- Fin de la globalización
económica - La muerte de Bretton
Woods - El primer
error - Segundo error
- Tercer error
- El principio de la
pirámide - Orígenes de la
pirámide - Globalización de la
pirámide - Primera mitad del siglo
XX - Segunda mitad del siglo
XX - Inversión de la
pirámide - El hombre político, el
nuevo hombre - El rol de
Venezuela
"Antes que el hombre
pueda comprender todo el valor de las
cosas grandes de la vida, es menester
que haya sufrido desengaños en
todas
las que son
pequeñas"
Bulwer Lytton
El capitalismo
convirtió al hombre en un
bien, deshumanizándolo, lo convirtió en el hombre
económico, desviando su camino glorioso y convirtiendo el
progreso en destrucción y miseria. Corrompidas por el
egoísmo materialista, todas las instituciones
creadas por el hombre para sostener el torcido orden basado en
privilegios, caen, y en su muerte
arrastran al hombre económico. El fin de la
globalización económica es una consecuencia, un
abismo con el cual se topa esta humanidad en su torcido camino de
desarrollo
económico en lugar del desarrollo
humano que antes perseguía.
Cambios profundos
en el pensamiento
del hombre del siglo XXI abren paso a un nuevo paradigma. El
Hombre Político.
No hubo en la
presente civilización cambio
más trascendente que este. Toda revolución
pasada alteraba externamente los sistemas de vida:
Sistemas políticos, leyes, ideas e
instituciones, pero sin afectar los privilegios de un sistema
económico que basado en la acumulación de dinero,
poder e
influencia, definía las relaciones económicas,
políticas y éticas en una humanidad
hasta hace poco indiferente por la propia suerte, la de otros y
la del medio
ambiente.
El hombre
Político no se refiere a quien se dedica a la actividad
política
tal como la conocemos hoy. Sino a la concepción
Aristotélica que plantea que las actividades humanas
propenden hacia la justicia
mediante la búsqueda del bien común. El Hombre
político emerge humanizado de un hombre económico
que la muerte del
capitalismo arrastra
Hemos organizado
este ensayo en
varios cuerpos: Fin de la Globalización, en el cual
describimos la caída de las instituciones surgidas a
partir del acuerdo de Bretton Woods; El Principio de la
Pirámide, en cuya sección explicamos el origen
y ruptura del fundamento ideológico que nos
caracterizó, y el surgimiento del Hombre Político.
Por ultimo explicamos El Rol de Venezuela, primer
país del mundo que actualiza sus instituciones
políticas y económicas para dar paso a este
movimiento
humanista de repercusión global que el nuevo paradigma
exige.
La humanidad, ante la ruptura de los sueños de la
Iluminación, de la Revolución
Francesa, de la Revolución
Industrial y del Capitalismo, construye un nuevo paradigma
irguiéndose por primera vez en la historia por encima de los
sistemas artificiales creados para satisfacer necesidades humanas
y materiales.
Aturdidos por el ruido que
hacen las instituciones al resquebrajarse, despertamos hoy del
sueño hipnótico que nos permitió construir y
arrastrar por siglos un orden mundial en el cual la hartura de
los pocos es el hambre de los muchos.
En medio de la asfixia de un aire enrarecido
por el humo, del hambre, de la sed y de la resistencia a
desaparecer sin identidad en
un pensamiento único, el hombre parece ahora más
preparado a corregir el rumbo y construye vertiginosamente, desde
el fondo de su ser, un nuevo paradigma, un nuevo
orden.
En el centro de este paradigma se encuentra el Hombre
Político. Un nuevo ser que a diferencia del Hombre
Económico, invirtiendo obsoletos valores, baja
al Dios dinero de su trono milenario para sustituirlo por un Dios
que le armoniza con los demás, con la madre tierra y
consigo mismo.
Este paradigma es realmente nuevo, jamás estuvo
contenido en revolución humana alguna que registre la
historia. El hombre busca ahora la libertad
verdadera, aquella que había sido diferida mientras
alcanzaba la prometida prosperidad económica y la huidiza
justicia.
Filósofos, científicos sociales y
humanistas nos lo advirtieron, pero cuando no les ignoramos por
completo, tergiversamos sus conceptos e implementamos,
apropiándonos del nombre de sus tesis,
torcidas y manipuladas interpretaciones. Consecuentemente
evolucionábamos, perfeccionábamos las instituciones
dentro de la misma línea ciega y sorda que admitía
la violencia como
justificación del desarrollo.
Terca y obstinadamente, desoímos a nuestros
grandes maestros cuando estuvieron con nosotros, y erramos el
camino, anteponiendo el materialismo al
humanismo y
dando origen a las guerras,
invasiones, injusticias, opresión y a revoluciones
libertadoras que sacudían los cuerpos sin atinar a
expulsar los gérmenes.
A la Revolución Francesa, la gran
revolución humanista que parecía cambiar al mundo,
le sucedieron las repúblicas y las democracias
representativas – de las transnacionales – que hoy nos
atemorizan amenazando con destruirnos definitiva y
completamente.
Los mismos sistemas opresores, las mismas elites
privilegiadas y tercas atropellando a diestra y siniestra, en una
supuesta representación, pretenden obligarnos
indefinidamente a vivir un mundo cuya humanidad había
alcanzado "…el punto final en su evolución ideológica y forma de
gobierno ,
sin cambiar nada sino acentuándolo todo.
La libertad verdadera del hombre es ahora cuando nos
llega. Había sido diferida porque el ser humano no
había comprendido que la opresión no estaba afuera
sino dentro de sí mismo, en su pensamiento. Por ello
desmantelaba sistemas políticos, aún se enfrentaba
a imperios hasta doblegarlos, pero en el fondo, no cambiaba. Por
tanto, recreaba con pequeñas variantes los mismos viejos
sistemas que le oprimían y reducían.
Hoy el mundo, desde Latinoamérica, impulsa un movimiento
aparentemente sin ideología, permitiendo que nuevos
líderes, sin el respaldo de los viejos poderes
constituidos, asuman el poder y den paso a la construcción de un nuevo orden.
Venezuela juega una vez más, como en las guerras
libertadoras de los ejércitos de Bolívar,
un papel de vanguardia y
liderazgo en
la región y aún en el mundo porque lanza con
éxito
creciente procesos
inéditos de refundación de toda su actividad
pública subordinando lo económico a lo
político y lo político a lo humano, en
concordancia con las transformaciones individuales que hoy
vivimos los seres humanos.
FIN DE LA
GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA
El modelo
económico en decadencia, El Capitalismo, tuvo su apogeo en
la segunda mitad del siglo XX y hoy llega a su fin. Se gesta un
nuevo sistema económico centrado en el Ser Humano y no en
el Mercado. Se
recupera la antigua noción de Desarrollo Humano en
lugar del Desarrollo Económico que persigue
fraudulentamente la Globalización Económica. Fraudulenta
porque en lugar de proveer a la mayoría la prometida
prosperidad, le empobrece, enferma, aliena, uniformiza, cosifica,
desprecia y mata. Mientras que el desarrollo
humano que de hecho está emergiendo en el mundo, le
conduce en una dirección armónica con su planeta,
con sus hermanos y consigo mismo.
Para entender cómo podemos afirmar que se acaba
la Globalización Económica cuando parece más
robusta, es necesario hacer un ejercicio de abstracción y
tratar de ver lo menos evidente. Los hechos, muchas veces no son
lo que aparentan. Por ejemplo, en la invasión a Irak,
aparentemente, Estados Unidos
muestra gran
fuerza, sin
embargo no todo el mundo ve eso, muchos ven debilidad. El uso de
la fuerza por parte de Estados Unidos evidencia su debilidad
conceptual y diplomática, su sinrazón. Está
claro que no pudo convencer a nadie que no buscaba petróleo y otras cosas, salvo al propio
pueblo norteamericano, demasiado pegado al televisor, demasiado
manipulado por los medios de
comunicación, demasiado asustado. Si Estados Unidos
busca petróleo
por la fuerza evidencia que tiene problemas
económicos, no tiene cómo pagarlo o prefiere no
hacerlo.
De la misma manera, cuando hace poco todos, o casi todos
aceptábamos el capitalismo de buen grado, hoy se nos
impone por la fuerza.
La globalización Económica llega a su fin
porque en lugar de proveer riqueza a la mayoría la
empobrece más. Ha llegado a su fin porque el hombre esta
cambiando, pero además porque atentó contra su vida
y su hábitat, pretendió uniformizarle
culturalmente irrespetando la diversidad étnica, cultural,
de pensamiento, lingüística. Coartó la libertad
en una humanidad ya despierta y menos sumisa e hirió dos
de los más fuertes motivadores humanos: La
incitación hacia la libertad y la preservación de
la vida y continuidad de la especie.
-Ω-
El hombre, generalmente busca en los hechos aislados y
en las personas, explicaciones racionales que le aclaren los
acontecimientos, pero olvida incorporar en sus percepciones e
interpretaciones, además de las causas endógenas y
las exógenas, factores como hilo histórico, nivel
de información, avance evolutivo, el momento,
la integración o desintegración
cultural, nuevos valores, el azar, Dios…
Nos atrevemos a explicar nuestro mundo de hoy con mayor
vehemencia sólo cuando tenemos sobre la mesa indicadores
claros e irrefutables, pruebas,
documentos,
testimonios, libros, tesis
e hipótesis: El hecho científico,
cartesiano.
Cconfirmar con documentos las cosas las formaliza, pero
la ausencia de documentación no las niega sino que pospone
la aceptación consciente. Mientras tanto, las fuerzas
contrarias a un orden, independientemente de la aceptación
consciente, lo rechazan y alteran, lo cual constituye en si, una
prueba de su existencia.
Cuando intuimos algo, no lo decimos porque nuestra
racionalidad nos hace dudar por un lado, y porque tememos al
ridículo, por el otro. Vemos el presente con
desdén, porque no lo entendemos, nos confunde. Pero
gracias a Dios, esos somos nosotros, y muy pocos,
afortunadamente. La mayoría, la gente, el pueblo, no
necesita probar nada: lo vive, lo genera, lo hace, aunque no
pueda explicar por qué. A nosotros nos corresponde
explicarlo, pero no después como hacemos siempre, sino
ahora, cuando está ocurriendo.
Nuestra confusión se fundamenta en que hacemos
uso excesivo de los documentos de la historia para interpretar
nuestro presente, obviando que no tenemos todos los
códigos para descifrarla porque nos lo ocultaron
deliberadamente y además, porque no siempre se escribe con
fidelidad aunque tengamos la mejor intención. Registramos
aquello que queremos o estamos en capacidad de ver y comunicar,
no lo que ocurre en realidad. Interpretamos el todo en coherencia
con nuestra torcida interpretación de las partes.
Estamos dominados por un sesgo gigantesco y
acomodaticio. Tenemos un velo puesto, una lupa, lente o prisma
que sólo nos deja ver aquello que está de acuerdo
con nuestros mapas
mentales, nuestra educación, valores,
costumbres y principios.
Después que se nos redujo a la ignorancia, se nos dejo
libres para que saliéramos a repetir las mismas mentiras
que nos infundaron. Lo hacemos con refinamiento y por ello nos
creemos más listos. Es necesario leer entre líneas,
quitarse los lentes y mirar más allá del
sesgo.
-Ω-
La búsqueda desenfrenada de la prosperidad
material durante miles de años y en particular a partir de
la industrialización y el Capitalismo, contribuyó a
afianzar las desviaciones en que cayó el ser humano
haciéndole más egoísta, avaro, y violento
hasta la autodestrucción. No le bastó a los
ideólogos del modelo económico neoliberal con
envenenar las mentes creando hábitos de consumo e
ideales artificiales en el hombre, sino que le enseño que
la violencia y la destrucción están
justificadas.
El desarrollo económico nos ha colmado de toda
clase de
comodidades y satisfacciones, pero no hay persona en el
mundo que haya alcanzado jamás plena libertad y felicidad
ni en la abundancia ni en la carencia de prosperidad material. El
hombre nuevo,
cansado de consumir, ya no acepta el ideal de prosperidad
material como propósito de la existencia; busca en cambio,
una combinación de satisfacción moral,
espiritual, y económica que el ahora desesperado y
militarizado modelo neoliberal no le ofrece en la práctica
ni en la idea.
Si el basamento teórico de la
globalización es el crecimiento económico y este la
vía para llevar un mayor grado de igualdad,
justicia y felicidad al mundo ¿Por qué no se ha
logrado en tantos años de economía de mercado y
de globalización? ¿Por qué el Banco Mundial
miente en la elaboración e interpretación de los
informes?
¿Por qué se derrumba el Capitalismo cuando parece
más fortalecido? ¿Por qué se muere Bretton
Woods? Intentemos contestar todas las interrogantes mediante la
explicación de la muerte de Bretton Woods.
Muchos de los grandes cambios sociales no se planifican
ni controlan, ocurren. Ningún líder
los genera, apenas interviene para impulsarlos. Los cambios los
hace la gente, accionando y reaccionando, presionando
según su grado de aceptación del entorno y de los
sistemas artificiales creados como estrategia para
satisfacer necesidades circunstanciales o permanentes.
Estos sistemas artificiales entre grandes o
pequeños cambios y variantes, alcanzan un periodo de auge
y desarrollo, antes de comenzar a decaer hasta desaparecer
totalmente en profundas transformaciones. Otros sistemas emergen
en medio de la agonía de los anteriores, y así,
incansablemente, los sistemas de vida van renovándose.
Más allá de los contratos
sociales rediseñados, esta renovación a veces
arroja un sistema completamente nuevo, sin
precedentes.
Los sistemas emergentes no impulsan la muerte de los
sistemas obsoletos, es la obsolescencia misma, la pérdida
de viabilidad de los viejos sistemas la que da lugar a los
nuevos. Estos nuevos sistemas artificiales surgen caóticos
y anárquicos primero, para luego adecuarse a las
necesidades que les justifican en medio de las mejoras y
transformaciones que se les van aplicando.
Muchos seres que viven el momento crucial de los
cambios, se niegan a aceptarlo, protegiendo desesperadamente el
equilibrio en
que habían ajustado sus vidas, sea cual este fuere, sin
atinar a comprender su inviabilidad, el bien oculto, ni en las
causas que originan tales transformaciones.
A la construcción o definición del nuevo
orden, le precede una etapa caótica en la cual las fuerzas
contrarias se anotan pequeñas victorias, creando gran
confusión. Pero la corriente renovadora finalmente se
impone y el nuevo orden se instala, novel e imperfecto al
principio; se va mejorando con el tiempo,
alcanza su madurez, y, como todo sistema artificial, muere cuando
ha perdido viabilidad, cuando ya no responde a las necesidades
que justificaron su creación.
Bretton Woods se creo para un orden global que dejo de
existir cuando se decretó el fin de la Unión
Soviética. Cuando el Capitalismo se tragó al
Comunismo se
tragó a sí mismo, aunque sus efectos no
serían vistos hasta más tarde. Al caer la
Unión Soviética comenzó la enfermedad y
posterior caída de Estados Unidos. A Bretton Woods lo mata
Estados Unidos como mata el ahogado a quien le salva la
vida.
Las organizaciones
surgidas en Bretton Woods, sus normativas y acuerdos fueron
respetados durante décadas. El plan Marshall
funcionó para reconstruir Japón y
Europa, las
Naciones Unidas
evitaron conflictos y
las clases obreras de los países en desarrollo alcanzaron
estándares de vida equivalentes a los estándares de
las clases obreras de los países industrializados. Hoy los
obreros fuera de los países industrializados se ahogan en
el desempleo y
quienes tienen trabajo no
ganan suficiente para alimentar a sus familias. Hoy nada queda
vivo de la esencia de aquél consenso.
Dos instituciones creadas para desarrollar mecanismos de
progreso económico para toda la humanidad: El Banco Mundial y
el Fondo Monetario
Internacional, terminaron convirtiéndose en vulgares
ladrones que mediante las privatizaciones obligan a los países pobres
a vender sus activos y
materias primas por debajo del precio real.
El Banco Mundial mantiene las reservas de los países
depositadas en sus cuentas,
retribuyéndole el 4% de interés,
mientras estos, sin tocar sus reservas para garantizar acceso a
los mercados, toman
dinero prestado al 18%.
El sistema Capitalista de mitad del siglo pasado iba
desarrollándose de tal forma que prometía lograr
las reivindicaciones por las cuales la humanidad luchaba desde
siglos atrás. La tergiversación del Socialismo de
Carlos Marx en
un comunismo dictatorial, opresor e inquisitivo, en que
incurrió la Unión Soviética, Cuba y otros
países, reforzaba al Capitalismo. Entre dos sistemas
opresores, aquel que ofrecía libertad de pensamiento
siempre era mejor.
El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial,
la
Organización Mundial del Comercio y la
Organización de las Naciones Unidas, por
citar sólo a cuatro importantes instituciones surgidas
como resultado de los acuerdos de Bretton Woods, se desmoronan
clara y abiertamente. Sus escombros derriban instituciones
más pequeñas surgidas de su seno y rasgan las
vestiduras de importantes funcionarios. La muerte de Bretton
Woods con todas sus instituciones se venía dando desde su
origen y luego con la ruptura de acuerdos, medidas unilaterales e
inconsultas y redefinición de sus principios guía,
pero su muerte se acelera en la ultima década del siglo XX
y primeros años de este nuevo siglo debido a tres grandes
errores cometidos por su creador y principal administrador:
Estados Unidos.
El primer gran error cometido por Estados Unidos fue
abandonar el sistema de patrón de cambios – Oro de Bretton
Woods. Entre 1971 y 1976 fue abolido el sistema de cambios fijos
y precio oficial del Oro con lo cual desapareció el precio
oficial del Dólar. La ruptura de ese acuerdo se
llevó por delante la salud financiera de la
economía
mundial, concentrando la riqueza en pocos países y
aumentando la pobreza en
otros, comenzando por los países en vías de
desarrollo, los cuales vieron irse sus ahorros e inversión en moneda local hacia el
dólar, cuyo valor, antes asociado al oro, y ahora
especulativo ofrecía mayores garantías. La
inestabilidad del mercado monetario genero
inflación, endeudamiento y quiebra de las
economías en desarrollo.
Los estándares de vida de nuestros países
se vieron en consecuencia afectados negativamente, produciendo
una cadena perversa de
decrecimiento-empobrecimiento-endeudamiento-neoliberalismo
e invasiones neo-imperialistas. Y Estados Unidos, el aparente
beneficiario de la pobreza del Sur,
en un principio feliz por las corridas de dinero hacia sus
bancos, se
convirtió sin saberlo en el principal afectado, aunque, al
igual que le ocurrió con la victoria
político-económica sobre la Unión
Soviética, tardaría en descubrirlo. Su
economía, que a principios de siglo producía
suficientes bienes de
consumo para el mundo entero, fue poco a poco
convirtiéndose, y en particular a partir del
Smithsonian Agreement en una economía basada en
importaciones.
A pesar del equilibrio en el presupuesto que
logró el Gobierno de Clinton al final de los años
noventa, su economía ya había enfermado. Un
equilibrio fiscal no
supone necesariamente robustez económica, se puede lograr
equilibrio fiscal aumentando impuestos y
reduciendo gastos en medio
de una economía basada en las importaciones y no en su
desarrollo industrial y comercial.
Sanear esa economía puede lograrse, pero
modificando el modo de vida norteamericano, y este no parece muy
dispuesto a hacerlo, ha vuelto a votar por Bush, quien ofrece una
vía más expedita para resolver el problema,
intensificando el saqueo neo colonialista, difiriendo el pago de
su deuda, apoderándose de las reservas de agua, y
atemorizando al planeta con su fuerza militar.
El segundo error grave de Estados Unidos sobre Bretton
Woods ha sido desarrollar y profundizar el fundamentalismo del
libre mercado o el Neoliberalismo para justificar los
desequilibrios y las asimetrías, intensificando el saqueo.
Bajo la doctrina del libre mercado y su mano invisible, las
economías más grandes se tragan a las
pequeñas, aún sin quererlo, ya que sus sistemas son
más robustos, poseen mejor tecnología, capacidad
financiera y generaciones de experiencia y conocimientos que les
permiten producir mejor calidad a menor
precio, mayor capacidad de respuesta e innovación y por ende,
competitividad
La consecuencia negativa más visible del libre
mercado es mayor empobrecimiento para los países pobres,
en los cuales, además de la crisis
financiera generada por la pérdida de valor de sus
monedas, unas empresas globales
y gigantes entran a competir con empresas locales y
pequeñas, engulléndolas.
Este empobrecimiento se revierte contra Estados Unidos y
Bretton Woods. Millones de personas empobrecidas atraviesan las
fronteras norteamericanas buscando recobrar el botín
saqueado y muchas veces matándoles en sus propias casas.
En Ultramar, las economías quiebran, los mercados se
saturan, la gente no tiene dinero para comprar, las
compañías grandes quiebran y los gobiernos
dirigidos por ellas van perdiendo popularidad y
viabilidad.
Los planificadores del Fondo Monetario Internacional y
el Banco Mundial, de tanto repetir "Libre Mercado"
terminaron creyéndolo pero obviaron un factor clave: Las
regulaciones mundiales deben ser observadas por ellos mismos. Sus
mercados se han visto invadidos de productos
asiáticos y europeos de mejor calidad y precio,
forzándoles a importar el déficit que las
compañías extranjeras no pueden producir en su
territorio. Al hacer sus importaciones, han de pagar, o
endeudarse para pagar, creando crisis financiera y contribuyendo
a debilitar el dólar.
El déficit en la balanza
comercial de Estados Unidos es irreversible e imparable. Bush
Padre lo supo temprano en la década pasada y fue a
vomitarse la mesa del emperador del Japón en aquel
legendario banquete en su honor, pero a pesar de su elocuencia
discursiva, el Emperador del Japón no pudo convencer a sus
súbditos de comprar productos norteamericanos defectuosos
y caros, ni dejar de producir fabulosa tecnologías de alto
rendimiento-bajo consumo-excelente precio y
durabilidad.
La carta de las
Naciones Unidas recoge en sus fundamentos la necesidad de
"… preservar a las generaciones futuras del flagelo de la
guerra (…) y
a garantizar que no se recurrirá a la fuerza salvo en aras
del interés común" (…) Sin embargo, Estados
Unidos, por cuenta propia y en desacato a la ONU,
invadió Irak.
La ONU es un consenso global posterior a Bretton Woods,
surge de ese primer ensayo de arreglo global, es una
institución Brettonwoodsiana. Hoy, Se introduce la
noción de que Naciones Unidas debe centrarse en la
Seguridad del
mundo, no en su desarrollo y equilibrio. Esta noción
ofrece resistencias y
Estados Unidos arremete contra la ONU y su Secretario General,
presionando para que se permita que el Consejo de Seguridad opere
independiente de la Asamblea General y legitime las guerras
preventivas de Estados Unidos, las cuales, para proteger al mundo
de un supuesto terrorismo,
ocultan los saqueos de orden económico que este
país planifica.
Con esta invasión la liebre saltó y
mostró su debilidad, le dio un blanco seguro al cazador
y este no le ha perdonado. El uso de la fuerza y el desacato a la
ONU evidencian la desesperación por el control
energético y geopolítico y advierten al mundo
acerca de las intenciones de Estados Unidos de establecer el
nuevo orden: La fuerza y el terror donde sea necesario
aplicarlo.
La diplomacia del músculo que hoy exhibe Estados
Unidos es un grito desesperado por el dolor que le produce la
quiebra de su sistema. Estados Unidos mira hacia adentro y,
profundizando en las razones que le condujeron a su debacle: El
egoísmo y lo privilegios, decide usar las botas militares
para tomar por la fuerza lo que el mundo ya no puede darle con la
sumisión.
Ningún acuerdo, consenso, o institución de
carácter global tiene hoy relevancia porque
el imperio norte americano, en inaudita exhibición de
fuerza decide que tiene ahora la última
palabra.
El empobrecimiento del Sur, la muerte de la
globalización económica y la diplomacia del
músculo son los tres grandes errores de Estados
Unidos.
Bretton Woods muere, y arrastra primero que nada a la
Globalización Económica, al Neoliberalismo y al
Capitalismo. El mundo a partir de la invasión a Irak
despierta y comprende que debe anteponer lo político a lo
económico y se reacomoda para lograrlo.
En resumen, ya fueron agotadas todas las posibilidades
de extensión, reorientación, ajuste y variantes del
modelo actual. Se acaba además porque se sustenta en un
principio que ya deja de ser válido o viable para la raza
humana porque la raza humana está cambiando: El principio
de la pirámide.
Aunque las pirámides son otra cosa,
permítaseme usar esta figura para simbolizar el orden
global imperante que hoy se derrumba e intentar elaborar una
aproximación a explicar cómo fue que llegamos hasta
aquí: ¿Qué pasó, por qué la
minoría subyuga a la mayoría? ¿Qué
clase de magia obró para que el mundo lo haya aceptado,
promovido y justificado hasta hoy?
El principio de la Pirámide al cual nos
referiremos aquí es aquél en el cual, los elementos
del conjunto, movidos por fuerzas exógenas, se agrupan
hacia la cúspide o la base en límites
impuestos por el espacio disponible y por códigos
éticos diseñados para crear la noción de que
personas iguales son diferentes y deben ubicarse, por ende, en
actividades y posiciones que recojan estas
diferencias.
Haciendo un ejercicio de abstracción
gráfica, si dibujásemos una pirámide
contemporánea en decadencia tendríamos en la
cúspide a las transnacionales, las ONG´s,
luego las oligarquías, los estados, los gobiernos, las
instituciones y por último, la gente.
Imaginemos entonces al mundo en forma de
Pirámide. Todas las personas e instituciones, por su rango
e importancia (éticamente justificadas) se ubican hacia la
cúspide o hacia la base. Las de mayor rango, que son
menos, caben mejor arriba, y el resto: abajo. Más arriba
indica mayor grandeza, riqueza, poder e influencia. Mucho
más abajo indica pobreza, hasta lo paupérrimo. Los
puntos intermedios obedecen al mismo orden. Según esto, la
luz, el
conocimiento, las ideas, la energía, la fuerza, el
poder, la prosperidad y el desarrollo nos viene desde arriba y
permea hacia la base, distribuyéndose en cascada, hasta
alcanzar a los últimos.
Sin embargo, si esto fue así en un remoto pasado,
desde hace mucho no lo es más. La Pirámide fue
apropiada, y apropiado y tergiversado su principio. Todo lo
bueno, o aparentemente bueno, se queda arriba, allí se
acumula. Esto crea una suerte de situación privilegiada
para quienes arriba se quedan, y de opresión para quienes
permanecen abajo. Los de arriba se saturan de bienestar,
corrompiéndose, mientras los de abajo se ahogan en
necesidades, muriéndose.
Los privilegiados se hicieron ricos, engordaron, se
adueñaron de la cúspide de la pirámide,
crearon los métodos
para sostenerse allí, pero se les fue la vida en ello, y
son hoy los infelices hermanos del planeta que están
suscribiendo e impulsando una batalla decisiva y final para
sostener su modo de vida, sin comprender que cuando salgan de sus
refugios nucleares, no quedará nada ni nadie sobre quien
reinar.
-Ω-
Durante milenios fuimos creando y desarrollando sistemas
e instituciones, filosofías, ideas, conceptos, leyes y
doctrinas que facilitaban y acentuaban un orden que justificaba
los privilegios, ensanchando la base y reduciendo la
cúspide, bajo una promesa: Progreso, bienestar, felicidad.
La humanidad aceptó y contribuyo a afianzar ese orden,
pero sin alcanzar jamás la tan prometida felicidad.
Fragmentos del mundo, de los países, de las comunidades,
de los grupos, de las
familias y de las personas, se acercaban, con base en el mismo
credo, cada vez más hacia esa cúspide, pero sin
llegar jamás.
A la Revolución Francesa, que fue la voz del
mundo entero intentando implementar un orden circular, sin
privilegios, se le tergiversó creando una República
con instituciones piramidales que derivaron luego en las actuales
democracias representativas, tan autocráticas como las
monarquías y los viejos imperios.
La política
económica y social global se redujo a un concepto: Una
pirámide. A nombre de la libertad, unos países
fuertes oprimen a otros débiles, y sus instituciones
oprimen a sus ciudadanos. Según el Principio de la
Pirámide, se justifica en la ética, la
estética, la política, la
economía, el derecho y la religión que un
grupo
minoritario se ubique en la cúspide de la pirámide,
acaparando bienestar, riquezas, poder, influencia, salud y
seguridad a costa del trabajo y agotamiento de una mayoría
ubicada hacia la base. Este principio supone que la base, menos
ilustrada, delega en la cúspide los controles y sistemas
de vida aplicables a todos. Por ello, una pequeña cantidad
de personas se apoderaron del mundo so pretexto de administrar el
orden para evitar caos.
El Principio de la Pirámide, antes de ser
tergiversado, tuvo su origen en la prehistoria
cuando el hombre se organizó socialmente aceptando la
autoridad de
los más capaces.
En sus inicios, la organización piramidal era
buena, pero como toda institución humana, fue
también penetrada y corrompida por quienes, desde siempre,
todo lo tergiversa y corrompen.
En un medio ambiente
hostil, plagado de animales
salvajes, efectos de la naturaleza y
razas bárbaras, Jefes y caudillos eran escogidos por su
fuerza, valor y destrezas, también por su sabiduría
para administrar justicia y lograr desarrollo humano y material,
paz, armonía y seguridad en sus comunidades,
ubicándose, sin quererlo muchas veces, hacia la
cúspide, mientras la mayoría de las personas se
ocupaban de trabajar desarrollando mecanismos de supervivencia, y
en actividades de menor responsabilidad y exigencia, ubicándose
hacia la base. Los dirigentes eran los menos, los seguidores, los
más.
Estos jefes sabios y buenos, acostumbraban rodearse de
un consejo de ancianos conocedores de las ciencias y las
artes y solían despertar la admiración, reverencia,
obediencia y mansedumbre de sus pueblos, los cuales, agradecidos
por ser gobernados con amor,
sabiduría y justicia, les colmaban de bienes, comodidades
y privilegios. Estos privilegios que los pueblos otorgaban a
ellos y a sus familias, con frecuencia incomodaban al jefe bueno
y a su consejo, pero terminaban aceptándolos, con ciertas
limitaciones, conscientes de la necesidad de los seres humildes
de engrandecer a sus benefactores.
En estos períodos la gente daba mayor importancia a la
convivencia pacífica entre ellos mismos y con los pueblos
vecinos, y compartía valores
humanos y materiales en una especie de comunidad de
iguales. Las escuelas de divina sabiduría existían
por doquier, y enseñaban a las gentes altas cualidades
espirituales: amor al prójimo, respeto por toda
forma de vida, culto al Dios Uno y Divino, inegoismo, control de
las pasiones, astronomía, matemáticas, artes, medicina.
Se iban entonces los caudillos fundadores y quedaban sus
familiares, colaboradores y amigos, que no siempre lograban
ponerse a tono con los modelos
heredados de los antecesores. En cambio, promovían toda
clase de excesos en la autoridad, los gastos, la diversión
y privilegios. Para sostenerse en el poder, fueron poco a poco
creando toda clase de instituciones y reformas en los social y
espiritual, a objeto de rebajar la moral de
las multitudes, reeducarlas y conseguir por la fuerza y la
corrupción, la mansedumbre necesaria para
perpetuarse en el poder.
Fue necesario luego educar para gobernar a los hijos de
los caudillos, ya que el pueblo, en su deseo de alargar
indefinidamente su paz y prosperidad, esperaba que los hijos
heredaran la sabiduría, justicia y amor de sus padres. Una
de las formas más rudimentarias y antiguas de la
política, que en sus inicios significaba servicio,
consistía en ocultar los males que estos jefes incapaces
traían para sus pueblos. Las sublevaciones eran sofocadas
por la fuerza, y para lograr adhesión a aquellas
administraciones funestas, fue necesario comprar con lisonjas,
oro, cargos de responsabilidad y privilegios, a los jefes
militares y familiares influyentes del caudillo fundador de la
dinastía, pueblos y naciones. Tal engrandecimiento fue
degenerando con el tiempo en un sistema de castas y clases
sociales que se hicieron del poder.
Cuando de entre los hijos de los gobernantes surgía un ser
de luz que intentaba introducir reformas morales, éticas y
espirituales buscando restituir la grandeza de sus antiguos
antecesores, pagaban con la vida semejante atrevimiento. El mal
ya se había extendido, y las clases sociales dominantes se
encargarían de mantener por los siglos de los siglos, a
sus hijos y acólitos en el poder. Las escuelas de divina
sabiduría fueron clausuradas y el mal se propago como una
epidemia. Los reinos se
ampliaron en guerras de anexión de territorios, y para
financiar orgías, banquetes y más guerras, se
cargaban más impuestos a los pueblos, antes serviles,
ahora oprimidos.
En ese afán, las mayorías fueron perdiendo sus
ideales de crecimiento humano y espiritual, para satisfacer
necesidades artificiales de progreso material y hartura de
los sentidos,
tal como veían hacer a las minorías de la
cúspide.
Desde entonces, mientras las minorías
privilegiadas viven repletas de toda clase de comodidades y
beneficios, las mayorías no satisfacen sus necesidades
básicas, en un odioso desequilibrio en la distribución de las riquezas materiales,
necesarias para el desarrollo humano.
-Ω-
Este principio de la pirámide se ha adoptado en
toda clase de organizaciones en esta civilización, ya que
se ha aceptado con sumisión que unos seres dominen a
otros.
El problema con la aplicación y viabilidad de
este modelo es que exige a quienes están arriba haber
alcanzado un mayor grado de amor, moral, sabiduría y
justicia que la mayoría. Pero, es mucho más
frecuente encontrar un alto grado de egoísmo y por ende
poca sabiduría en las decisiones que rigen a la
mayoría. Aunque se da por cierto que el hombre en general
tiende a ser egoísta, se obvia que aún
siéndolo reacciona favorablemente, mediante la moral y la
razón hacia un sentido de convivencia que reduce esta
tendencia y le armoniza con los demás.
Lamentablemente el hombre en general, como raza, como
civilización, no es hoy considerado más
próspero por sus ideales de fraternidad humana, por el
grado en que haya desarrollado su capacidad de amar al
prójimo, por su sabiduría y capacidad de obrar con
justicia y verdad, sino por la cantidad de dinero que
tenga.
GLOBALIZACIÓN DE
LA PIRÁMIDE
Las guerras de independencia
de los siglos XVIII y XIX, lograron un mayor nivel de libertad y
soberanía del que se obtuvo en toda guerra
de independencia pasada, pero muy externo y por ello temporal. A
estas primitivas formas de colonialismo les sucedieron las
empresas transnacionales de hoy día, cuya presencia impone
hábitos de consumo y formas de pensamiento único.
La humanidad vivió revoluciones que pretendieron acabar
con los privilegios, pero fracasaron a la larga, ya que los
privilegios que desmontaron adoptaron luego otras formas
más refinadas y sutiles, pero iguales en
esencia.
Con el paso de los siglos, unas razas fuertes y bien
dotadas, fuero poco a poco imponiéndose sobre otras,
expropiando y explotando el fruto de su trabajo, riquezas
naturales y adquiriendo mayor poder e influencia sobre otras
naciones. El cada vez mayor nivel de desarrollo material de estas
razas y naciones, exigió la continua depredación de
las fuentes de
vida y energía.
A las invasiones de los grandes imperios del pasado,
para anexión de territorios y reducción a esclavitud,
justificadas a veces para dominar a amenazantes razas
bárbaras, le sucedieron los sistemas coloniales y otras
formas de explotación, orientadas a aumentar el poder y la
riqueza. La transculturación que produjeron las
invasiones, implantaron y diseminaron por todo el mundo, los valores,
creencias, costumbres y sistemas de gobierno y vida de las
sociedades
madres. Esto ocurrió hace siglos, hoy se repite con
idénticas características, métodos y
razones.
A los reyes, faraones, patriarcas, príncipes y
caudillos de la historia y la prehistoria, les sucedieron los
presidentes de los últimos ciento cincuenta o doscientos
años, pero casi todos, en todas partes, eran colocados
allí, por esas clases privilegiadas, dueñas de
tierras, vidas y haciendas, más poderosas que el poder
formal de las instituciones. A nivel de países y en la
cúspide de la pirámide es poco frecuente encontrar
hoy a un ser que respete, ame y busque la evolución y
desarrollo humano de sus pueblos, sino a un jefe complaciente
colocado allí por los oligarcas herederos o nuevos ricos
que el Capitalismo, las tiranías y el orden
político contemporáneo en general, fomentan.
A la globalización de la pirámide contribuyó
el capitalismo y por ello se destruyo a sí mismo. El
capitalismo se desarrolla de la mano de la
industrialización. Estados Unidos desarrolla muchos de los
inventos Europeos
y propios y genera una industria
fabulosa. Cuando estalla la segunda guerra
mundial, Estados Unidos posee la mejor base industrial del
mundo. Europa y Asia, devastadas
por la guerra obtiene la ayuda norteamericana para su
reconstrucción y la acepta de buen grado, aunque ello
signifique pagar con sobreprecio tales ayudas. El plan Marshall
se implementa sin rechazos y con mucho éxito en Europa y
Japón…
Pero veamos cómo, el avance tecnológico es
penetrado por el capitalismo y por el ya tergiversado principio
de la pirámide, y surge el germen que termina destruyendo
luego al capitalismo.
PRIMERA MITAD
DEL SIGLO XX.
Estados Unidos e Inglaterra: Las
granjas producen alimentos
principalmente para consumo local o regional, las fábricas
producen bienes de consumo para mercados locales. El bajo nivel
de automatización y la relativamente lenta
capacidad de los mercados en desarrollarse (La mano invisible no
había nacido) modulan el desarrollo industrial. Las
fábricas prueban ser buenos negocios y los
capitales, antes invertidos casi exclusivamente en agricultura,
se destinan a las fábricas de vestidos,
automóviles, muebles y enseres, y toda clase de bienes que
nuevos inventos y maquinas producen en serie.
Surge un problema: La capacidad instalada en las fábricas,
y la agregación de valor al accionista presiona por la
colocación de más y más productos,
más y más rápido. El buen negocio atrae
más capital y
produce pingües ganancias a los accionistas. La propaganda de
guerra y la manipulación de la información
utilizada en la primera y segunda guerra
mundial para ganar apoyo demuestran que se pueden inducir
conductas en las masas y se les induce al consumo. Nacen las
escuelas de mercadeo,
publicidad y
relaciones
públicas y con mucho éxito se crean
hábitos de consumo y modas, lo cual incide en la
creación y desarrollo de nuevos mercados. Se interconectan
las ciudades con vías rápidas para
automóviles y camiones más rápidos, se
construyen barcos más grandes de transporte y
comienza el desarrollo de la aviación comercial. Se llevan
los productos a las colonias más allá del mar y se
les obliga o induce a comprarlos, se instalan las fábricas
sucursales en las colonias a objeto de estar más pronto en
los mercados. Se vuelven a saturar los mercados. Se estudia la
conducta humana y
se le manipula refinando los mecanismos publicitarios. Ford pinta
de otros colores su famoso
modelo T, le hace algunas modificaciones pequeñas pero el
modelo sigue siendo el mismo en esencia. Otro problema: Los
productos son muy buenos y la gente los puede reparar. Listo,
sacamos las partes del mercado y los hacemos defectuosos,
obligándoles a reemplazarlos.
De nuevo, se vuelven a saturar los mercados. Las
fábricas producen y producen sin freno, las ganancias
aumentan, se invierte en nuevas fábricas en ultramar donde
la mano de obra es más barata. Hay que hablar con la gente
de las universidades para que teoricen y justifiquen las
tendencias.
El gasto en investigación y desarrollo aumenta porque
los inventos y nuevas
tecnologías prueban ser muy buen negocio. Se
desarrolla la ciencia y
tecnología, con base en criterios económicos. Se
establece la teoría
del hombre económico, para justificar en la ética y
científicamente lo que venía, la acentuación
de los privilegios.
Durante la segunda mitad del siglo pasado. Estados
Unidos Capitaliza la fortaleza única que posee en el mundo
post segunda guerra. Con sus ciudades y economía intactas,
modula toda la actividad financiera y comercial desde Washington.
El Dólar sustituye a la libra esterlina y se convierte
luego en la moneda de las transacciones comerciales globales. Su
industria crece porque debe atender un mercado local y otro
global en desarrollo, y en el cual tiene una inmensa
participación debido al Plan Marshall, a su salud
financiera, a su tecnología y a su influencia
político – económica. Estados Unidos parece el gran
ejemplo a copiar ante la amenaza del comunismo que se extiende
por Europa del Este.
Pero algo ocurre tras bastidores, el desarrollo de la
ciencia y la
tecnología alcanza un alto grado de subordinación a
criterios comerciales, de rentabilidad.
El desarrollo científico queda supeditado al Capitalismo.
Si va a producir valor económico, hay fondos para ello,
de otro modo, no hay. Esto se mantiene hasta hoy, cuando se
impide a la ciencia desarrollar mejores productos si estos
afectan los intereses económicos de las transnacionales.
Los grandes capitales, cuando surge un nuevo invento, compran las
patentes y archivan los proyectos.
La globalización económica se profundiza
en la segunda mitad del siglo pasado bajo la excusa del
equilibrio competitivo. Según este principio los mercados
se auto-regulan a sí mismos, sin que el estado
intervenga. Existe una supuesta mano invisible que actúa
logrando mágicamente que mejores y más
económicos productos lleguen a las manos de compradores
felices y expectantes.
Bajo este concepto, el de la economía de mercado.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial,
condicionaron la ayuda financiera a los países quebrados
por el servicio de la deuda e ingresos mermados
por la devaluación y la inflación, a
reformas estructurales que debían fundamentalmente abrir
los mercados a las transnacionales y reducir los gastos sociales,
aumentando los costos de vida y
obviando los brotes sociales. El pensamiento Piramidal Kantiano
de la supremacía de la raza blanca les hacía
insensibles ante el llanto de gente de raza amarilla, roja o
negra.
Permítaseme hacer aquí una
inserción atrevida. ¿Quien les dijo a los
"estúpidos hombres blancos" que son mejores que sus
hermanos morenos, rojos o negros? ¿Y quién les dijo
a los morenitos, rojos y amarillos que estudian y trabajan en las
transnacionales o en posiciones gubernamentales subordinadas a
sus intereses que serían admitidos alguna vez en la
cúspide de la Pirámide?
Con énfasis en las décadas que van desde
los setentas hasta los noventas, con la profundización del
neoliberalismo, nuestra civilización alcanzo el más
alto grado de cinismo e hipocresía generalmente aceptada
que conoce la historia de la humanidad.
En las escuelas de negocios y administración de las más
prestigiosas universidades del mundo donde se educan las mentes
más brillantes del globo, se diseñan las teorías, sistemas y métodos que
intensifican la globalización, convirtiéndose en
especie de fábricas, de líneas de producción, de donde salen en masa,
ingentes cantidades de robots insensibles e inhumanos que van por
el mundo, desde sus empresas transnacionales y oficinas
gubernamentales, diseñando y ajustando una
globalización económica que empobrece más a
las mayorías y enriquece a las minorías.
El mismo viejo sistema de corrupción que se usaba hace diez mil
años, de comprar conciencias con oro y lisonjas se utiliza
hoy. Se compra a la gente con títulos y privilegios, altos
cargos en empresas-estados. Se compran diputados, jueces,
gobernadores, presidentes…y se acepta la carta de
intención del FMI.
El cinismo al que aludo es hacia la incredulidad de que
el hombre no sabía lo que hacía. En no ver con
objetividad esa realidad del modelo económico piramidal,
de la globalización, del neoliberalismo, en sus frutos,
cuyo aspecto y olor es irrefutable, ha consistido la madre de las
hipocresías.
¿No se sabía que se estaba destruyendo y
contaminando al planeta, y empobreciendo a las mayorías a
favor de las minorías? ¿Cómo podían
pararse tranquilos en sus curules los funcionarios
gubernamentales y asesinar de ese modo a su gente y a su planeta,
aceptando la globalización sin críticas?
En palabras sencillas, la globalización
económica, en lugar de generar desarrollo y riqueza para
las mayorías, creó toda clase de desastres.
¿Y cómo no iba a ser ese el resultado si su
método
estaba equivocado, o había sido diseñado
precisamente para destruir todo a su paso?
Las escuelas de negocios y administración del mundo se llenaron de
ideas, teorías y conceptos que estructuraban y
profetizaban un mundo equilibrado justo e insuperable en medio de
sociedades liberales democráticas. La ilusión de
esta idea llegó al paroxismo en los años ochenta
con la Globalización Económica y los milagros
económicos asiáticos y el milagro
Chileno.
Los países del cono sur entraron en crisis debido
a la devaluación de sus monedas y la deuda externa,
pero el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional les
salieron al paso con las famosas recetas de cambios estructurales
en las economías que profundizaban el fundamentalismo de
mercado requerido para completar el trabajo de
saquear hasta la muerte.
Nunca el mundo vivió mayor cinismo, jamás
semejante engaño y traición: El médico, el
Fondo Monetario Internacional administraba veneno al paciente en
lugar de vitaminas
¡Y cobraba por hacerlo! EL cono sur, las piernas del mundo,
se doblaron y en su caída no pudo evitarse que el tronco,
los países del norte, sufrieran traumatismos.
Los resultados de la globalización, el balance de
fines de siglo se puede ilustrar sucintamente con las siguientes
cifras:
4.9 billones de seres, es decir, el 80 % de la población mundial, vive en países en
vías de desarrollo. Al comparar los niveles de vida,
salud, educación, servicios
públicos, empleo,
seguridad
social, ahorro y
esperanza de vida, de los países en desarrollo con los
industrializados queda claramente graficada la brecha.
En resumen, el orden global en decadencia consiste
sencillamente en un sistema de países ricos a costa de
otros. En un cada vez menor número de empresas
transnacionales que controlan una masa cada vez mayor de capital.
Los grandes que son pocos, se tragan a los pequeños que
son muchos, en una insaciable sed de crecimiento
económico y destrucción del planeta que no
tiene fin. ¿Para que les sirve a los ciudadanos de los
países industrializados concentrar tanto bienestar si
sostenerlo, además de acabar con el ecosistema,
supone matar de hambre a millones de seres en el resto del mundo
y atraer a sus territorios una inmigración que muchas veces les mata
violentamente en sus propias casas?
¿Por qué casi la totalidad de los 50
billones de dólares que produce anualmente la actividad
económica mundial, va al "haber" de cuatro o cinco
naciones ricas y al "debe" de las naciones en desarrollo?
¿Cómo incide este desequilibrio en el Bienestar del
mundo? ¿Se justifica una tercera guerra mundial,
quizás la última antes de acabar con la raza
humana, para sostener el orden económico-político
global? No, por tanto, el sistema se desmonta. Veamos como
comenzó a desmontarse.
Invertir la pirámide supone colocar la base
arriba y la cúspide abajo. Voltear las cosas, ponerlas en
su sitio. En una imagen
gráfica, la mayoría se sobrepone a la
minoría, y no al revés, como ocurre desde hace
miles de años.
Los efectos acumulados del orden social basado en
privilegios y la supremacía del hombre blanco pesan tanto
en la cúspide que se aplasta a la base cuyos
límites de espacio les impulsan hacia arriba produciendo
su inversión. Esto supone un cambio ético, ya no se
acepta la noción de las diferencias en que se sustentaba
aquél equilibrio.
El desarrollo de la ciencia y
tecnología no se orientó hacia el logro de
mejores y más armoniosos sistemas de vida y
protección del medio ambiente, con el hombre como centro
de todo, sino por el contrario, se desarrollaron, con base en
principios científicos y tecnológicos, y el torcido
principio de la pirámide, mecanismos de depredación
del medio ambiente y de ahogo y corrupción de la vida en
todos sus matices.
El siglo XX en medio del frenesí de las nuevas
eras: post-industrial, revolución de la información
y sociedad del
conocimiento,
caracterizadas por reformas políticas y sociales
permitió que se produjese la mayor movilidad social vivida
por esta civilización.
Se fueron reduciendo los espacios ocupados por los
grandes en la cúspide, en una apertura justificada por la
necesidad de incorporar más gente e instituciones en la
vorágine de desarrollo económico en que
erróneamente se sumergió la
civilización.
Esta movilidad social, acentuada después de la
segunda guerra mundial, permitió que se expandiera como
una epidemia la quimera del buen camino que ofrecía el
desarrollo económico. La gente dejaba el campo para irse a
las ciudades y a la universidad o los
institutos tecnológicos, y alcanzaba cierto nivel de
prosperidad material, que de tanto buscarla durante siglos le
eclipsó y durmió bajo una ilusión de logro
que no pudo ser sostenida después, produciendo efectos que
no pudieron ser controlados por los planificadores.
A pesar de que la pirámide se adoptó hacia
adentro en las organizaciones y la jerarquía
permitió controlar a los de abajo, éstos hoy, mucho
más educados, informados y capaces que antes, pugnan por
asumir completamente, los espacios que antes no podían
ocupar.
Las revoluciones comunistas soviética, china, y
cubana, entre otras, procuraban mantener despierta al resto de la
humanidad, sin lograrlo del todo. Sus métodos generaban
desconfianza. El mayo francés, aunque atrajo la atención de las clases obreras y
estudiantiles de Europa, Asia y América, y tuvo repercusiones en otros
movimientos juveniles, femeninos y sociales, tampoco tuvo
suficiente fuerza para detener o corregir el rumbo.
Las transnacionales crecían cada vez más y
ocupaban solapadamente espacios antes reservados al estado, y
comenzaron a legislar y marcar las pautas políticas del
resto del mundo. Decretaron entonces el fin del comunismo
lográndolo mediante el ahogo económico. Se
expandió por el mundo como un reguero la noción de
que todo estaba perdido ideológicamente. Bien merecido lo
tenían los comunistas por tergiversar a Marx e implantar
sistemas aun más opresivos que el capitalista.
Paralelamente, la ilusión de prosperidad y
desarrollo que acentuaba la movilidad social influyó en
los intelectuales,
quienes contribuyeron a desarrollar el germen del pensamiento
único, ese que plantea que el máximo desarrollo social
humano ya se alcanzó con el modelo norteamericano de
democracia
liberal y prosperidad material. Las mentes más brillantes
y sinceras cayeron en la tentación de creer en las cifras
que publicaban el Banco Mundial y el FMI, interpretando tales
números como indicadores de mayor desarrollo humano cuando
se trataba simplemente de mayor destrucción humana. Aun
hoy, los gobiernos hablan de crecimiento económico y
olvidan incluir en sus informes todas las atrocidades,
injusticias, crímenes y muertes violentas que esos
números generan.
Algo escapó de las manos de los planificadores y
de los pensadores. Se estaba construyendo un mundo artificial
diseñado para crear nociones artificiales de felicidad
producidas por la satisfacción de necesidades
también artificiales cuyo tamaño y peso
haría colapsar el sistema.
En la antigüedad, las ciudades de juego y
perversión ( Tebas, Sidón, Sodoma y Gomorra ) se
mantenían al margen del resto de las ciudades y del mundo.
Quienes querían corromperse se iban allá, en una
elección más o menos libre. Si querían morir
de locura allá se quedaban, pero si decidían
regresar al mundo correcto, tenían que dejar sus malas
costumbres y hábitos fuera, y ponerse a trabajar y
respetar un orden moral, ético, social y humano basado en
el derecho, la justicia, la paz y la convivencia que les
exigía el resto del mundo.
Pero hoy día, el capitalismo prostituyó al
mundo entero en su afán de lucro y ciego egoísmo
contaminándolo absolutamente todo. El virus del Dios
Dinero se metió en toda clase de instituciones de baja o
alta influencia social: sistemas judiciales, ejecutivos,
legislativos, empresariales, educativos, medios de
comunicación masivos, iglesias, sindicatos,
fuerzas militares, intelectuales, artistas,
músicos…todo. Buscaba penetrar las mentes del mundo
entero y sustituir todo lo bueno por una noción de mundo
corrupto sólo para necios e ignorantes.
Asqueada la mayoría no corrupta, y gracias a la
escolaridad alcanzada en el siglo XX, al desarrollo de su
cultura y
pensamiento, al grado de verdad asimilada, busca hoy la humanidad
su libertad completa. Hoy la mayoría se resiste a destruir
al planeta y al prójimo. Las necesidades reales y humanas
que no satisfizo el materialismo, emergen con insospechada fuerza
y presionan en el espacio limitado de la pirámide
haciéndole colapsar e invertirse.
El hombre, después de probar suerte, y
equivocarse gradual y sostenidamente, conducido por los
egoístas capitalistas, quiere ser conducido ahora por los
humanistas.
El hombre no acepta la destrucción del planeta y
la corrupción de sus hijos en una sociedad ya demasiado
asquerosa donde no queda casi nada limpio, y consciente de que no
se puede esconder con sus hijos y hermanos indefinidamente ni
construir un nuevo mundo al margen o perdido en la selva por que
ni aún esta se salva de la vorágine, de las fauces
nunca satisfechas del capitalismo, emerge entonces el nuevo
hombre, el hombre político.
EL HOMBRE
POLÍTICO, EL NUEVO HOMBRE
La democracia no pudo ser jamás implementada
porque no existía un hombre capaz de vivir bajo ese
modelo. El pensamiento, el sentimiento y el obrar estaban
inducidos por una serie de parámetros de obediencia,
sumisión e ignorancia que impedían al hombre vivir
la libertad y responsabilidad que impone la
democracia.
Por esto, se permitió el surgimiento e
implantación de sustitutos al modelo democrático
original que conservaron su nombre pero no su esencia, tales
como: democracia liberal, democracia representativa, democracia
coherente o democracia participativa.
La esencia de la democracia está en que el pueblo
se gobierna a sí mismo, toma todas las decisiones, y los
gobernantes son servidores, no
amos.
El término democracia hay que recuperarlo, no es
necesario inventar un término o concepto nuevo porque este
sigue vigente tal como fue concebido, simplemente hay que
implementarlo con honestidad ya que
el hombre de hoy lo está pidiendo. Para la democracia
hacía falta el hombre político.
El hombre Político no se refiere a quien se
dedica a la actividad política tal como la conocemos hoy.
Sino a la concepción Aristotélica que plantea que
las actividades humanas propenden hacia la justicia mediante la
búsqueda del bien común. El Hombre político
somos todos los hombres y mujeres contemporáneos,
preocupados por el ecosistema, por la capa de ozono,
por los votantes en Ukrania, por los norteamericanos
engañados y asustados por su gobierno mentiroso y
déspota, por los niños
africanos…
El hombre político es el hombre nuevo que
salió a la calle en Caracas en Abril de 2002 a restituir a
su presidente en el poder, el mismo que protegió las
instalaciones de PDVSA que los fascistas deseaban sabotear en el
paro petrolero
de diciembre de ese mismo año, y el mismo que se niega a
seguir repitiendo las mentiras que los medios de
comunicación, en su intento de manipularle
le impelen repetir.
El Hombre Político no acepta la supremacía
del hombre blanco, porque el Hombre Político es blanco,
amarillo, rojo y también negro. El Hombre Político
somos todos. No aceptamos las diferencias y por ende tampoco los
privilegios. Para el hombre Político, nociones como el
poder, la riqueza y el bienestar tienen su fundamento en leyes
espirituales y en la lógica,
no en leyes económicas.
El Hombre Político resume todos los movimientos
libertarios que ensayó en siglos pasados y durante los
años sesenta y setenta del siglo XX. Libertad de conciencia, de
pensamiento, de acción,
de participación.
¿Qué mueve al hombre? Podría ser
una buena pregunta para desarrollar este capítulo. Para
intentar contestarla, vamos a comenzar reformulándola para
luego retomarla. Nada es estático, todo cambia, todo
evoluciona. Lo que movía al hombre ayer, no lo
mueve hoy. De forma que si tratamos de responder qué mueve
al hombre, lo debemos plantear en términos del presente.
También valdría preguntarse si lo que mueve a la
masa es lo mismo que mueve al individuo. Yo
creo que el individuo tiende a posponer sus razones
íntimas cuando desarrolla una conciencia de masa, pero se
aleja de ella cuando asimila mayor conocimiento,
presionándola para actualizarla. Si muchos seres humanos
tienen acceso a ese conocimiento, muchos seres presionaran a la
masa y conformarán una nueva conciencia de masa que mejor
les defina como individuos. Eso ocurrió en el mundo
siempre y en particular durante el siglo XX. A este
fenómeno le sucede el nuevo paradigma del Hombre
Político.
Probablemente, hasta los años cincuenta, al
hombre lo movía la necesidad del desarrollo. El mundo de
la primera mitad del siglo pasado estaba, casi en su totalidad,
inmerso en una ola de reconstrucción, masificación
de la
educación, mudanza del campo a la fábrica y de
la fábrica a la oficina. De
manera sencilla podríamos argumentar que al hombre lo
movía, en general, el deseo de progresar.
No obstante, revisemos solo un poco de historia para
aproximarnos más a la idea. Sabemos que el mundo
vivió largos períodos de oscurantismo, de los
cuales salió después de la Revolución
Francesa. Lo que no sabemos bien, porque se nos ocultó
deliberadamente, fue que la humanidad volvió a vivir
períodos de oscurantismo, cuando negoció sus logros
de 1789 aceptando migajas materiales. Las consignas de "Libertad,
Igualdad, y Fraternidad" de la Revolución Francesa, las
cambió por empleo y comodidades materiales, olvidando la
justicia, la dignidad, la
moral, y la libertad. A la humanidad celestina posterior a 1789
se le manipuló de tal forma que se permitieron movimientos
sociales revolucionarios humanistas ( El Marxismo )
sabiendo que podían ser infiltrados y destruidos en su
núcleo, como ocurrió con el comunismo
soviético y el socialismo cubano, y con todas las
tentativas de revolución ideológica que el siglo XX
vio surgir en el cono sur. Toda revolución posterior a
1789 fue infiltrada por gente perversa y asesina que
apoderándose de las posiciones de influencia cometieron
toda clase de desmanes y aun hoy, en inaudita miopía se
les justifica y se les considera héroes a algunos que
siguen vivos y a otros que ya se fueron.
Durante los años sesenta y setenta hubo
levantamientos civiles, estudiantiles y obreros en el mundo
entero. El mayo francés del sesenta y ocho que se
repitió por toda Europa y América fue seguido de
una etapa silenciosa, de un vacío ideológico que el
Capitalismo parecía llenar. El bienestar alcanzó a
mucha gente del primer mundo mientras el segundo mundo
enmudecía de adoctrinamiento y terror y el tercer mundo
pasaba hambre y miserias sin que el primero se diera por
enterado. Aun así, el silencio de los ochentas y noventas
nos hizo creer que el hombre estaba satisfecho, movido por la
fuerza natural egoísta de su bienestar
material.
¿Qué mueve al hombre hoy? ¿Hombre
Económico que busca su bienestar egoístamente?
¿Hombre psicológico, que busca reconocimiento,
también egoístamente? ¿Hombre libre de
sí mismo y sus tendencias autodestructivas?
¿Instinto de supervivencia, continuidad de la especie?
¿Miedo al dolor? ¿Amor, a Dios, a sí mismo,
al prójimo? ¿Evolución, karma, plan de
vida?
¿Deseo de prosperidad tal vez, lo cual justifica
que todo el mundo cayera rendido ante el Capitalismo y fascinado
con la globalización económica?
¿Si al hombre lo mueve su deseo de prosperidad,
por qué no todos los hombres son
prósperos?
De acuerdo con Maslow "El
hombre es un eterno necesitado". Satisfecha una necesidad,
una nueva ocupa el primer plano y el ser humano hace entonces lo
posible por satisfacerla, para luego, una vez satisfecha ver como
una nueva necesidad ocupa el primer plano y así hasta el
infinito.
Si buscásemos reconocimiento, todos los hombres
harían una carrera y publicarían sus obras, se
llenaría el mundo de filósofos y artistas consagrados. Si
buscásemos autodestruirnos, no nos quedaría,
objetivamente hablando, opción alguna salvo sentarnos a
esperar la gran catástrofe, el cataclismo final y
definitivo que acabe con todo. De hecho, muchos seres, llenos de
realidad fatalista y de amor al prójimo,
contribuirían, como los médicos que practican la
eutanasia, a
acabar más rápido con toda cosa que
palpite.
La sociedad del conocimiento de finales del siglo XX nos
condujo a generalizar el acceso al saber, y este saber nos
transforma. El conocimiento produce capacidad de respuesta, y
nuestras acertadas o desacertadas respuestas son proporcionales a
la cantidad de verdad que hayamos asimilado. Decía
Jesús hace dos mil años: "Conoce la verdad y ella
te hará libre" Cuando hemos cultivado el intelecto, la
razón y la lógica en detrimento de la
intuición y la percepción, hemos perdido capacidad de
asimilación de verdad, nos hemos limitado, y con ello
hemos limitado nuestras respuestas a las condiciones que nos
presentó la vida. Pero el desengaño que nos produce
el desacierto, el sufrimiento que nos ganamos con nuestros
yerros, nos traen irremisiblemente hacia la búsqueda del
camino correcto. Nos impelen a satisfacer la más antigua
necesidad que el materialismo no pudo satisfacer. La libertad
plena, y eso nos mueve hoy.
Sin embargo, creo que el hombre se acerca a una
noción de sí mismo un poco más integral y
menos sencilla que la simple dualidad cartesiano-cristiana que
nos caracterizó antes de 1789 y después de 1955. Me
refiero a una concepción de un hombre cuya conducta es
influida por factores metafísicos ( Sócrates,
Platón,
), existenciales ( Nietzsche),
psicológicos ( Freud ),
religiosos ( Todas ), sociales ( Rosseau ), económicos (
Smith, Marx… ) políticos..(Platón,
Aristóteles)…
¿Qué mueve al hombre? La idea de la
libertad como motivador, cómo fin ulterior es fascinante.
La libertad de todo lo que le oprime, aún de la
razón. (¿No es acaso opresora la racionalidad?)
Quizás en nuestro inconsciente este archivada la memoria de
un estado de libertad-felicidad-totalidad, que buscamos
eternamente. Quizás, porque no lo sabemos a plenitud,
buscamos en el placer una salida temporal para bajar la neurosis.
Quizás, por eso nunca estamos contentos con nada, y en
cada logro, alcanzamos una felicidad efímera y un
vacío que nos aprestamos a llenar de inmediato en alguna
nueva actividad. Quizás por eso la individualista y
súper capitalista sociedad norteamericana no logra
todavía la plena felicidad a pesar de tanta prosperidad y
bienestar material y vive en cambio atemorizada porque le
inculcan la necesidad de atender su seguridad para esconderle
todo el mal que hace a la humanidad cuando suscribe a los Bush en
el poder.
Platón hace mucho nos hablaba de un yo que se subyuga y
humilla ante una fuerza que le trasciende y que es dueña
de su vida (El más allá), presentándonos de
nuevo la noción del hombre integrado por un lado divino y
otro humano que coexisten y se alternan. Mientras Niestzche, en
"Así hablaba Zaratustra" pone el eslabón que
comunica lo humano con lo divino: El Superhombre se mete en el
pantano hasta la médula, se humaniza, saborea todos los
placeres humanos hasta hartarse, comete todos los errores
posibles y se fortalece en ello, se supera a sí mismo,
vence la idea, descorre el velo, y se liberta, para luego emerger
de sus miserias reinando sobre sí mismo. La humanidad
entera parece haber transitado ese camino del que hablaba
Nietzsche y hoy emerge fortalecida. Tal vez deberíamos
llamar al hombre político, sencillamente,
Superhombre.
No ahondaremos aquí en lo que está pasando
en Venezuela ya
que estamos viviendo con intensidad los cambios que hemos
abordado extensamente en capítulos anteriores. Nos
referiremos en líneas gruesas al Rol de Venezuela en el
proceso de
cambios que vive el mundo.
Una vez más, como ocurrió en las guerras
libertadoras de Bolívar, Venezuela asume el liderazgo en
la región y muestra el camino. En las guerras del siglo
XIX la libertad que mostramos y contribuimos a lograr en la
región, fue externa. La América
Latina se libertó del yugo imperialista español
asumiendo el gobierno y creando repúblicas.
La libertad, como idea, va más allá de lo
material. Comienza por el conocimiento que modula el pensamiento
y este el sentimiento y por ultimo la acción. La nuestra
es una revolución de pensamiento.
Hoy nuestra lucha es ideológica ante todo y
apunta hacia un cambio en la concepción de la vida, del
derecho y de la responsabilidad ante el hombre mismo y su
entorno. El Hombre Político, ya despertó en
Venezuela y exige un reordenamiento que le permita desarrollarse.
El actual gobierno encarna ese desarrollo mediante un
interlocutor válido que adelanta reformas que permiten ese
pensamiento y esa acción.
Cuando en Venezuela se implementa a partir de esa
concepción de libertad interna, la democracia. Se abren,
como en ningún otro país en el mundo los espacios
de participación política, social,
cultural y económica que antes le estaban cerrados y que
la globalización alienaba y condicionaba.
En Venezuela como en ningún otro país en
el mundo jamás, se da un impulso inédito a la
economía social y al cooperativismo. Al tiempo que se fomenta una
economía productiva, orgánica y auto abastecida no
sólo en los alimentos y bienes básicos, sino en
medios de producción y tecnología.
La democracia venezolana era célebre y
considerada una de las más antiguas de la región.
Sin embargo, la nuestra no era una democracia sino un sistema
bipartidista autocrático y feudal muy parecido a la
monarquía. Toda la corrupción del
principio de la pirámide hizo en Venezuela los mismos
estragos que en otros países. El elemento diferenciador, y
quizás el que permite que nuestro caso sea tan visible es
el nivel de pobreza de la generalidad en medio de tanta riqueza.
Probablemente ningún país del mundo ha sido tan
saqueado como el nuestro porque probablemente ningún
país del mundo reúne tanta riqueza como el
nuestro.
Otro elemento diferenciador es, probablemente, que somos
el primer país en la región y en el mundo en
transformar todas nuestras instituciones fundamentales sin guerra
civil a escala.
También el primer país en el cual el líder
por el cual la gente votó, no sólo no
traicionó al pueblo después aliándose con
los poderes establecidos y efectuando las reformas más
importantes ofrecidas en la campaña electoral, sino que,
más insólito aun, los poderes establecidos no
pudieron retirarlo.
Estos fenómenos impactan la vida venezolana en
todos sus órdenes y tienen fuerte influencia en el mundo
entero, comenzando por el continente.
El mundo entero, en particular los sectores empobrecidos
y oprimidos, ha buscado salidas sin hallarlas, y Venezuela, sin
violencia generalizada, muestra el camino.
Venezuela marca la pauta,
construye un modelo a partir de la praxis. En
Venezuela se libra una guerra civil, no contra el cuerpo de sus
hermanos, sino contra su pensamiento. La nuestra es una
revolución humanística, una revolución
pacífica, una guerra ideológica que afecta lo
económico poniéndolo en su lugar. Se sustituye
lo tuyo y lo mío, por lo nuestro, sin
igualarnos a la fuerza, como pretendieron otros. Y esto permite
un reordenamiento general de la vida en todos sus
ámbitos.
Esa es la fórmula venezolana. Actualizar sus
sistemas artificiales. Estamos mostrando al mundo la
fórmula sin mucho marco conceptual salvo profundizar
en justicia y en la implementación de un sistema
político que entrega el poder a la gente y la educa,
sana y alimenta para que lo asuma.
FIN-
Orlando Andrade