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Responsabilidad Social Empresarial




Enviado por erebomo



    1. Responsabilidad Social
      Empresarial, Una revisión conceptual
    2. La Responsabilidad Social
      Empresarial, en el mundo
    3. La Responsabilidad Social
      Empresarial, en América Latina y
      Chile
    4. Globalización, niveles de
      pobreza y desarrollo humano, en Chile
    5. Reflexión final:
      ¿Es la Responsabilidad Social Empresarial, un
      herramienta efectiva para el combate contra la pobreza en
      Chile?
    6. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    El controvertido mundo empresarial, ha tenido grandes
    cambios en los últimos años, especialmente por el
    fenómeno de la Globalización que ha impulsado grandemente
    la apertura mundial a los mercados. Muchas
    compañías han obtenido grandiosas utilidades,
    mediante fusiones
    millonarias, lo que a su vez, ha afectado radicalmente a otras
    empresas,
    especialmente medianas y pequeñas, que han sucumbido,
    así como, a miles de trabajadores que en el mundo entero
    han quedado desempleados.

    Asimismo, han ocurrido grandes desastres
    medioambientales, sociales, financieros y económicos,
    provocados por algunas compañías inescrupulosas,
    que cegadas por la ambición, han traspasado con creces la
    línea de los valores
    éticos, para alcanzar ganancias
    estratosféricas.

    Estos hechos han suscitado tanto la admiración
    como el rechazo en el mundo entero, pero también grandes
    crisis
    económicas y monetarias, desastres medioambientales y
    sociales, que han profundizado los fenómenos de
    exclusión y desigualdad de los sectores más
    vulnerables de la población, aumentando aún más
    la brecha existente entre ricos y pobres, especialmente en los
    países del tercer mundo.

    En este contexto, podemos visualizar que las empresas
    tienen grandes responsabilidades, no sólo frente a los
    procesos de
    desarrollo
    económico, sino que también y sobretodo, en
    términos sociales y medioambientales. En las
    últimas décadas, especialmente en el mundo
    desarrollado, cobra gran sentido el desarrollo teórico del
    concepto de
    Responsabilidad
    Social Empresarial (RSE), como un modo de poner coto a una
    actitud
    empresarial, que está fuera de todo valor
    ético, centrándose únicamente en la
    obtención de ganancias.

    En el mundo desarrollado, la discusión
    pública acerca de las responsabilidades empresariales,
    está en debate
    plenamente. Incluso se ha implementado normativas legales
    -especialmente en torno a los temas
    medioambientales- e iniciativas voluntarias, como el Pacto
    Global, impulsado por las Naciones Unidas.
    En América
    Latina, en general y en Chile en particular, la
    discusión es aún incipiente. Sin embargo, ya se
    deja notar, puesto que se están desarrollando debates y
    encuentros, seminarios y mesas redondas en torno a la RSE, entre
    representantes gubernamentales, de los empresarios y la sociedad civil,
    en general. Todo este trabajo,
    está teniendo resultados positivos, pues algunas empresas
    chilenas y extranjeras en nuestro país, han comenzado a
    adoptar acciones de
    RSE.

    Pero también la sociedad en su
    conjunto -aunque muy incipientemente todavía- está
    tomando conciencia de su
    gran importancia, especialmente por la relación que se
    establece entre la RSE y los problemas de
    exclusión, pobreza e
    inequidad social. Además y de acuerdo a estudios de
    opinión
    pública realizados, las personas están
    asumiendo actitudes de
    consumidores responsables, exigiendo a las empresas un aporte al
    desarrollo
    sostenible del país, lo que implica acciones
    voluntarias, que van más allá del cumplimiento de
    la legislación vigente.

    El presente trabajo, primeramente presenta una
    revisión conceptual, acerca del significado de la Responsabilidad Social Empresarial y sus
    diferentes modalidades y acepciones. En segundo término,
    se presenta un panorama de la evolución y situación actual de la
    RSE en el mundo, especialmente en Europa y EE.UU,
    donde ha habido una mayor evolución, a través del
    concepto de Desarrollo Sostenible. Posteriormente, se analiza la
    situación de la RSE en América
    Latina en general y de Chile en particular, que como
    señaláramos anteriormente, está en una etapa
    evolutiva mucho menor, con relación al mundo
    desarrollado.

    En los siguientes apartados, se establece una
    relación entre Globalización, niveles de pobreza y
    Desarrollo
    humano en Chile, para poder mostrar
    que la pobreza, es un
    tema complejo con muchas aristas y por tanto de difícil
    resolución, donde el trabajo
    conjunto entre gobierno,
    empresarios y sociedad civil, juega un importante papel en la
    superación de la pobreza.

    Finalmente y a modo de conclusión, se entrega una
    reflexión final, en torno a la pregunta: ¿Es la
    Responsabilidad Social Empresarial, un herramienta efectiva para
    el combate contra la pobreza en Chile?, reflexión que
    apela a los valores
    éticos de las empresas, las cuales juegan un importante
    papel en esta lucha, mediante la asunción de acciones de
    buenas práctica en términos de RSE. Lo importante
    es que en este intento, ya hay empresas comprometidas y aunque
    aún queda un largo camino por recorrer, este ya ha
    comenzado.

    Responsabilidad Social Empresarial, una
    revisión conceptual.

    Una revisión general del concepto, permite
    constatar que no existe consenso, tanto en las instituciones
    nacionales como internacionales, para definir lo que denominamos
    Responsabilidad Social Empresarial (en adelante RSE) o
    Corporativa.

    Algunos organismos utilizan sinónimos como
    ciudadanía corporativa o sustentabilidad,
    para este concepto. Sin embargo, para comprender mejor su
    magnitud, se entregarán las acepciones que presentan
    organismos internacionales públicos, tales como, Unión
    Europea, Naciones Unidas, Organización para la Cooperación y
    el Desarrollo
    Económico y privados como WBCSD (World Business
    Council for Sustainable Development)
    y CSR Europe.

    En nuestro país, el término RSE, es
    bastante nuevo y son pocas las empresas que lo aplican, sin
    embargo, ha derivado de lo que antiguamente se entendía
    por filantropía o ayuda caritativa. La ONG Prohumana
    y la
    Organización Acción
    Empresarial (actual AcciónRSE), a través de
    publicaciones y de sus respectivos portales en Internet, son quienes
    más difunden esta tendencia, que se ha ido instalando en
    el discurso de
    diversos actores en nuestra sociedad, especialmente en los
    últimos años.

    a) Comisión de las Comunidades Europeas
    (Unión Europea): El libro verde:
    "Fomentar un marco para la responsabilidad social de las
    empresas", fue presentado por esta comisión en Julio de
    2001, "…cuyo objetivo
    más importante es favorecer un amplio debate en Europa
    sobre las relaciones empresa y
    sociedad (…) en el Libro Verde existen ejes de
    argumentación de una enorme significación. Sobre
    todo, con relación a la necesidad de una mayor
    coherencia de las actuaciones públicas y privadas con el
    modelo
    social europeo (…) describe lo que deberían ser las
    finalidades y responsabilidades de las empresas, que deben
    considerar las demandas y presiones de los consumidores, los
    trabajadores, inversores y de la opinión pública,
    a favor de una ampliación de las responsabilidades
    empresariales, más allá de las exigencias
    contempladas en las leyes y
    regulaciones". En este libro la RSE, se define como "La
    integración voluntaria, por parte de las
    empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en
    sus operaciones
    comerciales y sus relaciones con sus interlocutores" .
    También la definen como: "Un concepto con arreglo al
    cual las empresas deciden voluntariamente contribuir al logro
    de una sociedad mejor y un medio
    ambiente más limpio".

    b) Organización de las Naciones Unidas:
    El "Global Compact". En Enero de 1999 y puesto en marcha en
    Julio de 2000, el Secretario General de las Naciones Unidas,
    Kofi Annan, propuso la idea de un Pacto Global, el cual se
    propone contribuir a que los mercados sean más
    sustentables y que incluyan a todos. Además el Pacto
    intenta promover una relación más
    fructífera entre empresa y sociedad, dando especial
    importancia a los más pobres . "El pacto desafía
    a los líderes empresariales a promover y aplicar, dentro
    del ámbito de sus empresas, nueve principios
    vinculados a los Derechos
    Humanos, a Estándares en el Trabajo y al Medio
    Ambiente. La
    finalidad es ayudar a fortalecer los pilares sociales de los
    cuales cualquier economía, incluida
    la economía global, debe estar empapada si quiere
    sobrevivir y crecer. Los principios se derivan de la
    Declaración Universal de los Derechos Humanos, de los
    Principios Fundamentales sobre los Derechos en el Trabajo de la
    Organización Internacional del Trabajo, y de los
    Principios de Río, sobre Medio Ambiente y
    desarrollo".

    c) Global Reporting Initiative: Sustainability
    Reporting Guidelines: La iniciativa de divulgación
    Global (GRI), creada en 1997, llega a ser independiente en
    2002. Es un centro de colaboración oficial del programa
    ambiental de Naciones Unidas (UNEP) y de trabajos en la
    cooperación con Global Compact de la ONU. Es una
    institución cuya misión
    es desarrollar y divulgar las dimensiones económicas,
    ambientales y sociales de sus actividades, productos y
    servicios.
    El GRI incorpora la participación activa de
    representantes de negocios, de
    la contabilidad, de la inversión, de derechos ambientales,
    humanos, de la investigación y de organizaciones
    de trabajo alrededor del mundo. Intenta que la información sobre cuestiones sociales y
    ambientales, tengan la misma relevancia que la
    económica, para lo cual establece directrices para la
    elaboración de memorias
    anuales de las empresas . Sin embargo, se le cuestiona, que su
    planteamiento es más bien operativo y no define
    conceptualmente el significado de RSE y su alcance respecto al
    desarrollo.

    d) Organización para la Cooperación y
    el Desarrollo Económico: En 1976, se elaboraron las
    directrices de la OCDE, las cuales fueron revisadas en el 2000,
    especialmente para empresas multinacionales. Estas directrices
    contienen recomendaciones sobre aspectos sociales y
    ambientales, aceptadas por 30 gobiernos incluidos Argentina,
    Chile y Brasil.
    Promueve y define la responsabilidad corporativa, a
    través de una serie de Principios y normas
    voluntarias para una conducta
    empresarial responsable, compatible con las legislaciones
    aplicables, potenciando la contribución de las empresas
    multinacionales al desarrollo sostenible que garantice una
    coherencia entre objetivos
    económicos, sociales y ambientales, con el fin de
    restablecer y mantener la confianza del público en las
    sociedades y
    los mercados.

    e) World Business Council for Sustainable
    Developtment: El Consejo Empresarial Mundial para el
    Desarrollo Sostenible, es una red de 150 empresas
    internacionales de más de 30 países. Se funda
    durante el período previo a la Conferencia de
    las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en
    Río en 1992. Ha impulsado una serie de diálogos
    sobre los stakeholders (partes interesadas que rodean a
    las empresas: empleados, accionistas, proveedores,
    consumidores y comunidad en
    general), que se centran en desarrollar el concepto de RSE,
    identificando sus elementos constitutivos. Define la RSE, como
    "el compromiso de la empresa para
    contribuir al desarrollo económico sostenible, trabajar
    con los empleados, sus familias, la sociedad y la comunidad
    local en general para mejorar su calidad de
    vida (…) La RSE constituye un concepto fundamental, como
    libertad o
    igualdad que
    continuamente se redefine para que sirva a necesidades y
    tiempos en continuo cambio (…)
    Una estrategia de
    RSE coherente, basada en la integridad, valores sólidos
    y una aproximación a largo plazo, ofrece claros
    beneficios empresariales a las empresas y una
    contribución positiva al bienestar de la sociedad" En
    este contexto, el WBCSD, considera que la RSE es un elemento
    clave para el futuro sostenible.

    f) Corporate Social Responsability Europe: Es
    una red europea
    creada en 1995 por 48 empresas, bajo el nombre de "European
    Business Network for Social Cohesión". Esta
    organización no ofrece una definición
    única de RSE, sino que cada país desarrolla la
    propia. Así el socio español, la define como "El operar de
    una empresa de
    una forma que excede las expectativas generales que la sociedad
    tiene con relación a las empresas. La RSC es mas que una
    colección de prácticas específicas o
    iniciativas locales motivadas por razones de marketing,
    relaciones
    públicas u otros beneficios para la empresa. Debe
    ser vista como una serie completa de políticas y programas que
    están integrados en todas las operaciones y
    políticas de la empresa".

    g) Canadian Business for Social Responsability:
    Asociación canadiense fundada en 1995, que reúne
    a más de 110 empresas, a las cuales apoya en la
    implementación a largo plazo de políticas y
    prácticas que fomenten el éxito
    sostenido y responsable frente a las exigencias de sus
    principales accionistas, inversionistas, empleados/as, clientes,
    socios corporativos, la comunidad y el medio ambiente. En este
    contexto, esta organización define "…la
    responsabilidad social empresarial como un proceso de
    tres etapas. En la primera, las empresas buscan evitar hacer
    daño
    a los tres pilares de la sustentabilidad (económico,
    social y ambiental), garantizando la seguridad de
    los/las trabajadores/as y de los productos, evitando la
    corrupción y mitigando los riesgos
    financieros. En la segunda etapa las empresas inician el
    proceso de consulta con sus accionistas y socios, incorporando
    sus intereses y valores al modelo empresarial. En la etapa
    final, las empresas están completamente comprometidas
    con sus socios, aumentando al máximo sus oportunidades
    económicas, sociales y ambientales". Además, se
    promueve una responsabilidad social proactiva, "…en la que la
    empresa revisa sus políticas corporativas centrales y
    determina cómo canalizarlas para lograr algún
    cambio positivo".

    h) Fundación Prohumana:
    Organización sin fines de lucro, que nace en nuestro
    país, durante el año 1999, con el
    propósito de promover una cultura de
    responsabilidad social empresarial en Chile, vía
    liderazgo
    temático y creación de redes y encuentros. Junto
    al PNUD, han desarrollado el portal www.plazanueva.org,
    que tiene por finalidad promover la cooperación e
    intercambio de experiencias, el compromiso y desarrollo de
    buenas prácticas a través de numerosas
    publicaciones, una revista
    trimestral y estudios de casos. Esta organización,
    define RSE "…como el compromiso que asumen las empresas a
    través de sus planes estratégicos con las
    necesidades que emanan de sus políticas internas y
    externas más allá del beneficio inmediato y la
    generación de riqueza". En este contexto, la empresa
    pasa a tener un nuevo rol dentro de la sociedad, "…ya no como
    meramente limitada al ámbito de mercado,
    sino como sujeto de acción al interior de la sociedad y
    pieza clave para el desarrollo
    social y económico del país".

    i) Acción Empresarial (en Junio 2004, ha
    cambiado su nombre a Acción RSE): Es una
    organización sin fines de lucro, que surge en el
    año 2000, en Chile con el fin de promover la RSE entre
    las empresas que están operando en nuestro país.
    Al igual que otros organismos, coincide en que no existe una
    definición única de RSE, sin embargo, incorpora
    valores, normas y diversos aspectos ya señalados por
    otros organismos. La define como "… una visión de los
    negocios que incorpora el respeto por
    los valores éticos, las personas, las comunidades y el
    medio ambiente (…)es vista como un amplio set de
    políticas, prácticas y programas que son
    integrados a través de la operación empresarial y
    que soporta el proceso de toma de
    decisiones y es premiado por la
    administración". Así también, esta
    organización ha elaborado indicadores
    de responsabilidad social empresarial, como una herramienta de
    gestión y evaluación para las empresas interesadas
    en desempeñarse de forma socialmente
    responsable.

    La
    Responsabilidad Social Empresarial, en el mundo.

    Como podemos ver, la RSE en el mundo está
    muchísimo más difundida que en nuestro país.
    Sin embargo, "…aunque el término se utiliza desde los
    años sesenta, especialmente en las sociedades de cultura
    anglosajonas, como Estados Unidos,
    Canadá o el Reino Unido, ha sido en la parte final del
    último decenio cuando las reflexiones sobre las relaciones
    empresa y sociedad han adquirido una nueva y extraordinaria
    actualidad, en un ambiente intelectual dominado por el debate y
    la crítica
    a las consecuencias sociales más negativas de la
    globalización".

    En efecto, por una parte los escándalos
    financieros protagonizados por algunas compañías
    como Enron y Worldcom en Estados Unidos en particular y por otra,
    el grave daño que muchas empresas en el mundo entero han
    producido al medioambiente, a trabajadores y a diversas
    comunidades, especialmente en el tercer mundo por
    compañías multinacionales, han movilizado a muchos
    activistas de Organismos no gubernamentales, a denunciar estos
    daños. Estas crisis y protestas, que se produjeron
    especialmente en los años 90, han influido decisivamente
    en el proceso de toma conciencia de la responsabilidad social que
    le cabe a las empresas, así como, del rol social que deben
    asumir, tanto interna como externamente a ellas. Además,
    han ido creando fuertes corrientes de opinión
    pública, a favor de una mayor responsabilidad social
    empresarial, en relación con los intereses generales de la
    sociedad y sus objetivos de desarrollo
    económico.

    En este contexto, el concepto de "desarrollo sostenible"
    cobra una gran relevancia, especialmente en los países
    miembros de la Unión Europea, quienes han elaborado
    propuestas sobre responsabilidad social, que identifican las
    exigencias y requisitos de la RSE, con los objetivos de
    desarrollo sostenible. En la propuesta presentada por el Consejo
    Europeo de Gotemburgo el año 2001, "…se afirma que el
    desarrollo sostenible ofrece a Europa la visión de
    ‘una sociedad más próspera y justa y que
    promete un medio ambiente más limpio, seguro y
    sano’, por lo que es necesaria una mayor relación
    entre los objetivos de crecimiento
    económico y de progreso social, con una actitud
    permanente de máximo respeto al medio ambiente(…)estas
    decisiones de la Unión Europea definen un nuevo marco
    general de responsabilidad de las empresas ante los retos del
    desarrollo sostenible".

    El desarrollo sostenible, fue adoptado en la Conferencia
    de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Junio de
    1992. "La llamada cumbre de Río situó al ser humano
    en el centro de las preocupaciones del desarrollo, lo que junto
    con la protección del medio ambiente como parte integrante
    del crecimiento económico y la lucha para erradicar la
    pobreza como un objetivo de todas las personas, constituyeron los
    tres ejes de la definición de sostenibilidad". Sin
    embargo, en los años posteriores, el concepto de
    desarrollo sostenible, ha ido poniendo su acento en temas de
    carácter más social, tales como la
    reducción de la pobreza y el hambre en el
    mundo.

    En este contexto, Jannik Lindbaek, personero noruego,
    señaló en un reciente seminario en
    Caracas, que: "el problema de más largo alcance, el mayor
    reto al cual se enfrenta la humanidad es el de reducir la
    pobreza. Personalmente creo que no tendremos éxito en
    reducir la pobreza si no tenemos crecimiento económico.
    Más aún, creo que no tendremos crecimiento
    económico sin un sector privado pujante. El crecimiento
    económico es de por sí importante, pero no
    suficiente. Para que el crecimiento económico sea
    sostenible en el tiempo es
    necesario que eche raíces en una sociedad que funcione
    bien. Por lo tanto, la relación entre la empresa y la
    sociedad tiene importancia vital".

    Lindbaek establece una diferenciación entre
    resultados a corto y largo plazo de una compañía,
    en relación a la presión
    cada vez mayor desde la sociedad, para que participe en la
    reducción de la pobreza. Al respecto se pregunta:
    "¿hay acaso un imperativo ético además del
    interés
    comercial a largo plazo? Yo lo creo. La presión sobre el
    mundo de los negocios para que participe en la reducción
    de la pobreza por encima de sus propias inversiones
    rentables sigue creciendo todo el tiempo (…)Para defender sus
    intereses de largo plazo, una compañía
    multinacional tiene que tomar en cuenta su posición en
    cuanto a problemas globales tales como la reducción de la
    pobreza, los derechos humanos, problemas de salud, problemas
    ambientales y corrupción".

    Ya a comienzos de la década 90 en Europa,
    específicamente en 1993, se crean redes europeas de
    empresas, incentivadas por la llamada del presidente Jacques
    Delors. "Más recientemente, en Marzo de 2000, el Consejo
    Europeo de Lisboa apeló en particular al sentido de
    responsabilidad social de las empresas en lo relativo a las
    prácticas correctas en materia de
    aprendizaje
    permanente, organización del trabajo, igualdad de
    oportunidades, inclusión social y desarrollo
    sostenible".

    En este contexto, el Libro Verde, cuyo origen
    inmediato está en el Consejo Europeo de Gotemburgo de
    Junio de 2001, apela a la responsabilidad social de las empresas,
    en términos del logro de una mayor inclusión
    social, elevando los niveles de empleos, respeto a los derechos
    humanos y protección al medio ambiente; sin embargo, este
    documento se centra especialmente en el ámbito social.
    Este concepto de RSE, se aplica sobre todo en las grandes
    empresas, pero esto no excluye a las pequeñas y medianas,
    como también a las empresas públicas y privadas,
    así como a las cooperativas.

    El Libro Verde establece una dimensión tanto
    externa como interna de la RSE. En la dimensión interna,
    contempla a los trabajadores, accionistas y la gestión de
    los recursos
    naturales en los aspectos productivos que afectan al medio
    ambiente. La dimensión externa, está referida a los
    proveedores, consumidores, clientes, público en general,
    así como, los organismos públicos de gobierno y
    organizaciones no gubernamentales. En este contexto, el documento
    pone de manifiesto que las empresas deben estar concientes que
    tanto proveedores como clientes y público en general,
    pueden afectarlas en toda la cadena del proceso productivo,
    asimismo, las medidas de RSE que las empresas adopten van a
    afectar también a sus socios económicos. En este
    contexto, surge el concepto de "buenas prácticas",
    referido al cumplimiento de una serie de códigos de
    conducta y normas de obligado cumplimiento. Sin embargo, se
    insiste en que estas normas no deben nunca sustituir a las
    legislaciones laborales, medioambientales y de derechos humanos
    existentes en cada país.

    Cabe destacar que el enfoque global de RSE, adoptado por
    el Libro Verde, señala que la responsabilidad social
    sólo puede ser asumida por las empresas y "…las
    demás partes interesadas, en particular los trabajadores,
    los consumidores y los inversores pueden desempeñar un
    papel fundamental en su propio interés o en nombre de
    otros interesados en ámbitos tales como los de las
    condiciones laborales, el medioambiente o los derechos humanos,
    instando a las empresas a adoptar prácticas socialmente
    responsable.

    Esto requiere una verdadera transparencia sobre el
    comportamiento
    social y ecológico de las empresas". Podemos ver en este
    planteamiento, el grado de compromiso que adquieren las empresas
    europeas que asumen una RSE, llevando adelante el cumplimiento
    serio y cabal de todas las normativas de responsabilidad
    señaladas, tanto interna como externa a ella. Estas
    empresas se constituyen en modelos a
    seguir por aquellas que aún no se integran a esta cadena,
    siendo además responsables de difundir estas
    prácticas y normativas.

    En el contexto político, a nivel internacional,
    en las políticas comerciales y de cooperación para
    el desarrollo, "…la Unión Europea incide directamente en
    ámbitos relacionados con el comportamiento de los
    mercados. Por lo tanto, el enfoque europeo de la responsabilidad
    social de las empresas debe reflejar y estar integrado en el
    contexto más amplio en que se inscriben diversas
    iniciativas internacionales, tales como el pacto mundial de las
    Naciones Unidas(…)la declaración tripartita de la OIT
    sobre las empresas multinacionales y la política
    social(…)y las directrices de la OCDE para las empresas
    multinacionales". Estas no constituyen conductas legales
    obligatorias, sin embargo, la Comisión Europea y en
    particular los gobiernos europeos que la integran, se han
    comprometido a apoyar estas normativas, fomentando su
    cumplimiento, en el ámbito empresarial.

    Un aspecto importante que considera el Libro Verde en su
    parte final, tiene que ver con las inversiones consideradas
    socialmente responsables. Estos fondos pueden ser vistos desde un
    punto de vista negativo (empresas que fabrican armas, tabaco o alcohol, o
    bien, aquellas que generan residuos no reciclables) o positivo
    (empresas que cumplen criterios sociales y ecológicos
    específicos).

    Las inversiones socialmente responsables, son aquellas
    que se realizan en este último tipo de empresas. En este
    contexto, se intenta promover este tipo de inversión en
    los mercados
    financieros, a través de un "activismo accionarial".
    Estos fondos también llamados éticos, pretenden ser
    una alternativa válida para aquellas entidades sociales o
    inversores que desean garantizar que sus inversiones no van a
    empresas que chocan con sus principios éticos y
    sociales.

    En este sentido, las empresas se ven enfrentadas a
    diversas herramientas e
    instrumentos de
    medición, así como, a un gran número de
    requerimientos de información, lo que podría llegar
    a provocar una creciente aversión de parte de las
    empresas, así como su negación a cooperar. "Para
    solucionar este problema, se están realizando los primeros
    intentos de armonizar la elaboración de los informes
    sociales, a los que se han sumado las agencias de selección
    más importantes. No obstante, debe haber mayor
    convergencia entre los indicadores elaborados por las empresas y
    los criterios utilizados por los analistas para evaluar los
    resultados sociales de las compañías y sus
    comportamientos ecológicos".

    Tanto los fondos denominados "verdes" como "socialmente
    responsables", están referidos ambos, a aspectos
    medioambientales, de evaluación del impacto social y
    económico de las empresas. Resulta impensable un fondo
    denominado socialmente responsable o ético que perjudique
    el medioambiente. Asimismo resultaría contradictorio, un
    fondo que respete el medioambiente y no se preocupe por los
    aspectos sociales de su empresa o su entorno comunitario. "La
    inversión ética
    es(…)una filosofía de inversión que mezcla
    objetivos éticos, medioambientales y sociales con
    objetivos puramente financieros".

    Estos fondos se han ido expandiendo paulatinamente por
    toda Europa, siendo el primero en crearse en Gran Bretaña,
    en 1984. Desde entonces, se han creado en Francia,
    Italia, Alemania,
    España
    y Los Países Bajos. Sin embargo, es en Estados Unidos
    donde han tenido mayor auge: "…más del 97% de los
    gestores que operan carteras o fondos con cribas sociales o
    medioambientales evitan invertir en empresas tabaqueras. Otras
    cribas incluyen: juego, 72%;
    comercio de
    armas, 69%; alcohol, 68%; aborto 50%;
    medioambiente, 37%; relaciones
    laborales, 25%; derechos humanos, 23%, protección de
    los animales,
    7%".

    Al respecto podemos señalar que en un corto
    período de dos años "…de 1995 a 1997, la cantidad
    invertida en Estados Unidos en fondos socialmente responsables se
    ha incrementado un 326% pasando de alrededor de 25 a más
    de 80 billones de pesetas". Gran Bretaña es el país
    que le sigue en volumen de
    inversión en fondos socialmente responsable, "…con un
    patrimonio
    superior a 525.000 millones de pesetas invertido".

    Sin embargo, aún cuando en Estados Unidos podemos
    ver que el tema de la RSE está bastante arraigado y
    difundido, existen graves contradicciones, especialmente en temas
    medioambientales. Un ejemplo es el retiro del gobierno de los
    Estados Unidos del Protocolo de
    Kyoto, sobre Cambio Climático, celebrado en Marrakech, en
    Octubre 2001 (para que los países industrializados
    reduzcan sus emisiones de carbono en un
    5% en un período de cinco años, entre 2008 y el
    2012
    ): "Por su parte los EEUU, país líder
    de la economía
    mundial y también de sus emisiones (20% del total
    mundial), lejos de aceptar y ratificar el Protocolo de Kyoto, se
    retiró el año pasado del mismo, alegando que el
    Protocolo supone una carga intolerable para la economía de
    los EEUU, y que las naciones en desarrollo deberían estar
    exentas de limitar sus emisiones de CO2, metano y otros
    gases de
    efecto invernadero".

    En este contexto, el presidente Bush presentó
    posteriormente en 2002, una alternativa a dicho Protocolo,
    señalando que las industrias
    debieran voluntariamente ir reduciendo de forma gradual sus
    emisiones contaminantes, mediante estímulos fiscales. Cabe
    señalar que el calentamiento global de la tierra por
    efectos de los contaminantes atmosféricos, ha sido un tema
    ampliamente difundido y denunciado por organismos
    científicos y ONG’s medioambientales en todo el
    mundo, como un problema de suma gravedad para la subsistencia del
    planeta.

    Existe una tendencia a medir tanto cualitativa como
    cuantitativamente a las empresas inversoras, en su gestión
    socialmente responsable. Estados Unidos, es el país que
    cuenta con un mayor número de instrumentos de medición al respecto y están por
    tanto más desarrollados: "…el DOMINI 400 SOCIAL INDEX,
    compuesto por 400 empresas de las cuales 250 están
    incluidas en S&P 500, y el CITIZENS 300, que contiene 200 de
    las empresas del S&P 500 y está formado por un total
    de 300 empresas. El primero ha obtenido una rentabilidad
    del período 1990-1998 del 442 % mejorando claramente la
    rentabilidad del S&P 500 que fue del 365,6%. El CITIZENS 300
    INDEX, en el período 1994-1998, también ha
    demostrado la oportunidad financiera de invertir con
    responsabilidad social obteniendo una rentabilidad del 260,3%
    comparada con el 189,3% del S&P 500".

    Podemos visualizar en esta rápida mirada, la
    evolución que ha experimentado la RSE en el mundo
    desarrollado. En la actualidad ha logrado un avance considerable,
    tanto desde las normativas elaboradas por los gobiernos, que
    aunque no son de carácter obligatoria, muchas empresas ya
    han adoptado, como desde el proceso de toma de conciencia en el
    empresariado y en los ciudadanos europeos. Este proceso ha
    permitido que las personas, vayan usando sus conocimientos y
    poder colectivo para presionar a las empresas a actuar de forma
    más responsable, no sólo en torno a los temas
    medioambientales, sino que también, en el respeto a los
    derechos humanos, la no discriminación en el ámbito laboral y la
    participación e inclusión social de la
    comunidad.

    La
    Responsabilidad Social Empresarial, en América Latina y
    Chile.

    Los países Latinoamericanos y Chile en
    particular, están en un proceso bastante más
    incipiente en términos de RSE, comparado con el nivel
    alcanzado en el mundo desarrollado. Sin embargo, tanto los
    gobiernos como diversas organizaciones de la sociedad civil y
    también algunas compañías, se han unido para
    llegar a acuerdos en torno a la adopción
    voluntaria de normativas de RSE, especialmente en temas
    medioambientales y de apoyo a la comunidad. Especialmente las
    multinacionales, cuyas acciones son las que realizan en sus
    empresas en el extranjero, aplicándolas en el medio
    latinoamericano. Pero también, por que los tratados de
    libre comercio
    internacionales, han comenzado a exigir el cumplimiento de estas
    normativas de responsabilidad social a las empresas, en
    congruencia con preceptos establecidos por organismos
    internacionales del trabajo, medioambientales, de derechos
    humanos, etc.

    En este contexto, se está creando en
    América Latina una nutrida red de organizaciones no
    gubernamentales, dedicadas a la difusión y trabajo
    conjunto con las empresas, en el tema de la RSE, especialmente en
    inversiones hacia la comunidad y la acción social. Los
    países que están a la vanguardia en
    este trabajo, son Brasil y México,
    sin desestimar lo que están haciendo al respecto, Chile,
    Colombia,
    Venezuela,
    Uruguay,
    Argentina, Ecuador y
    Perú, así como la red Centro Americana,
    especialmente Guatemala y El
    Salvador.

    Tenemos por ejemplo, los capítulos
    latinoamericanos del WBCSD (El Consejo Empresarial Mundial para
    el Desarrollo Sostenible):

    1. CEADS, Consejo Empresario
      Argentino para el Desarrollo Sostenible: que cuenta con
      35 empresas asociadas entre las que se encuentra DuPont,
      Gas Natural,
      Grupo
      Minetti, Repsol YPF y Aguas Argentinas.

      Otras organizaciones latinoamericanas
      como:

    2. CECODES, Consejo Empresarial Colombiano para el
      Desarrollo Sostenible: una de las organizaciones más
      activas en el ámbito del desarrollo sostenible en
      América.
    3. DERES (Desarrollo de la Responsabilidad Social
      Empresarial): que corresponde a una asociación de
      empresas y empresarios uruguayos implicada en el desarrollo del
      enfoque de RSC, de las mejores prácticas de
      gestión en Uruguay.
    4. Perú 2021: Asociación
      empresarial peruana que pretende que la empresa peruana se
      convierta en un motor de
      desarrollo incorporando la responsabilidad social como
      herramienta de gestión. Los proyectos
      realizados hasta el momento, han sido dirigidos al
      ámbito de la inversión comunitaria.
    5. ALIARSE (Alianza por la Responsabilidad Social
      Empresarial): Corresponde a una alianza de organizaciones
      empresariales de México, formada con el propósito
      de difundir y promover la RSE. Cuenta con diversos
      países miembros, tales como: Argentina, Brasil,
      Canadá, El Salvador, EE.UU, Guatemala, Panamá y
      Perú. Nuestro país es miembro de esta
      organización a través de "Acción
      Empresarial".
    6. CentraRSE. Centro para la Acción de la
      Responsabilidad Social Empresarial en Guatemala:
      Organización liderada por empresarios formada en Enero
      2003. Su objetivo es generar una actitud de cambio en los
      empresarios que operan en el país, cuyo objetivo es
      orientar sobre políticas y prácticas de
      responsabilidad social en las empresas como un pilar
      fundamental de la estrategia de negocios.
    7. Alianza Social (Venezuela): Instituto
      vinculado a la cámara venezolana VenAmCham, cuya
      misión es promover e incentivar la RSC de las empresas
      privadas con el fin de mejorar la calidad de vida
      del venezolano.
    8. FUNDEMAS (Fundación empresarial para la
      acción social de El Salvador): Tiene como objetivo
      contribuir al desarrollo económico y social de El
      Salvador mediante el fortalecimiento de la Responsabilidad
      Social de la empresa privada, la promoción de la filantropía y de
      los valores empresariales.

      Sin duda que es en Brasil, donde la RSE, está
      más difundida, existen más empresas
      comprometidas y organizaciones trabajando en torno al tema.
      Algunas de estas organizaciones son:

    9. CEDIS (Panamá): Organización
      auspiciada en sus inicios por la Fundación W. K. Kellog.
      Nace en el año 2000 con el objeto de contribuir al
      desarrollo económico y social de Panamá a
      través del fortalecimiento, la movilización y la
      articulación de los actores relevantes de la RSE. Posee
      publicaciones, casos prácticos y proyectos de
      ONG’s panameñas.
    10. El Sistema FIRJAN
      (Federación de las Industrias del Estado de
      Río de Janeiro): Organización empresarial del
      Estado de Río de Janeiro, de la que forman parte cerca
      de 16.000 empresas. Está estructurada en Consejos
      Empresariales, que prestan servicios de asesoría
      especializada en Medioambiente y Responsabilidad
      Social.
    11. Instituto Ethos, Empresa y Responsabilidad Social
      (Brasil): Organización empresarial brasileña,
      cuya misión es ayudar a las empresas a incorporar la RSE
      a su gestión diaria. Dispone de un conjunto de
      herramientas y publicaciones, así como, organiza
      periódicamente conferencias anuales de RSE, de gran
      repercusión nacional. Entre las herramientas de
      gestión ha elaborado indicadores de RSE, para grandes,
      pequeñas y microempresas. Además, una guía de
      elaboración del Balance Social, manuales para
      la aplicación de la RSE en diversos ámbitos de la
      empresa, etc.

    El Instituto Ethos, ha organizado un importante debate
    acerca del Proyecto Ley que
    Reglamenta la RSE en Brasil. Este proyecto ley que fue lanzado en
    2003, dispone sobre la reglamentación de la
    responsabilidad social tanto en empresas nacionales como
    extranjeras. Pretende establecer la RSE con carácter
    obligatorio para empresas con más de 500 trabajadores. Su
    objetivo principal es hacer ética y transparentes las
    relaciones de las empresas con sus diferentes públicos:
    consumidores, proveedores, trabajadores, accionistas, comunidad y
    medio ambiente.

    Así también en Brasil, existen programas
    que se destacan por si mismos. Pero más allá de
    eso, "…el fenómeno brasilero sobresale debido a la clara
    tendencia (y conciencia) de que ninguno de los actores
    fundamentales (estado, mercado y sociedad civil) pueden por
    sí solos abordar los grandes problemas de la pobreza, la
    marginación y la inequidad social".

    En este sentido, se ha producido un auge de
    instituciones, en diversos estados brasileros, en términos
    de desarrollo urbano, cultural y educativo, el cual
    "…está siendo acompañado por la construcción de toda una infraestructura
    institucional que le da apoyo y la promueve: centros de
    desarrollo de la inversión social, asociaciones de
    donantes, empresas consultoras de asesoría y asistencia
    técnica, intercambios estructurados de aprendizaje, etc.".
    Aún cuando en otros países de América
    Latina, estas prácticas de RSE, no logran generalizarse,
    podemos encontrar algunas instancias de debates, seminarios,
    encuentros, etc., que se están realizando para tratar el
    tema de la responsabilidad social, tanto desde la
    ciudadanía, como en el ámbito
    empresarial.

    En este sentido, la discusión en ámbitos
    académicos, ha estado centrada en reconocer que, "…si
    bien es cierto la Responsabilidad Social se ha consolidado en los
    últimos años -en ámbitos académicos y
    empresariales- como un elemento diferenciador desde el punto de
    vista del marketing, su rol va más allá y que sus
    actos comunican elementos que se encuentran inmersos en temas de
    competitividad
    e inversión económica". Las empresas en
    América Latina, no han asumido aún la RSE como una
    práctica social a ser incorporada en sus planes de
    negocios corporativos. Con excepción de algunas
    multinacionales que como ya señaláramos, replican
    acciones de RSE, que realizan en el extranjero.

    El desafío entonces, está en "…modificar
    cierto paradigmas
    como el que la empresa sólo funciona a partir de sus
    cantidades económicas o la mayor cantidad de utilidades,
    dejando de lado cualquier otro tipo de
    preocupación(…)los empresarios no ven a la
    Responsabilidad Social como una práctica(…)que genere
    beneficios, sino que genera gastos y altos
    costos, lo que
    denomina ‘política de riesgo’,
    pero que tiene que ver con la condición de crisis y la
    lógica
    que impera en el sector empresarial". Al respecto, se hace un
    llamado a las organizaciones de la sociedad civil o tercer
    sector, para buscar relaciones con las empresas. Son las personas
    que trabajan en estas instituciones quienes tienen por
    misión aprender a hablar con las empresas. Se plantea
    entonces, la creación de "…empresas más sensibles
    a estos llamados de la comunidad, de tal manera que el dirigente
    popular pueda percibir que no esta hablando con los grandes
    capitalistas, sino que con personas con necesidades como
    cualquiera(…)contar con empresas u organizaciones que desde su
    constitución contemplan espacios o
    proyecciones a nivel comunal son más
    ‘amigables’".

    En este contexto, se plantea la necesidad que opere un
    cambio en el empresariado, en términos de visualizar el
    "Voluntariado Corporativo", como una estrategia de RSE a ser
    incorporada en el quehacer empresarial y puesto en
    práctica por las personas que trabajan en la empresa, como
    un aporte hacia la comunidad. Sin embargo, no se desarrolla por
    la falta de una "clase
    empresarial" preocupada por la solidaridad del
    país. Se propone, "…construir un cambio en la
    orientación de las empresas, que implique un cambio en el
    paradigma del
    funcionamiento, orientarlo hacia una visión más
    social, si se quiere solidaria, donde la preocupación no
    está en las utilidades, sino en la satisfacción de
    la propia población que conforma el grupo humano de una
    empresa(…)hay muchas empresas (en Brasil, por ejemplo) cuyas
    bases constitutivas contemplan la Responsabilidad Social, como
    una función no
    para generar beneficios económicos, sino para cumplir una
    función social(…)La Responsabilidad Social se transforma
    así en una herramienta de cambio y de lucha, que de
    promoverse correctamente, puede alentar a la sociedad a asumirse
    como "agente de cambio" y a ejercer una democracia
    real y amplia". Planteado en esos términos, la
    Responsabilidad Social es, evidentemente, un paso que la sociedad
    debe dar en conjunto para recuperar el sentido de su vida
    cívica.

    Sin embargo, en el ámbito empresarial
    latinoamericano, es fundamental, que la RSE comience por
    manifestarse primero internamente con los
    trabajadores.

    Aún podemos ver que, en términos
    generales, las relaciones empresarios-trabajadores, no son de las
    mejores y esto incide en un medio que muchas veces tiraniza la
    necesidad de la labor social. "Si el empresario cree que sus
    empleados son recursos,
    tendrá una posición muy diferente a si considera
    que sus empleados son personas.

    En este último caso sabrá que las personas
    tienen motivaciones propias muy potentes que van más
    allá de lo que él cree dominar. En este caso, las
    conductas de los empleados motivadas por la ayuda al
    prójimo, pueden no sólo producir efectos muy
    positivos fuera de la empresa sino mejorar notablemente el
    clima interno
    de la organización". Podemos ver que se trata de un
    problema de conciencia de parte de los empresarios primero, para
    luego poner en práctica acciones de RSE. Se trata de
    entender lo que le pasa al otro. No existen empresas solidarias
    como tampoco empresas egoístas. Existen sólo
    personas. En este sentido, es que los integrantes de una
    organización entenderán el ‘voluntariado
    corporativo’, no como un hecho aislado sino que como parte
    de la política general de la empresa, sintiéndolo
    como un hecho coherente.

    Promover el cambio, hacia una mayor responsabilidad
    social, tanto en el contexto ciudadano, como en el ámbito
    empresarial, es por lo tanto una tarea de toda la sociedad en su
    conjunto. La voluntad de las personas para ser proclives a este
    cambio, resulta fundamental. "Por lo tanto, en América
    Latina la nueva generación de empresas no existirá
    si nadie les reclama que cambien. Al igual que en la
    política, será la sociedad desde sus base la que,
    mediante consumo
    responsable y conciencia social, hagan emerger empresas
    socialmente responsables(…)la conciencia social y la educación son
    generadores de Responsabilidad Social, sin embargo, es la
    voluntad de las personas lo que mueve a realizar las acciones que
    ayudan a otros".

    Con relación al establecimiento de ciertas
    normativas y reglamentación, resulta difícil y
    complejo imponer por ley aspectos de responsabilidad social a las
    empresas, pues harían muy rígidas sus operaciones.
    Al respecto, Antonio Vives, especialista en RSE del Banco
    Interamericano de Desarrollo, señala que "…debe
    regularse por ley lo más básico, lo más
    fundamental, aquello que no es negociable, como la mano de obra
    infantil o cierto tipo de contaminación del medio ambiente(…)se
    debe dejar lo más voluntario posible para asegurarse de
    que se cumpla, pero usando todos los medios
    posibles de presión o de estímulo por parte de las
    partes interesadas". En este sentido, y como lo
    señaláramos anteriormente, es destacable que en
    Brasil se haya impulsado el año 2003, un proyecto de ley
    que reglamenta las relaciones de las empresas con sus diversos
    públicos: consumidores, proveedores, trabajadores,
    accionistas, comunidad y medio ambiente y que pretende volver
    ética y transparentes dichas relaciones. Esta instancia
    legal, puede constituir un ejemplo a seguir por otros
    países latinoamericanos, que verdaderamente están
    por asumir, voluntaria pero honestamente, políticas y
    normativas de RSE.

    La Responsabilidad Social en Chile: Los
    antecedentes de este tema, en nuestro país, podemos
    encontrarlos en el desarrollo de la filantropía a partir
    de 1920, cuando comienzan a vislumbrarse las primeras acciones
    filantrópicas desde el ámbito empresarial,
    asociadas más bien a principios de caridad. Se trata de
    una clase empresarial vinculada a la minería,
    el transporte y
    la industria. Sin
    embargo, no es hasta la pasada década 90, que la RSE,
    cobra relevancia e interés, desde una perspectiva
    más proactiva, tanto en el ámbito empresarial, como
    estatal y también desde la Sociedad Civil a través
    de ONG’s ligadas a los temas medioambientales, de
    desarrollo humano y potenciación del capital
    social. En "…el año 2000, es publicado el informe
    "Responsabilidad Social Empresarial en Chile" realizado por PNUD
    y PROhumana, el cual recoge las experiencia de trabajo de mesas
    redondas de RSE en que participaron representantes del mundo de
    la empresa, sociedad civil y gobierno. Este documento es la
    primera investigación de envergadura que aborda en
    profundidad la temática de la Responsabilidad Social en
    Chile".

    Además, desde el ámbito académico
    también se ha comenzado a incorporar en diversas carreras,
    ligadas a los temas económicos especialmente en
    Universidades privadas, tales como la Universidad Diego
    Portales. Sin embargo, ya se están efectuando
    conversaciones, para incorporar el desarrollo y enseñanza de la RSE, en Universidades
    estatales, como la Católica y de Chile. Sin embargo,
    nuestro país, al menos en el ámbito
    académico y de investigación, se ciñe por la
    imagen que
    tienen las Naciones Unidas y por tanto el PNUD de la RSE, en
    términos de representar una herramienta para el desarrollo
    humano, así como el fortalecimiento del capital
    social.

    La Responsabilidad Social, como un espacio donde
    convergen empresarios, Estado y Sociedad Civil, no ha estado
    ajena a los efectos de la globalización. En este contexto,
    "…una de las nuevas tendencias mundiales, es que "lo
    público" ha ido dejando de ser parte exclusiva de "lo
    estatal". Se habla incluso de "bienes
    públicos globales" sobre cuya provisión y resguardo
    cabe una responsabilidad no sólo al Estado, sino
    también a la más diversa gama de actores sociales,
    entre ellos de manera destacada al empresariado. En tal sentido,
    la responsabilidad social del empresariado, que antaño se
    circunscribía a la creación de riqueza, de empleo y de
    ingresos
    fiscales, hoy se amplía para proyectarse a las más
    diversas áreas de preocupaciones de la sociedad, como el
    medio ambiente, la participación de la sociedad civil, los
    derechos humanos y la
    mujer".

    Se está tomando conciencia en los distintos
    ámbitos, Estado, empresariado y Sociedad Civil, que la
    tarea de fortalecer y promocionar la RSE, debe ser compartida, de
    manera tal que exista real cooperación entre todos los
    actores involucrados, de forma sistemática y efectiva,
    "…sin embargo, este enfoque no se encuentra presente en la
    forma en que se ha tratado el tema dentro de la Agenda
    Pro-crecimiento, ya que esta ha quedado a cargo exclusivamente de
    la SOFOFA, restándole (…)dinamismo y proactividad a la
    cooperación público-privada en la materia"
    .

    En este contexto, el tema de las confianzas resulta de
    suma importancia, para lograr un trabajo trisectorial, entre
    el Estado, los
    empresarios y la Sociedad Civil. Se señala que las
    desconfianzas son en todos los sentidos, tanto desde el
    empresariado hacia el Estado y viceversa, como desde éste
    hacia el empresariado, desconfianzas que involucran
    también a la organizaciones sin fines de lucro, que son
    finalmente, quienes están trabajando en la línea de
    desarrollar acciones de RSE. Por tanto, el logro de mayores
    niveles de confianzas, debiera llevar a una mayor comunicación entre los actores, que
    potenciaría mayores encuentros, acuerdos y puesta en
    práctica de acciones reales de RSE.

    Este trabajo conjunto y trisectorial, debiera contribuir
    al desarrollo de una gestión integrada de RSE. "Para ello
    junto con las actividades de información, capacitación e intercambio de buenas
    prácticas las empresas deberán ir adoptando
    paulatinamente instrumentos de trabajo que lleven el concepto de
    responsabilidad social a su plena significación. En este
    ámbito, será de gran importancia que las empresas
    avancen en la práctica de publicar sus informes de
    responsabilidad social(…)Lo óptimo es que estas lleguen
    a incorporar iniciativas internacionales como la norma
    Responsabilidad Social 8000 y la Global Reporting Initiative, en
    materia de Desarrollo
    Sustentable".

    También se plantea la importancia de adoptar el
    Triple Balance, que incorpora aspectos sociales, medioambientales
    y económicos, que permite a las empresas efectuar una
    evaluación en términos de cumplimiento en
    éstas áreas, para poder avanzar hacia un mayor
    desarrollo sostenible. Cabe considerar, que todas estas
    herramientas ya están siendo aplicadas en muchas empresas
    de países desarrollados, con resultados excelentes, tanto
    en el cumplimiento de normativas de RSE, como en el logro de
    resultados económicos. En este sentido los ciudadanos
    también contribuyen, como consumidores responsables, a
    presionar a las empresas para que cumplan con estas normativas,
    exigiendo productos que están en esta línea, es
    decir, que cumplen con preceptos medioambientales, sociales, de
    respeto a los derechos humanos, etc. En este contexto, es
    fundamental en nuestro país, efectuar mayor
    difusión y visibilidad a las acciones de RSE, que
    emprendan las empresas, así como la realización de
    campañas educativas, en términos de concientizar a
    la población a ser responsables como ciudadanos,
    concientes de que los productos que adquieran, han sido
    elaborados por empresas que respetan normas medioambientales y
    sociales.

    Al respecto, resulta de relevancia plantear que en
    nuestro país, las características del mercado,
    aún están adscritas a una cultura empresarial
    paternalista y tradicional. Existen conductas diferentes en
    empresas extranjeras -que son las que mayoritariamente incorporan
    la RSE, en sus planes de negocios- y las empresas nacionales, que
    todavía tienen reticencias en temas laborales y
    ambientales, por ejemplo. En este sentido, nuestro país,
    es bastante débil en términos de manejo
    medioambiental y compromiso de la sociedad civil.

    Esto fue detectado en los resultados del Índice
    Nacional de Responsabilidad Empresarial, lanzado por "Consorcio
    de Competitividad Responsable", liderado por "Accountability y
    The Copenhagen Centre", en el cual Chile aparece en el lugar 31,
    entre 51 países". Como señala Simón Zadek,
    chief executive de Accountability, a propósito de la
    competitividad responsable de las empresas, que no se trata de
    establecer más leyes ni normativas, sino que exista "…un
    rol para las empresas a través de autorregulaciones
    para promover la RSE
    y también exista un espacio para
    políticas públicas. La clave está en
    alcanzar un equilibrio(…)Nadie quiere mercados
    caóticos, y para tener mercados estables se necesita una
    regulación".

    Como señaláramos en párrafos
    anteriores, podemos ver que se trata de un problema de conciencia
    de parte de los empresarios primero, para luego poner en
    práctica acciones de RSE. Al respecto, lo que aún
    no se ha asumido en nuestro medio empresarial, es que la
    implementación de acciones de RSE, a través de un
    voluntariado corporativo, llevaría a un impacto positivo
    en las relaciones económicas y sociales, creando las bases
    para entender de manera nueva el asunto de las competitividades.
    Sin embargo, para las empresas chilenas en general, "…el
    enfoque de RSE es demasiado avanzado para el contexto
    local(…)es preciso esperar algunos años para consolidar
    un modelo de este tipo.

    Tampoco existe en los empresarios chilenos una
    reflexión acerca de su identidad y de
    los roles culturales que el tiene de cara a los desafíos
    de la primera década del siglo XXI. Es un sector social
    más bien reactivo, lo cual se expresa también en la
    manera como las empresas enfrentan asuntos complejos como la
    conservación de los recursos naturales y la agenda
    medioambiental en general".

    Nuestros mercados, en términos generales,
    aún están en una etapa de excesiva competitividad,
    sin poner mayor acento en temas sociales y medioambientales, de
    manera que, tampoco propicia la integración social. Al
    respecto surge una pregunta que sigue pendiente en nuestro medio:
    "¿El mercado y el desarrollo de las relaciones de mercado
    son o no factores de integración social?(…)Lo que se
    observa es que un grupo reducido del sector privado crece y se
    desarrolla debido a que expulsan a otros de su mismo sector por
    ser más pequeños. En este sentido, los mercados no
    son integradores. Es en este contexto, donde el Estado
    actúa como poder compensador de una sociedad cuya estructura es
    desigual".

    Sin embargo, es importante reconocer que el tema de la
    RSE, atañe al país y a la sociedad en su conjunto.
    En este sentido, "…el dilema que enfrentamos en Chile, en
    varios órdenes y en especial el que nos ocupa, es la
    superficialidad con que se debaten los temas y la incapacidad de
    abrirse a los tiempos nuevos y sus requerimientos de adoptar
    nuevos códigos y nuevos saberes sociales y morales(…)Se
    requiere una mirada de fondo: plantearse la pregunta por la
    identidad moral de las
    empresas y su rol en el orden social global". Al respecto resulta
    fundamental, la materialización formal de estos
    planteamientos en una Agenda Pro-crecimiento. Esta agenda de
    consensos, debiera llevar al trabajo conjunto de gobierno,
    empresarios y organizaciones de la sociedad civil, para lograr
    acuerdos y políticas que integren las visiones de los tres
    sectores, en una visión concertada que permita construir
    la sociedad que queremos como país.

    Globalización, niveles de pobreza y
    desarrollo humano en Chile.

    El proceso de globalización, conlleva no
    sólo transformaciones de tipo económico, por la
    enorme apertura a los mercados internacionales, sino que
    también tiene impactos en el plano social y cultural de
    las sociedades, acentuado por una verdadera revolución
    de las comunicaciones
    y la información. En este sentido, la
    globalización brinda grandes oportunidades a las
    sociedades para su desarrollo.

    Sin embargo, "…al mismo tiempo este proceso
    plantea riesgos originados en nuevas fuentes de
    inestabilidad (tanto comercial como, especialmente, financiera),
    riesgos de exclusión para aquellos países que no
    están adecuadamente preparados para las fuertes demandas
    de competitividad propias del mundo contemporáneo, y
    riesgos de acentuación de la heterogeneidad estructural
    entre sectores sociales y regiones dentro de los países
    que se integran, de manera segmentada y marginal, a la
    economía mundial". En este contexto, nuestro país
    muestra
    niveles importantes de desigualdad
    social, especialmente en términos de pobreza y
    exclusión social, lo cual, se acentúa en unas
    regiones más que en otras, pero también muestra
    diferencias entre zonas rurales y urbanas.

    Un aspecto que resulta de mucha crudeza en el análisis de la pobreza, es el trabajo
    infantil, el cual en nuestro país, esta bastante
    más cerca de lo que pensamos, ya que, "…en Chile 107.676
    niños y
    adolescentes
    trabajan en ocupaciones que vulneran sus derechos esenciales,
    amenazan su acceso a la educación, al
    descanso y a la recreación
    y ponen en riesgo su normal desarrollo psicológico y
    social". En términos más amplios, estudios de
    CEPAL, acerca de los niveles de pobreza en nuestro país y
    su evolución en los últimos años, nos
    muestran que a fines del año 2000, "…la población
    en situación de pobreza en el país bordeaba los 3
    millones 81 mil personas, correspondientes al 20,6% de la
    población total. En términos de hogares, esta cifra
    representa alrededor de 643 mil hogares pobres (16,6% del
    total)".

    Asimismo, en términos de territorialidad de la
    pobreza, existe una mayor concentración en zonas urbanas,
    considerando que ha habido en el país en los
    últimos años, una acelerada tendencia a la
    urbanización. "El 83,6% de la población pobre
    residía en zonas urbanas (poco menos de 2,58 millones de
    personas) y el 16,4% restante en zonas rurales (505 mil
    personas). Sin embargo, las incidencias relativas de pobreza eran
    más altas en el sector rural (23,8%) que en el urbano
    (20,1%). Además, la población en extrema pobreza o
    indigencia en todo el país, se acercaba a un 5,7% del
    total (unas 850 mil personas), lo que constituye cerca de 178 mil
    hogares indigentes".

    Por otra parte, los agudos contrastes regionales de la
    pobreza, se han mantenido desde décadas anteriores, siendo
    la Novena Región la que muestra mayores índices de
    pobreza: 32,7%. En cambio, las regiones Metropolitana,
    Décimo primera, Segunda y Décimo Segunda,
    señalan los índices de pobreza más bajos de
    todo el país: menos del 16%.

    Cabe señalar que, en la primera mitad de la
    década noventa se observa una importante reducción
    de la pobreza, sin embargo, este ritmo decreció en los
    años siguientes.

    Tanto los índices de pobreza como de indigencia,
    experimentaron un estancamiento, ya que, "…la brusca
    desaceleración del crecimiento económico a partir
    del tercer trimestre de 1998(…)atenuaron –pero no
    detuvieron- la tendencia observada en los años noventa en
    cuanto a la disminución de los porcentajes de pobreza; en
    cambio prácticamente llevó a un estancamiento de la
    situación en materia de reducción de la indigencia
    o de pobreza extrema en el período 1998-2000. A su vez,
    puso en evidencia que los grupos de
    población que presentan mayor vulnerabilidad al ritmo de
    expansión de la economía siguen coincidiendo
    –a grandes rasgos- con los hogares de menores ingresos, al
    paso que las regiones Séptima a Décima se mantienen
    como las de mayor incidencia de pobreza en el país". En
    este contexto, se establece una alta correlación entre el
    comportamiento de los niveles de pobreza e indigencia y la
    distribución del ingreso, tanto en
    términos regionales como de grupos de ingresos.

    En ese sentido, es posible visualizar la alta
    concentración del ingreso en nuestro país, de
    acuerdo a los distintos estratos socioeconómicos:
    "…mientras la población perteneciente a los hogares del
    10% más pobre captaba sólo un 1,71% de los ingresos
    totales, el 10% más rico se apropiaba del 40,29%. Acorde
    con la estructura distributiva de los años anteriores,
    esta concentración es algo mayor en las zonas urbanas que
    en las rurales(…)En términos absolutos, el ingreso medio
    mensual de los hogares del primer decil (el más pobre) era
    en Noviembre de 2000 de $ 91.036, en tanto que el del
    décimo decil superaba los 2,1 millones de pesos(…)el
    decil de los hogares más acomodados tiene un ingreso medio
    que supera en 23,6 veces al del decil más pobre y en casi
    3 veces al del 40% de hogares de menores ingresos".

    Estas cifras nos muestran de forma descarnada la
    pobreza, la indigencia y la concentración del ingreso,
    como causa principal de estos problemas
    sociales. Sin embargo, es fundamental señalar que
    resulta parcelado mirar la pobreza sólo a través de
    cifras relacionadas con los niveles de ingreso, ya que, se trata
    de un fenómeno muy complejo que tiene muchas aristas. En
    este sentido, el Índice de Desarrollo Humano, que desde
    1996 publica el PNUD en nuestro país, incluye la pobreza
    como parte de la mirada del desarrollo humano, lo cual permite
    "…reconocer el carácter multidimensional de ésta
    y por lo mismo la necesidad de abordarla con una mirada
    conceptual y metodológica que vaya más allá
    de la visión unidimensional de la mera pobreza de
    ingresos. En el esfuerzo realizado en Chile se apunta a asumir
    más bien una perspectiva de "pobreza humana", donde el
    énfasis se pone en las "capacidades disponibles"
    más que en las "carencias" de las personas". De manera
    que, los informes de Desarrollo Humano pretenden entregar una
    mirada conceptual distinta, que permita un marco general al tema
    de la pobreza y a las alternativas para su
    superación.

    Estos informes, que tratan los problemas de los chilenos
    de forma integral, plantean que la pobreza debe ser asumida por
    toda la sociedad y no sólo por aquellos que la padecen. En
    este contexto, apelan a la responsabilidad social de la
    ciudadanía y de las instituciones, así como a una
    mayor inclusión social: "…la pobreza y la inequidad
    constituyen limitantes para la ampliación del desarrollo
    humano del país, que requieren para su superación
    de acciones colectivas que incrementen la capacidad de las
    personas de ser "sujetos sociales" y no meros receptores de los
    beneficios del desarrollo".

    Sin embargo, y de acuerdo a los informes del PNUD, el
    proceso modernizador por el que atraviesa nuestro país,
    tanto en el plano económico como social y cultural,
    está llevando a nuestra sociedad a un deterioro de la
    sociabilidad y a un aumento del individualismo, que se manifiesta
    en "…un alto grado de desconfianza, una asociatividad precaria,
    la descomposición de las identidades colectivas
    tradicionales e incluso cierto debilitamiento de la
    cohesión intergeneracional en la
    familia.

    Lo anterior se expresa en lo que algunos han llamado
    patologías del vinculo social(…)como la violencia
    intrafamiliar, la violencia
    sexual, la toxicomanía, los actos de incivilidad y
    desborde anómico, el aumento de la delincuencia
    juvenil, entre otras" .

    Es importante entonces, lograr una integración de
    las dos caras de la modernidad: por
    una parte las tendencias de la economía y por la otra la
    sociedad y la cultura. Al respecto cabe aludir a los resultados
    del Informe del PNUD/2000, que señala que en nuestra
    sociedad existiría una "diversidad disociada", lo cual,
    podría parecer preocupante si lo interpretamos,
    simplemente, como una disgregación y debilitamiento de las
    relaciones y redes sociales. Sin embargo, al efectuar una real
    valoración de nuestra diversidad, en un mundo globalizado,
    en que se privilegia especialmente la heterogeneidad por sobre la
    homogeneidad cultural y social, "…puede haber una multiplicidad
    de Nosotros, muchas veces contrarios entre sí, siempre que
    existan vías de comunicación y traducción entre los diferentes colectivos.
    El problema no radica en la variedad sino en la capacidad para
    poner a conversar y compartir a los diferentes Nosotros" . En
    esta valoración esta la apuesta para potenciar nuestro
    capital social, conformado por una gama diversa de formas de
    sentir, de pensamientos, de posturas y visiones de nuestra
    sociedad.

    En este sentido, "…una condición básica
    para el diálogo
    social, es sin duda, la utilización del ámbito
    público. Sólo en este espacio a la vez abierto y
    compartido, las personas pueden elaborar el lenguaje y
    los códigos interpretativos capaces de dar cuenta de lo
    que les pasa". Habrá que volver a potenciar la "polis",
    como espacio de debate, encuentro y consensos; como el lugar de
    la sociedad donde se tomaban decisiones políticas y
    sociales. Al respecto, resulta fundamental establecer relaciones
    entre el Estado y las organizaciones tanto empresariales, como de
    la sociedad civil, potenciando y fortaleciendo los nexos entre
    ellos, para generar capital social, que permita abordar los temas
    de relevancia, en nuestro país, como la superación
    de la pobreza.

    Entre los temas que el PNUD le ha planteado al Gobierno
    chileno, están:

    • Adoptar un marco conceptual de pobreza
      humana;
    • Desarrollar una estrategia nacional para eliminar la
      pobreza en forma explícita y
      multidimensional;
    • Re-enfocar la descentralización y otros asuntos, que
      conciernen al Gobierno como a la sociedad en su conjunto, tales
      como Medio Ambiente, Perspectivas de Género y
      Responsabilidad Social Empresarial, desde un punto de vista de
      reducción de la pobreza y de la inequidad;
    • Re-centrar el tema del trabajo en la agenda
      social;
    • Considerar el proceso de globalización en las
      políticas sociales;
    • Promover el papel de la sociedad civil, su
      participación y la asociatividad; y
    • Complementar la política
      económica y la social.

    El establecer una relación entre temas
    económicos, sociales, políticos y culturales, en un
    debate abierto y público, que involucre a todos los
    actores y sujetos sociales, debiera permitir el logro de un
    desarrollo humano, para superar la pobreza en nuestro
    país. Pero también, para alcanzar una conciencia
    ciudadana, suficientemente resistente a los embates de una
    globalización que, más bien, ha traído el
    desarraigo del sistema social. Aún así, "…la
    globalización no anula la urgencia de un proyecto de
    país en Chile, más bien lo vuelve doblemente
    urgente: por la propia convivencia y por la necesaria
    incorporación en la comunidad global…" , no sólo
    desde el punto de vista económico, sino que también
    cultural.

    Reflexión
    final: ¿Es la Responsabilidad Social Empresarial, un
    herramienta efectiva para el combate contra la pobreza en
    Chile?

    Esta pregunta es difícil y compleja de responder,
    pero constituye una interesante reflexión, por cuanto en
    su planteamiento, está involucrado el futuro, no
    sólo del desarrollo económico, base para el
    crecimiento en todos los ámbitos, sino que también
    del capital social y humano de nuestra sociedad. A
    propósito de la RSE, se habla también, de
    crecimiento económico responsable.

    Sin embargo, la responsabilidad como concepto involucra
    también a la libertad como concepto, con matices tanto
    económicos como éticos y filosóficos. En
    este contexto, ser empresario o emprendedor, significa tener
    responsabilidades, pero también libertad para elegir
    actuar de una u otra forma, seguir por uno u otro camino,
    "…pero cuando las elecciones tienen un impacto social, tengo
    que responder ante la sociedad y por eso he de medir muy bien mis
    pasos.

    En este sentido a nadie se le oculta que las
    organizaciones y las instituciones tienen una responsabilidad
    social
    innegable, no sólo porque sus opciones
    repercuten en la sociedad, sino también porque los fines
    que persiguen son sociales".

    La RSE como una práctica cada vez más
    reconocida en el ámbito empresarial, involucra valores
    éticos que hasta hace unas décadas no se
    relacionaban con el actuar de los negocios, en general. Su rol
    estaba asociado sólo a la acumulación de riquezas,
    proporcionar empleo y cumplir con normativas y leyes,
    especialmente tributarias. Sin embargo, hoy se entiende la
    empresa como un sujeto o actor social, con un nuevo rol dentro de
    la sociedad. "La empresa hoy, requiere de un buen entendimiento
    de la sociedad no sólo en términos de producción y difusión de bienes y
    servicios, sino también requiere de una experiencia de
    vida social como lugar de aprendizaje comunitario, como
    expresión de acciones filantrópicas, como espacio
    de resolución
    de conflictos y de responsabilidad social (…) las
    organizaciones empresariales y sus líderes, comienzan a
    verse como ciudadanas responsables por su entorno, del cual
    dependen y se fortalecen".

    Las empresas que asumen su responsabilidad social,
    entiende que "…ser empresa ciudadana significa poseer
    una cultura organizativa que otorgue coherencia al negocio
    propiamente tal, con un sistema de valores reconocidos
    públicamente por la organización empresarial(…)lo
    cual significa tener una ética compartida por todos sus
    miembros, que le otorga identidad y un sentido de trascendencia
    al proyecto empresarial en ejecución, el cual se inserta
    en un espacio mayor y que posibilita la sustentabilidad social y
    ambiental de la economía". En este sentido, se detecta en
    algunas empresa, especialmente de capitales extranjeros, que han
    asumido estrategias de
    responsabilidad social con una visión
    ético-valórica. Es decir, el actuar empresarial,
    emana de los valores que sustentan las personas que dirigen y
    toman decisiones en una compañía. A su vez, le
    otorgan sentido a la acción empresarial,
    instalándose en sus planes estratégicos, tanto en
    sus relaciones internas, con sus trabajadores, clientes, etc.,
    como en sus relaciones externas, con sus "stakeholders" y la
    comunidad en general.

    Algunas grandes compañías chilenas, han
    ido asumiendo acciones de RSE con recursos propios, mediante el
    apoyo a instancias de educación para niños,
    jóvenes o adultos, a través del trabajo voluntario
    de sus propios trabajadores, o a través de la
    creación de Fundaciones; o también, apoyando
    diversos proyectos sociales, mediante el establecimiento de
    alianzas con organizaciones no gubernamentales. Es el caso de
    CMPC, CCU y algunas empresas forestales, por ejemplo. Sin
    embargo, no han asumido una estrategia formal de RSE y mas bien,
    predomina una visión cortoplacista en las
    donaciones.

    Pero "… se observan empresas que avanzan en esta
    línea y que tienen dentro de sus propósitos crear
    una estrategia formal de RSE". Lo cual muestra que existe ya, un
    gran avance en términos de toma de conciencia de parte del
    empresariado chileno, para la adopción de buenas
    practicas, en términos de RSE.

    Sin embargo, es fundamental continuar avanzando, hacia
    la comprensión de la RSE como una estrategia
    empresarial
    , que permitiría superar los actuales
    niveles de pobreza en nuestro país, por lo tanto "…es
    necesario que los empresarios tomen conciencia de que la
    superación de la pobreza, mejora los resultados de los
    negocios". Es decir, que para hacer buenos negocios, es
    fundamental elevar la calidad de vida y los niveles de ingresos
    de la población más vulnerable, lo que
    permitiría un aumento de su poder adquisitivo, por esto es
    muy conveniente superar los actuales índices de pobreza en
    el país.

    Sin embargo, muchos empresarios chilenos "…no
    comprenden esta realidad, incluso muchos de ellos no lo creen.
    Una de las razones que puede explicar lo anterior, es que
    más allá de cualquier postura ideológica,
    existe la tendencia a cree que la pobreza no puede ser superada,
    más allá de este fatalismo, es necesario reconocer
    que sí es posible eliminarla siempre y cuando en ese
    esfuerzo solidario participen todos". Es más, en "…un
    análisis pormenorizado de la mayoría de las
    iniciativas de donaciones privadas jamás han considerado
    que a través de ellas es posible lograr un cambio social
    más profundo en la realidad de aquellos sectores
    más vulnerables".

    En la lucha contra la pobreza, el parámetro que
    más se utiliza, es la educación. Eliminar el
    analfabetismo,
    bajar los índices de deserción
    escolar, aumentar el acceso a capacitación
    técnica para adultos, que requieran especialización
    en diversos oficios, para aumentar su empleabilidad, etc., son
    algunos de los aspectos en los que el gobierno ha puesto mayor
    acento.

    Pero es fundamental, que este sea un trabajo conjunto y
    comprometido entre el gobierno, el empresariado y la sociedad
    civil, especialmente en la elaboración de Políticas
    Sociales sectoriales, poniendo mayor énfasis en aquellas
    dirigidas a grupos prioritarios. Asimismo, paralelamente al tema
    de la educación, es importante, que las personas
    más vulnerables "sientan" que son incluidas socialmente,
    como seres humanos valiosos. Resulta relevante que se instale en
    la ciudadanía una conciencia reflexiva que permita
    fortalecer la intervención de las personas en la vida
    pública.

    En este sentido, para desarrollar el potencial reflexivo
    y propositivo de cada ciudadano, el papel del Estado debiera
    centrarse en fortalecer y dinamizar a las organizaciones de la
    sociedad civil. Al respecto resulta fundamental la
    integración de los individuos en la vida pública,
    ya sea, a través de las distintas organizaciones sociales
    comunitarias o de los partidos
    políticos, que permitiera reivindicar el espacio
    público como espacio de todos.

    Un aspecto importante que fue destacado en el apartado
    anterior, a propósito de la pobreza, es la
    distribución del ingreso y la concentración de
    éstos en los estratos socioeconómicos más
    altos. Cabe destacar que los grupos que presentan mayor
    vulnerabilidad al ritmo de crecimiento económico, son
    precisamente los hogares con menores ingresos. Asimismo, la
    pobreza se concentra en unas regiones más que en otras,
    siendo las regiones séptima a décima, especialmente
    la novena, las de mayores carencias. En este contexto, la
    descentralización de la Políticas Públicas,
    tanto en términos de distribución de los ingresos,
    como de decisiones sectoriales, resulta fundamental para
    focalizarlas en los sectores más vulnerables y hacia las
    regiones más pobres. Pero también el empresariado
    regional, juega un importante papel y en este sentido, son muy
    pocas las empresas ubicadas fuera de la Región
    Metropolitana, con excepción de algunas forestales, que
    han emprendido acciones de RSE. Cabe considerar que existen en el
    sur de nuestro país, grandes consorcios empresariales,
    como las salmoneras de capitales japoneses, que están
    obteniendo importantes beneficios económicos,
    ¿qué acciones de buenas prácticas, en
    términos de responsabilidad social hacia la comunidad,
    están efectivamente realizando?

    Sin embargo, como también
    señaláramos en el apartado anterior, la pobreza no
    es sólo material y por tanto no se expresa solamente en
    términos de ingresos; también hay una pobreza
    humana, que tiene que ver con la calidad de vida de las personas,
    la cual, no sólo se mejora con mayores ingresos. Pero
    estos son fundamentales para llevar a cabo el trabajo conjunto,
    en la derrota contra la pobreza. En esta tarea la empresa chilena
    tiene un importante rol, que por cierto le incumbe
    directamente.

    Tal vez, la implementación de la RSE, desde una
    óptica
    de los valores éticos, pueda interpretarse como una forma
    de "limpiar la imagen" de las empresas y los negocios, que
    históricamente han sido los dueños de los medios de
    producción y quienes explotan a los trabajadores,
    protegiendo los intereses de una clase dominante. Sin embargo, en
    el mundo globalizado de hoy, en que la información y
    el
    conocimiento son tan relevantes, se ha relativizado la
    propiedad de
    los medios de producción, como un aspecto determinante en
    las esferas de poder, siendo el saber, el que se ha instalado en
    su lugar. Lo relevante es que en términos de
    implementación formal de una estrategia de RSE, algunas
    empresas chilenas ya han comenzado a adoptarla, e incluso ya ha
    dado importantes frutos, y aún cuando todavía es
    incipiente, se está caminando hacia una mayor
    formalización. Queda un largo camino por recorrer, pero lo
    importante es que ya se ha iniciado.

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    EDITH REBOLLEDO MOLLER

    Socióloga.

    UNIVERSIDAD DE CHILE

    Facultad de Ciencias
    Sociales

    Departamento de Sociología

    Escuela de Postgrado

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