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Síndrome de distres respiratorio agudo




Enviado por emiliodelapenaf



    Articulo de
    revisión.

    1. Resumen
    2. Epidemiología
    3. Bibliografía
    4. Anexos

    Resumen:

    El síndrome de Distres Respiratorio Agudo
    consiste en una alteración aguda y severa de la estructura y
    función
    pulmonar secundaria a una injuria inflamatoria aguda que ocasiona
    edema pulmonar
    difuso producto de un
    aumento de la permeabilidad del capilar pulmonar. Sus
    características clínicas distintivas, incluyen un
    deterioro de la oxigenación, disminución de la
    compliancia pulmonar y de la capacidad pulmonar residual e
    infiltrados pulmonares bilaterales en la radiografía de
    tórax, aparecen horas o días después de una
    injuria pulmonar directa o de un insulto sistémico. El
    manejo de la insuficiencia respiratoria que ocasiona requiere de
    asistencia ventilatoria. En esta área los avances en
    el
    conocimiento de la fisiopatología de la injuria
    pulmonar han causado cambios sustanciales en los métodos
    tradicionales de ventilación artificial permitiendo
    desarrollar novedosos modos ventilatorios y medidas adjuntas que
    junto con la mejoría en los métodos de soporte
    vital han permitido una disminución significativa de la
    mortalidad aunque sigue siendo muy elevada.

    Desde su primera descripción, en 1967, el síndrome de
    distres respiratorio agudo (SDRA) ha recibido más atención que ninguna otra entidad aislada
    dentro de los cuidados intensivos. Durante el paso de estos
    más de 30 años se han producido sustanciales
    avances en el conocimiento
    de su epidemiología y su fisiopatología aunque
    sigue siendo una condición devastadora y su tratamiento
    continúa siendo básicamente de soporte.

    El SDRA fue descrito inicialmente por Ashbaugh y Petty
    (1) en 1967 ellos propusieron como criterios para su diagnóstico: la presencia de disnea severa,
    taquipnea, cianosis refractaria a la oxigenoterapia, perdida de
    la compliancia pulmonar y la presencia de un infiltrado alveolar
    difuso en el Rx de tórax y lo llamaron "Síndrome de
    distres respiratorio del adulto" por su estrecha semejanza con el
    distres respiratorio en los niños.
    Debido a que esta definición inicial carecía de
    criterios específicos que pudieran ser usados para
    identificar la entidad sistemáticamente existieron
    controversias sobre su incidencia, su historia natural y su
    mortalidad.

    En 1994 se publicaron los resultados de una
    reunión de expertos de la Sociedad
    Torácica Americana y la Sociedad Europea de Medicina
    Intensiva que tuvo como objetivo
    desarrollar una definición uniforme del SDRA como ayuda en
    los proyectos de los
    experimentos
    clínicos. En esta conferencia de
    consenso Europeo – Americano (CCEA) los investigadores
    estuvieron de acuerdo en que el SDRA es la forma más
    severa de injuria pulmonar aguda y recomendaron que el
    síndrome fuera llamado "Síndrome de distres
    respiratorio agudo" en vez de "Síndrome de distres
    respiratorio del adulto" (2).

    Ellos proponen como criterios para el diagnóstico
    de la IPA y el SDRA: 1) Desarrollo
    agudo, 2) Presencia de un infiltrado bilateral en una
    radiografía anteroposterior de tórax, 3) una
    presión
    en cuña de la arteria pulmonar £ 18 mmHg o ausencia de evidencias
    clínicas de hipertensión de la aurícula
    izquierda y 4) un punto de corte de la relación PaO2 /
    FiO2 £ 300
    (independientemente del empleo o no de
    PEEP) para la IPA y uno £ 200 para el SDRA, siendo esta la
    única diferencia entre ellos.

    Esta nueva definición tiene 2 logros
    significativos: (1) Reconoce que la severidad de la injuria
    pulmonar varía y (2) Su fácil aplicación en
    el marco clínico; pero a su vez tiene algunos aspectos
    problemáticos (3-4):

    • La suposición, subyacente, de que el espectro
      de severidad de la IPA implica que un paciente que desarrolla
      una insuficiencia respiratoria deba de progresar de la IPA al
      SDRA por lo que uno también puede asumir que un paciente
      con SDRA tiene peor pronóstico que aquellos con una PaO2
      / FiO2 entre 200 y 300.
    • El punto de corte de la relación PaO2 / FiO2
      es independiente del nivel de PEEP usado; aun cuando la
      oxigenación puede estar, inconsistentemente, afectada
      por al PEEP.
    • Las opacidades radiológicas necesitan ser
      bilaterales pero sus características no están
      bien definidas (5) por lo que pueden ser confundidas aun entre
      expertos.
    • La presencia de una presión en cuña del
      capilar pulmonar > 18 mmHg excluye el diagnóstico de
      IPA y del SDRA pero es claro que pacientes con estas entidades
      pueden tener una sobrecarga de volumen o una
      insuficiencia cardiaca con aumento de la presión en la
      aurícula izquierda. Los dos problemas
      pueden coexistir pero la definición actual no tiene en
      cuenta esta superposición (al tratar de excluir a los
      pacientes con edema pulmonar primariamente
      cardiogénico).
    • Finalmente la actual definición clínica
      no específica la enfermedad subyacente ni explica el
      mecanismo por el cual es lesionado el pulmón, esto es
      importante porque la tasa de mortalidad varia dependiendo de la
      etiología.

    EPIDEMIOLOGÍA

    Incidencia:

    No ha sido posible realizar una estimación exacta
    de la incidencia de la IPA y del SDRA debido a la carencia de una
    definición uniforme y a lo heterogéneo de las
    causas y de las manifestaciones clínicas.

    El primer estudio epidemiológico que
    utilizó la definición del consenso Europeo –
    Americano reporto una incidencia de 17.9 casos por cada 100000
    habitantes para la IPA y de 13.5 casos para el SDRA.

    Desordenes clínicos y factores de riesgo:

    Los datos sobre los
    factores y marcadores de riesgo se han generado primariamente
    para el SDRA lo que refleja sus limitaciones; estos pueden ser
    divididos en aquellos que causan una injuria pulmonar directa
    (primaria) y aquellos que producen una lesión pulmonar
    indirecta (secundaria) en el marco de un proceso
    sistémico (Cuadro 1).

    La prevalencia de cualquier condición de riesgo
    varia considerablemente en las diferentes instituciones
    pero de manera general la sepsis es la más
    común.

    El riesgo de distres aumenta si junto a los factores y
    marcadores de riesgo el paciente tiene condiciones predisponentes
    entre ellas se encuentran: 1) la edad avanzada, 2) el sexo femenino,
    3) el abuso crónico del alcohol, 4) el
    tabaquismo, 5)
    la enfermedad pulmonar crónica, 6) la severidad de la
    enfermedad subyacente y 7) la combinación de factores de
    riesgo. Algunos datos sugieren que los pacientes con Diabetes Mellitus
    pueden tener una incidencia disminuida del SDRA (6).

    Resultados:

    A pesar de los avances
    tecnológicos y del aumento de nuestros conocimientos
    sobre la fisiopatología del distres, durante las tres
    últimas décadas, la tasa de mortalidad ha variado
    entre un 40 y un 70 %.

    Recientemente dos estudios epidemiológicos reportaron
    tasas de mortalidad de 37 % y 41,2 % en pacientes con SDRA
    (7-8).

    Las razones exactas de esta probable mejoría permanecen
    poco claras pero pueden estar relacionadas con mejoras en el
    tratamiento de la enfermedad subyacente, tratamientos más
    efectivos para la sepsis, cambios en los métodos de
    ventilación y una mejoría en los cuidados de
    soporte en pacientes críticamente enfermos.

    En lo que la mayoría de los autores están de
    acuerdo, después que fuera reportado por Montgomery y
    colaboradores en 1985 es que en la mayor parte de los pacientes
    que fallecen la muerte es
    primariamente debido a sepsis o a fallo múltiple de
    órganos mientras que la hipoxemia y el fallo respiratorio
    son causas infrecuentes de muerte.

    Los factores cuya presencia pueden ser usados para predecir el
    riesgo de muerte en el momento del diagnóstico de la IPA y
    del SDRA incluyen: hepatopatias crónicas,
    disfunción de órganos no pulmonares, sepsis y edad
    avanzada. La severidad del SDRA en el momento de su
    diagnóstico, determinada por el grado de anormalidad de la
    oxigenación (PaO2/ FiO2) no esta
    relacionado con el estado al
    egreso (9). Aunque el fallo de la función pulmonar que no
    mejora durante la primera semana de tratamiento es un factor
    pronóstico negativo.

    En muchos pacientes la función pulmonar regresa cerca
    de lo normal entre 6 y 12 meses, a pesar de la injuria pulmonar.
    Enfermedades
    severas y una ventilación prolongada identifica a los
    pacientes de alto riesgo para que persistan anormalidades de la
    función pulmonar (10).

    FISIOPATOLOGIA:

    El pulmón es un órgano especialmente susceptible
    a la injuria (11) debido a: 

    1. -Tiene la mayor superficie epitelial entre todos los
    órganos del organismo, con un área de superficie
    alveolar entre 50 y 100 m2, con un extenso lecho
    vascular que contiene un gran número de células
    polimorfonucleares marginadas.

    2. – Los macrófagos alveolares son las células
    no parenquimatosas más abundantes en el pulmón
    jugando un papel central en el mantenimiento
    de la estructura y función pulmonar normal por un variado
    número de mecanismos que incluye su habilidad para la
    fagocitosis, en la presentación de antígenos y en la síntesis y
    liberación de mediadores.

    3. – Adicionalmente, además del gran número de
    células inflamatorias presentes en el pulmón,
    muchas de las células estructurales (tanto las
    epiteliales, las endoteliales como las insterticiales) pueden
    producir una multitud de mediadores pro – inflamatorios en
    respuesta a una variedad de estímulos.

    El complejo proceso fisiopatológico que culmina
    expresándose clínicamente como una IPA o como un
    SDRA incluye un delicado equilibrio
    entre respuestas pro – inflamatorias y anti – inflamatorias
    generadas por el evento lesivo (12).

    La elaboración incontrolada de sustancias pro –
    inflamatorias en respuesta a una lesión pulmonar es uno de
    los mecanismos que eventualmente conduce al desarrollo de una IPA
    y un SDRA; aunque también es posible que se deban a un
    fallo de la respuesta de las citoquinas anti – inflamatorias en
    un individuo
    susceptible más que la activación exagerada de
    sustancias pro – inflamatorias (13).

    Como resultado de la lesión epitelio – endotelial se
    produce acumulo de líquido a nivel insterticial y alveolar
    que, junto con las alteraciones del surfactante, dificulta el
    intercambio gaseoso. Estudios realizados por Tomografía
    por emisión de positrones han demostrado un incremento
    uniforme de la permeabilidad vascular en todas las regiones
    pulmonares, mientras que la densidad pulmonar
    total y extravascular esta aumentada en las zonas pulmonares
    declive en estrecha relación con la presión
    hidrostática sobreimpuesta, o sea, que el
    aumento de la presión por pulmones edematosos sobre las
    regiones pulmonares declives es el mayor determinante de las
    atelectasias en tales zonas. Con la formación de
    atelectasias es mayor el porcentaje de tejido no ventilado
    perfundido, acentuándose más la hipoxemia.

    La hipoxemia se produce principalmente por un incremento del
    shunt intrapulmonar y esto se debe al exudado intraalveolar, la
    fibrosis tisular y a la presencia de microatelectasias. Algunas
    regiones pulmonares están pobremente ventiladas debido a
    que su compliancia esta disminuida (en los estadios iniciales por
    edema e infiltrado inflamatorio y en los tardíos por
    fibrosis insterticial) o a las elevadas resistencias
    de sus vías aéreas (debido a la inflamación regional y extravasación
    de fluidos intersticiales).

    Estas unidades con relación V/Q baja pueden contribuir
    a la hipoxemia. El ensanchamiento de los septos alveolares por el
    edema insterticial, la separación de las membranas
    básales epiteliales y endoteliales y el engrosamiento del
    epitelio alveolar (compuesto fundamentalmente por Neumocitos tipo
    2) sugiere que el deterioro de la difusión puede ser otro
    factor que contribuya a la hipoxemia. Otras unidades pulmonares
    pueden ser sobreventiladas si su compliancia es alta o su flujo
    regional esta reducido por microtrombos y obliteración
    capilar. Estas unidades producen un aumento del VD y
    eleva los requerimientos ventilatorios.

    Las lesiones patológicas en el SDRA varían
    considerablemente con el tiempo de
    evolución de la enfermedad. Estas
    alteraciones se describen en tres fases que se superponen de
    forma variable en el tiempo y espacio (regiones diferentes de los
    pulmones) (15).

    En los casos severos de distres la densidad pulmonar es tres
    veces mayor que la de pulmones normales y las zonas colapsadas y
    consolidadas pueden extenderse del 70 al 80 % de los campos
    pulmonares quedando reducida la porción pulmonar funcional
    a un 20 – 30 % de un pulmón normal.

    La compliancia de esta pequeña cantidad de tejido
    residual funcional es normal lo que sustenta la idea de que el
    pulmón del SDRA no esta difusamente rígido pero que
    el tejido pulmonar normal es tan pequeño que toma la
    dimensión de un pulmón de niño (baby lung).
    Estas observaciones fueron la razón para cambios en el
    marco ventilatorio convencional.

    Lesión pulmonar inducida por la
    ventilación:

    Uno de los cambios más importantes que se ha producido
    en los últimos años en relación con el SDRA
    es la aparición del concepto de que
    la ventilación mecánica puede dañar a un
    pulmón, tanto al sano como al previamente lesionado, y
    puede retardar la curación de un pulmón lesionado,
    a esto se a denominado injuria pulmonar inducida o asociada con
    la ventilación caracterizándose por la
    aparición de edema, depleción del surfactante y
    formación de membranas hialinas (16).

    El concepto de que altas presiones en la vía
    aérea durante la ventilación a presión
    positiva puede causar lesiones que se manifiestan como fugas de
    aire es bien
    conocido e investigado por más de 50 años.

    Es sabido que el gradiente de presión entre los
    alvéolos y las vainas vasculares puede incrementarse
    temporalmente y el aire puede alcanzar el tejido insterticial. El
    aire puede entonces seguir a lo largo de las vainas
    broncovesiculares hacia el mediastino y desde allí causar
    muchas de las manifestaciones que hoy se reconocen como producto
    del BAROTRAUMA: neumomediastino, neumotórax,
    enfisema subcutáneo, neumopericardio, neumoretroperitoneo,
    enfisema insterticial pulmonar y embolismo gaseoso
    sistémico (17 – 18).

    Por otra parte Dreyfuss y sus colaboradores demostraron un
    aumento de la permeabilidad capilar con edema en ratones sanos
    ventilados con altas presiones y grandes volúmenes,
    contrastando con una histología pulmonar normal de los ratones
    ventilados con altas presiones y volúmenes corrientes
    normales.

    Además ventilaron ratones utilizando un pulmón
    de hierro con
    presiones negativas y grandes volúmenes corrientes y en
    ellos también apareció edema pulmonar. Con esto
    demostraron que el volumen más que la presión era
    el elemento fundamental en la aparición del edema
    pulmonar. Acuñando el término de VOLUTRAUMA
    (19).

    Si bien se ha demostrado la injuria causada por la
    ventilación con grandes volúmenes pulmonares existe
    un extenso número de evidencia que indican que la
    ventilación con bajos volúmenes también
    puede contribuir a la injuria pulmonar, esta lesión se
    piensa este relacionada con la apertura y cierre cíclico
    de las unidades pulmonares y se a denominado
    ATELETRAUMA.

    Además de estas alteraciones, que podemos clasificar
    como lesiones mecánicas, en los años recientes se
    ha evidenciado que la ventilación también puede
    inducir al reclutamiento
    y activación de células inflamatorias y a la
    producción de numerosos mediadores
    inflamatorios los cuales juegan un papel importante en el
    comienzo y propagación de la lesión pulmonar, a su
    este fenómeno se le ha denominado: BIOTRAUMA.

    Existen evidencias que sugieren que la VAM puede iniciar o
    contribuir a mantener la respuesta inflamatoria sistémica
    al permitir la liberación de mediadores inflamatorio en la
    circulación (20).

    Manifestaciones clínicas:

    Las manifestaciones clínicas de una paciente con IPA o
    un SDRA reflejan la enfermedad subyacente, la severidad de la
    injuria pulmonar y el número y tipo de órganos
    insuficientes que pueda coexistir (4).

    En muchos casos el fenómeno desencadenante es evidente
    y el desarrollo de una insuficiencia respiratoria puede verse
    como una consecuencia directa del fenómeno. El desarrollo
    del Distres usualmente es rápido, ocurriendo en muchos
    casos entre las 12 y 24 horas de comenzado el evento precipitante
    aunque en raras ocasiones puede aparecer hasta 5 días
    después.

    El paciente comienza a estar ansioso, agitado y disneico. Al
    inicio la disnea puede ser de esfuerzo progresando
    rápidamente y volviéndose severa incluso en reposo.
    La respiración se torna rápida y
    superficial. Las otras manifestaciones reflejan el fallo de otros
    órganos.

    Actualmente no existen hallazgos de laboratorio
    específico para el diagnóstico del SDRA.

    La gasometría arterial es marcadamente anormal. En
    etapas más tempranas los pacientes pueden tener una
    alcalosis respiratoria con hipoxemia. El intercambio del
    CO2 puede ser anormal, incluso en estas fases,
    reflejando la existencia simultánea de shunt y unidades
    con V/Q bajas (causante de hipoxemia). En las fases
    tardías no es rara la acidosis respiratoria.

    Las alteraciones hematológicas son muy comunes
    incluyendo leucocitosis, leucopenia y anemia. La
    trombocitopenia también es común como reflejo de la
    inflamación sistémica subyacente y del daño
    endotelial. Las funciones renales
    y hepáticas pueden estar alteradas. Todas estas
    anormalidades reflejan la disfunción multiorgánica
    que con frecuencia acompaña al SDRA.

    La radiografía de tórax usualmente revela un
    infiltrado difuso bilateral que puede tener un patrón
    insterticial o alveolar, parcheado o confluente. Las alteraciones
    radiológicas pueden desarrollarse rápidamente y
    forma simétrica, aun antes de que aparezca la hipoxemia, o
    de manera más gradual y asimétrica. De hecho se ha
    descrito el SDRA unilateral en ausencia de flujo sanguíneo
    de la arteria contralateral como ocurre en el embolismo pulmonar
    o en la hipoplasia unilateral de la arteria pulmonar. La
    correlación entre las anormalidades radiológicas y
    el grado de hipoxemia puede ser variable.

    El líquido del lavado broncoalveolar de los pacientes
    afectados muestra un alto
    número de neutrofilos, usualmente más del 60 % (lo
    normal es menos de un 5 %), que son sustituidos por
    macrófagos alveolares en los pacientes que evolucionan
    favorablemente, por lo que la persistencia de un conteo de
    neutrofilos elevado esta relacionado con un mal
    pronóstico. Otro hallazgo interesante es la presencia de
    un marcador de fibrosis pulmonar denominado péptido
    procolágeno III (secretado por los fibroblastos pulmonares
    activados), sus niveles elevados están estrechamente
    relacionados con la mortalidad, probablemente este péptido
    refleja el proceso de fibrosis pulmonar.

    Aunque el análisis del fluido del líquido de
    lavado broncoalveolar no es específico para el SDRA
    permite excluir otros procesos
    agudos. La presencia de un alto número de Eosinofilos
    (más de un 15 – 20 % del conteo total
    células) sugiere el diagnóstico de Neumonía eosinófila aguda. Un alto
    conteo de linfocitos sugiere la posibilidad de una Neumonitis por
    hipersensibilidad, Sarcoidosis y otras formas de enfermedades
    intersticiales pulmonares agudas. Muchos eritrocitos, en especial
    en presencia de macrófagos cargados de hemosiderina,
    sugieren alguna causa de hemorragia pulmonar.

    Manejo ventilatorio:

    Por definición un paciente distresado esta severamente
    hipoxémico y requiere de asistencia ventilatoria mecánica para lograr un adecuado
    intercambio de gases.

    Las técnicas
    tradicionales de ventilación en el paciente
    críticamente enfermo se asemejan a las usadas durante
    años en las prácticas anestesilógicas:
    VT : 10 – 15 ml por kilogramo de peso que ayuda
    a prevenir la hipoxemia por atelectasia (que se producen
    frecuentemente cuando se usan VT "normales" de 7
    – 8 ml por kilogramo) y para mantener niveles adecuados de
    PaCO2 y pH cuando
    existe un aumento del VD, como ocurre en la injuria
    pulmonar aguda y en el SDRA, y puede ayudar también a
    reclutar pequeños bronquiolos y alvéolos lo que
    disminuye la fracción de shunt y mejora la
    oxigenación (21).

    Por otro lado, en estos pacientes, no es posible mantener una
    adecuada PaO2 aumentando la FiO2 (pudiéndose
    incrementarse entre ellos la toxicidad por el oxígeno) por lo que se utiliza
    frecuentemente PEEP para mejorar la oxigenación al
    producir esta redistribución del agua pulmonar
    extravascular y apertura y estabilización de algunos
    alvéolos atelectasiados, esto permite disminuir la
    FiO2

    Con pocas excepciones, con este marco ventilatorio tradicional
    pueden mantenerse niveles de Pa02 y PaCO2
    normales o cercanos a los normales durante días e incluso
    semanas en pacientes con IPA y SDRA.

    En el momento actual existen bastantes evidencias
    experimentales que demuestran como el empleo de la VAM puede
    producir fenómenos de sobredistención pulmonar y de
    apertura y cierre cíclico de unidades alveolares, lo que
    produce y/o perpetua los procesos inflamatorios a nivel pulmonar.
    Esto puede contribuir en la génesis del síndrome de
    fallo múltiple de órgano y por tanto en la
    mortalidad de este grupo de
    pacientes.

    A la luz de estos
    hallazgos se han planteado estrategias
    ventilatorias, denominadas "Protectoras del pulmón",
    encaminadas a disminuir los efectos nocivos de la propia
    ventilación mecánica sobre el pulmón y la
    respuesta inflamatoria sistémica asociada a este
    daño pulmonar a la ves que se reduce el posible efecto
    tóxico derivado de el empleo de una FiO2
    elevada y una disminución en la incidencia de
    barotrauma.

    En un estudio conducido recientemente por el National Heart,
    Lung and Blood Institute (NHLBI) de los EUA se demostró
    como la disminución del VT de 12 a 6 ml por
    kilogramo de peso en los pacientes con SDRA produce una
    significativa reducción en la mortalidad en este grupo de
    pacientes (22 – 23).

    Con pocas excepciones la estrategia
    ventialtoria con bajos VT resumida en la Cuadro 2 se
    recomienda para el uso clínico en el manejo del SDRA.

    Con este nuevo enfoque pueden ser necesario cambios en la
    prioridad de los objetivos
    ventilatorios a lograr en estos pacientes. Con la estrategia
    ventilatoria tradicional la mayor prioridad la tiene el lograr
    niveles normales de pH y de PaCO2 sin importar las
    presiones que se generen, con esta nueva estrategia la
    protección pulmonar es lo que prima tolerándose
    ciertos niveles de hipercapnia y de acidosis respiratoria.

    Algunos pacientes son excluidos por la presencia de alguna
    condición coexistente que pueda empeorar con la
    hipercapnia como el incremento de la presión intracraneal
    y la sicklemia.

    A diferencia del estudio realizado por el NHLBI, la
    ventilación a pulmón abierto incorpora altos
    niveles de PEEP que en muchos casos son determinados
    identificando el punto de inflexión inferior en la curva
    presión – volumen toraco pulmonar. Esta
    técnica, diseñada por Amato y sus colaboradores
    (24), esta diseñada con el fin de minimizar el volutrauma
    y el daño que se produce por el cierre y la apertura de
    las unidades pulmonares inestable en cada ciclo respiratorio,
    esto se logra empleando pequeños VT y un nivel
    de PEEP suficiente para mantener los alvéolos abiertos
    durante todo el ciclo respiratorio.

    En estudios experimentales la IPAV se previno o atenúo
    cuando se utilizo PEEP. El mecanismo por el cual la PEEP
    atenúa la IPAV no esta claro. Se ha especulado que la PEEP
    reduce las fuerzas de cizallamiento asociadas con la repetida
    apertura y cierre cíclico de las unidades pulmonares
    inestables, al abrir las unidades colapsadas y prevenir su cierre
    durante la espiración.

    No esta claro que nivel de PEEP es necesario para lograr un
    efecto protector pulmonar óptimo en cada paciente.

    La curva estática o
    casi – estática de presión – volumen
    provee de alguna información acerca de la presión y
    el volumen en el cual los bronquiolos pequeños y los
    alvéolos pueden abrirse (25).

    En la rama inspiratoria de la curva presión –
    volumen del paciente distresado se pueden distinguir tres
    segmentos. A bajos volúmenes pulmonares el segmento
    inicial, plano, con una compliancia muy pequeña refleja
    las vías aéreas periféricas y unidades
    alveolares colapsadas. A medida que se produce la
    insuflación se observa un segmento intermedio lineal con
    una inclinación marcada reflejando una mayor compliancia,
    esta permanece constante en este segmento como expresión
    de la apertura progresiva de los alvéolos colapsados a lo
    largo de la insuflación. A mayores presiones, pero a
    volúmenes pulmonares mucho menores a los de un sujeto
    sano, la curva se aplana nuevamente con una rápida
    disminución de su inclinación (y de la compliancia)
    lo que constituye el tercer segmento. El punto de
    transición entre los dos primeros segmentos se denomina
    punto de inflexión inferior (PII), usualmente se supone
    representa la presión necesaria para reabrir las
    vías aéreas y unidades alveolares colapsadas,
    fenómeno denominado reclutamiento alveolar. El punto de
    transición entre el segundo y el tercer segmento
    denominado punto de inflexión superior (PIS) se cree puede
    corresponderse con el volumen al cual algunas unidades pulmonares
    comienzan a sobredistenderse y / o finaliza el reclutamiento
    alveolar. En una persona sana este
    punto se produce a un volumen pulmonar de 3 litros por encima de
    la CRF, lo cual define la capacidad pulmonar total y se
    sitúa alrededor de los 30 cm H2O.

    La ventilación que se produce por debajo del PII y por
    encima del PIS tiene los riesgos de
    generar los fenómenos de apertura y colapso repetitivo o
    de sobredistención causantes de la IPAV.

    La presión a nivel del PII se ha recomendado como la
    mejor PEEP para optimizar el reclutamiento y prevenir el colapso
    alveolar al final de la espiración, mientras que el
    VT debe programarse de forma tal que la presión
    meseta no sobrepase la presión del PIS.

    Las características de la curva Presión –
    Volumen esta grandemente influida por numerosos factores que
    incluyen el mecanismo patogénico y el estado de la
    enfermedad pulmonar, cambios en los mecanismos de la pared
    torácica. La presencia de Auto – PEEP, el modo
    ventilatorio y los parámetros que precedieron la medición así como la técnica
    usada para la construcción de la curva.

    Actualmente se sabe que el PII no es capaz de predecir
    exactamente la PEEP óptima, ya que existe un reclutamiento
    alveolar continuo en la porción lineal de la curva. Acorde
    con B. Jonson y sus colaboradores la presencia de un PII marcado
    indica la presión a la cual muchos alvéolos
    colapsados son abiertos al mismo tiempo, o sea, refleja la
    existencia de una enfermedad pulmonar homogénea y / o la
    necesidad de un reclutamiento pulmonar. Por otra parte la
    ausencia de un punto de inflexión nos habla de una
    enfermedad pulmonar heterogénea donde, debido a las
    diferentes constantes de tiempo, los alvéolos son abiertos
    uno después de otro a medida que la presión va
    aumentando.

    Datos recientes sugieren que la PEEP óptima para
    prevenir el colapso espiratorio debe prefijarse acorde a la
    presión alveolar de cierre y no a la presión de
    apertura al encontrarse una pobre correlación entre el PII
    y el cierre alveolar, este generalmente comienza a presiones tan
    altas como 20 cm H2O. Esto es más notable
    cuando se utilizan VT bajos que comparados con los
    VT convencionales inducen a un reclutamiento alveolar
    significativo, indicado por un aumento del shunt. Estudios
    recientes han mostrado que tanto la PEEP como el VT
    tienen influencia sobre el reclutamiento pulmonar. Cuando se
    utilizan VT bajos, como se recomienda para proteger al
    pulmón del volutrauma, prefijar la PEEP en igual nivel de
    presión que el PII no garantiza un reclutamiento
    óptimo sino que esta debe prefijarse a niveles casi
    siempre muy por encima del PII para prevenir el
    desreclutamiento.

    Esta demostrado que la PEEP previene el desreclutamiento
    alveolar, pero cada vez esta más claro que los bajos
    niveles de PEEP comúnmente utilizados (£ 20 cm H2O) en
    la practica diaria reclutan solo una pequeña
    porción del volumen pulmonar total (26).

    El mecanismo exacto del reclutamiento pulmonar no esta
    claro, lo que si se conoce es que se requieren de dos procesos:
    primero la apertura de las vía aéreas y segundo la
    apertura de los alvéolos colapsados. Claramente, el
    método
    óptimo de reclutamiento pulmonar, que garantice una
    máxima eficacia y
    seguridad, aun no
    se ha determinado.

    Generalmente antes de realizar la maniobra de
    reclutamiento es necesario sedar al paciente y en ocasiones
    relajarlo para que tolere las altas presione mantenidas y
    asegurar una insuflación pasiva durante el periodo de
    reclutamiento.

    Se han descrito múltiple procedimientos
    para realizar la maniobra de reclutamiento, el proceder
    recomendado por R.M. Kacmarec y D.R. Schwartz (27) se resume en
    el cuadro 3.

    BD Medoff y sus colaboradores recomiendan el siguiente
    marco ventilatorio:

    Modalidad: Presión control, FR de
    10, Relación I : E de 1 : 1, FiO2 de 1,
    VT de 5 – 6 ml / Kg, PEEP de 25 cm
    H2O y Presión sobre PEEP de 15 cm
    H2O.

    La PEEP se incrementa 5 cm H2O
    progresivamente, manteniéndose en este nivel por 2
    minutos, hasta lograr una relación PaO2 /
    FiO2 > 300 (haciendo siempre la
    determinación da la PaO2 a un nivel de PEEP de
    25 cm H2O) o hasta que se alcance una limite de
    presión de 60 cm H2O (PEEP de 45 cm
    H2O).

    Es importante resaltar que la maniobra solo es efectiva
    cuando se realiza con VT pequeños, no ocurre lo
    mismo cuando se realiza con los VT
    convencionales.

    Se considera la maniobra de reclutamiento efectiva si se
    logra una PaO2 / FiO2 > 300. De forma
    general, cerca del 30 % de los pacientes con IPA no se benefician
    con la aplicación de PEEP. En los estadios iniciales de la
    IPA y del SDRA es posible lograr una mejor respuesta. La causa de
    la lesión también influye en el éxito
    del reclutamiento: los pacientes con distres secundario el
    éxito es mayor que el los pacientes con distres primario.
    Esto último puede estar en relación con las
    alteraciones morfológicas que se producen: en el primar
    caso lo que predomina es el edema intersticial y el colapso
    alveolar mientras que en el segundo los alvéolos
    están ocupados.

    La frecuencia óptima de al maniobra de
    reclutamiento para un paciente dado no esta bien establecida,
    debe de realizarse en los estados iniciales de la enfermedad y
    siempre que le pulmón se dereclute (por ejemplo al
    desconectarse del ventilador).

    La aplicación sostenida de altas presiones en la
    vía aérea no esta exenta de complicaciones y estas
    se derivan fundamentalmente del compromiso hemodinámico y
    el desarrollo de barotrauma. Por ello durante la misma debe
    realizarse una estrecha monitorización y se aborta
    si:

    • TAM < 60 mmHg o disminuye más de 20
      mmHg.
    • SpO2 < 85 %.
    • FC > 140 0 < 60.
    • Desarrollo de nuevas arritmias.

    Existen diferentes modos de ajustar el nivel de PEEP
    después de la maniobra de reclutamiento. Algunos
    recomiendan:

    1.- Ajustar la PEEP en 20 cm H2O.

    2.- Disminuya la FiO2 de 1 hasta el nivel en
    que la SpO2 sea > 90 – 95 %.

    3.- Disminuya la PEEP progresivamente 2 cm
    H2O cada vez cada 20 – 30 minutos hasta que
    disminuya la SpO2.

    4.- Reclute nuevamente el pulmón.

    Ajuste la PEEP al nivel que precedió la
    desaturación.

    6.- Si al ajustar la PEEP en 20 cm H2O se
    produce una caída de la SpO2 repita la maniobra
    de reclutamiento y ajústela a 25 cm H2O y
    determine su nivel óptimo.

    Otros recomiendan con un VT de 4 ml / Kg y
    una FiO2 de 1 disminuir la PEEP progresivamente 2 cm
    H2O cada vez cada 4 minutos hasta que la
    PaO2 inicial caiga más de un 10 %. La PEEP se
    ajusta en el nivel precedente.

    Se recomienda que siempre se disminuya la
    FiO2 antes que la PEEP para evitar el
    desreclutamiento. En general la FiO2 no debe
    disminuirse a menos de 0.45 antes de disminuir la PEEP. Si la
    disminución de la PEEP produce desaturación la PEEP
    debe restablecerse sin aumentar la FiO2 para compensar
    el desreclutamiento.

    Otras opciones ventilatorias:

    1.- Ventilación prona: existe una considerable
    experiencia clínica que confirma que la oxigenación
    puede mejorar en muchos pacientes con SDRA empleando esta
    modalidad pero si estos cambios mejoran o no el estado al egreso
    aun esta por definir.

    Potencialmente reduce la toxicidad por el oxígeno
    y limita la injuria asociada a la ventilación.

    2.- Ventilación con relación I : E
    invertida: teóricamente permite un incremento de la
    presión media de la vía aérea con
    disminución de la fracción de shunt a bajos niveles
    de PEEP y de presión alveolar pico. La presión
    elevada sostenida en la vía aérea puede reclutar el
    pulmón colapsado y disminuir la ventilación del
    espacio muerto. Todo esto es posible por aumento de la Auto
    – PEEP (por acortamiento del tiempo
    espiratorio).

    Los estudios realizados comparando esta técnica
    ventilatoria con la ventilación convencional no le han
    encontrado ventajas en la mejoría de la oxigenación
    cuando se usa igual nivel total de PEEP y de soporte
    ventilatorio.

    Esta por demostrar la mejoría de la mortalidad
    con esta modalidad.

    3.- Ventilación líquida: los
    perfluorocarbonos son compuestos biológicamente inertes
    caracterizados por una baja tensión superficial, una alta
    densidad y una gran solubilidad de los gases
    respiratorios.

    Sus beneficios primarios se derivan de la
    reducción de la tensión superficial alveolar (al
    actuar como un sustituto del surfactante), reclutamiento
    pulmonar, mejoría de la relación Ventilación
    / Perfusión (al aumentar la presión intralveolar
    reduce el flujo sanguíneo de las regiones pobremente
    ventiladas) y elimina los detritos celulares (al ser más
    denso que el agua las
    secreciones y detritus flotan en el).

    Adicionalmente se ha comprobado que disminuyen la
    infiltración pulmonar de neutrofilos, la reactividad de
    los macrófagos y la producción de citoquinas,
    reducen la adherencia de los neutrofilos a las células
    epiteliales y aumentan la síntesis y secreción de
    surfactante.

    A pesar de los resultados alentadores obtenidos con esta
    modalidad ventilatoria aun estos no son concluyentes.

    4.- Oxido nítrico: cuando es inhalado es un
    efectivo vasodilatador de las regiones pulmonares bien
    ventiladas, esto reduce el shunt intrapulmonar y mejora la
    oxigenación arterial. Es rápidamente inactivado
    cuando reacciona con la hemoglobina en el espacio intravascular
    formando metahemoglobina por lo que no ejerce efectos
    vasodilatadores sistémicos. Tiene otros beneficios
    adicionales que comprenden la inhibición de la
    agregación plaquetaria, de la adhesión leucocitaria
    y posiblemente efectos antiinflamatorios. Sus efectos
    dañinos potenciales incluyen el desarrollo de
    metahemoglobinemia y la producción de 2 óxidos
    tóxicos del nitrógeno.

    A pesar de los efectos beneficiosos en 3 grandes
    estudios multicentricos en pacientes con SDRA no se han
    demostrado resultados favorables en la supervivencia.

    5.- Ventilación de alta frecuencia: es un
    atractivo modo ventilatorio en el distres y en la IPA al usar
    volúmenes corrientes muy bajos ( en algunas circunstancias
    en el orden de 1 – 2 ml / Kg); esto permite la
    ventilación a grandes volúmenes pulmonares para
    lograr el reclutamiento pulmonar evitando la injuria por un
    estiramiento excesivo durante la inspiración.

    Las experiencias iniciales en pacientes con fallo
    respiratorio agudo fueron frustrante; existen un renovado
    interés
    en esta modalidad, especialmente después de solucionarse
    problemas técnicos de los primeros ventiladores de alta
    frecuencia y los resultados alentadores alcanzados en algunos
    estudios en pacientes pediátricos y neonatos con
    IPA.

    Es necesario demostrar resultados favorables del estado
    al egreso con esta modalidad.

    6.- Soporte vital extracorpóreo: su uso en el
    SDRA se basa en el concepto de que el reposo pulmonar puede
    mejorar su recuperación y finalmente mejorar la
    supervivencia.

    Puede realizarse usando un corto – circuito de
    alto flujo arterio – venoso principalmente para mejora la
    oxigenación (comúnmente denominada membrana de
    Oxigenación extracorpórea) o un sistema de bajo
    flujo veno – venoso mejorando principalmente la
    retención de CO2 (remoción
    extracorpórea de CO2).

    Tratamiento farmacológico:

    – Agentes vasoactivos: al igual que el oxido
    nítrico con la
    administración de Almitrine y de las prostanglandinas
    I2 y E1 puede aliviarse la
    vasoconstricción pulmonar hipoxica disminuyendo el shunt y
    aumentando notablemente la PaO2. La administración de Pg E1 y Pg
    I2 tienen un efecto similar al del oxido
    nítrico. Se requieren estudios prospectivos aleatorios
    para definir el papel de estos agentes en el SDRA.

    – Estrategias inmunomoduladoras:

    La Pg E1 además de ser un potente
    vasodilatador es un importante regulador de la respuesta
    inflamatoria mediada por neutrofilos y macrófagos.
    Adicionalmente inhibe la agregación plaquetaria. Sus
    efectos beneficiosos no se confirmaron en una gran investigación multicentrica.

    El tromboxano A2 es un potente
    vasoconstrictor pulmonar e incrementa además la
    agregación plaquetaria y de los neutrofilos. Estudios
    experimentales han mostrado una atenuación de la injuria
    pulmonar cuando se bloquea su síntesis o se antagonisan
    sus receptores. El Ketoconazol es un inhibidor específico
    y potente de la tromboxan sintetasa. No se ha podido demostrar
    sus beneficios sobre la mortalidad, duración de la
    ventilación o de cualquier medida de la función
    pulmonar por lo que no se recomienda su uso.

    Los inhibidores de la ciclooxigenasa, como el Ibuprofen,
    tampoco han confirmado sus efectos beneficiosos
    potenciales.

    Se cree que los metabolitos reactivos del oxígeno
    derivados de los neutrofilos, macrófagos y de las
    células endoteliales juegan un papel importante en la
    génesis de la injuria pulmonar. La Acetil – cisteina
    incrementa los niveles de los antioxidantes
    naturales. Su uso no ha demostrado efectos sobre la
    PaO2 / FiO2 el tiempo de mejoría de
    la injuria pulmonar ni sobre la mortalidad. No se recomienda su
    uso.

    Por su efecto antiinflamatorio debía pensarse que
    los corticoesteroides pueden prevenir el desarrollo del distres
    en los pacientes de riesgo, limitar sus manifestaciones agudas y
    sus secuelas a largo plazo. Los estudios realizados en este
    sentido han sido infructuosos. Recientemente ha resurgido el
    entusiasmo por el uso de los esteroides en la fase tardía
    del distres al creerse que estos pueden interferir con el proceso
    fibroproliferativo. En un estudio recientemente concluido se
    demostró mejoría de la lesión pulmonar y
    marcada reducción de la mortalidad. Aunque el uso de
    esteroides teóricamente resulta muy atractivo, los datos
    actualmente disponibles no soportan convincentemente la eficacia
    y seguridad de su uso en el SDRA persistente. Actualmente el NHI
    lleva a cabo un extenso estudio multicentrico sobres este
    aspecto.

    – Otras terapias:

    Desde los estudios iniciales del SDRA se hipotetiso que
    la deficiencia de surfactante podía ser un elemento
    importante en la génesis de este síndrome, esta
    deficiencia y su disfunción esta bien documentada en
    humanos.

    El papel del surfactante en el tratamiento del SDRA esta
    aun por definir, para ello es necesario responder una serie de
    preguntas que incluyen la dosis óptima, la vía de
    administración, el momento de
    aplicación y la preparación disponible. Por todo
    esto no se recomienda su uso rutinario.

    Medidas generales:

    – Soporte cardiovascular: existen pocas dudas de que la
    inestabilidad del sistema
    cardiovascular debe ser rápidamente corregida
    administrando volumen y/o drogas
    vasoactivas para mantener una adecuada perfusión
    periférica, teniendo en cuenta que el nivel exacto de
    soporte varía en cada paciente y de sus enfermedades
    asociadas.

    Una restricción líquida con un balance
    hídrico negativo y una disminución del agua
    pulmonar extravascular se ha asociado con una mejoría en
    la supervivencia al compararlo con el tratamiento
    estándar.

    – Control de la infección: recientes evidencias
    sugieren que el reemplazo rutinario de los catéteres
    vasculares en ausencia de infección no es necesario, de
    igual manera el cambio de tubo
    endotraqueal después de un intervalo de tiempo definido no
    se recomienda.

    El uso rutinario de antibióticos
    profilácticos en el paciente no inmunodeprimido no esta
    justificado. La descontaminación selectiva del tubo
    digestivo o de la traquea disminuye su colonización pero
    la influencia de esto en la mortalidad de los pacientes con IPA
    no se ha demostrado. La aspiración continua subglotica es
    una excelente estrategia profiláctica para disminuir la
    incidencia de neumonía asociada a la ventilación.
    El tratamiento antibiótico, de ser posible, debe guiarse
    por el resultado de los estudios
    bacteriológicos.

    – Soporte nutricional: es esencial mantener un aporte
    nutricional adecuado evitando en todo caso la sobrecarga de
    volumen y la hiperglicemia. El mantenimiento de la nutrición enteral
    tiene importante efectos sobre la respuesta inmune del
    huésped además de disminuir la incidencia de la
    colonización gástrica por bacilos Gram. negativos,
    de ulceras de estrés y
    atrofia de la mucosa.

    – Otras medidas: se recomienda el uso de tratamientos
    antitrombóticos. La profilaxis de la ulcera de
    estrés probablemente sea útil pero existen
    diferencias en la eficacia y los efectos colaterales de los
    diferentes tratamientos. El sucralfato parece ser el mejor para
    prevenir la neumonía asociada a la ventilación. En
    ocasiones es necesario utilizar relajantes musculares para el
    tratamiento de la disiscronia paciente – ventilador y para
    reducir las demandas de oxígeno, el uso de estos agentes
    debe limitarse al periodo más breve posible. El uso de
    agentes dopaminergicos de manera rutinaria para mantener el flujo
    sanguíneo renal y su función es un tratamiento no
    probado. No se recomienda el uso de la hemofiltración para
    el aclaramiento de mediadores inflamatorios
    circulantes.

    Actualmente existen varias líneas investigativas
    que incluyen la inmunoterapia antiendotoxina, antagonistas de
    citoquinas proinflamatorias, inhibidores del factor activador
    plaquetario y de sus receptores, antiproteasas, antagonistas de
    las moléculas de adhesión endotelial, inhibidores
    del complemento y la terapia génica (28 –
    29).

    La mejor estrategia futura puede derivarse de
    identificar subgrupos de pacientes con mecanismos
    fisiopatológicos y bioquímicos similares de su
    enfermedad quienes, puedan responder a un tratamiento apropiado
    para un proceso específico.

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    ANEXOS

    Cuadro 1 Desordenes clínicos asociados con el
    SDRA.

    Injuria pulmonar directa

    ·
    Causas comunes:

    Neumonías.

    Aspiración de contenido
    gástrico.

    ·
    Causas menos comunes:

    Contusión pulmonar.

    Embolismo graso.

    Injuria por inhalación.

    Ahogamiento incompleto.

    Edema pulmonar de reperfusión tras
    transplante pulmonar o embolectomia pulmonar.

    Injuria pulmonar indirecta

    ·
    Causas comunes:

    Sepsis.

    Trauma severo no pulmonar con Shock.

    Politransfusión.

    ·
    Causas menos comunes:

    Sobredosis de drogas.

    Pancreatitis aguda.

    By pass cardiopulmonar.

    Cuadro 2 Estrategia ventilatoria con bajos
    VT.

    I-. Parámetros ventilatorios y sus
    ajustes:

    Calcular el peso corporal ideal :

    Hombres: 50 + 0.91 (Talla en cm –
    152.4).

    Mujeres : 45.5 + 0.91 (Talla en cm –
    152.4).

    Modo ventilatorio: Asisto – controlado.

    Volumen corriente inicial: 8 ml x Kg de peso corporal
    ideal.

    Disminuya el VT 1 ml x Kg con
    intervalos £
    2 horas hasta 6 ml x Kg.

    Ajuste la FR para lograr el volumen minuto (No
    más de 35 respiraciones por minuto).

    Ajuste el VT y la FR para alcanzar las metas
    del pH y la presión meseta.

    Ajuste el flujo inspiratorio a las demandas del paciente
    (usualmente > 80 l/ minuto).

    II-. Metas de la oxigenación: PaO2
    entre 55 – 80 mmHg o SpO2 entre 88 – 95
    %.
    Incremente las combinaciones FiO2/PEEP para
    acanzarla:

    FiO2

    0.3

    0.4

    0.4

    0.5

    0.5

    0.6

    0.7

    0.7

    0.7

    0.8

    0.9

    0.9

    0.9

    1

    1

    1

    PEEP

    5

    5

    8

    8

    10

    10

    10

    12

    14

    14

    14

    16

    18

    20

    22

    24

    Si la PaO2 < 55 mmHg o la SpO2
    < 88 % con FiO2 de 1 y PEEP de 24 se suspende los
    limites del VT y de la presión meseta y se
    utilizan niveles de PEEP entre 26 y 34 cm de agua.

    III-. Metas de la presión meseta:
    £ 30 cm
    H2O.

    Monitorice: SpO2, FR, VT y pH (si
    es posible) al menos cada 4 horas y después de cada cambio
    en la PEEP y el VT.

    Si la Presión meseta > 30 cm H2O: Disminuya el
    VT 1 ml x Kg cada 2 – 3 horas hasta 4 ml x Kg.
    Aumente la FR para mantener el volumen minuto.

    Si Presión meseta < 25 cm H2O: Aumente el
    VT hasta 6 ml x Kg. Disminuya la FR para mantener el
    volumen minuto.

    Si Presión meseta < 20 cm H2O: Puede aumentar
    el VT hasta 8 ml x Kg.

    IV-. Metas del pH: 7.30 – 7.45.

    Manejo de la acidosis si pH < 7.30.

    Si pH entre 7.15 – 7.30: aumente la FR hasta 35 o
    hasta que el pH sea > 7.30 o la PaCO2 < 25 mmHg.
    Si el pH permanece por debajo de 7.30 y la PaCO2 es
    < 25 mmHg considere el uso de bicarbonato de sodio.

    Si pH < 7.15: aumente la FR hasta 35 y considere el
    uso de bicarbonato de sodio. Si el pH permanece por debajo de
    7.15 aumente el VT 1 ml x Kg hasta que el pH sea >
    7.15 aunque se excedan los limites de la presión
    meseta.

    Si pH > 7.45: disminuya la FR si es posible (hasta 6
    respiraciones por minuto).

    V-. Metas de la relación I:E: 1:1 a 1:3.
    Ajuste el flujo inspiratorio para lograrlo.

    Si existe asincronía paciente –
    ventilador:

    Aumente la FR y disminuya la I:E o aumente el flujo
    inspiratorio.

    Aumente la sensibilidad de disparo.

    Si es posible en el modo volumétrico use un flujo
    desacelerante.

    Si las medidas anteriores son inefectivas y la
    presión meseta es < 30 cm H2O aumente el
    VT 1 ml x Kg hasta 8 ml x Kg de peso.

    Iniciar la separación del ventilador cuando
    todos los criterios siguientes estén
    presentes:

    FiO2 < 0.4 con PEEP < 8 cm
    H2O.

    Ausencia de bloqueo neuromuscular.

    Tensión arterial sistólica > 90 mmHg
    sin soporte vasopresor.

    Presencia de esfuerzo inspiratorio.

    Cuadro 3. Metodología para la Maniobra de
    Reclutamiento (Recomendada por R.M. Kacmarec y D.R.
    Schwartz)

    Proceder recomendado:

    1.- Garantice la estabilidad
    hemodinámica.

    2.- Prefije la FiO2 en 1 durante 5 – 10
    minutos antes de la maniobra.

    3.- Reclute con 30 cm H2O de CPAP por 30
    – 40 segundos.

    4.- Si no hay respuesta, reclute con 35 cm
    H2O de CPAP por 30 – 40 segundos.

    5.- Si no hay respuesta reclute con 40 cm H2O
    de CPAP por 30 – 40 segundos.

    Métodos experimentales:

    1.- Si aun no hay respuesta: pase a Presión
    Control con una presión de 20 cm H2O , una PEEP
    de 30 cm H2O, una relación I : E de 1 : 1 y una
    FR de 10 por 2 minutos.

    2.- Si no responde aumente la PEEP a 40 cm
    H2O sin modificar el resto de los parámetros
    ventilatorios por igual periodo de tiempo.

    Debe esperar un tiempo de 15 a 20 minutos entre cada
    maniobra.

    Dra. Oneiris Cobas Martín*

    Dr. Eduardo Márquez Capote**

    Dr. Emilio de la Pena Folgar*

    * Especialista de primer grado de Anestesiología
    y Reanimación. Diplomado en Cuidados Intensivos y
    Emergencias.

    ** Especialista de primer grado de Medicina Interna.
    Especialista de Segundo grado de Cuidados Intensivos y
    Emergencias.

    Hospital Provincial "Saturnino Lora".

    Santiago de Cuba

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