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Política exterior de los Estados Unidos




Enviado por boazmosquera



    CAP. 1 FUNDAMENTOS DE LA POLITICA EXTERIOR DE
    LOS

    ESTADOS UNIDOS. – Los Orígenes de la
    Política
    Exterior Norteamericana. Las Ideas Fundamentales.- Ambivalencia
    del Pensamiento
    Norteamericano. – La Exclusión del Continente Americano
    de la Política de Poder al
    Estilo Europeo. Doctrina Monroe (1823).- El Nacimiento de una
    Nueva Potencia.
    Roosevelt.- EE.UU. Irrumpe en la Arena Internacional.
    Wilson

    CAP 2. POLITICA EXTERIOR NORTEAMERICANA EN LA
    PRIMERA Y SEGUNDA GUERRAS
    MUNDIAL
    . – Primera Guerra
    Mundial. – Choque de las Ideas Norteamericanas Wisonianas
    con las Europeas.- Fracaso del Nuevo Orden Mundial de Wilson en
    la Europa
    Continental y Victoria en el Reino Unido.- Franklin Delano
    Roosevelt y Fin del Aislacionismo.- El Proceso
    Educativo: El Discurso de
    la Cuarentena y El Fin de la Doctrina Monroe.- Segunda Guerra
    Mundial. Concienciación de los EE.UU. La Carta
    Atlántica.- Aproximación de la Paz o. El mundo
    que queremos

    CAP 3. POLITICA EXTERIOR NORTEAMERICANA EN
    LA

    GUERRA FRIA.- Comienza la Guerra
    Fría.- EE.UU. en la Conferencia de
    Postdam (17 de julio a 2 de agosto de 1945).- Doctrina Truman.-
    La Política de Contención: La OTAN y
    la República Federal Alemana.- Política de
    Contención: Corea, Negociaciones con los Comunistas.-
    Política
    de Contención: El Canal de Suez.- Política de
    Contención:. La Crisis de
    Berlín.- Unión de Occidente.- Varapalo al Estilo
    Wilsoniano de la Política Exterior
    Norteamericana. Vietnam.- EE.UU. entra en la
    Realpolitik. La detente.- Fin de la Guerra
    Fría

    CAP.4 LA POLITICA EXTERIOR DE LOS EE.UU. Y LA
    POSGUERRA FRIA.- Postguerra.- Las Relaciones
    Internacionales de los EE.UU y la Desaparición del
    Socialismo.-
    La Transición de la Guerra
    Fría.- La Definición del Interés
    Nacional y Seguridad
    Nacional.- Las Concepciones Estratégicas de Seguridad en
    la Posguerra Fría

    CAP 5. POLITICA EXTERIOR NORTEAMERICANA Y
    EL

    MULTIPOLARISMO EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL.– Teoría y Práctica. Nuevas
    Potencias.- El Consenso Mundial y La Economía en el
    Nuevo Orden Mundial.- Unipolarismo.- El Hoy de la Política Exterior
    de los EE.UU.

    RESUMEN:

    POLITICA EXTERIOR DE LOS ESTADOS UNIDOS DE
    AMERICA. CARACTERISTICAS GENERALES. – Los Orígenes de
    la Política
    Exterior Norteamericana. Las Ideas Fundamentales.- Ambivalencia
    del Pensamiento
    Norteamericano. – La Exclusión del Continente Americano de
    la Política
    de Poder al
    Estilo Europeo. Doctrina Monroe (1823).- El Nacimiento de una
    Nueva Potencia.
    Roosevelt.- EE.UU. Irrumpe en la Arena Internacional. Wilson.- –
    Primera Guerra
    Mundial. – Choque de las Ideas Norteamericanas Wisonianas con
    las Europeas.- Fracaso del Nuevo Orden Mundial de Wilson en la
    Europa
    Continental y Victoria en el Reino Unido.- Franklin Delano
    Roosevelt y Fin del Aislacionismo.- El Proceso
    Educativo: El Discurso de la
    Cuarentena y El Fin de la Doctrina Monroe.- Segunda Guerra
    Mundial. Concienciación de los EE.UU. La Carta
    Atlántica.- Aproximación de la Paz o. El mundo que
    queremos.- Comienza la Guerra
    Fría.- EE.UU. en la Conferencia de
    Postdam (17 de julio a 2 de agosto de 1945).- Doctrina Truman.-
    La Política de Contención: La OTAN y la
    República Federal Alemana.- Política de
    Contención: Corea, Negociaciones con los Comunistas.-
    Política de Contención: El Canal de Suez.-
    Política de Contención:. La Crisis de
    Berlín.- Unión de Occidente.- Varapalo al Estilo
    Wilsoniano de la Política Exterior Norteamericana.
    Vietnam.- EE.UU. entra en la Realpolitik. La detente.- Fin
    de la Guerra
    Fría.- Postguerra.- Las Relaciones
    Internacionales de los EE.UU y la Desaparición del
    Socialismo.-
    La Transición de la Guerra
    Fría.- La Definición del Interés
    Nacional y Seguridad
    Nacional.- Las Concepciones Estratégicas de Seguridad en la
    Posguerra Fría.- Teoría
    y Práctica. Nuevas Potencias.- El Consenso Mundial y La
    Economía
    en el Nuevo Orden Mundial.- Unipolarismo.- El Hoy de la
    Política Exterior de los EE.UU.

    INTRODUCCION:

    Este trabajo tiene por objetivo el de
    compilar las características generales de la
    política exterior de los Estados Unidos de
    América
    para una mejor compresión. Muchos de los lectores
    descubrirán en este trabajo una política exterior
    aislacionista y proteccionista a la par que ambivalente características propias de la diplomacia
    norteamericana en sus comienzos. Los Estados Unidos
    mantuvieron el papel de
    Estado
    periférico durante el siglo XIX pese a su importante
    desarrollo
    industrial y marítimo. Su política externa fue
    aislacionista en los comienzos de su construcción nacional, adoptando un
    proteccionismo en materia
    comercial y una autonomía heterodoxa respecto de Gran
    Bretaña, la metrópoli. No obstante, pese a que no
    hubo acuerdo expreso, siguió las mismas pautas
    británicas de evitar la intervención europea en
    América, este es el espíritu de la
    Doctrina Monroe, y pese a su actitud
    aislacionista, procuró aprovechar al máximo las
    debilidades de las potencias europeas, a fin de encontrar un
    camino autónomo.

    Pero sería el siglo XX el que lanzara a los
    EE.UU. a la arena internacional y al intervencionismo con
    políticas de contención del comunismo mundial
    y de ayuda al desarrollo de
    Europa y
    Japón. Los Estados Unidos
    eran una nación nacida de los postulados de la Revolución
    Francesa y con un sentido determinista de sus valores
    políticos, sociales y democráticos y de esta forma
    entró en la Primera y Segunda Guerras
    Mundiales. Sería la postguerra de la Segunda la que
    cambiaría el rumbo de esa primigenia política
    exterior norteamericana en el mundo, la que transformaría
    parte de su idealismo,
    aunque no todo, en puro pragmatismo
    diplomático.

    La Postguerra Fría no ha dejado la
    política exterior norteamericana indemne y su
    Secretaría de Estado busca
    hoy y buscará durante cierto tiempo los nuevos
    procedimientos
    y objetivos a
    seguir. Ante un mundo multipolarizado los centros de poder del
    globo quedan indefinidos pero la política exterior
    norteamericana sigue siendo uno de ellos.

    CAP. 1 FUNDAMENTOS DE LA POLITICA EXTERIOR DE
    LOS

    ESTADOS UNIDOS.

    Estados Unidos mantuvo el papel de
    Estado
    periférico durante el siglo XIX pese a su importante
    desarrollo
    industrial y marítimo. Su política externa fue
    aislacionista, adoptando un proteccionismo en materia
    comercial y una autonomía heterodoxa respecto de Gran
    Bretaña. No obstante, pese a que no hubo acuerdo expreso,
    siguió las mismas pautas británicas de evitar la
    intervención europea en América. Este es el espíritu de la
    Doctrina Monroe. Pese a su actitud
    aislacionista, procuró aprovechar al máximo las
    debilidades de las potencias europeas, a fin de encontrar un
    camino autónomo.

    Los Orígenes de la Política Exterior
    Norteamericana. Las Ideas Fundamentales.

    La forma de ver los asuntos internacionales por la
    diplomacia estadounidense no apareció de golpe ni por una
    inspiración repentina. La política exterior que se
    practicaba al comienzo de la república iba orientada a
    fortalecer la independencia
    de la nueva nación, para ello se manejaron, debido a la
    falta de amenaza real, los equilibrios de poder
    europeos. Su hábiles oficios hicieron no sólo
    mantener su independencia
    ente Francia y Gran
    Bretaña sino aumentar sus territorios. Durante las
    guerras
    napoleónicas la diplomacia norteamericana descubrió
    los beneficios de la neutralidad como arma de negociación.

    Los EE.UU. desde sus comienzos buscaron la
    expansión territorial, así, después de 1794,
    se fijaron las fronteras con Canadá y Florida a favor de
    los EE.UU. Así mismo, el río Mississippi se
    abrió al comercio
    norteamericano, terminando con la compra de Luisiana a Francia en
    1803 (Napoleón lo justificó para crear un enemigo
    contra Gran Bretaña) que llevó a posteriores
    reclamaciones territoriales en Florida y Tejas a los
    españoles. James Monroe no vió contradicción
    alguna en justificar la expansión territorial hacia el
    oeste, pues era condición necesaria para que los EE.UU.
    fuera una gran nación.

    Las Ideas Fundamentales de la Política Exterior.
    Los dirigentes norteamericanos usaron en muchas ocasiones los
    métodos
    europeos, sin embargo siguieron comprometidos con los principios que
    crearon el país. En la geopolítica, Washington
    evitó formar parte de cualquiera de las alianzas europeas,
    hecho que se convirtió en una máxima moral,
    según Kissinger. Como depositarios del principio de la
    Libertad, los
    EE.UU. creyeron que la seguridad de la
    distancia oceana era una señal de la Divina Providencia y
    sus acciones
    tenían una visión moral
    superior. Los EE.UU. llegaron a la conclusión que las
    continuas guerras
    europeas eran fruto de los métodos de
    gobierno que
    imperaban. Para los EE.UU. la visión del mundo era la de
    un conjunto de naciones cooperantes y colaboradoras, mientras que
    para Europa era la
    competencia el
    principio impulsor de las relaciones
    internacionales. Para Jefferson sólo existía
    "un sistema
    único de ética para
    hombres y naciones: ser agradecidos, fieles a todos los
    compromisos en cualesquiera circunstancias, francos y generosos,
    y promover a largo plazo los intereses comunes de
    ambos".

    Las actitudes de
    los dirigentes estadounidenses con respecto de la política
    internacional demostró que se habían revelado
    contra el sistema y
    los valores
    europeos. Los EE.UU. antepusieron los valores de
    la Libertad y la
    Dignidad humanas y éstas dentro del marco de la Democracia.
    Todavía hoy la clase dirigente norteamericana cree
    firmemente que los EE.UU. tienen la responsabilidad de difundir estos valores
    democráticos para contribuir a la paz mundial. Jefferson
    dijo que los EE.UU. actuaban en nombre de toda la humanidad. En
    todo caso, los dirigentes norteamericanos no vieron ningún
    conflicto
    entre estas ideas republicanas y la supervivencia.

    Ambivalencia del Pensamiento
    Norteamericano.

    Los dirigentes norteamericanos debido a sus principios
    morales rechazaron la diplomacia europea donde las condiciones de
    seguridad apartaban los principios del
    derecho civil
    en una visión maquiavélica de la política.
    El tiempo hizo
    que la invocación de la moral para
    resolver conflictos
    internacionales provocara una ambivalencia y una angustia en
    cuanto a como considerar la subordinación o no de la
    supervivencia a la moral.
    Tucker y Hendrick analizan este hecho diciendo que "para
    Jefferson el gran dilema de la ciencia del
    estadista radicaba en su aparente renuncia a los medios de que
    los Estados siempre habían dependido para garantizar sus
    seguridad y satisfacer sus ambiciones, y en su repugnancia a
    renunciar a las ambiciones que normalmente conducían al
    uso de esos medios. Lo que
    Jefferson deseaba es que los EE.UU. pudieran realizar ambas
    cosas: gozar de los frutos del poder sin ser
    víctimas de las consecuencias normales de su ejercicio".
    Todavía hoy este enfoque bipolar es parte de las
    discusiones de la política exterior
    norteamericana.

    Hasta el siglo XX, la política exterior
    norteamericana cumplió el destino manifiesto del
    país, su expansión, y se mantuvo libre de los
    compromisos del ultramar.

    La Exclusión del Continente Americano de la
    Política de Poder al Estilo Europeo. Doctrina Monroe
    (1823).

    La Doctrina Monroe (1823) podemos interpretarla en dos
    sentidos: a) como una declaración unilateral con
    proyección hemisférica de la política
    norteamericana del aislacionismo; y b) como una
    Estratégica a los efectos de evitar cualquier avance
    europeo en el nuevo mundo.

    El elemento rector de esta doctrina es la no
    intervención; pero desde el punto de vista norteamericano
    ha sido proclamada bajo un espíritu unificador; mientras
    que el mismo principio en la mente de los gobiernos
    latinoamericanos nació de la desunión del
    continente. La no intervención implica un no hacer, en
    términos de respeto a la
    soberanía; por lo que habrá
    convivencia en la medida en que se respeta la soberanía de los demás. La
    cooperación, por el contrario, implica un hacer. Poner al
    servicio de
    todos, aquellos elementos que se tienen en
    común.

    El Corolario Theodore Roosevelt a la Doctrina Monroe
    (1904) en el que habla igualmente de la no intervención en
    sí, reclama este derecho para EE.UU. a los efectos de
    hacerse responsable del orden en interés de
    la civilización.

    No obstante lo dicho sobre la Doctrina Monroe, no hubo
    defensa continental por parte de EE.UU. frente a la
    invasión británica a las Islas Malvinas en
    1833 sin olvidar que ya habían sido invadidas por una
    fragata norteamericana en 1831, así como tampoco la hubo
    frente al bloqueo a Venezuela en
    1902 por las armadas de Italia, Gran
    Bretaña y Alemania para
    cobrar compulsivamente la deuda pública que este
    país tenía con aquellos gobiernos, motivando el
    pronunciamiento del Canciller argentino Luis María Drago
    bajo el principio de que: "la deuda pública no puede dar
    lugar a intervención armada, ni menos a la
    ocupación material del suelo de las
    naciones americanas por una potencia
    europea". Drago hacía referencia en su comunicación al gobierno
    norteamericano, que este principio ya estaba proclamado en la
    Doctrina Monroe. La respuesta del gobierno de
    EE.UU. fue que impediría la intervención de
    cualquier potencia
    extra-americana para el cobro de las deudas contractuales, pero
    intervendrían ellos mismos a los efectos de que se haga la
    justicia del
    caso. Lo importante, en este caso, para EE.UU., no era proteger a
    un país bajo una situación como la que vivía
    Venezuela,
    sino evitar que la actitud
    coercitiva asumiera la forma de adquisición de territorio
    por una potencia no
    americana.

    EE.UU. mantenía una actitud
    aislacionista, que rompió con los inicios del
    Panamericanismo. Su campo de acción principal, en tanto y
    en cuanto respetara las inversiones
    británicas, era Centroamérica y el Caribe
    (español); mientras que Gran Bretaña tenía
    como esfera de influencia al resto del subcontinente a
    través de una política neocolonial basada en
    relaciones comerciales asimétricas, e inversiones.
    Dadas las circunstancias de la época, era muy probable que
    EE.UU. interviniera en un Estado
    Americano (centroamericanos y del Caribe) porque corriera el
    peligro de una invasión por un Estado
    extra-Americano; especialmente si éste era Gran
    Bretaña.

    Debemos saber que en 1901, EE.UU. y Gran Bretaña
    habían firmado el Tratado Hay-Pauncefote, que anulaba el
    Clayton-Bulver de 1850, en el que se establecía una
    división expresa de "esferas de influencia", al otorgarle
    a EE.UU. la responsabilidad por la construcción de un canal
    interoceánico en el Istmo de Panamá, a
    la vez que por la seguridad de la región. Este era un
    motivo valedero por el que EE.UU. podría no querer entrar
    en conflicto con
    Gran Bretaña

    El Nacimiento de una Nueva Potencia.
    Roosevelt.

    Todo lo explicado hasta ahora no era ni mas ni menos que
    el nacimiento de una nueva potencia. En 1885, los EE.UU.
    superaban a Gran Bretaña en producción de manufacturados y a finales de
    siglo consumía más energía que Alemania,
    Francia,
    Austria-Hungría, Rusia, Japón e Italia juntos.
    Los aumentos de producción de carbón, vías de
    acero y el
    kilometraje de vías férreas sobrepasaban con creces
    cualquier idea europea. Un factor importante en el aumento
    población fue la inmigración. Hubo tentaciones para los
    dirigentes norteamericanos de crear un verdadero imperio con
    tanto aumento de poderío, así tenemos las ideas del
    secretario de Estado Seward de anexionar Méjico y
    Canadá o del gobierno de Grant
    de anexionarse la República Dominicana y adquirir Cuba. Este era
    el estilo europeo, pero el Senado se preocupó más
    de los asuntos domésticos, como ejemplo el ejército
    norteamericano hasta 1890 era inferior al búlgaro y su
    armada inferior a la italiana.

    La despreocupación norteamericana por las
    relaciones
    internacionales estándar era tal que llegaba a no
    formar parte de las conferencias internacionales y a reducir al
    mínimo las representaciones diplomáticas. Pero la
    presión de ser una potencia, hizo que los EE.UU. en la
    década de 1880 a 1890 empezaran a tomar posiciones en la
    escena internacional, comenzaron a construir su armada. Ya en
    1902 Gran Bretaña cesó en su empeño de
    controlar la América
    Central.

    Los europeos completamente fuera del escenario americano
    dejaron la vía libre a la actuación de los EE.UU.
    Sin quererlo se habían convertido en una potencia mundial,
    no podían evitar que, a pesar de sus ideas como faro del
    mundo, tendrían que tomar parte en los asuntos
    internacionales al estilo establecido y no en un ambiente
    democrático como hubieran deseado. Roosevelt fue el
    primero en afirmar que los EE.UU. debían hacer sentir
    globalmente su influencia y si sus intereses chocaban con los de
    otra potencia, tendría que usar la fuerza. Esto
    hizo que la Doctrina Monroe se volviera más
    intervencionista (en 1902 presión a Haití para
    pagar sus deudas, en 1903 ayudaron a Panamá a
    separarse de Colombia o en
    1906 las tropas de los EE.UU. ocuparon Cuba). Para
    Roosevelt los dos océanos no eran suficiente
    separación para mantenerse aislados del mundo, su idea
    darwiniana de la supervivencia de las especies era mejor
    guía, en palabras de Kissinger, que la moral
    personal.

    Roosevelt no veía con buenos ojos muchas de las
    ideas piadosas norteamericanas sobre política exterior,
    negando la eficacia del
    Derecho
    Internacional y rechazando el desarme. Según
    Roosevelt, en un mundo gobernado por el poder, el orden natural
    de las cosas se reflejaba en el concepto de las
    "esferas de influencias", dando poderes en las regiones a ciertas
    potencias. Como vemos, Roosevelt muestra unas
    ideas muy europeas en cuanto al gobierno de un
    país y las relaciones
    internacionales. Europa, en un
    principio, no fue importante para Roosevelt en el sentido de
    afectar a los EE.UU.; pero poco a poco fue considerando a
    Alemania una
    amenaza e identificó el interés
    nacional con los de Gran Bretaña y Francia.
    Siendo el primer ejemplo la conferencia de
    Algeciras para decidir el futuro de Marruecos, allí los
    EE.UU. supeditaron sus intereses económicos a la
    visión geopolítica, defraudando a Alemania. En
    Asia,
    Roosevelt aplaudió la destrucción de la flota rusa
    por Japón y veía con buenos ojos un equilibrio en
    la zona entre las dos potencias sin que una destruyera a la otra.
    Así, envió representates a Oyster Bay para que se
    firmará un tratado de paz que limitara la victoria
    japonesa. Roosevelt recibió el Premio Nobel de la Paz por
    apoyar los términos de equilibrio y
    esferas de poder. Poco después de la invasión
    alemana de Bélgica y Luxemburgo, Roosevelt mostró
    su preocupación no por la violación del Derecho
    Internacional sino por el equilibrio de
    poderes, temiendo un auge alemán que dominara Europa y que
    posteriormente amenazara América
    del Sur.

    EE.UU. Irrumpe en la Arena Internacional.
    Wilson

    Los EE.UU. llegaron a desempeñar el papel
    preponderante que por poderío le correspondía en
    las relaciones
    internacionales tal y como previó Roosevelt; pero por
    unos principios que el
    propio Roosevelt ridiculizaba y guiados por un presidente a quien
    Roosevlet despreciaba, Woodrow Wilson. Wilson representó
    la encarnación del tradicionalismo americano. Roosevelt
    comprendió perfectamente cómo funcionaba la
    política internacional, pero Wilson captó,
    según Kissinger, las fuentes de
    la
    motivación norteamericana, los norteamericanos se
    movían a realizar grandes hazañas incitados por una
    visión de unos EE.UU. como un país excepcional,
    llamado a salvar la humanidad por la naturaleza
    excepcional de sus ideales. Roosevelt con su practicidad no
    logró convencer a sus compatriotas para entrar en la
    Primera Guerra
    Mundial, sin embargo Wilson lo logró llamando a esos
    ideales excepcionales. En el primer discurso del
    estado de Unión apareció el wilsonismo, donde el
    derecho universal y no el equilibrio, la
    integridad nacional y no la autoafirmación nacional, eran
    los fundamentos del orden internacional. Para Wilson el arbitraje
    obligatorio y no la fuerza era el
    método de
    resolver los conflictos
    internacionales.

    Wilson sostenía un ideal puro norteamericano que
    ya existía desde Jefferson, tales como la misión de
    faro de la libertad para
    el resto de la humanidad o la idea de que la política
    exterior de las democracias es superior por reflejar el deseo de
    paz del pueblo. Una vez más se mostraban las pretensiones
    de liderazgo
    mundial de los EE.UU. desde un punto de vista altruista, de
    generosidad. Esto lleva a que estas pretensiones de altruismo den
    a las decisiones norteamericanas un aura de impredictibilidad,
    mientras que los intereses nacionales de otros países se
    pueden calcular. Wilson insistió en la imposibilidad de
    los EE.UU. de guardarse para sí, tales valores
    altruistas y que debía compartirlos y extenderlos por el
    mundo, esto llevaba a la conclusión que, en adelante, el
    deber de los EE.UU. sería oponerse a cualquier
    agresión en cualquier parte. Esto creó un
    sentimiento tan extendido que favoreció el
    intervencionismo general, algo por lo que Roosevelt luchó
    desde otro punto de vista.

    Para Wilson no había una diferencia entre la
    libertad para
    los EE.UU. y la libertad para
    el mundo. Redefinió la afirmación de George
    Washington sobre evitar enredarse en alianzas extranjeras,
    explicando que lo que Washington pretendía decir es que
    los EE.UU. no debían inmiscuirse en los propósitos
    de otros, pero nada que no concerniera a la Humanidad. Todo este
    entramado de ideales primigenios llevados a principios del
    siglo XX favorecieron la entrada de los EE.UU. en la Primera Guerra
    Mundial. No influyó la invasión de
    Bélgica o el equilibrio, ni
    el hundimiento del Lusitania, fueron la defensa de la democracia y
    la lucha por el derecho y libertades de las naciones
    pequeñas para su seguridad y la paz, las ideas que
    favorecieron la entrada en la guerra de los
    EE.UU. con el apoyo de la opinión pública. Una
    guerra que
    buscaba tales fines también buscaba una victoria total.
    Wilson detalló los objetivos de
    la guerra en sus
    catorce puntos y reconoció que los EE.UU. sólo
    pueden acometer grandes compromisos si su fe moral puede
    justificarlo. Pero su fracaso fue el de imponer, exigir o
    proponer a unas naciones, las europeas, un comportamiento
    al terminar la guerra para el
    que no estaban preparadas. Su orden mundial eran los equilibrios
    de los intereses de las naciones y no los principios
    democráticos que pretendía Wilson
    imponer.

    Wilson entró en la historia de la
    política exterior norteamericana como una revolución, como un visionario, respecto de
    su precedente Roosevelt y en la aplicación y
    re-interpretación de los ideales de los padres de los
    EE.UU. Propuso la "comunidad de
    poder" o "seguridad colectiva" cuando el mundo no estaba
    preparado para aplicarlo. Quería que el orden mundial se
    defendiera por el consenso moral de todos
    los amantes de la paz, proponiendo la Sociedad de
    Naciones.

    Sin embargo, la mezcla wilsoniana de poder y principios
    preparó el escenario par décadas de ambivalencia
    cuando la política exterior norteamericana intentó
    conciliar necesidades y principios. La premisa básica de
    la seguridad colectiva era que todas las naciones entendieran de
    igual forma el concepto de
    seguridad y la aceptación de los riesgos que
    supone enfrentarse a los que la amenacen. Nos recuerda Kissinger
    que nada de eso ocurrió entre la invasión italiana
    contra Abisinia en 1935 y la guerra de
    Bosnia de 1992. El wilsonismo acentuó la partición
    del pensamiento
    norteamericano y fue un visionario, el embrión de las
    ideas del nuevo orden mundial al que los analistas vuelven una y
    otra vez. En todo caso, es un hecho que el mundo de postguerra es
    un producto
    norteamericano en un tanto por ciento muy elevado y producto de
    las ideas wilsonianas.

    CAP 2. POLITICA EXTERIOR NORTEAMERICANA EN LA
    PRIMERA Y SEGUNDA GUERRAS
    MUNDIALES.

    La Primera Guerra
    Mundial.

    Durante los diez primeros años del siglo XX
    Europa se había transformado en un lugar de esferas de
    poder, la frágil paz que hasta entonces se había
    vivido empezó a desmoronarse poco a poco y aparecieron dos
    bloques de poder. La Primera Guerra Mundial
    estaba a punto de comenzar sin, necesariamente, ser un solo
    país responsable de ello. Como dice Kissinger "…cada
    potencia aportó su parte de miopía e
    irresponsabilidad con despreocupación desmedida que
    comenzó con una carrera armamentista mucho más
    destructiva que en las guerras europeas anteriores". En todo
    caso, la falta de moderación vino de la mano de Alemania y
    Rusia, la primera por su complejo histórico de
    víctima de las guerras europeas de los últimos
    doscientos años y la segunda quería demostrar que
    era el gendarme de Europa en su zona central y
    Balcanes.

    Parafraseando a Kissinger, los gobernantes europeos no
    se dieron cuenta del alcance de la tecnología en la
    guerra y sus consecuencias para Europa, ni la fuerza de las
    alianzas que no correspondían a objetivos
    políticos racionales y que destruían las armas de la
    diplomacia tradicional y daban lugar a una infernal
    vorágine que obligaba al movimiento
    coordinado de todos los aliados ante el enemigo. Esto hizo que el
    casus belli quedara fuera del control
    político, así una guerra era general por necesidad.
    Los problemas de
    los Balcanes en lugar de llevar a la celebración de un
    congreso europeo al estilo del siglo XIX, llevó a la
    invasión de Bélgica y el ataque a Francia por
    parte de Alemania y Austria. El 11 de noviembre de 1918 Alemania
    firma un armisticio después de veinte millones de muertos
    y la modificación de fronteras en Europa. Las condiciones
    de paz fueron tomando poco a poco un carácter nihilista
    donde ninguna nación creía en la buena fe de la
    otra.

    Choque de las Ideas Norteamericanas Wilsonianas con
    las Europeas.

    Para los EE.UU. existía una gran diferencia entre
    su filosofía y el parecer de los europeos, dominaba la
    idea wilsoniana de que el hombre
    tiene una naturaleza
    pacífica, de ahí la base del pensamiento
    que argüía que las naciones democráticas eran
    pacíficas por el simple hecho de serlo. En el concierto
    europeo sus gobernantes no sabía como encajar estas ideas.
    En Europa la diplomacia se basaba en la guerra como instrumento
    para equilibrar poderes, formándose alianzas con objetivos
    distintos a la búsqueda de la paz. Los conceptos de
    autodeterminación y seguirdad colectiva no encontraban eco
    en la diplomacia Europea antes de la Primera Guerra Mundial.
    Wilson propuso buscar la paz en el principio de seguridad
    colectiva, en busca de una paz mundial como concepto
    jurídico. Así, la estimación de la rotura
    del estado de paz requeriría una organización internacional que Wilson
    llamó Sociedad de
    Naciones. Este concepto es de
    origen inglés,
    cuya diplomacia defendía el equilibrio de poder, pero que,
    conociendo los férreos principios wilsonianos, buscaba en
    tal Sociedad de
    Naciones la entrada de los EE.UU. en la guerra. La idea
    norteamericana de transportar el sistema
    federalista al mundo coincidía con la idea, interesada,
    del Reino Unido. De esta forma la diplomacia inglesa entró
    en el proceso de
    decisión decision making de la diplomacia
    norteamericana quien creo un producto
    americano en la Sociedad de
    Naciones.

    Las naciones europeas fueron muy reticentes a la hora de
    rechazar sus tradiciones y sus objetivos de
    guerra. Ante la indecisión europea Wilson propuso catorce
    puntos de objetivos de guerra para los EE.UU. de los cuales ocho
    eran irrenunciables:

    1. Diplomacia abierta.
    2. Libertad de navegación
      marítima.
    3. Desarme general.
    4. Supresión de barreras comerciales.
    5. Solución imparcial de reclamaciones
      coloniales.
    6. Restauración de Bélgica.
    7. Evacuación del territorio ruso.
    8. Creación de la Sociedad de
      Naciones.

    En todo caso, el mundo que proponía Wilson se
    basaba en principios y no en el poder; en el derecho y no en los
    intereses tanto para vencedores como vencidos. Las propuestas
    wilsonianas querían un orden mundial, y por esa
    razón entraron los EE.UU. en al guerra, en que la resistencia a la
    agresión se basara en juicios morales y no
    geopolíticos. Principios que no seducían a los
    aliados de los EE.UU., pero que aceptaron por su debilidad. Pero
    los alemanes no quedaron derrotados al final de la guerra, su
    fuerza
    quedó, en cierto modo, reservada como pasó con su
    idea expansionista esperando tiempos mejores para llevarla a
    cabo. Además, Wilson no pudo evitar una paz cartaginesa,
    por las presiones del miedo francés, y se exigieron
    compensaciones a Alemania lo que rompió la idea de trato
    igualitario. Otro aspecto fue el compromiso personal de
    Wilson en las negociaciones de enero a junio de 1919 en
    París que socavaron su fuerza en el
    congreso de los EE.UU. y, además, le hizo bajar, durante
    las negociaciones, a aspectos pequeños en los que nunca
    había reparado, lo que le hizo preocuparse más de
    la conclusión del tratado que de crear un orden mundial a
    idea y semejanza de los principios por él postulados.
    Además, la conducta de todos
    los estadistas en Versalles subrayaron sus intereses nacionales,
    Francia quería asegurarse el domino europeo, Inglaterra las
    indemnizaciones alemanas y los italianos recoger el botín
    territorial, dejando la defensa de los propósitos comunes
    a Wilson, ninguno compartía la idea de un nuevo orden
    mundial wilsoniano, lo que defraudó al presidente
    norteamericano. Para completar el despropósito la Conferencia de
    Paz de París no incluyó a las potencias vencidas ni
    a la Rusia de Lenin.

    Fracaso del Nuevo Orden Mundial de Wilson en la
    Europa Continental y Victoria en el Reino Unido.

    Para Kissinger, el mayor error del tratado de Versalles
    (que afectaba a Alemania) fue el artículo 231 o
    Cláusula de Culpa de Guerra que declaraba a Alemania como
    única responsable de la Primera Guerra Mundial
    con medidas de castigo en todos los campos, político,
    militar y económico. Sin embargo, enfriados los
    ánimos, muchos observadores comprendieron que el origen de
    la guerra fue un conjunto de hechos que venían de largo y
    en los que todas las naciones europeas tenían su parte de
    responsabilidad. Ello llevó a que los
    pacificadores no aplicaran y dieran fuerza a los tratados de
    París consiguiendo fortalecer a Alemania
    geopolíticamente ayudada por el rearme. La amenaza de una
    guerra ya se vislumbraba desde el Reino Unido y desde Francia,
    hecho que se reforzó con la no sanción del Tratado
    de Versalles por el senado norteamericano y con el pavor
    francés a una Alemania rearmada, como fue la
    creación de la Línea Maginot, que dejaba las manos
    libres a los alemanes en el este (Polonia) ante esta
    posición defensiva francesa. Otro punto importante fue el
    no entendimiento anglo-francés en el periodo de
    posguerra.

    Si tuviéramos que hablar de victorias
    sería la de Wilson sobre la opinión pública
    inglesa la que destacaría, que alcanzó a sus
    políticos. La orientación diplomática
    inglesa desde 1920 se comprometió realmente con la
    seguridad colectiva y ello creó la "especial
    relación" que ingleses y norteamericanos comparten en
    política exterior, si bien, cada uno con sus características particulares.

    En todo caso, el débil equilibrio de posguerra se
    quebrantó completamente con la ascensión de
    Hitler al
    poder en 1933 y el desinterés, por desilusión y
    aburrimiento, de los EE.UU. sobre los asuntos europeos. Esta
    situación se plasma en la desaparición de las ideas
    internacionalistas en los EE.UU., perdiendo todo objetivo en
    mantener el viciado Tratado de Versalles y los restantes del
    Pacto de París. Internacionalismo era la Sociedad de
    Naciones pero no la diplomacia internacional. Si bien sólo
    la Doctrina Monroe y el aislacionismo marcaron la política
    exterior de los EE.UU. de posguerra.

    Los hechos se van sucediendo uno a uno forjando el
    esqueleto de lo que sería una devastadora guerra: la
    ocupación alemana de la Renania en 1936 tuvo un efecto
    psicológico nefasto en las democracias europeas y
    terminó con el Tratado de Versalles, la Guerra Civil
    española ofrecía la cara del fascismo en el
    sur de Europa amenazando a Francia por este flanco, la
    unión de Alemania y Austria (Anschluss), la
    ocupación de Checoslovaquia. A este cuadro se unió
    una inquietante alianza germano-soviética por puro
    interés
    geopolítico sobre Polonia.

    Franklin Delano Roosevelt y Fin del
    Aislacionismo.

    El comienzo de Franklin Delano Roosevelt (FDR) fue el
    comienzo de la desaparición del aislacionismo como
    principio básico de la política exterior
    norteamericana y la toma del liderazgo
    mundial. Fue un hecho objetivo que
    el avance alemán en Europa se convirtió en una
    amenaza mundial por sus ansias de dominación globales.
    EE.UU. se había convertido en una potencia mundial sin
    buscarlo y le apoyaba una industria en
    continuo crecimiento y con potenciales impredecibles, pero esto
    no se plasmaría en la arena internacional sin un soplo
    político que fue FDR, el encargado de dar con la casi
    anulación de las Leyes de
    Neutralidad y con el suministro continuado al Reino
    Unido.

    Con FDR los EE.UU. se introducían en el camino
    del compromiso internacional permanente, de la salida del
    tradicional aislacionismo y tomaban conciencia de que
    su invulnerabilidad no era tal. No podemos olvidar que los EE.UU.
    cuando FDR llega a la presidencia están saliendo de la
    Gran Depresión
    y los ojos de los políticos y la opinión
    pública están girados hacia el interior si cabe
    aún mas que de costumbre. El mérito de FDR es
    conseguir que aquellos ojos girarán hacia Europa y el
    Pacífico y que lo hicieran convencidos de una causa que
    transcendía el interés
    nacional. La figura de FDR tiene su polémica y nadie duda
    de la rudeza de su carácter, pero fue una figura en el
    arte de la
    manipulación política y fue un "idealista sin
    ilusiones". Fue pragmático, pero fue fiel a una
    visión coherente del futuro que salvó a Europa y
    como dice Kissinger "…fue el Moisés que no pudo ver
    la Tierra
    Prometida al morir antes del fin de la guerra".

    El Proceso
    Educativo: El Discurso de la
    Cuarentena y El Fin de la Doctrina Monroe.

    Este discurso
    pronunciado en Chicago en 1937 fue la primera advertencia de FDR
    a su pueblo de las amenazas que se cernían y a las cuales
    los EE.UU. tendrían que oponerse. Expuso los peligros que
    amenazaban a la paz, la libertad y la seguridad mundiales con la
    creación del Eje Berlín-Roma y el ataque
    japonés
    a China. FDR lo
    llamó "una epidemia de anarquía a la que
    había que aplacar con una cuarentena". Este discurso
    pretendía dar un nuevo enfoque que llevaba a dar una
    respuesta más contundente que una simple condena moral a
    cualquier tipo de agresión. En todo caso, los hechos
    posteriores demostraron que tal discurso pretendía crear
    conciencia de la
    necesidad de participar en los asuntos internacionales que
    evitara o sofocara las agresiones en el mundo siempre con un
    modelo
    wilsoniano.

    Pero los resultados de la Conferencia de
    Munich (Francia e Inglaterra
    – Alemania e Italia) hizo que
    FDR pusiera a los EE.UU. en las vías de las democracias
    europeas, pasando poco a poco del apoyo político al
    material y que terminaría tres años después
    con la entrada en la guerra. FDR estaba convencido de que el
    nazismo era una
    amenaza contra los EE.UU. y un mes después de la
    Conferencia de Munich volvió sobre el contenido del
    Discurso de la Cuarentena y mientras pedía un principio de
    desarme solicitaba que los EE.UU. se preparan para lo
    peor.

    FDR en 1939 justo antes de la invasión alemana de
    Polonia afirmaba que la Doctrina Monroe ya no podía
    sostenerse en un mundo donde el Atlántico ya no es una
    barrera infranqueable a las naciones que ambicionan el dominio del
    mundo.

    Posteriormente orientó la opinión
    norteamericana para que identificase a Hitler y
    Mussolini como el mal, a lo que contribuyeron las notas enviadas
    a los dictadores con los países que no debían
    agredir y la reacción de estos. También
    llevó a los EE.UU. a una estrecha colaboración
    militar con el Reino Unido.

    Segunda Guerra Mundial.
    Concienciación de los EE.UU. La Carta
    Atlántica.

    Poco después de que Alemania invada Polonia, el
    día 3 de septiembre, el Reino Unido declara la guerra a
    los alemanes; pero los EE.UU. alegan sus Leyes de
    Neutralidad, no obstante FDR ya había conseguido
    modificarlas para que franceses e ingleses pudieran comprar
    armas
    americanas. La ruptura de la neutralidad se produjo el mismo
    momento en que los alemanes entraban en Francia, el 10 de junio
    de 1940, comprometiéndose a extender toda sus ayuda
    material a cualquier país que resistiera el ataque
    alemán. Por otro lado, FDR aumentó enormemente los
    presupuestos
    de Defensa, a pesar del, todavía, intenso sentimiento
    aislacionista en la vida política norteamericana.
    También urdió la Ley de
    Préstamos y Arrendamientos para disponer de fondos para
    ayudar a los países europeos en su lucha contra Hitler. Los
    atrocidades nazis comenzaron a hacer mella en el aislacionismo,
    en enero de 1941 FDR resumió los objetivos de guerra de
    los EE.UU. en cuatro: a) libertad de expresión; b)
    libertad de culto; c) libertad de toda creencia; y d) libertad de
    todo temor. Posteriormente los siguientes pasos hacia la guerra
    fueron el estacionamiento de tropas en Groenlandia e Islandia y
    la patrulla del Atlántico Norte al oeste de Islandia como
    base del Sistema de
    Defensa del Hemisferio Occidental.

    FDR empezó a mover las conciencias de su pueblo
    en un discurso en mayo de 1941 en que explicaba la necesidad de
    defender las Cuatro Libertades y la creación de un Orden
    mundial y la desaparición del equilibrio de
    poder.

    La Carta
    Atlántica.
    En agosto de 1941 frente a las costas de
    Terranova se reunieron en un crucero Churchill y FDR. Los
    resultados de esa reunión pretendían crear un
    verdadero nuevo orden al estilo norteamericano. La Carta
    Atlántica valoraba de forma wilsoniana el concepto de
    seguridad, extendía las Cuatro Libertades apareciendo el
    acceso igualitario a las materias primas y la mejora de las
    condiciones sociales a nivel mundial. La Carta
    Atlántica consagraba la autodeterminación y el
    desarme. En todo caso, la Carta se
    redacta en un momento de cierto alivio para Inglaterra, aun
    estando muy débil, al estar los alemanes involucrados
    enormemente en el frente ruso. Churchill nunca discutió la
    situación de posguerra debido a que en aquel entonces una
    victoria estaba lejos de lograrse sin una total entrada de los
    EE.UU. en la guerra.

    Tras el torpedeo de un buque norteamericano que balizaba
    a un submarino alemán para ser bombardeado por la
    aviación británica comienza de facto la
    guerra contra el Eje. La entrada de iure se produce con el
    bombardeo japonés
    a Pearl Harbor (tras unas exigencias diplomáticas
    inaceptables de los EE.UU. a Japón sobre su retirada de
    todos los territorios conquistados en el Pacifico) y la
    declaración de guerra de Hitler y
    Mussolini. FDR había conseguido "que le entraran" en la
    guerra, no obstante después de los pasos lentos y seguros de su
    diplomacia, que de una u otra manera hubieran introducido a los
    EE.UU. en la Segunda Guerra
    Mundial.

    Hitler, Mussolini e Hiroito convirtieron unas guerras
    regionales extremadamente cruentas y sanguinarias en un conflicto
    mundial al declarar la guerra a los Estados Unidos.
    El empeño de Hitler por
    derrotar a los rusos le hizo perder su VI Ejército en el
    invierno de 1943, fue, entonces, cuando Roosevelt, Churchill y
    Stalin vieron la posibilidad de destruir al ejército
    alemán y en configurar un orden mundial nuevo, si bien
    cada uno tenía su propia visión de cómo
    hacerlo.

    Aproximación de la Paz o. El mundo que
    queremos

    Las visiones de la posguerra variaban según las
    naciones. Para el Reino Unido se debería de restablecer un
    cierto equilibrio de poder al estilo de la diplomacia europea
    tradicional, para Francia neutralizar definitivamente a Alemania
    era el objetivo de la
    guerra y para la URSS extender su radio de
    acción por Europa central como hizo la diplomacia zarista
    rusa tradicional. Pero los EE.UU., FDR, no había embarcado
    a su pueblo para liberar una Europa y dejarla que se gobernara a
    la forma tradicional de esferas de poder y de diplomacia
    tradicional europea. El objetivo de
    FDR era crear un nuevo orden de cooperación y
    armonía.

    Es bueno saber que en 1944 Roosvelt no pretendía
    dejar tropas en Europa y ser el contrapeso de una URSS asentada
    en la Europa Central, como tampoco pretendía contribuir a
    la reconstrucción económica de Europa. Estos dos
    puntos entendía que eran tarea del Reino Unido. El Reino
    Unido no podía hacerlo, Francia no existía y
    sólo los EE.UU. podían acometer tal empresa. Francia
    nunca fue apreciada por FDR, de hecho, ya en 1942 cuando esbozaba
    un orden mundial con Cuatro Policías, sólo EE.UU.,
    el Reino Unido, la URSS y China entraban
    en el grupo de
    países controladores del nuevo orden que evitaría
    los errores de la Sociedad de Naciones y se preocuparía
    por la seguridad colectiva.

    Debemos destacar que los EE.UU. desempeñaron un
    papel
    ambivalente con el Reino Unido por la tradición
    anticolonial de los Estados Unidos
    que se oponía al Imperio Británico como tal, la
    naturaleza de
    la guerra y el mantenimiento
    de unas ciertas tradicionales esferas de poder en la Europa de la
    posguerra. En todo caso, FDR buscaba con ahínco la
    aplicación de los principios norteamericanos del orden
    mundial y no del orden europeo, lo que afectaba de lleno a las
    colonias inglesas de ultramar. Sin embargo, durante la guerra FDR
    coincidió con Churchill en muchos objetivos militares;
    pero fueron uno en el de dar prioridad a la derrota alemana.
    Hecho que hizo enfrentarse a FDR con sus generales. Cabe destacar
    que la diplomacia británica planeaba y utilizaba sus
    operaciones y
    victorias militares para ulteriores fines, mientras que los
    norteamericanos batallaban por la victoria y su diplomacia hacia
    su propio camino. La necesidad de conexión de las acciones
    militares a ulteriores maniobras diplomáticas fue una
    lección que le tocó aprender a los EE.UU. en Corea
    y Vietnam.

    Bajo el mandato de Roosevelt se celebraron una serie de
    conferencias internacionales que pretendían crear las
    bases del orden mundial a la americana: a) Naciones Unidas
    (Dumbarton Oaks); b) la economía mundial
    (Bretton Woods); c) la agricultura y
    alimentación (Hot Springs); la ayuda y
    rehabilitación (Washington); y la aviación civil
    (Chicago). En todo caso no hubo acuerdo político mientras
    duró la contienda por deseo explícito de los EE.UU.
    lo que favoreció las tesis de la
    diplomacia soviética de expansionismo como idea de la
    creación de un cinturón, cuanto más ancho
    mejor, de seguridad. El objetivo soviético era mantener
    sus fronteras de 1941. Prueba de ello fueron las cumbres de
    Teherán (diciembre 1943) y Yalta (febrero 1945) que
    sirvieron a Stalin para demostrar a los ingleses y
    norteamericanos que ellos le necesitaban más a él
    que al contrario. Si bien, la cumbre de Yalta mostró a un
    Stalin seguro de la
    victoria, al menos en su parte de Europa, pues su tropas ya
    acosaban a las divisiones nazis fuera de las fronteras de 1941.
    FDR cuando llegó a la cumbre de Yalta ya estaba
    mortalmente enfermo y las condiciones del viaje hasta esa ciudad
    soviética no le favorecieron en absoluto. En Yalta los
    EE.UU. buscaban la apertura del frente ruso en Japón y la
    distribución de votos en las Naciones Unidas,
    temas que gustaban a la URSS por interés
    propio y para distraer de las conversaciones a la Europa oriental
    que pretendía dominar. Sin embargo el Reino Unido
    insistió y consiguió devolver a Francia su status
    de potencia, no desmembrar Alemania y parar los pies a la
    expansión soviética. Pero el tema polaco, por el
    que el Reino Unido entró en la guerra, no encontró
    compresión soviética. Tampoco la URSS cedió
    en el tema japonés
    y exigió compensaciones territoriales a su
    intervención (Kuriles y sur de Sajalín). Stalin
    demostró que su bandera era la Realpolitik y no los
    acuerdos con los capitalistas americanos e ingleses

    El concepto de las Cuatro Policías fracasó
    por el mismo motivo que el concepto wilsoniano de la seguridad
    colectiva, y éste era la forma de enfrentarse a los
    objetivos de los cuatro actores principales. Los EE.UU., FDR, ya
    había dicho que Europa era cosa de británicos y
    rusos y que ni recursos
    militares ni económicos norteamericanos seguirían
    en Europa después de vencida Alemania. Así, los
    EE.UU. también condenaban, de antemano, el concepto de las
    Cuatro Policías de FDR. En todo caso, el expansionismo
    soviético sólo encontraría un
    obstáculo en unos EE.UU. comprometidos con Europa y
    Asia no en un
    Reino Unido y una China
    débiles. FDR puso a los EE.UU. en una posición de
    compromiso con los principios originarios de su república,
    la geopolítica británica poco influyó en
    unos EE.UU. comprometidos, por obligación moral, con un
    orden justo mundial, donde el enemigo derrotado dejaba paso a un
    nuevo gigante con ambiciones territoriales al estilo del siglo
    XIX y principios del XX, la URSS.

    El Acuerdo al que los grandes estadistas de esta guerra
    no llegaron, por las razones que ya hemos expuesto,
    tendría que alcanzarse después de un largo periodo
    de posguerra que llevó a situaciones de crisis
    mundiales con peligro de una nueva guerra mundial y
    que se reflejó en la creación de esferas de poder
    con guerras regionales donde los vencedores de la Segunda Guerra
    Mundial luchaban por imponer sus sistemas
    sociales. El mundo, el nuevo orden mundial, era la Guerra
    Fría.

    CAP 3. POLITICA EXTERIOR NORTEAMERICANA EN
    LA

    GUERRA FRIA.

    Comienza la Guerra
    Fría.

    Lo que la guerra había unido, la victoria
    rompió. El Reino Unido buscaba el control de la
    URSS en Europa y los soviéticos buscaban la
    expansión territorial para aplicar su sistema de
    sociedad contra el capitalismo.
    Los EE.UU. encontraron, entonces, la oposición a la
    aplicación de sus principios y la situación devino
    en la bipolarización de la política mundial con
    centros en Washington y Moscú y como campos de batalla,
    principalmente, Europa, sin olvidarnos de Asia-Pacífico, Oriente Medio, Centro y
    Sudamérica y Africa
    Mediterránea y Subsahariana.

    Muerto FDR justo antes de finalizar la guerra,
    ocupó la presidencia Harry Truman cuya formación y
    expectativas no dieron fe de su buena labor posterior. Truman se
    encontró un panorama desolador en política exterior
    con una URSS hambrienta de territorios, con Francia deshecha, el
    Reino Unido débil y Alemania ocupada y dividida en cuatro
    zonas de influencia. Así mismo, se encontró con el
    dilema de favorecer a Stalin para que entrara en la guerra contra
    Japón. Pero aún con la intención de crear
    las Cuatro Policías y un orden mundial pacífico
    toparon con la URSS a quien, de forma muy norteamericana, se le
    achacaban un no saber portarse y hacer, en lugar de achacarle
    intereses geopolíticos en su rudo e intransigente comportamiento
    internacional. Truman desarrolló la política
    exterior norteamericana de las coaliciones haciendo volver a los
    enemigos vencidos, Alemania y Japón, al conjunto de las
    democracias desarrollando una intensa labor de ayuda que tiene
    como estrella el Plan Marshall,
    sin olvidarnos del Programa de los
    Cuatro Puntos para fomentar el desarrollo de
    las economías no norteamericanas. Truman creía
    firmemente en los principios de los Padres Fundadores y en la
    tecnología
    de la industria
    norteamericana. Los principios republicanos y democráticos
    y el poderío industrial le hacían tener una
    confianza desmedida en las posibilidades de los EE.UU. de
    reconstruir el mundo al que venció, como ha quedado
    demostrado.

    Precedentes de la Guerra
    Fría. La Guerra
    Fría es un conjunto de hechos y situaciones heredadas
    y nuevas; pero fue la única alternativa que el
    status de las relaciones
    internacionales dejaron a las potencias. Los EE.UU. al
    finalizar la guerra intentaron enseñar, como una pura
    reacción instintiva norteramericana contra la
    Realpolitik, que la diplomacia del equilibrio de poder se
    había acabado y desdeñaron las advertencias de
    Churchill de las intenciones de Stalin para dominar Europa
    central y la necesidad de oponerse a ello con unas fuerzas
    anlgo-norteramericanas.

    Para Stalin la diplomacia no era más que una
    herramienta más para definir el equilibrio de fuerzas.
    Para los EE.UU. establecer el nuevo orden mundial pacífico
    y democrático era el objetivo de su diplomacia. Hecho que
    a Stalin le movía a pensar que los EE.UU. no podían
    moverse por principios abstractos, como libertad o democracia, y
    que en ello había algo oculto y no podía comprender
    que la diplomacia norteamericana se moviera por tales principios
    (autodeterminación de la Europa central). Esto
    provocó que la URSS, altamente debilitada en recursos
    humanos y materiales
    después de la guerra, desconfiada tomara una
    posición de potencia intacta haciendo creer que
    controlaría Europa con su modelo de
    sociedad y establecería una esfera soviética a su
    alrededor, al fin y al cabo dictatorial.

    Esta actitud, junto
    con los continuos regateos con los negociadores norteamericanos,
    iba a cambiar por completo la actitud de los EE.UU., como dice
    Kissinger, de buena voluntad. Esto era el comienzo del
    enfriamiento de las relaciones entre EE.UU. y la URSS y la
    amenaza de la Guerra Fría se atisbaba en el horizonte de
    las relaciones
    internacionales de posguerra; pero todavía quedaba
    Postdam.

    EE.UU. en la Conferencia de Postdam (17 de julio a 2
    de agosto de 1945).

    Los EE.UU. llegaron a Postdam con sus ideas puras de lo
    que la diplomacia debía ser después de una
    devastadora guerra, traían los principios wilsonianos, las
    Cuatro Policías de FDR y la desaparición de las
    esferas de interés.

    La conferencia tenía un largo orden del
    día donde, intentado evitar entrar en los detalles
    más bajos que ahogaron la Conferencia de Versalles,
    había una enorme cantidad de puntos concretos que los tres
    estadistas, Truman, Churchill y Stalin, tenían que
    resolver, tales como las indemnizaciones o la situación
    final de distintos países del Eje y asociados.

    Cada uno de los puntos del orden del día
    empezaron a encontrar dificultades. Polonia quedaba bajo
    influencia soviética a pesar de las presiones
    norteamericanas e inglesas. Stalin no había cumplido los
    acuerdos de Yalta y Teherán en sus expansión del
    comunismo, ahora
    exigía 20.000 millones de dólares a Alemania como
    compensación, a lo que se opusieron los EE.UU. y el Reino
    Unido. Los despropósitos se sucedían uno tras otro,
    además Churchill fue sustituido por Attlee tras unas
    elecciones generales que tuvieron lugar durante la conferencia.
    En todo caso, algunos acuerdos tuvieron lugar como el
    establecimiento de un mecanismo cuatripartito que trataría
    las cuestiones alemanas, que las indemnizaciones, a propuesta de
    Truman, se obtuvieran cada potencia de sus zonas de
    ocupación.

    La mentalidad de Stalin hubiera necesitado una
    posición dura, de Realpolitik, por parte de la
    diplomacia norteamericana, a quien Stalin consideró
    débil y a la que desvió de sus objetivos con
    exigencias basadas en puros faroles, dada la situación
    real de la URSS. Stalin sólo estaba respaldado por sus
    miles de soldados cansados y mal equipados que ocupaban la Europa
    central. En todo caso, la dura posición de Stalin ante los
    EE.UU., a sabiendas de que éstos tenían la bomba
    atómica, se basaba en la seguridad de que los EE.UU. no
    estaban por iniciar ningún conflicto
    militar ni por utilizar el arma nuclear en Europa. Esta seguridad
    de la actitud de los EE.UU. ante un desafío de la URSS dio
    lugar al bloqueo de Berlín.

    Postdam fue el comienzo real de la Guerra Fría,
    de la separación de Europa, del Mundo en dos esferas de
    influencia, justamente se cumplían las peores pesadillas
    de los norteamericanos en cuanto a su política exterior.
    Contrario a sus principios los EE.UU. se vieron envueltos en la
    política internacional de esferas de poder/interés/influencia.

    El Menosprecio del Poder de los EE.UU y las
    Exageraciones de Stalin: Stalin consideraba que las concesiones
    eran un síntoma de vulnerabilidad y que por tanto
    éstas no debían formar parte de su diplomacia
    cuando negociara con los EE.UU. Stalin mostraba constantemente,
    con temeridad, un poderío inexistente. Todo ello combinado
    con mucha belicosidad e indiferencia fue convirtiendo a la URSS
    en un gigante con pies de barro, pero al que nadie se
    atrevía a tocar. Además, la URSS recibió un
    soplo de aliento desde las capas intelectuales bienintencionadas
    de los países occidentales que creían en el
    discurso de Stalin que el sistema de organización soviético era la mejor
    forma de estructurar la sociedad. El discurso de Stalin, a partir
    de 1946, giró para achacar los males y el origen de la
    guerra al capitalismo,
    desde entonces sería este el enemigo a vencer en todo el
    mundo.

    En el lado occidental ya se había empezado a
    tomar conciencia de la
    amenaza soviética y se mantenía la no
    provocación de intervención militar alguna en
    Europa. Sería Churchill, una vez mas el profeta de Europa,
    abogando por una reconciliación con Alemania y una
    unión de las democracias europeas en un frente
    común contra el comunismo que,
    como sistema, empezaba a expandirse por la Europa central, a
    pesar de sus ciudadanos, y no tardaría mucho en extenderse
    al mundo. Las intenciones norteamericanas basadas en la Carta de las
    Naciones Unidas
    parecían no tener valor para
    Stalin. Parafraseando a Kissinger, Stalin, a pesar de su primer
    éxito, cometió un grave error al subestimar a las
    democracias, a EE.UU. principalmente, prueba de ello son el
    Plan Marshall,
    la OTAN y más tarde la Unión
    Europea. Las conversaciones de Marshall con Stalin en 1947
    llegaron en un momento en que los EE.UU. desconfiaban
    completamente de las intenciones soviéticas y en el que
    Stalin había llegado demasiado lejos.

    Doctrina Truman.

    Los EE.UU. llegaron a la conclusión que sin
    cambio de
    mentalidad soviética no habría resultados en las
    negociaciones. Una vez asumido esto por los proyectistas de la
    política exterior norteamericana comienza la resistencia
    práctica al expansionismo soviético que no
    había cambiado desde el pacto Stalin-Hitler:
    dominación de los Balcanes y control del paso
    de los Dardanelos. En todo caso, el freno a tal expansionismo
    soviético no se justificaría desde el punto de
    vista geopolítico al pueblo norteamericano, sería
    basado en los principios fundamentales de la política
    exterior norteamericana. Acheson convenció a una
    comisión republicana apelando a que en la historia no había
    habido la bipolarización mundial actual desde Roma y Cartago y
    que ayudar a las naciones amenazadas por el expansionismo
    soviético sería proteger la seguridad de los
    EE.UU."…sería proteger la libertad misma".

    A partir de entonces comenzó la ayuda Greco-Turca
    y apareció la Doctrina Truman, que usó
    términos wilsonianos de la lucha de dos tipos de sociedades. La
    sociedad de la Doctrina Truman es la basada en la voluntad de la
    mayoría con instituciones
    libres, gobierno representativo, elecciones libres,
    garantía de la libertad individual, libertad de
    expresión y de religión. En el otro
    extremo, la sociedad comunista se basaba en la voluntad impuesta
    de una minoría sobre una mayoría por le terror y la
    opresión, la prensa y radio
    controladas, elecciones coaccionadas y la supresión d e
    las libertades personales. La Doctrina Truman, al estilo
    wilsoniano, daba la imagen de unos
    EE.UU. defensores de la democracia y
    la comunidad
    internacional de acuerdo con los principios de la Carta de
    Naciones Unidas
    (CNU).

    Una buena comprensión de la historia de la
    política exterior norteamericana hubiera hecho ver a
    Stalin la posición que los EE.UU. estaban tomando con
    respecto a la expansión soviética y lo que es
    más importante, el apoyo del pueblo norteamericano a esa
    nueva política exterior de los EE.UU. donde el futuro se
    definía como la defensa de los principios
    democráticos, principios de los Padres Fundadores. Poco
    después se anuncia el plan de ayuda y
    recuperación económica de Europa y Japón,
    que supuso un giro a las primeras posiciones norteamericanas
    sobre el tema poco antes de acabara la guerra, el llamado
    Plan Marshall.
    El Plan Marshall
    triunfó por su idealismo, por
    sus miras en un futuro utópico que llegó a ser
    tangible, por el compromiso moral y material del pueblo
    norteamericano en vertebrar de medios humanos
    y materiales, la
    producción y la política exterior
    que definía la letra de este plan de ayuda orientado no
    contra el Partido Comunista y sus organizaciones
    sino contra el hambre, la pobreza, la
    desesperanza y el caos. No obstante, la política exterior
    norteamericana dirigió sus pasos a la oposición, a
    parar, a contener la expansión soviética en le
    mundo, eso fue la Política de Contención que tuvo
    numerosos escenarios por todo el globo

    La Política de Contención: La OTAN y la
    República Federal Alemana.

    La Política de Contención fue el producto de la
    intransigencia soviética en las negociaciones de finales
    de la guerra y de la posguerra. Destaca sobre esta
    Política de Contención el artículo de George
    F. Kennan, jefe de personal de
    planificación del Departamento de Estado,
    que explica los modos en que la hostilidad a las democracias
    formaba parte de la estructura
    interna soviética y por tanto impenetrable a los estilos
    negociadores Occidentales. La tensión con lo no
    soviético, no comunista, era parte de la filosofía
    de la URSS. Kennan proponía que la única manera de
    superar tal estratégica soviética era una
    política firme de contención que coloque una
    contrafuerza a la expansión soviética en cada punto
    del globo donde intente manifestarse.

    El artículo de Kennan definió incluso la
    forma y las razones por las que desaparecería la URSS.
    Para Kennan que el Partido Comunista apelara al apoyo de las
    masas políticamente inmaduras e inexpertas le
    llevaría a extrañas consecuencias, pues la
    ideología comunista sólo ha ejercido la disciplina y
    la obediencia, sin compromiso ni acuerdo. Así que todo
    elemento que perturbe la unidad y la eficacia del
    Partido como instrumento político haría que la URSS
    cambiara en poco tiempo y se
    convertiera en una nacional débil. Esto parece predecir lo
    que sería la URSS de después de la
    Perestroika de Mijail Gorbachov.

    Kennan estaba llevando, con su artículo, a su
    pueblo a una lucha sin fin y sin cuartel contra el poder
    soviético donde todo los escenarios geográficos y
    del conocimiento
    quedaban abiertos a innumerables batallas (Europa, Oriente Medio,
    Asia, Asia-Pacífico, Africa y
    Sudamérica. Sin olvidar, la ciencia,
    los pactos militares y comerciales, etc…).

    Con la Política de Contención la Guerra
    Fría tomó tintes militares y se mostró una
    imagen de
    debilidad por parte de Occidente, única y exclusivamente
    porque dió muestras de una interminable paciencia durante
    más de cuarenta años. Los EE.UU. articularon su
    nueva política exterior con una creatividad
    que la misma Política de Contención provocaba al
    llevar a crear continuamente posiciones de fuerza militares y
    económicas por todo el mundo, además se
    relacionó la estabilidad con el aunar de la economía y la
    sociedad civil
    (Plan Marshall) y la creación de una fuerza de seguridad
    poderosa con decisión de actuar (OTAN).

    La OTAN surgió tras la aceleración de la
    expansión comunista con el golpe a Praga en 1948,
    quedó entonces demostrado que los EE.UU. debían
    participar en la defensa de Occidente, que aún estaba
    débil para oponerse a una URSS en expansión. La
    política exterior norteamericana sufrió un nuevo
    giro, el mundo quedó entonces, claramente, dividido en dos
    esferas de influencia, término que para el consumo
    doméstico norteamericano quedó, por el ingenio de
    sus políticos, como "el predominio del poder para la paz
    para luchar contra la agresión y no contra ningún
    país en concreto", eso
    era, en definitiva, la definición de la OTAN en los EE.UU.
    Por toro lado, la creación de la República Federal
    Alemana (RFA) con la unión de los sectores americano,
    británico y francés supuso un nuevo desafió
    contra la URSS, que había creado una Alemania comunista en
    su sector, y la consolidación de la división de la
    Alemania de Bismarck.

    La actitud de la política exterior norteamericana
    con la creación de la OTAN y la RFA sorprendieron a los
    más ardientes partidarios de la Política de
    Contención. EE:UU. había orientado su
    política exterior a cubrir el vacío de poder que
    existía en Europa, imponiendo sus principios basados en
    ideales de soluciones
    generales en lugar de basarse en intereses particulares
    típicos de la tradicional diplomacia europea. No obstante,
    con este tipo de política exterior relegaba a su
    diplomacia a una actitud ciertamente pasiva, quedando a la espera
    de los movimientos soviéticos.

    Tres corrientes de pensamiento se opusieron a la
    Política de Contención: Lippmann por el agotamiento
    de recursos que
    producía, Churcill por no favorecer las negociaciones
    antes de ocupar posiciones de fuerza y Wallace que negaba el
    derecho moral de los EE.UU. a llevar a cabo tal política
    (idea que se desplomó tras el golpe comunista a
    Checoslovaquia)

    Política de Contención: Corea,
    Negociaciones con los Comunistas.

    La Política de Contención tenía una
    brecha y es que los soviéticos al ver parada su actividad
    en Europa empezaron a buscar escenarios en lugares del globo de
    gran dificultad estratégica y diplomática para los
    EE.UU. Corea del Norte atacó a Corea del Sur, dos
    países donde se mostraba la polarización de la
    política mundial. Este escenario, ni siquiera se
    había previsto por los estrategas norteamericanos y
    acudieron con sus tropas sin plan previo. En EE.UU. no se
    comprendía porque la URSS había escogido tal
    escenario, fuera del perímetro de defensa norteamericano.
    Chocaron, entonces, el menosprecio de la URSS por el interés
    geopolítico estadounidense de la zona y el no
    consentimiento por parte de los EE.UU., como símbolo de no
    tolerar una agresión comunista donde quisiera que se
    produjera en el planeta.

    El plan de invasión de Corea del Sur parece ser
    que fue idea de Kim El Sung, que convenció a Stalin de lo
    fácil de la empresa y el
    desinterés norteamericano en la zona, desestimando los
    principios e ideales generales estadounidenses que ya
    habían sufrido varapalos en todo el este de Europa y en la
    guerra civil China. El
    desdén del trato comunista a las fronteras internacionales
    ponía en peligro la reconstrucción pro-occidental
    del Japón y creaba un bastión comunista en Asia
    incontrolable. La intransigencia soviética facilitó
    la entrada en la guerra de los EE.UU. y dos días
    después de que las tropas norcoreanas cruzaran el paralelo
    38, los EE.UU. ya habían empezado a desplegar las suyas y
    en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
    se aprobaba una resolución para que Corea del Norte cesara
    las hostilidades y se retirara al norte del paralelo 38. Con la
    resolución en la mano, la lucha ya no era una
    intervención local de una potencia, sino la lucha por los
    principios manifestados en la CNU para defender al mundo libre
    por el conjunto de las naciones democráticas.

    Corea fue la primera brecha de la Política de
    Contención, en cómo prevenir que en el futuro no se
    repitiera este tipo de invasiones. Además, China se
    había convertido en un país comunista que amenazaba
    todo equilibrio en Asia, lo que provocó la defensa de
    Taiwan (Formosa) de la invasión comunista. Esta
    acción junto con la ayuda que los EE.UU. enviaban a las
    tropas francesas en Vietnam para contener la expansión
    comunista, hicieron a Mao Zedong pensar en un cerco
    norteamericano a China. Esa fue la excusa de la
    intervención China en Corea. Pero los norteamericanos
    aplicaron un principio erróneo en la Guerra de Corea, no
    acompasaron sus objetivos estratégicos y militares con los
    diplomáticos, hecho fundamental para el éxito en
    guerras limitadas. Después del éxito de McArthur al
    cortar las líneas de suministros, al desembarcar en
    Seúl, entre Pyongyang y el frente en el sur, se dió
    el momento político de la decisión de parar en el
    paralelo 38, continuar e infligir un castigo a los comunistas o
    unificar Corea. McArthur convenció a Truman para no parar
    en el cuello de botella al norte de la capital
    norcoreana y continuar hasta la zona continental para llegar al
    río Yalú, pero los chinos atacaron por sorpresa, a
    pesar de no estar suficientemente preparados, y los
    norteamericanos huyeron en desbandada al sur del Seúl. La
    falta de doctrina en la guerra limitada y la retirada hizo que la
    política norteamericana dependiera de las fluctuaciones en
    el campo de batalla y perdiera toda iniciativa
    diplomática, no propuso la creación de una
    buffer zone (zona colchón) con China al norte del
    cuello de botella lo que hubiera, probablemente, parado el ataque
    chino. En todo caso, China sin el factor sorpresa, ya no fue un
    rival para los EE.UU. quienes abandonaron toda idea de
    unificación y volvieron a la de Contención con el
    paraguas de las Naciones Unidas.
    En enero de 1951 el frente estaba al sur de Seúl y el
    optimismo de Mao era grande, pero la fuerza de los EE.UU. fue
    mayor y pararon su ataque, que en el contraataque llevó a
    las tropas estadounidenses por encima del paralelo 38. Los EE.UU.
    creían, erróneamente, que China y Seúl, no
    habían intervenido sin la ayuda de la URSS dentro de una
    conspiración comunista a nivel mundial para llevar a los
    EE.UU. a Asia y atacar a Europa. Sí hubo cierta ayuda de
    Stalin a Mao; pero reclamó un pago que sembró las
    discordia entre los dos regímenes y la semilla de su
    separación ideológica. En todo caso, la pregunta en
    los EE.UU., planteada por la actitud de MacArthur, fue si
    había algún punto intermedio entre la guerra total
    y el estancamiento. En las opciones de Bradley, jefe de la junta
    de estado mayor, la del medio, resolver en general las cosas sin
    comprometer excesivas fuerzas, fue la que se llevó a cabo,
    renunciado a la unificación y guerra total y a la de salir
    y abandonar, por tanto, Corea. En todo caso, los temores de los
    EE.UU. de que la URSS buscaba un pretexto para hacer una guerra
    total, no estaban fundados, es mas lo que Stalin intentó
    fue evitarla, pues motivos para comenzarla no le faltaron en
    aquellos años. Mientras tanto, las críticas en los
    EE.UU. por la guerra de Corea vinieron, al contrario que por la
    guerra de
    Vietnam, por no buscar la victoria.

    Las lecciones aprendidas son, en el caso de la
    política exterior norteamericana, la capacidad de maniobra
    de sus estadistas para cambiar el concepto de un territorio fuera
    de la esfera de defensa norteamericana a pasar al envío de
    tropas para evitar el socavamiento de la posición de los
    EE.UU. en el nuevo orden bipolar mundial. China supo combinar, al
    enfrentarse a una superpotencia, los factores militares y los
    diplomáticos y aprendió con no podría haber
    otro enfrentamiento, hecho que no se produjo durante la Guerra
    Fría. Los EE.UU., pensando que detrás de todo
    estaba la URSS, redoblaron esfuerzos. La sobredimensión
    que los EE.UU. dieron a la URSS, fue en contra de éstos y
    en Europa se produjo el rearme y la cohesión de los
    aliados. La reacción de Stalin fue una amplia actividad
    diplomática para resolver la Guerra
    Fría.

    Stalin, sabiendo de su inferioridad, no
    pretendió, a pesar de todo, proponer un nuevo orden
    mundial donde se aceptaran las reglas del juego de la
    democracia, al
    contrario quiso establecer un reconocimiento oficial de las dos
    esferas de poder reinantes en el mundo con una Alemania en medio,
    unificada y armada (Nota de Paz sobre Alemania – llena de
    excepciones y peros que no convención nunca a Truman). La
    intención de Stalin de una negociación global desapareció con
    su muerte, sus
    sucesores no podían dar concesiones tan alegremente como
    lo hubiera hecho Stalin, si esa hubiese sido su intención.
    Era claro que el régimen comunista de la Alemania Oriental
    era especial y distinto a los de las otras naciones comunistas,
    era, al fin y la cabo, el comodín que Stalin guardaba en
    su manga respecto de las negociaciones con Occidente. En general,
    los errores de cálculo de
    Stalin venían de su creencia en que los Occidentales
    practicaban una Reapolitik a su estilo, cosa que no era
    cierta. Para Kissinger los sucesores de Stalin
    practicarían un estancamiento de la diplomacia para
    dedicarse a mantener sus opciones y para ello empezaron,
    así ganaban tiempo, unas
    rondas de negociaciones sin contenido ni proposiciones fijas.
    Negociaciones que Churchill veía bien, era lo que deseaba
    desde el fin de la guerra. Pero la idea de los EE.UU. fue,
    apoyada por Adenauer (canciller alemán) y era la de no
    poner en riesgo la
    cohesión lograda en Occidente, este el era el punto
    álgido de la Política de Contención. Pero
    las negociaciones se celebraron y tendrían su puesta en
    escena en la Cumbre de Ginebra de 1955 que para los occidentales
    fue el deshielo de la Guerra Fría, pero que para los
    soviéticos fue el comienzo de una carrera para igualarse a
    un Occidente en cohesión y un tiempo de oro
    para arreglar sus disputas internas de poder.

    Política de Contención: El Canal de
    Suez.

    El mundo a pesar de la Cubre de Ginebra de 1955
    tenía dos esferas de poder claras, EE.UU. y la URSS. Los
    EE.UU. empezarían, una vez asegurada Europa, a aplicar la
    Política de Contención en otras regiones del mundo.
    El Oriente Medio era considerado zona de disputa Occidental y la
    URSS lo vió como un buen objetivo para su venta de armas, siempre a
    través de un tercero, y así enconar el Conflicto
    Arabe-Israelí.
    Oriente Medio era zona de influencia británica, donde
    desde la Liga Arabe hasta la Legión Arabe eran productos
    británicos. Los puntos clave de la política
    británica eran el
    petróleo de Irán y el canal de Suez. En un
    territorio de especial interés para el Reino Unido,
    Egipto, un
    grupo de
    jóvenes militares depuso al pro-británico rey Faruk
    y el carismático Nasser se hizo con el
    país.

    Debemos recordar que los EE.UU. nunca quisieron
    intervenir en el Oriente Medio, al contrario que en Grecia y
    Turquía, a pesar de las invitaciones de Churchill, porque
    lo consideraban un vestigio colonial y como tal no defendible
    bajo los principios de autodeterminación norteamericanos.
    Los EE.UU. pensaron que los revolucionarios del Oriente Medio
    verían en la potencia americana un ejemplo a seguir y si
    bien estos revolucionarios utilizaban términos
    democráticos en la puesta en escena, en realidad fueron
    pura retórica para hacerse con el poder y sacudirse el
    colonialismo inglés
    y francés. Muchos de los revolucionarios eran marxistas y
    se apoyaron en el conflicto Oriente-Occidente para alzarse en el
    poder. Así, los EE.UU. se vieron en esta

    zona del mundo atraídos por el imán de la
    Política de Contención.

    La política norteamericana intentó
    combinar el poner fin al colonialismo británico y crear
    una estructura de
    contención en el Oriente Medio. Un Pacto de Bagdad y una
    Alineación de Naciones del Norte no bastó para
    sacar a la URSS de la influencia que ejercía en el Oriente
    Medio. Un Nasser desconfiado que no ansiaba dominaciones,
    negó la paz con Israel y
    aplaudió el proyecto de la
    presa de Asuán en un esfuerzo anglo-norteamericano, donde
    la mayor parte de la inversión sería de los EE.UU.
    Asúan sirvió a Nasser para jugar con las potencias;
    pero no le dulcificó pues ansiaba el liderazgo
    árabe en la zona. Los EE.UU. se retiraron del proyecto de la
    presa como represalia a sus devaneos con la URSS. A
    continuación los egipcios invadieron, como represalia a
    los EE.UU., la Compañía del Canal y controlaron la
    navegación del mismo y el canal se nacionalizó.
    Ingleses y franceses no tenían mucho cariño a
    Nasser, los segundos, especialmente, porque éste ayudaba a
    las guerrillas marroquíes y argelinas en contra de
    Francia. Estaban decididos a intervenir por la fuerza, a pesar de
    la fuerte oposición norteamericana. A última hora
    en las Naciones Unidos se acordaron seis puntos entre Francia,
    Inglaterra y
    Egipto que,
    posteriormente, fue vetado por la URSS. La guerra era ya un
    hecho; pero se elaboró un plan en el que Israel se
    vería involucrado, para así llegar a Suéz y
    separar, ingleses y franceses, a las fuerzas contendientes
    dieciséis kilómetros del canal y establecer una
    administración internacional del mismo.
    Todo, según el plan, debía ocurrir unas semanas
    antes de las presidenciales de los EE.UU. Los EE.UU.
    después de la intervención francesa e inglesa, tras
    la israelí,
    votaron contra sus aliados, junto con la URSS, una
    resolución de las Naciones Unidas
    para su retirada y la sustitución por una fuerza de Paz.
    Mientras tanto las URSS, en su esfera de poder, aplastaba a la
    guerrilla húngara que luchaba por la libertad. Los EE.UU.,
    en esta ocasión, se basaron en cuestiones morales y
    jurídicas, mientras que la URSS, Reino Unido y Francia se
    basaron en la geopolítica que en último caso
    favorecía la política nacionalizadora de Nasser y a
    la postre la victoria de la exportación de armas
    soviéticas al Oriente Medio.

    Las conclusiones ingleses fueron la de
    subordinación de los ingleses a los EE.UU., mientras que
    los franceses optaron por una alianza con Alemania.

    Política de Contención:. La Crisis de
    Berlín

    Después de la guerra Berlín quedó
    dentro de la Alemania Oriental, dividida en cuatro sectores, el
    oriental controlado por la URSS y el occidental, norte, oeste y
    sur controlado por ingleses, franceses y estadounidenses
    respectivamente. El lado occidental se había convertido en
    lugar prospero con respecto al Este, dominado y controlado por
    los soviéticos, entonces, la mano de obra se pasaba al
    Oeste y se produjo un gran desarrollo
    industrial. Esto hizo recelar a los soviéticos y empezaron
    a poner obstáculos, a través de las instituciones
    de la Alemania Oriental, a los pasos de mercancías y
    personal a
    Berlín. La URSS, dentro de su imagen
    aperturista que Nikita Jruschov intentaba dar en 1957, se
    preparaba para dar un nuevo órdago a Occidente, pero un su
    punto más débil, Berlín. En aquel entonces,
    la URSS ya estaba bastante preparada en materia de
    cohetes nucleares. En esta crisis la
    amenaza de la guerra nuclear apareció con más
    fuerza y los EE.UU. fueron conscientes que la carrera nuclear
    había comenzado y que su monopolio
    tenía que dar su último fruto, apareció
    entonces el concepto de "represalia masiva". Este concepto
    unía toda intento de agresión a un ataque a todos
    los puntos de la potencia agresora.

    El 13 de agosto de 1961 se empieza a alzar el muro de
    Berlín, el Este no había podido superar al
    próspero Oeste. Aunque las familias quedaron separadas y
    la situación fue muy grave, Kennedy decidió no
    atajar la crisis como una agresión. Esto hizo que los
    alemanes vieran que los EE.UU. no reaccionarían ante el
    asunto, igual que en el asunto de Hungría, y Brandt
    comenzó a aplicar lo que se conocería como
    Ostpolitik. Ese inhibición norteamericana
    sería uno de los motivos que hizo a la RFA reconocer a la
    RDA. Los EE.UU., no obstante, enviaron más tropas a
    Berlín utilizando la autopista que discurría por la
    zona soviética. Nikita Jruschov demostraba una vez mas que
    iba de farol. Eisenhower y luego Kennedy sabrían que los
    EE.UU. superaban en potencial estratégico a la URSS con
    creces.

    Berlín sirvió para lanzar unas
    negociaciones EE.UU.-URSS, pero éstas no dieron fruto
    ninguno de transformación del status quo existente
    en Europa. También llevó a los alemanes a perder la
    confianza ciega en los EE.UU. y a su Ostpolitik de
    acercamiento a al RDA.

    La crisis de Berlín culminó con la crisis
    de los misiles cubanos que fueron el momento cumbre de la Guerra
    Fría. Todo fue una muestra de la
    debilidad soviética que, en aquel entonces, no fue
    reconocida por las democracias lo que hizo que la Guerra
    Fría siguiera enquistada en la diplomacia mundial. El
    resultado fue que la URSS ya no desafió a los EE.UU. hasta
    el final de su existencia en 1989, excepto en Oriente Medio en
    1973. La URSS, desde finales de los sesenta, se orientó al
    apoyo de las guerras de liberación nacional como Angola,
    Nicaragua, Etiopía y Afganistán.

    Unión de Occidente

    Europa se había visto abandonada temporalmente,
    quizá coyunturalmente, por los EE.UU. en la crisis del
    canal de Suez, en Hungría y luego en la crisis de
    Berlín. La seguridad que los dirigentes norteamericanos
    sentían en sus preceptos prácticos, y que
    imponían, no era una cualidad que Francia compartiera,
    ésta ya era una nación que se había vuelto
    escéptica respecto a las intenciones de los EE.UU.. Los
    EE.UU. consideraban la Alianza Atlántica como una empresa en la que
    el que más acciones tiene
    más hace pesar sus ideas y decisiones. Esta visión
    mercantilista no era compartida por la diplomacia francesa que
    veía la armonía como el fruto de las negociaciones
    de los conflictos de
    intereses. Francia no era antinorteamericana y lo demostró
    en la crisis de los misiles al dar su total apoyo a los EE.UU. De
    Gaulle barajaba las tesis de
    Bismark de una Europa unida en estados y uno o unos de
    éstos ejercería el papel
    dominante, papel que esperaba para Francia. Esto llevó al
    acercamiento Franco-alemán. Pero Francia no estaba en
    posición de ser una potencia para alentar tal idea en
    solitario. Con los EE.UU. había un asunto que era
    irreconciliable y era el tema de la autonomía en materia
    nuclear que los norteamericanos rechazaban a favor de la integración y que los franceses aspiraban a
    controlar de forma nacional, aunque mediara
    coordinación.

    La política exterior norteamericana, al respecto,
    reflejó las personalidades de sus presidentes. Francia en
    1958 presentó un informe de
    cómo debería estructurarse la OTAN con respecto de
    las armas nucleares y
    a ello añadió la amenaza de retirarse de la OTAN,
    exigía la igualdad de la
    relación EE.UU.-Reino Unido para con ella. Estaba hablando
    de los Cuatro Policías de FDR. Francia en 1966
    salió de la OTAN cuando Kennedy siguió con la idea
    de un mando central de las armas nucleares.

    Kennedy en 1962 proclamó su noble
    Declaración de Independencia
    entre los EE.UU. y una Europa Unida, donde una Europa integrada
    política y económicamente estaría en una
    posición de igualdad con
    respecto de los EE.UU. Kennendy promovía una
    asociación atlántica basada en dos patas
    fundamentales Europa y los EE.UU. Este sueño
    fracasó por la ambivalencia europea, al ser un poder
    económico, pero no militar, especialmente, en el aspecto
    nuclear. Europa seguiría siendo custodiada militarmente
    por los EE.UU.

    Francia y Alemania firmaron un tratado, que
    establecía la consulta entre las naciones para temas de
    gran calado. El tratado no era más que un símbolo
    de lo que se movía en las mentes de los europeos y, en
    todo caso, De Gaulle no veía una Europa supranacional, no
    lo deseaba. Francia quería una Europa con un motor
    económico de una Alemania divida, el dominio del
    Mercado
    Común por Francia y la garantía de
    protección de los EE.UU. Sin embargo, la visión de
    Kennedy era la reformada de Wilson y FDR para Europa.

    Varapalo al Estilo Wilsoniano de la Política
    Exterior Norteamericana. Vietnam

    Las teorías
    wilsonianas continuaron aplicándose con Truman,
    Eisenhower, Kennedy y Johnson con la única idea de dar la
    oportunidad a cada país del mundo la posibilidad de
    autogobernarse, sin buscar los EE.UU. territorios o intereses. En
    principio, estas fueron las razones de entrar en Indochina, sin
    embargo esta vez el pueblo norteamericano, en palabras de
    Kissinger se distanció enormemente entre la
    excepcionalidad de los EE.UU. con sus principios fundamentales de
    democracia y libertad y la dureza de la Realpolitik
    plasmada en la Política de Contención del comunismo.

    La victoria del comunismo en
    China hizo que los EE.UU. no fueran a tolerar una nueva
    expansión en Indochina. La Teoría
    del Dominó postulaba que si caía Indochina, poco
    después caería Birmania y Tailandia. En este caso,
    el argumento de la contención tomaba un cariz
    geopolítico que hizo difícil cuadrarlo en la
    ideología norteamericana. Para más inri, Indochina
    era un conjunto de colonias francesas, por supuesto no
    democráticas, por lo que de nuevo chocaba con el
    anticolonialismo norteamericano alegado ya en el Oriente Medio.
    Un elemento más que no encajaba en las ideas
    norteamericanas. Por su parte, los aliados europeos de los EE.UU.
    no veían el peligro que el Consejo Nacional de Seguridad
    norteamericano veía en Indochina para Europa, ésta
    no compartía los argumentos de que Hanoi sustituía
    a Pekín y éste a Moscú y, tampoco el lugar
    donde habría que poner coto a la expansión
    comunista. Más tarde, se sabría que los chinos
    consideraban su mayor amenaza a la URSS y no su mayor aliado como
    creían en los EE.UU.

    En mayo de 1954 la estrategia
    francesa fracasó en Dien Bien Fu, Vietnam noroeste. Los
    EE.UU. veían peligrar el equilibrio en Asia, los mercados y la
    mano de obra para Japón y las comunicaciones
    con Australia y Nueva Zelanda. Los EE.UU. consideraron como buena
    una intervención de una Acción Conjunta de un
    grupo de
    países. Sin embargo, Churchill veía más
    peligros en Indochina que beneficios y no acertaba a comprender
    como una derrota colonial llevaría a afectar al globo, a
    Europa en definitiva.

    En julio de 1954 en los Acuerdos de Ginebra se divide
    Vietnam en dos con unas cláusulas muy ambiguas que
    tuvieron como fin esperar acontecimientos y, por su puesto, el
    alto el fuego y el fin de las hostilidades. Si bien los EE.UU. no
    participaron directamente si vieron reflejados en los acuerdos su
    objetivo de contención, los acuerdos crearon para los
    norteamericanos el marco ideal, un Vietnam del Sur, para oponerse
    al avance comunista del norte. En septiembre de 1954 se
    creó la
    Organización del Tratado del Sudeste de Asia (SEATO)
    con unas obligaciones
    un tanto indefinidas, pero que contenía un protocolo
    especial para evitar agresiones a Laos, Camboya y Vietnam del
    Sur.

    Los EE.UU. lanzaron su política exterior a un
    apoyo de Vietnam del Sur, dispusieron de la poco
    democrática figura de Diem e intentaron hacer un
    país democrático al estilo occidental donde no
    había poso para ello. La guerrilla continuó en el
    sur; pero contra las nuevas instituciones
    de corte democrático, el país no podía
    arrancar con tanto lastre. Los EE.UU. crearon un ejército
    survietnamita a imagen del
    norteamericano, pero el enemigo era la guerrilla y los métodos
    que sirvieron en Europa y Corea, en Vietnam eran ineficaces. La
    guerrilla abastecida desde Hanoi, tuvo que invadir Laos,
    país neutral, para crear unas bases logísticas y la
    famosa ruta de abastecimiento Ho Chi Ming. Los EE.UU. vieron en
    la invasión de Laos el comienzo de la Teoría
    del Dominó, no negada por principio sino cuestionada por
    el lugar de aplicación de la contención, si el
    paralelo 17 (Vietnam) o Malasia (volviendo a la visión de
    Churchill). En todo caso, los norvietnamitas utilizaron Laos y
    Camboya para abastecer a sus guerrillas del sur de Vietnam, lo
    que complicó con mucho la situación. La
    política exterior de Kennedy continuó con la
    creación de un Vietnam del Sur como nación, el
    concepto de "formación de nacionales" y no arriesgar vidas
    norteamericanas; pero creyó que no era una guerra
    convencional lo que provocaría el efecto dominó en
    Indochina, pues sus informes le
    decían que existía ya un empate nuclear con la
    URSS. Esto, más la invasión de Laos y Camboya junto
    con el equívoco en la interpretación de un discurso
    de Nikita Jruschov sobre su apoyo a las guerras de
    liberación nacional, hecho que ocurrió con Johson
    respecto a unas declaraciones de China en 1965, hicieron que los
    EE.UU. se involucraran aún mas en la cuestión
    vietnamita. En 1963 Diem había mostrado su cara
    anti-democrática, poco después fue asesinado y los
    militares survietnamitas se hicieron con el poder. Muerto Kennedy
    y Johnson de presidente, los norvietnamientas aplicaron la
    estrategia de
    invadir el sur de Vietnam con unidades regulares.

    Johnson en política exterior era muy inseguro,
    además llevaba el lastre de continuar con la
    decisión de Kennedy en cuanto a la "formación de
    naciones", en este caso Vietnam del Sur. Con motivo de una serie
    de ataques norvietnamitas a intereses norteamericanos, un buque y
    un cuartel de asesores comenzaron los ataques estadounidenses. La
    Resolución del Golfo de Tonkín puede que dijera que
    había que atacar a los norvietnamitas; pero no fue el
    origen de la entrada de los EE.UU., la decisión se
    había tomado años atrás con la
    Política de Contención. Las críticas
    interiores hacían que Johnson buscara el fin de la guerra
    se negoció en 1967 la Fórmula de San Antonio por la
    que los EE.UU. paraba sus bombardeos sobre Vietnam del Norte si
    éste no lo aprovechaba sobre el terreno. Pero la Ofensiva
    del Tet estaba en marcha y la opinión pública
    norteamericana no interpretaba como correcta la
    intervención en Vietnam, al contrario que en Corea. Esa
    opinión publica se generó en las universidades y
    los intelectuales que eran, hasta entonces, defensores
    acérrimos del idealismo
    internacional de los EE.UU. Entonces, la resolución de
    Hanoi no era la de parar en sus pretensiones y exigencias, sino
    que las negociaciones serían una vez que la balanza
    militar estuviera de su lado, la Fórmula de San Antonio no
    era más que un respiro en el último ataque, la
    Ofensiva del Tet, esto ponía a los EE.UU. no ante la
    victoria y el compromiso sino ante la victoria o la derrota. Los
    EE.UU. no estaban en condiciones morales de ver y analizar que la
    Ofensiva del Tet fue una derrota del comunismo, las guerrillas y
    su infraestructura, a pesar de las primeras victorias (llegaron
    hasta Saigon) donde quedaron muy diezmadas y la guerra
    quedó en manos de un ejército regular norvietnamita
    muy inferior al norteamericano, y que si hubieran seguido la
    presión hubieran conseguido unas negociaciones
    incondicionales por parte de Hanoi. Johnson renunció a su
    candidatura y esto hizo que sus competidores ofrecieran la paz a
    sus votantes por lo que la ventaja sobre el terreno se
    perdió, ya que con el cese de los bombardeos Hanoi
    restableció sus infraestructura en Vietnam del
    Sur.

    La política exterior norteamericana con Nixon en
    el asunto de Vietnam optó en un principio por la retirada
    unilateral, pero, enseguida, fue consciente de que para la
    geopolítica no era bueno, por lo que se decidió que
    la opción más viable era provocar el caos en los
    cálculos de Vietnam del Norte adoptando una nueva estrategia que
    consistió en la combinación de medidas políticas
    y militares, tales como el apoyo del Congreso de los EE.UU. a la
    guerra, llevar a cabo conversaciones diplomáticas que
    llevaran a un acuerdo con concesiones excepto la toma del sur por
    los comunistas y concentrar fuerzas en la zonas más
    pobladas del sur para defenderlas, destruir la ruta de
    abastecimiento de Laos y las bases en Camboya y minar los puertos
    del norte. Esto provocó, cuatro años
    después, en 1972 en los Acuerdos de París, que
    Hanoi se sentara a negociar y no cuestionara la
    continuación de ayuda militar y económica a
    Saigón. Los Acuerdos de París no fueron el final
    feliz, en el 73 con el Watergate minando a Nixon los
    norvietnamitas entraban en Vietnam del Sur y se negaban a
    informar sobre los desaparecidos en combate norteamericanos,
    violando los acuerdos que, literalmente, habían sacado a
    los EE.UU. del conflicto militar. Vietnam del Sur dependía
    exclusivamente de la ayuda norteamericana que fue bajando
    año a año, en 1975 junto con Camboya fueron
    invadidos. La victoria de los comunistas terminó
    demostrando el baño de sangre que se
    vaticinaba. En Camboya se cometió un genocidio y en
    Vietnam se hablaba de 200.000 presos políticos. En la
    famosa teoría
    del dominó, al final, sólo cayeron dos fichas:
    Camboya y Laos.

    Los EE.UU. en aplicación de un wilsonismo que no
    tenía en cuenta la diferenciación cultural y con la
    idea que la caída de un par de piezas, según la
    teoría
    de seguridad colectiva, socavaría todo el orden
    internacional, fueron el mayor de sus fracasos en política
    exterior. Las lecciones aprendidas fueron que para entender a lo
    que se enfrenta hay que tener una previsión realista de
    los objetivos que se pueden alcanzar, que si media una
    acción militar sólo existe la victoria como
    alternativa, y que es necesaria una cohesión nacional
    interna porque una política exterior no se puede aplicar
    si los políticos nacionales están
    enfrentados.

    EE.UU. entra en la Realpolitik. La
    detente.

    Nixon fue el artífice del paso de la
    política exterior norteamericana a una base
    geopolítica. En todo caso, aún sin Vietnam la
    política exterior de los EE.UU. necesitaba
    rediseñarse en un mundo donde Europa y Japón, con
    la ayuda económica y el paraguas de seguridad
    norteamericanos, tomaban su puesto en el mundo. Las relaciones
    Este y Oeste estaban estancadas por la Política de
    Contención. Los EE.UU. debían plantearse la
    transición de la hegemonía al liderazgo. El
    wilsonismo había funcionado y muy bien, pero a finales de
    los setenta se hacía necesaria una nueva definición
    del papel internacional de los EE.UU. Nixon consideró su
    tarea la de definir un papel firme en política
    internacional para los EE.UU. en una arena internacional muy
    compleja donde wilsonismo y Realpolitk debían
    fundirse. Nixon se separó de la Política de
    Contención y tomó el camino de Churchill de 1953,
    la negociación que sirvió como estrategia para
    recuperar la incitativa diplomática. En todo caso, Vietnam
    y el Watergate impidieron que se diera el consenso interno para
    bendecir una política exterior que era el medio más
    realista de justificar el idealismo
    norteamericano.

    La diplomacia había quedado abierta y
    desbloqueada después de la revelaciones de Nikita Jruschov
    sobre el régimen stalinista, la invasión de
    Checoslovaquia y la separación del comunismo chino y el
    soviético. Esto dejó un margen de maniobra a la
    diplomacia norteamericana. Nixon fue un presidente con amplios
    conocimientos en política internacional, hombre que
    viajó mucho durante sus mandatos y que no creía en
    el idealismo
    wilsoniano puro, aunque lo admiraba y utilizaba en sus discursos.
    Para Nixon el orden natural de las cosas no era la paz y la
    armonía, y pensaba que la estabilidad se conseguía
    con una actitud vigilante. En 1969 y 1970 se presentó la
    Doctrina Nixon que intentó mantener una posición
    intermedia entre intervencionismo y retirada con tres normas
    fundamentales en caso de que los EE.UU. se vieran envueltos en
    algún asunto internacional: a) cumplimiento de los
    tratados por
    parte de los EE.UU.; b) EE.UU. protegerá a una
    nación aliada o vital para la seguridad norteamericana si
    es atacada por una potencia nuclear; y c) en un ataque
    convencional los EE.UU. asumirán que la nación
    amenazada aportará hombres para su defensa. La Doctrina
    Nixon se podía aplicar en pocos lugares ya que afectaba a
    las crisis de las zonas periféricas, donde no hubiera
    alianzas y las amenazas vinieran de países satélites
    soviéticos. Nixon se propuso establecer el interés
    nacional como base de la política exterior norteamericana
    a largo plazo y que los EE.UU. se comprometerían con
    causas políticas
    y no con la interpretación de principios jurídicos.
    Se argüía que el orden interno de la URSS no era
    objeto de la política norteamericana y que sus relaciones
    se basarían en la conducta
    internacional de la propia URSS.

    Una muestra de la
    recuperación en política exterior de los EE.UU. y
    su entrada en la Realpolitik fue en 1969 cuando la URSS y
    China atravesaban unos momentos muy difíciles en sus
    relaciones. Los EE.UU. dijeron que ayudarían a la
    víctima, esta actitud de no definición
    específica hizo que la URSS y China mejoraran sus
    relaciones con los EE.UU.

    Nixon intentó crear una "estructura de
    paz" con la relación triangular con la URSS y China. La
    détente dió frescura a las relaciones
    internacionales en Europa, mientras que en el Oriente Medio
    se utilizó como red de seguridad para
    reducir la influencia soviética que en los foros
    internacionales era el portavoz de la posición
    árabe. La détente creó una serie de
    obstáculos morales a los líderes de la URSS que les
    llevó a aceptar una retirada geopolítica. Nixon
    siempre consideró la détente como una
    táctica en la larga lucha geopolítica donde los
    acuerdos sobre limitación de armas estratégicas
    (SALT) fue un hito muy importante. La "estructura de
    paz" de Nixon consiguió el fin de las aventuras de
    ultramar de los EE.UU. y le dió un tono muy realista a la
    política exterior norteamericana con respecto a anteriores
    presidentes.

    Fin de la Guerra Fría

    Gorbachov fue el presidente de la URSS que
    precipitó la desintegración soviética al
    exigir unas reformas para las que el sistema no estaba preparado.
    Reagan, a pesar de su pobre nivel intelectual supo, con unas
    ideas básicas, darle a la política exterior
    norteamericana, por la que no se sentía atraído, el
    giro del líder
    que necesitaba en un momento crucial. Reagan aplicó
    literalmente los principios del excepcionalismo norteamericano a
    la lucha contra el comunismo que hizo desaparecer la
    détente y dió paso a una cruzada que no
    evitó intensos encuentros URSS-EE.UU. El equipo de Reagan
    no creía en los equilibrios de poder en los encuentros con
    los soviéticos, buscaba sólo una solución al
    desencuentro y que hiciera reconocer a un líder
    soviético el fracaso del sistema comunista. Las armas
    fueron la ofensiva en el campo ideológico y en el
    geoestratégico fue una herramienta, los derechos humanos.
    Esto hizo que Reagan llevara la doctrina wilsoniana "…deberemos
    llevar a cabo acciones para
    ayudar a la campaña por la democracia" hasta el final con
    un toque maquiavélico. Reagan cumplía el clasicismo
    de la política norteamericana cuando en su plena ofensiva
    el comunismo propuso el desarme nuclear parcial

    La geopolítica soviética se
    desmoronó en los 90, retirada de los vietnamitas de
    Camboya, retirada cubana de Angola, elecciones libres en
    Nicaragua, el comunismo etíope se desplomó,
    retirada de las tropas soviéticas de Afganistán. La
    Doctrina Reagan ayudó a los contrarevolucionarios de todos
    estos lugares en los años 80, demócratas y
    fundamentalistas islámicos.

    La decandencia de la URSS era notoria en 1985 cuando
    Gorbachov se convirtió en el séptimo presidente
    comunista y después de provocar un gran cambió que
    terminó con el Partido Comunista y con la URSS, creando un
    aluvión de estados inestables en sus fronteras, fue
    sustituido de forma oscura por Yeltsin en 1995. A las
    negociaciones con los EE.UU. para la reducción de los
    misiles nucleares, Gorbachov la acompaño, en 1988, con una
    política de recorte de fuerzas de forma unilateral que
    tenía sólo dos lecturas o bien una gran confianza
    en la paz internacional y en si mismo o bien una total debilidad.
    Kennan ya lo citó en su famoso artículo cuando
    decía que los EE.UU. alcanzarían unas posiciones de
    fuerza y que la URSS se desmoronaría interiormente. Con
    China hubo tal intención de acercamiento, pero la
    diplomacia china exigía la retirada vietnamita de Camboya,
    la retirada soviética de Afganistán y la frontera
    chino-soviética, puntos que necesitaron tres años
    hasta que Gorbachov visitó Pekín en 1989 con la
    mala fortuna que los acontecimientos de la plaza de Tiananmen
    tuvieron lugar. Gorbachov pretendía que una
    liberalización modernizaría la URSS y que
    así se mantendría como potencia mundial, pero se
    desmoronó internamente y con ella los países
    satélites.

    Para Kissinger, en la Guerra Fría se produjo un
    desafío ideológico que hizo válidas las
    máximas universales norteamericanas que a lo largo de
    muchos gobiernos y personalidades distintas mantuvo su objetivo y
    que se combinó con la militancia ideológica del
    pueblo norteamericano y la flexibilidad
    diplomática.

    CAP.4 LA POLITICA EXTERIOR DE LOS EE.UU. Y LA
    POSGUERRA FRIA.

    Postguerra.

    Como hemos visto no siempre la seguridad nacional de los
    EE.UU. ha sido el elemento articulador de su política
    exterior. Siguiendo a Tabío y González, desde la
    Revolución
    a la Guerra Fría, los estadounidenses han tenido la
    voluntad de combatir por sus intereses, sus creencias y sus
    ambiciones. Estados Unidos
    han ido a la guerra por muchos objetivos, por la independencia
    en 1775, por el honor y el comercio en
    1812, por territorio en 1846, por humanidad e imperio en 1898,
    por el derecho a la neutralidad en 1917 y por la seguridad
    nacional en 1941.

    Desde 1945 los EE.UU. se han comprometido en un
    enfrentamiento mortal por contener el comunismo y defender el
    modo de vida democrático y sus principios y valores. Las
    fricciones diplomáticas y políticas
    entre Estados Unidos y
    la Unión Soviética, manifestadas en el proceso de
    constitución del orden internacional de
    Posguerra fueron sembrando desconfianza, recelo y hostilidad en
    los otrora aliados en la lucha contra el eje Roma-Berlín-Tokio, hasta consolidar la
    "doctrina" de seguridad nacional basada en el objetivo supremo de
    detener el avance del socialismo que
    consideraban los estrategas estadounidense como un resultado en
    parte de los problemas del
    mundo occidental.

    Este enfoque estratégico doctrinal de la
    política exterior estadounidense se fue perfilando en la
    misma medida en que fue identificándose a la Unión
    Soviética no como una potencia más con pretensiones
    legítimas en el contexto Euroasiático, sino como un
    Estado portador de un paradigma
    socio económico antagónico al de Estados Unidos y
    que por tal motivo, la extensión de la influencia de uno,
    se producía a la expensas del otro. No obstante, la
    visión idealizado del sistema de relaciones
    internacionales de la Posguerra no tuvo una única
    manifestación, se presentaron diversas líneas de
    pensamiento alentadas por elementos que pudieran identificarse
    tanto como parte del contexto real, expresado sobre todo en la
    correlación de las potencialidades económicas y
    militares, así como de aspectos más subjetivos,
    pero no menos importantes en las esferas de la conciencia social
    y política del ciudadano medio en Estados
    Unidos.

    La elaboración estratégica de la
    política exterior en la etapa de Posguerra tuvo por lo
    menos tres escuelas de pensamiento diferenciadas en tres etapas:
    a) una primera asociada al famoso artículo del
    señor "X" para la revista
    Foreign Affairs, que después se identificó como
    Doctrina Truman. Los enfoques que proliferaron se consideran como
    "tradicionales"; b) luego se produce una crítica a estos
    enfoques por parte de una serie de "revisionistas" que
    reprochaban la política estadounidense por ser agresiva y
    expansiva; y c) un tercer momento se manifiesta en una corriente
    "posrevisionista", que de algún modo constituye una vuelta
    a los principios tradicionales de la contención, sobre
    todo con respecto al tratamiento de las grandes
    potencias.

    Desde la caída del Muro de Berlín a
    finales de la década de los años 80, el tema de la
    "nueva estrategia" y las
    nuevas concepciones de seguridad nacional han constituido
    formulaciones atractivas en el campo de las relaciones
    internacionales, en tanto pareciera que Estados Unidos se
    colocaban como centro hegemónico de un mundo unipolar.
    Debemos recordar que el contexto previo a la Posguerra
    Fría estuvo marcado por el ascenso de corrientes
    conservadoras en la política norteamericana, la
    agudización de la confrontación Este – Oeste y
    consiguientemente a un aumento de la carrera armamentista entre
    Estados Unidos y la URSS (la era Reagan), ambiente de
    aguda confrontación venía aparejado a un ascenso de
    las tendencias ideológicas de la política que
    trataban de entender todos los acontecimientos internacionales de
    modo bastante esquemático, llegando en los casos extremo a
    evaluar los resultados de la política de acuerdo,
    según Tabío y González a un "juego de suma
    cero". Es decir, estas interpretaciones ideológicas fueron
    consistentes con las interpretaciones que se hacían en la
    etapa de Truman, aunque en los años 80, la Doctrina Reagan
    se negaba a aceptar los espacios geográficos que
    había ganado el socialismo y se
    planteaba el propósito de la reversión.

    Las Relaciones Internacionales de los EE.UU y la
    Desaparición del Socialismo.

    La desaparición del socialismo en Europa y la
    propia extinción de la URSS, que llegaba en sus
    expresiones extremas a proponer un fin de la historia, dejó un
    vacío en los formuladores de la política
    norteamericana, las corrientes conservadoras que estaban
    liderando el espectro político de Estados Unidos
    perdían el enemigo principal que les permitió
    manipular ideológicamente a su favor la política.
    Terminada la confrontación con la URSS, Estados Unidos
    más bien se enfrentaría a una diversidad de "retos
    a su seguridad", o a su liderazgo
    global de muy diversa índole. Por lo tanto, las
    declaraciones del inicio de un "nuevo orden político
    internacional" no encontraban una respuesta en el orden
    teórico suficientemente articulada y con frecuencia se
    trataba de propuestas en pugna que no alcanzaban un
    consenso.

    Este tipo de fenómeno es natural en etapas en que
    se está operando un proceso de transición de un
    sistema de relaciones internacionales a otro. Las condiciones
    nuevas en el orden internacional se derivan de cambios
    drásticos en la correlación de fuerzas políticas,
    que crean ciertos vacíos de poder y ascenso en la
    preponderancia de Estados Unidos y por lo tanto, las normas, conceptos
    y las viejas estructuras
    institucionales se muestran insuficientes o insatisfactorias para
    el sistema y requieren de un ajuste.

    La dinámica de los acontecimientos parece
    evidenciar la complejidad de la política de seguridad
    nacional en un entorno global mucho más atomizado. Estados
    Unidos asumirían desde el fin de la Guerra Fría una
    posición de absoluto predominio en el terreno militar que
    le serviría de principal sustento a su liderazgo
    político. El éxito militar y político en la
    Guerra del Golfo frente a Irak
    parecía marcar claramente las pautas del ejercicio del
    liderazgo norteamericano en la Posguerra Fría, pero otras
    experiencias demostraban cuan complejo y difícil de
    gobernar podían tornarse escenarios supuestamente
    sencillos, como la intervención "humanitaria" en
    Somalia.

    La Transición de la Guerra
    Fría.

    En la actualidad se está produciendo en Estados
    Unidos una literatura que busca hacer
    un nueva interpretación de la etapa de Guerra Fría,
    con el propósito de refinar el análisis con el beneficio del tiempo, la
    información y los propios resultados que
    han dado lugar a la Posguerra Fría. Uno de los temas es
    quién comenzó la Guerra Fría, en lo que se
    reflejan dos interpretaciones, la que considera que la
    política de la Unión Soviética era reactiva
    a las acciones
    estadounidenses y la que da una alternativa y es que Estados
    Unidos necesitaban ese enfoque para consolidar su
    dominación global frente a un enemigo creíble.
    Otros consideran que el balance final de la historia ha dado la
    razón a los que presentaban un paradigma tan
    idealizado de la política pues este ha resultado el mejor
    modelo para
    comprender la Guerra Fría, en tanto la política de
    Stalin estaba encaminada a conseguir ese predominio global que
    dañaría finalmente las bases de la seguridad
    nacional de Estados Unidos.

    Cuando la Unión Soviética lanzó su
    "nuevo pensamiento en las relaciones internacionales", con el
    objetivo de crear un clima
    internacional más relajado que le permitiera un alivio
    económico a su enorme presupuesto
    militar, Estados Unidos percibieron esta proyección
    soviética como un síntoma temprano de su
    debilidad

    Durante la Guerra Fría existía una
    definición de seguridad nacional derivada de las amenazas
    militares al Estado, la sociedad y la industria. En
    las nuevas condiciones de Posguerra Fría existen dos
    perspectivas que emergen de la discusión de los nuevos
    "dilemas de seguridad": a) el primero postula una
    reducción en el bienestar social para evitar la
    pérdida de competitividad
    internacional; y b) el segundo se preocupa por la capacidad de
    Estados Unidos de llevar adelante guerras frente a diversos
    adversarios inicialmente desconocidos. Estos enfoques
    llevarían a un racionalismo
    de cómo emplear el beneficio de haber ganado la Guerra
    Fría. Estos temas se presentan en el debate en
    medios
    políticos y académicos entre diversas posturas en
    las que confluyen los enfoques neoaislacionistas, neorealistas,
    ideológicos, multilateralistas, entre otros, que
    configuran el ambiente del
    pensamiento político al uso en los medios
    influyentes en el Gobierno estadounidense.

    En la etapa de Posguerra Fría, las proyecciones
    estratégicas de Estados Unidos se orientan hacia la
    definición de nuevas alternativas y enfoques más
    funcionales a los requerimientos de ese país a tono con su
    creciente poder militar relativo y con los problemas
    económicos que encaraba en sus esfuerzos por concluir el
    proceso de restauración hegemónica iniciado a
    comienzos del mencionado decenio. Ello tenía lugar en un
    mundo que se tornaba más competitivo y cambiante, en el
    que se afirmaban tendencias complementarias: de un lado, un
    acentuado unipolarismo político, asociado al predominio
    del capitalismo
    mundial, y de otro, un creciente multipolarismo económico,
    evidenciado en la capacidad de los aliados imperialistas en este
    terreno frente a Estados Unidos.

    La Definición del Interés Nacional y
    Seguridad Nacional.

    Hans J. Morgenthau, precisa que: "…el concepto
    interés nacional guarda similitud con las grandes
    generalidades de la Constitución [de Estados Unidos] entre la
    que se destacan, el bienestar general y el proceso establecido
    (…) su contenido puede recorrer toda la gama de significados
    que puedan comprender una compatibilidad lógica
    con el mismo (…) por ende, el concepto de interés
    nacional incluye dos elementos: uno de ellos es requisito
    lógico y, en ese sentido necesario, y el otro es de
    carácter variable y está determinado por las
    circunstancias".

    Así las cosas, el concepto de seguridad nacional
    tendría dos componentes, uno más estable, o casi
    fijo en el tiempo, de carácter más lógico y
    otro variable, de carácter coyuntural. Morgenthau reconoce
    la posibilidad de que el concepto, si bien supone ser
    trascendente en una parte de su contenido, también se
    tiene la posibilidad de apreciar su ajuste temporal en
    correspondencia a factores coyunturales.

    En la práctica sólo una ínfima
    minoría de personas definen e interpretan cuáles
    son los intereses nacionales de un país, aunque en cada
    caso de acuerdo a la forma de funcionamiento del Estado. El
    ejercicio de la democracia se realiza de modo más o menos
    directo y las concepciones de seguridad logran reflejar los
    "intereses nacionales". En el caso de Estados Unidos son el
    Presidente y su Ejecutivo, incluyendo asesores y agencias
    gubernamentales, el Congreso, con la influencia especial de
    algunos subcomités, los que más activa y
    directamente participan en la elaboración y
    ejecución de la política exterior. De esta forma,
    es evidente el peso que tiene la apreciación y los
    enfoques de los individuos y hasta sus intereses, que participan
    en el proceso de toma de
    decisiones, de ahí la dificultad de conocer e
    interpretar la política en función de un
    interés nacional y no de un sector socioeconómico y
    político determinado. Desde esta perspectiva una gran
    potencia mundial en el sistema de relaciones internacionales,
    como lo es Estados Unidos, sobre la lógica
    y los intereses de los que participan en el proceso de toma de
    decisiones, miembros o representantes de su clase dominante,
    ajustará sus intereses nacionales, según las
    condiciones y las posibilidades de un momento histórico
    determinado.

    Existen variadas interpretaciones y definiciones de
    seguridad nacional de acuerdo con las preferencias
    ideológicas de los autores. No sólo porque el mundo
    se encuentre en una fase de transición en las relaciones
    internacionales, la definición del concepto de seguridad
    nacional resulta difícil de sintetizar.. Sin lugar a
    dudas, resulta muy difícil presentar cuáles son los
    componentes de la Seguridad Nacional en la Posguerra Fría
    tomando en cuenta que incluso, la concepción de Seguridad
    Nacional de Estados Unidos en la Guerra Fría, tenía
    además la dificultad expresada por Jorge Hernández
    quien precisó que: "…el aparato conceptual inherente al
    discurso teórico sobre la Seguridad Nacional
    norteamericana, a pesar de recibir el reconocimiento como
    doctrina por las Ciencias
    Sociales en Estados Unidos y en América
    Latina, no posee un rigor, ni la coherencia, ni la
    sistematicidad suficiente como para merecer tal término.
    Lo que registra la historia del pensamiento político
    norteamericano contemporáneo es, más bien, un
    abanico de conceptos y definiciones generalmente poco precisas,
    aunque poseen un eje común, que las emparenta en tanto
    concepciones cuyo núcleo ideológico es el del
    hegemonismo imperialista".

    Para Wheeler, "la Seguridad Nacional para el pueblo
    norteamericano se refiere a la defensa nacional (…) a la
    protección de la República contra todos los
    peligros internos o externos (…). Dada la naturaleza del
    proceso histórico, el significado de Seguridad Nacional ha
    cambiado constantemente con el desarrollo de América
    (EE.UU.), y la Seguridad Nacional ha poseído siempre la
    cualidad de descubrir las amenazas cambiantes contra la seguridad
    de la nación (…) En el trancurrir del proceso de
    formación de Estados Unidos, su etapa expansionista, y
    posteriormente imperialista, los enemigos de ese país, o
    las dificultades que enfrentan con otros países, han sido
    de hecho problemas de
    seguridad nacional".

    Las Concepciones Estratégicas de Seguridad en
    la Posguerra Fría

    El fortalecimiento de la posición de Estados
    Unidos como potencia mundial ocurrido a finales de la
    década de los años 80 constituyó uno de los
    resultados más trascendentales de lo que en aquel momento
    comenzaba a denominarse Nuevo Orden Mundial, como primera
    reacción ante los cambios que habían ocurrido, sin
    que en realidad se hubiera configurado ese "nuevo orden", ni
    mucho menos existiera una estrategia norteamericana para lidiar
    en él. El problema del reordenamiento del sistema de
    relaciones internacionales se complica porque no sólo se
    podría comprender integrando las nuevas tendencias y
    perspectivas del resto de los actores principales, incluido las
    potencias en fase declinante y de descomposición, o el de
    aquellas que están en ascenso, sino los conflictos
    nacionales y regionales emergentes. Por ello las definiciones
    estratégicas estadounidenses y sus conceptos de seguridad
    nacional deben elaborarse a partir, entre otros factores, de las
    predicciones que de estos eventos se tengan
    en Estados Unidos, con cierta independencia
    de la objetividad o calidad de las
    evaluaciones.

    Los cambios políticos en Europa, habían
    tenido enorme trascendencia para la redefinición de las
    bases en que se habían formulado hasta ese momento los
    más importantes conceptos estratégicos y de
    "seguridad". Estos conceptos habían prevalecido en los
    EE.UU. con la tarea suprema de mantener la confrontación
    "Este-Oeste" para contener y revertir el comunismo, lo cual
    había constituido el objetivo esencial de su
    política exterior al frente del mundo occidental. Las
    implicaciones de la disolución del bloque soviético
    desvanecieron el escenario de confrontación militar del
    teatro de
    operaciones
    europeo y en cualquier otra parte del mundo, como lo evidenciaron
    los acontecimientos del Golfo Pérsico (1990-91). De hecho,
    la hasta entonces alianza militar del Pacto de Varsovia
    desapareció y la mayoría de sus ex miembros,
    aspiraban a su incorporación a la OTAN. La sucesora de la
    URSS en el puesto del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
    ha experimentado una crisis económica sumamente profunda y
    sus capacidades militares fragmentadas han dejado de constituir
    una amenaza real. Al mismo tiempo se apreciaba el
    propósito de algunos miembros del bloque militar, en
    particular de Estados Unidos, de extender el alcance territorial
    de sus "misiones militares" a escala global,
    como se evidenció tempranamente en la reunión de
    esa organización celebrada a principios de
    noviembre de 1991. Las bases teóricas de la
    concepción bipolar del mundo y el propio esquema de la
    contención comenzaban a deteriorarse desde 1985, cuando la
    política exterior de la entonces Unión
    Soviética enunció la necesidad de una "nueva
    mentalidad política" que supuestamente diluiría la
    "imagen del
    enemigo" y permitiría implantar un concepto universal de
    seguridad que abarcaba los problemas
    económicos, políticos y sociales de los Estados,
    pero que eludía la confrontación con Estados Unidos
    y el resto de los países capitalistas desarrollados para
    garantizar la paz en el mundo. Prácticas impulsadas por la
    reforma conocida como la perestroika del socialismo en la
    URSS.

    La nueva estrategia norteamericana debía tener en
    cuenta la nueva situación en la correlación
    internacional de fuerzas y por lo tanto, tendría que
    rediseñar, correspondientemente, sus objetivos de
    política exterior. Como es conocido, desde los Padres
    Fundadores, "quienes veían los asuntos internacionales
    como una función del equilibrio de poder", la
    posición tradicional y predominante en la política
    exterior norteamericana se había inclinado hacia la
    escuela del
    "realismo
    político". Las ideas del realismo
    político han constituido un principio fundamental para la
    comprensión de las relaciones internacionales desde la
    perspectiva estadounidense, aunque no constituyan el único
    paradigma
    influyente y su expresión actual sufra constantes
    modificaciones.

    CAP 5. POLITICA EXTERIOR NORTEAMERICANA Y
    EL

    MULTIPOLARISMO EN EL NUEVO ORDEN
    MUNDIAL.

    Teoría y Práctica. Nuevas
    Potencias.

    El ejercicio del liderazgo norteamericano se ha visto
    necesitado de definir objetivos generales y una guía para
    la acción expresada en un concepto. Sin embargo, hasta el
    presente los intentos de forjar una estrategia por parte de la
    administración Bush y después por el
    presidente Clinton han sido insuficientes. A lo sumo han
    enunciado y acuñado un "nuevo orden" y han presentado y
    consolidado una serie de objetivos diversos que con distinto
    énfasis se han venido empleando en el discurso
    político en cada situación concreta, pero esos
    esfuerzos han quedado lejos todavía de la
    definición de un nuevo patrón de comportamiento
    estratégico, conceptualmente formulado, apropiado y
    aplicado por la administración de turno.

    La teoría
    y la práctica política norteamericana han ido
    aportando algunas claves en este sentido, porque se comprende
    bien el peligro que representa para una superpotencia que
    pretende ejercer el liderazgo en las actuales circunstancias, el
    haberse quedado sin una doctrina para su acción. Puede
    comprenderse esta "falta" de la teoría
    política, o de los formuladores de estrategia en Estados
    Unidos, por tratarse de una fase de transición de las
    relaciones internacionales, caracterizada no por el predominio
    tan claro e indiscutido de una gran potencia en todas las
    esferas, a pesar de ser el líder
    mundial y la única superpotencia, sino por el surgimiento
    y desarrollo de distintas nuevas potencias y el reacomodo o
    desaparición de otras que le precedieron, lo que complica
    enormemente el trazado conceptual de su política. La
    ausencia de ese claro concepto de política exterior en las
    actuales circunstancias y la constante demanda que se
    ejerce sobre el líder
    para el cumplimiento de sus funciones,
    posiblemente sea una de las razones que permiten explicar algunos
    de los errores más serios de la política exterior
    en esta etapa de Posguerra Fría.

    Después de la euforia que anunciaba la
    caída del Muro de Berlín, la llamada Revolución
    de 1989, el supuesto "fin de la historia", se atisbaba o se
    descubría por académicos, analistas de inteligencia,
    funcionarios y militares, que la "seguridad nacional" de Estados
    Unidos tenía ante si enormes obstáculos. Resulta
    sumamente ilustrativo el análisis sobre la definición del
    interés nacional como lo presenta Irving Kristol, porque
    "es muy difícil para una gran potencia mundial articular
    una política exterior en ausencia de un enemigo que
    merezca el nombre de tal. Son, después de todo, los
    enemigos los que ayudan a definir el interés nacional,
    cualquiera que sea la forma que dicha definición
    adopte."

    La transición de las formas de socialismo
    tradicional en la ex URSS y Europa del Este hacia formas
    capitalistas resultaba muy compleja y de resultados inciertos. De
    la desaparición de los anteriores estados han ido
    emergiendo agudos conflictos
    nacionalistas, étnicos y religiosos, o confrontaciones por
    delimitación de fronteras, fundamentalmente en Europa
    Central y Oriental, incluyendo el territorio de Rusia, que poco
    se distinguen, por su fiereza de los conflictos regionales, de
    los que antes sólo ocurrían en Asia, Africa o América
    Latina.

    El Consenso Mundial y La Economía en el Nuevo
    Orden Mundial.

    La emergencia de nuevas potencias, de escala
    inicialmente regional y con una filosofía política
    propia, distinta a la reconocida y aceptada en Occidente,
    constituye una importante condición a tener en cuenta y
    también se suma a los desafíos que habrá de
    enfrentar un liderazgo norteamericano global en las
    próximas décadas. Tal es el caso de Irak, o el
    Irán islámico, o de China, países que por
    sus antiquísimas formaciones nacionales y las bases que
    sustentan sus proyectos, no
    puede pronosticarse que cambien radicalmente por su creciente
    interrelación en términos económicos con el
    mercado mundial.
    El nuevo orden político internacional podría ser el
    resultado del reacomodo de estas potencias en medio de una nueva
    forma de expresión del liderazgo norteamericano que en la
    actualidad y en el mediano plazo, pareciera manifestarse a veces
    más de forma multilateral, buscando el consenso o las
    alianzas regionales o globales, que de modo unilateral bajo la
    poderosa influencia aislacionista. Pero las interpretaciones de
    este proceso suelen ser confusas debido a la distancia que se
    abre entre la retórica y la realidad política y el
    hecho de que el empleo de los
    términos resulta a veces complejo.

    En el actual contexto ha resultado muy difícil a
    la administración Clinton articular una
    estrategia de política exterior, si bien se han presentado
    algunos enunciados que buscan aproximarse a ese objetivo La
    prioridad a lo interno en la política y hacia la economía, como tema
    primordial de la política exterior, fue expresada
    tempranamente. El propósito fundamental era "revivir" la
    economía.
    Se trataba de emplear la política exterior como pivote del
    desarrollo interno, ampliando las posibilidades de inversiones y
    comercio de
    las empresas
    norteamericanas que así podrían crear mayores
    empleos. De esta prioridad de la política surge un
    énfasis en la política comercial, que se afincaba
    en el interés de crear empleos para la economía
    norteamericana y que naturalmente encontraba una buena
    justificación en mantener el acceso a los grandes mercados en
    expansión. No obstante, la dinámica internacional obligaba en cierto
    modo a un país como Estados Unidos a reaccionar ante
    determinados retos a sus intereses de seguridad nacional. No todo
    el ejercicio político externo norteamericano podría
    realizarse motivado por el interés de favorecer su
    economía
    interna de modo tan estrecho. Tal política tendría
    la posibilidad de ser aplaudida por el sector de los negocios,
    sobre todo el de mayor participación en el comercio
    exterior, pero no se estaría en condiciones de
    articular una estrategia de política exterior a partir de
    este precepto. Surge entonces la pregunta acerca del modo en que
    debía ser practicado el liderazgo norteamericano. Al
    respecto existen distintas formulaciones como la llamada Doctrina
    Tarnoff para esclarecer el proceso de definición en curso
    de los conceptos de interés nacional y seguridad nacional.
    En esta doctrina se constituye una aceptación de las
    limitaciones económicas y políticas
    del poderío norteamericano para afrontar todos los
    desafíos globales y la preferencia del multilateralismo
    como forma viable de mantener el liderazgo norteamericano en la
    Posguerra Fría.

    La tesis
    política de Tarnoff resultaba incómoda para la
    administración Clinton, que trató
    rápidamente de distanciarse de tal enfoque, a pesar de
    constituir uno de las conclusiones más equilibradas para
    avanzar en la configuración de una nueva estrategia
    política, por reconocer de forma realista, que Estados
    Unidos no tenían los recursos
    suficientes para liderar el mundo. Las limitaciones
    presupuestarias que acompañan cualquier
    involucración política, a menos que se haga con el
    financiamiento
    de los aliados, constituye un enorme obstáculo para que la
    política norteamericana reaccione ante las crisis políticas
    internacionales proyectadas a lo interno por los medios de
    comunicación.

    La praxis de la política norteamericana durante
    la Guerra del Golfo, la intervención "humanitaria" en
    Somalia, el caso de Bosnia-Herzegovina y la crisis de
    Haití y la ulterior invasión, demuestran la
    tendencia a buscar un consenso internacional y a tratar de
    obtener un acompañamiento a Estados Unidos, muy importante
    en términos económicos, pero también
    políticos. Es lo que en un estudio precedente hemos
    designado como "seguridad colectiva", como patrón
    influyente en el funcionamiento del liderazgo estadounidense en
    la Posguerra Fría, por oposición a un enfoque
    aislacionista.

    Según Tabío y González otra
    opción para el ejercicio del liderazgo reconociendo las
    limitaciones sería, según un conocido especialista
    norteamericano, el establecimiento de un nuevo patrón
    geopolítico que otorgue preeminencia a un enfoque
    político regional, brindándole una función a
    las otras potencias de acuerdo al balance de fuerzas y
    proyectando, en cambio, un
    enfoque económico global. Esta aproximación al
    problema recomendaría, por ejemplo, un "nuevo orden de la
    seguridad en Asia" que consistiría en un multilateralismo
    en que las potencias asiáticas se darían su propia
    seguridad.

    Un objetivo doctrinal y moral actual de la
    política exterior norteamericana que ha sido enunciado en
    diversos documentos
    oficiales del Ejecutivo, es el principio de estimular la
    democracia en todo el mundo, acompañado por los temas de
    los "derechos
    humanos", la "economía de mercado" y el
    "buen gobierno". En casos económicamente significativos
    para Estados Unidos en términos económicos y de
    seguridad regional asiática e incluso global, la
    emergencia de China como potencia pone al descubierto cómo
    opera la contradicción entre los intereses nacionales
    evaluados de modo realista y los enfoque ideológicos que
    sugerirían siempre una política confrontacional.
    Evidentemente, el caso chino probablemente sea la
    expresión más clara y significativa de la
    contradicción de objetios que la existencia de intereses
    económicos y de seguridad significativos, hacen superfluos
    a los derechos humanos,
    la democracia y las razones humanitarias como componente
    principal en la configuración o diseño
    de la política. De la anterior afirmación no debe
    derivarse la idea de que la política exterior
    norteamericana no toma en cuenta los principios de la democracia,
    los derechos humanos
    y los problemas humanitarios.

    Si se sigue un enfoque ideológico, la
    política exterior norteamericana debía definir una
    política semejante para todos y no como sucede en la
    realidad, que en determinados casos, como es el de China y
    posteriormente Vietnam a partir del levantamiento del embargo a
    principios de 1994, se aplicaba un enfoque predominantemente
    realista, si bien persistía el debate y la
    confrontación al interior de la sociedad norteamericana
    sobre estos asuntos.

    Unipolarismo.

    La tesis del
    llamado nuevo orden mundial unipolar merece considerarse en todas
    sus dimensiones del liderazgo o hegemonía de Estados
    Unidos en las condiciones actuales, pues desde esta perspectiva,
    refleja sólo una arista del asunto y no permite comprender
    la riqueza y complejidad que las relaciones internacionales han
    adquirido en esta etapa.

    El unipolarismo, como expresión de una
    interpretación del actual momento de las relaciones
    internacionales desde un enfoque estructuralista, supone
    implícita o explícitamente que al menos una buena
    parte de los acontecimientos políticos internacionales
    pueden ser comprendidos partiendo de que ahora existe una sola
    superpotencia mundial, del mismo modo que antes se
    entendían las relaciones internacionales mediante el
    enfoque Este-Oeste, o de la confrontación entre la URSS y
    Estados Unidos. Tabío y González evidencian la
    insuficiencia de ese paradigma
    político diciendo que ni siquiera en la etapa de Guerra
    Fría, donde el bipolarismo imperó, podían
    entenderse las relaciones internacionales de acuerdo a esa
    lógica.
    Reiteradamente se le realizaban críticas acertadas por
    especialistas de distintas orientaciones políticas,
    en tanto no se tomaban en cuenta los problemas regionales, o
    dicho en otros términos, las situaciones concretas de cada
    país o conflicto determinado.

    Por ello, en el mejor de los casos, puede considerarse
    como un enfoque parcial. Se trataba en definitiva de una
    distorsión altamente idealizada de la realidad que
    alcanzó su máxima expresión a escala global
    durante la administración de Ronald Reagan. Los
    enfoques ideológicos se apoyan en un elevado nivel de
    conflictos internacionales. El mundo durante aquellos años
    finales de la Guerra Fría era también un mundo
    multipolar, si bien existían dos grandes superpotencias
    mundiales que intervenían directa o indirectamente en casi
    todos los acontecimientos. Esta tendencia sigue teniendo mayores
    posibilidades de explicar los eventos
    internacionales, porque el balance de las potencias involucradas
    a nivel de las relaciones internacionales constantemente sigue
    modificándose y enriqueciéndose. No se trata de una
    estructura
    estática, a pesar de que aún es
    cierto de que ninguna de las potencias emergentes está en
    condiciones de vetar a Estados Unidos con vistas a modificar el
    actual orden a su favor.

    El Hoy de la Política Exterior de los
    EE.UU.

    Para Tabío y González debe entenderse la
    Post Guerra Fría como proceso político y cabe
    identificar por lo menos cuatro fases necesarias para recomponer
    las bases ideológico políticas
    de la doctrina de seguridad nacional de Estados Unidos, como
    elemento clave en la formación de política: a)
    identificación de los retos reales a la seguridad; b)
    conocer el reflejo en la conciencia
    política de la nueva realidad norteamericana; c)
    establecer las discrepancias entre las tendencias políticas
    de la clase dominante, cuya orientación resulta hacia un
    ascenso conservador ;y d) tratar de crear un consenso
    político, al inclinar las percepciones del público
    estadounidense hacia las posiciones de las élites
    políticas dominantes.

    En el momento actual, el sistema político
    norteamericano y en particular el que se refiere al proceso de
    formación de la política exterior, evidencia una
    situación de inestabilidad caracterizada por la ausencia
    de un reto significativo que permita articular o recomponer el
    consenso. En su lugar se ha venido ensayando con un listado de
    retos que han pretendido sustituir el "reto comunista". Tal es el
    caso del narcotráfico, el terrorismo y
    la subversión, la visión ambientalista de la
    seguridad, la migración
    descontrolada, la proliferación de armas, el
    fundamentalismo islámico y la democracia. Evidentemente,
    el criterio más abarcador es la democracia, si bien tiene
    la limitación de no poder aplicarse de manera generalizada
    en tanto pueden existir, como advirtieron figuras prominentes del
    neoconservadurismo como J. Kirkpatrick, aliados no
    democráticos y en segundo lugar, no parece aceptable a
    escala mundial
    por más influyente que sea el paradigma
    norteamericano, ni tampoco su pueblo estaría dispuesto a
    luchar en todas partes por expandir este "modelo".

    El fundamentalismo islámico pareciera
    corresponderse más con el tipo de reto que representaba la
    URSS en la Posguerra en tanto se apoya en una filosofía
    distinta y pretende extenderse, pero ninguna potencia militar
    existe liberando esa corriente y por lo tanto no es fácil
    transformarla en una amenaza al poderío de Estados Unidos,
    ni siquiera en el Medio Oriente y en el Norte de Africa donde es
    más fuerte.

    Parafraseando a Kissinger, los EE.UU. se encuentran ante
    la tercera oportunidad de crear un nuevo orden mundial. Una
    visión de si misma como paladines de todas las causas
    terminaría con los EE.UU. e igualmente un encerramiento en
    si misma que descuidaría la seguridad. La visión
    norteamericana es la de dejar siempre una segunda oportunidad a
    los que fueron sus enemigos, como demostró con Alemania y
    Japón. En la tesitura actual muchos son los factores
    desestabilizantes en la política internacional a la que
    los EE.UU. se deben enfrentar con nuevas ideas con liderazgo y no
    hegemonía, con el paraguas de las alianzas, donde los
    aliados se traten con igualdad. El
    objetivo de la política exterior norteamericana debe ser
    la transición donde el equipaje de ese viaje sean esas
    virtudes que Wilson tantas veces ensalzó, ese idealismo
    norteamericano, las lecciones aprendidas en un duro periodo de
    Realpolitik y un cuidadoso análisis de la situación actual de
    las relaciones internacionales.

    BIBLIOGRAFIA

    TEXTOS:

    Diplomacia.

    H. Kissinger, Ed. B. Barcelona 1998.

    Trabajos del Centro de Estudios sobre Estados Unidos
    de la Universidad de La
    Habana.

    Luis René Fernández Tabío y
    Lázaro Luis González Morales. Cuba.
    1997.

    American Foreign Policy: A History

    Paterson, Clifford and Hagan. Lexington
    1977.

    U.S. Department of State Documents

    Gopher state.gov. U.S. Government web
    site.

    The League of Nations 1920-1946

    United Nations Library at Geneva. The League of
    Nations Archives. Geneva 1996

    La Prima Guerra Mondiale 1914-1918

    Audoin-Rouzeau e Becker. Universalle
    Electa/Gallimard. Roma
    1999

    Il Mondo en Guerra

    Kemp. Universalle Electa/Gallimard. Roma
    1999

    The Unitated States and the Origins of the Cold
    War

    Gaddis. Columbia University Press. New York
    1972.

    Historia Contemporánea

    Palmer y Colton. Akal/Textos. Madrid
    1980

    Historia de las Relaciones Internacionales (Siglos
    XIX y XX)

    Renouvin. Akal/Textos. Madrid 1982

    NATO Handbook – 50th Anniversary
    Edition

    NATO Office of
    Information and Press. Belgium 1998-1999

    DICCIONARIOS Y ENCICLOPEDIAS

    Encyclopedia Brittanica

    Diccionario de la Lengua
    Española

    Real Academia Española, 21ª
    Edición. Madrid 1992

    Dictionary of English Language and
    Culture

    Longman Group UK Ltd. Essex 1993

    Diccionario Español-Inglés
    Collins

    Colin Smith 5ª Edición. Barcelona
    1997

    AUTOR:

    NOMBRE: Andrés B. Muñoz
    Mosquera

    E-MAIL:

    EDAD: 34

    TITULACION: Diplomado en Derecho Universidad
    Complutense. Licenciado en Relaciones Internacionales Oxford
    International University

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