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Aureliano Babilonia




Enviado por Gabriel Hernán Folco



    Trabajo práctico de
    Lengua

    1. Epígrafe
    2. Desarrollo
    3. Conclusión

    Epígrafe

    "Aureliano no pudo moverse. No porque lo
    hubiera paralizado el estupor, sino porque en aquel instante
    prodigioso se le revelaron las claves definitivas de
    Melquíades, y vio el epígrafe de los pergaminos
    perfectamente ordenado en el tiempo y
    espacio de los hombres… Aureliano no había sido
    más lúcido en ningún acto de su vida…
    porque entonces sabía que en los pergaminos de
    Melquíades estaba escrito su destino.

    Era la historia de la familia,
    escrita por Melquíades hasta en sus detalles más
    triviales, con cien años de
    anticipación.

    Sin embargo, antes de llegar al verso
    final ya había comprendido que no saldría
    jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de
    los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el
    viento y desterrada de la memoria de
    los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de
    descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era
    irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes
    condenadas a cien años
    de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre
    la
    tierra."

    Gabriel García
    Márquez

    Cien años de soledad,
    1967.

    Introducción

    Aquí nos vemos, realizando esta suerte de
    ensayo y una
    pregunta nos aterra: ¿cómo vencer el miedo a la
    hoja en blanco?

    Las respuestas son pocas, las dudas muchas, pero los
    ánimos no nos dejan decaer, ¡podemos
    comenzar!

    Y en este momento, hablar de un personaje (creemos
    nosotros) de gran importancia en semejante historia, como lo es
    "Cien años de soledad", es necesario decirle a aquellos
    lectores de este material que no prejuzguen la capacidad de sus
    autores, porque así como tenemos muy poca experiencia,
    poseemos una excelente profesora y mentes capaces y
    creativas.

    Pero volvamos al tema que nos atañe. En este
    trabajo
    hablaremos acerca de Aureliano Babilonia, un personaje realmente
    excelente, otra obra maestra de nuestro estimado Gabriel García
    Márquez. Con él presentaremos nuestras
    opiniones, pensamientos y planteos acerca de su valor en la
    historia y de la importancia que juega en ella; así
    también como su personalidad y
    sentimientos.

    ¿Quién es Aureliano? ¿Por
    qué es él quien descubre el significado de los
    pergaminos y no otro? ¿Qué significado tiene esto
    en el relato? Todas estas preguntas (y ojalá muchas
    más) deseamos responderlas a continuación y si nos
    lo permiten, de la mejor manera posible.

    Aquí es necesario hacer un paréntesis para
    expresar que, si bien hay otros personajes de gran relevancia en
    la historia, es Aureliano Babilonia quien se lleva los laureles.
    Es él, quien, con su genio, descubre el significado de los
    escritos de Melquíades. En una palabra es el lector
    perfecto de García Márquez; el final de la
    historia, signado por la destrucción, sería vano
    sin su participación. Tenemos el deber de decirles que
    Aureliano da el giro final e inesperado al relato, con él
    se cumple la profecía de Melquíades.

    Esperamos francamente que esta obra sea del agrado del
    lector y que disfrute, aprenda y valore al libro y su
    autor, gracias a ella. ¡Adelante, entonces!

    Desarrollo

    "El primero de la estirpe está
    amarrado en un árbol

    y al último se lo están
    comiendo las hormigas."

    La vida de Aureliano comienza y termina signada por la
    desgracia. Él, hijo de Renata Remedios Buendía
    (Meme) y Mauricio Babilonia, es considerado una desgracia por su
    misma abuela, Fernanda del Carpio.

    Aureliano fue el fruto inesperado de la relación
    furtiva entre estos dos jóvenes. Citando al propio
    Márquez:

    "Se llamaba Mauricio Babilonia. Había nacido y
    crecido en Macondo, y era aprendiz de mecánico en los
    talleres de la compañía bananera. Meme lo
    había conocido por casualidad una tarde en que fue
    (…) a buscar el automóvil para dar un paseo por las
    plantaciones.

    Como el chofer estaba enfermo, lo encargaron a él
    de conducirlas (…) y no volvió a ver a Mauricio
    Babilonia en varios meses. Más tarde había de
    recordar que durante el paseo le llamó la atención su belleza varonil, salvo la
    brutalidad de las manos (…) El primer sábado en que
    fue al cine con su
    padre, volvió a ver a Mauricio Babilonia, (…) y
    advirtió que él se desinteresaba de la
    película para volverse a mirarla, (…) Mauricio
    Babilonia se acercó a saludar a Aureliano Segundo, y
    sólo entonces se enteró Meme que se
    conocían…" 1

    Aquí el autor nos hace una pequeña
    descripción de lo que era Mauricio
    Babilonia, y por lo visto, la masculinidad de su presencia y
    actitudes
    habían seducido de alguna forma a la joven Meme.
    Además, contaba con cierta aprobación por parte de
    su padre, quien ya lo conocía. De esta manera, Meme
    dejó de molestarse por cierta actitud
    altanera de parte de Mauricio. A pesar de sus ilusiones, su
    madre, Fernanda del Carpio, habría de signar al pobre
    (pero digno) Mauricio con una marca de
    denigración. Franca y llanamente lo despreciaba pues no lo
    consideraba digno de su hija. Es posible agregar algunas
    líneas del propio autor acerca de la percepción
    de Fernanda con respecto a Mauricio:

    "(…) Fernanda reconoció la voz del
    hombre que fue
    a visitarla. Era joven, cetrino, con unos ojos oscuros y
    melancólicos que no la habrían sorprendido tanto si
    hubiera conocido a los gitanos, y un aire de
    ensueño que a cualquier mujer de corazón
    menos rígido le hubiera bastado para entender los motivos
    de su hija. Vestía de lino muy usado, con zapatos
    defendidos desesperadamente con cortezas superpuestas de blanco
    de zinc, y llevaba en la mano un canotier comprado el
    último sábado.

    1_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 341.

    A Fernanda, sin embargo, le bastó el verlo una
    vez para intuir su condición de menestral. Se dio cuenta
    de que llevaba puesta su única muda de los domingos, y que
    debajo de la camisa tenía la piel carcomida
    por la sarna de la compañía bananera. No le
    permitió hablar. No le permitió siquiera pasar de
    la puerta que un momento después tuvo que cerrar porque la
    casa estaba llena de mariposas amarillas.

    – Lárguese – le dijo – . Nada tiene que
    venir a buscar entre la gente decente." 2

    En este punto es de real importancia destacar la
    apreciación tan despreciable que tenía Fernanda
    sobre Mauricio. Es esta la causa de aquel amorío
    efusivo, prohibido que protagonizan él y Meme. Las
    verdaderas intenciones de Meme no se reflejan en la misma, pero
    dejan entrever (además de las pasiones que Mauricio le
    despertaba) un anhelo por quebrar la rigidez impuesta por su
    madre. Es una especie de rasgo innato, evidentemente parte de
    la
    personalidad de su padre, Aureliano Segundo. Renata Remedios
    es una joven aturdida por los reclamos y reprimendas de su madre.
    Luego de haber soñado con Mauricio, le indignó el
    saber que no soportaba más sin verlo y ansiaba con todo su
    ser estar a solas con él. Era una especie de placer y, a
    la vez, rabia. Rabia por saber que él se había
    percatado de sus sentimientos y esto significó una
    apreciación para el progreso de su relación. De
    hecho, el mismo Mauricio le dejó una carta junto con
    un presente. En ella le decía que la esperaba en el cine,
    luego de ese encuentro nada volvió a ser lo mismo. Si nos
    referimos al libro:

    "Se volvió loca por él. Perdió el
    sueño y el apetito, y se hundió tan profundamente
    en la soledad, que hasta su padre se le convirtió en un
    estorbo. Elaboró un intrincado enredo de compromisos
    falsos para desorientar a Fernanda, perdió de vista a sus
    amigas, saltó por encima de los convencionalismos para
    verse con Mauricio Babilonia, a cualquier hora y en cualquier
    parte. (…)

    Se entregó a Mauricio Babilonia sin resistencia, sin
    pudor, sin formalismos, y con una vocación tan fluida y
    una intuición tan sabia, que un hombre más suspicaz
    que el suyo hubiera podido confundirlas con una acendrada
    experiencia." 3

    Hasta aquí resulta evidente la actitud pasional
    de Meme para con su amante Mauricio. No es simple expresarlo,
    pero aquel sujeto estaba marcado por la desgracia. Siempre,
    estuviera donde estuviera, fuera donde fuera, estaba
    constantemente rodeado por una nube de mariposas amarillas. Estos
    insectos son un signo nefasto de su catástrofe, son una
    premonición atormentadora que revuela la cabeza y los
    sentimientos tanto de Mauricio como de Meme, ya que ella
    está ligada

    2_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 340.

    3_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 345, 347.

    a él por su vínculo pasional. Esta
    relación no terminaría bien (como lo hemos
    mencionado anteriormente) y así lo relata García
    Márquez:

    "Lo único que intrigó a Úrsula
    después de casi dos meses de castigo, fue que Meme no se
    bañara a la mañana, (…) sino a las siete de
    la noche. (…) Las mariposas amarillas invadían la
    casa desde el atardecer. Todas las noches, al regresar del
    baño, Meme encontraba a Fernanda desesperada, matando
    mariposas con la bomba de insecticida. <<Esto es una
    desgracia>>, decía. <<Toda la vida me contaron
    que las mariposas nocturnas llaman la mala suerte. >> Una
    noche, mientras Meme estaba en el baño, Fernanda
    entró en su dormitorio por casualidad, y había
    tantas mariposas que apenas se podía respirar.
    Agarró cualquier trapo para espantarlas, y el
    corazón se le heló de pavor al relacionar los
    baños nocturnos de su hija con las cataplasmas de mostaza
    que rodaron por el suelo.

    No esperó un momento oportuno, como lo hizo la
    primera vez. Al día siguiente invitó a almorzar al
    nuevo alcalde, (…) y le pidió que estableciera una
    guardia nocturna en el traspatio, porque tenía la
    impresión de que se estaban robando las
    gallinas.

    Esa noche, la guardia derribó a Mauricio
    Babilonia cuando levantaba las tejas para entrar en el
    baño donde Meme lo esperaba, desnuda y temblando de amor
    entre los alacranes y las mariposas, como lo había hecho
    casi todas las noches de los últimos meses. Un proyectil
    incrustado en la columna vertebral lo redujo a cama por el resto
    de su vida.

    Murió de viejo en la soledad, sin un quejido, sin
    una protesta, sin una sola tentativa de infidencia, atormentado
    por los recuerdos y por las mariposas amarillas que no le
    concedieron un instante de paz, y públicamente repudiado
    como ladrón de gallinas." 4

    Creemos que la cita anterior es más que
    suficiente para terminar de describir lo fatídico de la
    relación entre estos jóvenes. Una vez más,
    la familia
    Buendía es marcada por la desgracia; otra vez un amor
    incomprendido; otra vez pasiones prohibidas. Pero, ¿es
    acaso el destino de la familia o tal vez el accionar represivo de
    Fernanda el causante de todo esto? La respuesta puede ser tanto
    una como otra; lo importante es que ya en este tiempo, Aureliano
    Babilonia había sido concebido y todos estos hechos
    afectaban directamente su destino. Para mal o para bien, aquellos
    sucesos comenzaban a marcar características de lo que
    sería su personalidad.

    A nuestro parecer, hasta aquí se ha brindado al
    lector la información y el análisis necesario para comprender lo que
    sigue a continuación. Es apremiante en este instante
    hablar con la voz del propio Márquez acerca de la llegada
    de Aureliano a la familia Buendía:

    "Aún no estaban de acuerdo el caluroso
    miércoles en que llamó a la puerta de la
    casa

    4_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 348, 349.

    una monja anciana que llevaba una canastilla colgada del
    brazo. (…) tenía instrucciones de
    entregársela personalmente, y bajo la reserva más
    estricta, a Doña Fernanda del Carpio de Buendía.
    Era el hijo de Meme. El antiguo director espiritual de Fernanda
    le explicaba en una carta que había nacido dos meses
    antes, y que se habían permitido bautizarlo con el nombre
    de Aureliano, como su abuelo, porque la madre no despegó
    sus labios para expresar su voluntad. Fernanda se sublevó
    íntimamente contra aquella burla del destino, pero tuvo
    fuerzas para disimularlo delante de la monja.

    – Diremos que lo encontramos flotando en la canastilla
    – sonrió.

    – No se lo creerá nadie – dijo la
    monja.

    – Si se lo creyeron a las Sagradas Escrituras –
    replicó Fernanda – , no veo por qué no han de
    creérmelo a mí. (…)

    Fernanda (…) lamentó que se hubiera
    desechado la costumbre medieval de ahorcar al mensajero de malas
    noticias."
    5

    Tras este relato podemos percibir en el pensamiento de
    Fernanda una verdadera aberración por ese bebé que
    había llegado para (según ella) arruinarle la vida
    y convertirse en un estorbo. Es así como la familia recibe
    a este nuevo e inocente integrante, es así como
    continúan afectando su desarrollo con
    sus actitudes despreciables y despreciativas, es así como
    (y bien lo entienden los profesionales de la psiquis) marcan a
    fuego, características en el esta criatura que ni el mejor
    psicólogo podrá quitarle. Esas
    características son las que lo convertirán (como
    veremos más adelante) en aquel ser tan introvertido (cual
    si fuera el Coronel Aureliano) que se encerraba en el laboratorio de
    Melquíades a descifrar sus manuscritos. Son esos hechos
    los que, junto a otros, lo moldearán como un amante
    totalmente apasionado que cometía incesto con su
    tía; y son estos hechos los que le permitirán
    poseer un pensamiento ajeno a las circunstancias, tan ejercitado,
    que fue capaz de ordenar y traducir los pergaminos del sabio
    gitano.

    Por otra parte, al año del arribo de Aureliano a
    la casa Buendía, se produce la gran tragedia de Macondo en
    la que los soldados matan a casi tres mil personas. Todos estos
    hechos desastrosos fueron presenciados por José Arcadio
    Segundo, que gracias a su suerte pudo escapar. Para su desgracia,
    nadie le creyó en ese entonces ni nunca en su vida, por lo
    que no se supo si en realidad pasó. Aquí es preciso
    analizar la significación de este fenómeno narrado
    por Márquez. Según lo que opinamos, el autor en
    este segmento quiere expresarnos esa mala costumbre de los
    dirigentes latinoamericanos, que provocaban exterminios y nunca
    había testigos (o a los que habían visto todo los
    consideraban locos, por lo que no les causaba mayor
    problema).

    5_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 357, 358.

    Es una verdad cultural que el propio Gabriel nos
    está escribiendo, una constante de desapariciones masivas
    por conveniencia, o por temor a sublevaciones. Pero no nos
    desviemos del tema que nos atañe; es hora de que veamos
    como relata García Márquez la niñez de
    Aureliano Babilonia:

    "Llovió cuatro años, once meses y dos
    días. (…) Fue por esos días que en un
    descuido de Fernanda apareció en el corredor el
    pequeño Aureliano, y su abuelo conoció el secreto
    de su identidad. Le
    cortó el pelo, lo vistió, le enseñó a
    perderle el miedo a la gente, y muy pronto se vio que era un
    legítimo Aureliano Buendía, con sus pómulos
    altos, su mirada de asombro y su aire solitario. (…) Para
    Amaranta Úrsula, que ya había mudado los dientes,
    el sobrino fue como un juguete escurridizo que la consoló
    del tedio de la
    lluvia. (…) Amaranta Úrsula y el pequeño
    Aureliano habrían de recordar el diluvio como una
    época feliz. A pesar del rigor de Fernanda, chapaleaban en
    los pantanos del patio, cazaban lagartos para descuartizarlos y
    jugaban a envenenar la sopa echándole polvo de alas de
    mariposas en los descuidos de Santa Sofía de la Piedad.
    Úrsula era su juguete más entretenido."
    6

    Podemos observar que durante esta etapa, la niñez
    de Aureliano (a pesar de estar marcada por el anonimato de su
    identidad) fue una experiencia realmente feliz. Es preciso
    destacar que sus juegos con
    Amaranta Úrsula eran los de cualquier niño
    común, por lo que no podemos entender el porqué de
    su personalidad si no nos remitimos al libro. Bien lo dice
    García Márquez que una vez que la familia supo de
    su existencia, se convirtió en un verdadero Aureliano, con
    su carácter reservado, solitario y de mirada
    curiosa. Para entender un poco mejor la evolución del personaje, leamos un poco el
    libro:

    "(…) y el pequeño Aureliano se iba
    volviendo esquivo y ensimismado a medida que se acercaba a la
    pubertad.
    (…) el propio Aureliano parecía preferir el
    encierro y la soledad, y no revelaba la menor malicia por conocer
    el mundo que empezaba en la puerta de la calle. Cuando
    Úrsula hizo abrir el cuarto de Melquíades,
    él se dio a rondarlo, a curiosear por la puerta entornada,
    y nadie supo en qué momento terminó vinculado a
    José Arcadio Segundo por un afecto
    recíproco.

    (…) a pesar de que todo el mundo lo tenía
    por loco, José Arcadio Segundo era en aquel tiempo el
    habitante más lúcido de la casa.
    Enseñó al pequeño Aureliano a leer y a
    escribir, lo inició en el estudio de los pergaminos, y le
    inculcó una interpretación tan personal de lo
    que significó para Macondo la compañía
    bananera, que muchos años después, cuando Aureliano
    se incorporara al mundo, había que pensarse que contaba
    una versión alucinada, porque era radicalmente contraria a
    la que los historiadores

    habían admitido, y consagrado en los textos
    escolares. (…)

    6_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 390.

    Ambos descubrieron al mismo tiempo que allí
    siempre era marzo y siempre era lunes, y entonces comprendieron
    que José Arcadio Buendía no estaba tan loco como
    contaba la familia, sino que era el único que había
    dispuesto de bastante lucidez para vislumbrar la verdad de que
    también el tiempo sufría tropiezos y accidentes, y
    podía por tanto astillarse y dejar en un cuarto una
    fracción eternizada." 7

    En este fragmento observamos una relación muy
    particular entre José Arcadio Segundo (tío abuelo
    de Aureliano) y Aureliano Babilonia. Ésta
    contribuirá a afianzar su personalidad y forjar lo que
    serán sus características de interpretador que le
    valdrán el desciframiento de los pergaminos. Es gracias a
    su mentor que podrá aprender a leer, a escribir, y se
    sumergirá en el estudio de los escritos de
    Melquíades.

    Por esos tiempos, Aureliano Segundo terminó de
    reunir el dinero
    suficiente y envió a Amaranta Úrsula a estudiar a
    Bruselas. De esta manera, la fiel tía de Aureliano se va
    por años, hasta que se reencuentran en la centenaria casa
    por última vez.

    Con Aureliano ya hecho un adolescente, podemos leer
    extractos del autor acerca de su vida en la casa
    Buendía:

    "Aureliano no abandonó en mucho tiempo el cuarto
    de Melquíades. Se aprendió de memoria la
    leyendas
    fantásticas del libro desencuadernado, la síntesis
    de los estudios de Hermann, el tullido; los apuntes sobre
    la ciencia
    demonológica, las claves de la piedra filosofal, las
    Centurias de Nostradamus y sus investigaciones
    sobre la peste, de modo que llegó a la adolescencia
    sin saber nada de su tiempo, pero con los conocimientos
    básicos del hombre medieval." 8

    Leyendo este fragmento nos damos cuenta de que, cual si
    fuera el Coronel Aureliano, el pequeño Babilonia,
    seguía los pasos de su antecesor, e iba bien encaminado ya
    que se pasaba todo el día dentro del cuarto de
    Melquíades. Para probarlo, leamos estas
    líneas:

    "A cualquier hora que entrara en el cuarto, Santa
    Sofía de la Piedad lo encontraba absorto en la lectura.
    (…) Santa Sofía de la Piedad creía que
    Aureliano hablaba solo. En realidad, conversaba con
    Melquíades. Un mediodía ardiente, poco
    después de la muerte de
    los gemelos, vio contra la reverberación de la ventana al
    anciano lúgubre con el sombrero de alas de cuervo, como la
    materialización de un recuerdo que estaba en su memoria
    desde mucho antes de nacer.

    Aureliano había terminado de clasificar el
    alfabeto de los pergaminos. Así que cuando

    Melquíades le preguntó si había
    descubierto en qué lengua estaban
    escritos, él no vaciló para contestar.

    7_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 414 – 416.

    8_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 423.

    – En sánscrito – dijo."
    9

    Luego de este breve tramo de la novela,
    podemos observar que Aureliano estaba abocado total y solamente a
    los pergaminos de Melquíades, no le importaba otra cosa.
    Cual si fuera el Coronel, se tomaba una taza de café
    sin azúcar
    (que solícitamente le preparaba Santa Sofía de la
    Piedad), apenas comía y descuidaba su presencia,
    sólo Santa Sofía lo dejaba presentable
    recortándole el pelo, sacándole las liendres y los
    piojos. En una palabra, se había aislado del mundo para
    descifrar los escritos a toda costa. Veamos cómo lo
    expresa el autor:

    "Aureliano avanzaba en los estudios del
    sánscrito, mientras Melquíades iba
    haciéndose cada vez menos asiduo y más lejano,
    esfumándose en la claridad radiante del mediodía.
    La última vez que Aureliano lo sintió era apenas
    una presencia invisible que murmuraba: <<He muerto de
    fiebre en los
    médanos de Singapur. >> El cuarto se hizo entonces
    vulnerable al polvo, al calor, al
    comején, a las hormigas coloradas, a las polillas que
    habían de convertir en aserrín la sabiduría
    de los libros y los
    pergaminos." 10

    Aquí vemos que la presencia de Melquíades
    desaparece y Aureliano comienza a valerse por sus propios
    medios para
    traducir los escritos. Cabe acotar que Melquíades le
    comunica que los escritos no podrán ser descifrados hasta
    que pasaran cien años de haberlos escrito.

    Un buen día Santa Sofía de la Piedad,
    cansada, vieja y harta de pelear sola contra el destino
    irrevocable de destrucción de la casa, se marchó y
    dejó solos a Fernanda y Aureliano. Éstos dos, no se
    relacionaban para nada, cada uno (valga la redundancia)
    vivía su soledad solo y sin contactarse con la vida normal
    del pueblo. Pero leamos un poco más sobre los avances de
    Aureliano:

    "(…) Aureliano consiguió traducir el
    primer pliego. No fue una labor inútil, pero
    constituía apenas un primer paso en un camino cuya
    longitud era imposible prever, porque el texto en
    castellano no
    significaba nada: eran versos cifrados."11

    Como vemos, Aureliano consigue descifrar una parte de
    los escritos, pero están codificados, por lo que de manera
    irrevocable debe salir al mundo exterior para buscar las herramientas
    necesarias para llevar a cabo su labor. De esta manera, comienza
    a relacionarse con la gente de la ciudad, comienza a vivir lo que
    es la vida de la ciudad, conoce a

    los jóvenes que serán sus
    compañeros de estudios y razonamiento. Conoce,
    además, al viejo dueño de la librería, quien
    será su proveedor de material de estudio. Será una
    especie de libro abierto en el que Aureliano se sumergirá
    hasta encontrar el significado mismo de los escritos.

    9_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 424.

    10_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 425.

    11_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 431, 432.

    Durante esta etapa regresa a casa José Arcadio
    desde Roma. Vuelve
    convertido en un homosexual que vive su vida de noche y que (al
    igual que Fernanda) no se relaciona de ninguna manera con
    Aureliano. Es otro personaje que pasa su existencia en soledad
    dentro de la novela.

    Este personaje tan atormentado y avergonzado por sus
    propias actitudes de decadencia, terminará
    suicidándose en la alberca donde solía darse sus
    baños. A la muerte de
    éste, Aureliano se da realmente cuenta de cómo
    había comenzado a quererlo. Durante todo ese tiempo no se
    había apartado de los pergaminos y continuaba con la ardua
    tarea de su traducción. Pero la llegada de Amaranta
    Úrsula cambió el rumbo de su vida. Veamos como lo
    relata García Márquez:

    "Amaranta Úrsula regresó con los primeros
    ángeles de Diciembre, empujada por brisas de velero,
    llevando al esposo amarrado por el cuello con un cordel de seda.
    Apareció sin ningún anuncio, con un vestido
    color de
    marfil, un hilo de perlas que le daba casi a las rodillas,
    sortijas de esmeraldas y topacios, y el cabello redondo y liso
    rematado en las orejas con puntas de golondrinas.
    (…)

    Ni siquiera se permitió un día de descanso
    al cabo del largo viaje. (…), y emprendió una nueva
    restauración de la casa. (…)

    Nunca se vio en la casa a nadie con mejor humor a toda
    hora y en cualquier circunstancia, ni a nadie más
    dispuesto a cantar y bailar, y a tirar en la basura las
    cosas y las costumbres revenidas. De un escobazo acabó con
    los recuerdos funerarios y los montones de cherembecos
    inútiles y aparatos de superstición que se
    apelotonaban en los rincones, y lo único que
    conservó, por gratitud a Ursula, fue el daguerrotipo de
    remedios en la sala." 12

    Como podemos observar, la llegada de Amaranta Ursula
    revolucionó toda la casa y la vida de Aureliano Babilonia.
    Su personalidad tan moderna y espontánea hizo de los
    embarazosos momentos de éste una experiencia relajante,
    según Márquez:

    "Era tan espontánea, tan emancipada, con un
    espíritu tan moderno y libre, que Aureliano no supo que
    hacer con el cuerpo cuando la vio llegar. <<
    ¡Qué bárbaro!>>, gritó ella,
    feliz, con los brazos abiertos. << ¡Miren como ha
    crecido mi adorado antropófago!>>."
    13

    12_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 448, 449.

    13_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 449.

    Para Aureliano Babilonia significó un cambio de
    rutina que no pudo resistir. Amaranta Ursula le cambió su
    guardarropa y le enseñó los bailes de moda; hasta lo
    sacaba fuera de la casa cuando no salía del cuarto de
    Melquíades por mucho tiempo.

    La llegada de Amaranta Ursula, en pocas palabras, fue
    como la reaparición de una cabeza visible, dinámica y activa al frente de la casa
    Buendía. Su belleza provocativa era casi la de Remedios la
    bella y su personalidad incansable se asemejaba a
    Ursula.

    El matrimonio
    integrado por Amaranta Ursula y Gastón trató de
    integrar a Aureliano Babilonia a la vida familiar. Gastón
    se pasaba algunas tardes al lado de Aureliano tratando de crear
    algún tipo de relación, pero ya lo dice el
    autor:

    "Tanto a Gastón como a su esposa les
    habría gustado incorporarlo a la vida familiar, pero
    Aureliano era hombre hermético, con una nube de misterio
    que el tiempo iba haciendo más denso."
    14

    Pero a pesar de esto Aureliano salía más
    asiduamente y Amaranta Ursula el había asignado una suma
    de dinero para
    gastos
    personales. Se hizo visitante más común de la
    librería del viejo catalán y comenzó a
    constituirse una biblioteca tan
    bien provista que daba envidia. Al parecer, compraba estos libros
    más para comprobar que sus conocimientos eran correctos
    que para estudiarlos.

    A su vez, comenzó a frecuentar a la prostituta
    Nigromante, quien, cuando comenzaba a hacerse ilusiones de amor,
    recibió de boca de Aureliano Babilonia la noticia de su
    pasión reprimida por Amaranta Ursula.

    Por otra parte, la importante traducción de los
    manuscritos iba por buen camino: Aureliano había aprendido
    el sánscrito, el inglés,
    el francés y un poco de latín y griego.

    Por esa época, Gastón ya tenía
    planificado su proyecto de la
    compañía aérea, por lo que su alejamiento de
    Amaranta Ursula era más grande.

    Una tarde, luego de que se bañara Amaranta
    Ursula, Aureliano entró furtivamente a su cuarto y
    allí la amó por primera vez. A partir de ese
    entonces, la denigración de la estirpe Buendía
    alcanza límites
    impensables. El incesto cometido por Aureliano Babilonia y
    Amaranta Ursula (sobrino y tía respectivamente)
    tendrá consecuencias ya advertidas cien años antes
    a José Arcadio y Ursula.

    La pasión desenfrenada de Amaranta y Aureliano se
    consume de a poco y se transforma realmente en un amor hermoso,
    del que obtendrán el fruto amargo de su
    destrucción. Leamos este fragmento:

    14_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 455.

    "Cuando murió Pilar Ternera estaban esperando un
    hijo. (…) Sobrevivían de milagro.
    (…)

    Atormentados por la certidumbre de que era hermano de su
    mujer, Aureliano se dio una escapada a la casa cural para buscar
    en los archivos
    rezumantes y apolillados alguna pista de su filiación."
    15

    De esta manera vivían resignados a la vida
    apacible en la pobreza de
    manera admirable, como lo dice Márquez:

    "A medida que avanzaba el embarazo se
    iban convirtiendo en un ser único, se integraban cada vez
    más en la soledad de una casa a la que solo le
    hacía falta un último soplo para derrumbarse. Se
    habían reducido a un espacio esencial, (…) donde
    vislumbraron los encantos del amor sedentario, (…) donde
    Amaranta Ursula se sentaba a tejer botitas y sombreritos de
    recién nacido, y Aureliano a contestar las cartas
    ocasionales del sabio catalán. El resto de la casa se
    rindió al asedio tenaz de la destrucción."
    16

    Luego de estos hechos llegamos al tramo final, al cierre
    con broche de oro de la
    historia, leamos:

    "Un domingo, a las seis de la tarde, Amaranta Ursula
    sintió los apremios del parto. La
    sonriente comadrona de las muchachitas que se acostaban por
    hambre la hizo subir en la mesa del comedor, se le
    acaballó en el vientre y la maltrató con galopes
    cerriles hasta que sus gritos fueron acallados por los berridos
    de un varón formidable.

    A través de las lágrimas, Amaranta Ursula
    vio que era un Buendía de los grandes, macizo y
    voluntarioso como los José Arcadios, con los ojos abiertos
    y clarividentes de los Aurelianos, y predispuesto para empezar la
    estirpe otra vez por el principio y purificarla de sus vicios
    perniciosos y su vocación solitaria, porque era el
    único en un siglo que había sido engendrado con
    amor. (…)

    Solo cuando lo voltearon boca abajo, se dieron cuenta de
    que tenía algo más que el resto de los hombres, y
    se inclinaron para examinarlo. Era una cola de cerdo.

    No se alarmaron. Aureliano y Amaranta Ursula no
    conocían el precedente familiar, ni recordaban las
    pavorosas admoniciones de Ursula, y la comadrona acabó de
    tranquilizarlos con la suposición de que aquella cola
    inútil podía cortarse cuando el niño mudara
    los dientes. Luego no tuvieron ocasión de volver a pensar
    en eso, porque Amaranta Ursula se desangraba en un manantial
    incontenible. Trataron de socorrerla con apósitos de
    telaraña y apelmazamientos de ceniza, pero era como querer
    segar un surtidor con las manos.

    15_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 484 – 486.

    16_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 487.

    En las primeras horas, ella hacía esfuerzos por
    conservar el buen humor. Le tomaba la mano al asustado Aureliano,
    y le suplicaba que no se preocupara, que la gente como ella no
    estaba hecha para morirse contra la voluntad y se reventaba de
    risa con los recursos
    truculentos de la comadrona.

    Pero a medida que a Aureliano lo abandonaban las
    esperanzas, ella se iba haciendo menos visible, como si la
    estuvieran borrando de la luz, hasta que se
    hundió en el sopor. En la tarde, (…) supieron que
    estaba muerta porque el caudal se agotó sin auxilios, y se
    afiló el perfil, y los verdugones de la cara se le
    desvanecieron en una aurora de alabastro, y volvió a
    sonreír." 17

    Luego de la muerte de su mujer, Aureliano queda
    totalmente destruido y en una borrachera de tristeza incontenible
    se encontró con la situación desconocida que lo
    llevó a la cúspide de su conocimiento.
    Leamos este último fragmento:

    "Al amanecer, después de un sueño torpe y
    breve, Aureliano recobró la conciencia de su
    dolor de cabeza. Abrió los ojos y se acordó del
    niño.

    No lo encontró en la canastilla. Al primer
    impacto experimentó una deflagración de
    alegría, creyendo que Amaranta Ursula había
    despertado de la muerte para ocuparse del niño. Pero el
    cadáver era un promontorio de piedras bajo la manta.
    (…)

    Se derrumbó en el mecedor, (…) y en aquel
    relámpago de lucidez tuvo la conciencia de que era incapaz
    de resistir sobre su alma el peso
    abrumador de tanto pasado. (…) Y entonces vio al
    niño. Era un pellejo hinchado y reseco, que todas las
    hormigas del mundo iban arrastrando trabajosamente hacia su
    madriguera por el sendero de piedras del
    jardín.

    Aureliano no pudo moverse. No porque lo hubiera
    paralizado el estupor, sino porque en aquel instante prodigioso
    se le revelaron las claves definitivas de Melquíades, y
    vio el epígrafe de los pergaminos perfectamente ordenado
    en el tiempo y el espacio de los hombres: El primero de la
    estirpe esta amarrado en un árbol y al último se lo
    están comiendo las hormigas.

    Aureliano no había sido más lúcido
    en ningún acto de su vida (…) porque entonces
    sabía que en los pergaminos de Melquíades estaba
    escrito su destino. Los encontró intactos (…) y
    allí mismo, de pie, sin la menor dificultad, como si
    hubieran estado
    escritos en castellano (…), empezó a descifrarlos
    en voz alta. Era la historia de la familia, escrita por
    Melquíades hasta en sus detalles más triviales, con
    cien años de anticipación. (…)

    Solo entonces descubrió que Amaranta Ursula no
    era su hermana, sino su tía (…) Macondo era ya un
    pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugado por la
    cólera
    del huracán bíblico, cuando Aureliano (…)
    empezó a descifrar el instante que estaba viviendo,
    descifrándolo a medida que lo vivía,
    profetizándose a si mismo en el acto de descifrar la
    última página de los pergaminos, como si se
    estuviera viendo en un espejo hablado. (…)

    17_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 489, 490.

    Sin embargo, antes de llegar al verso final ya
    había comprendido que no saldría jamás de
    ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o
    los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada
    de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano
    Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo
    escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre,
    porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no
    tenían una segunda oportunidad sobre la tierra."
    18

    Este es el final. Esta es la confirmación del
    Aureliano Babilonia como descifrador y profeta de Macondo. Esta
    es la reafirmación de la desgracia familiar como principio
    y fin. Son estos los cien años de soledad de los
    Buendía.

    Es aquí cuando Aureliano Babilonia se convierte
    en el alter ego de Melquíades. Si Melquíades es el
    vidente de la tragedia Buendía, Aureliano Babilonia es
    quien la vive, profetiza y finaliza.

    Como Melquíades relata la historia completa, es
    decir, el libro, Aureliano Babilonia es también el lector
    perfecto de García Márquez. Es el elegido, el
    designado (quien sabe sino por Melquíades) para terminar
    con la estirpe.

    El es el personaje supremo de la historia. No es posible
    expresar la genialidad de Gabriel García Márquez al
    crear una novela tan espectacular que ha logrado atrapar a
    lectores de todo el mundo durante casi cuarenta
    años.

    Millones de ejemplares de "Cien años de soledad"
    leídos en todas las lenguas y el premio Nobel de literatura coronando una
    obra magnífica, son la más palpable
    demostración de que la aventura fabulosa de la familia
    Buendía, con sus milagros, fantasías, obsesiones,
    tragedias, incestos, adulterios, rebeldías,
    descubrimientos y condenas, representa al mismo tiempo el
    mito y la
    historia, la tragedia y el amor del
    mundo entero.

    18_ García Márquez, G, 2003, Cien
    años de soledad
    , Argentina, Editorial Sudamericana,
    Colección De Bolsillo, Pág. 492, 493,
    495.

    Conclusión

    No es fácil realizar una conclusión de un
    trabajo así, pero merece la pena el decir que hemos puesto
    nuestros mejores esfuerzos en él, y creemos y esperamos
    satisfaga sus expectativas.

    Nuestra tesis es
    válida. Aureliano Babilonia es el lector perfecto de
    García Márquez y nos enorgullecemos en decir que
    todo este trabajo es nuestro. No nos basamos en ningún
    otro para realizarlo. Es el resultado de la unión de tres
    mentes ávidas, creativas y jóvenes, que, sumadas al
    conocimiento brindado por una profesora excelente han dado sus
    frutos. Es por eso que no mencionamos ninguna bibliografía.

    Reiteramos nuevamente el agradecimiento a Ud. Y le
    decimos que sin la ayuda de mis padres (Folco) no
    hubiéramos podido realizar este ensayo.

    Nuestro más ferviente deseo es que cumpla con sus
    requerimientos y que nuestra dedicación se vea
    recompensada, tal como Aureliano obtuvo la recompensa a su
    perseverancia (no del mismo tipo, por
    supuesto).

    Hugo Gerardo Agüero

    Guillermo Víctor Caula

    Gabriel Hernán Folco

    Fecha: 19 de Noviembre de
    2004

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