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El fin de la globalización económica y el rol de Venezuela




Enviado por oacapitalhumano



    1. Fin de la globalización
      económica
    2. La muerte de Bretton
      Woods
    3. El primer
      error
    4. Segundo error
    5. Tercer error
    6. El principio de la
      pirámide
    7. Orígenes de la
      pirámide
    8. Globalización de la
      pirámide
    9. Primera mitad del siglo
      XX
    10. Segunda mitad del siglo
      XX
    11. Inversión de la
      pirámide
    12. El hombre político, el
      nuevo hombre
    13. El rol de
      Venezuela

    "Antes que el hombre
    pueda comprender todo el valor de las
    cosas grandes de la vida, es menester

    que haya sufrido desengaños en
    todas

    las que son
    pequeñas"

    Bulwer Lytton

    El capitalismo
    convirtió al hombre en un
    bien, deshumanizándolo, lo convirtió en el hombre
    económico, desviando su camino glorioso y convirtiendo el
    progreso en destrucción y miseria. Corrompidas por el
    egoísmo materialista, todas las instituciones
    creadas por el hombre para sostener el torcido orden basado en
    privilegios, caen, y en su muerte
    arrastran al hombre económico. El fin de la
    globalización económica es una consecuencia, un
    abismo con el cual se topa esta humanidad en su torcido camino de
    desarrollo
    económico en lugar del desarrollo
    humano que antes perseguía.

    Cambios profundos
    en el pensamiento
    del hombre del siglo XXI abren paso a un nuevo paradigma. El
    Hombre Político.

    No hubo en la
    presente civilización cambio
    más trascendente que este. Toda revolución
    pasada alteraba externamente los sistemas de vida:
    Sistemas políticos, leyes, ideas e
    instituciones, pero sin afectar los privilegios de un sistema
    económico que basado en la acumulación de dinero,
    poder e
    influencia, definía las relaciones económicas,
    políticas y éticas en una humanidad
    hasta hace poco indiferente por la propia suerte, la de otros y
    la del medio
    ambiente.

    El hombre
    Político no se refiere a quien se dedica a la actividad
    política
    tal como la conocemos hoy. Sino a la concepción
    Aristotélica que plantea que las actividades humanas
    propenden hacia la justicia
    mediante la búsqueda del bien común. El Hombre
    político emerge humanizado de un hombre económico
    que la muerte del
    capitalismo arrastra

    .

    Hemos organizado
    este ensayo en
    varios cuerpos: Fin de la Globalización, en el cual
    describimos la caída de las instituciones surgidas a
    partir del acuerdo de Bretton Woods; El Principio de la
    Pirámide, en cuya sección explicamos el origen
    y ruptura del fundamento ideológico que nos
    caracterizó, y el surgimiento del Hombre Político.
    Por ultimo explicamos El Rol de Venezuela, primer
    país del mundo que actualiza sus instituciones
    políticas y económicas para dar paso a este
    movimiento
    humanista de repercusión global que el nuevo paradigma
    exige.

    La humanidad, ante la ruptura de los sueños de la
    Iluminación, de la Revolución
    Francesa, de la Revolución
    Industrial y del Capitalismo, construye un nuevo paradigma
    irguiéndose por primera vez en la historia por encima de los
    sistemas artificiales creados para satisfacer necesidades humanas
    y materiales.

    Aturdidos por el ruido que
    hacen las instituciones al resquebrajarse, despertamos hoy del
    sueño hipnótico que nos permitió construir y
    arrastrar por siglos un orden mundial en el cual la hartura de
    los pocos es el hambre de los muchos.

    En medio de la asfixia de un aire enrarecido
    por el humo, del hambre, de la sed y de la resistencia a
    desaparecer sin identidad en
    un pensamiento único, el hombre parece ahora más
    preparado a corregir el rumbo y construye vertiginosamente, desde
    el fondo de su ser, un nuevo paradigma, un nuevo
    orden.

    En el centro de este paradigma se encuentra el Hombre
    Político.
    Un nuevo ser que a diferencia del Hombre
    Económico, invirtiendo obsoletos valores, baja
    al Dios dinero de su trono milenario para sustituirlo por un Dios
    que le armoniza con los demás, con la madre tierra y
    consigo mismo.

    Este paradigma es realmente nuevo, jamás estuvo
    contenido en revolución humana alguna que registre la
    historia. El hombre busca ahora la libertad
    verdadera, aquella que había sido diferida mientras
    alcanzaba la prometida prosperidad económica y la huidiza
    justicia.

    Filósofos, científicos sociales y
    humanistas nos lo advirtieron, pero cuando no les ignoramos por
    completo, tergiversamos sus conceptos e implementamos,
    apropiándonos del nombre de sus tesis,
    torcidas y manipuladas interpretaciones. Consecuentemente
    evolucionábamos, perfeccionábamos las instituciones
    dentro de la misma línea ciega y sorda que admitía
    la violencia como
    justificación del desarrollo.

    Terca y obstinadamente, desoímos a nuestros
    grandes maestros cuando estuvieron con nosotros, y erramos el
    camino, anteponiendo el materialismo al
    humanismo y
    dando origen a las guerras,
    invasiones, injusticias, opresión y a revoluciones
    libertadoras que sacudían los cuerpos sin atinar a
    expulsar los gérmenes.

    A la Revolución Francesa, la gran
    revolución humanista que parecía cambiar al mundo,
    le sucedieron las repúblicas y las democracias
    representativas – de las transnacionales – que hoy nos
    atemorizan amenazando con destruirnos definitiva y
    completamente.

    Los mismos sistemas opresores, las mismas elites
    privilegiadas y tercas atropellando a diestra y siniestra, en una
    supuesta representación, pretenden obligarnos
    indefinidamente a vivir un mundo cuya humanidad había
    alcanzado "…el punto final en su evolución ideológica y forma de
    gobierno
    ,
    sin cambiar nada sino acentuándolo todo.

    La libertad verdadera del hombre es ahora cuando nos
    llega. Había sido diferida porque el ser humano no
    había comprendido que la opresión no estaba afuera
    sino dentro de sí mismo, en su pensamiento. Por ello
    desmantelaba sistemas políticos, aún se enfrentaba
    a imperios hasta doblegarlos, pero en el fondo, no cambiaba. Por
    tanto, recreaba con pequeñas variantes los mismos viejos
    sistemas que le oprimían y reducían.

    Hoy el mundo, desde Latinoamérica, impulsa un movimiento
    aparentemente sin ideología, permitiendo que nuevos
    líderes, sin el respaldo de los viejos poderes
    constituidos, asuman el poder y den paso a la construcción de un nuevo orden.

    Venezuela juega una vez más, como en las guerras
    libertadoras de los ejércitos de Bolívar,
    un papel de vanguardia y
    liderazgo en
    la región y aún en el mundo porque lanza con
    éxito
    creciente procesos
    inéditos de refundación de toda su actividad
    pública subordinando lo económico a lo
    político y lo político a lo humano, en
    concordancia con las transformaciones individuales que hoy
    vivimos los seres humanos.

    FIN DE LA
    GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA

    El modelo
    económico en decadencia, El Capitalismo, tuvo su apogeo en
    la segunda mitad del siglo XX y hoy llega a su fin. Se gesta un
    nuevo sistema económico centrado en el Ser Humano y no en
    el Mercado. Se
    recupera la antigua noción de Desarrollo Humano en
    lugar del Desarrollo Económico que persigue
    fraudulentamente la Globalización Económica. Fraudulenta
    porque en lugar de proveer a la mayoría la prometida
    prosperidad, le empobrece, enferma, aliena, uniformiza, cosifica,
    desprecia y mata. Mientras que el desarrollo
    humano que de hecho está emergiendo en el mundo, le
    conduce en una dirección armónica con su planeta,
    con sus hermanos y consigo mismo.

    Para entender cómo podemos afirmar que se acaba
    la Globalización Económica cuando parece más
    robusta, es necesario hacer un ejercicio de abstracción y
    tratar de ver lo menos evidente. Los hechos, muchas veces no son
    lo que aparentan. Por ejemplo, en la invasión a Irak,
    aparentemente, Estados Unidos
    muestra gran
    fuerza, sin
    embargo no todo el mundo ve eso, muchos ven debilidad. El uso de
    la fuerza por parte de Estados Unidos evidencia su debilidad
    conceptual y diplomática, su sinrazón. Está
    claro que no pudo convencer a nadie que no buscaba petróleo y otras cosas, salvo al propio
    pueblo norteamericano, demasiado pegado al televisor, demasiado
    manipulado por los medios de
    comunicación, demasiado asustado. Si Estados Unidos
    busca petróleo
    por la fuerza evidencia que tiene problemas
    económicos, no tiene cómo pagarlo o prefiere no
    hacerlo.

    De la misma manera, cuando hace poco todos, o casi todos
    aceptábamos el capitalismo de buen grado, hoy se nos
    impone por la fuerza.

    La globalización Económica llega a su fin
    porque en lugar de proveer riqueza a la mayoría la
    empobrece más. Ha llegado a su fin porque el hombre esta
    cambiando, pero además porque atentó contra su vida
    y su hábitat, pretendió uniformizarle
    culturalmente irrespetando la diversidad étnica, cultural,
    de pensamiento, lingüística. Coartó la libertad
    en una humanidad ya despierta y menos sumisa e hirió dos
    de los más fuertes motivadores humanos: La
    incitación hacia la libertad y la preservación de
    la vida y continuidad de la especie.

    -Ω-

    El hombre, generalmente busca en los hechos aislados y
    en las personas, explicaciones racionales que le aclaren los
    acontecimientos, pero olvida incorporar en sus percepciones e
    interpretaciones, además de las causas endógenas y
    las exógenas, factores como hilo histórico, nivel
    de información, avance evolutivo, el momento,
    la integración o desintegración
    cultural, nuevos valores, el azar, Dios…

    Nos atrevemos a explicar nuestro mundo de hoy con mayor
    vehemencia sólo cuando tenemos sobre la mesa indicadores
    claros e irrefutables, pruebas,
    documentos,
    testimonios, libros, tesis
    e hipótesis: El hecho científico,
    cartesiano.

    Cconfirmar con documentos las cosas las formaliza, pero
    la ausencia de documentación no las niega sino que pospone
    la aceptación consciente. Mientras tanto, las fuerzas
    contrarias a un orden, independientemente de la aceptación
    consciente, lo rechazan y alteran, lo cual constituye en si, una
    prueba de su existencia.

    Cuando intuimos algo, no lo decimos porque nuestra
    racionalidad nos hace dudar por un lado, y porque tememos al
    ridículo, por el otro. Vemos el presente con
    desdén, porque no lo entendemos, nos confunde. Pero
    gracias a Dios, esos somos nosotros, y muy pocos,
    afortunadamente. La mayoría, la gente, el pueblo, no
    necesita probar nada: lo vive, lo genera, lo hace, aunque no
    pueda explicar por qué. A nosotros nos corresponde
    explicarlo, pero no después como hacemos siempre, sino
    ahora, cuando está ocurriendo.

    Nuestra confusión se fundamenta en que hacemos
    uso excesivo de los documentos de la historia para interpretar
    nuestro presente, obviando que no tenemos todos los
    códigos para descifrarla porque nos lo ocultaron
    deliberadamente y además, porque no siempre se escribe con
    fidelidad aunque tengamos la mejor intención. Registramos
    aquello que queremos o estamos en capacidad de ver y comunicar,
    no lo que ocurre en realidad. Interpretamos el todo en coherencia
    con nuestra torcida interpretación de las partes.

    Estamos dominados por un sesgo gigantesco y
    acomodaticio. Tenemos un velo puesto, una lupa, lente o prisma
    que sólo nos deja ver aquello que está de acuerdo
    con nuestros mapas
    mentales, nuestra educación, valores,
    costumbres y principios.
    Después que se nos redujo a la ignorancia, se nos dejo
    libres para que saliéramos a repetir las mismas mentiras
    que nos infundaron. Lo hacemos con refinamiento y por ello nos
    creemos más listos. Es necesario leer entre líneas,
    quitarse los lentes y mirar más allá del
    sesgo.

    -Ω-

    La búsqueda desenfrenada de la prosperidad
    material durante miles de años y en particular a partir de
    la industrialización y el Capitalismo, contribuyó a
    afianzar las desviaciones en que cayó el ser humano
    haciéndole más egoísta, avaro, y violento
    hasta la autodestrucción. No le bastó a los
    ideólogos del modelo económico neoliberal con
    envenenar las mentes creando hábitos de consumo e
    ideales artificiales en el hombre, sino que le enseño que
    la violencia y la destrucción están
    justificadas.

    El desarrollo económico nos ha colmado de toda
    clase de
    comodidades y satisfacciones, pero no hay persona en el
    mundo que haya alcanzado jamás plena libertad y felicidad
    ni en la abundancia ni en la carencia de prosperidad material. El
    hombre nuevo,
    cansado de consumir, ya no acepta el ideal de prosperidad
    material como propósito de la existencia; busca en cambio,
    una combinación de satisfacción moral,
    espiritual, y económica que el ahora desesperado y
    militarizado modelo neoliberal no le ofrece en la práctica
    ni en la idea.

    Si el basamento teórico de la
    globalización es el crecimiento económico y este la
    vía para llevar un mayor grado de igualdad,
    justicia y felicidad al mundo ¿Por qué no se ha
    logrado en tantos años de economía de mercado y
    de globalización? ¿Por qué el Banco Mundial
    miente en la elaboración e interpretación de los
    informes?
    ¿Por qué se derrumba el Capitalismo cuando parece
    más fortalecido? ¿Por qué se muere Bretton
    Woods? Intentemos contestar todas las interrogantes mediante la
    explicación de la muerte de Bretton Woods.

    LA MUERTE DE BRETTON
    WOODS

    Muchos de los grandes cambios sociales no se planifican
    ni controlan, ocurren. Ningún líder
    los genera, apenas interviene para impulsarlos. Los cambios los
    hace la gente, accionando y reaccionando, presionando
    según su grado de aceptación del entorno y de los
    sistemas artificiales creados como estrategia para
    satisfacer necesidades circunstanciales o permanentes.

    Estos sistemas artificiales entre grandes o
    pequeños cambios y variantes, alcanzan un periodo de auge
    y desarrollo, antes de comenzar a decaer hasta desaparecer
    totalmente en profundas transformaciones. Otros sistemas emergen
    en medio de la agonía de los anteriores, y así,
    incansablemente, los sistemas de vida van renovándose.
    Más allá de los contratos
    sociales rediseñados, esta renovación a veces
    arroja un sistema completamente nuevo, sin
    precedentes.

    Los sistemas emergentes no impulsan la muerte de los
    sistemas obsoletos, es la obsolescencia misma, la pérdida
    de viabilidad de los viejos sistemas la que da lugar a los
    nuevos. Estos nuevos sistemas artificiales surgen caóticos
    y anárquicos primero, para luego adecuarse a las
    necesidades que les justifican en medio de las mejoras y
    transformaciones que se les van aplicando.

    Muchos seres que viven el momento crucial de los
    cambios, se niegan a aceptarlo, protegiendo desesperadamente el
    equilibrio en
    que habían ajustado sus vidas, sea cual este fuere, sin
    atinar a comprender su inviabilidad, el bien oculto, ni en las
    causas que originan tales transformaciones.

    A la construcción o definición del nuevo
    orden, le precede una etapa caótica en la cual las fuerzas
    contrarias se anotan pequeñas victorias, creando gran
    confusión. Pero la corriente renovadora finalmente se
    impone y el nuevo orden se instala, novel e imperfecto al
    principio; se va mejorando con el tiempo,
    alcanza su madurez, y, como todo sistema artificial, muere cuando
    ha perdido viabilidad, cuando ya no responde a las necesidades
    que justificaron su creación.

    Bretton Woods se creo para un orden global que dejo de
    existir cuando se decretó el fin de la Unión
    Soviética. Cuando el Capitalismo se tragó al
    Comunismo se
    tragó a sí mismo, aunque sus efectos no
    serían vistos hasta más tarde. Al caer la
    Unión Soviética comenzó la enfermedad y
    posterior caída de Estados Unidos. A Bretton Woods lo mata
    Estados Unidos como mata el ahogado a quien le salva la
    vida.

    Las organizaciones
    surgidas en Bretton Woods, sus normativas y acuerdos fueron
    respetados durante décadas. El plan Marshall
    funcionó para reconstruir Japón y
    Europa, las
    Naciones Unidas
    evitaron conflictos y
    las clases obreras de los países en desarrollo alcanzaron
    estándares de vida equivalentes a los estándares de
    las clases obreras de los países industrializados. Hoy los
    obreros fuera de los países industrializados se ahogan en
    el desempleo y
    quienes tienen trabajo no
    ganan suficiente para alimentar a sus familias. Hoy nada queda
    vivo de la esencia de aquél consenso.

    Dos instituciones creadas para desarrollar mecanismos de
    progreso económico para toda la humanidad: El Banco Mundial y
    el Fondo Monetario
    Internacional, terminaron convirtiéndose en vulgares
    ladrones que mediante las privatizaciones obligan a los países pobres
    a vender sus activos y
    materias primas por debajo del precio real.
    El Banco Mundial mantiene las reservas de los países
    depositadas en sus cuentas,
    retribuyéndole el 4% de interés,
    mientras estos, sin tocar sus reservas para garantizar acceso a
    los mercados, toman
    dinero prestado al 18%.

    El sistema Capitalista de mitad del siglo pasado iba
    desarrollándose de tal forma que prometía lograr
    las reivindicaciones por las cuales la humanidad luchaba desde
    siglos atrás. La tergiversación del Socialismo de
    Carlos Marx en
    un comunismo dictatorial, opresor e inquisitivo, en que
    incurrió la Unión Soviética, Cuba y otros
    países, reforzaba al Capitalismo. Entre dos sistemas
    opresores, aquel que ofrecía libertad de pensamiento
    siempre era mejor.

    El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial,
    la
    Organización Mundial del Comercio y la
    Organización de las Naciones Unidas, por
    citar sólo a cuatro importantes instituciones surgidas
    como resultado de los acuerdos de Bretton Woods, se desmoronan
    clara y abiertamente. Sus escombros derriban instituciones
    más pequeñas surgidas de su seno y rasgan las
    vestiduras de importantes funcionarios. La muerte de Bretton
    Woods con todas sus instituciones se venía dando desde su
    origen y luego con la ruptura de acuerdos, medidas unilaterales e
    inconsultas y redefinición de sus principios guía,
    pero su muerte se acelera en la ultima década del siglo XX
    y primeros años de este nuevo siglo debido a tres grandes
    errores cometidos por su creador y principal administrador:
    Estados Unidos.

    EL PRIMER
    ERROR

    El primer gran error cometido por Estados Unidos fue
    abandonar el sistema de patrón de cambios – Oro de Bretton
    Woods. Entre 1971 y 1976 fue abolido el sistema de cambios fijos
    y precio oficial del Oro con lo cual desapareció el precio
    oficial del Dólar. La ruptura de ese acuerdo se
    llevó por delante la salud financiera de la
    economía
    mundial, concentrando la riqueza en pocos países y
    aumentando la pobreza en
    otros, comenzando por los países en vías de
    desarrollo, los cuales vieron irse sus ahorros e inversión en moneda local hacia el
    dólar, cuyo valor, antes asociado al oro, y ahora
    especulativo ofrecía mayores garantías. La
    inestabilidad del mercado monetario genero
    inflación, endeudamiento y quiebra de las
    economías en desarrollo.

    Los estándares de vida de nuestros países
    se vieron en consecuencia afectados negativamente, produciendo
    una cadena perversa de
    decrecimiento-empobrecimiento-endeudamiento-neoliberalismo
    e invasiones neo-imperialistas. Y Estados Unidos, el aparente
    beneficiario de la pobreza del Sur,
    en un principio feliz por las corridas de dinero hacia sus
    bancos, se
    convirtió sin saberlo en el principal afectado, aunque, al
    igual que le ocurrió con la victoria
    político-económica sobre la Unión
    Soviética, tardaría en descubrirlo. Su
    economía, que a principios de siglo producía
    suficientes bienes de
    consumo para el mundo entero, fue poco a poco
    convirtiéndose, y en particular a partir del
    Smithsonian Agreement en una economía basada en
    importaciones.

    A pesar del equilibrio en el presupuesto que
    logró el Gobierno de Clinton al final de los años
    noventa, su economía ya había enfermado. Un
    equilibrio fiscal no
    supone necesariamente robustez económica, se puede lograr
    equilibrio fiscal aumentando impuestos y
    reduciendo gastos en medio
    de una economía basada en las importaciones y no en su
    desarrollo industrial y comercial.

    Sanear esa economía puede lograrse, pero
    modificando el modo de vida norteamericano, y este no parece muy
    dispuesto a hacerlo, ha vuelto a votar por Bush, quien ofrece una
    vía más expedita para resolver el problema,
    intensificando el saqueo neo colonialista, difiriendo el pago de
    su deuda, apoderándose de las reservas de agua, y
    atemorizando al planeta con su fuerza militar.

    SEGUNDO
    ERROR

    El segundo error grave de Estados Unidos sobre Bretton
    Woods ha sido desarrollar y profundizar el fundamentalismo del
    libre mercado o el Neoliberalismo para justificar los
    desequilibrios y las asimetrías, intensificando el saqueo.
    Bajo la doctrina del libre mercado y su mano invisible, las
    economías más grandes se tragan a las
    pequeñas, aún sin quererlo, ya que sus sistemas son
    más robustos, poseen mejor tecnología, capacidad
    financiera y generaciones de experiencia y conocimientos que les
    permiten producir mejor calidad a menor
    precio, mayor capacidad de respuesta e innovación y por ende,
    competitividad

    La consecuencia negativa más visible del libre
    mercado es mayor empobrecimiento para los países pobres,
    en los cuales, además de la crisis
    financiera generada por la pérdida de valor de sus
    monedas, unas empresas globales
    y gigantes entran a competir con empresas locales y
    pequeñas, engulléndolas.

    Este empobrecimiento se revierte contra Estados Unidos y
    Bretton Woods. Millones de personas empobrecidas atraviesan las
    fronteras norteamericanas buscando recobrar el botín
    saqueado y muchas veces matándoles en sus propias casas.
    En Ultramar, las economías quiebran, los mercados se
    saturan, la gente no tiene dinero para comprar, las
    compañías grandes quiebran y los gobiernos
    dirigidos por ellas van perdiendo popularidad y
    viabilidad.

    Los planificadores del Fondo Monetario Internacional y
    el Banco Mundial, de tanto repetir "Libre Mercado"
    terminaron creyéndolo pero obviaron un factor clave: Las
    regulaciones mundiales deben ser observadas por ellos mismos. Sus
    mercados se han visto invadidos de productos
    asiáticos y europeos de mejor calidad y precio,
    forzándoles a importar el déficit que las
    compañías extranjeras no pueden producir en su
    territorio. Al hacer sus importaciones, han de pagar, o
    endeudarse para pagar, creando crisis financiera y contribuyendo
    a debilitar el dólar.

    El déficit en la balanza
    comercial de Estados Unidos es irreversible e imparable. Bush
    Padre lo supo temprano en la década pasada y fue a
    vomitarse la mesa del emperador del Japón en aquel
    legendario banquete en su honor, pero a pesar de su elocuencia
    discursiva, el Emperador del Japón no pudo convencer a sus
    súbditos de comprar productos norteamericanos defectuosos
    y caros, ni dejar de producir fabulosa tecnologías de alto
    rendimiento-bajo consumo-excelente precio y
    durabilidad.

    TERCER
    ERROR

    La carta de las
    Naciones Unidas recoge en sus fundamentos la necesidad de
    "… preservar a las generaciones futuras del flagelo de la
    guerra (…) y
    a garantizar que no se recurrirá a la fuerza salvo en aras
    del interés común" (…) Sin embargo, Estados
    Unidos, por cuenta propia y en desacato a la ONU,
    invadió Irak.

    La ONU es un consenso global posterior a Bretton Woods,
    surge de ese primer ensayo de arreglo global, es una
    institución Brettonwoodsiana. Hoy, Se introduce la
    noción de que Naciones Unidas debe centrarse en la
    Seguridad del
    mundo, no en su desarrollo y equilibrio. Esta noción
    ofrece resistencias y
    Estados Unidos arremete contra la ONU y su Secretario General,
    presionando para que se permita que el Consejo de Seguridad opere
    independiente de la Asamblea General y legitime las guerras
    preventivas de Estados Unidos, las cuales, para proteger al mundo
    de un supuesto terrorismo,
    ocultan los saqueos de orden económico que este
    país planifica.

    Con esta invasión la liebre saltó y
    mostró su debilidad, le dio un blanco seguro al cazador
    y este no le ha perdonado. El uso de la fuerza y el desacato a la
    ONU evidencian la desesperación por el control
    energético y geopolítico y advierten al mundo
    acerca de las intenciones de Estados Unidos de establecer el
    nuevo orden: La fuerza y el terror donde sea necesario
    aplicarlo.

    La diplomacia del músculo que hoy exhibe Estados
    Unidos es un grito desesperado por el dolor que le produce la
    quiebra de su sistema. Estados Unidos mira hacia adentro y,
    profundizando en las razones que le condujeron a su debacle: El
    egoísmo y lo privilegios, decide usar las botas militares
    para tomar por la fuerza lo que el mundo ya no puede darle con la
    sumisión.

    Ningún acuerdo, consenso, o institución de
    carácter global tiene hoy relevancia porque
    el imperio norte americano, en inaudita exhibición de
    fuerza decide que tiene ahora la última
    palabra.

    El empobrecimiento del Sur, la muerte de la
    globalización económica y la diplomacia del
    músculo son los tres grandes errores de Estados
    Unidos.

    Bretton Woods muere, y arrastra primero que nada a la
    Globalización Económica, al Neoliberalismo y al
    Capitalismo. El mundo a partir de la invasión a Irak
    despierta y comprende que debe anteponer lo político a lo
    económico y se reacomoda para lograrlo.

    En resumen, ya fueron agotadas todas las posibilidades
    de extensión, reorientación, ajuste y variantes del
    modelo actual. Se acaba además porque se sustenta en un
    principio que ya deja de ser válido o viable para la raza
    humana porque la raza humana está cambiando: El principio
    de la pirámide.

    EL PRINCIPIO DE LA
    PIRAMIDE

    Aunque las pirámides son otra cosa,
    permítaseme usar esta figura para simbolizar el orden
    global imperante que hoy se derrumba e intentar elaborar una
    aproximación a explicar cómo fue que llegamos hasta
    aquí: ¿Qué pasó, por qué la
    minoría subyuga a la mayoría? ¿Qué
    clase de magia obró para que el mundo lo haya aceptado,
    promovido y justificado hasta hoy?

    El principio de la Pirámide al cual nos
    referiremos aquí es aquél en el cual, los elementos
    del conjunto, movidos por fuerzas exógenas, se agrupan
    hacia la cúspide o la base en límites
    impuestos por el espacio disponible y por códigos
    éticos diseñados para crear la noción de que
    personas iguales son diferentes y deben ubicarse, por ende, en
    actividades y posiciones que recojan estas
    diferencias.

    Haciendo un ejercicio de abstracción
    gráfica, si dibujásemos una pirámide
    contemporánea en decadencia tendríamos en la
    cúspide a las transnacionales, las ONG´s,
    luego las oligarquías, los estados, los gobiernos, las
    instituciones y por último, la gente.

    Imaginemos entonces al mundo en forma de
    Pirámide. Todas las personas e instituciones, por su rango
    e importancia (éticamente justificadas) se ubican hacia la
    cúspide o hacia la base. Las de mayor rango, que son
    menos, caben mejor arriba, y el resto: abajo. Más arriba
    indica mayor grandeza, riqueza, poder e influencia. Mucho
    más abajo indica pobreza, hasta lo paupérrimo. Los
    puntos intermedios obedecen al mismo orden. Según esto, la
    luz, el
    conocimiento, las ideas, la energía, la fuerza, el
    poder, la prosperidad y el desarrollo nos viene desde arriba y
    permea hacia la base, distribuyéndose en cascada, hasta
    alcanzar a los últimos.

    Sin embargo, si esto fue así en un remoto pasado,
    desde hace mucho no lo es más. La Pirámide fue
    apropiada, y apropiado y tergiversado su principio. Todo lo
    bueno, o aparentemente bueno, se queda arriba, allí se
    acumula. Esto crea una suerte de situación privilegiada
    para quienes arriba se quedan, y de opresión para quienes
    permanecen abajo. Los de arriba se saturan de bienestar,
    corrompiéndose, mientras los de abajo se ahogan en
    necesidades, muriéndose.

    Los privilegiados se hicieron ricos, engordaron, se
    adueñaron de la cúspide de la pirámide,
    crearon los métodos
    para sostenerse allí, pero se les fue la vida en ello, y
    son hoy los infelices hermanos del planeta que están
    suscribiendo e impulsando una batalla decisiva y final para
    sostener su modo de vida, sin comprender que cuando salgan de sus
    refugios nucleares, no quedará nada ni nadie sobre quien
    reinar.

    -Ω-

    Durante milenios fuimos creando y desarrollando sistemas
    e instituciones, filosofías, ideas, conceptos, leyes y
    doctrinas que facilitaban y acentuaban un orden que justificaba
    los privilegios, ensanchando la base y reduciendo la
    cúspide, bajo una promesa: Progreso, bienestar, felicidad.
    La humanidad aceptó y contribuyo a afianzar ese orden,
    pero sin alcanzar jamás la tan prometida felicidad.
    Fragmentos del mundo, de los países, de las comunidades,
    de los grupos, de las
    familias y de las personas, se acercaban, con base en el mismo
    credo, cada vez más hacia esa cúspide, pero sin
    llegar jamás.

    A la Revolución Francesa, que fue la voz del
    mundo entero intentando implementar un orden circular, sin
    privilegios, se le tergiversó creando una República
    con instituciones piramidales que derivaron luego en las actuales
    democracias representativas, tan autocráticas como las
    monarquías y los viejos imperios.

    La política
    económica y social global se redujo a un concepto: Una
    pirámide. A nombre de la libertad, unos países
    fuertes oprimen a otros débiles, y sus instituciones
    oprimen a sus ciudadanos. Según el Principio de la
    Pirámide, se justifica en la ética, la
    estética, la política, la
    economía, el derecho y la religión que un
    grupo
    minoritario se ubique en la cúspide de la pirámide,
    acaparando bienestar, riquezas, poder, influencia, salud y
    seguridad a costa del trabajo y agotamiento de una mayoría
    ubicada hacia la base. Este principio supone que la base, menos
    ilustrada, delega en la cúspide los controles y sistemas
    de vida aplicables a todos. Por ello, una pequeña cantidad
    de personas se apoderaron del mundo so pretexto de administrar el
    orden para evitar caos.

    ORIGENES DE LA
    PIRÁMIDE

    El Principio de la Pirámide, antes de ser
    tergiversado, tuvo su origen en la prehistoria
    cuando el hombre se organizó socialmente aceptando la
    autoridad de
    los más capaces.

    En sus inicios, la organización piramidal era
    buena, pero como toda institución humana, fue
    también penetrada y corrompida por quienes, desde siempre,
    todo lo tergiversa y corrompen.

    En un medio ambiente
    hostil, plagado de animales
    salvajes, efectos de la naturaleza y
    razas bárbaras, Jefes y caudillos eran escogidos por su
    fuerza, valor y destrezas, también por su sabiduría
    para administrar justicia y lograr desarrollo humano y material,
    paz, armonía y seguridad en sus comunidades,
    ubicándose, sin quererlo muchas veces, hacia la
    cúspide, mientras la mayoría de las personas se
    ocupaban de trabajar desarrollando mecanismos de supervivencia, y
    en actividades de menor responsabilidad y exigencia, ubicándose
    hacia la base. Los dirigentes eran los menos, los seguidores, los
    más.

    Estos jefes sabios y buenos, acostumbraban rodearse de
    un consejo de ancianos conocedores de las ciencias y las
    artes y solían despertar la admiración, reverencia,
    obediencia y mansedumbre de sus pueblos, los cuales, agradecidos
    por ser gobernados con amor,
    sabiduría y justicia, les colmaban de bienes, comodidades
    y privilegios. Estos privilegios que los pueblos otorgaban a
    ellos y a sus familias, con frecuencia incomodaban al jefe bueno
    y a su consejo, pero terminaban aceptándolos, con ciertas
    limitaciones, conscientes de la necesidad de los seres humildes
    de engrandecer a sus benefactores.
    En estos períodos la gente daba mayor importancia a la
    convivencia pacífica entre ellos mismos y con los pueblos
    vecinos, y compartía valores
    humanos y materiales en una especie de comunidad de
    iguales. Las escuelas de divina sabiduría existían
    por doquier, y enseñaban a las gentes altas cualidades
    espirituales: amor al prójimo, respeto por toda
    forma de vida, culto al Dios Uno y Divino, inegoismo, control de
    las pasiones, astronomía, matemáticas, artes, medicina.
    Se iban entonces los caudillos fundadores y quedaban sus
    familiares, colaboradores y amigos, que no siempre lograban
    ponerse a tono con los modelos
    heredados de los antecesores. En cambio, promovían toda
    clase de excesos en la autoridad, los gastos, la diversión
    y privilegios. Para sostenerse en el poder, fueron poco a poco
    creando toda clase de instituciones y reformas en los social y
    espiritual, a objeto de rebajar la moral de
    las multitudes, reeducarlas y conseguir por la fuerza y la
    corrupción, la mansedumbre necesaria para
    perpetuarse en el poder.

    Fue necesario luego educar para gobernar a los hijos de
    los caudillos, ya que el pueblo, en su deseo de alargar
    indefinidamente su paz y prosperidad, esperaba que los hijos
    heredaran la sabiduría, justicia y amor de sus padres. Una
    de las formas más rudimentarias y antiguas de la
    política, que en sus inicios significaba servicio,
    consistía en ocultar los males que estos jefes incapaces
    traían para sus pueblos. Las sublevaciones eran sofocadas
    por la fuerza, y para lograr adhesión a aquellas
    administraciones funestas, fue necesario comprar con lisonjas,
    oro, cargos de responsabilidad y privilegios, a los jefes
    militares y familiares influyentes del caudillo fundador de la
    dinastía, pueblos y naciones. Tal engrandecimiento fue
    degenerando con el tiempo en un sistema de castas y clases
    sociales que se hicieron del poder.
    Cuando de entre los hijos de los gobernantes surgía un ser
    de luz que intentaba introducir reformas morales, éticas y
    espirituales buscando restituir la grandeza de sus antiguos
    antecesores, pagaban con la vida semejante atrevimiento. El mal
    ya se había extendido, y las clases sociales dominantes se
    encargarían de mantener por los siglos de los siglos, a
    sus hijos y acólitos en el poder. Las escuelas de divina
    sabiduría fueron clausuradas y el mal se propago como una
    epidemia. Los reinos se
    ampliaron en guerras de anexión de territorios, y para
    financiar orgías, banquetes y más guerras, se
    cargaban más impuestos a los pueblos, antes serviles,
    ahora oprimidos.
    En ese afán, las mayorías fueron perdiendo sus
    ideales de crecimiento humano y espiritual, para satisfacer
    necesidades artificiales de progreso material y hartura de
    los sentidos,
    tal como veían hacer a las minorías de la
    cúspide.

    Desde entonces, mientras las minorías
    privilegiadas viven repletas de toda clase de comodidades y
    beneficios, las mayorías no satisfacen sus necesidades
    básicas, en un odioso desequilibrio en la distribución de las riquezas materiales,
    necesarias para el desarrollo humano.

    -Ω-

    Este principio de la pirámide se ha adoptado en
    toda clase de organizaciones en esta civilización, ya que
    se ha aceptado con sumisión que unos seres dominen a
    otros.

    El problema con la aplicación y viabilidad de
    este modelo es que exige a quienes están arriba haber
    alcanzado un mayor grado de amor, moral, sabiduría y
    justicia que la mayoría. Pero, es mucho más
    frecuente encontrar un alto grado de egoísmo y por ende
    poca sabiduría en las decisiones que rigen a la
    mayoría. Aunque se da por cierto que el hombre en general
    tiende a ser egoísta, se obvia que aún
    siéndolo reacciona favorablemente, mediante la moral y la
    razón hacia un sentido de convivencia que reduce esta
    tendencia y le armoniza con los demás.

    Lamentablemente el hombre en general, como raza, como
    civilización, no es hoy considerado más
    próspero por sus ideales de fraternidad humana, por el
    grado en que haya desarrollado su capacidad de amar al
    prójimo, por su sabiduría y capacidad de obrar con
    justicia y verdad, sino por la cantidad de dinero que
    tenga.

    GLOBALIZACIÓN DE
    LA PIRÁMIDE

    Las guerras de independencia
    de los siglos XVIII y XIX, lograron un mayor nivel de libertad y
    soberanía del que se obtuvo en toda guerra
    de independencia pasada, pero muy externo y por ello temporal. A
    estas primitivas formas de colonialismo les sucedieron las
    empresas transnacionales de hoy día, cuya presencia impone
    hábitos de consumo y formas de pensamiento único.
    La humanidad vivió revoluciones que pretendieron acabar
    con los privilegios, pero fracasaron a la larga, ya que los
    privilegios que desmontaron adoptaron luego otras formas
    más refinadas y sutiles, pero iguales en
    esencia.

    Con el paso de los siglos, unas razas fuertes y bien
    dotadas, fuero poco a poco imponiéndose sobre otras,
    expropiando y explotando el fruto de su trabajo, riquezas
    naturales y adquiriendo mayor poder e influencia sobre otras
    naciones. El cada vez mayor nivel de desarrollo material de estas
    razas y naciones, exigió la continua depredación de
    las fuentes de
    vida y energía.

    A las invasiones de los grandes imperios del pasado,
    para anexión de territorios y reducción a esclavitud,
    justificadas a veces para dominar a amenazantes razas
    bárbaras, le sucedieron los sistemas coloniales y otras
    formas de explotación, orientadas a aumentar el poder y la
    riqueza. La transculturación que produjeron las
    invasiones, implantaron y diseminaron por todo el mundo, los valores,
    creencias, costumbres y sistemas de gobierno y vida de las
    sociedades
    madres. Esto ocurrió hace siglos, hoy se repite con
    idénticas características, métodos y
    razones.

    A los reyes, faraones, patriarcas, príncipes y
    caudillos de la historia y la prehistoria, les sucedieron los
    presidentes de los últimos ciento cincuenta o doscientos
    años, pero casi todos, en todas partes, eran colocados
    allí, por esas clases privilegiadas, dueñas de
    tierras, vidas y haciendas, más poderosas que el poder
    formal de las instituciones. A nivel de países y en la
    cúspide de la pirámide es poco frecuente encontrar
    hoy a un ser que respete, ame y busque la evolución y
    desarrollo humano de sus pueblos, sino a un jefe complaciente
    colocado allí por los oligarcas herederos o nuevos ricos
    que el Capitalismo, las tiranías y el orden
    político contemporáneo en general, fomentan.
    A la globalización de la pirámide contribuyó
    el capitalismo y por ello se destruyo a sí mismo. El
    capitalismo se desarrolla de la mano de la
    industrialización. Estados Unidos desarrolla muchos de los
    inventos Europeos
    y propios y genera una industria
    fabulosa. Cuando estalla la segunda guerra
    mundial, Estados Unidos posee la mejor base industrial del
    mundo. Europa y Asia, devastadas
    por la guerra obtiene la ayuda norteamericana para su
    reconstrucción y la acepta de buen grado, aunque ello
    signifique pagar con sobreprecio tales ayudas. El plan Marshall
    se implementa sin rechazos y con mucho éxito en Europa y
    Japón…

    Pero veamos cómo, el avance tecnológico es
    penetrado por el capitalismo y por el ya tergiversado principio
    de la pirámide, y surge el germen que termina destruyendo
    luego al capitalismo.

    PRIMERA MITAD
    DEL SIGLO XX.
    Estados Unidos e Inglaterra: Las
    granjas producen alimentos
    principalmente para consumo local o regional, las fábricas
    producen bienes de consumo para mercados locales. El bajo nivel
    de automatización y la relativamente lenta
    capacidad de los mercados en desarrollarse (La mano invisible no
    había nacido) modulan el desarrollo industrial. Las
    fábricas prueban ser buenos negocios y los
    capitales, antes invertidos casi exclusivamente en agricultura,
    se destinan a las fábricas de vestidos,
    automóviles, muebles y enseres, y toda clase de bienes que
    nuevos inventos y maquinas producen en serie.
    Surge un problema: La capacidad instalada en las fábricas,
    y la agregación de valor al accionista presiona por la
    colocación de más y más productos,
    más y más rápido. El buen negocio atrae
    más capital y
    produce pingües ganancias a los accionistas. La propaganda de
    guerra y la manipulación de la información
    utilizada en la primera y segunda guerra
    mundial para ganar apoyo demuestran que se pueden inducir
    conductas en las masas y se les induce al consumo. Nacen las
    escuelas de mercadeo,
    publicidad y
    relaciones
    públicas y con mucho éxito se crean
    hábitos de consumo y modas, lo cual incide en la
    creación y desarrollo de nuevos mercados. Se interconectan
    las ciudades con vías rápidas para
    automóviles y camiones más rápidos, se
    construyen barcos más grandes de transporte y
    comienza el desarrollo de la aviación comercial. Se llevan
    los productos a las colonias más allá del mar y se
    les obliga o induce a comprarlos, se instalan las fábricas
    sucursales en las colonias a objeto de estar más pronto en
    los mercados. Se vuelven a saturar los mercados. Se estudia la
    conducta humana y
    se le manipula refinando los mecanismos publicitarios. Ford pinta
    de otros colores su famoso
    modelo T, le hace algunas modificaciones pequeñas pero el
    modelo sigue siendo el mismo en esencia. Otro problema: Los
    productos son muy buenos y la gente los puede reparar. Listo,
    sacamos las partes del mercado y los hacemos defectuosos,
    obligándoles a reemplazarlos.

    De nuevo, se vuelven a saturar los mercados. Las
    fábricas producen y producen sin freno, las ganancias
    aumentan, se invierte en nuevas fábricas en ultramar donde
    la mano de obra es más barata. Hay que hablar con la gente
    de las universidades para que teoricen y justifiquen las
    tendencias.
    El gasto en investigación y desarrollo aumenta porque
    los inventos y nuevas
    tecnologías prueban ser muy buen negocio. Se
    desarrolla la ciencia y
    tecnología, con base en criterios económicos. Se
    establece la teoría
    del hombre económico, para justificar en la ética y
    científicamente lo que venía, la acentuación
    de los privilegios.

    SEGUNDA MITAD
    DEL SIGLO XX

    Durante la segunda mitad del siglo pasado. Estados
    Unidos Capitaliza la fortaleza única que posee en el mundo
    post segunda guerra. Con sus ciudades y economía intactas,
    modula toda la actividad financiera y comercial desde Washington.
    El Dólar sustituye a la libra esterlina y se convierte
    luego en la moneda de las transacciones comerciales globales. Su
    industria crece porque debe atender un mercado local y otro
    global en desarrollo, y en el cual tiene una inmensa
    participación debido al Plan Marshall, a su salud
    financiera, a su tecnología y a su influencia
    político – económica. Estados Unidos parece el gran
    ejemplo a copiar ante la amenaza del comunismo que se extiende
    por Europa del Este.

    Pero algo ocurre tras bastidores, el desarrollo de la
    ciencia y la
    tecnología alcanza un alto grado de subordinación a
    criterios comerciales, de rentabilidad.
    El desarrollo científico queda supeditado al Capitalismo.
    Si va a producir valor económico, hay fondos para ello,
    de otro modo, no hay.
    Esto se mantiene hasta hoy, cuando se
    impide a la ciencia desarrollar mejores productos si estos
    afectan los intereses económicos de las transnacionales.
    Los grandes capitales, cuando surge un nuevo invento, compran las
    patentes y archivan los proyectos.

    La globalización económica se profundiza
    en la segunda mitad del siglo pasado bajo la excusa del
    equilibrio competitivo. Según este principio los mercados
    se auto-regulan a sí mismos, sin que el estado
    intervenga. Existe una supuesta mano invisible que actúa
    logrando mágicamente que mejores y más
    económicos productos lleguen a las manos de compradores
    felices y expectantes.

    Bajo este concepto, el de la economía de mercado.
    El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial,
    condicionaron la ayuda financiera a los países quebrados
    por el servicio de la deuda e ingresos mermados
    por la devaluación y la inflación, a
    reformas estructurales que debían fundamentalmente abrir
    los mercados a las transnacionales y reducir los gastos sociales,
    aumentando los costos de vida y
    obviando los brotes sociales. El pensamiento Piramidal Kantiano
    de la supremacía de la raza blanca les hacía
    insensibles ante el llanto de gente de raza amarilla, roja o
    negra.

    Permítaseme hacer aquí una
    inserción atrevida. ¿Quien les dijo a los
    "estúpidos hombres blancos" que son mejores que sus
    hermanos morenos, rojos o negros? ¿Y quién les dijo
    a los morenitos, rojos y amarillos que estudian y trabajan en las
    transnacionales o en posiciones gubernamentales subordinadas a
    sus intereses que serían admitidos alguna vez en la
    cúspide de la Pirámide?

    Con énfasis en las décadas que van desde
    los setentas hasta los noventas, con la profundización del
    neoliberalismo, nuestra civilización alcanzo el más
    alto grado de cinismo e hipocresía generalmente aceptada
    que conoce la historia de la humanidad.

    En las escuelas de negocios y administración de las más
    prestigiosas universidades del mundo donde se educan las mentes
    más brillantes del globo, se diseñan las teorías, sistemas y métodos que
    intensifican la globalización, convirtiéndose en
    especie de fábricas, de líneas de producción, de donde salen en masa,
    ingentes cantidades de robots insensibles e inhumanos que van por
    el mundo, desde sus empresas transnacionales y oficinas
    gubernamentales, diseñando y ajustando una
    globalización económica que empobrece más a
    las mayorías y enriquece a las minorías.

    El mismo viejo sistema de corrupción que se usaba hace diez mil
    años, de comprar conciencias con oro y lisonjas se utiliza
    hoy. Se compra a la gente con títulos y privilegios, altos
    cargos en empresas-estados. Se compran diputados, jueces,
    gobernadores, presidentes…y se acepta la carta de
    intención del FMI.

    El cinismo al que aludo es hacia la incredulidad de que
    el hombre no sabía lo que hacía. En no ver con
    objetividad esa realidad del modelo económico piramidal,
    de la globalización, del neoliberalismo, en sus frutos,
    cuyo aspecto y olor es irrefutable, ha consistido la madre de las
    hipocresías.

    ¿No se sabía que se estaba destruyendo y
    contaminando al planeta, y empobreciendo a las mayorías a
    favor de las minorías? ¿Cómo podían
    pararse tranquilos en sus curules los funcionarios
    gubernamentales y asesinar de ese modo a su gente y a su planeta,
    aceptando la globalización sin críticas?

    En palabras sencillas, la globalización
    económica, en lugar de generar desarrollo y riqueza para
    las mayorías, creó toda clase de desastres.
    ¿Y cómo no iba a ser ese el resultado si su
    método
    estaba equivocado, o había sido diseñado
    precisamente para destruir todo a su paso?

    Las escuelas de negocios y administración del mundo se llenaron de
    ideas, teorías y conceptos que estructuraban y
    profetizaban un mundo equilibrado justo e insuperable en medio de
    sociedades liberales democráticas. La ilusión de
    esta idea llegó al paroxismo en los años ochenta
    con la Globalización Económica y los milagros
    económicos asiáticos y el milagro
    Chileno.

    Los países del cono sur entraron en crisis debido
    a la devaluación de sus monedas y la deuda externa,
    pero el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional les
    salieron al paso con las famosas recetas de cambios estructurales
    en las economías que profundizaban el fundamentalismo de
    mercado requerido para completar el trabajo de
    saquear hasta la muerte.

    Nunca el mundo vivió mayor cinismo, jamás
    semejante engaño y traición: El médico, el
    Fondo Monetario Internacional administraba veneno al paciente en
    lugar de vitaminas
    ¡Y cobraba por hacerlo! EL cono sur, las piernas del mundo,
    se doblaron y en su caída no pudo evitarse que el tronco,
    los países del norte, sufrieran traumatismos.

    Los resultados de la globalización, el balance de
    fines de siglo se puede ilustrar sucintamente con las siguientes
    cifras:

    4.9 billones de seres, es decir, el 80 % de la población mundial, vive en países en
    vías de desarrollo. Al comparar los niveles de vida,
    salud, educación, servicios
    públicos, empleo,
    seguridad
    social, ahorro y
    esperanza de vida, de los países en desarrollo con los
    industrializados queda claramente graficada la brecha.

    En resumen, el orden global en decadencia consiste
    sencillamente en un sistema de países ricos a costa de
    otros. En un cada vez menor número de empresas
    transnacionales que controlan una masa cada vez mayor de capital.
    Los grandes que son pocos, se tragan a los pequeños que
    son muchos, en una insaciable sed de crecimiento
    económico y destrucción del planeta que no
    tiene fin. ¿Para que les sirve a los ciudadanos de los
    países industrializados concentrar tanto bienestar si
    sostenerlo, además de acabar con el ecosistema,
    supone matar de hambre a millones de seres en el resto del mundo
    y atraer a sus territorios una inmigración que muchas veces les mata
    violentamente en sus propias casas?

    ¿Por qué casi la totalidad de los 50
    billones de dólares que produce anualmente la actividad
    económica mundial, va al "haber" de cuatro o cinco
    naciones ricas y al "debe" de las naciones en desarrollo?
    ¿Cómo incide este desequilibrio en el Bienestar del
    mundo? ¿Se justifica una tercera guerra mundial,
    quizás la última antes de acabar con la raza
    humana, para sostener el orden económico-político
    global? No, por tanto, el sistema se desmonta. Veamos como
    comenzó a desmontarse.

    INVERSIÓN DE
    LA PIRÁMIDE

    Invertir la pirámide supone colocar la base
    arriba y la cúspide abajo. Voltear las cosas, ponerlas en
    su sitio. En una imagen
    gráfica, la mayoría se sobrepone a la
    minoría, y no al revés, como ocurre desde hace
    miles de años.

    Los efectos acumulados del orden social basado en
    privilegios y la supremacía del hombre blanco pesan tanto
    en la cúspide que se aplasta a la base cuyos
    límites de espacio les impulsan hacia arriba produciendo
    su inversión. Esto supone un cambio ético, ya no se
    acepta la noción de las diferencias en que se sustentaba
    aquél equilibrio.

    El desarrollo de la ciencia y
    tecnología no se orientó hacia el logro de
    mejores y más armoniosos sistemas de vida y
    protección del medio ambiente, con el hombre como centro
    de todo, sino por el contrario, se desarrollaron, con base en
    principios científicos y tecnológicos, y el torcido
    principio de la pirámide, mecanismos de depredación
    del medio ambiente y de ahogo y corrupción de la vida en
    todos sus matices.

    El siglo XX en medio del frenesí de las nuevas
    eras: post-industrial, revolución de la información
    y sociedad del
    conocimiento,
    caracterizadas por reformas políticas y sociales
    permitió que se produjese la mayor movilidad social vivida
    por esta civilización.

    Se fueron reduciendo los espacios ocupados por los
    grandes en la cúspide, en una apertura justificada por la
    necesidad de incorporar más gente e instituciones en la
    vorágine de desarrollo económico en que
    erróneamente se sumergió la
    civilización.

    Esta movilidad social, acentuada después de la
    segunda guerra mundial, permitió que se expandiera como
    una epidemia la quimera del buen camino que ofrecía el
    desarrollo económico. La gente dejaba el campo para irse a
    las ciudades y a la universidad o los
    institutos tecnológicos, y alcanzaba cierto nivel de
    prosperidad material, que de tanto buscarla durante siglos le
    eclipsó y durmió bajo una ilusión de logro
    que no pudo ser sostenida después, produciendo efectos que
    no pudieron ser controlados por los planificadores.

    A pesar de que la pirámide se adoptó hacia
    adentro en las organizaciones y la jerarquía
    permitió controlar a los de abajo, éstos hoy, mucho
    más educados, informados y capaces que antes, pugnan por
    asumir completamente, los espacios que antes no podían
    ocupar.

    Las revoluciones comunistas soviética, china, y
    cubana, entre otras, procuraban mantener despierta al resto de la
    humanidad, sin lograrlo del todo. Sus métodos generaban
    desconfianza. El mayo francés, aunque atrajo la atención de las clases obreras y
    estudiantiles de Europa, Asia y América, y tuvo repercusiones en otros
    movimientos juveniles, femeninos y sociales, tampoco tuvo
    suficiente fuerza para detener o corregir el rumbo.

    Las transnacionales crecían cada vez más y
    ocupaban solapadamente espacios antes reservados al estado, y
    comenzaron a legislar y marcar las pautas políticas del
    resto del mundo. Decretaron entonces el fin del comunismo
    lográndolo mediante el ahogo económico. Se
    expandió por el mundo como un reguero la noción de
    que todo estaba perdido ideológicamente. Bien merecido lo
    tenían los comunistas por tergiversar a Marx e implantar
    sistemas aun más opresivos que el capitalista.

    Paralelamente, la ilusión de prosperidad y
    desarrollo que acentuaba la movilidad social influyó en
    los intelectuales,
    quienes contribuyeron a desarrollar el germen del pensamiento
    único, ese que plantea que el máximo desarrollo social
    humano ya se alcanzó con el modelo norteamericano de
    democracia
    liberal y prosperidad material. Las mentes más brillantes
    y sinceras cayeron en la tentación de creer en las cifras
    que publicaban el Banco Mundial y el FMI, interpretando tales
    números como indicadores de mayor desarrollo humano cuando
    se trataba simplemente de mayor destrucción humana. Aun
    hoy, los gobiernos hablan de crecimiento económico y
    olvidan incluir en sus informes todas las atrocidades,
    injusticias, crímenes y muertes violentas que esos
    números generan.

    Algo escapó de las manos de los planificadores y
    de los pensadores. Se estaba construyendo un mundo artificial
    diseñado para crear nociones artificiales de felicidad
    producidas por la satisfacción de necesidades
    también artificiales cuyo tamaño y peso
    haría colapsar el sistema.

    En la antigüedad, las ciudades de juego y
    perversión ( Tebas, Sidón, Sodoma y Gomorra ) se
    mantenían al margen del resto de las ciudades y del mundo.
    Quienes querían corromperse se iban allá, en una
    elección más o menos libre. Si querían morir
    de locura allá se quedaban, pero si decidían
    regresar al mundo correcto, tenían que dejar sus malas
    costumbres y hábitos fuera, y ponerse a trabajar y
    respetar un orden moral, ético, social y humano basado en
    el derecho, la justicia, la paz y la convivencia que les
    exigía el resto del mundo.

    Pero hoy día, el capitalismo prostituyó al
    mundo entero en su afán de lucro y ciego egoísmo
    contaminándolo absolutamente todo. El virus del Dios
    Dinero se metió en toda clase de instituciones de baja o
    alta influencia social: sistemas judiciales, ejecutivos,
    legislativos, empresariales, educativos, medios de
    comunicación masivos, iglesias, sindicatos,
    fuerzas militares, intelectuales, artistas,
    músicos…todo. Buscaba penetrar las mentes del mundo
    entero y sustituir todo lo bueno por una noción de mundo
    corrupto sólo para necios e ignorantes.

    Asqueada la mayoría no corrupta, y gracias a la
    escolaridad alcanzada en el siglo XX, al desarrollo de su
    cultura y
    pensamiento, al grado de verdad asimilada, busca hoy la humanidad
    su libertad completa. Hoy la mayoría se resiste a destruir
    al planeta y al prójimo. Las necesidades reales y humanas
    que no satisfizo el materialismo, emergen con insospechada fuerza
    y presionan en el espacio limitado de la pirámide
    haciéndole colapsar e invertirse.

    El hombre, después de probar suerte, y
    equivocarse gradual y sostenidamente, conducido por los
    egoístas capitalistas, quiere ser conducido ahora por los
    humanistas.

    El hombre no acepta la destrucción del planeta y
    la corrupción de sus hijos en una sociedad ya demasiado
    asquerosa donde no queda casi nada limpio, y consciente de que no
    se puede esconder con sus hijos y hermanos indefinidamente ni
    construir un nuevo mundo al margen o perdido en la selva por que
    ni aún esta se salva de la vorágine, de las fauces
    nunca satisfechas del capitalismo, emerge entonces el nuevo
    hombre, el hombre político.

    EL HOMBRE
    POLÍTICO, EL NUEVO HOMBRE

    La democracia no pudo ser jamás implementada
    porque no existía un hombre capaz de vivir bajo ese
    modelo. El pensamiento, el sentimiento y el obrar estaban
    inducidos por una serie de parámetros de obediencia,
    sumisión e ignorancia que impedían al hombre vivir
    la libertad y responsabilidad que impone la
    democracia.

    Por esto, se permitió el surgimiento e
    implantación de sustitutos al modelo democrático
    original que conservaron su nombre pero no su esencia, tales
    como: democracia liberal, democracia representativa, democracia
    coherente o democracia participativa.

    La esencia de la democracia está en que el pueblo
    se gobierna a sí mismo, toma todas las decisiones, y los
    gobernantes son servidores, no
    amos.

    El término democracia hay que recuperarlo, no es
    necesario inventar un término o concepto nuevo porque este
    sigue vigente tal como fue concebido, simplemente hay que
    implementarlo con honestidad ya que
    el hombre de hoy lo está pidiendo. Para la democracia
    hacía falta el hombre político.

    El hombre Político no se refiere a quien se
    dedica a la actividad política tal como la conocemos hoy.
    Sino a la concepción Aristotélica que plantea que
    las actividades humanas propenden hacia la justicia mediante la
    búsqueda del bien común. El Hombre político
    somos todos los hombres y mujeres contemporáneos,
    preocupados por el ecosistema, por la capa de ozono,
    por los votantes en Ukrania, por los norteamericanos
    engañados y asustados por su gobierno mentiroso y
    déspota, por los niños
    africanos…

    El hombre político es el hombre nuevo que
    salió a la calle en Caracas en Abril de 2002 a restituir a
    su presidente en el poder, el mismo que protegió las
    instalaciones de PDVSA que los fascistas deseaban sabotear en el
    paro petrolero
    de diciembre de ese mismo año, y el mismo que se niega a
    seguir repitiendo las mentiras que los medios de
    comunicación, en su intento de manipularle
    le impelen repetir.

    El Hombre Político no acepta la supremacía
    del hombre blanco, porque el Hombre Político es blanco,
    amarillo, rojo y también negro. El Hombre Político
    somos todos. No aceptamos las diferencias y por ende tampoco los
    privilegios. Para el hombre Político, nociones como el
    poder, la riqueza y el bienestar tienen su fundamento en leyes
    espirituales y en la lógica,
    no en leyes económicas.

    El Hombre Político resume todos los movimientos
    libertarios que ensayó en siglos pasados y durante los
    años sesenta y setenta del siglo XX. Libertad de conciencia, de
    pensamiento, de acción,
    de participación.

    ¿Qué mueve al hombre? Podría ser
    una buena pregunta para desarrollar este capítulo. Para
    intentar contestarla, vamos a comenzar reformulándola para
    luego retomarla. Nada es estático, todo cambia, todo
    evoluciona. Lo que movía al hombre ayer, no lo
    mueve hoy. De forma que si tratamos de responder qué mueve
    al hombre, lo debemos plantear en términos del presente.
    También valdría preguntarse si lo que mueve a la
    masa es lo mismo que mueve al individuo. Yo
    creo que el individuo tiende a posponer sus razones
    íntimas cuando desarrolla una conciencia de masa, pero se
    aleja de ella cuando asimila mayor conocimiento,
    presionándola para actualizarla. Si muchos seres humanos
    tienen acceso a ese conocimiento, muchos seres presionaran a la
    masa y conformarán una nueva conciencia de masa que mejor
    les defina como individuos. Eso ocurrió en el mundo
    siempre y en particular durante el siglo XX. A este
    fenómeno le sucede el nuevo paradigma del Hombre
    Político.

    Probablemente, hasta los años cincuenta, al
    hombre lo movía la necesidad del desarrollo. El mundo de
    la primera mitad del siglo pasado estaba, casi en su totalidad,
    inmerso en una ola de reconstrucción, masificación
    de la
    educación, mudanza del campo a la fábrica y de
    la fábrica a la oficina. De
    manera sencilla podríamos argumentar que al hombre lo
    movía, en general, el deseo de progresar.

    No obstante, revisemos solo un poco de historia para
    aproximarnos más a la idea. Sabemos que el mundo
    vivió largos períodos de oscurantismo, de los
    cuales salió después de la Revolución
    Francesa. Lo que no sabemos bien, porque se nos ocultó
    deliberadamente, fue que la humanidad volvió a vivir
    períodos de oscurantismo, cuando negoció sus logros
    de 1789 aceptando migajas materiales. Las consignas de "Libertad,
    Igualdad, y Fraternidad" de la Revolución Francesa, las
    cambió por empleo y comodidades materiales, olvidando la
    justicia, la dignidad, la
    moral, y la libertad. A la humanidad celestina posterior a 1789
    se le manipuló de tal forma que se permitieron movimientos
    sociales revolucionarios humanistas ( El Marxismo )
    sabiendo que podían ser infiltrados y destruidos en su
    núcleo, como ocurrió con el comunismo
    soviético y el socialismo cubano, y con todas las
    tentativas de revolución ideológica que el siglo XX
    vio surgir en el cono sur. Toda revolución posterior a
    1789 fue infiltrada por gente perversa y asesina que
    apoderándose de las posiciones de influencia cometieron
    toda clase de desmanes y aun hoy, en inaudita miopía se
    les justifica y se les considera héroes a algunos que
    siguen vivos y a otros que ya se fueron.

    Durante los años sesenta y setenta hubo
    levantamientos civiles, estudiantiles y obreros en el mundo
    entero. El mayo francés del sesenta y ocho que se
    repitió por toda Europa y América fue seguido de
    una etapa silenciosa, de un vacío ideológico que el
    Capitalismo parecía llenar. El bienestar alcanzó a
    mucha gente del primer mundo mientras el segundo mundo
    enmudecía de adoctrinamiento y terror y el tercer mundo
    pasaba hambre y miserias sin que el primero se diera por
    enterado. Aun así, el silencio de los ochentas y noventas
    nos hizo creer que el hombre estaba satisfecho, movido por la
    fuerza natural egoísta de su bienestar
    material.

    ¿Qué mueve al hombre hoy? ¿Hombre
    Económico que busca su bienestar egoístamente?
    ¿Hombre psicológico, que busca reconocimiento,
    también egoístamente? ¿Hombre libre de
    sí mismo y sus tendencias autodestructivas?
    ¿Instinto de supervivencia, continuidad de la especie?
    ¿Miedo al dolor? ¿Amor, a Dios, a sí mismo,
    al prójimo? ¿Evolución, karma, plan de
    vida?

    ¿Deseo de prosperidad tal vez, lo cual justifica
    que todo el mundo cayera rendido ante el Capitalismo y fascinado
    con la globalización económica?

    ¿Si al hombre lo mueve su deseo de prosperidad,
    por qué no todos los hombres son
    prósperos?

    De acuerdo con Maslow "El
    hombre es un eterno necesitado". Satisfecha una necesidad,
    una nueva ocupa el primer plano y el ser humano hace entonces lo
    posible por satisfacerla, para luego, una vez satisfecha ver como
    una nueva necesidad ocupa el primer plano y así hasta el
    infinito.

    Si buscásemos reconocimiento, todos los hombres
    harían una carrera y publicarían sus obras, se
    llenaría el mundo de filósofos y artistas consagrados. Si
    buscásemos autodestruirnos, no nos quedaría,
    objetivamente hablando, opción alguna salvo sentarnos a
    esperar la gran catástrofe, el cataclismo final y
    definitivo que acabe con todo. De hecho, muchos seres, llenos de
    realidad fatalista y de amor al prójimo,
    contribuirían, como los médicos que practican la
    eutanasia, a
    acabar más rápido con toda cosa que
    palpite.

    La sociedad del conocimiento de finales del siglo XX nos
    condujo a generalizar el acceso al saber, y este saber nos
    transforma. El conocimiento produce capacidad de respuesta, y
    nuestras acertadas o desacertadas respuestas son proporcionales a
    la cantidad de verdad que hayamos asimilado. Decía
    Jesús hace dos mil años: "Conoce la verdad y ella
    te hará libre" Cuando hemos cultivado el intelecto, la
    razón y la lógica en detrimento de la
    intuición y la percepción, hemos perdido capacidad de
    asimilación de verdad, nos hemos limitado, y con ello
    hemos limitado nuestras respuestas a las condiciones que nos
    presentó la vida. Pero el desengaño que nos produce
    el desacierto, el sufrimiento que nos ganamos con nuestros
    yerros, nos traen irremisiblemente hacia la búsqueda del
    camino correcto. Nos impelen a satisfacer la más antigua
    necesidad que el materialismo no pudo satisfacer. La libertad
    plena, y eso nos mueve hoy.

    Sin embargo, creo que el hombre se acerca a una
    noción de sí mismo un poco más integral y
    menos sencilla que la simple dualidad cartesiano-cristiana que
    nos caracterizó antes de 1789 y después de 1955. Me
    refiero a una concepción de un hombre cuya conducta es
    influida por factores metafísicos ( Sócrates,
    Platón,
    ), existenciales ( Nietzsche),
    psicológicos ( Freud ),
    religiosos ( Todas ), sociales ( Rosseau ), económicos (
    Smith, Marx… ) políticos..(Platón,
    Aristóteles)…

    ¿Qué mueve al hombre? La idea de la
    libertad como motivador, cómo fin ulterior es fascinante.
    La libertad de todo lo que le oprime, aún de la
    razón. (¿No es acaso opresora la racionalidad?)
    Quizás en nuestro inconsciente este archivada la memoria de
    un estado de libertad-felicidad-totalidad, que buscamos
    eternamente. Quizás, porque no lo sabemos a plenitud,
    buscamos en el placer una salida temporal para bajar la neurosis.
    Quizás, por eso nunca estamos contentos con nada, y en
    cada logro, alcanzamos una felicidad efímera y un
    vacío que nos aprestamos a llenar de inmediato en alguna
    nueva actividad. Quizás por eso la individualista y
    súper capitalista sociedad norteamericana no logra
    todavía la plena felicidad a pesar de tanta prosperidad y
    bienestar material y vive en cambio atemorizada porque le
    inculcan la necesidad de atender su seguridad para esconderle
    todo el mal que hace a la humanidad cuando suscribe a los Bush en
    el poder.
    Platón hace mucho nos hablaba de un yo que se subyuga y
    humilla ante una fuerza que le trasciende y que es dueña
    de su vida (El más allá), presentándonos de
    nuevo la noción del hombre integrado por un lado divino y
    otro humano que coexisten y se alternan. Mientras Niestzche, en
    "Así hablaba Zaratustra" pone el eslabón que
    comunica lo humano con lo divino: El Superhombre se mete en el
    pantano hasta la médula, se humaniza, saborea todos los
    placeres humanos hasta hartarse, comete todos los errores
    posibles y se fortalece en ello, se supera a sí mismo,
    vence la idea, descorre el velo, y se liberta, para luego emerger
    de sus miserias reinando sobre sí mismo. La humanidad
    entera parece haber transitado ese camino del que hablaba
    Nietzsche y hoy emerge fortalecida. Tal vez deberíamos
    llamar al hombre político, sencillamente,
    Superhombre.

    EL ROL DE
    VENEZUELA

    No ahondaremos aquí en lo que está pasando
    en Venezuela ya
    que estamos viviendo con intensidad los cambios que hemos
    abordado extensamente en capítulos anteriores. Nos
    referiremos en líneas gruesas al Rol de Venezuela en el
    proceso de
    cambios que vive el mundo.

    Una vez más, como ocurrió en las guerras
    libertadoras de Bolívar, Venezuela asume el liderazgo en
    la región y muestra el camino. En las guerras del siglo
    XIX la libertad que mostramos y contribuimos a lograr en la
    región, fue externa. La América
    Latina se libertó del yugo imperialista español
    asumiendo el gobierno y creando repúblicas.

    La libertad, como idea, va más allá de lo
    material. Comienza por el conocimiento que modula el pensamiento
    y este el sentimiento y por ultimo la acción. La nuestra
    es una revolución de pensamiento.

    Hoy nuestra lucha es ideológica ante todo y
    apunta hacia un cambio en la concepción de la vida, del
    derecho y de la responsabilidad ante el hombre mismo y su
    entorno. El Hombre Político, ya despertó en
    Venezuela y exige un reordenamiento que le permita desarrollarse.
    El actual gobierno encarna ese desarrollo mediante un
    interlocutor válido que adelanta reformas que permiten ese
    pensamiento y esa acción.

    Cuando en Venezuela se implementa a partir de esa
    concepción de libertad interna, la democracia. Se abren,
    como en ningún otro país en el mundo los espacios
    de participación política, social,
    cultural y económica que antes le estaban cerrados y que
    la globalización alienaba y condicionaba.

    En Venezuela como en ningún otro país en
    el mundo jamás, se da un impulso inédito a la
    economía social y al cooperativismo. Al tiempo que se fomenta una
    economía productiva, orgánica y auto abastecida no
    sólo en los alimentos y bienes básicos, sino en
    medios de producción y tecnología.

    La democracia venezolana era célebre y
    considerada una de las más antiguas de la región.
    Sin embargo, la nuestra no era una democracia sino un sistema
    bipartidista autocrático y feudal muy parecido a la
    monarquía. Toda la corrupción del
    principio de la pirámide hizo en Venezuela los mismos
    estragos que en otros países. El elemento diferenciador, y
    quizás el que permite que nuestro caso sea tan visible es
    el nivel de pobreza de la generalidad en medio de tanta riqueza.
    Probablemente ningún país del mundo ha sido tan
    saqueado como el nuestro porque probablemente ningún
    país del mundo reúne tanta riqueza como el
    nuestro.

    Otro elemento diferenciador es, probablemente, que somos
    el primer país en la región y en el mundo en
    transformar todas nuestras instituciones fundamentales sin guerra
    civil a escala.
    También el primer país en el cual el líder
    por el cual la gente votó, no sólo no
    traicionó al pueblo después aliándose con
    los poderes establecidos y efectuando las reformas más
    importantes ofrecidas en la campaña electoral, sino que,
    más insólito aun, los poderes establecidos no
    pudieron retirarlo.

    Estos fenómenos impactan la vida venezolana en
    todos sus órdenes y tienen fuerte influencia en el mundo
    entero, comenzando por el continente.

    El mundo entero, en particular los sectores empobrecidos
    y oprimidos, ha buscado salidas sin hallarlas, y Venezuela, sin
    violencia generalizada, muestra el camino.

    Venezuela marca la pauta,
    construye un modelo a partir de la praxis. En
    Venezuela se libra una guerra civil, no contra el cuerpo de sus
    hermanos, sino contra su pensamiento. La nuestra es una
    revolución humanística, una revolución
    pacífica, una guerra ideológica que afecta lo
    económico poniéndolo en su lugar. Se sustituye
    lo tuyo y lo mío, por lo nuestro, sin
    igualarnos a la fuerza, como pretendieron otros. Y esto permite
    un reordenamiento general de la vida en todos sus
    ámbitos.

    Esa es la fórmula venezolana. Actualizar sus
    sistemas artificiales. Estamos mostrando al mundo la
    fórmula
    sin mucho marco conceptual salvo profundizar
    en justicia y en la implementación de un sistema
    político que entrega el poder a la gente y la educa,
    sana y alimenta para que lo asuma.

     

     

    FIN-

    Orlando Andrade

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