En la enseñanza, tanto pública como
privada, existe un factor esencial para potenciar el aprendizaje de
cualquier tema, aplicable a cualquier nivel de enseñanza,
desde preescolar
hasta los últimos cursos de bachillerato: la
relación profesor – alumno.
Esta relación, que evidentemente existe siempre,
tiene que ir más allá de la parte docente que les
une. En los cursos iniciales, los alumnos/as se encuentran de
pronto en un medio hostil, desconocido, sin su vínculo
familiar y se sienten perdidos.
Esto puede causar un bloqueo que impide el procesamiento
de todas las nuevas informaciones que se les suministra. La
única figura permanente que tienen en el centro es el/la
profesor/a y por eso tiene que crearse un clima de
comprensión, protección, apoyo y complicidad entre
las dos partes para dar seguridad al
alumno/a y facilitar así el inicio de su aprendizaje.
Según se va avanzando en los cursos, aparecen
nuevos problemas en
los alumnos/as. Una relación profunda entre los profesores
y los alumnos/as ayudará a allanar el terreno, a encontrar
las causas de los problemas y a solucionarlos. Llegada la etapa
adolescente, la relación entre profesores y alumnos/as,
lejos de ser distante, debe ser incluso de más complicidad
y comprensión, participando de las cosas nuevas y de los
problemas reales de los estudiantes. Esto creará un clima
de confianza que ayudará a reforzar la autoestima y a
mejorar en el rendimiento escolar.
Para todo esto es necesario tener objetivos
claros, métodos
bien estructurados y personalizados y material y aulas adaptados
a cada edad y necesidad. Es obvio que la familia
juega un papel importantísimo en esta relación
profesor – alumno, por lo que deben estar
íntimamente implicados en todo el proceso de
aprendizaje, hasta el final.
Hay una serie de objetivos claros que se deben tener
siempre en el punto de mira. Esto tal vez implique un cambio de
metodología, de comportamiento
o de forma de pensar de ambas partes, dependiendo de las
necesidades de cada uno de los alumnos.
- Se pretende crear una atmósfera de entendimiento entre ambas
partes. - Se pretende que el/la alumno/a se sienta protegido y
respaldado por el profesorado. - Se pretende crear un desarrollo
autosuficiente de los alumnos/as. - Se pretende crear en ellos un espíritu curioso
y sociable. - Se pretende crear un clima de confianza y comunicación mutua.
- Se pretende fomentar la autoestima en los
alumnos/as.
El sistema es
básicamente el mismo para todos los niveles de
enseñanza pero podemos distinguir tres
importantes:
- PRIMER NIVEL : Educación Infantil.- Comprende los
alumnos de 3, 4 y 5 años. Se puede incluir aquí
también a los alumnos de 0 a 3 años ya que cada
vez están más escolarizados. - SEGUNDO NIVEL: Educación Primaria.-
Aquí se pueden distinguir los alumnos de 6 a 10
años y los de 10 a 12, estos últimos en un
grupo
separado porque entran ya en la etapa pre-adolescente, con sus
características particulares. - TERCER NIVEL: Educación hasta los 18
años.- Aquí entran todos los alumnos de los
institutos de secundaria y bachillerato, con la
problemática particular de los adolescentes.
Más que métodos propiamente dichos, se
trata de una serie de pautas de conducta,
principalmente por parte del profesorado, que ayudarán a
crear este clima de confianza. Es difícil para muchos
maestros/as considerar a sus alumnos/as como individuos iguales a
ellos, personas independientes, diferentes, con capacidades e
inteligencia y
con opiniones que no siempre tienen que ser las del
maestro.
Hay que partir, pues, de la base de que el profesor/a es
igual que al alumno/a, solo que con más años y
más conocimientos adquiridos por la experiencia y el
estudio. Es imprescindible que el profesorado tenga un nivel
cultural aceptable. Ser maestro no significa tener cultura. Hay
que leer mucho, constantemente, reciclarse, aprender cosas
nuevas, saber un poco de todo, porque los niños/as sienten una curiosidad tremenda
por todo y hay que saber dar respuestas hasta de lo más
insospechadas. No hay más diferencia. El sistema es
básicamente el mismo para todos los niveles, pero con
algunas pequeñas diferencias.
Este nivel quizás sea el más
importante porque aquí se establecerán las
bases sobre las que el niño/a construirá su
desarrollo físico y cognitivo. Lo primero que hay que
tener en cuenta es que los niños que empiezan la
educación infantil ya NO SON BEBES. Por lo tanto
no se les debe tratar como tal. Es importantísimo que
esto sea una labor conjunta entre los padres y los
educadores. Hablar a los niños como si fuesen
"tontos", utilizando vocabulario mal dicho porque así
hablan los pequeños frenará su expresión
oral. Repiten lo que oyen, por lo que si decimos, por
ejemplo, "el nene tere mucho a papi", en lugar de decir "mi
niño quiere mucho a papá", no le estamos
ayudando a utilizar correctamente su vocabulario y nunca
sabrá cómo se dice realmente. Y si en el
colegio se hace y en casa no, habrá una información contradictoria que
confundirá al alumno y frenará su desarrollo.
Igual que si le ponemos los calcetines o le lavamos las
manos, nunca sabrá ponérselos y nunca se
ocupará de su aseo. Tienen que empezar a ocuparse de
sus cosas.Otro aspecto importante en esta etapa es la
ORGANIZACIÓN. Un aula organizada correctamente, el
orden de los materiales
y juegos, un
horario prefijado, una silla propia, un perchero propio y,
naturalmente, un aspecto personal de
higiene y
vestuario adecuado, ayudarán a que la mente del
alumno/a esté igualmente organizada.En este nivel, es imprescindible que el profesor
ESCUCHE lo que el alumno/a le cuente. Todo es importante. Y
se debe establecer, además, la posibilidad de que cada
uno de los niños/as se exprese libremente, contando
una experiencia, una canción o un cuento
ante los demás compañeros de la clase.Esto fomentará su capacidad de socialización, de compañerismo y
de respeto
por las opiniones ajenas. Para esto es necesario que el
profesor/a sea el primero en compartir sus propias
experiencias con los alumnos, contándoles cosas
cotidianas que le pasen, porque estas son cosas que acercan
la figura del profesor al nivel de comprensión de los
niños/as.Igualmente es imprescindible que el profesor/a
PARTICIPE en todas aquellas actividades y juegos que se
realicen en el aula: si se trata de imprimir las manos con
pintura,
el primero que debe hacerlo es el profesor. Alguien que
permanece distante, dando órdenes pero no "jugando"
con los niños/as, nunca podrá penetrar en su
círculo y no podrá llegar a ellos de verdad. Si
se trata de bailar o cantar, lo mismo; muchos profesores
tienen demasiado arraigado el sentido del ridículo y
es un error grandísimo porque en estas edades, los
alumnos/as no prejuzgan. Naturalmente hay que saber donde
está el límite. Jugar con ellos, revolcarse por
el suelo, cantar
y bailar está bien. El profesor se convierte en su
compañero de juegos y se establece un clima de
confianza. Pero luego hay que saber imponerse con
cariño para la hora de recoger, cambiar de actividad o
reprender algún comportamiento equivocado.Hay que crear unos hábitos de PARTICIPACION,
que incluyen al profesorado. Si se distribuyen tareas:
recoger los colores,
colocar las sillas, guardar las construcciones, etc., el
profesor/a debe estar incluido en dicho reparto y ser uno
más. Esto, además de dar buen ejemplo, acerca
la figura del "profe" a los niños/as.Hay que convencerse de que cualquier niño/a
siempre puede enseñar a los adultos algo. Y hay que
ser humildes y aceptar dichas enseñanzas. No por ser
mayores se sabe de todo y los pequeños sorprenden a
veces con muchas cosas.Cada alumno/a es una persona con
un POTENCIAL INDIVIDUAL. Hay que conocer dicho potencial y
fomentarlo. Todos tienen capacidades innatas que pueden
desarrollar. Hay que intentar definirlas y darles empuje.
Esto hará que se sientan valorados y que comprendan
que, aunque todos somos diferentes, con distintas
capacidades, formamos parte de un colectivo y se nos reconoce
el trabajo
realizado.El profesor/a no es un super-héroe que todo
lo hace bien. Hay que enseñarles que también
los mayores nos equivocamos y que así es como
aprendemos; y que podemos tener un día malo, o que nos
duele la tripa o que estamos tristes. Eso nos acerca a ellos,
nos hace más asequibles y humanos.Finalmente, tenemos que hacer que nuestra amistad y
nuestro cariño sirva para algo. Los niños/as
tienen que sentirse queridos. Crear un clima de paz y
tranquilidad en la clase, con flores, música
agradable, alegría, creará un ambiente
de concordia que ayudará a fomentar las relaciones
entre profesores y alumnos. Y nunca rechazar un regalito,
aunque sea una piedrecita cogida del campo, porque tal vez el
significado que tiene esa piedra para el niño/a sea
mucho más profundo que el que podamos imaginar. El
hecho de la piedrecita no es el objeto en sí, sino la
acción de la entrega y de que se
acordó del profesor/a en su vida cotidiana y eso es lo
que hay que valorar.El conocimiento de la situación familiar
de cada alumno es imprescindible para establecer un contacto
positivo. Por eso los padres deben mantener un vínculo
estrecho con los educadores, para detectar así
cualquier problema que pudiese surgir.- PRIMER NIVEL: Educación Infantil.
Este nivel tiene a su vez dos partes: podemos fijar
la primera hasta los diez años y la segunda, la etapa
pre-adolescente, hasta los doce años. En primera parte
de la educación primaria, los métodos son una
continuación de lo iniciado en la educación preescolar. No hay que
relajarse porque sería contraproducente para ambas
partes. Hay que dar cariño pero establecer disciplina, escuchar todas sus opiniones,
valorarlas y responder a cuantas preguntas planteen, aunque
no correspondan al temario que se esté trabajando en
ese momento.En esta parte es cuando pueden aparecer problemas de
logopedia, psicomotricidad, coordinación por lo que hay que estar
muy atento a cualquier problema detectado. Aquí
empiezan a plantear preguntas de tipo sexual, espiritual,
etc. Hay que tener una noción muy clara de lo que se
les puede decir, por lo que hablar de ello con los padres es
imprescindible.Los padres deberán confiar plenamente en el
criterio del profesor/a a la hora de responder a las
preguntas de cualquier índole que los niños/as
planteen, haciéndolo con la mayor naturalidad y con
el
lenguaje adecuado a sus conocimientos.En la segunda parte, el proceso será algo
más duro. Los alumnos/as empiezan una fase
pre-adolescente donde quieren ver hasta dónde pueden
llegar. Sus conversaciones se hacen en corrillos, las
niñas empiezan a destacar sobre los niños y se
crean los "piques" entre los sexos. El profesor/a debe estar
atento a todos estos cambios y ser cómplice de ambos
"bandos": seguir el tema de los juegos con los muchachos,
interesados en deportes, juegos,
ordenadores, etc., y con las niñas, hablando de cosas
que les preocupan en ese momento.Pero independientemente de esto, se debe seguir
potenciando cada una de las habilidades individuales de los
alumnos, para que, aunque haya una diferencia física notable,
en el aula se establezca un clima de igualdad y
de valoración, respeto y confianza. - SEGUNDO NIVEL: Educación Primaria.
- TERCER NIVEL: Hasta los 18 años.
Si hemos desarrollado este clima de confianza entre el
profesorado y los alumnos, no habrá dificultad al llegar
a esta etapa. Muchos alumnos fracasan debido a que no conocen
su potencial, ni su capacidad para aprender ni qué
método
de aprendizaje utilizar. Con estos alumnos lo primero que hay
que hacer es PERDER TIEMPO.
No se trata realmente de un tiempo perdido. Se trata
de ganarse la confianza de unos chicos/as que generalmente
desconfían de todo lo que provenga del mundo de los
adultos. Y para eso hay que invertir tiempo. No se puede hacer
de golpe. Poco a poco hay que hablarles de uno mismo. Parece
difícil porque muchos profesores piensan que no tienen
que contar nada a sus alumnos de su vida privada.
Pero no es así. Necesitan saber que su
profesor/a tiene problemas igual que todos. Que si un
día viene de mal humor, existe una causa. Que un
día se puede ir con ellos a la discoteca y ser el/la
más enrrollado. Es lo mismo que con los infantiles, pero
las actividades cambian. Hablar de música, intentar que
te expliquen qué significa para ellos alguna
canción que les guste, o hablar de la moda, que
forma parte de la cultura juvenil. Incluso explicarles tus
propias experiencias de pareja cuando viene al caso, para
ayudarles a comprender sus propios problemas. Esto ayuda muchas
veces a que algunos alumnos con verdaderos problemas, se hayan
acercado al profesor en busca de ayuda. Han visto en la figura
del profesor a un amigo/a que tal vez pueda ayudarles sin
juzgarles o sin echarles una bronca, que es lo que la
mayoría espera tener de sus padres. Los padres
aquí son un problema importante. Como sus hijos ya son
mayores, no suelen implicarse demasiado en la vida escolar.
Pero eso es un error.
Tal vez es cuando más desorientados
están los alumnos y cuando más respuestas
necesitan. Unos padres excesivamente autoritarios y opresores
solo conseguirán perder la confianza de sus hijos/as.
Las escuelas de padres, lejos de ser una tontería, son
muy importantes para volver a establecer la relación con
sus hijos.
Su música tal vez no nos guste, ni su
vocabulario, ni su ropa, pero es su vida. Naturalmente siempre
hay que respetar unas normas de
convivencia y de respeto que estarán establecidas por
los padres y educadores, pero sus cosas son IMPORTANTES, al
igual que sus problemas y, como siempre, hay que ESCUCHAR y
tratar de DIALOGAR. A veces parece que se habla a una pared,
pero luego todo lo que se dice sale a flote y sirve. Pero hay
que estar a su nivel. Ya son adultos y pueden perfectamente
razonar un argumento aunque sea para decir algo que es la
opinión contraria a la del profesor. No tiene que
importar que nos lleve la contraria, sino que sepa defender sus
argumentos y, por desgracia, muy pocos profesores aceptan que
sus alumnos les lleven la contraria o les corrijan. Muchas
veces los profesores se sorprenderían y tendrían
que pensar sobre ideas frescas que salen de las mentes
jóvenes. Es importantísimo también en esta
etapa el poder de la
COMUNICACIÓN. Muchos profesores saben muchísimo
sobre la materia que
imparten, pero no saben comunicárselo a los alumnos/as,
no hablan el lenguaje de
la juventud y
eso frena el aprendizaje.
Realmente las necesidades de material
específico para desarrollar una interacción entre
los profesores y los alumnos no es necesario. Siempre hay que
crear un clima de confianza y respeto. Recomendamos, no
obstante, que el profesorado esté al día en
cuanto a literatura
infantil y juvenil, juegos de lógica e ingenio, material de juegos
(construcciones, disfraces, cocinitas, comidas, rompecabezas),
música de todo tipo, material fungible de todo tipo. Y
que, naturalmente, esté al corriente de los avances
tecnológicos y científicos que tanto
interesan a los jóvenes, así como de las
músicas de moda, forma de vestir, lugares interesantes
que visitar, etc.
Recomendamos que el profesor/a tenga uno o dos
archivadores separados por temas, en los que vaya recopilando
cuanta información pueda serle de utilidad:
recortes de prensa,
artículos de revistas, fotografías, proyectos para
realización de trabajos; temas para investigación; actividades de arte y
manualidades; música (letras actuales,
información sobre grupos, CDs);
información de distintos centros para visitar (museos,
galerías, teatros, IMAX, Fábrica de Vidrio, centros
naturales – CENEAN); información de organismos
oficiales y privados que gestionen actividades para los
jóvenes (excursiones, intercambios, campamentos de
verano, cursos en el extranjero); todas las páginas
WEB que puedan
ofrecer información educativa, cultural y
artística; cuanta información pueda recopilar
sobre problemas de aprendizaje, problemas psicológicos
que afecten al desarrollo cognitivo, problemas sociales o
familiares, detección de problemas etc.
Después de unos años de
recopilación se contará con un buen elemento
práctico para desarrollar una clase amena y siempre con
distintas actividades, adaptadas a cada nivel. Contar con un
buen archivo de
datos personal
es muy valioso para desarrollar un buen trabajo.
El espacio en el que deben desarrollarse las clases
deberá estar adaptado a las necesidades de cada grupo.
En principio, para los alumnos de Educación Infantil, la
clase debe contar con espacios bien diferenciados, para
permitir la buena organización.
Así, deberá tener un rincón de
los números (murales con números, construcciones,
juegos con figuras geométricas), un rincón de la
lengua
(murales con el abecedario, rincón de lectura con
mesitas y sillas, juegos con letras); rincón de las
ciencias
(murales para exponer los trabajos temáticos, balanzas,
semilleros, cubetas con agua,
arenero); rincón de los juegos (disfraces, casitas,
peluches, muñecos). Además de estos cuatro
rincones principales, deberá contar con un rincón
para el deporte y la
música y un mural para exponer todas las creaciones
artísticas de los alumnos.
Es importante que haya una zona para trabajar sentados
(mesitas redondas , pentagonales o hexagonales y sillas para
poder trabajar en grupos pequeños), donde podrán
comenzar sus trabajos de grafomotricidad. También
deberá contar con una zona diáfana, con la
alfombra, donde se sentarán en grupo para hacer asamblea
diaria, contar cuentos o
escuchar cualquier cosa que se tenga que contar en
clase.
Es muy importante que el ambiente de la clase sea
alegre y con mucho colorido. Cada alumno/a tendrá una
percha con una identificación personal, un
cajetín para sus trabajos, bolsitas personalizadas para
colocar sus meriendas y se podrán colgar los trabajos en
cintas que irán colgadas de un lado a otro de la clase,
sujetándolos con pinzas, a modo de
banderines.
Cada zona de la clase tiene que ser variable, es
decir, que los decorados de los murales deberán variar
en función
del tema tratado.
Esto hace que la clase sea un lugar nuevo
constantemente, dinámico; será una clase
móvil, siempre divertida y nueva, manteniendo el orden
habitual. Esto implica mucho esfuerzo por parte del
profesorado. Recomendamos pues que todos los decorados se
conserven plastificados de un año para otro, lo que
agilizará la preparación.
Las clases de Educación Primaria deberán
ser más serias, sin legar al extremo. Deberán
contar con menos espacio de juego aunque
también es necesario que existan rincones de lectura y
un espacio de ocio, para hacer construcciones, rompecabezas o
juegos de mesa diversos. Existirán murales para cada
sección: lengua, ciencias y matemáticas y habrá un lugar para
la expresión artística. No por ser más
mayores la clase debe ser aburrida.
Los murales y el resto de la decoración ha de
ser alegre y dinámica. Las mesas ya deben colocarse en
grupos durante los dos primeros cursos pero luego en parejas
para aprender a trabajar individualmente. Esto resta espacio a
la clase pero supone una mayor concentración para
trabajar.
En los cursos de mayores se tiende a olvidar la
decoración de la clase y eso hace del aula un lugar
frío y hostil. Los murales deberán tener dos
secciones: una sección meramente didáctica, con trabajos sobre los temas
estudiados; la otra sección se destinará a
trabajos libres elegidos por los alumnos, como un tablón
de información con lo que ellos/as quieran poner: fechas
de conciertos, información interesante sobre juegos,
sobre informática, posters de sus grupos o
deportistas favoritos, fotografías, convocatorias,
anuncios de compra-venta de
segunda mano, quejas y sugerencias al centro, etc.
Esto les hará sentirse dueños de su aula
y partícipes de la vida escolar. En centros donde las
clases son rotatorias y los alumnos cambian de aula para cada
asignatura, se puede crear una zona en cada clase para los
trabajos sobre esta materia y en el aula en la que realicen su
tutoría será donde pongan sus tablones
personales.
Es muy importante en los tres niveles el poder crear
días especiales para que los alumnos puedan expresar
toda su creatividad:
día del libro,
día de la música, día del teatro,
día solidario, día de las ciencias, exposiciones
de final de curso, además de las celebraciones
características como la adoptada festividad de Halloween,
la Navidad,
carnavales,
Semana Santa, especial fin de curso, día de la madre y
día del padre.
Pueden incluirse cuantas celebraciones sean necesarias
porque conllevan un trabajo diferente, una colaboración
de todos los componentes de la vida escolar y un reconocimiento
al trabajo y, siendo todas las celebraciones muy variadas,
siempre pueden destacar en cada una los alumnos con más
habilidades en el tema específico.
Para ello, el profesor deberá contar con
proyectos elaborados para cada celebración o elaborar
uno nuevo conjuntamente con los alumnos, escuchando e
incorporando sus ideas y opiniones. Un periódico escolar también es una
herramienta de expresión libre, de trabajo en equipo y
de uso de la informática para los alumnos.
Carmen Mellizo Sanz
26 de diciembre de 2004
Más de 26 años de experiencia como
profesora de inglés, en niveles desde preescolar hasta
post – universitarios y como traductora y redactora
bilingüe.