- Responsabilidad Social
Empresarial, Una revisión conceptual - La Responsabilidad Social
Empresarial, en el mundo - La Responsabilidad Social
Empresarial, en América Latina y
Chile - Globalización, niveles de
pobreza y desarrollo humano, en Chile - Reflexión final:
¿Es la Responsabilidad Social Empresarial, un
herramienta efectiva para el combate contra la pobreza en
Chile? - Bibliografía
El controvertido mundo empresarial, ha tenido grandes
cambios en los últimos años, especialmente por el
fenómeno de la Globalización que ha impulsado grandemente
la apertura mundial a los mercados. Muchas
compañías han obtenido grandiosas utilidades,
mediante fusiones
millonarias, lo que a su vez, ha afectado radicalmente a otras
empresas,
especialmente medianas y pequeñas, que han sucumbido,
así como, a miles de trabajadores que en el mundo entero
han quedado desempleados.
Asimismo, han ocurrido grandes desastres
medioambientales, sociales, financieros y económicos,
provocados por algunas compañías inescrupulosas,
que cegadas por la ambición, han traspasado con creces la
línea de los valores
éticos, para alcanzar ganancias
estratosféricas.
Estos hechos han suscitado tanto la admiración
como el rechazo en el mundo entero, pero también grandes
crisis
económicas y monetarias, desastres medioambientales y
sociales, que han profundizado los fenómenos de
exclusión y desigualdad de los sectores más
vulnerables de la población, aumentando aún más
la brecha existente entre ricos y pobres, especialmente en los
países del tercer mundo.
En este contexto, podemos visualizar que las empresas
tienen grandes responsabilidades, no sólo frente a los
procesos de
desarrollo
económico, sino que también y sobretodo, en
términos sociales y medioambientales. En las
últimas décadas, especialmente en el mundo
desarrollado, cobra gran sentido el desarrollo teórico del
concepto de
Responsabilidad
Social Empresarial (RSE), como un modo de poner coto a una
actitud
empresarial, que está fuera de todo valor
ético, centrándose únicamente en la
obtención de ganancias.
En el mundo desarrollado, la discusión
pública acerca de las responsabilidades empresariales,
está en debate
plenamente. Incluso se ha implementado normativas legales
-especialmente en torno a los temas
medioambientales- e iniciativas voluntarias, como el Pacto
Global, impulsado por las Naciones Unidas.
En América
Latina, en general y en Chile en particular, la
discusión es aún incipiente. Sin embargo, ya se
deja notar, puesto que se están desarrollando debates y
encuentros, seminarios y mesas redondas en torno a la RSE, entre
representantes gubernamentales, de los empresarios y la sociedad civil,
en general. Todo este trabajo,
está teniendo resultados positivos, pues algunas empresas
chilenas y extranjeras en nuestro país, han comenzado a
adoptar acciones de
RSE.
Pero también la sociedad en su
conjunto -aunque muy incipientemente todavía- está
tomando conciencia de su
gran importancia, especialmente por la relación que se
establece entre la RSE y los problemas de
exclusión, pobreza e
inequidad social. Además y de acuerdo a estudios de
opinión
pública realizados, las personas están
asumiendo actitudes de
consumidores responsables, exigiendo a las empresas un aporte al
desarrollo
sostenible del país, lo que implica acciones
voluntarias, que van más allá del cumplimiento de
la legislación vigente.
El presente trabajo, primeramente presenta una
revisión conceptual, acerca del significado de la Responsabilidad Social Empresarial y sus
diferentes modalidades y acepciones. En segundo término,
se presenta un panorama de la evolución y situación actual de la
RSE en el mundo, especialmente en Europa y EE.UU,
donde ha habido una mayor evolución, a través del
concepto de Desarrollo Sostenible. Posteriormente, se analiza la
situación de la RSE en América
Latina en general y de Chile en particular, que como
señaláramos anteriormente, está en una etapa
evolutiva mucho menor, con relación al mundo
desarrollado.
En los siguientes apartados, se establece una
relación entre Globalización, niveles de pobreza y
Desarrollo
humano en Chile, para poder mostrar
que la pobreza, es un
tema complejo con muchas aristas y por tanto de difícil
resolución, donde el trabajo
conjunto entre gobierno,
empresarios y sociedad civil, juega un importante papel en la
superación de la pobreza.
Finalmente y a modo de conclusión, se entrega una
reflexión final, en torno a la pregunta: ¿Es la
Responsabilidad Social Empresarial, un herramienta efectiva para
el combate contra la pobreza en Chile?, reflexión que
apela a los valores
éticos de las empresas, las cuales juegan un importante
papel en esta lucha, mediante la asunción de acciones de
buenas práctica en términos de RSE. Lo importante
es que en este intento, ya hay empresas comprometidas y aunque
aún queda un largo camino por recorrer, este ya ha
comenzado.
Responsabilidad Social Empresarial, una
revisión conceptual.
Una revisión general del concepto, permite
constatar que no existe consenso, tanto en las instituciones
nacionales como internacionales, para definir lo que denominamos
Responsabilidad Social Empresarial (en adelante RSE) o
Corporativa.
Algunos organismos utilizan sinónimos como
ciudadanía corporativa o sustentabilidad,
para este concepto. Sin embargo, para comprender mejor su
magnitud, se entregarán las acepciones que presentan
organismos internacionales públicos, tales como, Unión
Europea, Naciones Unidas, Organización para la Cooperación y
el Desarrollo
Económico y privados como WBCSD (World Business
Council for Sustainable Development) y CSR Europe.
En nuestro país, el término RSE, es
bastante nuevo y son pocas las empresas que lo aplican, sin
embargo, ha derivado de lo que antiguamente se entendía
por filantropía o ayuda caritativa. La ONG Prohumana
y la
Organización Acción
Empresarial (actual AcciónRSE), a través de
publicaciones y de sus respectivos portales en Internet, son quienes
más difunden esta tendencia, que se ha ido instalando en
el discurso de
diversos actores en nuestra sociedad, especialmente en los
últimos años.
a) Comisión de las Comunidades Europeas
(Unión Europea): El libro verde:
"Fomentar un marco para la responsabilidad social de las
empresas", fue presentado por esta comisión en Julio de
2001, "…cuyo objetivo
más importante es favorecer un amplio debate en Europa
sobre las relaciones empresa y
sociedad (…) en el Libro Verde existen ejes de
argumentación de una enorme significación. Sobre
todo, con relación a la necesidad de una mayor
coherencia de las actuaciones públicas y privadas con el
modelo
social europeo (…) describe lo que deberían ser las
finalidades y responsabilidades de las empresas, que deben
considerar las demandas y presiones de los consumidores, los
trabajadores, inversores y de la opinión pública,
a favor de una ampliación de las responsabilidades
empresariales, más allá de las exigencias
contempladas en las leyes y
regulaciones". En este libro la RSE, se define como "La
integración voluntaria, por parte de las
empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en
sus operaciones
comerciales y sus relaciones con sus interlocutores" .
También la definen como: "Un concepto con arreglo al
cual las empresas deciden voluntariamente contribuir al logro
de una sociedad mejor y un medio
ambiente más limpio".
b) Organización de las Naciones Unidas:
El "Global Compact". En Enero de 1999 y puesto en marcha en
Julio de 2000, el Secretario General de las Naciones Unidas,
Kofi Annan, propuso la idea de un Pacto Global, el cual se
propone contribuir a que los mercados sean más
sustentables y que incluyan a todos. Además el Pacto
intenta promover una relación más
fructífera entre empresa y sociedad, dando especial
importancia a los más pobres . "El pacto desafía
a los líderes empresariales a promover y aplicar, dentro
del ámbito de sus empresas, nueve principios
vinculados a los Derechos
Humanos, a Estándares en el Trabajo y al Medio
Ambiente. La
finalidad es ayudar a fortalecer los pilares sociales de los
cuales cualquier economía, incluida
la economía global, debe estar empapada si quiere
sobrevivir y crecer. Los principios se derivan de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, de los
Principios Fundamentales sobre los Derechos en el Trabajo de la
Organización Internacional del Trabajo, y de los
Principios de Río, sobre Medio Ambiente y
desarrollo".
c) Global Reporting Initiative: Sustainability
Reporting Guidelines: La iniciativa de divulgación
Global (GRI), creada en 1997, llega a ser independiente en
2002. Es un centro de colaboración oficial del programa
ambiental de Naciones Unidas (UNEP) y de trabajos en la
cooperación con Global Compact de la ONU. Es una
institución cuya misión
es desarrollar y divulgar las dimensiones económicas,
ambientales y sociales de sus actividades, productos y
servicios.
El GRI incorpora la participación activa de
representantes de negocios, de
la contabilidad, de la inversión, de derechos ambientales,
humanos, de la investigación y de organizaciones
de trabajo alrededor del mundo. Intenta que la información sobre cuestiones sociales y
ambientales, tengan la misma relevancia que la
económica, para lo cual establece directrices para la
elaboración de memorias
anuales de las empresas . Sin embargo, se le cuestiona, que su
planteamiento es más bien operativo y no define
conceptualmente el significado de RSE y su alcance respecto al
desarrollo.
d) Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico: En 1976, se elaboraron las
directrices de la OCDE, las cuales fueron revisadas en el 2000,
especialmente para empresas multinacionales. Estas directrices
contienen recomendaciones sobre aspectos sociales y
ambientales, aceptadas por 30 gobiernos incluidos Argentina,
Chile y Brasil.
Promueve y define la responsabilidad corporativa, a
través de una serie de Principios y normas
voluntarias para una conducta
empresarial responsable, compatible con las legislaciones
aplicables, potenciando la contribución de las empresas
multinacionales al desarrollo sostenible que garantice una
coherencia entre objetivos
económicos, sociales y ambientales, con el fin de
restablecer y mantener la confianza del público en las
sociedades y
los mercados.
e) World Business Council for Sustainable
Developtment: El Consejo Empresarial Mundial para el
Desarrollo Sostenible, es una red de 150 empresas
internacionales de más de 30 países. Se funda
durante el período previo a la Conferencia de
las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en
Río en 1992. Ha impulsado una serie de diálogos
sobre los stakeholders (partes interesadas que rodean a
las empresas: empleados, accionistas, proveedores,
consumidores y comunidad en
general), que se centran en desarrollar el concepto de RSE,
identificando sus elementos constitutivos. Define la RSE, como
"el compromiso de la empresa para
contribuir al desarrollo económico sostenible, trabajar
con los empleados, sus familias, la sociedad y la comunidad
local en general para mejorar su calidad de
vida (…) La RSE constituye un concepto fundamental, como
libertad o
igualdad que
continuamente se redefine para que sirva a necesidades y
tiempos en continuo cambio (…)
Una estrategia de
RSE coherente, basada en la integridad, valores sólidos
y una aproximación a largo plazo, ofrece claros
beneficios empresariales a las empresas y una
contribución positiva al bienestar de la sociedad" En
este contexto, el WBCSD, considera que la RSE es un elemento
clave para el futuro sostenible.
f) Corporate Social Responsability Europe: Es
una red europea
creada en 1995 por 48 empresas, bajo el nombre de "European
Business Network for Social Cohesión". Esta
organización no ofrece una definición
única de RSE, sino que cada país desarrolla la
propia. Así el socio español, la define como "El operar de
una empresa de
una forma que excede las expectativas generales que la sociedad
tiene con relación a las empresas. La RSC es mas que una
colección de prácticas específicas o
iniciativas locales motivadas por razones de marketing,
relaciones
públicas u otros beneficios para la empresa. Debe
ser vista como una serie completa de políticas y programas que
están integrados en todas las operaciones y
políticas de la empresa".
g) Canadian Business for Social Responsability:
Asociación canadiense fundada en 1995, que reúne
a más de 110 empresas, a las cuales apoya en la
implementación a largo plazo de políticas y
prácticas que fomenten el éxito
sostenido y responsable frente a las exigencias de sus
principales accionistas, inversionistas, empleados/as, clientes,
socios corporativos, la comunidad y el medio ambiente. En este
contexto, esta organización define "…la
responsabilidad social empresarial como un proceso de
tres etapas. En la primera, las empresas buscan evitar hacer
daño
a los tres pilares de la sustentabilidad (económico,
social y ambiental), garantizando la seguridad de
los/las trabajadores/as y de los productos, evitando la
corrupción y mitigando los riesgos
financieros. En la segunda etapa las empresas inician el
proceso de consulta con sus accionistas y socios, incorporando
sus intereses y valores al modelo empresarial. En la etapa
final, las empresas están completamente comprometidas
con sus socios, aumentando al máximo sus oportunidades
económicas, sociales y ambientales". Además, se
promueve una responsabilidad social proactiva, "…en la que la
empresa revisa sus políticas corporativas centrales y
determina cómo canalizarlas para lograr algún
cambio positivo".
h) Fundación Prohumana:
Organización sin fines de lucro, que nace en nuestro
país, durante el año 1999, con el
propósito de promover una cultura de
responsabilidad social empresarial en Chile, vía
liderazgo
temático y creación de redes y encuentros. Junto
al PNUD, han desarrollado el portal www.plazanueva.org,
que tiene por finalidad promover la cooperación e
intercambio de experiencias, el compromiso y desarrollo de
buenas prácticas a través de numerosas
publicaciones, una revista
trimestral y estudios de casos. Esta organización,
define RSE "…como el compromiso que asumen las empresas a
través de sus planes estratégicos con las
necesidades que emanan de sus políticas internas y
externas más allá del beneficio inmediato y la
generación de riqueza". En este contexto, la empresa
pasa a tener un nuevo rol dentro de la sociedad, "…ya no como
meramente limitada al ámbito de mercado,
sino como sujeto de acción al interior de la sociedad y
pieza clave para el desarrollo
social y económico del país".
i) Acción Empresarial (en Junio 2004, ha
cambiado su nombre a Acción RSE): Es una
organización sin fines de lucro, que surge en el
año 2000, en Chile con el fin de promover la RSE entre
las empresas que están operando en nuestro país.
Al igual que otros organismos, coincide en que no existe una
definición única de RSE, sin embargo, incorpora
valores, normas y diversos aspectos ya señalados por
otros organismos. La define como "… una visión de los
negocios que incorpora el respeto por
los valores éticos, las personas, las comunidades y el
medio ambiente (…)es vista como un amplio set de
políticas, prácticas y programas que son
integrados a través de la operación empresarial y
que soporta el proceso de toma de
decisiones y es premiado por la
administración". Así también, esta
organización ha elaborado indicadores
de responsabilidad social empresarial, como una herramienta de
gestión y evaluación para las empresas interesadas
en desempeñarse de forma socialmente
responsable.
La
Responsabilidad Social Empresarial, en el mundo.
Como podemos ver, la RSE en el mundo está
muchísimo más difundida que en nuestro país.
Sin embargo, "…aunque el término se utiliza desde los
años sesenta, especialmente en las sociedades de cultura
anglosajonas, como Estados Unidos,
Canadá o el Reino Unido, ha sido en la parte final del
último decenio cuando las reflexiones sobre las relaciones
empresa y sociedad han adquirido una nueva y extraordinaria
actualidad, en un ambiente intelectual dominado por el debate y
la crítica
a las consecuencias sociales más negativas de la
globalización".
En efecto, por una parte los escándalos
financieros protagonizados por algunas compañías
como Enron y Worldcom en Estados Unidos en particular y por otra,
el grave daño que muchas empresas en el mundo entero han
producido al medioambiente, a trabajadores y a diversas
comunidades, especialmente en el tercer mundo por
compañías multinacionales, han movilizado a muchos
activistas de Organismos no gubernamentales, a denunciar estos
daños. Estas crisis y protestas, que se produjeron
especialmente en los años 90, han influido decisivamente
en el proceso de toma conciencia de la responsabilidad social que
le cabe a las empresas, así como, del rol social que deben
asumir, tanto interna como externamente a ellas. Además,
han ido creando fuertes corrientes de opinión
pública, a favor de una mayor responsabilidad social
empresarial, en relación con los intereses generales de la
sociedad y sus objetivos de desarrollo
económico.
En este contexto, el concepto de "desarrollo sostenible"
cobra una gran relevancia, especialmente en los países
miembros de la Unión Europea, quienes han elaborado
propuestas sobre responsabilidad social, que identifican las
exigencias y requisitos de la RSE, con los objetivos de
desarrollo sostenible. En la propuesta presentada por el Consejo
Europeo de Gotemburgo el año 2001, "…se afirma que el
desarrollo sostenible ofrece a Europa la visión de
‘una sociedad más próspera y justa y que
promete un medio ambiente más limpio, seguro y
sano’, por lo que es necesaria una mayor relación
entre los objetivos de crecimiento
económico y de progreso social, con una actitud
permanente de máximo respeto al medio ambiente(…)estas
decisiones de la Unión Europea definen un nuevo marco
general de responsabilidad de las empresas ante los retos del
desarrollo sostenible".
El desarrollo sostenible, fue adoptado en la Conferencia
de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Junio de
1992. "La llamada cumbre de Río situó al ser humano
en el centro de las preocupaciones del desarrollo, lo que junto
con la protección del medio ambiente como parte integrante
del crecimiento económico y la lucha para erradicar la
pobreza como un objetivo de todas las personas, constituyeron los
tres ejes de la definición de sostenibilidad". Sin
embargo, en los años posteriores, el concepto de
desarrollo sostenible, ha ido poniendo su acento en temas de
carácter más social, tales como la
reducción de la pobreza y el hambre en el
mundo.
En este contexto, Jannik Lindbaek, personero noruego,
señaló en un reciente seminario en
Caracas, que: "el problema de más largo alcance, el mayor
reto al cual se enfrenta la humanidad es el de reducir la
pobreza. Personalmente creo que no tendremos éxito en
reducir la pobreza si no tenemos crecimiento económico.
Más aún, creo que no tendremos crecimiento
económico sin un sector privado pujante. El crecimiento
económico es de por sí importante, pero no
suficiente. Para que el crecimiento económico sea
sostenible en el tiempo es
necesario que eche raíces en una sociedad que funcione
bien. Por lo tanto, la relación entre la empresa y la
sociedad tiene importancia vital".
Lindbaek establece una diferenciación entre
resultados a corto y largo plazo de una compañía,
en relación a la presión
cada vez mayor desde la sociedad, para que participe en la
reducción de la pobreza. Al respecto se pregunta:
"¿hay acaso un imperativo ético además del
interés
comercial a largo plazo? Yo lo creo. La presión sobre el
mundo de los negocios para que participe en la reducción
de la pobreza por encima de sus propias inversiones
rentables sigue creciendo todo el tiempo (…)Para defender sus
intereses de largo plazo, una compañía
multinacional tiene que tomar en cuenta su posición en
cuanto a problemas globales tales como la reducción de la
pobreza, los derechos humanos, problemas de salud, problemas
ambientales y corrupción".
Ya a comienzos de la década 90 en Europa,
específicamente en 1993, se crean redes europeas de
empresas, incentivadas por la llamada del presidente Jacques
Delors. "Más recientemente, en Marzo de 2000, el Consejo
Europeo de Lisboa apeló en particular al sentido de
responsabilidad social de las empresas en lo relativo a las
prácticas correctas en materia de
aprendizaje
permanente, organización del trabajo, igualdad de
oportunidades, inclusión social y desarrollo
sostenible".
En este contexto, el Libro Verde, cuyo origen
inmediato está en el Consejo Europeo de Gotemburgo de
Junio de 2001, apela a la responsabilidad social de las empresas,
en términos del logro de una mayor inclusión
social, elevando los niveles de empleos, respeto a los derechos
humanos y protección al medio ambiente; sin embargo, este
documento se centra especialmente en el ámbito social.
Este concepto de RSE, se aplica sobre todo en las grandes
empresas, pero esto no excluye a las pequeñas y medianas,
como también a las empresas públicas y privadas,
así como a las cooperativas.
El Libro Verde establece una dimensión tanto
externa como interna de la RSE. En la dimensión interna,
contempla a los trabajadores, accionistas y la gestión de
los recursos
naturales en los aspectos productivos que afectan al medio
ambiente. La dimensión externa, está referida a los
proveedores, consumidores, clientes, público en general,
así como, los organismos públicos de gobierno y
organizaciones no gubernamentales. En este contexto, el documento
pone de manifiesto que las empresas deben estar concientes que
tanto proveedores como clientes y público en general,
pueden afectarlas en toda la cadena del proceso productivo,
asimismo, las medidas de RSE que las empresas adopten van a
afectar también a sus socios económicos. En este
contexto, surge el concepto de "buenas prácticas",
referido al cumplimiento de una serie de códigos de
conducta y normas de obligado cumplimiento. Sin embargo, se
insiste en que estas normas no deben nunca sustituir a las
legislaciones laborales, medioambientales y de derechos humanos
existentes en cada país.
Cabe destacar que el enfoque global de RSE, adoptado por
el Libro Verde, señala que la responsabilidad social
sólo puede ser asumida por las empresas y "…las
demás partes interesadas, en particular los trabajadores,
los consumidores y los inversores pueden desempeñar un
papel fundamental en su propio interés o en nombre de
otros interesados en ámbitos tales como los de las
condiciones laborales, el medioambiente o los derechos humanos,
instando a las empresas a adoptar prácticas socialmente
responsable.
Esto requiere una verdadera transparencia sobre el
comportamiento
social y ecológico de las empresas". Podemos ver en este
planteamiento, el grado de compromiso que adquieren las empresas
europeas que asumen una RSE, llevando adelante el cumplimiento
serio y cabal de todas las normativas de responsabilidad
señaladas, tanto interna como externa a ella. Estas
empresas se constituyen en modelos a
seguir por aquellas que aún no se integran a esta cadena,
siendo además responsables de difundir estas
prácticas y normativas.
En el contexto político, a nivel internacional,
en las políticas comerciales y de cooperación para
el desarrollo, "…la Unión Europea incide directamente en
ámbitos relacionados con el comportamiento de los
mercados. Por lo tanto, el enfoque europeo de la responsabilidad
social de las empresas debe reflejar y estar integrado en el
contexto más amplio en que se inscriben diversas
iniciativas internacionales, tales como el pacto mundial de las
Naciones Unidas(…)la declaración tripartita de la OIT
sobre las empresas multinacionales y la política
social(…)y las directrices de la OCDE para las empresas
multinacionales". Estas no constituyen conductas legales
obligatorias, sin embargo, la Comisión Europea y en
particular los gobiernos europeos que la integran, se han
comprometido a apoyar estas normativas, fomentando su
cumplimiento, en el ámbito empresarial.
Un aspecto importante que considera el Libro Verde en su
parte final, tiene que ver con las inversiones consideradas
socialmente responsables. Estos fondos pueden ser vistos desde un
punto de vista negativo (empresas que fabrican armas, tabaco o alcohol, o
bien, aquellas que generan residuos no reciclables) o positivo
(empresas que cumplen criterios sociales y ecológicos
específicos).
Las inversiones socialmente responsables, son aquellas
que se realizan en este último tipo de empresas. En este
contexto, se intenta promover este tipo de inversión en
los mercados
financieros, a través de un "activismo accionarial".
Estos fondos también llamados éticos, pretenden ser
una alternativa válida para aquellas entidades sociales o
inversores que desean garantizar que sus inversiones no van a
empresas que chocan con sus principios éticos y
sociales.
En este sentido, las empresas se ven enfrentadas a
diversas herramientas e
instrumentos de
medición, así como, a un gran número de
requerimientos de información, lo que podría llegar
a provocar una creciente aversión de parte de las
empresas, así como su negación a cooperar. "Para
solucionar este problema, se están realizando los primeros
intentos de armonizar la elaboración de los informes
sociales, a los que se han sumado las agencias de selección
más importantes. No obstante, debe haber mayor
convergencia entre los indicadores elaborados por las empresas y
los criterios utilizados por los analistas para evaluar los
resultados sociales de las compañías y sus
comportamientos ecológicos".
Tanto los fondos denominados "verdes" como "socialmente
responsables", están referidos ambos, a aspectos
medioambientales, de evaluación del impacto social y
económico de las empresas. Resulta impensable un fondo
denominado socialmente responsable o ético que perjudique
el medioambiente. Asimismo resultaría contradictorio, un
fondo que respete el medioambiente y no se preocupe por los
aspectos sociales de su empresa o su entorno comunitario. "La
inversión ética
es(…)una filosofía de inversión que mezcla
objetivos éticos, medioambientales y sociales con
objetivos puramente financieros".
Estos fondos se han ido expandiendo paulatinamente por
toda Europa, siendo el primero en crearse en Gran Bretaña,
en 1984. Desde entonces, se han creado en Francia,
Italia, Alemania,
España
y Los Países Bajos. Sin embargo, es en Estados Unidos
donde han tenido mayor auge: "…más del 97% de los
gestores que operan carteras o fondos con cribas sociales o
medioambientales evitan invertir en empresas tabaqueras. Otras
cribas incluyen: juego, 72%;
comercio de
armas, 69%; alcohol, 68%; aborto 50%;
medioambiente, 37%; relaciones
laborales, 25%; derechos humanos, 23%, protección de
los animales,
7%".
Al respecto podemos señalar que en un corto
período de dos años "…de 1995 a 1997, la cantidad
invertida en Estados Unidos en fondos socialmente responsables se
ha incrementado un 326% pasando de alrededor de 25 a más
de 80 billones de pesetas". Gran Bretaña es el país
que le sigue en volumen de
inversión en fondos socialmente responsable, "…con un
patrimonio
superior a 525.000 millones de pesetas invertido".
Sin embargo, aún cuando en Estados Unidos podemos
ver que el tema de la RSE está bastante arraigado y
difundido, existen graves contradicciones, especialmente en temas
medioambientales. Un ejemplo es el retiro del gobierno de los
Estados Unidos del Protocolo de
Kyoto, sobre Cambio Climático, celebrado en Marrakech, en
Octubre 2001 (para que los países industrializados
reduzcan sus emisiones de carbono en un
5% en un período de cinco años, entre 2008 y el
2012): "Por su parte los EEUU, país líder
de la economía
mundial y también de sus emisiones (20% del total
mundial), lejos de aceptar y ratificar el Protocolo de Kyoto, se
retiró el año pasado del mismo, alegando que el
Protocolo supone una carga intolerable para la economía de
los EEUU, y que las naciones en desarrollo deberían estar
exentas de limitar sus emisiones de CO2, metano y otros
gases de
efecto invernadero".
En este contexto, el presidente Bush presentó
posteriormente en 2002, una alternativa a dicho Protocolo,
señalando que las industrias
debieran voluntariamente ir reduciendo de forma gradual sus
emisiones contaminantes, mediante estímulos fiscales. Cabe
señalar que el calentamiento global de la tierra por
efectos de los contaminantes atmosféricos, ha sido un tema
ampliamente difundido y denunciado por organismos
científicos y ONG’s medioambientales en todo el
mundo, como un problema de suma gravedad para la subsistencia del
planeta.
Existe una tendencia a medir tanto cualitativa como
cuantitativamente a las empresas inversoras, en su gestión
socialmente responsable. Estados Unidos, es el país que
cuenta con un mayor número de instrumentos de medición al respecto y están por
tanto más desarrollados: "…el DOMINI 400 SOCIAL INDEX,
compuesto por 400 empresas de las cuales 250 están
incluidas en S&P 500, y el CITIZENS 300, que contiene 200 de
las empresas del S&P 500 y está formado por un total
de 300 empresas. El primero ha obtenido una rentabilidad
del período 1990-1998 del 442 % mejorando claramente la
rentabilidad del S&P 500 que fue del 365,6%. El CITIZENS 300
INDEX, en el período 1994-1998, también ha
demostrado la oportunidad financiera de invertir con
responsabilidad social obteniendo una rentabilidad del 260,3%
comparada con el 189,3% del S&P 500".
Podemos visualizar en esta rápida mirada, la
evolución que ha experimentado la RSE en el mundo
desarrollado. En la actualidad ha logrado un avance considerable,
tanto desde las normativas elaboradas por los gobiernos, que
aunque no son de carácter obligatoria, muchas empresas ya
han adoptado, como desde el proceso de toma de conciencia en el
empresariado y en los ciudadanos europeos. Este proceso ha
permitido que las personas, vayan usando sus conocimientos y
poder colectivo para presionar a las empresas a actuar de forma
más responsable, no sólo en torno a los temas
medioambientales, sino que también, en el respeto a los
derechos humanos, la no discriminación en el ámbito laboral y la
participación e inclusión social de la
comunidad.
La
Responsabilidad Social Empresarial, en América Latina y
Chile.
Los países Latinoamericanos y Chile en
particular, están en un proceso bastante más
incipiente en términos de RSE, comparado con el nivel
alcanzado en el mundo desarrollado. Sin embargo, tanto los
gobiernos como diversas organizaciones de la sociedad civil y
también algunas compañías, se han unido para
llegar a acuerdos en torno a la adopción
voluntaria de normativas de RSE, especialmente en temas
medioambientales y de apoyo a la comunidad. Especialmente las
multinacionales, cuyas acciones son las que realizan en sus
empresas en el extranjero, aplicándolas en el medio
latinoamericano. Pero también, por que los tratados de
libre comercio
internacionales, han comenzado a exigir el cumplimiento de estas
normativas de responsabilidad social a las empresas, en
congruencia con preceptos establecidos por organismos
internacionales del trabajo, medioambientales, de derechos
humanos, etc.
En este contexto, se está creando en
América Latina una nutrida red de organizaciones no
gubernamentales, dedicadas a la difusión y trabajo
conjunto con las empresas, en el tema de la RSE, especialmente en
inversiones hacia la comunidad y la acción social. Los
países que están a la vanguardia en
este trabajo, son Brasil y México,
sin desestimar lo que están haciendo al respecto, Chile,
Colombia,
Venezuela,
Uruguay,
Argentina, Ecuador y
Perú, así como la red Centro Americana,
especialmente Guatemala y El
Salvador.
Tenemos por ejemplo, los capítulos
latinoamericanos del WBCSD (El Consejo Empresarial Mundial para
el Desarrollo Sostenible):
- CEADS, Consejo Empresario
Argentino para el Desarrollo Sostenible: que cuenta con
35 empresas asociadas entre las que se encuentra DuPont,
Gas Natural,
Grupo
Minetti, Repsol YPF y Aguas Argentinas.Otras organizaciones latinoamericanas
como: - CECODES, Consejo Empresarial Colombiano para el
Desarrollo Sostenible: una de las organizaciones más
activas en el ámbito del desarrollo sostenible en
América. - DERES (Desarrollo de la Responsabilidad Social
Empresarial): que corresponde a una asociación de
empresas y empresarios uruguayos implicada en el desarrollo del
enfoque de RSC, de las mejores prácticas de
gestión en Uruguay. - Perú 2021: Asociación
empresarial peruana que pretende que la empresa peruana se
convierta en un motor de
desarrollo incorporando la responsabilidad social como
herramienta de gestión. Los proyectos
realizados hasta el momento, han sido dirigidos al
ámbito de la inversión comunitaria. - ALIARSE (Alianza por la Responsabilidad Social
Empresarial): Corresponde a una alianza de organizaciones
empresariales de México, formada con el propósito
de difundir y promover la RSE. Cuenta con diversos
países miembros, tales como: Argentina, Brasil,
Canadá, El Salvador, EE.UU, Guatemala, Panamá y
Perú. Nuestro país es miembro de esta
organización a través de "Acción
Empresarial". - CentraRSE. Centro para la Acción de la
Responsabilidad Social Empresarial en Guatemala:
Organización liderada por empresarios formada en Enero
2003. Su objetivo es generar una actitud de cambio en los
empresarios que operan en el país, cuyo objetivo es
orientar sobre políticas y prácticas de
responsabilidad social en las empresas como un pilar
fundamental de la estrategia de negocios. - Alianza Social (Venezuela): Instituto
vinculado a la cámara venezolana VenAmCham, cuya
misión es promover e incentivar la RSC de las empresas
privadas con el fin de mejorar la calidad de vida
del venezolano. - FUNDEMAS (Fundación empresarial para la
acción social de El Salvador): Tiene como objetivo
contribuir al desarrollo económico y social de El
Salvador mediante el fortalecimiento de la Responsabilidad
Social de la empresa privada, la promoción de la filantropía y de
los valores empresariales.Sin duda que es en Brasil, donde la RSE, está
más difundida, existen más empresas
comprometidas y organizaciones trabajando en torno al tema.
Algunas de estas organizaciones son: - CEDIS (Panamá): Organización
auspiciada en sus inicios por la Fundación W. K. Kellog.
Nace en el año 2000 con el objeto de contribuir al
desarrollo económico y social de Panamá a
través del fortalecimiento, la movilización y la
articulación de los actores relevantes de la RSE. Posee
publicaciones, casos prácticos y proyectos de
ONG’s panameñas. - El Sistema FIRJAN
(Federación de las Industrias del Estado de
Río de Janeiro): Organización empresarial del
Estado de Río de Janeiro, de la que forman parte cerca
de 16.000 empresas. Está estructurada en Consejos
Empresariales, que prestan servicios de asesoría
especializada en Medioambiente y Responsabilidad
Social. - Instituto Ethos, Empresa y Responsabilidad Social
(Brasil): Organización empresarial brasileña,
cuya misión es ayudar a las empresas a incorporar la RSE
a su gestión diaria. Dispone de un conjunto de
herramientas y publicaciones, así como, organiza
periódicamente conferencias anuales de RSE, de gran
repercusión nacional. Entre las herramientas de
gestión ha elaborado indicadores de RSE, para grandes,
pequeñas y microempresas. Además, una guía de
elaboración del Balance Social, manuales para
la aplicación de la RSE en diversos ámbitos de la
empresa, etc.
El Instituto Ethos, ha organizado un importante debate
acerca del Proyecto Ley que
Reglamenta la RSE en Brasil. Este proyecto ley que fue lanzado en
2003, dispone sobre la reglamentación de la
responsabilidad social tanto en empresas nacionales como
extranjeras. Pretende establecer la RSE con carácter
obligatorio para empresas con más de 500 trabajadores. Su
objetivo principal es hacer ética y transparentes las
relaciones de las empresas con sus diferentes públicos:
consumidores, proveedores, trabajadores, accionistas, comunidad y
medio ambiente.
Así también en Brasil, existen programas
que se destacan por si mismos. Pero más allá de
eso, "…el fenómeno brasilero sobresale debido a la clara
tendencia (y conciencia) de que ninguno de los actores
fundamentales (estado, mercado y sociedad civil) pueden por
sí solos abordar los grandes problemas de la pobreza, la
marginación y la inequidad social".
En este sentido, se ha producido un auge de
instituciones, en diversos estados brasileros, en términos
de desarrollo urbano, cultural y educativo, el cual
"…está siendo acompañado por la construcción de toda una infraestructura
institucional que le da apoyo y la promueve: centros de
desarrollo de la inversión social, asociaciones de
donantes, empresas consultoras de asesoría y asistencia
técnica, intercambios estructurados de aprendizaje, etc.".
Aún cuando en otros países de América
Latina, estas prácticas de RSE, no logran generalizarse,
podemos encontrar algunas instancias de debates, seminarios,
encuentros, etc., que se están realizando para tratar el
tema de la responsabilidad social, tanto desde la
ciudadanía, como en el ámbito
empresarial.
En este sentido, la discusión en ámbitos
académicos, ha estado centrada en reconocer que, "…si
bien es cierto la Responsabilidad Social se ha consolidado en los
últimos años -en ámbitos académicos y
empresariales- como un elemento diferenciador desde el punto de
vista del marketing, su rol va más allá y que sus
actos comunican elementos que se encuentran inmersos en temas de
competitividad
e inversión económica". Las empresas en
América Latina, no han asumido aún la RSE como una
práctica social a ser incorporada en sus planes de
negocios corporativos. Con excepción de algunas
multinacionales que como ya señaláramos, replican
acciones de RSE, que realizan en el extranjero.
El desafío entonces, está en "…modificar
cierto paradigmas
como el que la empresa sólo funciona a partir de sus
cantidades económicas o la mayor cantidad de utilidades,
dejando de lado cualquier otro tipo de
preocupación(…)los empresarios no ven a la
Responsabilidad Social como una práctica(…)que genere
beneficios, sino que genera gastos y altos
costos, lo que
denomina ‘política de riesgo’,
pero que tiene que ver con la condición de crisis y la
lógica
que impera en el sector empresarial". Al respecto, se hace un
llamado a las organizaciones de la sociedad civil o tercer
sector, para buscar relaciones con las empresas. Son las personas
que trabajan en estas instituciones quienes tienen por
misión aprender a hablar con las empresas. Se plantea
entonces, la creación de "…empresas más sensibles
a estos llamados de la comunidad, de tal manera que el dirigente
popular pueda percibir que no esta hablando con los grandes
capitalistas, sino que con personas con necesidades como
cualquiera(…)contar con empresas u organizaciones que desde su
constitución contemplan espacios o
proyecciones a nivel comunal son más
‘amigables’".
En este contexto, se plantea la necesidad que opere un
cambio en el empresariado, en términos de visualizar el
"Voluntariado Corporativo", como una estrategia de RSE a ser
incorporada en el quehacer empresarial y puesto en
práctica por las personas que trabajan en la empresa, como
un aporte hacia la comunidad. Sin embargo, no se desarrolla por
la falta de una "clase
empresarial" preocupada por la solidaridad del
país. Se propone, "…construir un cambio en la
orientación de las empresas, que implique un cambio en el
paradigma del
funcionamiento, orientarlo hacia una visión más
social, si se quiere solidaria, donde la preocupación no
está en las utilidades, sino en la satisfacción de
la propia población que conforma el grupo humano de una
empresa(…)hay muchas empresas (en Brasil, por ejemplo) cuyas
bases constitutivas contemplan la Responsabilidad Social, como
una función no
para generar beneficios económicos, sino para cumplir una
función social(…)La Responsabilidad Social se transforma
así en una herramienta de cambio y de lucha, que de
promoverse correctamente, puede alentar a la sociedad a asumirse
como "agente de cambio" y a ejercer una democracia
real y amplia". Planteado en esos términos, la
Responsabilidad Social es, evidentemente, un paso que la sociedad
debe dar en conjunto para recuperar el sentido de su vida
cívica.
Sin embargo, en el ámbito empresarial
latinoamericano, es fundamental, que la RSE comience por
manifestarse primero internamente con los
trabajadores.
Aún podemos ver que, en términos
generales, las relaciones empresarios-trabajadores, no son de las
mejores y esto incide en un medio que muchas veces tiraniza la
necesidad de la labor social. "Si el empresario cree que sus
empleados son recursos,
tendrá una posición muy diferente a si considera
que sus empleados son personas.
En este último caso sabrá que las personas
tienen motivaciones propias muy potentes que van más
allá de lo que él cree dominar. En este caso, las
conductas de los empleados motivadas por la ayuda al
prójimo, pueden no sólo producir efectos muy
positivos fuera de la empresa sino mejorar notablemente el
clima interno
de la organización". Podemos ver que se trata de un
problema de conciencia de parte de los empresarios primero, para
luego poner en práctica acciones de RSE. Se trata de
entender lo que le pasa al otro. No existen empresas solidarias
como tampoco empresas egoístas. Existen sólo
personas. En este sentido, es que los integrantes de una
organización entenderán el ‘voluntariado
corporativo’, no como un hecho aislado sino que como parte
de la política general de la empresa, sintiéndolo
como un hecho coherente.
Promover el cambio, hacia una mayor responsabilidad
social, tanto en el contexto ciudadano, como en el ámbito
empresarial, es por lo tanto una tarea de toda la sociedad en su
conjunto. La voluntad de las personas para ser proclives a este
cambio, resulta fundamental. "Por lo tanto, en América
Latina la nueva generación de empresas no existirá
si nadie les reclama que cambien. Al igual que en la
política, será la sociedad desde sus base la que,
mediante consumo
responsable y conciencia social, hagan emerger empresas
socialmente responsables(…)la conciencia social y la educación son
generadores de Responsabilidad Social, sin embargo, es la
voluntad de las personas lo que mueve a realizar las acciones que
ayudan a otros".
Con relación al establecimiento de ciertas
normativas y reglamentación, resulta difícil y
complejo imponer por ley aspectos de responsabilidad social a las
empresas, pues harían muy rígidas sus operaciones.
Al respecto, Antonio Vives, especialista en RSE del Banco
Interamericano de Desarrollo, señala que "…debe
regularse por ley lo más básico, lo más
fundamental, aquello que no es negociable, como la mano de obra
infantil o cierto tipo de contaminación del medio ambiente(…)se
debe dejar lo más voluntario posible para asegurarse de
que se cumpla, pero usando todos los medios
posibles de presión o de estímulo por parte de las
partes interesadas". En este sentido, y como lo
señaláramos anteriormente, es destacable que en
Brasil se haya impulsado el año 2003, un proyecto de ley
que reglamenta las relaciones de las empresas con sus diversos
públicos: consumidores, proveedores, trabajadores,
accionistas, comunidad y medio ambiente y que pretende volver
ética y transparentes dichas relaciones. Esta instancia
legal, puede constituir un ejemplo a seguir por otros
países latinoamericanos, que verdaderamente están
por asumir, voluntaria pero honestamente, políticas y
normativas de RSE.
La Responsabilidad Social en Chile: Los
antecedentes de este tema, en nuestro país, podemos
encontrarlos en el desarrollo de la filantropía a partir
de 1920, cuando comienzan a vislumbrarse las primeras acciones
filantrópicas desde el ámbito empresarial,
asociadas más bien a principios de caridad. Se trata de
una clase empresarial vinculada a la minería,
el transporte y
la industria. Sin
embargo, no es hasta la pasada década 90, que la RSE,
cobra relevancia e interés, desde una perspectiva
más proactiva, tanto en el ámbito empresarial, como
estatal y también desde la Sociedad Civil a través
de ONG’s ligadas a los temas medioambientales, de
desarrollo humano y potenciación del capital
social. En "…el año 2000, es publicado el informe
"Responsabilidad Social Empresarial en Chile" realizado por PNUD
y PROhumana, el cual recoge las experiencia de trabajo de mesas
redondas de RSE en que participaron representantes del mundo de
la empresa, sociedad civil y gobierno. Este documento es la
primera investigación de envergadura que aborda en
profundidad la temática de la Responsabilidad Social en
Chile".
Además, desde el ámbito académico
también se ha comenzado a incorporar en diversas carreras,
ligadas a los temas económicos especialmente en
Universidades privadas, tales como la Universidad Diego
Portales. Sin embargo, ya se están efectuando
conversaciones, para incorporar el desarrollo y enseñanza de la RSE, en Universidades
estatales, como la Católica y de Chile. Sin embargo,
nuestro país, al menos en el ámbito
académico y de investigación, se ciñe por la
imagen que
tienen las Naciones Unidas y por tanto el PNUD de la RSE, en
términos de representar una herramienta para el desarrollo
humano, así como el fortalecimiento del capital
social.
La Responsabilidad Social, como un espacio donde
convergen empresarios, Estado y Sociedad Civil, no ha estado
ajena a los efectos de la globalización. En este contexto,
"…una de las nuevas tendencias mundiales, es que "lo
público" ha ido dejando de ser parte exclusiva de "lo
estatal". Se habla incluso de "bienes
públicos globales" sobre cuya provisión y resguardo
cabe una responsabilidad no sólo al Estado, sino
también a la más diversa gama de actores sociales,
entre ellos de manera destacada al empresariado. En tal sentido,
la responsabilidad social del empresariado, que antaño se
circunscribía a la creación de riqueza, de empleo y de
ingresos
fiscales, hoy se amplía para proyectarse a las más
diversas áreas de preocupaciones de la sociedad, como el
medio ambiente, la participación de la sociedad civil, los
derechos humanos y la
mujer".
Se está tomando conciencia en los distintos
ámbitos, Estado, empresariado y Sociedad Civil, que la
tarea de fortalecer y promocionar la RSE, debe ser compartida, de
manera tal que exista real cooperación entre todos los
actores involucrados, de forma sistemática y efectiva,
"…sin embargo, este enfoque no se encuentra presente en la
forma en que se ha tratado el tema dentro de la Agenda
Pro-crecimiento, ya que esta ha quedado a cargo exclusivamente de
la SOFOFA, restándole (…)dinamismo y proactividad a la
cooperación público-privada en la materia"
.
En este contexto, el tema de las confianzas resulta de
suma importancia, para lograr un trabajo trisectorial, entre
el Estado, los
empresarios y la Sociedad Civil. Se señala que las
desconfianzas son en todos los sentidos, tanto desde el
empresariado hacia el Estado y viceversa, como desde éste
hacia el empresariado, desconfianzas que involucran
también a la organizaciones sin fines de lucro, que son
finalmente, quienes están trabajando en la línea de
desarrollar acciones de RSE. Por tanto, el logro de mayores
niveles de confianzas, debiera llevar a una mayor comunicación entre los actores, que
potenciaría mayores encuentros, acuerdos y puesta en
práctica de acciones reales de RSE.
Este trabajo conjunto y trisectorial, debiera contribuir
al desarrollo de una gestión integrada de RSE. "Para ello
junto con las actividades de información, capacitación e intercambio de buenas
prácticas las empresas deberán ir adoptando
paulatinamente instrumentos de trabajo que lleven el concepto de
responsabilidad social a su plena significación. En este
ámbito, será de gran importancia que las empresas
avancen en la práctica de publicar sus informes de
responsabilidad social(…)Lo óptimo es que estas lleguen
a incorporar iniciativas internacionales como la norma
Responsabilidad Social 8000 y la Global Reporting Initiative, en
materia de Desarrollo
Sustentable".
También se plantea la importancia de adoptar el
Triple Balance, que incorpora aspectos sociales, medioambientales
y económicos, que permite a las empresas efectuar una
evaluación en términos de cumplimiento en
éstas áreas, para poder avanzar hacia un mayor
desarrollo sostenible. Cabe considerar, que todas estas
herramientas ya están siendo aplicadas en muchas empresas
de países desarrollados, con resultados excelentes, tanto
en el cumplimiento de normativas de RSE, como en el logro de
resultados económicos. En este sentido los ciudadanos
también contribuyen, como consumidores responsables, a
presionar a las empresas para que cumplan con estas normativas,
exigiendo productos que están en esta línea, es
decir, que cumplen con preceptos medioambientales, sociales, de
respeto a los derechos humanos, etc. En este contexto, es
fundamental en nuestro país, efectuar mayor
difusión y visibilidad a las acciones de RSE, que
emprendan las empresas, así como la realización de
campañas educativas, en términos de concientizar a
la población a ser responsables como ciudadanos,
concientes de que los productos que adquieran, han sido
elaborados por empresas que respetan normas medioambientales y
sociales.
Al respecto, resulta de relevancia plantear que en
nuestro país, las características del mercado,
aún están adscritas a una cultura empresarial
paternalista y tradicional. Existen conductas diferentes en
empresas extranjeras -que son las que mayoritariamente incorporan
la RSE, en sus planes de negocios- y las empresas nacionales, que
todavía tienen reticencias en temas laborales y
ambientales, por ejemplo. En este sentido, nuestro país,
es bastante débil en términos de manejo
medioambiental y compromiso de la sociedad civil.
Esto fue detectado en los resultados del Índice
Nacional de Responsabilidad Empresarial, lanzado por "Consorcio
de Competitividad Responsable", liderado por "Accountability y
The Copenhagen Centre", en el cual Chile aparece en el lugar 31,
entre 51 países". Como señala Simón Zadek,
chief executive de Accountability, a propósito de la
competitividad responsable de las empresas, que no se trata de
establecer más leyes ni normativas, sino que exista "…un
rol para las empresas a través de autorregulaciones
para promover la RSE y también exista un espacio para
políticas públicas. La clave está en
alcanzar un equilibrio(…)Nadie quiere mercados
caóticos, y para tener mercados estables se necesita una
regulación".
Como señaláramos en párrafos
anteriores, podemos ver que se trata de un problema de conciencia
de parte de los empresarios primero, para luego poner en
práctica acciones de RSE. Al respecto, lo que aún
no se ha asumido en nuestro medio empresarial, es que la
implementación de acciones de RSE, a través de un
voluntariado corporativo, llevaría a un impacto positivo
en las relaciones económicas y sociales, creando las bases
para entender de manera nueva el asunto de las competitividades.
Sin embargo, para las empresas chilenas en general, "…el
enfoque de RSE es demasiado avanzado para el contexto
local(…)es preciso esperar algunos años para consolidar
un modelo de este tipo.
Tampoco existe en los empresarios chilenos una
reflexión acerca de su identidad y de
los roles culturales que el tiene de cara a los desafíos
de la primera década del siglo XXI. Es un sector social
más bien reactivo, lo cual se expresa también en la
manera como las empresas enfrentan asuntos complejos como la
conservación de los recursos naturales y la agenda
medioambiental en general".
Nuestros mercados, en términos generales,
aún están en una etapa de excesiva competitividad,
sin poner mayor acento en temas sociales y medioambientales, de
manera que, tampoco propicia la integración social. Al
respecto surge una pregunta que sigue pendiente en nuestro medio:
"¿El mercado y el desarrollo de las relaciones de mercado
son o no factores de integración social?(…)Lo que se
observa es que un grupo reducido del sector privado crece y se
desarrolla debido a que expulsan a otros de su mismo sector por
ser más pequeños. En este sentido, los mercados no
son integradores. Es en este contexto, donde el Estado
actúa como poder compensador de una sociedad cuya estructura es
desigual".
Sin embargo, es importante reconocer que el tema de la
RSE, atañe al país y a la sociedad en su conjunto.
En este sentido, "…el dilema que enfrentamos en Chile, en
varios órdenes y en especial el que nos ocupa, es la
superficialidad con que se debaten los temas y la incapacidad de
abrirse a los tiempos nuevos y sus requerimientos de adoptar
nuevos códigos y nuevos saberes sociales y morales(…)Se
requiere una mirada de fondo: plantearse la pregunta por la
identidad moral de las
empresas y su rol en el orden social global". Al respecto resulta
fundamental, la materialización formal de estos
planteamientos en una Agenda Pro-crecimiento. Esta agenda de
consensos, debiera llevar al trabajo conjunto de gobierno,
empresarios y organizaciones de la sociedad civil, para lograr
acuerdos y políticas que integren las visiones de los tres
sectores, en una visión concertada que permita construir
la sociedad que queremos como país.
Globalización, niveles de pobreza y
desarrollo humano en Chile.
El proceso de globalización, conlleva no
sólo transformaciones de tipo económico, por la
enorme apertura a los mercados internacionales, sino que
también tiene impactos en el plano social y cultural de
las sociedades, acentuado por una verdadera revolución
de las comunicaciones
y la información. En este sentido, la
globalización brinda grandes oportunidades a las
sociedades para su desarrollo.
Sin embargo, "…al mismo tiempo este proceso
plantea riesgos originados en nuevas fuentes de
inestabilidad (tanto comercial como, especialmente, financiera),
riesgos de exclusión para aquellos países que no
están adecuadamente preparados para las fuertes demandas
de competitividad propias del mundo contemporáneo, y
riesgos de acentuación de la heterogeneidad estructural
entre sectores sociales y regiones dentro de los países
que se integran, de manera segmentada y marginal, a la
economía mundial". En este contexto, nuestro país
muestra
niveles importantes de desigualdad
social, especialmente en términos de pobreza y
exclusión social, lo cual, se acentúa en unas
regiones más que en otras, pero también muestra
diferencias entre zonas rurales y urbanas.
Un aspecto que resulta de mucha crudeza en el análisis de la pobreza, es el trabajo
infantil, el cual en nuestro país, esta bastante
más cerca de lo que pensamos, ya que, "…en Chile 107.676
niños y
adolescentes
trabajan en ocupaciones que vulneran sus derechos esenciales,
amenazan su acceso a la educación, al
descanso y a la recreación
y ponen en riesgo su normal desarrollo psicológico y
social". En términos más amplios, estudios de
CEPAL, acerca de los niveles de pobreza en nuestro país y
su evolución en los últimos años, nos
muestran que a fines del año 2000, "…la población
en situación de pobreza en el país bordeaba los 3
millones 81 mil personas, correspondientes al 20,6% de la
población total. En términos de hogares, esta cifra
representa alrededor de 643 mil hogares pobres (16,6% del
total)".
Asimismo, en términos de territorialidad de la
pobreza, existe una mayor concentración en zonas urbanas,
considerando que ha habido en el país en los
últimos años, una acelerada tendencia a la
urbanización. "El 83,6% de la población pobre
residía en zonas urbanas (poco menos de 2,58 millones de
personas) y el 16,4% restante en zonas rurales (505 mil
personas). Sin embargo, las incidencias relativas de pobreza eran
más altas en el sector rural (23,8%) que en el urbano
(20,1%). Además, la población en extrema pobreza o
indigencia en todo el país, se acercaba a un 5,7% del
total (unas 850 mil personas), lo que constituye cerca de 178 mil
hogares indigentes".
Por otra parte, los agudos contrastes regionales de la
pobreza, se han mantenido desde décadas anteriores, siendo
la Novena Región la que muestra mayores índices de
pobreza: 32,7%. En cambio, las regiones Metropolitana,
Décimo primera, Segunda y Décimo Segunda,
señalan los índices de pobreza más bajos de
todo el país: menos del 16%.
Cabe señalar que, en la primera mitad de la
década noventa se observa una importante reducción
de la pobreza, sin embargo, este ritmo decreció en los
años siguientes.
Tanto los índices de pobreza como de indigencia,
experimentaron un estancamiento, ya que, "…la brusca
desaceleración del crecimiento económico a partir
del tercer trimestre de 1998(…)atenuaron –pero no
detuvieron- la tendencia observada en los años noventa en
cuanto a la disminución de los porcentajes de pobreza; en
cambio prácticamente llevó a un estancamiento de la
situación en materia de reducción de la indigencia
o de pobreza extrema en el período 1998-2000. A su vez,
puso en evidencia que los grupos de
población que presentan mayor vulnerabilidad al ritmo de
expansión de la economía siguen coincidiendo
–a grandes rasgos- con los hogares de menores ingresos, al
paso que las regiones Séptima a Décima se mantienen
como las de mayor incidencia de pobreza en el país". En
este contexto, se establece una alta correlación entre el
comportamiento de los niveles de pobreza e indigencia y la
distribución del ingreso, tanto en
términos regionales como de grupos de ingresos.
En ese sentido, es posible visualizar la alta
concentración del ingreso en nuestro país, de
acuerdo a los distintos estratos socioeconómicos:
"…mientras la población perteneciente a los hogares del
10% más pobre captaba sólo un 1,71% de los ingresos
totales, el 10% más rico se apropiaba del 40,29%. Acorde
con la estructura distributiva de los años anteriores,
esta concentración es algo mayor en las zonas urbanas que
en las rurales(…)En términos absolutos, el ingreso medio
mensual de los hogares del primer decil (el más pobre) era
en Noviembre de 2000 de $ 91.036, en tanto que el del
décimo decil superaba los 2,1 millones de pesos(…)el
decil de los hogares más acomodados tiene un ingreso medio
que supera en 23,6 veces al del decil más pobre y en casi
3 veces al del 40% de hogares de menores ingresos".
Estas cifras nos muestran de forma descarnada la
pobreza, la indigencia y la concentración del ingreso,
como causa principal de estos problemas
sociales. Sin embargo, es fundamental señalar que
resulta parcelado mirar la pobreza sólo a través de
cifras relacionadas con los niveles de ingreso, ya que, se trata
de un fenómeno muy complejo que tiene muchas aristas. En
este sentido, el Índice de Desarrollo Humano, que desde
1996 publica el PNUD en nuestro país, incluye la pobreza
como parte de la mirada del desarrollo humano, lo cual permite
"…reconocer el carácter multidimensional de ésta
y por lo mismo la necesidad de abordarla con una mirada
conceptual y metodológica que vaya más allá
de la visión unidimensional de la mera pobreza de
ingresos. En el esfuerzo realizado en Chile se apunta a asumir
más bien una perspectiva de "pobreza humana", donde el
énfasis se pone en las "capacidades disponibles"
más que en las "carencias" de las personas". De manera
que, los informes de Desarrollo Humano pretenden entregar una
mirada conceptual distinta, que permita un marco general al tema
de la pobreza y a las alternativas para su
superación.
Estos informes, que tratan los problemas de los chilenos
de forma integral, plantean que la pobreza debe ser asumida por
toda la sociedad y no sólo por aquellos que la padecen. En
este contexto, apelan a la responsabilidad social de la
ciudadanía y de las instituciones, así como a una
mayor inclusión social: "…la pobreza y la inequidad
constituyen limitantes para la ampliación del desarrollo
humano del país, que requieren para su superación
de acciones colectivas que incrementen la capacidad de las
personas de ser "sujetos sociales" y no meros receptores de los
beneficios del desarrollo".
Sin embargo, y de acuerdo a los informes del PNUD, el
proceso modernizador por el que atraviesa nuestro país,
tanto en el plano económico como social y cultural,
está llevando a nuestra sociedad a un deterioro de la
sociabilidad y a un aumento del individualismo, que se manifiesta
en "…un alto grado de desconfianza, una asociatividad precaria,
la descomposición de las identidades colectivas
tradicionales e incluso cierto debilitamiento de la
cohesión intergeneracional en la
familia.
Lo anterior se expresa en lo que algunos han llamado
patologías del vinculo social(…)como la violencia
intrafamiliar, la violencia
sexual, la toxicomanía, los actos de incivilidad y
desborde anómico, el aumento de la delincuencia
juvenil, entre otras" .
Es importante entonces, lograr una integración de
las dos caras de la modernidad: por
una parte las tendencias de la economía y por la otra la
sociedad y la cultura. Al respecto cabe aludir a los resultados
del Informe del PNUD/2000, que señala que en nuestra
sociedad existiría una "diversidad disociada", lo cual,
podría parecer preocupante si lo interpretamos,
simplemente, como una disgregación y debilitamiento de las
relaciones y redes sociales. Sin embargo, al efectuar una real
valoración de nuestra diversidad, en un mundo globalizado,
en que se privilegia especialmente la heterogeneidad por sobre la
homogeneidad cultural y social, "…puede haber una multiplicidad
de Nosotros, muchas veces contrarios entre sí, siempre que
existan vías de comunicación y traducción entre los diferentes colectivos.
El problema no radica en la variedad sino en la capacidad para
poner a conversar y compartir a los diferentes Nosotros" . En
esta valoración esta la apuesta para potenciar nuestro
capital social, conformado por una gama diversa de formas de
sentir, de pensamientos, de posturas y visiones de nuestra
sociedad.
En este sentido, "…una condición básica
para el diálogo
social, es sin duda, la utilización del ámbito
público. Sólo en este espacio a la vez abierto y
compartido, las personas pueden elaborar el lenguaje y
los códigos interpretativos capaces de dar cuenta de lo
que les pasa". Habrá que volver a potenciar la "polis",
como espacio de debate, encuentro y consensos; como el lugar de
la sociedad donde se tomaban decisiones políticas y
sociales. Al respecto, resulta fundamental establecer relaciones
entre el Estado y las organizaciones tanto empresariales, como de
la sociedad civil, potenciando y fortaleciendo los nexos entre
ellos, para generar capital social, que permita abordar los temas
de relevancia, en nuestro país, como la superación
de la pobreza.
Entre los temas que el PNUD le ha planteado al Gobierno
chileno, están:
- Adoptar un marco conceptual de pobreza
humana; - Desarrollar una estrategia nacional para eliminar la
pobreza en forma explícita y
multidimensional; - Re-enfocar la descentralización y otros asuntos, que
conciernen al Gobierno como a la sociedad en su conjunto, tales
como Medio Ambiente, Perspectivas de Género y
Responsabilidad Social Empresarial, desde un punto de vista de
reducción de la pobreza y de la inequidad; - Re-centrar el tema del trabajo en la agenda
social; - Considerar el proceso de globalización en las
políticas sociales; - Promover el papel de la sociedad civil, su
participación y la asociatividad; y - Complementar la política
económica y la social.
El establecer una relación entre temas
económicos, sociales, políticos y culturales, en un
debate abierto y público, que involucre a todos los
actores y sujetos sociales, debiera permitir el logro de un
desarrollo humano, para superar la pobreza en nuestro
país. Pero también, para alcanzar una conciencia
ciudadana, suficientemente resistente a los embates de una
globalización que, más bien, ha traído el
desarraigo del sistema social. Aún así, "…la
globalización no anula la urgencia de un proyecto de
país en Chile, más bien lo vuelve doblemente
urgente: por la propia convivencia y por la necesaria
incorporación en la comunidad global…" , no sólo
desde el punto de vista económico, sino que también
cultural.
Reflexión
final: ¿Es la Responsabilidad Social Empresarial, un
herramienta efectiva para el combate contra la pobreza en
Chile?
Esta pregunta es difícil y compleja de responder,
pero constituye una interesante reflexión, por cuanto en
su planteamiento, está involucrado el futuro, no
sólo del desarrollo económico, base para el
crecimiento en todos los ámbitos, sino que también
del capital social y humano de nuestra sociedad. A
propósito de la RSE, se habla también, de
crecimiento económico responsable.
Sin embargo, la responsabilidad como concepto involucra
también a la libertad como concepto, con matices tanto
económicos como éticos y filosóficos. En
este contexto, ser empresario o emprendedor, significa tener
responsabilidades, pero también libertad para elegir
actuar de una u otra forma, seguir por uno u otro camino,
"…pero cuando las elecciones tienen un impacto social, tengo
que responder ante la sociedad y por eso he de medir muy bien mis
pasos.
En este sentido a nadie se le oculta que las
organizaciones y las instituciones tienen una responsabilidad
social innegable, no sólo porque sus opciones
repercuten en la sociedad, sino también porque los fines
que persiguen son sociales".
La RSE como una práctica cada vez más
reconocida en el ámbito empresarial, involucra valores
éticos que hasta hace unas décadas no se
relacionaban con el actuar de los negocios, en general. Su rol
estaba asociado sólo a la acumulación de riquezas,
proporcionar empleo y cumplir con normativas y leyes,
especialmente tributarias. Sin embargo, hoy se entiende la
empresa como un sujeto o actor social, con un nuevo rol dentro de
la sociedad. "La empresa hoy, requiere de un buen entendimiento
de la sociedad no sólo en términos de producción y difusión de bienes y
servicios, sino también requiere de una experiencia de
vida social como lugar de aprendizaje comunitario, como
expresión de acciones filantrópicas, como espacio
de resolución
de conflictos y de responsabilidad social (…) las
organizaciones empresariales y sus líderes, comienzan a
verse como ciudadanas responsables por su entorno, del cual
dependen y se fortalecen".
Las empresas que asumen su responsabilidad social,
entiende que "…ser empresa ciudadana significa poseer
una cultura organizativa que otorgue coherencia al negocio
propiamente tal, con un sistema de valores reconocidos
públicamente por la organización empresarial(…)lo
cual significa tener una ética compartida por todos sus
miembros, que le otorga identidad y un sentido de trascendencia
al proyecto empresarial en ejecución, el cual se inserta
en un espacio mayor y que posibilita la sustentabilidad social y
ambiental de la economía". En este sentido, se detecta en
algunas empresa, especialmente de capitales extranjeros, que han
asumido estrategias de
responsabilidad social con una visión
ético-valórica. Es decir, el actuar empresarial,
emana de los valores que sustentan las personas que dirigen y
toman decisiones en una compañía. A su vez, le
otorgan sentido a la acción empresarial,
instalándose en sus planes estratégicos, tanto en
sus relaciones internas, con sus trabajadores, clientes, etc.,
como en sus relaciones externas, con sus "stakeholders" y la
comunidad en general.
Algunas grandes compañías chilenas, han
ido asumiendo acciones de RSE con recursos propios, mediante el
apoyo a instancias de educación para niños,
jóvenes o adultos, a través del trabajo voluntario
de sus propios trabajadores, o a través de la
creación de Fundaciones; o también, apoyando
diversos proyectos sociales, mediante el establecimiento de
alianzas con organizaciones no gubernamentales. Es el caso de
CMPC, CCU y algunas empresas forestales, por ejemplo. Sin
embargo, no han asumido una estrategia formal de RSE y mas bien,
predomina una visión cortoplacista en las
donaciones.
Pero "… se observan empresas que avanzan en esta
línea y que tienen dentro de sus propósitos crear
una estrategia formal de RSE". Lo cual muestra que existe ya, un
gran avance en términos de toma de conciencia de parte del
empresariado chileno, para la adopción de buenas
practicas, en términos de RSE.
Sin embargo, es fundamental continuar avanzando, hacia
la comprensión de la RSE como una estrategia
empresarial, que permitiría superar los actuales
niveles de pobreza en nuestro país, por lo tanto "…es
necesario que los empresarios tomen conciencia de que la
superación de la pobreza, mejora los resultados de los
negocios". Es decir, que para hacer buenos negocios, es
fundamental elevar la calidad de vida y los niveles de ingresos
de la población más vulnerable, lo que
permitiría un aumento de su poder adquisitivo, por esto es
muy conveniente superar los actuales índices de pobreza en
el país.
Sin embargo, muchos empresarios chilenos "…no
comprenden esta realidad, incluso muchos de ellos no lo creen.
Una de las razones que puede explicar lo anterior, es que
más allá de cualquier postura ideológica,
existe la tendencia a cree que la pobreza no puede ser superada,
más allá de este fatalismo, es necesario reconocer
que sí es posible eliminarla siempre y cuando en ese
esfuerzo solidario participen todos". Es más, en "…un
análisis pormenorizado de la mayoría de las
iniciativas de donaciones privadas jamás han considerado
que a través de ellas es posible lograr un cambio social
más profundo en la realidad de aquellos sectores
más vulnerables".
En la lucha contra la pobreza, el parámetro que
más se utiliza, es la educación. Eliminar el
analfabetismo,
bajar los índices de deserción
escolar, aumentar el acceso a capacitación
técnica para adultos, que requieran especialización
en diversos oficios, para aumentar su empleabilidad, etc., son
algunos de los aspectos en los que el gobierno ha puesto mayor
acento.
Pero es fundamental, que este sea un trabajo conjunto y
comprometido entre el gobierno, el empresariado y la sociedad
civil, especialmente en la elaboración de Políticas
Sociales sectoriales, poniendo mayor énfasis en aquellas
dirigidas a grupos prioritarios. Asimismo, paralelamente al tema
de la educación, es importante, que las personas
más vulnerables "sientan" que son incluidas socialmente,
como seres humanos valiosos. Resulta relevante que se instale en
la ciudadanía una conciencia reflexiva que permita
fortalecer la intervención de las personas en la vida
pública.
En este sentido, para desarrollar el potencial reflexivo
y propositivo de cada ciudadano, el papel del Estado debiera
centrarse en fortalecer y dinamizar a las organizaciones de la
sociedad civil. Al respecto resulta fundamental la
integración de los individuos en la vida pública,
ya sea, a través de las distintas organizaciones sociales
comunitarias o de los partidos
políticos, que permitiera reivindicar el espacio
público como espacio de todos.
Un aspecto importante que fue destacado en el apartado
anterior, a propósito de la pobreza, es la
distribución del ingreso y la concentración de
éstos en los estratos socioeconómicos más
altos. Cabe destacar que los grupos que presentan mayor
vulnerabilidad al ritmo de crecimiento económico, son
precisamente los hogares con menores ingresos. Asimismo, la
pobreza se concentra en unas regiones más que en otras,
siendo las regiones séptima a décima, especialmente
la novena, las de mayores carencias. En este contexto, la
descentralización de la Políticas Públicas,
tanto en términos de distribución de los ingresos,
como de decisiones sectoriales, resulta fundamental para
focalizarlas en los sectores más vulnerables y hacia las
regiones más pobres. Pero también el empresariado
regional, juega un importante papel y en este sentido, son muy
pocas las empresas ubicadas fuera de la Región
Metropolitana, con excepción de algunas forestales, que
han emprendido acciones de RSE. Cabe considerar que existen en el
sur de nuestro país, grandes consorcios empresariales,
como las salmoneras de capitales japoneses, que están
obteniendo importantes beneficios económicos,
¿qué acciones de buenas prácticas, en
términos de responsabilidad social hacia la comunidad,
están efectivamente realizando?
Sin embargo, como también
señaláramos en el apartado anterior, la pobreza no
es sólo material y por tanto no se expresa solamente en
términos de ingresos; también hay una pobreza
humana, que tiene que ver con la calidad de vida de las personas,
la cual, no sólo se mejora con mayores ingresos. Pero
estos son fundamentales para llevar a cabo el trabajo conjunto,
en la derrota contra la pobreza. En esta tarea la empresa chilena
tiene un importante rol, que por cierto le incumbe
directamente.
Tal vez, la implementación de la RSE, desde una
óptica
de los valores éticos, pueda interpretarse como una forma
de "limpiar la imagen" de las empresas y los negocios, que
históricamente han sido los dueños de los medios de
producción y quienes explotan a los trabajadores,
protegiendo los intereses de una clase dominante. Sin embargo, en
el mundo globalizado de hoy, en que la información y
el
conocimiento son tan relevantes, se ha relativizado la
propiedad de
los medios de producción, como un aspecto determinante en
las esferas de poder, siendo el saber, el que se ha instalado en
su lugar. Lo relevante es que en términos de
implementación formal de una estrategia de RSE, algunas
empresas chilenas ya han comenzado a adoptarla, e incluso ya ha
dado importantes frutos, y aún cuando todavía es
incipiente, se está caminando hacia una mayor
formalización. Queda un largo camino por recorrer, pero lo
importante es que ya se ha iniciado.
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EDITH REBOLLEDO MOLLER
Socióloga.
UNIVERSIDAD DE CHILE
Facultad de Ciencias
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Departamento de Sociología
Escuela de Postgrado