
casos. El nombre con que gobiernan varía según las
zonas y las estructuras jurídicas de su gobierno (reyes y
reinas, emperadores y emperatrices y zares y
Káiseres).
A través de la historia muchos monarcas han
ostentado poder absoluto, a veces sobre la base de su supuesta
divinidad. En el antiguo Egipto, por
ejemplo, el faraón era una deidad, al igual que algunos
gobernantes orientales. El sistema imperial en China otorgaba
al emperador el poder supremo y la mayoría de los Estados
de la antigua India eran
monarquías. En la edad media la
monarquía se había extendido por toda Europa,
fundamentada muchas veces en la necesidad de un dirigente
autoritario que pudiese convocar y dirigir a las tropas
necesarias para la defensa del territorio. Las monarquías
europeas eran dinásticas: el hijo mayor o el descendiente
varón más próximo heredaba el trono. Como
muchos dirigentes medievales obtenían soldados y armas de los
señores feudales, dependían así de la
lealtad de la nobleza para mantener su poder.
Con el declive del feudalismo y la
aparición de los Estados nacionales, el poder fue
centralizado en un solo soberano. En principio estos gobernantes
eran apoyados por la naciente clase media o
burguesía, que se beneficiaba de la existencia de un
gobierno central fuerte que mantuviese el orden y una
situación estable para el desarrollo del comercio.
Entre los siglos XVI y XVII, los monarcas absolutos como el rey
Enrique VIII en Inglaterra y el
rey Luis XIV de Francia
gobernaron los países europeos. Los abusos de poder y la
insatisfacción creciente de la burguesía ayudaron a
la caída de muchas monarquías absolutas: las
revoluciones en Inglaterra en el siglo XVII y en Francia en el
XVIII marcaron hitos en la limitación del poder
absoluto.
La idea moderna de una monarquía limitada
constitucionalmente se consolidó con lentitud en la mayor
parte de Europa. Durante el siglo XIX el poder parlamentario
creció mientras que disminuía el poder del monarca,
incluso monarquías occidentales dejaron de existir
después de la I Guerra Mundial,
como las de Rusia,
Alemania y
Austria. En algunos casos otras fueron sustituidas por gobiernos
comunistas. Aún sobreviven algunas monarquías
constitucionales, ante todo como símbolos de la unidad
nacional. Entre las más antiguas están las de la
Gran Bretaña, España, los Países Bajos,
Noruega, Suecia, Dinamarca y Bélgica.
Orígenes legendarios en Roma
Según la leyenda, Roma fue fundada
en el 753 a.C. por Rómulo y Remo, los hermanos gemelos
hijos de Rea Silvia, una virgen vestal hija de Numitor, rey de la
cercana Alba Longa (en
el antiguo Lacio). Una tradición más antigua
remonta la ascendencia de lo romanos a los troyanos y a su
líder
Eneas, cuyo hijo Ascanio o Julo fue el fundador y el primer rey
de Alba Longa. Los relatos sobre el reinado de Rómulo
destacan el rapto de las sabinas y la guerra contra los sabinos,
dirigidos por Tito Tacio, y señalan también la
unión de los pueblos latino y sabino. La referencia a los
tres pueblos en la leyenda de Rómulo (ramnes o ramneses;
titios, equiparados a los sabinos; y lúceres, los
etruscos), que formaban parte de un nuevo Estado, sugiere que
Roma fue creada por una amalgama de latinos, sabinos y
etruscos.
Los reyes de Roma
Los siete reyes del período monárquico y
las fechas que tradicionalmente se le asignan son: Rómulo
(753-715 a.C.); Numa Pompilio (715-676 o 672 a.C.), a quien se le
atribuyó la introducción de muchas costumbres
religiosas; Tulio Hostilio (673-641 a.C.), un rey belicoso que
destruyó Alba Longa y luchó contra los sabinos;
Anco Marcio (641-616 a.C.) , de quien se dice que
construyó el puerto de Ostia y que capturo muchas ciudades
latinas, transfiriendo sus habitantes a Roma; Lucio Tarquino
Prisco (616-578 a.C.), célebre tanto por sus
hazañas militares contra los pueblos vecinos como por la
construcción de edificios públicos
en Roma; Servio Tulio (578-534 a.C.), famoso por su nueva
constitución y por ensanchar los límites de
la ciudad; y Lucio Tarquino el Soberbio (534-510 a. C.), el
séptimo y último rey , desterrado cuando su hijo
violó a Lucrecia, esposa de un pariente. Una vez
desterrado tarquino los intentos de las ciudades etruscas o
latinas de restituirlo en el trono de Roma no tuvieron éxito.
La organización de la Monarquía
romana
Aunque los nombres, fechas y sucesos del período
real se cree que pertenecen a la ficción, existen pruebas
sólidas de la existencia de una antigua monarquía,
del crecimiento de Roma y sus luchas con los pueblos vecinos, de
la conquista etrusca de Roma y del establecimiento de una
dinastía de príncipes etruscos, simbolizada por el
mandato de los Tarquinos, de su derrocamiento y de la
abolición de la monarquía.También es
probable la existencia de cierta organización social y
política, como la división de los habitantes en dos
clases: de un lado, los patricios, los cuales poseía
derechos políticos y formaban el populus o pueblos, y sus
subordinados, conocidos como clientes; y, de
otro la plebe, que en un principio no tenían
categoría política. Al rex o rey, que ocupaba el
cargo de por vida, lo elegía de entre los patricios el
Senado (Senatus) o Consejo de Ancianos (patres).El rey era
responsable de convocar al populus a la guerra y de dirigir al
Ejército en la batalla.En los desfiles era precedido por
los funcionarios, conocidos como lictores, que portaban las
fasces, símbolo del poder y del castigo. También
era el juez supremo en todos los pleitos civiles y penales.El
Senado sólo daba su consejo cuando el rey decidía
consultarlo, aunque sus miembros poseían gran autoridad
moral, ya que sus cargos también eran vitalicios. En un
principio sólo los patricios podían llevar armas en
defensa del Estado. Parece que hubo una importante reforma
militar, conocida como reforma Servia, ya que posiblemente tuvo
lugar durante el mandato de Servio Tulio, en el siglo VI a.C.
Para entonces, la plebe podía adquirir propiedades y,
según la reforma, todos los propietarios, tanto los
patricios como los plebeyos, estaban obligados a servir en el
Ejército, donde se le designaba un rango de acuerdo con su
riqueza. Este plan, aunque al
principio servía a un propósito puramente militar,
preparó el terreno para la gran lucha política
entre patricios y plebeyos que tuvo lugar durante los primeros
siglos de la República romana.
República (del latín res publica, `la cosa
pública`), forma de Estado basado en el concepto de que la
soberanía reside en el pueblo, quien delega el poder de
gobernar en su nombre a un grupo de representantes elegidos. En
la práctica este concepto ha sido, sin embargo, ampliado,
distorsionado y corrompido de diversas formas, por lo que se hace
difícil dar una definición unívoca del
término. Para empezar, es importante diferenciar entre
república y democracia. En
el estado republicano teórico, en el que el gobierno se
convierte en portavoz de los deseos del pueblo que lo han
elegido, república y democracia pueden ser dos conceptos
idénticos (existen también las monarquías
democráticas). Pero las repúblicas que se han dado
a lo largo de la historia nunca se han ajustado a un único
modelo teórico, y en el siglo XX la república ha
servido de forma de Estado a regímenes democráticos
pero también a regimenes de partido único y
dictaduras. En realidad, la república ha pasado designar a
todo Estado cuya jefatura es responsabilidad de un presidente, o figura
similar, y no de un monarca.
Teorías republicanas
Gran parte de la confusión que rodea al concepto
del republicanismo puede remontarse ya a los escritos de Platón
y Aristóteles. La República de Platón
presenta un Estado ideal sobre lo que él considera los
elementos básicos del alma humana:
el apetito, la razón y el ánimo. De acuerdo con
esto, su República ideal estaba compuesta por tres grupos
diferenciados: una clase comercial (identificada con el apetito),
una clase ejecutiva (equivalente a la razón) integrada por
administradores y soldados responsables del cumplimiento de las
leyes, y por último los guardianes por reyes filósofos (el animo) que ejercerían
como legisladores.Como Platón confiaba a los guardianes,
un pequeño grupo seleccionado, la responsabilidad de
mantener una polis organizada con armonía, el
republicanismo es a menudo asociado con los fines o metas
establecidos por un pequeño sector de la comunidad que
puede percibir lo que constituye el bien común.
La Política de Aristóteles presenta otro
concepto de orden republicano, planteamiento que ha prevalecido
en la mayor parte del mundo occidental.Aristóteles
clasificaba a los gobiernos basándose en quien nos
dirigía: uno, unos pocos, o muchos.Dentro de estas
categorías distinguía entre formas buenas y malas
del gobierno: monarquía (buena) contra tiranía,
aristocracia (buena) frente a oligarquía, cuya principal
diferencia consistía en que los dirigentes gobernaran por
el bien del Estado o en beneficio de sus propios
intereses.
Uno de los aspectos más pertinentes para el
republicanismo del mundo occidental esa distinción que
hace Aristóteles entre democracia, la forma malas del
gobierno de los muchos, y politeia, su contrario, la forma
buena. El filósofo creía que las democracias que
caerían en un período de turbulencia e
inestabilidad porque los pobres, que según su pensamiento
se convertirían en la mayoría, intentaría
conseguir una igual social y económica que ahogaría
la iniciativa individual.Por el contrario, la politeia, con una
clase media capaz de resolver con justicia conflictos
entre ricos y pobres, permitiría el gobierno de los muchos
sin los problemas y el caos asociados con los regímenes
organizados.
James Madison, a menudo llamado "padre de la
Constitución de Estados Unidos",
definía la república en términos parecidos a
los de la politeia aristotélica.Según el, las
repúblicas eran sistemas de gobierno que posibilitaban el
control directo o
indirecto del pueblo sobre sus gobernantes.Advirtió, sin
embargo, sobre los efectos de las facciones mayoritarias e
insistió en los derechos de las
minorías.
El concepto madisoniano de republicanismo coincide con
el aristotélico de politeia en muchas dimensiones
importantes, pero ambos son diferentes en esencia de la idea
platoniana. A Madison y Aristóteles les preocupaba en
medio con el que se pudiera asegurar un gobierno justo y
estable. Para esto Aristóteles se apoyaba en una clase
media predominante y Madison, con un concepto más amplio,
propugnaba una república en el que los distintos intereses
se supervisasen y controlasen entre sí. Madison
también hacía hincapié en la elección
de representantes por parte del pueblo, ya que éstos
sacrificarían con menor probabilidad el
bien público de lo que lo haría la mayoría
de la gente. Según escribió Madison, las
democracias puras, en las que el pueblo gobernaba de forma
directa, "siempre han sido espectáculos de turbulencia y
de enfrentamiento".
Las Repúblicas modernas
La era del republicanismo moderno comenzó con la
guerra de la Independencia estadounidense (1775-1783) y la
Revolución
Francesa (1789-1799). Aunque ya existían elementos de
gobierno republicano en las instituciones administrativas de las
colonias británicas en América, el republicanismo no se
convirtió en características dominantes del
pensamiento político estadounidense hasta que los colonos
declararon su independencia. El establecimiento de Estados Unidos
como república federal, con un sistema integrado por tres
poderes coordinados pero independientes, sentó un
precedente que sería luego muy limitado tanto en Europa
como en otras partes del mundo.
La Revolución Francesa introdujo también
el primer Estado nacional republicano en Europa. Basado en el
sufragio, al
igual que su predecesor estadounidense, enunció los
principios fundamentales de libertad.
Aunque esta I República francesa no duró mucho, su
repercusión en la sociedad francesa y europea en general
fue continua. Para muchos historiadores las Guerras
Napoleónicas que estallaron acto seguido fueron en esencia
una expansión militar del asalto político contra
los restos de la estructura del Antiguo Régimen en el
continente, que con el tiempo desembocó en una nueva era
del republicanismo.
Durante el siglo XIX la lucha revolucionaria tuvo,
allá donde ésta se produjera, la
instauración de la república como inmediata
consecuencia. Así el proceso de emancipación de
América Latina respecto de España trajo consigo una
innumerable cantidad de regímenes republicanos unidos a la
independencia de los nuevos estados que los adoptaban, ya fuesen
repúblicas unitarias o federales, tales como la
República de la Gran Colombia o las
Providencias Unidas del Centro de América.
En el siglo XX se produjeron dos oleadas de
formación de nuevos estados republicanos, coincidieron con
el final de las guerras mundiales. Casi todos los estados de
reciente independencia se organizaron como repúblicas,
aunque algunos surgidos tras la I Guerra Mundial emprendieron su
andadura como monarquías
La revolución
Rusa de 1917 y la consiguiente transformación del
Imperio Ruso en la Unión de la República Socialista
Soviética (URSS) abrieron un nuevo capítulo en la
historia del republicanismo. La evolución da la URSS hasta
convertirse en un Estado totalitario de partido único
volvió a demostrar que república y democracia no
son términos sinónimos, hecho que se haría
más evidente tras la II Guerra Mundial, cuando todos los
estados de Europa Oriental se constituyeron como
"repúblicas populares" bajo la tutela de la
URSS.
De las muchas nuevas repúblicas fundadas desde la
II Guerra Mundial, la mayoría, en realidad, ha demostrado
una tendencia definida a separarse de los ideales
democráticos y a asumir por el contrario el
carácter de oligarquías, estados de partido
único o dictaduras militares. Los países que se
encuentran en proceso de desarrollo
económico y político surgidos tras la
liquidación de los imperios coloniales europeos supusieron
profundos problemas para las repúblicas
democráticas. Uno de estos problemas era el planteamiento
de si un gobierno realmente representativo podía ser
elegido por votantes analfabetos y mal informados. Otro era
cómo establecer un gobierno mayoritario dentro de sociedades
asentadas sobre estructuras tribales. El peso de las tradiciones
inculcadas, por una parte, y la introducción de nuevas
ideológicas doctrinarias, por otra, no hacían sino
añadir otro elemento más de caos. En la mayor parte
de los casos, el resultado fue un gobierno autoritario
unipersonal, unipartidista o militar. Es por eso por lo que, el
último cuarto del siglo XX, aunque más de la mitad
de las naciones del mundo se autodenominen repúblicas,
sólo algunas pueden ser consideradas de hecho como
democracias.
En España, solo dos y muy efímeras han
sido las experiencias republicanas. La I república
(1873-1874) estuvo caracterizada por el intento de modernizar y
democratizar el estado, pero la precaria situación que
atravesaba España hizo que la inestabilidad fuese su nota
básica. La II República (1931-1939), especialmente
durante los llamados periodos del Bienio Reformador (1931-1933) y
del Frente Popular (1936) luchó por extraer a
España de unas estructuras marcadamente ligadas al Antiguo
Régimen; las fuerzas de éste se rebelaron y el
resultado fue una Guerra Civil que desembocaría en una
dictadura que
se prolongaría durante casi 40 años.
Organización política en la que un Estado
extiende su poder sobre otros países: el imperio
austro-húngaro.
Conjunto de los Estados sometidos a un emperador: el
imperio
romano.
Espacio de tiempo que dura el gobierno de un emperador:
aquello sucedió durante el imperio
napoleónico.
Antecedentes
Una vez concluida las Guerra Napoleónicas en
1815, el conjunto de territorios gobernados por la Casa de
Habsurgo(hasta 1806 Sacro Imperio Romano Germánico e
Imperio Austriaco desde 1804) , volvió a recuperar su
posición de gran potencial europeo tuvo que hacer frente a
una serie de amenazas: en el interior, los diversos grupos
nacionalista de los territorios que conformaban el Imperio y los
liberales insatisfechos con el régimen absolutista y
centralizado desafiaban el poder ; en el exterior, estados como
los reinos de
Piamonmte-Cerdeña y Prusia se mostraban recelosos de la
posición dominante que el Imperio había alcanzado
en la península Itálica y en Alemania gracias al
Congreso de Viena de 1815. Los gobernantes de la Casa de
Habsburgo consiguieron hacer frente a estas presiones durante
casi medio siglo con la ayuda del Ejército, la Iglesia
católica y la burocracia, y con
la tolerancia
benevolente-y en ocasiones el apoyo armado- de Gran
Bretaña y Rusia, dos de las grandes potencias con las que
estuvieron aliados en la coalición
antinapoleónica.
De este modo, Austria-Hungría emergió en
medio de la confusión creada por los experimentos
constitucionales, los conflictos políticos y las guerras
provocadas por las revoluciones que tuvieron lugar en Europa
central en 1848 y 1849. En marzo de 1848, una revuelta liberal en
Viena que acabó con el régimen centralista y
conservador del canciller austriaco Klemens Metternich y que
pronto se extendió por diversos territorios del Imperio
que reivindicaban mayor autonomía política y
parecían abocados a desmembrarlos. Sin embargo, el
ejército sofocó las revueltas, aunque el emperador
Fernando I abdicó en 1848 a favor de su sobrino Francisco
José I, que ejerció el poder de forma absoluta
hasta su fallecimiento y 1916.
No obstante, existían graves complicaciones. Hace
1859, el imperio austriaco, después de haber perdido
respaldo de Rusia a causa de su neutralidad durante la guerra
Crimea (1853-1856), había sido prácticamente
derrotada en la península Itálica por Francia y el
reino de Piamonte Cerdeña (que amalgamada el proceso de
unificación italiana), con la consiguiente pérdida
de los territorios ocupados en 1815. Además, tenía
que hacer frente a la creciente oposición de Prusía
a su autoridad como líder de la Confederación
Germánica. La debilidad interna del Imperio agravaba esos
problemas: después de la derrota ante los independentistas
italianos en 1859, el emperador Francisco José I
habían tenido que mantener algunas fuerzas en
Hungría para reprimir posibles rebeliones provocadas por
el descontento del pueblo; por otro lado, de la situación
financiera no mejoraba debido a la resistencia de la
burguesía liberal alemana a proporcionar ayuda
económica a un régimen absolutista y opuesto a la
unificación alemana. Por ello, los primeros años de
la década de 1860 fueron testigos de diversas experiencias
constitucionales destinadas a proporcionar al Imperio
armonía interna y a equipararle adecuadamente para
defender sus otros intereses en Europa central.
En virtud de la Patente de febrero de 1008 561 quedaba
implantado un régimen constitucional que fue bien aceptado
por los súbditos de los territorios alemanes, pese a ser
boicoteados por los húngaros y no contar con
aprobación de muchos eslavos (entre otras cuestiones, la
lengua alemana establecía como idioma oficial del
imperio). Sin embargo, los intentos llevados a cabo en 1866 para
alcanzar un acuerdo político con Hungría cedieron
desplazados ese mismo año por la derrota de Imperio
Austriaco, en la Guerra Austro-prusiana, y la disolución
de la Confederación Germánica.
El auge del sistema: 1867-1895
Austria-Hungría disfrutó de una cierta
tranquilidad tanto en el interior como en el exterior durante que
los 20 años siguientes a 1867. A calma acabó por
prevalecer en Hungría gracias al gobierno firme de
Kalamán Tisza, a pesar de que su partido de liberales
ideales al Compromiso de 1867 continuó manteniendo una
actitud hostil
hacia aquellas nacionalidades del reino húngaro que se
negaron adoptar la cultura magiar. Austria atravesó un
periodo de reformas y prosperidad bajo los gobiernos liberales
"alemanes" (1867-1869), que fueron seguidos de "anillo de
hierro", como
se conoció a una coalición compuesta por eslavos y
sectores conservadores, aristocráticos y radicales,
encabezada por el amigo personal de
Francisco José I, el conde Eduard Taaffe (1879-1893), que
luchó con cierto éxito para mantener a los
nacionalistas "en un estado moderado de
insatisfacción".
Hacia 1871, los problemas de la Monarquía Dual en
política exterior se habían simplificado tras la
retirada de Imperio de las resgiones que ocuparon el
recién unificado reino de Italia y el
flamante II Imperio Alemán. Su principal interés a
partir de entonces se centró al mantener su
situación económica, conservar su posición
con gran potencia para la
región de los Balcanes y, sobre todo, evitar que algunos
estados (como Serbia o Rumania) rebasarán sus fronteras y
reclamarán la anexión de los territorios rumanos y
eslavos dominados por ella. Es obvio que este peligro sólo
se haría efectivo en el caso de que tales estados
consiguieran el apoyo de una gran potencia. La dinastía
Habsburgo, en su afán por anticiparse a ésta fatal
combinación, mostró un alto grado de flexibilidad
ingenio al adaptarse a la cambiante situación
internacional durante los cuarenta años siguientes a la
proclamación del Compromiso. La guerra no resultaba una
opción deseable en modo alguno si se tenía en
cuenta la relativa
Debilidad de la Monarquía Dual y las derrotas que
había sufrido Francisco José I en la década
de 1850 1870; además, los magiares, los súbditos
más belicosos y antirusos, nunca consiguieron influir en
la política exterior de Austral-Hungría.
Los ministros de Asuntos Exteriores de Francisco
José I manejaron acertadamente las distintas opciones
posibles durante la década de 1870 y 1880; siempre en
alianza con la Alemania gobernada por el canciller Otton von
Bismarck consiguieran resistir los intentos rusos por ampliar sus
territorios en los Balcanes: también lograron el apoyo de
la Gran Bretaña en el Congreso de Berlín (1878), en
el que el Imperio Austro-Húngaro consiguió impedir
la formación de un gran Estado serbio en su frontera
meridional, encargado de la administración de Bosnia-Herzegovina; y
pactaron con Gran Bretaña en Italia la Entente
Mediterránea de 1008 567, acuerdo apoyado por Alemania a
pesar de la caída del cauteloso Bismarck en 1890. Los
representantes del Imperio establecieron pactos defensivos (con
el II Imperio Alemán en 1879 y con Rumania en 1883) ante
el temor de una ataque directo por parte de Rusia; firmaron
acuerdos para neutralizar y controlar a las naciones susceptibles
de crear conflictos (con Servía en 1881; con Italia-que se
unió al pacto firmado con Alemania, formando la triple
Alianza-en 1882, y con Rumania en 1883); llegaron incluso a
negociar tratados con
Rusia, aunque presionados por Bismarck, interesado en estabilizar
la situación de los Balcanes durante varios años:
se formó así la liga de los Tres Emperadores
(1872-1878), que agrupó a los imperios Ruso, Alemán
y Austro-Húngaro y se transformó en alianza de los
Tres Emperadores (1881-1887). Todas estas gestiones permitieron a
la Monarquía Dual salvaguardar su integridad sin llegar
guerra.
La primera guerra
mundial y la desaparición del Imperio
Austro-Húngaro: 1914-1918
Austro-Hungría formó parte de los llamados
Imperios Centrales que se enfrentaron con las potencias asociadas
(los estados conocidos como aliados) en la I Guerra Mundial,
iniciada en julio de 1914. Por irónico que pueda parecer,
playeras inicio para preservar la posición del Imperio
Austro-Húngaro como gran potencia independiente fue la que
provocó su declive, incluso antes de que tuviera lugar la
derrota y la disolución de la Monarquía Dual. El
Imperio, que no tenía posibilidades de entenderse con Gran
Bretaña y Rusia dependía totalmente de su alianza
con Alemania, en cuyos planes de expansión en Europa no
tenía cabida una Austria-Hungría independiente. Sus
fracasos militares sólo incrementaron su dependencia
militar y económica de su poderoso aliado; incluso las
victorias-en Polonia y más tarde en los
Balcanes-únicamente provocaron reñidas disputas
sobre reparto de territorios que concluían con resultados
humillantes para la Monarquía Dual.
El emperador austro-húngaro Carlos I, que
había sucedido en 1916 a su abuelo Francisco José
I, intentó afirmar una paz por separado en 1917, pero su
plan fracasó a causa de las reclamaciones electorales de
Italia. Además, cuando se tuvo noticia de este hecho, se
creó un profundo malestar entre los alemanes residentes en
el imperio Austro-Húngaro y fuera de él que
forzó al Emperador a someterse al dominio de Alemania en
casi todos los aspectos por medio del Tratado de Spa, firmado en
mayo de 1918 en la ciudad anónima venta y cuartel
general del emperador alemán Guillermo II. Sin embargo,
hasta ése momento no parecía evidente en modo
alguno que la derrota supusiera la disolución de la
Monarquía Dual.
Los detractores del sistema creado en 1867
seguían limitando sus reclamaciones a la
consecución de una mayor influencia en el interior, sin
incluir la independencia con respecto al Imperio; además,
aquellos estados que habían presentado demandas
territoriales ante la Monarquía Dual fueron derrotados
hacia 1917. Occidente continuaba respaldando la existencia de
Imperio como un medio de controlar el poder de Alemania en la
Europa de la posguerra, siempre que Austro-Hungría fuera
capaz de demostrar su independencia mediante una reforma federal
que pusiera fin al dominio de los alemanes y de las elites
magiares que gobernaban el Estado en virtud del sistema de
1867.
Las potencias vencedoras en el conflicto
mundial decidieron apoyar las demandas de los grupos
nacionalistas a favor de la disolución del Imperio ante la
negativa de los magiares a comité tal reforma y su
desafiante seguridad en la victoria de Alemania, con la que se
preservaría el orden establecido. La derrota del
Ejército Imperial en el otoño de 1918
aceleró los acontecimientos, y finalmente se produjo la
disolución de la Monarquía Dual. El último
emperador austriaco, Carlos I, abdicó en noviembre y,
pocos días después en Austria y en Hungría
se proclamaron las respectivas repúblicas que
ponían definitivo punto y final a existencia de Imperio
Austro-Húngaro.
El reconocimiento internacional llegaría poco
después: por medio del Tratados de Saint-Germain-en-Laye
(10 de septiembre de 1919), Austria se convertía en un
Estado que vio reducidas sus posesiones territoriales de forma
notable; en tanto que, según lo acordado en el Tratado de
Trianón (4 de junio de 1920), Hungría pasaba hacer
un Estado independiente que perdía la mayor parte de su
superficie y la mitad de su población.
Los orígenes de las instituciones
feudo-vasalláticas deben buscarse en la monarquía
franca durante la época merovingia y particularmente entre
los países comprendidos entre el Loira y el Rhin, que
constituyeron su núcleo. En los siglos VI y VII el estado
franco conoce una situación frecuentemente inestable y muy
a menudo anárquica.La costumbre de repartir, a la muerte del
rey, el territorio entre sus hijos, las consiguientes guerras
entre los herederos, las luchas entre las aristocracias
regionales son motivos, constantemente renovados, de inseguridad.Era éste un ambiente
inmejorable para la formación de clientelas, especialmente
de clientelas armadas; muchas personas tenían necesidad de
protección e iban a pedirla a cualquier personaje
poderoso: la contrapartida de tal protección es siempre
una forma cualquiera de servicio. Para los grandes, para los que
tenían un papel que desempeñar en los
acontecimientos antes aludidos, o que intentaban sacar
algún provecho de ellos para consolidar o extender su
poder y sus riquezas, era casi una necesidad disponer de hombres
que se sintieran personalmente ligados a ellos y de los cuales
pudieran usar como guerreros privados. El acto jurídico a
través del cual un hombre libre entraba en el patrocinium
de otro se denominó Commendatio (recomendación) y
su fórmula versaba de la siguiente manera:
"Al magnífico
señor, _____________; yo, _____________. Teniendo en
cuenta que es perfectamente conocido de todos que yo no tengo con
que alimentarme ni vestirme, he decidido solicitar de vuestra
compasión poder entregarme o recomendarme a vuestro
maimbour; lo cual he hecho: a saber, en la forma que
deberéis ayudarme y sostenerme tanto en lo que
atañe a la vida como al vestido y en la medida en que yo
pueda serviros y merecer de vos. Y mientras viva deberé
serviros y respetaros como pueda hacerlo un hombre libre, y en
todo el tiempo que viva no tendré la facultad de
sustraerme a vuestro poder o maimbour; sino que, por el
contrario, deberé permanecer todos los días de mi
vida sometido a vuestro poder y protección. Como
consecuencia de tales hechos, ha sido convenido que si uno de
nosotros quisiera sustraerse a estos convenios, estará
obligado a pagar a su co-contratante _____________ monedas, y el
convenio en sí continuara en vigor. Por todo lo cual ha
parecido bien que las partes hicieran redactar y confirmar dos
actas con el mismo contenido; lo cual hicieron."
Es decir, el recomendado debía servir y respetar
a aquel que llama su dominus, su señor; con la reserva,
sin embargo, de que este servicio y este respeto estaban
limitados a todo lo que fuera compatible con la
conservación de su cualidad de hombre libre. El
señor debía ayudar y sostener al recomendado en lo
que respecta a su manutención y vestido.
En un principio el señor mantenía
directamente al recomendado, como por ejemplo
proporcionándole una ayuda en alimentos; sin
embargo más tarde se hizo popular otra forma. Ya que se
vivía una época en que la agricultura
representaba la actividad económica por excelencia y una
fuente de riquezas superior a todas las demás,
podía parecer suficiente ceder al recomendado una tierra
destinada a asegurar su sostenimiento. Esta tierra podía
ser donada por el señor en plena propiedad al recomendado,
pero no se hacía de esa forma, el señor se la da en
una especie de arrendamiento (llamado tenencia), podía
trabajarla y vivir en ella, pero a cambio debía darle una
cuota de lo cosechado, y lo más importante de todo, su
lealtad en momentos difíciles como las guerras. Lo cual va
aparejado al aumento de poder del señor feudal, y en
cuanto más aumenta su poder, más recomendados
buscan su protección, desencadenando que se forme una
clase social en extremo poderosa formada únicamente por
unas cuantas familias; los ejércitos feudales
representaban una amenaza a los reyes, por lo tanto, estos
preferían ceder a las exigencias de los señores
feudales, lo cual los hizo aún más
poderosos.
La palabra Renacimiento0 ha adquirido un significado muy
amplio, se le emplea para designar todo el periodo de
transición que va de la Edad Media al mundo moderno.Y,
aunque sea posible trazar ciertos limites de esta época de
transición, no podemos señalar fechas fijas para
indicar que el movimiento renacentista se llevo a cabo entre tal
y tal año, exactamente.
El Renacimiento
surgió como un conjunto de cambios, ya que, por ejemplo,
si preguntamos a un estudioso del arte lo que entiende por
Renacimiento, nos dirá que es la revolución de la
arquitectura,
la pintura y la
escultura por el descubrimiento de los monumentos de la
antigüedad; quienes se dedican al estudio de la literatura, de la
filosofía o de la teología ven en el Renacimiento
la época en que se descubre los antiguos manuscritos, asa
pasión por todo lo antiguo y esos progresos realizados en
e campo de la filosofía y el criticismo que llevaron al
certero conocimiento de los clásicos, a un gusto renovado
por la poesía,
a nuevos sistemas de pensamiento, a un análisis mas concienzudo de las cosas, y
por ultimo, al sistema luterano y a la emancipación de la
conciencia, el
movimiento renacentista atrae la atención del historiador
político, debido a la extinción del feudalismo, el
desarrollo de las grandes nacionalidades europeas, el auge de la
monarquía, la limitación de los poderes de la
Iglesia, el entronizamiento de la Santa Sede como un reino
italiano y, en ultimo lugar, la gradual aparición de ese
sentido de las libertades populares que estallará bajo
formas revolucionarias; el jurista nos describirá la
disolución de las ficciones legales basadas en las Falsas
Decretales, el descubrimiento de un texto
autentico del Digesto romano, el esfuerzo por introducir un
método racional en la teoría de la moderna jurisprudencia, y abordar el estudio del Derecho
internacional, y así podríamos seguir y seguir con
cada una de las ramas del conocimiento humano que se beneficiaron
y enriquecieron durante este periodo, mas sin embargo ninguna de
estas apreciaciones y ni siquiera todas ellas juntas
podrían explicarnos ¿Qué es el
Renacimiento?
La historia del Renacimiento no es la historia de las
artes, o las ciencias, o la literatura, ni siquiera la historia
de las naciones. Es algo más profundo: la historia de la
conquista por el espíritu humano, manifestado en las razas
europeas, de la libertad consciente de sí misma. No es un
simple cambio político, una nueva moda en el campo
de las artes, la restauración de los cánones
clásicos del gusto.Es un despunte en el desarrollo del
conocimiento humano.
Después de haberse derrumbado en el edificio del
imperio romano, quedaba descartada toda posibilidad inmediata de
un renacer intelectual.Los pueblos bárbaros que
habían inundado Europa tenían que absorber su
barbarismo: los fragmentos de la civilización romana que
sobrenadaban en aquel naufragio tenían que ser destruidos
o asimilados: las naciones germánicas tenían que
recibir la cultura y la religión de manos del
pueblo por ellas sojuzgado; había que crear la Iglesia y
una nueva formada vieja idea del Imperio.Era necesario,
además, que las nuevas nacionalidades se definiesen y
perfilasen, se las lenguas modernas se plasmaran, que la paz sea
asegurarse hasta cierto punto y la riqueza se acumulara,
condiciones todas ellas indispensables para el surgimiento del
libre espíritu de la humanidad.Por eso la primera
nación en que estas condiciones se dieron fue
también la primera en inaugurar la nueva
época.Italia pudo encabezar la era del Renacimiento por
que este país poseía una lengua, un clima propicio,
un régimen de libertad política y una cierta
prosperidad comercial, cuando otras naciones permanecían
todavía en un estado de semibarbarie.Allí donde el
espíritu humano había sido enterrado con la
decadencia del Imperio romano, allí volvía a surgir
sobre las ruinas de este Imperio.
El Renacimiento fue para el mundo moderno, la
emancipación de la razón; en la Edad Media, la
actitud mental era la de la ignorante prosternación ante
los ídolos de la Iglesia, el dogma, la autoridad y el
escolasticismo. Durante la Edad Media, el
conocimiento humano desacelero su paso, casi hasta quedarse
estático, a lo que trajo nuevos bríos el
Renacimiento, durante él se descubrieron muchos documentos
invaluables, monumentos hermosos, los cuales vinieron a darle un
nuevo impulso a la (entonces) aletargada mente humana, ya que el
hombre decidió retomar el pensamiento de los
clásicos, de los sabios y cultos romanos y griegos, esto
trajo consigo un despunte inigualable tanto en arte como en
ciencia.
Todas las grandes naciones de Europa participaron en la
obra del Renacimiento. Pero no debe olvidarse, pues esa es la
realidad histórica, que el verdadero Renacimiento
comenzó en Italia.Allí se desarrollaron las
cualidades esenciales que distinguen al mundo moderno del mundo
antiguo y del mundo de la Edad Media.Italia creó la nueva
atmósfera
espiritual, de cultura y de libertas intelectual que fue el
hálito de vida de las naciones europeas.
Una de las principales interrogantes a resolver con
respecto a este tema es ¿Por qué surge el Estado
moderno?De acuerdo con Hermann Heller, para que apareciera el
Estado tuvo que haber en primer lugar, una división del
trabajo. Pero así mismo, tuvo que haber interdependencia y
cooperación. El Estado moderno aparece cuando se han
producido en Europa las siguientes causas:
1. El Renacimiento
2. La Reforma protestante
3. La expansión geográfica y sus
descubrimientos
El Renacimiento trajo consigo el exclaustramiento del
saber y la sabiduría, y la ciencia que había sido
privilegio de los monjes, sale del claustro y entra en las
universidades; el descubrimiento de
América llevo a la expansión geográfica
y el gran provecho de los metales como base
del intercambio mercantilista modifican la estructura
política de los poderes públicos, y surge el
capitalismo,
el mercantilismo,
etcétera.Todos estos acontecimientos de tipo
práctico posibilitaron el surgimiento del Estado moderno y
su base de estructura económica, no exclusiva, pero si
fundamental, para la estructuración de la sociedad; estas
son a grandes rasgos
Fundamentos del Estado moderno y sus
tratadistas
1. Soberanía (Bodino "Los Seis Libros de la
Republica")
2. El Estado como sujeto internacional (Grocio "El
Derecho a la Guerra y a la Paz")
3. Respeto a los derechos del hombre (Altusio
"Política")
4. Representación política (Hobbes
"El Leviatán")
5. Democracia indirecta y constitucionalismo (Locke
"Ensayo Sobre
el Gobierno Civil")
6. Libertad axiológica y política
(Rousseau "El Contrato
Social")
7. División de poderes (funcional) (Montesquieu
"El Espíritu de las Leyes")
8. Separación de la Iglesia y del Estado (Paz
de Westfalia)
Con todos estos elementos se constituye y estructura el
Estado moderno, que no aparece por casualidad ni porque alguien
quiso que surgiera, sino que es un problema de gestación
de ideales que los hombres llevaron y llevan a cabo a
través de la actividad de las individuales del
pueblo.
En 1648, con la paz de Westfalia que puso fin a la
denominada Guerra de los Treinta Años, aparece el Estado
moderno. Separada la Iglesia del Estado, surgirá
éste con su elemento constitutivo específico: un
supremo poder político, delegado por el pueblo soberano.Su
estructura orgánica, autoridad y Derecho, imperará
en los límites del territorio nacional.Las gentes
asentadas tradicionalmente en él, alcanzaron con el tiempo
peculiaridades somáticas y físicas,
psíquicas.A su clasificación por grupos se les
denomina razas.La creencia en su existencia, es el núcleo
nacional originario.Se pertenece a una raza.Si se cree en ella
aparecerán los nacionales y el concepto de
Nación. Hacia el siglo XIX, los Estados de Derecho,
liberales y burgueses, se resumen bajo el rubro de
Estado-Nación.
Siguiendo de nuevo a Heller podemos decir que el Estado
se estructura a través de la realidad práctica de
los ámbitos de las gentes del Estado. En el siglo XX los
hombres se preocuparon al considerar que el Estado se convierte
en un monstruo que coarta la libertad del hombre y trataron de
diluir la intervención del Estado en la esfera privada del
sujeto (la libertad del hombre) así aparecieron los nuevos
conceptos de la sociedad política.
Cabe mencionar que casi todas las definiciones modernas
incluyen elementos constitutivos del Estado, entre los cuales
consideran una agrupación política y una fuerza
estatal; es decir, es casi generalizada la concepción
estatal por parte de los tratadistas.
El Estado moderno tiene:
Un origen propio (desaparición de los
poderes políticos privados señoriales; la
poliarquía medieval se trasforma en poder
político supremo.
Una estructura peculiar:
capitalismo;
Una organización estatal de acuerdo
con la Norma Suprema, o Constitución del
Estado;
Unos fundamentos teóricos, recogidos
de los grandes tratadistas del pasado; y
Una justificación que resuelve la
eterna antinomia del hombre que obedece a la ley y a la
autoridad sin hacer dejación del respeto al principio de
la dignidad
humana.
En el Estado moderno alcanza su mayor expresión
la creencia de que el estado existe por la interrelación
de quehaceres sociales y en la convivencia que origina esta
interrelación.